AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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|| Sangre y Negocios || Privado
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|| Sangre y Negocios || Privado
La lluvia.
Gotas gruesas y lentas caen de un cielo nublado que opaca toda estrella en la bóveda nocturna; el resonar de cada golpe contra el suelo sumerge el ambiente bajo una quietud desértica por las calles de la ciudad más bella del continente: Londres, Inglaterra. Ni una sola alma parece aparecer en aquel marco escénico de callejones abandonados y charcos que se crean debido al efecto climatológico, sin embargo, pocos segundos pasan para que una figura solitaria se dibuje como protagonista de esta fotografía.
Un lento andar provoca el resuene de sus pasos en un eco que se expande a varios metros a su alrededor, los pequeños charcos son pisados conforme va avanzando y su figura de alta estatura y misterio dan un aire de grandeza que funde su presencia bajo fríos aires que se cuelan para mover sus ropajes, siendo zapatos y pantalones de alta costura así como una gabardina de azul realmente oscuro que resguarda unos finos ropajes que se conforman de un saco y camisa albina, trayendo como toque una corbata azabache que delatan su evidente posición económica.
La soledad abraza a este personaje, el silencio se interrumpe solamente ante sus pisadas que suenan como estocadas y aun así el protagonismo no le pertenece a un cien por ciento, debido a que desde su mano derecha se ve como acaricia el mango de un instrumento largo, poderoso; oculto bajo su estuche que ensambla diseños platinados con dorado, celosamente ajustado a su cinturón y viéndose como hilillos de agua caen por este sin preocupar mucho a su dueño, evidentemente su arma es de gran calidad debido a la posición y la fantástica imagen que proyecta. ¿De qué se tratará? Es un personaje no visto con anterioridad y sin embargo parece que solamente necesita de un par de segundos para robar toda clase de atención ya que sus cabellos cortos y sus ojos negros como la noche se penetran con su camino, uno que le llevará a su propio destino…
Gotas gruesas y lentas caen de un cielo nublado que opaca toda estrella en la bóveda nocturna; el resonar de cada golpe contra el suelo sumerge el ambiente bajo una quietud desértica por las calles de la ciudad más bella del continente: Londres, Inglaterra. Ni una sola alma parece aparecer en aquel marco escénico de callejones abandonados y charcos que se crean debido al efecto climatológico, sin embargo, pocos segundos pasan para que una figura solitaria se dibuje como protagonista de esta fotografía.
Un lento andar provoca el resuene de sus pasos en un eco que se expande a varios metros a su alrededor, los pequeños charcos son pisados conforme va avanzando y su figura de alta estatura y misterio dan un aire de grandeza que funde su presencia bajo fríos aires que se cuelan para mover sus ropajes, siendo zapatos y pantalones de alta costura así como una gabardina de azul realmente oscuro que resguarda unos finos ropajes que se conforman de un saco y camisa albina, trayendo como toque una corbata azabache que delatan su evidente posición económica.
La soledad abraza a este personaje, el silencio se interrumpe solamente ante sus pisadas que suenan como estocadas y aun así el protagonismo no le pertenece a un cien por ciento, debido a que desde su mano derecha se ve como acaricia el mango de un instrumento largo, poderoso; oculto bajo su estuche que ensambla diseños platinados con dorado, celosamente ajustado a su cinturón y viéndose como hilillos de agua caen por este sin preocupar mucho a su dueño, evidentemente su arma es de gran calidad debido a la posición y la fantástica imagen que proyecta. ¿De qué se tratará? Es un personaje no visto con anterioridad y sin embargo parece que solamente necesita de un par de segundos para robar toda clase de atención ya que sus cabellos cortos y sus ojos negros como la noche se penetran con su camino, uno que le llevará a su propio destino…
Mark Bass- Cazador Clase Alta
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Re: || Sangre y Negocios || Privado
Chasquido de ellas al salpicar el suelo, tierno susurrar.
Indudablemente estaba indecisa, un pasatiempo más, o uno menos, ¿Qué más da? La vida gira en torno al vaivén de las horas, los minutos y segundos. Había sido contado el tiempo en el que ella se había detenido a salir de París, ni a la misma tierra que le había visto nacer había decidido volver, pero este viaje era diferente. Caminando despacio y con un dulce andar se deslizaba por las calles adoquinadas de Londres, Inglaterra. ¿Qué hacía ahí? No había motivo alguno, no necesitaba uno por su condición de aristócrata, darle explicaciones a alguien sería vano e innecesario además no había quién.
Sus pasos se volvieron más constantes, definitivamente París no tenía mucho que envidiarle a Londres, claro, a excepción de su gente, se notaba un poco más cálida y atenta. Londres iluminada con faroles en cada esquina, con luces resplandecientes y despampanantes que enceguecían a cualquiera ¿Qué misterio esconderían? Suspiró al ver el recorrer lento de las personas por las húmedas calles, a los lados, se podía escuchar el tintineo del agua golpear el suelo, un sonido muy agradable y la ventisca que golpeaba su cara le hacían meditar.
Los guantes de seda blanca que guardan sus manos, con un vestido de color azul campánula, le hacía juego con su cabello largo rizado y sus labios rosas en un tono muy suave y sin exagerar. Su cabeza como si estuviera expectante a algo o alguien giraba en torno a las vitrinas admirando la artesanía, la moda del lugar, solo buscaba un momento a solas, un momento con nadie. —Interesante… — dijo de pie frente a una vitrina que exhibía joyas, diamantes piedras preciosas. Se inclinó un poco para apreciar aquello de más cerca y al levantar su vista por el reflejo del vidrio notó a alguien justo tras ella. Alzó la ceja y su rostro hizo una expresión pesada y desconfiada, se dio la vuelta y sin esperar a ver quién era murmuró —¿A qué se le asemejan? —
Elene Rossato- Humano Clase Alta
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Re: || Sangre y Negocios || Privado
Y abrazados del susurro, la invitación a un viaje sin retorno.
Vientos suaves.
Con poco tiempo, aquella altiva anatomía se abre paso hasta una de las avenidas principales de la ciudad, su figura que proyecta la elegancia hecha hombre sencillamente se dispone a mantener un ritmo calmado ante cada pisada que le da destino hacia un negocio particular, por no decir familiar.
Así pues, sus ojos dibujan el reflejo de una mujer, una fémina figura que vestida de manera elegante y con clase llaman su atención al instante y sin embargo su rostro no puede delatar esa sorpresa, por no decir alegría. Su posición es clara, deteniendo su marcha tras la bella mujer hace simplemente el gesto de una sonrisa ladina pues como susurro ella le dedica un dialogo que al termino trae consigo una iluminación increíblemente fuerte desde el cielo, un rayo que corta el firmamento y alumbra con sus halos de luz el rostro de un confiado ser cuya reacción es instantánea pues como evidente efecto un trueno no se hace esperar con un rugido que corre por todos los lares en solo milisegundos llevándole a sacar una sombrilla que sirve para cubrir a la doncella de la lluvia que ya se ha intensificado.
-Hace solo medio minuto hubiese respondido que a tesoros, sin embargo…- Una voz rasposa y profunda responde, sus ojos se entrecierran estudiando el rostro de la señorita para así anexar -… Ahora que le veo a usted… Tanto joyas como tesoros o piedras preciosas… Inclusive jardines enteros de rosas… Me parecen algo tan simple y vano, la belleza verdadera no la conocía hasta hace un par de segundos- sonriendo con una sobrada confianza, quedándose él en la lluvia y manteniendo el paraguas a cuidado de ella, sintiendo el deslizar de las gotas frías por su mentón y cabellos, sin embargo, pareciese que el mismo cielo se ha partido justo en el momento que ambos jóvenes se encontraron.
-Mark Bass… Mi placer-
Mark Bass- Cazador Clase Alta
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Re: || Sangre y Negocios || Privado
Esquiva las caricias se derraman como piedras cálidas, por los muro de esta inmensa ciudad.
Se quedó pensativa unos minutos, como aletargada y distante. Miró al hombre de pies a cabeza, guardándose una sonrisa para sí misma. Pasaron unos segundos y el incómodo silencio se quebró por el sonar de un trueno que fue precedió de un relámpago que iluminó ambos rostros. Ensimismada en un trance hipnótico despertó por un sobresalto que esperó no ser notado y las gotas comenzaron a caer, curiosamente fueron tapadas por el hombre de aspecto elegante y caballeroso, aunque era muy prematuro definir algo de él a simple vista.
Irguió su espalda nuevamente y a unos centímetros el paraguas sobre su cabeza le distrajo, observándolo curiosa, dedicó la sonrisa que antes se había guardado y le clavó la mirada nuevamente, tratando de descifrar quién era. Le escuchó detenidamente y alzó una ceja que retaba su masculina voz —¿Ah sí?— dijo un tanto no conforme y volvió a sonreír de medio lado notando cada detalle de sus ropas. Sacó conclusiones a la ligera con lo que había escuchado hace un momento y dentro de sí se negaba aquello —La belleza la desconocía, lo dudo… Está en el aire que respira, en las calles al caminar y el viento le sopla el rostro, eso para mí es belleza — observó como el hombre se empapaba. — ¿Qué hace? Entre a la sombrilla.— inquirió con un tono suave y diferente a lo que hace poco había mostrado.
Después de escuchar el nombre sonrió complacida, no estaba equivocada, debía de tratarse de alguien de su misma clase, lo que le colocó más alerta puesto que, las habladurías corren por doquier y quería al menos ahí pasar desapercibida, olvidarse de todos. —Mi nombre es Elene Rossato, es un gusto conocerle… Mark — le clavó los ojos quedándose un minuto así para luego extender el dorso de su mano y acomodando con sutileza su vestido.
Viendo al cielo con un tono desilusionado esbozo una sonrisa —Parece que el clima de hoy no es muy condescendiente con los invitados de Londres… — murmuró volviéndole a dirigir la mirada.
Elene Rossato- Humano Clase Alta
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Re: || Sangre y Negocios || Privado
Casualidad no es igual a destino; pero el
destino siempre será casualmente encontrado.
destino siempre será casualmente encontrado.
Tormenta.
¿Qué es esa mirada?, ¿de qué se trata esa sonrisa?, ¿cómo es que ni el frio caer de la lluvia puede estremecer a este joven? Realmente su sonrisa ladina no puede mantenerse oculta, los vocablos con astucia y firmeza que salen de esos labios rosados logran crear distintos matices que transportan al heredero nocturno bajo un misterio y masoquista curiosidad por saber más de… -Elene Rossato- mirándole fijamente, sus ojos azabaches no se rinden ante las joyas que tiene ella en su mirada. Un paso al frente para quedar a centímetros de ella debido a su propia invitación hace que el paraguas empiece a cubrir ambos cuerpos de la lluvia, misma que tiene el rol como cómplice de estos jóvenes.
-El clima es perfecto y admito con sumo egoísmo que no pude pedir uno distinto, ¿el motivo? Porque no hubiese podido encontrar otro pretexto mejor para poderme acercar así a usted- Una sonrisa clara acompañada de un mirar entrecerrado precede al dialogo del cazador, quien observa justo a un par de negocios de distancia un restaurante con clase, clientela de alta sociedad y perfecto para desviar este molesto caer de gotas –Si es que usted proviene de fuera entonces no puedo darme el lujo de desaprovechar la oportunidad de invitarla a tomar el té aquí en Inglaterra, las opciones son sencillas… Usted puede rechazarme y marchar con mi paraguas para dejarme bajo la lluvia o puede aceptar esta invitación y darme el honor de caminar de mi brazo hasta ese restaurante donde le prometo… Probará el mejor té y los mejores postres del país-
La voz profunda y gruesa de este personaje trata de trasladarse hasta la bella mujer, enfatizando en cada palabra debido a que no puede pensar en otra cosa, él no es así, él nunca ha estado en una situación como la que está viviendo… Pero su espada que pende celosa de su cinturón no puede dejar mentir que después de tantos años de caza, aprendizajes, negocios y tratados… Es la primera vez que Mark Bass yace con la emoción de compartir quizás algo más que una plática y todas estas sensaciones le hacen extender su brazo con lentitud, invitándola a que le tome del mismo y así quizás, solo quizás, inicie el camino en el sendero del destino.
-¿Vamos?-
Mark Bass- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 21/07/2013
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Re: || Sangre y Negocios || Privado
Y qué si no se quiere dejar encontrar por el destino, aburrida de sus juegos no queda más que rechazarle por causa y efecto.
El agua no paraba de caer, parecía que el mismo cielo se estuviese quebrando en pedazos, rajándose y castigar a quien no tiene abrigo. Ahí estaba ella, frente a alguien que con suma confianza y labia había posado una sombrilla. Un desconocido que pregonaba con palabras y con fino tacto delineaba su figura, muy esbelta y atractiva. Cerró sus ojos al sentirle cerca, ladeando el rostro para ver al suelo y ver el salpicar de las gotas mojarle los zapatos, odiaba eso.No inmutó ningún sonido, solo se quedó ahí en silencio, escondiendo su rostro bajo el cabello que le colgaba a ambos lados y un frío le recorrió las piernas. Detestaba ese tipo de clima porque hacía ver por un momento el panorama triste y sucio pero después de un tiempo era una buena señal; las cosas mejorarían. Debatiéndose por dentro se cuestionó si aquello, esa pequeña regla se aplicaría para ella también o si sería su alma la excepción. —No me gusta este clima — dijo con cierta ternura en medio de un susurro y abriendo los ojos notó la cercanía. Le miró a los ojos fijamente e hizo un gesto de inconformidad por aquello. —Así es… Provengo de… — cerró sus labios —París. — diciendo con una sonrisa bien arraigada fijándose en cada uno de los detalles más de cerca del hombre.
Sonrió de nuevo y sus ojos denotaban cierto artilugio y curiosidad pero a la vez, cuidado y duda. —Definitivamente hoy es un buen día para una taza de té, estaría encantada… Además que detesto mojarme — añadió con un gesto inconforme al ver sus zapatos empapados —Y claro, no soy lo suficientemente descortés como para dejarle mojándose en la lluvia, después de todo, es usted quien me ha evitado el costo de quedar como una esponja regada, me he atrevido a conocer por mi mismas las calles de Londres y la verdad no sé ni cómo regresar en donde me estoy hospedando… — mencionando con cierto desagrado y desilusión. Notó el brazo que le invitaba y por dentro dudó de hacer lo correcto, pero qué importaba ella no deseaba estar más en la despampanante calle.
—Creo que será interesantísimo ver qué tan cierto son sus palabras, París tiene gracia en cuanto al té y los postres, pero hasta el momento no he encontrado un sitio que supere mi país de nacimiento. Italiana — dijo con una sonrisa presumida de muñeca de cristal y añadió un pequeño guiño —Así que sí, acepto su invitación Mark — tomando del brazo del hombre comenzaron ambos a caminar hasta donde la fuerza de él la llevase y con gracia el rozar de su vestido y cuerpo avanzaban.
—Bonita espada — agregó con una sonrisa dulce dirigiendo la vista hasta él. —¿Es usted de la milicia? — volvió a ver al frente continuando el camino.
Elene Rossato- Humano Clase Alta
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Re: || Sangre y Negocios || Privado
Quietud, intimidad.
Con calma el de herencia inglesa va escuchando cada vocablo de la preciosa dama, sus ojos se mantienen fijos en ella y una sonrisa en su rostro no puede ser más clara; con esto, un caminar lentamente va tejiendo el camino de ambos jóvenes, escuchando el estruendo del cielo así como presenciando como los rayos van iluminando las calles mojadas de la ciudad –Le agradezco que haya aceptado, para mi es todo un honor y aun cuando su tierra tenga los mejores postres a su gusto, espero que Inglaterra o mejor dicho, yo… Podamos regalarle la mejor compañía- su voz rasposa se profundiza y con calma hace la indirecta de su emoción por compartir esos momentos a su lado, ¿Qué es lo que pasa?, ¿Dónde está ese cazador desalmado y frio que es un demonio para los negocios?, ¿Cómo es que el mismo Mefistófeles ha sucumbido ante esos ojos?
El camino es corto, ambos llegan en instantes al lugar. Con delicadeza, Mark retira el abrigo de la señorita y haciendo lo propio con el suyo se lo otorga a un amable camarero que se acerca a ellos -¿Milicia? Bueno… Creo que algo por el estilo- responde a la cuestionante de Elene, riendo de manera callada para así extenderle un pañuelo de finísimas telas que lleva como bordado las iniciales MB en su esquina derecha, utilizando dicha prenda para secar un poco el rostro de la aristócrata –Permítame por favor, no quiero que la lluvia arruine su maquillaje y mucho menos le lastime el rostro; es mejor tomar un té caliente puesto que con esta empapada nos vamos a enfermar- Y con singularidad, este vuelve a reír, guiando a la fémina hacia su mesa.
Con tranquilidad, el caballero retira la silla para que su acompañante tome asiento, ayudándole a acercarse cual brote de educación. Por su parte, éste se sienta a su lado y observa la carta, admirando la elegancia del lugar así como las atenciones de los camareros –Quienes ya saben bien lo que significa el Apellido Bass en la ciudad- Pero más allá de eso, su atención es enteramente enfocada en aquella mujer que le ha robado el aliento, que le ha hecho sentir algo que jamás en su vida ha podido sentir y que siempre dudó de que existiese, aun así, él no es el héroe o el príncipe azul, Mark no puede darse el lujo de enamorarse de una Princesa como la hermosa italiana… ¿Pero qué sería de Mefistófeles si no fuese el experto número uno en romper las normas? Después de todo, es el conjunto de los peores demonios… Hechos hombre.
Con calma el de herencia inglesa va escuchando cada vocablo de la preciosa dama, sus ojos se mantienen fijos en ella y una sonrisa en su rostro no puede ser más clara; con esto, un caminar lentamente va tejiendo el camino de ambos jóvenes, escuchando el estruendo del cielo así como presenciando como los rayos van iluminando las calles mojadas de la ciudad –Le agradezco que haya aceptado, para mi es todo un honor y aun cuando su tierra tenga los mejores postres a su gusto, espero que Inglaterra o mejor dicho, yo… Podamos regalarle la mejor compañía- su voz rasposa se profundiza y con calma hace la indirecta de su emoción por compartir esos momentos a su lado, ¿Qué es lo que pasa?, ¿Dónde está ese cazador desalmado y frio que es un demonio para los negocios?, ¿Cómo es que el mismo Mefistófeles ha sucumbido ante esos ojos?
El camino es corto, ambos llegan en instantes al lugar. Con delicadeza, Mark retira el abrigo de la señorita y haciendo lo propio con el suyo se lo otorga a un amable camarero que se acerca a ellos -¿Milicia? Bueno… Creo que algo por el estilo- responde a la cuestionante de Elene, riendo de manera callada para así extenderle un pañuelo de finísimas telas que lleva como bordado las iniciales MB en su esquina derecha, utilizando dicha prenda para secar un poco el rostro de la aristócrata –Permítame por favor, no quiero que la lluvia arruine su maquillaje y mucho menos le lastime el rostro; es mejor tomar un té caliente puesto que con esta empapada nos vamos a enfermar- Y con singularidad, este vuelve a reír, guiando a la fémina hacia su mesa.
Con tranquilidad, el caballero retira la silla para que su acompañante tome asiento, ayudándole a acercarse cual brote de educación. Por su parte, éste se sienta a su lado y observa la carta, admirando la elegancia del lugar así como las atenciones de los camareros –Quienes ya saben bien lo que significa el Apellido Bass en la ciudad- Pero más allá de eso, su atención es enteramente enfocada en aquella mujer que le ha robado el aliento, que le ha hecho sentir algo que jamás en su vida ha podido sentir y que siempre dudó de que existiese, aun así, él no es el héroe o el príncipe azul, Mark no puede darse el lujo de enamorarse de una Princesa como la hermosa italiana… ¿Pero qué sería de Mefistófeles si no fuese el experto número uno en romper las normas? Después de todo, es el conjunto de los peores demonios… Hechos hombre.
Abre los ojos, cierra el miedo. Niega a la inseguridad
y acepta tu corazón... Que esta noche es de dos ~
y acepta tu corazón... Que esta noche es de dos ~
Mark Bass- Cazador Clase Alta
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Re: || Sangre y Negocios || Privado
Los tiempos en los que se quiere vencer son perfectos, en los que se quiere morir, difíciles y cuando se quiere amar, inciertos.
Una duda nació de lo más profundo de sí, se enterró en su pecho ahí se quedó viviendo como si le advirtiese que ‘’No todo lo que brilla es oro’’ y una sonrisa sin sentido se instaló de inmediato. Sus pasos se hicieron más constantes del brazo del caballero e inoportunamente la lluvia volvía a salpicarle los zapatos haciéndole suspirar. Miró con saña al hombre y le sonrió inquieta por algo que no sabía qué era. Su caminar se hacía eterno. —Como le dije antes, he aceptado por el único motivo que detesto la lluvia, además… adoro el té — dijo con la vista hacia el frente que apenas ni lograba divisar lo que había a su par por el paraguas. —El calor con el frío hacen tan buena pareja, usted sabe por eso de ‘’Los polos opuestos se atraen’’— decía con suma finura arqueando una ceja y sus mejillas palidecidas se tornaban de color rosa.
Ambos al frente se encontraban de un restaurante que parecía prometedor. Definitivamente él había hecho una excelente decisión y con suma certeza ésta había agradado a Elene. Amaba los sitios viejos y gastados que con un toque de fina elegancia que, definitivamente solo las personas de clase ‘’privilegiada’’ se podían costear. Entraron siempre ella de su brazo y con paso firme. —¿Algo por el estilo? — le miró al escuchar sus palabras porque si no era militar entonces qué, mientras entregaba el abrigo con naturalidad y con una sonrisa de asombro posó la mano sobre el hombro ajeno como si le fuese a detener y quedándose frente a él. Una sonrisa se dibujó ante la acción que Mark realizaba con sumo cuidado y el fino aroma de la fragancia masculina se difuminó por todo su rostro, agradeciendo el buen gesto para con ella. —Oh! Usted es muy amable — sonriendo de manera sincera y sutil y posando una mano en las mejillas ajenas para retirar una gota que se deslizaba por ésta. Descendió un poco la cabeza ¿estaba apenada? Puesto que no estaba acostumbrada a hacer ese tipo de acciones con nadie. —No queremos que usted tampoco enferme Mark, sería mi culpa y definitivamente eso no me lo perdonaría — sonriendo y siguiéndole el paso hasta donde él la dirigía.
Tomó asiento y nuevamente notó la alta atención que tenía el caballero con ella y que todos tenían por el en el lugar. Definitivamente era conocido ahí, un cliente fiel tal vez no lo sabía y lo colocaba en duda aunque tampoco le extrañaba siendo de la alta cuña de Londres, un aristócrata como él o ella. Estaba distraída viendo el hermoso establecimiento y perdiéndose en algunas pinturas que eran italianas, estaban colgadas y encontró el cuadro de ‘’La creación de Adán’’ lo que le hizo sentirse a gusto. —El deseo del hombre por querer alcanzar a Dios… Ser supremo — dijo en voz baja para devolverle la mirada a él [color=cyan— ¿Suele venir mucho por aquí no? He notado como su llegada ha enloquecido a medio mundo—[/color] soltando una sonrisa cubierta por su mano —¿Popular entre las mujeres también? — no han parado de verle, desafió con una ceja ¿quién era el y quién era ella para jugar ese juego?
El baile sólo se puede bailar entre dos.
Elene Rossato- Humano Clase Alta
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Re: || Sangre y Negocios || Privado
Compañía, emoción.
Si bien el tiempo no hace justicia cuando se es bien acompañado, tampoco se puede justificar el cómo este cazador se da tantas libertades con la dama. ¿Irrespeto? Jamás, ¿emoción? Sin duda alguna. Su sonrisa se forja calmada al escuchar los diálogos de la italiana, dedicándole una respuesta –Polos opuestos se atraen… Eso es muy cierto, al menos yo, comparto la ley de la polaridad- soltando una suave carcajada debido a que muy dentro de él, sabe que eso aplica ahorita mismo ante la compañía de la preciosa fémina.
Su rostro se queda quieto y su mano izquierda delata un muy ligero titubeo; ¿Qué pasa? ¿Por qué Mark está desarmado ahorita? Es cierto, los gestos de cariño no los conoce o no lo hacía hace unos segundos, pues al sentir el tacto de la dama con su mejilla y asimismo sus palabras, no puede evitar esbozar una gran sonrisa, pareciese que es una conexión la que nace por toda su anatomía y le recorre como un escalofrío por su espina dorsal, moldeando todo esto a un sentimiento que se aloja en su abdomen y se proyecta infinitamente por todo su ser, más allá de lo físico, en esa alma que hasta hace unas horas él creía haber perdido ya hace mucho tiempo.
Los meseros arriban con rapidez, sirviendo distintos postres típicos de Inglaterra, así como colocando el té para ambos aristócratas. Mark por su parte, generosamente otorga un poco de propina a los sirvientes, esto, tratando de que la señorita no se diera cuenta, más que nada por respeto y evitar la soberbia ante ella. Sus ojos negros regresan a su hermosa acompañante, así pues, este se dedica a escucharla firmemente y al cabo de unos segundos contesta con toda calma –Sin duda alguna, el hombre siempre ha querido alcanzar a Dios, el ser supremo y todo poderoso… Para mí, ese es el peor error de los hombres- su mano instantáneamente busca la de ella, acariciándola con calma y manteniendo esa seguridad que emana como personalidad –Un hombre no necesita ser como Dios para ser feliz o sentirse supremo… Un hombre necesita la inspiración y la dedicación para ser capaz de hacer algo que quizás ni el mismo Dios puede hacer, creo yo, que los mortales tenemos algo que Dios jamás tuvo y jamás tendrá…- la profundidad de sus frases tratan de introducirse hasta el más recóndito lugar en el alma de Elene, siendo guiadas por su mirada azabache –Una mujer, una compañera, un amor… Eso es lo que nos puede brindar a los hombres la verdadera fuerza para ser supremos y más a eso-
La quietud del lugar promulga la clase de las personas que lo concurren, los postres recién preparados y los tés humeantes por su calidez hacen de esto un ecosistema intimo y gustoso, claro está, para el hijo prodigio de Inglaterra no hay nada que valga más atención que la musa que tiene justo ante sus ojos –No soy famoso entre las mujeres, suelo cuidar mucho ese lado de mi. Soy más que nada un hombre de negocios, me gustan las relaciones y las amistades… Pero cuando se tratan de las mujeres, soy muy cuidadoso y sobre todo atento pues soy la clase de persona que se considera diferente a los demás varones y sin ánimos de sonar ególatra, debo decir que aun cuando quizás las oportunidades se presentan, nunca las he tomado, puesto que no ha habido una sola mujer que me robe la atención, el pensamiento y el suspiro…- su rostro se mantiene firme, sus labios callan sus palabras y su mirada se intensifica, clavándose con la de ella pues pareciese un vinculo el que se está tejiendo al menos dentro de este caballero, ser despiadado y sin alma, astuto a los negocios y cazador de sangre fría… Sin embargo, no puede evitar concluir su diálogo con…
-Hasta hace solo unos minutos-
Si bien el tiempo no hace justicia cuando se es bien acompañado, tampoco se puede justificar el cómo este cazador se da tantas libertades con la dama. ¿Irrespeto? Jamás, ¿emoción? Sin duda alguna. Su sonrisa se forja calmada al escuchar los diálogos de la italiana, dedicándole una respuesta –Polos opuestos se atraen… Eso es muy cierto, al menos yo, comparto la ley de la polaridad- soltando una suave carcajada debido a que muy dentro de él, sabe que eso aplica ahorita mismo ante la compañía de la preciosa fémina.
Su rostro se queda quieto y su mano izquierda delata un muy ligero titubeo; ¿Qué pasa? ¿Por qué Mark está desarmado ahorita? Es cierto, los gestos de cariño no los conoce o no lo hacía hace unos segundos, pues al sentir el tacto de la dama con su mejilla y asimismo sus palabras, no puede evitar esbozar una gran sonrisa, pareciese que es una conexión la que nace por toda su anatomía y le recorre como un escalofrío por su espina dorsal, moldeando todo esto a un sentimiento que se aloja en su abdomen y se proyecta infinitamente por todo su ser, más allá de lo físico, en esa alma que hasta hace unas horas él creía haber perdido ya hace mucho tiempo.
Los meseros arriban con rapidez, sirviendo distintos postres típicos de Inglaterra, así como colocando el té para ambos aristócratas. Mark por su parte, generosamente otorga un poco de propina a los sirvientes, esto, tratando de que la señorita no se diera cuenta, más que nada por respeto y evitar la soberbia ante ella. Sus ojos negros regresan a su hermosa acompañante, así pues, este se dedica a escucharla firmemente y al cabo de unos segundos contesta con toda calma –Sin duda alguna, el hombre siempre ha querido alcanzar a Dios, el ser supremo y todo poderoso… Para mí, ese es el peor error de los hombres- su mano instantáneamente busca la de ella, acariciándola con calma y manteniendo esa seguridad que emana como personalidad –Un hombre no necesita ser como Dios para ser feliz o sentirse supremo… Un hombre necesita la inspiración y la dedicación para ser capaz de hacer algo que quizás ni el mismo Dios puede hacer, creo yo, que los mortales tenemos algo que Dios jamás tuvo y jamás tendrá…- la profundidad de sus frases tratan de introducirse hasta el más recóndito lugar en el alma de Elene, siendo guiadas por su mirada azabache –Una mujer, una compañera, un amor… Eso es lo que nos puede brindar a los hombres la verdadera fuerza para ser supremos y más a eso-
La quietud del lugar promulga la clase de las personas que lo concurren, los postres recién preparados y los tés humeantes por su calidez hacen de esto un ecosistema intimo y gustoso, claro está, para el hijo prodigio de Inglaterra no hay nada que valga más atención que la musa que tiene justo ante sus ojos –No soy famoso entre las mujeres, suelo cuidar mucho ese lado de mi. Soy más que nada un hombre de negocios, me gustan las relaciones y las amistades… Pero cuando se tratan de las mujeres, soy muy cuidadoso y sobre todo atento pues soy la clase de persona que se considera diferente a los demás varones y sin ánimos de sonar ególatra, debo decir que aun cuando quizás las oportunidades se presentan, nunca las he tomado, puesto que no ha habido una sola mujer que me robe la atención, el pensamiento y el suspiro…- su rostro se mantiene firme, sus labios callan sus palabras y su mirada se intensifica, clavándose con la de ella pues pareciese un vinculo el que se está tejiendo al menos dentro de este caballero, ser despiadado y sin alma, astuto a los negocios y cazador de sangre fría… Sin embargo, no puede evitar concluir su diálogo con…
-Hasta hace solo unos minutos-
El hombre tiene errores, debilidades y vicios. Pero solo hasta que encuentra
el amor… Conoce el miedo de perderlo todo y mucho más~
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Mark Bass- Cazador Clase Alta
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Re: || Sangre y Negocios || Privado
Le escuchaba detenido, sin emitir un solo sonido, estaba frente a él observándole más de cerca y tras ella terminar la frase y rodar su mano por la mejilla ajena, suspiro cansada y negó a su posición —Evidentemente es una teoría válida, para mi gusto la ley del caos y los contrarios es más fascinante aunque de una u otra forma, todo terminan por relacionarse en este mundo, por eso es que estamos divididos — mencionó con sumo cuidado y se abrió paso.
Una vez en la mesa y después de haber hecho una pesquisa exhaustiva al lugar se sintió muy cómoda comentando con Mark, que parecía ser muy sensato. Parecía conocer los gustos muy bien de cualquier dama pero en cambio a eso decidió ordenar un sinnúmero de postres, primer error, Elene detestaba que eligieran por ella aunque aquello era más una muestra de cortesía pero era claro que por sí misma podría haber elegido. Correspondió con una sonrisa y dejó que las cosas se dieran tal cual debían de suceder. —Gracias por haber ordenado por mí— dijo con cierto artilugio alzando una ceja siendo interrumpida por el camarero que corría haciendo sus labores, agradeció por el té servido e inmediatamente todo su paladar se endulzó sólo con el olor de aquel té —En realidad no es un error sabe…. El hombre por naturaleza siempre ha querido obtener lo que le es inalcanzable, lo veo más como una metáfora que como una absoluta verdad. Pero claro, querer alcanzar lo imposible tiene sus costos, sus riesgos, el precio que pagar a veces es caro, muy alto que ni con la misma vida alcanza— sonriendo tranquila acomodando unos dobleces de su vestido que se hacían al estar sentada.
Se quedó viéndole, hundiéndose en los ojos negros intenso de él y sus ojos se fundieron, como si no quisiesen separarse, se quedó sin respiración unos segundos y volvió a ver la taza de té y sonriendo de medio lado le miró de nuevo —Seguramente gran tentación para Dios no poder tocar el cuerpo de una mujer, degustar una taza de té y por supuesto compartirla con ésta— haciendo referencia a que había captado muy bien lo que con sumo cuidado él le había dicho.
La lluvia seguía cayendo, parecía estar confabulada y por encima del ventanal, la vista que ambos tenían, las calles de Inglaterra. Le miro nuevamente a él después de haberse perdido un poco en el panorama externo y escuchó sus palabras —Ya entiendo, nada diferente a lo que suele ser una persona de su clase Monsieur— dijo con un leve toque francés —Usted como más nadie sabrá que dentro de nuestra misma clase se acostumbra a todo esto, el cortejo , la amabilidad ¿cuál es la diferencia?— alzó una ceja —La rutina es totalmente infame, por eso, las costumbres jamás han ido conmigo. Por suerte no tengo una vida arreglada, un matrimonio por ejemplo— cité por último —‘’Quien sufre de masoquismo es porque le gusta’’— dije con un suspiro a medio salir. Y un sinfín de recuerdos le bañaron la mente.
—Es usted muy enigmático, no quiero pensar que ha ignorado mi pregunta para escaparse de la respuesta Mark— sonriendo —¿Es un empresario entonces?— le miró y sus miradas intrínsecas se unieron. —¿Qué tipo de negocios?— calló de inmediato al oír lo último y sonrió evitando mostrar su rostro en la totalidad —¡Qué afortunada dama! Es usted todo un caballero digno de cualquier mujer— esbozó una sonrisa. —Le mencioné Mark… Que no creo en el amor a primera vista?— alzando una ceja y tomando la taza de té ¿Qué era lo que ella quería demostrar y qué era lo él quería de ella?
Fingir no es bueno cuando ya se conocen todas las artimañas.
Elene Rossato- Humano Clase Alta
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Re: || Sangre y Negocios || Privado
Tensión curiosa.
El rostro del inglés no se despega ni un solo segundo de la hermosa italiana; sus manos entrelazadas van aglomeran todas esas sensaciones que nacen en el abdomen del cazador y se desprenden por todo su cuerpo. Un suspiro no puede evitarse ante cada uno de los diálogos de su acompañante, ¡pero qué mujer tan admirable! Y no es para menos, su clase, su forma de hablar, sus pensamientos, hasta su refinada forma de vestir. ¿Cómo enfrentarse a alguien así?, ¿desde cuándo degollar a un miserable chupa sangre es más fácil que tratar de abordar a una mujer? Vaya lío en el que se ha metido Mark, por suerte, él es masoquista.
-La respuesta sencillamente es no- comenta sin poder evitar una sonrisa que delata un poco de pena, su mirada suave que se transporta al alma de Elene le otorgan la oportunidad de poder decirle con toda confianza –No soy famoso entre las mujeres ni me gustaría serlo, realmente me es indiferente esa clase de aspectos que suelen ser la perdición para cualquier varón- el silencio se posiciona por algunos segundos; la diferencia entre este aristócrata y los demás hombres es tan marcada como la que separa a su compañera con las demás féminas.
Las gotas de lluvia se mantienen fuertes y en abundancia haciendo que la intimidad del lugar sea exquisita. Las manecillas del reloj son en punto, el tiempo vuela pues conforme la plática se lleva a cabo los demás clientes van despejando la zona, acabando con sus alimentos y bebidas para irse retirando uno a uno hasta que paulatinamente dejan a ambos jóvenes protagonistas solos. Así, el jefe de los camareros se dispone a cerrar la puerta y colocar el letrero de “cerrado” mas sorprendentemente sin molestar a los únicos “clientes” que hay por el momento, extraño, pues evidentemente el local ya debía interrumpir operaciones.
-Mis negocios son variados, me gusta tener distintos campos para así monopolizar poco a poco todo bajo mi mando- explica con calma para así despojar su filosa espada, colocándola a un lado para demostrar la confianza con la que se siente estando ahí. Los rayos que alumbran las calles y se acompañan de estruendosos truenos abren paso a la soledad del ambiente, uno que teje un misterio en todo el marco escénico pues con el retiro de la clientela y todas las atenciones para ambos jóvenes ricos sencillamente la noche pareciese a penas empezar –Joseph, por favor, retira todo esto… Y trae lo que la señorita te pida, ella es dueña del lugar…- sus indicaciones son plenamente acatadas por el jefe en turno, quien amablemente asiente ante cada frase del caballero, quien gira sus azabaches orbes a Elene y con una sonrisa adjunta –Tanto como yo-
El rostro del inglés no se despega ni un solo segundo de la hermosa italiana; sus manos entrelazadas van aglomeran todas esas sensaciones que nacen en el abdomen del cazador y se desprenden por todo su cuerpo. Un suspiro no puede evitarse ante cada uno de los diálogos de su acompañante, ¡pero qué mujer tan admirable! Y no es para menos, su clase, su forma de hablar, sus pensamientos, hasta su refinada forma de vestir. ¿Cómo enfrentarse a alguien así?, ¿desde cuándo degollar a un miserable chupa sangre es más fácil que tratar de abordar a una mujer? Vaya lío en el que se ha metido Mark, por suerte, él es masoquista.
-La respuesta sencillamente es no- comenta sin poder evitar una sonrisa que delata un poco de pena, su mirada suave que se transporta al alma de Elene le otorgan la oportunidad de poder decirle con toda confianza –No soy famoso entre las mujeres ni me gustaría serlo, realmente me es indiferente esa clase de aspectos que suelen ser la perdición para cualquier varón- el silencio se posiciona por algunos segundos; la diferencia entre este aristócrata y los demás hombres es tan marcada como la que separa a su compañera con las demás féminas.
Las gotas de lluvia se mantienen fuertes y en abundancia haciendo que la intimidad del lugar sea exquisita. Las manecillas del reloj son en punto, el tiempo vuela pues conforme la plática se lleva a cabo los demás clientes van despejando la zona, acabando con sus alimentos y bebidas para irse retirando uno a uno hasta que paulatinamente dejan a ambos jóvenes protagonistas solos. Así, el jefe de los camareros se dispone a cerrar la puerta y colocar el letrero de “cerrado” mas sorprendentemente sin molestar a los únicos “clientes” que hay por el momento, extraño, pues evidentemente el local ya debía interrumpir operaciones.
-Mis negocios son variados, me gusta tener distintos campos para así monopolizar poco a poco todo bajo mi mando- explica con calma para así despojar su filosa espada, colocándola a un lado para demostrar la confianza con la que se siente estando ahí. Los rayos que alumbran las calles y se acompañan de estruendosos truenos abren paso a la soledad del ambiente, uno que teje un misterio en todo el marco escénico pues con el retiro de la clientela y todas las atenciones para ambos jóvenes ricos sencillamente la noche pareciese a penas empezar –Joseph, por favor, retira todo esto… Y trae lo que la señorita te pida, ella es dueña del lugar…- sus indicaciones son plenamente acatadas por el jefe en turno, quien amablemente asiente ante cada frase del caballero, quien gira sus azabaches orbes a Elene y con una sonrisa adjunta –Tanto como yo-
Los ojos, son el reflejo del alma.
El alma guarda, los anhelos del corazón ~
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Mark Bass- Cazador Clase Alta
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Re: || Sangre y Negocios || Privado
Ambos cruzaban la vista, un juego de mirad de uno con el otro. Era como el buen danzar de las flores al rozar el viento. Una sonrisa se dibujaba de su rostro y con gracia y atención le escuchaba, queriendo estar atenta a cada una de sus palabras, después de todo su concentración se fijaba en el error ajeno y no estaba dispuesta a pasar por alto nada. Era una mujer muy incrédula de nacimiento. Quedó ensimismada, como perdida, ignorando aquella sensación de quemarle la garganta al él hundirse en sus ojos como si quería escudriñar su alma pero continuaba retando sus ojos aunque por dentro le quemase.
—¿No? — alzando una ceja reflexionaba en sus adentros —Mark, he de considerar una vil mentira lo que me ha dicho, un hombre como usted, de buen porte, elegante, educado y servicial además con un gran futuro y fortuna— diciendo lo último sin ningún énfasis o perjuicio —Cualquier mujer estaría encantada de formar parte de su vida — percatándose que todo este tiempo sus manos habían estado juntas, un calambre le recorrió el cuerpo hasta la espalda erizándole la piel. Queriendo deslizar la mano para se quedó estática, no comprendía. –Quizás perdí mi esencia- pensó para sí misma y soltó una sonrisa negándose la idea y continuaba hablándose para ella – No, eso es imposible, solo que…- percibió que se quedó ausente durante la plática y llevando sus orbes negros hasta el, que tenía su vista clavada con la suya. —Me observa mucho ¿tengo algo en el rostro? — mencionó con un tono donoso y natural para que aquel no descubriera que era en él quien pensaba.
El tiempo abrió brecha entre los muros. Elene notó que poco a poco todo se quedaba vacío y con sutileza observaba que el cameriere da por cerrado el establecimiento. Su voz emite un cierto ruido y con una sonrisa mira a Mark —Parece que nos quedaremos atrapados en este restaurante y no precisamente por la lluvia — señala con los ojos —Han cerrado y tu y yo aquí como si nada — suelta una risa calurosa por el sorbo de té que se encontraba exquisito.
—Es usted muy ambicioso, eso es muy bueno, le hará llegar más alto de donde ya está — escucha sus palabras y dirige la mirada hasta la espada, contemplando su majestuosidad se queda vislumbrada como si ésta la hubiese hechizado —Es muy hermosa ¿Se ha manchado de sangre alguna vez? — mirándole cazando sus dedos con los de él, sonriendo y retirando la mano para acomodar el cabello. —¿Es extraño esto no cree? — terminando de decir aquello cuando el mesero comienza a retirar todo y niega —Por el momento me encuentro muy bien, quizás una tarte à la crème — dijo con una sonrisa apoyando su mentón en su mano —Adoro los postres, son mi debilidad- confesó y volvió a posar su mano en la mesa, chocando con la ajena. Mirándole —Así que usted es dueño de este sitio- sonrió —Tiene demasiadas cartas bajo su manga, ¿Qué más esconde?-
Vamos a hilvanar una historia que, nadie sabrá en qué terminará.
Elene Rossato- Humano Clase Alta
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Re: || Sangre y Negocios || Privado
Intimidad, tranquila.
El paso del tiempo se vuelve amigo de ambos jóvenes, su andar lento hace que poco a poco todo recaiga en una intimidad exquisita pues solo se encuentran ambos en la elegante mesa del local. Los ojos del cazador se mantienen fijos en los ajenos, hechizado cual débil debido a que hay algo en esa dama que hacen estragos en todo su cuerpo, inclusive, se puede decir que efectivamente, el gran Mefistófeles tiene corazón –Se equivoca una vez más, mi querida Elene- responde con una sonrisa mientras siente sus dedos juguetear con los de ella –No es que dude que pueda ser una buena pareja o un buen hombre para cualquier mujer- admite sin ningún aire de soberbia salvo su sincera claridad –Pero el problema es que yo no busco a una mujer cualquiera, yo no creo en las tradiciones ni tampoco en el compartir semejanzas y listo… Para mí, yo no debo encontrarla sino ella encontrarme a mí, pero no me confunda, no en un aspecto ególatra sino que yo dudaba de mí mismo a la hora de poder tener alma o corazón…- extrañamente se empieza a sincerar, percatándose de esto para instantáneamente aclarar su garganta y finiquitar –Ella me encontrará pues siento que ni yo mismo puedo encontrar mi corazón-
Unos momentos de silencio se apoderan de la sala, la mirada de Mark regresa a la mesa como signo de confianza debido a que le es sencillo abrirse con la italiana, ¿motivo? Sabrá Satanás… -Su rostro es perfecto, si no lo dejo de ver es porque me pierdo en sus ojos, me hipnotizo con su voz y desespero mi ser con su sonrisa- Las manos del inglés se ven libres debido a las propias acciones de la fémina. Así, su rostro observa como su empleado en solo minutos trae la petición de la hermosa señorita, colocándoselo con delicadeza y acompañado por dos cucharas, ¿quizás para compartir?
La cabeza del caballero asiente en respuesta a la cuestionante de la mujer, su mirada se mantiene fija en sus ojos tratando de transmitir la confianza de siempre –Hay veces en las que uno debe de actuar pues en esta vida solo hay dos tipos de personas… Los débiles y los que tienen la fuerza necesaria para tomar el control- comparte su filosofía, mientras en solo instantes cambia su semblante y trata de aliviar el ambiente, pasando a otro tema –Espero y le guste el postre y sobre la ambición, le agradezco infinitamente pero creo que las sorpresas me las da usted, al menos, la más grande de todas-
La piel del inglés se eriza al rozar su mano con la de Elene una vez más, sus ojos observan como lentamente se van entrelazando sus dejos haciendo que una descarga eléctrica nazca en su cuello y recorra toda su espina dorsal. ¿Qué estará sucediendo? ¿Será que el hijo de Satanás ha encontrado lo que nunca creyó posible? Mark Bass parece ya no ser sinónimo de frialdad y crueldad, al menos ya no para ella…
El paso del tiempo se vuelve amigo de ambos jóvenes, su andar lento hace que poco a poco todo recaiga en una intimidad exquisita pues solo se encuentran ambos en la elegante mesa del local. Los ojos del cazador se mantienen fijos en los ajenos, hechizado cual débil debido a que hay algo en esa dama que hacen estragos en todo su cuerpo, inclusive, se puede decir que efectivamente, el gran Mefistófeles tiene corazón –Se equivoca una vez más, mi querida Elene- responde con una sonrisa mientras siente sus dedos juguetear con los de ella –No es que dude que pueda ser una buena pareja o un buen hombre para cualquier mujer- admite sin ningún aire de soberbia salvo su sincera claridad –Pero el problema es que yo no busco a una mujer cualquiera, yo no creo en las tradiciones ni tampoco en el compartir semejanzas y listo… Para mí, yo no debo encontrarla sino ella encontrarme a mí, pero no me confunda, no en un aspecto ególatra sino que yo dudaba de mí mismo a la hora de poder tener alma o corazón…- extrañamente se empieza a sincerar, percatándose de esto para instantáneamente aclarar su garganta y finiquitar –Ella me encontrará pues siento que ni yo mismo puedo encontrar mi corazón-
Unos momentos de silencio se apoderan de la sala, la mirada de Mark regresa a la mesa como signo de confianza debido a que le es sencillo abrirse con la italiana, ¿motivo? Sabrá Satanás… -Su rostro es perfecto, si no lo dejo de ver es porque me pierdo en sus ojos, me hipnotizo con su voz y desespero mi ser con su sonrisa- Las manos del inglés se ven libres debido a las propias acciones de la fémina. Así, su rostro observa como su empleado en solo minutos trae la petición de la hermosa señorita, colocándoselo con delicadeza y acompañado por dos cucharas, ¿quizás para compartir?
La cabeza del caballero asiente en respuesta a la cuestionante de la mujer, su mirada se mantiene fija en sus ojos tratando de transmitir la confianza de siempre –Hay veces en las que uno debe de actuar pues en esta vida solo hay dos tipos de personas… Los débiles y los que tienen la fuerza necesaria para tomar el control- comparte su filosofía, mientras en solo instantes cambia su semblante y trata de aliviar el ambiente, pasando a otro tema –Espero y le guste el postre y sobre la ambición, le agradezco infinitamente pero creo que las sorpresas me las da usted, al menos, la más grande de todas-
La piel del inglés se eriza al rozar su mano con la de Elene una vez más, sus ojos observan como lentamente se van entrelazando sus dejos haciendo que una descarga eléctrica nazca en su cuello y recorra toda su espina dorsal. ¿Qué estará sucediendo? ¿Será que el hijo de Satanás ha encontrado lo que nunca creyó posible? Mark Bass parece ya no ser sinónimo de frialdad y crueldad, al menos ya no para ella…
Quisiera que nos dieramos un tiempo...
Dame tu presente y te daré todo mi futuro... ~
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Mark Bass- Cazador Clase Alta
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Re: || Sangre y Negocios || Privado
No sabía a dónde pararía aquella plática, estaba entretenida pero caía en redundancias, a dónde quería legar él y hasta donde permitiría Elene, estaba dispuesta a descubrirlo. Se quedó pensativa viendo el roce de ambas manos y alzó una ceja desafiante al ajeno mientras le oía, dándose un pequeño resoplo para sí misma, sus delicados labios se topaban con la taza de té caliente que humeaba su rostro y dejaba a la vista al frente la cara de Mark, siempre observándole, ella hacía lo mismo, le dedicaba una sonrisa de vez en cuando, como si jugase con él. —¿Me equivoco?- se dijo para sí misma negándose, no podía aceptar hacerlo pues ella siempre quería tener la razón pero aún así le prestó atención a lo que le decía y ladeo el rostro a sus palabras observando la soledad de ambos, esa que los congelaba. —Espero no envejezca queriendo que alguien le encuentre Mark, es muy ambicioso de su parte pensar de esa manera, en su defecto claro, sé que pronto llegará la indicada, cuando usted menos lo espere- haciendo énfasis en lo último —Sólo que, tendrá que reconocerla- se jugaba la primera carta.
Siempre encarando su mirada no pudo evitar reír ante las palabras ajenas ¿con qué fin lo hacía? —Por favor, no me diga esas cosas- estaba tratando disuadir las palabras ajenas notaba el ambiente acalorado —Agradezco el cumplido- haciendo una pequeña reverencia —pero no me gusta la exageración Mark, cualquier mujer mataría porque la adulen no es así? Ahí es a donde usted quiere llegar…. ¡Qué listo!- dijo con una sonrisa a medias distrayéndose por el camarero y después notando que hay un solo postre con dos cucharitas -¿Qué pretende?- pensó para sí misma y una sonrisa aun mayor se dibujó al ver el suculento postre —¿No va a ordenar nada?- mencionó con un tono preocupado y tomando la primera cucharilla cortó un trozo pequeño hasta llevarlo a su boca. Saboreó con sus papilas y dejó la cuchara un momento en su boca para después colocarla sobre la servilleta. Tomando la otra cucharilla, cortó un pedazo de tarta y la llevó justo frente a la boca del hombre —Pruebe- dijo sinceramente y esperó.
Le escucha con detenimiento y asiente —¿Y usted de qué lado estás?- le dijo como si no supiese la respuesta, era obvio. —El postre está exquisito, seguramente tendré que compensar mis palabras por haber dudado Mark pero sigo apostando por los de París- terminando con una sonrisa y viendo por la ventana, había dejado de llover. —Parece que pronto será la hora de ir…- no pudo ni terminar de decir cuando se percató de nuevo el contacto entre ambos, sus manos —De irme- completó algo agitada [color=gold]—No quiero que vuelva de nuevo la tormenta y quede varada en un lugar que desconozco completamente, Londres es tan basto e infinito.-
Se quedó mirándole, pensativa del porqué no podía soltarle, estaba atrapada pero aún parecía que él ocultaba algo de lo que no sabía qué era. Por qué ignoraba muchas de sus cuestionantes, no todo lo que brilla es oro, una vez más Elene tomaría de manera perjuiciosa y precavida todo lo que Mark dijese para hilvanar los hilos a menos que fuese él mismo quien los soltase.
Se quedó mirándole, pensativa del porqué no podía soltarle, estaba atrapada pero aún parecía que él ocultaba algo de lo que no sabía qué era. Por qué ignoraba muchas de sus cuestionantes, no todo lo que brilla es oro, una vez más Elene tomaría de manera perjuiciosa y precavida todo lo que Mark dijese para hilvanar los hilos a menos que fuese él mismo quien los soltase.
Elene Rossato- Humano Clase Alta
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Re: || Sangre y Negocios || Privado
Misterio, magnetismo.
Las gotas van siendo cada vez más escazas, la tormenta pareciese sucumbir ante el momento donde ambos jóvenes van entrelazando no solo sus palabras, sino sus almas. La quietud del recinto es perfecta, la privacidad, la intimidad, es algo que arrastra tanto a la italiana como al inglés bajo la cobija de un nacimiento, de una historia que pareciese solo a penas comenzar y que tiene de protagonistas a dos seres que pareciesen haber nacido para estar juntos.
Los ojos de Bass se clavan en los de ella, una sonrisa no puede evitar ser dibujada debido a que escucha atento las palabras de la musa –Oh, no me mal entienda… Aun cuando se me facilita muchísimo aludir todas sus virtudes y su belleza, no llevo intenciones secundarias, créame, de tenerlas las diría sin tapujos- acerca un poco su cuerpo al de ella, su rostro se ladea y observa el gesto que tiene con su persona. ¿Qué sucede? ¿Qué es ese sentimiento que recorre su espina dorsal y le hace sentir una especie de vuelo dentro de su estómago? ¿Pueden ser mariposas? No, parecen avispas que quieren desgarrarlo por dentro.
Un poco torpe, este reacciona y abre un poco la boca, sintiendo el sabor exquisito del postre y masticando con educación para así, soltar una ligera risa –Nunca me habían dado de comer… Un gesto muy bello- ni siquiera sabe porque dice esto, ¿será que le enterneció tanto el acto? No nos engañemos, Mark está más que fascinado con la señorita Elene y eso se ve a simple vista desde el momento en el que no puede o no sabe actuar como es de costumbre, ¿Qué sucede con el famoso Mefistófeles?
-En el lado ganador, no importa cuál sea…- se limita al decir, pensando en las palabras que su hermosa acompañante le dedicó hace unos minutos, ¿encontrar el amor cuando menos se lo espere? Bueno, después de todo quien lo encontró… No lo buscaba tanto –Por favor, no se apresure, el clima es lo de menos, con gusto yo mismo le llevaré hasta la puerta de su morada, tengo mi carruaje aquí al lado y sin problema podremos llegar secos- soltando una pequeña risa ante su chiste, ¿Qué sucede? ¿Por qué no puede soltar su mano?
-¿Qué puede decirme de usted? ¿de su corazón?... ¿Hay algo que quizás le guste compartir con este caza….- interrumpe sus palabras en el acto -… Caza anécdotas?- adjunta intentando arreglar el tonto descuido, casi delatando su profesión.
Las gotas van siendo cada vez más escazas, la tormenta pareciese sucumbir ante el momento donde ambos jóvenes van entrelazando no solo sus palabras, sino sus almas. La quietud del recinto es perfecta, la privacidad, la intimidad, es algo que arrastra tanto a la italiana como al inglés bajo la cobija de un nacimiento, de una historia que pareciese solo a penas comenzar y que tiene de protagonistas a dos seres que pareciesen haber nacido para estar juntos.
Los ojos de Bass se clavan en los de ella, una sonrisa no puede evitar ser dibujada debido a que escucha atento las palabras de la musa –Oh, no me mal entienda… Aun cuando se me facilita muchísimo aludir todas sus virtudes y su belleza, no llevo intenciones secundarias, créame, de tenerlas las diría sin tapujos- acerca un poco su cuerpo al de ella, su rostro se ladea y observa el gesto que tiene con su persona. ¿Qué sucede? ¿Qué es ese sentimiento que recorre su espina dorsal y le hace sentir una especie de vuelo dentro de su estómago? ¿Pueden ser mariposas? No, parecen avispas que quieren desgarrarlo por dentro.
Un poco torpe, este reacciona y abre un poco la boca, sintiendo el sabor exquisito del postre y masticando con educación para así, soltar una ligera risa –Nunca me habían dado de comer… Un gesto muy bello- ni siquiera sabe porque dice esto, ¿será que le enterneció tanto el acto? No nos engañemos, Mark está más que fascinado con la señorita Elene y eso se ve a simple vista desde el momento en el que no puede o no sabe actuar como es de costumbre, ¿Qué sucede con el famoso Mefistófeles?
-En el lado ganador, no importa cuál sea…- se limita al decir, pensando en las palabras que su hermosa acompañante le dedicó hace unos minutos, ¿encontrar el amor cuando menos se lo espere? Bueno, después de todo quien lo encontró… No lo buscaba tanto –Por favor, no se apresure, el clima es lo de menos, con gusto yo mismo le llevaré hasta la puerta de su morada, tengo mi carruaje aquí al lado y sin problema podremos llegar secos- soltando una pequeña risa ante su chiste, ¿Qué sucede? ¿Por qué no puede soltar su mano?
-¿Qué puede decirme de usted? ¿de su corazón?... ¿Hay algo que quizás le guste compartir con este caza….- interrumpe sus palabras en el acto -… Caza anécdotas?- adjunta intentando arreglar el tonto descuido, casi delatando su profesión.
... Vas sembrando ilusiones, tú no sabes lo que causas
Creo que aun no te has dado cuenta, haces que agradezca tu existencia...
Creo que aun no te has dado cuenta, haces que agradezca tu existencia...
Mark Bass- Cazador Clase Alta
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Re: || Sangre y Negocios || Privado
Se quedó pensativa unos instantes, el ambiente tranquilo era propicio para una buena conversación, una que florecía con calma pero llevaba secretos ocultos, cosa que colocaba a Elene entre un mar de dudas y enigmas, no sabía qué hacer, por lo pronto solo tenía al joven apuesto enfrente que dedicaba sonrisas y esa mirada escrutadora, como que de sus adentros quisiese descubrir algo de lo que no estaba segura. Su respiración calma y pausada, se aceleró unos segundos, al levantar aquella cucharilla. No puede evitar sonreír a sus palabra, en su cabeza piensa instantemente las intenciones de aquel caballero. Es como que le hubiese dejado una pequeña espina clavaba que estuviese molestando, pronto lo descubría. Haciendo un pequeño gesto de cortesía agradeció por esas palabras —Entonces no tengo nada de qué preocuparme- soltó una pequeña risa sincera oculta con su mano —Yo simplemente opino lo que observo Mark, extrañamente, presiento que guarda un gran secreto pero soy apaciente y sé que no solo la lluvia nos juntará en un lejano futuro - pensó en cuando volviese a París —Y quizás para ese entonces sea capaz de contarmelo- terminando de darle el pequeño bocadillo del postre y sonriendo complacida, manteniéndose aferrada a sus ojos. —Listo- dijo con sus labios rosas y con la pequeña servilleta se seda quitó el resto de chantillí que levemente se marcaba en una de las comisuras de los labios del ajeno.
—Estoy seguro que sí, haga un esfuerzo por recordar - decía entre medio de una sonrisa al escuchar que ‘’nunca nadie antes le había dado de comer’’ —La verdad que este postre está muy bueno- cortando con la cuchara de nuevo un trozo y llevándoselo a la boca —La próxima vez invitaré yo- sonriendo alzaba una ceja y se queda un minuto con aquel artefacto en los labios, lo cual lo retira sutilmente —Pero me temó que será un postre por el cual tendrá que viajar unas cuantas horas, en Paris- sonrió de nuevo y buscó dentro de su abrigo un trozo de papel que estaba inundado de su perfume favorito ‘’Tears of heaven’’ que hace un par de días había comprado en Londres.
Se quedó viéndole escuchando —Del lado ganador…- se rio porque sabía que diría aquello, no era de menos con alguien como él. Agachó la cabeza y acomodó su cabello para luego verle. Se percata aún de la presencia de aquella mano sobre la suya y se queda pensativa —En ese caso podría quedarme unos minutos más, la verdad es que Londres es más hermoso de noche y me gustaría caminar por sus calles si es que esta lluvia lo permite- viendo por la ventana y luego el reloj —Pero un hombre como usted seguramente tiene mucho que hacer y no quiero causar malestar, por favor- le miró de vuelta. Frunce el cejo como si notase algo extraño en él, no puede evitar quedar más intrigada —¿De mí?- le miró —Pues bien, sería bien que fuera usted quien descubriera esas cosas mías pero puedo ayudarle- dijo de manera de broma y sonrió divertida mientras se enfocó enteramente en su compañero —Como le dije antes soy italiana pero tengo mucho tiempo que no vuelvo a mi país nativo- con un aire de nostalgia —Y ahora resido en París ya casi más de ocho años. Soy compradora compulsiva, lo adoro y me distrae pero también inversionista- alzó una ceja —Mi fortuna viene de muchas dinastías atrás, por lo que el apellido de mi familia es muy importante conservarlo con prestigio - sostuvo la mano ajena con un poco más de fuerza —Así que, si le interesa una socia para alguno de sus negocios podemos hablar- se acercó un poco a él casi para susurrarle aquello, como si esa cercanía fuese buena.
Elene Rossato- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 08/12/2012
Edad : 31
Localización : París, Francia
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