Con La Mirada, Se Roba El Alma ||Gabrielle A. Vallois|| - ||El Baile de los Hielos Nacientes||

por **Aldebaran Ballester** Jue Sep 26, 2013 5:00 pm

La música invade todo el recinto y así es como empuja a cada invitado a bailar. Las parejas pronto rodean todo el escenario principal empezando ese danzar tan sublime y lleno de coordinación que caracteriza a la alta sociedad entre las fiestas; distintos matices son los que se dibujan bajo el evento del año y así pues, el flamante Conde de España no podía quedarse atrás, sin embargo, sus ojos marrones ya no tienen tiempo ni atención para esa clase de cosas, esta vez, están enfocados en la belleza y la intriga de conocer a esa mujer de ojos de zafiro y sonrisa tímida; ¿es su belleza?, ¿es su elegancia? ¿Es el simple hecho que desde que pisó el Palacio y la observó ya no se la pudo quitar de la mente? Hay muchos secretos en la vida de Aldebarán, pero esta vez es imposible ocultar la gran atracción que la preciosa Gabrielle le despierta desde el fondo de su alma.

-Claro que todos se ven divertidos, de hecho, yo mismo quisiera… ¿Pero sabe? Me vería absurdo si intento bailar yo solo- Si bien es reconocido por ser un genio para los negocios y sobre todo un personaje por de más de social, también sus chistes son su peor habilidad –Así que hay tres opciones. Una, puede dejarme ir a hacer el ridículo al bailar solo… Dos, tomar mi mano y acompañarme para empezar a bailar… O tres, dejar este lugar e ir a otro más tranquilo y alejado de tanta gente, quizás… El jardín- una sonrisa infalible se posiciona en sus labios, su mano yace extendida en espera aun de la respuesta de aquella hermosa señorita. El respiro del ambiente es embriagante y sencillamente la prioridad número uno para el hijo prodigio de España es sin duda conocer y saber más de esa mujer de la mirada azul, esa misma que le obliga a admirar su belleza y llenarse de curiosidad por conocerla, esa misma con la que ahora mismo espera compartir la mejor velada de su vida.

por **Gabrielle A. Valois** Dom Sep 29, 2013 10:58 pm

Justo lo que no quería que pasara, hacer el ridículo con alguien, pero ya no podía hacer nada, de tanto que no quería ser vista, al final terminó con un hombre delante de ella y ¿Se echaría para atrás? Ella no era así, además caminar como cangrejo traería dos consecuencias, que tropezara con alguien, en la mejor de las suertes, o caerse, y entonces el ridículo sería aún mayor, así que decidió que era mejor quedarse ahí, esperando a que él hablara. Ya sabía un poco de él, muy poco a decir verdad, aunque las mujeres siempre se sonrojaran cuando mencionaban al aclamado "Conde de España", la realidad es que nunca había puesto tanta atención en las palabras de aquellas como para saber porque el color rubí les tintaba las mejillas con tanto fervor, siempre tomaba los chismes de sus reuniones, como precisamente eso... Chismes, cosas sin importancia.

Puso atención a las palabras de él e hizo una mueca con los labios como si pensara en alguna respuesta posible o agregar a sus opciones una más -Yo voto por la primera opción, le prometo que aquí me quedo hasta que termine- dijo en tono de broma, aunque inmediatamente negó con la cabeza y sintió el rubor en sus mejillas -La realidad es que soy bastante tonta para bailar, pero por otro lado...- observó el salón, se veía tan lindo, tan agradable, que un suspiro salió de sus labios -Es mi primer baile así...- dijo en un murmuro, como si de una confesión se tratara -Podría pisarlo ¿Sabe?- siguió dando excusas y al final tomó su brazo -Si no se queja mucho... Acepto bailar- de algún modo, Gabrielle tenía la ilusión de estar en medio de aquello, aunque no sabía exactamente el por qué, si siempre que su madre la hacía acompañarla, ella terminaba enfermándose en la mañana para que no tuviera que ir.

Detuvo su andar un momento y miró al hombre, justo antes de entrar en aquél embriagador baile, que había logrado cautivar a la castaña -Si le molesta que no sé bailar nada, me dice y nos salimos ¿Sí?- dijo aquello como si fuera una súplica para aquél, no quería pasar vergüenzas, pero mucho más importante, tampoco quería que él pasara una, así que era justo, de algún modo, le preocupaba más el señor Ballester que ella misma, Gaby estaba acostumbrada a las mofas hacia ella.

por **Aldebaran Ballester** Miér Oct 09, 2013 3:16 pm

La música pasa a inundar la sala por completo, los altos y bajos entre cada una de las notas van tejiendo un espectacular desenvolvimiento de piezas cuyo matiz es abordado por las parejas que poco a poco van llenando la pista de baile. Los lujosos vestidos, los finos trajes, la belleza de las damas, todo en un ecosistema tan unido y perfecto que pareciese ser realmente una convivencia normal entre personas, aun cuando claro, más de una de ellas no lleva más que la máscara de la hipocresía bien puesta.

Los ojos marrones del galante caballero se posicionan sobre la preciosa mujer, sus labios dibujan una sonrisa ladina al momento de mantener cierta risa callada ante el chiste de su ahora acompañante, evidentemente, ella tiene un dote para las mofas hacia los ajenos –Por favor, si ir a hacer el ridículo para poder hacerla sonreír es necesario… No me rete, que ahorita mismo me convierto en un bufón- el brazo del español con calma sostiene la mano delicada de Gabrielle, siendo esto el comienzo para una caminata lenta hacia la pista del baile mientras va compartiendo ciertos comentarios irónicos -¡Pero será todo un honor! No siempre se tiene el placer de ser la primer pareja de baile para una mujer tan bella como usted, por ello, dudo mucho que me arrepienta de esto y sobre las pisadas… Bueno… No creo que sean peores que escuchar todos los chismes de los altos mandos sociales, ¿verdad?- y tras su último cuestionamiento, la ceja de Aldebarán se alza ante un gesto cínico por su burla hacia las costumbres aristócratas, un repudio que evidentemente ambos comparten.

El momento ya está ante ellos, las manos del hijo prodigio de España se posicionan una a una sobre el esbelto cuerpo de la fémina. Su mano diestra sobre su cintura y delicadamente con su zurda entrelaza sus dedos con los ajenos, alzándolos a la altura de su rostro -¿Preparada? Es sencillo, contemos cuatro tiempos e iremos repitiéndolos con calma ni presiones- su mirada se sincera y se clava en los hermosos zafiros que tiene ante él. Su primer movimiento es dar un paso hacia el frente –Uno…- Al cabo de un segundo lo regresa –Dos…- Conforme otro segundo más repite la acción –Tres…- y así, una vez más retrae el pie –Cuatro- con ello, usando su mano siniestra hace que su nueva bailarina favorita gire sobre su propio eje con calma, volviéndola atrapar para retomar los cuatro tiempos de baile -¿Ve? Es sencillo… Solo vea mis ojos, deje llevar su alma sobre la música y olvidémonos de los demás, esta noche y este baile será solo de dos- dibujando una gran sonrisa en su rostro tratando de transmitir confianza y calma a la doncella que ha robado ya toda su atención.

por **Gabrielle A. Valois** Dom Oct 13, 2013 11:12 pm

No podía negarlo, el hombre era bastante amable, así que simplemente sonrió ante las palabras que decía, no era capaz de dejarlo hacer el ridículo, hasta el momento no le caía lo suficientemente mal como para que quisiera hacer algo semejante, así que simplemente prosiguió el camino hacia el salón. Los sonidos comenzaban a revestir aquél lugar mientras que las risas suaves de las mujeres se hacían presentes, al igual que la galantería de los caballeros, a veces a ella le costaba saber que era verdad y que mentira, pero seguro que algo había raro en todo aquello, aunque no terminaba de encajar el "qué".

-Bueno es que la comparación que usted ha hecho deja sin excusas a cualquiera, no hay nada peor como un chisme contado por alguien que tenga sólo un poco de poder, porque entonces sí... Las cosas se pondrán mal- sonrió y encogió los hombros mientras negaba lentamente con la cabeza, no quería estar en la boca de los demás. El salón se veía mucho más hermoso y majestuoso estando ahí mismo, pero el nervio crecía en el interior de Gabrielle, tenía miedo de realmente ser la torpe que su madre le decía día con día, respiró profundo y observó al caballero -Cuatro tiempos...- repitió y dio un paso hacia atrás al tiempo que él movía su pie, aquellos primeros cuatro pasos la chica sólo se dedicó a observar los pies de ambos mientras su mano se posaba en el hombro de su acompañante y la otra se perdía entre sus dedos -Uno... Dos... Tres...Cuatro...- murmuraba casi para sí, pero las palabras siguientes hicieron que elevara la mirada hasta chocar con los ojos ajenos -Es que si no veo lo que hago lo voy a pisar- mencionó con un poco de preocupación.

-Sus ojos- murmuró como si de un secreto se tratara mientras intentaba recordar que uno era atrás, dos adelante y así sucesivamente, le estaba costando más de lo que ella quisiera, aunque poco a poco la música le fue invadiendo -Supongo que también me hacía falta un buen acompañante y que por supuesto supiera bailar...- sonrió de nuevo, en ese momento sus pies se movían casi solos, era como si hubieran perdido la noción de sí para entregarse al caballero que la sostenía de la cintura -¿De dos? Creo que es imposible olvidarme de los demás cuando murmuran tanto- sus dedos intentaban no aferrarse a la tela de su camisa, mantener un agarre-suave aunque al final terminó por dar un pisotón al caballero -Lo... Siento...- se detuvo un poco mientras sentía como sus mejillas comenzaban a arder en verdad -¿Le he lastimado?- mencionó un poco preocupada sintiendo como su pulso se había acelerado por la vergüenza.

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