Casa Lacroix [Amelie Lacoix]

por **Kurt Callahan** Dom Nov 10, 2013 2:38 pm

Sol, hacia días que no lo veía, era agradable caminar bajo su calor. Las cosas habían mejorado y todo parecía avanzar.
En el mercado la gente parecía de buen humor e incluso la carne y la verdura parecían frescas de verdad. Compre algunas cosas, mi madre me prepararía mi comida favorita porque quería celebrar que había encontrado trabajo, claro que no le dije lo que hacía, eso era innecesario.

De camino de vuelta Escuche que alguien corría detrás de mi gritando mi nombre. Era Edgar, un joven burgués con el que había compartido más de una borrachera en casa de Paola, su amante y amiga mía.

-Kurt! No estaba seguro de que te encontraría, he tenido suerte.- Me dijo cuando me dio alcance, respiraba entrecortadamente por el esfuerzo que había hecho.
-Que hay Edgar, ¿para qué me buscabas? Va todo bien? ¿Es Paola?.- Pregunte con curiosidad encendiéndome un cigarrillo.

-Sí, Paola está bien no es eso, es que veras quería proponerte algo.- Le mire enarcando una ceja y echando el humo de mis pulmones.
-Proponerme algo…mira Edgar, soy amigo de Paola pero no s si estaría dispuesto a hacer un Menage a trois y además…

-No! No por dios que dices. -Sacudió la cabeza como intentando quitar esa idea de su mente, me reí y espere a que hablase.- No veras…es por trabajo, resulta que uno de mis clientes le hablo muy bien de mis servicios a una familia respetable de la ciudad.- Se me ha olvidado mencionar que Edgar trabajaba como profesor de música para las jovencitas de buena familia.- Acepte el trabajo pero días después me llamaron de Lyon para algo mejor y no he podido rechazarlo, ahora me encuentro en una encrucijada, ya sabes que las referencias para mi son lo más importante y no quisiera defraudar a…- Le interrumpí, se puso a hablar muy deprisa y le estaba perdiendo el hilo.

-De acuerdo, está bien, ahora ve al grano.
-Necesito que me sustituyas en la casa de los Lacroix como profesor de música, el suelo iría a medias.

Casi me atraganto con el humo, era algo increíble, Edgar ganaba mucho dinero, mas del que yo podría ganar en todo un mes con un solo día de trabajo.- ¿Va en serio? No tengo problema alguno, se tocar el violín pero el piano...no es algo que domine.
-No hay problema con eso, los tutores de la joven quieren instruirla en todas las artes, podrías enseñarle…

-No se pintar – le interrumpí, empezaba a parecerme extraña toda aquella situación.
-No tiene importancia, confió en ti Kurt, lo harás muy bien, además eres actor no? Podrás interpretar este papel sin duda.- Su tono me resulto ciertamente irónico y estuve a punto de rechazar su propuesta si no fuese porque..- Son 50 francos al mes, 25 para ti, 25 para mí, ¿Qué me dices?

-Acepto.- No me lo pensé dos veces y estreche su mano.-Pero…-Quise resolver una duda mas pero él me interrumpió y me dio un papel con un nombre y una dirección y otro con algunos datos que debía añadir a mi personaje como dirección del domicilio familiar, los nombres de padres ficticios y el nombre del conservatorio donde él y yo habíamos estudiado

-Les dije que enviaría a mi compañero de trabajo y amigo del conservatorio, les he dado buenas referencias tuyas y a pesar de su reticencia han aceptado que me sustituyas, todos los datos de relevancia están en el otro papel, debes presentarte mañana a las 12:00 del medio día en esa dirección. Yo volveré en un mes a ver cómo va todo.
-De acuerdo pero creo que..-No me dejo seguir volvió a interrumpirme, se despidió y se marcho a prisa.

-¿Qué demonios..?- Estaba algo patidifuso, parecía demasiado bueno para ser verdad y demasiado amable por su parte, mas tarde conocería las verdaderas intención de Edgar pero…ya llegaremos a eso en su momento.

Fue un día largo, comí mi plato favorito y pase la tarde con mi madre enseñándola a leer, debía aprenderse nuevas canciones y estaba harta de pedir ayuda a otras.
Por la noche me metí en la cama pensativo, no sabía si acudir a aquella casa, si me pillaban podrían denunciarme y estaría metido en problemas muy serios pero por otra parte parecía algo fácil y ganaría bastante dinero. A pesar de todo ello no me costó mucho dormir, de hecho caí rendido a los pocos minutos.

La mañana siguiente apareció animada y yo me levante de la cama con determinación. Haría aquel trabajo, a fin de cuentas ¿Qué podría salir mal?
Me duche y me puse mi mejor y único traje. Entre en mi personaje de lleno, podría conseguirlo sin duda.

Salí a la calle y me encamine hacia la dirección del papel, estaba bastante lejos de donde vivía, en la zona norte de Paris, sería una familia con mucho dinero…
Tarde bastante en llegar pero puntual. Llame a la puerta y espere a que me abrieran…

por **Amélie Lacroix** Mar Nov 12, 2013 9:29 am

Unos golpes incesantes en la gran puerta de madera acompañados de varias voces me hicieron salir del sueño de una forma algo importunada. Era Aurèlia, una de las amas de llaves que paseaban por casa todo el día, de aquí para allá. Su voz, la cual era bastante aguda, me provocó un pasajero dolor de cabeza -¡Señorita Amélie, es un nuevo día!- decía mientras se adentraba en mi alcoba con la mayor confianza del mundo. Energética, abrió las exquisitas cortinas dejando entrar la luz solar de pleno, mi reacción fue algo huidiza pues aquellos rayos de Sol me habían dejado completamente ciega. -Supongo que tendré que levantarme...- así, aún con los ojos entrecerrados, me levanté bostezando y me dirigí a asearme.

El día prometía, a pesar de mi actitud adversa de recién levantada estaba segura de que aquel sería uno bueno. Lo decía principalmente porque el Sol por fin se había dignado a salir, tras semanas y semanas de intensas lluvias, frío y ausencia de luz. Era agradable el calor que proporcionaba la estrella y se agradecía. Una vez acicalada, tomé un pequeño desayuno y seguidamente salí al reducido jardín que posee mi casa. En realidad quería aprovechar el clima y salir por ahí a mi antojo, pero desgraciadamente no podía, pues aquel día tenía clases de arte. Se trataba en que venía un instructor que normalmente me enseñaba música, pero hay días sueltos en los que también nos centramos en otras materias artísticas como la pintura. En realidad, donde menos necesitaba refuerzo era en piano...pues es lo que más tengo trabajado y lo que mejor sé tocar. Realmente me sentía afortunada por poder ser adoctrinada de una forma tan seguida.

Eran las 10:30 de la mañana y ya por fin me sentía completamente despertada. Podríamos decir que volvía a ser yo -risas-. Mis manos se posaron en la cuidada hierba, acariciándola suavemente como si fuera un animal o incluso una persona; la trataba con extremo cariño. ¿El por qué? Se podría decir que le tengo mucho aprecio a la naturaleza y de alguna forma estamos unidas por un vínculo muy fuerte. Una dulce sonrisa se dibujó en mis labios cuando vi a un par de hormiguitas escalando una ancha hoja; a veces las comparaba con los humanos, pero no con todos. Para mí, las hormigas representan el trabajo duro y continuo, los que de verdad se ganan el pan; en ocasiones me gustaría ponerme en el lugar de esas personas que se esfuerzan al máximo para conseguir detalles mínimos, saber qué se siente exactamente cuando consigues lo que tantas lágrimas y sudores te ha costado.

La paz era abundante en mi pequeño refugio, no necesitaba cerrar los ojos para sentirme segura y en calma. Me gustaba esa sensación y desearía que siempre fuera así. Aproveché el tiempo que me quedaba antes de dar la clase para leer un poco: 'Personne' (Nadie). Así se llamaba el ancho libro que había adquirido hacía poco y por lo que había leído sabía que trataba de una alma que queda atrapada en el mundo de los vivos pero nadie puede oírla ni sentirla, excepto una persona. Leer era otro de los placeres del ser humano, en mi opinión. Pasó un tiempo, cuando estaba completamente abismada en la lectura que la misma ama de llaves -Aurèlia- volvió a llamarme con su voz peculiar para avisarme que en breve vendría el instructor y es en ese momento cuando me enteré que sería una persona distinta la que me daría clase, no el mismo de siempre.

Bueno, fue un aspecto que no me importó demasiado...sólo esperaba que fuera paciente conmigo tal y como lo era el anterior. Tal y como comencé a pensar en cómo luciría unos golpes en la puerta principal daban a entender que ya estaba aquí, lo había 'invocado'. La otra ama de llaves lo recibió con amabilidad, cogiendo su abrigo y colgándolo en el perchero. Me acerqué hasta la entrada, portando un vestido informar de tonos alegres y antes de ver el rostro del hombre hice una reverencia, como me habían enseñado. Levanté la mirada y entonces lo vi, era un hombre joven de rasgos favorecidos, portador de un elegante traje y de cabellos rubios. -Buenas, Monsieur. Soy Amélie Lacroix, espero que congeniemos bien el tiempo que esté el anterior instructor ausente. Siéntase como en casa- me presenté con cordialidad y acompañé la presentación de una dulce sonrisa.

por **Kurt Callahan** Lun Nov 25, 2013 10:40 am

La espera frente a la puerta principal no fue muy larga. Enseguida me abrió una señora algo mayor y uniformada. Salude respetuosamente y me guardo el abrigo.

A los pocos segundos apareció una jovencita rubia con ojos risueños y me obsequio una sonrisa inocente.

-Gracias señorita Lacroix, para mí es un placer estar aquí y espero que podamos aprender mucho juntos. –Devolví la sonrisa.

La señora que me había abierto nos guio por unos amplios pasillos perfectamente decorados, yo pasaba por allí como embobado contemplando toda aquella belleza.
Una puerta de madera crujió al abrirse y sentí los rayos de sol sobre la cara, entramos en la sala y el ama de llaves se retiro.

Sin duda era una sala enorme y maravillosa, dentro algunas paredes estaban forradas de libros, los ventanales llegaban hasta los altos techos. Estaba dotada de dos mesas de madera muy trabajada, algunos muebles más llenaban la estancia así como un piano de cola perfecto. No sabía muy bien que hacer o que decir en ese momento.

Por primera vez comenzaba a sentir los nervios revoloteando en la boca de mi estomago. Cerré los ojos unos segundos y respire pausadamente un par de veces.

-Bien, creo que ya podemos empezar.- Dije llenando el silencio que nos había absorbido.- Por favor señorita, tome asiento.- Me acerque a una de las mesas y deje sobre ella el maletín negro que llevaba. En el guardaba mis partituras, mis guiones y algún que otro libro. Lo abrí examinando todo su contenido y nada parecía convencerme del todo.

Me quite la chaqueta dejándola sobre la silla. Mire a la señorita Lacroix, la cual parecía estar esperando que dijese algo más.

Sonreí y me apoye en la mesa teniéndola de frente.-Lo cierto es que no sé por dónde empezar exactamente así que tendremos que comenzar por lo más sencillo.

En la pared de enfrente, se abría espacio entre las estanterías de libros, una pizarra completamente limpia y junto a ella un par de tizas blancas. Me acerque con determinación y escribí mi nombre en ella ¨Kurt Callahan¨.

-Mi nombre es Kurt Callahan.- Dije señalando lo que había escrito en la pizarra.-Y seré vuestro nuevo tutor hasta que Edgar vuelva.- Sonreí ligeramente. – Seguramente tendríais una dinámica adoptada y lo cierto es que mi compañero no me ha dejado instrucciones de nada, tenía bastante prisa. - Me reí entre dientes rememorando aquel momento tan disparatado que me había llevado hasta ese momento.

Me volví hacia la pizarra nuevamente y en ella fui escribiendo lo que tenía pensado para aquel trabajo (Música, literatura, pintura, interpretación)

-Bueno, como es el primer día os dejo elegir la materia con la que deseáis empezar, después iremos avanzando por todas hasta conseguir nuestra propia dinámica.- Sonreí con amabilidad y espere a que me contestase.

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