Lunas ocultas [priv][Pos. +18]

por **Virginia M. Weisser** Vie Oct 11, 2013 6:46 pm

Piensa, no hagas nada antes de actuar y poder arrepentirte, busca la fuerza interior de su cuerpo, siéntete libre por una vez y descubre la magia que hay en tu interior, el orgasmo que puede llevarte al éxito en una noche oscura, en la que nunca pensarías que podrías experimentar. Nadie dirá lo mucho que vale, simplemente él sabe que lo que tiene que hacer no es correcto, pero tiene que irse del bosque por esa noche, buscarse diversión inmediata en la que termina siendo una noche de experimentación propia. Que grito de guerra daría en la noche, por primera vez iría a un burdel, si, en aquel sitio en donde estaría quieto y simplemente sin saber qué hacer. Era meramente nuevo en eso y no había podido experimentar…a eso…que tontería de pensar aquello. Seria genial, pero no, no querría nada más que experimentar sexo. ¿Como serian aquellas mujeres? ¿Feas o bellas? Estaba nervioso. Ahora, la ultima pista que habia vuelto a tener de su amigo, era que lo habian visto en un burdel, no se lo esperaba, no de Pierre...Entonces, que remedio, el tendria que seguirlo, estuvo varias noches despierto por la noche, aguantando las lunas llenas en vela, a veces siendo humano y aguantando a la pesada de Evangeline queriendo lanzarse sobre el cada vez que tenia oportunidad. La oportunidad. Ahora tenia él la oportunidad de liberarse de ella, estar solo por una vez en mucho tiempo y que se encontro: Un laberinto de calles desiertas por la noche. No sabia donde estaba el burdel. Sabia que si preguntaba, lo tacharian de pervertido, aunque ya se lo hubieran dicho antaño por su madre, esa horrible y tacaña mujer sin apenas un alma en su corazón.

Ahora si que no sabia donde ir, estaba dando vueltas por doquier, la noche caia encima de sus pies y de sus miedos mas prematuros, suspirando a cada rato, no paraba de buscar el burdel, pero solamente pensaba en que tendria que estar cerca y daba vueltas tontamente. Pero igualmente no sabia donde estaba. Si a la izquierda o a la derecha de la perpendicular que tenia enfrente. ¿Estaria lejos si se acercara a la proxima calle? Seguramente si o no, no sabia. Estaba mas perdido que un pulpo en un cobertizo de una granja. Y solamente falto lo que no se esperaba entonces. Gritos y gemidos de una de las ventanas, intuyo sin decir palabra que estaba cerca del burdel finalmente, ahora estaba mas nervioso que nunca. Las manos se le habian tensado de sobremanera que ahora no sabia si moverlas o seguir como estaba, tenso por donde comenzaba a caminar con sus pasos seguros. Llegaba a lo que seguramente era el burdel, solamente pensando en que podria encontrarse le aterrorizaba, miraba por todos lados, confuso, hombres besandose entre ellos, mujeres entre ellas, sacudio su cabeza aturdido sin haber sido golpeado, terminando alejandose de nuevo del lugar, respirando de lo agobiado que se habia encontrado de repente.

-No sé lo que estoy haciendo aquí...-Suspirando lentamente, él pensaba en irse de aquel paradero donde estaría el diablo pululando, salvando su alma “virgen” y la que no querría desperdiciar hasta encontrarse con la adecuada mujer para poder otorgarle tan antiguo tesoro que lo era para él. No le importaba que pareciera menos varonil, pero era seriamente algo de lo que tendria que pensar con cuidado. Es algo como si le ofreciera un anillo de diamantes lo que aun no podria ya, no tenia dinero ni ya estaba viviendo en su casa y su familia le habian quitado parte de su herencia, aunque sabía que su padre le mandaba grandes cantidades de dinero a su casa del bosque bien temprano, lo guardaba en un sitio seguro y despues salia a trabajar en el puerto de lo que pudiera ya fuera limpiando botes o grasa y asi ganarse un dinero extra al bolsillo-Debería irme...-Planteó irse de aquel lugar, estando meramente quieto aun sin moverse de donde estaba, cerca de la puerta del burdel donde aún habia gente besuqueandose y metiendose mano sin parar ni un segundo-...En fin...-suspirando profundamente, escucho unos tacones que se acercaban a su persona, miró a su derecha y parecía que había aparecido un ángel delante de sus narices-...¿La puedo ayudar señorita?-Dijo con suavidad, mirando a la mujer de cabellos de oro, carmín rosado a juego con su escueto atuendo nocturno-...-Ahora no dijo nada ¿Que podria decir entonces? Solamente sacudió su cabeza para asi poder reaccionar y tomar la mano de la mujer, besarle el dorso con suavidad y lentamente sonreirla de lado.

por Invitado Mar Nov 19, 2013 8:45 pm

Los trabajos para un mercenario nunca terminan cada noche, cada día siempre es lo mismo, llamadas de gente que desea acabar con la vida de sus “enemigos” para quedarse con lo que tenga, que vileza pero bueno la paga es demasiado buena y ayuda a mantener el estilo de vida que una tiene los lujos y las máscaras que engañan a todos, la mentira de su identidad y género, el sufrir en silencio cada noche ¿por qué? Porque no puede sentir lo que muchas “mujeres” que se tachan de tal sienten, esa emoción de primavera, porque ningún hombre ha sido digno de ella gracias a su trabajo ¿Quién podría amar a alguien que asesina sin piedad y usa sus atributos para ello?, nadie en su sano juicio lo haría.

Aquella noche el trabajo era como todos los otros, una mujer esta vez, que estaba siendo una piedra en el zapato para otra damita de sociedad, cual quiera creería que es por dinero, pero no, esta vez es por un “hombre” que patético, pelear y morir por un sujeto, cuando hay muchos y mejores que aquel sangrón viejo, quizás sea por el dinero y el poder que represente, claro que mujer en sus cinco sentidos dejaría a un viejo que le dé posición, joyas, caprichos y sobre todo le permita tener cuanto amante en la servidumbre se le antoje, entonces ¿Quién desearía perder aquel edén? Pocas son las mujeres que detestan ser esposas trofeos y se realizan primero, como aquella gitana.
En el burdel las cosas iban diferentes ya no habían muchos hombres como antes, ahora estaban mujeres también y unas andaban vestidas como hombres con mujeres sobre sus piernas disfrutando de la velada, la gitana se debatía si entrar o no, si cumplir con su encomienda o dejarla vivir, la verdad quería algo de diversión aquella noche, deseaba olvidar el trabajo y el tener que regresar a la caravana gitana para ayudar a su nona, solo quería ser ella, sin nombres falsos, sin máscaras.

Entrar o no entrar, esa es la cuestión, matar o dejar vivir; Llegando al lugar sacó la nota que guardaba en el cinturón de su falda color borgoña, para comprobar si se encontraba en el lugar indicado, al entrar aquel sujeto se encontraba esperándola, sus sentidos se agudizaron con el aroma de la excitación de una cacería placentera y sexual, él se volteó a ver a las mujeres y pedir más a sus acompañantes y la gitana a su espalda se encontraba, tratando de ver cómo llamar la atención pero antes de dar su golpe se tropezó con un joven que le impidió realizar su trabajo, es más hasta en ese momento se olvidó de todos y solo miró aquellos ojos, aquellos labios, y aquellas manos con un solo pensamiento rompió su silencio ¡joder pero si esta bueno el caperucito! Con aquella sonrisa dulce negó pretendiendo alejarse de él para no pecar en tentaciones pero antes de hacerlo decidió ser cortés, ya que como antes había deseado ser ella, ser solo Ania.

-Quizás, pero si te pido ayuda luego tendríamos que matarnos y eres buen mozo como para morir tan pronto- con un giño y un ligero beso en la mejilla de él se aleja a unos pasos a la barra para pedir algo de beber, su sonrisa y su descaro brillaban con luz propia, seguía siendo ella, seguía teniendo el toque, seguía su camino.

por **Virginia M. Weisser** Jue Dic 19, 2013 12:07 pm

Tres pasos para el eran tres zancadas para el resto de la gente. Termino quedándose detrás de aquella mujer a la que había sujetado previamente, la que había ayudado a que no cayera al suelo. Seguro que estaba bien si estaba guiñándole un ojo, solamente trago lentamente saliva para después que pudiera estar tranquilo detrás de esa mujer, olía su aroma, era sensual y atrayente cosa que pocas mujeres hacían efecto en él.

Teniendo en cuenta de que estaba detrás y delante de unas cuerdas de corsé, tuvo que tomarla de la cintura para levantarla de aquel asiento y terminar volteándola para que lo mirase-… ¿es algún tipo de juego en el que la viuda negra echa sus redes y termina por capturar a su presa? –Soltó en enigma, pero era malo para eso y seguramente le había entendido perfectamente-….Si eres cortesana…-Estaba nervioso, se lo iba a pedir a ella-….¿Podrías hacerme un favor? –Su rostro estaba neutro, no mostraba apenas ningún sentimiento.

-Puede que seas una cortesana o no…-la miro detenidamente-…pero quiero llevarte a una habitación…y tengo la extraña sensación de querer hacerte mía de inmediato, tu, a una maldita desconocida….-Susurraba mientras se acercaba, se acercó y termino besando sus labios con lentitud, acercándola de sus caderas sujeta con sus propias manos hacia él, la aplasto contra la barra pero no tiro nada ni descuido a ninguno de los que había alrededor, termino subiéndola a su hombro como si fuera un maldito saco de patatas, era liviana y eso le satisfacía, seguiría entonces su camino y pidió una habitación y dejo una bolsa llena de francos a una cortesana.

Esta sonríe y el con la mujer desconocida a su hombro, la siguió hasta una habitación bastante grande, parecía la suite-…Tengo más….y si haces que nadie nos moleste, te pagaré el resto….-No era el quien hablaba, sino sus ansias de tener sexo precisamente con la que tenía sujeta a su hombro.

La cortesana solamente estaba en su día de suerte, termino asintiendo y puso a dos de sus fuertes hombres aguardando la puerta. Este burdel era increíble. Pero de repente, fue dejando a Ania en el suelo, la tapo la boca lentamente mientras el hacia una señal de silencio con el dedo índice sobre sus labios. Al parecer había sentido que alguien que acercarse a Ania, por eso monto lo que monto.

-Lamento mi torpeza….Tuve la intuición de que alguien te miraba de una manera casi asesina y estaba dispuesto a ir a por ti…-suspira sentándose en uno de esos acomodados sofás-….Tuve que actuar rápido….-suspira-…pero…lo de hacerte mía….aun lo mantengo en pie…-encogió sus hombros-…Lamento si soy torpe, sobre todo con las mujeres…eres hermosa y nunca he estado en un burdel…-rio torpe. Es verdad. Era … ósea se, nunca había sido tocado antes.

por Invitado Miér Ene 08, 2014 11:51 pm

Cuando uno es niña de unos 5 o 10 años siempre sus padres les cuentan aquellos mitos de caballeros y princesas, aquellos hombres que salvan a la damisela en peligro de todo los malos que la puedan aquejar con un beso al final cerrara su eterno amor, esas mentiras te cuentan de niña para que creas que debes esperar por un amor idealista y solo para ello conservar intacto tu cuerpo y alma…puras mentiras y patrañas que solo hacen a la mujer una esclava de hombres machistas que creen que la hembra esta para follarsela, arreglar la casa y darle vástagos y que hay del placer, de la libertad de la mujer. Otros puros cuentos.

En el vasto mundo existen muchos tipos de trabajos, buenos, malos, placenteros, dolorosos, felices, tristes, de todo en esta vida se puede dar y cada uno trae para su ejecutor lo mismo, aunque cuando juntas todos lo único que conlleva es a una muerte segura y silenciosa, donde no dejarías huella de tu existencia, más si eres una mercenaria que se hace pasar por hombre para matar.

Luego de haberse topado con aquel lobo, pensó en echarse la suerte del té, leer algo de su futuro podría arreglar las cosas, le había cautivado aquel hombre, algo había que le llamaba la atención, quizás era por su cuerpo, sus labios, su barba sin afeitar, sus cabellos y sobre todo por pensar en su falo, eso le provocó que el sexo de la gitana se humedeciera, ni todo el licor de aquel burdel, ni todo el sexo desenfrenado le quitaría ese deseo de probar a aquel hombre, cuando a Lans se le mete algo en la cabeza no hay poder humano ni divino que se lo quite, es tan porfiada que lo único que hace es conseguir lo que quiere, aunque en este caso no le costaría mucho que digamos.

Alzando la copa, bebiendo su contenido, llega la respiración y el sonido de una voz tan varonil que le hizo erizar todo su cuerpo, cada una de las palabras que salían de aquellos labios la encendían más, sus pezones lo demostraban, incluso el latir de su corazón, su respiración se aceleraron, con el beso de él introdujo su lengua a la cavidad bucal del lycan jugando con la ajena, uniendo, tocándose en una danza desenfrenada, hasta que esté la tomó como si fuera una damisela a la cual estaba secuestrando, eso la excitó más, el peligro, la aventura y la acción; aunque en sus trabajos, como asesina, prostituta y gitana, bien sabe que no es de fiarse por lo que se aparenta, que siempre hay algo más detrás de cada acción, lo que se oculta tras la máscara.

Su diestra tocó y apretujó aquel trasero notando lo firme y redondo que lo tenía, al llegar a la habitación quiso gritar pero aquella mano se lo impidió, le volvió a escuchar y cuando este le soltó mirándole sentado en aquel cómodo sofa, Lans pensó en una sola cosa que podía hacer, se acercó quedándose parada entre las piernas de él, ambas manos acariciaron sus cabellos haciendo que la mire a los ojos, se inclinó y comenzó a besarle los labios, untando su lengua con la de él nuevamente dejando una imprenta mojada entre ambos labios.

-Si es tu primera vez no crees que deberías hacerlo con alguien a quien ames? No es lo que buscan los soñadores como tú- se sentó a horcadas sobre él pegando su pecho contra el torso masculino –Quieres que me quite la ropa o me la quieres quitar tu eh, lo que decidas será en agradecimiento por evitar que me maten y violen unos malditos bastardos- deja que escape su lengua para lamer un poco el mentón y labios del hombre –Tranquilo no voy a morderte aun no- le susurra sobre el mentón bajando en besos por su cuello besándole lentamente con parsimoniosa calma, besos húmedos donde la punta de la lengua toca la piel y así dejar un camino de deseo, mientras su cuerpo se movía hacia adelante y atrás sentada sobre él haciendo fricción en ambos sexos para abrir las puertas del pecado y placer –Dime que quieres y como lo quieres, como mujer o como un oficio- susurra con sonrisas mordisqueando coquetamente la piel del hombre –si es como oficio dime lo que quieres que te haga sino es así y es como mujer, entonces házmelo para que te responda como te mereces- sentencia sobre los labios de él para tomar sus mejillas entre sus manos y besarle con ímpetu.

por **Virginia M. Weisser** Jue Ene 09, 2014 6:55 am

Apenas seguía mirándola y ya estaba sobre el pidiendo que la amamantara de su necesidad de sexo. Era muy lógico en alguien que seguramente estaba todo el día dándole al sexo con sus enemigos, presas o cobayas para coger información, pero el apenas había tenido alguna experiencia en el sexo, había tenido algún que otro roce con Evangeline pero teniendo que ser a la fuerza. Él nunca se introdujo dentro de una mujer pero aquellas cosas que procesaba aquella cortesana sobre sus piernas y sobre sus labios, le hacían entrar en un estado de impotencia que hasta su respiración se veía entrecortada. ¿Ese era el poder de las mujeres? Atraer a hombres a sus redes para después tener que comérselos a través de bocanadas de sexo…seguramente la mujer que tenía sobre sus piernas le trataría de igual modo.

-Ni siquiera se tu nombre y ya quieres amamantarte de mí a través de tus ganas de sexo….-Mostro que estaba siendo hechizado por los roces y caricias de esas manos, de esa lengua que le recorría su cuerpo. No evito jadear ante esas fricciones entre sus cuerpos, sus manos se colocaron sobre las posaderas traseras de aquella mujer, después del beso que respondió, fue hacia el canalillo de su escote que comenzó a lamer lentamente hasta que fue subiendo lentamente por su piel, llegando a su cuello en donde paro, tomándola de las mejillas para que lo mirase, para que ambos iris de uno color marrón y la otra gris se cruzaran entre sí.

Él no despegaba su mirada de la ajena – Dime mujer, ¿Cuál es vuestro nombre? –Sonrió apenas hasta que sujeta en peso, la llevó hacia la cama que había a menos de dos pasos para ir lentamente colocándola bajo su cuerpo, él sobre ella, ocupándola por completo y obstruyéndola de la luz inflamable que las velas bailaban con la corriente de sus suaves movimientos por la habitación. Observándola se quedó por varios minutos hasta que finalmente reacciono, tomo posesión de su corsé con la mano y fue tirando de él haciendo que las tiras que lo ataban, se rompieran a través de los agujeros por donde se colocaban dichas cintas.

Se quedó mirándola con la mitad de sus ropas, soltó el corsé lejos de donde estaban y volvió a ponerse sobre ella-….Quiero que seas la mujer….no como el objeto por el que desean follarse cada uno de los clientes de este mísero burdel….-Un beso ejecuto después de esas palabras sobre los labios ajenos mientras que con una mano le masajeaba uno de sus senos con ansias de poder casi estrujarlo al máximo, moviendo así las caderas hacia delante, creando nuevamente la fricción entre ambos sexos -….Pero antes…-rio-…Tu nombre….-Sus dedos se entrelazaron entre esos cabellos oscuros que por la sedosidad de estos se quedó enredado en una sensación de embriagado, que le inundaba de un libido agudo, y en la mirada que comenzaba a perderse.

por Invitado Miér Ene 29, 2014 10:35 pm

Las mujeres, las verdaderas mujeres tienen la pasión y el deseo a flor de piel…pero claro son aquellas mujeres que ya no les importo el qué dirán de la sociedad machista y mujeres sometidas, aquellas a las que muchas llaman zorras, si por disfrutar del sexo en su totalidad es ser una zorra, pues entonces todas las mujeres son, solo que algunas se tapan en la maldita iglesia rezando, orando de rodillas, en penitencias para no sentir el “pecado” pero ¿qué pecado puede ser estar con un hombre gimiendo y corriéndose más de una vez, sintiendo el cuerpo del otro rozándose contra el tuyo una y otra y otra vez, dejando una cama con imprentas de sudor y fluidos corporales? Eso no es pecado es algo natural una satisfacción del cuerpo.

La gitana tenía los deseos a flor de piel, su sexo estaba empapado de tanto rozarse contra la pelvis del lobo, sus bragas estaban para exprimirlas de tanto que lo deseaba, había tenido un encuentro con un lycan y había sido un gran polvo, rudo, salvaje y muy muy excitante, así que pensó que con él sería igual, para ella los lycans eran fuertes, rudos y muy machos de aquellos que te toman del pelo y te hacen suya sin preguntar nada hasta después de correrse sobre el cuerpo femenino y dejarla bañada en aquella blancura celestial.
Su voz era como un canto de un oráculo, fuerte, sensual, caliente atrayente, la gitana se sentía como Ulises en su viaje a Ítaca siendo seducido por Circe y por las sirenas, eso era él, un tritón fornido atrevido y elegante, lo deseaba, lo anhelaba dentro de ella como a ningún otro hombre lo había deseado saborear su piel, sentir sus garras en su cuerpo…su sexo se humedeció más, si es que se podía estar más excitada.

Miró al hombre sonriendo, poniéndose de pie de aquella cama, haciéndole a un lado sobre aquella cama, sus manos comenzaron a bajar por su fino cuello hasta tocar sus pezones haciéndolos endurecer por el tacto y las caricias, se volteó para enfrentarlo relamiéndose los labios –No debería darte mi nombre, pero bueno una oportunidad así no se desaprovecha verdad?- se acerca al sillón donde estaba él anteriormente sentándose con sus piernas subidas al sillón, se arregla el cabello tirando su cabeza al respaldo del sillón mostrando más su pechos, su cuerpo –Me llamo Ania, y no todos los hombres me quieren follar, soy yo la que busca el fallárselos a los mejores, no cualquiera posee mi atención o mirada, no soy una puta como las que están abajo, lo hago por placer y no por dinero, el dinero no es algo que me afecte, tengo lo suficiente para vivir como reina si me place hacerlo, así que tranquilo si estas preocupado por tu dinero o pienses que no tendrás para pagar- termino con una mirada de pregunta, con una mirada de ¿y tu nombre es?, pero solo fue al mirada, no quería saber el nombre del hombre porque sabía que era solo sexo de una noche y nada más…

Le mire a los ojos con un brillo melancólico como si extrañara algo o a alguien –Soy una gitana y si quería de ti es porque tú lo has planteado así, pero ya que buscas una mujer, ¿por qué no buscas un amor y pierdes tu virginidad con ella? Sería mejor para ti verdad, además se nota que no tienes nada de experiencia con las mujeres- una pequeña risita y comenzó a agitar su mano para darse algo aire, el calor de la habitación era demasiado para ella, aquel hombre era demasiado para ella, por primera vez en su vida se había sentido cohibida por haber dado su nombre real.

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