A drop in the Ocean... | Oceana's ID

DATOS BÁSICOS

DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA

Oceana... la mujer que como el océano, lo abarca todo... o al menos, lo intenta. Ella es como un torbellino de buena energía que siempre logra sacar una sonrisa a todo quien se encuentra a su alrededor. Su sonrisa es prácticamente imperturbable, y su mirada oscura, felina, cautiva a cualquiera que se atreva a mirarla desde demasiada poca distancia. Te envuelve. Es sutil y seductora, amante de la vida y del amor en todas sus facetas. Simplemente encantadora, vivaz e inteligente. Sabe como ganarse la vida y odia que los demás se compadezcan de ella. Su fuerza es envidiable.

Prefiere dar y no recibir nada a cambio. Es de esas personas que pueden sentarse a tu lado para que llores en su hombro cuando estés mal, que te escuchará con total atención e intentará aconsejarte siempre desde su punto de vista, con optimismo. Suele ser subjetiva en toda acción que toma, guiándose por su propio corazón y no con la cabecita, llegando a ser en ocasiones demasiado impulsiva, o parecerlo, por dejarse guiar por su aguda intuición, que si bien pocas veces le falla, sabe que en cualquier momento puede equivocarse. Su fortaleza interior es siempre la envidia de todos, porque que a diferencia de muchos, Oceana siempre mantiene la cabeza bien alta, por mucho que quiera agacharla, o por muchos palos que la vida le haya dado. No importa las veces que caiga, las veces que sea humillada... ella siempre terminará levantándose, por mucho que cueste. Su valentía es el rasgo que mejor la caracteriza, y por la que muchos la conocen.

Ella es la chica con la que estarías horas y horas hablando de cosas sin sentido, con comodidad y sin que nada más se interpusiera. Capaz de surcar siete mares por ti, y por los suyos. Si le llegaste al corazón, nunca saldrás de él, siempre podrás contar con ella, no importa el tiempo que lleves sin verla. Y es que tiene ese don natural para caerle bien a todo el mundo, o a casi todo el mundo. Tan fácil resulta para ella el sonreír y transmitir su sonrisa, que prometió hacerlo todos los días para que la gente de su alrededor se olvidara de toda tristeza. No es que su vida no halla sido dura, o que sea la persona más feliz de la tierra. Su vida ha tenido sus muchas dificultades, como la de cualquiera, pero siempre sabe sacar la parte buena a todo lo malo. Y lo contagia, por eso todo el mundo se siente bien a su alrededor.

HISTORIA

Nacida un lluvioso febrero de 1775 en el seno de una familia humilde de una fría comarca rumana. Su padre era comerciante de especias y verduras, mientras que su madre era bailarina en el circo de la ciudad, y cosía trajes y vestidos para la nobleza de la zona. Sus diseños eran bastante aclamados, pero el hecho de pertenecer a la etnia gitana hacía que aquella misma nobleza que se ponía sus vestidos, la desdeñase y la tratasen poco más que como una alimaña. La verdad es que no le importaba. Con lo que sacaba en sus dos trabajos y con lo que su marido traía a casa tenían bastante para vivir bien, sin lujos, pero siempre tenían algo que llevarse a la boca. Oceana no tenía hermanos ni más familiares cercanos que sus padres, así que esto creó cierta dependencia en la chica, quien nunca se separaba de ellos...

Y fue así como, a los cinco años, cuando descubrió su amor por la danza de mano de su madre, Leonora. Un día acudió a uno de sus espectáculos y descubrió la magia del baile, del circo, de la música mezclada con las risas y aplausos de la gente. Su padre le confesó que fue allí mismo donde la conoció y se enamoró de ella. Él había sido un soldado de origen sueco que fue enviado a Hungría en una misión especial. En cuanto la vio, un día que tenía de descanso, supo que iba a casarse con ella y que compartirían el resto de sus vidas juntos. Y por suerte, ella pareció pensar igual.

Los años pasaron con rapidez, y plagados de dificultades. La mujer se quedó sin su trabajo de costurera, por lo que el dinero que entraba a casa se redujo sustancialmente. Ambos, padre y madre hubieron de hacer horas extras en sus respectivos trabajos, por lo que la niña pasaba muchas horas a solas en aquella casa envejecida por los años. Sin embargo, y gracias a los esfuerzos de sus padres, la joven pudo ir a una modesta escuela, donde la enseñaron a escribir, leer y a tocar el violín, aunque esto fue más por obra y gracia de uno de sus profesores, que enternecido por la joven muchacha, decidió que pondría de su parte para que en su futuro fuese algo mejor, más próspero que el de sus padres. Ahora, con una nueva afición, la niña desarrolló su capacidad creativa muy rápidamente, convirtiéndose en un pilar importantísimo en su familia: lograba sacar sonrisas a unos padres agotados, más viejos y más frustrados.

A la edad de catorce años, un suceso traumático partió en dos su mundo. Su madre, de apenas treinta y nueve años, había sido encontrada medio desnuda, golpeada y al borde de la muerte, en un descampado no muy lejos del circo donde trabajaba de bailarina. Poco después murió en el hospital. La muerte de su madre vino acompañada por la profunda tristeza y la soledad para la joven Oceana, quien se vio privada también del amor de su padre tras aquel pequeño desastre. Pequeño para el mundo, y enorme para su joven corazón. En aquellos momentos se refugió más que nunca en la lectura y en sus clases de violín, componiendo su primera canción a la edad de dieciséis años. Su padre, profundamente deprimido, jamás volvió a dirigirle la palabra a la chica, atormentado cada vez mayor parecido a su difunta esposa, a la que nunca olvidaría. A los diecisiete años se trasladó a París, motivada por su profesor, ya jubilado, donde se labraría una próspera carrera como violinista, y donde desarrollaría con más fuerza su amor por la danza, entrando a formar parte del circo de los gitanos como bailarina.

A los veintidós años se casó con un muchacho de buena familia, que poco después murió en un accidente, dejándola viuda y heredera de todas sus tierras. Su fortuna se incrementó, pero ella siempre sería una mujer humilde y de buenos principios, que siempre trataba de ayudar a los demás como fuese, bien como voluntaria en la unidad de heridos de los hospitales o llevando dinero y comida al orfanato.

DATOS EXTRA

- Siempre ha querido tener un hijo.
- Es una estupenda bailarina, aunque prefiere seguir en el circo que dedicarse a ello como una profesión en sí.
- Tiene tres gatos siameses.

gracias a αgusτınα• de sourcecode