Y el encanto de tus ojos..[libre]

Tres días pasaron desde mi primera noche como vampiro. Hasta ahora había estado ignorando la sed, y evitando por tódo lo posible atacar a una persona. Joder, ¡no quería hacer daño a nadie! Sin embargo, sabía bastante bien que no iba a aguantar demasiado. Ya podía notar mi cuerpo debilitándose, sintiéndome más pesado y sediento. Si seguía así unos días más, acabaría convirtiéndome en cenizas. Pero ¿cuánto tiempo aguantaré con este ritmo? Teniendo que alimentarme cada tres días para evitar mi propia muerte, ¿podré seguir así toda la eternidad que me queda por delante como chupasangre?

Cuando maté a aquel cazador de la Inquisición y me bebí toda su sangre, me sentí más que satisfecho, me sentía completo y lleno de energía. El resto de inquisidores no me alimentó más, por mucho que bebí, ya estaba lleno con el primero. De modo que, sabiendo que el cuerpo tiene unos 5 litros de sangre, y que yo con dejar seco a uno ya tengo suficiente, entonces debo entender que necesito beber al menos 5 litros de sangre, por lo que si me alimento de dos personas, y bebo 2,5 litros de cada una, podría quedarme satisfecho sin matarlas, pero eso las dejaría bastante aturdidas, pero se salvarían su vendo sus heridas. En cambio, si me alimento de tres, y bebo 1,6 litros entonces el riesgo sería menor. El único problema es que no tengo un aparato que me ayude a calcular los litros que bebo, pero al menos me haré una idea.
Y ahora, la pregunta importante, ¿dónde encuentro a un montón de gente para alimentarme?

- Eh, colega, ¿te vienes al burdel? Dicen que hoy vendrá esa chica que tanto te gusta - oí decir a unos hombres de clase baja, mientras se paseaban.
- Bingo - susurré. Un burdel. Ahí no sólo había gente de sobra para echarse un "trago", sino que además te daban una habitación privada. O creo que te la dan. No sé.
- ¡Claro! - respondió el otro.
- Bien, ahora sólo tengo que seguirlos y...

Como una sombra, conseguí seguir a los hombres hasta llegar al famoso edificio. Ya podía relamerme con toda la sangre que había ahí dentro. Esa iba a ser una nochecita de lo más divertida.
Al llegar, hablé con la dueña. Típica señora vieja y fea que ya no consigue clientes a nivel personal y no le queda más que hacer de gerenta. Cómo me alegro de no haber vivido su vida, jejeje.
- Disculpe, madame. Estoy buscando un... bueno, un servicio especial. Verá, soy bastante inquieto y digamos que una sola dama no me parece suficiente. Quisiera algo un poco más... movidito. ¿Qué tal unas... 3 chicas? ¿Para mí? ¿Eh? ¿Sí? Interesante, ¿verdad? 3 chicas. ¡Ah, y una habitación privada! ¡Nada público! Hay cosas que... créeme, es mejor no ver, ¿eh? Tú me entiendes, ¿a qué sí? - le dije, mientras hacía gestos exagerados para dar énfasis quizá un poco innecesarios a mis palabras.
La madame dejó salir una risotada de asombro.
- ¡Vaya, vaya! Parece que alguien está intentando ser el cliente del mes. Bueno, amigo, no sé si sabrás que un servicio así es algo bastante exclusivo, por no mencionar lo caro que es. ¿O acaso esperabas que te lo regalara por la mera bondad de mi corazón? - me respondió, cruzada de brazos, con un aire muy serio y autoritario.
- Pues de hecho... sí - la miré fijamente a los ojos, y le ordené - Me darás a tres chicas jóvenes. Y una habitación privada, ¿entendido?
- Te... daré a tres chicas jóvenes... y una habitación privada - mientras hablaba, sus brazos se relajaban y caían, ahora relajada y bajo mi control.
Esa era una de mis habilidades preferidas como vampiro: la Persuasión.
- No necesitas que te pague. Di a tus mujercitas que soy un amigo.
- No... no tienes que pagarme. Diré que eres un amigo.
- Por la mera bondad de tu corazón, ¿verdad?
- Por la mera bondad de mi corazón - repitió la madame.
- Muy bien... Me alegra que nos entendamos tanto, madame - sonreí, mientras le acariciaba la cara con cariño igual que un niño acaricia a su perrito obediente.

Y así, la mujer mandó a llamar a tres chicas que, tal y como había pedido, me condujeron hacia una sala privada.
- ¡Jaaaajááááá! ¡Sí, señoritas! ¿Quién quiere pasarlo como nunca, eh? - grité, mientras corría hacia la sala - ¡Allá va el puto Alexalmo! ¡Wiiiiiiii!

Una vez dentro, me aseguré de que nadie estaba mirando. Que las ventanas tuvieran las cortinas echadas y las puertas cerradas. Bien, ahora podemos comenzar.
Sin más dilación, miré a las tres "cortesanas" a los ojos, y ordené:
- Ahora, damitas, descubrid bien vuestros cuellos, que yo los vea - esperé a que obedecieran, ahora bajo mi control - Bien, muy bien. Ahora quedaos sentaditas y calladitas y esperad a que termine. Y nada de gritar ni pedir ayuda, ¿entendido? Ni un mísero gemido. Salvo... para disimular, claro está.
Y así, me alimenté de cada una de ellas, disfrutando del sabor de la sangre humana una vez más, y teniendo mucho cuidado con cada una, para evitar dejarlas secas. No quería que muriera nadie, sólo quería alimentarme para seguir viviendo. Nada de muertes.

Una vez saciada mi sed, cubrí las heridas de las chicas con vendas, mientras susurraba:
- Hoy habéis dado una pequeña parte de vosotras para que yo pueda seguir viviendo. Os lo agradezco, es sin duda uno de los mejores actos de amistad que he visto. Ahora, aseguráos de que no descubran esas marcas de mordiscos hasta que cicatricen, ¿entendido?

Hecho todo esto, salí de la sala y fui al salón principal, a seguir disfrutando de la fiesta. La noche es joven, amigos. La noche es joven.

Apenas acababa de llegar al salón principal cuando me fijé que se había armado un alboroto en el burdel. Me parecía tan... típico. Quiero decir, ¿no pueden contratar a una chica, que les haga el trabajillo y marcharse a seguir viviendo la vida? Eso es lo que pasa cuando mezclas alcohol, sexo y subnormales de la clase baja en una misma sala. Interesado por el conflicto, me apoyé contra una pared y contemplé entretenido la escena. Por lo visto, el tipo corpulento iba a golpear al flacucho porque le quitó a la prostituta. Parece que hizo una reserva pero que el otro no la respetó. Si es que siempre lo he dicho: hay que dejar las reservas claras para evitar rollos de este tipo. No sé, una señal de que la chica no está disponible, ¿no?
Me imaginé a todas las mujeres del burdel llevando un cartelito colgando del cuello que dijese "reservado". Me pareció gracioso y empecé a reírme sólo.

Pero no, espera. Lo mejor vino después, cuando el joven le preguntó que por qué le atacaba y el corpulento le respondía que se estaba ligando A SU MUJER. Ahí no pude evitarlo y empecé a reírme con ganas. Soltaba unas carcajadas agudas y un tanto ruidosas a la vez que me doblaba de la risa y señalaba al tipo violento con el dedo índice. ¡Dios está casado con una prostituta y aun así se pone celoso!
- ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA! ¡AAAAAAAAAAHHHJAJAJAJAAAAJAAJJAJAJAJAJA! ¡JIJIJIAAAAJIAAAJIAAJIAAAA! ¡DIOS MÍO JAJAJAJAJAJAJJAJA!
Tal vez mis risas hicieran enfadar al hombre, porque se despistó y me lanzó una mirada que sería bastante intimidante de no ser por lo patético que era ese hombre ya de por sí. Debió de ser por ese momento de despiste que el chico flaco tuvo un tiempo justo para reaccionar y romperle la copa en la cara.
- ¡Toma ya! - exclamé con voz baja. Aquello había sido bastante valiente. 10 puntos para el chaval.
Todo el burdel quedó en silencio, ahora espectante como yo a la pelea, que había alcanzado un tono bastante jodido, especialmente para el joven.

Y entonces, sin venir a cuento, el tipo le soltó un bofetón a la prostituta.
- ¡Jajajaja! A eso le llamo yo "igualdad de género" - dije, sin pensar. Por lo menos tiene claro que hombres y mujeres son iguales, así que les pega a todos por igual. Es de los que no se echan atrás, ¿eh?
Sin embargo, sucedió algo que empezó a molestarme más. Dos tipos más se unieron al machista corpulento y sacaron al muchacho. Iban a meterle una somanta de hostias entre tres cuando ya se veía desde fuera que el pobre no era rival para aquella mole celosa. Saben que va a perder, y aun así se unen contra él para machacarlo aún más.
- Oh, no. Eso sí que no... - dije, mientras me dirigía a la salida del burdel. Qué asco me dan los abusones.

Abrí un poco la puerta, y vi a los tres matones acorralando al chaval contra el suelo, y decidí equilibrar un poco la balanza:
- ¡Matraca! - grité, mientras daba un gran salto contra el líder del grupillo y le daba una patada en la espalda.
- ¿¡Pero qué...!? - dijo uno de sus secuaces.
- Vaya, vaya, vaya... - dije, con voz burlona, mirando fijamente al líder, que se estaba levantando del suelo con una mirada asesina clavada en mí. Más bien parecía la mirada de un niño cuyo padre no quiere comprarle su juguete favorito. Era tan gracioso... - Gordo, feo, casado con una protituta... ¿y encima lo suficientemente cobarde como para necesitar a dos amigos igual de corpulentos para tumbar a un simple chaval que no pesará ni 65 kilos? Colega, a tí te han tocado todas las desgracias del mundo, ¿eh?
- ¡MÉTETE EN TUS ASUNTOS! - me gritó uno de sus compañeros, mientras me apartaba de un empujón. Volví a reaccionar con una risilla.
- Jijiji... Tiene gracia que TÚ me digas eso. No parece que te metieras en tus propios asuntos cuando te uniste a la pelea.
- ¿¡Se puede saber quién es este payaso ahora!? - gritó el líder.
- Pues eso. Un payaso - respondí - Un payaso ambulante. Me dedico a viajar y traer alegría a los corazones franceses de esta ciudad, jeje. Cuento chistes buenísimos, ese es mi trabajo. ¡Podría contarte algunos que te encantarían! - me acerqué a él poco a poco, con una sonrisa - Por ejemplo: ¿Sabes quién se quedó sin huevos? ¡¡¡TÚ!!! - dije, a la vez que le arreaba un patadón en sus partes íntimas con todas mis fuerzas, cogiéndolo por sorpresa y dejándolo aturdido, dolido y mareado. Luego me puse en guardia en frente a los otros dos, listo para la pelea.
- ¡Vamos, chaval! ¡Ahora somos dos contra dos y su líder está fuera! ¿Te animas o qué? - le dije al muchacho, sin perder mi sonrisa de bufón en ningún momento. La cosa se iba a poner interesante - ¡Venga, elige a uno!

De todas formas, los pobres matoncitos no sabían que su pelea ya estaba perdida desde el principio. Ninguno de ellos se había dado cuenta aún de que se estaban peleando con un vampiro, y que no disponían de los medios para derrotarme. Pobres inocentes.

- Puedes llamarme Kurt - dijo el muchacho, mientras se levantaba.
- Alexalmo - respondí, mirándole con una sonrisa. No una sonrisa burlona o loca, sino cálida y amistosa. Ya nos hemos dicho nuestros nombres, se supone que ahora ya éramos superamigos.
Uno de ellos nos amenazó con rompernos todos los huesos y luego se lanzó a por Kurt. Típico, se hacía el valiente, pero iba a por el indefenso. Ya pensaba que tenía que protegerle de nuevo, pero entonces el chaval esquivó al matón con una agilidad que me impresionó bastante, e incluso consiguió rematar y tumbarlo.
- Vaya con el muchachín indefenso - dije para mis adentros. Desde luego el tipo no necesitaba mi protección de momento, así que me concentré en el otro matón.
El pobre macarra sólo sabía lanzar golpes torpes, bruscos y lentos, clásicos de alguien corpulento cuyo único entrenamiento han sido reyertas callejeras y peleas de taberna. No había sido instruido apropiadamente y eso se notaba. Mis reflejos vampíricos ya me daban una gran ventaja, pero me daba la sensación de que a ese podría ganarle incluso siendo humano. De todas formas, agradecí a todos los dioses de todas las religiones el haber sido mordido, ya que mis poderes me estaban haciendo la vida mucho más fácil.
Así, jugué un poco con el hombrecillo, simplemente esquivando sus golpes con gracia y elegancia, casi como si estuviera bailando en un salón en una fiesta elegante a la vez que me reía sin parar, como si fuera un niño en un parque jugando con sus mejores amigos, dejándole ver que no me estaba haciendo ni sudar.
- ¡Jajajaja! ¡Jojojojo! ¡Jijijiji! ¡Jajajajajajaja! - reía burlón, mientras daba saltitos de cabra alrededor suya, esquivando todos sus puñetazos.
Ya cuando el tipo empezaba a enfadarse, paré uno de sus predecibles puñetazos con la mano izquierda, mientras con la derecha le propiné un puñetazo en la mandíbula, no demasiado fuerte, lo suficiente para aturdirlo. El tipo retrocedió unos pasos, frotándose la cara con expresión de sorpresa, y esta vez cargó contra mí con su hombro. Usé mi poder de Levitar y di un salto sobre él. Aquello sí lo desconcertó, y pude sentir que me miraba con miedo. Ahora ya sabía que yo no era un tipo normal. Aproveché ese momento de miedo y desconcentración y volví a usar Levitar, esta vez dando un salto horizontal con la pierna estirada hacia delante, dándole una patada en el estómago y dejándolo fuera de combate durante un rato.

Entonces miré a Kurt para ver cómo le iba, y ese espectáculo no era nada agradable. Kurt iba ganando, eso era bueno, pero algo iba mal. El matón estaba en el suelo tirado, y por su cara de sumisión y la sangre que le salía de la frente, pude deducir que Kurt había ganado la pelea hace un rato largo, pero esto no parecía importarle. Kurt seguía pisándole la cara, y tenía una expresión en su rostro que daba miedo. Era una mirada de ira, de furia descontrolada, de ansias de destrucción, de deseos violentos. Era la mirada colérica de un asesino. Y con esa mirada seguía pateando la cara del borracho. Si seguía así, lo iba a matar.
Ya me disponía a detenerlo, cuando el jefe del grupo (anda, me había olvidado de ese) le agarró por la espalda, y lo inmovilizó. Nuevamente, Kurt nos soprendió a todos y dio un cabezazo al tipo de la nariz, haciéndolo sangrar. Corrí hacia ellos tratando de evitar una catástrofe: tras ver la expresión en la cara de Kurt, sabía que el tipo estaba fuera de control, y aunque esos matones eran unos completos gilipollas, no merecían la muerte. Por no hablar de los problemas que tendrá el muchacho si comete un asesinato en plena calle.
Así pues, llegué rápidamente hasta ellos, y justo cuando Kurt alzó el puño para rematar al jafe, le sujeté fuertemente del codo, con firmeza, haciendo que sus intenciones quedaran cortadas.
- Shhhhh... Tranquilo, Kurtis. Ya es suficiente - le susurré al oído con firmeza, permitiéndome el lujo de llamarlo así - No pierdas el control, es peor. Además... - sonreí con malicia - ...ahora viene la mejor parte.

Me aseguré de que mi compañero relajaba los músculos antes de soltarle el brazo. Una vez notara que se había calmado, fui retirando mi mano lentamente de su codo, dejándole libre, y luego me acerqué al jefe, que aún estaba aturdido por el golpe que acababa de romper su nariz, le miré fijamente a los ojos y usé el poder de la Persuasión contra él:
- Bien, matoncito, no sé quién eres o cómo te llamas, pero eso me da igual. El caso es que has mandado a dos tipos corpulentos contra este pobre muchacho que sólo quería contratar a una cortesana para pasar la noche acompañado, y eso ha estado muy mal.
- Pero... era mi mujer y... - el tipo intentaba resistirse, pero ya se podía ver que estaba bajo mi control.
- Di que lo que has hecho está muy mal, y pídele disculpas a Kurt - le ordené, cortando la frase que iba a decirme.
- Sí, señor. Lo que he hecho ha estado muy mal. Lo siento mucho, Kurt.
- De rodillas.
- Lo siento mucho, Kurt. Te ruego que me perdones - repitió el jefe de los bandidos, poniéndose de rodillas como yo le dije.

Sonreí complacido. Dios, cómo me encanta ser vampiro. Empecé a reírme con ganas. Era genial ver a uno de esos tipos corpulentos rebajándose de esa manera. Muy gracioso, una de las cosas más cómicas que te puedes imaginar. Como un gran oso cariñoso.
- Jajajajajajajajajajaja. Vaya, vaya, Kurtis, debo confesar que hacía mucho tiempo que no me reía así. Supongo que en el fondo debo de agradecerte que te metieras en esa pelea. ¿Volvemos adentro? Yo invito a la próxima ronda.

No obstante, los dos jóvenes se habían descuidado, durante la humillación al jefe, de sus dos secuaces. ¿Qué harían ellos dos mientras Kurt y Alexalmo estuvieran con la guardia baja? ¿Seguirían el ejemplo del líder y se rendirían, o aprovecharían su distracción para atacarles por la espalda?

OFF: Esto último te dejo que lo decidas tú, Kurt. Si quieres más pelea di que nos atacan o di que se rinden y se van para proseguir el rol con una noche más tranquila

Sentí unas manos frías sujetándome con suavidad y una voz extrañamente tranquilizadora que me decía que ya era suficiente, los latidos de mi corazón se ralentizaron, volvía en mí. Respire varias veces y me recordé a mi mismo quien era.

-¿Lo mejor?- Pregunte en un susurro casi inaudible.

No estaba seguro de a qué se refería con eso ni lo que esperar pero sin duda el espectáculo que tuvo lugar no lo hubiese imaginado ni en mi noche más inspirada.
El corpulento hombre al que supuestamente había ofendido y que minutos antes amenazaba con destrozarme ahora estaba de rodillas ante mí diciéndome que lo sentía y que por favor le perdonase. ¿Es que acaso estaba soñando? ¿Qué significaba todo eso? Nada tenía sentido. Alexalmo, como así se hacía llamar le hablaba indicándole que decir como cuando regañas a un niño que se ha portado mal…Estaba paralizado, con un signo de interrogación grabado en la cara.
El ya no tan desconocido me comentaba lo bien que se lo había pasado y que hacía mucho tiempo que no se reía así, le mire enarcando una ceja y me invito a una copa. Lo cierto es que la necesitaba, no acaba de creerme nada de lo que había pasado y sentía el cuerpo temblar, tenía que relajarme.

-Es usted muy amable, acepto esa copa.- volvimos dentro del local, allí la bebida no había parado de servirse en ningún momento y las mujeres seguían divirtiendo a los clientes.

Nos acercamos a la barra y el camarero con cara de aburrimiento nos pregunto que queríamos tomar.

-Un whisky, doble…o triple…mejor trae la botella.- Le dije y me senté en uno de los taburetes.- Me habéis salvado la vida, creo que lo mínimo que puedo hacer es invitaros yo a esta copa.



OFF: no más broncas gracias XD

Me senté en uno de los taburetes de la barra, esperando que por favor no viniera otro macarra con el clásico cuentito de "Oye, ¡ese es mi asiento habitual!" y empezara otra pelea. Lo de antes me había dejado agotado, y ya era una suerte que los secuaces siguieran el ejemplo del jefe y se marchasen. Necesitaba un descanso, y si alguien más provocaba pelea, estaría en una situación muy incómoda.
- Yo quiero una cerveza, si es posible - dije al camarero, cuando Kurt pidió una botella entera de whisky triple - Madre mía, Kurt, tú no eres de los que beben con moderación, ¿eh? - le comenté, riendo. Ya me lo imaginaba llevándolo a rastras a su casa mientras cantamos canciones populares de pueblo - Y por favor, guarda el dinero. Hoy... - agarré la mano del camarero en cuanto nos trajo las bebidas y lo miré fijamente a los ojos - ...invita la casa, ¿no? Ya sabes, soy ese amigo que os ayudó con... aquello - no se me ocurría nada para inventarme, pero la cuestión era controlar la mente del camarero como había hecho antes con el líder de los matones, las prostitutas y la madame.
Naturalmente, el camarero sólo respondió con una sonrisa, dejó las bebidas y se marchó, sin pedirnos el dinero. Tal y como estaba previsto. El único problema era que usar tantas veces el poder de la Persuasión en tan poco tiempo me estaba dejando agotado mentalmente.
- Mierda... - murmuré por lo bajo - ya lo he hecho cuatro veces seguidas hoy. Será mejor que me lo tome con calma...

Sujeté la jarra de cerveza y tomé un trago. Estaba fresquita, y era refrescante. Un alivio después de tantas emociones.
- ¿Sabes? Eres un lobo con piel de cordero - le dije a Kurt, sonriéndole - Quiero decir, por fuera pareces poca cosa, inofensivo e incluso débil, no te ofendas, pero luego cuando hay que pasar a la acción te vuelves loco, jaja. Si hubieras visto la cara que pusiste mientras pateabas la cabeza de aquel individuo... Dabas miedo. Tienes espíritu de lucha, ¿sabes? Y lo mejor de todo es que sabes esconderlo y parecer inofensivo. De hecho, creo que es por eso por lo que aquel tipo se atrevió a desafiarte, porque no se esperaba para nada que tuvieras esa gran habilidad de lucha. Los guerreros como tú suelen ser... más peligrosos. - le miré con una sonrisa cálida, esperando que se tomara lo que había dicho como un cumplido y no como un insulto.

La respuesta de Kurt me sorprendió bastante. Más que nada porque, a pesar de que parecía que estaba bromeando, había acertado en algunos puntos, algo que me incomodó un poco. Apuré mi cerveza y escuché su respuesta. El tipo se estaba dejando llevar por la bebida y ya estaba empezando a sacar conclusiones extrañas, tales como que yo era un brujo. Eso me hizo partirme de risa.
- ¡Jajajajajajajajajaja! ¡Un brujo! ¡Jajajajajajaja! - reía - ¡Jajajaja, no, hombre, no! Aunque debo decirte que los brujos son muy buena gente, ¿sabes? A contrario de lo que te quieren hacer creer las creencias populares y los mitos y los cuentos para niños, no todos ellos sueñan con arrancarte el corazón para meterlo en una caldera y cocinar una poción de la Eterna Juventud jajajajaja. Aunque sí estaría genial ser un brujo, estaría bien experimentarlo, pero no, no es el caso.

Recuperé el aliento y me limpié las lágrimas de risa. Luego le pedí otra cerveza al camarero. El alcohol hacía que todo pareciese más gracioso.
Kurt empezaba a parecerme un tipo misterioso y un poquito siniestro. O tenía mucha imaginación, o tenía un poder de deducción bastante bueno. O eso o es que soy patético para la discreción. Desde luego, el tipo me había despertado algo de interés, así que estuve dispuesto a revelarle una pequeña parte de información acerca de mí.
- Pero sí has acertado en lo otro. Bueno, más o menos. Es cierto que vengo de otras tierras (¿tanto se me nota el acento extranjero?) pero no son taaaan lejanas. De hecho vengo de la tierra de aquí al lado, España. Soy casi vecino jejeje. Y bueno, es cierto que tengo algo de experiencia en el combate, pero casi todo de entrenamiento, no he tenido demasiadas ocasiones de probarlo de verdad. Y... - bajé un poco la voz y me acerqué a él, creando un ambiente de intimidad y dándole a entender que no era algo para gritarlo a los cuatro vientos - ...también es cierto que vengo a derramar algo de sangre. Y no es sangre inocente, precisamente. Ni un poco corrupta. He venido a derraramar la sangre más maligna y putrefacta que puede correr por las venas de un hombre, Kurt. He venido por venganza.

Me alejé de él un poco y di otro trago a mi cerveza. Quería ver qué se le ocurría ahora.

Parece que conseguí infundirle confianza a mi acompañante pues estuvo dispuesto a dejarme entrever, a desvelarme algunas dudas, no todos lo hacían. Se acerco a mí y me hablo, yo le escuche con suma atención, para mí todo aquello era como un juego, alimentaba mi imaginación, despertaba mi interés y curiosidad. ¡Venganza, sangre! Palabras como aquellas podrían dar pie a una historia fantástica! De hecho muchas tenían como idea abstracta la venganza y como vía concreta la sangre…
Estaba borracho sí, pero a pesar de ello no pude creerle del todo, en algún momento de su relato comencé a creer que me estaba tomando el pelo. ¿Quién iba a revelar algo así? O tenía demasiada confianza en mí y por lo tanto no temía que me fuese a ir de la lengua o si…definitivamente me estaba tomando el pelo. Me eche a reír y rellene mi copa que se había quedado vacía.

-Así que de España.- Dije sin más, si bien es posible que me estuviese tomando el pelo lo le cortaría, me gustaba, ¡era más divertido!- Nunca he estado, pero he leído algo sobre su historia..-le mire entonces con los ojos entre cerrados- ¿Eres acaso un sucesor de los Templarios? ¿Intentas recuperar la fe perdida?- Me reí, pero lo cierto es que podría tener sentido…un tataranieto, un eslabón para mantener la tradición, volví a dar otro trago a mi bebida- creo que empiezo a desvariar..

Nuevamente Kurt me sorprendía con otra de sus ocurrencias. ¡Un templario! Me reí con una voz chillona y casi histérica. ¿De dónde había salido este chico y dónde puedo encontrar a más como él?
- ¡Jajajajajajajajajajaja! ¡Un templario jajajajajajajaja! ¡La verdad es que sería la hostia, ir recorriendo el mundo combatiendo a los infieles y buscando el Santo Grial! ¡Jajajajajaja! ¡Dios mío, Kurtis, si hubiera más gente como tú y como yo el mundo se libraría de ser tan pesimista y aburrido como lo es hoy! ¡Jajajajajaja!
Apenas acababa de conocerlo, y Kurt ya me caía genial. Ya había encontrado a mi compañero de juergas definitivo. Decidí contarle un poco más de mi historia para entretenerlo mientras me servía otra jarra de cerveza, a ver qué se le ocurría ahora:
- Pues no, no soy templario, de hecho no pertenezco a ninguna organización. Soy más bien un... luchador independiente. Pero hace mucho tiempo, una organización criminal muy poderosa me hizo mucho daño. Y cuatro años después, cuando pensé que los había perdido de vista, volvieron a por mí y me quitaron todo lo que tenía. Ahora voy vagando por aquí y por allá pensando en cuál será la mejor forma de vengarme por este agravio, y dar muerte a toda la organización.

Le miré con una sonrisa y añadí:
- Y no te preocupes, que la gente a la que yo persigo no merece vivir. Matarlos es un asesinato, pero no un pecado, eso te lo aseguro.

Abrí los ojos de par en par ¿pero que me estaba contando aquel desconocido? No podía ser cierto…nada de lo que me decía, era demasiado….delirante! me reí sin poder evitarlo.

-Espera, espera, tengo que apuntarme eso…algún día podría escribir un libro fantástico con eso.- Saque una libreta de mi chaqueta y la puse sobre la mesa, busque un lápiz por mis bolsillos, me costó encontrarlo pero finalmente lo hice.- Vamos a ver…-me puse a apuntar ideas sobre el papel. Organización, venganza, luchador que busca justicia…
Todo se quedo escrito con una letra bastante desigual, estaba borracho. Me reí nuevamente al leer mi obra. Le di una palmada en el hombro a Alexalmo.

-Este es material que no se puede desperdiciar.- le mire fijamente por un segundo.- Así que una organización criminal- de pronto me puse serio, si iba a creerme todo lo que me estaba contando o por lo menos a intentarlo, necesitaba saber más, necesitaba saber más! Había dado en mi punto débil, mi curiosidad, me dejaba llevar y perder por ella casi siempre.
Bebí un poco mas de mi Whisky y saque un cigarrillo, me lo lleve a los labios y lo encendí.- ¿Cómo se acaba en una organización criminal?- pregunte echando todo el humo que contenía en mis pulmones.

Me hizo gracia cómo Kurt sacaba una libreta y hablaba de apuntar lo que le decía. Interesante.
- Escritor, ¿eh? - pregunté, con una sonrisa.
Ya podía imaginármelo: "La biografía de Alexalmo, escrita por el famoso Kurt, el nuevo best-seller que está arrasando". Me reí un poco ante la idea.
Desde luego no me molestaba que anotara cosas en su libretita, por mí podía escribir la Nueva Biblia si quería, pero desde luego tenía que ser un poco más cauto con mis respuestas, ya que si lo anota es porque querrá compartirlo o recordarlo durante mucho tiempo.
Primero me hizo una pregunta interesante: ¿cómo acabas uniéndote a una organización criminal? ¿Me estaba interrogando?
- ¿Cómo acabas uniéndote a una organización criminal de la categoría a la que yo estoy persiguiendo? Humm... - pensé la respuesta durante unos segundos - Bueno, supongo que el primer paso es ser lo suficientemente idiota para no darte cuenta de lo que está bien y lo que está mal, o lo suficientemente hijoputa para saberlo pero que te dé igual. Luego sólo falta que otros idiotas o hijoputas se fijen en ti y te recluten. Al menos creo que así es como funcionan los reclutamientos.

Y después se me escapó una pregunta que me había surgido de repente:
- ¿Eres poli?

Le escuche todo lo atento que podía estar después de tres copas de Whisky. Asentí a su respuesta, no me daba detalles de nada y todo era muy general pero en el fondo tenía razón, solo has de ser un poco idiota para acabar metido en un lío ¿Y quién no lo es?

Sin mayor aviso soltó lo que para mí fue un chiste. Me reí sin poderlo evitar echando el liquido con el que acababa de llenarme la boca, hice el intento de limpiarme con la manga de mi camisa pero no podía dejar de reír ¿yo? ¿Un poli? ¿En serio? Empezaba a pensar que aquel tipo tenía más imaginación que yo ¿Cómo era eso posible? El chiflado era yo.

-¿De verdad crees que un policía bebería una botella de whisky con la misma elegancia y moderación que yo?-continúe riéndome pero el abdomen comenzó a dolerme y empecé a necesitar más aire del que estaba respirando. Espire profundamente un par de veces intentando recuperarme.
-Eres muy gracioso amigo- le di un par de palmaditas en el hombro a Alexalmo. Mire a mí alrededor y decidí dejar la botella un poco tranquila, tampoco quería acabar tirado en algún parque y al día siguiente me esperaba trabajo. –Parece que ninguna señorita quiere hacernos compañía- comente por no quedarme callado, lo cierto es que después de lo ocurrido con aquella “señora” mi libido había recibido una asestada mortal aquella noche.

Sonreí a Kurt amistosamente mientras él se partía de risa con mi comentario y me daba palmadas. ¿Tan gracioso le parecía que lo hubiera confundido con un policía? Bueno, él me había hecho llorar de risa antes cuando me llamó "templario", y ahora yo le he hecho reír a muerte llamándolo "poli", así que en teoría estábamos en paz.
- Bueno... lamento no poder darte algo más concreto para escribir, pero más o menos esa viene a ser toda la historia - dije, también riendo, aunque un poco más débilmente.
Apuré lo que quedaba de la que sería mi última cerveza de esa noche y escuché el comentario de Kurt sobre que ninguna mujer querría hacernos compañía.
- Bah... no te preocupes por mí. Yo ya he sido atendido antes. Estoy... satisfecho en ese sentido - le respondí, acordándome de las tres mujeres de antes. En realidad no me había acostado con ellas, sino que las había mordido para alimentarme y cuando decía "satisfecho" me refería a mi sed y no a mis deseos sexuales, más que nada porque no quería perder la virginidad con unas prostitutas, pero... ¿a quién le importan los detalles? -. Pero si quieres, puedo buscarte a alguna chica por aquí para que se ocupe de ti. De todas formas no planeo quedarme demasiado tiempo - dije, sin dejar de sonreírle.

OFF:

Alexalmo se ofreció a buscarme compañía, un gesto amable por su parte, desde luego hizo más que ese par de cara duras a los que llamaba amigos que lo primero que hicieron fue dejarme solo.

-No, no te preocupes, solo bromeaba- mire mi copa de whisky, ya casi estaba vacía pero sinceramente no me apetecía beber mas, el alcohol empezaba a nublarme algunos sentidos y a dejar libres mis inhibiciones, era el momento de parar.

Nos quedamos un momento en silencio, quizá ya no supiésemos que decirnos, quizá la adrenalina de la pelea, las risas por las suposiciones extrañas e incoherentes y los efectos del alcohol empezasen a posarse en el fondo de cada uno convirtiéndonos nuevamente en desconocidos.

Le mire unos segundos, ese hombre seguía siendo un misterio para mi ¿cómo pudo haber hecho todo aquello del callejón? ¿Qué clase de organización era esa de la que hablaba? Claro que no insistiría mas sobre el tema, no había tenido suficiente es verdad, pero también es verdad que para mí nunca es suficiente.

-Bueno señor, gracias por haber compartido esta bebida conmigo y…por haberme salvado la vida en el callejón, puede que ahora mismo estuviese allí tirado ahogándome con mi propia sangre.- Aquella imagen me hizo estremecerme por completo.- Es hora de que me vaya a casa antes de que acabe peor que aquellos tipos a los que hemos metido una paliza, o mejor dicho a los que habéis metido una paliza- me reí y me puse en pie, casi me caigo de bruces en el suelo , me sujete a la barra e intente mantener el equilibrio- Ha sido un placer Alexalmo- le estreche la mano- espero volver a veros y que me contéis mas sobre esa interesante organización que no tiene nada que ver con los templarios- Volví a reírme y le di unas palmadas amistosas en el hombro. Salí por aquella puerta sin saber que pasado ni qué futuro me esperaba o si volvería a verle alguna vez.