Oscuridad y destino [Wyatt Radway]

Era noche de caza. Solía hacerlo asiduamente, además de tener mis cazas personales también me dedicaba a erradicar el mal que suponían los vampiros para la humanidad, yo, como buen ciudadano humano no podía hacer otra cosa más que mi lavor de acabar con aquella amenaza hacía mi especie, como si de alguna manera me importase. Lo cierto era que no me importaba lo más mínimo, lo hacía por diversión, lo hacía para desinteresarme y lo hacía por venganza, por una sencilla y personal venganza. Ellos mataron a mi familia, yo ahora los mato a ellos, parece normal ¿Verdad? No es necesario dar más explicaciones, esta noche cazaré y deseo cazar a un buen espécimen el cual pueda hacer sufrir antes de atravesar su putrefacto corazón con mi estaca de madera.

En las sombras como siempre, al acecho de mi presa como un animal, esperando el momento oportuno para atraparlo, el mismo arduo ritual de siempre el cual no me canso de hacer una y otra vez pues al final siempre se ve recompensando con muerte, dolor y sufrimiento que son las tres cosas que más placer me producen en esta vida. Es ciego, o eso parece al menos. En un principio no tendría porque entrar en el perfil de vampiro normal, pero estoy convencido de que lo es. No obstante lo comprobaré primero, no voy a matar a una persona humana, que podría hacerlo bien es cierto pero hoy no, hoy no añadiré una nueva victima a mi interminable lista de asesinatos en serie, esta noche soy cazador no asesino.

Estoy preparado para entrar en acción en cualquier momento. El hombre se para al notar mi presencia, eso puede ser un perfecto signo de que él no es un humano normal y corriente, eso o tiene el sentido del oído demasiado desarrollado. No puedo esperar, debo salir de dudas cuanto antes definitivamente. Deslizo la daga de madera sobre la manga de mi gabardina, dejando que esta quede sobre mi mano, me aferro a mi arma y con paso firme y algo acelerado me voy acercando hasta el hombre sin vista. Por su espalda, preparado para entrar en acción en cualquier momento, no es mi intención, solo quiero comprobar si de verdad puedo sentir que estoy ahí, quiero comprobar si puede sentirse en peligro y puede adivinar mis intenciones. No son buenas, nunca lo han sido pero tampoco quiero matarlo así sin más, quiero hacerle sufrir primero, es una bestia y es lo que se merece, esto es solo una mera comprobación.

Mis pasos se aceleran. Estoy a escasos metros de él, observo el bastón que porta por el rabillo de mi ojo, perfectamente puede usarlo como arma así que estaré preparado para cualquier momento que realice. Debajo de mi abrigo como siempre porto mis cuchillos, si es un vampiro estos poca utilidad tendrán pero para defenderme podrían ser perfectos. Aferro mi mano a la estaca de madera, aun más, me quedo quieto en su espalda, esperando su reacción y yo preparado para contraatacar a supuesta bestia en cualquier momento. El juego ha empezado, saldré de dudas en cuestión de segundos.

Debería sentirme mal por intentar dar caza a un vampiro con una deficiencia como era la ceguera. Mamá siempre me enseñó a tener cierto respeto por la gente que sufría de alguna enfermedad o tenía alguna pequeña minusvalía. Aquel hombre la tenía, estaba completamente ciego y se dejaba guiar por aquel bastón que portaba, bueno, eso hacía creer a cualquier transeúnte que pudiese encontrarse con semejante espécimen en aquellas altas horas de la noche. Lo cierto es que debería sentirme mal por hacer lo que estoy apunto de hacer, debería sentirme sucio por atacar a alguien sin vista pero lo cierto es que no siento pena, no siento remordimientos y no siento aquel respeto que mi madre me enseñó hace tantos años atrás. Se puede llamar falta de humanidad, se puede llamar se un monstruo como lo soy, no me importa, él no merece mi piedad, él posiblemente no sea un humano, es otra cosa, es un ser de la noche y todo lo que merecen aquellos seres son muerte y destrucción, no hay más.

Se gira lentamente hacía mi. Retrocedo algunos pasos teniendo la estaca todavía aferrada en mi mano derecha. Supuestamente no puede verla, quizás pueda sentir el peligro pero antes de atravesarle con dicha arma debo asegurarme de que realmente es un ser de la noche, no hay margen para cometer errores, hoy es noche da caza no de asesinato. No respondo de buenas a primeras y empiezo a caminar en círculos alrededor de él, con la estaca en mi mano en todo momento, no hago ruido, solo mis pisadas que cada vez empiezan a fluir con mucha más rapidez de un lado a otro del lugar, intento ver si es capaz de saber en que lugar estoy en cada momento, si es un vampiro lo sabrá perfectamente.  

—Creo que usted ya sabe en que puede ayudarme — Comento esperando una respuesta clara y concisa. Quiero que confiese lo que es, quiero que confiese que es un monstruo de la noche, quiero que confiese sus crímenes, que me cuenta a cuanta gente a arrebatado la sangre para poder alimentarse. Es un monstruo como yo, pero yo soy diferente, oh sí, yo me siento muy diferente al ser que tengo frente a mis narices.

—He venido a liberarle, solo hagame las cosas más fáciles — Con tal advertencia ya debería mostrar su naturaleza — O puedo hacerlo más doloroso para usted y arrancarte esos colmillos que oculta antes de hundir mi estaca en su corazón, usted elige — De no ser un vampiro quedaría completamente sorprendido por tal amenaza, pero yo jugaba con ventaja pues él era ciego y jamás podría reconocer mi rostro. Si en algún momento de verdad descubría que estaba equivocado y era alguien de mi especie le dejaría inconsciente después de un fuerte golpe y me marcharía, jamás me lo volvería a encontrar.

Pero mis instintos rara vez fallan, sé que no es humano, sé que es un vampiro, solo tiene que demostrármelo y estaré encantado de poner fin a su misera vida como buen exterminador de seres de la noche que soy. Yo, siempre tan piadoso como de costumbre.

No suelo equivocarme. Cuando salgo de caza al igual que hago con mis victimas estudio a quien voy a atravesar una estaca esa noche. Suelo seguir la rutina que toma mis victimas, las sigo allá por donde van. Normalmente suelo identificar a los vampiros con facilidad pues su vida se basa prácticamente a la noche, por el día es imposible de verlos y es ahí cuando empiezo a tomar otros aspectos de su carácter en cuenta para determinar si es un ser de la noche o por lo contrario no lo es. Es un largo y exhaustivo trabajo que no se ve del todo recompensado, pero para mi, no hay mejor recompensa que tener la satisfacción de ver a uno de esos cadáveres andantes perder toda su vitalidad y ser reducidos a un montón de cenizas. Esa es mi mayor recompensa y la cual más placer me produce.

La duda me asola por momentos. Su pasividad y su confianza en las palabras que vierte me hace dudar de si realmente es uno de ellos. Sigo caminando de un lado a otro, con el ceño completamente fruncido y con mi mano aferrada a la estaca. Estos son los momentos que más odio, pocos vampiros han intentado ocultar lo que son y simplemente se han lanzado a atacarme pero este no lo hace, parece que esta calmado, quieto, sin emplear movimiento alguno y aquello me desespera aún más, quiero que se revele, quiero que me muestre lo que es. Sé que es uno de ellos, estoy convencido y no voy a marcharme hasta probar que lo es, debo hacerlo, es mi deber, ya se me ha metido entre ceja y ceja y no pararé hasta destruirle.

—Usted sabe perfectamente de lo que hablo — Sé que lo sabe. Por mucho que intente ocultarlo no puede engañar a un mentiroso. Sus trucos son buenos, muy buenos, reconozco que sigo en duda pero voy a salir de ella en breve, no puedo permitirme matar a un ser humano, no esta noche al menos y no de este modo. No es mi estilo, yo sigo un patrón con mis victimas humanas y nunca me he salido de tal patrón es por eso que no hay margen para errores, no los hay ni los habrá nunca, él es un vampiro, no hay que darle más vueltas — Ya no puede esconderse más, ha llegado la hora de que enfrente lo que es, es hora de que enfrente el monstruo que reside en su interior, yo solo he venido a ayudarle — Comento, acercándome de nuevo hasta mi objetivo. Ha llegado la hora de dejar las palabras atrás y empezar los actos.

Agarro mi estaca con la mayor fuerza que puedo y golpeo con esta la cabeza del hombre en más de tres veces. No le dejo tiempo para que me contraataque en ese momento y rápidamente echo a correr hacía el otro lado del callejón, cuando me aseguro que estoy lo suficiente lejos de él desenfundo mi revolver plateado, el cual está cargado de balas de madera para la ocasión. Sigo inmóvil, en la mano derecha la estaca, en la otra el revolver, espero, espero paciente a que venga a atacar, debe hacerlo o por lo contrario terminaré esto de una vez por todas disparando el arma hasta acabar con él.

—¡Vamos! ¡No voy a esperar más! ¡Voy a matarle! ¡Contraataque!

Disparo al aire dos veces para captar su atención y hacerle saber que voy armado con un arma de fuego cargada de balas de madera. Mis gritos resuenan por todo el lugar. Mi mano me tiembla, estoy algo nervioso, enfrentarme a una de estas bestias siempre pone mis nervios de punta. No son como mis victimas, ellos contraatacan y son despiadados como yo, no tienen remordimientos y hacen cualquier cosa para acabar con la amenaza que es un cazador.

Su pasividad en todo aquel asunto me ponía enfermo. No entendía como después de todo no podía contraatacar, no entendía como no mostraba el verdadero ser oscuro que portaba en su interior pues yo ya era consciente de que así era, no se trataba de un simple humano, era una bestia, una bestia de la noche y cada vez lo tenía más claro. Sigue intentando hacerme creer que me equivoco pero yo sé que no es así, sé que no me equivoco y que tarde o temprano voy a conseguir que su bestia interior ataque contra mi o por lo contrario tendría que darle caza sin emoción alguna y es que los combates donde todo es tan fácil me aburre demasiado.

No digo nada. Sigo con el arma alzada y con la estaca preparada para entrar en acción. Tarda poco en recuperarse del golpe propinado por mi parte, fue simplemente para hacerle reaccionar, para que fuese consciente de lo que yo había venido hacer y no iba con ningún farol. Y tiene razón, nunca he tenido paciencia, de hecho soy un ser muy impaciente que no puede esperar a que las cosas ocurran por si solas y desea hacerlas cuanto antes. En este caso deseo acabar con la existencia del vampiro cuanto antes, es mi deber, es mi venganza personal, es mi placer, debo aniquilarlo, debo ser yo, no puede ser otra persona.

—Esa es la faceta vuestra que quiero ver —   Comento, cuando dice que no va a ser tan fácil como imaginaba destruirlo. Sé que no será fácil, casi ninguna destrucción de un ser de la noche suele ser fácil y eso es lo que me gusta, lo que más me excita. Las cosas fáciles son aburridas, siempre he optado por las cosas difíciles, el camino complicado siempre tiene una recompensa mucho más plena y complaciente — Enseñe como se las gastan los seres como usted —Incito a la bestia — ¿Cuantas vidas inocentes ha tomado? ¿Qué más le dará tomar la mía? Adelante, le invito hacerlo, se lo ruego, mateme —  Las risas no dejan de acompañar a mis ultimas palabras cargadas de ironía y de provocación. Siempre se me ha dado de lujo provocar a la gente, soy un provocador nato y espero que está vez haga efecto, tal y como suele hacer en casi todas las ocasiones que hago gala de estos dotes.

Y finalmente parece que va a empezar la acción. Su fuerza es descomunal, muy superior a la moa, eso está claro, los seres de la noche tienen ese tipo de ventajas tan interesantes. Él se acercó hasta mi, posó sus brazos sobre mis hombros y me obligó a descender hasta el suelo quedando completamente de rodillas sobre el asfalto, rendido a sus pies podría decirse. En otro momento hubiese estado molesto, furioso, destrozado pero esta vez no, me había costado bastante provocarle una reacción cono aquella y ahora que empezaba a mostrar su verdadera cara no iba a desperdiciar tal momento. Solo tenía que echar más leña a la llama, solo tenía que provocarle un poco más y entonces sí que podríamos jugar en igualdad de condiciones.  

—Por fin, por fin...—  Alzo la vista desde el suelo con una sonrisa en mi rostro — Ahora solo debe enseñar esos colmillos que esconde, vamos, muestre la bestia que hay en usted, hágalo, lo estoy deseando —  Y con lentitud alzo la estaca, voy a subir un grado más todo el asunto, es necesario hacerlo, no quiero alargar más la charla de lo necesario, al fin y al cabo así es como acabaremos, a golpes y yo siendo vencedor de aquella batalla, debo serlo.

Atravieso con la madera su pierna derecha. Luego con rapidez dirijo la daga hasta su pie, perforando su zapato. Todo aquello ocurre en cuestión de segundos que parecen pasar tan rapido que ni yo mismo sé como he podido trazar aquella táctica en tan poco tiempo. Una vez que quedo libre ruedo por el suelo hacía atrás y es desde allí donde con mi arma de fuego disparo, dirigiendo mis balas hacía él pero haciendo que estas pasen cercanamente a su rostro, he calculado la dirección de las balas de madera, aún no quiero atravesarle con ellas, solo quiero eso;

Asustarle.  

Si en algún momento llegué a tener dudas sobre mi presa estaban apunto de ser resueltas. Es cierto que en un primer momento dudé de si se trataba de un vampiro de verdad, un error de tal grado jamás hubiese sido de agrado. Pero tras atravesar su pierna y alejarme de él comprendí que nunca me equivoqué, mi sexto sentido el cual casi nunca fallaba había vuelto acertar de nuevo, tal y como predije, él era un vampiro.

Sus heridas empezaban a sanar a una velocidad impresionante. Eso acaba de confirmar mi teoría pues ser humano normal y corriente jamás podría hacer tal cosa, al igual que tampoco podría aguantar tal dolor. Siempre me ha parecido algo admirable, les envidaba por tener ciertos poderes como aquellos. ¿Qué hubiese sido de mi si una herida mia pudiese curarse en el tiempo que ellos curan sus propias heridas? Oh sí, hubiese sido un ser inclusive mucho más cruel de lo que ya era pues no temería en ningún momento en salir herido de toda aquella situación. Siempre he sentido algo de admiración por ellos, por los vampiros pero mi odio y mi repugnancia es mayor como para tenerles estima. Asco, asco es todo lo que siento, es todo lo que me producen, no están vivos, son cadáveres andantes, merecen la destrucción.

Y después de eso llegó el momento que tanto estuve esperando. Me mordió, clavó sus colmillos en mi hombre produciendo que apareciese un pequeño chorro de sangre roja, mi sangre, la sangre de una bestia como yo. Me seguía reteniendo y yo solo podía mirarle a los ojos, esta vez ya no habían sonrisas, ya no habían comentarios cargados de sarcasmo, ahora todo lo que sentía por aquel ser que tenía frente mis narices era odio. Era uno más, por muy ciego que estuviese era uno más, uno como los que asesinaron a mi entera familia, uno más que no merecía piedad alguna por mi parte ni por parte de ningún ser humano.  

—Sois como ellos...como todos ellos...— Comento con la voz ahogada — Vosotros matasteis a mi familia, me arrebatasteis la inocencia...me convertisteis en el monstruo que soy, merecéis ser destruidos, sois lo peor que ha podido pasar a este mundo...— Y después de aquello el vampiro se separó un par de metros. Alcé la vista y lo miré, por unos segundos pensé en retirarme, en dejar aquello como una mala experiencia, estaba herido, exhausto y traer aquellos recuerdos sobre mi familia a mi cabeza solo me debilitaba más. Pero no, no podía hacerlo, yo no era débil, yo debía acabar con él, debía erradicar esta maldita especie, debía hacerlo pues así cobraría venganza y me aseguraría que no arrebatarian la inocencia de otro muchacho tal y como hicieron conmigo.

Me puse en pie como pude y me lancé sobre él, haciendo que ambos cayésemos al suelo. Empecé a golpear su cara con mis puños y me di cuenta que aquello no servía de nada, así no se mataba a un ser de la noche pero de alguna forma debía desquitar toda aquella rabia que había en mi interior, ya tendría tiempo de atravesarle con la estaca después  —¡Me robasteis mi infancia! ¡Me robasteis ser un niño feliz con una familia! ¡Por vuestra maldita culpa he vivido una vida de mierda, llena de abusadores y complejos! ¡Soy lo que soy por culpa de vuestra especie! — Mis puños cruzaban su cara de un lado a otro. Sabía lo que me estaba jugando, era consciente que quizás actuar de aquella manera me podría costar la vida pero aquello era lo que ocurría cuando me dejaba llevar por la ira.

Mi lado oscuro se desataba y no había nada que pudiese calmar aquel inmenso y oscuro dolor.

La venganza siempre ha movido todo. La venganza es un arma adicional que puede estimular a un ser humano como lo que más. Muchas guerras en un pasado se han llevado a cabo por venganza, muchos asesinatos se han llevado por venganza y muchas atrocidades se han llevado a cabo por una simple venganza. Venganza era lo que me hacía levantarme todos los días con un propósito en esta vida; destruir a aquellos que me destruyeron a mi como ser humano. Lo veía factible y justo, ellos me arrebataron a familia y por lo cual mi humanidad ¿Que menos podía hacer yo? No, ellos merecían también ser completamente destruidos. Todos esos asesinatos, todas esas cazas, todos esos engaños siempre han llevado la dichosa palabra venganza detrás de todo. Me he criado con esa palabra marcada en mi cabeza y ahí permanecerá, por los restos, al menos hasta que tal venganza sea completada de verdad.  

—¿Comprenderme? Usted no comprenderá nunca nada —  Pregunté, furioso. ¿Como un ser como era él podía comprender lo que yo sentía? Tengo constancia que la mayoría de los señores de la noche han sido convertidos contra su voluntad y tal es el caso que muchas veces deben renunciar a muchas cosas. Deben a renunciar a cosas importantes tales y como yo había hecho. Cuando decidí seguir esta senda oscura de destrucción renuncié a ser una persona normal, renuncié a tener un trabajo fijo, renuncié a tener una esposa con la cual formar una familia, renuncié a tantas cosas que hay aveces que pienso y dudo de si fue lo correcto. Todos tenemos una historia, eso lo tenía claro, incluso ellos, los cadáveres andantes.

Pero lo que más me impactó fue saber que según el vampiro ambos compartíamos los mismos sentimientos. ¿Sería del todo cierto? No estaba seguro...No cabía en mi cabeza de que si tanto él odiaba a su raza no se había quitado ya de en medio pues si alguna vez tenía la desgracia de acabar convertido en algunas de aquellas cosas tenía muy claro que no sería portador de tal maldición. Yo mismo me encontraría con el sol para convertirme en un montón de cenizas. Prefiero mil veces tener la vida de asesino que tengo a ser un ser de la noche —Si experimentas la misma rabia y odio a tu especie...¿Qué haces todavía aquí? ¿A que demonios esperas para quitare de en medio? ¡Eres uno de ellos, maldita sea! — Grité, golpeando con rabia una de las paredes del callejón. De tal rabia fue que me provoqué una pequeña herida en los nudillos.  

—No...ellos...jamás volverán —  Y eso lo tenía asumido. Pero al menos tenía la oportunidad de encontrarme con sus rostros cada vez que iniciaba el ritual de los asesinatos. Era la única oportunidad que tenía para volver a encontrarme con ellos. Y no sabía lo que me pasaba, decía que no era intención suya hacerme más dolor aun, yo quería destruirle, ganar una vez más pero tras aquella ultima charla la duda me asoló más que nunca. No solía temblarle la mano, cuando tenía que dar caza la daba, sin ningún miramiento pero el hecho de que no dejara de preguntarme si él al igual que yo era una victima de los repugnantes vampiros me hacía dudar de mis intenciones de destrucción. Tomó su bastón y yo tomé mi arma, avanzando nuevamente hacía él, apuntando con el arma directamente a su corazón, con el dedo en el gatillo preparado para disparar.  

—Váyase, váyase antes de que me arrepienta de hacer lo contrario. Usted sigue siendo un condenado y me da asco, solo le dejo ir porque quiero que cumpla esa maldita venganza o lo que sea que sigue teniendo en mente...después...después quítese de en medio o le aseguro que seré yo mismo quien lo haga y esa vez no me temblará el pulso —  Le estaba dejando ir, sin más, nunca antes lo había hecho pero siempre había primeras veces para todo — ¡Márchese de una puta vez! —  Grité, no aguantando más tener la tentación de destuirle con solo apretar el gatillo.

Siempre había una primera vez para todo. Hoy estaba dejando marchar a un vampiro, a un ser que odiaba con todas mis fuerzas. ¿Sería esto una debilidad? Posiblemente.