¿Que hace una señorita sola a estas horas? [Megan Doiteville]

por Invitado Vie Ago 13, 2010 12:04 pm

No quería que me pasara lo de hace unos días, volver a tener esa sed de sangre incontrolable, que me mataba lentamente y me consumía por dentro, quitándome lo poco que me quedaba de humanidad.
Esa sed que no entendía de razas géneros o clases sociales, esa sed que cada vez que aparecía en mi me hacía estremecer, sabiendo en que esa noche un inocente moriría, no es que me importara mucho, pero solo quería matar a los que se lo merecieran, a las personas que me hubieran dado una razón de peso para ganarse la muerte a mis manos, cosa no muy agradable, ya que solía aprovechar hasta el último segundo que esta tuviera, hasta la última gota de sangre.....
Solía utilizar diferentes aparatos que gente de confianza me proporcionaba, por una suma de dinero alta para ellos, pero relativamente baja para mi, definitivamente, no me gustaría ser mi propia víctima, jeje.

Como en todas mis tácticas, me dirigí hacía las afueras, donde algún humano se encontraría, no solía haber muchas personas a esas horas de la noche en las afueras, eso me daba libertad de elegir mi víctima y el lugar en donde morderla, dejando luego su cuerpo, vivo pero sin fuerzas en un lugar visible, para que alguien ayudara a esa persona, lo cuál, a mis ojos, me parecía un gesto de amabilidad por mi parte.

Pero ese día era un día extraño, a primera vista no había nadie, en las afueras, no me puse nervioso, dado que ya me había alimentado el día anterior, pero busqué con mucho afán alguien, cualquier persona, tampoco la necesitaba, pero la sensación al notar pasar la sangre por mi garganta era indescriptible, la palabra ''placentera'' se quedaba corta.

Una hora después de comenzar con mi búsqueda seguía igual que al principio, nada de nada, ni un solo alma se presentaba por esas calles, resignado, me senté en un banco de piedra, apoyé el codo sobre mi rodilla y la mano, cerrada en puño, sobre mi frente, en una pose pensativa, y con cara triste, lo cierto es que me apetecía bastante beber sangre, aunque no lo necesitara.

por **Margarett Doiteville** Lun Ago 16, 2010 3:35 pm

Por lo normal me gustaba salir, no quedarme siempre en el burdel, por las noches no acostumbraba a estar fuera despues de trabajar pero no podia quedarme tanto tiempo quieta en un lugar, no ahora que yo era completamente libre de salir, estar o no estar en un ligar, talvez era una nueva mania o necesidad que nacia en mi. Tanto tiempo privada de salir y de conocer mi propia ciudad, me puse mi abrigo que arropaba mi cuerpo con un vestido nada escotado como los que utilizaba normalmente, por desgracia no era uno que ocultara por completo las curvas del corse y mis demas atributos como mujer.

Sali a las calles a las cuales aun no conocia del todo bien pero no tenia tan mala memoria con esto. Y una vez me encontraba en el lugar que tuve un encuentro algo inusual con un licantropo, no regrese ahi para esperar verlo una vez mas ahi pero era una costumbre quedarme en ese lugar que nadie poblaba mas que plantas, el cesped algunos cuantos arboles, el cielo y yo. Mi vista se encontraba en la luna que iluminaba el pecqueño lgar que yo habia tomado desde hace tiempo para poder decir de mi propiedad. Tan solo esque frecuentaba mas aqui que cualquier otro lugar, de haberme encotrado aqui antes, si mi vida hubiera sido algo mas normal que estar encerrada este sin duda seria mi lugar preferido en donde decirle al viento mis penas y cantarle mis tormentos, cada que necesitara hacerlo, y dejar salir mi dulce pero melancolica melodia, de mi vida, caminaba hacia atras aun con la vista fija en el cielo, estaba completamente sumergida en lo que pude llegar a hacer en este lugar.. Seguia apoyando mis pies hacia atras pisando fijamente, dos pasos mas para despues caer encima de algo o mas bien alguien. Pero como era posible no fijarme en el como si fuera una estatua sin nada mas nisiquiera pude escuchar su respirar atras de mi cuerpo, estabamos tirados yo encima suyo mientras le veia algo confundida por no percatarme de el. Era imposible yo era muy atenta a cualquier sonido o movimiento, ¿Porque estar ahi ahora en esa situacion tan incomoda?

–Lo siento, señor–Trate de ponerme de pie pero mi abrigo se habia atorando en algo de su ropa y no podia, lo veia con verguenza pura en mis ojos

por Invitado Miér Ago 18, 2010 4:25 pm

Un fuerte empujón me sacó de mis cavilaciones, cuando me quise dar cuenta tenía encima mía a una preciosa señorita, con cabellos rubios, iguales a los míos, la miré detenidamente a la cara, perfecta, como el rostro de la mayoría de las personas que había conocido en París.
Siendo sincero, cualquiera que nos viera juntos podría haber pensado que eramos familia, me reí ante tal situación, aunque rápidamente me vino la imagen de mi hermana, tan bella como siempre y tan distante....''Tranquilo hijo, verás a tu hermana en el cielo'' eso era lo que solían decirme las criadas para consolarme, ahora ya ni eso....técnicamente no puedo morir, y si lo hago iré al infierno por los crímenes que he cometido....
Pero como siempre hacía cuando estos temas venían a mi cabeza la sacudía y esta volvía a la tierra, en la que yo aún seguía tirado en el suelo, con la dama aún encima mía, pidiéndome disculpas.
La miré fijamente, sonriendo
-Tranquila, un infortunio lo tiene cualquiera-reí-Aunque la suerte es que usted no pesa mucho....por hubiera sido que me hubiera caído un oso encima o algo así-miré otra vez su rostro, era como un ángel....-Esperé tiene....-no continué la frase, la chica tenía una hoja en el pelo, suavemente alcé mi mano y se la quité-Ya está, esa hoja la afeaba-reí otra vez, luego hice una muecaPiensa levantarse? a mi me da igual, yo lo digo por usted....-volví a reír(alf inal le parecería un loco de tanto reír...)

Volví a acordarme de las ganas que tenía de probar un poco de sangre, y entre esos dorados cabellos pude distinguir un precioso cuello, era como si todos los sucesos me pidieran que la mordiera....pero no quería, al menos hablaría un poco con ella antes.Maldecí mi existencia por tener que beber sangre continuamente, si, era deliciosa, pero últimamente estaba maldiciendo demasiado todo lo relacionado a mi, quizás me estuviera dando cuenta de mis actos...

por **Margarett Doiteville** Vie Ago 20, 2010 1:27 am

-Bueno, si tiene una suerte que yo mantenga la figura..-Antes de ponerme de pie me quito una hoja que habia quedado eredada en mi cabello el cual sacudi una vez de pie luego de escuchar sus palabras correspondiendo a sus continuas risas.Le ofreci mi mano para ayudarle a ponerse de pie-Debo confesarle que estaba usted muy comoda ahi abajo pero, no quiero crecer con problemas en la espalda cuando sea una anciana.-Rei dando unas cuantas carcajadas bastante audibles, hablaba enserio diciendole que estaba comoda ahi.

Aun cuando ambos reiamos me daba cuenta de que sus ojos no estaban aqui en las risas ni en el momento estaba pensando en otras cosas o almenos sus ojos lo delataban y era algo que amaba en mi persona, poder deterctar ese tipo de cosas tan insignificantes como saber que algo le comenzaba a preocupar pero no le pondria importancia.

-Soy Megan Doiteville, la chica que le cayo de los cielos, es un placer-Dije divertida debido a mi presentacion, queria saber el nombre de mi apoyo.-¿Y usted mi amortiguador de caidas?-Le pregunte haciendo una reverencia con mi cabeza, en medida de agradecimento y presentacion

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