Una vida de perros, si las hay.

por **Aramís Ioshua Huston** Mar Ago 17, 2010 6:40 pm

- Clan Huston -

Tener todas sus cosas en su debido lugar tenía su costo, arreeglaar negocios con la gente de las tiendas, acomodar el desastre que sus hermanos hacían en la guarida, vivir, comer bien. Al final del día el hermoso licantropo podía descansar y pasar un rato a solas, meditar, dormir en la orilla de la laguna como le gustaba, pero no esa noche. Esa noche la luna saldría y se lo tragaría, no quedaría nada de su conciencia y la bestia saldría de paseo. No quedaba más que esperar la medianoche.

Es lo que hacía Aramís en el lago en ese momento, esperar, no lo hacía del modo convencional ni se lamentaba por su suerte, al contrario, se preparaba. Estaba listo. Sus mejores ropas estaban proliamente dobladas en un bolso que había dejado bajo la sombre de un gran nogal mientras él se daba un baño en las frías aguas de la laguna, cualquiera que pasara por allí unos momentos luegos podía llevarse una gran sorpresa, y de yapa, una muerte asegurada.

por **Gail Z. Huston** Mar Ago 17, 2010 6:54 pm

Quédate en la guarida, será mejor que te transformes allí. Eso le había dicho Lhev, como en cada una de sus noches de luna llena. La pelirroja había resoplado y quejado, pero su mellizo no había dado el brazo a torcer. Quizás era por eso que su relación era algo fría. Se encogió de hombros, paseando por la orilla de la laguna con sus pies descalzos y sosteniendo su blanco vestido con sus manos, para que éste no se embarrara. Claro, ella no pensaba quedarse en la guarida mientras ellos correteaban sin conciencia por donde querían. Las transformaciones siempre eran mejores al aire libre, siempre lo eran. Un motivo simple y sencillo era que no hacía desastre en la guarida. Pero sabía que había motivos de sobra para que ella se quedara dentro y no saliera de allí.

Aquella noche sería la excepción a la regla. Saldría con sus hermanos a transformarse, quieran o no. Envueltas en una toalla, llevaba sus ropas en la cabeza y jugaba a hacer equilibrio con ellas. Pero antes de que se le cayeran de la cabeza, se apartó del lago con rapidez y sonrió, con satisfacción. Agradecía ser mucho más rápida de lo normal. Y agradecía tener un buen olfato, porque Aramís andaba por allí. Quitándose la toalla con sus ropas dentro de su cabeza, Gail comenzó a rastrearlo con lentitud. No quería que la vieran allí, o de seguro se llevaría una buena rabieta.

por Invitado Mar Ago 17, 2010 6:59 pm

Como si hubiera parecido con una rafaga de viento él llega a donde esta su hermana. Imponente como los antiguos cruzados donde podías respirar el olor a muerte tras de ellos.
A varios metros de ella pero vigilandole los pasos cual carcelero pero con los ojos cerrados, los cuales abre unicamente luego de sentir un olor familar. Arruga la Nariz. Aramis.
Si sus hermanos no fueran sus hermanos seguramente no tardarían en atacarlo escapar de él.

por **Aramís Ioshua Huston** Mar Ago 17, 2010 7:25 pm

Aquel olor de su manada no podría pasar inadvertido para las fosas nasales del rubión Huston. Aramís siguió nadando de espaldas, tranquilamente mientras aquel líquido le enfriaba el cuerpo - a esas alturas con demasiada temperatura - y lo relajaba. Esperaba que los mellizos se acercaran porque de seguro ya lo habían descubierto. No quedaba más que media hora para la medianoche, no era extraño que el huraño de Philliphe no se apareciera por allí. se sacudió los c abellos mientras nadaba hasta la cascada, una buena ducha de agua helada le haría genial.

por **Gail Z. Huston** Mar Ago 17, 2010 7:34 pm

Ya había olido en el aire a Lhev, y soltó un suspiro al ver a su hermano mayor nadar a lo lejos. Ya los había olido, de eso estaba más que segura. Pero, de todas maneras y a pesar de que Aramis se encontraba a una distancia prudente, farfulló: -Fue él que me obligó a venir- murmuró, dándose vuelta y enfocando sus ojos en la oscuridad para poder localizar a su mellizo. Cuando hizo aquello, soltó un bufido, recordando las palabras de Lhev: Quédate en la guarida, será mejor que te transformes allí. Maldito sea. De todas formas, podía inventar algo en su defensa. Luego le pediría disculpas a su mellizo, síp. Sus rojos cabellos centellaron suavemente en la noche por las estrellas, cuando logró localizar a Lhevin.

por Invitado Mar Ago 17, 2010 7:41 pm

Vuelve a arrugar la nariz y gruñe apenas audible, desviando la mirada de la de su hermana.
Lhevin tenía poco y nada genio y no aguantaba que nada estuviera fuera de su lugar, perfeccionista. Cuando algo se sale de los esquemas se pone de nervios y hace retumbar a tierra por donde camina. Su genio lo envejece mas de lo necesario.

Malhumorado como esta corre a una velocidad fuera de lo normal hasta terminar frente a su hermana, ganandole hasta el mismo viento.
La huele con los ojos cerrados y luego abre los ojos y mira a su hermano mayor.

por **Aramís Ioshua Huston** Mar Ago 17, 2010 8:00 pm

Hechenle el cachorro rabioso a Aramís que no se queja. Desde aquella distancia podía escuchar a la pefección la semi discusión de sus hermanos menores sin intervenir, aunque protegiera a Gail ante cualquiera sabía que Lhevín no le haría daño. Y bien sabía que su hermano sabía las consecuencias de cualquier impulso que tuviera. El relajado lobo nadó lento hasta salir como dios lo trajo al mundo y caminó hacia el árbol donde había dejado las cosas, sin siquiera mirarlos. Si Gail quería estar con ellos no se lo impediría, debía aprender a estar con los demás y no encerrada rompiendo todo lo que tenía en la casa.

Aramís quedó sentado mostrando sus grandes dotes masculinos al cielo y recostó su cabeza en el tronco, algo le decía que como cada luna llena él serie quien avisaría a la manada el momento. Cerró los ojos cuando aquella visión le laceró la cabeza mentalmente, observando como cada uno de sus hermanos sufría la transformación, sintiendo su dolor y sus lamentos antes que todo ocurriese.

por **Gail Z. Huston** Mar Ago 17, 2010 9:00 pm

Suelta una carcajada, completamente infantil y divertida al verlo aparecerse así frente a ella. Por más que a él le molestara, a ella le divertía verlo así. Era inocencia pura, porque no se imaginaba que lo desestabilizaba completamente haciendo esas cosas, hasta el punto del mal humor y querer hacer daño. Claro, él nunca podría tocarla con esas intenciones, pero Gail era demasiado niña como para ver aquel lado de las cosas.
Y, quizás, para completarla aún más, Gail le deja un pequeño beso rápido y fugaz en la pálida mejilla a su mellizo. Sabía que aquello podía molestarle demasiado, pero ella siempre tenía que demostrarle que a pesar de todo, lo amaba con el alma. Era su hermano, ¿no?

Cuando ve los ojos fijos de Lhev a la distancia, supone que debe de estar mirando a su hermano mayor. Si estaba en la laguna, seguramente lo hacía sin ropa. Asi que, para no incomodarlo (ya era suficiente cuando lo veía desnudo antes de cada transformación), se tapa sus ojos marrones chocolate y no se da vuelta hasta que se lo ordenen.

por Invitado Miér Ago 18, 2010 6:00 pm

Era estúpido e inútil, cuándo sus pensamientos iban en contra de Aramís no había lugar a discusiones.Primero porque a él no le gustaba decidir y segundo porque creía que siendo su hermano-parte de su debilidad-siempre terminaría perdiendo.Se tomaba el tiempo justo y necesario para sus cosas, no llegaba tarde, ni tampoco temprano, sólo a tiempo.El extrañarse por ver a los tres en la laguna no era algo posible y mucho menos en una situación así.Negó con la cabeza, muchas veces le tocaba poner algo de orden.

Mientras llegaba, anunciandose sin querer con su aroma tan usual, con un toque de tabaco en las mangas y algo de alcohol en el aliento, se acercó primero a dónde se encontraba Aramís.Le miró desnudo, sin inmutarse en lo más mínimo pero con la mirada severa.Buscó algo de ropa y se la tiró sobre la entrepierna, cubriéndole.Creía que no tenían que perveritir la mente de Gail, ni siquiera siendo sus hermanos-Creo que todo el mundo es consciente de lo bien dotado que estás,pero sabes lo que pienso de tus intentos por perturbar la mente de Gail.-le dijo.Desvió la mirada para mirar a los mellizos, haciendole una seña con al cabeza para que se acercaran, preguntandose que les habría ocurrido, Lehvin ya estaba rabiando de nuevo.

por Invitado Miér Ago 18, 2010 7:16 pm

Usualmente Lhevin era un perro con pulgas, malhumorado como los abuelos frustrados con la juventud, pero con la luna golpeandole los talones todo se multiplicaba por diez, a veces incluso más. Si el pequeño tuviera tan solo algo por que seguir viviendo aarte de su manada todo sería muy diferente...

Aprieta la mandíbula cuando los labios de Gail tocan su mejilla y la enfoca con esos ojos verdes fríos, llenos de rabia. Por un segundo aprece que su mirada sonríe, solo unleve segundo donde su gran muralla baja y luego vuelve a levantarse.

Volvió a respingar la nariz cuando siente a su hermano mayor cerca. Por alguna razon se relaja y sus hombros caen con simpleza. Su humor mejora, se tranquiliza y su guardia baja. Todo esta bien ahora.

por **Aramís Ioshua Huston** Miér Ago 18, 2010 7:25 pm

En ese estado pareciese que poco le imprtara el beso que le dió Gail a su mellizo, ni la aparición de su hermano mayor, ni siquiera cuando los pantalones de gabardina que había tenído antes tapaban ahora su entrepierna, no podía hacer nada con las visiones, ni tampoco lo intentaba, pareciese que sus poderes intentaban recordarle de esse modo en lo que se convertiría él y su manada en minutos luego.

El rubiónp arecía mirar a la nada cuando aquello ocurría, como si estuviera ausente y lejos de lo que más quería, sufriendo solo el lamento de los demás. Un debil y ronco gemido se escapó de sus labios.

por **Gail Z. Huston** Miér Ago 18, 2010 8:07 pm

Escuchó cómo Phil retaba a Aramís y le tiraba sus ropas; escuchó cómo gemía Aramís de dolor y allí se despató sus ojos. Su punto débil eran ellos. Si ellos sufrían, ella sufría el triple. Se acercó a Phil mucho más rápido que Lhev, besó su mejilla y salió disparando hacia Aramís. Cuando estuvo en una distancia prudente de él, puchereó.

Conocía esa mirada y esos gestos: visiones.

Poco le importó ensuciarse su pulcro vestido blanco que le daba un aire fantasmal cuando se arrodilló a su lado. Tampoco le importó demasiado que estuviera completamente desnudo a no ser por su entrepierna que estaba tapada con su ropa. Todo aquello, en esos momentos, le parecía estúpido comparado con los pequeños alaridos de dolor que Aramís debía de oír. Y en esos precisos momentos, cuando colocó una de sus pálidas manos en su hombro, lo vio todo. Las transformaciones de sus hermanos, su dolor, cómo chillaban de dolor... Y había quedado paralizada, porque aquello era extraño verlo y no sentirlo.

Antes de que se paralizara por completo, Gail abrazó a Aramís y escondió su rostro en su cuello, apretando sus ojos con fuerza e introduciéndole en su cabeza otras visiones: momentos que pasaban juntos, risas, conversaciones, comidas... Las buenas cosas que los mantenían juntos.

De a poco, volvió a escuchar los animales de la noche, a sus hermanos y a su propio corazón. Cuando vio lo que veía el rubio, se había metido tan de lleno en su visión que había dejado de prestar atención a las otras cosas.

por Invitado Miér Ago 18, 2010 8:17 pm

Los dientes le chillaron por lo bajo.Se mantuvo de pie, quieto cuándo Gail se acercó, últimamente aunque no lo deseara, tendría que ser más duro con Aramís. Sentía que no se esforzaba lo suficiente para controlar esas visiones, no es necesario que el vea ese tipo de cosas, la clase de bestias salvajes que son bajo la luna y mucho menos que Gail tenga que compartir eso.Pero no se veía capaz de retenerla para que no hiciera eso, el no era quién para prohibirle nada a nadie.Que sufriera uno le lastimaba y que sufriesen dos incluso más.

Su ceño se frunció y eso no podía ser bueno, pero tenían que cambiar los ánimos porque se le hacía la idea de que mientras más nerviosos estuviesen en ese momento, peor sería luego. Recogió el vestido de ella, mirándoles de reojo.Se incorporó y caminó hacia Lhevin, dejándoles un tiempo a solas, ya luego lidiaría con Aramís respecto a ese hecho.Buscó en su bolsillo un cigarro y lo encendió,ahora más calmado, otra vez con esa quietud,miró al mellizo un momento a los ojos, para luego desviar la mirada.No era muy necesarias las palabras entre ellos.

por Invitado Miér Ago 18, 2010 8:31 pm

Una extraña sensación lo recorre de pies a cabeza, como una ola de calor que parte desde el fondo de su estómago y lo hace estremecer.Sus orejas se sensibilizan y escuchan los lamentos internos de sus hermanos. Incluso eso puede escuchar.
Gruñe levemente. La luna se empeña en querer salir y un malestar le aprieta el corazón, al igual que a Aramis.

Cada luna llena es lo mismo. primero debiles, presas fáciles de la noche y cuando la noche esta en su apogeo y la luna brilla imponente, ellos se alzan entre la oscuridad. Fuertes, tremendamente fuertes. Uno más fuerte que otro pero todos juntos.

Cierra los ojos, sintiendo el olor de la tierra húmeda por el frío de la noche que empieza a caer y cuando los abres tiene a su hermano al lado.

De pocas palabras, ambos pero mucho más Lhevin, le mira con esos ojos que destilan energía.

Esta noche...- Le avisa a su hermano mayor. Esa noche el saldría a cazar a cuakquiera que se cruzara en su camino, buscando a los asesinos de sus padres, hasta que el sol saliera y su piel de lobo se quedara con la luna.

por **Aramís Ioshua Huston** Miér Ago 18, 2010 8:58 pm

Si lo hiciera a propósito su hermano tendría razón en cabrearse con él, pero no era así, no podía controlar elpoder aquel, y cada noche de luna llena era peor a la anterior, en ese momento lo único que veía eran los cuerpos de sus tres hermanos dispersandose en la oscuridad mientras los gritos le desgarraban los tímpanos y él se volvía en un tercer plano, lejos, incapaz de ayudarlos por que tambien se desfiguraba. Lhevin corría hacia la orilla como siempre, mientras que su hermano mayor permanecía inmóvil mientras la luna se lo tragaba, su pequeña Gail lloriqueaba mientras todo se volvía oscuro para él. Un suspiro grave y contudente se escuchó mientras sentía como los brazos de su pequeña niña lo envolvía en sus brazos y le pasaba sus recuerdos, buenos momentos de los que no querría escapar jamás. Los ojos jade del lobo se abrieron sorpresivamente, ambos obres traslúcidos y con aquel líquido salado que intentaba bañar sus mejillas. Todo lo que siempre necesitaba estaba allí, nada más, esa piel blanca y suave tomandolo entre sus brazos mientras los mechones rojos se mesclaban en su pecho.

- Nunca más hagas eso.. - regañó a su hermana, aunque aquel tono tan tranquilo siempre poco podía intimidar, no quería que ella sufriese por su inutilidad para controlar sus poderes, era algo con lo que debía lidiar, solo. A sus oídos había llegado el comentario de Lhevin, esa noche, en esa noche podían pasar tantas cosas que ni siquiera recordarían luego, nada podía estar planeado de antemano, en minutos sserían las bestias de la luna y solo ella sabría y los guiaría, esa noche ella era su dueña, su amante, su carcelera.

por **Gail Z. Huston** Miér Ago 18, 2010 9:21 pm

Sintió cómo sus ojos se abrieron y de a poco iba asimilando esos recuerdos que ella misma le había otorgado para que él no sufriera. Le fue imposible no soltar una carcajada de felicidad al sentirlo reaccionar de nuevo, que volvía a ser él. A pesar de que sus hermanos estén enfadados con ella, nunca dejaría de hacer esas cosas "tontas e impulsivas que no les veo el sentido". Pues para ella sí había sentido en hacer aquello, y siempre lo haría con tal de verlos a todos bien.

Escuchó sus palabras, con ese típico tono de voz suyo, con esa tranquilidad típica en Amarís y soltó un suspiro, relajando su cuerpo en el de su hermano y casi colocando su escaso peso en él. Si le decía que no lo haría mentía, y si le decía que no le importaba lo que él pensara, la regañarían. Pero eligió lo último para decir, buscándole una manera chistosa y tranquila para poder reprocharle sin que la regañen. Cinco segundos fueron suficientes para poder darse por vencida, y decir aquello de la mejor forma que sabía: siendo completamente directa.

-Procuraré estar más cerca de tí la próxima vez- le susurra, completamente pícara. Ya había escuchado lo que había dicho su mellizo. Sabía lo que sentía Lhevin, lo que sentía todas las noches de luna llena. Y ella deseaba lo mismo, pero no con el mismo fervor que él. Faltaba poco y lo sentía. Todos lo sentían, de eso estaba segura. Perderían todo sentimiento alguno y la conciencia no existiría para ellos. Solamente existiría la sed de sangre, nada más.

El olor a tierra húmeda, la suave brisa que soplaba de vez en cuando... Era de lo que más disfrutaba antes de estar a merced de la luna y de la sed.

por Invitado Miér Ago 18, 2010 9:36 pm

La sed de venganza que cultivaba desde los diez años era lo único que mantenía al muchacho con vida aún. La venganza era el motivo por el cual entrenaba día a día y noche tras noche para volverse el lobo que es hoy en día y es el único de la manada que tras todo ese entrenamiento no pierde totalmente el razocinio con la llegada de la dama blanca, la luna.

Por supuesto el único que sabía que Lhevin se mantenía casila mitad del tiempo sin perder la cabeza era su hermano Philliphe, por su poder.

Su cuerpo empieza a temblar. La luna estaba allí, alta y brillante, queriendo matarlos mientras sus hermanos se abrazan.
Se lleva su mano derecha a los labios y los abre levemente para mordersela, aguantando el dolor.

por Invitado Jue Ago 19, 2010 8:03 pm

Algún día, el algún momento y bajo cualquier circunstancia, tal vez lograrían controlar esa terrible transformación.Era casi media noche y la luna estaba a punto de hacer efecto sobre los cuerpos y almas algo desgastadas de ellos.Intento disipar su mente, distraerse y calmarse, recibir lo que le tocaba y aceptarlo, quejarse no haría bien alguno a nadie, tenía que, simplemente, aceptar lo que sucedía.

Las palabras de Lhevin no le fueron para nada agradable, una mirada de cierto reproche y lástima aparecieron en sus ojos.La tristeza y la sed de venganza lo tenían cegado, no era capaz de pensar con claridad, y he ahí dónde Phil tomaba lugar.Se adelantó un paso para acercarse a su hermano, sólo momentos antes, justo antes de que la luna comenzara a deformarlos.Llevó sus manos a sus mejillas y tras darle un vistazo rápido a los otros dos, se dejó llenar por profundo color atrayente de los ojos de Lhevin, lo último que vería antes del amanecer, lo último que su consciente le dejaría.Ese era el llamado o tal vez orden de paz que le daba, lo le diría porque en el interior, el lobo sabe que no será esa noche, que sus nervios sólo terminarían siendo una cicatriz más en cualquiera de los cuatro.
Su cuerpo se estremeció con ligereza mientras el profundo dolor se apoderaba de su cuerpo, poco a poco, como queriendo consumirle.

por **Aramís Ioshua Huston** Jue Ago 19, 2010 8:21 pm

Sabía que no era bueno ni muy fiable no sentir lo mismo que sus hermanos esa noche, ni ninguna otra noche, no era la sed de venganza lo que lo consumía, no se tomaba como los de su manada la muerte de sus padre ni sus culpables como ellos y siempre se lo reprochaba interiormente, no, no era un sentimiento agradable aunque hubiera amado tanto o más a sus progenitores que ellos. Las graciosas palabras de Gail lo hicieron sonreír muy levemente y dejar un beso fugaz en su cabello, suave.

No la dejaría sola hasta el último momento, se lo había prometido y cuando el abrazo de su hermana se fundió en su cuerpo todo el ritual de la transformación pareció más leve, la luna en lo alto, si, pero ellos estaban juntos y no sería esa noche la culpable de separarlos, a ninguno de ellos. El alto y rubio Huston apretó la mandíbula con fuerza mientras su cuerpo comenzaba a convulsionarse y sus manos pedían a gritos que soltase a Gail - Hasta el último momento.. - fue lo que pensó antes de que su mente se nublase y el c abello del animal comenzara a crecer por todo su cuerpo.

por **Gail Z. Huston** Vie Ago 20, 2010 7:33 pm

Aquel pequeño beso y aquella suavidad que su hermano empleaba con ella la había tranquilizado de una forma que ninguno de sus hermanos podía hacerlo. Siempre lo había creído y siempre lo había pensado: Aramís lograba muchas cosas más que sus hermanos en ella. Y sí, se lo había prometido desde que sus padres habían muerto, que no iba a dejarla nunca sola y sabía que lo iba a hacer.
Aquella noche no sería una excepción a las palabras de su hermano mayor y lo sabía.

Suspiró cuando vio en el cuerpo de su hermano el resplandor de la luna. Fue la primera vez que no se preocupó por lo que podía llegar a pasar en esa noche. Sabía que todo iba a estar bien. El dolor de la transformación fue mucho más leve que otras veces, a el punto que no chilló y lloró como siempre lo hacía. Antes de que perdiera el conocimiento, se soltó de Aramís y escuchó en su mente lobuna lo que su hermano había pensado y le sonrió. A los pocos segundos ya era un lobo sediento y con ganas de asesinar. Era un animal después de todo, una fiera.

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Una vida de perros, si las hay.

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