AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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El odio de la familia nunca desvanece [Wyatt Radway]
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El odio de la familia nunca desvanece [Wyatt Radway]
Con el tiempo, es mejor una verdad que una mentira útil. Thomas Mann
Siento como el frío acaricia mi piel y que desde hace tiempo me hace sentir como si estuviese congelada. Escucho mi respiración y seguidamente siento mi pecho moverse, inspirando y expirando el frío aire que agiliza que me enfrié desde dentro. Todo está negro, y no es porque mis ojos estuviesen enfermos porque Dios no me haya permitido ver el camino como los demás lo ven y perciben, es que aún los tengo cerrados a cal y canto. Seguía dormida o desmayada, llamadlo como deseéis. No sabía qué era mejor si permanecer anclada en entre los brazos de Morfeo por siempre o despertar y darle la cara a los problemas que estaban pendientes y a la espera de mi pronto e indeseado despertar. En aquel entonces mis más pesares, mis peores pesadillas, las más íntimas me acechaban entre las absolutas sombras y de entre ellas las más oscuras, las que parecían que no tenían un fondo, un fin; esas eran las más aterradoras y las que me atacaban cada vez que los últimos y cálidos rayos de sol desaparecían en el horizonte. Nunca quise cerrar los ojos, siempre tuve miedo de ellos.
Hace unas horas…
Estaba dando un paseo junto con una de las sirvientas de la casa, ya que fui a comprar unas telas para unos nuevos vestidos pues tenía el antojo de estrenar vestimenta más a la moda y siguiendo los estamentos de la ropa parisina y no la noruega, que eran desde luego telajes más gruesos que en comparación las suaves temperaturas de la hermosa ciudad de París. Ya era la última hora del día y mi sirvienta cargaba con toda la compra del día luego del largo trabajo de rebuscar entre tantas tiendas y telares. Llegando ya a casa vi una tienda de esquina, que casi se escondía en un callejón que era bocacalle a una de las pequeñas e insustanciales callejuelas. Mandé a la sirvienta que fuese al hogar para que dejase las telas que tan pesadas se le hacían ya luego de tanto tiempo cargando con ellas.
Me dirigí hacia aquella tiendecilla de telares que prometía tener unas hermosas telas luego de ver el pequeño escaparate. Sonreí deseando entrar y antes de que mi mano pudiese tocar el pomo de la puerta sentí como algo blanco tapó mis labios y mi nariz y sentí un brazo agarrarme fuertemente de la cintura. Noté como una fuerza superior a la mía tiraba hacia él, hacia dentro del callejón oscuro, percibiéndolo ahora como más que oscuro, tenebroso. Todo fue rápido y mis acciones tardaron en reaccionar, chillé a los pocos segundos después, pedí ayuda y llamé a mi sirvienta, pero nadie me escuchaba ya. Me sentía cada vez más adormecida, más torpe para mover rápidamente mi mente y ordenar a que mi cuerpo se moviese y a que mi voz saliese fuerte de mis labios, pero poco a poco todo iba desvaneciéndose. Lo que veía normal velozmente se volvía borroso y ya ni yo misma podía oír los típicos sonidos de la ciudad parisina, poco después ni pude ver porque en aquella batalla había ganado aquel ser que me secuestró.
En la actualidad…
Al final mis más duras pesadillas me ganaron de nuevo, sumé una derrota más a mi lista como cada día. Abrí mis ojos de par en par aspirando aire profunda y rápidamente para mis pulmones adormecidos también. Asustada por mis pesadillas, respiré muy continuamente. Mis ojos esperaban ver mi habitación, y mi piel sentir la suavidad de mis sábanas pero nada fue así. Me encontré sentada, con algo áspero rodeando mis muñecas y manteniéndolas atadas. La oscuridad seguía un poco presente en aquel pequeño cuarto, giré mi cabeza hacia los lados aterrorizada por no saber donde me encontraba y lo peor que nadie me echaría en falta menos mis sirvientas.Me quedé callada aún teniendo un grito de horror ante la situación, estaba empujándome desde el fondo de mi garganta hasta poder salir de mi boca, pero no podía perder el control más de lo que ya lo había perdido. Intenté buscar algo que me dejase ver qué hacía allí, pero solo había una mesa, y… bueno no veía casi nada, estaba todo demasiado oscuro y la oscuridad me daba miedo, no me dejaba ver más allá de lo que quería realmente ver. Quería salir de allí, quería no haber…ido a aquella maldita tienda de telas. ¿Dónde estoy ahora? ¿Qué va a pasar conmigo? ¿Quién podía hacer esto? Alguien loco, alguien como… Se me apareció de repente el rostro de mi padre. Solo él era capaz de hacerme esto. Solo él albergaba tanto odio como para desearme esto. Me las pagaría caras.
Fiolette Himmel- Humano Clase Alta
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Re: El odio de la familia nunca desvanece [Wyatt Radway]
Hay aveces que la gente aprecia lo que hago. Muy pocos casos ha ocurrido tal cosa pero ha habido personas que han visto con admiración mi trabajo, y no hablo solo del trabajo de caza sobre los seres de la noche hablo sobre lo que realmente hago, cuando asesino, cuando decido quitar la vida de algunas mis victimas. En estos años que he estado viajando he conocido todo tipo de personas, muchas de ellas han conocido mi verdadera cara, mi lado oscuro, han presenciado mis crímenes, incluso han sido participes de ellos. Hay personas por el mundo que comparten la misma oscuridad que yo, que se sorprendieron por mi sutil manera de asesinar, no estoy solo, eso lo sé, muchas veces he fantaseado con encontrar una mujer la cual que le guste hacer lo que yo hago, que ella mate también tal y como yo hago, pero son solo eso, puras fantasías.
Pero nunca llegué a imaginar que encontraría una persona en París que también compartiese oscuridad en su interior. Él llegó a mi, no sé como lo hizo pero llegó a mi, quizás porque era un hombre influyente o quizás porque sabía de mi existencia, jamás lo sabré y tampoco es que me importe mucho pero me ofreció un trabajo el cual no podría rechazar por nada del mundo. Quería que le diese un escarmiento a su hija, parece imposible donde puede llegar aveces el odio de las personas por la gente de su propia familia, es algo que yo sería incapaz de hacer, quizás porque perdí a mi familia demasiado pronto o tal vez porque para mi la familia siempre significó algo muy importante, no lo sé, lo que si sé es que sería incapaz de hacer daño a alguien que compartiese mi sangre, jamás mandaría a nadie hacer daño a mi hija.
Normalmente no solía tomar encargos de nadie, suelo seleccionar mis victimas por mi mismo, no soy un sicario, no trabajo para nadie pero es tal la necesidad de matar, de infringir daño sobre alguien que no tuve más remedio que aceptar dicho trabajo. Obviamente mi idea es jugársela al padre también, me ha pedido que la torture, que le meta un poco de miedo en el cuerpo, pero no, no voy hacer eso, la mataré, la asesinaré y a la misma vez de complacerme con una nueva victima estaré dando un escarmiento a su padre. Aprenderá a querer lo que no tiene, cuando vea a su hija asfixiada, en su cuerpo inerte de vida comprenderá que nunca tuvo que pedir algo así a un psicópata como yo, no tenemos empatia, jamás la tendremos, es como poner un caramelo en la boca de un niño, no puede pretender ofrecerme a una victima y que no acabe con ella. Soy un asesino, no soy un torturador y como tal acabaré con la vida de la joven.
Llevaba siguiéndola toda la mañana. No se había separado de sus criadas en lo que llevaba de mañana. Pero el momento justo siempre llega, siempre hay un momento donde las victimas se separan de la gente que le rodea y son carne fresca y yo como buen depredador espero al acecho hasta que llegue ese momento y cuando llega simplemente atrapo a la victima. Ya es mia, está inconsciente, ya solo tengo que llevarla hasta el lugar donde he decidido cumplir lo que he prometido a su padre. Es un viejo piso de un edificio abandonado, he estado analizando el lugar de un lado a otro varios días, es perfecto para hacer lo que voy hacer. Está alejado de el bullicio del centro de la ciudad, nadie va acercarse allí a menos que sepa a lo que va, podré extenderme en hacerla sufrir todo lo que quiera, estoy seguro que nadie se acercará hasta tal lugar y yo cumpliré lo que he prometido solo que añadiendo un pequeño extra; la mataré.
Se hace de noche. Ella está atada en una silla, empieza a cobrar el conocimiento de nuevo. Yo estoy al otro lado de la habitación oculto en las sombras, esperando a que cobre el sentido por completo para abandonar mi escondite en la oscuridad y mostrarme. Le voy a contar todo, le voy a decir que su padre me ha contratado hacer esto, la torturaré, se saldrá del patrón por el cual mato pero aun así disfrutaré, la torturaré y después acabaré con ella estrangulándola, es todo lo que tengo en mente y va a ser un gran momento —Ya era hora de despertarse princesita — Mi voz retumba por toda la habitación. Tomo el candelabro que había sobre la mesa y hago que se encienda. Ilumino mi rostro y así también la colección de cuchillos y utensilios de tortura que hay sobre la mesa. Son mis juguetes preferidos y estoy deseando que la señorita Himmel los conozca, espero que sean buenos amigos para ella también, pronto se cubrirán con su sangre —¿Sabes lo que haces aquí, verdad? — Pregunto acercándome aun más a ella. Mi mano acaricia su rostro cuando una sonrisa se dibuja en mis labios. La luz del candelabro es toda la luz que hay en la sala y hace que mi rostro se vea más escalofriante de lo que normal luce en casos como estos,
—Vas a morir querida, hoy es tu ultima noche en la tierra, vas a morir...— Es todo lo que digo, en un tono calmado e incluso susurrante.
Pero nunca llegué a imaginar que encontraría una persona en París que también compartiese oscuridad en su interior. Él llegó a mi, no sé como lo hizo pero llegó a mi, quizás porque era un hombre influyente o quizás porque sabía de mi existencia, jamás lo sabré y tampoco es que me importe mucho pero me ofreció un trabajo el cual no podría rechazar por nada del mundo. Quería que le diese un escarmiento a su hija, parece imposible donde puede llegar aveces el odio de las personas por la gente de su propia familia, es algo que yo sería incapaz de hacer, quizás porque perdí a mi familia demasiado pronto o tal vez porque para mi la familia siempre significó algo muy importante, no lo sé, lo que si sé es que sería incapaz de hacer daño a alguien que compartiese mi sangre, jamás mandaría a nadie hacer daño a mi hija.
Normalmente no solía tomar encargos de nadie, suelo seleccionar mis victimas por mi mismo, no soy un sicario, no trabajo para nadie pero es tal la necesidad de matar, de infringir daño sobre alguien que no tuve más remedio que aceptar dicho trabajo. Obviamente mi idea es jugársela al padre también, me ha pedido que la torture, que le meta un poco de miedo en el cuerpo, pero no, no voy hacer eso, la mataré, la asesinaré y a la misma vez de complacerme con una nueva victima estaré dando un escarmiento a su padre. Aprenderá a querer lo que no tiene, cuando vea a su hija asfixiada, en su cuerpo inerte de vida comprenderá que nunca tuvo que pedir algo así a un psicópata como yo, no tenemos empatia, jamás la tendremos, es como poner un caramelo en la boca de un niño, no puede pretender ofrecerme a una victima y que no acabe con ella. Soy un asesino, no soy un torturador y como tal acabaré con la vida de la joven.
Llevaba siguiéndola toda la mañana. No se había separado de sus criadas en lo que llevaba de mañana. Pero el momento justo siempre llega, siempre hay un momento donde las victimas se separan de la gente que le rodea y son carne fresca y yo como buen depredador espero al acecho hasta que llegue ese momento y cuando llega simplemente atrapo a la victima. Ya es mia, está inconsciente, ya solo tengo que llevarla hasta el lugar donde he decidido cumplir lo que he prometido a su padre. Es un viejo piso de un edificio abandonado, he estado analizando el lugar de un lado a otro varios días, es perfecto para hacer lo que voy hacer. Está alejado de el bullicio del centro de la ciudad, nadie va acercarse allí a menos que sepa a lo que va, podré extenderme en hacerla sufrir todo lo que quiera, estoy seguro que nadie se acercará hasta tal lugar y yo cumpliré lo que he prometido solo que añadiendo un pequeño extra; la mataré.
Se hace de noche. Ella está atada en una silla, empieza a cobrar el conocimiento de nuevo. Yo estoy al otro lado de la habitación oculto en las sombras, esperando a que cobre el sentido por completo para abandonar mi escondite en la oscuridad y mostrarme. Le voy a contar todo, le voy a decir que su padre me ha contratado hacer esto, la torturaré, se saldrá del patrón por el cual mato pero aun así disfrutaré, la torturaré y después acabaré con ella estrangulándola, es todo lo que tengo en mente y va a ser un gran momento —Ya era hora de despertarse princesita — Mi voz retumba por toda la habitación. Tomo el candelabro que había sobre la mesa y hago que se encienda. Ilumino mi rostro y así también la colección de cuchillos y utensilios de tortura que hay sobre la mesa. Son mis juguetes preferidos y estoy deseando que la señorita Himmel los conozca, espero que sean buenos amigos para ella también, pronto se cubrirán con su sangre —¿Sabes lo que haces aquí, verdad? — Pregunto acercándome aun más a ella. Mi mano acaricia su rostro cuando una sonrisa se dibuja en mis labios. La luz del candelabro es toda la luz que hay en la sala y hace que mi rostro se vea más escalofriante de lo que normal luce en casos como estos,
—Vas a morir querida, hoy es tu ultima noche en la tierra, vas a morir...— Es todo lo que digo, en un tono calmado e incluso susurrante.
Wyatt Radway- Cazador Clase Media
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Re: El odio de la familia nunca desvanece [Wyatt Radway]
Pide ayuda.
Dile a la vida lo que quieres
y deja que suceda.
Louise Hay.
Dile a la vida lo que quieres
y deja que suceda.
Louise Hay.
La tenebrosa voz de un varón retumbó en aquella sala, sí, también en mis oídos y hacia dentro de mi cuerpo por ende mi cuerpo tembló fuerte por segundos. "Dios mío..." mi mandíbula no era capaz de abrirse y dejar que sonase algo aunque fuese un chillido, un quejido algo… aunque me extrañaba que aún así, si se abriese mi voz saliese más allá de mis temblorosos labios. Giré mi rostro seguidamente hacia una tenue luz anaranjada dada por una luz de vela posada en un candelabro. Todo fue más claro a mi vista cuando vislumbré todo lo que me esperaba encima de una mesa "Dios Santo... Sálvame". Todo tipo de herramientas cortantes se encontraban en la mesa, las conocía... y también utilizarlas. Esperaba que Dios me ayudase a salir de aquello pues yo sola era imposible hacerlo, no iba a tener la fuerza, el valor para aguantar el sufrimiento que me tocaba.
La voz de aquel oscuro varón volvió a sonar rompiendo el silencio de aquella habitación, no me podía creer lo que escuché de él. Yo no podía morir aquella noche, no podía, me quedaba mucho por ver, por disfrutar, por sufrir… toda una vida me esperaba y no se podía acabar aquella noche. El odio por mi padre llegó a tal nivel que era imposible ser más odiada otra persona en el mundo que como yo odiaba a mi padre- Él… - Su mano me había acariciado el rostro y yo no había hecho el intento de quitarme de su demente, enferma y sucia caricia. Elevé mis ojos y luego mi rostro lentamente para poder mirarle directamente a los ojos, mis ojos se volvieron duros y fríos como las lenguas de hielo de mi tierra natal, de querida Noruega- Él Mi padre te mandó hacer esto ¿Verdad? - No quise perder la cordura, al menos los últimos momentos de mi vida.
Quería ver a través de los ojos de aquel loco y mi potencial asesino. No me permitiría perder mis últimas horas de vida llorando. Mi odio infundado a mi padre desde pequeña salió de mí, dejé que saliese a través de mis ojos mi odio no iba a ser acallado ahora, en el final de mi vida, no lo permitiría ni un segundo más. Tanto el que me había secuestrado como mi padre me las iban a pagar caras- Mi última noche…- No iba a dejar que escuchase ni un grito mío, no dejaría que nadie viese mi sufrimiento. Bufé incrédula, ahora reforzada con valor, el odio estaba construyendo un muro irrompible, no dejaría que nadie acabase conmigo-No voy a dejar que ésta sea mi última noche... Absolutamente estás equivocado, su vista y su pensamiento le ciegan, porque será totalmente al contrario a lo que afirma- Si las miradas matasen él ahora mismo sería picadillo y carne lista para carroñeros- Ni padre ni usted podrán hacerme lo que tendrán pensado, pienso salir de aquí por mi propio pie- “Téngalo claro… antes de que empiece el amanecer habré salido de aquí” Aquel varón tampoco sabía con quién estaba hablando o metiéndose. Intenté tensar las cuerdas para agrandarlas sin que se notase, la oscuridad del sitio ayudaba. Saldría… tarde o temprano, saldría de allí.
Iba a salir valga lo que valga,
las cabezas rodarán…
¿Escuchas la tuya?
las cabezas rodarán…
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Fiolette Himmel- Humano Clase Alta
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Re: El odio de la familia nunca desvanece [Wyatt Radway]
Esto iba a ser divertido, muy pero que muy divertido. Desde siempre he detestado las victimas que solo saben llorar y suplicar por su vida, solo piden misericordia a un monstruo como yo que es incapaz de perdonar la vida a nadie. Es un momento realmente patético cuando una de ellas o de ellos se arrodilla pidiendo que tengas clemencia y todo lo que pueden hacer es llorar y llorar como bebés estúpidos, los odio, me repugnan que no acepten cual va a ser su dichoso destino, me repugna que no acepten que van a morir. Ella parece que va a ser diferente y eso, oh, eso me fascina una enormidad, ella no se puede ni imaginar el placer que me produce tener una victima que no me vaya a rogar que le perdone la vida.
—¿De verdad señorita Himmel cree que todo esto es por el estúpido de su padre? — Suelto una carcajada bastante sonora que retumba en la habitación —. ¿Se cree que soy un sicario o algo por el estilo? ¿Se cree que soy uno de los esbirros de su padre? ¡Me ofende! — Exclamo, haciendo un gesto exagerado, fingiendo que me siento ofendido por tal ofensa, en realidad si que me ofende que se me pueda tratar como un asesino por encargo, jamás haría algo así a no ser que sacase algo de provecho de la situación — Querida, yo soy mucho más que eso, su padre me ha encargado que le dé una buena lección, es cierto, sí, pero él no sabe que la voy a matar, hoy usted va a morir y cuanto ante lo acepte será mejor — Una enorme sonrisa se dibuja en mi rostro con el hecho de pensar la cara que se le quedará a su señor padre cuando descubra el cadáver inerte de vida de su querida hijita.
Camino de vuelta hasta la mesa donde tengo mis utensilio. Pruebo que la cuerda con la que voy a estrangularla después está bien atada, aún no es hora de usarla, primero debo divertirme un poco con ella. Ojeo los cuchillos indeciso por cual tomar, mi mano se mueve sobre la mesa tentado a tomar varios de ellos pero finalmente me decido por agarrar uno pequeño, fino, punzante pero pequeño, una excelente arma sin duda. Regreso hasta donde se encuentra ella atada y acaricio con la hoja del arma el rostro de la muchacha, sin que la sonrisa que anteriormente había dibujado en mi rostro desapareciese. No puedo esperar a empezar a divertirme.
—¿Y que piensa hacer? ¿Matarme? — Con mi puño cerrado golpeo levemente su cabeza varias veces, no le hago daño, solo le doy un pequeño coscorrón — Usted no piensa, no, quizás tiene algún retraso en la cabeza y yo desconozco tal dato ¿No se da cuenta que estamos en diferentes condiciones? Usted atada y yo no — El cuchillo sigue deslizándose por su mejilla hasta que de repente hago que le produzca un pequeño corte allí, haciendo que algo de sangre brotara. Rápidamente la hoja del arma vuelve a estar en su rostro, esta vez justo debajo de su ojo izquierdo — Creo que voy a tomar un ojo suyo, tiene bonitos ojos debo reconocerlo pero creo que usted sería más bella sin uno de ellos — Ironizo riendo de nuevo. Vuelvo a la mesa donde tengo mis cuchillos, utilizaré otro para hacer aquello.
—Sí, sí, sí...está será la noche en que usted morirá — Repito una y otra vez haciéndome con una nueva arma. Esta vez es mucho más grande, más larga y más afilada que el anterior cuchillo ¡La fiesta ha empezado!
—¿De verdad señorita Himmel cree que todo esto es por el estúpido de su padre? — Suelto una carcajada bastante sonora que retumba en la habitación —. ¿Se cree que soy un sicario o algo por el estilo? ¿Se cree que soy uno de los esbirros de su padre? ¡Me ofende! — Exclamo, haciendo un gesto exagerado, fingiendo que me siento ofendido por tal ofensa, en realidad si que me ofende que se me pueda tratar como un asesino por encargo, jamás haría algo así a no ser que sacase algo de provecho de la situación — Querida, yo soy mucho más que eso, su padre me ha encargado que le dé una buena lección, es cierto, sí, pero él no sabe que la voy a matar, hoy usted va a morir y cuanto ante lo acepte será mejor — Una enorme sonrisa se dibuja en mi rostro con el hecho de pensar la cara que se le quedará a su señor padre cuando descubra el cadáver inerte de vida de su querida hijita.
Camino de vuelta hasta la mesa donde tengo mis utensilio. Pruebo que la cuerda con la que voy a estrangularla después está bien atada, aún no es hora de usarla, primero debo divertirme un poco con ella. Ojeo los cuchillos indeciso por cual tomar, mi mano se mueve sobre la mesa tentado a tomar varios de ellos pero finalmente me decido por agarrar uno pequeño, fino, punzante pero pequeño, una excelente arma sin duda. Regreso hasta donde se encuentra ella atada y acaricio con la hoja del arma el rostro de la muchacha, sin que la sonrisa que anteriormente había dibujado en mi rostro desapareciese. No puedo esperar a empezar a divertirme.
—¿Y que piensa hacer? ¿Matarme? — Con mi puño cerrado golpeo levemente su cabeza varias veces, no le hago daño, solo le doy un pequeño coscorrón — Usted no piensa, no, quizás tiene algún retraso en la cabeza y yo desconozco tal dato ¿No se da cuenta que estamos en diferentes condiciones? Usted atada y yo no — El cuchillo sigue deslizándose por su mejilla hasta que de repente hago que le produzca un pequeño corte allí, haciendo que algo de sangre brotara. Rápidamente la hoja del arma vuelve a estar en su rostro, esta vez justo debajo de su ojo izquierdo — Creo que voy a tomar un ojo suyo, tiene bonitos ojos debo reconocerlo pero creo que usted sería más bella sin uno de ellos — Ironizo riendo de nuevo. Vuelvo a la mesa donde tengo mis cuchillos, utilizaré otro para hacer aquello.
—Sí, sí, sí...está será la noche en que usted morirá — Repito una y otra vez haciéndome con una nueva arma. Esta vez es mucho más grande, más larga y más afilada que el anterior cuchillo ¡La fiesta ha empezado!
Wyatt Radway- Cazador Clase Media
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Re: El odio de la familia nunca desvanece [Wyatt Radway]
Es un ideal por el que espero vivir, hasta lograrlo.
Pero si es necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto a morir.
Nelson Mandela.
Pero si es necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto a morir.
Nelson Mandela.
Y mientras que por fuera era alguien seria, impasible, no flaqueaba, lo miraba con odio y es que por dentro ya sentía como por dentro me iba quedando sin nada, notaba como mis sentimientos me abandonaban. Mi padre… ¿Cómo un padre podía hacerle eso a su hija? ¿Cómo podía hacerme esto, a su propia hija? ¿Tanto odio me tenía desde que había nacido? Claramente todo era injustificado, no tenía la culpa de que mi madre falleciese el día de mi nacimiento luego de mi parto ¿Quién querría matar a su madre? ¿O quién mataría a su madre con segundos de vida? Yo… hipotéticamente había sido yo, no debería haber nacido y demás… pero aquí estoy. Lucharía estaba batalla con todas mis armas, no dejaría pie con cabeza, la guerra había empezado, el último combate había comenzado y no pararía hasta dar más allá de mi último aliento. Lucharía por mi madre, por la vida que ella me dio y que quiso darme con todo el amor que puede dar una madre a sus hijos, es decir, infinito. No dejaría que mi padre lo echase todo a perder, no dejaría que mi madre hubiese fallecido en vano, iría a por mí secuestrador con todo, con uñas y dientes.
La voz de aquel varón con tan solo escucharlo mis oídos se llenaban de veneno y locura, casi podía ver en él una especie de aura maligna, como el humano que necesita ser encarcelado por su locura aunque también intentaría ser exorcizado. Todo lo que viniese de él sería catastrófico, la mirada de sus ojos lo confirmaba, sus ojos… dejaban ver lo que él era como una ventana hacia el alma, aunque los ojos eran eso, un pequeño espacio donde podrías ver cómo era realmente esa persona, y este varón estaba enfermo, su alma estaba enferma, tenía una enajenación que solo le hacía un favor a la humanidad si fallecía sin más. Estaba segura que no tendría a nadie que lo echase de menos y eso no sabe cómo ni por qué pero la llenaba de placer, de un tipo de placer malvado que nunca había sentido.
- Claro que lo creo… solo alguien como usted podría aceptar un trabajo venido de alguien como mi padre. Los dos están enfermos, dementes, ¿Qué problema tendrían en conjuntar sus ideas y trabajar juntos? Pero usted es un infame, necio, mentecato… que no sabe en qué problemas se ha metido, primero por trabajar con mi padre y segundo porque no sabe quién demonios soy. Es un ingenuo- reí ante sus burdas palabras y resoplé- Ignorante eres de tus propias palabras, ni siquiera entendiste las preciosas palabras y el gran discurso que te habrá dado mi padre para que aceptaste el trabajo. ¡Pobre de ti porque me das pena! Cómo se nota que eres alguien de clase baja, mi padre te encargó que me matases ¡Maldito bastardo!- cada vez apretaba más las cuerdas de mis manos haciéndolas agrandarse, aún faltaba para que pudiese soltarme- Pero serás tú quién reciba la lección esta noche, serás tú y no yo…- en mis labios se dibujó una sonrisa perversa, maligna, enferma… sentía un hueco en mi pecho, vacío, no había nada. Todo por lo que había luchado por irme lejos de mi padre, había sido en vano, nada había funcionado, mi padre seguía cerca de mí por muy lejos que marchase o “escapase”, porque realmente no escapaba, es que sabía que lo mataría si no me alejaba de él, pero esta vez no le dejaría respirar más de lo que el reloj de nuestra vida sonaba con su último tic-tac dando a entender que la muerte vino a nosotros por nuestro finito tiempo.
Volvió con un pequeño cuchillo, una mariposa más bien, la conocía. Yo misma llevaba una navaja de unos quince centímetros pegada a mi pantorrilla. Lo miré con casi unos ojos casi igual de enfermos que los de él, pero yo luchaba con un pilar, con un apoyo, mi madre. Mi sonrisa se volvió en una suave mueca por un segundo ante el suave, afilado y frío roce que recibí al final de su exquisita y ligera acaricia. Yo misma empezaba a darme miedo ¿Quién era esa persona que me había sustituido? ¿Quién era esa Fiolette que había acallado de manera tan oscura y perspicaz a la dulce Fiolette? Comenzaba a pensar que esa nueva y desconocida Fiolette había estado allí siempre, pero le había faltado seguramente el empuje que ahora había recibido. Callada ahora la antigua Fiolette, se hace paso la nueva… enferma de muerte y de sangre, de una venganza que se cobraría con quién simplemente se antepusiese en su camino. Daba miedo, nunca había sido así, ¿De dónde exactamente salían esos sentimientos que quizás habían sido acallados, a la espera de lo esperado?
- Pienso hacerte lo que no está escrito y será esta noche cuando tú me supliques… serás quién llore para que pare- se me escapa una pequeña risilla nerviosa ante mi buena imaginación. No tenía miedo a su amenaza, estaba a punto de soltarme, un poco más… solo un poco más. Me relamí los labios apretando más la soga que me apretaba las manos manteniéndolas unidas fuertemente- El suplicante…- lo llamé de aquella forma, creo que me estaba volviendo cada vez más enfermizamente insana mentalmente. Había tropezado por el acantilado, directa en caída libre por el abismo de la locura y ni había freno ni fondo.
Socorro, no puedo pararme, que alguien me dé la mano porque me estoy perdiendo a mí misma.
Quien renuncia a luchar
en un mundo cuya ley
es una lucha constante,
no merece vivir.
en un mundo cuya ley
es una lucha constante,
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Fiolette Himmel- Humano Clase Alta
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Re: El odio de la familia nunca desvanece [Wyatt Radway]
Hay algo en ella que le fascina. No es como sus otras victimas, eso está claro, ella tiene algo más algo que hace que todo vaya a ser mucho más especial que lo planeado, tiene algo que realmente le da una curiosidad tremenda. No sé si lo está fingiendo pero de hacerlo debe ser una gran actriz, esas sonrisas, esas miradas, esas palabras, me fascinan. Puedo percibir que es muy diferente a todas las anteriores, ella parece ser que no tiene miedo y de tenerlo sabe ocultarlo muy bien, amenaza, me insulta y sabe como ponerme nervioso, eso es algo que admiro. Realmente siempre preferiré lo que está haciendo la señorita Himmel a los llantos de mis otras victimas, las suplicas me dan asco y sus insultos y amenazas me excitan demasiado.
—Señorita Himmel tal y como he dicho anteriormente no estoy haciendo el trabajo para su padre, su padre simplemente me ha pedido que le haga un poco de daño pero...— Me señalé a mi mismo con el dedo indice —...Voy a matarla, va a ocurrir, por mucho que insulte y diga que no va a ocurrir si lo va hacer, acéptelo — Insisto de nuevo, convencido completamente de que ella no va a aceptarlo, va a pelear por su vida hasta el final, eso ya lo tengo claro pero debo mantenerme en mi papel de asesino que mete miedo a su victima, pues, ella, a pesar de ser diferente a las demás solo será un nombre añadido a mi larga lista de cadáveres, nada más.
—Ignorante me llama — Reprocho alzando frunciendo el ceño —. ¿Así que eso es lo que tiene para atacarme? ¿Mi clase social? Le digo que con los viente años que tengo a mis espaldas he tenido oportunidad en la vida para llenarme los bolsillos de oro — Y no es mentira, muchas personas me habrían pagado cantidades descomunales de dinero solo por hacer sus trabajitos y convertirme en sus sicarios — Pero no es eso lo que me importa en esta vida, no es algo que capte mi atención, hacer daño a gente como usted es lo que verdaderamente me gusta de este hermoso mundo, el dinero y la clase social es solo añadido y si no mírese, usted de clase alta rendida a mi merced y yo que soy de clase inferior controlando la situación — Es cierto, siempre he odiado las diferencias en cuanto a clase sociales. Mi familia siempre fue una familia humilde, que se conformaba con el dinero que ganaban, tampoco vivíamos en la pobreza pero tampoco entre riquezas, era algo intermedio y de haber podido seguir viviendo así lo hubiese hecho, sin dudar, daría cualquier cosa por seguir viviendo con mi hermana y mis padres.
—Esperaré ansioso a recibir tal lección — Ya tengo el cuchillo en mi mano, su ojo va ser mio en cuestión de momentos. Apuesto a que gritará y seguramente llorará, de hacerlo se me caería un poco la idea que tenía sobre ella en mente, esa chica de alta cuna fuerte, apuesta y sin miedo de un asesino en serie quien tiene el destino de su vida en sus manos. Rio cuando me llama suplicante, dice que seré yo quien suplique por mi vida, claro que no, nunca he suplicado por mi vida y no iba a empezar hacerlo ahora, menos con una de mis victimas.
Agarré su cara con mi mano izquierda mientras que con la derecha apoyaba la punta del grueso cuchillo sobre su parpado. Sonreía y por unos segundos mi mirada se perdió en el interior de la suya. Había sido todo un descubrimiento para mi encontrar a alguien así, si algo positivo podía sacar de todo esto además de cobrarme una victima y así cubrir mis necesidades de sangre era que posiblemente había encontrado la victima perfecta; ella —Puedo ver oscuridad en sus ojos — Susurro, mientras nuestros rostros están frente a frente —. Tenéis la misma oscuridad en su interior de la que yo tengo, sus palabras y su forma de actuar le delatan. ¿Por qué esconde sus deseos? ¿Por qué no deja que esa oscuridad fluya tal y como yo lo hago? — Pregunto, manteniendo el arma sobre su ojo derecho —, Ni puede imaginar lo feliz que me ha hecho al encontrar alguien como usted, mi victima perfecta...
Beso su frente para después alzar el cuchillo que irá directamente a su ojo. Solo tengo que dejar caer mi mano derecha con el arma y su ojo estará fuera.
—Señorita Himmel tal y como he dicho anteriormente no estoy haciendo el trabajo para su padre, su padre simplemente me ha pedido que le haga un poco de daño pero...— Me señalé a mi mismo con el dedo indice —...Voy a matarla, va a ocurrir, por mucho que insulte y diga que no va a ocurrir si lo va hacer, acéptelo — Insisto de nuevo, convencido completamente de que ella no va a aceptarlo, va a pelear por su vida hasta el final, eso ya lo tengo claro pero debo mantenerme en mi papel de asesino que mete miedo a su victima, pues, ella, a pesar de ser diferente a las demás solo será un nombre añadido a mi larga lista de cadáveres, nada más.
—Ignorante me llama — Reprocho alzando frunciendo el ceño —. ¿Así que eso es lo que tiene para atacarme? ¿Mi clase social? Le digo que con los viente años que tengo a mis espaldas he tenido oportunidad en la vida para llenarme los bolsillos de oro — Y no es mentira, muchas personas me habrían pagado cantidades descomunales de dinero solo por hacer sus trabajitos y convertirme en sus sicarios — Pero no es eso lo que me importa en esta vida, no es algo que capte mi atención, hacer daño a gente como usted es lo que verdaderamente me gusta de este hermoso mundo, el dinero y la clase social es solo añadido y si no mírese, usted de clase alta rendida a mi merced y yo que soy de clase inferior controlando la situación — Es cierto, siempre he odiado las diferencias en cuanto a clase sociales. Mi familia siempre fue una familia humilde, que se conformaba con el dinero que ganaban, tampoco vivíamos en la pobreza pero tampoco entre riquezas, era algo intermedio y de haber podido seguir viviendo así lo hubiese hecho, sin dudar, daría cualquier cosa por seguir viviendo con mi hermana y mis padres.
—Esperaré ansioso a recibir tal lección — Ya tengo el cuchillo en mi mano, su ojo va ser mio en cuestión de momentos. Apuesto a que gritará y seguramente llorará, de hacerlo se me caería un poco la idea que tenía sobre ella en mente, esa chica de alta cuna fuerte, apuesta y sin miedo de un asesino en serie quien tiene el destino de su vida en sus manos. Rio cuando me llama suplicante, dice que seré yo quien suplique por mi vida, claro que no, nunca he suplicado por mi vida y no iba a empezar hacerlo ahora, menos con una de mis victimas.
Agarré su cara con mi mano izquierda mientras que con la derecha apoyaba la punta del grueso cuchillo sobre su parpado. Sonreía y por unos segundos mi mirada se perdió en el interior de la suya. Había sido todo un descubrimiento para mi encontrar a alguien así, si algo positivo podía sacar de todo esto además de cobrarme una victima y así cubrir mis necesidades de sangre era que posiblemente había encontrado la victima perfecta; ella —Puedo ver oscuridad en sus ojos — Susurro, mientras nuestros rostros están frente a frente —. Tenéis la misma oscuridad en su interior de la que yo tengo, sus palabras y su forma de actuar le delatan. ¿Por qué esconde sus deseos? ¿Por qué no deja que esa oscuridad fluya tal y como yo lo hago? — Pregunto, manteniendo el arma sobre su ojo derecho —, Ni puede imaginar lo feliz que me ha hecho al encontrar alguien como usted, mi victima perfecta...
Beso su frente para después alzar el cuchillo que irá directamente a su ojo. Solo tengo que dejar caer mi mano derecha con el arma y su ojo estará fuera.
Wyatt Radway- Cazador Clase Media
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Re: El odio de la familia nunca desvanece [Wyatt Radway]
Cuando la situación es adversa
y la esperanza poca,
las determinaciones drásticas
son las más seguras.
Tito Livio
y la esperanza poca,
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son las más seguras.
Tito Livio
Aquel chico nunca llegó a entender verdaderamente las mezquinas y venenosas palabras de mi padre, él sabe muy bien defenderse y atacar con la oratoria, aunque no lo haría por mucho más tiempo le arrancaría la lengua sin más, será entonces cuando dirá las más hermosas palabras que jamás hayan escuchados mis oídos. Lo torturaría con tiempo, cuanto más tiempo lo tuviese sufriendo mejor sería mi venganza ¿Cuántas veces habían venido a mí pesadillas en las que asesinaba a mi padre y ni yo misma sabía reconocerme? Siempre había supuesto que no era yo, que esa muchacha con mirada profunda, oscura y fría no era yo. Ahora sabía con seguridad que era yo y en cierta medida me alegraba cada vez más de ello. Algo regorgoteaba en mí, como un caldero en el que salían pompas una y otra vez, dando a entender que estaba listo para ser servido. Listo para llenar el interior de un hambre que no había sido llenado nunca, que había permanecido vacío por años, que con el paso del tiempo había sido un vacío “olvidado” o debería decir más bien… ¿Acallado?
Otra risilla escapaba de entre mis labios. No sabía esta vez sí era por los nervios ocultos bajo llave o que el propio joven de enfrente me hacía realmente gracia en un momento tan peligroso como este. ¿Qué me estaba pasando? Dejé que los pensamientos del joven viajen ellos solos y sin guía para que se perdiesen entre las mentiras de mi “afamado” padre- Anda perdido en un mar de mentiras… ¿Quién seré yo para salvarlo? Ahóguese querido inepto- Resoplé mirándolo como con ojos cansados de querer que aceptase algo que no iba a permitir, mis labios dibujaron una sonrisa vil, maliciosa, indigna de la que había sido yo por años ¿Desde cuándo deseaba la muerte de otros y no me acongojaba de ello? Todo aquello me estaba pasando factura y me estaba volviendo loca gracias al pago de aquello tan duro- La vida en sí como quién mande o quién tenga más dinero, no atrae mi atención pero si atrae la educación y los estudios cosa… que apuesto a que no tiene…- giré mi cuello por un momento haciéndolo crujir-Aceptaré mi muerte cuando escuche los últimos movimientos de las manecillas del reloj al que se le está asignada la hora de mi muerte y no antes. Será mejor que no cante victoria…- Me relamí los labios resecos, tenía calor, podría venir de aquel sentimiento de odio que me hacía arder por dentro, esa sed de sangre y venganza eran los mejores ingredientes de mi caldero ¿Lo escucháis burbujear? Está casi listo…
Sentí su mano caliente agarrando mi rostro fuerte para que no pudiese moverlo y así escapar pero no me moví solo apretaba mis brazos y que la cuerda quedase suelta y que mis finas muñecas y manos se escabullesen por entre el áspero nudo- No esperará demasiado, no se preocupe…- reí de nuevo con alma maligna, estaba como perdiendo mi antigua apariencia para llegar a ser otra, no había pérdida o vuelta de hoja para luego volver a ser la misma. Nunca volvería a ser la misma de antes.
La cuerda ya se había deslizado por mis muñecas, no dejé caer la cuerda, haría ruido pero es que además me ayudaría a darle su tan ansiada lección. El joven varón se detuvo por un momento mirando más allá de lo que había por encima de mi mirada y se atrevió a observar el fondo de ellos. Acertó… acertó de lleno. Mi sonrisa vil no desaparecía y se ensanchó ante sus palabras- Usted la has despertado y cómo no olvidar a mi padre… No los estoy escondiendo, ya no. ¿Sabe? Voy a tomar en cuenta su pregunta cómo consejo… voy a dejar que fluya, que me influya, que ahogue lo que pueda quedar de la pobre e ilusa chica y… voy a dejarme salir- Relamí mis labios de nuevo, estaba expectante por actuar, por dañar, por hacer sangrar, por hacer sufrir… Mis ojos se volvieron opacos, toda luz que podía haber habido antes había desaparecido por arte de magia. Ya no habría compasión… solo habría sitio para lo depravado, para lo indigno, para lo infame, para lo perverso y pérfido- No sabe cuánto me alegra de que mi primer potencial asesinado muera feliz…- podría jugar que en ese momento mi voz angelical acalló, huyendo lejos de la total oscuridad de mi interior y salió una voz más profunda. Se acomodó en mí y yo feliz la acepté sin queja alguna-Espero que tenga todos sus asuntos en orden querido…- advertí con la locura en mis ojos, mi ruin sonrisa y mi oscura voz como apuntillando en él veneno.
En el momento en el que la pequeña llama flaqueó por un momento dando menos luz de la que podía dar, todo movimiento se hizo más rápido de lo que podría haber hecho en mi vida. Mi mano derecha se movió como el guepardo se mueve a por su presa, mis dedos aprisionaron su muñeca. Rápidamente mi otra mano soltó la cuerda y se movió tan rápida como su diestra compañera y bajó hasta mi pierna donde tenía la daga agazapada, acallada entre las telas. Fui a matar, no habría compasión en aquella habitación. La sangre mancharía las paredes comportándose entonces como nueva decoración a aquella oscura y depravada alcoba. Mi daga quiso sentir su piel separarse ante su paso. Cortar hasta el hueso, yo misma la había afilado hacía unos días, sentía su sed como la mía propia… la garganta incluso molestaba y mi mano se movía al deseo exclusivamente de ella. Subió por la pierna de él veloz, acariciándole tan cortante… tanto como la había afilado.
Más… más rauda debería de ir, para cortarlo a trocitos y que ni pedir auxilio pudiese pedir.
Mala cosa es tener un lobo
cogido por las orejas,
pues no sabes cómo soltarlo
ni cómo continuar aguantándolo.
Terencio
cogido por las orejas,
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Re: El odio de la familia nunca desvanece [Wyatt Radway]
¿Educación? Oh sí, que ahora se suponía que yo debía tener educación con ella, con una de mis victimas. ¿Qué demonios esperaba? ¿Tratarla con cortesía antes de matarla? ¿Darle una muerte rápido sin ningún sufrimiento? ¿Comportarme como un cabello? Yo lo hacía, por supuesto que lo hacía pero no con mis victimas, nunca lo haría con una de ellas por el simple hecho que no significaban nada para mi, solo eran un numero más, un montón de sangre más a mi larga e interminable lista de asesinatos. Nunca llegarían a significar nada es por eso que jamás les trataría con caballerosidad, solo soy caballero cuando la situación lo requiere, cuando debo ponerme mi careta y actuar como un ciudadano más pero ahora...ahora solo dejo salir a la bestia de mi interior y esa bestia no conoce modales algunos, solo tiene una cosa en mente y es matar, volver a matar y hacerlo de nuevo. Es todo lo que sabe hacer ese lado oscuro de mi personalidad; matar.
Estoy preparado para cualquier cosa. Ella es una caja de sorpresas y por eso me encanta tanto, cualquier cosa puede ocurrir y soy consciente de tal cosa. No cantaré victoria hasta que su ultimo latido de corazón haya desaparecido, es cierto, regodearme de aquella manera siempre había sido propio de mi, presumir del control que tenía sobre mis victimas era demasiado excitante pero quizás con la señorita Himmel me había excedido demasiado. La respuesta a tal cosa estaba clara, ella era una rival fuerte y por tanto debía mostrarme más dominante que nunca. Siempre he pensado que tengo alma de león, un león es cazador, un león atrapa a sus victimas y les enseña agarrándolas con un mordisco por el pu escuezo quien manda en ese momento, yo hago lo mismo. Les demuestro de otra manera mucho más sutil que yo mando, que yo controlo la situación y que dependerá de mi decidir cuando terminar el sufrimiento y por lo tanto arrebatarle su vida para siempre. Yo lo decido, no mis victimas.
—Me siento grandiosamente halagado de haber sido yo mismo quien ha despertado ese sentimiento tan oscuro en usted — No es del todo cierto. Jamás querría que nadie portase la oscuridad y vacío que porto yo en mi interior desde que tenía ocho años, desde que mi vida cambió por completo. Ese sentimiento de vacío es demoledor, no sentir nada por nadie es triste, muy triste pero a la vez es recompensante para un asesino como yo. Jamás tendré remordimientos, jamás sentiré empatía por nadie y jamás me enamoraré, siempre hay ventajas —Eso es lo que deseo, que fluya, tal y como yo hago, reprimir los sentimientos no es nada bueno — Es algo que he aprendido durante todos estos años. Aún recuerdo como cuando era un mocoso, poco tiempo después del asesinato de mi familia quería luchar contra aquella oscuridad que empezaba a crecer en mi interior, recuerdo como por aquellos años todavía me quedaba algo de luz en mi corazón pero como siempre pasa la oscuridad siempre vence a la luz. Acabé asumiendo quien era, quien iba a ser y quien estaba condenado a ser toda mi vida, un asesino, viviría para eso, para matar.
—Su arrogancia le pierde, usted ya me da por muerto, es cierto que yo también he actuado arrogante pero soy yo quien tiene el cuchillo no usted así que puedo tomarme tal libertad y actuar como me plazca. No es de inteligentes amenazar a un hombre con un cuchillo — El arma presiona de nuevo la parte baja de su ojo — Pero he asumido hace ya rato que usted no es inteligente, es tonta, muy tonta y empiezo a entender porque su padre le desea tanto mal ¡Vaya decepción de hija! — Exclamo, intentando desquiciarle con mis palabras. Sé que atacándola con el tema familiar puedo hacerle daño y es que además del daño físico siempre me ha gustado jugar con mis victimas de aquella manera.
—No se preocupe, no tengo familia, solo soy yo — Hace años que no tengo familia. No tengo asuntos que tener en orden, vivo para matar, para cazar seres de la noche y para matar jovencitas como ella, es todo lo que hago, todo lo que sé hacer. Soy incapaz de echar raíces en ningún sitio, como buen animal nómada que soy cambio constantemente de localización, se traba mejor así, es más difícil que puedan encontrarte, crímenes aquí y crímenes allá, siempre dejando mi huella en cada ciudad por la que paso. Y lo cierto es que he perdido la cuenta de las personas que he matado en estos años, quizás más de cien, quien sabe.
Y cuando mi cuchillo iba finalmente atravesar su ojo mi mano queda atrapada en una de las suyas pues me tomó con fuerza mi muñeca, oprimiendo mi movimiento. Aquello es una gran sorpresa, nunca me lo esperé y lo cierto es que a mi no me gustan las sorpresas, no las sorpresas de ese modo al menos. Ella tenía que morir, allí, aquella noche, no quería alargar más de lo debido lo que estaba apunto de ocurrir y ahora, por culpa de ella, parecía que todo iba alargarse más de lo que debía hacerlo. Con su otra mano se hizo con un cuchillo, el cual había ignorado la presencia de este por completo hasta aquel instante. Jugó con el arma sobre mi pierna, mi rostro cambio por completo, ya estaba cansado de jugar, era hora de acabar con ella, ver como su sangre fluía y ver como sufría de verdad, ya no había cabida a los juegos. De un fuerte cabezazo sobre su rostro pude caer hacer atrás, liberándome, arrastrándome hasta la mesa donde estaban mis juguetes. Me hice con varios cuchillos los cuales lancé violentamente contra ella. Mala suerte o no, no conseguí acertar, todos ellos acaban clavados en la pared pero no en su cuerpo.
Oh sí, su cuerpo era lo único que quería perforar con uno de mis cuchillos. Ahora que ella estaba libre y con ganas de pelear iba a ser más violento que nunca, le haría sufrir y mucho. Era hora de que la zorra muriese.
Estoy preparado para cualquier cosa. Ella es una caja de sorpresas y por eso me encanta tanto, cualquier cosa puede ocurrir y soy consciente de tal cosa. No cantaré victoria hasta que su ultimo latido de corazón haya desaparecido, es cierto, regodearme de aquella manera siempre había sido propio de mi, presumir del control que tenía sobre mis victimas era demasiado excitante pero quizás con la señorita Himmel me había excedido demasiado. La respuesta a tal cosa estaba clara, ella era una rival fuerte y por tanto debía mostrarme más dominante que nunca. Siempre he pensado que tengo alma de león, un león es cazador, un león atrapa a sus victimas y les enseña agarrándolas con un mordisco por el pu escuezo quien manda en ese momento, yo hago lo mismo. Les demuestro de otra manera mucho más sutil que yo mando, que yo controlo la situación y que dependerá de mi decidir cuando terminar el sufrimiento y por lo tanto arrebatarle su vida para siempre. Yo lo decido, no mis victimas.
—Me siento grandiosamente halagado de haber sido yo mismo quien ha despertado ese sentimiento tan oscuro en usted — No es del todo cierto. Jamás querría que nadie portase la oscuridad y vacío que porto yo en mi interior desde que tenía ocho años, desde que mi vida cambió por completo. Ese sentimiento de vacío es demoledor, no sentir nada por nadie es triste, muy triste pero a la vez es recompensante para un asesino como yo. Jamás tendré remordimientos, jamás sentiré empatía por nadie y jamás me enamoraré, siempre hay ventajas —Eso es lo que deseo, que fluya, tal y como yo hago, reprimir los sentimientos no es nada bueno — Es algo que he aprendido durante todos estos años. Aún recuerdo como cuando era un mocoso, poco tiempo después del asesinato de mi familia quería luchar contra aquella oscuridad que empezaba a crecer en mi interior, recuerdo como por aquellos años todavía me quedaba algo de luz en mi corazón pero como siempre pasa la oscuridad siempre vence a la luz. Acabé asumiendo quien era, quien iba a ser y quien estaba condenado a ser toda mi vida, un asesino, viviría para eso, para matar.
—Su arrogancia le pierde, usted ya me da por muerto, es cierto que yo también he actuado arrogante pero soy yo quien tiene el cuchillo no usted así que puedo tomarme tal libertad y actuar como me plazca. No es de inteligentes amenazar a un hombre con un cuchillo — El arma presiona de nuevo la parte baja de su ojo — Pero he asumido hace ya rato que usted no es inteligente, es tonta, muy tonta y empiezo a entender porque su padre le desea tanto mal ¡Vaya decepción de hija! — Exclamo, intentando desquiciarle con mis palabras. Sé que atacándola con el tema familiar puedo hacerle daño y es que además del daño físico siempre me ha gustado jugar con mis victimas de aquella manera.
—No se preocupe, no tengo familia, solo soy yo — Hace años que no tengo familia. No tengo asuntos que tener en orden, vivo para matar, para cazar seres de la noche y para matar jovencitas como ella, es todo lo que hago, todo lo que sé hacer. Soy incapaz de echar raíces en ningún sitio, como buen animal nómada que soy cambio constantemente de localización, se traba mejor así, es más difícil que puedan encontrarte, crímenes aquí y crímenes allá, siempre dejando mi huella en cada ciudad por la que paso. Y lo cierto es que he perdido la cuenta de las personas que he matado en estos años, quizás más de cien, quien sabe.
Y cuando mi cuchillo iba finalmente atravesar su ojo mi mano queda atrapada en una de las suyas pues me tomó con fuerza mi muñeca, oprimiendo mi movimiento. Aquello es una gran sorpresa, nunca me lo esperé y lo cierto es que a mi no me gustan las sorpresas, no las sorpresas de ese modo al menos. Ella tenía que morir, allí, aquella noche, no quería alargar más de lo debido lo que estaba apunto de ocurrir y ahora, por culpa de ella, parecía que todo iba alargarse más de lo que debía hacerlo. Con su otra mano se hizo con un cuchillo, el cual había ignorado la presencia de este por completo hasta aquel instante. Jugó con el arma sobre mi pierna, mi rostro cambio por completo, ya estaba cansado de jugar, era hora de acabar con ella, ver como su sangre fluía y ver como sufría de verdad, ya no había cabida a los juegos. De un fuerte cabezazo sobre su rostro pude caer hacer atrás, liberándome, arrastrándome hasta la mesa donde estaban mis juguetes. Me hice con varios cuchillos los cuales lancé violentamente contra ella. Mala suerte o no, no conseguí acertar, todos ellos acaban clavados en la pared pero no en su cuerpo.
Oh sí, su cuerpo era lo único que quería perforar con uno de mis cuchillos. Ahora que ella estaba libre y con ganas de pelear iba a ser más violento que nunca, le haría sufrir y mucho. Era hora de que la zorra muriese.
Wyatt Radway- Cazador Clase Media
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Re: El odio de la familia nunca desvanece [Wyatt Radway]
En la venganza,
como en el amor,
la mujer es más bárbara que el hombre.
Friedrich Nietzsche.
como en el amor,
la mujer es más bárbara que el hombre.
Friedrich Nietzsche.
Todo había ocurrido rápidamente, nada podía perderse de mi vista, tenía que tenerlo todo bajo control, fuese lo que fuese, si perdía mi ser allí no iba a salir con vida sino más bien con los pies por delante y no iba a permitir que un loco de pacotilla me quitase la vida. Se arrepentiría de sus palabras, realmente no se sentiría halagado por despertar una parte de mí que había tenido bajo llave, en lo más profundo de mí, donde todo se pierde y no vuelve a encontrarse. Todo había sido culpa de él… no, no de él. Mi padre. Ese… maldito ser mezquino de pensamiento y corrupto de alma ¿Cómo era capaz de matar un insano asesino a por su hija? Ciertamente él estaba más demente que el joven varón que estaba delante de mí. ¿Quién se merecía más la muerte, él o mi padre? ¿Los dos…? No lo sé, pero yo merecería la pena de muerte luego de que asesine a mi padre, luego de que lo atrape, lo capture, le haga sufrir, le haga llorar, gritar, desmallarse del dolor y suplicar por su propia muerte y… Adivinad, no terminaría ahí, todo empezaría con la “última fase” luego de su captura. Me regodearía en su dolor, me bañaría en su locura por morir, surcaría sus gritos agónicos, me perdería por dentro de su malvada alma para arrancarle el corazón. No lo necesita, no necesitaba aquel órgano, ¿Quién necesitaba algo así cuando había mandado matar a su propia hija? Nadie. Me había vuelto alguien que aún no conocía realmente y como se dice… De perdidos, al río. Y eso haría, que nadie me encuentre en mi estado más cruel porque sufriría en medida- Se querrá tragas sus palabras querido…- Susurré momentos antes de que recibiese un fuerte golpe en la cabeza, frente con frente.
Caí hacia atrás del golpe y aproveché para al caer, impulsarme para dar una vuelta campana hacia atrás y escapar de su vista-objetivo, ya que en un segundo los cuchillos volaron por la habitación. ¿Su destino? Claramente yo, no había ni que detallar que me eché a un lado para poder esquivarlos. La vela que alumbraba aquel lugar quedó al lado de mi cabeza, alumbrándome con más intensidad mi rostro y dejando a un lado de la habitación casi completamente a oscuras. Una sonrisa macabra apareció en mis labios, dejando salir una vez más a aquella parte que ya era dueña de todo lo mío- Mi arrogancia no es la que me pierde querido, es su subestimación hacia lo que le hará perder, ya le haga salir con los pies por delante de esta habitación o malherido. Prefiero hacerme ver como una burda ignorante que como realmente soy- Me reí escasa de alegría- ¡Oh! Si querido… soy una mala hija… una decepción de hija desde antes incluso nacer, ya eso es lo más hermoso que haya podido decirme mi afamado padre ¿Cree que con eso simplemente va a hacerme retroceder y lloriquear? Jajajaja…- Soplé la vela con fuerza para apagarla rápidamente- Como pensaba… alguien como usted es tan inútil e inservible para esta sociedad que ni familia, allegados, amigos o conocidos tiene… ¿Qué se siente vivir en este mundo y en realidad no existir para nadie más? Qué inepta se ve su vida que solo matando se ve un bueno para nada- Elevé mi mano hacia el suelo para agarrar un cuchillo, irónicamente el que me iba a sacar el ojo ahora era de mi propiedad- ¿Qué tal si le ayudo a ver solo la oscuridad? Quizás así se pueda ver… y seguro que me ve también- me quedé calada, quieta. Era la hora. Lo escuchaba atentamente todo, estaba esperando a que se moviese. Mi cabeza daba alguna que otro traspiés, pero no era nada importante, sentía como me bombeaba la frente con fuerza, el golpe estaba ahí, aún así no dejaría que por nada del mundo esto acabase como se supone que debería haber acabado.
Alea Jacta Est.
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Re: El odio de la familia nunca desvanece [Wyatt Radway]
En cierto modo era triste, muy triste. Que un mismo padre mandase hacer daño a su hija no podía producirme otro sentimiento más que pena. Nunca imaginé ser padre, no creo que lo llegase a ser nunca pues no soy ese tipo de personas que han llegado al mundo destinadas para eso pero si algún día lo hiciese sé que sería incapaz de cargar contra mi hijo de aquella manera. Sangre de mi sangre, simplemente no podría. Y es que si tengo una debilidad es seguramente la familia, aquella que se me arrebato y a la cual quería demasiado y quizás sobrevaloraba, pero lo que si tengo claro es que jamás causaría ni desearía daño a uno de los míos. Podía ser el monstruo más terrible con los demás pero con los míos...jamás.
Estaba ansioso por ver si era cierto que cumplía todas aquellas sus amenazas. Hasta ahora no había sido gran cosa, tenía que reconocer que me había sorprendido aquel movimiento no esperado pero por ahora estaba esperando que empezase la accion. No dudaba de que ella tenía oscuridad en su interior, eso podía haberlo visto por sus palabras y su forma de actuar, no era un farol, iba en serio, solo tenía que dejar que todo aquello fluyese y tendría ante mi una replica de monstruo muy interesante de asesinar. No me había enfrentado contra nadie de este tipo con anterior, no siendo una humana al menos.
—¿Te crees que todo eso me importa? ¿De verdad lo crees? — No necesitaba amigos, no necesitaba tener relaciones con nadie, no necesitaba nada de esa mierda que cualquier persona normal necesitara. Yo no era normal, no desde que perdí mi total inocencia, no necesitaba relacionarme con la gente para vivir. Solo había una cosa que era vital en mi vida para seguir adelante; matar, si no mataba me descontrolaba y si me descontrolaba todo podía irse al traste y no quería de ninguna manera acabar ahorcado en medio de una plaza, no, no era mi intención —Lo que si es verdaderamente triste es que tengas un padre que desee tú muerte, que desee lo peor para ti...eso, eso es horrible...debes sentirte como una autentica mierda — Y estaba convencido que usando aquel tema podía herirle. Es todo lo que quería; herirle — Adelante — Acepté su reto.
La oscuridad se hizo al apagar aquella vela. Podía aun así distinguir su silueta en la habitación. Mis ojos ya se habían acostumbrado a la oscuridad anteriormente y cuando lo hacían era de una rapidez extremadamente impresionante. No iba a tardar nada en actuar, de hecho lo iba hacer de inmediato. Retrocedí sobre mis pasos intentando que ella no supiese lo que iba hacer, la despisté, luego me quedé petrificado por unos segundos, como si de una estatua fuese y después...después me lancé sobre ella como un depredador que ataca a su presa. La estampé contra la primera estancia que encontré, la oscuridad no me dejaba ver más alla de su contorno. Le propiné un fuerte puñetazo en el estomago y luego rodeé su cuello con mis manos, apretando fuerte, esperando que de un momento a otro acabase sin aire.
Siempre que ahogo a las personas de aquella manera me gusta ver su rostro. Me gusta ver como la vida se marcha de sus ojos, como todo queda vacío y muere. Esta vez me iba a tener que conformar con su rostro inundado en la oscuridad.
Estaba ansioso por ver si era cierto que cumplía todas aquellas sus amenazas. Hasta ahora no había sido gran cosa, tenía que reconocer que me había sorprendido aquel movimiento no esperado pero por ahora estaba esperando que empezase la accion. No dudaba de que ella tenía oscuridad en su interior, eso podía haberlo visto por sus palabras y su forma de actuar, no era un farol, iba en serio, solo tenía que dejar que todo aquello fluyese y tendría ante mi una replica de monstruo muy interesante de asesinar. No me había enfrentado contra nadie de este tipo con anterior, no siendo una humana al menos.
—¿Te crees que todo eso me importa? ¿De verdad lo crees? — No necesitaba amigos, no necesitaba tener relaciones con nadie, no necesitaba nada de esa mierda que cualquier persona normal necesitara. Yo no era normal, no desde que perdí mi total inocencia, no necesitaba relacionarme con la gente para vivir. Solo había una cosa que era vital en mi vida para seguir adelante; matar, si no mataba me descontrolaba y si me descontrolaba todo podía irse al traste y no quería de ninguna manera acabar ahorcado en medio de una plaza, no, no era mi intención —Lo que si es verdaderamente triste es que tengas un padre que desee tú muerte, que desee lo peor para ti...eso, eso es horrible...debes sentirte como una autentica mierda — Y estaba convencido que usando aquel tema podía herirle. Es todo lo que quería; herirle — Adelante — Acepté su reto.
La oscuridad se hizo al apagar aquella vela. Podía aun así distinguir su silueta en la habitación. Mis ojos ya se habían acostumbrado a la oscuridad anteriormente y cuando lo hacían era de una rapidez extremadamente impresionante. No iba a tardar nada en actuar, de hecho lo iba hacer de inmediato. Retrocedí sobre mis pasos intentando que ella no supiese lo que iba hacer, la despisté, luego me quedé petrificado por unos segundos, como si de una estatua fuese y después...después me lancé sobre ella como un depredador que ataca a su presa. La estampé contra la primera estancia que encontré, la oscuridad no me dejaba ver más alla de su contorno. Le propiné un fuerte puñetazo en el estomago y luego rodeé su cuello con mis manos, apretando fuerte, esperando que de un momento a otro acabase sin aire.
Siempre que ahogo a las personas de aquella manera me gusta ver su rostro. Me gusta ver como la vida se marcha de sus ojos, como todo queda vacío y muere. Esta vez me iba a tener que conformar con su rostro inundado en la oscuridad.
Wyatt Radway- Cazador Clase Media
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Re: El odio de la familia nunca desvanece [Wyatt Radway]
Además, lo cierto es que siempre matas a quien más quieres.
Todo había sido más o menos como se lo había planteado aquel. El varón se movía por fuertes impulsos, no se controlaba, no pensaba, todo lo hacía por bruscos movimientos. Y sus palabras delataban cierto trazo de querer hacer mella en mí, jajajaja- Yo… no tengo padre- Sonreí con desdén y mi mirada se volvió algo más insana, más enfermiza- Tranquilo… pienso convertirme en alguien despreciable y no me hará falta tener un padre- luego de aquello todo quedó a oscuras. Casi podía verse como el silencio se aliaba con las sombras más oscuras de aquella alcoba. El aire se podía sentir como denso, nada parecía que iba a acabar bien de allí, al menos yo ya no iba a salir bien parada de allí, tanto física como psíquicamente.
Me mantuve en la misma posición una vez suspiré a la vela, esta se apagó y yo me erguí. Aspiré suavemente y retuve el aire, todo era casi totalmente silencioso excepto por los latidos de mi corazón, parecía que estaban haciendo un ruido estruendoso pero realmente no se podía escuchar aquellos sonidos discontinuos y rápidos que parecidos al de un tambor hacía mi órgano. En cambio escuchaba perfectamente los pasos del joven, ya lo tenía localizado, sus zapatos hacía un ruidillo curioso, era como su suspirasen por lo que cuando diese un paso sabía su posición al instante, además del ruido de las suelas al golpear el suelo de madera.
Como dije se me abalanzó encima con rapidez pero a la misma vez que él vino a mí en escasos dos segundos, yo en alianza con la oscuridad agarré la vela llena de ardiente cera y la otra mano subió para hacerme con una horquilla ornamentada en plata y piedras preciosas, un regalo exquisito por parte de mi hermano que ahora me serviría para atacar a aquel desalmado maníaco, darle una lección y escapar de allí.
El impacto que recibí en el estómago me hizo soltar la vela dejando manchar la parte trasera de mi caro vestido. Sin embargo agarré más fuertemente mi pinza que mantenía mi largo cabello en un lindo y alto recogido, pero a pesar de todo mi cabello no calló, porque rápidamente él me empotró contra la pared y el moño no se soltó por el momento. Cerré los ojos por el fuerte golpe y luego ante la sorpresa de que agarrase mi cuello con todas sus fuerzas, proferí un sonido ahogado y luego de eso sonreí. Saqué mi mano desde detrás de mi cadera y manteniendo los ojos del varón loco, clavé mi larga y puntiaguda pinza de plata en debajo de uno de sus pectorales intentando que llegase con suerte a uno de sus pulmones y se lo perforase con un punzante dolor, tanto como para que al menos me soltase, pero no dejé pasar ni un segundo más. Llevé mi cabeza hacia atrás y con fuerza y rapidez intenté golpear mi frente contra su nariz. Si no funcionaba una cosa debía funcionar la otra.
¿Para qué vas a matar a alguien que no te importa?
- Spoiler:
- Siento el retraso, anduve de vacaciones.
Fiolette Himmel- Humano Clase Alta
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