AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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La Tristeza Es El Dolor De Haber Amado [Privado Camila]
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La Tristeza Es El Dolor De Haber Amado [Privado Camila]
La luz de la luna se esforzaba por hacer que el rostro del León Encadenado luciera mejor bajo sus cuidados, pero era poco lo que un astro como ella podía hacer ahora. Aunque la expresión fuera serena y aparentemente tranquila e indiferente, hasta ella sabía que las cosas con el monarca español no iban bien, aunque se hubieran estabilizado un poco con la presencia de la vampiresa Aryel en su residencia. Ella era testigo privilegiado desde las amplias ventanas de sus habitaciones lo que sucedía con aquel hombre que recorría aquellos terrenos sobre su corcel, vestido con aquellas ropas que ocultaban su cargo a la perfección, aprovechando que en el último tiempo apenas había salido de casa. Para algunos podría estar irreconocible.
El trote del animal se fundió con el silencio del bosque aquella noche, terminando por perder a sus persecutores que aún intentaban persuadirlo, preocupados por su salud, para que regresase a la residencia. Sin embargo, cedieron bastante antes de que él se diera cuenta, y fue cuando encontró un riachuelo que miró hacia atrás a ver si tenía compañía indeseada por él en ese instante, y afortunadamente para él esa era la realidad. Se bajó de su compañero y lo acercó al riachuelo con las riendas, acariciándole las crines negras mientras éste bebía tranquilamente viendo su reflejo. José hizo lo mismo, y suspiró, evitando repetir aquel ejercicio alejándose hasta ubicar unos troncos caídos que le sirvieron de asiento. Desde allí, le devolvió la vista a la damisela blanca y a sus brillantes subordinados, disfrutando de la silenciosa compañía de la naturaleza.
Su caballo pastaba tranquilamente desde hace ya un rato, y él incluso había descansado sus ojos en una siesta que fue breve a causa del relinche de su acompañante, levantándose de un salto tan rápido como el desenfunde de su estoque. Se acercó cauteloso hasta su corcel, mirando a su alrededor esperando enfocar pronto en su mirada al responsable de la alteración de su silencio.
El trote del animal se fundió con el silencio del bosque aquella noche, terminando por perder a sus persecutores que aún intentaban persuadirlo, preocupados por su salud, para que regresase a la residencia. Sin embargo, cedieron bastante antes de que él se diera cuenta, y fue cuando encontró un riachuelo que miró hacia atrás a ver si tenía compañía indeseada por él en ese instante, y afortunadamente para él esa era la realidad. Se bajó de su compañero y lo acercó al riachuelo con las riendas, acariciándole las crines negras mientras éste bebía tranquilamente viendo su reflejo. José hizo lo mismo, y suspiró, evitando repetir aquel ejercicio alejándose hasta ubicar unos troncos caídos que le sirvieron de asiento. Desde allí, le devolvió la vista a la damisela blanca y a sus brillantes subordinados, disfrutando de la silenciosa compañía de la naturaleza.
Su caballo pastaba tranquilamente desde hace ya un rato, y él incluso había descansado sus ojos en una siesta que fue breve a causa del relinche de su acompañante, levantándose de un salto tan rápido como el desenfunde de su estoque. Se acercó cauteloso hasta su corcel, mirando a su alrededor esperando enfocar pronto en su mirada al responsable de la alteración de su silencio.
José Alfonso De Castilla- Vampiro/Realeza
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Re: La Tristeza Es El Dolor De Haber Amado [Privado Camila]
Eso era un sueño, nada más que un mal sueño. Las muertes que creí haber visto no era más que efecto de mi imaginación… parte del cansancio o del temor. Eso era lo único que podía repetirme a mi misma ya que no quería quebrarme por completo.
Mi mente se negaba a pensar en la horrible realidad que me golpeaba… mi amiga Maryeva estaba muerta, al igual que Giro y yo no había podido evitar que eso sucediera.
¿Cuanto tiempo había pasado desde esos sucesos? Apenas unos días, semanas… meses. Todo era confuso en esos tiempos y aunque la rutina de los días era la misma de antes, la manera en la que hacía todo era más solo por hacerlo, sin percatarme realmente de lo que hacía. Era eso y después no hacer nada más, no tenía ganas de salir en realidad. Todo me recordaba de alguna manera u otra a ellos y eso solo aumentaba mi culpa y mi dolor.
Por eso es que había decidido buscar la manera de alejar los horribles acontecimientos vividos en los últimos tiempos; había recurrido a una leyenda y a palabras de otros cambiaformas buscando a alguien que creía podría ayudarme, hacer que me sentiera menos inútil y que en un futuro tendría la oportunidad de defender a alguien más.
Ese era el tercer día que caminaba sin un rumbo fijo, sin saber que esperar de lo que encontraría en los bosques. Ahora me sentía algo extraña donde antes me había sentido en mi hogar, pero temía que en algún lugar oculto de esos bosques me topara de nuevo con la asesina de Maryeva, después de todo nadie me garantizaba que no me buscaría.
El tiempo pasaba y nada más que el verde de los bosques y el olor a árboles y tierra era lo que captaba, comenzaba a perder de nuevo las ganas de continuar con mi búsqueda. Quería regresar a casa para evitar la frustración pero justo cuando volvía escuche a un caballo. Los animales siempre eran listos y creyendo que el caballo tenía algo internaste que mostrar seguí sus sonidos y su aroma.
Conforme me acercaba apareció otro olor… una persona, y creyendo que quizás era a quien necesitaba termine por acercarme más, hasta que el caballo apareció ante mis ojos junto con la de un hombre.
- No he querido alertarles - mencione en tono bajo, saliendo de la seguridad de los árboles solo para poder examinar al hombre con detenimiento; mientras sonreía a la fuerza - es solo que creo que me he perdido - mentí, no por maldad si no porque en mi mente así lo era… yo estaba completamente perdida.
Mi mente se negaba a pensar en la horrible realidad que me golpeaba… mi amiga Maryeva estaba muerta, al igual que Giro y yo no había podido evitar que eso sucediera.
¿Cuanto tiempo había pasado desde esos sucesos? Apenas unos días, semanas… meses. Todo era confuso en esos tiempos y aunque la rutina de los días era la misma de antes, la manera en la que hacía todo era más solo por hacerlo, sin percatarme realmente de lo que hacía. Era eso y después no hacer nada más, no tenía ganas de salir en realidad. Todo me recordaba de alguna manera u otra a ellos y eso solo aumentaba mi culpa y mi dolor.
Por eso es que había decidido buscar la manera de alejar los horribles acontecimientos vividos en los últimos tiempos; había recurrido a una leyenda y a palabras de otros cambiaformas buscando a alguien que creía podría ayudarme, hacer que me sentiera menos inútil y que en un futuro tendría la oportunidad de defender a alguien más.
Ese era el tercer día que caminaba sin un rumbo fijo, sin saber que esperar de lo que encontraría en los bosques. Ahora me sentía algo extraña donde antes me había sentido en mi hogar, pero temía que en algún lugar oculto de esos bosques me topara de nuevo con la asesina de Maryeva, después de todo nadie me garantizaba que no me buscaría.
El tiempo pasaba y nada más que el verde de los bosques y el olor a árboles y tierra era lo que captaba, comenzaba a perder de nuevo las ganas de continuar con mi búsqueda. Quería regresar a casa para evitar la frustración pero justo cuando volvía escuche a un caballo. Los animales siempre eran listos y creyendo que el caballo tenía algo internaste que mostrar seguí sus sonidos y su aroma.
Conforme me acercaba apareció otro olor… una persona, y creyendo que quizás era a quien necesitaba termine por acercarme más, hasta que el caballo apareció ante mis ojos junto con la de un hombre.
- No he querido alertarles - mencione en tono bajo, saliendo de la seguridad de los árboles solo para poder examinar al hombre con detenimiento; mientras sonreía a la fuerza - es solo que creo que me he perdido - mentí, no por maldad si no porque en mi mente así lo era… yo estaba completamente perdida.
Thalie De Rose- Cambiante Clase Media
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Re: La Tristeza Es El Dolor De Haber Amado [Privado Camila]
El León no perdió tiempo y fue al lado de su compañero equino para evitar alguna reacción impulsiva de éste, y para al mismo tiempo estar preparado y presto por si tenía que escapar en caso de que lo que había roto su calma era algo o alguien que zafara de las leyes de lo establecido. Su mano izquierda sostenía firmemente las riendas de quien resoplaba un tanto nervioso, y su derecha empuñaba el estoque que se alzaba imponente desafiando a la Luna que sólo atinaba a bañarle en su luz.
Una voz y un movimiento de arbustos le hicieron voltearse, encontrándose con una figura femenina que correspondía al tono de voz empleado. Su cabello rubio era imposible de ser obviado, algo que le llamó poderosamente la atención. Aquel color era tan peculiar…que por un segundo pensó que no era humana. Sin embargo, no tenía cómo averiguarlo con sólo verla. Y peor aún, no sabía si de verdad estaba perdida, o si era un mero engaño para intentar acabar con él una vez más, aunque ahora el objetivo fuese su propia existencia y no derribar una por una a las personas más importantes para él.
Le observó con más fijeza, y tras unos segundos terminó por bajar el estoque. - ¿Qué hace una dama como usted en un lugar como este? Es muy tarde. – Comentó serio, acariciando la crin del animal que tenía a su lado para tranquilizarlo. - *Sigue inquieto…* - Pensó mirándole, retornando la vista luego a la dama y a su rostro. Allí fue cuando le vio. Esa mirada…era extremadamente familiar. Le recordaba a él mismo cuando comenzó esa maldita pesadilla. - ¿Se encuentra bien? – Preguntó aunque fuera algo obvio, sólo necesitaba ver cómo se manejaba en la respuesta para sacar al menos un par de conclusiones que le aclararan el cómo proseguir.
Una voz y un movimiento de arbustos le hicieron voltearse, encontrándose con una figura femenina que correspondía al tono de voz empleado. Su cabello rubio era imposible de ser obviado, algo que le llamó poderosamente la atención. Aquel color era tan peculiar…que por un segundo pensó que no era humana. Sin embargo, no tenía cómo averiguarlo con sólo verla. Y peor aún, no sabía si de verdad estaba perdida, o si era un mero engaño para intentar acabar con él una vez más, aunque ahora el objetivo fuese su propia existencia y no derribar una por una a las personas más importantes para él.
Le observó con más fijeza, y tras unos segundos terminó por bajar el estoque. - ¿Qué hace una dama como usted en un lugar como este? Es muy tarde. – Comentó serio, acariciando la crin del animal que tenía a su lado para tranquilizarlo. - *Sigue inquieto…* - Pensó mirándole, retornando la vista luego a la dama y a su rostro. Allí fue cuando le vio. Esa mirada…era extremadamente familiar. Le recordaba a él mismo cuando comenzó esa maldita pesadilla. - ¿Se encuentra bien? – Preguntó aunque fuera algo obvio, sólo necesitaba ver cómo se manejaba en la respuesta para sacar al menos un par de conclusiones que le aclararan el cómo proseguir.
José Alfonso De Castilla- Vampiro/Realeza
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Re: La Tristeza Es El Dolor De Haber Amado [Privado Camila]
La mirada del hombre me transmitía cierta duda y desconfianza; como no iba a sentir esa clase de dudas si aparecía derrepente en medio del bosque y para hacer las cosas más sospechosas era una mujer, en otros momentos habría pensado en eso de una manera más clara pero me era imposible concentrarme justo en esos instantes en algo que parecía ser sumamente inofensivo.
La sombra de una sonrisa hizo esfuerzo por asomar a mis labios y sentí que lucia extraña a pesar de que no era capaz de verme sonreír en esos momentos. El hombre era tenaz y estaba buscando la forma de descubrir mis intenciones al acercarme hasta donde él y su animal se encontraban así que mantuve mi explicación original, añadiendo un poco más de explicación para ver si de esa manera se sentía más seguro sobre lo que le estaba diciendo.
- Vera, yo salí a pasear por la tarde - toque un árbol cercano - dicen que pasear por los bosques siempre alegra el alma y bueno resulta que cuando intente volver me perdí y ahora no se por donde regresar - retire mi mano del árbol para volver a ver al hombre que no retiraba su mano del caballo.
El equino se notaba ligeramente alterado, supe enseguida que era debido a mi presencia y si bien en otras ocasiones los animales normales no se afectaban por mi presencia en esta ocasión la misma afectación interna que yo misma cargaba generaba en otros animales una reacción de nerviosismo. Fue entonces cuando una pregunta que no era capaz de responder surgió de sus labios y desvíe la mirada a otro sitio, lejos de los ojos del hombre que buscaban dentro de mi la respuesta real a esa pregunta. Abrí los labios para responder pero ningún sonido emergió, mi voz se negaba a salir y asegurar que me encontraba bien, mi propio cuerpo estaba ahora jugando en mi contra pero después de bastante esfuerzo finalmente logre articular palabra.
- Si, estoy bien…. - acomode mis cabellos esperando que no notara nada extraño en mi aunque para ese momento había perdido ya toda esperanza de eso así que solo atine a intentar desviar el tema a una conversación normal - ¿usted?… ¿cómo se encuentra? - no era lo más brillante que podía hacer pero era lo único que se me ocurría.
La sombra de una sonrisa hizo esfuerzo por asomar a mis labios y sentí que lucia extraña a pesar de que no era capaz de verme sonreír en esos momentos. El hombre era tenaz y estaba buscando la forma de descubrir mis intenciones al acercarme hasta donde él y su animal se encontraban así que mantuve mi explicación original, añadiendo un poco más de explicación para ver si de esa manera se sentía más seguro sobre lo que le estaba diciendo.
- Vera, yo salí a pasear por la tarde - toque un árbol cercano - dicen que pasear por los bosques siempre alegra el alma y bueno resulta que cuando intente volver me perdí y ahora no se por donde regresar - retire mi mano del árbol para volver a ver al hombre que no retiraba su mano del caballo.
El equino se notaba ligeramente alterado, supe enseguida que era debido a mi presencia y si bien en otras ocasiones los animales normales no se afectaban por mi presencia en esta ocasión la misma afectación interna que yo misma cargaba generaba en otros animales una reacción de nerviosismo. Fue entonces cuando una pregunta que no era capaz de responder surgió de sus labios y desvíe la mirada a otro sitio, lejos de los ojos del hombre que buscaban dentro de mi la respuesta real a esa pregunta. Abrí los labios para responder pero ningún sonido emergió, mi voz se negaba a salir y asegurar que me encontraba bien, mi propio cuerpo estaba ahora jugando en mi contra pero después de bastante esfuerzo finalmente logre articular palabra.
- Si, estoy bien…. - acomode mis cabellos esperando que no notara nada extraño en mi aunque para ese momento había perdido ya toda esperanza de eso así que solo atine a intentar desviar el tema a una conversación normal - ¿usted?… ¿cómo se encuentra? - no era lo más brillante que podía hacer pero era lo único que se me ocurría.
Thalie De Rose- Cambiante Clase Media
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Re: La Tristeza Es El Dolor De Haber Amado [Privado Camila]
Algo en esa mujer le hacía creer que no estaba diciendo la verdad. Era una reflexión tan inconsciente que se podía calificar de presentimiento, aunque si hubiera estado en su ya lejana normalidad lo habría notado y dilucidado de inmediato. El León estaba más lento y débil, pero al mismo tiempo conservaba dentro suyo la fuerza por la que fue y es valorado y respetado aún por unos pocos que todavía le seguían fielmente ya fuera porque no tenían otra alternativa por un asunto de descendencia o deber, ya fuera porque realmente querían estar con él, apoyándole y ayudándole soñando con un regreso que a medida que pasaban los meses se veía más y más difícil de concretarse.
El conjunto de gesticulaciones era notorio, clarísimo como un libro de cuentos infantiles para alguien que supiera leer, pero José tenía su mente sometida al analfabetismo emocional. Actuaba como si hubiera sido anestesiado y el efecto se prolongase por el resto de su existencia, eso hasta que surgiera algo que le sacara de sus casillas; pero sabía –o tal vez no- que cierta persona de cabello oscuro y piel clara estaría allí para calmarlo, para volver a domarlo tal y como él estaba haciendo con su caballo, quien lentamente se tranquilizaba. Pero él mismo estuvo lejos de hacerlo con aquella persona que pasó por su cabeza como un fantasma.
Los caballos del establo nerviosos. Aquella mirada llena de inocencia y amor. Esa sonrisa que le derretía. Ese cuerpo que le provocaba donde fuera que lo viese y con cualquier ropa que vistiese. Los besos, las caricias, el deseo, el romanticismo. Las manos entrelazadas, los cuerpos unidos y jadeantes. Un último beso. Y luego la debacle: la desconfianza, la voz de la mentira, el rugido del León traicionado, su pecho sucumbiendo, y ella también. Tres llantos al unísono: dos de vida, uno de muerte. La muerte que había querido replicar incontables veces pero que no había podido concretar ya que le amarraban a la vida. ¿Para qué? Estaban sus dos hijos, pero aún así…
El caballo resopló cuando notó que la mano que le acariciaba desapareció, mirando atentamente cómo medio rostro del Monarca fue cubierto por ésta, sin poder evitar que se viera aquella corriente de líquido bajar por su mejilla derecha, fluyendo tal y como aquellos recuerdos que parecían haber sido enterrados, pero que estaban más que presentes en él. – Estoy…bien… - respondió mecánicamente, dejando caer el estoque en señal de su desconcierto. Ella era…
El conjunto de gesticulaciones era notorio, clarísimo como un libro de cuentos infantiles para alguien que supiera leer, pero José tenía su mente sometida al analfabetismo emocional. Actuaba como si hubiera sido anestesiado y el efecto se prolongase por el resto de su existencia, eso hasta que surgiera algo que le sacara de sus casillas; pero sabía –o tal vez no- que cierta persona de cabello oscuro y piel clara estaría allí para calmarlo, para volver a domarlo tal y como él estaba haciendo con su caballo, quien lentamente se tranquilizaba. Pero él mismo estuvo lejos de hacerlo con aquella persona que pasó por su cabeza como un fantasma.
Los caballos del establo nerviosos. Aquella mirada llena de inocencia y amor. Esa sonrisa que le derretía. Ese cuerpo que le provocaba donde fuera que lo viese y con cualquier ropa que vistiese. Los besos, las caricias, el deseo, el romanticismo. Las manos entrelazadas, los cuerpos unidos y jadeantes. Un último beso. Y luego la debacle: la desconfianza, la voz de la mentira, el rugido del León traicionado, su pecho sucumbiendo, y ella también. Tres llantos al unísono: dos de vida, uno de muerte. La muerte que había querido replicar incontables veces pero que no había podido concretar ya que le amarraban a la vida. ¿Para qué? Estaban sus dos hijos, pero aún así…
El caballo resopló cuando notó que la mano que le acariciaba desapareció, mirando atentamente cómo medio rostro del Monarca fue cubierto por ésta, sin poder evitar que se viera aquella corriente de líquido bajar por su mejilla derecha, fluyendo tal y como aquellos recuerdos que parecían haber sido enterrados, pero que estaban más que presentes en él. – Estoy…bien… - respondió mecánicamente, dejando caer el estoque en señal de su desconcierto. Ella era…
José Alfonso De Castilla- Vampiro/Realeza
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Re: La Tristeza Es El Dolor De Haber Amado [Privado Camila]
No es muda la muerte.
Escucho el canto de los enlutados sellar las hendiduras del silencio.
Escucho tu dulcísimo llanto florecer mi silencio gris.
Alejandra Pizarnik
Su mirada de cierta manera me parecía sumamente familiar, pero yo era incapaz de notar en que otro lugar era donde había visto esa forma de mirar, una mirada que parecía estar fuera de ese lugar y tan perdida como yo decía estarlo.
Si bien creí que la pregunta que había formulado era la mejor que podía hacer hecho, distaba mucho de serlo. La manera tan inocente en que imagine que era la forma apropiada para desviar su atención de mi no fue más que una manera de acentuar aquello que nos unía y que aún nos era desconocido para ambos.
Fui incapaz de prestar atención al caballo de nuevo, porque los ojos de aquel hombre me llamaban y todo mi interior me decía que me acercara hasta a él, que le abrazara, que el me comprendería; pero mi racionalidad se rió de esos pensamientos meramente emocionales. Nadie podía comprender las sensaciones que yo tenía. Esa ira inmensa por haber tenido la oportunidad de salvar a mi amiga pero haber fracasado y el dolor de haber visto su vida abandonar su cuerpo… la impotencia de saberme inútil y solo permanecer a su lado hasta que el amanecer de un nuevo día sin ella había llegado. Sufría, eso era obvio, pero aún dentro de mi sufrimiento agradecía haber sido capaz de verla una vez más.
No supe cual fue el momento preciso en que el hombre dejo de calmar al equino y su guardia pareció caerse, pero cuando fui consciente de nuevo una lágrima recorría el rostro ajeno. Guiada por un impulso repentino me acerque a él, lo bueno fue que el caballo parecía haberse tranquilizado pero más que eso, ese animal sabía que las cosas habían cambiado de cierta manera. Una vez estuve cerca estire la mano para acariciar su mejilla y sentir aquella lágrima.
Que tonta había sido, creía que mi dolor era único, pero ahí estaba un hombre al que no conocía dejando que la tristeza escapara por sus ojos.
- ¿Por qué lloras? - pregunte con voz baja, sin poder evitar que mis ojos se inundaran de lágrimas - Tú… ¿también te has perdido como yo? - y en esta ocasión, la manera en la que me refería a estar perdidos era completamente diferente a la primera vez que me presente a él como una chica perdida. Una vez que termine de preguntar eso, aleje mi mano de su mejilla para pasarla por mi rostro, nadie me había visto llorar por Maryeva… solo ella.
Escucho el canto de los enlutados sellar las hendiduras del silencio.
Escucho tu dulcísimo llanto florecer mi silencio gris.
Alejandra Pizarnik
Su mirada de cierta manera me parecía sumamente familiar, pero yo era incapaz de notar en que otro lugar era donde había visto esa forma de mirar, una mirada que parecía estar fuera de ese lugar y tan perdida como yo decía estarlo.
Si bien creí que la pregunta que había formulado era la mejor que podía hacer hecho, distaba mucho de serlo. La manera tan inocente en que imagine que era la forma apropiada para desviar su atención de mi no fue más que una manera de acentuar aquello que nos unía y que aún nos era desconocido para ambos.
Fui incapaz de prestar atención al caballo de nuevo, porque los ojos de aquel hombre me llamaban y todo mi interior me decía que me acercara hasta a él, que le abrazara, que el me comprendería; pero mi racionalidad se rió de esos pensamientos meramente emocionales. Nadie podía comprender las sensaciones que yo tenía. Esa ira inmensa por haber tenido la oportunidad de salvar a mi amiga pero haber fracasado y el dolor de haber visto su vida abandonar su cuerpo… la impotencia de saberme inútil y solo permanecer a su lado hasta que el amanecer de un nuevo día sin ella había llegado. Sufría, eso era obvio, pero aún dentro de mi sufrimiento agradecía haber sido capaz de verla una vez más.
No supe cual fue el momento preciso en que el hombre dejo de calmar al equino y su guardia pareció caerse, pero cuando fui consciente de nuevo una lágrima recorría el rostro ajeno. Guiada por un impulso repentino me acerque a él, lo bueno fue que el caballo parecía haberse tranquilizado pero más que eso, ese animal sabía que las cosas habían cambiado de cierta manera. Una vez estuve cerca estire la mano para acariciar su mejilla y sentir aquella lágrima.
Que tonta había sido, creía que mi dolor era único, pero ahí estaba un hombre al que no conocía dejando que la tristeza escapara por sus ojos.
- ¿Por qué lloras? - pregunte con voz baja, sin poder evitar que mis ojos se inundaran de lágrimas - Tú… ¿también te has perdido como yo? - y en esta ocasión, la manera en la que me refería a estar perdidos era completamente diferente a la primera vez que me presente a él como una chica perdida. Una vez que termine de preguntar eso, aleje mi mano de su mejilla para pasarla por mi rostro, nadie me había visto llorar por Maryeva… solo ella.
Thalie De Rose- Cambiante Clase Media
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Re: La Tristeza Es El Dolor De Haber Amado [Privado Camila]
La estaba mirando, pero a la vez no. Creía estar frente a ella, y por un segundo pensó que estaba muerto, o que la muerte de aquella adorada mujer de ojos verdes había sido un aterrador sueño; pero la realidad le hizo despejar de golpe sus ilusiones. En vez del cabello castaño que añoraba se encontraba una cabellera rubia brillante, de casi el mismo tono que su hija; que la hija que ella le había dejado junto con un hermano.
El estoque cayó igual que su espíritu, pero el segundo no resonó en el suelo semi pedregoso del bosque como sí lo hizo el primero. Pero el arma no se trizó como lo hizo su pecho, dándole espacio a más lágrimas que caían acompañando aquella extraña manifestación de melancolía, ya que no había ningún sollozo de por medio. El León estaba tan sometido a le telaraña y al veneno de la Viuda Negra que incluso había sido privado de la expresión consciente de emociones, y ni siquiera aquella joven que le había producido tan fuertes recuerdos parecería ser capaz de hacer cambiar esa situación.
Al fin pudo mirarle a los ojos cuando sintió su tacto y sus palabras, las que se escuchaban mágicamente como las de Tamina. No tenía fiebre, pero el Monarca había caído en un nuevo delirio producto de su obsesión y de su propia destrucción. ¡Si hasta en su tacto le parecía idéntica! El verla llorar sólo le hacía peor, así que rápidamente se tomó las licencias de limpiarle el rostro con las manos temblándole, como si estuviera literalmente ante un muerto.- Estaba perdido…pero creo que me encontré…- Musitó en voz baja, lo suficientemente baja para que sólo ambos escuchasen.- Usted no es normal…no es…una humana común… -dijo de forma repentina, abrazándole contra su cuerpo también sorpresivamente. Sus brazos presionaron su espalda con aprehensión, como si se estuviera reencontrando con un viejo amigo. Con ella, con su difunta mujer. Con Tamina Borgia.
El estoque cayó igual que su espíritu, pero el segundo no resonó en el suelo semi pedregoso del bosque como sí lo hizo el primero. Pero el arma no se trizó como lo hizo su pecho, dándole espacio a más lágrimas que caían acompañando aquella extraña manifestación de melancolía, ya que no había ningún sollozo de por medio. El León estaba tan sometido a le telaraña y al veneno de la Viuda Negra que incluso había sido privado de la expresión consciente de emociones, y ni siquiera aquella joven que le había producido tan fuertes recuerdos parecería ser capaz de hacer cambiar esa situación.
Al fin pudo mirarle a los ojos cuando sintió su tacto y sus palabras, las que se escuchaban mágicamente como las de Tamina. No tenía fiebre, pero el Monarca había caído en un nuevo delirio producto de su obsesión y de su propia destrucción. ¡Si hasta en su tacto le parecía idéntica! El verla llorar sólo le hacía peor, así que rápidamente se tomó las licencias de limpiarle el rostro con las manos temblándole, como si estuviera literalmente ante un muerto.- Estaba perdido…pero creo que me encontré…- Musitó en voz baja, lo suficientemente baja para que sólo ambos escuchasen.- Usted no es normal…no es…una humana común… -dijo de forma repentina, abrazándole contra su cuerpo también sorpresivamente. Sus brazos presionaron su espalda con aprehensión, como si se estuviera reencontrando con un viejo amigo. Con ella, con su difunta mujer. Con Tamina Borgia.
José Alfonso De Castilla- Vampiro/Realeza
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Re: La Tristeza Es El Dolor De Haber Amado [Privado Camila]
… In the pain there is healing …
Broken - Lifehouse
Y ahí estábamos, dos desconocidos unidos al parecer por algo que pocos entenderían pero que para nosotros era el hilo invisible que unía parte de nuestras almas, el cual de alguna manera se mantendría atado por algún tiempo, hasta que aquel dolor que nos unía lo olvidáramos un poco, pero siempre al recordar volveríamos a unirnos al menos por un momento.
Sus manos comenzaron a limpiar algunas de las lágrimas que corrían por mis mejillas, como si eso fuera a eliminar un poco del dolor interno que sentía o que ambos sentíamos. Bien dicen algunas personas que todo pasa por una razón, pero este encuentro tenía una razón tan dolorosa como gratificante.
Una de mis manos viajo hasta mi rostro, pero no para limpiar alguna lágrima, si no para colocarla sobre aquella que ya estaba ahí, intentando dar un poco de apoyo al hombre que tenía frente a mi. Sonreí ligeramente ante sus primeras palabras; sería acaso que encontrarnos era el principio del fin de algo, el inicio de dejar ir aquello que provocaba dolor.
– Al parecer, nos hemos encontrado – susurre mirando sus ojos, solo para ser sorprendida por una pregunta que no pude haberme imaginado jamás y que en otro momento hubiera negado pero en ese momento no había razones para hacerlo.
Aquel abrazó me tomo por sorpresa, pero me fue imposible no hacer lo mismo que él.
– Tienes razón, no soy común y no tengo la menor idea de como es que sabes algo así porque no siento nada inusual en ti, pero no me importa y es extraño que no me importe – estaba un tanto desconcertada por todo aquello, pero que más daba – Ni si quiera me interesa saber quién eres, tan solo no quiero estar perdida… ya no más… duele – y cerré los ojos, porque me sentía bien en sus brazos.
Broken - Lifehouse
Y ahí estábamos, dos desconocidos unidos al parecer por algo que pocos entenderían pero que para nosotros era el hilo invisible que unía parte de nuestras almas, el cual de alguna manera se mantendría atado por algún tiempo, hasta que aquel dolor que nos unía lo olvidáramos un poco, pero siempre al recordar volveríamos a unirnos al menos por un momento.
Sus manos comenzaron a limpiar algunas de las lágrimas que corrían por mis mejillas, como si eso fuera a eliminar un poco del dolor interno que sentía o que ambos sentíamos. Bien dicen algunas personas que todo pasa por una razón, pero este encuentro tenía una razón tan dolorosa como gratificante.
Una de mis manos viajo hasta mi rostro, pero no para limpiar alguna lágrima, si no para colocarla sobre aquella que ya estaba ahí, intentando dar un poco de apoyo al hombre que tenía frente a mi. Sonreí ligeramente ante sus primeras palabras; sería acaso que encontrarnos era el principio del fin de algo, el inicio de dejar ir aquello que provocaba dolor.
– Al parecer, nos hemos encontrado – susurre mirando sus ojos, solo para ser sorprendida por una pregunta que no pude haberme imaginado jamás y que en otro momento hubiera negado pero en ese momento no había razones para hacerlo.
Aquel abrazó me tomo por sorpresa, pero me fue imposible no hacer lo mismo que él.
– Tienes razón, no soy común y no tengo la menor idea de como es que sabes algo así porque no siento nada inusual en ti, pero no me importa y es extraño que no me importe – estaba un tanto desconcertada por todo aquello, pero que más daba – Ni si quiera me interesa saber quién eres, tan solo no quiero estar perdida… ya no más… duele – y cerré los ojos, porque me sentía bien en sus brazos.
Thalie De Rose- Cambiante Clase Media
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Re: La Tristeza Es El Dolor De Haber Amado [Privado Camila]
El desconcierto y la convicción batallaban en su mente como dos guerreros armados con el fin de predominar en aquella mente que no podía entender lo sucedido. Abrazado a una mujer que le recordó su época más gloriosa le escuchaba hablar, confesando su condición y el desinterés en quién era él. No tenía intenciones de revelarse como la máxima autoridad del Reino de España, pero tampoco quería dejarle sin una respuesta. Una mentira blanca, una más al largo historial del rubio gobernante.
- Sólo soy un ser perdido, como vos…esperando redención y piedad por parte de Dios para rehacer mi vida junto a la mujer que amo. – Le dijo cerrando los ojos también, aventurándose a pegar su frente a la de ella para sentir más aún aquel lazo que parecía tenerles unidos y que poco a poco se había acortado hasta juntarse las dos puntas. – Desconozco el por qué de su sufrimiento, pero tengo el presentimiento de que…somos más iguales de lo que ambos creemos. – Sus subordinados habrían dicho que estaba desvariando nuevamente, pero entre aquellos desvaríos se deslizaban frecuentemente significados más profundos que sólo los demás podía comprender. Incluso parecía ser el José Alfonso de antaño, pero aquel anhelo sincero se quedaba sólo en una ilusión prácticamente imposible de concretarse. Aún con el veneno extraído, el León de España jamás sería el mismo.
- Ya no estáis sola…jamás lo estaréis… - Susurró en la cercanía, acariciándole el cabello unos momentos antes de separarse ínfimamente para secarse las lágrimas con el puño de la camisa. Animó a su caballo a dar una vuelta por los alrededores, y una vez que se quedaron solos se acercó al riachuelo a ver su reflejo, notando que su rostro no expresaba lo que realmente sentía.- Ahora que nos hemos encontrado…aunque nos alejemos, no estaremos separados en nuestros sentimientos.
- Sólo soy un ser perdido, como vos…esperando redención y piedad por parte de Dios para rehacer mi vida junto a la mujer que amo. – Le dijo cerrando los ojos también, aventurándose a pegar su frente a la de ella para sentir más aún aquel lazo que parecía tenerles unidos y que poco a poco se había acortado hasta juntarse las dos puntas. – Desconozco el por qué de su sufrimiento, pero tengo el presentimiento de que…somos más iguales de lo que ambos creemos. – Sus subordinados habrían dicho que estaba desvariando nuevamente, pero entre aquellos desvaríos se deslizaban frecuentemente significados más profundos que sólo los demás podía comprender. Incluso parecía ser el José Alfonso de antaño, pero aquel anhelo sincero se quedaba sólo en una ilusión prácticamente imposible de concretarse. Aún con el veneno extraído, el León de España jamás sería el mismo.
- Ya no estáis sola…jamás lo estaréis… - Susurró en la cercanía, acariciándole el cabello unos momentos antes de separarse ínfimamente para secarse las lágrimas con el puño de la camisa. Animó a su caballo a dar una vuelta por los alrededores, y una vez que se quedaron solos se acercó al riachuelo a ver su reflejo, notando que su rostro no expresaba lo que realmente sentía.- Ahora que nos hemos encontrado…aunque nos alejemos, no estaremos separados en nuestros sentimientos.
José Alfonso De Castilla- Vampiro/Realeza
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Re: La Tristeza Es El Dolor De Haber Amado [Privado Camila]
Y confíe en él, lo hice ciegamente porque estaba a salvo, era una gata que encontró el calor de un corazón comprensivo, uno que lloraba pero aún así se mantenía cálido; negandose a mantener aquella frialdad que amenazaba con apresar los cuerpos y eliminar de ellos todo sensación y sentimiento, ausentes de esos dos detalles nada podría dañarnos, pero tampoco podríamos encariñarnos con nada del exterior. Por momentos creí que la solución a mis problemas sería esa, dejar que no sintiera más nada, pero yo sentía demasiado… mucho más que antes.
Dios no iba a darnos redención y aunque lo sabía no se lo dije. Si nosotros no perdonábamos el haber hecho o fallar en lo que hicimos, no existía manera alguna de que alguien más o fuerza superior alguna nos quitara ese peso de encima, para algo de esa naturaleza solo nos teníamos a nosotros para dejarlo de lado y en sus palabras estaba algo que era de mucha ayuda… amor, eso que hacía que cualquiera saliera de las situaciones más adversas que existieran o que se pudiera imaginar y sentí algo de envidia por él.
– Espero que puedas dejar todo atrás pronto y avanzar, solo nos queda mirar al frente después de todo, no existen más opciones si queremos seguir con vida – suspire buscando en él la fuerza que yo aún no creía tener para dejar ir las cosas, dejar ir a Maryeva.
Nos separamos un poco, pero era capaz de sentir ese vinculo que parecía estar dentro de nosotros lo cual provocaba que a pesar del dolor, existiera calidez.
– Tu tampoco estarás solo, porque no se como explicarlo pero siento que si me llamas y entonces podremos acompañarnos sin importar lo que pase; además de que – lleve una de mis manos a mi pecho – aquí, se siente bien. Pero dime – dije mientras el caballo comenzaba a caminar, más relajado que en un inicio – ¿Qué hacías aquí? ¿Qué estabas buscando en estos bosques? son peligrosos para los humanos normales y algo puedo haberte pasado – desconocía obviamente la identidad de ese hombre y aún así me preocupaba.
Dios no iba a darnos redención y aunque lo sabía no se lo dije. Si nosotros no perdonábamos el haber hecho o fallar en lo que hicimos, no existía manera alguna de que alguien más o fuerza superior alguna nos quitara ese peso de encima, para algo de esa naturaleza solo nos teníamos a nosotros para dejarlo de lado y en sus palabras estaba algo que era de mucha ayuda… amor, eso que hacía que cualquiera saliera de las situaciones más adversas que existieran o que se pudiera imaginar y sentí algo de envidia por él.
– Espero que puedas dejar todo atrás pronto y avanzar, solo nos queda mirar al frente después de todo, no existen más opciones si queremos seguir con vida – suspire buscando en él la fuerza que yo aún no creía tener para dejar ir las cosas, dejar ir a Maryeva.
Nos separamos un poco, pero era capaz de sentir ese vinculo que parecía estar dentro de nosotros lo cual provocaba que a pesar del dolor, existiera calidez.
– Tu tampoco estarás solo, porque no se como explicarlo pero siento que si me llamas y entonces podremos acompañarnos sin importar lo que pase; además de que – lleve una de mis manos a mi pecho – aquí, se siente bien. Pero dime – dije mientras el caballo comenzaba a caminar, más relajado que en un inicio – ¿Qué hacías aquí? ¿Qué estabas buscando en estos bosques? son peligrosos para los humanos normales y algo puedo haberte pasado – desconocía obviamente la identidad de ese hombre y aún así me preocupaba.
Thalie De Rose- Cambiante Clase Media
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Re: La Tristeza Es El Dolor De Haber Amado [Privado Camila]
Su reflejo en el agua no expresaba lo que cualquiera hubiera sentido en un momento como el que había vivido. Seguía neutro, bajo anestesia. Inexpresivo como la Voluntad de la Viuda Negra dictaba sobre su melena cortada y su cuerpo y corazón destruidos por el veneno. Se había llevado la mano al pecho como ella, y percibía a la perfección a su órgano vital latiendo bajo las ropas de tela y de piel, afortunadamente bajo un ritmo no perjudicial para su salud; pero sus sentimientos habían vuelto a ser reprimidos y suprimidos cual proceso automático que no quiere fallas. No había una disputa por “sentir”: todo estaba dictado y decidido cual decreto proveniente –irónicamente- de su autoridad. Y la ironía la sabía sólo una persona tan inesperada como predecible.
- Llega un momento en la vida, en que los golpes son demasiado fuertes para mirar hacia el frente, y miras hacia abajo. O puedes mirar hacia arriba – Tal y como lo estaba haciendo él, con la vista fija en el astro blanco que les acompañaba y le había acompañado a él en tantas noches que se le hicieron infinitas sin aquel cuerpo a su izquierda en la cama matrimonial.- Es un punto de vista distinto. O eso supongo. – Mencionó encogiéndose de hombros, quitándole importancia paradójicamente a algo que en realidad tenía más preponderancia.- Yo ni siquiera sé hacia qué lado estoy mirando, y creo que en parte por eso estoy aquí. – Devolvió la vista a la mujer, con esa serenidad tan perturbadora.- No es que estuviera buscando algo concreto, sólo daba un paseo…quizás buscando respuestas, o tal vez buscando más preguntas para hacerme. No lo sé. Mi cabeza no me dice nada. – Soltó una carcajada.- ¿Pasarme algo? ¿A alguien como yo? Tal vez quiera que algo me suceda. Algo grave. O algo no tan grave. Quién sabe…-repitió la secuencia, dejando salir otra carcajada. – Realmente no sé lo que quiero, ni lo que estoy haciendo. Pero estoy bien, ¿eh? A pesar de los problemas al corazón, estoy bien. –Suspiró y miró el camino que su corcel había seguido.- ¿Y usted? ¿Qué hace por aquí? Una dama tan maravillosa como vos no debería andar sola por estos lugares…
- Llega un momento en la vida, en que los golpes son demasiado fuertes para mirar hacia el frente, y miras hacia abajo. O puedes mirar hacia arriba – Tal y como lo estaba haciendo él, con la vista fija en el astro blanco que les acompañaba y le había acompañado a él en tantas noches que se le hicieron infinitas sin aquel cuerpo a su izquierda en la cama matrimonial.- Es un punto de vista distinto. O eso supongo. – Mencionó encogiéndose de hombros, quitándole importancia paradójicamente a algo que en realidad tenía más preponderancia.- Yo ni siquiera sé hacia qué lado estoy mirando, y creo que en parte por eso estoy aquí. – Devolvió la vista a la mujer, con esa serenidad tan perturbadora.- No es que estuviera buscando algo concreto, sólo daba un paseo…quizás buscando respuestas, o tal vez buscando más preguntas para hacerme. No lo sé. Mi cabeza no me dice nada. – Soltó una carcajada.- ¿Pasarme algo? ¿A alguien como yo? Tal vez quiera que algo me suceda. Algo grave. O algo no tan grave. Quién sabe…-repitió la secuencia, dejando salir otra carcajada. – Realmente no sé lo que quiero, ni lo que estoy haciendo. Pero estoy bien, ¿eh? A pesar de los problemas al corazón, estoy bien. –Suspiró y miró el camino que su corcel había seguido.- ¿Y usted? ¿Qué hace por aquí? Una dama tan maravillosa como vos no debería andar sola por estos lugares…
José Alfonso De Castilla- Vampiro/Realeza
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Re: La Tristeza Es El Dolor De Haber Amado [Privado Camila]
A menudo el sepulcro encierra, sin saberlo, dos corazones en un mismo ataúd.
Alphonse de Lamartine
No supe el momento exacto en el que paso pero aquel hombre, algo en su forma de ser, de estar y de comportarse había cambiado y ese nuevo hombre me daba miedo… y tristeza, mucha tristeza. ¿Lucía yo así? Disociada del mundo y de las cosas que estaban pasando, había muerto parte de mi con Maryeva aquella noche o solo deseaba yo enterrarme a su lado porque no pude ayudarle. Sea como sea la manera en la que estaba él, me provoco escalofríos, no quería verme de esa manera, no quería formar parte de un lugar donde no había ni vida ni muerte.
– ¿Qué te pasa? Tus pensamientos parecen tan… confusos – no esperaba realmente que él supiera que era lo que estaba sucediendo, pero esperaba que alguna parte de si se percatara de que no estaba actuando normal, que las cosas que decía carecían del sentido que poseían antes, no necesitaba conocerle de toda una vida para saber eso – no es que tu cabeza no te diga nada, es que no puedes ver las cosas como son… – suspire y observe un poco la luna antes de volver a verle – [color=#fa6c6c]solo que no sé si no lo ves porque no quieres hacerlo o porque sencillamente te es imposible hacerlo – ladee el rostro y reí bajito – Pues si estas en este sitio es porque realmente quieres que algo te pase pero para tu fortuna parece que lo que ha pasado he sido yo y como podrás haber notado ya – estire los brazos – soy inofensiva.
La razón por la cual me encontraba en aquel lugar era sencilla, y a la vez tan complicada que sabía que si intentaba explicarla terminaría absolutamente confundida, pero aún así lo intente.
– Estaba buscando algo que perdí de mi misma y a alguien que perdí también. Ando sola por eso mismo, si alguien más viniera no podría encontrar lo que busco, además, me agrada estar a solas es bueno para pensar un poco y reflexionar si es que se tiene ánimos para eso, si no… solo puede uno perderse aquí – suspire – debo aprovechar que no soy como las demás y puedo andar por lugares así por mi cuenta, si algo malo pasa lo único que debo hacer es cambiar de forma y alejarme… pero tú.. ¿Tú que harías? Si tu cabeza no te dice nada no es más peligroso que estés en estos lugares, deberías irte.
Alphonse de Lamartine
No supe el momento exacto en el que paso pero aquel hombre, algo en su forma de ser, de estar y de comportarse había cambiado y ese nuevo hombre me daba miedo… y tristeza, mucha tristeza. ¿Lucía yo así? Disociada del mundo y de las cosas que estaban pasando, había muerto parte de mi con Maryeva aquella noche o solo deseaba yo enterrarme a su lado porque no pude ayudarle. Sea como sea la manera en la que estaba él, me provoco escalofríos, no quería verme de esa manera, no quería formar parte de un lugar donde no había ni vida ni muerte.
– ¿Qué te pasa? Tus pensamientos parecen tan… confusos – no esperaba realmente que él supiera que era lo que estaba sucediendo, pero esperaba que alguna parte de si se percatara de que no estaba actuando normal, que las cosas que decía carecían del sentido que poseían antes, no necesitaba conocerle de toda una vida para saber eso – no es que tu cabeza no te diga nada, es que no puedes ver las cosas como son… – suspire y observe un poco la luna antes de volver a verle – [color=#fa6c6c]solo que no sé si no lo ves porque no quieres hacerlo o porque sencillamente te es imposible hacerlo – ladee el rostro y reí bajito – Pues si estas en este sitio es porque realmente quieres que algo te pase pero para tu fortuna parece que lo que ha pasado he sido yo y como podrás haber notado ya – estire los brazos – soy inofensiva.
La razón por la cual me encontraba en aquel lugar era sencilla, y a la vez tan complicada que sabía que si intentaba explicarla terminaría absolutamente confundida, pero aún así lo intente.
– Estaba buscando algo que perdí de mi misma y a alguien que perdí también. Ando sola por eso mismo, si alguien más viniera no podría encontrar lo que busco, además, me agrada estar a solas es bueno para pensar un poco y reflexionar si es que se tiene ánimos para eso, si no… solo puede uno perderse aquí – suspire – debo aprovechar que no soy como las demás y puedo andar por lugares así por mi cuenta, si algo malo pasa lo único que debo hacer es cambiar de forma y alejarme… pero tú.. ¿Tú que harías? Si tu cabeza no te dice nada no es más peligroso que estés en estos lugares, deberías irte.
Thalie De Rose- Cambiante Clase Media
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Re: La Tristeza Es El Dolor De Haber Amado [Privado Camila]
La mueca fue distinta. Su expresión fue distinta. El veneno en las venas del León se hizo notar. Se encogió de hombros, caminando un poco para alejarse del agua como si ésta fuera hacerle daño. Miró a la mujer con un extraño sentido de complacencia, y luego al cielo con conformidad. Seguramente ni él mismo entendía lo que pasaba por su cabeza, y lo que expresaría después; claro, el veneno y las redes permanecían implacables en su sangre y en sus movimientos. El Rey era un simple Peón obligado a mantener la cabeza abajo y la vista en el piso, los oídos atentos a sus órdenes y su boca para ejecutarlas; su cuerpo para complacer y su alma para servir a la oscuridad disfrazada de mujer.
- He perdido mucho. A muchos. Cuatro hijos, dos hermanos, mi mujer. Mi corazón, mi mente. Todo. – Sonrió lastimero, aunque se podía interpretar de una forma muchísimo más macabra.- Lo vi todo, lo supe todo. ¿Por qué no podría verlo o saberlo? Soy un Rey. – Se golpeó el pecho un par de veces.- Soy el Magnánime Rey de España, abusado y pisoteado por ese tan llamado Dios y el Destino que es su cómplice. Soy tan poderoso y tan temido que se han encargado de destrozarme lentamente, realzando mi grandeza para luego arrastrar mi cabeza por la tierra, justo como esta tierra. – Remarcó un par de pisadas junto con una carcajada silenciosa que le dio paso al ruido de su estoque en mano.- ¿Irme? No puedo. No quiero. No debo. Podría, pero no. ¿Patético, no cree? Cuando lo pierdes todo, lo único que quieres es irte, aunque te queden dos cabezas que vigilar ¿Pero por qué vigilarles? – Le preguntó como si fuera una interrogante imposible de responder, o con esa mueca en su rostro.- Quiero irme con ella y terminar la historia que no alcanzó a empezar. ¿Qué hay de malo en eso? – Se abrazó a sí mismo, y suspiró como si su eterna amada estuviera detrás suyo, con la barbilla en su hombro y los ojos verdes fijos en los pardos ahora ojerosos del Monarca. – Pero para todos es algo malo. El ser feliz algo malo. Mi felicidad es algo malo. – Reclamó, clavando el estoque en la tierra.- Me reencuentro con mis hijos, los matan. Me reencuentro con el amor de mi vida, muere. Consigo una buena relación con mi hermana, muere. – A pesar de las palabras volvió a reír resignado y esperanzado, con una contradicción tan potente como su actitud.- Estar aquí no es nada. Lo peligroso es seguir vivo.
- He perdido mucho. A muchos. Cuatro hijos, dos hermanos, mi mujer. Mi corazón, mi mente. Todo. – Sonrió lastimero, aunque se podía interpretar de una forma muchísimo más macabra.- Lo vi todo, lo supe todo. ¿Por qué no podría verlo o saberlo? Soy un Rey. – Se golpeó el pecho un par de veces.- Soy el Magnánime Rey de España, abusado y pisoteado por ese tan llamado Dios y el Destino que es su cómplice. Soy tan poderoso y tan temido que se han encargado de destrozarme lentamente, realzando mi grandeza para luego arrastrar mi cabeza por la tierra, justo como esta tierra. – Remarcó un par de pisadas junto con una carcajada silenciosa que le dio paso al ruido de su estoque en mano.- ¿Irme? No puedo. No quiero. No debo. Podría, pero no. ¿Patético, no cree? Cuando lo pierdes todo, lo único que quieres es irte, aunque te queden dos cabezas que vigilar ¿Pero por qué vigilarles? – Le preguntó como si fuera una interrogante imposible de responder, o con esa mueca en su rostro.- Quiero irme con ella y terminar la historia que no alcanzó a empezar. ¿Qué hay de malo en eso? – Se abrazó a sí mismo, y suspiró como si su eterna amada estuviera detrás suyo, con la barbilla en su hombro y los ojos verdes fijos en los pardos ahora ojerosos del Monarca. – Pero para todos es algo malo. El ser feliz algo malo. Mi felicidad es algo malo. – Reclamó, clavando el estoque en la tierra.- Me reencuentro con mis hijos, los matan. Me reencuentro con el amor de mi vida, muere. Consigo una buena relación con mi hermana, muere. – A pesar de las palabras volvió a reír resignado y esperanzado, con una contradicción tan potente como su actitud.- Estar aquí no es nada. Lo peligroso es seguir vivo.
José Alfonso De Castilla- Vampiro/Realeza
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Re: La Tristeza Es El Dolor De Haber Amado [Privado Camila]
Demencia, eso fue lo único que pasaba por mi mente. Aquel hombre estaba completamente enloquecido por el dolor de la perdida. Solo que yo no sabía exactamente cuantas perdidas cargaba aquella alma y cuando menciono a cada una de esas personas todo tomo sentido; su locura y su mirada perdida eran lo menos grave quizás que pudiera atormentarle. Yo había perdido a una persona, solo a una y estaba confundida e increíblemente triste por eso y entonces aparecía él para decirme que yo había perdido nada comparada con él; si bien no lo dijo de manera directa, para mi sus palabras indicaban eso.
Se despertaba en mi el deseo de abrazarle, de comprenderle pero a la vez me sentía insegura y esa inseguridad se acrecentó al escuchar que era un Rey; es que definitivamente aquel hombre me confundía. ¿Esa confesión sería la verdad o una mera ilusión de su dolorida mente? Ahora aparecía un nuevo dilema, confiar en sus palabras y en él o solamente juzgarle por lo que mi mente me decía que era.
Igual que él, yo debía estar algo demente ya… pues sin alguna señal que constatara que decía la verdad opte por creerle.
– Un Rey… ¿No están ellos ligados siempre al dolor de la perdida? – agache la mirada – Disculpe, pues de ser usted Rey de España estoy siendo grosera al hablar de manera tan común con usted pero… – volví a mirarle – aquí frente a mis ojos no hay ningún Rey, solo un hombre golpeado por la naturaleza de la vida al igual que yo – suspire. Me parecía que ambos estábamos perdidos porque de esa manera era en la que deseábamos estar, después de todo parte de la vida era la muerte ¿Por qué dolernos algo tan familiar?
Continúe silente, escuchando lo que decía y termine por caminar hasta llegar cerca de un árbol y estirando mi mano la deje sobre la corteza.
– No es patético, lo dije ya ¿no? Podrás ser un Rey pero eso no impide que sufras o te sucedan cosas como a los demás. Estar vivo siempre es peligroso precisamente porque la vida esta llena de incertidumbres pero aún así es lo mejor – En lugar de estar dando aquellas palabras yo debía estar tomando lo que me correspondía de ellas, enfrentar la vida y ver la muerte como aquello tan normal que era – La felicidad no es mala, solo quizás no era el momento para que fuera feliz y si una historia a llegado a su fin ya entonces merece que otra comience o que otra también termine.
Mire el árbol, dejando de lado unos instantes a aquel hombre.
– No sé si lo que más me duele es haber perdido a mi amiga o haber fallado a una promesa ¿Qué cree que sea? – pregunte simplemente pensando en mi situación, era inevitable que pensara en mi situación al estar hablando con el monarca.
Se despertaba en mi el deseo de abrazarle, de comprenderle pero a la vez me sentía insegura y esa inseguridad se acrecentó al escuchar que era un Rey; es que definitivamente aquel hombre me confundía. ¿Esa confesión sería la verdad o una mera ilusión de su dolorida mente? Ahora aparecía un nuevo dilema, confiar en sus palabras y en él o solamente juzgarle por lo que mi mente me decía que era.
Igual que él, yo debía estar algo demente ya… pues sin alguna señal que constatara que decía la verdad opte por creerle.
– Un Rey… ¿No están ellos ligados siempre al dolor de la perdida? – agache la mirada – Disculpe, pues de ser usted Rey de España estoy siendo grosera al hablar de manera tan común con usted pero… – volví a mirarle – aquí frente a mis ojos no hay ningún Rey, solo un hombre golpeado por la naturaleza de la vida al igual que yo – suspire. Me parecía que ambos estábamos perdidos porque de esa manera era en la que deseábamos estar, después de todo parte de la vida era la muerte ¿Por qué dolernos algo tan familiar?
Continúe silente, escuchando lo que decía y termine por caminar hasta llegar cerca de un árbol y estirando mi mano la deje sobre la corteza.
– No es patético, lo dije ya ¿no? Podrás ser un Rey pero eso no impide que sufras o te sucedan cosas como a los demás. Estar vivo siempre es peligroso precisamente porque la vida esta llena de incertidumbres pero aún así es lo mejor – En lugar de estar dando aquellas palabras yo debía estar tomando lo que me correspondía de ellas, enfrentar la vida y ver la muerte como aquello tan normal que era – La felicidad no es mala, solo quizás no era el momento para que fuera feliz y si una historia a llegado a su fin ya entonces merece que otra comience o que otra también termine.
Mire el árbol, dejando de lado unos instantes a aquel hombre.
– No sé si lo que más me duele es haber perdido a mi amiga o haber fallado a una promesa ¿Qué cree que sea? – pregunte simplemente pensando en mi situación, era inevitable que pensara en mi situación al estar hablando con el monarca.
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Re: La Tristeza Es El Dolor De Haber Amado [Privado Camila]
- Ambas cosas duelen. Ambas destruyen lazos, y ambas generan sentimientos negativos. Pena, melancolía, depresión, frustración, traición, decepción. Sí, ambas cosas duelen…aunque peor es cuando a ti te fallan. – Apuntó a la mujer, en contra de toda norma según la cual debía ser regañado, ¿pero quién estaba para regañarle? Todos bajo tierra y gusanos – Mi querida y adorada futura esposa me traicionó. La dueña de mi corazón, de mi futuro y de mis sueños. ¡La madre de las crías que cargarán mi cuerpo cuando me muera! Su padre, vinculado a la Inquisición, mató a otra de mis hijas. Tuve muchas, ¿sabe? – Hizo un ademán arrogante, pero que al verlo daba ganas de decir “pobre tipo” – Odiaba estar en casa, eligiendo las mujeres que mi padre me ofrecía porque en el fondo eran negocios. Me iba a la calle, a los bares, a los burdeles. Muchas cayeron en mis brazos, y a gran parte las abandoné con un heredero en su vientre. Todas potenciales Reinas de un Rey que nunca quiso serlo.
Caminó hasta un árbol, apoyando una mano en él como si quisiera examinar su corteza. Lo que sí notó fue la resistencia y su humedad, aunque realmente no le interesase saberlo – Ser un Rey no significa nada. ¿Protección? ¿De qué sirve que insignificantes ratas maten en tu nombre si lo más importante para ti se va? La vida misma no significa nada sin felicidad. Siempre se busca la felicidad, siempre se busca ser feliz. No se puede no serlo. ¡No puedo NO serlo! – Golpeó la potencial madera, ignorando el dolor ya que uno mucho más grande le azotaba mientras hablaba – Ser Rey te da privilegios, sí; pero no te asegura la felicidad. Yo era feliz con ella, y por ser lo que soy, lo perdí todo. ¿Qué privilegio hay ahí? El privilegio de sufrir lo que los pobres viven todos lo días. – Terminó por mirar su mano, abatido por las circunstancias y por el ambiente que se formaba dentro y fuera de su cabeza. El León, inquieto, apoyó la cabeza en el tronco, pareciendo realmente cuerdo en esos segundos.- Puedo tener una dinastía sobre mis hombros y bajo mis pies, pero soy igual a todos. La muerte nos hace iguales.
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Re: La Tristeza Es El Dolor De Haber Amado [Privado Camila]
No me sentía realmente mal al saber que me habían fallado porque en algún momento creía que esa clase de fallos podían solucionarse pero el saber que había fallado y que no podría nunca más intentar compensar mi torpeza… ahí era donde radicaba realmente mi dolor. Claro que era cierto que ambas cosas eran las que dolían justo como el Rey decía, pero pensar en la combinación de ambas era lo que más horrible sentía en el cuerpo entero.
Que triste era la vida de aquel hombre. Siempre buscando el calor y el cariño en camas ajenas, viajando de una a otra sin hacer consciencia de lo que dejaba detrás y justo cuando parecía ser que sentaba cabeza la traición. Decir que era algo que se merecía era sumamente cruel, pero en parte algo real.
– Creo que lo que ha pasado ha sido todo por alguna razón, sé que suena a ser una tontería y más ahora que he tenido que atravesar la perdida de alguien a quien quiero, pero supongo que si dejamos de mirar al dolor y compadecernos entonces aparecerá aquello que dará sentido a todo el dolor, el sufrimiento y cada una de las desgracias que hemos pasado darán vida a algo nuevo – reí – o tal vez es solo que espero que algo bueno suceda para sujetarme a el como si fuera una tabla de salvación.
Le escucho y dejo que desquitara su ira y frustración interna con aquel árbol, pero al final termino por acercarse hasta él y tomar aquella mano entre las suyas.
– Si golpear árboles fuera la solución a todo esto, créeme que ya lo hubiese aliviado todo. Dañarte haciendo esa clase de imprudencias no traerá a nadie de regreso después de todo como tu mismo lo has dicho solo la muerte nos hace iguales y solo en la muerte podremos encontrarnos con aquellos que deseamos – Mire los ojos de aquel Rey – te digo algo extraño… Mi padre murió hace tiempo pero no me dolió tanto como la muerte de mi amiga. Es algo ridículo sabes, pero creo que si llorara por la muerte de mi padre él no me lo perdonaría y Maryeva si… ¿Crees que nos perdonaran no ser felices? ¿Perdonaran el que no lo intentáramos? – y suavemente solté la mano de aquel hombre – lo más triste es que mi vida aún es muy larga y entonces no se qué haré si no puedo ser feliz.
Que triste era la vida de aquel hombre. Siempre buscando el calor y el cariño en camas ajenas, viajando de una a otra sin hacer consciencia de lo que dejaba detrás y justo cuando parecía ser que sentaba cabeza la traición. Decir que era algo que se merecía era sumamente cruel, pero en parte algo real.
– Creo que lo que ha pasado ha sido todo por alguna razón, sé que suena a ser una tontería y más ahora que he tenido que atravesar la perdida de alguien a quien quiero, pero supongo que si dejamos de mirar al dolor y compadecernos entonces aparecerá aquello que dará sentido a todo el dolor, el sufrimiento y cada una de las desgracias que hemos pasado darán vida a algo nuevo – reí – o tal vez es solo que espero que algo bueno suceda para sujetarme a el como si fuera una tabla de salvación.
Le escucho y dejo que desquitara su ira y frustración interna con aquel árbol, pero al final termino por acercarse hasta él y tomar aquella mano entre las suyas.
– Si golpear árboles fuera la solución a todo esto, créeme que ya lo hubiese aliviado todo. Dañarte haciendo esa clase de imprudencias no traerá a nadie de regreso después de todo como tu mismo lo has dicho solo la muerte nos hace iguales y solo en la muerte podremos encontrarnos con aquellos que deseamos – Mire los ojos de aquel Rey – te digo algo extraño… Mi padre murió hace tiempo pero no me dolió tanto como la muerte de mi amiga. Es algo ridículo sabes, pero creo que si llorara por la muerte de mi padre él no me lo perdonaría y Maryeva si… ¿Crees que nos perdonaran no ser felices? ¿Perdonaran el que no lo intentáramos? – y suavemente solté la mano de aquel hombre – lo más triste es que mi vida aún es muy larga y entonces no se qué haré si no puedo ser feliz.
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Re: La Tristeza Es El Dolor De Haber Amado [Privado Camila]
No pudo evitar reír. Pero no fue una risa cualquiera: era una auténtica carcajada que en cierto punto podía interpretarse como una burla a todo lo que había dicho hace segundos aquella mujer, pero el estado mental del joven y rubio Monarca no permitía asociarlo con claridad a ese significado. El intentar entenderlo se había vuelto un desafío similar a buscar un animal que se cree extinto: justo cuando lo vas a encontrar, algo sucede que desaparece y la búsqueda se reinicia. Su completa existencia se había vuelto algo impredecible.
Se apartó de la mujer de cabellos rubios, hablando mientras se desplazaba - ¿Algo que le dé sentido a mis pérdidas? Eso ni en cuentos de hadas sucederá. ¿Por qué habría algo bueno en que me quiten a media familia, ah? – Se volteó para mirarle, con una mueca que reflejaba el cómo se había expresado: con molestia - ¿Por qué debería intentarlo? Lo hice una y otra vez, con una muerte tras otra, y todos me siguieron golpeando, arrancándome pedazos del corazón hasta que prácticamente no tenga nada. ¿Sabes lo que es eso? ¿Sabes lo que es no tener corazón de tanto dolor que has vivido? ¡Dimelo! – Exigió, terminando por suspirar y negar con la cabeza al no conseguir respuesta.- ¡No tengo nada aquí! ¡No tengo nada por lo que luchar, por lo que seguir desperdiciando mi aire! ¡Por mí que maten a esas dos escorias que de nada me sirven más que para recordarme mi propio karma! O yo mismo podría hacerlo – La mueca se volvió desquiciada, igual que su mirada. El veneno se mostraba por fuera – Si los demás mancharon sus manos con mi sangre, ¿Por qué yo no? Después de todo, soy un Rey, soy humano. Una criatura avara, envidiosa e iracunda llena de rencor. Un ser que no busca nada más que destrucción…-suspiró de nuevo, de la forma en que lo haría un enamorado.- ¿No es hermoso?
- Pero bueno – insistió tras un incómodo silencio, extendiendo sus brazos como si estuviera pronto a presentar algo – Al final todo lo que hago es criticado, o no sirve para nada, o me critican porque no sirve – se carcajeó – O porque es “malo”. ¿Pero qué es lo malo? ¿Es realmente malo? ¿Qué tiene de malo el querer reunir a toda la familia? – Se llevó las manos a los bolsillos, dejando que la brisa golpeara las mejillas que eran parte de su demacrado rostro – Reunirla para no separarnos nunca más…
Se apartó de la mujer de cabellos rubios, hablando mientras se desplazaba - ¿Algo que le dé sentido a mis pérdidas? Eso ni en cuentos de hadas sucederá. ¿Por qué habría algo bueno en que me quiten a media familia, ah? – Se volteó para mirarle, con una mueca que reflejaba el cómo se había expresado: con molestia - ¿Por qué debería intentarlo? Lo hice una y otra vez, con una muerte tras otra, y todos me siguieron golpeando, arrancándome pedazos del corazón hasta que prácticamente no tenga nada. ¿Sabes lo que es eso? ¿Sabes lo que es no tener corazón de tanto dolor que has vivido? ¡Dimelo! – Exigió, terminando por suspirar y negar con la cabeza al no conseguir respuesta.- ¡No tengo nada aquí! ¡No tengo nada por lo que luchar, por lo que seguir desperdiciando mi aire! ¡Por mí que maten a esas dos escorias que de nada me sirven más que para recordarme mi propio karma! O yo mismo podría hacerlo – La mueca se volvió desquiciada, igual que su mirada. El veneno se mostraba por fuera – Si los demás mancharon sus manos con mi sangre, ¿Por qué yo no? Después de todo, soy un Rey, soy humano. Una criatura avara, envidiosa e iracunda llena de rencor. Un ser que no busca nada más que destrucción…-suspiró de nuevo, de la forma en que lo haría un enamorado.- ¿No es hermoso?
- Pero bueno – insistió tras un incómodo silencio, extendiendo sus brazos como si estuviera pronto a presentar algo – Al final todo lo que hago es criticado, o no sirve para nada, o me critican porque no sirve – se carcajeó – O porque es “malo”. ¿Pero qué es lo malo? ¿Es realmente malo? ¿Qué tiene de malo el querer reunir a toda la familia? – Se llevó las manos a los bolsillos, dejando que la brisa golpeara las mejillas que eran parte de su demacrado rostro – Reunirla para no separarnos nunca más…
José Alfonso De Castilla- Vampiro/Realeza
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Re: La Tristeza Es El Dolor De Haber Amado [Privado Camila]
Aquellas palabras me hicieron sentir como una ilusa, una tonta sin remedio que piensa que las cosas van a solucionarse de un momento a otro y que todo va a estar bien siempre, entonces el monarca se enfocaba en llevarme de nuevo a la realidad, en que nada era perfecto y que existían cosas que por más que se intentara encontrarles un sentido, simplemente se fracasaba.
No quería fracasar si eso significaba terminar con aquella mirada perdida y ausente en el rostro; creyendo que ya nada tenía sentido. Si, podía ser que las cosas fueran complicadas pero siempre debía existir algo por lo cual luchar, por lo cual vivir; en esos momentos pensé en Hero, en él y en el tiempo que tenia sin verlo y saber que estaba bien.
Mis pensamientos no divagaron mucho tiempo, pues fueron obligados a regresar por el rey frente a mi. Su tono de voz era cada vez más alto y pese a que seguramente era mucho mayor que él, me sentí como una niña pequeña y perdida.
– No… no lo sé, nada de lo que dices tiene sentido para mi porque creo que no he vivido el dolor al limite que tu pero aún así, aunque exista tanto dolor sería bueno que fueras capaz de recordar que se siente cuando se es ligero como el mismo aire de tanta felicidad que te embarga – suspire – yo quiero volver a sentirme así… – sus palabras no daban tiempo a que siquiera él pareciera reflexionarlas correctamente; entonces sin pleno aviso más que la tristeza y la torpeza que sentía segundos antes una terrible sensación de desprecio y odio surgió en mi para con su persona.
– No serias capaz de reunir a tu familia nunca… – mi voz sonaba firme, siendo impulsada por el sentimiento de rabia que crecía en mi interior, un sentimiento que no sabía en primera porque había nacido, tal vez… solo tal vez, él había tocado algo de mi que detestaba demasiado – Porque en primera están muertos y de poder estar en el mismo lugar todos después de la muerte ¿Quién te garantiza que ellos querrán estar junto a ti? Seguramente ya no eres el mismo Rey que ellos dejaron o que recuerdan… para ellos serías un desconocido, alguien que no tiene importancia real – claro que, no estaba segura de nada de lo que decía, eran solamente pensamientos lanzados al aire que bien podían ser tomados por el monarca o ignorados – Y por cierto… sino eres alguien que busca más que la destrucción… ¿Qué esperas para morir?… – en cuento aquellas palabras salieron de mis labios me arrepentí. Había escupido parte de un veneno que creí mejor escupirlo que tragarlo, pero no se merecía eso… no de alguien que no le conocía.
– Lo siento… no quise decir eso – agache la mirada, estaba avergonzada de mi propia forma de reaccionar ante el dolor ajeno, sin duda algunas veces era una gata demasiado caprichosa que deseaba que las cosas se hicieran o se pensaran como yo quería.
No quería fracasar si eso significaba terminar con aquella mirada perdida y ausente en el rostro; creyendo que ya nada tenía sentido. Si, podía ser que las cosas fueran complicadas pero siempre debía existir algo por lo cual luchar, por lo cual vivir; en esos momentos pensé en Hero, en él y en el tiempo que tenia sin verlo y saber que estaba bien.
Mis pensamientos no divagaron mucho tiempo, pues fueron obligados a regresar por el rey frente a mi. Su tono de voz era cada vez más alto y pese a que seguramente era mucho mayor que él, me sentí como una niña pequeña y perdida.
– No… no lo sé, nada de lo que dices tiene sentido para mi porque creo que no he vivido el dolor al limite que tu pero aún así, aunque exista tanto dolor sería bueno que fueras capaz de recordar que se siente cuando se es ligero como el mismo aire de tanta felicidad que te embarga – suspire – yo quiero volver a sentirme así… – sus palabras no daban tiempo a que siquiera él pareciera reflexionarlas correctamente; entonces sin pleno aviso más que la tristeza y la torpeza que sentía segundos antes una terrible sensación de desprecio y odio surgió en mi para con su persona.
– No serias capaz de reunir a tu familia nunca… – mi voz sonaba firme, siendo impulsada por el sentimiento de rabia que crecía en mi interior, un sentimiento que no sabía en primera porque había nacido, tal vez… solo tal vez, él había tocado algo de mi que detestaba demasiado – Porque en primera están muertos y de poder estar en el mismo lugar todos después de la muerte ¿Quién te garantiza que ellos querrán estar junto a ti? Seguramente ya no eres el mismo Rey que ellos dejaron o que recuerdan… para ellos serías un desconocido, alguien que no tiene importancia real – claro que, no estaba segura de nada de lo que decía, eran solamente pensamientos lanzados al aire que bien podían ser tomados por el monarca o ignorados – Y por cierto… sino eres alguien que busca más que la destrucción… ¿Qué esperas para morir?… – en cuento aquellas palabras salieron de mis labios me arrepentí. Había escupido parte de un veneno que creí mejor escupirlo que tragarlo, pero no se merecía eso… no de alguien que no le conocía.
– Lo siento… no quise decir eso – agache la mirada, estaba avergonzada de mi propia forma de reaccionar ante el dolor ajeno, sin duda algunas veces era una gata demasiado caprichosa que deseaba que las cosas se hicieran o se pensaran como yo quería.
Thalie De Rose- Cambiante Clase Media
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Re: La Tristeza Es El Dolor De Haber Amado [Privado Camila]
Las palabras de la mujer fueron el mejor remedio contra el frío que empezaba a sentir, dándole un tanque entero de combustible a la montaña rusa de sus emociones cuyo carro parecía tener problemas para sostenerse. Sintió su cuerpo y su mente calentarse lentamente producto a la cólera que subía como la espuma por su humanidad, y no tuvo problemas en expresarla cual volcán que libera furioso su fuego, arrasando con todo lo que estuviera en su camino.
- ¿Recordar la felicidad? ¡Mi felicidad era estar con mis seres queridos! ¡Que estuvieran vivos! ¡¡Ser una auténtica familia!! – rugió el agonizante León de España, quien veía la herida metafórica de su corazón abrirse con la facilidad de quien abre un clóset de dos puertas. - ¿Qué sabes tú de si seré capaz o no de reunirnos? ¡¡Soy el Rey de España, joder!! – bramó desenvainando su espada, empuñándola con una fuerza que no sabía que tenía. – Puedo hacer lo que sea….puedo hacer que vuelvan conmigo, puedo irme con ellos…puedo matar a mis hijos, ¡Puedo matarme yo mismo! – Sonrió macabro, sometido en esa locura tan lamentable en que había sido insertado a la fuerza por la voluntad de la Viuda Negra que descansaba en sus aposentos, aunque era como un delfín al estar siempre pendiente de lo que sucedía.- Ellos querrán estar junto a mí…yo lo sé…- le miró con esa intensidad clásica del demente, asintiendo varias veces con una convicción aterradora no por lo efectivamente convencido que estaba, sino que por cómo se veía físicamente.- Isabell, Marianne, Felipe, Antonio, Catalina, incluso el estúpido retrasado de Fernando…todos me quieren consigo…incluso Tamina, incluso los niños….- fue susurrando cada vez más lento y al mismo tiempo cada vez más angustiado, hasta que su voz desapareció cuando sus rodillas encontraron la tierra y el pasto como su apoyo. Al menos ahí tenía algo que le “sostuviera”.
El silencio no duró mucho. Se llevó una mano al pecho y miró hacia arriba, esperando una señal. Pero no hubo nada positivo. Con la sorpresa de un trueno, gritó como si le estuvieran partiendo el cuerpo en una tortura de la Inquisición, de esas que se encargó de condenar enérgicamente en sus tiempos de bienestar. Cuando el bosque parecía volver a estar en calma, las lágrimas que corrían por las mejillas aún hinchadas y demacradas del Monarca volvieron todo una tensión constante. - ¡¡TAMINA, REGRESA A MÍ!! – Exigió gritando entre sollozos desgarradores, abatido con un dolor tan insoportable que culminó en su pecho, con una puntada que le hizo pegar la cabeza al piso como si le hubieran dado una patada. Gritaba fuera de sí, con una rabia y una pena que no pasaron desapercibidas para nadie, mucho menos para el grupo de cazadores y sirvientes mandados por Aryel a encontrarle, cuyo murmullo empezó a hacerse más y más fuerte debido al estrés que significaba escuchar a la persona más importante para ellos gritar de dolor físico y mental. José apenas miró a la cambiaformas con un rostro de piedad infinito, susurrando un débil “Vete” antes de gritar de nuevo, sabiendo inconscientemente que su vida volvía a estar en peligro.
- ¿Recordar la felicidad? ¡Mi felicidad era estar con mis seres queridos! ¡Que estuvieran vivos! ¡¡Ser una auténtica familia!! – rugió el agonizante León de España, quien veía la herida metafórica de su corazón abrirse con la facilidad de quien abre un clóset de dos puertas. - ¿Qué sabes tú de si seré capaz o no de reunirnos? ¡¡Soy el Rey de España, joder!! – bramó desenvainando su espada, empuñándola con una fuerza que no sabía que tenía. – Puedo hacer lo que sea….puedo hacer que vuelvan conmigo, puedo irme con ellos…puedo matar a mis hijos, ¡Puedo matarme yo mismo! – Sonrió macabro, sometido en esa locura tan lamentable en que había sido insertado a la fuerza por la voluntad de la Viuda Negra que descansaba en sus aposentos, aunque era como un delfín al estar siempre pendiente de lo que sucedía.- Ellos querrán estar junto a mí…yo lo sé…- le miró con esa intensidad clásica del demente, asintiendo varias veces con una convicción aterradora no por lo efectivamente convencido que estaba, sino que por cómo se veía físicamente.- Isabell, Marianne, Felipe, Antonio, Catalina, incluso el estúpido retrasado de Fernando…todos me quieren consigo…incluso Tamina, incluso los niños….- fue susurrando cada vez más lento y al mismo tiempo cada vez más angustiado, hasta que su voz desapareció cuando sus rodillas encontraron la tierra y el pasto como su apoyo. Al menos ahí tenía algo que le “sostuviera”.
El silencio no duró mucho. Se llevó una mano al pecho y miró hacia arriba, esperando una señal. Pero no hubo nada positivo. Con la sorpresa de un trueno, gritó como si le estuvieran partiendo el cuerpo en una tortura de la Inquisición, de esas que se encargó de condenar enérgicamente en sus tiempos de bienestar. Cuando el bosque parecía volver a estar en calma, las lágrimas que corrían por las mejillas aún hinchadas y demacradas del Monarca volvieron todo una tensión constante. - ¡¡TAMINA, REGRESA A MÍ!! – Exigió gritando entre sollozos desgarradores, abatido con un dolor tan insoportable que culminó en su pecho, con una puntada que le hizo pegar la cabeza al piso como si le hubieran dado una patada. Gritaba fuera de sí, con una rabia y una pena que no pasaron desapercibidas para nadie, mucho menos para el grupo de cazadores y sirvientes mandados por Aryel a encontrarle, cuyo murmullo empezó a hacerse más y más fuerte debido al estrés que significaba escuchar a la persona más importante para ellos gritar de dolor físico y mental. José apenas miró a la cambiaformas con un rostro de piedad infinito, susurrando un débil “Vete” antes de gritar de nuevo, sabiendo inconscientemente que su vida volvía a estar en peligro.
José Alfonso De Castilla- Vampiro/Realeza
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Re: La Tristeza Es El Dolor De Haber Amado [Privado Camila]
¿Qué había hecho para estar ahí? ¿Por qué tenia que acabar en situaciones como aquella? Las cosas habían estado bien hasta que le había encontrado y solo nos estábamos alterando el uno al otro, ese Rey me hacía rabiar con su negatividad y yo era una completa grosera con su dolor. Quizás ambos nos merecíamos un poco lo que estaba llevandose a cabo y necesitábamos herirnos para que el otro se diera cuenta de algo que había perdido.
Me arrepentía cada vez más de mis palabras. No debí haber dicho aquello que sabía que terminaría por lastimar a aquel hombre que ahora solo estaba más alterado y diciendo que no sabía nada. Tenía razón, yo no sabía nada pero creía que lo que le dije era justamente lo correcto, lo que pasaría y que siempre sería de esa manera. Escuche estando ahí frente a él cada una de sus palabras, todas cargadas de un dolor que no puede ser explicado, solo sentido.
– Lo siento… – susurre. Siguiendo cada uno de los nombres que mencionaba, como si no quisiera borrarlos de mi mente aunque no tuviesen nada que ver conmigo, ellos no, pero el monarca frente a mi, si – Lo que dije es mentira… de verdad que no quise hacerlo, me deje llevar y… – avance un poco en dirección a él que ahora estaba en suelo. Que triste debía ser para todos aquellos que le amaban verle de esa manera, una sombra borrosa de lo que alguna vez fue.
Camine hasta él y me arrodille, mirándole con tristeza. Pase las manos por su mejilla, aquel hombre en esas circunstancias no era un peligro para nadie y por eso es que me atrevía a estar tan cerca de él y volver a tocarle. No supe cual fue el preciso momento en que le abrace y sentí como algunas lagrimas también corrían por mis mejillas mientras continuaba susurrándole cuando lo sentía. Estaba tan enfocada en estar a su lado que no fue hasta que susurro aquel débil “Vete” que capte los pasos que se acercaban hasta nosotros y con observar sus ojos supe que incluso si le decía que se fuera conmigo le atraparían, no había escapatoria para él y no la habría para mi si me quedaba ahí.
Me aleje entonces, mirando aquellos tristes ojos.
– Lo siento… de verdad que lo siento… – los pasos se volvían cada vez más cercanos y entonces fue que cambie mi figura humana por la de lince. De esa forma saldría antes de aquel lugar que con el vestido que llevaba y que ahora se quedaría en aquel lugar. Alejando mi cuerpo más de él, lance una ultima mirada en su dirección solo para después salir corriendo mientras que los gritos del Rey hacían eco en el bosque, hasta que esos gritos, se apagaron.
Me arrepentía cada vez más de mis palabras. No debí haber dicho aquello que sabía que terminaría por lastimar a aquel hombre que ahora solo estaba más alterado y diciendo que no sabía nada. Tenía razón, yo no sabía nada pero creía que lo que le dije era justamente lo correcto, lo que pasaría y que siempre sería de esa manera. Escuche estando ahí frente a él cada una de sus palabras, todas cargadas de un dolor que no puede ser explicado, solo sentido.
– Lo siento… – susurre. Siguiendo cada uno de los nombres que mencionaba, como si no quisiera borrarlos de mi mente aunque no tuviesen nada que ver conmigo, ellos no, pero el monarca frente a mi, si – Lo que dije es mentira… de verdad que no quise hacerlo, me deje llevar y… – avance un poco en dirección a él que ahora estaba en suelo. Que triste debía ser para todos aquellos que le amaban verle de esa manera, una sombra borrosa de lo que alguna vez fue.
Camine hasta él y me arrodille, mirándole con tristeza. Pase las manos por su mejilla, aquel hombre en esas circunstancias no era un peligro para nadie y por eso es que me atrevía a estar tan cerca de él y volver a tocarle. No supe cual fue el preciso momento en que le abrace y sentí como algunas lagrimas también corrían por mis mejillas mientras continuaba susurrándole cuando lo sentía. Estaba tan enfocada en estar a su lado que no fue hasta que susurro aquel débil “Vete” que capte los pasos que se acercaban hasta nosotros y con observar sus ojos supe que incluso si le decía que se fuera conmigo le atraparían, no había escapatoria para él y no la habría para mi si me quedaba ahí.
Me aleje entonces, mirando aquellos tristes ojos.
– Lo siento… de verdad que lo siento… – los pasos se volvían cada vez más cercanos y entonces fue que cambie mi figura humana por la de lince. De esa forma saldría antes de aquel lugar que con el vestido que llevaba y que ahora se quedaría en aquel lugar. Alejando mi cuerpo más de él, lance una ultima mirada en su dirección solo para después salir corriendo mientras que los gritos del Rey hacían eco en el bosque, hasta que esos gritos, se apagaron.
TERMINADO
Thalie De Rose- Cambiante Clase Media
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