AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Incubo [Hermanos Kuznetsov & James Hoffman]
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Incubo [Hermanos Kuznetsov & James Hoffman]
-¡Aléjate maldito perro!.- grité a duras penas, aún con las manos en la cabeza por la visión que acababa de tener. Pero no hizo caso a mis palabras y aquel maldito chucho sarnoso se lanzó contra mí para atacarme. ¿Cómo un chucho podía hacerme tanto daño?
La lucha terminó un par de horas después, cuando los dos perdimos el conocimiento.
-¡A-ah...! ¿Qué... qué mierda ha pasado...?.- gritó al despertarse.
Estaba completamente magullado, yo podría haber salido malparado, pero él no se quedaba atrás.
-¿Acaso no tienes memoria, maldito bastardo...?
Me miró, confuso, y agitó la cabeza intentando recordar algo que no parecía querer mantenerse en sus recuerdos.
-N-no... tú... ¿nos hemos peleado...?
-¡Ma porca misera!.- grité, tan irritado que solo me salían las palabras en italiano.
-Eres un... Vampiro...
Me levanté dolorido, secándome la sangre de las heridas, y le miré con cara de asco, le odiaba, le odiaba demasiado sin saber quién demonios era.
-Eric, para ti, maldito chucho... te juro que sabrás lo que es vivir una pesadilla...
La lucha terminó un par de horas después, cuando los dos perdimos el conocimiento.
-¡A-ah...! ¿Qué... qué mierda ha pasado...?.- gritó al despertarse.
Estaba completamente magullado, yo podría haber salido malparado, pero él no se quedaba atrás.
-¿Acaso no tienes memoria, maldito bastardo...?
Me miró, confuso, y agitó la cabeza intentando recordar algo que no parecía querer mantenerse en sus recuerdos.
-N-no... tú... ¿nos hemos peleado...?
-¡Ma porca misera!.- grité, tan irritado que solo me salían las palabras en italiano.
-Eres un... Vampiro...
Me levanté dolorido, secándome la sangre de las heridas, y le miré con cara de asco, le odiaba, le odiaba demasiado sin saber quién demonios era.
-Eric, para ti, maldito chucho... te juro que sabrás lo que es vivir una pesadilla...
Estaba decidido, iba a cumplir mi promesa. Sabía que aquel joven tenía una hermana pequeña, ya que había estado espiándoles, y que el punto débil de aquel maldito perro, era ella. Por lo que pude saber, se llamaba Sasha. Jamás había hecho algo así, pero quería hacer sufrir a aquel maldito bastardo. Su hermana me daba igual, aquello era algo entre él y yo. Pensaba vengarme por atacarme en uno de mis peores momentos, en una de mis visiones; y la mejor forma de hacerle sufrir era aquella.
Su hermana era demasiado despreocupada, y cuando salió de su carreta a media noche, la cogí por detrás tapándole la boca.
-Procura no gritar si no quieres que te haga daño....- susurré a su oído de forma casi gélida.
[Orden: Eric, Nadezhda, Sasha y finalmente James]
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Re: Incubo [Hermanos Kuznetsov & James Hoffman]
Estaba decidida a alejarme de todo aquello, necesitaba despejarme, olvidar mis tormentos, olvidar mi dolor y olvidar mi soledad; todo se había tornado para peor y si ahora estaba sola preferiría estarlo del todo, antes que seguir en el silencio.
No hablarme con Sasha me quemaba por dentro, pero no podía si quiera mirarlo a los ojos, dirigirle la palabra era como encender de nuevo la hoguera... preferiría estar sola, al menos hasta que me tranquilizara del todo y a decir verdad no sabía como lo haría...
No entendía como pude llegar a sentirme tan sola, hace poco más de una semana era tan feliz y ahora... ahora no me reconozco.
Era de noche y yo seguía dando vueltas por la carreta, cuando vi oportuno, me llevé una capa a la espalda, tapándome con su capucha y resguardándome así del frío viento otoñal; salí a cuclillas y sin hacer el menor ruido, tampoco tenía intención de avisar a Sasha, esto se tomaría como una huida por mi parte o tal vez ni se dé cuenta de mi ausencia y a decir verdad no pensaba prolongarla mucho, un par de día me bastaba para poner en orden mis preferencias.
Acaricié el hocico de mi querida Nube, diespidiéndome así de ella, le dediqué una sonrisa fingida, pues ella más que nadie conocía mi tristeza, y me adentré al linde del bosque, no volví la mirada atrás, no quería recordar nada más... y tal vez parezca dramático, pero yo no podía seguir así, necesitaba aire para respirar y un altar donde poder desquitar mis penas... y ese altar sería cualquier lugar lejos de mi "hogar".
Pero cuando menos me lo esperé, ya dentro del oscuro bosque y a media noche, alguien me cogió por detrás, tapándome mi boca, sus amenazantes y gélidas palabras surcaron mis oídos, provocando que empezara a alterarme y a maldecirme por haber huido de noche.
-Procura no gritar si no quieres que te haga daño....- susurró aquél hombre desconocido, mientras yo, sumida en la sorpresa y el pánico me quedaba gélida en sus brazos.
No hablarme con Sasha me quemaba por dentro, pero no podía si quiera mirarlo a los ojos, dirigirle la palabra era como encender de nuevo la hoguera... preferiría estar sola, al menos hasta que me tranquilizara del todo y a decir verdad no sabía como lo haría...
No entendía como pude llegar a sentirme tan sola, hace poco más de una semana era tan feliz y ahora... ahora no me reconozco.
Era de noche y yo seguía dando vueltas por la carreta, cuando vi oportuno, me llevé una capa a la espalda, tapándome con su capucha y resguardándome así del frío viento otoñal; salí a cuclillas y sin hacer el menor ruido, tampoco tenía intención de avisar a Sasha, esto se tomaría como una huida por mi parte o tal vez ni se dé cuenta de mi ausencia y a decir verdad no pensaba prolongarla mucho, un par de día me bastaba para poner en orden mis preferencias.
Acaricié el hocico de mi querida Nube, diespidiéndome así de ella, le dediqué una sonrisa fingida, pues ella más que nadie conocía mi tristeza, y me adentré al linde del bosque, no volví la mirada atrás, no quería recordar nada más... y tal vez parezca dramático, pero yo no podía seguir así, necesitaba aire para respirar y un altar donde poder desquitar mis penas... y ese altar sería cualquier lugar lejos de mi "hogar".
Pero cuando menos me lo esperé, ya dentro del oscuro bosque y a media noche, alguien me cogió por detrás, tapándome mi boca, sus amenazantes y gélidas palabras surcaron mis oídos, provocando que empezara a alterarme y a maldecirme por haber huido de noche.
-Procura no gritar si no quieres que te haga daño....- susurró aquél hombre desconocido, mientras yo, sumida en la sorpresa y el pánico me quedaba gélida en sus brazos.
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Re: Incubo [Hermanos Kuznetsov & James Hoffman]
No había visto a Nad en todo el día. Ahora ya ni entraba en mi carreta, ya ni siquiera desayunábamos juntos. ¿Qué iba a ser de nosotros? ¿Aquel chico y todo lo sucedido con él iba a separarnos realmente?
Tantos años unidos, con nuestras cosas malas y buenas, pero siempre juntos... ¿qué haría yo si Nad no quería saber más de mí? ¿Iba a odiarme para siempre? Yo no podía vivir sin ella, Nad había sido mi razón de vivir desde lo de nuestros padres, más tarde lo de Adrianne... y ella siempre estaba allí, para darme fuerzas para seguir viviendo... ¿qué iba a hacer yo sin ella?
Lo que todo aquello causaba en mí dolía mil veces más que todas las heridas del combate con aquel tal Eric. Suspiré en la soledad de mi cabaña y comencé a limpiar las pocas heridas que ya quedaban, pero que dolían a rayos. Seguramente, si todo estuviera bien, Nad estaría cuidando de mí, y aún en mi seca forma de ser, se lo agradecería y le daría mi cariño... pero no estaba. Y parecía no querer estar más a mi lado...
Me froté los ojos intentando ocultar algunas lágrimas que caían tontamente de mis ojos y continué limpiando mis heridas, ajeno a todo lo demás.
Tantos años unidos, con nuestras cosas malas y buenas, pero siempre juntos... ¿qué haría yo si Nad no quería saber más de mí? ¿Iba a odiarme para siempre? Yo no podía vivir sin ella, Nad había sido mi razón de vivir desde lo de nuestros padres, más tarde lo de Adrianne... y ella siempre estaba allí, para darme fuerzas para seguir viviendo... ¿qué iba a hacer yo sin ella?
Lo que todo aquello causaba en mí dolía mil veces más que todas las heridas del combate con aquel tal Eric. Suspiré en la soledad de mi cabaña y comencé a limpiar las pocas heridas que ya quedaban, pero que dolían a rayos. Seguramente, si todo estuviera bien, Nad estaría cuidando de mí, y aún en mi seca forma de ser, se lo agradecería y le daría mi cariño... pero no estaba. Y parecía no querer estar más a mi lado...
Me froté los ojos intentando ocultar algunas lágrimas que caían tontamente de mis ojos y continué limpiando mis heridas, ajeno a todo lo demás.
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Re: Incubo [Hermanos Kuznetsov & James Hoffman]
Los días que habían pasado desde que me había despedido de Nadezhda me habían parecido siglos de desesperación. Mi casa se había convertido en un refugio donde todo estaba en silencio, y la culpabilidad y la desdicha caían sobre mí a martillazos. Había dejado de ir a la carpintería a trabajar... ya ni si quiera tallar conseguía que mi mente dejara de darle vueltas a lo ocurrido. Mi mundo se había destruido con unas simples palabras y ahora las horas eran una rutina odiosa de la que no conseguía salir. Me despertaba bien pasada la mañana, sin ni siquiera cambiarme de ropa arrastraba los pies hasta la cocina, miraba desolado el desorden que reinaba en ella, tomaba lo primero que encontraba y reptaba hasta un sofá, donde me quedaba tendido revolcándome en la miseria.
Nadezhda había sido mi esperanza... mi primera ilusión por aquella vida tan limitada de París. Aun no podía creer que de mis labios salieran aquellas palabras. "No deberíamos seguir viendonos, no deberías seguir viéndome... " qué más daba. Aquella había sido nuestra sentencia, y lo peor es que me intentaba consolar pensando en lo feliz que estaría siendo con su hermano el cual habría soltado una sonora carcajada al enterarse de lo ocurrido. Si, se había salido con la suya, maldita sea. Ojalá ahora dejara a Nadezhda ser feliz...
Suspiré. Aquel día ni siquiera había sido capaz de levantarme de la cama. Todo el cuerpo me dolía pese a no haber hecho absolutamente nada en una semana. Me pesaba el alma. Eso me ocurría. Nadezhda venía cada noche a mis sueños para recordarme que ya no la tenía junto a mi, que la había rechazado contradiciendo mis sentimientos... esos que aun no había podido olvidar pese al distanciamiento. Oh Nadezhda, ojalá tuviera valor para plantarme en tu puerta y decirte que mentí, que no creo que tu hermano tenga razón y que lucharía si me dejaras porque estuvieramos juntos pese a las dificultades... que te amo sobre todas las cosas y que intentaría hacerte feliz... Pero sería demasiado tarde. Y si me atreviera a buscarla... ¿a caso sería peor y todas las razones estúpidas con las que me escusé podían hacerse realidad?
Me levanté de la cama y conseguí vestirme y afeitarme la barba descuidada que me había dejado crecer. Necesitaba rehacer mi vida para superar aquello. Después me dirigí hacia la puerta de entrada... tenía que comprar algo de comer. ¿Pero con qué dinero estúpido carpintero si llevas días sin ir a trabajar? Suspiré sin ganas, y me quedé tóntamente parado frente a la puerta, sin saber qué hacer. Nadezhda me torturaba desde la lejanía. "Si, mi mundo está acabado sin ti..." quise decirla, pero ella no estaba ya conmigo. Por mi culpa.
Nadezhda había sido mi esperanza... mi primera ilusión por aquella vida tan limitada de París. Aun no podía creer que de mis labios salieran aquellas palabras. "No deberíamos seguir viendonos, no deberías seguir viéndome... " qué más daba. Aquella había sido nuestra sentencia, y lo peor es que me intentaba consolar pensando en lo feliz que estaría siendo con su hermano el cual habría soltado una sonora carcajada al enterarse de lo ocurrido. Si, se había salido con la suya, maldita sea. Ojalá ahora dejara a Nadezhda ser feliz...
Suspiré. Aquel día ni siquiera había sido capaz de levantarme de la cama. Todo el cuerpo me dolía pese a no haber hecho absolutamente nada en una semana. Me pesaba el alma. Eso me ocurría. Nadezhda venía cada noche a mis sueños para recordarme que ya no la tenía junto a mi, que la había rechazado contradiciendo mis sentimientos... esos que aun no había podido olvidar pese al distanciamiento. Oh Nadezhda, ojalá tuviera valor para plantarme en tu puerta y decirte que mentí, que no creo que tu hermano tenga razón y que lucharía si me dejaras porque estuvieramos juntos pese a las dificultades... que te amo sobre todas las cosas y que intentaría hacerte feliz... Pero sería demasiado tarde. Y si me atreviera a buscarla... ¿a caso sería peor y todas las razones estúpidas con las que me escusé podían hacerse realidad?
Me levanté de la cama y conseguí vestirme y afeitarme la barba descuidada que me había dejado crecer. Necesitaba rehacer mi vida para superar aquello. Después me dirigí hacia la puerta de entrada... tenía que comprar algo de comer. ¿Pero con qué dinero estúpido carpintero si llevas días sin ir a trabajar? Suspiré sin ganas, y me quedé tóntamente parado frente a la puerta, sin saber qué hacer. Nadezhda me torturaba desde la lejanía. "Si, mi mundo está acabado sin ti..." quise decirla, pero ella no estaba ya conmigo. Por mi culpa.
Narim- Humano Clase Media
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Edad : 35
Re: Incubo [Hermanos Kuznetsov & James Hoffman]
La chica me lo puso demasiado fácil. Quedó completamente gélida en mis brazos y me fue fácil arrastrarla hasta una cabaña abandona a las afueras de la ciudad. Estaba tan asustada que no se atrevió a abrir la boca en todo el camino, y no rechistó cuando la senté en una silla que allí encontré.
-Esto te va a doler...- sonreí, casi de forma gélida, y até sus manos a la parte de la silla, concienzudamente, para evitar que pudiese escapar.
Hecho esto, saqué un trozo tela que guardaba en el bolsillo y la amordacé.
Me agaché ante ella para dedicar una fría mirada a sus ojos. En el fondo, no pensaba hacerle daño, aquello era cosa de aquel maldito chucho y yo, nada más.
Me dirigí a la puerta de la cabaña sonriendo friamente, ahora solo quedaba esperar. Y ojalá fuera poco tiempo, porque era lo que menos me apetecía, esperar por aquel maldito chucho del que quería vengarme.
-Esto te va a doler...- sonreí, casi de forma gélida, y até sus manos a la parte de la silla, concienzudamente, para evitar que pudiese escapar.
Hecho esto, saqué un trozo tela que guardaba en el bolsillo y la amordacé.
Me agaché ante ella para dedicar una fría mirada a sus ojos. En el fondo, no pensaba hacerle daño, aquello era cosa de aquel maldito chucho y yo, nada más.
Me dirigí a la puerta de la cabaña sonriendo friamente, ahora solo quedaba esperar. Y ojalá fuera poco tiempo, porque era lo que menos me apetecía, esperar por aquel maldito chucho del que quería vengarme.
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Re: Incubo [Hermanos Kuznetsov & James Hoffman]
El hombre me arrastró por el bosque hasta llegar a las afueras de la ciudad, allí nos metimos en una vieja y raída cabaña abandonada, donde solo habían un par de sillas una mesa y poco más.
-Esto te va a doler...- dijo con una sonrisa amenazante, su gélida mirada y sus ojos negros me ponían nerviosa y el temor me inundaba por completo; era una sensación similar a la que tuve con aquella vampiresa... Pero este hombre realmente me atemorizaba aún más y no entendía el por qué de esta acción ¿qué le había hecho yo? y ¿por qué hacía lo que hacía?. Ni siquiera podía preguntar, no tenía ánimos ni para gritar, a causa del temor y la angustia, por primera vez temía por mi vida...
Cogió un pañuelo y me amordazó con él la boca y me ató de manos y pies en una de las sillas, yo apenas me movía, pues sentía como su fuerza podría con cualquiera de mis estúpidos movimientos y una mala calculación provocaría algo pero, estaba segura de ello.
Me limité a mirar como me se alejaba hacia la puerta, mirándome de reojo, como si esperaba algo o a alguien.... a alguien... ¡Sasha!, pensé de repente y abrí los ojos como platos. ¡Dios quiera que mi hermano no se entere de que falto y fuera a buscarme!, Dios quiera que aquél hombre no lo estuviera esperando precisamente a él... ¡Qué angustia santo cielo!. Sacudí la cabeza intentando alejar esos pensamientos, era poco probable que eso sucediera, no, no podía ser...
-Esto te va a doler...- dijo con una sonrisa amenazante, su gélida mirada y sus ojos negros me ponían nerviosa y el temor me inundaba por completo; era una sensación similar a la que tuve con aquella vampiresa... Pero este hombre realmente me atemorizaba aún más y no entendía el por qué de esta acción ¿qué le había hecho yo? y ¿por qué hacía lo que hacía?. Ni siquiera podía preguntar, no tenía ánimos ni para gritar, a causa del temor y la angustia, por primera vez temía por mi vida...
Cogió un pañuelo y me amordazó con él la boca y me ató de manos y pies en una de las sillas, yo apenas me movía, pues sentía como su fuerza podría con cualquiera de mis estúpidos movimientos y una mala calculación provocaría algo pero, estaba segura de ello.
Me limité a mirar como me se alejaba hacia la puerta, mirándome de reojo, como si esperaba algo o a alguien.... a alguien... ¡Sasha!, pensé de repente y abrí los ojos como platos. ¡Dios quiera que mi hermano no se entere de que falto y fuera a buscarme!, Dios quiera que aquél hombre no lo estuviera esperando precisamente a él... ¡Qué angustia santo cielo!. Sacudí la cabeza intentando alejar esos pensamientos, era poco probable que eso sucediera, no, no podía ser...
Invitado- Invitado
Re: Incubo [Hermanos Kuznetsov & James Hoffman]
Me llevó un buen rato terminar de curarme las heridas, y me costó unos cuantos quejidos. Y lo peor es que ni siquiera recordaba como me las había hecho... como me gustaría que estuviera cuidando de mí.
Cerré los ojos, apoyándome en la cama, intentando descansar un momento del dolor y de todo lo que pasaba por mi mente. ¿Como estaría Nadezhda? ... Nadezhda. Llevaba todo el día sin verla, y aunque no se acercase a mi carreta para hablarme, siempre la veía en las cercanías, ¿por qué no la veía por ninguna parte?
Me decidí a levantarme, con dificultad, y salí fuera de la carreta caminando dificultosamente hasta llegar a la carreta de Nadezhda. La puerta estaba abierta, y no había nadie en el interior.
-¿Nad...?.- susurré a duras penas, pero nadie respondió.
La busqué por nuestros terrenos, incluso me atreví a adentrarme en el bosque... y no estaba.
Apreté los dientes preocupados y recorrí con la mirada el lugar, en busca de alguna pista. Nada, no había nada.
-James.- dije en un susurro, casi en un chirriar de mis dientes.
Salí corriendo del lugar y me dirigí a la ciudad, sabía que el chico era carpintero así que buscaría alguna carpintería en la ciudad. "Carpintería Hoffman"... cerrada, ¿curioso, no?
Esperé a que alguien pasase por allí y aunque al principio les asusté por mi aspecto, logré que me dijeran donde vivía el carpintero dueño de aquel local.
-¡Abre la maldita puerta, sé que Nad está ahí contigo!.- grité golpeando la puerta con fuerza.
Cerré los ojos, apoyándome en la cama, intentando descansar un momento del dolor y de todo lo que pasaba por mi mente. ¿Como estaría Nadezhda? ... Nadezhda. Llevaba todo el día sin verla, y aunque no se acercase a mi carreta para hablarme, siempre la veía en las cercanías, ¿por qué no la veía por ninguna parte?
Me decidí a levantarme, con dificultad, y salí fuera de la carreta caminando dificultosamente hasta llegar a la carreta de Nadezhda. La puerta estaba abierta, y no había nadie en el interior.
-¿Nad...?.- susurré a duras penas, pero nadie respondió.
La busqué por nuestros terrenos, incluso me atreví a adentrarme en el bosque... y no estaba.
Apreté los dientes preocupados y recorrí con la mirada el lugar, en busca de alguna pista. Nada, no había nada.
-James.- dije en un susurro, casi en un chirriar de mis dientes.
Salí corriendo del lugar y me dirigí a la ciudad, sabía que el chico era carpintero así que buscaría alguna carpintería en la ciudad. "Carpintería Hoffman"... cerrada, ¿curioso, no?
Esperé a que alguien pasase por allí y aunque al principio les asusté por mi aspecto, logré que me dijeran donde vivía el carpintero dueño de aquel local.
-¡Abre la maldita puerta, sé que Nad está ahí contigo!.- grité golpeando la puerta con fuerza.
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Re: Incubo [Hermanos Kuznetsov & James Hoffman]
El estruendo de la puerta frente a mi si que me me dejó tieso. Esa voz... Agh. Apreté los dientes con fuerza, pero para mi todo daba igual. No conseguí enfurecerme. James había desaparecido para dar lugar a una marioneta del tiempo.
-¡Para de una vez o derrivaras MI puerta! - dije lo suficientemente alto como para que Sasha me oyera, pero no conseguí gritar.
Después tomé el pomo con cautela y lo giré, dejándome a la vista un Sasha bastante cabreado y... ¿destrozado? ¿Dónde demonios se había metido para estar tan herido? Mi despiste casi me cuesta un puñetazo, porque Sasha venía dispuesto a matarme por razones que desconocía.
-Sasha, creeme. Desearía con todas mis fuerzas que Nadezhda estuviera aquí, pero no lo está y no se qué demonios te pasa- dije notando como mi voz se extinguía. No hice ningún amago de ocultar mi dolor-. Estoy seguro de que ha estas alturas ya sabes lo que ocurrió.
Me imaginé a Sasha regocijándose en su victoria y casi me asfíxio, pero no sentí nada en absoluto. Solo quería volver a mi sofá y tirarme en él. En aquellas semanas sin su hermana, había comprendido que los hombres también lloran... y mucho. Si, yo estaba tan herido como Sasha, pero por dentro. Alcé los ojos hacia él y vi que dudaba de mi palabra. Suspiré y salí fuera de la casa.
-Tengo que ir a comprar unas cosas- dije de espaldas a él mientras bajaba unos escalones hacia un camino de tierra- si no me crees entra en la casa a buscarla... y cuando te vayas cierra la maldita puerta.
Un momento. ¿Por qué buscaba Sasha a su hermana? ¿La habría pasado algo? Me giré en redondo con desconfianza y clavé los ojos en Sasha.
-¿Nadezhda se ha ido? -dije incrédulo. Por un momento llegué a sentir verdadera preocupación. Subí los escalones hasta ponerme frente a su hermano y boqueé al leer su mirada-. ¿Cuando? ¿Por qué has creido que vendría aquí? Y a propósito, ¿Qué demonios te ha ocurrido?
-¡Para de una vez o derrivaras MI puerta! - dije lo suficientemente alto como para que Sasha me oyera, pero no conseguí gritar.
Después tomé el pomo con cautela y lo giré, dejándome a la vista un Sasha bastante cabreado y... ¿destrozado? ¿Dónde demonios se había metido para estar tan herido? Mi despiste casi me cuesta un puñetazo, porque Sasha venía dispuesto a matarme por razones que desconocía.
-Sasha, creeme. Desearía con todas mis fuerzas que Nadezhda estuviera aquí, pero no lo está y no se qué demonios te pasa- dije notando como mi voz se extinguía. No hice ningún amago de ocultar mi dolor-. Estoy seguro de que ha estas alturas ya sabes lo que ocurrió.
Me imaginé a Sasha regocijándose en su victoria y casi me asfíxio, pero no sentí nada en absoluto. Solo quería volver a mi sofá y tirarme en él. En aquellas semanas sin su hermana, había comprendido que los hombres también lloran... y mucho. Si, yo estaba tan herido como Sasha, pero por dentro. Alcé los ojos hacia él y vi que dudaba de mi palabra. Suspiré y salí fuera de la casa.
-Tengo que ir a comprar unas cosas- dije de espaldas a él mientras bajaba unos escalones hacia un camino de tierra- si no me crees entra en la casa a buscarla... y cuando te vayas cierra la maldita puerta.
Un momento. ¿Por qué buscaba Sasha a su hermana? ¿La habría pasado algo? Me giré en redondo con desconfianza y clavé los ojos en Sasha.
-¿Nadezhda se ha ido? -dije incrédulo. Por un momento llegué a sentir verdadera preocupación. Subí los escalones hasta ponerme frente a su hermano y boqueé al leer su mirada-. ¿Cuando? ¿Por qué has creido que vendría aquí? Y a propósito, ¿Qué demonios te ha ocurrido?
Narim- Humano Clase Media
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Re: Incubo [Hermanos Kuznetsov & James Hoffman]
Había sido demasiado fácil hasta el momento. La chica no tenía ni una sola posibilidad de moverse, la había atado bien, ya que no hacía falta ser muy listo para saber que los gitanos conocen mil y una tretas para huír de policía y cuanto obstáculo se le presentase.
No podía sentir el olor de aquel chucho sarnoso cerca, supuse que aún estaría buscando a su hermana y le costaría un poco reaccionar.
-Tu hermano es algo lento....- reí con una fría e irónica risa.
Me giré para mirar a la chica a los ojos, esos ojos inundados de miedo, de pánico porque comenzaba a hacerse una idea de que aquello no iba con ella, sino con su hermano. Estaba seguro de que ya lo sabía, de que ya sabía que aquello era por su hermano. No tendría tanto miedo por ella, parecía una chica muy valiente apesar de todo. Agh, susurré agitando la cabeza en un intento de sacar aquellos pensamientos de mi cabeza, a veces me daba la impresión de que me estaba volviendo un maldito sensiblero. ¡Yo!
-¿Tienes miedo?.- sonreí mostrando mis colmillos, observando como un pequeño escalofría la recorría. Volví a girarme riéndome a carcajadas y fijé mi mirada en las cercanías de la cabaña, ¿cuánto iba a tardar aquel maldito perro? ¡Mi eternidad no iba a estar a su disposición!
No podía sentir el olor de aquel chucho sarnoso cerca, supuse que aún estaría buscando a su hermana y le costaría un poco reaccionar.
-Tu hermano es algo lento....- reí con una fría e irónica risa.
Me giré para mirar a la chica a los ojos, esos ojos inundados de miedo, de pánico porque comenzaba a hacerse una idea de que aquello no iba con ella, sino con su hermano. Estaba seguro de que ya lo sabía, de que ya sabía que aquello era por su hermano. No tendría tanto miedo por ella, parecía una chica muy valiente apesar de todo. Agh, susurré agitando la cabeza en un intento de sacar aquellos pensamientos de mi cabeza, a veces me daba la impresión de que me estaba volviendo un maldito sensiblero. ¡Yo!
-¿Tienes miedo?.- sonreí mostrando mis colmillos, observando como un pequeño escalofría la recorría. Volví a girarme riéndome a carcajadas y fijé mi mirada en las cercanías de la cabaña, ¿cuánto iba a tardar aquel maldito perro? ¡Mi eternidad no iba a estar a su disposición!
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Re: Incubo [Hermanos Kuznetsov & James Hoffman]
-Tu hermano es algo lento....- dijo el vampiro con una risa irónica y con ello sentenció mi más grande temor... Él esperaba a mi hermano, y lo peor de todo es que no entendía para qué, hasta que se acercó a mi y con una sonrisa, mostrando unos afilados y blancos colmillos volvió a preguntar, -¿Tienes miedo?.
Agité la cabeza, en señal de negación, ¡no, a Sasha no!, me repetía una y otra vez, y unas lágrimas saladas se deslizaron por mi mejilla a causa del profundo miedo. No temía ya por lo que quisiera hacerme aquél vampiro, por que eso es lo que era, otro temible vampiro... y empezaba a odiar a esas criaturas... y temía por la vida de mi hermano, por que yo solo era un simple cebo para que aquel monstruo se encontrase por fin con él, para hacerle daño, estaba segura de ello.
Lloriqué y me retorcí inútilmente en mi prisión de cuerdas y mordaza, quería arremeter tontamente contra ese ser, rogarle que se llevara mi vida, que se alimentara de mi sangre, que me hiciese lo que quisiera, pero que no toque a Sasha, que no ose siquiera mirar, él era mi vida y no dejaría que nadie me lo arrebatara, por muy cabezotas que seamos ambos, no podíamos vivir el uno sin el otro, no habría ni que jurarlo para darse cuenta de eso.
Agité la cabeza, en señal de negación, ¡no, a Sasha no!, me repetía una y otra vez, y unas lágrimas saladas se deslizaron por mi mejilla a causa del profundo miedo. No temía ya por lo que quisiera hacerme aquél vampiro, por que eso es lo que era, otro temible vampiro... y empezaba a odiar a esas criaturas... y temía por la vida de mi hermano, por que yo solo era un simple cebo para que aquel monstruo se encontrase por fin con él, para hacerle daño, estaba segura de ello.
Lloriqué y me retorcí inútilmente en mi prisión de cuerdas y mordaza, quería arremeter tontamente contra ese ser, rogarle que se llevara mi vida, que se alimentara de mi sangre, que me hiciese lo que quisiera, pero que no toque a Sasha, que no ose siquiera mirar, él era mi vida y no dejaría que nadie me lo arrebatara, por muy cabezotas que seamos ambos, no podíamos vivir el uno sin el otro, no habría ni que jurarlo para darse cuenta de eso.
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Re: Incubo [Hermanos Kuznetsov & James Hoffman]
-¡Para de una vez o derrivaras MI puerta! - gritó desde el otro lado de la puerta. Le llevó un buen rato, y cuando lo hizo, se quedó mirándome de tal manera que por poco le pego un puñetazo. ¡No tenía tiempo que perder! -Sasha, creeme. Desearía con todas mis fuerzas que Nadezhda estuviera aquí, pero no lo está y no se qué demonios te pasa.- continuó con una voz que se extinguía por momentos. -Estoy seguro de que ha estas alturas ya sabes lo que ocurrió.
No me creía ni una sola de sus palabras, Nade tenía que estar allí y él seguramente, era un gran mentiroso.
-Tengo que ir a comprar unas cosas.- dijo dándome la espalda bajando los escalones hacia el camino de tierra. -Si no me crees entra en la casa a buscarla... y cuando te vayas cierra la maldita puerta.- estuve a punto de apartarle de un golpe pero su cara mudó, parecía darse cuenta de mi preocupación. -¿Nadezhda se ha ido?.- dijo completamente incrédulo, volviendo a subir los escalones y mirándome boquiabierto. -¿Cuando? ¿Por qué has creido que vendría aquí? Y a propósito, ¿Qué demonios te ha ocurrido?
¿Nade no estaba allí? ¿Como que no estaba allí? ¿Donde demonios se había metido? Mi mano fue directa a mi pecho, que comenzaba a reflejar los efectos de respirar tan agitadamente como yo lo estaba haciendo entonces.
-¿N-no está aquí...?.- dije a duras penas, casi sin poder respirar. Entonces lo entendí. Te juro que sabrás lo que es vivir una pesadilla. Las palabras de aquel vampiro llegaron a mi mente casi como una estrella fugaz, iluminándome. -Eric.- fue lo único que alcancé a decir, y mi mano tomó con fuerza el brazo de James, logrando que un gemido de dolor se escapase debido a todas las heridas de mi mano contrayéndose.
Cerré los ojos un momento, apenas un pequeño momento, pues no podía permitirme mucho más, y comencé a correr tirando de James. No sabía a donde podía haber ido aquel vampiro, pero solo se me ocurría ir al bosque y comenzar a buscar desde allí. Y así fue. Tirando de James, comenzamos a buscar algo en el bosque, algún olor de aquel maldito vampiro. Pero nada.
-¡NADA!.- grité desesperado. -Absolutamente nada...
Miré a James desesperado, ¿qué ibamos a hacer? ¿Donde demonios estaba Nade? Por Dios...
Apoyé una mano en el hombro de James y me encogí ligeramente sobre mi mismo. Me costaba respirar y me dolía absolutamente todo, no podría llegar muy lejos y no tenía ni idea de donde buscar a aquel vampiro.
¡La carreta! Si Nad había sido secuestrada por aquel maldito vampiro, tenía que haber alguna pista de él allí. Miré a James, aún respirando agitado.
-Tenemos que ir a la carreta....- le dije dolorido.
No me creía ni una sola de sus palabras, Nade tenía que estar allí y él seguramente, era un gran mentiroso.
-Tengo que ir a comprar unas cosas.- dijo dándome la espalda bajando los escalones hacia el camino de tierra. -Si no me crees entra en la casa a buscarla... y cuando te vayas cierra la maldita puerta.- estuve a punto de apartarle de un golpe pero su cara mudó, parecía darse cuenta de mi preocupación. -¿Nadezhda se ha ido?.- dijo completamente incrédulo, volviendo a subir los escalones y mirándome boquiabierto. -¿Cuando? ¿Por qué has creido que vendría aquí? Y a propósito, ¿Qué demonios te ha ocurrido?
¿Nade no estaba allí? ¿Como que no estaba allí? ¿Donde demonios se había metido? Mi mano fue directa a mi pecho, que comenzaba a reflejar los efectos de respirar tan agitadamente como yo lo estaba haciendo entonces.
-¿N-no está aquí...?.- dije a duras penas, casi sin poder respirar. Entonces lo entendí. Te juro que sabrás lo que es vivir una pesadilla. Las palabras de aquel vampiro llegaron a mi mente casi como una estrella fugaz, iluminándome. -Eric.- fue lo único que alcancé a decir, y mi mano tomó con fuerza el brazo de James, logrando que un gemido de dolor se escapase debido a todas las heridas de mi mano contrayéndose.
Cerré los ojos un momento, apenas un pequeño momento, pues no podía permitirme mucho más, y comencé a correr tirando de James. No sabía a donde podía haber ido aquel vampiro, pero solo se me ocurría ir al bosque y comenzar a buscar desde allí. Y así fue. Tirando de James, comenzamos a buscar algo en el bosque, algún olor de aquel maldito vampiro. Pero nada.
-¡NADA!.- grité desesperado. -Absolutamente nada...
Miré a James desesperado, ¿qué ibamos a hacer? ¿Donde demonios estaba Nade? Por Dios...
Apoyé una mano en el hombro de James y me encogí ligeramente sobre mi mismo. Me costaba respirar y me dolía absolutamente todo, no podría llegar muy lejos y no tenía ni idea de donde buscar a aquel vampiro.
¡La carreta! Si Nad había sido secuestrada por aquel maldito vampiro, tenía que haber alguna pista de él allí. Miré a James, aún respirando agitado.
-Tenemos que ir a la carreta....- le dije dolorido.
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Re: Incubo [Hermanos Kuznetsov & James Hoffman]
Ignoraba qué demonios ocurría. ¿Eric? ¿Quién es Eric? Sasha tomó tan brúscamente mi brazo que casi me caigo por los escalones. Me dejé arrastrar hacia el bosque y más tarde hacia las carretas. El chico estaba malherido, y no dejaba de apoyarse en mi. Llegó un momento en el que tuve que llevarle apoyado en el brazo durante unos km. No tenía ni idea de qué buscábamos, pero la histeria del hermano de Nadezhda comenzaba a contagiárseme y me estaba volviendo loco.
-¿Vas a contarme de una vez qué ocurre?- dije con voz entrecortada-. ¿Quién es Eric?
Sasha oteó el horizonte en el prado donde la carreta de Nadezhda y la suya reposaban. Pareció alertarse de algo. ¿Estaba... olfateando el aire? No... estaba buscando pistas. Bufé sonoramente preocupándome más cuando me dijo que probablemente un tio había raptado a su hermana. Vi cómo se irguió y miró hacia el bosque, y yo seguí esperando estúpidamente sin saber qué hacer hasta que me volvió a guiar a través de los árboles.
-H-hay una cabaña... al noreste de París... quizás... allí...- tartamudeé sin creerme lo que ocurría.
-¿Vas a contarme de una vez qué ocurre?- dije con voz entrecortada-. ¿Quién es Eric?
Sasha oteó el horizonte en el prado donde la carreta de Nadezhda y la suya reposaban. Pareció alertarse de algo. ¿Estaba... olfateando el aire? No... estaba buscando pistas. Bufé sonoramente preocupándome más cuando me dijo que probablemente un tio había raptado a su hermana. Vi cómo se irguió y miró hacia el bosque, y yo seguí esperando estúpidamente sin saber qué hacer hasta que me volvió a guiar a través de los árboles.
-H-hay una cabaña... al noreste de París... quizás... allí...- tartamudeé sin creerme lo que ocurría.
Narim- Humano Clase Media
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Re: Incubo [Hermanos Kuznetsov & James Hoffman]
Nos llevó un buen rato llegar a las carretas. Me era casi imposible seguir corriendo con todas mis heridas, y me ví obligado a apoyarme en James en varias ocasiones.
-¿Vas a contarme de una vez qué ocurre?- dije con voz entrecortada-. ¿Quién es Eric?
Sus preguntas llegaron en mal momento, pues ya en las carretas, podía olfatear el aire y el olor de aquel vampiro. Ya tenía su rastro, y encontrarle sería algo sencillo. Escuché como James bufaba sonoramente, imaginé que él también estaría preocupado.
-H-hay una cabaña... al noreste de París... quizás... allí....
Agarré de nuevo su brazo y tirando de él, comencé a correr hacia la cabaña que había nombrado. El rastro iba directamente hacia allí. Nos llevó un buen rato llegar, necesitaba pararme cada dos por tres para descansar. El dolor de mis heridas estaba venciéndome, y no estaba de seguro de que podría hacer contra Eric. Cosquillas, pensé al notar que una de mis heridas estaba sangrando. Pero ya no importaba, habíamos llegado.
Y allí estaba él.
Solté a James y le empujé con todas las fuerzas que pude.
-Encárgate de sacar a Nadezhda de aquí. Si no me encuentro con vosotros... procura cuidar bien de ella.- aquellas eran las palabras más duras que había pronunciado en toda mi vida. Me estaba dando por muerto, ¿pero qué iba a hacer yo?
Pero la suerte parecía no desear mi muerte, y la luna llena apareció de detrás de una negras nubes.
-¡Llévatela rápido, James!.- susurré apretando los dientes, la transformación ya estaba comenzando y lo último que quería era que Nad me viera transformado.
Lo último que pude oír fue un grito de James, un grito del cual no recordaba nada, excepto la voz ahogada del chico detrás de mí.
Perdí por completo la consciencia cuando la transformación se completó, y caí sobre mis cuatro patas. Aún transformado, seguía sintiendo las heridas de nuestra primera batalla, pero no por eso iba a achantarme con aquel vampiro... estaba dispuesto a matarlo.
Aquella era la única idea que pasaba por mi mente, y así pensaba cumplirla. Corrí hacia el vampiro para lanzarme sobre él y caer a varios metros de distancia de la cabaña, los suficientes para que no atacase a ninguno de los humanos que allí estaba. De un zarpazo arañé toda su cara y gruñí enseñándole los dientes. Que no se atreviera a acercarse a los humanos, o sacaría fuerzas de donde no existían para defenderles.
(Orden a partir de aquí: Sasha, Eric, James y Nade)
-¿Vas a contarme de una vez qué ocurre?- dije con voz entrecortada-. ¿Quién es Eric?
Sus preguntas llegaron en mal momento, pues ya en las carretas, podía olfatear el aire y el olor de aquel vampiro. Ya tenía su rastro, y encontrarle sería algo sencillo. Escuché como James bufaba sonoramente, imaginé que él también estaría preocupado.
-H-hay una cabaña... al noreste de París... quizás... allí....
Agarré de nuevo su brazo y tirando de él, comencé a correr hacia la cabaña que había nombrado. El rastro iba directamente hacia allí. Nos llevó un buen rato llegar, necesitaba pararme cada dos por tres para descansar. El dolor de mis heridas estaba venciéndome, y no estaba de seguro de que podría hacer contra Eric. Cosquillas, pensé al notar que una de mis heridas estaba sangrando. Pero ya no importaba, habíamos llegado.
Y allí estaba él.
Solté a James y le empujé con todas las fuerzas que pude.
-Encárgate de sacar a Nadezhda de aquí. Si no me encuentro con vosotros... procura cuidar bien de ella.- aquellas eran las palabras más duras que había pronunciado en toda mi vida. Me estaba dando por muerto, ¿pero qué iba a hacer yo?
Pero la suerte parecía no desear mi muerte, y la luna llena apareció de detrás de una negras nubes.
-¡Llévatela rápido, James!.- susurré apretando los dientes, la transformación ya estaba comenzando y lo último que quería era que Nad me viera transformado.
Lo último que pude oír fue un grito de James, un grito del cual no recordaba nada, excepto la voz ahogada del chico detrás de mí.
Perdí por completo la consciencia cuando la transformación se completó, y caí sobre mis cuatro patas. Aún transformado, seguía sintiendo las heridas de nuestra primera batalla, pero no por eso iba a achantarme con aquel vampiro... estaba dispuesto a matarlo.
Aquella era la única idea que pasaba por mi mente, y así pensaba cumplirla. Corrí hacia el vampiro para lanzarme sobre él y caer a varios metros de distancia de la cabaña, los suficientes para que no atacase a ninguno de los humanos que allí estaba. De un zarpazo arañé toda su cara y gruñí enseñándole los dientes. Que no se atreviera a acercarse a los humanos, o sacaría fuerzas de donde no existían para defenderles.
(Orden a partir de aquí: Sasha, Eric, James y Nade)
Última edición por Aleksandr Kuznetsov el Jue Sep 16, 2010 9:12 pm, editado 1 vez
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Re: Incubo [Hermanos Kuznetsov & James Hoffman]
La chica se dedicó a lloriquear y patalear como una cría al darse cuenta de mis planes. Bufé aburrido, arqueando una ceja y volviendo a apoyarme en la puerta para seguir esperando a aquel maldito chucho. ¿Tenía pensado llegar o quería que acabara con su hermana? Me reí friamente y seguí observando, aburrido ya por la tardanza de aquel madlito perro.
Y de pronto, llegaron dos jóvenes. Uno malherido y otro chico que le acompañaba. Allí estaba, había llegado. Sonreí incorporándome y observando el rostro furioso y dolorido de aquel chucho. Aún estaba malherido de nuestro último combate, así que llegar hasta el lugar le habría costado sudor y sangre.
-Encárgate de sacar a Nadezhda de aquí. Si no me encuentro con vosotros... procura cuidar bien de ella..- oí que le decía al otro chico. Se estaba dando por muerto y esa idea me hizo sonreír ampliamente. -¡Llévatela rápido, James!.-su voz sonó de pronto sobresaltada, y me di cuenta que estaba comenzando a transformarse.
Miré al cielo y vi la luna llena iluminando el cielo de aquella oscura noche.
-¡Maldita s...!.- intenté maldecir, no me había percatado del hecho de que era lune llena, y eso me hacía cambiar por completo mis planes. Aquel maldito chucho se había abalanzado sobre mí, lanzándome varios metros lejos de la cabaña y cayendo sobre mí para luego, de un zarpazo, arañar toda mi cara. -¡Maldita sea tu suerte!.- grité furioso empujándole para sacármelo de encima.
Gruñó furioso y me eché las manos a la cara, escocía demasiado y no dejaba de sangrar. Por suerte comenzó a curarse lo suficientemente rápido para que la sangre no turbase mi visión y pudiese continuar con la pelea.
Sonreí friamente al notar como aquel chucho, a pesar de que la pelea acababa de comenzar, respiraba agitado como si acabase de correr por todo el bosque. Quizá la suerte no estaba del todo de su lado y sí de la mía.
-Tu hermana tiene un cuello muy bonito....- sonreí mostrando mis colmillos.
Corrí hacia él agarrándolo por el cuello, tan fuerte que gimió de dolor. Apreté con fuerza hasta que sentí que su respiración comenzaba a faltarle y lo solté fuerte contra el suelo.
-Aprovechate ahora de mis debilidades, asqueroso bastardo.- dije entre dientes con ira, para luego escupir sobre él y esperar a que se rindiera... o se preparase a recibir más.
Y de pronto, llegaron dos jóvenes. Uno malherido y otro chico que le acompañaba. Allí estaba, había llegado. Sonreí incorporándome y observando el rostro furioso y dolorido de aquel chucho. Aún estaba malherido de nuestro último combate, así que llegar hasta el lugar le habría costado sudor y sangre.
-Encárgate de sacar a Nadezhda de aquí. Si no me encuentro con vosotros... procura cuidar bien de ella..- oí que le decía al otro chico. Se estaba dando por muerto y esa idea me hizo sonreír ampliamente. -¡Llévatela rápido, James!.-su voz sonó de pronto sobresaltada, y me di cuenta que estaba comenzando a transformarse.
Miré al cielo y vi la luna llena iluminando el cielo de aquella oscura noche.
-¡Maldita s...!.- intenté maldecir, no me había percatado del hecho de que era lune llena, y eso me hacía cambiar por completo mis planes. Aquel maldito chucho se había abalanzado sobre mí, lanzándome varios metros lejos de la cabaña y cayendo sobre mí para luego, de un zarpazo, arañar toda mi cara. -¡Maldita sea tu suerte!.- grité furioso empujándole para sacármelo de encima.
Gruñó furioso y me eché las manos a la cara, escocía demasiado y no dejaba de sangrar. Por suerte comenzó a curarse lo suficientemente rápido para que la sangre no turbase mi visión y pudiese continuar con la pelea.
Sonreí friamente al notar como aquel chucho, a pesar de que la pelea acababa de comenzar, respiraba agitado como si acabase de correr por todo el bosque. Quizá la suerte no estaba del todo de su lado y sí de la mía.
-Tu hermana tiene un cuello muy bonito....- sonreí mostrando mis colmillos.
Corrí hacia él agarrándolo por el cuello, tan fuerte que gimió de dolor. Apreté con fuerza hasta que sentí que su respiración comenzaba a faltarle y lo solté fuerte contra el suelo.
-Aprovechate ahora de mis debilidades, asqueroso bastardo.- dije entre dientes con ira, para luego escupir sobre él y esperar a que se rindiera... o se preparase a recibir más.
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Re: Incubo [Hermanos Kuznetsov & James Hoffman]
Me quedé sorprendido por la determinación en voz de Sasha cuando sus palabras eran tan terribles para mi. ¿Qué estaba ocurriendo allí? ¿Por qué él daba por hecho que podía no volver con vida?
-¿Estás loco? Sasha... ¿qué demonios...?- y entonces ocurrió. Sasha se convirtió ante mis ojos en un enorme lobo, haciéndome soltar una exclamación ahogada.
Dioses. Él... ¡él era un maldito licántropo! La única razón por la que conseguí mover los pies fue por la última exclamación de Sasha, y porque a través de uno de los cristales empañados de la cabaña pude distinguir a Nadezhda, y mi mundo se paró. El lobo se avalanzó hacia alguien en quien no había reparado, y los dos rodaron entre zarpazos y maldiciones. No me lo pensé mucho más. Entre en la cabaña cerrándo la puerta a mi espalda, y la visión de la joven atada a la silla hizo que me odiara al instante. Nunca debí de haberla dejado sola. Me acerqué a ella despacio, con el semblante pálido olvidando por momentos la pelea que tenía lugar fuera.
-Nadezhda...- pronuncié saboreando su nombre.
Quité una a una todas las ligaduras que la ataban a esa maldita silla, y observé con furia las márcas que la dejaban en las muñecas y tobillos. Después la estreché contra mis brazos sin poder evitarlo y besé sus mejillas húmedas. Mi corazón se había sobrecogido hasta tal punto que no conseguí decir nada. No me importaba si me apartaba, si me gritaba o me pedía que me fuera. La había echado tanto de menos... acaricié sus mejillas y su pelo, y cada vez que mis dedos recorrían su sedoso cabello una punzada de dolor hacía que me encogiera más y más en la culpa. Me separé de ella con cuidado, y la miré, pero la veía borrosa porque tenía los ojos anegados de lágrimas. Su cuerpo tembloroso parecía que se iba a desmoronar de un momento a otro.
-Tengo que sacarte de aquí- dije con voz áspera mientras pensaba cómo demonios hacerlo sin pasar por delante de un licántropo y el chico que la había hecho aquello.
-¿Estás loco? Sasha... ¿qué demonios...?- y entonces ocurrió. Sasha se convirtió ante mis ojos en un enorme lobo, haciéndome soltar una exclamación ahogada.
Dioses. Él... ¡él era un maldito licántropo! La única razón por la que conseguí mover los pies fue por la última exclamación de Sasha, y porque a través de uno de los cristales empañados de la cabaña pude distinguir a Nadezhda, y mi mundo se paró. El lobo se avalanzó hacia alguien en quien no había reparado, y los dos rodaron entre zarpazos y maldiciones. No me lo pensé mucho más. Entre en la cabaña cerrándo la puerta a mi espalda, y la visión de la joven atada a la silla hizo que me odiara al instante. Nunca debí de haberla dejado sola. Me acerqué a ella despacio, con el semblante pálido olvidando por momentos la pelea que tenía lugar fuera.
-Nadezhda...- pronuncié saboreando su nombre.
Quité una a una todas las ligaduras que la ataban a esa maldita silla, y observé con furia las márcas que la dejaban en las muñecas y tobillos. Después la estreché contra mis brazos sin poder evitarlo y besé sus mejillas húmedas. Mi corazón se había sobrecogido hasta tal punto que no conseguí decir nada. No me importaba si me apartaba, si me gritaba o me pedía que me fuera. La había echado tanto de menos... acaricié sus mejillas y su pelo, y cada vez que mis dedos recorrían su sedoso cabello una punzada de dolor hacía que me encogiera más y más en la culpa. Me separé de ella con cuidado, y la miré, pero la veía borrosa porque tenía los ojos anegados de lágrimas. Su cuerpo tembloroso parecía que se iba a desmoronar de un momento a otro.
-Tengo que sacarte de aquí- dije con voz áspera mientras pensaba cómo demonios hacerlo sin pasar por delante de un licántropo y el chico que la había hecho aquello.
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Re: Incubo [Hermanos Kuznetsov & James Hoffman]
El vampiro con rápidas zancadas salió de la cabaña, alguien había llegado, pues escuché voces fuera que no distinguí a causa de lo aturdida que me encontraba. Un fuerte estruendo, como el de un trueno provocó que diera un bote en el mismo lugar donde me encontraba atada, empezaba a temblar como una hoja y las lágrimas caían de mis ojos rodando por mis mejillas, no paraba de pensar qué haría aquel monstruo y en mi hermano... "Sasha no, Sasha no, Sasha no", me repetía una y otra vez, negando con la cabeza y esperando que el vampiro no haya salido disparado tras mi hermano.
La puerta se volvió a abrir, pero de ella salió la última persona que esperaba ver, pero lo ansiaba enormemente, aun que no en aquella situación.
-Nadezhda...- dijo James corriendo hasta mi para librarme de esas ataduras. Mi llanto fue en aumento, pero sentía tanto alivio verlo allí conmigo, cuando me quitó la mordaza no pude decir nada, el desató las cuerdas que me tenían inmóvil y lo único que pude hacer fue echarme en sus brazos, lloriqueando como una niña pequeña y temblando presa del pánico. Sentí sus labios en mi mejilla y me pegué a él aún con más fuerza, escuchando el rápido latir de su corazón; ambos estábamos asustados, pero el volver a verlo me llenaba completamente, se separó lentamente de mi y pude ver las lágrimas en sus ojos, acaricié sus mejillas intentando calmarle aun que no era la más indicada puesto que el miedo aún me tenía con él.
-Tengo que sacarte de aquí- dijo con voz áspera, mientras nos incorporábamos del suelo, yo negué con la cabeza y di un par de pasos hacia atrás, llevándome las manos al pecho, no podía dejar que aquél vampiro matara a mi hermano, no podía dejar a Sasha solo, yo no viviría sin él... Aleksandr era la base de mi vida y James el pilar que me sostenía.
-No James... no puedo dejar que ese vampiro mate a mi hermano... no... antes prefiero morir yo que no teneros conmigo...- dije casi en un susurro, pues las palabras no salían de mis labios con la fluidez que quería, y el miedo dejaba mella en mi.
Me acerqué a la sucia ventana pero no pude ver nada o siquiera distinguir algo, pero los estruendo continuaban, como si de árboles cayendo se tratase y la curiosidad por saber de mi hermano me mataba por dentro.
La puerta se volvió a abrir, pero de ella salió la última persona que esperaba ver, pero lo ansiaba enormemente, aun que no en aquella situación.
-Nadezhda...- dijo James corriendo hasta mi para librarme de esas ataduras. Mi llanto fue en aumento, pero sentía tanto alivio verlo allí conmigo, cuando me quitó la mordaza no pude decir nada, el desató las cuerdas que me tenían inmóvil y lo único que pude hacer fue echarme en sus brazos, lloriqueando como una niña pequeña y temblando presa del pánico. Sentí sus labios en mi mejilla y me pegué a él aún con más fuerza, escuchando el rápido latir de su corazón; ambos estábamos asustados, pero el volver a verlo me llenaba completamente, se separó lentamente de mi y pude ver las lágrimas en sus ojos, acaricié sus mejillas intentando calmarle aun que no era la más indicada puesto que el miedo aún me tenía con él.
-Tengo que sacarte de aquí- dijo con voz áspera, mientras nos incorporábamos del suelo, yo negué con la cabeza y di un par de pasos hacia atrás, llevándome las manos al pecho, no podía dejar que aquél vampiro matara a mi hermano, no podía dejar a Sasha solo, yo no viviría sin él... Aleksandr era la base de mi vida y James el pilar que me sostenía.
-No James... no puedo dejar que ese vampiro mate a mi hermano... no... antes prefiero morir yo que no teneros conmigo...- dije casi en un susurro, pues las palabras no salían de mis labios con la fluidez que quería, y el miedo dejaba mella en mi.
Me acerqué a la sucia ventana pero no pude ver nada o siquiera distinguir algo, pero los estruendo continuaban, como si de árboles cayendo se tratase y la curiosidad por saber de mi hermano me mataba por dentro.
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Re: Incubo [Hermanos Kuznetsov & James Hoffman]
-Aprovechate ahora de mis debilidades, asqueroso bastardo.
No iba a poder hacer nada contra él, era mil veces más poderoso que yo. Pero no podía dejarle escapar, aunque me costara la vida tenía que lograr que se apartase de aquellos humanos y de aquella cabaña. ¿Por qué? No lo sé, pero tenía que hacerlo.
Agitando la cabeza me levanté y con la cabeza le lancé al aire para luego saltar y morderle a la altura del vientre. Agarrándolo aún con las fauces le lancé contra un árbol, logrando que éste se rompiera en dos.
Caí al suelo sobre mis cuatro patas y respiré agitadamente. Solo me quedaba poder resistir a su próxima embestida, ¿podría? Tenía que hacerlo.
Volví la cabeza un momento para mirar la cabaña, aún no salía nadie. ¡A qué esperaban para huír!
El sonido del árbol cayendo rompió el silencio del lugar, y el suelo retumbó de forma exagerada.
No iba a poder hacer nada contra él, era mil veces más poderoso que yo. Pero no podía dejarle escapar, aunque me costara la vida tenía que lograr que se apartase de aquellos humanos y de aquella cabaña. ¿Por qué? No lo sé, pero tenía que hacerlo.
Agitando la cabeza me levanté y con la cabeza le lancé al aire para luego saltar y morderle a la altura del vientre. Agarrándolo aún con las fauces le lancé contra un árbol, logrando que éste se rompiera en dos.
Caí al suelo sobre mis cuatro patas y respiré agitadamente. Solo me quedaba poder resistir a su próxima embestida, ¿podría? Tenía que hacerlo.
Volví la cabeza un momento para mirar la cabaña, aún no salía nadie. ¡A qué esperaban para huír!
El sonido del árbol cayendo rompió el silencio del lugar, y el suelo retumbó de forma exagerada.
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Re: Incubo [Hermanos Kuznetsov & James Hoffman]
Y aquel maldito chucho seguía respirando tan agitado como al principio del combate, estaba completamente agotado sin haber ni siquiera empezado a pelear en serio. Tuvo que agitar la cabeza para borrar los pensamientos de su mente y actuar.
Golpeándome con su cabeza me lanzó al aire y luego saltó para morder a la altura del vientre. Dolió, sí, pero de un chucho esperaba bastante más que eso. Me lanzó contra un árbol e hizo que éste se rompiera en dos.
No pude evitar echarme a reír, ¿a aquello le llamaba pelear?
Me levanté lentamente, sacudiéndome las ropas y mirando las marcas de mordisco que me había propinado en el estómago. Me reí negando con la cabeza, estás acabado, chucho.
Caminé entre la polvareda que había levantando la caída del árbol y sonreí al ver el, cada vez mayor, cansancio del lobo.
-Odio que maltraten la naturaleza... y odio que me estropeen la ropa.- dije frunciendo el ceño, quitándome mi chaquetón negro (algo roto en aquel momento) y arrancando de golpe los restos de la maltrecha camisa. -Ya me has puesto de mal humor.- sonreí friamente, mostrando los colmillos a la vez que ladeaba ligeramente la cabeza.
No le di tiempo a reaccionar, corrí rápidamente hacia él para luego sobrevolar por encima suyo y colocarme a sus espaldas. El movimientos fue tan rápido que le fue imposible girarse.
Mi codo golpeó por completo su espalda, haciendo que cayese al suelo. Caminé lentamente hacia su cabeza y puse un pie sobre ella.
-Me aburres
Golpeándome con su cabeza me lanzó al aire y luego saltó para morder a la altura del vientre. Dolió, sí, pero de un chucho esperaba bastante más que eso. Me lanzó contra un árbol e hizo que éste se rompiera en dos.
No pude evitar echarme a reír, ¿a aquello le llamaba pelear?
Me levanté lentamente, sacudiéndome las ropas y mirando las marcas de mordisco que me había propinado en el estómago. Me reí negando con la cabeza, estás acabado, chucho.
Caminé entre la polvareda que había levantando la caída del árbol y sonreí al ver el, cada vez mayor, cansancio del lobo.
-Odio que maltraten la naturaleza... y odio que me estropeen la ropa.- dije frunciendo el ceño, quitándome mi chaquetón negro (algo roto en aquel momento) y arrancando de golpe los restos de la maltrecha camisa. -Ya me has puesto de mal humor.- sonreí friamente, mostrando los colmillos a la vez que ladeaba ligeramente la cabeza.
No le di tiempo a reaccionar, corrí rápidamente hacia él para luego sobrevolar por encima suyo y colocarme a sus espaldas. El movimientos fue tan rápido que le fue imposible girarse.
Mi codo golpeó por completo su espalda, haciendo que cayese al suelo. Caminé lentamente hacia su cabeza y puse un pie sobre ella.
-Me aburres
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Re: Incubo [Hermanos Kuznetsov & James Hoffman]
Observé a Nadezhda con preocupación, comprendiendo que ella no sabía que su hermano era un licántropo... y me puse en el lugar de Sasha. Él quería lo mejor para su hermana y eso conllevaba que yo la sacara de allí como fuera. Si saliamos por la puerta principal nos encontraríamos con un enorme lobo pegando mordiscos y zarpazos a todo lo que se encontraba... sin contar con que Sasha no querría descubrir su secreto de esa forma... ¿no es cierto?
Maldije por lo bajo. En aquel momento todo eran conjeturas sin afianzar, por lo que yo solo podía improvisar para salvar a Nadezhda y echar a la vez una mano a Sasha... Suspiré y puse mi mejor cara de incredulidad.
-¿Tu hermano? - dije en un gruñido fingido. Me acerqué a Nadezhda y la tomé la cara con las manos -. Tu hermano no está aquí Nad. Quizás esté en las carretas aun. Tenemos que salir de aquí.
Vi la indecisión en su rostro. Era cabezota. No sabía si aquello funcionaría... pero lo principal era lo principal y esperaba que no me preguntara sobre cómo había aterrizado allí. Ya me inventaría alguna historia. Si Sasha quería sincerarse con ella, no sería por mi culpa.
-Te juro que si crees que él va a venir, vendré a buscarle. Pero solo cuando te deje sana y salva en el prado. No pienso permitir que te haga daño quien quiera que te haya atado a esta silla - dije señalándo con la cabeza.
Tomé la mano titubeante de la chica con más seguridad de la que sentía y abrí la ventana de la parte trasera de la cabaña. El ruido de una pelea resonaba por el bosque.
Maldije por lo bajo. En aquel momento todo eran conjeturas sin afianzar, por lo que yo solo podía improvisar para salvar a Nadezhda y echar a la vez una mano a Sasha... Suspiré y puse mi mejor cara de incredulidad.
-¿Tu hermano? - dije en un gruñido fingido. Me acerqué a Nadezhda y la tomé la cara con las manos -. Tu hermano no está aquí Nad. Quizás esté en las carretas aun. Tenemos que salir de aquí.
Vi la indecisión en su rostro. Era cabezota. No sabía si aquello funcionaría... pero lo principal era lo principal y esperaba que no me preguntara sobre cómo había aterrizado allí. Ya me inventaría alguna historia. Si Sasha quería sincerarse con ella, no sería por mi culpa.
-Te juro que si crees que él va a venir, vendré a buscarle. Pero solo cuando te deje sana y salva en el prado. No pienso permitir que te haga daño quien quiera que te haya atado a esta silla - dije señalándo con la cabeza.
Tomé la mano titubeante de la chica con más seguridad de la que sentía y abrí la ventana de la parte trasera de la cabaña. El ruido de una pelea resonaba por el bosque.
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Re: Incubo [Hermanos Kuznetsov & James Hoffman]
James intentó convencerme de que allí no se encontraba mi hermano, titubeé un poco, pero me dejé arrastrar por él, salimos por la ventana trasera de la cabaña, aun que los estruendos seguían allí muy cerca. James parecía desconcertado y asustado, yo seguía presa del pánico, pero corrí con él, adentrándonos en el bosque, escapando de aquellos estruendos y escapando del loco vampiro.
-¡Para, James, para!- exclamé cansada por correr, miré a mis espaldas intentando creer que nadie nos seguía, pero aún así aquellos fuertes ruidos seguían retumbandome en los oídos. -James... tenemos... tenemos que encontrar... a Sasha.. an-antes que.. que.. el vam-vampiro..- dije jadeante ponsandome mis manos sobre mis piernas, intentando coger aire.
Levanté la mirada, suspirando encontrándome con los ojos abiertos como platos de James, me acerqué a él lentamente y tomé su rostro entre mis manos, obligándolo a que fijara su mirada en la mía, tenía la boca entreabierta y estaba ligeramente tembloroso, bajé las manos tomando las suyas entre las mías y lo acaricié suavemente; era obvio que él no sabía contra qué clase de ser estábamos lidiando.
-No-no lo sabías... ¿verdad?- pregunté titubeante, no esperé la obvia respuesta y giré la cabeza hacia donde seguían viniendo los estruendos, aquello se agravaba por momentos.
-¡Para, James, para!- exclamé cansada por correr, miré a mis espaldas intentando creer que nadie nos seguía, pero aún así aquellos fuertes ruidos seguían retumbandome en los oídos. -James... tenemos... tenemos que encontrar... a Sasha.. an-antes que.. que.. el vam-vampiro..- dije jadeante ponsandome mis manos sobre mis piernas, intentando coger aire.
Levanté la mirada, suspirando encontrándome con los ojos abiertos como platos de James, me acerqué a él lentamente y tomé su rostro entre mis manos, obligándolo a que fijara su mirada en la mía, tenía la boca entreabierta y estaba ligeramente tembloroso, bajé las manos tomando las suyas entre las mías y lo acaricié suavemente; era obvio que él no sabía contra qué clase de ser estábamos lidiando.
-No-no lo sabías... ¿verdad?- pregunté titubeante, no esperé la obvia respuesta y giré la cabeza hacia donde seguían viniendo los estruendos, aquello se agravaba por momentos.
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