De gatos y perros

por **Neitsi & Nerishka** Vie Dic 25, 2015 9:45 pm

Paris, una ciudad tan mágica llena de místicos romances, plagada de mujeres hermosas a las que complacer y por supuesto a las cuales estafar, una cuna de dinero y estúpidas que caen fácilmente en la treta del juego de la pasión, cuando dicen “si te enamoras pierdes” bien a este caso le adjudicaremos que “si te enamoras de un cuervo, pierdes la vida”, perder la cabeza es tan fácil, sencillo y hasta divertido claro si es que eres el que mueve a las mujeres y causa la guerra entre ellas por uno, aumenta el ego y el precio de los juegos.

En un paseo nocturno por las calles de la ciudad en especial por la zona residencial, analizando a las futuras víctimas de un nuevo golpe de muerte, los De Witt tienen algo que los caracteriza, mientras a uno le ven caminando como un hombre más de sociedad, la otra está viviendo con las victimas analizando y encontrando los más íntimos y oscuros secretos de cada una para que el otro lo pueda utilizar a su antojo.

El reloj de bolsillo marca las 21:30 la luna en lo alto iluminaba más que las lámparas de la calle, una ráfaga de viento cruza por la zurda de aquel hombre, él sonríe y camina hacia uno de los callejones –Y bien, quien será esta vez- susurra cuando de la nada un eco femenino dulce pero peligroso suena lento –A una beata a la cual sus padres la tienen encerrada, está enferma, así que será fácil matarla y de paso, una noche podrías hacer que tome el cuerpo de ella y tú y yo- una mujer aparece de la nada como un halo de vida, una mujer de cabellos dorados y ojos verdes con una piel blanca que poco a poco iba tornándose en un bronceado leve y natural, entre los dos las miradas se intensifican hasta cargarse el ambiente de una aura pesada, abyecta.

por **Neitsi & Nerishka** Vie Mar 25, 2016 1:27 pm

Sólo un día, hace varios atrás, ha registrado algún evento útil en esta mente de voces imposibles de silenciar, un evento bastante fuera de lo común, uno que le dio un toque interesante a la estadía que tiene en este lugar. Sin embargo, fue hace varios días atrás y aunque pareciera haber sido ayer, no es así. Cada día se sucede a otro con una monotonía horriblemente eficaz, incluso peor que el día a día en libertad. Sólo hace falta levantarse por las mañanas para quedar desocupado, o así sucedería con cualquiera. Éste joven se levanta y el sistema automático ya está encendido, porque hay que ir a tomar desayuno y lo hace sin prisa, porque lo siguiente en la lista es asistir a terapia dentro de dos horas, y casi siempre la ingesta se tarda tal cantidad. Estar en terapia es sencillo, está ocupado haciendo cosas con las manos y así la mente se preocupa de coordinar y estarse callada. Luego, es hora de almorzar, entonces no puede tardar tanto como a la primera comida, pero sigue siendo sin prisas. Hay días en que este momento es libre y eso no es conveniente, entonces escoje cocinar en lugar de tomar lo que preparen en la cocina, así tarda más. Incluso la visita al psicólogo se está haciendo más cómoda, porque puede predecir sus palabras, sus preguntas y responder como siempre. En fin, todo un calendario con horarios en los que las sorpresas son difíciles de encontrar, incluso ahora que se dispone a tomar algunas fotografías del entorno, como cada miércoles y jueves en la tarde.

Hoy ha decidido indagar entre los rincones del establecimiento en el interior, porque la vez pasada fue en el jardín. Ahora quiere tomar algunas impresiones de rutina, para variar y como si no tuviera suficiente, para agregar a su colección. Ha encontrado una sala desocupada, una que parece de poco uso y más bien sencilla, pero hoy no está vacía, hoy hay una chica en ella. Una sorpresa, pero no lo suficientemente grande como para sacarle de la acostumbrada ausencia que le gobierna. Alza el lente cuando la ve dibujar piruetas, el obturador es silencioso como la muerte, toma una, dos, tres, varias tomas de una vez, esta cámara es capaz de hacerlo. No dispone de mucha perspectiva, pero eso puede dejarlo a los retoques. Siete, ocho, nueve y se detiene, porque la chica parece haberlo visto, eso quiere decir que se acercará o se detendrá, o justamente como sucede, caerá. No hay problema, era de esperar, la sostiene y sirve de apoyo.

- Lo siento, no quise desconcentrarte - intenta una disculpa que, después de todo, podría ser ignorada, pues en este lugar hay de todo.

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Re: De gatos y perros