AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Nos llevamos una parte y yo... la peor de ellas (Dexter Ravenheart)
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Nos llevamos una parte y yo... la peor de ellas (Dexter Ravenheart)
Los relojes se devuelven,
pero... ¿Y el tiempo perdido?
pero... ¿Y el tiempo perdido?
Hace un año que residía en Inglaterra, un país avanzado pero lleno de lodo y con el olor impregnado en orín. Odiaba ir al centro de la ciudad de Londres, tanto tránsito me cabreaba de verdad, la gente empujando como si nada le importases. Ya había pegado a algún que otro hombre por su normal trato hacia las mujeres, no sabían con quién se metían, de seguro la próxima vez que golpeasen a alguien por querer adelantarles, pedirían perdón al segundo. Como amenaza le aseguré que volvería a por ellos a arrancarles los brazos y romperles las piernas para repetir "perdóneme" hasta que se muriesen desangrados. Admito que en aquella época era bastante receptiva a empezar a una pelea, soy muy fácil de cabrear y por aquel tiempo necestaba que alguien me diese una lección. Es cierto que de eso fue hace un año, pero realmente la necesitaba, empezaba a ser algo insegura hasta para los propios humanos cuando era todo al contrario, tenía que serlo con los no-humanos. Necesitaba que alguien me parase los pies en ese tema, era muy muy irascible.
Desgraciadamente la recibí, recibí un castigo que me redimiría de comportarme con alguien de aquella manera, mantendría mi mal humor un poco más a parte y obtendría algo más de paciencia. ¡Ay! Santa paciencia. Un brujo... sí, mi última misión. Fue aquella en la cual recibí aquella desgracia y aquella advertencia para guiarme por el buen camino pues además comenzaba a ir por sitios que una cazadores no tenía que ir o almenos esos eran mis ideales al principio de comenzar a entrenar junto con mi maestre, mi modelo a seguir y que lo había perdido desde hacía tiempo por enfermedad. ¡Qué tan importente debía de ser morir por enfermedad y no como un cazador... con dignidad, en un combate! ¡Qué injusta era la vida con los que al menos se merecían una muerte segura.
Aquella tarde fría y húmeda típica de Londres, fue mi última día en aquellas tierrra y donde comenzé a redimir mi ira, furia y odio, intentándola esconder como fuese para que no saliese con aquella rapidez y presión. Aquel Brujo se llamaba Dexter, había sido vigilado desde hacía un tiempo en la hermandad de cazadores de Inglaterra. Se creía que manejaba el poder de resucitar a un muerto y eso... no estaba nada permitido, se le dio máximo peligro y su carta de desahuciado llegó a mis manos aquella mañana de otoño, hace casi exáctamente un año.
Recuerdo que me preparé concienzudamente, quería verlo con mis propios ojos, ver que tan malvado podría ser desde un primer momento. Fui como se dice "Hasta los dientes" con los brujos y con los vampiros había que tener bastante cuidado. No se sabía lo que podía hacer más o menos... no sabía lo que ese brujo me marcaría de por siempre, para toda la vida que me quedase por delante.
Entré entonces en su tienda el mismo día que recibí la carta. Cuando abrí la puerta recibí de golpe aquel olor a metal, el sonido del tic tac de todos los relojes que había allí metidos y además una campanita sonó al abrir la puerta del todo, para avisar al dependiente de que había un nuevo cliente esperandole. Fruncí el ceño por un segundo, no estaba mal... quizás en la trastienda no todo sería tan normal como se veía de cara al público. No había nadie en el mostrador, supuse que estaría dentro, en la tras tienda- Querido...- lo llamé elevando algo mi voz, pero no demasiado.
De seguro me devuelves
el tiempo que perdí, cuando
nos volvamos a ver... Te lo aseguro, brujo.
Última edición por Danyra Minnet el Mar Ago 20, 2013 3:37 pm, editado 1 vez
Danyra Minnet- Cazador Clase Media
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Localización : En mi sala de entrenamiento.
Re: Nos llevamos una parte y yo... la peor de ellas (Dexter Ravenheart)
Los relojes jamás caminan hacia atrás...
Aquellos años no fueron la mejor época de mi vida, muchas cosas habían pasado y no puedo decir que yo no hubiera tenido nada que ver en aquellos acontecimientos. Hacía escaso un año desde que mi padre adoptivo había fallecido, y ahora yo era el encargado de atender el taller y de mantener el buen nombre del establecimiento que a él le había costado tanto tiempo y esfuerzo construir. Una carga muy pesada para llevarla sobre mis hombros, aún no estaba listo para su partida. ¿Resucitarlo? No puedo decir que no se me ocurrió esa idea, pero no tarde mucho en descartarla. Mis poderes no hubieran sido suficientes como para regresarlo, además, el hombre había partido de manera natural, yo no tenía derecho en cambiar eso sólo porque no me sentía a gusto con un poco más de responsabilidad. ¿O lo tenía?
Debo admitir que nunca le puse mucha atención al negocio, no iba a las reuniones a las que era convocado como su reemplazo, no hacía propaganda como él lo habría hecho, no cumplía con los encargos que se me pedían, y sí lo hacía, era ya muy tarde; me limitaba a estar dentro del taller construyendo cosas, y a salir al mostrador cuando un cliente entraba a la tienda. Poco a poco el negocio fue perdiendo prestigio y clientela, pero eso no me disgustaba tanto como debería. Tenía más tiempo para estar a solas, y eso significaba que podía practicar mis habilidades sobrenaturales sin que nadie me molestara. Por fin tenía el taller para mí sólo.
Pero conforme iba mejorando y aprendiendo más de mi arte maldito, menos me había concentrado en mantenerlo como un verdadero secreto. Llegué al punto de ahuyentar permanentemente a un par de clientes, cuando al entrar se encontraban cara a cara con una muñeca de trapo tamaño natural, moviéndose por sí sola como si el mismo diablo la hubiera poseído. Por supuesto que sólo hacía mis conjuraciones y rituales en la noche, pero nunca cerraba el local con candado, estaba permanentemente abierto. No me asustaba que entraran a robar, pues además de no tener nada que perder, siempre terminaban corriendo como ratas al ver algún espíritu o títere levantados. Todo esto me divertía en sobremanera, y creo que me dejé ver por personas a las que no debí llamarles la atención.
Nunca he sido un espíritu vengativo, pero siempre hay situaciones que se salen de mi control. He maldecido a más de una persona en un golpe de ira, descontrol, o simplemente porque me sentí con la capacidad y el ánimo de hacerlo. Hay veces que alguien me provoca, o simplemente no me gusta cómo piensa, y entonces hago mi trabajo. Suelo pensar en ello como una lección, un premio en forma de castigo, después de todo no he matado a nadie… a propósito. ¿Quién diría que aquella joven recibiría uno de mis regalos no deseados?
Esa noche me encontraba terminando una de mis creaciones, una muñeca. Estaba confeccionando un pequeño corazón de reloj para colocarlo en su pecho, cuando escuché la campanilla de la puerta sonar. Decidí que ya era algo tarde y no contesté de inmediato, terminé de atornillar el aparato que construía cuando escuché una voz femenina, al parecer llamándome. Fui hacia la puerta del mostrador y la abrí sin tocarla, pero haciendo un ademán para aparentar que lo había hecho –Querida- respondí con una leve sonrisa y me acerqué al mostrador, apoyando mis manos sobre la madera –¿En qué puedo ayudarle, señorita?- dije en tono más formal. Algo en sus ojos me llamó la atención, lo interpreté como una señal de que había tenido un mal día.
... a menos de que yo se los ordene.
Dexter Ravenheart- Hechicero Clase Media
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Re: Nos llevamos una parte y yo... la peor de ellas (Dexter Ravenheart)
Las trampas son para cobardes
pero es mi trabajo...
pero es mi trabajo...
Esperé a que el hombre a por quién había venido saliese, la verdad es que no vino al momento ni contestó tampoco, así que decidí mientras tanto ver los distintos relojes pero no me gustaba nada que me hiciesen esperar. Miré los mostradores llenos de relojes cada uno más hermoso que el otro, pero para mí no había tiempo que separase la noche y el día. El tiempo en mi vida surcaba a su gusto y pasión, no había momento definido y establecido en el que pudiese decidir o llamar momento de descanso, momento de alimentarse, trabajar o mantener por un momento una conversación. No había nada en mi vida que tuviese un orden predefinido y eso hacía que estuvieses preparada para todo. En tensión en todo momento.
No perdí de vista a la puerta del almacén cuo escuché unos pasos. Vigilé cada movimiento, cada pestañeo del varón sin desconcentrarme en ningún momento. Ví como abría aquella puerta y me pareció ver que su pulgar no llegó a tocar la madera del mostrador. Seguí mirando la madera como absorta pensando durante un segundo y subí la mirada fría, sin sentimientos contenidos dentro de ellos y dirigí mis ojos a los suyos escuchando su voz por un segundo- Verá... me recomendaron a un tal señor Ravenheart, mmm... Dexter si no me equivoco. ¿Es usted? - me volví hacia un pequeño bolso duro y sufrido cuero marrón oscuro, saqué de allí un pequeño reloj de bolsillo. En una de las peleas se me rompió y no volvió a funcionar más. Tenía el cristal totalmente desquebrajado y suponía que tendría algo roto por un golpe que recibí en aquella pelea en la cual se me escapó el objetivo tras huir al darme aquel golpe y llevarme a casa una costilla rota y algunos rasguños.
Le enseñé el reloj al varón con cuidado- ¿Cree que podría ayudarme a arreglarlo? Me lo pisaron luego de que se me cayese al suelo. No sé si tendrá algo por dentro roto, solo se ve que tiene el cristal roto completamente. Es un regalo y no podía tirarlo sin más. ¿Tiene arreglo? - Pregunté como si realmente no me preocupase por reloj, parecía que hablama más bien de algo de poco valor y no lo tenía. No valía para nada más que para tirarlo a la basura y comprarme uno nuevo. No tenía afinidad más que por mis armas, nada de amistad, nada de amor a alguien o algo. Nada de sentimientos mientras trabajase y estuviese en peligro de muerte.
Una pobre muchacha
se quedó sin reloj.
¿Le ayudaría?
se quedó sin reloj.
¿Le ayudaría?
Danyra Minnet- Cazador Clase Media
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Re: Nos llevamos una parte y yo... la peor de ellas (Dexter Ravenheart)
La maquinaria de un reloj es con la que se construye el tiempo
La encontré viendo las cosas en el aparador, su vista parecía detenerse un instante en los de mejor trabajo, pero al mismo tiempo parecía que no eran realmente lo que le interesaba. Cuando volteó a verme su expresión cambió, no había nada extraño o peculiar en su mirada, más que algo que interpreté como un leve cansancio. Sin embargo no estaba completamente seguro de que hubiera venido a verme exactamente por mi trabajo, imaginé que los rumores de que yo era un brujo, que solía hechizar a la gente, y hasta que tenía un pacto con el diablo se habían esparcido rápidamente. Había escuchado a gente en la calle afirmando que mi negocio estaba maldito, otros se atrevían a decir que ya estaba abandonado, habitado sólo por espíritus y demonios. Los pocos clientes que tenía por lo general buscaban al anterior dueño, y no siempre salían con la impresión que esperaban encontrar.
Al escuchar que me habían recomendado con ella se me erizó el cabello, ¿por qué alguien haría algo así? Entendería si buscara a mi padre, como todos los demás, pero no podía comprender por qué me buscaba a mí. Mi mente divagó por un momento pensando en las posibilidades. En el mejor de los casos sería algún cliente satisfecho, alguien quien no hubiera adivinado mi estado sobrenatural, quizás había escuchado mi nombre en la calle, mencionado por alguien que antes hizo lo mismo. O quizás venía a buscarme por mi brujería, no era la primera vez que alguien acudía buscando los secretos del lugar, aunque ninguno antes había llegado conociendo mi nombre, y menos habían salido felices del local… si es que habían salido.
Estaba tan nervioso que me era difícil no mostrarlo, pero fue un gran alivio cuando extrajo aquel reloj roto de su bolso. Escuché lo que me decía y tomé el pequeño reloj con mis manos, aún me temblaban un poco a causa de los nervios -¿Algo roto por dentro, dice?- pregunté mientras lo miraba, el cristal debía ser reemplazado evidentemente. Toqué con un dedo al artefacto y con mis habilidades hice que intentara caminar, se movió un poco, pero estaba atascado, aunque no debía ser nada grave –Sí, tiene una falla interna, pero me parece que no es nada grave- Saqué unos lentes de mi chaqueta y me los coloqué, les había colocado una serie de lupas de aumento para ver mejor. Observé con detenimiento el reloj, el trabajo externo era muy bueno, aunque no comparado con el mecanismo en su interior. La maquinaria era exquisita, no sabía si la joven conocía cuánto podía llegar a valer la pieza. El daño no era muy grave, sin duda podría repararlo –Es un trabajo estupendo el que tiene aquí, señorita- dije con un tono sincero, sin dejar de ver el reloj –Si usted gusta puede dejar la pieza aquí y venir mañana, o puede esperar a que lo repare- Entonces me percaté de que había propuesto el comprometer mi noche, por supuesto que podría hacerlo, pero tendría que utilizar mis habilidades sobrenaturales en menor medida para no revelarme, y significaría posponer el proyecto en el que estaba trabajando. No podía abandonar el trabajo, la maquinaria de ese reloj me llamaba como ninguna otra, y se veía que era bastante antiguo, no podía dejar pasar la oportunidad.
Me quité los lentes y la miré a los ojos, esperando respuesta.
Al escuchar que me habían recomendado con ella se me erizó el cabello, ¿por qué alguien haría algo así? Entendería si buscara a mi padre, como todos los demás, pero no podía comprender por qué me buscaba a mí. Mi mente divagó por un momento pensando en las posibilidades. En el mejor de los casos sería algún cliente satisfecho, alguien quien no hubiera adivinado mi estado sobrenatural, quizás había escuchado mi nombre en la calle, mencionado por alguien que antes hizo lo mismo. O quizás venía a buscarme por mi brujería, no era la primera vez que alguien acudía buscando los secretos del lugar, aunque ninguno antes había llegado conociendo mi nombre, y menos habían salido felices del local… si es que habían salido.
Estaba tan nervioso que me era difícil no mostrarlo, pero fue un gran alivio cuando extrajo aquel reloj roto de su bolso. Escuché lo que me decía y tomé el pequeño reloj con mis manos, aún me temblaban un poco a causa de los nervios -¿Algo roto por dentro, dice?- pregunté mientras lo miraba, el cristal debía ser reemplazado evidentemente. Toqué con un dedo al artefacto y con mis habilidades hice que intentara caminar, se movió un poco, pero estaba atascado, aunque no debía ser nada grave –Sí, tiene una falla interna, pero me parece que no es nada grave- Saqué unos lentes de mi chaqueta y me los coloqué, les había colocado una serie de lupas de aumento para ver mejor. Observé con detenimiento el reloj, el trabajo externo era muy bueno, aunque no comparado con el mecanismo en su interior. La maquinaria era exquisita, no sabía si la joven conocía cuánto podía llegar a valer la pieza. El daño no era muy grave, sin duda podría repararlo –Es un trabajo estupendo el que tiene aquí, señorita- dije con un tono sincero, sin dejar de ver el reloj –Si usted gusta puede dejar la pieza aquí y venir mañana, o puede esperar a que lo repare- Entonces me percaté de que había propuesto el comprometer mi noche, por supuesto que podría hacerlo, pero tendría que utilizar mis habilidades sobrenaturales en menor medida para no revelarme, y significaría posponer el proyecto en el que estaba trabajando. No podía abandonar el trabajo, la maquinaria de ese reloj me llamaba como ninguna otra, y se veía que era bastante antiguo, no podía dejar pasar la oportunidad.
Me quité los lentes y la miré a los ojos, esperando respuesta.
Quizás tu corazón tenga que esperar
Dexter Ravenheart- Hechicero Clase Media
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Re: Nos llevamos una parte y yo... la peor de ellas (Dexter Ravenheart)
El tiempo es tu mejor maestro,
sólo tiene un defecto:
"Te Mata".
Aprovecha tu tiempo.
sólo tiene un defecto:
"Te Mata".
Aprovecha tu tiempo.
Sentía que el joven varón tenía algo de tensión que residía exactamente sobre sus hombros y su cuello, aquellos músculos en tensión siempre se movían de una forma diferente de cuando una persona está tranquila y no tiene nada que ocultar. Al contrario que mi querido relojero, escondía… escondía bastante en aquel simple lugar que su propia padre había construido. En sus tiempos sabía que había tenido una buena fama aquella pequeña relojería.
Mi familia nunca estuvo en alguna especialidad que nos uniese al urbanismo y su rápido crecimiento, provenía de una familia que había sido muy honrada, trabajando la tierra día y noche para que pudiese ir a la escuela, aunque lo dejase por lo que sería mí destino, ser cazadora, luego de años de entrenamiento me convertí en cazadora y a partir de ahí pasó a ser mi forma de vida, mi forma de ver, de pensar, de actuar… Todo ha ido desde entonces entorno a ser cazadora, defender a los humanos… bueno voy a admitir que el asesinar a seres endemoniados me llenaba más que el querer salvar a los humanos, a los de mi especie. Estaba llena de odio hacia ellos, no quería nada que ver con ellos, cuanto más muertos y más sangre de ellos tuviese en mis manos mejor, y si los humanos se veían involucrados no solía hacer mucho si su destino había sido el de morir, moriría y si no que aprendiesen a salvarse el propio pellejo, hay que saber cuidarse uno mismo.
Reí interiormente de ver al brujo nervioso y tenso, me divertía tanto verles sufrir antes de que todo empezase… la verdad que si era capaz de arreglarme el reloj esperaría a que reparase el cacharro. Era cierto que no le tenía mucho valor al medidor de la vida, pero había sido de mi difunto entrenador, él me había enseñado a no sentir nada por nadie ni por nada, pero… sabía y tenía que admitir que en el recóndito fondo de mi corazón, escondido entre muchas cajas llenas de recuerdos, sentimientos y pensamientos se encontraba allí el valor sentimental que tenía por el aparato. Realmente era importante pero todo tiene su fin y al propio reloj se le había acabado su tiempo, pues… Deme otro reloj, total… sirven para lo mismo. Sabía que el reloj era exquisito, era imposible no verlo, al viejito le gustaba mucho medir el tiempo, saber qué hora era en cada momento del día y de la noche, por ello todo dinero en su hermoso reloj era poco.
- Si querido… suena algo suelta con lo agita rápidamente- Respondí a su pregunta aún algo desconcentrada recordando cuando me regaló aquel viejo pero bonito reloj de bolsillo. Estaba pendiente del relojero y de sus manos, no iba a dejar de mirarlo, estaba concentrada en él, pero un pequeño porcentaje de mi mente había decidido tomarse unas vacaciones y abrir la caja exacta para recordar todo aquello en aquel mísero momento. Asentí ante su propio diagnóstico cuando notó que tenía razón, que algo le había pasado. Por un escaso segundo escuché aquel sonido, el ruidillo monótono que hacía ese reloj en especial, cada reloj tenía su sonido el que había escuchado era exactamente el de mi reloj. ¿Era capaz de usar su magia delante de mí cuando estaba en tensión? No sabía realmente porque, no había dicho aún nada y se había sentido como… amenazado ¿Se lo esperaba ya en cualquier momento? No había sido aún atacado según los papeles… quizás había recibido ya alguna advertencia de alguien- Si… lo sé. Es un reloj bastante singular, tanto como su antiguo dueño- Fruncí el ceño, ¿Tan rápido podía cambiarlo? Bueno… podía utilizar su magia, el que lo arreglara no tenía mucho mérito, ninguno- Está bien querido, esperaré aquí a que me arregle o mire por dentro el reloj a ver si tiene rápida cura a su enfermedad- Así podría aprovechar para inspeccionar sin que se diese cuenta mientras estaba arreglando el cacharro en la trastienda.
Hay que tener presente,
que el estar ausente
no anula el recuerdo
ni compra el olvido.
que el estar ausente
no anula el recuerdo
ni compra el olvido.
Danyra Minnet- Cazador Clase Media
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Re: Nos llevamos una parte y yo... la peor de ellas (Dexter Ravenheart)
El tiempo me ha enseñado cosas valiosas.
Una de ellas es que no debemos matarlo.
Una de ellas es que no debemos matarlo.
Al escuchar que la mujer se quedaría sonreí, un tanto forzadamente por el hecho de tener que trabajar frente a ella y no solitariamente como acostumbraba, pero la verdad es que me sentía emocionado de poder trabajar con una pieza tan magnífica como la que tenía en mis manos. Volví a ver el artefacto y levanté la tapa muy lentamente, procurando no causar más daño del que ya de por sí había sufrido. Al ver la maquinaria no pude ocultar mi exaltación. Es cierto que, desde hace un tiempo, mi actividad preferida era la de trabajar con lo sobrenatural, con lo que no está al alcance de las personas comunes, a las cuáles había llegado a considerar como ciegas ante el mundo, pero había crecido en un entorno de máquinas y relojería, y había aprendido a ver a los relojes como simples piezas útiles o decorativas, si no aquellos que medían el bien más preciado para la humanidad: el tiempo. Al ver la maquinaria de aquel guardián del tiempo no pude contener mi emoción –Me hubiera encantado conocer al dueño- susurré, después volteé rápidamente hacia la mujer y fruncí ligeramente el ceño mientras formulaba mi pregunta -¿Hace cuánto dice usted que posee el artefacto?- pregunté finalmente.
Mientras esperaba su respuesta, e inclusive cuando ella ya había comenzado a hablar, se me ocurrió una idea que me pareció fascinante: Un alma dentro de aquella máquina. Los relojes constituyen uno de los mejores receptáculos para guardar almas humanas, tienen movimiento, guardan energía, son de una forma natural redonda u ovalada, poseen una pantalla de cristal, y son en sí mismos una especie de caja. Estaba sumido en mis pensamientos cuando me asaltó una preocupación. ¿Y si, de hecho, este artefacto tenía guardada el alma de su antiguo dueño? Nunca había sido bueno para detectar almas atrapadas si es que no las atrapaba yo, y sé que el conjuro para atrapar el alma en un reloj no es difícil, después de todo fue uno de los primeros rituales mayores que realicé y fue por equivocación… Y lo peor es que tenía sentido. ¿Por qué una joven como ella andaría por estos lugares a esta hora? ¿Y quedarse en la tienda quizás una noche entera? Hasta entonces, mis sospechas acerca de ella únicamente habían aumentado. Pero tenía que estar seguro de quién es que era, y más importante aún, cuáles eran sus verdaderas intenciones. O quizás sólo estaba siendo paranoico.
Puse el reloj cuidadosamente sobre la mesa y abrí una caja que tenía guardada en la parte inferior del escritorio –Quiero mostrarle algo- dije mientras buscaba dentro de la caja. Por fin, extraje un pequeño reloj de bolsillo hecho cobre y se lo entregaba a ella para que lo viera.
Era pesado y se veía algo desgastado, pero era muy diferente a todos los demás. Sobre la tapa del reloj tenía maquinaria muy fina, engranes, resortes y muelles que se estaban moviendo constantemente, formaban una especie de estrella en el centro, la cual cambiaba constantemente el número de sus picos al ritmo de la maquinaria. En la parte trasera del reloj se apreciaban unas alas parecidas a las de los ángeles, construidas con pequeñas y delgadas láminas de bronce que se movían suavemente impulsadas por otro mecanismo. El interior del reloj también era singular, pues no contaba con la capa común que tienen los relojes, aquella tapita de papel en donde están escritos los números, este en cambio, tenía la maquinaria al descubierto. Podía verse un sinnúmero de piezas danzando en el interior del reloj, y podía apreciarse también que el artefacto no sólo marcaba la hora, si no el día, la semana, el mes, el año, y hasta la estación. Pero lo que más inquietaba, eran dos ojos en el centro del aparato, dos ojos que a pesar de estar hechos de cobre, quizás con un poco de cristal, parecían humanos. Completamente humanos. Lo que no podía saberse es que ese aparato guardaba el alma de una joven, una joven que había significado mucho para el relojero.
Miré a la mujer directamente a los ojos –Este trabajo es mío, más no pude conseguir materiales más finos para crearlo, por lo que está hecho de cobre, bronce y latón. Puede revisarlo bien para ver si es que mi trabajo la convence. Yo debo ir por unas piezas que necesito para reparar el suyo, ahora vuelvo-. Y con una sonrisa me dirigí hacia la trastienda para buscar piezas, esperando su reacción ante aquel artefacto. ¿Sería capaz ella de detectar un alma en el reloj? ¿Sería por ello que acudió a mí, y no con cualquier otro relojero? Quería saberlo, aunque no sabía cómo reaccionar una vez que me enterara de la verdad. Fuera cual fuera.
Los guardianes del tiempo están vivos,
justo como tú y yo…
O quizás sólo como tú.
(Lamento la tardanza, es que había estado muy ocupado)
Dexter Ravenheart- Hechicero Clase Media
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