AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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La Virgen y el diablo [Priv.] +18
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La Virgen y el diablo [Priv.] +18
Era esta noche en la que iba a pasar unas noches alejada de su compañia matrimonial. Su casa le resultaba demasiado pequeña y con demasiadas miradas puestas encima para lo que ella queria hacer. Queria dejarle a una compañera de la noche, las cosas claras, queria decirle que se traia entre manos con su marido. Supo de que Patrick recibia muchas cartas, cartas a nombre de Nerishka Frachowiak y esa misma noche se iria en busca de aquella mujer que era tan importante para -en parte- el clan del cual pertenecian. Tendria que saber que nada estaba a su favor, había cogido mucho valor para hacer este encuentro y encima si también había soñado con "ÉL" anteriormente, y ella tenia un don, un don en el que cuando ella soñaba algo, esta se convertia en realidad y lo que vio en su mente cuando dormia y se despertó rápidamente, sobresaltando también a su pareja y esta tuvo que formular palabras convincentes para que pudiera creerla. No le diría al hombre en su cama que había soñado con Santhiago, algo que seguramente podría enfurecerle.
Suspirando estando dentro del restaurante mientras se tomaba una copa, esperando a que su cita llegara, a que de algún modo, ella pudiera estar bastante segura a cuando entro por la puerta del hotel. Por otro lado, siempre habia tenido en su mente a aquel caballero que tenia un alma oscura, que poseia el don de las mujeres -cosa que le irritaba desconsideradamente-que tenia el don para seducir y al mismo tiempo convencerla de que ella era la única para él. Aquello entonces le recomforto de sobremanera cuando supo que cuando podian reunirse juntos, a solas bajo la coqueta mirada de los astros, podía ser abierta a él, ser sincera y dulce tal y como ella era en realidad, que solo sacaba esa parte de ella cuando estaba junto a él y suspirando frente a la copa de vino tinto que tenia en las manos, sintio un recuerdo que azotaba su mente, dejandola con el murmuro del anhelo en sus labios y en ese momento la copa se apoyaba en la superficie de la mesa, se quedo mas tiempo pensativa y miraba hacia el interior. Habia pasado varias lunas pensando en su marido, Patrick. Había tenido unas noches muy dulces con ella, pero cuando tuvo el sueño, ella habia bloqueado el pensamiento para él, desviando la mirada de el, yendo hacia el otro lado de la cama para no encontrarse con su rostro, pues sabia que mirando a los ojos de su marido, sabia que asi le leeria la mente. Hay pobre de ella al saber con quien se casó.
Habia estado en un cuento de hadas, en el que ella misma no sabia como salir de el, estaba siempre entre caballeros medievales por las historias históricas que su marido le relataba, pero ahí estaba de nuevo, ella imaginando a ese hombre que le quitaba el aliento y hacia que su ropa interior, dejara llegar a estar seca. Incluso a distancia o incluso poniéndole de protagonista de cada personaje pintoresco, hasta el mas burlon y picaro, hasta el mas grotesco y cruel, ella le imaginaba dejándole que entrara en su mente y fuera parte de su imaginación.-Hay noches en pena…querido mio…¿Dónde estas?-Suplico a la nada una respuesta a la que no iba a ser respondida, ella misma, sola en ese restaurante del hotel Des Arenes, estaba aun esperando a aquella mujer. ¿Qué le diría? En realidad ella había sido la citada al lugar, ella había sido llamada por Nerishka Frachowiak.
Suspirando estando dentro del restaurante mientras se tomaba una copa, esperando a que su cita llegara, a que de algún modo, ella pudiera estar bastante segura a cuando entro por la puerta del hotel. Por otro lado, siempre habia tenido en su mente a aquel caballero que tenia un alma oscura, que poseia el don de las mujeres -cosa que le irritaba desconsideradamente-que tenia el don para seducir y al mismo tiempo convencerla de que ella era la única para él. Aquello entonces le recomforto de sobremanera cuando supo que cuando podian reunirse juntos, a solas bajo la coqueta mirada de los astros, podía ser abierta a él, ser sincera y dulce tal y como ella era en realidad, que solo sacaba esa parte de ella cuando estaba junto a él y suspirando frente a la copa de vino tinto que tenia en las manos, sintio un recuerdo que azotaba su mente, dejandola con el murmuro del anhelo en sus labios y en ese momento la copa se apoyaba en la superficie de la mesa, se quedo mas tiempo pensativa y miraba hacia el interior. Habia pasado varias lunas pensando en su marido, Patrick. Había tenido unas noches muy dulces con ella, pero cuando tuvo el sueño, ella habia bloqueado el pensamiento para él, desviando la mirada de el, yendo hacia el otro lado de la cama para no encontrarse con su rostro, pues sabia que mirando a los ojos de su marido, sabia que asi le leeria la mente. Hay pobre de ella al saber con quien se casó.
Habia estado en un cuento de hadas, en el que ella misma no sabia como salir de el, estaba siempre entre caballeros medievales por las historias históricas que su marido le relataba, pero ahí estaba de nuevo, ella imaginando a ese hombre que le quitaba el aliento y hacia que su ropa interior, dejara llegar a estar seca. Incluso a distancia o incluso poniéndole de protagonista de cada personaje pintoresco, hasta el mas burlon y picaro, hasta el mas grotesco y cruel, ella le imaginaba dejándole que entrara en su mente y fuera parte de su imaginación.-Hay noches en pena…querido mio…¿Dónde estas?-Suplico a la nada una respuesta a la que no iba a ser respondida, ella misma, sola en ese restaurante del hotel Des Arenes, estaba aun esperando a aquella mujer. ¿Qué le diría? En realidad ella había sido la citada al lugar, ella había sido llamada por Nerishka Frachowiak.
Última edición por Virginia Ponce de León el Jue Abr 24, 2014 6:17 pm, editado 1 vez
Invitado- Invitado
Re: La Virgen y el diablo [Priv.] +18
Tu alma se encontrará sola a sí misma
en medio de oscuros pensamientos de las piedras de la tumba gris.
Nadie, entre toda la multitud, espía
en tu hora de secreto.
en medio de oscuros pensamientos de las piedras de la tumba gris.
Nadie, entre toda la multitud, espía
en tu hora de secreto.
Largos viajes agobian mucho al cuerpo, claro si este fuera un cuerpo mortal, pero para un inmortal realizar demasiados viajes y poder exponerse a los mortals desgasta la mente, y que se puede hacer para recuperar ese desgaste cuando al intentar relajarse algún inconveniente llega a ocurrir, ¿será que los problemas y guerras nunca cesan?, por suerte pocos son privilegiados de contar con un selecto grupo de “aliados” mejor dichos un par de grandes amores y enormes dolores de cabeza.
Pero, ¿se puede culpar a alguien? No, quizás no culpar pero se puede hacer responsabilidad, cuando alguien es responsable de ello no hay otra que asumir lo que vendrá con ello, como por ejemplo el despertar de enormes furias e iras contenidas, secretos que nadie podría esperar, verdades que dolerían a cualquiera, incluso dagas clavadas en las espaldas de muchos.
Al final de la noche solo queda eso, soledad, una fría soledad, ¿buscar con quien calentarse? Quizás una compañera cada noche ¿y una sola para toda la eternidad? Ese privilegio no los tienen quienes ya han pasado de los mil o tres mil años, con cada milenio que van pasando para ellos se vuelven más fríos y desconfiados por lo que emociones ya nos le queda, su corazón se ha endurecido completamente al punto de perderlo, así que ¿para que esperar un idílico amor? Un amor que le lleve hasta la muerte el acto más puro de verdadero amor, ya solo queda para los primeros milenios de aquellos nocturnos que sueñan en cuentos de hadas, en mitos.
¿los mitos se pueden volver realidad? Quizás, pero no depende de un solo jugador de vida, sino de dos, o quizás de tres o qué tal de veinte jugadores, todos tirando aquella cuerda del mito para encontrar o conseguir su ideal, pero aquello ya no es amor porque no es puro es solo interés, placer, deseo, pero amor, esa palabra nunca se verá.
Ahora hay pensamientos que tú no prohibirás.
Ahora hay visiones que no desterrarán.
No pasarán de tu espíritu
jamás, como gotas de rocío de la hierba.
Ahora hay visiones que no desterrarán.
No pasarán de tu espíritu
jamás, como gotas de rocío de la hierba.
El largo viaje de hace unos meses agotaron a aquel hombre que ahora se halla sentado en el sillón de su habitación, la luz de la luna entra cual reflejo por entre las cortinas espesas rojas como la sangre, el filo brillante conteniendo una gota que va destellando con el brillo de la noche, una copa con sangre y unos labios que la toman, lentamente, saborea aquella persona aquel elixir hasta que una voz conocida le irrumpe, de la cama de aquel se levanta un cuerpo femenino envuelta en sabanas de color rojo y deja en el aire un mensaje de “amor y hermandad” ¡dejalo en mis manos, veamos como juegan y luego podremos develar los nuestros! Una sonrisa algo fría que con el alzar de la copa deja que aquella mujer de hielo haga lo que desee.
El tiempo va pasando y con ojos cerrados aquel ser de presencia oscura se levanta saliendo de su lugar de descanso, al salir su mayor dolor de cabeza aparece con un cuerpo siendo arrastrado por ella, sus miradas se cruzan pero son solo sonrisas de “una pelea segura” se van despidiendo.
En la ciudad las personas siguen con normalidad sus vidas es más sienten que todo a su alrededor es tal cual ellos desean y piensan que serán, aun así un ser de oscuras dimensiones puede pasar inadvertido, y como si se tratará de un cuento de terror, el lobo buscó una caperuza para alimentarse, las damas admiran y se sonrojan cuando aquel les mira y sonríe, su presencia aun cuando es de un gentleman no es más que un asesino sin piedad, pero antes de que alguien pueda darse cuenta toma a su pequeña inocente y en un callejón ahora se halla un cuerpo sin vida y una corbata que se va arreglando en el camino mientras se limpia con la lengua restos de aquella vida mostrando esos colmillos grandes relucientes.
Sé silencioso en esa soledad,
que no es tristeza de estar solo, pues entonces
los espíritus de la muerte que estuvieron
en la vida antes que tú, están de nuevo
en la muerte a tu alrededor. Y su voluntad
habrá de subyugarte: no te muevas.
que no es tristeza de estar solo, pues entonces
los espíritus de la muerte que estuvieron
en la vida antes que tú, están de nuevo
en la muerte a tu alrededor. Y su voluntad
habrá de subyugarte: no te muevas.
Antes de llegar a su destino el aroma conocido de un “pasado” le hace detenerse y cambiar el rumbo de sus pasos, hasta aquel hotel y solo un susurro –Vaya al parecer los viejos siempre buscan a los nuevos- entró con pasos seguros al restaurante y antes de que algún mozo se acercará a él para ofrecerle una mesa este con la mano lo evitó y se dirigió justo detrás de aquella mujer, sus cabellos castaños ondulantes con bucles al final, su vestido cubriendo su cuerpo y su piel. Es cierto que jamás habían estado tan íntimamente incluso el día de aquella unión tan patética, es más ese día se conocieron y muchas declaraciones fueron hechas, pero ¿acaso el sentía lo mismo que ella sentía por él? No lo sabrían decir pues como ya se ha dicho él nunca ha estado en intimidad con ella y quizás él solo la vea como un capricho sexual, pero y si no?.
-Te hice esperar mucho “amada mía”- con una sonrisa toma asiento frente a ella chasqueando sus dedos para pedir una copa de la “bebida especial”. Esa noche se iba a divertir y también iba a trabajar, trabajar en descubrir lo que puede llegar a sentir.
Santhiago Morel- Vampiro Clase Alta
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Re: La Virgen y el diablo [Priv.] +18
Supuso que nada iba a ser lo mismo cuando se lo encontró frente a ella en la silla que esperaba para estar frente a Nerishka, pero ahí estaba él, frente a ella y a si mismo se había servido una copa de su “vino” preferido. Sabía que era aquello, lo olía perfectamente que no era vino realmente. Su mirada se había posado en una esquina de la mesa cuadrada, ocultándola de Santhiago para no saltar a sus brazos tras verle, para que no leyera sus pensamientos, para que no viera el deseo de las ganas que le tenía. Tenía que respirar tranquilamente, hacía mucho tiempo desde la unión, de su enlace con su actual esposo, hacía mucho tiempo que ambos no se veían el uno al otro.
Pensó en que pasaría si ahora mismo le mirase, seguramente sonreiría con admiración, se destruiría sus barreras que estaban bien construidas. Con tan solo una mirada de Santhiago, ella se desmoronaba. Pero ¿No estaría toda la velada mirando a la esquina de la mesa? ¿Verdad? Tenía que envalentonarse y ser valiente. Miró la copa de vino que tenía enfrente y enseguida vio la camisa de Santhiago. Como se le ajustaba a su pecho, los músculos, su torso bien formado podía verse perfectamente sin necesidad de ropa alguna, pero su traje como siempre, manchado de alguna que otra zorra de la cual se haya servido antes de llegar aquí.
-….¿La verdad lo crees? –Murmuro lentamente tomando su copa, tomando el control de la situación y sintiéndose como aquella mujer que tan bien llevaba su orgullo, hacia arriba y con la cabeza bien alta-…..Esperaba a alguien que vistiera un vestido, joyas, vamos….una mujer…-bufo con elegancia, dando un elegante trago a su copa de nuevo, una vez, sensual ante los ojos de Santhiago. ¿Por qué era tan…distante? Quizás porque estaban rodeados de personas, algunas podrían estar relacionadas con el clan, y posiblemente amistades de su esposo que bien fiel les eran.
Dejo la copa sobre la mesa, coloco los antebrazos sobre el borde de la mesa y se quedó mirando atentamente al pianista que entonaba una hermosa balada que parecía envolver a todo el restaurante, pero a lo lejos, en la tela de aquel uniforme negro del pianista, vio el emblema del clan, de aquel al que tenía que evitar que Santhiago entrara.
-Diantres…-murmuro algo desilusionada por lo que podría haber sido una velada encantadora, pero claro, si había quedado con Nerishka, era de esperar que algún miembro infiltrado estuviera en la sala. Pero no, entonces Santhiago era de aquella gente que le gustaba jugar con fuego, no sabía si él se dio cuenta o no, pero así no podrían hacer nada. ¡Vamos quería hacerle el amor salvajemente, no, ya no era hacerle el amor, sino SEXO con mayúsculas, que la hiciera suya y el hacerle suyo, se sujetó en la mesa haciéndolo crujir un poco, termino sin poder evitar jadear de la excitación que tenía tan solo de pensarlo.
Se estaba mareando de verdad, se puso la mano en la frente, intento alcanzar la copa para refrescarse, pero solamente atino a tirarla al suelo, haciéndola añicos donde el vino ensucio la moqueta, se puso ambas manos, si fuera humana se hubiera sonrojado, su boca de inmediato comenzó a sentir sed, su garganta la sentía seca, le estaban dando arcadas, estaba dando un espectáculo ahí enfrente, pero no aguanto más, estaba más pálida que antes bajo el maquillaje que se había echado antes de salir. Cayó al suelo, haciendo un sonido seco. ¿Cuánto hacia que no la daban de comer? Su marido se había ido por unas noches con casi todas las reservas de sangre para su gozo, le había dicho que no saliera de casa, pero tenía que salir a cazar. Total, que no lo hizo por obedecer a su marido, que en lugar de salvarla y protegerla, la matada dia a día, hasta que el fin de sus días, nunca llegara.
Estaba condenada, pura y virgen para toda la eternidad.
Pensó en que pasaría si ahora mismo le mirase, seguramente sonreiría con admiración, se destruiría sus barreras que estaban bien construidas. Con tan solo una mirada de Santhiago, ella se desmoronaba. Pero ¿No estaría toda la velada mirando a la esquina de la mesa? ¿Verdad? Tenía que envalentonarse y ser valiente. Miró la copa de vino que tenía enfrente y enseguida vio la camisa de Santhiago. Como se le ajustaba a su pecho, los músculos, su torso bien formado podía verse perfectamente sin necesidad de ropa alguna, pero su traje como siempre, manchado de alguna que otra zorra de la cual se haya servido antes de llegar aquí.
-….¿La verdad lo crees? –Murmuro lentamente tomando su copa, tomando el control de la situación y sintiéndose como aquella mujer que tan bien llevaba su orgullo, hacia arriba y con la cabeza bien alta-…..Esperaba a alguien que vistiera un vestido, joyas, vamos….una mujer…-bufo con elegancia, dando un elegante trago a su copa de nuevo, una vez, sensual ante los ojos de Santhiago. ¿Por qué era tan…distante? Quizás porque estaban rodeados de personas, algunas podrían estar relacionadas con el clan, y posiblemente amistades de su esposo que bien fiel les eran.
Dejo la copa sobre la mesa, coloco los antebrazos sobre el borde de la mesa y se quedó mirando atentamente al pianista que entonaba una hermosa balada que parecía envolver a todo el restaurante, pero a lo lejos, en la tela de aquel uniforme negro del pianista, vio el emblema del clan, de aquel al que tenía que evitar que Santhiago entrara.
-Diantres…-murmuro algo desilusionada por lo que podría haber sido una velada encantadora, pero claro, si había quedado con Nerishka, era de esperar que algún miembro infiltrado estuviera en la sala. Pero no, entonces Santhiago era de aquella gente que le gustaba jugar con fuego, no sabía si él se dio cuenta o no, pero así no podrían hacer nada. ¡Vamos quería hacerle el amor salvajemente, no, ya no era hacerle el amor, sino SEXO con mayúsculas, que la hiciera suya y el hacerle suyo, se sujetó en la mesa haciéndolo crujir un poco, termino sin poder evitar jadear de la excitación que tenía tan solo de pensarlo.
Se estaba mareando de verdad, se puso la mano en la frente, intento alcanzar la copa para refrescarse, pero solamente atino a tirarla al suelo, haciéndola añicos donde el vino ensucio la moqueta, se puso ambas manos, si fuera humana se hubiera sonrojado, su boca de inmediato comenzó a sentir sed, su garganta la sentía seca, le estaban dando arcadas, estaba dando un espectáculo ahí enfrente, pero no aguanto más, estaba más pálida que antes bajo el maquillaje que se había echado antes de salir. Cayó al suelo, haciendo un sonido seco. ¿Cuánto hacia que no la daban de comer? Su marido se había ido por unas noches con casi todas las reservas de sangre para su gozo, le había dicho que no saliera de casa, pero tenía que salir a cazar. Total, que no lo hizo por obedecer a su marido, que en lugar de salvarla y protegerla, la matada dia a día, hasta que el fin de sus días, nunca llegara.
Estaba condenada, pura y virgen para toda la eternidad.
Invitado- Invitado
Re: La Virgen y el diablo [Priv.] +18
Ahora hay pensamientos que tú no prohibirás.
Ahora hay visiones que no desterrarán.
No pasarán de tu espíritu
jamás, como gotas de rocío de la hierba
Ahora hay visiones que no desterrarán.
No pasarán de tu espíritu
jamás, como gotas de rocío de la hierba
El sonido de la música comenzaba lento, con un aire tranquilo, excitante, el pianista lo sabía, la banda lo conocía, el aroma iba cambiando de humanos, inmortales, a ¿traidores?, lo que hace que en vampiro se esboce una sonrisa, una pequeña muestra de que aquello le había provocado una idea terrible; si bien es cierto que él es un ser elegante y refinado, también es cierto que es un monstruo un ser que no conocer la piedad y el perdón, si lo traicionas jamás volverá la vida a ser la misma.
Notó a la mujer, ¿excitada? Su cuerpo la delataba, el movimiento de su “respiración”, verdad es que los vampiros no respiran no poseen pulso pero también es cierto que en esta sociedad y en cualquier otra para subsistir deben aparentar el respirar, y eso en muchos se ha quedado como algo ya innato, aunque para aquel diablo no, el no respira ni como algo automático ni como farsa, aun así solo lo hace cuando la ocasión amerite. Las piernas de la fémina se rozaban entre sí, su mirada era de “folladme aquí ahora” y de “malditas escorias” con esos ojos que comían la presencia de soldado antiguo de Morel.
La brisa, la respiración de Dios, está quieta,
y la niebla sobre la colina
tenebrosa, tenebrosa, todavía intacta,
es un símbolo y una señal
de cómo se sostiene sobre los árboles
un misterio de misterios.
y la niebla sobre la colina
tenebrosa, tenebrosa, todavía intacta,
es un símbolo y una señal
de cómo se sostiene sobre los árboles
un misterio de misterios.
La música comenzó a sonar más fuerte, y la idea iluminó su mente malévola, tomó la diestra de la mujer para dejar un beso en el dorso, se puso de pie arreglando su chaqueta e invitarla a la pista de baile –entonces creo que hare algo que una persona de vestido y tacones no podría hacer- la sonrisa de un siniestro plan llega a él. –Tranquila Cherrie, no voy a comerte, no aun- murmura empujando a la dama a sus brazos para que sienta su torso, sus hombros, su cuerpo. –Vaya creo que tendremos que jugar, con lo bien que me divertí con aquella zorra antes y ahora me ponen más comida en la mesa, ni modos, mejor empezar el banquete- esas palabras fueron a susurro cuando apretó la cintura de la mujer junto a él llevándole en el paso de la música, hacia atrás firmemente –Mejor muéstrame esos colmillos que la cosa se va poner buena- un guiñó y antes de que lo pensaran uso la ILUSIÓN mostrando a Santhiago bailando con la dama en la pista, pero solo la llevo a tomar asiento –observa y excítate, más si puedes- murmura levemente para que nadie le escuche, va caminando con el bastón en su mano justo a lado del pianista que no deja de verles y con una orden de la PERSUASIÓN dejó al vampiro encubierto ¡levántate, ve al centro de la pista y degollad tu garganta, déjate de sangrar y grita, Al diablo mi alma y Est sumon pater non est!. el hombre asintió entendiendo la orden como voluntad suya.
¿Habría alguien inmune a sus habilidades y edad, a sus deseos y creaciones? Yo creo que no, nadie se le igualaba y no por que tengan las mismas habilidades o aquella que evita que lean las mentes, no, es que simplemente no tienen su mentalidad y muchos están por debajo de ello, aunque traten de figurar como él no podrían, porque él es el verdadero demonio oculto en el cuerpo de un mortal que ahora es inmortal y disfruta de los gozos, beneficios y desventajas de esa vida oscura.
Deshizo la ilusión para llamar a la mujer al baile, admirando el charco de sangre que se iba formando junto a los gritos de los presentes –Uno más que se hecha a perder por estupideces de lagunos inmortales- limpia sus manos dejando el bastón a un lado de nuevo -Entonces, decías esperabas a una mujer o al diablo- pregunta con la mirada perversa llena de maldad que jamás acabará.
Santhiago Morel- Vampiro Clase Alta
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Re: La Virgen y el diablo [Priv.] +18
Ahora que tendría la oportunidad de volver a estar sana y poder recuperarse de su sed de sangre, ella tomo una copa y fue gateando por el suelo, yendo hacia el charco de sangre en donde cogió un poco, lo metió dentro de la copa y con cuidado fue levantándose del suelo, con torpeza y lentamente veía aquella sangre de la copa. Se dio la vuelta, se situó al lado de Santhiago sin decir apenas nada hasta que el silencio había muerto-….vamos a un lugar más íntimo…-Murmuro sin mirarle a los ojos mientras degustaba la copa con placer, sin pararse ni un momento.
Estuvo varios minutos en el umbral de la puerta de aquel restaurante, nadie la miraba pues sabían lo que era, que la respetaban porque su querido esposo venía a menudo a este restaurante y ella por ser la esposa, tenía la mitad de los beneficios que eran casi nada. Directamente se fue hacia arriba con la llave de una de las habitaciones en la que se hospedaría aquella noche con Santhiago. Tenía que avisarle del peligro en el que estaba a pesar de que eso fuera traicionar a su clan, a todo o no supo en realidad.
No pensaba hacer eso.
Esta noche era para Ella y Santhiago.
¿Cuánto tiempo había pasado? Más de 5000 años de antigüedad? Suspiro al ver que rápido había pasado el tiempo con lo que no había envejecido. Era verdad entonces. Los vampiros no tienen arrugas, solo las del corazón. Estaba armándose de valor cuando escucho la puerta abrirse, dejo la copa sobre la mesita de café y ella se sentaba en uno de los sofás de aquella suite. Era él y por fin iban a estar a solas después de tanto tiempo. Vio que era Santhiago el que entraba por aquella puerta. Ella mismo cerro aquella puerta con sus poderes, sonriendo le miro-….Santhiago, mucho tiempo ha pasado…-se levantó lentamente-….No quiero que me cuentes que has hecho, sino quiero que me digas si después de todo este tiempo en vano, han servido para avivar el mi recuerdo en ti o solamente para vengarte por lo que El Clan Tremere desea en contra tuya….-Suspiro volviéndose a sentar en aquel sofá-….Muchas han sido las noches en las que por fin me pudiera reunir contigo…-Desvió el rostro, elegante y dio un último trago a su copa.
Estuvo varios minutos en el umbral de la puerta de aquel restaurante, nadie la miraba pues sabían lo que era, que la respetaban porque su querido esposo venía a menudo a este restaurante y ella por ser la esposa, tenía la mitad de los beneficios que eran casi nada. Directamente se fue hacia arriba con la llave de una de las habitaciones en la que se hospedaría aquella noche con Santhiago. Tenía que avisarle del peligro en el que estaba a pesar de que eso fuera traicionar a su clan, a todo o no supo en realidad.
No pensaba hacer eso.
Esta noche era para Ella y Santhiago.
¿Cuánto tiempo había pasado? Más de 5000 años de antigüedad? Suspiro al ver que rápido había pasado el tiempo con lo que no había envejecido. Era verdad entonces. Los vampiros no tienen arrugas, solo las del corazón. Estaba armándose de valor cuando escucho la puerta abrirse, dejo la copa sobre la mesita de café y ella se sentaba en uno de los sofás de aquella suite. Era él y por fin iban a estar a solas después de tanto tiempo. Vio que era Santhiago el que entraba por aquella puerta. Ella mismo cerro aquella puerta con sus poderes, sonriendo le miro-….Santhiago, mucho tiempo ha pasado…-se levantó lentamente-….No quiero que me cuentes que has hecho, sino quiero que me digas si después de todo este tiempo en vano, han servido para avivar el mi recuerdo en ti o solamente para vengarte por lo que El Clan Tremere desea en contra tuya….-Suspiro volviéndose a sentar en aquel sofá-….Muchas han sido las noches en las que por fin me pudiera reunir contigo…-Desvió el rostro, elegante y dio un último trago a su copa.
Invitado- Invitado
Re: La Virgen y el diablo [Priv.] +18
El tiempo, es una cualidad relativa de la sociedad, algo que se ha impuesto para indicar que lo que se hace o no será cobrado por el tiempo que inviertas o gastes, esta muestra la duración de todo, vida – muerte, invierno – verano, amor – odio, todo está medido en grado de tiempo y espacio ¿con qué fin? El de mantener coherencia de relación de hechos que hiciste en determinado espacio para ser recordado u odiado dependiendo de los actos, aun así entre la sombras del infierno no hay tiempo y para aquellos que han sido arrancados de sus tiempos di vida ven correr el reloj más lento de lo habitual para un mortal quedando detenidos en recuerdos de su vida y su ¿futuro? Eso es algo que les toca a los hijos de la noche labrarse solos.
El tiempo que pasamos con los seres queridos hace que la sangre corra por los cuerpos en la excitación de la felicidad de estar rodeados de una “felicidad” de amor y paz, pero ¿no habrá algo más que haga que aquella deliciosas sangres circulen más rápido? Quizás si la hay, mejor dicho la hay, la otra forma es la muerte eventos fuertes donde los humanos son testigos de aquellos actos sangrientos y de lesa humanidad, cuando son parte de un evento trágico sus presiones se disparan a mil, siendo el aroma más exquisito para aquellos nocturnos que buscan ese vitae que pocos logran consumir.
Los Morel saben lo que hacen y lo que quieren, siempre encaminándose a sus objetivos no dejan de lado nada y como seres de luna y de la noche el tiempo no les afecta ni les importa, para muchos un año es demasiado, para ellos es como un parpadeo, así que se toman el “tiempo” para realizar sus movimientos y negocios, todo en pro del beneficio de ellos y los suyos.
Sus actos había creado pánico, todos gritaban y buscaban la solución, enviaron a un joven por un policía, mientras él se acercaba a la multitud, fue quien ocasionó todo pero tenía que simular ante la mirada incrédula de los mortales –Eso es un suicidio, algo más que el hombre no pudo soportar y quería acabar con su vida frente a un gran número- sonrió acomodándose la corbata sin darle importancia, ya que aquella muerte no lo relacionaría directamente a él, se alejo de la escena del crimen con seguridad y a salvo o eso él pensaba.
Antes de subir, se dirige a la recepción pidiendo una habitación, una de las suites, la joven le entrega la llave de su suite en la parte más alta del hotel, con mucha calma sube las escaleras pensando con su bastón en mano, cada vez que el bastón tocaba el suelo él sonreía ¿algo tramaba? Siempre trama algo en su mente, al llegar se aleja un poco de su suite dirigiéndose a otra, entrando como si fuera la suya (él sabía que lo estaban esperando), miró a la mujer de cabellos castaños y le sonrió acercándose al ventanal de la habitación sin siquiera tocarla ni responder a sus palabras, solo las tomó para si pero no dejó respuesta alguna, un suspiro sale de aquel hombre que observa la luna con su bastón junto a él. –las cosas nunca cambian, según dicen por ahí algunos, si es verdad yo no he cambiado nada en lo absoluto, preguntas cual vive en mi, el recuerdo o simplemente el deseo, que tal si te digo que ambos que el recuerdo de una adolescente en mi cuarto en casa de mis padres durmiendo en mi cama sigue presente como si fuera ayer y a la vez el odio y la venganza a aquellos que buscan algo en nombre mío, que buscan la ambición de ellos obligándome a ser su esclavo, olvidando ellos que tengo mi propia ambición fuera de esa estupidez, que harías con esa respuesta, estarías dispuesta a seguir con tus planes hasta el final o simplemente será un beso en la mejilla para luego viajar a Rumania e Italia con tu esposo- recalca esa última palabra con desdén sin voltear a verla, no deseaba no quería porque sabía que si lo hacía la habitación ardería en llamas oscuras junto con el edificio para al final ambos cuerpos yacer entre las sabanas cubiertas de sangre con varios cadáveres a su alrededor.
El tiempo que pasamos con los seres queridos hace que la sangre corra por los cuerpos en la excitación de la felicidad de estar rodeados de una “felicidad” de amor y paz, pero ¿no habrá algo más que haga que aquella deliciosas sangres circulen más rápido? Quizás si la hay, mejor dicho la hay, la otra forma es la muerte eventos fuertes donde los humanos son testigos de aquellos actos sangrientos y de lesa humanidad, cuando son parte de un evento trágico sus presiones se disparan a mil, siendo el aroma más exquisito para aquellos nocturnos que buscan ese vitae que pocos logran consumir.
Los Morel saben lo que hacen y lo que quieren, siempre encaminándose a sus objetivos no dejan de lado nada y como seres de luna y de la noche el tiempo no les afecta ni les importa, para muchos un año es demasiado, para ellos es como un parpadeo, así que se toman el “tiempo” para realizar sus movimientos y negocios, todo en pro del beneficio de ellos y los suyos.
Sus actos había creado pánico, todos gritaban y buscaban la solución, enviaron a un joven por un policía, mientras él se acercaba a la multitud, fue quien ocasionó todo pero tenía que simular ante la mirada incrédula de los mortales –Eso es un suicidio, algo más que el hombre no pudo soportar y quería acabar con su vida frente a un gran número- sonrió acomodándose la corbata sin darle importancia, ya que aquella muerte no lo relacionaría directamente a él, se alejo de la escena del crimen con seguridad y a salvo o eso él pensaba.
Antes de subir, se dirige a la recepción pidiendo una habitación, una de las suites, la joven le entrega la llave de su suite en la parte más alta del hotel, con mucha calma sube las escaleras pensando con su bastón en mano, cada vez que el bastón tocaba el suelo él sonreía ¿algo tramaba? Siempre trama algo en su mente, al llegar se aleja un poco de su suite dirigiéndose a otra, entrando como si fuera la suya (él sabía que lo estaban esperando), miró a la mujer de cabellos castaños y le sonrió acercándose al ventanal de la habitación sin siquiera tocarla ni responder a sus palabras, solo las tomó para si pero no dejó respuesta alguna, un suspiro sale de aquel hombre que observa la luna con su bastón junto a él. –las cosas nunca cambian, según dicen por ahí algunos, si es verdad yo no he cambiado nada en lo absoluto, preguntas cual vive en mi, el recuerdo o simplemente el deseo, que tal si te digo que ambos que el recuerdo de una adolescente en mi cuarto en casa de mis padres durmiendo en mi cama sigue presente como si fuera ayer y a la vez el odio y la venganza a aquellos que buscan algo en nombre mío, que buscan la ambición de ellos obligándome a ser su esclavo, olvidando ellos que tengo mi propia ambición fuera de esa estupidez, que harías con esa respuesta, estarías dispuesta a seguir con tus planes hasta el final o simplemente será un beso en la mejilla para luego viajar a Rumania e Italia con tu esposo- recalca esa última palabra con desdén sin voltear a verla, no deseaba no quería porque sabía que si lo hacía la habitación ardería en llamas oscuras junto con el edificio para al final ambos cuerpos yacer entre las sabanas cubiertas de sangre con varios cadáveres a su alrededor.
Santhiago Morel- Vampiro Clase Alta
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Re: La Virgen y el diablo [Priv.] +18
De su copa estaba el cáliz de un rojo tinto que saciaba su paladar pero no tanto como lo hacía la sangre. Su mirada se fijó en la figura ostentosa de aquel hombre que por muchos años y aun suspiraba por él. De su asiento se levantó demostrando porte y elegancia, se fue acercando a el, le tomo del brazo para con la otra dejar la copa sobre la superficie de una mesa. Termino por rodearle el brazo izquierdo, intentando que este le mirara-….Santhiago…querido…-murmuro sobre la tela oscura de su esmoquin-….Ha sido larga la espera hasta que en este momento yo pueda estar agarrándote del brazo, tantas noches he deseado que fueras tú en lugar de mi esposo que ahora me tratas como una extraña….-replico con sabiduría sabiendo que seguramente él la rechazaría solamente para que ella no saliera herida por su esposo.
-….Si lo que evitas es relacionarte conmigo…-se puso enfrente, lo que pudo al estar ambos tan cerca de aquel ventanal -….Debes saber que la fuerza demente de mi esposo me castiga y apenas cumple con el horario para que pueda sobrevivir….La mayoría de las veces me deja al borde de los cuatro o tres días sin probar ni una gota de sangre, así, para que esté asegurada dentro del hogar el cual desea aun que permanezca quieta y sumisa….-Aferrándose mas al brazo de Santhiago, rogo al Dios que ahora estuviera vigilándolos que hiciera que le mirase, quería ver aquellos ojos, recordando los de aquel cuadro tan grande que antaño miraba sin descanso.
-Santhiago Morel….-Una mano fue a la mejilla ajena, haciendo que por fin la mirase-…Moriré sin probar el cáliz de tus labios que cualquier mujer pueda degustar, moriré en la agonía si no siento tus manos recorrer mi cuerpo con la misma desesperación que siento en este instante porque me hagas tuya, que me marques con el sello de tu propiedad tal y como siempre he tenido en mi corazón y en mi alma…..-Sus zapatos se flexionaron al haberse puesto de puntillas para poder rozar sus labios con los ajenos, suspirar en aquel beso del cual quería que no terminara, sintiéndose la mujer más dichosa de aquella habitación, rodeando el cuello de aquel hombre al que deseaba sentir sobre su frágil y pálido cuerpo, siguiendo el beso, rogando a que no la separara de su cercanía.
Tras varios minutos tras el beso, Virginia se encontró a sí misma en la cama de grandes mantas, llevaba el vestido aun puesto pero este estaba bastante rasgado por lo que componía el vuelo de la falda, los tirantes de su vestido estaban rotos, como si hubieran usado la violencia en su contra. Observo en la habitación que estaba bastante desordenada, había…. -¡DIOS MIO! –Salió rápidamente de la cama, cayó en un traspiés que tuvo por no pisar donde debía. Cuando alzo su mirada desde el suelo vio a su lado que había un cadáver, ¡Un cadáver de un humano! Pero que parecía de la inquisición. Virginia se pensó lo peor, no sabía lo que había pasado. Su vestido rasgado, roto y el muerto a su lado. Se levantó comenzando a sentirse demasiado confusa. La ventana estaba rota, como si alguien hubiera salido por ella – Pero…-Más y más pistas que no existían la llevaban a enigmas sin resolver, pensó que esto era de locos, pero por más que pensara en un antes y un después, solo pensó que ahora no estaba en la habitación su caballero de brillante armadura venido del averno, aquel que enervaba su sangre como si aún fuera una simple e insignificante sumisa humana.
Termino por mirar de nuevo en la habitación, se iba a apoyar en la ventana, pero vio que se había apoyado en un trozo de ventana rota, encontrando que aquella superficie no era vacío, sino sólido. Entonces entendió de que la realidad supera mil veces la ficción. Solo esperó que aquella ilusión fuera 100% irreal y que su vestido estuviera en buenas condiciones.
-Santhiago, maldita sea…Si eres tu quien juega a esconderse entonces no eres digno de que mi cuerpo se humedezca por tu culpa cuando tengo que soportar que mi esposo me tome y me esté haciendo suya con su maldita inexperiencia….-Bufo bien altiva, esperando que terminara de jugar.
-….Si lo que evitas es relacionarte conmigo…-se puso enfrente, lo que pudo al estar ambos tan cerca de aquel ventanal -….Debes saber que la fuerza demente de mi esposo me castiga y apenas cumple con el horario para que pueda sobrevivir….La mayoría de las veces me deja al borde de los cuatro o tres días sin probar ni una gota de sangre, así, para que esté asegurada dentro del hogar el cual desea aun que permanezca quieta y sumisa….-Aferrándose mas al brazo de Santhiago, rogo al Dios que ahora estuviera vigilándolos que hiciera que le mirase, quería ver aquellos ojos, recordando los de aquel cuadro tan grande que antaño miraba sin descanso.
-Santhiago Morel….-Una mano fue a la mejilla ajena, haciendo que por fin la mirase-…Moriré sin probar el cáliz de tus labios que cualquier mujer pueda degustar, moriré en la agonía si no siento tus manos recorrer mi cuerpo con la misma desesperación que siento en este instante porque me hagas tuya, que me marques con el sello de tu propiedad tal y como siempre he tenido en mi corazón y en mi alma…..-Sus zapatos se flexionaron al haberse puesto de puntillas para poder rozar sus labios con los ajenos, suspirar en aquel beso del cual quería que no terminara, sintiéndose la mujer más dichosa de aquella habitación, rodeando el cuello de aquel hombre al que deseaba sentir sobre su frágil y pálido cuerpo, siguiendo el beso, rogando a que no la separara de su cercanía.
Tras varios minutos tras el beso, Virginia se encontró a sí misma en la cama de grandes mantas, llevaba el vestido aun puesto pero este estaba bastante rasgado por lo que componía el vuelo de la falda, los tirantes de su vestido estaban rotos, como si hubieran usado la violencia en su contra. Observo en la habitación que estaba bastante desordenada, había…. -¡DIOS MIO! –Salió rápidamente de la cama, cayó en un traspiés que tuvo por no pisar donde debía. Cuando alzo su mirada desde el suelo vio a su lado que había un cadáver, ¡Un cadáver de un humano! Pero que parecía de la inquisición. Virginia se pensó lo peor, no sabía lo que había pasado. Su vestido rasgado, roto y el muerto a su lado. Se levantó comenzando a sentirse demasiado confusa. La ventana estaba rota, como si alguien hubiera salido por ella – Pero…-Más y más pistas que no existían la llevaban a enigmas sin resolver, pensó que esto era de locos, pero por más que pensara en un antes y un después, solo pensó que ahora no estaba en la habitación su caballero de brillante armadura venido del averno, aquel que enervaba su sangre como si aún fuera una simple e insignificante sumisa humana.
Termino por mirar de nuevo en la habitación, se iba a apoyar en la ventana, pero vio que se había apoyado en un trozo de ventana rota, encontrando que aquella superficie no era vacío, sino sólido. Entonces entendió de que la realidad supera mil veces la ficción. Solo esperó que aquella ilusión fuera 100% irreal y que su vestido estuviera en buenas condiciones.
-Santhiago, maldita sea…Si eres tu quien juega a esconderse entonces no eres digno de que mi cuerpo se humedezca por tu culpa cuando tengo que soportar que mi esposo me tome y me esté haciendo suya con su maldita inexperiencia….-Bufo bien altiva, esperando que terminara de jugar.
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Re: La Virgen y el diablo [Priv.] +18
La mayor declaración de amor es la que no se hace; el hombre que siente mucho, habla poco.
-Platón-
-Platón-
El perfume de las rosas es el más embriagante de todos, te envuelve completamente hasta llevarte a la perdición o locura, claro siempre y cuando la mente sea tan débil como el cuerpo para dejarse tentar por aquellas venenosas plantas, más ¿Cuándo se es inmune a ellas? Cuando la sed que se tiene por dentro supera la de cualquier mortal e inmortal, cuando lo único en lo que se piensa es matar de la forma más violenta y sangrienta a aquellos que se interpongan en el camino para obtener su voluntad y ambición, incluso si tiene que deshojar a las más hermosas y letales rosas con sus manos, aquel, lo haría sin importarle nada ni nadie.
Morel miro a la mujer riéndose, se apartó de ella ocultando la ira de lo que las confesiones de aquella fémina hicieron en él –Decid entonces que tu deseo es el que te haga mi mujer una noche, solo eso, solo esa fantasía tienes, vaya yo que pensé que eras diferente, así que solo me deseas por mi físico- suelta una risa irónica pero antes de siquiera dar un paso hacia a la mujer el aroma de algo le llego, aroma de nervios y susurros muy leves que para un viejo como él era fácil de distinguir –Tendremos compañía- susurro y antes de que la mujer pudiera darse cuenta, tomó su bastón, desenfundó su estoque de plata, tomó a Virginiá de la cintura empujándola contra la cama, pero la fuerza con la que le empujó fue tanta que termino haciendo que se golpeara la cabeza, dos sujetos entraron con armas, pero antes de que uno de ellos tocará a Morel este clavo su estoque en el corazón de él, dejando un charco de sangre en las paredes, ventana y tapete, el otro sujeto al ver el horror y lo sencillo que fue para Morel acabar con su compañero se abalanzó contra la mujer que estaba sobre la cama inconsciente, sacó un cuchillo rasgando el vestido, eso provocó en el vampiro una risa, limpió el filo de su espada con la lengua probando el sabor metálico de la sangre y antes de que pudiera darse cuenta, la zurda de Morel estaba sobre el cuello del humano apretándole con tanta fuerza –nos vemos en el infierno- susurra y el sonido de los huesos y traquea rompiéndose llega a sus oídos, el cuerpo cae pero antes de que siquiera él lo dejara tranquilo, con la punta de su estoque cortó el cuello de él, sus brazos, su vientre, una escena digna de herejes con la sangre corriendo como un mar, sonrió para sí acercándose al mini bar de la habitación, dejó su arma sobre esta y tomó algo de bourbon, se retiró la chaqueta abriéndose los dos primeros botones de la camisa para tomar asiento en el sillón frente a la cama mirando a la mujer y a la ventana rota.
Los minutos van pasando, pedazos de vidrios de una ventana rota yacen en el suelo con dos cuerpos que poco a poco se van poniendo pálidos, a los pies del vampiro más vidrios de un vaso que fue fracturado con la propia mano de él con el contenido vertido sobre la sangre, ahora era sangre y alcohol, solo faltaba el sexo, su diestra la pasó por su frente, un gesto claro de preocupación, además de cansancio, lo estaba, después de cientos, de miles de años Morel se sentía cansado, hace varias noches no dormía y sus hermanas se quedaba junto a él cuidándole, porque había algo o alguien que le quitaba el sueño ¿Quién era? ¿qué era? La llegada de un familiar, un familiar que desde las sombras había sido la mano derecha de su hermana Xaziel y ahora deseaba unirse a ellos ¿por qué? Por la misma razón que los inquisidores fueron por él, por el Clan, los ventrue y los tremeres estaban desesperados y eso podría ocasionar que la familia que él había creado se esfumara, sabía bien que pasaría si la camarilla ponía las manos sobre él, matarían a Xaziel y a Markus, Isis sería condenada por sus escandalosos procederes o sería enviada a Egipto encerrada en una prisión extrema, y él obligado a vivir en la oscuridad nuevamente.
Escuchó como la mujer se despertaba lentamente y sus reclamos, pero no la vio, parecía que no la escuchaba, se levantó por inercia y antes de que ella se diera cuenta en un parpadeo la tomo del cuello pegándola contra la pared con fuerza, sabía que no podía lastimarla pero sentiría el dolor, un dolor en el corazón y en el alma, tal cual él lo estaba sintiendo, nunca se aferró a nadie, quizás si, a dos mujeres pero de eso ya es solo recuerdos amargos, la miró con furia con ira en sus ojos, sus pupilas estaban rojas de enojo –Maldita, tu bruja, una maldita sirena que engaña a los hombres con su canto para llevarlos a la cama y luego devorarlos, no me vengas a decir que es mi juego, fue tu esposo el que te usó como una carnada, el que te uso para llegar a mí, el está de acuerdo con ellos en lo que quieren, y tu lo llevaste hacia mí, estas con él tanto como en las noches te folla y te hace gritar con los orgasmos- baja la diestra por la cadera de Virginia levantando el vestido, la poca tela de ese vestido metiéndose entre las bragas finas de encaje tocando, introduciendo bruscamente el dedo del corazón en ella, la rabia lo estaba poseyendo, se metió entre las piernas de ella pegando su cadera con ímpetu desmedido –Esto quieres, es solo esto lo que te gusta que te folle y te haga mía para ir donde el bastardo de tu esposo y lamerle la mano para decir que lo has hecho, que sigo tan obsesionado contigo como la primera vez que te vi en mi cama en Italia verdad, quieres verme como ellos, entonces Virginia, lo haré, pero entérate de algo- mueve su dedo dentro de ella para retirarlo completamente luego tomando aquello entre sus labios –Regresaré mañana a Italia, accederé a la camarilla y seré el líder de ellos, los Ventrue tendrán lo que quisieron, su líder, los tremere tendrán lo que han deseado, su asesino, nombraré a cada líder de cada clan, para servirme y mi esposa será- se alejó de ella tomando su bastón para caminar hasta la puerta suspirando porque sabía que todo estaba desmoronándose, todo su clan y sus ideales –Será Nerishka y tú dejarás de ser castigada- él sabe bien la rivalidad de ambas mujeres, además de que sabe la ambición de aquella mujer por el poder para manejarlo a su antojo como si fuera la dueña del mundo pero no lo era, la faltaban años para ello, pero era lo que dictaban las reglas de la camarilla, reglas que el tenía que cumplir si aceptaba. Pero ¿lo haría?.
Santhiago Morel- Vampiro Clase Alta
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Re: La Virgen y el diablo [Priv.] +18
Todo fue un malentendido como siempre.
-Santhiago…..no te amo por obligación….te amo porque aun sin tener un corazón que palpita, sé que te amo, y que te amaré hasta que los fuegos del averno se congelen….-Se quedó bastante cerca de el para propinarle uno de sus bofetones en la mejilla del vampiro. Se recuperaba de ese arrebato del vampiro entre sus piernas pero ella que aquellas manos le recorrieran con amor, no odio, quería que esos ojos la mirasen con anhelo y no con ira. La suave mano de Virginia fue acariciando parte de la mejilla de Santhiago en silencio pero sin miedo en estar cerca de él -….Cuantas horas me pase deseándote conmigo…pero nunca el destino fue justo con ambos que ahora tengo que sufrir los maltratos de un esposo quien tampoco me deja tocar ni compartir su alimento solamente para que no vaya en tu ayuda….es de locos….-Su mirada celeste bajo al suelo, aguantando que sus ojos se humedecieran más de la cuenta y se mezclaran con el carboncillo de su línea de ojos.
Virginia tomo la mano de Santhiago y con el uso de toda su fuerza tiro hacia ella para que se quedara a su lado -….No te vayas ni me vuelvas a dejar….por favor….-Su voz era el reflejo de una congoja que podría ir en aumento si Santhiago se iba de su lado, ella solo lo sujetaba en contra de la voluntad del otro, se aferraba como alma perdida, sujetándose los rotos de su vestido, para terminar quedando frente a él y mirarle a los ojos, tomándole de las mejillas para que su dura mirada fuera a ella, todo a ella -…..Puede que aun sueñe con el día en que vengas montado en un bello corcel, que me lleves de la torre de marfil para que vivamos felices, pero por ti mi llama se puede apagar Santhiago si no vivo contigo desde este momento….aunque sea a escondidas como dos bandidos que se demuestran amor en lo más profundo de las tinieblas…..Santhiago….-No sabía que decir más, no sabía que palabras sacar más para convencerle.
-…..-Decidió sacarse el vestido, su ropa de encaje negra con toques borgoñas se mostraba sensual y estaba tan apretado en su cuerpo, que sus senos se marcaban como deliciosas magdalenas a vistas de un niño muy grande -…..Sé que este conjunto me lo regalaste con una nota anónima….pero a mí no me engañaste demasiado bien…-Sonríe acercándose a él, cogió su bastón el cual dejo apoyado sobre la madera a los pies de la cama, ella comenzaba a acariciar su torso encamisado mientras le miraba a los ojos -…..Puedes dejarme ahora en ridículo, irte o quedarte conmigo y….-se lamio los labios-……y arriesgarte finalmente en el destino que te toca conmigo y olvidar todas estas noches llenas de penurias que han sido esquivadas por distracciones ajenas…..Santhiago….-Susurro finalmente sobre sus labios, ella dio el primer paso, esperando que su amado le correspondiera, pero ¿Qué podía esperarse ella de que aquello pasara? ¿De que sus ilusiones actuasen a su favor?
¿Todo este tiempo había sido vano para Santhiago? O ¿Lo había sido para Virginia?
En el azar estaba la suerte del destino que decidiría qué era lo que iba a pasar a continuación entre ambos entes del vampirismo.
En una mano, estaba la santa y pura virgen vampira Virginia Ponce De León, cuyo mito reside en la sangre de su familia y en la de su estirpe por el que ella lucharía hasta derramar la última gota carmesí que en su cuerpo habitara, pero por otro lado, estaba aquel demonio, aquel hijo, aquel príncipe de las sombras que la envolvía en las sombras de la locura y la demencia, demostrándose a sí misma que era débil dócil y sumisa ante cualquier petición de aquel ser por tal que fuera suyo por siempre.
La balanza estaba inclinándose continuamente de un lado a otro y hasta que el rey no fuera eliminado, las fichas estaban echadas sobre el tablero entre la vida y la perdición.
-Santhiago…..no te amo por obligación….te amo porque aun sin tener un corazón que palpita, sé que te amo, y que te amaré hasta que los fuegos del averno se congelen….-Se quedó bastante cerca de el para propinarle uno de sus bofetones en la mejilla del vampiro. Se recuperaba de ese arrebato del vampiro entre sus piernas pero ella que aquellas manos le recorrieran con amor, no odio, quería que esos ojos la mirasen con anhelo y no con ira. La suave mano de Virginia fue acariciando parte de la mejilla de Santhiago en silencio pero sin miedo en estar cerca de él -….Cuantas horas me pase deseándote conmigo…pero nunca el destino fue justo con ambos que ahora tengo que sufrir los maltratos de un esposo quien tampoco me deja tocar ni compartir su alimento solamente para que no vaya en tu ayuda….es de locos….-Su mirada celeste bajo al suelo, aguantando que sus ojos se humedecieran más de la cuenta y se mezclaran con el carboncillo de su línea de ojos.
Virginia tomo la mano de Santhiago y con el uso de toda su fuerza tiro hacia ella para que se quedara a su lado -….No te vayas ni me vuelvas a dejar….por favor….-Su voz era el reflejo de una congoja que podría ir en aumento si Santhiago se iba de su lado, ella solo lo sujetaba en contra de la voluntad del otro, se aferraba como alma perdida, sujetándose los rotos de su vestido, para terminar quedando frente a él y mirarle a los ojos, tomándole de las mejillas para que su dura mirada fuera a ella, todo a ella -…..Puede que aun sueñe con el día en que vengas montado en un bello corcel, que me lleves de la torre de marfil para que vivamos felices, pero por ti mi llama se puede apagar Santhiago si no vivo contigo desde este momento….aunque sea a escondidas como dos bandidos que se demuestran amor en lo más profundo de las tinieblas…..Santhiago….-No sabía que decir más, no sabía que palabras sacar más para convencerle.
-…..-Decidió sacarse el vestido, su ropa de encaje negra con toques borgoñas se mostraba sensual y estaba tan apretado en su cuerpo, que sus senos se marcaban como deliciosas magdalenas a vistas de un niño muy grande -…..Sé que este conjunto me lo regalaste con una nota anónima….pero a mí no me engañaste demasiado bien…-Sonríe acercándose a él, cogió su bastón el cual dejo apoyado sobre la madera a los pies de la cama, ella comenzaba a acariciar su torso encamisado mientras le miraba a los ojos -…..Puedes dejarme ahora en ridículo, irte o quedarte conmigo y….-se lamio los labios-……y arriesgarte finalmente en el destino que te toca conmigo y olvidar todas estas noches llenas de penurias que han sido esquivadas por distracciones ajenas…..Santhiago….-Susurro finalmente sobre sus labios, ella dio el primer paso, esperando que su amado le correspondiera, pero ¿Qué podía esperarse ella de que aquello pasara? ¿De que sus ilusiones actuasen a su favor?
¿Todo este tiempo había sido vano para Santhiago? O ¿Lo había sido para Virginia?
En el azar estaba la suerte del destino que decidiría qué era lo que iba a pasar a continuación entre ambos entes del vampirismo.
En una mano, estaba la santa y pura virgen vampira Virginia Ponce De León, cuyo mito reside en la sangre de su familia y en la de su estirpe por el que ella lucharía hasta derramar la última gota carmesí que en su cuerpo habitara, pero por otro lado, estaba aquel demonio, aquel hijo, aquel príncipe de las sombras que la envolvía en las sombras de la locura y la demencia, demostrándose a sí misma que era débil dócil y sumisa ante cualquier petición de aquel ser por tal que fuera suyo por siempre.
La balanza estaba inclinándose continuamente de un lado a otro y hasta que el rey no fuera eliminado, las fichas estaban echadas sobre el tablero entre la vida y la perdición.
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Re: La Virgen y el diablo [Priv.] +18
La voz era la misma, su dueña no había cambiado de físico era aquella mujer de cabellos castaños y ojos claros con piel pálida que con solo el rozar de alguna mano podría calentar a un mortal, pero el ambiente había cambiado, ya no era el ambiente de negocios o juegos y menos el de pasión ahora era denso y oscuro un ambiente que solo indicaba una sola cosa, desaire, un momento bastó para que aquel vampiro que mantenía sus ojos cerrados digiriera las palabras de la mujer, lejos estaba ya de ese lugar su mente divagó a los “posibles” consecuencias de sus nuevas decisiones lo que acarrearía para su familia y para los miembros antiguos y jóvenes además de él mismo, tomó de los hombros a la vampira alejándole de él un poco tomó su bastón nuevamente camiando hasta la licorera, se sirvió un whisky doble sin hielo suspiró y quebró el vaso en su mano dejando que el líquido rodara por su mano.
Se giró para mirar a la mujer con pesar –Es lo que quisiera Virginia, tomarte y que seas tú mi esposa, pero bien sabes que no podría, no puedo ni ahora ni si acepto lo de la camarilla, al contrario sería todo lo opuesto, tú bien sabes que solo seríamos eso, amantes nocturnos que huyen lejos de la mirada inquisitiva de la sociedad, y aun cuando te reveles contra la camarilla y tu esposo y seas de mi clan aun así no podría tomarte como mi esposa, no entiendes, jamás podría casarme contigo porque…porque ya estas casada y una regla que jamás romperé es “la familia es lo primero” y aun cuando duela, tu eres familia también familia de clan y no puedo romper la regla aun cuando desearía romper todo incluso tus ropas y hacerte mía, pero hay que mantener lo que somos- le miró a la mujer de pies a cabeza mirando su hermoso cuerpo, sonriendo de lado, lejos ha vuelto a quedar aquel hombre sensible ¿era real? No sabrían decirlo a ciencia cierta, y ahora era el hombre de negocios frío y autoritario, se acercó a la mujer tomándole la mano jalándola saliendo de la suit de ella, caminó por el pasillo con la mirada de algunos huéspedes que volteaban para no ver a la pareja.
Entró a su suit cerrándola con llave, la hizo entrar pero no la soltó, al contrario la llevo a la habitación cerrando la puerta dejándola a ella en el cuarto y a él en la pequeño salón que había acomodado con una licorera, sillones elegantes, grandes ventanales con un pequeño balcón, un escritorio de madera negra pulida y sobre todo había una chimenea que tenía alrededor sillones rojos como la sangre, y una mesa de madera igual con doce sillas, candelabros colgando del techo y la pared, todo un glamour para un hombre, pero no era solo la suit de él sino de sus hermanos, era como un segundo hogar para los Morel, suspiró tras la puerta riéndose –Ahí hay unos vestidos de Xaziel o de Isis, no sé, ponte uno mientras yo termino unas cosas aquí- deja el bastón junto a la chimenea caminando hasta el escritorio comenzando a escribir una carta.
Dobló la carta colocándola en un sobre vacío guardándolo en uno de los cajones, se fue a sentar a un sillón frente a la chimenea que crepitaba, esperando a su amor, su amor prohibido.
Se giró para mirar a la mujer con pesar –Es lo que quisiera Virginia, tomarte y que seas tú mi esposa, pero bien sabes que no podría, no puedo ni ahora ni si acepto lo de la camarilla, al contrario sería todo lo opuesto, tú bien sabes que solo seríamos eso, amantes nocturnos que huyen lejos de la mirada inquisitiva de la sociedad, y aun cuando te reveles contra la camarilla y tu esposo y seas de mi clan aun así no podría tomarte como mi esposa, no entiendes, jamás podría casarme contigo porque…porque ya estas casada y una regla que jamás romperé es “la familia es lo primero” y aun cuando duela, tu eres familia también familia de clan y no puedo romper la regla aun cuando desearía romper todo incluso tus ropas y hacerte mía, pero hay que mantener lo que somos- le miró a la mujer de pies a cabeza mirando su hermoso cuerpo, sonriendo de lado, lejos ha vuelto a quedar aquel hombre sensible ¿era real? No sabrían decirlo a ciencia cierta, y ahora era el hombre de negocios frío y autoritario, se acercó a la mujer tomándole la mano jalándola saliendo de la suit de ella, caminó por el pasillo con la mirada de algunos huéspedes que volteaban para no ver a la pareja.
Entró a su suit cerrándola con llave, la hizo entrar pero no la soltó, al contrario la llevo a la habitación cerrando la puerta dejándola a ella en el cuarto y a él en la pequeño salón que había acomodado con una licorera, sillones elegantes, grandes ventanales con un pequeño balcón, un escritorio de madera negra pulida y sobre todo había una chimenea que tenía alrededor sillones rojos como la sangre, y una mesa de madera igual con doce sillas, candelabros colgando del techo y la pared, todo un glamour para un hombre, pero no era solo la suit de él sino de sus hermanos, era como un segundo hogar para los Morel, suspiró tras la puerta riéndose –Ahí hay unos vestidos de Xaziel o de Isis, no sé, ponte uno mientras yo termino unas cosas aquí- deja el bastón junto a la chimenea caminando hasta el escritorio comenzando a escribir una carta.
Dobló la carta colocándola en un sobre vacío guardándolo en uno de los cajones, se fue a sentar a un sillón frente a la chimenea que crepitaba, esperando a su amor, su amor prohibido.
Santhiago Morel- Vampiro Clase Alta
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Re: La Virgen y el diablo [Priv.] +18
Ahí estaba frente a varios vestidos de noche metidos en un armario. Eran demasiado ostentosos pues ella solía vestir un estilo más crema y no tan vivo. Decidió quedarse con el que tenía puesto y se lo quito mostrando parte de su corsé de encaje negro, de estilo neoclásico y demasiado tentador al que lo viera. Se soltó el cabello para echárselo hacia atrás y una brisa le entro por la ventana. Se estremeció, sintiendo como si fuera Santhiago que le acariciaba la espalda, pero cuando viro su mirada no había nadie detrás de ella. Se lo había imaginado pues estaba deseosa de ser suya a cualquier precio. Una actitud fría frente a su esposo pero con Santhiago podía ser una persona diferente, sin ataduras y ser por una vez en su vida alguien libre. Salió de la habitación, sin el vestido y solamente con el corsé y la ropa interior.
Fue acercándose a un hombre que estaba sentado en una de las butacas de aquella habitación, se acercaba por detrás conforme ella se iba desinhibiendo y convirtiéndose en ella misma, en una mujer segura al lado de Santhiago. Dicen que cuando estas con aquel que es adecuado para ti, todo lo demás no importa. Eso quería creer ella, pero todo estaba previsto para que el destino los volviera a separar de nuevo -…Santhi…-Murmuro llevando las manos por aquellos hombros, detrás del cuerpo masculino que fue por donde le abrazo por detrás, otorgándole besos cortos a la vez que una de sus manos se metía por dentro de aquel chaleco de vestir, acariciando sobre la camisa uno de aquellos pectorales, pero desistió, se fue incorporando para ir dándose la vuelta, para quedarse cara a cara a Santhiago, para sentarse sobre sus caderas sin decir muchas palabras.
Se sujetó en sus hombros. Quieta sobre sus caderas se mantuvo demasiado rato que no le importaba quedarse así para siempre. Sus manos le acariciaban la textura de la corbata, subía por su cuello hacia atrás para acariciar los pelillos de su cogote -…Si…hubiéramos tenido un destino juntos…hubiera sido tu zorra personal…-Junto sus frentes contra la de Santhiago, acariciándole el rostro-….o te hubiera atado a la cama en un sótano hasta sacarte todo el semen que puedas eyacular….-Se mordió el labio inferior, no solía decir esas cosas, pero quería esa noche junto a él, solo los dos y estaba de algún modo, diciéndole cosas que a nadie le diría.
-..No…me gusta ser tan rastrera en mis expresiones, pero solamente tu presencia me hace humana, si por algún milagro pudiéramos tener noches juntos, podría aguantar mejor los golpes de mi esposo sobre mi cuerpo…-No se sentía para que ella tomara la iniciativa de ser quien empezara el ruedo, pero si se sentía bastante sola, necesitaba nuevamente a Santhiago con ella -…Eres toda mi existencia Santhi….-Se acurruco en su pecho con ambas manos sujetándole la camisa, sintiendo la tristeza a flor de piel.
Aquel hombre que estaría quedándose avergonzado por su comportamiento, era su única salida. No quería estar más con su esposo, sino con él las veces que pudiera. Era horrible esperar a su esposo cada noche, ver que solo se alimentaba él y cuando él se iba a sus negocios, ella aprovechaba para alimentarse del sustento que tenía en las mazmorras. Era una visión repugnante para alguien como ella, pero era su única manera de sobrevivir, si no, no viviría para estar al lado de Santhiago.
Fue acercándose a un hombre que estaba sentado en una de las butacas de aquella habitación, se acercaba por detrás conforme ella se iba desinhibiendo y convirtiéndose en ella misma, en una mujer segura al lado de Santhiago. Dicen que cuando estas con aquel que es adecuado para ti, todo lo demás no importa. Eso quería creer ella, pero todo estaba previsto para que el destino los volviera a separar de nuevo -…Santhi…-Murmuro llevando las manos por aquellos hombros, detrás del cuerpo masculino que fue por donde le abrazo por detrás, otorgándole besos cortos a la vez que una de sus manos se metía por dentro de aquel chaleco de vestir, acariciando sobre la camisa uno de aquellos pectorales, pero desistió, se fue incorporando para ir dándose la vuelta, para quedarse cara a cara a Santhiago, para sentarse sobre sus caderas sin decir muchas palabras.
Se sujetó en sus hombros. Quieta sobre sus caderas se mantuvo demasiado rato que no le importaba quedarse así para siempre. Sus manos le acariciaban la textura de la corbata, subía por su cuello hacia atrás para acariciar los pelillos de su cogote -…Si…hubiéramos tenido un destino juntos…hubiera sido tu zorra personal…-Junto sus frentes contra la de Santhiago, acariciándole el rostro-….o te hubiera atado a la cama en un sótano hasta sacarte todo el semen que puedas eyacular….-Se mordió el labio inferior, no solía decir esas cosas, pero quería esa noche junto a él, solo los dos y estaba de algún modo, diciéndole cosas que a nadie le diría.
-..No…me gusta ser tan rastrera en mis expresiones, pero solamente tu presencia me hace humana, si por algún milagro pudiéramos tener noches juntos, podría aguantar mejor los golpes de mi esposo sobre mi cuerpo…-No se sentía para que ella tomara la iniciativa de ser quien empezara el ruedo, pero si se sentía bastante sola, necesitaba nuevamente a Santhiago con ella -…Eres toda mi existencia Santhi….-Se acurruco en su pecho con ambas manos sujetándole la camisa, sintiendo la tristeza a flor de piel.
Aquel hombre que estaría quedándose avergonzado por su comportamiento, era su única salida. No quería estar más con su esposo, sino con él las veces que pudiera. Era horrible esperar a su esposo cada noche, ver que solo se alimentaba él y cuando él se iba a sus negocios, ella aprovechaba para alimentarse del sustento que tenía en las mazmorras. Era una visión repugnante para alguien como ella, pero era su única manera de sobrevivir, si no, no viviría para estar al lado de Santhiago.
Invitado- Invitado
Re: La Virgen y el diablo [Priv.] +18
Los deseos siempre hay que saberlos controlar porque si los dejan suelto pueden ocasionar estragos mayores que poco a poco se van volviendo en peligros inminentes, unos que nadie podría parar, pero que tal si aquellos actos están frente a un maestro del peligro y caos, frente al dueño del universo y maestro de la muerte misma, quizás él podría escapar ileso o quizás no, depende de sus propios deseos.
Morel mantenía los ojos cerrados sin respirar, parecía un muerto, pero ya lo era, se quedó ahí olvidado del mundo y el tiempo, olvidado de todo cuanto ser conociera, como si el mundo ya hubiera llegado al fin y solo quedaba él en aquella habitación, sintió a una mujer sobre sus piernas peor no abrió sus ojos para admirarla pues ya sabía quién era, a quien le pertenecía ese aroma y fragancia, escuchaba sin escuchar las palabras de su semejante que parecían puñales clavados a su corazón, pero ahí se equivocaban, él no tenía corazón en lo absoluto.
Suspiró buscando ocultar todo lo que había pasado antes como si no hubiera existido, tomó a la mujer en brazos llevándola a la cama para dejarle recostada y él volvió a su puesto, a tomar su postura de hombre olvidado por el tiempo y las personas, entonces llevó su diestra a tomar su mentón deslizando el índice por los labios sopesando las palabras –Virginia- susurra al viento para que alcance entre brisas a la piel de la vampira –Hace muchos atrás, eones de años, miré a una jovencita tímida que buscaba amor de una familia sin saber que se metí a la familia equivocada, aun así entró, luego una promesa que pensaron que era con un monstruo que luego se enteran que no era con él si no con otro hombre, un matrimonio al que muchos acudieron y vieron aceptable y perfecto, luego vieron a la bestia infernal vagar por años solos y una mujer pretende alcanzar la gloria cazándolo y otros matándolo y uno, justo el mismo que se casó con la doncella quiere llevarlo a cumplir algo que ha sido dispuesto por todos- suspira abriendo los ojos con un brillo de maldad –Pero lamentablemente nadie tendrá, Virginia hace miles de años perdió mi corazón una mujer lo quiso y solo encontró cenizas al punto de ella mismo quemarse, tú me hablas de amor, pero yo no puedo romper lo que he jurado con mi sangre, la familia lo es todo aun cuando me duela no lo rompería ni por ti ni por nadie, es algo sagrado, un vínculo al que estoy unido muchos antes de tener esta edad- se acerca a la mujer sentándose al filo de la cama tomando la mano de la dama en cuestión –Aun así no niego que me gustaría romper esas pocas ropas y hacerte el amor hasta desfallecer, que sepas que ningún vampiro, humano o lo que sea te hará sentir mujer como yo, pero dime algo Virginia ¿Cómo podría hacerlo sin golpear mis principios, mi honor?-
Besó el dorso de la mano de la mujer subiendo por su brazo, antebrazo hasta llegar al cuello y justo ahí dejó escapar la lengua para ser esta la que saboree su piel con gusto y parsimoniosa calma, como si no hubiera nadie fuera de esas habitación, como ambos estuvieran en el mismo infierno ardiendo juntos sobre el mar rojo de sangre y los cadáveres de hombres y mujeres que son el alimento de dos fieras, y esa dos fieras amándose descomunalmente en la cúspide de la montaña.
Morel mantenía los ojos cerrados sin respirar, parecía un muerto, pero ya lo era, se quedó ahí olvidado del mundo y el tiempo, olvidado de todo cuanto ser conociera, como si el mundo ya hubiera llegado al fin y solo quedaba él en aquella habitación, sintió a una mujer sobre sus piernas peor no abrió sus ojos para admirarla pues ya sabía quién era, a quien le pertenecía ese aroma y fragancia, escuchaba sin escuchar las palabras de su semejante que parecían puñales clavados a su corazón, pero ahí se equivocaban, él no tenía corazón en lo absoluto.
Suspiró buscando ocultar todo lo que había pasado antes como si no hubiera existido, tomó a la mujer en brazos llevándola a la cama para dejarle recostada y él volvió a su puesto, a tomar su postura de hombre olvidado por el tiempo y las personas, entonces llevó su diestra a tomar su mentón deslizando el índice por los labios sopesando las palabras –Virginia- susurra al viento para que alcance entre brisas a la piel de la vampira –Hace muchos atrás, eones de años, miré a una jovencita tímida que buscaba amor de una familia sin saber que se metí a la familia equivocada, aun así entró, luego una promesa que pensaron que era con un monstruo que luego se enteran que no era con él si no con otro hombre, un matrimonio al que muchos acudieron y vieron aceptable y perfecto, luego vieron a la bestia infernal vagar por años solos y una mujer pretende alcanzar la gloria cazándolo y otros matándolo y uno, justo el mismo que se casó con la doncella quiere llevarlo a cumplir algo que ha sido dispuesto por todos- suspira abriendo los ojos con un brillo de maldad –Pero lamentablemente nadie tendrá, Virginia hace miles de años perdió mi corazón una mujer lo quiso y solo encontró cenizas al punto de ella mismo quemarse, tú me hablas de amor, pero yo no puedo romper lo que he jurado con mi sangre, la familia lo es todo aun cuando me duela no lo rompería ni por ti ni por nadie, es algo sagrado, un vínculo al que estoy unido muchos antes de tener esta edad- se acerca a la mujer sentándose al filo de la cama tomando la mano de la dama en cuestión –Aun así no niego que me gustaría romper esas pocas ropas y hacerte el amor hasta desfallecer, que sepas que ningún vampiro, humano o lo que sea te hará sentir mujer como yo, pero dime algo Virginia ¿Cómo podría hacerlo sin golpear mis principios, mi honor?-
Besó el dorso de la mano de la mujer subiendo por su brazo, antebrazo hasta llegar al cuello y justo ahí dejó escapar la lengua para ser esta la que saboree su piel con gusto y parsimoniosa calma, como si no hubiera nadie fuera de esas habitación, como ambos estuvieran en el mismo infierno ardiendo juntos sobre el mar rojo de sangre y los cadáveres de hombres y mujeres que son el alimento de dos fieras, y esa dos fieras amándose descomunalmente en la cúspide de la montaña.
Santhiago Morel- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 03/09/2011
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