Un baile consta de muchas facetas (Privado)

por **Sebastian Dormances** Mar Jun 18, 2013 3:21 pm

No hacia mucho que recien me movia por la casa y anunciaban la llegada de un mensajero con sobre en mano, se trataba de uno de mis mejores amigos en la ciudad, el cual habia tenido una buena semana y queria celebrarlo a lo grande para dar buen espectaculo. Con la carta entre mis dedos y mis ojos posados en cada letra que leia hasta dejarla caer en la mesita junto al sofa pensativo me dirigi hacia las llamas ardientes de la chimenea que se alzaban dando lugar al espeso humo que se podia divisar. Mi mano se poso en el marmol blanquecino que cubria la chimenea. Pensaba en la idea de si ir o quizas enviar una contesta con mi disculpa por no poder asistir. Gire la mirada de soslayo contemplandola sobre la mesilla abierta hasta que mi mayordomo de confianza hizo presencia en la sala y fue como una nota inspirativa. Gire hacia él totalmente erguido y con un mano a la espalda a penas dando dos pasos.-Lorens... Cree oportuno que vaya a ese evento?... sabe bien que no me gusta mucho la muchedumbre y mas cuando se trata de tanta gente.- Seguia mirandolo esperando una respuesta por su parte que no tardo en otorgarmela con ujna ligera inclinacion.- Mi señor, se bien que no os gusta esto tipo de eventos pero es lo correcto con respecto a vuestro amigo que nunca ha dudado en daros una mano amiga cuando lo necesitasteis.- Mi mirada se poso directamente en la carta tomandola entre mis dedos asintiendo. - Gracias por el consejo, por favor pedid que preparen todo para mi partida, en unos minutos estare listo.- El mayordomo se inclino ante mi antes de desaparecer tras las dobles puertas de madera.

Subi escalones lentamente hasta mi habitacion para cambiar mis vestimentas a algo mas elegante, unos pantalones color marfil asi como el chaleco y chaqueta a juego, una camisa blanca como la misma nieve y para cubrir mis hombros una capa de telas finas que llegaban hasta el mismo suelo del mismo color que la camisa. Solo faltaba mi sombrero que guardaba sobre la comoda cerca de mi cama. Una vez preparado justo escuche el toque en la puerta. Y tras de ella el mayordomo avisando de que estaba todo preparado. Tome los guantes blancos antes de salir y fui poniendomelos mientras bajaba las escaleras para salir por los grandes portones que habia en la entrada de mi casa. Entre en el carruaje para que me llevara hasta mi destino, me gustaba mucho ir mirando a medida que avanzaba el camino, todo lo que hubiera por alli era bien visible antes de encerrarme entre cuatro paredes con tanta gente.

Llegados hasta el destino baje entrando en lo que era un gran salon donde fui anunciado y mi gran compañero de siempre me tomo como si fuera su presa y no quisiera que me separaran en lo largo de la noche. Espectante de lo que pasaba a mi alrededor no podia evitar perderme un poco en lo que alli mismo ocurria gracias a mi amigo que no paraba de hablar y tenia que prestar atencion a la conversacion que manteniamos sin muchas ganas, mas bien interpretando un papel que no me hacia ninguna gracia. Poco despues mi amigo habia desaparecido de mi lado pero no tardo en volver teniendo de su brazo a una joven dama. Me quede observando lo hermosa que era pero antes que nada debia de saludarla, ligeramente incline mi tronco tomando su mano para besar el dorso.- Sebastian, un placer señorita.-Esboce una pequeña sonrisa mientras me incorporaba. No tardo en volver a desaparecer pero para dejarnos solos a la joven dama y a mi, algo apurado porque no habia estado con mujeres en ese plan y menos sin conocerlas.-Debo pensar que usted no es de por aqui verdad, yo recien llegue a Paris.-

por **Desari Delay** Miér Jun 19, 2013 5:56 am

-¡DESARI! MALEDUCADA JOVEN DEL DIABLO! ¡DESPIERTA!-

Con los gritos de fondo de mi aborrecible padre, me levanté indecisa de la cama, donde yacía dormida. Habíamos sido invitado a la fiesta de un amigo de mi padre, donde mi valeroso y amoroso padre me obligaba a asistir, contra mis deseos, que no eran otros, que seguir dormitando, evadiéndome de él y sus maquiavélicos planes, que tendría reservados para mi. La anterior noche, había trabajado hasta la extenuación de mi cuerpo en una fiesta de sirvienta, ante la atenta mirada de muchos conocidos míos y de la familia, los que cobardes, se mantenían callados, sin importunar a mi padre, al respecto del trato que daba a su propia sangre, a su hija. Pero a él no parecía importunarle nunca los maltratos que me imponía, disfrutaba con ellos, y algunas malas noches, no contento con ultrajarme delante de todos, en privado me hundía en la miseria, al sentirme tan herida y odiada por mi propio padre, uno de los seres, que me dio la vida. Un último grito, me hace darme prisa y acudir, antes de que entre a buscarme y me saque arrastras del lugar y hacia la fiesta – viniendo de él, no me extrañaría, que llegara a esos extremos-.

-Como lleguemos tarde, esta noche hablaremos..- me dijo al verme bajar al fin, con mi nuevo rojo vestido, echo a mano, importado de una costurera Italiana reconocida, y la dorada cabellera, suelta a la espalda, cayendo en suaves bucles, apenas perceptibles. Asentí a sus palabras, cuidándome de ser cauta, y no decir lo que realmente, deseaba decirle, y me encaminé tras él hacia el carruaje, que en la puerta nos esperaba para partir hacia el evento.

El viaje transcurrió en silencio, yo miraba por la ventana, intentando ver algo entre las sombras del exterior, mientras mi padre, taciturno me miraba, con una mirada indescifrable. Le ignoré y seguí con mi atención en el exterior, hasta que al fin, las luces de una grande mansión, nos recibió, alumbrando el camino hacia la entrada, donde dos guardianes, lucían en la entrada, con sus mejores galas. Bajé del carruaje sin ayuda de nadie, saliendo la primera, y sin esperar a mi padre, empecé a andar hacia la entrada, donde ya, muchas otras parejas, entraban, haciendo acto de presencia. -¡Bienvenida señorita Desari!- me saludaron una pareja amiga de mi padre y mi difunta madre, al verme pasar. Les saludé y con una leve inclinación, les dejé, volviendo mi atención a la fiesta, en la que entré, con una sonrisa en mi rostro.

Al entrar, toda la elegancia de la grande mansión, fue rebelada a mis ojos, ante el desparrame de riqueza y decoración, que el joven dueño, había usado y gastado, para tal multitudinario evento. Al principio, decía la invitación, apenas seriamos más que los amigos, y algunas jóvenes damas, pero allí, coqueteando, bailando y hablando, había más invitados de lo que esperaba encontrar en la fiesta. Pronto, me vi custodiada por brazos conocidos, que me llevaron a saludar, a mis amistades, con las que conversé animada o pareciéndolo, ya que hoy, solo quería descansar y un poco de calma. –¡Hay viene!- exclamó una de las jóvenes, refiriéndose a alguien que venia a mi espalda. Me giré y me encontré con el joven dueño de la mansión. Sonreí- Su gracia-me incliné levemente- Mademoiselle Desari- saludó él, tomándome de la mano, besándola en el dorso- Tengo a alguien que necesito presentarle, uno de mis mejores amigos, actualmente reside aquí en París, y quiero integrarlo en la sociedad. Pienso que una joven dama como tu, puede prenderlo y hacer que disfrute de la velada ¿Qué me dices?- preguntó tomándome la mano.

Asentí sonriéndole, mi padre hacia tiempo no le veía, así que por el momento, no temía que pudiera pasar nada extraño, y si ese joven, era una de las mejores amistades del señor de la mansión, ya se cuidaría él de no molestar. Nos despedimos de mis compañías, y cogida a su brazo, me llevó hacia una parte del salón, donde un joven, solo, residía observándolo todo. Le observé y no pude mas que sonrojarme ¿Podría ser uno de los jóvenes mas bellos que había visto? Ya ardía en deseos de conocer su nombre, y descubrir el color de esos ojos, como la profundidad de su mirada. Al llegar junto a él, mirándome se inclinó tras las presentaciones, en una leve reverencia, y besándome el dorso de la mano, se presentó educadamente.

-El placer es mió, señor. Desari Delay, mucho gusto- sonreí mirándole intrigada por él. Estuvimos hablando durante unos minutos de la grande fiesta y de gente que había acudido finalmente, más de la esperada, confesó el joven. Yo asentí, y al poco tiempo, despidiéndose de nosotros para ir a saludar a unos conocidos, nos dejó solos.

- Al contrario señor, soy francesa, en mi sangre por eso corre ascendencia Italiana, quizás pueda ser ese el motivo de vuestra confusión, messier- se denotaba apurado, como si no supiera, bien que decirme. Le sonreí calidamente, aportándole un poco de seguridad- Y de ¿Dónde es, messier Sebastián? Puede ser, que sea realmente mala por reconocer rasgos extranjeros, pero usted me parece de por aquí, si no hubiera dicho que no es de Francia, no lo hubiera imaginado nunca.-

por **Sebastian Dormances** Vie Jun 21, 2013 3:33 pm

Lo mal que me habia parecido a mi ir a al evento del baile que ahora mismo estaba frente a tanta gente aunque agradecia que cada uno estuviera a sus cosas o en si conversaciones sobre dinero, política e incluso sobre sus empleados a ver quien tenia los mejores. Nada mas que trozos de carne como solian verlo ellos y era lo que hacia que la misma sangre que no circulaba por mis venas me hirviera de tla forma como si mi corazón volviera a latir, a veces tener los sentidos tan agudizados podían llegar a ser un gran problema del que pocos somos dueños. No me apetecia meterme en ninguna de las conversaciones que podía debatir durante largo rato sin que nadie tuviera ningún motivo para llevarme la contraria ya que tenia bien desarrollado también el don del dialogo fluido, muy pocas veces lo usaba ya que preferia observar a quienes me rodeaban para saber con quienes personas merecia la pena hablar y quienes no. Lastimosamente siempre acababa aburrido porque no había nadie interesante con quien hacerlo, esperaba que esta vez no fuera como esas otras muchas veces en que aguantaba mas por compromiso que porque me estuviera entreteniendo. Mi mejor amigo no sabia bien hasta donde podía llegar mi limite con las personas y esperaba que no llegara a averiguar.

Carraspee ligeramente ante la dama ya que me había perdido un poco con las conversaciones de los alrededores para saber mas o menos de que iba la cena pero aun no sabia por donde nos encontrábamos.- Pido que me disculpe señorita, supongo que un error asi lo puede tener cualquiera sobretodo cuando se tiene tan hermosa joven delante.- Sonrei ligeramente inclinándome a modo de disculpa mientras mis ojos se posaron en los profundos de ella, parecían dos ventanas abiertas de par en par como si ocultaran algo, un misterio que quería que lo descubriera, no podía evitar sonreir aun mas mientras me aproximaba, demasiado tiempo mis labios isn mostrar una sonrisa que ahora mismo ni me daba cuenta de que lo hacia.- Pues soy Español, recién llegue a Paris por ello aun me pierdo en la ciudad y bueno mi amigo ha sido tan amable de invitarme a esta recepción.- Desaparecio mi sonrisa ya que no estaba muy comodo.- Para seros sincero no me gusta estar con tanta gente, tampoco mucho las fiestas.- Suspire pesadamente esforzándome en dar una pequeña sonrisa.

Con la copa en la mano me incorpore un poco para tomar un pequeño sorbo aunque no era tan dulce como la sangre me aguantaba a mas no poder mientras conversaba con la joven.- Es usted muy hermosa, de seguro ya esta prometida o casada si mal me equivoco.- Anuncie con mi voz aunque no se podía dar por sentado.- Bueno creo que vuelvo a meter la pata donde no me llaman.- una pequeña risa se escapo de mis labios divertido porque estaba metiendo la pata a todo momento. Al alzar la mirada me encontré con la mirada de mi amigo puesta en nosotros y por su gesto me di cuenta de lo que se referia.- Creo que esto ha sido un poco encerrona de nuestro querido amigo en común.- alce la copa en dirección a él como saludándolo.- Me temo que quiere conseguirme alguien con quien entretenerme ya que dice que soy un aburrido y no tengo don de gente.- Confese mientras giraba la mirada de nuevo hacia ella.- Y me temo que sea cierto, después de todo soy lo que soy algo que no se puede cambiar.- Me mordí el labio inferior antes de llevar la copa y tomarme un pequeño sorbo.- Supongo que todos tenemos nuestras características y muchas veces es lo que nos toca tener en frente algo complicado a veces.- Mire hacia las puertas de la terraza que daba al jardín.- Que te parece si pasamos un poco de estos aburridos y tomamos un poco de aire fresco.- Me hacia falta y no solo por ello sino que estaríamos mas comodos dejando atrás tanta gente unida en un solo sitio.

Al salir nos pudimos dar cuenta de como la luna iluminaba todo lo que era el jardín dejando un hermosa iluminación, nos aproximamos hasta el mismo barandal de mármol que seguía a unas escaleras.- Vaya si que hace una bonita noche…- sonreí mirándola de soslayo.- Espero que no pase frio… siempre podemos volver adentro .- Deje la copa sobre el mármol girándome hacia la joven.- Cuenteme sobre usted, que le gusta hacer… o su rutina en si.- Los jarrones de ambos lados nuestros estaban de rosas blancas en la cual tome con mis dedos una inhalando su aroma girando lentamente hasta depositarla frente a su rostro .- Espero que os guste, mas tened cuidado que lo mas hermoso tiene algo con que protegerse.- incline la rosa un poco para que se vieran las espinas que su tallo daba a ver .- Supongo que todo lo hermoso tiene que tener su protección, usted la tendrá seguro…- sonríe apoyándome en el mismo mármol con la parte trasera de mi cuerpo recargándome un poco.

por **Desari Delay** Mar Jun 25, 2013 9:32 pm

El joven se le veía perdido, quizás algo sobrepasado, le observé hasta que finalmente volvió su atención hacia mí, disculpándose por la equivocación, tras confundir mi nacionalidad o su primera impresión sobre mí. Le sonreí sin darle importancia alguna, observando sus movimientos refinados y caballerosos, era un joven de alta alcurnia, de eso me encontraba verdaderamente segura. Sus ojos no dejaron de posarse en los míos, al principio, como si intentara ahondar en ellos, descubrir que ocultaban. Me sonrojé ligeramente al sentir su mirada, y aparte la mirada, dirigiéndome un momento a buscar a mi izquierda, donde el joven amigo de ambos, se encontraba hablando animadamente con unas jóvenes, conocidas mías.

Sonreí al oír su procedencia, siempre había querido ir a España, pero nunca habíamos podido visitarla- España, ¡que bello lugar! Si algún día pudiera – si fuera libre, pensé- iría sin pensar a visitarla. Desde pequeña que encuentro una grata fascinación por su país- Sonreí sinceramente, y reí al oír lo de nuestro amigo- Él nunca cambiará. Le gusta unir a personas en sociedad, en cuando me conoció, también me engaño para que asistiera en una de sus recepciones. En mi caso fue, una cacería... ¡Imaginaos! Fui la única dama en el evento, no me dejaron ni subirme a lomos de un caballo, todo y que llevo desde pequeña montando.- suspiré, ladeando ligeramente la cabeza- así que, conociéndolo, ha tenido suerte, que le invitara a esta recepción y no a otra grande fiesta o reunión- comenté sumamente divertida, tras recordar el accidentado evento en el que asistí.

Decidí no agobiarle más con frases de mi persona, o recuerdos, y le escuche atentamente, negando la cabeza cuando me preguntó por mi estado civil- ¡Me halaga usted, señor!, pero no, ni casada ni prometida, y no se trata de que mi padre lo haya intentado. Solo una vez estuve prometida, pero rompió el compromiso, de eso ya hace unos años- mi indiferente tono, daba muestras de mi completo desacuerdo con ese compromiso, siempre y que, me había hecho grandes ilusiones en huir de mi hogar finalmente, pero como siempre sucedía, no ocurría nada, y todo volvía a ser como era.

-No se preocupe- reí, contagiándome de su pequeña risa, que se le escapó, al equivocarse de nuevo en mí. Tras nuestras risas, noté muchos ojos puestos en nosotros dos, que curiosos nos observaban. Sebastian, también se dio cuenta, ya que por ello, observó a nuestro amigo y levantó la copa, saludándole, desde la lejanía. Sonreí ante sus palabras, asintiendo- Su señoría, me dijo algo así de usted- confesé- Debo confesar, que no esperaba que fuese tan conversador y tan hábil, creo que nuestro amigo no os conoce, aún, bien del todo. Os subestima. - le miré de vuelta y le sonreí- ¡Si todos fuéramos iguales, ya nada tendría sentido…!Y claro! Salgamos, quizás así podamos conversar más detenidamente, sin que nos estén analizando cada movimiento que hagamos- añadí, para encaminarme con él hacia la salida.

Al instante de salir, la hermosura de la noche y del exquisito jardín, cuidado hasta los últimos detalles, nos recibió, encandilantes. Oí su voz y sonreí ligeramente- las noches siempre son bonitas, pero sí, esta noche tiene algo especial, y no os preocupéis, en esta agradable noche, la brisa no es fría- dije, observando la grande luna que se posaba a nuestras cabezas.- Gracias por preocuparos -

Finalmente le miré, dejando de lado la noche y su atractiva estampa- Mis rutinas? No quisiera atormentarle con mi tan corriente vida. A referencia de que me gusta hacer, le diré que pintar y leer, son mis aptitudes más queridas, montar a caballo o simplemente conversar paseando, también se encuentran en mis deleites personales- sonreí, resumiendo mis pasiones. Le miré de soslayo, cuando vi como se acercaba hacia uno de los jarrones de rosas blancas, y tomó una entre sus manos, inhalando su dulce perfume, para luego depositarla frente a mí. Feliz por ese dulce gesto, que mi alma agradeció, ya que tantas atenciones, hacia mucho no recibía, sonreí ligeramente sonrojada, cogiendo la blanca rosa, que me tendía- !Es realmente preciosa...!muchas gracias Sebastian- admiré la rosa, inhalando su dulce y fresco aroma hasta que me habló de que todo lo hermoso tenía que tener su protección. Pero así no siempre era, pensé, dejando a un lado la blanca rosa, para recogerla después.

Me aproximé y me recosté con los brazos en la barandilla, con la mirada perdida en el hermoso jardín que se extendía a mi mirada, mientras pensativa, pensaba en que contestarle. Bien no podía aclamar a los cuatro vientos el maltrato al que mi amoroso padre me sometía, en sus hurañas noches, pero tampoco podía afirmar que era mi protector, ya que eso sería una cruel mentira, y odiaba a los mentirosos. Por lo que opté por no ahondar mucho con el tema- ¿Protector? Me temo que no consigo tantos privilegios, el único que se interesa por mí, es mi propio padre- no pude reprimir el tono seco con el que di énfasis a la última palabra que salió de mis labios- y aún así, creo que simplemente lo hace porque soy sangre de su sangre- añadí, en una sonrisa triste, que por suerte el joven no podía ver, explicando así el porqué de mi tono hostil, cuando me refería a mi propio padre. Estaba segura de que alguna vez, su amor fue sincero, pero eso pasó, estaba guardado en el pasado, antes de que muriera madre. Suspiré contemplando el bello jardín, no podía entristecerle la noche al caballero, el que cortésmente se estaba llevando muy bien con mi persona.

Me giré y le miré, aun recostada a su lado-¿y usted no tiene a nadie, señor?- le sonreí, sin dejar de mirarle a sus bellos ojos- No me puedo creer, que no tenga éxito alguno con las mujeres, y menos que no haya habido alguna que no le haya ya echado el lazo a su persona.- comenté alzando una ceja, escéptica por un momento, ante la idea de que cualquier dama que se preciara, dejara escapar a un joven caballero como él. Yo lo haría, sin duda, si mi vida no fuera un altibajo y la viera tan negra, como en el presente la consideraba. No quería cargar a nadie con mis problemas, y menos encontrar un marido, con el que poder alejarme de lo que más me hiere: Mi padre. Todo y así, lo que más deseaba precisamente era eso, escapar lejos de aquí.- Disculpadme por mis preguntas, no es mi intención sonar descortés- mi curiosa mente, junto con mi desvergonzada lengua, muchas veces me hacían malas pasadas, y hablarle a un desconocido, de esa forma, a más de uno le sentiría mal, por ahondar, quizás en su vida privada. Pero él, primero, había ahondado superficialmente en la mía.

por **Sebastian Dormances** Dom Sep 01, 2013 8:00 am

Sonrei ante su inocencia, que no supiera la persona que tenia en frente era un ser de la noche el cual sentía una gran atracción hacia su sangre y escuchaba el bombeo de su corazón logrando que despertara la sed en su interior y cada vez costaba mas en control para mi mismo sobre su dulce aroma y el hecho de estar en un lugar tan publico a pesar de estar un poco apartados. La misma rosa que le lhabia entregado tenia que admitir que no opacaba su bellaza sino todo lo contrario sino, era ella quien opacaba la de la rosa la cual permanecia en sus manos.- Debo de admitir que hasta ahora no me he planteado el hecho de estar con alguien, llamelo destino..- dirigi mi mirada nuevamente hacia ella con una ligera sonrisa en los labios donde ocultaba mis colmillos que deseaban salir. Carraspee un poco quedándome con la mirada perdida en el cielo por un segundo.- Supongo que la vida nos ha puesto algunos obstáculos para saber de lo que somos dignos e incluso de la capacidad de cada uno con respecto a lo que deseamos.- afirme mis pensamientos recordado parte de un pasado que debía ser borrado..

Me aparte ligeramente de la barandilla de mármol ofreciéndole mi mano para avanzar hacia el jardín, bajamos unas pequeña escalinata dejando a nuestros pies un sendero que se extendia por el jardín.- No es que no haya tenido oportunidades pero supongo que no veía el momento justo de que esa persona llegara y no voy a casarme con alguien que no ame..- sonreí a penas negando con la cabeza.- Supongo que a usted deben de tener muchos pretendientes que se mueren por hacerla su mujer en términos de lo que he visto es bastante amable y hermosa no hay duda.- por un momento me mantuve en silencio.- no me mal interprete no me refiero a que solo sea eso, sino que es también una hermosa dama la cual tiene para hablar y comentar varias cosas. No solo por su físico sino lo intelectual que es.- Sonrie aun mas dejando escapar una risa.- mas de una dama de alta cuna desearía ser mas que fuera una pequeña parte de usted, seguro que os tienen una gran envidia.- Mantuve mis manos lo bastante escondidas para cerrar los puños de forma de contención y mi mente en otra parte pero por mas que lo intentaba siempre volvia a fijarse en ella. Que tenia la joven humana que me llamaba tanto y no solo su sangre sino algo diferente de las damas que había conocido.

Cuando gire la vista por un segundo vi que estábamos lo suficientemente lejos como para que nadie nos molestara, le ofreci mi mano guiándola hasta una banca donde tomamos asiento.- Aquí estaremos mas tranquilos ya que parece ser que la vista se esta algo revoltosa y si os soy sincero me estaba sintiendo cada vez mas incomodo.- confese, por un momento mis ojos se oscurecieron dejando el reflejo de la noche en ello.- Se que es algo muy busco de mi parte pero os pido perdón ante de hacer nada, confiad en mi.- susurre suavemente mientras pasaba mi mano deslizándola por su cintura y acercándola a mi propio cuerpo, mis labios se posaron en su cuello besándolo suavemente a penas un beso y poco después fueron mis colmillos quienes hicieron la penetración en su fina piel notando como después de perforar brotaba la sangre que mojaba mis labios entrando hacia mi garganta. Cerre los ojos disfrutando del manjar que manchaba mis labios sin ningún impedimento, sabia controlarme pero mas ansiaba, mi mano se cerraba en torno a la cintura todo había sido muy rápido por ello seguía aun mas afirmándola. Me retire lo justo para no hacerle mas daño. A pesar de retirarme de su cuello limpiando la zona me preocupe por si se encontraba mal.

Tome su mejilla con una de mis manos mirando sus ojos.- Os encontrais bien?.- pregunte susurrante mientras negaba con la cabeza.- Por favor no os asustéis, se que fui muy brusco pero no quise haceros daño, solo tenia sed.- pose mi dedo en sus labios a modo de que no pudiera decir palabra por un segundo.- se bien que teneis que estar asustada es normal pero no voy a haceros nada, me ire si es que asi lo deseáis.- asentí ligeramente con la cabeza mientras retiraba el dedo de sus labios para dejarla hablar sin saber cual seria su reacción por algún casual le había dicho todo antes de tiempo y esperaba que ella misma tuviera cuidado con gritar, sabiendo como estaban las cosas hoy en dia con los cazadores debía de guardarme las espaldas.

por **Desari Delay** Jue Nov 07, 2013 4:13 pm

No podía dejar de sonreírle, no por haber sido educada bajo la estricta ley de que las jóvenes solo debíamos sonreír y mantenernos calladas, en silencio, si no por que había algo en él que me hacia confiar y poder lucirme como quien realmente era, y tras muchos años manteniéndome oculta, agradecía aquella compañía que me otorgaba. Seguí jugueteando con la rosa en mi mano, volviéndome a fijarme en él cuando sus tristes palabras llegaron a mis oídos. Asentí, todo el mundo lo pasaba mal en la vida, otros lo llevaban mejor u otros peor, siempre dependiendo la suerte que tenían en sus vidas. Por un momento me vi tentada por hacer algo para remplazar aquel rostro inexpresivo por una sonrisa, pero su ofrecimiento de bajar a los jardines me tomó antes de que consiguiera urdir alguna buena salida con la cual conseguir mis propósitos y me vi bajando junto a él por una escalinata de piedra hasta el esplendoroso jardín.

- Como me gustaría que mi padre compartiera su misma idea del matrimonio. Mi vida como la de otras muchas jóvenes seria más sencilla y bella. – Sonreí sin querer dar cuenta de mi tristeza y seguí escuchándole. – Cierto es que tengo pretendientes, pero todos son escogidos por padre y yo ni los conozco. El ultimo pretendiente que me dio a conocer era un señor que me triplicaba la edad…- Negué con la cabeza y le miré – No era alguien como usted obviamente – me sonrojé y desvié mi mirada de nuevo al frente, admirando los jardines – Me horroricé solo conocerlo…por suerte finalmente ni padre lo encontró adecuado a sus pretensiones personales – Reí junto a él al oírle avalarme – Debo de confesar que ha sido el primer caballero en deparar todas estas cualidades en mi persona. Me siento grandemente agradecida por sus palabras Millord, aún así no concibo la idea de que alguien me tenga envidia. Soy demasiado humilde en ese sentido – Concluí con una dulce sonrisa perdiéndome en los detalles de las fuentes que teníamos enfrente. Parecía que íbamos a seguir el paseo, cuando ofreciéndome la mano, la cual acepté, me llevó hacia una banca donde tomamos asiento.

- Un descanso siempre va bien, cierto? - le sonreí con cierta preocupación en mi mirar – Si se encontraba incomodo podría habérmelo dicho y nos habríamos alejado antes del gentío. - Le aseguré, silenciando mis palabras cuando me acercó hacia él inesperadamente.

Aún me encontraba asimilando sus palabras, cuando sus labios besaron suavemente mi cuello. Sonrojándome, cerré los ojos sin oponer resistencia a sus labios. Tan cerca de él podía sentir su embriagante aroma, su fría piel y su mano que seguía envolviendo mi cintura. Suspiré al sentir exhalar su aliente en mi piel y seguidamente jadeé de dolor. Me había perforado el cuello. Mi cuerpo tembló en su agarre, de mis labios se escaparon suaves jadeos al sentir como succionaba cada gota de sangre que dejaba mi cuerpo. Tras el dolor inicial, me asusté e intenté debatirme de su abrazo, separarme de él, encontrándome silenciada y arqueada contra él, tras que mi cuerpo se estremeciera, y lentamente a cada segundo que pasaba, el dolor fuera disminuyendo. Nunca me había sentido así, mi corazón latía acelerado, dando pie finalmente a un suspiro que escapó de mis labios. Su mano me llevaba, me acercaba cada vez más a él, hasta que finalmente se retiró, a lo que gemí de dolor nuevamente al sentir el grosor de lo que fuera que me hubiera hincado en el cuello. Me besó la herida y sentí como me limpiaba la zona.

A regañadientes abrí los ojos al sentir una de sus manos en mi mejilla, despejando así mi cabeza. Le miré confundida y asustada, mi cuerpo en sus brazos aún temblaba. Me preguntó como estaba y tomando uno de sus dedos me silenció por unos instantes en lo que me aseguró no hacerme daño.

Cuando retiró su dedo del impedimento de que mis labios soltaran lo primero que se me ocurriese, me quedé en blanco. Solo podía mirarle a los ojos y así lo hice, mientras en mi interior intentaba averiguar como me sentía. ¿Me encontraba bien? Solo sentia un leve mareo soportable por el momento. ¿Miedo? Más que miedo, me encontraba confusa. Todo había sido tan rápido que ahora no lograba discriminar si había sido real o no, aún mi corazón seguía acelerado, y observando el rostro con el que me miraba, debía de haber sucedido. Tomé aire y asentí a sus palabras, acercando mas mi mejilla a su mano en un intento de buscar cierto apoyo, el mareo empezaba a hacerme cierto efecto. – Me encuentro bien – Susurré con cierto temblor en la voz. Mirándole todavía, intentando buscar la verdad a todo lo sucedido, una de mis manos la dirigí a mi cuello, donde había sentido como se me rasgaba la piel tras aquel frío beso. Mi mano al llegar a la zona, al acariciar aquella parte me estremecí al rozar las pequeñas heridas. Si que era cierto entonces, me dije, tapando con la mano aquella sensible zona que más que doler, lo que hacían era sentirme confundida. Fruncí el ceño y lo interrogue con la mirada – Que me habéis hecho? – Conseguí preguntar finalmente, recostándome en la fuerza de su brazo con el que aún me sujetaba de la cintura, tras que mi cuerpo temblara ligeramente y me encontrara siendo asaltada por un leve mareo.

Cerré los ojos al sentirlo mas cerca de mí e intenté despejar mi mente – Solo es un leve mareo, no os preocupéis – me encontré diciendo segura de que en su rostro habría preocupación por mi, aún más de la que había visto anteriormente, cuando me prometía que no me haría daño. La fresca brisa y su fría piel me aliviaban la cabeza de forma que al final terminé placidamente recostada contra él. Suspiré, cuando de lejos oí unas risas las que me hicieron abrir los ojos y tras mirarle a él, miré a la lejanía, de donde dos jóvenes salían de los arbustos abrazados, como dos amantes. El joven le susurraba al oído y la joven doncella sonreía y reía, callándose al vernos. El joven extrañado miró hacia nosotros y también se quedó callado. Ahora seria el momento idóneo de gritar si me encontrara aterrada, de preguntar a los demás si entendían lo que me había sucedido, todo y así volví mi mirada a él y me mantuve callada, había algo en su forma de mirarme, en sus gestos, en el idioma no verbal que me aseguraba encontrarme a salvo con él.

Confiando en él, aún sintiendo un leve escozor en mi cuello, oí las pisadas de la joven pareja que volvían tras sus pasos tras susurrar un “Lo siento” en modo de disculpa por interrumpir lo que ellos pensarían también ser una velada de amantes tras vernos en aquella situación y tan apegados. Dejando esos pensamientos de lado,cerré los ojos nuevamente, encontrando aquel hueco en su hombro en donde poder reposar mi cabeza. – Estoy a salvo verdad? – Pregunté al fin sin poder seguir retrasando las dudas de mi cabeza. – No he entendido nada… ¿sed? Me habéis mordido… ¿Cómo… puede ser? – En mi mente todo se entremezclaba, ideas de demonios de la noche me asaltaban, recordando aquellos cuentos de niños pequeños que la doncella que se encargaba de mi me contaba para que no quisiera salir de noche. Tras soltar mis preguntas, abrí los ojos encontrándome con sus ojos más cerca de lo esperado, consiguiendo que me sonrojara, haciéndome olvidar de que aún me encontraba pegada a él, sin intención alguna de alejarme.

por **Sebastian Dormances** Lun Nov 18, 2013 2:20 pm

Sabia que sus padres, es decir los padres deseaban que sus hijas consiguieran un buen partido, un marido para que seguraran su futuro economico sobre todo y si era tambien darle importancia de la familia o de su poder. Todo se trataba de eso o al menos era lo que habia visto en estos años, poder, dinero, el hablar de la gente... No habia mas cuestiones que las habladas o escritas por la mano de un ser importante para cubrirse las espaldas, siempre los nobles tenian las de ganar en todo los conflictos y entre mas importante era mucho mejor poque quedaba libre la importancia de un solo gesto. Mantenia mi postura ante lo que estaba escuchando una joven como ella prometida con un hombre que podia ser su abuelo. Era imposible no mostrar el asco o mas bien la molestia qu eme habia causado tal noticia. Su padre parecia tratarla como si fuera un ganado de feria esperando el mejor postor para conseguir dinero o algo asi, poco le quedaba para tener en bandeja. Ser carne de despojos humanos que no merecian ni la tierra que pisaban conseguian sacarme demasiado de mi control interior aunque por mas que lo intentaba conseguia controlarme a duras penas, la conversacion se volvia cada vez ... mas peligrosa por el hecho de las injusticias escuchadas.

A pesar de no poder dar credito a lo que mis oidos escuchaban tenia que conformarme con solo ser oyente ya que no podia tomar cartas en el asunto salvo de alguna manera algo brusca o bien por la via politica. No tengo costumbre de meterme en asuntos de familia pero que condenaran un alma joven a yacer junto a un hombre que le podria duplicar la edad conseguia que hasta mi mente llegara a pensar demasiado mal por no decir que hasta le arrancaria la cabeza a su padre. No sabia si algo tan brutal conseguiria que la joven no me acusara o en si se relebara contra mi por el ataque a su padre, no sabia bien la relacion de ambos porque hay hijas que aunque sus padres le hagan lo peor siguen protegiendolos... en parte lo entiendo ya que eran su unica via de escape o en si de mantenimiento para no acabar en las calles como cortesanas. Intente pasar por algo las ideas de mi cabeza para seguir escuchando sus palabras.- Bueno sera porque otros caballeros tienen la ceguera de un velo tupido asi que puede crear la hermosura de vuestro cuerpo, espero que no se ofenda.- alce ligeramente las manos en señal de "rendido" para que viera que no iba a maldad mis palabras.- Pecan mas los que van de prepotencia sin aprender a aprecier lo que la misma naturaleza nos da y tener en cuenta que lo que ve el ojo no vale cuando te quedas ciego, es lo que llena el corazon lo que vale realmente porque es lo que continua para toda la vida.- Eran unas palabras que nunca se me habian olvidado desde que las escuche una vez pronunciar a mi madre...

Siempre habia pensado que habia jovenes de aspecto hermoso y que podian llegar a quitar la respiracion pero podian a llegar a ser tan vacios que ni llenarian la soledad de una casa. Me gustaba bastante el aspecto jovial de la joven porque no solamente tenia aguante y era dura como una roca a pesar de ser tan delicada como una flor. Tenia algo que llamaba demasiado la atencion sobretodo con la mirada tan intensa que poseia. Era como dos caras de una misma moneda llenaba con su explendor muchas cosas que aun faltaba a mucha gente quizas era por eso que son escasas las personas que conseguian esa sensacion de mi. No podia evitar sonreir y hacia demasiado tiempo que lo hacia porque la sabiduria poseida era buena de elogiar al ser tan escaso en las jovenes de hoy en dia. Las cuales solo pensaban en cazar maridos y ver quien tenia mas dinero o su marido mas importante incluso hasta lo guapo que era.- Me causa algo de gracia de que seais tan entera de cerebro y corazon, en cambio las que he visto por desgracia o bueno para mi no lo es porque no tengo la obligacion de tratar con ellas, son tan vacias que no podrian ni entablar a la mitad de lo que usted y yo hemos hablado.- Sonrei aun mas sintiendo la proximidad.

La causa de su cernica habia hecho que perdiera el control la dulzura no solo la poseia ella sino tambien su sangre, me habia descontrolado perdiendo la nociion de mi mismo hasta el punto de llegar a morderla sintiendo el elexir que emana de los dioses aun el sabor en mis labios. La veia debil entre mis brazos debil despues de haber hecho eso, aun no sabia bien que responderle pero mis labios aun manchados de carmin a causa de su sangre dejaba el rastro del delito que habia cometido y aun cuando intentaba explicarme no podia hacerlo. Lami los labios para limpiar todo rastro de la prueba que habia tomado de su sangre tan exquisita. A pesar de haberme dicho que estaba bien no sabia porque me sentia tan culpable que dejaba en mi interior un profundo nudo que se habia crecido bastante. Una mueca se formo en mis labios dejando el tiempo a penas unos segundos para comprobarlo. Sabia que ahora la locura que habia hecho se daria cuenta de que la habia mordido y tomado de ella como el ser que soy... No sabia bien si hablarle o no de lo que yo mismo era o taparlo como mismo habia hecho con vicimtas. Pero por extrño que pareciera aquelal joven que apenas hacia poco tiempo conocia habia conseguido despertar una gran atencion en mi.- Os prometo que estais a salvo... nadie os hara daño .- susurra besando superficialmente donde habia mordido.- Siento mucho mi osadia ...- pose la mano en su mejilla mirando fijamente sus ojos.- Solo espero que no me tengais miedo.- espere una respuesta para saber bien que era lo que podria seguir hacia alguien que la habia mordido.- suspire profundamente volviendo a fijar mi mirada en la suya.- Lo que he hecho no se como explicaros y menos porque pero mi existencia depende de gestos como este, solo que .... en vuestro caso es diferente.- No sabia explicarlo sin que echara a correr o al menos eso pensaba yo.

por **Desari Delay** Vie Nov 29, 2013 4:01 am

Le miré unos largos minutos fijamente, cayendo profundamente bajo el hechizo de sus orbes oscuros. No le veía nada malo en ellos, ninguna señal de alarma con la que deber preocuparme y echar a correr. El brillo de ellos, lucían más que de preocupación y precaución, a la espera de que yo cometiera algún acto desafortunado. ¿Por qué me miraba así? Y por qué debería de cometer alguna imprudencia? Desde un buen principio me había fiado de él. Así que, de qué preocuparse? Me pregunté sintiendo su mano de nuevo en mi mejilla. Suspiré al sentir su fría piel contra la mía y negué con la cabeza apenas perceptiblemente, negando así sus palabras.

– No os tengo miedo... No creo que queráis hacerme nada malo y tampoco…matarme. – dije agregando eso ultimo en un susurro tras acordarme de las habladurías que la gente de parís comentaba. En los últimos meses se habían encontrado más jóvenes muertas que de costumbre en las noches por las calles Parisinas. Aquellos cuerpos, normalmente eran agujereados y destripados cruelmente. Decían que se trataba de algún monstruo o gigantesco animal, mientras que otros afirmaban haber demonios entre nosotros, los que se alimentan de carne y sangre. ¿Qué tan cierto seria aquello? Me pregunté sin apartar la vista de él, frunciendo el ceño confundida y preocupada. ¿Sería él alguien de quien debería de temer? A veces no había que fiarse de las apariencias, pero algo me decía que podía fiarme de aquellos ojos.

Estábamos tan cerca el uno contra el otro, que sentía su aliento muy cerca de mí. Suspiré muy cerca de su piel, sin apartar la mirada ni un segundo. No la podía apartar sinceramente. – Necesito que me digas que pasó. Que soys. He escuchado historias de demonios y seres de la noche, meros cuentos…de gente que devora jóvenes, beben su sangre y luego las dejan en la calle, siendo solo un cascaron vacio. No sé lo que es usted, y si todo eso es cierto, pero si algo sé es que has prometido que nadie ni nada me haría daño, que me encontraba segura… por lo que sea lo que sea, eres bueno. – mencioné llevando uno de mis dedos a sus labios, en donde una gota de color carmesí seguía impregnando su blanca piel. En una caricia, con un dedo la recogí y sin saber demasiado bien por qué, lo acerqué a sus labios, ofreciéndoselo para que recogiera o lamiera la poca sangre que quedaba.

Era curioso. Me acababa de morder, beber de mi sangre y allí estoba yo, sin miedo ofreciéndole mi dedo bañado en aquel licor rojo que me daba la vida, como si el hecho de que recogiera la gota con su lengua, no fuera más que un casto y dulce beso en la mano. Esperando que sus labios recogieran la gota de sangre, me puse a pensar en todo aquello y definitivamente, Sebastián era un hombre de mundo, inteligente, y buena persona, no podía ser un perturbado o algo similar.

Escuchándole tomé con una de mis manos la suya que me sujetaba la mejilla, llevándomela a mis labios, depositando un beso en ella. - Explícame que ocurre por favor. Prometo no ponerme a gritar,ni huir, y no diré nada… – Vida, que como padre siga así pronto terminará matándome, pensé. –Por que bebes sangre? Y porque yo soy diferente…? – le pregunté besando su fría mano de nuevo, viéndole a los ojos fijamente, sonrojándome tanto como pude. – No os puedo tener miedo con esa forma de mirarme…es imposible temeros así.– mencioné con una suave sonrisa, intentando no pensar en que al único que de verdad temía era a mi propio padre.

Inconscientemente volvían a mí los recuerdos del último día que se enfado conmigo, terminando por irrumpir mi sueño con una fusta en mano. Apenas tuve tiempo de despertarme que ya lo tenía encima. Solo llegue a proteger mi piel más sensible de su alcance, exponiendo mi espalda.Al recordar el dolor aquel, bien prefería estar muerta, al menos nadie me haría ya más daño. Sobreponiéndome a los recuerdos de hacia una corta semana, intentando calmarme de forma que Sebastián no se preocupara, volví a insistir con que me contara que sucedía, de aquella forma esperaba distraer mi mente, y centrarme en su cercanía. – Decidme por favor Sebastian.

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Un baile consta de muchas facetas (Privado)

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