El viento es mi brujula (Privado)

por **Donovan/Isaura Martinez** Vie Ago 23, 2013 3:34 pm

Las tardes siempre han sido placenteras para mí, al momento de desprenderme de mi hermana me siento más liberado aunque a decir verdad extraño esos momentos especiales que paso con ella, pero así ambos estamos tranquilos ella por su lado y yo por el mío. ¿Dónde estaré? Esa pregunta me hago a cada rato que salgo de mi carreta, mis padres están trabajando e Isaura sabrá dios en donde se ha metido, tampoco estaré al pendiente de ella, ambos estamos grandes, tenemos un cerebro, sabemos lo bueno y lo malo; mis padres no han educado muy bien, me siento orgulloso de tenerlos conmigo.
En este momento me encuentro afuera de mi carreta, la puerta esta semi-abierta; mis ojos se mueven a cada lado para saber qué camino tomar; si el de ir a trabajar con los demás gitanos o ir a pasear un rato, o mejor dicho, hasta que se haga noche, se vendré hasta la noche y otro disgusto a mi padre, detesta que me “pierda” siempre y que venga hasta la noche pero, pero soy así ni el, ni mi madre, ni mi hermana ni mucho menos otra persona hará que cambie, mi forma de ser es mío y de nadie más.
Con paso firme, comienzo a caminar hacia el lado derecho, donde se encuentra la salida de la área gitana, que es donde yo vivo, en una carreta, y mi familia, claro está. Ahora me encuentro en la calle sin saber a donde ir, pero el viento me llevara alguna parte ¿No?

por **Christine Hall** Miér Sep 11, 2013 5:54 pm

E l cristal se empañó con su respiración por más sol que tuviesen las calles Parisinas el crudo frío de los atardeceres le recordaban lo lejos que estaba de esas enormes praderas verdes, cuanto más distanciada estuviera de su hogar más recuerdos le traía, su infancia había estado llena de remembranzas maravillosas que lentamente se olvidaban por la cruda realidad que tejía en el viejo continente. Y Ahí estaba ella, eligiendo cuidadosamente a que lugares se dirigiría ésta vez para conocer más a fondo la preciosa y sucia ciudad de la Luz: Museos, galerías, restaurantes, todo tipo de excesos se alcanzaban a concebir pero muy pocos de ellos se tenían a la mano con tanta facilidad. Evel no era adepta a esos sentimientos, no necesitaba de las prendas rimbombantes, ni los lujos de una enorme mansión, su único deseo incurría en la capacidad de poder dedicarse a la danza pues ésta práctica le ofrecía la oportunidad de crear su propio mundo, la expresión de su cuerpo en cada pieza podía decir más que mil palabras.

Su desconcertante día había concluido con la clase dentro del salón despedía a cada uno de sus alumnos con una sonrisa en el rostro la cual llegaba a reflejar la satisfacción que sentía luego de una larga jornada de trabajo. Como era habitual después de concluir sus labores en el colegio tendría que apresurarse a tomar el camino hacia la panadería favorita de su madre en dónde como era costumbre elegiría los mejores panecillos, pero correr a través de las calles se hacía cada vez más peligroso, en ese instante sonrío al recordar por esa vez la aventura que resultaba someterse al peligro, las aventuras eran de las mejores situaciones habidas en su vida, justamente como lo eran en América, excepto que ninguna de esas veces había expuesto a su cuerpo a ser severamente lastimado.

Al despedir a su último aprendiz cerró inmediatamente el portón tomando el camino hacia el exterior, el aire fresco golpeo su rostro como si fuese más una caricia de bienvenida al extraordinario mundo parisino, cubriéndose con su chalina avanzó apresuradamente entre los abarrotados callejones, lo curioso de su recorrido parecía encontrarse en la zona gitana dónde prosiguió observando a lo lejos distraída, sumergida en su propia imaginación anhelo la posibilidad de volver hasta Bostón; su hogar y el sitio que cruzaba era muy parecido, sin embargo, en ese momento la figura masculina apareció por sorpresa frente a sí. El choque inminente entre ambos desbalanceo a la bailarina haciéndole retroceder a lo sumo dos pasos su costado izquierdo -¡Disculpe, Monsieur!- expresó disculpándose con aquel acento extranjero que la diferenciaba, pues a ella le costaba mucho el francés a pesar de vivir desde hace ya varios meses.

El viento es mi brujula (Privado)

El viento es mi brujula (Privado)

Re: El viento es mi brujula (Privado)