AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Behind your darkness [Wyatt Radway]
2 participantes
Página 1 de 1.
Behind your darkness [Wyatt Radway]
“Este no es muy diferente a los vampiros o a otra criatura que cazas, no tiene humanidad ninguna, mata por matar, así se refleja en sus víctimas. Escoge a ojo, siempre bellas jóvenes, pero no te dejes engañar por su lustrosa piel con la que seduce y asesina, dentro de él, no le queda humanidad ninguna.
Ese detalle, es lo que le hace, un peligroso enemigo y asesino.
Sin humanidad, no siente, más que el placer que matar le comporta.
Ándate con ojo detrás de su sombra, o su oscuridad terminara arrojándote al profundo abismo de su alma”
Uriel Kattagary a Tryssia Demov.
Noche de rastreo.
Qué extraño me resultaba, era como volver a mi juventud, cuando solo rastreaba a las presas o buscaba información y perseguía a los asesinos y criaturas que luego, los de la academia de cazadores, cazaban y aniquilaban. La adrenalina me subía por mi cuerpo, incesante. Siempre cuando me encontraba en plena cacería o en búsqueda de aquella misma, mis sentidos de cazadora se alteraban y se agudizaban. Pero esta vez, era tan diferente… no buscaba a un inmortal, a una criatura de la noche, o eso creíamos yo y Uriel Kattagary, la informadora del caso y quien me había dado lo que me quedaba para poder empezar a rastrear a mi futura presa. Esta vez iba detrás de un asesino en serie, del que muchos cazadores en otros países, le han ido detrás sin encontrarle jamás. Uriel, inquisidora vampira y conocida de un caso en que tuvimos que trabajar juntas, le siguió la pista durante mucho tiempo, siguiendo sus pasos y sus víctimas que solía dejar en callejones oscuros, todos de forma diferente; algunos más violentos, algunos más rápidos, más lentos…pero siempre la misma mano ejecutora. Siguiendo el recorrido de sus huellas, se acercaba a París, y mucho nos temíamos que hubiera llegado ya y se encontrara en nuestra ciudad. No había aún ninguna víctima, pero sería cuestión de tiempo si lo teníamos por nuestras calles. Se encontraría observando y delimitando, así como escogiendo a sus víctimas.
Y mi perfecto plan, era hacerme pasar por una de sus perfectas victimas.
Le gustaban las mujeres hermosas, era un hecho., y si todo fuera bien, me escogería como una posible víctima. Así sería como la abeja, seria tentada con la dulce miel, cayendo en la trampa. O eso esperaba. Para la ocasión pensé en vestirme como la dama de alta cuna, un largo vestido azul cielo caía por mi cuerpo, ajustándose a él, resaltando mi figura, atrayendo las miradas de los jóvenes. Mi dorado cabello, suelto, se desparramaba por mi espalda y hombros, resaltando mis rosados labios y mis azules ojos. Parecía una dama de clase alta, mínimo, lo que nadie esperaría que debajo de aquel vestido llevara todo mi arsenal de cazadora. Mis dagas, cuchillos, una cuerda en caso de llegar a cogerle y otras pequeñas armas escondidas. Iba preparada, y así esperaba atraer la atención del joven.
Había caído la noche ya, en las calles de París. Tras alistarme recorrí las calles oscuras y callejones, solo iluminados por las tabernas abiertas y llenas de gente a estas horas. Parecía una joven perdida, o una incauta jovencita, que deseaba que la asustaran de muerte.
Y así era, solo que quien se asustaría finalmente seria el asesino, al descubrir que su próxima víctima, era un ser como él, alguien que también mataba, pero con la diferencia de que yo solo mataba a criaturas de la noche malvadas y viles, y él era un simple asesino en serie, de cualquier joven que se le cruzara en su camino. Recorrí en silencio las calles, internándome más en la oscuridad, cuando me topé con un grupo de jóvenes, que me observaron lujuriosos. Indiferente a sus miradas, pasé de largo, buscando con la mirada , el prototipo de joven que buscaba, alguien que pudiera entrar a las jóvenes, sin despertar el miedo o desconfianza. ¿Un joven caballeroso? Tenía que ser un joven, del que cualquiera quisiera y no le importara yacer entre sus brazos.Un lobo disfrazado de cordero….
A punto de llegar a la calle donde esperaba poder encontrármelo, ya que era la calle más concurrida por la noche en París, y donde más jóvenes se encontraban, sonreí, tras oír las pisadas del grupo de jóvenes de antes, quienes me perseguían. Reí al aire, eran tan ruidosos que los oía desde donde me encontraba. Sin muchos esfuerzos sirviéndome de mi agilidad y habilidad para desaparecer entre las sombras, me adentré en un callejón oscuro, ideal para despistar a los jóvenes lujuriosos que me seguían, pensando en probar mis carnes, sin mi consentimiento.
-La hemos perdido..¿Tu crees?- se lamentó una voz desde la calle de atrás, de donde me encontraba. Sonreí satisfecha, al oír como asentían maldiciéndose de la rapidez del andar de las jóvenes.
Centrada en los pasos de los jóvenes que se alejaban ,dejándome tranquila, no me di cuenta de la presencia de alguien en ese mismo callejón, hasta que un ruido me alertó. Me giré hacia el ruido, encarando las sombras. Había alguien ahí, sentía su mirada, mis sentidos de cazadora me alertaban de la presencia de otra persona, entre la oscuridad.
De algo estaba completamente segura, no me encontraba sola.
Aleya Dumkorth- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 92
Fecha de inscripción : 04/05/2013
Re: Behind your darkness [Wyatt Radway]
Es de noche, de nuevo. Últimamente me empiezo a preguntar seriamente si la noche es mi reino, si de verdad pertenezco a la noche como los seres oscuros que habitan esta. Vivo más de noche que de día, eso es evidente, acoso a mis presas por la noche, busco los lugares donde dar caza a mis victimas por la noche y prácticamente hago todo cuando la oscuridad reina las calles de la hermosa ciudad de París. ¿Qué me diferencia de los vampiros? Me pregunto. Por unos segundos dudo y no sé que contestarme a mi mismo pues prácticamente soy igual que ellos, monstruos, ellos vampiros y yo humano pero aquella palabra no va acorde totalmente con lo que soy pues también soy un monstruos y mi humanidad se perdió hace muchos años ¿Soy como ellos? Me vuelvo a preguntar y en mi cabeza empieza un pequeño debate interno mientras camino por el callejón oscuro. Sacudo la cabeza rápidamente borrando aquella idea de mi mente, no soy como un vampiro, ellos merecen ser exterminados, ellos son repulsivos, ellos mataron a mi familia, no soy como ellos y jamás lo seré, yo soy mucho más que esos bichos con colmillos.
Llevo un buen rato persiguiendo a una chica. Es joven, hermosa, rubia y con un vestido maravilloso. Le había echado el ojo cuando esta misma noche salí en busca de algo de diversión, en busca de nuevas victimas, en busca de saciar mis instintos los cuales no dejaban de pedir sangre y más sangre, esta noche habría sangre, mucha sangre, de eso me encargaré yo pues hoy más que nunca tengo ganas de sangre. Parece que ella no se ha dado cuenta de mi presencia, casi la perdí de vista cuando un grupo de jóvenes empezaron a seguirla también pero por suerte ella pudo evadirlos y consiguió perderlos de vista. Eso no va a pasar conmigo, claro que no. Llevo haciendo esto por muchos años, desde que tenía prácticamente catorce años y son ya bastantes años de experiencia, sé rastrear, sé seguir una pista y sobretodo sé como atrapar a mis victimas. Ella no iba a escapar de mi, nadie lo hace.
Las oscuras sombras me ocultan. Ella no puede verme, no al menos por ahora, solo lo hará cuando yo lo desee. Continuo siguiendo su rastro hasta que por mala suerte mía me topo con un pequeño charco el cual sin darme cuenta introduzco uno de mis pies alertando con el ruido a la muchacha pues el chapoteo del agua produjo aquel ruido que la hizo girarse de inmediato. Reaccione de inmediato y retrocedo sobre mis pasos, ocultándome de nuevo en las sombras del callejón, evitando que pueda verme. Ella sigue insistiendo con la mirada en mi búsqueda, sabe que estoy aquí, sabe que hay alguien cerca de ella y yo no puedo mantenerme oculto toda la noche, no puedo hacerlo si quiero darle caza. Tendré que improvisar, algo que no suelo hacer pero esta vez era necesario puesto que ella parecía mas avispada de lo que en un primer momento pensé, tendré que acabar con su vida de otro modo diferente.
Tomo uno de los cuchillos de mi abrigo. No es uno de los más grandes, tampoco uno de los más pequeños pero tiene una afilada hoja que hará el uso perfecto en lo que tengo en mente para captar la atención de la muchacha por completo y así arrebatarla su vida. Me produje a mi mismo un corte en la palma de mi mano, haciendo que esta sangrara lo suficiente como para sorprender a la rubia. Dejo que la sangre fluya por mi mano derecha mientras guardo el arma nuevamente en el interior de mi gabardina a la vez que empiezo a dejar mi escondite en las sombras y fingiendo que siento un gran dolor avanzo, encorvado, con la palma de la mano abierta, mostrando mi sangre y rogando ayuda a la mujer.
—Por favor...por favor...ayuda...— Finjo un sollozo y mi voz está entrecortada fingiendo un dolor inexistente pero que es bastante creíble — Había un hombre ahí...me...me ha rajado...ayúdame...por favor...
Dejo caer mi cuerpo sobre la pared del callejon haciendo que mi espalda se deslice por esta y yo acabe sentado en el suelo. Haciendo creer a la muchacha que de verdad aquella herida me estaba haciendo el suficiente daño como para que me ayudase. ¿Caería en la trampa? Esperaba realmente que lo hiciese pues de no hacerlo tendría que actuar con rapideza.
Llevo un buen rato persiguiendo a una chica. Es joven, hermosa, rubia y con un vestido maravilloso. Le había echado el ojo cuando esta misma noche salí en busca de algo de diversión, en busca de nuevas victimas, en busca de saciar mis instintos los cuales no dejaban de pedir sangre y más sangre, esta noche habría sangre, mucha sangre, de eso me encargaré yo pues hoy más que nunca tengo ganas de sangre. Parece que ella no se ha dado cuenta de mi presencia, casi la perdí de vista cuando un grupo de jóvenes empezaron a seguirla también pero por suerte ella pudo evadirlos y consiguió perderlos de vista. Eso no va a pasar conmigo, claro que no. Llevo haciendo esto por muchos años, desde que tenía prácticamente catorce años y son ya bastantes años de experiencia, sé rastrear, sé seguir una pista y sobretodo sé como atrapar a mis victimas. Ella no iba a escapar de mi, nadie lo hace.
Las oscuras sombras me ocultan. Ella no puede verme, no al menos por ahora, solo lo hará cuando yo lo desee. Continuo siguiendo su rastro hasta que por mala suerte mía me topo con un pequeño charco el cual sin darme cuenta introduzco uno de mis pies alertando con el ruido a la muchacha pues el chapoteo del agua produjo aquel ruido que la hizo girarse de inmediato. Reaccione de inmediato y retrocedo sobre mis pasos, ocultándome de nuevo en las sombras del callejón, evitando que pueda verme. Ella sigue insistiendo con la mirada en mi búsqueda, sabe que estoy aquí, sabe que hay alguien cerca de ella y yo no puedo mantenerme oculto toda la noche, no puedo hacerlo si quiero darle caza. Tendré que improvisar, algo que no suelo hacer pero esta vez era necesario puesto que ella parecía mas avispada de lo que en un primer momento pensé, tendré que acabar con su vida de otro modo diferente.
Tomo uno de los cuchillos de mi abrigo. No es uno de los más grandes, tampoco uno de los más pequeños pero tiene una afilada hoja que hará el uso perfecto en lo que tengo en mente para captar la atención de la muchacha por completo y así arrebatarla su vida. Me produje a mi mismo un corte en la palma de mi mano, haciendo que esta sangrara lo suficiente como para sorprender a la rubia. Dejo que la sangre fluya por mi mano derecha mientras guardo el arma nuevamente en el interior de mi gabardina a la vez que empiezo a dejar mi escondite en las sombras y fingiendo que siento un gran dolor avanzo, encorvado, con la palma de la mano abierta, mostrando mi sangre y rogando ayuda a la mujer.
—Por favor...por favor...ayuda...— Finjo un sollozo y mi voz está entrecortada fingiendo un dolor inexistente pero que es bastante creíble — Había un hombre ahí...me...me ha rajado...ayúdame...por favor...
Dejo caer mi cuerpo sobre la pared del callejon haciendo que mi espalda se deslice por esta y yo acabe sentado en el suelo. Haciendo creer a la muchacha que de verdad aquella herida me estaba haciendo el suficiente daño como para que me ayudase. ¿Caería en la trampa? Esperaba realmente que lo hiciese pues de no hacerlo tendría que actuar con rapideza.
Wyatt Radway- Cazador Clase Media
- Mensajes : 49
Fecha de inscripción : 09/07/2013
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Behind your darkness [Wyatt Radway]
Seguí con la mirada pérdida en el oscuro callejón, de donde había oído aquel ruido de chapoteo, podría ser un perro o cualquier otro animal, todo y que el sonido fue grave, si era un animal, debía de ser alguno grande, más parecido a un humano que a otra cosa. -¿Quien hay ahí?- pregunté intentando así descubrir quien se escondía en las sombras de aquel lugar.
Tras un silencio muy extraño que no deparaba nada bueno, decidí adelantarme a las sombras, valiéndome de mis sentidos para descubrir y protegerme en caso de que lo necesitara, andaba tras un asesino en serio, pero aquí fuera, en las noches, había criaturas peores.
Me adelanté unos pasos, cuando de un momento a otro, lentamente se descubrió un joven, que avanzaba encorvado, sujetándose la mano, como si el dolor fuera demasiado grande para él. Le observé extrañada y preocupada, pues mis ojos ya habían caído en el detalle de la sangre que manchaba su ropa, la abundante sangre que caí de su propia mano. El joven tras descubrirse, terminó dejando caer su cuerpo contra la pared del callejón, sentándose en el suelo, tembloroso y sin dejar de soltar alaridos de dolor, pidiéndome ayuda, diciéndome que un hombre le había rajado la mano.
En un primer momento pensé en acercarme y socorrerle, pero había algo en sus explicaciones que no entendía. En ningún momento había oído ni los gritos ni forcejeo alguno y en el caso de que hubiera habido un ataque contra él, sin duda se hubiera escuchado algo y mis sentidos, no me habían alertado de más peligros, que la presencia de aquel joven. Volví la mirada a la oscuridad y luego de vuelta al joven pensativa.
Finalmente decidí socorrerle, alerta en todo caso ante cualquier movimiento del joven. Andaba buscando o no, más bien, quería que me encontrara un asesino en serie muy famoso que podía ser cualquier joven de aspecto normal y apuesto. El asesino podía ser aquel joven o cualquier otro, tenía que andar con los ojos bien abiertos.
Saqué sin que me viera un cuchillo escondido bajo mis faldas en uno de mis muslos, corté tela del vestido, sin importarme lo caro que fuera, ya que para mí antes iba la vida de los inocentes a lo material como eran los vestidos y lujos. – Ya esta, con esto podremos vendarte la herida- dije tras terminar de cortar la tela de los bordes del vestido, y guardarme el cuchillo de nuevo. No supe si había visto el chuchillo o no, lo más seguro es que si pero últimamente la gente llevaba por protección armas inofensivas como aquellas, esperé que no tuviera miedo tras verme con aquel cuchillo. Reí en mi fuero interno pensando en lo que diría la gente si vieran las armas que escondía en aquel ceñido y largo vestido.
Me acerqué con la tela en mano acortando la distancia que nos separaba, arrodillándome ante el joven. Le miré y le sonreí, alzándole la mano esperando que me diera la suya y así poder proceder a vendar la herida. – Estas calles son traicioneras- le sonreí, viéndole por primera vez el rostro a la luz de la luna, sin la oscuridad de antes y reparé en su varonil y apuesto rostro, fruncí el ceño ligeramente, el joven no debía de tener más edad que yo y hasta quizás algunos años menos – La noche y sus callejones de París no es lugar para nosotros, supongo- dije refiriéndome a los jóvenes- y decidme...vistes la cara de tu atacante? Fue por aquí cerca?- pregunté con curiosidad disimulando estar preocupada por él, al tiempo que le cogía la mano y con cuidado le vendaba la misma. No quité la mirada de sus ojos, sonriendo dulcemente, aportándole calidez y seguridad, sin dejar de mantenerme alerta cauta a sus movimientos. Bien podía ser el lobo que buscaba disfrazado de una pequeño y débil corderillo.
-Tendrías que visitar al médico para que te atienda correctamente el corte- le sugerí terminando de vendarle la herida. Debajo del vestido, y en otros tantos lugares sentía el peso de mis armas, persistiendo en mí una sensación de protección, era rápida de movimientos, así que si alguien nos sorprendía reaccionaria al acto, mis instintos nunca me fallaban, y ellos mismos eran los que me alertaban de que algo iba mal.
Tras un silencio muy extraño que no deparaba nada bueno, decidí adelantarme a las sombras, valiéndome de mis sentidos para descubrir y protegerme en caso de que lo necesitara, andaba tras un asesino en serio, pero aquí fuera, en las noches, había criaturas peores.
Me adelanté unos pasos, cuando de un momento a otro, lentamente se descubrió un joven, que avanzaba encorvado, sujetándose la mano, como si el dolor fuera demasiado grande para él. Le observé extrañada y preocupada, pues mis ojos ya habían caído en el detalle de la sangre que manchaba su ropa, la abundante sangre que caí de su propia mano. El joven tras descubrirse, terminó dejando caer su cuerpo contra la pared del callejón, sentándose en el suelo, tembloroso y sin dejar de soltar alaridos de dolor, pidiéndome ayuda, diciéndome que un hombre le había rajado la mano.
En un primer momento pensé en acercarme y socorrerle, pero había algo en sus explicaciones que no entendía. En ningún momento había oído ni los gritos ni forcejeo alguno y en el caso de que hubiera habido un ataque contra él, sin duda se hubiera escuchado algo y mis sentidos, no me habían alertado de más peligros, que la presencia de aquel joven. Volví la mirada a la oscuridad y luego de vuelta al joven pensativa.
Finalmente decidí socorrerle, alerta en todo caso ante cualquier movimiento del joven. Andaba buscando o no, más bien, quería que me encontrara un asesino en serie muy famoso que podía ser cualquier joven de aspecto normal y apuesto. El asesino podía ser aquel joven o cualquier otro, tenía que andar con los ojos bien abiertos.
Saqué sin que me viera un cuchillo escondido bajo mis faldas en uno de mis muslos, corté tela del vestido, sin importarme lo caro que fuera, ya que para mí antes iba la vida de los inocentes a lo material como eran los vestidos y lujos. – Ya esta, con esto podremos vendarte la herida- dije tras terminar de cortar la tela de los bordes del vestido, y guardarme el cuchillo de nuevo. No supe si había visto el chuchillo o no, lo más seguro es que si pero últimamente la gente llevaba por protección armas inofensivas como aquellas, esperé que no tuviera miedo tras verme con aquel cuchillo. Reí en mi fuero interno pensando en lo que diría la gente si vieran las armas que escondía en aquel ceñido y largo vestido.
Me acerqué con la tela en mano acortando la distancia que nos separaba, arrodillándome ante el joven. Le miré y le sonreí, alzándole la mano esperando que me diera la suya y así poder proceder a vendar la herida. – Estas calles son traicioneras- le sonreí, viéndole por primera vez el rostro a la luz de la luna, sin la oscuridad de antes y reparé en su varonil y apuesto rostro, fruncí el ceño ligeramente, el joven no debía de tener más edad que yo y hasta quizás algunos años menos – La noche y sus callejones de París no es lugar para nosotros, supongo- dije refiriéndome a los jóvenes- y decidme...vistes la cara de tu atacante? Fue por aquí cerca?- pregunté con curiosidad disimulando estar preocupada por él, al tiempo que le cogía la mano y con cuidado le vendaba la misma. No quité la mirada de sus ojos, sonriendo dulcemente, aportándole calidez y seguridad, sin dejar de mantenerme alerta cauta a sus movimientos. Bien podía ser el lobo que buscaba disfrazado de una pequeño y débil corderillo.
-Tendrías que visitar al médico para que te atienda correctamente el corte- le sugerí terminando de vendarle la herida. Debajo del vestido, y en otros tantos lugares sentía el peso de mis armas, persistiendo en mí una sensación de protección, era rápida de movimientos, así que si alguien nos sorprendía reaccionaria al acto, mis instintos nunca me fallaban, y ellos mismos eran los que me alertaban de que algo iba mal.
Aleya Dumkorth- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 92
Fecha de inscripción : 04/05/2013
Re: Behind your darkness [Wyatt Radway]
Debe funcionar, estoy seguro de ello. ¿Por qué no iba hacerlo? ¿Quien no se resistiría a ayudar a un joven herido que se presente ante tus ojos?. Mis ojos por momento se desvían hasta mi herida donde la sangre de color rojiza no para de fluir, ese color simplemente me atrae, me atrae demasiado y me produce un placer tan difícil de explicar que solo con el hecho de observarla puedo entender tal placer, me gusta, el rojo es un color bonito y es que a pesar de ser mi propia sangre no me deja de parecer algo digno de admirar. No soy un vampiro, tampoco veo la sangre como algo que beber, simplemente veo ese fluido como algo digno de admirar, como algo que es sinónimo de muerte y la muerte es lo que me gusta más en esta miserable vida.
Ella se acerca hasta mi para socorrerme tal y como había planeado. Veo como toma lo que parece un pequeño cuchillo y corta una de las telas. Vaya, vaya, eso si que no me lo esperaba en ningún momento. Miro de reojo el arma, sin prestarle mucho atención pues no quiero que ella me pille con los ojos sobre el cuchillo. Está armada, esto puede hacer las cosas más difíciles o puede hacerlas más divertidas, una de dos, pronto saldré de dudas. Continuo exagerando el dolor que siento en la mano, incluso puedo hacer como que mis ojos se lleguen a empañar un poco., es fácil, no me cuesta nada llorar cuando tengo que hacerlo, puedo controlar las pocas emociones que tengo y hacer uso de ellas cuando me plazca. Definitivamente no sería la primera vez que me echaba a llorar a una de mis victimas para poder ganarme su plena confianza. Ella venda mi mano y parece que la herida se contiene.
—Gracias — Agradezco por la ayuda ofrecida. Pero realmente de alguna manera le estoy dando las gracias por haber caído en mi trampa — Oh sí, soy nuevo por aquí y todavía no conozco muy bien estas calles, están llenas de rateros. Tendré que tener más cuidado la próxima vez — Intento dibujar una sonrisa en mi rostro. Una sonrisa la cual ya he aprendido a fingir y para nada es una sonrisa natural pero es la única que se hacer, la única que puedo hacer mientras finjo, la muchacha se tendrá que conformar con eso.
—Sí — Afirmo señalando con el dedo de mi mano sin herida — Era joven, como nosotros, de nuestra edad, estaba sucio, muy sucio, seguramente sería un ladrón pero no consiguió robarme nada, no porto nada de valor encima — Miento, tengo mis cuchillos debajo de mi abrigo preparados para ser usados y ahora mismo es lo que más aprecio — Se fue por ahí — Señalo de nuevo el lado oscuro del callejón, donde había permanecido oculto anteriormente — Se fue corriendo, al ver que no tenía nada que hacer conmigo forcejé con él y aquí esta el resultado, quizás debería ser menos héroe la próxima vez — Alzo la palma de mi mano herida sonriendo de vuelta a la muchacha.
Me quedo observando su rostro por unos segundos. Es bella, muy bella, tiene una sonrisa bonita, no voy a negar eso y el cabello rubio es igual que el de mi hermano lo cual no hace más que traerme recuerdos melancólicos que una vez más reprimo en mi interior, me los guardo para mi y solo muestro otra nueva sonrisa ladeada. Me pongo en pie con la ayuda de ella, me dice que debería ir a ver un doctor, asiento de acuerdo con aquello pero creo que mi herida no es para tanto, yo mismo me la curaré si hace falta pero ahora tengo que hacer otra cosa, ni doctores, ni heridas, ni memorias de mi pasado pueden nublar mi juicio en un momento tan crucial como este; voy a asesinarla.
—Por aquí se fue, sigueme — Insisto de nuevo echando a caminar. Ella me sigue, nos adentramos en la oscuridad y espero el momento oportuno que ella este por delante de mi para finalmente actuar. La mujer se da cuenta que más allá de la oscuridad solo hay un muro enorme de un edificio, no hay salida, era imposible que ningún ratero hubiese podido escapar. Pero soy rápido, muy rápido, es por eso que antes de que reaccione la atrapo por la espalda y de un fuerte empujó la empotro con la pared quedando su parte delante completamente pegada a la pared frontal mientras que yo la retengo por la parte de atrás, inmovilizándola.
—¿Sorprendida? — Pregunto. Ya no actúo, la función ha terminado y ya es hora de que sea tal y como soy. Me hago con uno de mis cuchillos favoritos, es pequeño y muy manejable para ser utilizado con rapidez. Poso la hoja de este en la parte derecha de su cuello, acariciando con la afilada punta su blanca piel —¿Sabes que pasaría si te hiciese un pequeño corte en esta parte del cuello? — Pregunto susurrándole al oído para después responder inmediatamente — Te desangrarías en cuestión de minutos, así que compórtate bien y no actúes como una zorra, no quiero matarte tan rápido, simplemente haz lo que te pido y todo irá bien — Se que tiene un cuchillo, al menos en una de sus piernas, quiero que me lo de, eso será lo primero que le pida — Dame el cuchillo con el cual has cortado el trozo de tela, no soy un pervertido ni nada de eso, esa parte donde tu y yo estaremos juntos viene después pero ante todo tengo educación, es por eso que no quiero hurgar por ahí abajo, soy un caballero, así que entrégame el cuchillo, ahora — Le pido por las buenas, no quiero tener que utilizar la violencia bruta, soy más sutil, me gusta hacerlo de otra manera más bonita y no a base de golpes como si de una bestia fuese yo.
La acción está apunto de empezar. Una vez que tenga su arma le daré la primera apuñalada en el estomago, la dejaré caer en el suelo, la violaré tal y como hicieron aquellos vampiros con mi hermana y una vez estuviese completamente satisfecho la degollaría, emulando una vez más el asesino de mi preciada hermanita.
Ella se acerca hasta mi para socorrerme tal y como había planeado. Veo como toma lo que parece un pequeño cuchillo y corta una de las telas. Vaya, vaya, eso si que no me lo esperaba en ningún momento. Miro de reojo el arma, sin prestarle mucho atención pues no quiero que ella me pille con los ojos sobre el cuchillo. Está armada, esto puede hacer las cosas más difíciles o puede hacerlas más divertidas, una de dos, pronto saldré de dudas. Continuo exagerando el dolor que siento en la mano, incluso puedo hacer como que mis ojos se lleguen a empañar un poco., es fácil, no me cuesta nada llorar cuando tengo que hacerlo, puedo controlar las pocas emociones que tengo y hacer uso de ellas cuando me plazca. Definitivamente no sería la primera vez que me echaba a llorar a una de mis victimas para poder ganarme su plena confianza. Ella venda mi mano y parece que la herida se contiene.
—Gracias — Agradezco por la ayuda ofrecida. Pero realmente de alguna manera le estoy dando las gracias por haber caído en mi trampa — Oh sí, soy nuevo por aquí y todavía no conozco muy bien estas calles, están llenas de rateros. Tendré que tener más cuidado la próxima vez — Intento dibujar una sonrisa en mi rostro. Una sonrisa la cual ya he aprendido a fingir y para nada es una sonrisa natural pero es la única que se hacer, la única que puedo hacer mientras finjo, la muchacha se tendrá que conformar con eso.
—Sí — Afirmo señalando con el dedo de mi mano sin herida — Era joven, como nosotros, de nuestra edad, estaba sucio, muy sucio, seguramente sería un ladrón pero no consiguió robarme nada, no porto nada de valor encima — Miento, tengo mis cuchillos debajo de mi abrigo preparados para ser usados y ahora mismo es lo que más aprecio — Se fue por ahí — Señalo de nuevo el lado oscuro del callejón, donde había permanecido oculto anteriormente — Se fue corriendo, al ver que no tenía nada que hacer conmigo forcejé con él y aquí esta el resultado, quizás debería ser menos héroe la próxima vez — Alzo la palma de mi mano herida sonriendo de vuelta a la muchacha.
Me quedo observando su rostro por unos segundos. Es bella, muy bella, tiene una sonrisa bonita, no voy a negar eso y el cabello rubio es igual que el de mi hermano lo cual no hace más que traerme recuerdos melancólicos que una vez más reprimo en mi interior, me los guardo para mi y solo muestro otra nueva sonrisa ladeada. Me pongo en pie con la ayuda de ella, me dice que debería ir a ver un doctor, asiento de acuerdo con aquello pero creo que mi herida no es para tanto, yo mismo me la curaré si hace falta pero ahora tengo que hacer otra cosa, ni doctores, ni heridas, ni memorias de mi pasado pueden nublar mi juicio en un momento tan crucial como este; voy a asesinarla.
—Por aquí se fue, sigueme — Insisto de nuevo echando a caminar. Ella me sigue, nos adentramos en la oscuridad y espero el momento oportuno que ella este por delante de mi para finalmente actuar. La mujer se da cuenta que más allá de la oscuridad solo hay un muro enorme de un edificio, no hay salida, era imposible que ningún ratero hubiese podido escapar. Pero soy rápido, muy rápido, es por eso que antes de que reaccione la atrapo por la espalda y de un fuerte empujó la empotro con la pared quedando su parte delante completamente pegada a la pared frontal mientras que yo la retengo por la parte de atrás, inmovilizándola.
—¿Sorprendida? — Pregunto. Ya no actúo, la función ha terminado y ya es hora de que sea tal y como soy. Me hago con uno de mis cuchillos favoritos, es pequeño y muy manejable para ser utilizado con rapidez. Poso la hoja de este en la parte derecha de su cuello, acariciando con la afilada punta su blanca piel —¿Sabes que pasaría si te hiciese un pequeño corte en esta parte del cuello? — Pregunto susurrándole al oído para después responder inmediatamente — Te desangrarías en cuestión de minutos, así que compórtate bien y no actúes como una zorra, no quiero matarte tan rápido, simplemente haz lo que te pido y todo irá bien — Se que tiene un cuchillo, al menos en una de sus piernas, quiero que me lo de, eso será lo primero que le pida — Dame el cuchillo con el cual has cortado el trozo de tela, no soy un pervertido ni nada de eso, esa parte donde tu y yo estaremos juntos viene después pero ante todo tengo educación, es por eso que no quiero hurgar por ahí abajo, soy un caballero, así que entrégame el cuchillo, ahora — Le pido por las buenas, no quiero tener que utilizar la violencia bruta, soy más sutil, me gusta hacerlo de otra manera más bonita y no a base de golpes como si de una bestia fuese yo.
La acción está apunto de empezar. Una vez que tenga su arma le daré la primera apuñalada en el estomago, la dejaré caer en el suelo, la violaré tal y como hicieron aquellos vampiros con mi hermana y una vez estuviese completamente satisfecho la degollaría, emulando una vez más el asesino de mi preciada hermanita.
Wyatt Radway- Cazador Clase Media
- Mensajes : 49
Fecha de inscripción : 09/07/2013
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Behind your darkness [Wyatt Radway]
Quizás si que se había topado con un ladrón de verdad, ya que el asesino al que cercaba, normalmente sus víctimas eran jóvenes damas ante todo, ya que parecía disfrutar con ellas. Miré hacia la dirección donde decia que se fue el malhechor que le hirió. Volví a mirarle y le sonreí – Si, no es bueno hacerse el héroe a menudo- le sonreí amablemente, dejándome convencer por él. Lentamente le ayudé a levantarse., siguiendo tras de él, cuando me insistia a seguir el rastro del ladrón, suspiré – Ya no debe de estar por aquí, habrá huido- comenté pero seguí siguiéndole, hasta que en un momento dado me adelanté a sus pasos, encontrándome que en la oscuridad, mas allá hay una pared, estábamos en un callejón sin salida…era imposible que el ladrón hubiese huido sin verlo yo antes. Frunzi el ceño confundida, atando cabos, cuando antes de que reaccionara, sentí el joven a mi espalda y de un fuerte golpe me empotró contra la pared, quedandome inmovilizada entre la pared y el cuerpo ajeno.
Ante su voz, tiemblo sintiendo como un cuchillo acaricia la piel de mi cuello, pasando su punta afilada por él. Todo es fingido, no sabe que soy una cazadora, y que muchas veces me he encontrado y peleado con vampiros, con los que comparándolos, él solo era un juego.- ¡Yo te salvé!...que haces?..!Suéltame!...no me gusta esto...-mormuré con voz rota de miedo. Escuché sus palabras, su amenaza y como ordena que le entregue el cuchillo a lo que asiento rápidamente, asustada.
-Deja…déjame cogerlo!- mi voz tiembla, como así todo mi cuerpo aterrorizada ante aquel joven y sus palabras. Aún solo si estoy fingiendo, si fuera una joven normal, esas palabras habrían calado en mí el miedo mas profundo hasta el punto de quedarme sumisa a sus órdenes. Mi cuerpo no deja de temblar de miedo sintiendo el cuchillo aún en mi cuello, hago fuerza con una de las manos para que me suelte y poder así llegar al cuchillo - ...Solo...quiero coger...lo.- balbuceé soltando unas lagrimas, las que llegan hasta mi cuello, empañando el cuchillo. Espero que ceda y confié en mi tembloroso cuerpo, mis lagrimas y mis ruegos, necesito contar con su seguridad de que ya me tiene donde quiere para poder sorprenderle y darle un buen golpe, A mí nadie me amenazaba y menos me violaba. – Por favor…se lo daré...pero no me mate...!no me mate¡- intercedí por mi vida, rogándole por ella, como seguro tantas de sus victimas le han rogado mil y unas veces, por su salvación antes de terminar degolladas por sus cuchillos y sus manos.
Volví a intentar mover el brazo, sintiendo como cede en la fuerza contra él, dejándomelo libre para poder así entregarle el cuchillo. Se lo tenía muy creído y mientras pensaba que plan urdir para sorprenderle, mi mano se dirigió a mi pierna izquierda, de donde me haba visto sacarme aquel pequeño cuchillo. Tanteando los demás cuchillos que escondía allí, cogí el que me había visto, agarrándolo con una mano temblorosa alzándolo de vuelta hacia él con mi mano, para que lo cogiera.– Si se lo doy no me mate...dejad que me vaya...no diré nada, os lo juro por nuestro santo dios...porfavor- balbucé de nuevo, hogandome en lagrimas falsas. En cuanto sentí su mano aventar la mía, para que le entregase el cuchillo, conociendo lo que les hacía a las víctimas, que normalmente iba de reducirlas en el suelo, violarlas y luego degollarlas cogí la decisión de contraatacar y descubrirnos como lo que éramos, dos cazadores no un verdugo y otra más de sus víctimas.
En cuanto sentí como cedía en mi agarre tras observar que le entregaba el cuchillo y empezaba a cedérselo, antes de que su mano me lo quitara hice fuerzas con él, clavándoselo en su mano, sorprendiéndolo. Aprovechando su sorpresa, antes de que su cuchillo fuera directo a cortarme del cuello, a desangrarme, me moví de tal forma, que su cuchillo solo llegó a herirme el hombro al tiempo en que me salía de su agarre golpeándole con una de mis piernas en su costado, intentando desequilibrarlo.
Una vez fuera de la restricción de mi cuerpo tras encontrarme inmovilizada por el joven asesino, me alejé unos pasos mirándole fijamente. Aún no iba a descubrirme, no como cazadora, pero como dama de noble cuna, podría saber defenderme de malhechores o violadores. Iba a probarlo a ver hasta donde llegaría, antes de dar a conocer mi naturaleza y condición.-No soy una jovencita incauta, se bien que si huyo le faltaría nada para volver a arrojarme al suelo y cumplir su amenaza- dije contundente, aún tenía que seguir en mi papel de dama asustada, todo conejo contaba con la rebeldía cuando un gran lobo se les echaba encima para matarlos en sus fauces, por lo que mi cuerpo y respiración seguían temblorosos, la adrenalina corría por mis venas como nunca, iba a provocar al asesino, y una parte de mi se regodeaba en aquello. Yo también me probaría. Fijé mi mirada en el asesino, sujetando el cuchillo que sangraba con la sangre ajena en mi mano fuertemente cogido, preparada para defenderme. Sin mas cuchillos o mis armas, estaba caminando directa al fracaso, solo esperaba que el joven tomara aquella rebeldía como algo excitante y nuevo, y no decidiera terminar conmigo rápidamente, si no, que siguiera con sus planes iniciales, contando ahora con que estaba ante una leona que sacaba sus garras, negándose a morir, a que la sometieran en brazos de la muerte. -¿Qué queréis de mi?...Si es dinero, os puedo dar el oro que queráis, una vivienda, caballos…pedid y os lo daré, pero dejadme marchar…- rogué una última vez,sin dejar de mirar los ojos ajenos. ¿Era él el asesino al que estaba buscando? O solo un joven que también le había dado por cometer sus mismos actos?
Aleya Dumkorth- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 92
Fecha de inscripción : 04/05/2013
Re: Behind your darkness [Wyatt Radway]
Este es mi juego y no voy a perder, nunca lo hago. He jugado miles de veces y nunca me canso de jugarlo una y otra vez, soy como esos niños pequeños que siempre juegan con sus mismos muñecos preferidos una y otra vez y jamás acaban cansados de ellos, son incluso algo más que muñecos, son algo así como sus compañeros. Lo mismo pasa en mi caso, mis armas, mis preciados y amados cuchillos son mis muñecos, aquellos que siempre porto a todos lados y jamás salgo de cacería sin ellos. Son de todos los tamaños, algunos más grandes, otros más anchos, otros mucho más afilados pero todos son lo que son, mis armas para asesinar. Han atravesado incontables personas, han degollado a otras tanto. Son mis muñecos, son mis amigos, casi que tienen vida propia, son mis armas esenciales para ganar este juego, pronto se cubrirán con la sangre de una nueva victima, ella, estoy deseándolo hacerlo.
—No, todavía no me has salvado, lo harás pronto pero todavía no has salvado, no te preocupes que si lo que quieres es salvarme hoy lo harás — Obviamente que lo hará. Una vez que acabe con ella me sentiré realmente aliviado, me sentiré satisfecho al menos hasta dentro de unas semanas donde mi instinto de matar despierte de nuevo. Es algo extraño de explicar, es más bien como una necesidad, como si de comer o beber agua se tratase, es una necesidad adicional que solo yo tengo y es la de matar.
Vuelvo a forcejear con ella. Presiono su mano contra la pared con fuerza, parece que intenta escapar pero no la voy a dejar, ella ahora es mía y lo será hasta que libere su vida. No hay necesidad de ponernos violentos y bruscos si ella cumple todo lo que le digo, al fin y al cabo sé como tratar a una dama y ella parece que es una, no quiero lastimarla más de lo necesario, será solo una puñalada en el estomago y luego un gran corte en su garganta, tampoco es para tanto, si se comporta eso será todo lo que le haga. Bueno, en realidad hay algo más pero eso no entra dentro de la violencia con los cuchillos, si lo acepta ambos llegaríamos a disfrutar con aquella parte que acabo de mencionar, seguro que si.
Le doy algo de espacio para que pueda hacerse con su cuchillo pero aun así estoy alerta. Sigo presionando su cuerpo pero con algo más de movilidad para que pueda hacerse con este, mi cuchillo sigue posado en su cuello mientras juguetea con los mechones rubios de la parte trasera de su caballera. Bonito pelo, además huele bien, muy bien. La muy estúpida sigue rogando, no me gusta eso, no puedo entender como la mayoría de mis victimas son tan estúpidas de seguir rogando una vez que las tengo bajo mi dominio, eso no les servirá de nada, la voy a matar de todas formas y siempre he preferido aquellas y aquellos que aceptan la muerte que les voy a dar, ojala la rubia fuese así y aceptara lo que estaba apunto de ocurrir.
—¿Dios? — Pregunto soltando una carcajada — Lamento decirte que ahora yo soy dios querida, no hay ningún otro dios yo soy el dios que decide si vives o mueres y desde hace ya un buen rato que he decidido que vas a morir, acéptalo, simplemente acéptalo, es lo mejor que puede hacer, te lo aseguro, no saldrás con vida de esta noche, deja de rogar como una puta llorona — Le pido bajando mi mirada hasta su cuchillo. Me lo pasa a mi mano pero antes de que me pudiese hacer con él ella reacciona y me ataca con este sobre mi mano, yo intento atacarle de nuevo pero lo único que puedo conseguir hacerle es un pequeño corte en el hombro.
Rápidamente me aparto, haciéndome a un lado. Ha sido un buen movimiento el de ella, lo reconozco, inesperado por mi parte y rápido, muy rápido. Asiento con la cabeza a lo dicho de que si ella huyese probablemente iria tras ella y acabaría dándole caza aun que fuese en mitad de la calle, me daba igual, era un trabajo ya empezado y nunca me marchaba sin haber terminado del todo, siempre es así
—No quiero nada de eso, solo tienes una cosa la cual deseo con todo mi corazón; tú vida, quiero tú vida y la voy a tomar...
Avanzo hasta ella de nuevo con mi cuchillo alzado, esperando que se rindiese y no pusiese inconveniente alguno, no quiero alargar esto más de lo necesario; ella debe morir, ella va a morir, debe hacerlo.
—No, todavía no me has salvado, lo harás pronto pero todavía no has salvado, no te preocupes que si lo que quieres es salvarme hoy lo harás — Obviamente que lo hará. Una vez que acabe con ella me sentiré realmente aliviado, me sentiré satisfecho al menos hasta dentro de unas semanas donde mi instinto de matar despierte de nuevo. Es algo extraño de explicar, es más bien como una necesidad, como si de comer o beber agua se tratase, es una necesidad adicional que solo yo tengo y es la de matar.
Vuelvo a forcejear con ella. Presiono su mano contra la pared con fuerza, parece que intenta escapar pero no la voy a dejar, ella ahora es mía y lo será hasta que libere su vida. No hay necesidad de ponernos violentos y bruscos si ella cumple todo lo que le digo, al fin y al cabo sé como tratar a una dama y ella parece que es una, no quiero lastimarla más de lo necesario, será solo una puñalada en el estomago y luego un gran corte en su garganta, tampoco es para tanto, si se comporta eso será todo lo que le haga. Bueno, en realidad hay algo más pero eso no entra dentro de la violencia con los cuchillos, si lo acepta ambos llegaríamos a disfrutar con aquella parte que acabo de mencionar, seguro que si.
Le doy algo de espacio para que pueda hacerse con su cuchillo pero aun así estoy alerta. Sigo presionando su cuerpo pero con algo más de movilidad para que pueda hacerse con este, mi cuchillo sigue posado en su cuello mientras juguetea con los mechones rubios de la parte trasera de su caballera. Bonito pelo, además huele bien, muy bien. La muy estúpida sigue rogando, no me gusta eso, no puedo entender como la mayoría de mis victimas son tan estúpidas de seguir rogando una vez que las tengo bajo mi dominio, eso no les servirá de nada, la voy a matar de todas formas y siempre he preferido aquellas y aquellos que aceptan la muerte que les voy a dar, ojala la rubia fuese así y aceptara lo que estaba apunto de ocurrir.
—¿Dios? — Pregunto soltando una carcajada — Lamento decirte que ahora yo soy dios querida, no hay ningún otro dios yo soy el dios que decide si vives o mueres y desde hace ya un buen rato que he decidido que vas a morir, acéptalo, simplemente acéptalo, es lo mejor que puede hacer, te lo aseguro, no saldrás con vida de esta noche, deja de rogar como una puta llorona — Le pido bajando mi mirada hasta su cuchillo. Me lo pasa a mi mano pero antes de que me pudiese hacer con él ella reacciona y me ataca con este sobre mi mano, yo intento atacarle de nuevo pero lo único que puedo conseguir hacerle es un pequeño corte en el hombro.
Rápidamente me aparto, haciéndome a un lado. Ha sido un buen movimiento el de ella, lo reconozco, inesperado por mi parte y rápido, muy rápido. Asiento con la cabeza a lo dicho de que si ella huyese probablemente iria tras ella y acabaría dándole caza aun que fuese en mitad de la calle, me daba igual, era un trabajo ya empezado y nunca me marchaba sin haber terminado del todo, siempre es así
—No quiero nada de eso, solo tienes una cosa la cual deseo con todo mi corazón; tú vida, quiero tú vida y la voy a tomar...
Avanzo hasta ella de nuevo con mi cuchillo alzado, esperando que se rindiese y no pusiese inconveniente alguno, no quiero alargar esto más de lo necesario; ella debe morir, ella va a morir, debe hacerlo.
Wyatt Radway- Cazador Clase Media
- Mensajes : 49
Fecha de inscripción : 09/07/2013
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Behind your darkness [Wyatt Radway]
Tenía que jugar a su juego, y eso quería decir tomarlo por sorpresa, y que mas sorpresa, que sorprenderlo cuando creyera que ya era suyo el juego? Si le tenía que ceder el control, se lo cedería, siempre y cuando tuviera mis armas preparadas por si al final, en vez de aprovecharse de su víctima, como había planeado desde el principio, cogiera y cambiando de idea decidiera terminar con mi vida, de un solo corte en el cuello, yo pudiera salirme antes de terminar mal parada y el filo de su cuchillo en mi cuello.
Tras sus palabras se dirigió hacia mí con el cuchillo alzado. Sonreí para mis adentros, admirando su imagen. Se le veía una seguridad en sus pasos, en la mano, en como sujetaba el cuchillo, que bien parecía que lo hubiese hecho desde siempre. El joven que tenía delante de mi no era ningún principiante en los asesinatos, era un maestro, y cada vez tenia mas la certeza de que era el joven asesino en serie que buscaba a quien deseaba tentar y había caído inconscientemente en la trampa.
Con los ojos abiertos, aún en mi papel de doncella de alta cuna horrorizada, di unos pasos atrás ante su avance y gemí de miedo tras observar el cuchillo alzado. Miré a los lados como buscando una salida a aquella situación, sacando del asesino una sonrisa a la que me contuve de responder con otra sonrisa mía, observando lo incauto que era, de perseguir victimas al azar sin conocerlas, sin conocer lo que realmente eran. Bien podría matar a personas de bajo rango, pero a las de clase alta, aquellas era con las que lo tenía más difícil, ya que sus familias ponían todo el oro del mundo, para que encontraran al asesino de sus más preciadas y queridas hijas. Si pensaba que yo era una de alta cuna, como mi vestido y apariencia, dejaban adivinar, se estaría buscando un buen lío…él jugaba fuerte, visto lo visto.
Le observé avanzar, alzando yo también mi cuchillo, que todo y que poco podía hacer, aún podría tirarlo como una daga directo a la cabeza del joven… ¿Pero qué diversión habría en ello? Ninguna, primero quería ver sus movimientos, sus intenciones y en cuanto se creyera seguro de su ganancia, de que mi vida le pertenecía…arrebatarle esa seguridad con mis armas y mis palabras. ¿Se llegaría a imaginar que la corderita asustada y molesta, sería una cazadora que solo jugaba con él?
Era excitante estar siendo acechada por un joven loco y tan apuesto como aquel. Toda una pena que fuera así de aspecto y le tocara una mente tan retorcida y malvada, pensé con pena, aún así quería probar como era, había matado a miles de vampiros sedientos de sangre, asesinos en massas, malvados y viles torturadores de inocentes almas, pero un humano convirtiéndose en asesino de su propia especie y tan seguido, como si le fuera la vida en cada asesinato que cometía? Este caso era nuevo, y mejor yo, que alguna cazadora que no soportara un poco de dolor.
En cuando lo tuve encima, aposté todas mis cartas y sorprendiéndolo, corrí asustada alejándome de él. No corrí demasiado ya que si no notaria algo extraño. Podía sentir su aliento sobre mí, la amenaza de su cuchillo en mi nuca, la adrenalina bombear mas fuerte mi sangre, mis instintos rogándome que me protegiera, pero aún era temprano, ahora haría mi sumisión maestra y allí se vería que pasaría.
Corriendo, pasé por dos callejones, hasta volver a un callejón abandonado, donde no había más que una leve luz, perfecto lugar para que el asesino se regodeara tras tenerme como quería. Ahora solo faltaba un empujoncito. Corriendo por aquel callejón, sin mirar si quiera por donde pisaba, tropecé y caí de bruces contra el suelo en un sordo golpe.- Ahh- gemí de dolor ante el golpe y sin perder prisa, me di la vuelta quedándome tumbada en el suelo, observando como el asesino ahora más lentamente tras observar que no tenia salida alguna se me acercaba más seguro. En un intento de levantarme, fingiendo haberme hecho daño en una de las piernas en el golpe, me tambaleé volviendo a caerme contra el suelo. En ese gesto, aproveché para sacar de mis fundas una de mis dagas, la que me preparé para cuando fuera menester, cogerla desde mi espalda y tirársela al asesino, esta vez hiriéndole algo más que no solo un corte profundo en la mano, como ya le había hecho. Tumbada en el suelo temblé al ver el asesino finalmente llegando a mí. Le miré triste y asustada, pero por primera vez le dirigí una mirada de aceptación.
-Hoy termina mi vida… es así, ¿no? – le pregunté reculando mis piernas hacia mí, hasta quedar sentada en el suelo ante la mirada del joven- Ya nadie puede salvarme…-murmuré en un tono bajo. Desvié la mirada hacia mi cuchillo, y haciendo un acto de fe en mi misma, y en el conocimiento de que el joven, una vez me viera que me rendía a él, primero disfrutaría de mi cuerpo o jugaría conmigo, antes de matarme, dejé caer el cuchillo de mi mano. Sentía mis dagas en mi espalda, en un sitio estratégico donde estaban ocultas pero eran fáciles de sacar para mí en caso de necesidad, si no fuera por ellas, la sensación de terror, me tendría paralizada por primera vez en mucho tiempo. El joven asesino sabía que se hacía.
Tras dejar el cuchillo caer, volví hacia él mi mirada – Por favor…que no me duela- le pedí mirándole a los ojos. Ya no le suplicaba por mi vida, solo que cuando terminara conmigo, fuera rápido e indoloro. En este momento, fue cuando debía de estar preparada, cualquier movimiento en falso del joven en qué quisiera matarme, tendría que protegerme velozmente y apartarme de su ataque. Me gustaba jugar con fuego y estaba siendo una verdadera incauta en todos los sentidos, pero quería ver su rostro cuando tras saborear la rendición de la presa, de un momento a otro la presa se volviera como él, una depredadora.
Tras sus palabras se dirigió hacia mí con el cuchillo alzado. Sonreí para mis adentros, admirando su imagen. Se le veía una seguridad en sus pasos, en la mano, en como sujetaba el cuchillo, que bien parecía que lo hubiese hecho desde siempre. El joven que tenía delante de mi no era ningún principiante en los asesinatos, era un maestro, y cada vez tenia mas la certeza de que era el joven asesino en serie que buscaba a quien deseaba tentar y había caído inconscientemente en la trampa.
Con los ojos abiertos, aún en mi papel de doncella de alta cuna horrorizada, di unos pasos atrás ante su avance y gemí de miedo tras observar el cuchillo alzado. Miré a los lados como buscando una salida a aquella situación, sacando del asesino una sonrisa a la que me contuve de responder con otra sonrisa mía, observando lo incauto que era, de perseguir victimas al azar sin conocerlas, sin conocer lo que realmente eran. Bien podría matar a personas de bajo rango, pero a las de clase alta, aquellas era con las que lo tenía más difícil, ya que sus familias ponían todo el oro del mundo, para que encontraran al asesino de sus más preciadas y queridas hijas. Si pensaba que yo era una de alta cuna, como mi vestido y apariencia, dejaban adivinar, se estaría buscando un buen lío…él jugaba fuerte, visto lo visto.
Le observé avanzar, alzando yo también mi cuchillo, que todo y que poco podía hacer, aún podría tirarlo como una daga directo a la cabeza del joven… ¿Pero qué diversión habría en ello? Ninguna, primero quería ver sus movimientos, sus intenciones y en cuanto se creyera seguro de su ganancia, de que mi vida le pertenecía…arrebatarle esa seguridad con mis armas y mis palabras. ¿Se llegaría a imaginar que la corderita asustada y molesta, sería una cazadora que solo jugaba con él?
Era excitante estar siendo acechada por un joven loco y tan apuesto como aquel. Toda una pena que fuera así de aspecto y le tocara una mente tan retorcida y malvada, pensé con pena, aún así quería probar como era, había matado a miles de vampiros sedientos de sangre, asesinos en massas, malvados y viles torturadores de inocentes almas, pero un humano convirtiéndose en asesino de su propia especie y tan seguido, como si le fuera la vida en cada asesinato que cometía? Este caso era nuevo, y mejor yo, que alguna cazadora que no soportara un poco de dolor.
En cuando lo tuve encima, aposté todas mis cartas y sorprendiéndolo, corrí asustada alejándome de él. No corrí demasiado ya que si no notaria algo extraño. Podía sentir su aliento sobre mí, la amenaza de su cuchillo en mi nuca, la adrenalina bombear mas fuerte mi sangre, mis instintos rogándome que me protegiera, pero aún era temprano, ahora haría mi sumisión maestra y allí se vería que pasaría.
Corriendo, pasé por dos callejones, hasta volver a un callejón abandonado, donde no había más que una leve luz, perfecto lugar para que el asesino se regodeara tras tenerme como quería. Ahora solo faltaba un empujoncito. Corriendo por aquel callejón, sin mirar si quiera por donde pisaba, tropecé y caí de bruces contra el suelo en un sordo golpe.- Ahh- gemí de dolor ante el golpe y sin perder prisa, me di la vuelta quedándome tumbada en el suelo, observando como el asesino ahora más lentamente tras observar que no tenia salida alguna se me acercaba más seguro. En un intento de levantarme, fingiendo haberme hecho daño en una de las piernas en el golpe, me tambaleé volviendo a caerme contra el suelo. En ese gesto, aproveché para sacar de mis fundas una de mis dagas, la que me preparé para cuando fuera menester, cogerla desde mi espalda y tirársela al asesino, esta vez hiriéndole algo más que no solo un corte profundo en la mano, como ya le había hecho. Tumbada en el suelo temblé al ver el asesino finalmente llegando a mí. Le miré triste y asustada, pero por primera vez le dirigí una mirada de aceptación.
-Hoy termina mi vida… es así, ¿no? – le pregunté reculando mis piernas hacia mí, hasta quedar sentada en el suelo ante la mirada del joven- Ya nadie puede salvarme…-murmuré en un tono bajo. Desvié la mirada hacia mi cuchillo, y haciendo un acto de fe en mi misma, y en el conocimiento de que el joven, una vez me viera que me rendía a él, primero disfrutaría de mi cuerpo o jugaría conmigo, antes de matarme, dejé caer el cuchillo de mi mano. Sentía mis dagas en mi espalda, en un sitio estratégico donde estaban ocultas pero eran fáciles de sacar para mí en caso de necesidad, si no fuera por ellas, la sensación de terror, me tendría paralizada por primera vez en mucho tiempo. El joven asesino sabía que se hacía.
Tras dejar el cuchillo caer, volví hacia él mi mirada – Por favor…que no me duela- le pedí mirándole a los ojos. Ya no le suplicaba por mi vida, solo que cuando terminara conmigo, fuera rápido e indoloro. En este momento, fue cuando debía de estar preparada, cualquier movimiento en falso del joven en qué quisiera matarme, tendría que protegerme velozmente y apartarme de su ataque. Me gustaba jugar con fuego y estaba siendo una verdadera incauta en todos los sentidos, pero quería ver su rostro cuando tras saborear la rendición de la presa, de un momento a otro la presa se volviera como él, una depredadora.
Aleya Dumkorth- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 92
Fecha de inscripción : 04/05/2013
Re: Behind your darkness [Wyatt Radway]
La tenía acorralada, no iba a escapar. Y una de las cosas que más estupendamente me hacen sentir es cuando tengo pleno control de la situación, cuando mis victimas solo pueden rendirse ante mi y aceptar lo que está por venir. Soy un tipo al cual le gusta manejar todo tipo de situaciones, me gusta saber por donde van a ir las cosas ya sea en una simple conversación o en uno de mis criemenes como este. Cuando las cosas empiezan a desvariar y no salir como quiero me altero, me veo en peligro y como buena bestia que reside en mi hace lo que sea para protegerse, algunas veces usando algunos métodos poco correctos.
Alzo mi mano con el cuchillo plateado en ella. Se dibuja una sonrisa un tanto tétrica en mi rostro, ya es mía, ya no puede escapar, me lo ha puesto algo difícil pero ya no puede hacer nada más, el ritual está apunto de empezar y ella va a comprender lo importante que es en cuestión de minutos. Cuando estoy apunto de dejar caer el arma sobre ella propinándole un corte en el estomago echa a correr de nuevo consiguiendo esquivarme. Gruño malhumorado y sigo la estela de por donde ella a echado a correr. Yo también corro tras ella, me esfuerzo en correr todo lo que puedo para poder atraparla lo antes posible pues sería una autentica pena que consiguiese escapar, no solo eso, sería un grave error que me podría costar la vida. Si ella salía con vida esta noche realmente debería empezar a preocuparme por cual sería mi destino.
Tuerzo en la esquina por donde ella lo hace. Mis pasos empiezan aminorar al darme cuenta a donde se dirige. He estudiado esta zona con anterioridad, de hecho estos días pasados me he encargado de patearme de arriba abajo prácticamente todos los callejones de París. Ha sido un trabajo duro y difícil pero en casos como estos siempre vale la pena, soy proteccionista, deseo que mis crímenes salgan perfectos, yo soy perfecto. Ella cae al suelo y otra sonrisa se dibuja en mi rostro, ya no corro, simplemente camino hasta ella. Intenta volverse a poner en pie pero los nervios la traicionan y hace que caiga de nuevo al asfalto, ya es mía.
—Tic, tac, tic, tac. Lamento decirte que tú vida se acaba — Digo aquello entre carcajadas mientras de una forma algo extra froto la punta de mi cuchillo con mi frente, definitivamente he ganado, ella va a morir.
Pero cuando estaba apunto de lanzarme nuevamente sobre ella volvió a contraatacar haciendo que esta vez sangrara más que la anterior. Un chorro de sangre se vertió sobre el suelo y la maldecí en silencio. Ya me curaré después. Ahora solo puedo concentrarme en ella, es mi único objetivo y ahora si que no puede huir a ningun lugar. El ritual ha empezado.
—Nunca fue mi intención hacer esto algo doloroso, no lo entiendes...no entiendes lo importante que eres para mi...no entiendes nada...esto es más que un simple asesinato...
Me agacho sobre la dama tomando su cabellera con fuerza haciendo que su cabeza se inclinase. Le miro a los ojos y mi mirada parece perderse en el interior de la pupila de los suyos. Por unos segundos es como si su rostro desapareciese y el de mi hermana Violet tomase forma ahi, justo ahí. Mi corazón da un vuelco, es algo de lo que estoy acostumbrado pues a todas mis victimas las cuales planeo matar de esta manera les veo el rostro de mi hermana. Mis ojos se empañan de lagrimas, no lloro, solo se quedan completamente empañados y con mi voz entrecortada intento decir algo lo cual me cuesta mucho expresar.
—Violet...hermana...eres tú...Violet...te juro que nunca quise que te pasase eso, te amo Violet...te amo...
Puedo seguir viendo el rostro de mi hermana en el cuerpo de la muchacha. Sé que no es real, soy consciente de ello pero al menos por unos segundos mi mente me deja ver a mi hermana, es por eso que todo este ritual es tan exhaustivo y debo seguir los pasos de como ella fue asesinada uno por uno. Voy a emular su muerte, una vez más pues mi corazón está triste, muy triste. Nunca olvidaré el momento en el cual encontré el cadáver de mi hermana, profanado, violado, mutilado, degollado, esa imagen impactaría a cualquier niño. Soy lo que soy por culpa de ver todo aquello, soy un monstruo por culpa de aquellos vampiros, es algo que nunca voy a olvidar, solo puedo matar, es lo único que puedo hacer, ella debe morir.
—Perdóname por no haberte protegido...perdóname por no haber estado allí esa noche Violet...perdóname, soy un monstruo también perdóname por haberme convertido en lo que soy, sé que tú nunca lo aprobarías...pero es lo único que sé hacer en esta vida...juro que algún día tomaré venganza por lo que os hicieron a ti, a mamá y papá, te lo prometo Violet, te prometo que sigo siendo tu pequeño hermanito, soy yo Violet y siempre seré tu pequeño hermanito el cual le gustaba jugar con tu pelo rizado, soy yo, siempre lo seré...
Mis labios se acercan hasta la frente de ella. Son posados y puedo sentir su calor sobre ellos, le doy un leve beso y después cierro los ojos, muy fuerte, tan fuerte que una tímida lagrima desciende por mi mejilla. Revivir aquel momento siempre es tan duro y destructivo, siempre lo revivo cuando emulo la muerte de mi hermana, es un momento grandiosamente importante para mi, un momento el cual yo solo puedo entender. Al abrir los ojos puedo ver de nuevo el rostro de mi victima, mi hermana ya no está allí. Puedo ver su rostro estupefacto al ver lo que acababa de ocurrir, lo entiendo, todas ellas nunca lo entenderán, está fuera de su alcance, jamás verán más alla de mi que un simple asesino.
—Acabemos con esto de una vez por todas — Poso mi cuchillo en el pecho de la rubia y hago que descienda por todo su vestido hasta llegar al viente. Primero una apuñalada y luego la haré mía, el corte en la garganta será definitivamente lo que la mate.
Alzo el arma y conduzco mi mano con violencia directamente hasta el estomago de mi victima. El cuchillo va atravesar en cuestión de segundos su barriga. Era hora de terminar esta noche tan especial para mi.
Alzo mi mano con el cuchillo plateado en ella. Se dibuja una sonrisa un tanto tétrica en mi rostro, ya es mía, ya no puede escapar, me lo ha puesto algo difícil pero ya no puede hacer nada más, el ritual está apunto de empezar y ella va a comprender lo importante que es en cuestión de minutos. Cuando estoy apunto de dejar caer el arma sobre ella propinándole un corte en el estomago echa a correr de nuevo consiguiendo esquivarme. Gruño malhumorado y sigo la estela de por donde ella a echado a correr. Yo también corro tras ella, me esfuerzo en correr todo lo que puedo para poder atraparla lo antes posible pues sería una autentica pena que consiguiese escapar, no solo eso, sería un grave error que me podría costar la vida. Si ella salía con vida esta noche realmente debería empezar a preocuparme por cual sería mi destino.
Tuerzo en la esquina por donde ella lo hace. Mis pasos empiezan aminorar al darme cuenta a donde se dirige. He estudiado esta zona con anterioridad, de hecho estos días pasados me he encargado de patearme de arriba abajo prácticamente todos los callejones de París. Ha sido un trabajo duro y difícil pero en casos como estos siempre vale la pena, soy proteccionista, deseo que mis crímenes salgan perfectos, yo soy perfecto. Ella cae al suelo y otra sonrisa se dibuja en mi rostro, ya no corro, simplemente camino hasta ella. Intenta volverse a poner en pie pero los nervios la traicionan y hace que caiga de nuevo al asfalto, ya es mía.
—Tic, tac, tic, tac. Lamento decirte que tú vida se acaba — Digo aquello entre carcajadas mientras de una forma algo extra froto la punta de mi cuchillo con mi frente, definitivamente he ganado, ella va a morir.
Pero cuando estaba apunto de lanzarme nuevamente sobre ella volvió a contraatacar haciendo que esta vez sangrara más que la anterior. Un chorro de sangre se vertió sobre el suelo y la maldecí en silencio. Ya me curaré después. Ahora solo puedo concentrarme en ella, es mi único objetivo y ahora si que no puede huir a ningun lugar. El ritual ha empezado.
—Nunca fue mi intención hacer esto algo doloroso, no lo entiendes...no entiendes lo importante que eres para mi...no entiendes nada...esto es más que un simple asesinato...
Me agacho sobre la dama tomando su cabellera con fuerza haciendo que su cabeza se inclinase. Le miro a los ojos y mi mirada parece perderse en el interior de la pupila de los suyos. Por unos segundos es como si su rostro desapareciese y el de mi hermana Violet tomase forma ahi, justo ahí. Mi corazón da un vuelco, es algo de lo que estoy acostumbrado pues a todas mis victimas las cuales planeo matar de esta manera les veo el rostro de mi hermana. Mis ojos se empañan de lagrimas, no lloro, solo se quedan completamente empañados y con mi voz entrecortada intento decir algo lo cual me cuesta mucho expresar.
—Violet...hermana...eres tú...Violet...te juro que nunca quise que te pasase eso, te amo Violet...te amo...
Puedo seguir viendo el rostro de mi hermana en el cuerpo de la muchacha. Sé que no es real, soy consciente de ello pero al menos por unos segundos mi mente me deja ver a mi hermana, es por eso que todo este ritual es tan exhaustivo y debo seguir los pasos de como ella fue asesinada uno por uno. Voy a emular su muerte, una vez más pues mi corazón está triste, muy triste. Nunca olvidaré el momento en el cual encontré el cadáver de mi hermana, profanado, violado, mutilado, degollado, esa imagen impactaría a cualquier niño. Soy lo que soy por culpa de ver todo aquello, soy un monstruo por culpa de aquellos vampiros, es algo que nunca voy a olvidar, solo puedo matar, es lo único que puedo hacer, ella debe morir.
—Perdóname por no haberte protegido...perdóname por no haber estado allí esa noche Violet...perdóname, soy un monstruo también perdóname por haberme convertido en lo que soy, sé que tú nunca lo aprobarías...pero es lo único que sé hacer en esta vida...juro que algún día tomaré venganza por lo que os hicieron a ti, a mamá y papá, te lo prometo Violet, te prometo que sigo siendo tu pequeño hermanito, soy yo Violet y siempre seré tu pequeño hermanito el cual le gustaba jugar con tu pelo rizado, soy yo, siempre lo seré...
Mis labios se acercan hasta la frente de ella. Son posados y puedo sentir su calor sobre ellos, le doy un leve beso y después cierro los ojos, muy fuerte, tan fuerte que una tímida lagrima desciende por mi mejilla. Revivir aquel momento siempre es tan duro y destructivo, siempre lo revivo cuando emulo la muerte de mi hermana, es un momento grandiosamente importante para mi, un momento el cual yo solo puedo entender. Al abrir los ojos puedo ver de nuevo el rostro de mi victima, mi hermana ya no está allí. Puedo ver su rostro estupefacto al ver lo que acababa de ocurrir, lo entiendo, todas ellas nunca lo entenderán, está fuera de su alcance, jamás verán más alla de mi que un simple asesino.
—Acabemos con esto de una vez por todas — Poso mi cuchillo en el pecho de la rubia y hago que descienda por todo su vestido hasta llegar al viente. Primero una apuñalada y luego la haré mía, el corte en la garganta será definitivamente lo que la mate.
Alzo el arma y conduzco mi mano con violencia directamente hasta el estomago de mi victima. El cuchillo va atravesar en cuestión de segundos su barriga. Era hora de terminar esta noche tan especial para mi.
Wyatt Radway- Cazador Clase Media
- Mensajes : 49
Fecha de inscripción : 09/07/2013
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Behind your darkness [Wyatt Radway]
No se hizo de rogar, y en unos segundos lo tuve encima de mí, agachándose, tomándome de la cabellera con fuerza inclinándome. Nos miramos a los ojos, le observé atentamente, estaba acostumbrada a luchar con criaturas de la noche, seres de ojos negros y rojos, sedientos de sangre, de maldad…de infiernos por consumir. Pero aquel joven en sus ojos no se reflejaba nada. Se dice que los ojos son la puerta del alma y que en ellos puedes ver la misma esencia de la persona, este joven no tenia nada, era totalmente inexpresiva, como un campesino que hastiado de su rutina, termina haciéndolo cada día igual hasta que interioriza y no le queda nada mas en su vida que hacer cada día su trabajo. Su cuerpo esta junto al mío, dominándome bajo su sombra, si no fuera una cazadora me encontraría aterrada.
Finalmente, veo algo en sus ojos. Una pequeña luz de reconocimiento brilla en su pupila, dejando un rastro de lágrimas. ¿Lagrimas? Sigo con la mirada en sus ojos, observo como se le empañan, solo eso, pero suficiente para que sus ojos adquieran un nuevo tono, un nuevo color… algo mas humano, mas real. ¿Culpa? ¿Remordimientos? ¿Pena? Que pensaría el asesino al ver a los ojos a sus victimas? mis ojos se perdieron en los ajenos, buscando algo… la razón de los asesinatos, quizás, el motivo de tales crimines y el porque de tal rutina… ya que a todos las jóvenes, siempre era lo mismo, el mismo fin, el mismo método… las mismas heridas. ¿Por qué? En sus ojos empañados, estaba la respuesta... solo debía de escuchar. Intenta hablar, sus labios se mueven pero no evocan ni un solo mormullo, solo recuerdos que bailan en su mente, los que soy incapaz de leer…
Empieza a hablar… ¿Hermana? Sus ojos siguen perdidos en los míos, mientras su voz sigue llamándome Violet, Violet. Su voz triste, rota de dolor penetra en mis poros, algo muy doloroso, la muerte de su hermana a manos de algún degenerado o vampiro, habían creado a aquel joven sanguinario, que vivía para asesinar a jóvenes como ella…como si fuera su misma hermana, una y otra vez. Era de enfermos querer recordar a su hermana mediante creaciones de cómo murió, me repugna pero no puedo evitar sentir lastima… ¿Cuántos años tendría para ese entonces? Quizás solo había sido un niño, un niño delante la maldad…yo lo había vivido, había caído a las puertas de la muerte junto toda mi familia a manos de Licántropos. Los odiaba mas que a los vampiros por aquello mismo, repugnantes criaturas…
Le ruega perdón, me ruega perdón como si fuera ella…frunzo el ceño pero él sigue igual, parece no apartarse de su imagen de la cabeza, me suplanta, ahora su hermana es su próxima victima. Se acerca hasta mi frente, donde sus labios se posan, en un leve y tierno beso. Hasta en los asesinos más crueles, mas enfermos existe una especie de ternura, existe el amor…
Oyéndole el corazón se me angustia, siento su dolor, su desazón… sus mismas ganas de venganza, que las mías por asesinar a los culpables del destino de mi familia, aún así una basta línea nos distingue. Yo no asesino a inocentes, asesino a monstruos…él asesina a jovencitas señoritas, como venganza, pero los culpables no fueron los hombres. Le observo cerrar los ojos y una tímida lágrima se desliza por su mejilla cayendo por mi cuello. La lagrima redentora del asesino… Cuando el momento termina vuelve a abrir los ojos, y vuelven a estar indiferentes, vacíos… solo una determinación reluce en ellos, su próxima victima debe morir.
Quiero hablarle, pienso en que decirle…cuando siento el cuchillo posarse en mi pecho, descendiendo por mi vestido hasta llegar al vientre. Ha llegado la hora, debo descubrirme…¡que empiecen los fuegos!
Una de mis manos, las que tengo en la espalda, se dirige a mi costado, de donde saco un largo cuchillo el que me ayudara a sacármelo de encima por el momento. Lo agarro fuertemente, esperando el momento. Su cuerpo me inmoviliza levemente aún puedo moverme, creé que estoy presa del pánico, pero en cuando alza la mano y la dirige con violencia hacia mi, le sonrió inmortalizando el momento y antes de que su cuchillo atraviese mi vientre, interpongo el largo cuchillo en medio, desviando la puñalada, cogiéndole desprevenido de tal forma que el cuchillo le sale volando de la mano, clavándose a unos metros de nosotros, a causa del entrechoque de ambos cuchillos y la sorpresa.
Me mira y le sonrío – No eres el único depredador – le comunico sonriéndole. Con mi pierna la que disimulé estar mal, le pateo en el estomago con fuerza apartándolo de mí. Tras sacármelo de encima, rápidamente vuelvo a alzarme, esta vez mirándole como si él fuese la presa, solo otro vampiro más. Saco mi otro cuchillo, los dos son largos, apropiados para llegar donde ningún otro cuchillo en una pelea de cuerpo a cuerpo llegaría- ¿Eres tu el asesino en serie?- Le pregunto, aún sin necesitar esa información. Claro que lo es! Pero quiero que lo reconozca - ¿Sabes que así tu hermana nunca te perdonará?- exclamo consciente de que su punto débil son sus recuerdos, pero también su exaltación – Mata a las bestias que lo hicieron, no la mates a ella cada noche…así nunca estará en paz, no la dejaras en paz!- clavo mi mirada en la de él. No se lo que hará, como reaccionara, pero estoy preparada.
Finalmente, veo algo en sus ojos. Una pequeña luz de reconocimiento brilla en su pupila, dejando un rastro de lágrimas. ¿Lagrimas? Sigo con la mirada en sus ojos, observo como se le empañan, solo eso, pero suficiente para que sus ojos adquieran un nuevo tono, un nuevo color… algo mas humano, mas real. ¿Culpa? ¿Remordimientos? ¿Pena? Que pensaría el asesino al ver a los ojos a sus victimas? mis ojos se perdieron en los ajenos, buscando algo… la razón de los asesinatos, quizás, el motivo de tales crimines y el porque de tal rutina… ya que a todos las jóvenes, siempre era lo mismo, el mismo fin, el mismo método… las mismas heridas. ¿Por qué? En sus ojos empañados, estaba la respuesta... solo debía de escuchar. Intenta hablar, sus labios se mueven pero no evocan ni un solo mormullo, solo recuerdos que bailan en su mente, los que soy incapaz de leer…
Empieza a hablar… ¿Hermana? Sus ojos siguen perdidos en los míos, mientras su voz sigue llamándome Violet, Violet. Su voz triste, rota de dolor penetra en mis poros, algo muy doloroso, la muerte de su hermana a manos de algún degenerado o vampiro, habían creado a aquel joven sanguinario, que vivía para asesinar a jóvenes como ella…como si fuera su misma hermana, una y otra vez. Era de enfermos querer recordar a su hermana mediante creaciones de cómo murió, me repugna pero no puedo evitar sentir lastima… ¿Cuántos años tendría para ese entonces? Quizás solo había sido un niño, un niño delante la maldad…yo lo había vivido, había caído a las puertas de la muerte junto toda mi familia a manos de Licántropos. Los odiaba mas que a los vampiros por aquello mismo, repugnantes criaturas…
Le ruega perdón, me ruega perdón como si fuera ella…frunzo el ceño pero él sigue igual, parece no apartarse de su imagen de la cabeza, me suplanta, ahora su hermana es su próxima victima. Se acerca hasta mi frente, donde sus labios se posan, en un leve y tierno beso. Hasta en los asesinos más crueles, mas enfermos existe una especie de ternura, existe el amor…
Oyéndole el corazón se me angustia, siento su dolor, su desazón… sus mismas ganas de venganza, que las mías por asesinar a los culpables del destino de mi familia, aún así una basta línea nos distingue. Yo no asesino a inocentes, asesino a monstruos…él asesina a jovencitas señoritas, como venganza, pero los culpables no fueron los hombres. Le observo cerrar los ojos y una tímida lágrima se desliza por su mejilla cayendo por mi cuello. La lagrima redentora del asesino… Cuando el momento termina vuelve a abrir los ojos, y vuelven a estar indiferentes, vacíos… solo una determinación reluce en ellos, su próxima victima debe morir.
Quiero hablarle, pienso en que decirle…cuando siento el cuchillo posarse en mi pecho, descendiendo por mi vestido hasta llegar al vientre. Ha llegado la hora, debo descubrirme…¡que empiecen los fuegos!
Una de mis manos, las que tengo en la espalda, se dirige a mi costado, de donde saco un largo cuchillo el que me ayudara a sacármelo de encima por el momento. Lo agarro fuertemente, esperando el momento. Su cuerpo me inmoviliza levemente aún puedo moverme, creé que estoy presa del pánico, pero en cuando alza la mano y la dirige con violencia hacia mi, le sonrió inmortalizando el momento y antes de que su cuchillo atraviese mi vientre, interpongo el largo cuchillo en medio, desviando la puñalada, cogiéndole desprevenido de tal forma que el cuchillo le sale volando de la mano, clavándose a unos metros de nosotros, a causa del entrechoque de ambos cuchillos y la sorpresa.
Me mira y le sonrío – No eres el único depredador – le comunico sonriéndole. Con mi pierna la que disimulé estar mal, le pateo en el estomago con fuerza apartándolo de mí. Tras sacármelo de encima, rápidamente vuelvo a alzarme, esta vez mirándole como si él fuese la presa, solo otro vampiro más. Saco mi otro cuchillo, los dos son largos, apropiados para llegar donde ningún otro cuchillo en una pelea de cuerpo a cuerpo llegaría- ¿Eres tu el asesino en serie?- Le pregunto, aún sin necesitar esa información. Claro que lo es! Pero quiero que lo reconozca - ¿Sabes que así tu hermana nunca te perdonará?- exclamo consciente de que su punto débil son sus recuerdos, pero también su exaltación – Mata a las bestias que lo hicieron, no la mates a ella cada noche…así nunca estará en paz, no la dejaras en paz!- clavo mi mirada en la de él. No se lo que hará, como reaccionara, pero estoy preparada.
- OFF:
- Siento la demora x.x
Aleya Dumkorth- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 92
Fecha de inscripción : 04/05/2013
Re: Behind your darkness [Wyatt Radway]
El ritual siempre debía ser el mismo. ¿Por qué imitaba aquellos tan horrorosos asesinatos sobre mi familia que tanto me marcaron? Ni yo mismo lo sé, quizás porque era la única forma de volver a reunirme con ellos aunque fuesen solo pocos segundos, era la única manera que mi mente hacía ver sus rostros, ver sus cuerpos, los de todos ellos, el de papá, el de mamá y el de mi querida e inolvidable hermana. Se dice que a la familia se le quiere para siempre, es cierto, muy cierto, pero el vinculo que yo tenía con ellos tres era diferente a el vinculo que cualquier muchacho de ocho años podría haber tenido. Vivía por ellos y siempre tuve la ilusión de hacerme crecer y llevarles a la grandeza con un buen trabajo. Mi familia significó mucho para mi, era todo lo que tenía y un buen día me la arrebataron, para siempre, no se puede arrebatar a un niño pequeño lo que más quieres de esa manera tan brutal, no se podía. Estaba destinado a convertirme en lo que soy, desde entonces mi destino se marcó para siempre.
No es siempre a mi hermana a la que veo en el rostro de mis victimas. Según como ejecute a mis presas se puede presentar tanto el rostro como de mi padre y el de mi madre también. Encontrarme con ellos, aun que fuese de esa manera tan macabra me hacía feliz, sanaba la herida que en mi interior persistía por no haber estado aquella noche allí, que de haberlo estado probablemente hubiese muerto, junto a ellos, pero ahora mismo preferiría estar muerto, estar con ellos donde quiera que estuviesen a cargar con esta tan pesada oscuridad que porto en mi interior desde hace tantos años. Nadie me entiende y nadie nunca lo hará, jamás comprenderán mi ritual, jamás comprenderán mis asesinatos y jamás comprenderán mi oscuridad. Estoy solo en esto, eso lo sé desde hace mucho tiempo y como tal debo seguir adelante con el asesinato.
Pero todo se complica. Un cuchillo el cual no había tenido constancia de que ella portaba se interpone entre la hoja de mi arma y su vientre. Tenemos un pequeño forcejeo donde yo con todas mis fuerzas intento hundir el cuchillo en su barriga pero mi arma sale volando por los aires hasta un lado, después recibo un fuerte rodillazo en mi estomago que me hace retorcerme de dolor por unos momentos, ella me aparta y yo caigo dolorido a un lado. Nunca pude esperar que reaccionase de aquella manera, jamás pensé que estuviese esperando el momento cumbre para contraatacar, ella estaba armada, sabía utilizar los cuchillos, no era la primera vez que lo hacía, había estado ocultándolo pero por fin se dentaba. Ya era la maldita hora de hacerlo. Desde el suelo escucho sus burdas palabras antes mi hermana, habla sin saber, odio que usen su nombre en vano, aquello solo hace enfurecer más a la bestia que reside en mi.
—Lo soy — Confirmo lo que soy, ya no hay mascaras, no hay necesidad de seguir mintiendo sobre si soy un asesino en serie o no — ¡No te atrevas a nombrarla! ¡No te atrevas hacerlo maldita zorra! ¡No tienes ni idea de lo importante que era ella para mi! ¡Todo esto lo hago por ellos, para poder reunirme con ellos aun que sea un maldito minuto! ¡Lo hago por ellos! ¡Yo solo era un maldito niño! ¡Era un niño que no merecía lo que pasó! ¡No lo merecía! — Grito como poseso desde el suelo golpeando el asfalto con mis manos. Y en parte tiene razón eso es lo que hace consumirme más en la rabia, si mi hermana viviese y supiese a lo que me dedico me odiaría, me despreciaría y me desearía la muerte. Ella siempre fue un ser tan puro y lleno de vida que jamás aceptaría algo así, ella era perfecta, yo, lamentablemente no lo soy y debo seguir matando, es todo lo que sé hacer en la vida.
—No los encontré, no los encontré...— Me refiero a los que mataron a mi familia. ¿Cree que si supiese quienes no los habría asesinado a todos ellos ya? Sería primero que hiciese, quizás así, ese vacío que hay en mi interior se llenaría para siempre y no tendría que volver a matar para llenarlo pues la venganza se habría completado. —No sabes nada...no me entiendes...¡No sabes nada maldita puta! ¡No vuelvas a decir lo que debo hacer! ¡Debes morir, así es como debe hacerse el ritual! — Me arrastro por el suelo hasta alcanzar mi cuchillo de nuevo.
Con rapidez me pongo en pie y la embisto como si de una bestia fuese. Su espalda choca a toda velocidad contra la pared del callejón mientras que yo resbalo, la torpeza me pasa mala jugada y el cuerpo me tiembla, me tiembla como antes nunca lo ha hecho. Tengo miedo, esta vez si que lo tengo, ella ha visto la oscuridad que hay en mi interior y sigue viva, no debería ser así, todo aquel que ve mi lado oscuro acaba muriendo y ella también debe hacerlo, debe morir.
Me pongo en pie con el cuchillo en mano y espere que de el primer paso. La batalla donde yo solo puedo ganar ha empezado.
No es siempre a mi hermana a la que veo en el rostro de mis victimas. Según como ejecute a mis presas se puede presentar tanto el rostro como de mi padre y el de mi madre también. Encontrarme con ellos, aun que fuese de esa manera tan macabra me hacía feliz, sanaba la herida que en mi interior persistía por no haber estado aquella noche allí, que de haberlo estado probablemente hubiese muerto, junto a ellos, pero ahora mismo preferiría estar muerto, estar con ellos donde quiera que estuviesen a cargar con esta tan pesada oscuridad que porto en mi interior desde hace tantos años. Nadie me entiende y nadie nunca lo hará, jamás comprenderán mi ritual, jamás comprenderán mis asesinatos y jamás comprenderán mi oscuridad. Estoy solo en esto, eso lo sé desde hace mucho tiempo y como tal debo seguir adelante con el asesinato.
Pero todo se complica. Un cuchillo el cual no había tenido constancia de que ella portaba se interpone entre la hoja de mi arma y su vientre. Tenemos un pequeño forcejeo donde yo con todas mis fuerzas intento hundir el cuchillo en su barriga pero mi arma sale volando por los aires hasta un lado, después recibo un fuerte rodillazo en mi estomago que me hace retorcerme de dolor por unos momentos, ella me aparta y yo caigo dolorido a un lado. Nunca pude esperar que reaccionase de aquella manera, jamás pensé que estuviese esperando el momento cumbre para contraatacar, ella estaba armada, sabía utilizar los cuchillos, no era la primera vez que lo hacía, había estado ocultándolo pero por fin se dentaba. Ya era la maldita hora de hacerlo. Desde el suelo escucho sus burdas palabras antes mi hermana, habla sin saber, odio que usen su nombre en vano, aquello solo hace enfurecer más a la bestia que reside en mi.
—Lo soy — Confirmo lo que soy, ya no hay mascaras, no hay necesidad de seguir mintiendo sobre si soy un asesino en serie o no — ¡No te atrevas a nombrarla! ¡No te atrevas hacerlo maldita zorra! ¡No tienes ni idea de lo importante que era ella para mi! ¡Todo esto lo hago por ellos, para poder reunirme con ellos aun que sea un maldito minuto! ¡Lo hago por ellos! ¡Yo solo era un maldito niño! ¡Era un niño que no merecía lo que pasó! ¡No lo merecía! — Grito como poseso desde el suelo golpeando el asfalto con mis manos. Y en parte tiene razón eso es lo que hace consumirme más en la rabia, si mi hermana viviese y supiese a lo que me dedico me odiaría, me despreciaría y me desearía la muerte. Ella siempre fue un ser tan puro y lleno de vida que jamás aceptaría algo así, ella era perfecta, yo, lamentablemente no lo soy y debo seguir matando, es todo lo que sé hacer en la vida.
—No los encontré, no los encontré...— Me refiero a los que mataron a mi familia. ¿Cree que si supiese quienes no los habría asesinado a todos ellos ya? Sería primero que hiciese, quizás así, ese vacío que hay en mi interior se llenaría para siempre y no tendría que volver a matar para llenarlo pues la venganza se habría completado. —No sabes nada...no me entiendes...¡No sabes nada maldita puta! ¡No vuelvas a decir lo que debo hacer! ¡Debes morir, así es como debe hacerse el ritual! — Me arrastro por el suelo hasta alcanzar mi cuchillo de nuevo.
Con rapidez me pongo en pie y la embisto como si de una bestia fuese. Su espalda choca a toda velocidad contra la pared del callejón mientras que yo resbalo, la torpeza me pasa mala jugada y el cuerpo me tiembla, me tiembla como antes nunca lo ha hecho. Tengo miedo, esta vez si que lo tengo, ella ha visto la oscuridad que hay en mi interior y sigue viva, no debería ser así, todo aquel que ve mi lado oscuro acaba muriendo y ella también debe hacerlo, debe morir.
Me pongo en pie con el cuchillo en mano y espere que de el primer paso. La batalla donde yo solo puedo ganar ha empezado.
- OFF:
No pasa nada (:
Mi user también está algo liadilla estos días, si tardo en contestarte un par de días más es por eso.
Wyatt Radway- Cazador Clase Media
- Mensajes : 49
Fecha de inscripción : 09/07/2013
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Behind your darkness [Wyatt Radway]
La muerte de su hermana es la causante de todo, quizás no el origen que podía ser muy adverso, pero finalmente lo que fue que lo convirtieran en asesino fue aquel acto mancillado a su familia, dejando a un niño pequeño testigo de la maldad de aquellos seres. – Matando solo te la imaginas! ¿Me vistes como ella, verdad? – le pregunto aún conociendo la respuesta. Le observo con pose tranquila como golpea el asfalta con rabia, con odio, mientras sus pensamientos lo llevan lejos de donde se encuentra, pensando esperaba en sus actos. Actos que no se diferenciaban con aquellas bestias que habían matado a los suyos.
Se lamenta de no haberlos encontrado, pero alguna pista algo debe de quedar! No por eso los inquisidores conocen a todos o a casi todos los vampiros y seres sobrenaturales. – ¡No me llames maldita puta! ¡Y deja el ritual de una vez por todas, enfermo! - Observo cómo se dirige hacia el cuchillo, por más que yo fuera primero hacia allá él llegaría antes a él, por lo que me quede en el sitio con los cuchillos en la mano esperándole. Sentía pena por su situación, el monstruo que él era había sido por las circunstancias, si hubiese sido diferente o estaría muerto o disfrutando con su familia y viendo a su amada hermana crecer. La familia es lo que más daño te provoca, al afrontar sus muertes a manos de bestias de la noche. Yo perdí a los míos en manos de los licántropos, por lo que sé lo que es, y por eso si durante unos segundos se arrepintiera o intentara cambiar algo de sus actos le dejaría irse. Vigilado algunos días, obviamente, no dejaría un asesino en serie por mi ciudad tan tranquilamente.
Al observarle coger el cuchillo, temí que no fuera así y como bien pensé se me echó encima en un segundo. Era muy rápido y sin haber previsto un ataque tan directo me vi siendo embestida chocando fuertemente contra la pared del callejón. El golpe fue doloroso y por suerte para mí el joven resbalo torpemente cayendo al suelo temblando. - ¿Por qué tiemblas? ¿Tienes frio? – camino hacia él lentamente observándole. Tras los temblores, se sacude y se pone de pie encarándome de nuevo, con el cuchillo en la mano, esperando mi ataque. Esboce una sonrisa, ahora era mi turno y el golpe en mi espalda me lo iba a cobrar con creces.
Empecé a caminar en círculos a su alrededor, quería exasperarlo con mi actitud. Él me miraba alerta, reí – Serias un magnifico cazador si no fueras lo que eres - comenté – Ya has comprobado que los inquisidores ¿no sepan nada de ellos? Últimamente no se les escapa ninguna criatura que haya matado y menos a una familia entera… se lo toman muy a pecho la destrucción de aquellos que van en contra de nuestro dios y querida Iglesia - puse afán en lo último, con un tono irónico, yo no era creyente ni lo sería jamás. Dios no hacía nada por aquellos que morían… ¿Por qué creer en él? Yo solo creía en mí y mis actos, mi fe de que la maldad debía destruirse.
Seguí dando vueltas, como el lobo que acorrala a su presa. Ya sabía que era rápido, ahora me quedaba averiguar por su manejo de armas y cuchillos. Sonriendo de lado finalmente parándome en unas décimas de segundos tiré uno de mis cuchillos claramente hacia su cuerpo, cayendo el cuchillo al suelo a unos metros allá tras esquivarlo – Eres rápido, eso debo de reconocértelo… ¿Pero podrás con dos? - Sacando rápidamente de debajo de mis ropas el otro, le tiré esta vez los dos cuchillos, cada uno en una dirección completamente opuesta para que le resultara difícil esquivarlos, agregando un tercer cuchillo inesperado hacia él.
Sin ver si erraba o acertaba con alguno de ellos, fui hacia donde había caído el primer cuchillo recogiéndolo, alzándome tras agarrarlo, preparada para ver el resultado de mi ataque y anticiparme al suyo.
Se lamenta de no haberlos encontrado, pero alguna pista algo debe de quedar! No por eso los inquisidores conocen a todos o a casi todos los vampiros y seres sobrenaturales. – ¡No me llames maldita puta! ¡Y deja el ritual de una vez por todas, enfermo! - Observo cómo se dirige hacia el cuchillo, por más que yo fuera primero hacia allá él llegaría antes a él, por lo que me quede en el sitio con los cuchillos en la mano esperándole. Sentía pena por su situación, el monstruo que él era había sido por las circunstancias, si hubiese sido diferente o estaría muerto o disfrutando con su familia y viendo a su amada hermana crecer. La familia es lo que más daño te provoca, al afrontar sus muertes a manos de bestias de la noche. Yo perdí a los míos en manos de los licántropos, por lo que sé lo que es, y por eso si durante unos segundos se arrepintiera o intentara cambiar algo de sus actos le dejaría irse. Vigilado algunos días, obviamente, no dejaría un asesino en serie por mi ciudad tan tranquilamente.
Al observarle coger el cuchillo, temí que no fuera así y como bien pensé se me echó encima en un segundo. Era muy rápido y sin haber previsto un ataque tan directo me vi siendo embestida chocando fuertemente contra la pared del callejón. El golpe fue doloroso y por suerte para mí el joven resbalo torpemente cayendo al suelo temblando. - ¿Por qué tiemblas? ¿Tienes frio? – camino hacia él lentamente observándole. Tras los temblores, se sacude y se pone de pie encarándome de nuevo, con el cuchillo en la mano, esperando mi ataque. Esboce una sonrisa, ahora era mi turno y el golpe en mi espalda me lo iba a cobrar con creces.
Empecé a caminar en círculos a su alrededor, quería exasperarlo con mi actitud. Él me miraba alerta, reí – Serias un magnifico cazador si no fueras lo que eres - comenté – Ya has comprobado que los inquisidores ¿no sepan nada de ellos? Últimamente no se les escapa ninguna criatura que haya matado y menos a una familia entera… se lo toman muy a pecho la destrucción de aquellos que van en contra de nuestro dios y querida Iglesia - puse afán en lo último, con un tono irónico, yo no era creyente ni lo sería jamás. Dios no hacía nada por aquellos que morían… ¿Por qué creer en él? Yo solo creía en mí y mis actos, mi fe de que la maldad debía destruirse.
Seguí dando vueltas, como el lobo que acorrala a su presa. Ya sabía que era rápido, ahora me quedaba averiguar por su manejo de armas y cuchillos. Sonriendo de lado finalmente parándome en unas décimas de segundos tiré uno de mis cuchillos claramente hacia su cuerpo, cayendo el cuchillo al suelo a unos metros allá tras esquivarlo – Eres rápido, eso debo de reconocértelo… ¿Pero podrás con dos? - Sacando rápidamente de debajo de mis ropas el otro, le tiré esta vez los dos cuchillos, cada uno en una dirección completamente opuesta para que le resultara difícil esquivarlos, agregando un tercer cuchillo inesperado hacia él.
Sin ver si erraba o acertaba con alguno de ellos, fui hacia donde había caído el primer cuchillo recogiéndolo, alzándome tras agarrarlo, preparada para ver el resultado de mi ataque y anticiparme al suyo.
Aleya Dumkorth- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 92
Fecha de inscripción : 04/05/2013
Re: Behind your darkness [Wyatt Radway]
Asentí una vez y lo volví hacer. Sí, había visto a mi hermana en su rostro. Es enfermizo, lo sé, soy consciente de lo que soy, sé que no soy normal, sé que de cierta manera estoy loco y dejé que esa locura se alimentará de mi una vez que acepté lo que era y no puse remedio alguno para contraatacar la oscuridad de mi interior. No tendría sentido alguno hacerlo. Soy como la gente que nace con un color de cabello, nacen rubios, toda su vida serán rubios, no hay más. Es cierto que no nací siendo un asesino, nací siendo otro niño más, un joven ciertamente diferente a los demás pero sin ápice de maldad alguna, no nací asesino, me convertí en asesino, lo hice porque quise y quiero seguir siendo lo que soy. No hay nada que pudiese conseguir cambiar mis ideas, eso...eso es sencillamente imposible.
—Yo sé lo que soy ¿Pero tú sabes lo que eres? — Sé que soy un enfermo. Sé que el ritual y toda la parafernalia es enfermiza, lo sé maldita sea lo sé. ¿Pero que importa? Eso me hace estar cerca de ellos, me hace sentirme de nuevo arropado por su aroma, por su cariño y por sus rostros. Es como si por unos segundos recuperase la familia que un día perdí. Y no pienso renunciar mi única manera de volver a verles, no estoy dispuesto a ellos. No tenía frio, más bien estaba nervioso y tenía miedo, nunca lo admitiría delante de ella pero lo tenía. Cuando se hablaban de temas como el de mi familia se creaba una cierta en tensión, siempre era así. Mi familia para mi era sagrada, si de verdad había algo con lo que se me podía herir por dentro era con ellos.
Caminaba alrededor de mi, en circulo. No había nada que pudiese ponerme más nervioso que aquello, no apartaba la vista de ella ni en tan solo un segundo. Podía aprovechar toda aquella charla para atacarme cuando menos yo lo esperase y bajase la guardia —No les necesito a ellos, no necesito sus estúpidos métodos y su estúpida religión, siempre he trabajado solo y así seguiré haciéndolo — Y es cierto, jamás trabajaría con nadie — Sé que algún día encontraré a esos infelices y entonces les haré pagar lo que hicieron, les haré pagar en lo que me convirtieron. Solo quizás ese día recupere la humanidad que dejé atrás...— Cada vez lo dudaba más. Adentrarme en todo este mundo de los asesinatos y sadismos había hecho que me gustase lo que hacía. No tenía claro si aún quedaba humanidad en mi...pero venganza...sí, venganza tendría algún día.
Esquivé el cuchillo. No había sido tan difícil. Estaba acostumbrado a esto, llevo desde los quince años entrenándome. Llevo desde entonces dando caza a los señores de la noches y sé como defenderme de ellos. Todavía no había existido ninguno que hubiese podido conmigo, ninguno había conseguido destruirme, yo siempre les destruía a ellos color=#0cf0ca]—¿Es que acaso lo dudas? —[/color] Una sonrisa se dibujó en mi rostro. Aquello ya había empezado a ser una especie de juego el cual estaba siendo demasiado duradero; yo, tenía que matarla. No había nada más que discutir en aquel asunto, ella moriría.
Los dos cuchillos volaron hacía mi. Hice una pequeña pirueta sobre mis pies, esquivando uno de ellos pero siendo imposible de deshacerme del segundo que impacto de lleno en mi hombro, clavándose y provocando un desgarrador grito. Me encorvé sobre el suelo, apoyando mis palmas en el asfalto y observando como gotas de sangre chorreaban en los ladrillos. Actué con rapidez y me saqué el arma de mi hombro, haciendo que apareciese un nuevo chorro de sangre. Ahora estaba herido, ella había ido demasiado lejos, no iba ser tan fácil como imaginé, mi vida ya empezaba a estar en riesgo de verdad y aquello era algo que no quería, de ningún modo.
Con los dos cuchillos ahora en mi poder fui corriendo hacía ella. Hice un movimiento engañoso el cual me permitió hundir mi fuerte rodilla en su vientre, haciendo que aquello le hiciese perder el control de la situación por un momento. Mi puño derecho con el arma fue directo a su cara, impactando en su labio. Ella se desplomó en el suelo —¿Te crees que puedes conmigo? ¡¿DE VERDAD LO CREES?! — Mi voz resonaba más que nunca en el lugar — Eres solo una puta, una puta que merece morir, no eres nada más, eres solo una puta...¡Muere! — Grité de nuevo, empuñando el cuchillo esta vez a su pierna. Ya era hora de que ella dejase este mundo.
—Yo sé lo que soy ¿Pero tú sabes lo que eres? — Sé que soy un enfermo. Sé que el ritual y toda la parafernalia es enfermiza, lo sé maldita sea lo sé. ¿Pero que importa? Eso me hace estar cerca de ellos, me hace sentirme de nuevo arropado por su aroma, por su cariño y por sus rostros. Es como si por unos segundos recuperase la familia que un día perdí. Y no pienso renunciar mi única manera de volver a verles, no estoy dispuesto a ellos. No tenía frio, más bien estaba nervioso y tenía miedo, nunca lo admitiría delante de ella pero lo tenía. Cuando se hablaban de temas como el de mi familia se creaba una cierta en tensión, siempre era así. Mi familia para mi era sagrada, si de verdad había algo con lo que se me podía herir por dentro era con ellos.
Caminaba alrededor de mi, en circulo. No había nada que pudiese ponerme más nervioso que aquello, no apartaba la vista de ella ni en tan solo un segundo. Podía aprovechar toda aquella charla para atacarme cuando menos yo lo esperase y bajase la guardia —No les necesito a ellos, no necesito sus estúpidos métodos y su estúpida religión, siempre he trabajado solo y así seguiré haciéndolo — Y es cierto, jamás trabajaría con nadie — Sé que algún día encontraré a esos infelices y entonces les haré pagar lo que hicieron, les haré pagar en lo que me convirtieron. Solo quizás ese día recupere la humanidad que dejé atrás...— Cada vez lo dudaba más. Adentrarme en todo este mundo de los asesinatos y sadismos había hecho que me gustase lo que hacía. No tenía claro si aún quedaba humanidad en mi...pero venganza...sí, venganza tendría algún día.
Esquivé el cuchillo. No había sido tan difícil. Estaba acostumbrado a esto, llevo desde los quince años entrenándome. Llevo desde entonces dando caza a los señores de la noches y sé como defenderme de ellos. Todavía no había existido ninguno que hubiese podido conmigo, ninguno había conseguido destruirme, yo siempre les destruía a ellos color=#0cf0ca]—¿Es que acaso lo dudas? —[/color] Una sonrisa se dibujó en mi rostro. Aquello ya había empezado a ser una especie de juego el cual estaba siendo demasiado duradero; yo, tenía que matarla. No había nada más que discutir en aquel asunto, ella moriría.
Los dos cuchillos volaron hacía mi. Hice una pequeña pirueta sobre mis pies, esquivando uno de ellos pero siendo imposible de deshacerme del segundo que impacto de lleno en mi hombro, clavándose y provocando un desgarrador grito. Me encorvé sobre el suelo, apoyando mis palmas en el asfalto y observando como gotas de sangre chorreaban en los ladrillos. Actué con rapidez y me saqué el arma de mi hombro, haciendo que apareciese un nuevo chorro de sangre. Ahora estaba herido, ella había ido demasiado lejos, no iba ser tan fácil como imaginé, mi vida ya empezaba a estar en riesgo de verdad y aquello era algo que no quería, de ningún modo.
Con los dos cuchillos ahora en mi poder fui corriendo hacía ella. Hice un movimiento engañoso el cual me permitió hundir mi fuerte rodilla en su vientre, haciendo que aquello le hiciese perder el control de la situación por un momento. Mi puño derecho con el arma fue directo a su cara, impactando en su labio. Ella se desplomó en el suelo —¿Te crees que puedes conmigo? ¡¿DE VERDAD LO CREES?! — Mi voz resonaba más que nunca en el lugar — Eres solo una puta, una puta que merece morir, no eres nada más, eres solo una puta...¡Muere! — Grité de nuevo, empuñando el cuchillo esta vez a su pierna. Ya era hora de que ella dejase este mundo.
- OFF:
- Perdón por el retraso. User está de vacaciones. x_x
Wyatt Radway- Cazador Clase Media
- Mensajes : 49
Fecha de inscripción : 09/07/2013
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Behind your darkness [Wyatt Radway]
- Yo soy una asesina como tú, pero al contrario de ti, yo mato criaturas malvadas, carentes de cualquier pena y salvación de sus almas. Soy la última sombra de criaturas que solo en nuestras pesadillas las imaginamos. Las criaturas de la noche.- Le miré y sonreí – Y lo que haces, esta maldita enfermedad te hace ser la criatura equivocada. Pasando de ser un mortal más a un asesino que no merece piedad de nadie – Espeté con frialdad. Era la verdad a mi parecer estaba bien que se vengara, pero que cogiera y matara a inocentes para así gozar de su maldita enfermedad y recordar a su familia muerta, me resultaba demasiado aterrador como para pasarlo por alto.
Dando vueltas a su alrededor, su voz con la que me habló y su respiración, parecían nervioso…acelerados. Sonreí y allí empezó el juego con los cuchillos. Tras tirarle los dos cuchillos y salir rápida hacia el cuchillo que anteriormente había caído, agarrándolo, me giré para contemplar si aquel ataque había sido satisfactorio o al contrario nefasto. Y para mi satisfacción, uno de los cuchillos le había dado en el hombro, clavándose en él. Herido en ese hombro, no podría moverlo mucho y tener la misma fuerza que con el otro. Aquello era una ventaja para mí, que podría decidir como terminaría aquello.
Lo erróneo de mi jugada, fue que el joven se quedó con los dos cuchillos y velozmente sin que me esperara su ataque, vino hacia mí corriendo mortalmente decidido a destruirme. Con una mano con un cuchillo, iba a coger otro de mis reservas de armas repartidas por todo mi cuerpo y vestimenta, cuando para protegerme de un golpe, me protegí de tal forma que dejé mi vientre desprotegido. Mi grito de dolor al recibir un fuerte rodillazo en mi vientre, fue también de asombro. No me lo había esperado, me había engañado y como una principiante había caído en su trampa. ¡Maldita sea, Trysiia!
El golpe me desestabilizó, y antes de que pudiera reponerme o contraatacar con intenciones claras, me volvió a sorprender con un fuerte puñetazo que me dio en todo el labio, desplomándome en el suelo, sin remedio. Respiré ajetreada por el golpe, escupiendo sangre. Todo el labio me dolía y el golpe del vientre aún ardía en mis entrañas. Jadeé intentando sobreponerme y le miré. No iba a dejarme matar, por nada del mundo aquello sucedería esa noche. – No soy una puta, ¡bastardo! – Grité con la adrenalina corriendo por mi cuerpo ante la proximidad del cuchillo ajeno contra mi pierna. No tenía tiempo para apartarme, solo de moverme y me diera con el cuchillo en alguna parte menos dolorosa. Y aquello hizo, me moví de forma aquel cuchillo se clavase en mi carne, sin dañarme ningún musculo importante. Aprovechando que se aproximó mucho para clavar el cuchillo, con el cuchillo que tenía en mi otra mano, lo hinqué en el hombro herido anteriormente rasgando su piel hacia abajo, abriendo la herida.
Si yo tendría problemas con mover mi pierna, él los tendría para mover uno de sus brazos. Ojo por ojo y diente por diente.
Chillé en cuanto el cuchillo me rasgó la pierna, en aquel momento él también gritó de dolor. - ¡Maldito bastardo! – Grité, empujándolo del hombro herido lejos de mí. Enseguida que el asesino se apartó de mí, fui y me saqué el cuchillo gritando del intenso dolor que sentía. La herida no era cualquier cosa, como la herida que le había provocado en su hombro. Ahora ambos estábamos tocados, sin saber cuál de los dos finalmente vencería.
- ¡Eres un maldito bastardo! Tendrías que haber muerto con ellos, antes de convertirte en esto que eres! ¡Eres igual a los vampiros que odias! La misma criatura! ¡Maldita sea!- Me levanté con una mueca de dolor. De mi pierna no dejaba de salir sangre lo que hizo que refunfuñara cabreada ante aquello. Lo único que me alegraba, era que él se encontraba como yo.
Ahora tenía que buscar algo con que atarlo. Así podría terminar de hablar con él y por primera vez él probaría de su propia medicina. ¡Necesitaba una correa¡ ¿Pero, de donde saco una correa? Suspiré volviéndome hacia él con los dos cuchillos ahora de vuelta a mis manos. Le sonreí.- ¿Estas bien del hombro? Espero qué como yo con mi pierna -
Dando vueltas a su alrededor, su voz con la que me habló y su respiración, parecían nervioso…acelerados. Sonreí y allí empezó el juego con los cuchillos. Tras tirarle los dos cuchillos y salir rápida hacia el cuchillo que anteriormente había caído, agarrándolo, me giré para contemplar si aquel ataque había sido satisfactorio o al contrario nefasto. Y para mi satisfacción, uno de los cuchillos le había dado en el hombro, clavándose en él. Herido en ese hombro, no podría moverlo mucho y tener la misma fuerza que con el otro. Aquello era una ventaja para mí, que podría decidir como terminaría aquello.
Lo erróneo de mi jugada, fue que el joven se quedó con los dos cuchillos y velozmente sin que me esperara su ataque, vino hacia mí corriendo mortalmente decidido a destruirme. Con una mano con un cuchillo, iba a coger otro de mis reservas de armas repartidas por todo mi cuerpo y vestimenta, cuando para protegerme de un golpe, me protegí de tal forma que dejé mi vientre desprotegido. Mi grito de dolor al recibir un fuerte rodillazo en mi vientre, fue también de asombro. No me lo había esperado, me había engañado y como una principiante había caído en su trampa. ¡Maldita sea, Trysiia!
El golpe me desestabilizó, y antes de que pudiera reponerme o contraatacar con intenciones claras, me volvió a sorprender con un fuerte puñetazo que me dio en todo el labio, desplomándome en el suelo, sin remedio. Respiré ajetreada por el golpe, escupiendo sangre. Todo el labio me dolía y el golpe del vientre aún ardía en mis entrañas. Jadeé intentando sobreponerme y le miré. No iba a dejarme matar, por nada del mundo aquello sucedería esa noche. – No soy una puta, ¡bastardo! – Grité con la adrenalina corriendo por mi cuerpo ante la proximidad del cuchillo ajeno contra mi pierna. No tenía tiempo para apartarme, solo de moverme y me diera con el cuchillo en alguna parte menos dolorosa. Y aquello hizo, me moví de forma aquel cuchillo se clavase en mi carne, sin dañarme ningún musculo importante. Aprovechando que se aproximó mucho para clavar el cuchillo, con el cuchillo que tenía en mi otra mano, lo hinqué en el hombro herido anteriormente rasgando su piel hacia abajo, abriendo la herida.
Si yo tendría problemas con mover mi pierna, él los tendría para mover uno de sus brazos. Ojo por ojo y diente por diente.
Chillé en cuanto el cuchillo me rasgó la pierna, en aquel momento él también gritó de dolor. - ¡Maldito bastardo! – Grité, empujándolo del hombro herido lejos de mí. Enseguida que el asesino se apartó de mí, fui y me saqué el cuchillo gritando del intenso dolor que sentía. La herida no era cualquier cosa, como la herida que le había provocado en su hombro. Ahora ambos estábamos tocados, sin saber cuál de los dos finalmente vencería.
- ¡Eres un maldito bastardo! Tendrías que haber muerto con ellos, antes de convertirte en esto que eres! ¡Eres igual a los vampiros que odias! La misma criatura! ¡Maldita sea!- Me levanté con una mueca de dolor. De mi pierna no dejaba de salir sangre lo que hizo que refunfuñara cabreada ante aquello. Lo único que me alegraba, era que él se encontraba como yo.
Ahora tenía que buscar algo con que atarlo. Así podría terminar de hablar con él y por primera vez él probaría de su propia medicina. ¡Necesitaba una correa¡ ¿Pero, de donde saco una correa? Suspiré volviéndome hacia él con los dos cuchillos ahora de vuelta a mis manos. Le sonreí.- ¿Estas bien del hombro? Espero qué como yo con mi pierna -
Aleya Dumkorth- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 92
Fecha de inscripción : 04/05/2013
Temas similares
» Wyatt Radway
» Oscuridad y destino [Wyatt Radway]
» El odio de la familia nunca desvanece [Wyatt Radway]
» Incluso la oscuridad más profunda necesita relaciones | Relaciones Wyatt Radway
» You were in the darkness too So I stayed in the darkness with you [Natthan]
» Oscuridad y destino [Wyatt Radway]
» El odio de la familia nunca desvanece [Wyatt Radway]
» Incluso la oscuridad más profunda necesita relaciones | Relaciones Wyatt Radway
» You were in the darkness too So I stayed in the darkness with you [Natthan]
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour