AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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En viento en calma (privado)
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En viento en calma (privado)
"Todo hombre sabio teme tres cosas:
la tormenta en el mar,
la noche sin luna
y la ira de un hombre amable."
la tormenta en el mar,
la noche sin luna
y la ira de un hombre amable."
Decidió hacerse a la mar por unos días, pero acabaron siendo dos meses. Recalaron en Amsterdam donde pudo vender los diamantes y enviar el dinero a Akershus junto a una carta para Höor comunicándole que seguiría fuera de Noruega por unas semanas. No esperaba que le saliera un negocio lucrativo en el Caribe, debía transportar un cargamento de opio hasta Francia e Inglaterra. A la Reina Ana no solían pararla en aduanas, primero porque no se acercaba a los puertos conflictivos, segundo porque al tener la patente de Corso generalmente inspeccionaban la parte de arriba de la bodega y no miraban más porque sabían que esos barcos eran usados por la Corona para traficar con cosas que no debían saberse ni salir a la luz. Todos los reinos tenían trapos sucios y todos aceptaban esas reglas del juego.
Tras descargar la sustancia de las amapola y cobrar una buena parte, sin más negocios a la vista, decidió darles descanso a sus hombres. Volverían a Akershus donde habían superado ya los estragos de la peste y donde Randulf al parecer estaba un poco más quieto y tranquilo.
En esos dos meses había tomado distancia de todo cuanto había pasado en Noruega; el enfrentamiento encarnizado con el Jotun Gunnarson, las dudas que habían hecho mella en su coraza, el adiós a Lund... Todo cambiaba y ella estaba cambiando, necesitaba tiempo para asimilarlo ya que las cosas no siempre salían como uno quería. Höor le dijo que pronto partirían hacia Inglaterra. Había estado pensando en ello. ¿Y si aprovechaba y hacía una visita a Wessex? allí tenían el astillero la familia Wellington; ver, aunque fuera de lejos a sus hermanos y a sus padres...era una idea tentadora. No tenía sentido intentar recuperar nada con su familia porque jamás la aceptarían como era, pero al menos verlos, quizás por añoranza o porque sabía que sus padres no durarian para siempre. Eran extraños pero compartían sangre y había visto en Akershus cómo de importante era eso, aunque por contra también había visto la destrucción que podían causar los familiares, el claro ejemplo era Randulf con su sobrino.
La Venganza de la Reina Ana atracó en el muelle de Akershus y Danielle desembarcó aspirando ese olor a leña quemada y salitre tan característico del puerto de la fortaleza. Mandó calafatear el barco, tardarían tres días en hacerlo, ya que necesitaba una renovación de su capa impermeable con cierta urgencia, y aunque pensó en registrarse en la posada, decidió primero hablar con el conde.
Encontró a Höor en su sala de guerra repasando los mapas con Ulf, siempre había estrategias que preparar, poblados que defender y planes que urdir, la guerra no descansaba nunca y menos con un enemigo tan dedicado a ello.
Se adentró en el despacho y apretó la mano de Ulf a modo de saludo, repitiendo la operación con Höor. Sacó de la bolsa un pergamino enrollado en un tubo de cuero y lo dejó sobre la mesa.
— Aquí tenéis la escritura del negocio del ron, es todo legal. Randulf no se molestará en atacar Cienfuegos, los españoles lo defienden a capa y espada. Es un buen negocio, renta al menos tres mil de oro al mes.
No sólo robaba a Randulf o realizaba negocios turbios, con el dinero que sacaba en vez de malgastarlo en vicios lo reinvertía en negocios legales que ponía a nombre de Höor o de testaferros de Akershus, porque esos negocios los hacían menos dependientes de los impuestos o cosechas. Höor no tenía mentalidad empresarial y ella sí. Él confiaba más en sus propias fuerzas, en pactos con otros nobles y cosas así, pero Danielle sabía que el dinero también movía el mundo, aunque había aprendido que era mejor no comparar la lealtad.
— ¿Cómo le va a a viejo Randulf? ¿le han salido más almorranas o qué?
Danielle Morgan- Humano Clase Media
- Mensajes : 245
Fecha de inscripción : 21/08/2017
Re: En viento en calma (privado)
“Cuando soplan vientos de cambio, algunos construyen muros. Otros, molinos. “
Habían pasado un par de meses desde que la peste fue combatida y vencida en Akershus, esa fue la ultima noche que vi a Danielle, no hubo una despedida, ni explicaciones, ni razones, simplemente y aun débil, se largó con las primeras luces del alba.
La marea la engulló y durante un mes no hubo noche que mi mirada parda no la buscara en aquellas aguas de regreso a casa.
Al mes solo un mensaje, el dinero de la venta de los diamantes y la seguridad de que regresaría unas semanas mas tarde, semanas que se trasformó en otro mes en el que hastiado de la espera deje de buscarla e hice mi vida dejando aquello que había empezado en aquella Atalaya enterrado bajo la rabia.
En pie frente al mapa movía los ejércitos con la mano trazando junto a Ulf la nueva estrategia para proteger unas aldeas del litoral que estaban siendo atacadas por Randulf.
Mi mirada se elevó del mapa nada mas la vi adentrarse en la cámara como si nunca hubiera partido de estas tierras.
Apretó la mano de Ulf como saludo, y este le revolvió el pelo de modo vivaz dándole la bienvenida.
Mi mano seguía apoyada en el mapa, no había cambiado de posición, su mano rozó la mía del mismo modo antes de dejar caer un pergamino que era la escritura de un negocio de ron legal que aportaría dinero a la causa.
Despreocupada preguntó por Randulf y sus almorranas.
-Pues al parecer cada vez esta mas estreñido -apuntó Ulf -porque no deja de darnos por culo.
Volví a bajar la mirada hacia el mapa y proseguí moviendo el ejercito para mostrarle exactamente al general como procederíamos en esta ocasión.
Cuando todo quedó claro y visto el tenso ambiente Ulf se despidió de los dos alegando que su mujer lo reclamaba para ayudarla con unas goteras que se habían abierto en el tejado de la casa.
Asentí y este salió por la puerta mientras yo ahora si, elevaba la mirada hasta la de la pirata.
-Te largaste sin mas -dije
No le estaba pidiendo explicaciones, sabia que era una pirata, que su hogar era la mar y no Akershus, pero ¿a que jugaba? Los botines que yo supiera se repartían entre la tripulación, ella parecía fondear entre dos mares, no la entendía, lo intentaba peor no lo hacia.
Tomé el pergamino de la mesa y se lo entregué.
-Es tuyo, nada tengo que ver con lo que has hecho en estos dos meses Danielle.
Habían pasado un par de meses desde que la peste fue combatida y vencida en Akershus, esa fue la ultima noche que vi a Danielle, no hubo una despedida, ni explicaciones, ni razones, simplemente y aun débil, se largó con las primeras luces del alba.
La marea la engulló y durante un mes no hubo noche que mi mirada parda no la buscara en aquellas aguas de regreso a casa.
Al mes solo un mensaje, el dinero de la venta de los diamantes y la seguridad de que regresaría unas semanas mas tarde, semanas que se trasformó en otro mes en el que hastiado de la espera deje de buscarla e hice mi vida dejando aquello que había empezado en aquella Atalaya enterrado bajo la rabia.
En pie frente al mapa movía los ejércitos con la mano trazando junto a Ulf la nueva estrategia para proteger unas aldeas del litoral que estaban siendo atacadas por Randulf.
Mi mirada se elevó del mapa nada mas la vi adentrarse en la cámara como si nunca hubiera partido de estas tierras.
Apretó la mano de Ulf como saludo, y este le revolvió el pelo de modo vivaz dándole la bienvenida.
Mi mano seguía apoyada en el mapa, no había cambiado de posición, su mano rozó la mía del mismo modo antes de dejar caer un pergamino que era la escritura de un negocio de ron legal que aportaría dinero a la causa.
Despreocupada preguntó por Randulf y sus almorranas.
-Pues al parecer cada vez esta mas estreñido -apuntó Ulf -porque no deja de darnos por culo.
Volví a bajar la mirada hacia el mapa y proseguí moviendo el ejercito para mostrarle exactamente al general como procederíamos en esta ocasión.
Cuando todo quedó claro y visto el tenso ambiente Ulf se despidió de los dos alegando que su mujer lo reclamaba para ayudarla con unas goteras que se habían abierto en el tejado de la casa.
Asentí y este salió por la puerta mientras yo ahora si, elevaba la mirada hasta la de la pirata.
-Te largaste sin mas -dije
No le estaba pidiendo explicaciones, sabia que era una pirata, que su hogar era la mar y no Akershus, pero ¿a que jugaba? Los botines que yo supiera se repartían entre la tripulación, ella parecía fondear entre dos mares, no la entendía, lo intentaba peor no lo hacia.
Tomé el pergamino de la mesa y se lo entregué.
-Es tuyo, nada tengo que ver con lo que has hecho en estos dos meses Danielle.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
- Mensajes : 976
Fecha de inscripción : 21/09/2016
Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: En viento en calma (privado)
Por la actitud de Höor dedujo que no había hablado con Lund o si lo había hecho prefería hacerse el sueco, pero no lo era, era noruego y no le pegaba nada ese gesto.
— Necesitaba ponerme en orden. Le dije a Lund que lo nuestro no funcionaria, que si estaba viendo en mi a la mujer que le daría un hogar y unos hijos como Giuliana, se estaba equivocando. Después de eso no podía quedarme y verlo cada día.
El negocio era legal, daba lo mismo que le empujase el pergamino hacia ella, estaba hecho y quisiera o no, era ahora una fuente más de ingresos para Akershus, y esta vez sin robarle a nadie. Enarcó una ceja.
— ¿Qué demonios está mal esta vez? no es robado!! es un negocio legal puesto en marcha con parte del dinero de la venta de las joyas..— y una parte que había aportado ella de su saco personal, pero no le molestaba en absoluto hacerlo.
Resopló y se retiró el flequillo de la cara negando con la cabeza.— No te entiendo Höor Cannif. No puedo entenderlo. Nunca hago las cosas a tu gusto al parecer.
Höor estaba tenso, la miraba malhumorado y sinceramente no sabía qué lechesd quería de ella, porque nunca parecía acertar. Sacó del bolsillo de su casaca nueva la brújula de Sirius y la puso sobre la mesa.
— Ya sé hacia donde apunta. La flecha se mueve hacia lo que más deseo. Al principio no lo entendía, no tenía sentido, pero me di cuenta cuando apuntaba constantemente a la Atalaya. Después cuando la saqué en la casa de Lund me indicó el mar, me llevó a Amsterdam y a Cuba sin errar el rumbo y finalmente me devolvió a Akershus.
La brújula tenía una tapa y estaba tentada de abrirla, pero ¿y si apuntaba hacia algo que ofendía a Höor? ya no sabía cómo reaccionar con él, estaba perdida.
— Bah, el mundo es de los valientes.— murmuró para si misma. Abrió la tapa y la aguja osciló entre Londres y el conde que la miraba con las manos sobre la mesa. De un punto a otro. Enarcó una ceja y miró a Höor.
— Necesitaba ponerme en orden. Le dije a Lund que lo nuestro no funcionaria, que si estaba viendo en mi a la mujer que le daría un hogar y unos hijos como Giuliana, se estaba equivocando. Después de eso no podía quedarme y verlo cada día.
El negocio era legal, daba lo mismo que le empujase el pergamino hacia ella, estaba hecho y quisiera o no, era ahora una fuente más de ingresos para Akershus, y esta vez sin robarle a nadie. Enarcó una ceja.
— ¿Qué demonios está mal esta vez? no es robado!! es un negocio legal puesto en marcha con parte del dinero de la venta de las joyas..— y una parte que había aportado ella de su saco personal, pero no le molestaba en absoluto hacerlo.
Resopló y se retiró el flequillo de la cara negando con la cabeza.— No te entiendo Höor Cannif. No puedo entenderlo. Nunca hago las cosas a tu gusto al parecer.
Höor estaba tenso, la miraba malhumorado y sinceramente no sabía qué lechesd quería de ella, porque nunca parecía acertar. Sacó del bolsillo de su casaca nueva la brújula de Sirius y la puso sobre la mesa.
— Ya sé hacia donde apunta. La flecha se mueve hacia lo que más deseo. Al principio no lo entendía, no tenía sentido, pero me di cuenta cuando apuntaba constantemente a la Atalaya. Después cuando la saqué en la casa de Lund me indicó el mar, me llevó a Amsterdam y a Cuba sin errar el rumbo y finalmente me devolvió a Akershus.
La brújula tenía una tapa y estaba tentada de abrirla, pero ¿y si apuntaba hacia algo que ofendía a Höor? ya no sabía cómo reaccionar con él, estaba perdida.
— Bah, el mundo es de los valientes.— murmuró para si misma. Abrió la tapa y la aguja osciló entre Londres y el conde que la miraba con las manos sobre la mesa. De un punto a otro. Enarcó una ceja y miró a Höor.
Danielle Morgan- Humano Clase Media
- Mensajes : 245
Fecha de inscripción : 21/08/2017
Re: En viento en calma (privado)
Mis ojos se hundieron en los ajenos, ella decía no entenderme ¿la entendía yo acaso?
¿Por que demonios me hablaba de Lund ahora? claro que sabia lo que había pasado con Lund, pero..se largo sin un puto adiós, sin una despedida ¿acaso después de estar tres semanas cuidando del otro no merecía la menos ese adiós?
Estaba cabreado, era cierto, quizás no lo merecía porque no eramos nada, ni siquiera amigos, o si, o yo que cojones sabia.
No la entendía, su rumbo viraba como el de las mareas, el mio siempre quedaba anclado a Akershus y sus necesidades.
Una vez me dijo que podía ser el hombre adecuado, pero posiblemente el rebelde equivocado y no había errado.
-Se lo de Lund -aseguré.
Yo no era de esos que se nadaban con tapujos.
-Pero, te largaste sin mas, cuando desperté, tu barco no estaba en puerto ¿así funcionas Danielle? Mandando una carta después de un mes para que sepamos que sigues viva ¿crees que todo lo que de ti me importa es el puto dinero que me consigues.
Saqué el sobre del dinero de los diamantes y lo dejé caer sobre la mesa hastiado junto al pergamino.
-Yo no se con que tipos estas acostumbrada a tratar, peor yo no soy uno de ellos.
No quiero tu dinero, no quiero un botín de lo que robas o negocias, no si esta no es tu causa ni Akershus tu destino ,no si no entiendes que no puedes largarte y dejarme atrás como si no existiera un tu vida, como si fuera un puto fantasma que ha de esperar mirando por la ventana tu vuelta.
Hace mucho esperé la vuelta de alguien, te aseguro que no voy a repetir los errores del pasado.
Miré la brújula, la explicación que me había dado sobre lo que esta hacia, llevarla hacia aquello que mas deseaba en el mundo.
Mis ojos quedaron fijos en los suyos, esperando que la abriera en ese instante, que tuviera valor para mostrarme la realidad que yo veía y por contra ella parecía camuflar con no se que juego que se traía.
La punta indicaba dos direcciones, una era yo, el norte, Akershus, la otra la llevaba a nuevos caminos que emprender en la mar, Londres.
Cerré la tapa de un manotazo y la enfrenté en silencio ¿que decir cuando el silencio habla por ti?
Dejé escapar el aire de forma pesada, no merecía aquella bronca, estaba cabreado, cabreado porque ella revivía viejos fantasmas, Valeria era una extranjera que nunca tuvo claro su destino, siempre bailo entre dos aguas y yo no pude soportarlo.
-Lo siento, estoy cansado, hastiado y lo has pagado tu -mentí en parte, aunque no del todo, era cierto, estaba muy cansado porque en Akershus nunca se respiraba paz.
Guardé el dinero, el pergamino y agradecí su generosidad.
-Sirius te ha echado de menos, podrías ir a verlo -pedí -yo aun me quedaré un rato en el despacho, tengo una montaña de papeleo -le indique ladeando la sonrisa mientras lo señalaba con la mano, Randulf y sus putas amorronaras me da mas trabajo del deseado.
¿Por que demonios me hablaba de Lund ahora? claro que sabia lo que había pasado con Lund, pero..se largo sin un puto adiós, sin una despedida ¿acaso después de estar tres semanas cuidando del otro no merecía la menos ese adiós?
Estaba cabreado, era cierto, quizás no lo merecía porque no eramos nada, ni siquiera amigos, o si, o yo que cojones sabia.
No la entendía, su rumbo viraba como el de las mareas, el mio siempre quedaba anclado a Akershus y sus necesidades.
Una vez me dijo que podía ser el hombre adecuado, pero posiblemente el rebelde equivocado y no había errado.
-Se lo de Lund -aseguré.
Yo no era de esos que se nadaban con tapujos.
-Pero, te largaste sin mas, cuando desperté, tu barco no estaba en puerto ¿así funcionas Danielle? Mandando una carta después de un mes para que sepamos que sigues viva ¿crees que todo lo que de ti me importa es el puto dinero que me consigues.
Saqué el sobre del dinero de los diamantes y lo dejé caer sobre la mesa hastiado junto al pergamino.
-Yo no se con que tipos estas acostumbrada a tratar, peor yo no soy uno de ellos.
No quiero tu dinero, no quiero un botín de lo que robas o negocias, no si esta no es tu causa ni Akershus tu destino ,no si no entiendes que no puedes largarte y dejarme atrás como si no existiera un tu vida, como si fuera un puto fantasma que ha de esperar mirando por la ventana tu vuelta.
Hace mucho esperé la vuelta de alguien, te aseguro que no voy a repetir los errores del pasado.
Miré la brújula, la explicación que me había dado sobre lo que esta hacia, llevarla hacia aquello que mas deseaba en el mundo.
Mis ojos quedaron fijos en los suyos, esperando que la abriera en ese instante, que tuviera valor para mostrarme la realidad que yo veía y por contra ella parecía camuflar con no se que juego que se traía.
La punta indicaba dos direcciones, una era yo, el norte, Akershus, la otra la llevaba a nuevos caminos que emprender en la mar, Londres.
Cerré la tapa de un manotazo y la enfrenté en silencio ¿que decir cuando el silencio habla por ti?
Dejé escapar el aire de forma pesada, no merecía aquella bronca, estaba cabreado, cabreado porque ella revivía viejos fantasmas, Valeria era una extranjera que nunca tuvo claro su destino, siempre bailo entre dos aguas y yo no pude soportarlo.
-Lo siento, estoy cansado, hastiado y lo has pagado tu -mentí en parte, aunque no del todo, era cierto, estaba muy cansado porque en Akershus nunca se respiraba paz.
Guardé el dinero, el pergamino y agradecí su generosidad.
-Sirius te ha echado de menos, podrías ir a verlo -pedí -yo aun me quedaré un rato en el despacho, tengo una montaña de papeleo -le indique ladeando la sonrisa mientras lo señalaba con la mano, Randulf y sus putas amorronaras me da mas trabajo del deseado.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Fecha de inscripción : 21/09/2016
Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: En viento en calma (privado)
Resopló frustrada ante ese arranque de ira sin sentido. ¿Eso era todo? ¿Que no había avisado para una fiesta de desepedida? aquello era de locos. Tras haber pasado dos meses de aquí para allá, recuperandose de una enfermedad muy desgastante y de otra mucho peor, que era el mar de dudas en el que se sumía, la recibía con reproches y mierdas que no conseguía entender. Agarró con los puños la camisa del conde y lo estampó contra la pared, visiblemente cabreada.
— De eso nada Höor Cannif!!! No vas a hacer como si no pasara lo que está pasando, no me pongas excusas de que estás cansado o no se qué. ¿No has entendido nada? ¿no te has lavado las orejas o es que has perdido oído?.— lo sacudió con fuerza mirándolo a los ojos.— Te he dicho que apuntaba hacia la Atalaya. Adivina por qué, porque no es precisamente un lugar que visitar como el Big Ben. Me llevó al Caribe y a Holanda porque es lo que necesitaba en ese momento pero me ha traido de vuelta aquí, porque es aquí donde quiero estar cuando viento está en calma. ¿Y cuando será eso? pues el día que dejes de bufarme como si fueras un basilisco!!! no me importa la guerra, no me importa el trabajo duro, joder!! ¿quien te crees que soy? ahora apunta hacia ti, jodido cabezota, pero también hacia la próxima misión que me llevará a mi viejo hogar, la Reina Ana regresa a casa y quizás encuentre allí algunas de las respuestas que voy buscando. ¿Qué más quieres? no se qué esperas de mi!!
Iría a ver a Sirius porque le había traido algo de Cuba, a todos ellos les había traido algunas cosas y quería dárselas pero ya tendría tiempo luego. No esperaba ser recibida con una alfombra roja, pero por todos los dioses, que ese hombre era insufrible.
— De eso nada Höor Cannif!!! No vas a hacer como si no pasara lo que está pasando, no me pongas excusas de que estás cansado o no se qué. ¿No has entendido nada? ¿no te has lavado las orejas o es que has perdido oído?.— lo sacudió con fuerza mirándolo a los ojos.— Te he dicho que apuntaba hacia la Atalaya. Adivina por qué, porque no es precisamente un lugar que visitar como el Big Ben. Me llevó al Caribe y a Holanda porque es lo que necesitaba en ese momento pero me ha traido de vuelta aquí, porque es aquí donde quiero estar cuando viento está en calma. ¿Y cuando será eso? pues el día que dejes de bufarme como si fueras un basilisco!!! no me importa la guerra, no me importa el trabajo duro, joder!! ¿quien te crees que soy? ahora apunta hacia ti, jodido cabezota, pero también hacia la próxima misión que me llevará a mi viejo hogar, la Reina Ana regresa a casa y quizás encuentre allí algunas de las respuestas que voy buscando. ¿Qué más quieres? no se qué esperas de mi!!
Iría a ver a Sirius porque le había traido algo de Cuba, a todos ellos les había traido algunas cosas y quería dárselas pero ya tendría tiempo luego. No esperaba ser recibida con una alfombra roja, pero por todos los dioses, que ese hombre era insufrible.
Danielle Morgan- Humano Clase Media
- Mensajes : 245
Fecha de inscripción : 21/08/2017
Re: En viento en calma (privado)
Me empotró contra la pared, me revolví con un gruñido que dejo nuestros rostros a escasos centímetros.
Miradas titanicas de uno y otro, ella no queria dejar así las cosas, aseguraba que no entendía aquel cabreo desmesurado y en parte no le faltaba razón, solo en parte, porque solo veía sus necesidades pero había obviado las mías.
La brújula marcó la Atalaya.
-Si, hasta ahí lo he pillado, no soy gilipollas ¿y que cojones paso después? ¿Por que no volviste a mi una vez hablaste con Lund? ¿donde cojones te guio tu puta brújula? ¿eh? -rugí mirándola desafiante.
Sonreí contra sus labios con sorna, aquel duelo como siempre era el de dos bestias que se miraban de igual a igual y de frente.
-¿que mierdas quiero? ¿en serio? Que tu puta brújula no señale puntos distintos cuando estas o no en calma, quiero que en la tempestad yo sea tu hogar y también cuando las aguas nos dan tregua para disfrutar.
Aflojó el agarré, quería sinceridad, acaba de escupirsela a la cara, eso era lo que no me podía dar, estabilidad.
La brújula hablaba por ella y no es que fuera gilipollas, es que era realista.
Ya sabia lo que era una relación con una mujer que nadaba entre dos aguas, una que salia corriendo cuando las cosas no eran exactamente lo que esperaba o pretendía.
Yo no era un hombre fácil, mi vida no era fácil, a mi lado muchas serian las tempestades que tendríamos que afrontar y ella parecía afrontarlas mejor en alta mar, entendía que dudara, pero a mi las dudas no me servían para nada.
La miré, no se el tiempo en el que permanecimos así, uno frente al otro, con sus dedos arrugando mi camisa y los míos atrayedola por la casaca para que no se largara.
-Deberías descansar -dije finalmente recobrando la compostura -tu viaje a sido largo.
Miradas titanicas de uno y otro, ella no queria dejar así las cosas, aseguraba que no entendía aquel cabreo desmesurado y en parte no le faltaba razón, solo en parte, porque solo veía sus necesidades pero había obviado las mías.
La brújula marcó la Atalaya.
-Si, hasta ahí lo he pillado, no soy gilipollas ¿y que cojones paso después? ¿Por que no volviste a mi una vez hablaste con Lund? ¿donde cojones te guio tu puta brújula? ¿eh? -rugí mirándola desafiante.
Sonreí contra sus labios con sorna, aquel duelo como siempre era el de dos bestias que se miraban de igual a igual y de frente.
-¿que mierdas quiero? ¿en serio? Que tu puta brújula no señale puntos distintos cuando estas o no en calma, quiero que en la tempestad yo sea tu hogar y también cuando las aguas nos dan tregua para disfrutar.
Aflojó el agarré, quería sinceridad, acaba de escupirsela a la cara, eso era lo que no me podía dar, estabilidad.
La brújula hablaba por ella y no es que fuera gilipollas, es que era realista.
Ya sabia lo que era una relación con una mujer que nadaba entre dos aguas, una que salia corriendo cuando las cosas no eran exactamente lo que esperaba o pretendía.
Yo no era un hombre fácil, mi vida no era fácil, a mi lado muchas serian las tempestades que tendríamos que afrontar y ella parecía afrontarlas mejor en alta mar, entendía que dudara, pero a mi las dudas no me servían para nada.
La miré, no se el tiempo en el que permanecimos así, uno frente al otro, con sus dedos arrugando mi camisa y los míos atrayedola por la casaca para que no se largara.
-Deberías descansar -dije finalmente recobrando la compostura -tu viaje a sido largo.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
- Mensajes : 976
Fecha de inscripción : 21/09/2016
Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: En viento en calma (privado)
Soltó su pechera con un bufido, ese hombre era insoportablemente testarudo, siempre quería salirse con la suya. ¿Que su vida no era fácil? ¡Oh! pues que probase a ser mujer con aspiraciones en una sociedad represiva, a ver qué tal le iba. Ella había renunciado a su familia, a su dinero y a cualquier tipo de vida acomodada por tener libertad. Posiblemente acabaría muerta sola y desahuciada en cualquier puerto, enferma y pobre. Pero qué más daba!! si tenia esa vida es porque había sido una caprichosa, no? porque aspirar a cualquier otra cosa que no fuera parir hordas de críos tenía ese precio, esas eran las reglas del juego.
Negó con la cabeza. No entendía sus razones, no entendía la diferencia que había con las situaciones que él había vivido, y ella ya no sabía como explicárselas. Pues a tomar viento.
— Tú eres el que debería descansar, a ver si por la mañana ves las cosas con claridad. ¿Puedo ir al baño o también tengo que pedirte permiso? no vaya a ser que vaya a mear y tú no estés informado.
Le escupió esas palabras con ironía pues para nada las cosas estaban aclaradas. Fue hacia la puerta y se dio la vuelta estampando la brújula sobre el mapa.
— ¡Ah! quédatela, ya me trajo hasta aquí, trata de averiguar a dónde quieres ir tu, porque ni de coña lo tienes claro.
Salió del despacho resoplando. Cada vez que volvía de algun viaje que Höor no hubiera supervisado acababa en bronca. Se cruzó con Atharal, al que saludó escuetamente y salió a la calle bajando al puerto. ¿Por qué le hacía siempre lo mismo? acababa de entregarle un negocio legal que aportaría dinero a la causa y se lo había tirado a la cara. De nuevo. ¿Qué esperaba de ella? decía que quería que su brújula apuntara al norte siempre. Pues eso no iba a suceder, no mientras en el Norte le echasen a los perros cuando trataba de ayudar, no cuando por no cumplir el canon de madre o escudera de nuevo le caía mierda encima. ¿Cuál era la diferencia entonces con Londres? ¿que no llevaban corsé? menuda risa.
No, Danielle Morgan no estaba hecha para obedecer, cada vez lo tenía más claro, y cada vez se rebelaba más contra las imposiciones. Había creído que recalar en un lugar podría traerle paz o estabilidad o la posibilidad de un futuro menos negro. Pero al parecer en todas partes sucedía igual, nadie quería a una mujer poco convencional al mando no sólo al timón del barco sino también de la vida. Sería siempre la pirata correcta pero la mujer equivocada.
— Mierda.— masculló para si misma, y se fue al puerto a ponerse al dia de las novedades, en Akershus siempre pasaban cosas.
Negó con la cabeza. No entendía sus razones, no entendía la diferencia que había con las situaciones que él había vivido, y ella ya no sabía como explicárselas. Pues a tomar viento.
— Tú eres el que debería descansar, a ver si por la mañana ves las cosas con claridad. ¿Puedo ir al baño o también tengo que pedirte permiso? no vaya a ser que vaya a mear y tú no estés informado.
Le escupió esas palabras con ironía pues para nada las cosas estaban aclaradas. Fue hacia la puerta y se dio la vuelta estampando la brújula sobre el mapa.
— ¡Ah! quédatela, ya me trajo hasta aquí, trata de averiguar a dónde quieres ir tu, porque ni de coña lo tienes claro.
Salió del despacho resoplando. Cada vez que volvía de algun viaje que Höor no hubiera supervisado acababa en bronca. Se cruzó con Atharal, al que saludó escuetamente y salió a la calle bajando al puerto. ¿Por qué le hacía siempre lo mismo? acababa de entregarle un negocio legal que aportaría dinero a la causa y se lo había tirado a la cara. De nuevo. ¿Qué esperaba de ella? decía que quería que su brújula apuntara al norte siempre. Pues eso no iba a suceder, no mientras en el Norte le echasen a los perros cuando trataba de ayudar, no cuando por no cumplir el canon de madre o escudera de nuevo le caía mierda encima. ¿Cuál era la diferencia entonces con Londres? ¿que no llevaban corsé? menuda risa.
No, Danielle Morgan no estaba hecha para obedecer, cada vez lo tenía más claro, y cada vez se rebelaba más contra las imposiciones. Había creído que recalar en un lugar podría traerle paz o estabilidad o la posibilidad de un futuro menos negro. Pero al parecer en todas partes sucedía igual, nadie quería a una mujer poco convencional al mando no sólo al timón del barco sino también de la vida. Sería siempre la pirata correcta pero la mujer equivocada.
— Mierda.— masculló para si misma, y se fue al puerto a ponerse al dia de las novedades, en Akershus siempre pasaban cosas.
Danielle Morgan- Humano Clase Media
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Re: En viento en calma (privado)
Le mantuve la mirada, no dije nada.
Si, quizás era yo el que debía de descansar, porque dudaba mucho que lo que le estaba pidiendo fuera tan descabellado.
No quería controlar su vida, solo ser participe de ella, pero al parecer ella era libre como el viento y al viento no se le piden explicaciones, sopla donde quiere ir y no necesariamente avisa antes de partir.
En algo tenia razón, era yo el que se equivocaba, no podía pretender cambiarla, no porque así era Danielle, no me mintió, no hubieron promesas incumplidas.
Su camino siempre seria una encrucijada de mil puertos, de mil mares que surcar con la bandera pirata, por contra, yo estaba anclado a estas tierras, las amaba y las protegería hasta que la ultima gota de mi sangre fuera derramada.
Bajé la mirada cuando dejó la brújula sobre la mesa para que yo fuera el que descubriera lo que quería, según ella no lo tenia claro y en eso si se equivocaba, quería un norte libre, quería a mi gente sin ser diezmada, por eso el conde y el guerrero copaban mi día a día ¿que quería el hombre? ¿importaba?
Negué cuando cerró la puerta de un portazo dejándome solo en la cámara.
-¡mierda!
Siempre terminábamos igual, no nos entendíamos, creo que la visión que la pirata tenia de mi era errada. Yo no quería que me entregara su vida, no quería una esclava que cuidara de mis hijos y que me esperara abierta de piernas en el lecho para calentar mi cuerpo al final de un duro día.
Me jodía pensar que así me veía, que me viera tan mala persona, porque yo no era así, no era se hombre tirano que pintaba en su mente.
Me serví una copa de bourbon y me senté en la silla, mucho papeleo me esperaba antes de partir hacia Inglaterra, quería dejarme ciertas cosas solucionadas antes de mi encuentro con la reina.
Di un sorbo de la copa, otro después, no dejaba de darle vueltas a sus palabras, rugí cabreado lanzando la copa contra la chimenea, un fogonazo fue la unica respuesta.
Si, quizás era yo el que debía de descansar, porque dudaba mucho que lo que le estaba pidiendo fuera tan descabellado.
No quería controlar su vida, solo ser participe de ella, pero al parecer ella era libre como el viento y al viento no se le piden explicaciones, sopla donde quiere ir y no necesariamente avisa antes de partir.
En algo tenia razón, era yo el que se equivocaba, no podía pretender cambiarla, no porque así era Danielle, no me mintió, no hubieron promesas incumplidas.
Su camino siempre seria una encrucijada de mil puertos, de mil mares que surcar con la bandera pirata, por contra, yo estaba anclado a estas tierras, las amaba y las protegería hasta que la ultima gota de mi sangre fuera derramada.
Bajé la mirada cuando dejó la brújula sobre la mesa para que yo fuera el que descubriera lo que quería, según ella no lo tenia claro y en eso si se equivocaba, quería un norte libre, quería a mi gente sin ser diezmada, por eso el conde y el guerrero copaban mi día a día ¿que quería el hombre? ¿importaba?
Negué cuando cerró la puerta de un portazo dejándome solo en la cámara.
-¡mierda!
Siempre terminábamos igual, no nos entendíamos, creo que la visión que la pirata tenia de mi era errada. Yo no quería que me entregara su vida, no quería una esclava que cuidara de mis hijos y que me esperara abierta de piernas en el lecho para calentar mi cuerpo al final de un duro día.
Me jodía pensar que así me veía, que me viera tan mala persona, porque yo no era así, no era se hombre tirano que pintaba en su mente.
Me serví una copa de bourbon y me senté en la silla, mucho papeleo me esperaba antes de partir hacia Inglaterra, quería dejarme ciertas cosas solucionadas antes de mi encuentro con la reina.
Di un sorbo de la copa, otro después, no dejaba de darle vueltas a sus palabras, rugí cabreado lanzando la copa contra la chimenea, un fogonazo fue la unica respuesta.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Re: En viento en calma (privado)
En la taberna del puerto le dieron la información que necesitaba saber sobre todos los trapicheos que se gestaban en las dársenas de Noruega. Los espías la pusieron al tanto de lo que iba a pasar en el mar, de los próximos movimientos de las compañías que comerciaban con Randulf "el estreñido" (lo apodaba así por las almorranas que ya mentaban sin cesar) y tomó buena nota de todo cuanto necesitaba saber. En su camarote de la Reina Ana extendió el mapa y marcó los lugares clave de las salidas con unos barquitos de madera, bajo ellos unos papeles pequeños donde anotaba algunos datos importantes y después calculó con el sextante segun los vientos y corrientes, donde estarían ubicados cada uno en los siguientes días. Los asaltos se planificaban al detalle, nada podía salir mal y sus órdenes nunca eran counicadas a nadie para que si había contraespionaje de Randulf nunca se supiera a por quién iba La Venganza de la Reina Ana.
Había múltiples posibilidades y Randulf no era imbécil, había puesto para los mismos días tres cargamentos importantes porque contaba con perder uno, al menos los otros dos llegarían a puerto. O eso pensaba. Porque tenía en mente una operación a gran escala pero para eso tenía que contar con Höor. Resopló y se fue a dormir, al día siguiente ya lo hablaria con el conde, cuando se hubiera calmado y fuera capaz de centrarse en la misión, porque cuando trabajaban juntos, las cosas salían muy bien, hacían buen equipo, pero cuando remaban cada cual por su lado acababan echándose los platos a la cabeza.
Durmió algo inquieta, la discusión se le había quedado como una molesta avispa que le iba picando en el cerebro, recordándole palabras y gestos que quería apartar pero no podía. Se levantó temprano cuando vio que no podía dormir más por muchas vueltas que diera en la cama, se colocó su casaca gris porque hacía bastante frío en aquella época del año, y unos guantes de piel marrón, cogió el cartucho con los mapas y enfiló el camino hacia el castillo. Le informaron de que el conde estaba desayunando tras el entrenamiento diario y decidió unirse a la mesa, pensaba que estaqría con Ulf y Atharal, pero estaba con sus hijos, así que cambió el gesto avinagrado que traía cuando los pequeños la recibieron con su alegre griterío.
— Pero bueno!! Orn estás enorme, dentro de poco serás más alto que yo.— Le hizo un gesto de esquivar el arma a Fiolett y luego se sentó junto a Sirius y Valeska, más seriecitos a la hora de desayunar.— Os he traido algunas cosas del Caribe, luego las podéis venir a buscar al barco, o las puedo mandar traer.— sabía que los niños querrían ir al barco, cualquier novedad les entusiasmaba y hacer una pequeña excursión a una nave tan bonita era algo que se salía del día a día. A Orn le gustaría ver los cañones, Sirius seguro que miraría las velas y la forma de hincharlas para cumplir con lo que le dijo aquella noche, y en definitiva, ya iba siendo hora de que les enseñase cómo era ese buque legendario.
Le pusieron un plato y de inmediato se sirvió algo de comer como si no hubiera pasado nada el día anterior. Los críos le preguntaron qué había hecho en el Caribe, así que no se cortó un duro.
— Con el dinero que me dieron por los diamantes que le arrebaté al tirano, compré una fábrica de ron cubano que da bastante dinero al mes. Ahora es de Akershus, así que ese dinero se podrá emplear en lo que sea necesario. Randulf no la atacará porque está en territorio español y no querrá meterse con ellos.
—¡qué lista!.— excalmó Orn, que entendía que todo lo que fuera debilitar a Randulf era bueno. Danielle miró a Höor, que no lo había considerado así, pero en fin, él era el jefe.— algún día le cortaré la cabeza a Randulf.
— Pues cuando lo hagas, la llevaremos a Perú, allí las meten en unos recipientes y las van haciendo pequeñas para luego colgarlas como amuletos para espantar el mal ojo. Las llaman las Cabezas Reducidas de los jíbaros. Son trofeos de guerra, y me encantará ver como la cabeza de Randulf se queda pequeña y arrugadas, con la lengua fuera.
— ¿tú has visto esas cabezas?.— preguntó Sirius. Danielle asintió.
— El mundo es muy grande Sirus, he visto muchas cosas.
— Pues yo también quiero verlas. Aquí es todo aburrido, siempre es igual.— Danielle sonrió.
— No puedo contratarte de pirata Orn, a los dos días querrías volver porque echarías de menos todo esto. La comida es horrible, la gente de otros países no te suele entender y te mira de reojo, y lo peor, los piratas no tenemos un hogar como este. Ver el mundo es bonito, pero también te sientes muy solo.
— Entonces seré pirata unos días para ver las cabezas y luego me traes de regreso.— La inglesa estalló en carcajadas.
— está bien, si es así, puedo tenerte de pirata unos días.— como los demás la miraban con ojos de cordero degollado acabó por puntualizar.— a todos vosotros también!! Por San Jorge, que no tengo un barco de crucero, tendréis que aprender a hacer nudos y arrimar el hombro. Pero para eso tendréis que crecer hasta llegar al palo de mesana.
Había múltiples posibilidades y Randulf no era imbécil, había puesto para los mismos días tres cargamentos importantes porque contaba con perder uno, al menos los otros dos llegarían a puerto. O eso pensaba. Porque tenía en mente una operación a gran escala pero para eso tenía que contar con Höor. Resopló y se fue a dormir, al día siguiente ya lo hablaria con el conde, cuando se hubiera calmado y fuera capaz de centrarse en la misión, porque cuando trabajaban juntos, las cosas salían muy bien, hacían buen equipo, pero cuando remaban cada cual por su lado acababan echándose los platos a la cabeza.
Durmió algo inquieta, la discusión se le había quedado como una molesta avispa que le iba picando en el cerebro, recordándole palabras y gestos que quería apartar pero no podía. Se levantó temprano cuando vio que no podía dormir más por muchas vueltas que diera en la cama, se colocó su casaca gris porque hacía bastante frío en aquella época del año, y unos guantes de piel marrón, cogió el cartucho con los mapas y enfiló el camino hacia el castillo. Le informaron de que el conde estaba desayunando tras el entrenamiento diario y decidió unirse a la mesa, pensaba que estaqría con Ulf y Atharal, pero estaba con sus hijos, así que cambió el gesto avinagrado que traía cuando los pequeños la recibieron con su alegre griterío.
— Pero bueno!! Orn estás enorme, dentro de poco serás más alto que yo.— Le hizo un gesto de esquivar el arma a Fiolett y luego se sentó junto a Sirius y Valeska, más seriecitos a la hora de desayunar.— Os he traido algunas cosas del Caribe, luego las podéis venir a buscar al barco, o las puedo mandar traer.— sabía que los niños querrían ir al barco, cualquier novedad les entusiasmaba y hacer una pequeña excursión a una nave tan bonita era algo que se salía del día a día. A Orn le gustaría ver los cañones, Sirius seguro que miraría las velas y la forma de hincharlas para cumplir con lo que le dijo aquella noche, y en definitiva, ya iba siendo hora de que les enseñase cómo era ese buque legendario.
Le pusieron un plato y de inmediato se sirvió algo de comer como si no hubiera pasado nada el día anterior. Los críos le preguntaron qué había hecho en el Caribe, así que no se cortó un duro.
— Con el dinero que me dieron por los diamantes que le arrebaté al tirano, compré una fábrica de ron cubano que da bastante dinero al mes. Ahora es de Akershus, así que ese dinero se podrá emplear en lo que sea necesario. Randulf no la atacará porque está en territorio español y no querrá meterse con ellos.
—¡qué lista!.— excalmó Orn, que entendía que todo lo que fuera debilitar a Randulf era bueno. Danielle miró a Höor, que no lo había considerado así, pero en fin, él era el jefe.— algún día le cortaré la cabeza a Randulf.
— Pues cuando lo hagas, la llevaremos a Perú, allí las meten en unos recipientes y las van haciendo pequeñas para luego colgarlas como amuletos para espantar el mal ojo. Las llaman las Cabezas Reducidas de los jíbaros. Son trofeos de guerra, y me encantará ver como la cabeza de Randulf se queda pequeña y arrugadas, con la lengua fuera.
— ¿tú has visto esas cabezas?.— preguntó Sirius. Danielle asintió.
— El mundo es muy grande Sirus, he visto muchas cosas.
— Pues yo también quiero verlas. Aquí es todo aburrido, siempre es igual.— Danielle sonrió.
— No puedo contratarte de pirata Orn, a los dos días querrías volver porque echarías de menos todo esto. La comida es horrible, la gente de otros países no te suele entender y te mira de reojo, y lo peor, los piratas no tenemos un hogar como este. Ver el mundo es bonito, pero también te sientes muy solo.
— Entonces seré pirata unos días para ver las cabezas y luego me traes de regreso.— La inglesa estalló en carcajadas.
— está bien, si es así, puedo tenerte de pirata unos días.— como los demás la miraban con ojos de cordero degollado acabó por puntualizar.— a todos vosotros también!! Por San Jorge, que no tengo un barco de crucero, tendréis que aprender a hacer nudos y arrimar el hombro. Pero para eso tendréis que crecer hasta llegar al palo de mesana.
Danielle Morgan- Humano Clase Media
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Re: En viento en calma (privado)
Estábamos en el salón con un copioso desayuno muy necesario tras el duro entrenamiento cuando la puerta se abrió, por ella entro Dani, con una casaca gris, quitándose los guantes como si nada hubiera pasado la noche anterior.
Los niños muy contentos la recibieron con jubilo, mientras unos y otros conversaban sobre la piratería.
Orn era muy espabilado, la idea de cruzar los mares era algo que llamaba su atención, agradecí el cable que me echo asegurando que echaría de menos Akershus si se largara. No es que temiera que así fuera, todos elegíamos nuestros camino y sabia que el de Orn estaría en Akershus, era un vikingo, por sus venas corría la sangre del norte y no llamaría hogar a otras tierras por mucho que ansiara ver mas allá del mar.
No podía decir lo mismo de Valeska o de Sirius, ellos eran distintos y solo el paso del tiempo diría a donde los llevarían sus destinos, mi deber era darles armas para gobernarlos y alas para recorrerlos.
Me gustaba escuchar sus risas infantiles cuando Dani les aseguraba que serian grumetes, parecía que no los conocía, pero Orn y Fio ya estaban planeando el cunado y el donde, así que no se bien como acabaron pidiéndole que los llevara esa noche.
Valeska se abalanzó sobre mi dándome besos para que cediera a las ahora suplicas de sus hermanos, que querían pasar una noche en el barco.
-Vale, si Dani quiere, podéis ir con ella esta noche, hay una lluvia de estrellas, iba a llevaros a verla, pero seguro que desde el barco podréis verla incluso mejor que desde la cima de la montaña.
Los niños gritaban emocionados, y ahora Valeska, muy hábil con esto de la manipulación saltaba al brazo de Dani para darle besos y que cediera.
No podía evitar reírme por las cosas que hacían mis hijos, pero querían a Dani y entendía que después de tanto tiempo sin verla les apeteciera pasar tiempo con ella.
La doncella se llevó a los niños para lavarlos y asarlos, aun iban en pijama, así que de nuevo Dani y yo nos quedamos a solas, fue entonces cuando fije mi mirada en el tubo que llevaba y que había dejado reposar al lado de la silla.
Sabia que algo tramaba, su mente inquieta y brillante, en eso le daba la razón a Orn siempre estaba en marcha, pero antes de que me explicara exactamente en que nueva aventura de saqueo nos sumergiríamos pensaba hacer lo que debía.
-Lo siento -apunté sin mas -por lo de ayer, no tenia razón para ponerme así, eres libre de ir y venir a voluntad, no has de pedirme permiso ni para zarpar ni para anclar tu barco en mis costas. Estuve fuera de lugar.
Me alcé de la mesa para así poder ir al despacho, allí podríamos mirar mejor los mapas, la conversación la había dado por zanjada con mis disculpas necesarias. No es que hubiera cambiado de forma de pensar, en esencia era la misma, pero me había dado cuanta de que ella era así y yo era como era y discutir por algo que no tiene solución solo nos llevaría a una situación nefasta para los dos.
Ambos nos habíamos plantado en nuestra idea, yo que no era mucho pedir si decía sentir algo por mi que me avisara de donde iba y cuando venia, no para pedirme permiso, si no porque no era agradable despertar y descubrir que ya no estaba allí, porque cuando aprecias a alguien … y ella en que era un hombre controlador, un tirano y un esclavista al que para mear tenia que pedirle permiso.
Llegamos al despacho, miré a Dani esperando que sacara los mapas y me explicara en que nueva aventura íbamos a sumergirnos esta vez. Cuando remábamos en la misma dirección había que admitir que lo hacíamos bien.
Los niños muy contentos la recibieron con jubilo, mientras unos y otros conversaban sobre la piratería.
Orn era muy espabilado, la idea de cruzar los mares era algo que llamaba su atención, agradecí el cable que me echo asegurando que echaría de menos Akershus si se largara. No es que temiera que así fuera, todos elegíamos nuestros camino y sabia que el de Orn estaría en Akershus, era un vikingo, por sus venas corría la sangre del norte y no llamaría hogar a otras tierras por mucho que ansiara ver mas allá del mar.
No podía decir lo mismo de Valeska o de Sirius, ellos eran distintos y solo el paso del tiempo diría a donde los llevarían sus destinos, mi deber era darles armas para gobernarlos y alas para recorrerlos.
Me gustaba escuchar sus risas infantiles cuando Dani les aseguraba que serian grumetes, parecía que no los conocía, pero Orn y Fio ya estaban planeando el cunado y el donde, así que no se bien como acabaron pidiéndole que los llevara esa noche.
Valeska se abalanzó sobre mi dándome besos para que cediera a las ahora suplicas de sus hermanos, que querían pasar una noche en el barco.
-Vale, si Dani quiere, podéis ir con ella esta noche, hay una lluvia de estrellas, iba a llevaros a verla, pero seguro que desde el barco podréis verla incluso mejor que desde la cima de la montaña.
Los niños gritaban emocionados, y ahora Valeska, muy hábil con esto de la manipulación saltaba al brazo de Dani para darle besos y que cediera.
No podía evitar reírme por las cosas que hacían mis hijos, pero querían a Dani y entendía que después de tanto tiempo sin verla les apeteciera pasar tiempo con ella.
La doncella se llevó a los niños para lavarlos y asarlos, aun iban en pijama, así que de nuevo Dani y yo nos quedamos a solas, fue entonces cuando fije mi mirada en el tubo que llevaba y que había dejado reposar al lado de la silla.
Sabia que algo tramaba, su mente inquieta y brillante, en eso le daba la razón a Orn siempre estaba en marcha, pero antes de que me explicara exactamente en que nueva aventura de saqueo nos sumergiríamos pensaba hacer lo que debía.
-Lo siento -apunté sin mas -por lo de ayer, no tenia razón para ponerme así, eres libre de ir y venir a voluntad, no has de pedirme permiso ni para zarpar ni para anclar tu barco en mis costas. Estuve fuera de lugar.
Me alcé de la mesa para así poder ir al despacho, allí podríamos mirar mejor los mapas, la conversación la había dado por zanjada con mis disculpas necesarias. No es que hubiera cambiado de forma de pensar, en esencia era la misma, pero me había dado cuanta de que ella era así y yo era como era y discutir por algo que no tiene solución solo nos llevaría a una situación nefasta para los dos.
Ambos nos habíamos plantado en nuestra idea, yo que no era mucho pedir si decía sentir algo por mi que me avisara de donde iba y cuando venia, no para pedirme permiso, si no porque no era agradable despertar y descubrir que ya no estaba allí, porque cuando aprecias a alguien … y ella en que era un hombre controlador, un tirano y un esclavista al que para mear tenia que pedirle permiso.
Llegamos al despacho, miré a Dani esperando que sacara los mapas y me explicara en que nueva aventura íbamos a sumergirnos esta vez. Cuando remábamos en la misma dirección había que admitir que lo hacíamos bien.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Re: En viento en calma (privado)
Henry Morgan tenía un ego más grande su barco; aunque al principio valoraba la fortaleza de carácter de Danielle, su ímpetu y carisma, pronto le resultó una amenaza, así que se aseguró de anularla para que no le hiciera sombra. Durante tres años convivieron a bordo del navío y la inglesa pronto entendió que como todos los hombres, quería una mujer "trofeo" porque las mujeres que pensaban eran peligrosas. Tras superar el desengaño aprendió las reglas del juego y decidió jugar. Esos tres años fueron un aprendizaje contínuo, procuró no provocar problemas y empaparse de todo lo bueno que sí tenía el capitán, su forma de pensar tan osada y con tanta estrategia. Aprendió cómo debía manejarse un barco hasta el último cabo y cómo conseguir que los hombres te sigan sin vacilar.
El amor o el enamoramiento se acabó pronto y fácil, el mismo día que dejó de admirar a Henry como hombre, el mismo día que éste le giró la cara por una tontería simplemente porque le plantó cara. Cuando la peste se lo llevó, lanzó su cuerpo al mar, se quedó con su sable y su sombrero y llevó a la Reina Ana adelante y sin vacilar. Quizás por su alergia a los hombres controladores había reaccionado mal ante Lund y ante Höor, pero ninguno tenía la culpa en verdad. Cada cual era libre de desear la vida que quisieran, y eso no necesariamente implicaba que su objetivo fuera ponerle cadenas a Danielle.
— ¿Hubiera cambiado las cosas si te hubiera enviado una nota diciendote que me iba?.— levantó los ojos del plato. Porque si era así, tampoco era tanto lo que pedía. Quizás sólo era preocupación por ella y no afán de control. Saber al menos por donde estaba para ir a buscarla si no regresaba. Era como tener un barco de salvamento, pero si no sabía donde estaba ella, no había nada que salvar.— la próxima vez te avisaré.
Esa noche tendría un campamento de niños a bordo, bueno, daba igual, sería una noche distinta, les pagaría a sus hombres unas cuantas rondas en la taberna para que se quedaran sólo los justos a bordo. Entraron en el despacho y sacó los mapas que colocó sobre la mesa concienzudamente. Puso los barcos en las zonas que habia calculado y sacó tres piezas talladas más: La reina Ana, un martillo Mjölnir y un lobo.
— Randulf ha fletado varios buques cargueros que saldrán desde Amsterdam en Holanda, Cuxhaven en Alemania y Sunderlands en Iglaterra. El primero trae diamantes, el segundo acero y el tercero oro. Sé que han cambiado las cargas, así que el barco holandés traerá acero, el alemán diamantes y el inglés oro. Todos tomarán rutas distintas para terminar atracando en Tromso dentro de una semana, pero de forma escalonada, con un día de diferencia. Ha sido una jugada inteligente, asabe que iremos a por él y sacrificará un buque, porque no podemos cargar más que lo que haya en uno de los barcos, siempre y cuendo podamos abatir sus defensas. Navegarán con alguna nave encañonada.— señaló dónde estarían los barcos el tercer día de navegación y colocó a la Reina Ana al lado del que más se alejaba de la costa.— Si conseguimos tomar éste, tendremos 2 barcos con los que envolver a los dos de Randulf y obligarlos a dirigirse hacia la costa en este punto.— señaló sobre el mapa una cala cerrada cerca de Trondheim, donde colocó al lobo y al martillo por dos flancos.— si escodemos aquí dos o tres barcos más, que parezcan armados aunque no lo estén, no podrán salir de la trampa y los atacaréis por tierra. Podemos intentarlo, en el peor de los casos se escaparán dos barcos y os quedaremos con el que lleva oro.
El amor o el enamoramiento se acabó pronto y fácil, el mismo día que dejó de admirar a Henry como hombre, el mismo día que éste le giró la cara por una tontería simplemente porque le plantó cara. Cuando la peste se lo llevó, lanzó su cuerpo al mar, se quedó con su sable y su sombrero y llevó a la Reina Ana adelante y sin vacilar. Quizás por su alergia a los hombres controladores había reaccionado mal ante Lund y ante Höor, pero ninguno tenía la culpa en verdad. Cada cual era libre de desear la vida que quisieran, y eso no necesariamente implicaba que su objetivo fuera ponerle cadenas a Danielle.
— ¿Hubiera cambiado las cosas si te hubiera enviado una nota diciendote que me iba?.— levantó los ojos del plato. Porque si era así, tampoco era tanto lo que pedía. Quizás sólo era preocupación por ella y no afán de control. Saber al menos por donde estaba para ir a buscarla si no regresaba. Era como tener un barco de salvamento, pero si no sabía donde estaba ella, no había nada que salvar.— la próxima vez te avisaré.
Esa noche tendría un campamento de niños a bordo, bueno, daba igual, sería una noche distinta, les pagaría a sus hombres unas cuantas rondas en la taberna para que se quedaran sólo los justos a bordo. Entraron en el despacho y sacó los mapas que colocó sobre la mesa concienzudamente. Puso los barcos en las zonas que habia calculado y sacó tres piezas talladas más: La reina Ana, un martillo Mjölnir y un lobo.
— Randulf ha fletado varios buques cargueros que saldrán desde Amsterdam en Holanda, Cuxhaven en Alemania y Sunderlands en Iglaterra. El primero trae diamantes, el segundo acero y el tercero oro. Sé que han cambiado las cargas, así que el barco holandés traerá acero, el alemán diamantes y el inglés oro. Todos tomarán rutas distintas para terminar atracando en Tromso dentro de una semana, pero de forma escalonada, con un día de diferencia. Ha sido una jugada inteligente, asabe que iremos a por él y sacrificará un buque, porque no podemos cargar más que lo que haya en uno de los barcos, siempre y cuendo podamos abatir sus defensas. Navegarán con alguna nave encañonada.— señaló dónde estarían los barcos el tercer día de navegación y colocó a la Reina Ana al lado del que más se alejaba de la costa.— Si conseguimos tomar éste, tendremos 2 barcos con los que envolver a los dos de Randulf y obligarlos a dirigirse hacia la costa en este punto.— señaló sobre el mapa una cala cerrada cerca de Trondheim, donde colocó al lobo y al martillo por dos flancos.— si escodemos aquí dos o tres barcos más, que parezcan armados aunque no lo estén, no podrán salir de la trampa y los atacaréis por tierra. Podemos intentarlo, en el peor de los casos se escaparán dos barcos y os quedaremos con el que lleva oro.
Danielle Morgan- Humano Clase Media
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Re: En viento en calma (privado)
Escuché con atención el plan de Daniella, mi mirada no se despegaba de esos improvisados navíos, era arriesgado, pero francamente no perdíamos nada por intentarlo, como bien decía ella, lo máximo que podíamos perder es que dos de los barcos se escaparan, pero no habría bajas innecesarias.
Ladeé la sonrisa elevando la mirada del mapa.
-Eres muy lista -dije imitando a Orn antes de sonreír abiertamente -intentemoslo, si sale bien le daremos un buen golpe a Randulf, el norte necesita dinero, todo lo que implique conseguirlo para repartirlo, hay que intentarlo.
Me acerqué la mueble bar y le serví medio vado de ron, una bebida que salia que a ella le gustaba especialmente.
Llené mi vaso del mismo liquido antes de elevar la mirada perdiéndome en sus ojos.
-Esconderemos tres drakkar, intentaremos guiarlos hacia esa costa y allí el groso del ejercito los atacara por tierra, tu plan puede funcionar.
Di un sorbo de la copa, puede que otros hombres se vieran amenazados por una mujer como Dani, no era mi caso, ella era muy buena con la estrategia, infinitamente mejor que yo, era hábil guiando a sus hombres y se había hecho un hueco importante en Akershus.
-¿puedo hacerte una pregunta? -dije llevando el vidrio a mis labios después - ¿que sentirías si una mañana vinieras a buscarme como hoy y hubiera desaparecido?
¿Te preocuparías? ¿me esperarías? ¿me buscarías? ¿cambiaría algo si antes de irme dejara una misiva diciendo donde voy?
Si, hubiera cambiado todo si me hubieras mandado una nota avisándome de tus planes, no te pido que te quedes en Akershus, el norte es mi guerra, solo estaba preocupado por ti y he reaccionado mal al verte entrar como si nada.
Dejé el vaso vació en el mueble.
-Quería comentarte algo mas antes de que te vayas. He pensado que últimamente llevamos muchas operaciones por mar, solo tenemos tu barco, lo demás son Drakkar que nos trasportan de lado a lado pero no podemos abordar, ni luchar con ellos, no son bastante rápidos.
Creo que estaría bien tener una pequeña flota de barcos como el tuyo, gente preparada para tripularlos, podríamos usarlos para menesteres como los que hoy planteamos, no serian necesario llevar un barco fingiendo ir armado, serian barcos armados ¿que te parece la idea?
Ella entendía mas de estas cosas, de la opciones que teníamos porque algo me decía que para eso necesitaríamos dinero y bueno, el norte necesitaba hasta la ultima moneda de oro para la gente.
Voy a ver a la reina de Inglaterra en una semana, si tu me dices que podríamos necesitar para empezar, se que Lena me escuchará.
Ladeé la sonrisa elevando la mirada del mapa.
-Eres muy lista -dije imitando a Orn antes de sonreír abiertamente -intentemoslo, si sale bien le daremos un buen golpe a Randulf, el norte necesita dinero, todo lo que implique conseguirlo para repartirlo, hay que intentarlo.
Me acerqué la mueble bar y le serví medio vado de ron, una bebida que salia que a ella le gustaba especialmente.
Llené mi vaso del mismo liquido antes de elevar la mirada perdiéndome en sus ojos.
-Esconderemos tres drakkar, intentaremos guiarlos hacia esa costa y allí el groso del ejercito los atacara por tierra, tu plan puede funcionar.
Di un sorbo de la copa, puede que otros hombres se vieran amenazados por una mujer como Dani, no era mi caso, ella era muy buena con la estrategia, infinitamente mejor que yo, era hábil guiando a sus hombres y se había hecho un hueco importante en Akershus.
-¿puedo hacerte una pregunta? -dije llevando el vidrio a mis labios después - ¿que sentirías si una mañana vinieras a buscarme como hoy y hubiera desaparecido?
¿Te preocuparías? ¿me esperarías? ¿me buscarías? ¿cambiaría algo si antes de irme dejara una misiva diciendo donde voy?
Si, hubiera cambiado todo si me hubieras mandado una nota avisándome de tus planes, no te pido que te quedes en Akershus, el norte es mi guerra, solo estaba preocupado por ti y he reaccionado mal al verte entrar como si nada.
Dejé el vaso vació en el mueble.
-Quería comentarte algo mas antes de que te vayas. He pensado que últimamente llevamos muchas operaciones por mar, solo tenemos tu barco, lo demás son Drakkar que nos trasportan de lado a lado pero no podemos abordar, ni luchar con ellos, no son bastante rápidos.
Creo que estaría bien tener una pequeña flota de barcos como el tuyo, gente preparada para tripularlos, podríamos usarlos para menesteres como los que hoy planteamos, no serian necesario llevar un barco fingiendo ir armado, serian barcos armados ¿que te parece la idea?
Ella entendía mas de estas cosas, de la opciones que teníamos porque algo me decía que para eso necesitaríamos dinero y bueno, el norte necesitaba hasta la ultima moneda de oro para la gente.
Voy a ver a la reina de Inglaterra en una semana, si tu me dices que podríamos necesitar para empezar, se que Lena me escuchará.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: En viento en calma (privado)
Sabía que en ningun país nadie cedería el poderío naval a una mujer, todos tenían sus mariscales y almirantes y mucho menos se lo cederían a una pirata. Akershus se perfilaba commo su mejor opción para seguir batiendo sus propios récords, para seguir estampando su nombre en alguna página de la Historia, porque ella no podía permanecer en la sombra, en la segunda fila. Quería brillar porque tenía las habilidades suficientes para hacerlo, era válida y lo quería demostrar. El pkan lo había meditado mucho y sabía que Höor al menos lo pensaría, lo que no esperaba es que le ofreciera una flota de barcos.
Carraspeó y tomó un sorbo de la bebida que tenía entre manos. La primera pregunta era un poco insidiosa, pero estaba en su derecho de hacerla.
— Supongo que te maldeciría y después iría en busca de Ulf para que me dijera en qué locura que ta has metido de nuevo. Supuse que te lo contaría Lund y que no había más necesidad de marear las cosas... no sé, me equivoqué; lo siento, no me costaba tanto avisarte, ya lo sé para la próxima vez.
Se levantó del asiento con el vaso en la mano y se plantó frente a la ventana, reflexionando las ultimas palabras de Höor. Eso era un paso muy arriesgado del Conde, una inversión de mucho dinero. Le venían muchas cosas a la cabeza, como que si a ella le pasaba algo, ¿quién iba a gobernar esas naves? tendría que enseñar a varios capitanes, todo barco necesitaba su capitán.
— Corres un riesgo muy grande Höor, es mucho dinero y lo estás poniendo en mis manos. ¿Por qué lo haces?.— se giró para encararlo.— Ya sé que por Akershus y bla bla. Pero ¿y si a mi me sucediese algo? qué harías con esos barcos? ¿significa que confías en que así no me vaya de nuevo?
Sus ojos parecían reflejar la suspicacia de que la inglesa estuviera sospechando de una jugada para retenerla, pero desarrugó el ceño y sonrió de oreja a oreja.
— Joder!! aunque sea eso, te ha funcionado!! Claro que quiero dirigir mi propia armada marina!!.— le apunto con el dedo.— ya no me queda ninguna duda, estás loco de remate, no sabes lo que has hecho. Voy a recuperar el nombre de los vikingos noruegos en el mar con la bandera de Akershus como reina idiscutible del mar del norte.
Carraspeó y tomó un sorbo de la bebida que tenía entre manos. La primera pregunta era un poco insidiosa, pero estaba en su derecho de hacerla.
— Supongo que te maldeciría y después iría en busca de Ulf para que me dijera en qué locura que ta has metido de nuevo. Supuse que te lo contaría Lund y que no había más necesidad de marear las cosas... no sé, me equivoqué; lo siento, no me costaba tanto avisarte, ya lo sé para la próxima vez.
Se levantó del asiento con el vaso en la mano y se plantó frente a la ventana, reflexionando las ultimas palabras de Höor. Eso era un paso muy arriesgado del Conde, una inversión de mucho dinero. Le venían muchas cosas a la cabeza, como que si a ella le pasaba algo, ¿quién iba a gobernar esas naves? tendría que enseñar a varios capitanes, todo barco necesitaba su capitán.
— Corres un riesgo muy grande Höor, es mucho dinero y lo estás poniendo en mis manos. ¿Por qué lo haces?.— se giró para encararlo.— Ya sé que por Akershus y bla bla. Pero ¿y si a mi me sucediese algo? qué harías con esos barcos? ¿significa que confías en que así no me vaya de nuevo?
Sus ojos parecían reflejar la suspicacia de que la inglesa estuviera sospechando de una jugada para retenerla, pero desarrugó el ceño y sonrió de oreja a oreja.
— Joder!! aunque sea eso, te ha funcionado!! Claro que quiero dirigir mi propia armada marina!!.— le apunto con el dedo.— ya no me queda ninguna duda, estás loco de remate, no sabes lo que has hecho. Voy a recuperar el nombre de los vikingos noruegos en el mar con la bandera de Akershus como reina idiscutible del mar del norte.
Danielle Morgan- Humano Clase Media
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Re: En viento en calma (privado)
Ladeé la sonrisa contemplándola a la pirata acercarse a la ventana, sabia que en estos momentos su cabeza funcionaba a mil por hora, seguramente evaluando los pros y los contras de mi oferta.
Sus palabras retumbaron en el despacho antes de que se girara para enfrentar mi mirada “¿por que lo haces? Iba a responder, pero lo hizo ella por mi asi que volví a cerrar la boca esperando que Dani acabara de divagar.
Di un sorbo de mi copa sin borrar esa sonrisa picara que me delataba, no podía esperar menos de ella, que pensara que le estaba dando un juguete para anclarla a mi puerto, para que se quedara, para convertirla en mía de una forma sibilina.
La vi con el ceño ligeramente fruncido, mirándome con picardia como si esperara ver en mis ojos la respuesta a esa pregunta.
De nuevo iba a abrir la boca, pero me interrumpió asegurando que aunque así fuera, la respuesta era “si”
Me eche a reír negando con la cabeza
-¿vas a dejarme hablar pirata? -la interrumpí al ver como me apuntaba con el dedo -mi intención no es atarte a mi puerto, ni Akershus, ni mucho menos a mi...porque eso nunca funcionaria.
No iba a hacer mas referencia sobre eso, porque francamente no era lo importante de la conversación que teníamos entre manos.
-Dicho esto, tengo condiciones -elevé la mano para silenciarla y que me dejara hablar – seran capitanas, no capitanes.
Pude ver como ladeaba la sonrisa deslizando sus ojos por mi rostro.
-Y no, no es un ataque de celos porque no te quiero al lado de hombres, eso es cosa tuya. Sabes que los jóvenes y los guerreros ya forjados que tengo en Akershus entrenan a diario con el acero, pero aunque hay mujeres escuderas que lo hacen con nosotros, hay otras muy validas que no les llama esa senda.
Son buenas arqueras, inteligentes, capaces, creo que si les dieras las nociones necesarias brillarían.
Hace no mucho estuve en un poblado cercano de amazonas, me explicaron su modo de vida, sus creencias y la verdad, creo que podríamos hacer algo así en Akershus y no conozco mujer mas libre que tu para guiarlas.
Es un modo de utilizar nuestros recursos, los hombres conformamos en nuestra mayoría el ejercito de tierra, peor y si vosotras lo hacéis por el agua..no niegues que la idea es bastante romántica -bromeé guiñándole un ojo -y los hombres me agradecerán que muchas jovenes lleguen ante nuestras puertas -dije ensanchando la sonrisa.
La reina de Inglaterra me escuchará, creo que podre conseguir barcos y acero, solo he de escuchar que me pide a cambio por ello.
Sus palabras retumbaron en el despacho antes de que se girara para enfrentar mi mirada “¿por que lo haces? Iba a responder, pero lo hizo ella por mi asi que volví a cerrar la boca esperando que Dani acabara de divagar.
Di un sorbo de mi copa sin borrar esa sonrisa picara que me delataba, no podía esperar menos de ella, que pensara que le estaba dando un juguete para anclarla a mi puerto, para que se quedara, para convertirla en mía de una forma sibilina.
La vi con el ceño ligeramente fruncido, mirándome con picardia como si esperara ver en mis ojos la respuesta a esa pregunta.
De nuevo iba a abrir la boca, pero me interrumpió asegurando que aunque así fuera, la respuesta era “si”
Me eche a reír negando con la cabeza
-¿vas a dejarme hablar pirata? -la interrumpí al ver como me apuntaba con el dedo -mi intención no es atarte a mi puerto, ni Akershus, ni mucho menos a mi...porque eso nunca funcionaria.
No iba a hacer mas referencia sobre eso, porque francamente no era lo importante de la conversación que teníamos entre manos.
-Dicho esto, tengo condiciones -elevé la mano para silenciarla y que me dejara hablar – seran capitanas, no capitanes.
Pude ver como ladeaba la sonrisa deslizando sus ojos por mi rostro.
-Y no, no es un ataque de celos porque no te quiero al lado de hombres, eso es cosa tuya. Sabes que los jóvenes y los guerreros ya forjados que tengo en Akershus entrenan a diario con el acero, pero aunque hay mujeres escuderas que lo hacen con nosotros, hay otras muy validas que no les llama esa senda.
Son buenas arqueras, inteligentes, capaces, creo que si les dieras las nociones necesarias brillarían.
Hace no mucho estuve en un poblado cercano de amazonas, me explicaron su modo de vida, sus creencias y la verdad, creo que podríamos hacer algo así en Akershus y no conozco mujer mas libre que tu para guiarlas.
Es un modo de utilizar nuestros recursos, los hombres conformamos en nuestra mayoría el ejercito de tierra, peor y si vosotras lo hacéis por el agua..no niegues que la idea es bastante romántica -bromeé guiñándole un ojo -y los hombres me agradecerán que muchas jovenes lleguen ante nuestras puertas -dije ensanchando la sonrisa.
La reina de Inglaterra me escuchará, creo que podre conseguir barcos y acero, solo he de escuchar que me pide a cambio por ello.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Re: En viento en calma (privado)
Frunció el ceño ante la explicación de Höor, ella no creía en la igualdad simplemente por aparentar o de forma obligatoria.
— Si no se cumple el cupo con mujeres , se hará con hombres. No quiero concesiones por género, en mi barco sólo quiero a los mejores y me da igual si son varones o fáminas. Pero tengo en mente a unas cuantas de ellas.
Conocía algunas mujeres que podrían perfectamente formar parte de una tripulación osada, aguerrida, que trabajaban como un solo equipo y remaban en la misma dirección. Quién los dirigiría, eso ya era otro cantar. Para dirigir hacía falta grandes dotes de mando, carisma, empatía y habilidad para motivar a los marineros. Se necesitaba un carácter recio y astuto, una mente bien amueblada y capacidad de negociación y solucionar problemas porque a bordo era fácil que surgieran situaciones difíciles y no todas se solucionaban con un golpe de puño sobre la mesa.
Se acercó a Höor y levantó el vaso chocándolo con el suyo sonriente, le encantaba ese reto. Una mujer Almirante, eso no se había visto jamás.
— Porque los dioses nos otorguen el viento a favor. Salud!!
Una flota en Akershus, iba a ser el terror del mar del Norte, el azote del Báltico. Sus costas no tendrían secretos para ella y la leyenda del capitán Morgan crecería y no moriría con el naufragio de la Reina Ana en las costas noruegas. Höor sabía lo que hacía, se procuraba una flota naval para seguir manteniendo la hegemonía en las aguas pero a la vez sabía que en el fondo era algo personal también. El conde intuía su necesidad de destacar, de liderar, de escribir su nombre en la historia y demostrar que Danielle Morgan merecía un lugar entre esos nombres que deberían ser recordados, aunque fuera una mujer. Sabía que era una dama adelantada a su tiempo y no le importaba, al contrario, veía las ventajas de serlo. Realmente se conocía más de lo que pretendían aparentar, pero siempre chocaban por los viejos fantasmas que les seguían a todas partes.
— Aprecio tus gestos Höor. Y sé que además de hacerlo por Akershus hay algo que no dices. Está bien así, yo también juego con estas reglas, y sé que sabes que lo sé. Vaya, esto parece una trabalenguas. No me quedo en Akershus sólo por los barcos, pero no hace falta que te lo diga, porque lo sabes.
Le dio otro trago al vaso y ladeo la cabeza realizando una concesión más, porque para alguien como ellos que estaban acostumbrados a no flaquear nunca era complicado lanzarse sin pensar hacia donde podían triturarles el corazón.
— El tiempo lo pondrá todo en su lugar, no hay viento que lo supere, así que es mejor dejar que nos lleve a su ritmo. Tengo mucho trabajo por tu culpa y esta noche tus hijos vienen a mi barco de acampada. Que tengas buen día.
Salió del despacho sonriendo y en un momento dado cerró el puño y masculló un "¡¡Si!!" por el pasillo. Estaba realmente contenta con esa nueva situación.
— Si no se cumple el cupo con mujeres , se hará con hombres. No quiero concesiones por género, en mi barco sólo quiero a los mejores y me da igual si son varones o fáminas. Pero tengo en mente a unas cuantas de ellas.
Conocía algunas mujeres que podrían perfectamente formar parte de una tripulación osada, aguerrida, que trabajaban como un solo equipo y remaban en la misma dirección. Quién los dirigiría, eso ya era otro cantar. Para dirigir hacía falta grandes dotes de mando, carisma, empatía y habilidad para motivar a los marineros. Se necesitaba un carácter recio y astuto, una mente bien amueblada y capacidad de negociación y solucionar problemas porque a bordo era fácil que surgieran situaciones difíciles y no todas se solucionaban con un golpe de puño sobre la mesa.
Se acercó a Höor y levantó el vaso chocándolo con el suyo sonriente, le encantaba ese reto. Una mujer Almirante, eso no se había visto jamás.
— Porque los dioses nos otorguen el viento a favor. Salud!!
Una flota en Akershus, iba a ser el terror del mar del Norte, el azote del Báltico. Sus costas no tendrían secretos para ella y la leyenda del capitán Morgan crecería y no moriría con el naufragio de la Reina Ana en las costas noruegas. Höor sabía lo que hacía, se procuraba una flota naval para seguir manteniendo la hegemonía en las aguas pero a la vez sabía que en el fondo era algo personal también. El conde intuía su necesidad de destacar, de liderar, de escribir su nombre en la historia y demostrar que Danielle Morgan merecía un lugar entre esos nombres que deberían ser recordados, aunque fuera una mujer. Sabía que era una dama adelantada a su tiempo y no le importaba, al contrario, veía las ventajas de serlo. Realmente se conocía más de lo que pretendían aparentar, pero siempre chocaban por los viejos fantasmas que les seguían a todas partes.
— Aprecio tus gestos Höor. Y sé que además de hacerlo por Akershus hay algo que no dices. Está bien así, yo también juego con estas reglas, y sé que sabes que lo sé. Vaya, esto parece una trabalenguas. No me quedo en Akershus sólo por los barcos, pero no hace falta que te lo diga, porque lo sabes.
Le dio otro trago al vaso y ladeo la cabeza realizando una concesión más, porque para alguien como ellos que estaban acostumbrados a no flaquear nunca era complicado lanzarse sin pensar hacia donde podían triturarles el corazón.
— El tiempo lo pondrá todo en su lugar, no hay viento que lo supere, así que es mejor dejar que nos lleve a su ritmo. Tengo mucho trabajo por tu culpa y esta noche tus hijos vienen a mi barco de acampada. Que tengas buen día.
Salió del despacho sonriendo y en un momento dado cerró el puño y masculló un "¡¡Si!!" por el pasillo. Estaba realmente contenta con esa nueva situación.
Danielle Morgan- Humano Clase Media
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Re: En viento en calma (privado)
Mis pardos se centraron en sus azules cuando aseguró que sabia que una parte de mi decisión era personal, quizás así fuera, pero no le había ofrecido el mar del norte simplemente porgue quería atarla a mi, lo había hecho porque sabia que Akershus la necesitaba.
No era un necio, desde que la pirata fondeaba mis costas la gente del norte vivía mejor, muchos eran los botines que habíamos recuperado, mucho el dinero que se habia utilizado en facilitar la vida a aquellas familias que morían de hambre, que no tenían nada.
No, no lo hacia por ella, tampoco por mi, lo hacia por el norte.
Danielle era parte de nosotros, como lo era Giuliana y daba igual si ella y yo nos convertíamos en algo mas o solo eramos eso, un capitán y un conde que se alían para sacar adelante un país sumido en guerra, aceptaba las reglas del juego porque en cierto modo a los dos nos convenían.
-Se que no te quedas solo por los barcos, Akershus te importa, la gente del norte te importa -ladeé la sonrisa -¿quien lo iba a decir? una pirata convertida en un héroe -apunté guiñándole el ojo antes de apurar de un trago el vaso.
Asentí ante lo que dijo.
-Es tu decisión, yo conseguiré esa flota y tu la dirigirás, si quieres completarla con hombres adelante, solo quiero un norte libre, sin mas, es asunto tuyo como llevar esta causa por el mar.
Dijo que gracias a mi tenia mucho trabajo, cierto era, tenia que reclutar a la gente, no iba a ser meramente el capitán de un barco, mas bien iba a ser un almirante con una flota y eso iba a implicarle mas compromiso del que creía. Pronto descubriría el peso del cargo sobre sus hombros, pero hoy prefería dejarla simplemente celebrar su sueño hecho realidad.
-Conseguiré tus barcos, pero necesito para mañana tener sobre mi mesa exactamente lo que necesitas para empezar.
Se que tienes invitados esta noche, mis hijos, pero apuesto a que sacaras algo de tiempo para esto.
La puerta se cerró, también yo tenia mucho trabajo todavía por delante, así que volví a sumergirme en la montaña de papeles.
No era un necio, desde que la pirata fondeaba mis costas la gente del norte vivía mejor, muchos eran los botines que habíamos recuperado, mucho el dinero que se habia utilizado en facilitar la vida a aquellas familias que morían de hambre, que no tenían nada.
No, no lo hacia por ella, tampoco por mi, lo hacia por el norte.
Danielle era parte de nosotros, como lo era Giuliana y daba igual si ella y yo nos convertíamos en algo mas o solo eramos eso, un capitán y un conde que se alían para sacar adelante un país sumido en guerra, aceptaba las reglas del juego porque en cierto modo a los dos nos convenían.
-Se que no te quedas solo por los barcos, Akershus te importa, la gente del norte te importa -ladeé la sonrisa -¿quien lo iba a decir? una pirata convertida en un héroe -apunté guiñándole el ojo antes de apurar de un trago el vaso.
Asentí ante lo que dijo.
-Es tu decisión, yo conseguiré esa flota y tu la dirigirás, si quieres completarla con hombres adelante, solo quiero un norte libre, sin mas, es asunto tuyo como llevar esta causa por el mar.
Dijo que gracias a mi tenia mucho trabajo, cierto era, tenia que reclutar a la gente, no iba a ser meramente el capitán de un barco, mas bien iba a ser un almirante con una flota y eso iba a implicarle mas compromiso del que creía. Pronto descubriría el peso del cargo sobre sus hombros, pero hoy prefería dejarla simplemente celebrar su sueño hecho realidad.
-Conseguiré tus barcos, pero necesito para mañana tener sobre mi mesa exactamente lo que necesitas para empezar.
Se que tienes invitados esta noche, mis hijos, pero apuesto a que sacaras algo de tiempo para esto.
La puerta se cerró, también yo tenia mucho trabajo todavía por delante, así que volví a sumergirme en la montaña de papeles.
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Re: En viento en calma (privado)
"Me pregunto si las estrellas se iluminan
con el fin de que algún día,
cada uno pueda encontrar la suya."
(El Principito)
con el fin de que algún día,
cada uno pueda encontrar la suya."
(El Principito)
Regresó al Queen Anne's Revenge y mandó a su contramaestre acondicionar el barco para la llegada de los niños Cannif, un menú especial para esa noche y después unas horas libres para la mitad de los hombres, así los dejarían tranquilos. Se encerró en su camarote a elaborar la lista de lo que hacía falta para toda aquella empresa descabellada que le había propuesto Höor. Tenía en mente pedirle un navío de línea de 74 cañones , que era la media de los navíos de guerra. La Reina Ana tenía tan sólo treinta y los navíos más ligeros, lo balandres que los ingleses llamaban "cutter" (el cortador) solían tener 16 ó 20. Había un navío español que era el orgullo de la Armada, fabricado en Cuba y llamado La Santísima Trinidad que contaba con 136 cañones y 4 puentes, único en el mundo. Lo había visto atracado en Vigo y era una maravilla de la navegación, pero un barco así era una exageración y no maniobraba bien. Ellos necesitaban buques rápidos y que pudieran navegarse en las escarpadas costas norteñas. Si contasen con la Reina Ana, un barco de 74 cañones en retaguardia y tres cúters, podrían adueñarse del territorio del mar norteño. No sería barato, pero ella conocía los precios, su padre era un armador de Wessex, de sobra sabía lo que podían costar esos buques. Hizo una relación de costes y una breve explicación para enseñársela a Höor. Si atrapaban al menos dos de los barcos de Randulf, podrían venderlos o pedir rescate por ellos y con eso ya tenían costeados dos balandres.
Elaboró también la lista de próximas operaciones y lo que esperaba ganar con ellas, contando con ese dinero y el que generaba la destilería de ron en Cuba, y que Höor no quería aceptar, con eso se pagaban algunas plantillas. Guardó todos los documentos cuando escuchó las voces infantiles y las plegó en un cartucho de cuero que luego le daría al Conde. Subió al castillo de proa con el sombrero de capitán puesto y el sable en la vaina y les dio la bienvenida.
Les explicó las partes del barco pirata, los palos, las velas principales y un poco de la historia de la Reina Ana. Los dejó trepar por las cuerdas y escalas y le pidió a su contramaestre que vigilara a Orn y a Fio, los más movidos. Cuando se cansaron de correr por la cubierta los subió al timóny allí los hizo sentarse sobre las tablas y observar el cielo. Les explicó que los marinos se orientaban por las estrellas y su posición en el cielo, para saber dónde estaban en los mapas y las cartas de navegación. Por supuesto llevaban una brújula y ella sacó la que apuntaba correctamente al Norte, porque la otra apuntaba a lugares que a veces era mejor no mencionar, y trazó una línea sobre el mapa con uno de los instrumentos. Depués sacó el compás y midió a cuanto estaba Londres de ellí según la velocidad del viento, que en este caso era inexistente porque estaba en calma, pero era para que vieran un ejemplo.
— ¿Entonces tu casa está a dos días de aquí?.– Preguntó Sirius.
— No, mi casa está a dos minutos de aquí. Esta es mi casa en realidad, nací en Inglaterra y soy inglesa, pero prefiero vivir aquí si a vosotros no os importa, en cuyo caso recogeré mis velas y me marcharé.— La pirata contestó al niño sonriendo, pero éste se apuró a rectificar.
— No! no! no te vayas, esta será tu casa también.
Danielle Morgan- Humano Clase Media
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Re: En viento en calma (privado)
Mis hijos emocionados no habían dejado de entrar en mi despacho, las horas pasan lentas para unos niños que encuentran su mayor anhelo en ser como ella, una pirata libre como el viento.
Ladeé la sonrisa la quinta vez que Fio abrió la puerta asomando su cabecita y la cascada de pelo negro entro tras ella. Sus ojos vivos se hundieron en los míos cansados y de nuevo preguntó “falta mucho papa”
-Exactamente cinco minutos menos que la ultima vez que tu hermana Valeska me preguntó.
Frunció el ceño y volvió cerrar la puerta haciéndome reír, estaba visto que no iban a dejarme hacer nada esa noche, así que sobre mis hombros coloqué las pieles y salí a su encuentro.
Sentados en fila india contra la pared frente a mi despacho resoplaban hasta que la puerta rechinó abriéndose y eso los hizo levantarse de un salto listos para su aventura en barco.
Dimos un paseo hacia le puerto, iba contándoles lo que sabia sobre las constelaciones, la de Orion ,la de Andromeda...
Pero mis palabras pronto quedaron eclipsadas por la pirata que con el sombrero sobre la cabeza y perfectamente uniformada sable incluido recibía a la tropa.
Me acerqué con una ensanchada sonrisa deslizando mis ojos por su cuerpo.
-no has escatimado ne nada -apunté – pasarlo bien.
Iba a largarme, no quería que pensara que mi intención era vigilarla o cualquiera de esas locuras que se le pasaban por la mente al pensar que quería atarla a la pata de mi cama..que a ver, sobre la cama la ataría con gusto, pero no en el sentido que ella se pensaba.
Me invitó a quedarme si me apetecía, tenia trabajo, pero supongo que por una noche podía esperar, así que tras los niños subí yo renegando cuando dijo que no le importaba quedarse con uno mas, aunque algo mas grandecito.
-Te diría lo que tengo mas grandecito -bromeé señalando mi verga.
La noche fue transcurriendo, los niños eran incansables, Dani era paciente con ellos, los quería, no era un necio, eso era que sabia.
Ademas Sirius había cogido mucho afecto a Dani, siempre estaba preguntándole cosas con esa inocencia que lo caracterizaba. Por contra Orn, mas mayor le soltaba algunas indirectas que me hacían reír porque solo era un mocoso pero se le iban los ojos con ella.
Al fina apoyado contra uno de los mástiles me quedé traspuesto, no se bien como pasó pero entre el sonido de las olas, la voz de Dani contándole a los niños viejas historias y la calma que allí se respiraba el sueño me venció.
Ladeé la sonrisa la quinta vez que Fio abrió la puerta asomando su cabecita y la cascada de pelo negro entro tras ella. Sus ojos vivos se hundieron en los míos cansados y de nuevo preguntó “falta mucho papa”
-Exactamente cinco minutos menos que la ultima vez que tu hermana Valeska me preguntó.
Frunció el ceño y volvió cerrar la puerta haciéndome reír, estaba visto que no iban a dejarme hacer nada esa noche, así que sobre mis hombros coloqué las pieles y salí a su encuentro.
Sentados en fila india contra la pared frente a mi despacho resoplaban hasta que la puerta rechinó abriéndose y eso los hizo levantarse de un salto listos para su aventura en barco.
Dimos un paseo hacia le puerto, iba contándoles lo que sabia sobre las constelaciones, la de Orion ,la de Andromeda...
Pero mis palabras pronto quedaron eclipsadas por la pirata que con el sombrero sobre la cabeza y perfectamente uniformada sable incluido recibía a la tropa.
Me acerqué con una ensanchada sonrisa deslizando mis ojos por su cuerpo.
-no has escatimado ne nada -apunté – pasarlo bien.
Iba a largarme, no quería que pensara que mi intención era vigilarla o cualquiera de esas locuras que se le pasaban por la mente al pensar que quería atarla a la pata de mi cama..que a ver, sobre la cama la ataría con gusto, pero no en el sentido que ella se pensaba.
Me invitó a quedarme si me apetecía, tenia trabajo, pero supongo que por una noche podía esperar, así que tras los niños subí yo renegando cuando dijo que no le importaba quedarse con uno mas, aunque algo mas grandecito.
-Te diría lo que tengo mas grandecito -bromeé señalando mi verga.
La noche fue transcurriendo, los niños eran incansables, Dani era paciente con ellos, los quería, no era un necio, eso era que sabia.
Ademas Sirius había cogido mucho afecto a Dani, siempre estaba preguntándole cosas con esa inocencia que lo caracterizaba. Por contra Orn, mas mayor le soltaba algunas indirectas que me hacían reír porque solo era un mocoso pero se le iban los ojos con ella.
Al fina apoyado contra uno de los mástiles me quedé traspuesto, no se bien como pasó pero entre el sonido de las olas, la voz de Dani contándole a los niños viejas historias y la calma que allí se respiraba el sueño me venció.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Re: En viento en calma (privado)
Había preparado otro camorote contiguo al suyo donde habían menos cachivaches punzantes o delicados que pudieran dar problemas, y en ellos las literas para los niños Cannif con mullidos edredones de plumas porque las mantas eran bastas y picajosas, no era de recibo que tuvieran que taparse con eso. Colocó una especie de olla de hierro colado que contenía brasas y que estaba cerrada con cerrojos para que aunque rodase por el suelo, no se salieran y prendiesen fuego a la nave. La estancia estaba caldeada y habían cortado limones que mataban un poco el olor a pirata y a pescado.
Les había enseñado algunas cosas de la vida a bordo y a ellos les encantaba saber que otras formas de vida también eran posibles, ya que en Akershus todo rodeaba al acero y al hielo. Podía entenderlos porque a ella el internado le aburría una barbaridad aunque estuviera siendo preparada en todas las materias. No era mala estudiante, era de mente rápida y gran memoria; le gustaban las matemáticas, la física y la historia, pero la literatura, o el dibujo no las apreciaba nada. Paradójicamente no causaba demasiados problemas porque normalmente no la pillaban, y porque tampoco quería volver a casa donde sería todo mucho más aburrido con el aderezo de las discusiones entre sus padres. Esos recuerdos le vinieron a la mente cuando observó a los niños con los ojos muy abiertos mirando por el catalejo o trepando al bauprés.
Salió a cubierta y se encontró a Höor dormido contra el palo y sonrió entre dientes. Arrancó unas barbas de una maroma vieja y reseca y se las colocó despacio sobre el pelo, otras a modo de bigotes y otras como barbas. Se estaba partiendo sólo de pensar qué improperio soltaría cuando despertase. Al menos no le había hecho la típica novatada pirata en la que acababas lleno de brea.
Se sentó a su lado con la espalda pegada al palo, una pierna flexionada y otra estirada, sobre la rodilla doblada el brazo apoyado y contempló el cielo. La noche estaba clara y pronto zarparían para interceptar las tres naves de Randulf tratando de capturarlas todas, aunque mínimo caería una. En esas incursiones a veces una bala suelta o un mal cañonazo te dejaba lisiado, tullido o muerto. No le daban miedo, pero pensó que aún no les había contado a los niños todas las cosas que debían saber y realmente le molestaría no regresar. Pero prefería no pensar en eso ahora, tenía a un doble de Santa Klaus hecho con barbas de cuerda rota a su lado roncando y aguantándose la risa le puso un espejo de mano delante dándole un suave codazo.
— Höor despierta...tenemos un problema...tengo un polizón barbudo a bordo.
Les había enseñado algunas cosas de la vida a bordo y a ellos les encantaba saber que otras formas de vida también eran posibles, ya que en Akershus todo rodeaba al acero y al hielo. Podía entenderlos porque a ella el internado le aburría una barbaridad aunque estuviera siendo preparada en todas las materias. No era mala estudiante, era de mente rápida y gran memoria; le gustaban las matemáticas, la física y la historia, pero la literatura, o el dibujo no las apreciaba nada. Paradójicamente no causaba demasiados problemas porque normalmente no la pillaban, y porque tampoco quería volver a casa donde sería todo mucho más aburrido con el aderezo de las discusiones entre sus padres. Esos recuerdos le vinieron a la mente cuando observó a los niños con los ojos muy abiertos mirando por el catalejo o trepando al bauprés.
Salió a cubierta y se encontró a Höor dormido contra el palo y sonrió entre dientes. Arrancó unas barbas de una maroma vieja y reseca y se las colocó despacio sobre el pelo, otras a modo de bigotes y otras como barbas. Se estaba partiendo sólo de pensar qué improperio soltaría cuando despertase. Al menos no le había hecho la típica novatada pirata en la que acababas lleno de brea.
Se sentó a su lado con la espalda pegada al palo, una pierna flexionada y otra estirada, sobre la rodilla doblada el brazo apoyado y contempló el cielo. La noche estaba clara y pronto zarparían para interceptar las tres naves de Randulf tratando de capturarlas todas, aunque mínimo caería una. En esas incursiones a veces una bala suelta o un mal cañonazo te dejaba lisiado, tullido o muerto. No le daban miedo, pero pensó que aún no les había contado a los niños todas las cosas que debían saber y realmente le molestaría no regresar. Pero prefería no pensar en eso ahora, tenía a un doble de Santa Klaus hecho con barbas de cuerda rota a su lado roncando y aguantándose la risa le puso un espejo de mano delante dándole un suave codazo.
— Höor despierta...tenemos un problema...tengo un polizón barbudo a bordo.
Danielle Morgan- Humano Clase Media
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Re: En viento en calma (privado)
Un codazo me saco de mi sueño, creo que eran valquirias tetonas las que me acompañaban, me quedaba con las mías y con las de Ulf de paso.
Algo aturdido y sin acabar de saber donde estaba busqué el acero por el grito que en mi oreja dio la pirata, claro que pronto caí en que el reflejo del espejo era yo y ladeé la sonrisa de forma traviesa apartando de mi cara los trozos de maroma.
-¡Vaya pirata! En eso se entretiene en vez de en hacerme el informe de lo que necesitamos para poner en marcha su flota.
Me relamí los labios poniéndome en pie, mi sonrisa delataba que estaba pensando en hacerle alguna trastada y creo que lo sabia porque también se puso en pie reculando ante mi paso.
Estiré la mano para darle caza a su cintura, pero ágil me esquivó mientras se reía alegando que era demasiado lento para ser un guerrero.
Como antes que nosotros hicieron mis hijos, los dos corrimos por el barco intentando, ella huir, yo darle alcance.
Eramos infinitamente peores que ellos, mas ruidosos, claro que por fin me salí con la mía y como si fuera un saco de patatas la cargué sobre mi hombro dándole un manotazo en el trasero que la hizo reír y patalear pidiéndome que la bajara.
-¿cual es el castigo de los piratas? -pregunté sin poder quitar esa altiva sonrisa que me gastaba caminando hacia la baranda.
Dani creo que intuyó mis intenciones porque ahora intentaba zafarse con mas ganas mientras yo subía hasta quedar arriba de la baranda.
-a si, ya se, lanzar a los polizones al agua – sin pensármelo la lancé a las gélidas aguas norteñas, pero Dani, muy hábil tiro de mi pie derecho llevándome con ella arrastras.
En caída libre acabamos sumergimiendonos en la madre mar, arriba de nuestras cabezas espuma blanca.
Nos contemplamos bajo el agua, yo aun sonriendo, ella cabreada y así emergimos ambos sin dejar de mirarnos.
Sus dientes castañeteaban, morados sus labios y allí mis ojos se centraron, mi respiración agitada por la carrera, por el salto hubiera muerto en ellos de estar cerca en ese momento.
Ella ofuscada si hubiera podido creo que me hubiera ahogado sin pensarlo.
Me acerqué a ella nadando a braza para ayudarla a llegar a la orilla y volver a la embarcación.
Ella gruñía y yo no podía parar de reírme como un niño que acaba de cometer la maldad del día pero con la diferencia de que no le pueden dar unos azotes como reprimenda.
Algo aturdido y sin acabar de saber donde estaba busqué el acero por el grito que en mi oreja dio la pirata, claro que pronto caí en que el reflejo del espejo era yo y ladeé la sonrisa de forma traviesa apartando de mi cara los trozos de maroma.
-¡Vaya pirata! En eso se entretiene en vez de en hacerme el informe de lo que necesitamos para poner en marcha su flota.
Me relamí los labios poniéndome en pie, mi sonrisa delataba que estaba pensando en hacerle alguna trastada y creo que lo sabia porque también se puso en pie reculando ante mi paso.
Estiré la mano para darle caza a su cintura, pero ágil me esquivó mientras se reía alegando que era demasiado lento para ser un guerrero.
Como antes que nosotros hicieron mis hijos, los dos corrimos por el barco intentando, ella huir, yo darle alcance.
Eramos infinitamente peores que ellos, mas ruidosos, claro que por fin me salí con la mía y como si fuera un saco de patatas la cargué sobre mi hombro dándole un manotazo en el trasero que la hizo reír y patalear pidiéndome que la bajara.
-¿cual es el castigo de los piratas? -pregunté sin poder quitar esa altiva sonrisa que me gastaba caminando hacia la baranda.
Dani creo que intuyó mis intenciones porque ahora intentaba zafarse con mas ganas mientras yo subía hasta quedar arriba de la baranda.
-a si, ya se, lanzar a los polizones al agua – sin pensármelo la lancé a las gélidas aguas norteñas, pero Dani, muy hábil tiro de mi pie derecho llevándome con ella arrastras.
En caída libre acabamos sumergimiendonos en la madre mar, arriba de nuestras cabezas espuma blanca.
Nos contemplamos bajo el agua, yo aun sonriendo, ella cabreada y así emergimos ambos sin dejar de mirarnos.
Sus dientes castañeteaban, morados sus labios y allí mis ojos se centraron, mi respiración agitada por la carrera, por el salto hubiera muerto en ellos de estar cerca en ese momento.
Ella ofuscada si hubiera podido creo que me hubiera ahogado sin pensarlo.
Me acerqué a ella nadando a braza para ayudarla a llegar a la orilla y volver a la embarcación.
Ella gruñía y yo no podía parar de reírme como un niño que acaba de cometer la maldad del día pero con la diferencia de que no le pueden dar unos azotes como reprimenda.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Localización : el placentero infierno de tus piernas.
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