AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Distracción. [James Hoffman]
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Distracción. [James Hoffman]
Iba caminando a paso ligero por las calurosas calles de París, sin rumbo fijo y con la mirada perdida.
La tarde se tornaba sofocante con tanta gente yendo y viniendo, no podía evitar sentirme sofocada, ¡ah, en momento así echaba de menos Rusia!.
Vi no muy lejos de mi a un hombre algo distraído y con dinero en mano, no pude evitar fijarme en sus buenas ropas, sonreí para mi maliciosamente, a las personas que le sobra el dinero no le debería importar compartir con los demás, por buenas o malas maneras.
Salí a la caza de mi objetivo, me apresuré a posicionarme junto a él mientras caminaba distraído. Con una aguja pinché su muñeca provocando que soltara el dinero, éste cayó en mis manos y salí corriendo como alma que lleva el diablo, miré tras de mí y vi que el hombre me perseguía, con la sonrisa en mis labios me metí en un callejón, la respiración agitada delataba mi cansancio y mi ligero miedo, aun que admito que hacer esas cosas me divertía.
Supuse a ver perdido de vista al hombre ya me había perdido en la multitud, me posé tras unos cartones y me senté en el suelo, así si pasaba por el callejón no me vería, una risa silenciosa se apoderó de mi. ¡Nunca aprenderás!, me decía mi hermano y tenía razón, robar era más divertido que trabajar...
La tarde se tornaba sofocante con tanta gente yendo y viniendo, no podía evitar sentirme sofocada, ¡ah, en momento así echaba de menos Rusia!.
Vi no muy lejos de mi a un hombre algo distraído y con dinero en mano, no pude evitar fijarme en sus buenas ropas, sonreí para mi maliciosamente, a las personas que le sobra el dinero no le debería importar compartir con los demás, por buenas o malas maneras.
Salí a la caza de mi objetivo, me apresuré a posicionarme junto a él mientras caminaba distraído. Con una aguja pinché su muñeca provocando que soltara el dinero, éste cayó en mis manos y salí corriendo como alma que lleva el diablo, miré tras de mí y vi que el hombre me perseguía, con la sonrisa en mis labios me metí en un callejón, la respiración agitada delataba mi cansancio y mi ligero miedo, aun que admito que hacer esas cosas me divertía.
Supuse a ver perdido de vista al hombre ya me había perdido en la multitud, me posé tras unos cartones y me senté en el suelo, así si pasaba por el callejón no me vería, una risa silenciosa se apoderó de mi. ¡Nunca aprenderás!, me decía mi hermano y tenía razón, robar era más divertido que trabajar...
Invitado- Invitado
Re: Distracción. [James Hoffman]
París. Ciudad ruidosa y sobrehabitada. Aquel día más, e ignoro si era por alguna razón en especial. Llevaba toda la mañana trabajando en la carpintería, y notaba las quejas tanto en mis antebrazos como en los dedos de cada mano. Hoy había estado especialmente solicitado, y había tallado y pulido madera como si la vida me fuera en ello.
Saqué de un cajón todo el dinero que había conseguido en la mañana y sin siquiera guardarlo, salí de la tienda con paso distraido. Reconté los billetes sin mucho interés. Aun quedaban unas horas para que anocheciera y podría pasarme por las zonas abandonadas para visitar a mi amiga (casi hermana) Nora. Ella necesitaba un poco de dinero, y aquel día si podría permitirme el lujo de darle un poco para que cubriera sus necesidades básicas. Guardé la mitad en el bolsillo de mi pantalón y resguardé lo que quedaba en mi mano.
Esquivé a varias personas, y cuando noté un fuerte pinchazo en la muñeca abrí la mano por reflejo. Por alguna razón los billetes no calleron al suelo. Subí la mano y chupé la herida que me había provocado aquella reacción, extrañado. Cuando alcé la vista, comprendí lo ocurrido. Una joven de cabellos rojizos, me acababa de robar. Sonreí estúpidamente recordando la primera vez que Nora había hecho lo mismo. Corrí tras ella durante un buen rato. Era muy rápida para qué negarlo, pero no se iba a salir con la suya. Entré por un callejón y utilicé las lecciones de Nora para alcanzar la misma calle que la joven incluso antes que ella. La vi entrar corriendo por el otro lado del callejón y sentarse satisfecha en unos cartones. No esperé a que se regocijara en mi cara. Salté sobre ella y la inmovilicé en el suelo, sujetando sus manos.
-¿Sabeis? No está bien robar de esa manera. No soy tan rico como pensais y tampoco ese dinero me ha caido del cielo- la miré desde arriba con ojos desafiantes-. Llevo toda la mañana trabajando, sin mencionar que vuestra forma de robar es totalmente penosa. Hasta yo lo haría mejor.
No estaba enojado, aunque hablaba con voz seria porque esa era mi actitud normal. En el fondo, la situación se me antojaba graciosa. Conocía bien por qué me había robado, incluso podía adivinar la clase de vida que llevaba la chica que me miraba desconcertada. Era muy joven, unos 18 o 19 años. Guapa. Pero se había equivocado conmigo. No iba a llevarse el dinero así por las buenas y aunque en cierto modo no me importaba puesto que iba a entregarlo a una causa parecida a la suya, me parecía mejor que no fuera pinchando con alfileres a todo el mundo que le apeteciera. La satisfacción en sus ojos al creerse vencedora me había tentado a molestarla.
Saqué de un cajón todo el dinero que había conseguido en la mañana y sin siquiera guardarlo, salí de la tienda con paso distraido. Reconté los billetes sin mucho interés. Aun quedaban unas horas para que anocheciera y podría pasarme por las zonas abandonadas para visitar a mi amiga (casi hermana) Nora. Ella necesitaba un poco de dinero, y aquel día si podría permitirme el lujo de darle un poco para que cubriera sus necesidades básicas. Guardé la mitad en el bolsillo de mi pantalón y resguardé lo que quedaba en mi mano.
Esquivé a varias personas, y cuando noté un fuerte pinchazo en la muñeca abrí la mano por reflejo. Por alguna razón los billetes no calleron al suelo. Subí la mano y chupé la herida que me había provocado aquella reacción, extrañado. Cuando alcé la vista, comprendí lo ocurrido. Una joven de cabellos rojizos, me acababa de robar. Sonreí estúpidamente recordando la primera vez que Nora había hecho lo mismo. Corrí tras ella durante un buen rato. Era muy rápida para qué negarlo, pero no se iba a salir con la suya. Entré por un callejón y utilicé las lecciones de Nora para alcanzar la misma calle que la joven incluso antes que ella. La vi entrar corriendo por el otro lado del callejón y sentarse satisfecha en unos cartones. No esperé a que se regocijara en mi cara. Salté sobre ella y la inmovilicé en el suelo, sujetando sus manos.
-¿Sabeis? No está bien robar de esa manera. No soy tan rico como pensais y tampoco ese dinero me ha caido del cielo- la miré desde arriba con ojos desafiantes-. Llevo toda la mañana trabajando, sin mencionar que vuestra forma de robar es totalmente penosa. Hasta yo lo haría mejor.
No estaba enojado, aunque hablaba con voz seria porque esa era mi actitud normal. En el fondo, la situación se me antojaba graciosa. Conocía bien por qué me había robado, incluso podía adivinar la clase de vida que llevaba la chica que me miraba desconcertada. Era muy joven, unos 18 o 19 años. Guapa. Pero se había equivocado conmigo. No iba a llevarse el dinero así por las buenas y aunque en cierto modo no me importaba puesto que iba a entregarlo a una causa parecida a la suya, me parecía mejor que no fuera pinchando con alfileres a todo el mundo que le apeteciera. La satisfacción en sus ojos al creerse vencedora me había tentado a molestarla.
Narim- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 17/01/2010
Edad : 35
Re: Distracción. [James Hoffman]
Sin darme siquiera cuenta que el hombre había adelantado mis pasos entrando por otro callejón, en un abrir y cerrar de ojos alguien se tiró encima mía sujetando fuertemente mis muñecas para así inmovilizarme. Se trataba del joven al que había robado, por unos segundos intenté zafarme, pero fue inútil, lo miré desconcertada pero aún tenía ganas de reír, era la primera vez que alguien adelantaba mis pasos.
-¿Sabeis? No está bien robar de esa manera. No soy tan rico como pensais y tampoco ese dinero me ha caido del cielo. Llevo toda la mañana trabajando, sin mencionar que vuestra forma de robar es totalmente penosa. Hasta yo lo haría mejor. -dijo con mirada desafiante, pero sus palabras hicieron que mi mirada se tornase ofensiva.
- ¿Penosa?, pero serás... ¡Suéltame y llévate tu dinero!- dije con chillidos agudos mientras me retorcía intentando escapar. Logré hacer que me soltara, me senté de nuevo en el suelo envolviéndole el dinero que le había robado.
- Lo siento, supongo que es mi manera de vivir... "robar es más divertido que trabajar"- me disculpé tontamente y dije esto último casi en un susurro, miré al joven algo avergonzada, pero robar no me causaba vergüenza, sino el hecho de que dijera que era penosa...
-¿Sabeis? No está bien robar de esa manera. No soy tan rico como pensais y tampoco ese dinero me ha caido del cielo. Llevo toda la mañana trabajando, sin mencionar que vuestra forma de robar es totalmente penosa. Hasta yo lo haría mejor. -dijo con mirada desafiante, pero sus palabras hicieron que mi mirada se tornase ofensiva.
- ¿Penosa?, pero serás... ¡Suéltame y llévate tu dinero!- dije con chillidos agudos mientras me retorcía intentando escapar. Logré hacer que me soltara, me senté de nuevo en el suelo envolviéndole el dinero que le había robado.
- Lo siento, supongo que es mi manera de vivir... "robar es más divertido que trabajar"- me disculpé tontamente y dije esto último casi en un susurro, miré al joven algo avergonzada, pero robar no me causaba vergüenza, sino el hecho de que dijera que era penosa...
Invitado- Invitado
Re: Distracción. [James Hoffman]
Su reacción no me sorprendía en absoluto, de hecho, me complació más de lo que quise admitir porque la había molestado de veras. Le dediqué una sonrisa torcida que era más de lo que solía mostrar ante la gente y puse los ojos en blanco. La solté y me senté a su lado respirando entrecortádamente por la carrera.
-Tranquilízaos, no pensaba haceros daño ni tampoco pretendía ofenderos tanto -dije con voz un tanto más jovial-. No es que robeis mal... es que me habeis hecho daño. ¿Con qué me habeis punzado la piel?
Eché un vistazo a mi muñeca y volví a llevármela a la boca con intención de que dejara de sangrar. Un diminuto punto rojo confirmaba que me había pinchado con algo. Volví a mirar a la joven que estaba un tanto abochornada. Evité sonreir de nuevo.
-Es una forma un tanto agresiva de conseguir el dinero... pero si os divierte que os descubran seguid con ese método. Es muy efectivo- dije entornando los ojos-. Robar debería ser tú últmo recurso para ganar dinero, no debería servir para aprovecharse de los que si trabajamos. Es más honrado mi método. Trabajo para el resto, y ellos me dan su dinero.
Bajé la mano y tomé los billetes que sostenía. Partí el montón en dos y se lo dejé en el regazo.
-Ha sido divertido correr detrás de vos- me encogí de hombros como si dar dinero por ello era lo más normal del mundo-. Podeis comprar lo que querais. No es mucho pero... en fin. Supongo que para algo os servirá... me... llamo James. James Hoffman.
-Tranquilízaos, no pensaba haceros daño ni tampoco pretendía ofenderos tanto -dije con voz un tanto más jovial-. No es que robeis mal... es que me habeis hecho daño. ¿Con qué me habeis punzado la piel?
Eché un vistazo a mi muñeca y volví a llevármela a la boca con intención de que dejara de sangrar. Un diminuto punto rojo confirmaba que me había pinchado con algo. Volví a mirar a la joven que estaba un tanto abochornada. Evité sonreir de nuevo.
-Es una forma un tanto agresiva de conseguir el dinero... pero si os divierte que os descubran seguid con ese método. Es muy efectivo- dije entornando los ojos-. Robar debería ser tú últmo recurso para ganar dinero, no debería servir para aprovecharse de los que si trabajamos. Es más honrado mi método. Trabajo para el resto, y ellos me dan su dinero.
Bajé la mano y tomé los billetes que sostenía. Partí el montón en dos y se lo dejé en el regazo.
-Ha sido divertido correr detrás de vos- me encogí de hombros como si dar dinero por ello era lo más normal del mundo-. Podeis comprar lo que querais. No es mucho pero... en fin. Supongo que para algo os servirá... me... llamo James. James Hoffman.
Narim- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 17/01/2010
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Re: Distracción. [James Hoffman]
-Tranquilízaos, no pensaba haceros daño ni tampoco pretendía ofenderos tanto No es que robeis mal... es que me habeis hecho daño. ¿Con qué me habeis punzado la piel?- preguntó algo más tranquilo, yo lo miré algo abochornada y me encogí de hombros ligeramente.
-Con un alfiler- susurré de forma audible para los dos y bajé la cabeza, no hubiese pretendido hacerle daño, solo un pinchazo de nada para que soltara el dinero pero se lo había clavado más de lo debido.
-Es una forma un tanto agresiva de conseguir el dinero... pero si os divierte que os descubran seguid con ese método. Es muy efectivo- dijo entornando los ojos - Robar debería ser tú últmo recurso para ganar dinero, no debería servir para aprovecharse de los que si trabajamos. Es más honrado mi método. Trabajo para el resto, y ellos me dan su dinero.- Tomó los billetes que sostenía y partió el montón en dos y se me lo dejó en el regazo.
-Ha sido divertido correr detrás de vos. Podeis comprar lo que querais. No es mucho pero... en fin. Supongo que para algo os servirá... me... llamo James. James Hoffman.- Lo miré impresionada, nunca nadie había regalado dinero por las buenas y menos después de haberle robado, eso sí, jamás me habían atrapado hasta hoy en día.
-Quedaros con vuestro dinero monsieur Hoffman. Ya ha sido bastante bochornoso el robarle como para aceptar esto- dije poniéndome de pie y devolviéndole su dinero, no me quedaría con él, me hubiese sabido mal. -Mi nombre es Nadezhda, señor, Nadezhda Kuznetsova y para seros franca no soy muy asidua al trabajo, no se me dan bien las grandes responsabilidades, creo que lo único que se me ha dado bien en toda la vida a sido correr... escapar supongo- dije bajando la cabeza ligeramente y encogiéndome de hombros, me sentía ligeramente avergonzada y nunca lo había estado por robar.
-Con un alfiler- susurré de forma audible para los dos y bajé la cabeza, no hubiese pretendido hacerle daño, solo un pinchazo de nada para que soltara el dinero pero se lo había clavado más de lo debido.
-Es una forma un tanto agresiva de conseguir el dinero... pero si os divierte que os descubran seguid con ese método. Es muy efectivo- dijo entornando los ojos - Robar debería ser tú últmo recurso para ganar dinero, no debería servir para aprovecharse de los que si trabajamos. Es más honrado mi método. Trabajo para el resto, y ellos me dan su dinero.- Tomó los billetes que sostenía y partió el montón en dos y se me lo dejó en el regazo.
-Ha sido divertido correr detrás de vos. Podeis comprar lo que querais. No es mucho pero... en fin. Supongo que para algo os servirá... me... llamo James. James Hoffman.- Lo miré impresionada, nunca nadie había regalado dinero por las buenas y menos después de haberle robado, eso sí, jamás me habían atrapado hasta hoy en día.
-Quedaros con vuestro dinero monsieur Hoffman. Ya ha sido bastante bochornoso el robarle como para aceptar esto- dije poniéndome de pie y devolviéndole su dinero, no me quedaría con él, me hubiese sabido mal. -Mi nombre es Nadezhda, señor, Nadezhda Kuznetsova y para seros franca no soy muy asidua al trabajo, no se me dan bien las grandes responsabilidades, creo que lo único que se me ha dado bien en toda la vida a sido correr... escapar supongo- dije bajando la cabeza ligeramente y encogiéndome de hombros, me sentía ligeramente avergonzada y nunca lo había estado por robar.
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Re: Distracción. [James Hoffman]
-Con un alfiler- repetí bajito como para mi mismo-. Debí de haberlo imaginado.
Observé la expresión sorprendida de Nadezhda y alcé una ceja cuando me lo devolvió. Quise decirle que no fuera tonta, que realmente prefería que lo utilizara alguien que lo necesitara pero lo guardé en el bolsillo contrario al que reposaba la otra mitad. Me puse de pie frente a ella y la miré pensativo. Tomé un mechón rojizo de su pelo y lo miré distraido.
-Bueno, ya que no quereis aceptar mi dinero y me habeis robado, creo que tengo derecho a pedirla que me deje invitarla a algo de cenar por las molestias que he sufrido, ya que ahora se me antoja no estar solo. Claro, si quiere interpretarlo como que la estoy obligando a acompañarme hágalo, es libre.- solté su mechón con cuidado y la miré con seriedad fingida. Tendí mi mano sabiendo que no se negaría-. ¿Sois rusa? Vuestro apellido... no es de aquí.
Comencé a andar con ella al lado y salí a la calle principal abarrotada de gente. Seguían empujándose unos a otros y esquivé a muchos de ellos para que no ocurriera lo mismo con nosotros. Miré a la joven peliroja esperando que respondiera.
Observé la expresión sorprendida de Nadezhda y alcé una ceja cuando me lo devolvió. Quise decirle que no fuera tonta, que realmente prefería que lo utilizara alguien que lo necesitara pero lo guardé en el bolsillo contrario al que reposaba la otra mitad. Me puse de pie frente a ella y la miré pensativo. Tomé un mechón rojizo de su pelo y lo miré distraido.
-Bueno, ya que no quereis aceptar mi dinero y me habeis robado, creo que tengo derecho a pedirla que me deje invitarla a algo de cenar por las molestias que he sufrido, ya que ahora se me antoja no estar solo. Claro, si quiere interpretarlo como que la estoy obligando a acompañarme hágalo, es libre.- solté su mechón con cuidado y la miré con seriedad fingida. Tendí mi mano sabiendo que no se negaría-. ¿Sois rusa? Vuestro apellido... no es de aquí.
Comencé a andar con ella al lado y salí a la calle principal abarrotada de gente. Seguían empujándose unos a otros y esquivé a muchos de ellos para que no ocurriera lo mismo con nosotros. Miré a la joven peliroja esperando que respondiera.
Narim- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 17/01/2010
Edad : 35
Re: Distracción. [James Hoffman]
Lo miré con deje de vergüenza cuando cogió un mechón de mi cabello, su mirada distraída se posó en la mía, notaba como mis mejillas se encendían ligeramente
-Bueno, ya que no quereis aceptar mi dinero y me habeis robado, creo que tengo derecho a pedirla que me deje invitarla a algo de cenar por las molestias que he sufrido, ya que ahora se me antoja no estar solo. Claro, si quiere interpretarlo como que la estoy obligando a acompañarme hágalo, es libre.- soltó mi mechón con cuidado y me miró con seriedad. Tendió su mano para que asiera a ella, y lo hice, la verdad estaba muerta de hambre, no había comido nada desde el desayuno, no me negaría a su invitación - ¿Sois rusa? Vuestro apellido... no es de aquí- continuó mientras salíamos a la calle principal esquivando a las personas para no caminar ataviados, empujándonos los unos a los otros.
- Sí señor, de San Petersburgo, llevo un llevo siete años en Francia, pero solo uno en París- respondí con sinceridad y una sonrisa amistosa. - Señor... gracias... gracias por invitarme a cenar- volví a decir en un leve susurro bajando la cabeza, la gratitud no se me daba muy bien a decir verdad.
-Bueno, ya que no quereis aceptar mi dinero y me habeis robado, creo que tengo derecho a pedirla que me deje invitarla a algo de cenar por las molestias que he sufrido, ya que ahora se me antoja no estar solo. Claro, si quiere interpretarlo como que la estoy obligando a acompañarme hágalo, es libre.- soltó mi mechón con cuidado y me miró con seriedad. Tendió su mano para que asiera a ella, y lo hice, la verdad estaba muerta de hambre, no había comido nada desde el desayuno, no me negaría a su invitación - ¿Sois rusa? Vuestro apellido... no es de aquí- continuó mientras salíamos a la calle principal esquivando a las personas para no caminar ataviados, empujándonos los unos a los otros.
- Sí señor, de San Petersburgo, llevo un llevo siete años en Francia, pero solo uno en París- respondí con sinceridad y una sonrisa amistosa. - Señor... gracias... gracias por invitarme a cenar- volví a decir en un leve susurro bajando la cabeza, la gratitud no se me daba muy bien a decir verdad.
Invitado- Invitado
Re: Distracción. [James Hoffman]
Escuché con atención sus palabras. Ahora que la iba conociendo un poco mejor me daba cuenta de lo tímida que era. Incluso juraría que se había sonrojado levemente hacía apenas unos segundos lo que por poco me hace reir. La miré de reojo. Lo que más me llamaba la atención de Nadezhda era su rostro de niña, de tez pálida y rasgos frágiles. No me extrañé cuando reveló el lugar del que pertenecía.
No la había invitado a cenar por ningún motivo egoista. Tampoco quería castigarla por haberme robado... simplemente la estaba haciendo un favor, porque sabía que tendría hambre. Nadie se arriesga a robar de esa manera sin un motivo de poder... me pregunté si aquella joven sería pobre como Nora y viviría en las zonas abandonadas, o simplemente... al ser extrangera, había venido con el circo. Sí, eso era más probable.
-No me deis las gracias. Sabía de antemano que rechazaríais el dinero... estaba todo planeado- sonreí levemente complacido, aunque se sabía que hablaba irónicamente-. Al menos me hareis compañía. Yo he vivido siempre en París. Me gusta esta ciudad a pesar de la sociedad tan hipócrita.
Llegamos a la plaza central de París, y oteé el horizonte en busca de un sitio donde comer sencillo. Descarté unos cuantos por propia esperiencia, y al final elegí el que menos me había decepcionado donde algún que otro amigo trabajaba. Nos sentamos en una mesa del exterior. Hacía buen día y haría buena noche.
-Pedid lo que querais- dije mientras le tendía la carta y musitaba a un camarero lo que sería mi cena-. Llevais siete años en Francia pues... ¿a qué os dedicais a parte de a clavar alfileres a la gente inocente como yo?
Sonreí para que entendiera que estaba bromeando y dejé que el camarero se llevara las cartas.
No la había invitado a cenar por ningún motivo egoista. Tampoco quería castigarla por haberme robado... simplemente la estaba haciendo un favor, porque sabía que tendría hambre. Nadie se arriesga a robar de esa manera sin un motivo de poder... me pregunté si aquella joven sería pobre como Nora y viviría en las zonas abandonadas, o simplemente... al ser extrangera, había venido con el circo. Sí, eso era más probable.
-No me deis las gracias. Sabía de antemano que rechazaríais el dinero... estaba todo planeado- sonreí levemente complacido, aunque se sabía que hablaba irónicamente-. Al menos me hareis compañía. Yo he vivido siempre en París. Me gusta esta ciudad a pesar de la sociedad tan hipócrita.
Llegamos a la plaza central de París, y oteé el horizonte en busca de un sitio donde comer sencillo. Descarté unos cuantos por propia esperiencia, y al final elegí el que menos me había decepcionado donde algún que otro amigo trabajaba. Nos sentamos en una mesa del exterior. Hacía buen día y haría buena noche.
-Pedid lo que querais- dije mientras le tendía la carta y musitaba a un camarero lo que sería mi cena-. Llevais siete años en Francia pues... ¿a qué os dedicais a parte de a clavar alfileres a la gente inocente como yo?
Sonreí para que entendiera que estaba bromeando y dejé que el camarero se llevara las cartas.
Narim- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 17/01/2010
Edad : 35
Re: Distracción. [James Hoffman]
-No me deis las gracias. Sabía de antemano que rechazaríais el dinero... estaba todo planeado. Al menos me hareis compañía. Yo he vivido siempre en París. Me gusta esta ciudad a pesar de la sociedad tan hipócrita.- dijo sonriendo, yo devolví su sonrisa con otra, el chico me empezaba a caer muy bien.
Llegamos a una y él nos dirigió hasta un lugar sencillo donde ambos podamos saciar nuestro apetito. Nos sentamos en una terraza y el camarero nos trajo la carta. Yo posé mis ojos en uno de los platos y fue el que pedí, mientras James hacía lo mismo.
-Pedid lo que querais- insistió y yo le tomé la palabra.
-Una velouté magra, gracias.- dije al camarero mientras posaba de nuevo mis ojos en el joven.
Llevais siete años en Francia pues... ¿a qué os dedicais a parte de a clavar alfileres a la gente inocente como yo?- dijo con una sonrisa en pos de que estaba bromeando. Lo miré con cierto deje de enfado, pero enseguida cambié a una agradable sonrisa. Posé mis codos sobre la mesa y sujeté mi rostro con ambas manos.
-Aveces ayudo a una señora del clan grupo gitano en el mercado de flores, también leo las cartas y las manos a gente crédula y aveces se me da por robar...- concluí entornando los ojos hacia arriba intentando parecer más inocente, sonreí divertida, mis "trabajos" no eran muy dignos a decir verdad pero no sabía hacer otra cosa, así fui criada.
Llegamos a una y él nos dirigió hasta un lugar sencillo donde ambos podamos saciar nuestro apetito. Nos sentamos en una terraza y el camarero nos trajo la carta. Yo posé mis ojos en uno de los platos y fue el que pedí, mientras James hacía lo mismo.
-Pedid lo que querais- insistió y yo le tomé la palabra.
-Una velouté magra, gracias.- dije al camarero mientras posaba de nuevo mis ojos en el joven.
Llevais siete años en Francia pues... ¿a qué os dedicais a parte de a clavar alfileres a la gente inocente como yo?- dijo con una sonrisa en pos de que estaba bromeando. Lo miré con cierto deje de enfado, pero enseguida cambié a una agradable sonrisa. Posé mis codos sobre la mesa y sujeté mi rostro con ambas manos.
-Aveces ayudo a una señora del clan grupo gitano en el mercado de flores, también leo las cartas y las manos a gente crédula y aveces se me da por robar...- concluí entornando los ojos hacia arriba intentando parecer más inocente, sonreí divertida, mis "trabajos" no eran muy dignos a decir verdad pero no sabía hacer otra cosa, así fui criada.
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Re: Distracción. [James Hoffman]
Miré la cara de falso enfado de Nadezhda y cómo ésta se tornó después divertida y risueña. Cuando pidió lo que tomaría y acercó su cara para apoyarla en sus manos, me llegó su olor dulce y la piel se me puso de gallina. Era agradable y suave, y no se por qué pensé que ese perfume natural de su piel iba acorde con su apariencia.
-¿Eso quiere decir que no teneis ningún don sobrenatural?- dije con fingida voz decepcionada-. Oh vaya, creí que había dado por fin con una ladrona que pudiera predecirme el futuro.
Observé su gesto de "no he roto un plato en mi vida" y por quinta vez en ese día sonreí. Desde luego, se le daba muy bien mentir y aparentar.
-Sois una timadora en toda regla. Si me pedis con esos ojos que os de todo lo que llevo encima tendría que dároslo muy a mi pesar- ignoré el piropo que podía suponer para ella mis palabras y la miré un tanto embelesado. Era cierto que era buena actriz. Seguro que me podía engañar de mil maneras y yo, como tonto, confiaría en su palabra.
Un camarero dejó delante de mi nuestro pedido y tuve que desviar la mirada al plato. Cogí el tenedor distraido como siempre, algo que me daba un halo misterioso según Nora, y pinché la comida sin entusiasmo. La boca se me hizo agua al primer bocado.
-¿Os gusta vivir así? Por curiosidad.
-¿Eso quiere decir que no teneis ningún don sobrenatural?- dije con fingida voz decepcionada-. Oh vaya, creí que había dado por fin con una ladrona que pudiera predecirme el futuro.
Observé su gesto de "no he roto un plato en mi vida" y por quinta vez en ese día sonreí. Desde luego, se le daba muy bien mentir y aparentar.
-Sois una timadora en toda regla. Si me pedis con esos ojos que os de todo lo que llevo encima tendría que dároslo muy a mi pesar- ignoré el piropo que podía suponer para ella mis palabras y la miré un tanto embelesado. Era cierto que era buena actriz. Seguro que me podía engañar de mil maneras y yo, como tonto, confiaría en su palabra.
Un camarero dejó delante de mi nuestro pedido y tuve que desviar la mirada al plato. Cogí el tenedor distraido como siempre, algo que me daba un halo misterioso según Nora, y pinché la comida sin entusiasmo. La boca se me hizo agua al primer bocado.
-¿Os gusta vivir así? Por curiosidad.
Narim- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 17/01/2010
Edad : 35
Re: Distracción. [James Hoffman]
-¿Eso quiere decir que no teneis ningún don sobrenatural?. Oh vaya, creí que había dado por fin con una ladrona que pudiera predecirme el futuro- reí levemente y bajé la mirada.
-Bueno, algo he aprendido, pero yo no creo que el destino esté prescrito- dije, pero éste apenas hizo caso de mis palabras y continuó diciendo...
-Sois una timadora en toda regla. Si me pedis con esos ojos que os de todo lo que llevo encima tendría que dároslo muy a mi pesar- me sonrojé, sus palabras fueron como ligeros piropos hacia mi, no pude evitar sonreír de nuevo.
El camarero dejó nuestros platos en la mesa y se retiró, me abalancé rápidamente hacia el mío, en realidad me moría de hambre. Hice caso omiso a cualquier mirada, incluso a la del chico que me acompañaba, la boca se me hacía agua y no podía evitar intentar devorarlo todo. No mal interpretéis mis ansias, cuando pasas sin comer todo el día cualquier comida te parece poca, es normal que prácticamente lo engullera todo, pero no perdía la compostura.
-¿Os gusta vivir así? Por curiosidad.- volvió a decir el chico, yo lo miré y me encogí de hombros, no esperaba esa pregunta.
-No conozco otra vida, señor, así que si no me gustase vivir en la que tengo, ¿de qué me serviría vivir?- dije con suma tranquilidad y volví a llevarme a la boca la comida sin apartar mi mirada de la suya.
-Bueno, algo he aprendido, pero yo no creo que el destino esté prescrito- dije, pero éste apenas hizo caso de mis palabras y continuó diciendo...
-Sois una timadora en toda regla. Si me pedis con esos ojos que os de todo lo que llevo encima tendría que dároslo muy a mi pesar- me sonrojé, sus palabras fueron como ligeros piropos hacia mi, no pude evitar sonreír de nuevo.
El camarero dejó nuestros platos en la mesa y se retiró, me abalancé rápidamente hacia el mío, en realidad me moría de hambre. Hice caso omiso a cualquier mirada, incluso a la del chico que me acompañaba, la boca se me hacía agua y no podía evitar intentar devorarlo todo. No mal interpretéis mis ansias, cuando pasas sin comer todo el día cualquier comida te parece poca, es normal que prácticamente lo engullera todo, pero no perdía la compostura.
-¿Os gusta vivir así? Por curiosidad.- volvió a decir el chico, yo lo miré y me encogí de hombros, no esperaba esa pregunta.
-No conozco otra vida, señor, así que si no me gustase vivir en la que tengo, ¿de qué me serviría vivir?- dije con suma tranquilidad y volví a llevarme a la boca la comida sin apartar mi mirada de la suya.
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Re: Distracción. [James Hoffman]
Dejé de comer unos instantes para observar el hambre voraz de la joven, que se notaba a leguas. Intentaba mantener la compostura, pero debía de llevar días sin comer y no conseguía disimular del todo. Al final suspiré y seguí comiendo sin mirarla. Tampoco pretendía intimidarla. Recapacité ante su respuesta.
-No estoy de acuerdo. Veis cada día a miles de personas en París diferentes a vos, y ellos tienen otras vidas. Seguro que envidiareis algunas cosas y otras las detestareis, pero podeis elegir vuestro futuro. Yo tampoco creo en el destino asique si no os gusta algo de vuestra vida... creo que estais a tiempo de cambiarlo. Sois joven- miré de reojo el rostro inmaculado de Nadezhda-. ¿Qué edad teneis?
Miré el plato vacío de la joven y alcé una ceja divertido. Pedí otro plato sin consultarla. Estaba seguro de que le había sabido a poco. La miré serio de nuevo al escuchar su edad. Me comenzaba a preocupar aquella joven.
-Oye Nadezhda. Quiero que acepte mi dinero. No me sentiré bien hasta saber que lo teneis y que podreis desayunar algo mañana. ¿Cuanto tiempo llevabais sin comer?
-No estoy de acuerdo. Veis cada día a miles de personas en París diferentes a vos, y ellos tienen otras vidas. Seguro que envidiareis algunas cosas y otras las detestareis, pero podeis elegir vuestro futuro. Yo tampoco creo en el destino asique si no os gusta algo de vuestra vida... creo que estais a tiempo de cambiarlo. Sois joven- miré de reojo el rostro inmaculado de Nadezhda-. ¿Qué edad teneis?
Miré el plato vacío de la joven y alcé una ceja divertido. Pedí otro plato sin consultarla. Estaba seguro de que le había sabido a poco. La miré serio de nuevo al escuchar su edad. Me comenzaba a preocupar aquella joven.
-Oye Nadezhda. Quiero que acepte mi dinero. No me sentiré bien hasta saber que lo teneis y que podreis desayunar algo mañana. ¿Cuanto tiempo llevabais sin comer?
Narim- Humano Clase Media
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Edad : 35
Re: Distracción. [James Hoffman]
Había acabado de comer sin darme cuenta, lo había devorado todo en un santiamén y aún me sabía a poco.
-No estoy de acuerdo. Veis cada día a miles de personas en París diferentes a vos, y ellos tienen otras vidas. Seguro que envidiareis algunas cosas y otras las detestareis, pero podeis elegir vuestro futuro. Yo tampoco creo en el destino asique si no os gusta algo de vuestra vida... creo que estais a tiempo de cambiarlo. Sois joven. ¿Qué edad teneis?- ladeé la cabeza a un costado, siempre me había planteado qué hacer de mi vida pero nunca tenía la respuesta correcta y al ser gitana nadie deseaba darme un empleo de verdad, solo cosas banales, cosas que duraban un día o una semana con suerte.
-Hace poco he cumplido 19, señor, ¿y usted?- pregunté curiosa, de pronto vi como el camarero traía otro plato de comida y lo ponía delante mía, miré sorprendida y avergonzada al mismo tiempo, no pretendía que se tomara tantas molestias.
-Oye Nadezhda. Quiero que acepte mi dinero. No me sentiré bien hasta saber que lo teneis y que podreis desayunar algo mañana. ¿Cuanto tiempo llevabais sin comer?- su pregunta me dejó pensativa, ¿como podía alguien que no me conoce de nada interesarse tanto en mi?, nadie más que mi hermano se había preocupado por mi en toda mi vida.
-Todo el día de hoy y no se preocupe, por ello, tendré qué desayunar mañana, mi hermano vela por mi- dije bajando la mirada, dudo que comprendiera el por qué me comporto como una vulgar ladrona - solo robo para facilitar el trabajo a mi hermano, no me gusta que se mate por los dos y yo al ser mujer tengo pocas posibilidades de un trabajo digno.- Mi mirada se perdía, sabía expresar muy bien mis sentimientos, aun que siempre me ha costado llorar, no lo hacía desde la muerte de mi padre, pero aquella tarde los ojos empezaban a picarme. Giré la cabeza a un lado, no soportaba el hecho de lagrimear frente a un desconocido.
-No estoy de acuerdo. Veis cada día a miles de personas en París diferentes a vos, y ellos tienen otras vidas. Seguro que envidiareis algunas cosas y otras las detestareis, pero podeis elegir vuestro futuro. Yo tampoco creo en el destino asique si no os gusta algo de vuestra vida... creo que estais a tiempo de cambiarlo. Sois joven. ¿Qué edad teneis?- ladeé la cabeza a un costado, siempre me había planteado qué hacer de mi vida pero nunca tenía la respuesta correcta y al ser gitana nadie deseaba darme un empleo de verdad, solo cosas banales, cosas que duraban un día o una semana con suerte.
-Hace poco he cumplido 19, señor, ¿y usted?- pregunté curiosa, de pronto vi como el camarero traía otro plato de comida y lo ponía delante mía, miré sorprendida y avergonzada al mismo tiempo, no pretendía que se tomara tantas molestias.
-Oye Nadezhda. Quiero que acepte mi dinero. No me sentiré bien hasta saber que lo teneis y que podreis desayunar algo mañana. ¿Cuanto tiempo llevabais sin comer?- su pregunta me dejó pensativa, ¿como podía alguien que no me conoce de nada interesarse tanto en mi?, nadie más que mi hermano se había preocupado por mi en toda mi vida.
-Todo el día de hoy y no se preocupe, por ello, tendré qué desayunar mañana, mi hermano vela por mi- dije bajando la mirada, dudo que comprendiera el por qué me comporto como una vulgar ladrona - solo robo para facilitar el trabajo a mi hermano, no me gusta que se mate por los dos y yo al ser mujer tengo pocas posibilidades de un trabajo digno.- Mi mirada se perdía, sabía expresar muy bien mis sentimientos, aun que siempre me ha costado llorar, no lo hacía desde la muerte de mi padre, pero aquella tarde los ojos empezaban a picarme. Giré la cabeza a un lado, no soportaba el hecho de lagrimear frente a un desconocido.
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Re: Distracción. [James Hoffman]
-Tengo 20 años. Uno más que vos...- comenté arrastrando las palabras. Parecía mentira que fuera tan solo un años más joven y pareciera tan...
Suspiré sonoramente. No aparté los ojos de ella, y vi cómo la tristeza la invadía de pronto. Sentí un impulso estúpido de consolarla, pero no creía que a ella la pareciera bien que la tocase o me metiera tanto en su vida. Al fin y al cabo era un hombre y toda la situación podía malinterpretarse. Saqué el dinero de mi bolsillo y tomé la mano de la joven que no sostenía el tenedor. Deposité allí el dinero y se la cerré apretándola levemente.
-Comprendo por todo lo que pasais. Cada vez me recordais más a Nora, mi mejor amiga y casi hermana. Ella está sola, pero al fin y al cabo en la misma situación- dije arrastrando las palabras-. Quédese con el dinero. Yo también quiero ayudarle, a vos y a vuestro hermano.
Solté su mano lentamente. Ella no me miraba. No hice ningún comentario y me levanté un momento de la silla con intención de dejarla respirar. Me acerqué a la barra y pagué la cuenta. Cuando regresé a la mesa Nadezhda parecía igual de descompuesta, pero había terminado de comer. Me acuclillé a su lado y observé sus ojos llorosos. No pude evitar tomarle la cara y hacerla mirarme con preocupación.
-Podeis llorar si quereis... yo... a veces también lo hago, pero no debeis preocuparos más... todo podrá salir bien si vos quereis- sonreí amablemente y tomé su mano tirándo levemente de ella e incorporándome-. Vamos, os acompañaré a donde vayais a pasar la noche. No quiero que andeis por ahí sola ahora que no está vuestro hermano.
Suspiré sonoramente. No aparté los ojos de ella, y vi cómo la tristeza la invadía de pronto. Sentí un impulso estúpido de consolarla, pero no creía que a ella la pareciera bien que la tocase o me metiera tanto en su vida. Al fin y al cabo era un hombre y toda la situación podía malinterpretarse. Saqué el dinero de mi bolsillo y tomé la mano de la joven que no sostenía el tenedor. Deposité allí el dinero y se la cerré apretándola levemente.
-Comprendo por todo lo que pasais. Cada vez me recordais más a Nora, mi mejor amiga y casi hermana. Ella está sola, pero al fin y al cabo en la misma situación- dije arrastrando las palabras-. Quédese con el dinero. Yo también quiero ayudarle, a vos y a vuestro hermano.
Solté su mano lentamente. Ella no me miraba. No hice ningún comentario y me levanté un momento de la silla con intención de dejarla respirar. Me acerqué a la barra y pagué la cuenta. Cuando regresé a la mesa Nadezhda parecía igual de descompuesta, pero había terminado de comer. Me acuclillé a su lado y observé sus ojos llorosos. No pude evitar tomarle la cara y hacerla mirarme con preocupación.
-Podeis llorar si quereis... yo... a veces también lo hago, pero no debeis preocuparos más... todo podrá salir bien si vos quereis- sonreí amablemente y tomé su mano tirándo levemente de ella e incorporándome-. Vamos, os acompañaré a donde vayais a pasar la noche. No quiero que andeis por ahí sola ahora que no está vuestro hermano.
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Re: Distracción. [James Hoffman]
Observé como su mano se cerraba en la mía, dejando el dinero en mis manos y cerrándola levemente, no quise mirarlo a la cara, no quise que me viera llorar. Se levantó y se alejó de la mesa, no miré a donde se dirigía, yo guardé el dinero en mi bolsillo, ya me las ingeniaría para devolvérselo, no me gustaba que nadie sintiese pena por mi.
Acabé la cena en un santiamén y él volvió junto a mi, se acuclilló a mi lado y yo lo miré serena. Cogió mi cara en sus manos con mirada preocupada, mis mejillas se encendieron rápidamente tomando un tono de carmín ligero.
-Podeis llorar si quereis... yo... a veces también lo hago, pero no debeis preocuparos más... todo podrá salir bien si vos quereis. Vamos, os acompañaré a donde vayais a pasar la noche. No quiero que andeis por ahí sola ahora que no está vuestro hermano- dijo estirando mi mano para que me levantara y lo acompañase, yo sentí un impulso de abrazarlo, pero me contuve, no tenía derecho... Pero al fin y al cabo me sorprendía su bondad, algo con lo que me había topado poco o nada en mi vida.
Caminamos por las calles, con paso ligero, yo no sabía qué decir ni qué hacer, pero la compañía de aquel joven me hacía sentir mejor.
- Yo... os agradezco lo que estáis haciendo por mi- dije con dificultad, me picaba la garganta por el hecho de aguantar el llanto. -Pero no estáis obligado a ayudarme, no me mal interprete por favor, pero es que no estoy acostumbrada... lo siento- dije bajando la cabeza y deteniendo el paso, deseaba salir corriendo, odiaba que sintieran pena y estaba ligeramente avergonzada por ello. Levanté la mirada ligeramente y apreté los puños, sentía como si mis pies estuvieran pegados al suelo y mis ojos no se podían desprender del rostro inmaculado del joven.
Acabé la cena en un santiamén y él volvió junto a mi, se acuclilló a mi lado y yo lo miré serena. Cogió mi cara en sus manos con mirada preocupada, mis mejillas se encendieron rápidamente tomando un tono de carmín ligero.
-Podeis llorar si quereis... yo... a veces también lo hago, pero no debeis preocuparos más... todo podrá salir bien si vos quereis. Vamos, os acompañaré a donde vayais a pasar la noche. No quiero que andeis por ahí sola ahora que no está vuestro hermano- dijo estirando mi mano para que me levantara y lo acompañase, yo sentí un impulso de abrazarlo, pero me contuve, no tenía derecho... Pero al fin y al cabo me sorprendía su bondad, algo con lo que me había topado poco o nada en mi vida.
Caminamos por las calles, con paso ligero, yo no sabía qué decir ni qué hacer, pero la compañía de aquel joven me hacía sentir mejor.
- Yo... os agradezco lo que estáis haciendo por mi- dije con dificultad, me picaba la garganta por el hecho de aguantar el llanto. -Pero no estáis obligado a ayudarme, no me mal interprete por favor, pero es que no estoy acostumbrada... lo siento- dije bajando la cabeza y deteniendo el paso, deseaba salir corriendo, odiaba que sintieran pena y estaba ligeramente avergonzada por ello. Levanté la mirada ligeramente y apreté los puños, sentía como si mis pies estuvieran pegados al suelo y mis ojos no se podían desprender del rostro inmaculado del joven.
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Re: Distracción. [James Hoffman]
Noté cierta vacilación en la joven, pero al final siguió a mi lado y caminamos por las calles de París. No parecía muy concentrada en guiarme, así que me dirigí a la zona gitana ya que era la única referencia que se me ocurría para el lugar donde podría vivir. No me corrigió en ningún momento, así que seguí caminando hacia allí. Ella fue perdiendo ritmo en el paso, hasta quedarse parada mientras me hablaba. Me giré quedando frente a ella a unos metros. Me miraba entre avergonzada y desconcertada, así que no tuve imaginación suficiente para saber qué se le pasaba por mi cabeza.
-Nadezhda, estoy tan obligado a ayudaros como vos a darme las gracias. Lo que quiero decir es que si la ayudo es únicamente porque quiero. Alguna vez seré yo el que necesite ayuda y sinceramente, dudo que alguien de los que han comido en el mismo restaurante que nosotros me fuera a tender su mano- dije echando un vistazo a nuestro alrededor-. Me siento obligado a intentar que la sociedad funcione de otra manera... y si siendo como soy consigo que algunas personas tengan una vida mejor, seguiré actuando como ahora mismo vos.
Comerciantes, ricachones y damas de buena cuna. Me acerqué unos pasos a Nadezhda de forma que tenía que alzar un tanto el rostro si quería mirarme la cara. No me gustaba verla así de triste. Volví a tomar un mechón de su pelo como quien no quiere la cosa y lo envolví en mi dedo. La realidad es que evitaba mirarla a los ojos porque me empezaba a costar un poco respirar cuando lo hacía. Tenía ganas de cuidarla porque cada una de sus facciones denotaban el deseo de que alguien se preocupara por ella a parte de su hermano... al que seguramente solo vería puntualmente cuando había conseguido algo para robar.
- No te averguences de que quiera echarte una mano. Para mi es un placer si consigo que sonrias de nuevo- dije tratándola de tú a tú. Clavé la mirada en sus ojos al sentirme tan sincero con ella, y cuando vi su gesto no pude evitar hacer una tonteria- Ven...
Abrí los brazos y la atraje hacia mi para abrazarla hundiendo los dedos en su pelo. Y ahí estabamos. Dos desconocidos. Y yo, volviéndome loco en unas pocas horas.
-Nadezhda, estoy tan obligado a ayudaros como vos a darme las gracias. Lo que quiero decir es que si la ayudo es únicamente porque quiero. Alguna vez seré yo el que necesite ayuda y sinceramente, dudo que alguien de los que han comido en el mismo restaurante que nosotros me fuera a tender su mano- dije echando un vistazo a nuestro alrededor-. Me siento obligado a intentar que la sociedad funcione de otra manera... y si siendo como soy consigo que algunas personas tengan una vida mejor, seguiré actuando como ahora mismo vos.
Comerciantes, ricachones y damas de buena cuna. Me acerqué unos pasos a Nadezhda de forma que tenía que alzar un tanto el rostro si quería mirarme la cara. No me gustaba verla así de triste. Volví a tomar un mechón de su pelo como quien no quiere la cosa y lo envolví en mi dedo. La realidad es que evitaba mirarla a los ojos porque me empezaba a costar un poco respirar cuando lo hacía. Tenía ganas de cuidarla porque cada una de sus facciones denotaban el deseo de que alguien se preocupara por ella a parte de su hermano... al que seguramente solo vería puntualmente cuando había conseguido algo para robar.
- No te averguences de que quiera echarte una mano. Para mi es un placer si consigo que sonrias de nuevo- dije tratándola de tú a tú. Clavé la mirada en sus ojos al sentirme tan sincero con ella, y cuando vi su gesto no pude evitar hacer una tonteria- Ven...
Abrí los brazos y la atraje hacia mi para abrazarla hundiendo los dedos en su pelo. Y ahí estabamos. Dos desconocidos. Y yo, volviéndome loco en unas pocas horas.
Narim- Humano Clase Media
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Re: Distracción. [James Hoffman]
Sus palabras fueron aire para mi, todo cuanto decía provocaba una sensación de lo más agradable. He de admitir que nunca antes me había sentido así, y ahí estaba él, un desconocido tendiéndome su mano y yo tan insegura como siempre, pero dispuesta a tomársela, por primera vez me sentía protegida por alguien que no sea mi hermano, mi querido Sasha.
Él se acercó más a mi y tuve que levantar el rostro para mirarlo.
- No te averguences de que quiera echarte una mano. Para mi es un placer si consigo que sonrias de nuevo- me tuteó, sus ojos se posaron en los míos y mis labios se entreabrieron ligeramente, no daba crédito a sus palabras. Era como si... ¡bah qué mas daba!, podría ser una paranoica pero no pude evitar sentirme alagada. -Ven...- dijo de nuevo y abrió sus brazos atrayéndome hacia él, hundiendo sus dedos en mi pelo. Mi sorpresa fue de tal magnitud que mi respiración empezó a agitarse y mi rostro se encendió rápidamente en un tono rojizo más oscuro. Hacía tanto que nadie me abrazaba que casi había olvidado como hacerlo.
Desde que Adrianne abandonó a Sasha él era incapaz de demostrar algún sentimiento, ya no me abrazaba ni tomaba de la mano siquiera, ni me llevaba a caballito como cuando era más pequeña y ahora un extraño me demostraba más cariño que mi hermano. Aquello provocó que cerrara los ojos por un instante uniéndome en los brazos de James, lo rodeé ligeramente con los brazos y aproveché para dejarle el dinero que me había dado en uno de sus bolsillos sin que se diera cuenta. Para mi ya era bastante que me haya regalado la cena de ese día.
Me aparté suavemente de él y le sonreí, mis mejillas seguían encendidas pero mi humor empezaba a mejorar.
-Gracias James, no sabría como devolverte todo lo que estás haciendo por mi...- las palabras salieron como en un susurro de mis labios, aún me sentía ligeramente sorprendida por el impulso de aquel extraño al que empezaba a coger cierto cariño.
Él se acercó más a mi y tuve que levantar el rostro para mirarlo.
- No te averguences de que quiera echarte una mano. Para mi es un placer si consigo que sonrias de nuevo- me tuteó, sus ojos se posaron en los míos y mis labios se entreabrieron ligeramente, no daba crédito a sus palabras. Era como si... ¡bah qué mas daba!, podría ser una paranoica pero no pude evitar sentirme alagada. -Ven...- dijo de nuevo y abrió sus brazos atrayéndome hacia él, hundiendo sus dedos en mi pelo. Mi sorpresa fue de tal magnitud que mi respiración empezó a agitarse y mi rostro se encendió rápidamente en un tono rojizo más oscuro. Hacía tanto que nadie me abrazaba que casi había olvidado como hacerlo.
Desde que Adrianne abandonó a Sasha él era incapaz de demostrar algún sentimiento, ya no me abrazaba ni tomaba de la mano siquiera, ni me llevaba a caballito como cuando era más pequeña y ahora un extraño me demostraba más cariño que mi hermano. Aquello provocó que cerrara los ojos por un instante uniéndome en los brazos de James, lo rodeé ligeramente con los brazos y aproveché para dejarle el dinero que me había dado en uno de sus bolsillos sin que se diera cuenta. Para mi ya era bastante que me haya regalado la cena de ese día.
Me aparté suavemente de él y le sonreí, mis mejillas seguían encendidas pero mi humor empezaba a mejorar.
-Gracias James, no sabría como devolverte todo lo que estás haciendo por mi...- las palabras salieron como en un susurro de mis labios, aún me sentía ligeramente sorprendida por el impulso de aquel extraño al que empezaba a coger cierto cariño.
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Re: Distracción. [James Hoffman]
La abracé con cariño, perdiéndome en su aroma unos instantes. Ignoraba lo que suponía para ella ese abrazo, pero yo me encontraba en las nubes, y me sentía idiota por ello. "¿Qué te pasa James?" me pregunté a mi mismo, pero no hubo una respuesta definida. La solte y sonreí levemente.
-No tengo tienes nada que devolverme. Ya has hecho suficiente atreviéndote a aceptar venir conmigo- solté una risa suave de buena gana y volví a tomarla la mano sin segundas intenciones, solo para que volviera a andar a mi lado.
Caminé por las calles ya oscuras. Tropezamos con algunos vagabundos, los cuales a veces veía en las zonas abandonadas con Nora, pero no había nada peligroso ni amenazante, no obstante me mantuve alerta. Según Nora, días atrás le había atacado un licántropo, y aunque yo no quería creer en esas cosas, se me había helado la sangre al ver los arañazos que surcaban su espalda.
-Guíame tú, yo me estoy dirigiendo al primer sitio que se me ha venido a la cabeza- confesé un tanto abrumado-. Por cierto, ¿Qué edad tiene tú hermano? ¿Vive contigo?
-No tengo tienes nada que devolverme. Ya has hecho suficiente atreviéndote a aceptar venir conmigo- solté una risa suave de buena gana y volví a tomarla la mano sin segundas intenciones, solo para que volviera a andar a mi lado.
Caminé por las calles ya oscuras. Tropezamos con algunos vagabundos, los cuales a veces veía en las zonas abandonadas con Nora, pero no había nada peligroso ni amenazante, no obstante me mantuve alerta. Según Nora, días atrás le había atacado un licántropo, y aunque yo no quería creer en esas cosas, se me había helado la sangre al ver los arañazos que surcaban su espalda.
-Guíame tú, yo me estoy dirigiendo al primer sitio que se me ha venido a la cabeza- confesé un tanto abrumado-. Por cierto, ¿Qué edad tiene tú hermano? ¿Vive contigo?
Narim- Humano Clase Media
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Edad : 35
Re: Distracción. [James Hoffman]
Me tomó de la mano y me dedicó una sonrisa, me sentía en mi propia nube... ¿Nube? ¡pero en qué estaba pensando!.
Caminamos por las oscuras calles tropezando con vagabundos, vi en su rostro un ligero estado de alerta, aun que sabía que no sucedería nada. Yo seguía el camino hacia la zona gitana, eran como llamaban los parisinos al lugar donde nos asentábamos los gitanos.
-Guíame tú, yo me estoy dirigiendo al primer sitio que se me ha venido a la cabeza. Por cierto, ¿Qué edad tiene tú hermano? ¿Vive contigo?- preguntó curioso tras confesar que no sabía muy bien si íbamos por el camino adecuado.
-Vamos bien yo te guío- dije con una pequeña risilla -Mi hermano es dos años mayor que yo, cuando cumplí dieciocho años me regaló una carreta para mi, juntando sus ahorros y los míos, pero la tengo pegada a la suya, ya que nuestra carreta antigua era muy pequeña y me acostumbré a tenerlo siempre cerca- confesé con tono sereno, era dependiente de mi hermano y creo que siempre lo sería, es por ello que echaba de menos su antigua forma de ser.
Miré a James y le dediqué una sonrisa, me sentía cómoda en su compañía y me agradaba tenerlo asido de mi mano.
Caminamos por las oscuras calles tropezando con vagabundos, vi en su rostro un ligero estado de alerta, aun que sabía que no sucedería nada. Yo seguía el camino hacia la zona gitana, eran como llamaban los parisinos al lugar donde nos asentábamos los gitanos.
-Guíame tú, yo me estoy dirigiendo al primer sitio que se me ha venido a la cabeza. Por cierto, ¿Qué edad tiene tú hermano? ¿Vive contigo?- preguntó curioso tras confesar que no sabía muy bien si íbamos por el camino adecuado.
-Vamos bien yo te guío- dije con una pequeña risilla -Mi hermano es dos años mayor que yo, cuando cumplí dieciocho años me regaló una carreta para mi, juntando sus ahorros y los míos, pero la tengo pegada a la suya, ya que nuestra carreta antigua era muy pequeña y me acostumbré a tenerlo siempre cerca- confesé con tono sereno, era dependiente de mi hermano y creo que siempre lo sería, es por ello que echaba de menos su antigua forma de ser.
Miré a James y le dediqué una sonrisa, me sentía cómoda en su compañía y me agradaba tenerlo asido de mi mano.
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Re: Distracción. [James Hoffman]
-Dependes de él - comenté asintiendo con la cabeza ignorando los pensamientos de la joven.
Recordé a mi hermana pequeña Anais con sabor amargo. Ella siempre había dependido de mi en todos los aspectos... me sentía importante, como un padre para ella cada vez que me pedía ayuda en algo. Pero todo se acabó cuando desapareció sin dejar rastro. Suspiré mirando al frente en shock.
Hacía demasiado que había aprendido a superar esa etapa de mi vida... aunque hubiera sido duro para mi. Sin pensarlo apreté levemente la mano de Nadezhda sorprendiéndome a mi mismo. A veces tenía esa manía con Nora, volverme sobreprotector, y es que si me pasaba lo mismo con ella, que desapareciera o la hicieran daño no sabría que me pasaría. Posiblemente me apagaría lentamente por la pena. Por eso parpadeé varias veces al hacer lo mismo con Nadezhda, porque ella era solo una desconocida. ¿No es cierto? ¿Oh a caso ya sentía un compromiso con ella?
- Por lo que me has contado de tu hermano, me cae bien. Parece que te cuida mucho...- dije para cambiar los pensamientos de mi cabeza, pero mi tono era casi pastoso.
Recordé a mi hermana pequeña Anais con sabor amargo. Ella siempre había dependido de mi en todos los aspectos... me sentía importante, como un padre para ella cada vez que me pedía ayuda en algo. Pero todo se acabó cuando desapareció sin dejar rastro. Suspiré mirando al frente en shock.
Hacía demasiado que había aprendido a superar esa etapa de mi vida... aunque hubiera sido duro para mi. Sin pensarlo apreté levemente la mano de Nadezhda sorprendiéndome a mi mismo. A veces tenía esa manía con Nora, volverme sobreprotector, y es que si me pasaba lo mismo con ella, que desapareciera o la hicieran daño no sabría que me pasaría. Posiblemente me apagaría lentamente por la pena. Por eso parpadeé varias veces al hacer lo mismo con Nadezhda, porque ella era solo una desconocida. ¿No es cierto? ¿Oh a caso ya sentía un compromiso con ella?
- Por lo que me has contado de tu hermano, me cae bien. Parece que te cuida mucho...- dije para cambiar los pensamientos de mi cabeza, pero mi tono era casi pastoso.
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