Un Nuevo Lienzo (Priv)

por Pandora* Dom Sep 01, 2013 10:29 am

MERRICK DIKOUDIS

No puedo recordar cuánto corrí esa noche. Mis formas reptilianas eran más lentas que el humano promedio y llamaban mucho más la atención, que era lo que no quería en ese instante, así que tuve que recurrir a mis largas y pesadas zancadas para alejarme lo más pronto posible de aquella mansión que pocas ganas tenía de volver a pisar y ver. Y pensar que las cosas con Dayane habían terminado de forma tan brusca…

Me detuve bruscamente cuando ya no tenía aire en mis pulmones y mi corazón latía con fuerza descomunal. Si hubiera sido un humano normal seguramente hubiera muerto de un infarto ahí mismo a causa de mi edad. Podría haber sonreído, pero la mezcla de emociones era demasiado grande en ese momento. Me apoyé en una pared que daba a un callejón en medio de una de las calles principales y decidí que ese sería mi refugio temporal, al menos hasta que mi aroma pudiera dispersarse y Dayane no enviase a un sobrenatural para encontrarme y llevarme de vuelta.

Avancé a paso lento hasta que no pude más, dejándome caer contra otra resquebrajada pared, recuperando un poco de tranquilidad tras largas y profundas bocanadas de aire. Luego de eso me puse una mano en el pecho, y el sentir mis latidos nuevamente fue algo que me estremeció al punto de abrazarme. Ahora era libre de hacer lo que quisiera otra vez… ¿Pero qué iba a hacer? Soy pintor y escultor pero… ¿Dónde trabajar? ¿Quién contrataría a un harapiento que decía ser artista sin tener ninguna obra a mi disposición para presentar mi estilo? Le estaba buscando una respuesta a eso cuando sentí un aroma cada vez más cerca de mí. Y era un sobrenatural. No hice más que cerrar los ojos, y rogar que no fuera un esbirro de Dayane.

por Pandora* Dom Sep 01, 2013 10:30 am

Caminaba pausadamente, con la alegría en mis labios y la vida en la piel, acababa de cazar y eso me sentaba de maravilla, alejándome del puerto lleno de miseria, con mi capa negra danzando entre los callejones apenas iluminados por las mortecinas luces de las ventanas…

Pensaba vagar en las avenidas de París, jugueteando entre los humanos desapercibida, una noche como otras tantas… sus pies con esfuerzo tocaban el suelo de los callejones y su capa parecía flotar en la atmosfera silenciosa que la rodeaba, sus labios llenos de sangre brillaban con luz propia, su mirada oscura brillaba como si de la muerte se tratara, esa noche ella se sentía radiante y estupendamente bien…

Dobló en un callejón de manera descuidada, se notaba solo, pero no lo estaba; a medida que avanzaba por él, sus pasos se hicieron más lentos y cautelosos, podía oler a alguien, su frecuencia cardíaca estaba acelerada… pensó que de algún ladrón podría tratarse, más aquella presencia tenía una fortaleza sobre humana…

Tomo la capucha de la capa y enfundó su rostro en ella, solo los destellos de sus ojos podían verse entre la sombra… y dobló un poco las rodillas, caminando como se está a punto de cazar a un joven lleno de energía, de esos que dan más guerra… mirando entre la oscuridad del callejón. De pronto, en una entrada vio una silueta oscura postrada, parecía dormitar, pero definitivamente estaba vivo, su corazón latía con vigor… se acercó agazapada a él, pero permanecía con los ojos cerrados… “no es un vampiro, seguro…” hizo un escrutinio rápido de él, harapos era lo que él vestía, sus pensamientos eran tan confusos, tan poco ordenados… “Cambia formas…” siguió tratando de encontrar una idea estructurada… “parece roto, o muy lastimado” pensó para sí, y dejando un poco la guardia…

Caminó hasta aquel hombre y se acuclilló frente a él… -Hey…- dijo susurrando, pero no recibió respuesta, así que tocó la rodilla de él con su mano derecha… -¿Estáis bien?- preguntó mientras lo observaba a través de la sombra de su capucha…

por Pandora* Dom Sep 01, 2013 10:31 am

Merrick Dikoudis

Me había propuesto no abrir los ojos hasta que recibiera algún golpe que rompiera la pared junto conmigo o un mordisco que me dejase además de cansado mareado – ya que había dilucidado por su aroma a muerto que era un vampiro.-, y el percibir que todavía no pasaba nada teniendo aquella presencia tan cerca me causaba un estrés horroroso. ¿Era o no era subordinado de Dayane? ¿Era aliado? ¿Enemigo? ¿Alguien al que no le importase? ¡¿Por qué diablos no decían algo?!

En eso, un susurro. No respondí. Quise hacerme el muerto, pero a pesar de que intentaba no respirar me sentía extremadamente nervioso, así que mi corazón me delataba como para poder escapar de algo que sólo yo consideraba peligroso. No quise responder, entregado a mi suerte. El roce en mi rodilla sólo sirvió para tensarme más, pudiendo haber sacado escamas si hubiera tenido la habilidad de hacerlo. ¿Quién era? Por su tacto al menos pude adivinar que se trataba de una dama…y no recordaba que Dayane tuviera vampiresas como aliadas. Al parecer podría suspirar de alivio por un rato, al menos mentalmente.

Y si no era parte del grupo de Dayane, eso quería decir que podía ser perfectamente otro tipo de enemigo: un vampiro normal que busca sangre normalmente. ¡No estaba a salvo aún! Sin embargo, la joven me habló de nuevo. Y si hubiera querido mi sangre desde el principio, ya tendría que estar sintiendo desde hace un par de minutos sus colmillos drenando mi energía. Tantas suposiciones, y ninguna que pudiera dejarme tranquilo en ese callejón…

Abrí los ojos lentamente, y la vista que tuve podría haberse sacado para una película de terror. Una mirada brillante cubierta por una capucha inquiría respuestas, y tuve que hacerlo dentro de mi nerviosa calma, como para que no viera un contraste tan grande en el cual un hombre de casi siete décadas seguía tan nervioso como un niño cuando huye de la policía, o algo peor que ella. - Sí…eso creo…-dije con los brazos apoyados en mis muslos, intentando ya echar por tierra el hecho de que ya no era el esclavo de alma de nadie. – No va a matarme, ¿O si? – Pregunté de paso, nunca estaba de más saberlo suponiendo que no me había atacado...todavía.

por Pandora* Dom Sep 01, 2013 10:32 am

Mis ojos brillaron cuando por fin respondió, entre titubeos, así que di un paso atrás mirándole escéptica “si está bien quiere decir que me puede atacar en cualquier momento” pensé, sabiendo que los cambia formas son más fuertes que nosotros; guardo silencio en medio de mi propia penumbra, miré sus ojos un tanto confundidos, pero no dije nada.

-No me va a matar, ¿o sí?- me preguntó con cierta incredulidad, mientras yo lo observaba, mi aspecto era humano en ese momento, jovial y sensual como siempre, que era lo que confundía a este hombre… De pronto lo entendí, por lo menos eso creí, mi rostro no se alcanzaba a ver a través de mi capa, tomé la capucha de esta con ambas manos y la hice hacia atrás, saqué mi cabello de su escondite y le sonreí a aquel cambia formas…

-No te haré daño si tu no me lo haces a mi- le dije sin perder la sonrisa, ofreciéndole mi mano para que se pusiera de pie –Soy Pandora- le dije, sin pensar en que podía ser un peligro que el supiera mi verdadero nombre, dentro de los vampiros, soy… controversial, por decirlo de alguna forma; lo pensé después de haberlo dicho, pero por alguna razón no me importó…

Era un tanto más alto que yo, su espalda era ancha y su rostro cuadrado, sus facciones denotaban carácter y su mirada… que puedo decir yo de esos ojos verdes como el olivo antes de florecer… -Iba yo…- En realidad no iba a ningún lado –a la avenida du Temple, a ver personas y como se divierten… ahora que mi color es humano- sonreí como si fuera algo gracioso, por lo menos para los vampiros lo sería… -¿Gusta acompañarme?- estiré mi mano hacia él –No sé qué os aflige signore… - dije pensando que lo podría saber si quisiera… -pero quedándose en las sombras de un callejón de mala muerte, solo está empeorando las cosas- sonreí tratando de no mostrarle mis colmillos, él sabía lo que yo era, pero no era necesario ser tan gráfica…

Estiré mi mano más hasta él… -he decidido que no aceptaré una negativa de vuestra parte- quizás deba decir que soy un monstruo sanguinario, que no me toco el corazón cuando cazo, que rara vez me importan las personas, mortales o no… pero en esta ocasión, como hace 1830 años, la vida me puso a Marius aún sin yo quererlo en un inicio… sentí que la vida me ponía a este hombre, y sentí que me necesitaba, pero no tanto como podía necesitarle yo a él… así que seguí con la mano estirada y una sonrisa en el rostro...

por Pandora* Dom Sep 01, 2013 10:35 am

Merrick Dikoudis

Ok, aparentemente ella no estaba allí para hacerme daño. Se declaró como una criatura defensiva –lo que me aseguraba mi seguridad ya que yo no tenía intenciones de atacarle a menos que se me abalanzase encima a chuparme la sangre-, se reveló ante mí, se me presentó y hasta me declaró sus intenciones inmediatas, aunque luego las transformó en una especie de orden. ¿Qué no iba a aceptar ninguna negativa? ¿Dónde había quedado aquella actitud que parecía tan ligera? Muchas cosas me dijo, pero seguía teniendo ese tinte amenazante propio de los vampiros. Era una mujer intrigante, aunque sólo se quedaba en eso en el momento.

- ¿Eh? ¿Por qué decidió eso tan de pronto? Yo no…quiero salir, al menos de momento. Necesito mantenerme oculto – dije con una mueca de incomodidad por decirle y por decirlo - No es que no quiera acompañarle, Madame Pandora…pero…estoy resguardando mi vida aquí…- Dije mirándole con falsa tranquilidad, ya que el sólo hecho de salir hacía que mi corazón perdiera la calma que tanto había costado conseguir. – De hecho, creo que empeoro mi situación saliendo a la calle. – Le confesé y observé su mano completamente a mi alcance, Mi cortesía me decía que no podía negarme, pero mi vida estaba en riesgo. ¿Sacrificar mi vida por una mujer desconocida?

- …!

¿Por qué…tuvo que aparecer ella en mis pensamientos? ¿Qué similitud podía tener ella con Dayane? Me llevé una mano a la cabeza y me acaricié las sienes, suspirando luego para terminar de esconder mi rostro con mi otra mano.- Lo siento…- Murmuré como por impulso, mirando las palmas de mis manos intentando encontrar una explicación. Y el hecho de que estuvieran temblando no me ayudaba en nada.

por Pandora* Dom Sep 01, 2013 10:39 am

Le miré, consternado, contrariado… enfermo de ansiedad… se llevó sus manos a su sien mientras me decía –lo siento- y yo… retiré con calma mi mano para dejarle pensar… creo que pasaron algunos minutos, que me parecieron una eternidad, mientras continuaba de pié mirándole…

Me recordaba a una criatura desvalida, maltratada por un depredador que, sin benevolencia, no le había otorgado la muerte… y ese sentimiento de que estaba roto se hizo más profundo… tanto que podía ver su alma llorando en medio de una eterna desesperación… Mi sentido común me dijo “déjalo allí, bastantes problemas llevas a cuestas tu sola”, más eso que Marius nunca pudo descifrar en mí, eso que le resultaba impredecible para él… eso que se llamaba humanidad y que 17 siglos después no me había abandonado me hizo permanecer en el lugar…

-No estáis en condiciones de quedaros solo…- dije, como si interrumpiera mi propia frase, sin emoción, con mi cadencia de voz… -Si es que resguarda vuestra vida, creo que este callejón no es su mejor alternativa…- mire hacia ambos lados como cuidando que nadie nos espiara –Por aquí vagan los neófitos, que sin dudarlo le atacarán como una jauría de lobos…- cerré los ojos por un instante, buscando tan solo un motivo para marcharme… me tallé los ojos apelando a mi sentido común, “Cual sentido común, si de ello he crecido desde mi infancia normal…”, una sonrisa boba escapó de mis labios…

-Mira… mi señora Isis te puso en mi camino…- dije encogiéndome de hombros –Se que te debe parecer raro y hasta excéntrico que me detenga para ayudaros… aún a mi me sorprende las pruebas de la diosa…- me senté junto a él, colocando mi capa para no manchar el vestido –Pero aquí estamos…- le empujé con el hombro como si de dos “camaradas” se tratase…

-Os pediré una osadía, pero es la única forma que encuentro de ayudaros…- puse mi mano un instante en su pierna y luego la quité de prisa… mis manos gélidas podían empeorar las cosas -¿De qué, o de quien vienes huyendo?- dije tratando de ser lo más directa posible… -Si queréis aceptar la ayuda que os ofrezco, debo saber a que me enfrento…- dije mirándole…

por **Merrick Dikoudis** Vie Sep 13, 2013 3:09 pm

Físicamente no se parecían ya fuera por su cabello o su figura, pero al mismo tiempo existía algo en aquella mujer de piel pálida que me hacía recordarla. ¿Es que no podía escapar de ese tormento que a ratos parecía tan placentero? ¿Realmente este lagarto con apariencia fuerte y feroz no era más que un renacuajo incapaz de defenderse de los embates del presente y futuro? ¿La coraza protectora no era más que una falsa cortina? Eran demasiadas dudas que se reflejaban en el constante temblor de mis manos y en los latidos acelerados en mi pecho, además del estrés evidente de mi rostro.

La mujer parecía decidida en querer ayudarme, y aunque eso era algo que se agradecía – el ayudar a desconocidos siempre era un dilema para la mayoría – no me sentía en condiciones de involucrar a otros en el problema que me aquejaba. Si Dayane llegaba a dañar a otros por mi causa, no me lo perdonaría jamás, y nada que hiciera podría aminorar el daño. Pero Pandora insistía sin que pudiera hacer mucho para evitar su ímpetu, ya que terminó sentándose a mi lado argumentando sus deseos de ayudarme, vinculándolos con una “Diosa”. ¿Qué clase de religión podía ser? Bueno, no es que fuera tan extraño con tanta gente creyente rondando por la ciudad y por el mundo.

Luego, la pregunta inevitable que vino sin rodeo alguno. Aunque no había mucha vuelta que darle al asunto tampoco. Las cosas estaban bastante claras en cuando a hechos pasados; lo incierto era lo que me sucedería a partir de ese mismo día. Tanto estrés empezaba a afectarme más de lo que debería, y el mirarle por esos instantes me trajo la imperiosa necesidad de deshacerme de al menos un poco de esa tensión. Suspiré al sentir una brisa helada correr por mi nuca y me acomodé mejor contra la pared, con la cabeza gacha mirando el piso entre mis piernas.- Es una larga y complicada historia pero…intentaré hacerla lo más simple posible. – Suspiré y cerré los ojos – Estoy escapando de mi amada…me tuvo recluido por varios años, encerrando mi alma en una esfera con magia. Lo hizo por celos, y su posesividad le alteró el razonamiento; y ahora que tuve una oportunidad recuperé mi alma… – No me di cuenta cuando mi mano se fue a mi pecho, presionando la ropa – A pesar de todo aún le tengo estima…pero no quiero regresar. No quiero que me encuentre…n-no sé de lo que es capaz en su estado actual…

Cerré los ojos con fuerza, encogiendo mi cuerpo en la medida de lo posible considerando mi contextura. No era un terremoto. Era yo el que temblaba como un perro abandonado a su suerte.

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