Esto es un Pecado. [Priv. Baby Doll]

por **Mikelangelo Van Dort** Lun Jul 01, 2013 7:16 pm

Hacia tiempo ya, que no me pasaba por estos lugares.. Sin duda el aroma a cuerpos desnudos por doquier se me hacía ahora un poco más fuerte que la primera vez que pisé este lugar...

Y ésta una noche extraña, donde yo estaba satisfecho de muchas maneras posibles, de la sed, de mi música, del leer o escribir... pero no del anhelo de la piel sobre mi piel, de las suaves manos de una mujer, de la belleza desnuda en su esplendor.

Me senté en el bar, observando muchos detalles, como al obrero humano besando el pecho izquierdo de una mujer con un mano, y con la otra sosteniendo el trago. La mujer a ojos cerrados, entregándose a la pasión y al cuerpo con calor, disimuladamente frente al espacio público.
El policía con otra mujer, hundiéndose entre sus cabellos, mientras ésta se compartía también con el compañero.

El novato atraído por una influencia, esa misma que se conoce todos los trucos y maneras, bebiendo al intentar no atragantarse viendo a su "Maestro de Correrías" recorriendo a mano suelta, a disimulo solo para que el novato se de cuenta, el vestido de la fémina.

Asi de humanos, como también otros de mi misma especie a quienes yo reconocía de inmediato, cortejando a la fémina rebelde, díficil de encontrar disimulando el trago y las sonrisas, que solo indicaban aveces el fin del ser humano, y las marcas dificiles de aguantar de dejar en aquellos tan blancos cuerpos, voluptuosos, bañados en aceite para embellecer el roze de pieles.

Todos asi de distintos, y los casados intentando sofocar el pensamiento de encerrarse en una sola mujer para toda su vida.

Y entre éstos me podía considerar yo, el alma libre pero comprometida a una sola. Disimulando el vino, la necesidad y la adicción a esos seres que en verdad solo debería de matar.

Ensimismado en mis pensamientos estaba, cuando vi salir a una mujer entre las cortinas arreglándose un poco las cintas, pasando suavemente y con ligereza de movimientos, su mano para limpiar su presencia. Y empezar de nuevo.

Más la vi y no intenté nada más, pero supo que le vi. Y fue entonces cuando por ser tan obvio se me acercó.

por Baby Doll* Mar Jul 23, 2013 1:58 pm

Nada ha cambiado desde la última vez, los aromas, los deseos perseguidos y alcanzados entre besos de seda. El anhelo creciente de que el sol no rompa la fantasía, y luego la breve locura que embriaga el cuerpo haciéndole creer que eso es posible. Un sueño dentro de un sueño.

La muñequita de porcelana hace tiempo que dejo estos caminos, estas esquinas de las calles de París y las cambió por una caja de piedras brillantes en donde ella es celosamente guardada por el Amo de las Joyas. El amante de esta noche le ha conducido de vuelta a los lugares de sus tempranas andanzas. Otros amantes con menos fortuna que él, lo esperaban para celebrar algo que tuvieron cuidado de nunca decir en voz alta. En un principio. Después de varias caricias de aguardiente en sus gargantas, de intercambio de bromas y risas, confiezan que el último latido de un corazón parece buena excusa para ocultarse entre los barrios pobres donde reposan los sueños multiforma de la gran ciudad. Perderse en la lujuria, dejarse seducir por el olvido.

Hay caras conocidas, caras nuevas y amantes que se confunden entre nuevas arrugas o diferentes ropas. La noche se desvanece rapido, hay pasion y hambre de atencion y promesas de perfume y miel. Un jardín entre llamas nocturnas.

Los amantes se adormecen cuando han alcanzado el fruto de sus fantasías. Yo descanso a un lado de ellos un rato, mis ojos cerrados más no duermo. Es hora de volver y las voces susurran en mi oido cada vez con más premura, apresurándome. Me incorporo a medias. Las sedas lilas y negras de mi vestido son acomodadas por mis manos igual que las aves hacen con su plumaje. Me levanto tomando el dinero y guardandolo entre mis pechos. Una mirada a los muchos espejos que hay alli, un pellizco en las mejillas y... una sonrisa dulce al notar los otros ojos que me observan. Giro sobre mis tacones de ún lila suave a juego con mi vestido y corsé. Me acerco a él, su rostro de algun otro sueño me parece.

-Parece extraviado mon sieur-

mis labios acariciaron las palabras, mis ojos fijos en los otros.

-No parece de por aquí... ¿que sueño persigue esta noche?-

el indice ligero se posa en la comisura del amante.

-Mi nombre es Baby Doll. Si me cuenta su secreto, tal vez pueda ayudarle a realizar su fantasía-

Sonrio. Era hora de volver al joyero... aunque los otros amantes aun estaban allí. ¡En la noche las horas se extravian con tanta facilidad! Tan fácil como los rostros y los viejos conocidos. Y este hombre ante mi, se me hacía familiar por alguna razón aunque no estaba segura del porqué...

por **Mikelangelo Van Dort** Miér Jul 31, 2013 11:52 am

Se presentó ante mi, como la musa dormida entre mis labios, su figura acercándoseme como el mismísimo dulce de miel, añorado entre mi paladar. Ese que tanto me gustaba cuando le tuve por primera vez.

-Vaya, vaya.... entonces no te acordáis de mi...-me levanté hablándole cerca de sus labios suavemente tomándole por la cintura- ...pues claro que no...pero es mejor vivir el presente... -digo casi para mi mismo-...es un placer verle, mademoiselle Baby Doll..siempre ha sido un placer.

No decidí agregar detalles acerca de nuestro primer encuentro en el escenario de un teatro, la memoria humana es tan frágil, que puede llegar a recordar solo las pasiones más fogosas, algo que quizás ella no alcanzó a sentir conmigo la primera vez, más yo si...

Llegué a París en un día de lluvia, y solo me recibieron en la habitación de huéspedes de un bar-burdel, comencé a componer en aquel añejo segundo piso del bar, para aclimatar los pasionales encuentros del mismo lugar. En eso fui contratado, y con el tiempo siempre había pedido más, y más que todo eso, ya que me sentía capaz de dominar el mundo con tan solo una nota en mi querido piano.

Entonces, un día cuando había conseguido una presentación en el teatro.. la conocí a ella...Baby Doll...como olvidarla. La primera mujer después de mi larga abstinencia desde la muerte de mi primera esposa Constance..
Sin duda era un simple novato en esto de las mujeres cuando la conocí, más Baby Doll, me dió la ocasión de poder observarlas, de poder añorarlas de nuevo, de poder sentir que sin ellas, algunas cosas en esta vida perdían el sentido. Es por eso que hoy he estado agradecido de su existencia y de este nuevo encuentro que quizás será tan diferente al primero debido a que mi humanidad se vió forzada a morir, para transformarse y pertenecer al mundo de las bestias.

-¿Qué secretos me permitís poder contaros en esta calma noche?...Hasta cúantos secretos podría llegar a declarar...- alejé levemente mi mano de su cintura, más le invité probar de mi misma copa sentado al bar-

Mantuve mi atención puesta en la humana, rozando levemente mi mano por sobre la suya, y deteniéndome a mirar desde su cuello, para deleitarme con todo lo que seguía después...el femenino hombro al descubierto, el corsé perfectamente de encaje, la blancura de sus senos que provocaban en mi el deseo de rodearlos tras un invisible roce sin tocarle en si como un pequeño campo de fuerza, las piernas perfectamente aceitadas, perfumadas.. como si fuesen sacadas de un modelo de porcelana...

Y entonces subí a observar sus labios, saboreando lentamente y con dulzura el vidrio de mi copa.. y solo atiné a sonreírle descansando mi cabeza en una de mis manos en la mesa.

-...No, femme du plaisir, yo nunca he sido de por aquí.. más que de mi palacio, mis bienes, y mi mujer...- digo suavemente, tomando su mano con rectitud besando en su dorso con cordialidad...

por Baby Doll* Lun Ago 05, 2013 3:13 pm

El amante invita a evocar los recuerdos de sueños pasados con cálida templanza. Ladeo el rostro apreciando sus facciones, cada curva, cada pequeña marca en su gesto. Entiendo ahora por que me acerqué a él en primer lugar aunque conscientemente no lo sabía. Mis dedos acarician su mejilla, es una piel más tersa de la que ellos recuerdan, más pálida y también mis ojos dicen que tiene un tenue resplandor que bien podría ser parte de otra de las fantasías que se evocan en un lugar como este. Viene a mí la imágen del piano, la música susurrando a mis oídos y serpenteando por mi cuello. Es él, el dicípulo de otro sueño más oscuro que se dice ángel.

Tomo la copa que me ofrece y el líquido da un ardiente beso a mis labios. Pregunta sobre los secretos que podría relatar y la curiosidad despierta en mí por una razón que me es desconocida.

-Mikelangelo-

pronunció su nombre en voz alta y entonces estoy segura que es el mismo. -Cuenteme como el musico que viajaba de lugar en lugar a cambiado...
tanto- la última palabra un susurro. De pronto su apariencia se me hace familiar y un estremecimiento me recorre. Un sorbo más a la copa y la devuelvo a la mano de su amo. Él besa la mía y un rubor rojizo colorea mis mejillas. Me escapo fugaz, traviesa, de su agarre para impulsarme con ambas manos para sentarme en el borde de la mesa justo frente a él. Mis pies se posaron a cada lado suyo, en el borde de la silla haciendo resbalar el vestido entre mis piernas abiertas. Asomaron las ligas de las medias y un poco de piel también. Soltó una risita a sus últimas palabras.

-Muchos de los presentes dicen lo mismo que usted y sin embargo

sus ojos me dicen que es la verdad.- Me muerdo el labio bajando la vista un momento. Las miradas se encuentran de nuevo al siguiente segundo, me inclino hacia adelante y la zurda atrapa el borde del cuello de su camisa atrayéndolo hacia mí. -¿Que misteriosa fantasía lo trajo a este lugar si no es el placer? Tal vez ¿una clase diferente de lujuria?- el tono de mi voz es suave con un matiz de curiosidad y otro de complicidad.

-Dígame lo que desea. Gustosa lo conjuraré para usted.-

susurro sobre sus labios. Un beso tierno, una invitación y el enigma de una pregunta guardada celosamente bajo mi piel. Una pregunta que deseaba pasara desapercibida, perdiéndose entre los suspiros que se marchitan al amanecer.

por **Mikelangelo Van Dort** Jue Sep 19, 2013 1:46 pm

¿Un distinto tipo de Lujuria? ...Si tal vez esa era la razón por la cual llegué a parar aquí, otra vez.. dejándome mimar por esa idea...
Su aroma intenso atrayendo mi piel, enloqueciendo de frenesí mis nervios, de sentir cuerpos calientes, era lo que anidaban en mi ser... deseos, y mas deseos de sentir aquellas cálidas pieles en mi interior.
Yo no sé... hace cuánto tiempo que no he tenido el placer de rozar una piel blanca tan cálida.. -pensó mientras acarició su rostro con un dedo-

Este secreto... este secreto no me permitía disfrutar de una pasión humana, que era lo que yo más deseaba poseer, entre mis dedos... -Rocé con suavidad la parte lateral de su pierna derecha, acariciando con la yema de mis dedos, su muslo-
¿Será un pecado para mi naturaleza el desear a tan hermosa criatura como la que tenía frente a mí?... Observé aquel dulce desplante que embriagaba mis miradas, me sentía completamente hipnotizado ante ella.

--- o ---

Pero no era por el deseo de la carne, o por el deseo de la calidez de su sangre... Era un deseo misterioso, algo mucho más ameno, algo más cordial.. no era el retrato de la pronografía de la mujer, era el retrato de mi propia mirada triste, cansada, y retardada de impulsos, agria de sensaciones y pasiones, era la muerte de mi propia muerte, la daga del desamor por la adrenalina, del desamor de lo interesante de cada detalle en este mundo. Mi ser interior ante la melancolía de una pasión desvanecida, endulzada falsamente con un poco de vino tocando en mis labios, mostrándole a una cortesana mi deprimente estado, desvié la mirada de ella desinteresadamente.

Hubo un momento, si un momento... una chispa, que en mi interior me hizo desearla, más se esfumó tan rápido como llegó y ahora solo quedaba el deseo alimenticio de su sangre, el tradicional, y nada más. -La obsevé con detención y exhalé:-

-Perdóname... no debería estar aqui... la verdad es que yo solo he venido a buscar algo de alimento...- agaché la mirada ante ella con masculina frustración y acaricié suavemente su pierna y me levanté del asiento tomando su rostro con mi mano, mirándole con lástima, más no lástima por ella, lástima por mi mismo, de mi embarasoso estado distraído y matapasional.

Si había acabado de matar una pasión que una mujer como ella pudo haber disfrutado, y más ahora, solo me sentía esclavo de mi propio tormento. Quebré mi suave mirada ante ella, desviándola con sufrimiento, sobre aquellos bellos y bien formados senos y los acaricié con mano tímida de niño, luego bajé mi mano por su costado de allí, al igual que de su rostro, mientras iba depositando suavemente un beso sobre sus labios...

-Lamento haberle venido a molestar.... al paracer solo buscaba algo perdido ya en un pasado sumamente lejano...- dije con sinceridad y ya había dejado de tocarle completamente...

Me dispuse a dejar el lugar dándome una vuelta más para mirarle, y mis ojos se tornaron café pálido...

Baby Doll.. su nombre grabado en mi alma, pero borrado con el tiempo, y no era más que una mancha borrada, intentada con esfuerzo....

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