El espectáculo ya ha comenzado [Privado]

por **Ivette Van Wijs** Sáb Sep 14, 2013 11:10 am

La carpa se había abierto para el público, la gente reía, los niños sonreían antes los grandes animales, como los elefantes, que se movían en su lugar, de un lado a otro tambaleándose como si estuvieran meciéndose para quedarse dormidos Ivette controlaba a esos animales también, eran muy fáciles de controlar, apacibles, pero cada quien tenía su personalidad y podría haber uno que otro que se molestara o estuviera irritado y diera un mal espectáculo. Ella primero elegía a quienes estaban más tranquilos y dispuestos a trabajar. Aun no estaba preparada para llegar al acto principal, que sería dentro de la carpa, en esos momentos se encargaba de atraer público, eligió a una elefante mayor, ya entrenada y sabía muy bien lo que tenía que hacer, su tropa estaba sujetada de la mano de la gitana que llevaba uno de aquellos vestidos coloridos y cortos; cualquiera moja que la viera se sentiría aterrorizada. Su rostro estaba pintado y tenía en su cabello algunos adornos, pero no debía exagerar pues al animal no le gustaban colores exagerados en su entrenado; era con ella solamente que le pasaba aquello.

Tenía un bastón que le servía para guiar al gran mamífero a la entrada del circo, en donde rápidamente las personas se quedaban mirándole con mucho asombro, pues era un animal muy grande y una muñeca la estaba controlando. Ivette se movía como una bailarina en el escenario, el mamífero realizaba todo lo que ella le pedía, hacia referencias, se ponía en dos patas y movía su trompa de aquí y allá. Saludaba a los niños más traviesos que se acercaban a darle la mano al animal.

-Pasen para el espectáculo, queridos- decía ella son su voz aterciopelada a toda gente que pasaba por allí, le indicaba las cosas que podían ver, las hechizaba para así poder atraerlas hacia ese lugar, ella no se presentaría hoy, su trabajo era atraer a las personas, pero un espectáculo en si no iba a dar, así que luego de unas cuantas horas estaría libre para hacer lo que quisiera. Noto que uno de los niños que venía con sus padres tenía una gran mascara de madera pintada con varios colores chillones y parecía desear ver al elefante, eso era malo pero por suerte Ivette lo anticipo, tocando con ternura la trompa del gran mamífero y luego sonreírle –No te preocupes, yo te protegeré- indico ella y al parecer aquel animal le entendió, porque sujeto su muñeca con la tropa para luego mecerse de un lado a otro –Esa es mi chica- susurro la gitana volviendo a mirar al público para seguir con sus llamados, mientras sujetaba la mano de paquidermo que parecía más tranquilo sabiendo que podía sentir el calor de la humana

por **Florent Mothe** Dom Sep 15, 2013 4:37 pm

Gritos, risas, gente por aquí y por allá, hablando, compartiendo con sus pares. Florent tenía que enfrentarlo, el indicio del contacto humano, le producía al cambiaformas una aversión evidente, más sus expresiones frente a todo no cambiaban, el podía mantenerse neutral frente a las miradas, o frente aquel niño que pasó corriendo cerca de el, rozando con un pequeño golpecito la tela de su pantalón... Había sido empujado, mas no actuó de ninguna manera frente a ello, solo sabe que sintió el roce y nada más.
Observó detenidamente a su alrededor, él ya había estado por aquí antes en este centro de distintas costumbres a la de los franceses, y por alguna razón. Estar por aquí le dio una sensación hogareña, debido a que se había hallado por aquí anteriormente en su forma de perro siberiano.

Avanzó a paso lento con las manos a sus bolsillos, hasta que se encontro de repente frente a frente a la entrada del circo. Había una joven mujer, vestida con ropas algo extravagantes y notorias, conversando con complicidad a una bella elefante. De repente sintió como la elefante miró a Florent descubriendo su verdadera naturaleza, la mirada de presa a depredador.
Florent conocía a tal animal muy bien, pero desvió la mirada pensando en que el animal pudiese descontrolarse, aceptando vagamente que una simple domadora de animales, no podría con tanto.
Era difícil para él quedarse quieto ante la presencia del animal. Se mantuvo constantemente a la defensiva.

Los ojos de Florent se suavizaron, al ver a la domadora, él parecía que ver un espectáculo de circo lo entretendría. De alguna u otra forma aquella domadora le entregaba la sensación de seguridad que necesitaba en esos determinantes momentos de tensura.

La belleza de un momento de liberación, paralelo a la atrapante y frustadora París, era lo que Florent disfruta cada vez que pisaba el suelo gitano. Él descubrió en aquel momento, que así se hacían llamar ellos: "Gitanos" ...Una cultura completamente diferente a la occidental u oriental, realmente Florent, no sabía como clasificarla, eran como una tribu. Una pequeña civilización de costumbres y tradiciones propias, poco comunes a la vista de los europeos.
Mas él, se sentía cómodo en aquel círculo, debido a que lo ha conocido en su forma animal, y cuando eso sucede, y existe un equilibrio entre su naturaleza animal y humana. Para Florent es silenciosamente suficiente.

Caminó decididamente en una simple visita a la domadora y al animal, el estado animal defensivo de Florent seguía imponente, pero ya se supo suavizar y se detuvo frente al animal a observarle detenidamente.

-¡Mirad!... que bella eres gran criatura, mirad a mis ojos culpables de asesinato y remordimientos, he de conocerte y tu has de conocerme... ¡Conocédme ahora y odiadme después!- Pronunció en su lenguaje animal, en su interior.

por **Ivette Van Wijs** Sáb Sep 28, 2013 1:59 pm

Se aferraba aun más la tropa en su mano, como si esta quisiera que le trasmitiera la fuerza necesaria para seguir en ese lugar. Ivette comenzaba a sentir el ambiente tensado y no era específicamente por aquel niño, que con la máscara ya estaba dentro de la carpa, tuvo que buscar con la mirada aquella fuente de nerviosismo que hacía que el animal se moviera aun con cierta rebeldía. Ella trataba de calmar al animal, con susurros suaves de amor, no era una domadora que utilizaba la fuerza o la violencia para instruir a sus animales. Pero un gruñido salió de la antigua elefante, retrocedió con de forma brusca, moviéndose de un lado a otro. Buscaba levantar las patas delanteras, en forma de defensa, la gitana sintió el peligro, y rápidamente encontró se situó entre el animal y aquel hombre que parecía ser el problema.

-BASTA- rugió con su voz melodiosa. No miraba al animal, no buscaba detenerla, pues sabía que no era su culpa. Su respiración se agito, su pecho se movía violentamente, mientras su mirada disgustada paseaba de pies a cabeza al opresor de su animal -¿con que derecho…?- pregunto, dejando salir un suspiro pesado, mientras sentía como su rabia se iba descargando poco a poco –Dígame… ¿con que derecho, viene usted con…?- no hubo palabra que pudiera explicar, su rabia fue mayor, que cerró sus labios, como si estos fueran cosidos, entrecerró sus ojos, girando su cuerpo hacia el animal, que aun tenía los ojos fijos en aquel hombre –No… mírame- dijo con dulzura. El animal obedeció y pareció tranquilizarse con los ojos de aquella pelirroja –sanare cualquier herida, que sientas que te sangrando en este momento- su mejilla se acerco a aquella piel gruesa, entrecerrando los ojos y sonriendo con dulzura, pero aun estaba el problema cerca.

Se alejo del animal, ya habia poca gente, la función estaba por comenzar, alzo sus manos haciendo cierto alarido de que se alejara –Chu… Chu…- dijo –No es bienvenido aquí animal, bestia, malvado…- estaba demasiado cerca de aquel hombre, por la rabia no podía ver aquel aura extraña que tenía el hombre, tampoco le importaba con quien estuviera hablando, lo alejaría de las cosas que fueran importantes para ella. Era muy pequeña comparado con aquel hombre, pero no le interesaba nada, la vida le había enseñado que siempre debería enfrentarse con cosas más grandes que ella, escupió en su cara, estaba furiosa, retrocedió buscando distancia de aquel hombre, que traía las malas energías que molestaban a su compañera de juegos. Giro su cuerpo corriendo hacia ella, parecía un más agitada de lo normal, comenzó a cantar una suave melodía mientras acariciaba su cuerpo, utilizaba siempre la música para calmar a las bestias y al parecer comenzaba a servir.

Cancion:

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