AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Los ángeles tambien bajan || Privado
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Los ángeles tambien bajan || Privado
7:30 am
Los primeros rayos del escondido sol cubrían las nubes que habitaban a esas horas de la mañana en el cielo parisino lo que quería decir que mi trabajo había terminado por este día, mire a mi alrededor los animales diurnos comenzaban a salir, a despertar algunos buscando algo de alimento comencé a caminar en dirección a mi hogar, siempre seguía el mismo camino el cual me lo sabia como la palma de mi mano... pero con lo sucedido la ultima vez no tome el sendero diario, seguí por un desvió que había encontrado hace algunas noches atrás. Mis ropas dejaban ver que la noche había sido dura, había luchado con un licantropo hambriento, tenia un corte en el brazo y estaba lleno de lodo y con algunas prendas rasgadas, mi rostro según creía debería tener algunos arañazos, pero nada de que preocuparse.
Llegue al campo desolado que por el invierno solo lo cubría una fina capa de nieve, haciendo del paisaje algo único y magnifico, para cualquier espectador. Me sentía algo agotado y al parecer el desvió había salido mas largo de lo que creí en primera instancia, el sueño me vencía y el frió me acompañaba en mi pausado caminar. Camine hacia un tronco que había en aquel campo, tome asiento para intentar controlar lo que mi cuerpo pedía, descansar. Saque del interior de mi malgastado abrigo la petaca que en su interior tenia Whisky, necesitaba un poco para cobrar calor y poder seguir, pero... me jugo una mala pasada...
10:15 am
Mis ojos se abrieron como si solo hubiera dado una pestañeada, la luz que se reflejaba en la nieve de primera instancia me había encandilado, abrí y cerré los ojos reiteradas veces hasta ya poder ver todo normalmente, me di cuenta que me había quedado dormido sobre aquel tronco, mi ropa ahora estaba mas húmeda de lo normal y mi brazo ardía por no haberle dado las curaciones en primera instancia, agradecía que fuera de día ya que si hubiera sido noche quizás no estaría aquí. Deje mi ballesta y el arsenal que me acompañaba a un lado y cuidadosamente me saque el abrigo y la camisa el frió inmediatamente calo en mi cuerpo que se había abrigado por la gran cantidad de whisky que había tomado hace algunas horas, la camisa que llevaba puesta estaba pegada a la herida causada por las garras de la bestia, respire hondo y la saque con gran rapidez, solo se oyó el grito salir de mis labios, algo de piel y comenzó a sangrar nuevamente. - Maldita bestia... para la próxima no quedaras viva - dije entre dientes mientras cortaba un poco de camisa para limpiarme la herida vertí un poco del licor sobre la herida y apreté la mandíbula para contener el grito. Mi cuerpo se estremeció, no le di importancia y cubrí la herida con otro trozo de camisa apretando la herida.
Me apoye en el tronco y me quede ahí... el sangrado no paraba y me sentía débil... bebí lo poco que quedaba de Whisky y volví a cerrar los ojos.
Los primeros rayos del escondido sol cubrían las nubes que habitaban a esas horas de la mañana en el cielo parisino lo que quería decir que mi trabajo había terminado por este día, mire a mi alrededor los animales diurnos comenzaban a salir, a despertar algunos buscando algo de alimento comencé a caminar en dirección a mi hogar, siempre seguía el mismo camino el cual me lo sabia como la palma de mi mano... pero con lo sucedido la ultima vez no tome el sendero diario, seguí por un desvió que había encontrado hace algunas noches atrás. Mis ropas dejaban ver que la noche había sido dura, había luchado con un licantropo hambriento, tenia un corte en el brazo y estaba lleno de lodo y con algunas prendas rasgadas, mi rostro según creía debería tener algunos arañazos, pero nada de que preocuparse.
Llegue al campo desolado que por el invierno solo lo cubría una fina capa de nieve, haciendo del paisaje algo único y magnifico, para cualquier espectador. Me sentía algo agotado y al parecer el desvió había salido mas largo de lo que creí en primera instancia, el sueño me vencía y el frió me acompañaba en mi pausado caminar. Camine hacia un tronco que había en aquel campo, tome asiento para intentar controlar lo que mi cuerpo pedía, descansar. Saque del interior de mi malgastado abrigo la petaca que en su interior tenia Whisky, necesitaba un poco para cobrar calor y poder seguir, pero... me jugo una mala pasada...
10:15 am
Mis ojos se abrieron como si solo hubiera dado una pestañeada, la luz que se reflejaba en la nieve de primera instancia me había encandilado, abrí y cerré los ojos reiteradas veces hasta ya poder ver todo normalmente, me di cuenta que me había quedado dormido sobre aquel tronco, mi ropa ahora estaba mas húmeda de lo normal y mi brazo ardía por no haberle dado las curaciones en primera instancia, agradecía que fuera de día ya que si hubiera sido noche quizás no estaría aquí. Deje mi ballesta y el arsenal que me acompañaba a un lado y cuidadosamente me saque el abrigo y la camisa el frió inmediatamente calo en mi cuerpo que se había abrigado por la gran cantidad de whisky que había tomado hace algunas horas, la camisa que llevaba puesta estaba pegada a la herida causada por las garras de la bestia, respire hondo y la saque con gran rapidez, solo se oyó el grito salir de mis labios, algo de piel y comenzó a sangrar nuevamente. - Maldita bestia... para la próxima no quedaras viva - dije entre dientes mientras cortaba un poco de camisa para limpiarme la herida vertí un poco del licor sobre la herida y apreté la mandíbula para contener el grito. Mi cuerpo se estremeció, no le di importancia y cubrí la herida con otro trozo de camisa apretando la herida.
Me apoye en el tronco y me quede ahí... el sangrado no paraba y me sentía débil... bebí lo poco que quedaba de Whisky y volví a cerrar los ojos.
Última edición por Isak & Tara Mirković el Miér Dic 04, 2013 6:31 pm, editado 1 vez
Isak & Tara Mirković- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 12/10/2013
Localización : En el frio
Re: Los ángeles tambien bajan || Privado
Esa mañana se había levantado un poco triste por el sueño que había tenido. Había soñado que se reencontraba con alguien que le era demasiado familiar, pero que jamás había conocido en toda su vida personal o en la que llevaba de condesa en la realeza. Había estado desayunando en su habitación, sola y dentro de una cama que ya había asumido que nunca iba a ocuparse el lado el cual estaba sin deshacer. Los cojines nunca se tocaban, apenas, en raras ocasiones cuando ella necesitaba aferrarse a algún almohadón para soportar su soledad. A veces se sentía patética, ya lo tenía asumido. Estaba revisando las cartas una a una, mirándolas, pensó ver una de una proposición, la ojeo pero tan solo se había equivocado. No era proposición, sino una carta de que le proponían un nuevo proyecto para otro evento benéfico. Se sintió bien un poco, pero siempre hacia lo mismo.
La noche anterior se había peleado con Gregory, su mayordomo. El discutía con ella porque Lenneth no quería seguir bebiendo más “te” a cada hora y que ya le estaba sintiendo mal al estómago, aun sentía un poco de mal estar, pensando en que decir ante todos los miembros de la servidumbre por no aparecer en la mansión que ella gobernaba prácticamente. Los rayos de sol estaban acariciando parte de la piel tostada de sus piernas, sonrió lentamente observando el fenómeno, pero sintió una punzada en su corazón. Tenía un defecto y era que desde siempre había sido una romanticona empedernida.
Sus padres la enseñaron a ser una condesa, a tener riquezas dentro y fuera de un mismo, a ser sinceros, y que la gente pudiera ver la bondad de tu corazón, pero ¿Cómo? Si continuamente te la pisotean? Con un leve suspiro, se recostó más sobre su cama, miró a su lado derecho en donde estaba aquel hueco vacío en donde paso lentamente su mano en una suave caricia, como si echara de menos a alguien que no iba a volver, alguien que no miraba al sol sino a las sombras que la noche guardaba sobre su manto negro.
Creyó que era hora de levantarse, termino su desayuno y comenzó a acicalarse, a arreglarse para después intentar subir la moral un poco.
10:14am
-Dios santo…-miro a sus sirvientes-…! Traed primeros auxilios y ropa seca! –Mostro autoridad antes de irse a socorrer a ese joven, pero fue lenta y con sutilidad, intentando no molestarlo demasiado, termino por quedarse a su lado, acariciarle el rostro y notar que su textura no era suave, estaba congelándose en esta fina capa de nieve-….Joven…-Vio que estaba bastante, mal, frunció el ceño preocupada, tomo su muñeca para ver si tenía pulso, pero lo tenía algo bajo-…Dios mío…-Enseguida se quitó la capota de pelo que tenía por encima y la coloco sobre el cuerpo desnudo de aquel joven, enseguida vinieron dos sirvientes con lo que parecía una manta, Lenneth le era imposible soportar el peso del joven, así que entre varios sirvientes lo llevaron a peso de aquel lugar. Lenneth se quedó en el sitio, sin seguirles pero unas doncellas la esperaban para volver. Lenneth no se movió. Estaba quieta y no hacía nada más que mirar a la blanca nieve que yacía en el suelo.
Se sentía extraña.
Se sentía de nuevo, con mariposas en el estómago.
La noche anterior se había peleado con Gregory, su mayordomo. El discutía con ella porque Lenneth no quería seguir bebiendo más “te” a cada hora y que ya le estaba sintiendo mal al estómago, aun sentía un poco de mal estar, pensando en que decir ante todos los miembros de la servidumbre por no aparecer en la mansión que ella gobernaba prácticamente. Los rayos de sol estaban acariciando parte de la piel tostada de sus piernas, sonrió lentamente observando el fenómeno, pero sintió una punzada en su corazón. Tenía un defecto y era que desde siempre había sido una romanticona empedernida.
Sus padres la enseñaron a ser una condesa, a tener riquezas dentro y fuera de un mismo, a ser sinceros, y que la gente pudiera ver la bondad de tu corazón, pero ¿Cómo? Si continuamente te la pisotean? Con un leve suspiro, se recostó más sobre su cama, miró a su lado derecho en donde estaba aquel hueco vacío en donde paso lentamente su mano en una suave caricia, como si echara de menos a alguien que no iba a volver, alguien que no miraba al sol sino a las sombras que la noche guardaba sobre su manto negro.
Creyó que era hora de levantarse, termino su desayuno y comenzó a acicalarse, a arreglarse para después intentar subir la moral un poco.
10:14am
- vestimenta:
http://25.media.tumblr.com/56e68b4ec99da02179d78e7ff50728af/tumblr_mu3wvbVXwM1r4zckoo1_500.jpg <-- Vestimenta + camisa blanca, chaleco y etc )
-Dios santo…-miro a sus sirvientes-…! Traed primeros auxilios y ropa seca! –Mostro autoridad antes de irse a socorrer a ese joven, pero fue lenta y con sutilidad, intentando no molestarlo demasiado, termino por quedarse a su lado, acariciarle el rostro y notar que su textura no era suave, estaba congelándose en esta fina capa de nieve-….Joven…-Vio que estaba bastante, mal, frunció el ceño preocupada, tomo su muñeca para ver si tenía pulso, pero lo tenía algo bajo-…Dios mío…-Enseguida se quitó la capota de pelo que tenía por encima y la coloco sobre el cuerpo desnudo de aquel joven, enseguida vinieron dos sirvientes con lo que parecía una manta, Lenneth le era imposible soportar el peso del joven, así que entre varios sirvientes lo llevaron a peso de aquel lugar. Lenneth se quedó en el sitio, sin seguirles pero unas doncellas la esperaban para volver. Lenneth no se movió. Estaba quieta y no hacía nada más que mirar a la blanca nieve que yacía en el suelo.
Se sentía extraña.
Se sentía de nuevo, con mariposas en el estómago.
Lenneth P. Stratowski- Hechicero Clase Alta
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Re: Los ángeles tambien bajan || Privado
El sol quemaba pero no era tanto como el maldito frio que congelaba los huesos junto con la vida, entre los murmullos de aquel jardín justo cuando el alcohol dejaba que la mente volara a recuerdos de mi infancia, la tristeza, la alegría y la maldita muerte, un ruido hace que me distraiga de mis recuerdos ¡tsk cierren la boca, son muy bulliciosos! Mi mente ordenaba pero de los labios no salía palabra alguna, maldición la borrachera no es buena aliada para aliviar el dolor de las heridas.
La herida se hacía más grande, o será que la bebida hacía que viera eso, no sabía nada, solo deseaba dormir un poco de descanso siempre viene bien, maldición duele, duele mucho, la verdad no entendía que pasaba a m alrededor todo daba vueltas, siento algo caliente que corre por mi brazo, el peso de alguien hace que lo quiera quitar de encima ¡otra vez tu maldita! Y otra vez solo la mente esta cuerda, la sangre corre por mi herida, veo gotas en la nieve, unos tipos me cargan ¡eh vosotros que coño queréis, soltad ahora…tsk! Maldición, peleo, forcejeo con aquellos malditos desconocidos, pero es inútil son más fuertes que yo, claro cuando estás tan bebido te vuelves el más débil, esperad voy sintiendo el frio del suelo, si puedo ver la nieve blanca y refrescante, los malditos esos han soltado mi cuerpo, una voz de mujer atrás de nosotros viene a lentamente.
-Pero que habéis hecho, son unos descuidados, que no ven que está mal herido-
Esa voz era cálida y amable, aunque cuando sus matones me habían soltado, ¿sus matones? Entonces esa mujer de voz dulce y encandiladora es la que me quiere tomar de prisionero, no debo permitirlo, debo morir evitando aquello, jamás, jamás seré prisionero de alguna loca desquiciada y menos si es de la aristocracia ¿Cómo lo sabía? El sonido de su voz tenía un toque aterciopelado y las mujeres aristócratas lo tienen, ese acento de “soy mejor que todos los nobles y los burgueses y de la misma clase alta” así que puedo identificar a esas arañas a kilómetros. Trato de levantarme, siento como la sangre sale a chorros de mi herida, no importa me pongo de pie aun viendo nubloso y algo borroso, enfrento a esos locos.
-Vosotros no podéis disponer de mí, y menos usted, puedo solo- al dar el paso otra ves puedo sentir la nieve en mi rostro.
15:00 pm
Todo da vueltas, no sé dónde estoy, la ropa no es la misma que traía en la mañana, el aroma es distinto, huele a rosas y perfumes, las sabanas son como de seda. ¡Mierda! Me levanto lo más rápido, solo tengo mis pantalones, la herida esta curada, camino por la habitación buscando mi camisa pero no la encuentro, abro la ventana para que entre algo de aire y así recordar que pasó, las imágenes algo borrosas llegan –Tsk, debo pedir disculpas y dar las gracias a la mujer que me ayudó- antes de salir me detengo justo al tomar el pomo de la puerta, esperando algo que no estaba bien, aquel lugar era muy ostentoso, más que la mansión de mi familia, más que aquel caserón en Francia donde vivo con mi hermana, una gota de sudor corre por mi frente y espalda desnuda –Es aristócrata- murmuro levemente llevando la mano pasándome la por el cabello, pensando y odiando el que me haya ayudado una mujer que pertenece a la monarquía de algún estado, pero justo cuando estaba dándome vuelta para salir de allí la puerta se abre dejándome helado del susto por no tener una arma a mi alcance.
La herida se hacía más grande, o será que la bebida hacía que viera eso, no sabía nada, solo deseaba dormir un poco de descanso siempre viene bien, maldición duele, duele mucho, la verdad no entendía que pasaba a m alrededor todo daba vueltas, siento algo caliente que corre por mi brazo, el peso de alguien hace que lo quiera quitar de encima ¡otra vez tu maldita! Y otra vez solo la mente esta cuerda, la sangre corre por mi herida, veo gotas en la nieve, unos tipos me cargan ¡eh vosotros que coño queréis, soltad ahora…tsk! Maldición, peleo, forcejeo con aquellos malditos desconocidos, pero es inútil son más fuertes que yo, claro cuando estás tan bebido te vuelves el más débil, esperad voy sintiendo el frio del suelo, si puedo ver la nieve blanca y refrescante, los malditos esos han soltado mi cuerpo, una voz de mujer atrás de nosotros viene a lentamente.
-Pero que habéis hecho, son unos descuidados, que no ven que está mal herido-
Esa voz era cálida y amable, aunque cuando sus matones me habían soltado, ¿sus matones? Entonces esa mujer de voz dulce y encandiladora es la que me quiere tomar de prisionero, no debo permitirlo, debo morir evitando aquello, jamás, jamás seré prisionero de alguna loca desquiciada y menos si es de la aristocracia ¿Cómo lo sabía? El sonido de su voz tenía un toque aterciopelado y las mujeres aristócratas lo tienen, ese acento de “soy mejor que todos los nobles y los burgueses y de la misma clase alta” así que puedo identificar a esas arañas a kilómetros. Trato de levantarme, siento como la sangre sale a chorros de mi herida, no importa me pongo de pie aun viendo nubloso y algo borroso, enfrento a esos locos.
-Vosotros no podéis disponer de mí, y menos usted, puedo solo- al dar el paso otra ves puedo sentir la nieve en mi rostro.
15:00 pm
Todo da vueltas, no sé dónde estoy, la ropa no es la misma que traía en la mañana, el aroma es distinto, huele a rosas y perfumes, las sabanas son como de seda. ¡Mierda! Me levanto lo más rápido, solo tengo mis pantalones, la herida esta curada, camino por la habitación buscando mi camisa pero no la encuentro, abro la ventana para que entre algo de aire y así recordar que pasó, las imágenes algo borrosas llegan –Tsk, debo pedir disculpas y dar las gracias a la mujer que me ayudó- antes de salir me detengo justo al tomar el pomo de la puerta, esperando algo que no estaba bien, aquel lugar era muy ostentoso, más que la mansión de mi familia, más que aquel caserón en Francia donde vivo con mi hermana, una gota de sudor corre por mi frente y espalda desnuda –Es aristócrata- murmuro levemente llevando la mano pasándome la por el cabello, pensando y odiando el que me haya ayudado una mujer que pertenece a la monarquía de algún estado, pero justo cuando estaba dándome vuelta para salir de allí la puerta se abre dejándome helado del susto por no tener una arma a mi alcance.
Isak & Tara Mirković- Cazador Clase Alta
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Re: Los ángeles tambien bajan || Privado
Un leve rubor subió a su rostro. Mostrándose indefensa con tan solo un cuenco lleno de agua y mas compresas listas para ser humedecidas en el cuenco de agua, pero vio que aquella persona estaba despierta finalmente-….Has despertado…-Dijo la condesa aun con aquellas ropas de caza que se ajustaban perfectamente a su cuerpo. Estaba mirando a aquella persona una y otra vez, reacciono y vio que estaba sudando-….Deberías acostarte…aun parece que tienes fiebre…-dijo mirándole a los ojos, ella se fue a la mesilla de noche cerca de la cama, dejando el cuenco y las toallas para ser humedecidas. Sonreia sin importarle el estado de shock que manifestaba aquel hombre. Le recordó a una persona que no estaba con ella…Suspiro y se quedo pensando en que debería de hacer.
Gregory, su mayordomo que había sido relegado del puesto de mayordomo de la familia, ahora ocupaba un puesto de menor importancia pero que seguía ayudando a la familia, osea, al apellido Stratowski. No volvió a beber de aquel brebaje que le hacia y le dio el dia libre a Fabrice. Lo estaba haciendo bastante bien en su casa. Ahora, tenia ella que ocuparse de aquel joven.
-Metánlo en la cama….-encogio los hombros al ver al joven resistiéndose-….Es mejor que te curemos las heridas…a pesar de que puedas andar, deberías recobrar fuerzas…y es…-chasqueo la lengua nerviosa-…es mi…última palabra…-murmura con firmeza, siendo dirigidas esas palabras hacia el joven.
Gregory, su mayordomo que había sido relegado del puesto de mayordomo de la familia, ahora ocupaba un puesto de menor importancia pero que seguía ayudando a la familia, osea, al apellido Stratowski. No volvió a beber de aquel brebaje que le hacia y le dio el dia libre a Fabrice. Lo estaba haciendo bastante bien en su casa. Ahora, tenia ella que ocuparse de aquel joven.
-Metánlo en la cama….-encogio los hombros al ver al joven resistiéndose-….Es mejor que te curemos las heridas…a pesar de que puedas andar, deberías recobrar fuerzas…y es…-chasqueo la lengua nerviosa-…es mi…última palabra…-murmura con firmeza, siendo dirigidas esas palabras hacia el joven.
Lenneth P. Stratowski- Hechicero Clase Alta
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Re: Los ángeles tambien bajan || Privado
Pensando que el enemigo estaba ahí, frente a mí, con solo una bala podría acabar con ella y su explotación de los siervos de la gleba como son llamados los que no están en el poder monárquico, me dan asco viles ratas que no saben hacer nada más que solo fiestas y dilapidar el dinero de los ciudadanos honrados, pidiendo más y más impuestos de estupideces que no tienen sentido, mi deber como ruso era acabar con esas dictaduras, con esos Zares que no sirven para nada solo para llenarse los bolsillos y ser los hombres más gordos de esta amplio mundo, por lo bien que comen.
Quería contestarle de mala gana, pero no lo hizo me contuve mordiéndome la lengua recordando las palabras de Tara “si somos amables podremos rápido entrar a su círculo y acabarlos” sin duda Tara era una excelente estratega, gire mostrando el torso descubierto, puesto una venda en la herida del brazo y ante brazo y uno que otros arañazos en el su pecho , quiso contestarle “vaya que buena observadora, para ser de la realeza tienes buenos ojos para observar” pero así mismo se contuvo y solo asintió, más cuando la mujer se acercó lo suficiente, sostuve su brazo mirando a sus ojos –No- fue lo que salió de sus labios y no aguanto más –Puedo cuidarme solo, esto, no es nada, he estado peor, solo necesito ir a mi casa y ahí descansar, será mejor que este lugar-.
Busca la camisa pero no la encuentro, por todos lados la visión va analizando donde puede estar ese pedazo de tela –Tsk y era mi favorita, maldición- se rascó los cabellos agachándose para ver bajo la cama, nada, luego alzó la veladora que estaba pegada a la ventana, su herida se abrió saliendo sangre lo que hizo que le doliera y dejara caer ese mueble, hice como si solo fue algo normal –mierda donde esta mi camisa- chasquea mirando a la mujer hasta que…
-Qué carajos, te pasa, qué te crees, que por ser de la realeza puedes hacer lo que te de la gana conmigo, soy yo el que hará eso contigo, maldita, suéltenme- ¿Qué era? Sus fortachones hombres de guardia, aquellos malditos bastardos infelices que solo viven a las órdenes de unos consentidos mimados muñequitos de palacios, la mujer lo estaba desafiando, no me importaba si era de la realeza, era una mujer o podría ser la misma puta del rey, no se lo dejaría tan fácil. –Oye ya que es tu última palabra ven, ven pues entonces y sostenme tú o es que te doy miedo muñequita de porcelana, se te romperán las uñas- se abalanza contra los guardias haciéndoles caer, rápidamente se levanta y golpee a un con un jarrón, el otro me tomó de lo brazos por la espalda, lo empuje tumbándonos contra la mesa con fuerza, ambos quedaron knockout, mi visión iba doble, pero aquella maldita furia que tenía contra la mujer se iba disipando por la aparición de un ángel.
-Tsk no sé si es el dolor, la fiebre o tu presencia pero eres tan hermosa- la arrinconó contra el armario de la habitación acercando sus labios a los de ella besándola sin dejarla opción a que se resista
Quería contestarle de mala gana, pero no lo hizo me contuve mordiéndome la lengua recordando las palabras de Tara “si somos amables podremos rápido entrar a su círculo y acabarlos” sin duda Tara era una excelente estratega, gire mostrando el torso descubierto, puesto una venda en la herida del brazo y ante brazo y uno que otros arañazos en el su pecho , quiso contestarle “vaya que buena observadora, para ser de la realeza tienes buenos ojos para observar” pero así mismo se contuvo y solo asintió, más cuando la mujer se acercó lo suficiente, sostuve su brazo mirando a sus ojos –No- fue lo que salió de sus labios y no aguanto más –Puedo cuidarme solo, esto, no es nada, he estado peor, solo necesito ir a mi casa y ahí descansar, será mejor que este lugar-.
Busca la camisa pero no la encuentro, por todos lados la visión va analizando donde puede estar ese pedazo de tela –Tsk y era mi favorita, maldición- se rascó los cabellos agachándose para ver bajo la cama, nada, luego alzó la veladora que estaba pegada a la ventana, su herida se abrió saliendo sangre lo que hizo que le doliera y dejara caer ese mueble, hice como si solo fue algo normal –mierda donde esta mi camisa- chasquea mirando a la mujer hasta que…
-Qué carajos, te pasa, qué te crees, que por ser de la realeza puedes hacer lo que te de la gana conmigo, soy yo el que hará eso contigo, maldita, suéltenme- ¿Qué era? Sus fortachones hombres de guardia, aquellos malditos bastardos infelices que solo viven a las órdenes de unos consentidos mimados muñequitos de palacios, la mujer lo estaba desafiando, no me importaba si era de la realeza, era una mujer o podría ser la misma puta del rey, no se lo dejaría tan fácil. –Oye ya que es tu última palabra ven, ven pues entonces y sostenme tú o es que te doy miedo muñequita de porcelana, se te romperán las uñas- se abalanza contra los guardias haciéndoles caer, rápidamente se levanta y golpee a un con un jarrón, el otro me tomó de lo brazos por la espalda, lo empuje tumbándonos contra la mesa con fuerza, ambos quedaron knockout, mi visión iba doble, pero aquella maldita furia que tenía contra la mujer se iba disipando por la aparición de un ángel.
-Tsk no sé si es el dolor, la fiebre o tu presencia pero eres tan hermosa- la arrinconó contra el armario de la habitación acercando sus labios a los de ella besándola sin dejarla opción a que se resista
Isak & Tara Mirković- Cazador Clase Alta
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Re: Los ángeles tambien bajan || Privado
Desde hace mucho tiempo, nadie la había vuelto a tratar de esa manera. No desde que Kazu hizo su última aparición en su cama, trayendo a ambos a un ligero y ansiado desliz en las sabanas de su alcoba, envueltos por la mirada chismosa de la luna. No, nadie jamás la había vuelto a tratar con esa rudeza con la que la trataba aquel joven contra la pared de su habitación. La estaba haciendo daño, hubiera deseado la presencia de Gregory, pero acompañaba a otra doncella para poder hacer las compras en el mercado.
Deseaba también la otra compañía de Fabrice, pero temía que este loco desdichado por su fortuna le hiera por su culpa. Pudo alejarlo un poco de ella, le abofeteo y lo aparto de su lado con fuerza de otras dos personas que vinieron a socorrerla - …. Noqueadle…-Jacta la condesa que miraba con furia por primera vez a un hombre, así paso, dos hombres, y un tercero vinieron en su ayuda, noquearon al desdichado en la cabeza solamente para dejarle K.O, sin consciencia en el suelo.
-Suspira-
Se mira sus ropas por si están rasgadas o rotas, pero no, están en buen estado. Se miró partes de su cuerpo, pero estaban bien también. Ninguna marca. Ningún moratón…pero quiso mirarse la espalda. Se había hecho daño contra la pared por culpa del joven que dormía inconsciente en el suelo. Lenneth, inocente, se acercó a él, vio que tenía pulso y entonces dejo de preocuparse mientras se lo llevaban a la cama. Ella termino por acercarse y se ocupó ella misma de atarle en la cama con esposas, al menos para que estuviera quieto y no se le ocurriera otra cosa que lanzarse a su vagina, que es lo primero que pensó cuando la acorralo contra la pared.
Un beso.
Solamente un beso se llevó el joven en los labios mientras aún estaba inconsciente. Solamente quiso comprobar que no se había vuelto loca, pero algo sintió hacia él, un sentimiento de pena que le inundo sus sentidos. Suspiro y no dudo en acomodarle los cuidados necesarios para quitarle la sangre y demás roces que tenía en el cuerpo.
Pasaron varios minutos, casi una hora cuando vio que le había vendado su torso, le había puesto hierbas curativas, mejunjes para cicatrizar rápidamente y demás narcóticos para su mejora. Estaba agotada. Había tenido ayuda, pero ahora estaba bien, cansada y con las manos y la camisa llena de sangre. Estaba tomándose un té con pastas mientras esperaba leyendo el periódico a que despertara el susodicho. No quería saber que pasaría después. No. No quería mas rudeza.
Deseaba también la otra compañía de Fabrice, pero temía que este loco desdichado por su fortuna le hiera por su culpa. Pudo alejarlo un poco de ella, le abofeteo y lo aparto de su lado con fuerza de otras dos personas que vinieron a socorrerla - …. Noqueadle…-Jacta la condesa que miraba con furia por primera vez a un hombre, así paso, dos hombres, y un tercero vinieron en su ayuda, noquearon al desdichado en la cabeza solamente para dejarle K.O, sin consciencia en el suelo.
-Suspira-
Se mira sus ropas por si están rasgadas o rotas, pero no, están en buen estado. Se miró partes de su cuerpo, pero estaban bien también. Ninguna marca. Ningún moratón…pero quiso mirarse la espalda. Se había hecho daño contra la pared por culpa del joven que dormía inconsciente en el suelo. Lenneth, inocente, se acercó a él, vio que tenía pulso y entonces dejo de preocuparse mientras se lo llevaban a la cama. Ella termino por acercarse y se ocupó ella misma de atarle en la cama con esposas, al menos para que estuviera quieto y no se le ocurriera otra cosa que lanzarse a su vagina, que es lo primero que pensó cuando la acorralo contra la pared.
Un beso.
Solamente un beso se llevó el joven en los labios mientras aún estaba inconsciente. Solamente quiso comprobar que no se había vuelto loca, pero algo sintió hacia él, un sentimiento de pena que le inundo sus sentidos. Suspiro y no dudo en acomodarle los cuidados necesarios para quitarle la sangre y demás roces que tenía en el cuerpo.
Pasaron varios minutos, casi una hora cuando vio que le había vendado su torso, le había puesto hierbas curativas, mejunjes para cicatrizar rápidamente y demás narcóticos para su mejora. Estaba agotada. Había tenido ayuda, pero ahora estaba bien, cansada y con las manos y la camisa llena de sangre. Estaba tomándose un té con pastas mientras esperaba leyendo el periódico a que despertara el susodicho. No quería saber que pasaría después. No. No quería mas rudeza.
Lenneth P. Stratowski- Hechicero Clase Alta
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Re: Los ángeles tambien bajan || Privado
En el mundo las mujeres son las perdiciones, cuando estas se creen estrellas inalcanzables
-Isak Mirković-
-Isak Mirković-
Un beso siempre es la cumbre de todo mal, los besos son lo último que se da antes de ver el cielo nocturno de los sueños llegue incluso a pensar que eso era una pesadilla un mal sueño del que despertaría pronto, porque no podría soportar la idea de que una mujer de la aristocracia estuviera sintiéndose obligada a ayudarle, no creo que aquellos estúpidos y pomposos hombres y mujeres sepan la realidad de la visa social, si solo pasan en sus castillos resguardados contando con todo lo que sus putas bocas pidan. Asco siento por ellos, pero aquellos labios eran distintos suaves, delicados y hasta en cierto punto sabían a dolor y tristeza, una agonía completa, como si fuera en realidad sincera ¡mierda Isak no caigas en tentaciones que estas son buenas en crearlas! La mente la juzgaba duramente.
A la lejanía escuché como un grito, un quejido, pero no veía nada solo el suelo junto con el golpe de algo o alguien justo en la nuca ¡mierda! Mascullé en la mente viendo el suelo muy cerca de mi cara, mejor dicho demasiado cerca, el aroma a casa me trae recuerdos.
3…2…1 –Pérdida de consciencia-
Mi hermana, mi hermano siendo degollados en la plaza pública por traición a la corona, veo el alma de mis padres muertos y pilas de cadáveres, tras ellos toda la monarquía Rusa sentada disfrutando del “espectáculo”
-NOOOOO-
Todo era un sueño abrí los ojos sudando aun con los nervios de perder a mis hermanos pero luego de unos segundos de tomar todo el acopio de mi alma y ser comencé a fijarme en el ahora, tenía vendas con aroma a flores y hiervas eso provoco un deseo de vomitar, me daba asco todo eso de la santería y brujería con hiervas, moví mi diestra para arrancar aquella estupideces pero no pude porque estaba atado, no, mejor dicho esposado a la cama –Maldita sea- mascullé viendo me así como un esclavo, como un perro mis ojos recorrieron el lugar viendo a la maldita bruja –Como te atreves maldita a encadenarme como a un lobo, esto pagarás, y no creas que será bonito para ti- vi cómo se tomaba el vestido rodé los ojos, porque todo tiene que ser sexo –Tsk crees que me pones duro al verte, no inventes eso en tus sueños porque tu no me inspiras ni un pensamiento pervertido, así que tu vagina estará más que intacta, ustedes solo inspiran odio y desprecio, más nada, ahora suéltame y déjame ir o te juro que te vas a arrepentir el resto de la vida maldita bruja- moví las manos con aquellas esposas, como se atrevía a encadenar a un Mirković de esta manera, no tenía perdón ni misericordia y solo lagrimas podrían lavar esa ofensa.
Isak & Tara Mirković- Cazador Clase Alta
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Re: Los ángeles tambien bajan || Privado
En campos ciegos llenos de girasoles que eran el sitio en donde aquel muchacho quería jugar al parecer. En su habitación había un tipo atado con esposas en donde intentaba desatarse. La solidez de aquellas esposas eran evidentes, fuertes eran, imposibles de quebrantar por la fuerza de aquel que quería zafarse de ellas, pero, que ahora se defendía con palabras de un aspecto soez -…Creo que debería de ponerme encima de ti si en verdad quiero saber si te la pongo dura o no…-mirándose las uñas permanecía mientras hablaba con esas palabras. Sus pasos ahora eran decididos hacia la cama, se quitó los zapatos que le molestaban, fue metiéndose dentro de la sabana donde estaba aquel joven aun desquitando su ira con palabras de mal gusto, pero una vez que estuvo cerca de él, se montó en sus caderas, haciendo que ambos sexos estuvieran haciendo cierta fricción.
-….¿Sabes? Dialogando…-sus manos fueron por aquellas vendas de aquel torso, llevando su mano por fuera del pantalón, apretándole en su entrepierna-….se pueden aprender varias cosas….-Su escote el cual lo cubría una camisa embadurnada de sangre, lo restregaba con sutileza sobre el torso de dicha persona mientras ella acercaba sus labios al cuello ajeno para tenerlo atrapado por unos momentos -…Pero no veo momento para que quieras aprender a comportarte….-le beso en la nariz hasta que finalmente ya se dio por finalizada la función, se bajó de él, saliendo de aquellas sabanas y de aquella cama en donde estaba el muchacho-….Llevad los pantalones del joven a lavar….-mando a la más fuerte de sus doncellas, sonriendo mientras le miraba a la cara-….Las sabanas son realmente caras, no vaya a ser que incuba una enfermedad por que no se cuida correctamente….-en teoría, no quería ser mezquina o que sintiera que se burlaba de él, pero en realidad solo quería actuar por su bien.
Flashback…......
Duncan Paganini miraba varias tapas duras de los libros de la biblioteca en su mansión de Rumania. Maribella llegaba al estudio que había contiguo a la biblioteca, dejando una bandeja de galletas con pastas y tres tazas de té. Lenneth estaba entre si hacer un ramo de flores de margaritas o de azaleas para su madre, estaba tan confusa que decidió hacérselo de las dos flores. Entonces, cuando terminó su tarea floral, visionó una sombra cerca de ella, cuando se giró vio a un joven de unos diez años cuando para entonces, ella tenia tan solo ocho años. Se miraron ambos a los ojos, nada pasó hasta que el jovcen decidio dar un paso hacia delante, dirigiendose hacia ella. Lenneth estaba comenzando a asustarse, pero tiró al suelo el ramo de flores y entró en casa. Avisó a sus padres de que habia un niño en el jardin, pero sus padres al mirar por la ventana, no vieron a nadie. Tan solo su jardin de flores.
Fin del Flashbak...................
-….¿Sabes? Dialogando…-sus manos fueron por aquellas vendas de aquel torso, llevando su mano por fuera del pantalón, apretándole en su entrepierna-….se pueden aprender varias cosas….-Su escote el cual lo cubría una camisa embadurnada de sangre, lo restregaba con sutileza sobre el torso de dicha persona mientras ella acercaba sus labios al cuello ajeno para tenerlo atrapado por unos momentos -…Pero no veo momento para que quieras aprender a comportarte….-le beso en la nariz hasta que finalmente ya se dio por finalizada la función, se bajó de él, saliendo de aquellas sabanas y de aquella cama en donde estaba el muchacho-….Llevad los pantalones del joven a lavar….-mando a la más fuerte de sus doncellas, sonriendo mientras le miraba a la cara-….Las sabanas son realmente caras, no vaya a ser que incuba una enfermedad por que no se cuida correctamente….-en teoría, no quería ser mezquina o que sintiera que se burlaba de él, pero en realidad solo quería actuar por su bien.
Flashback…......
Duncan Paganini miraba varias tapas duras de los libros de la biblioteca en su mansión de Rumania. Maribella llegaba al estudio que había contiguo a la biblioteca, dejando una bandeja de galletas con pastas y tres tazas de té. Lenneth estaba entre si hacer un ramo de flores de margaritas o de azaleas para su madre, estaba tan confusa que decidió hacérselo de las dos flores. Entonces, cuando terminó su tarea floral, visionó una sombra cerca de ella, cuando se giró vio a un joven de unos diez años cuando para entonces, ella tenia tan solo ocho años. Se miraron ambos a los ojos, nada pasó hasta que el jovcen decidio dar un paso hacia delante, dirigiendose hacia ella. Lenneth estaba comenzando a asustarse, pero tiró al suelo el ramo de flores y entró en casa. Avisó a sus padres de que habia un niño en el jardin, pero sus padres al mirar por la ventana, no vieron a nadie. Tan solo su jardin de flores.
Fin del Flashbak...................
Lenneth P. Stratowski- Hechicero Clase Alta
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Re: Los ángeles tambien bajan || Privado
Las mujeres siempre han sido las que “mandaban” en cuanto al sexo, eso es algo que daría miedo a toda la sociedad masculina, pero es solo una mentira se les hace creer para que piensen que al menos en algo tienen control, pero la verdad ellas no controlan nada en su existencia, ni un pan ni un hogar.
La sangre de una mujer es caliente de aquellas que te dan miedo porque te comienzan a excitar pero como todo en esta vida tiene solución incluso para los momento de calentura con una zorra, solo hay que pensar en cosas feas y eso le bastó al cazador, miró aquellos ojos de esos pozos lunares que la mujer tenía, aun cuando ella se restregaba sobre él, no quitó sus ojos de los de ella, en esos ojos vislumbro la muerte de sus antecesores, sus abuelos a mano de la monarquía absolutista, el horror y la sangre de su familia hizo que no pudiera sostener la mirada llevándola a un lado, chasque su lengua en desaprobación Tsk, te crees mucho porque me tienes así, si ves no me excitas porque atrás tuyo hay sangre la cual se lavará con la sangre de los vuestros- no le mira nada, aun cuando ambos no tienen nada que ver, cuando las coronas sean distintas y los apellidos diferentes, para él monarquía es monarquía sin importarle lugar ni persona
Aunque debía admitirlo, su corazón latió fuerte al sentir aquellos senos restregándose contra su torso pero no podía decírselo a aquella mujer, debí mantener la apariencia –Porque no me sueltas y miras si puedes hacerlo por tu cuenta sin contar con estas bajezas- escupe sin mirarla, sus ojos estaban en la ventana que inundaba con una luz cálida la habitación –Para enfermedades deberías quitarte el corazón y ver qué tan podrido lo tienes, solo así verás que ya estabas contagiada de algo peor- chaquea nuevamente la lengua agitando las manos, en eso una mujer muy linda de cabellos dorados aparece por la puerta, los ojos del joven se abren como platos enormes sus labios se separan lentamente susurrando un nombre –Kia…- niega frunciendo el ceño agitando las manos fuertemente ¡no, no es ella, es solo una mujer más de cabellos rubios y ojos claros! Meditó para él hasta que de la nada sintió un dolor en su pecho y así como vino de su garganta arrojó un nombre en dolor –TARA- agitó las esposas metálicas mirando a la mujer esa –Maldita suéltame, porque no lo haces, acaso crees que te rogaré, antes la muerte que vivir con los de tu clase, además tengo a alguien mejor que tú a mi lado, así que déjate de jugar a la mujercita valiente y suéltame de una vez- sus ojos estaban cargados de ira, una ira que no se apaciguaría fácilmente miró a la rubia que tímidamente se alejaba de la cama.
-Los Mirković no merecemos este trato, si no me sueltas ahora vas a pagarlo, además ¿Qué te importa lo que me pase o no? Acaso crees que voy a andar tras de tus faldas para ver que hay debajo de ellas, no te confundas ya te dije, no tienes lo que se necesita para llamar mi atención y con ustedes el dialogo es imposible, no pueden más que desear su voluntad sobre la de otros, este es tu ejemplo- agita más las esposas mirando a la rubia con unos ojos de nostalgia.
La sangre de una mujer es caliente de aquellas que te dan miedo porque te comienzan a excitar pero como todo en esta vida tiene solución incluso para los momento de calentura con una zorra, solo hay que pensar en cosas feas y eso le bastó al cazador, miró aquellos ojos de esos pozos lunares que la mujer tenía, aun cuando ella se restregaba sobre él, no quitó sus ojos de los de ella, en esos ojos vislumbro la muerte de sus antecesores, sus abuelos a mano de la monarquía absolutista, el horror y la sangre de su familia hizo que no pudiera sostener la mirada llevándola a un lado, chasque su lengua en desaprobación Tsk, te crees mucho porque me tienes así, si ves no me excitas porque atrás tuyo hay sangre la cual se lavará con la sangre de los vuestros- no le mira nada, aun cuando ambos no tienen nada que ver, cuando las coronas sean distintas y los apellidos diferentes, para él monarquía es monarquía sin importarle lugar ni persona
Aunque debía admitirlo, su corazón latió fuerte al sentir aquellos senos restregándose contra su torso pero no podía decírselo a aquella mujer, debí mantener la apariencia –Porque no me sueltas y miras si puedes hacerlo por tu cuenta sin contar con estas bajezas- escupe sin mirarla, sus ojos estaban en la ventana que inundaba con una luz cálida la habitación –Para enfermedades deberías quitarte el corazón y ver qué tan podrido lo tienes, solo así verás que ya estabas contagiada de algo peor- chaquea nuevamente la lengua agitando las manos, en eso una mujer muy linda de cabellos dorados aparece por la puerta, los ojos del joven se abren como platos enormes sus labios se separan lentamente susurrando un nombre –Kia…- niega frunciendo el ceño agitando las manos fuertemente ¡no, no es ella, es solo una mujer más de cabellos rubios y ojos claros! Meditó para él hasta que de la nada sintió un dolor en su pecho y así como vino de su garganta arrojó un nombre en dolor –TARA- agitó las esposas metálicas mirando a la mujer esa –Maldita suéltame, porque no lo haces, acaso crees que te rogaré, antes la muerte que vivir con los de tu clase, además tengo a alguien mejor que tú a mi lado, así que déjate de jugar a la mujercita valiente y suéltame de una vez- sus ojos estaban cargados de ira, una ira que no se apaciguaría fácilmente miró a la rubia que tímidamente se alejaba de la cama.
-Los Mirković no merecemos este trato, si no me sueltas ahora vas a pagarlo, además ¿Qué te importa lo que me pase o no? Acaso crees que voy a andar tras de tus faldas para ver que hay debajo de ellas, no te confundas ya te dije, no tienes lo que se necesita para llamar mi atención y con ustedes el dialogo es imposible, no pueden más que desear su voluntad sobre la de otros, este es tu ejemplo- agita más las esposas mirando a la rubia con unos ojos de nostalgia.
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Re: Los ángeles tambien bajan || Privado
Aquello le resultaba realmente gracioso. Ojala pudiera estar envuelta en brazos de alguien que de verdad la quisiera, que no la insultara tanto como lo estaba haciendo aquel que estaba sujeto con cadenas a una cama. Noto la mirada hacia su doncella de cabellos rubios y ojos expectantes de un azul cielo. Miró aquel del cual desconocía su nombre -….¿Cual es tu nombre? –Pregunto con curiosidad aunque cuando recordó Mirkovié se le vino a la mente que ya tenía el apellido -….Bien Mirkovié….deberás calmarte primero si quieres que te suelte, no pienso tener a un loco por mi casa….-encogió los hombros-…Yo tampoco merezco el trato que me estás dando…¿Crees que es justo que grites cuando estoy intentando ser afable contigo? –suspiro pensando en que tenía todas las de perder. Se quedó mirándole con firmeza, como si esperase que él acatara sus peticiones de paz, aunque Mirkovié no parecía muy por la labor.
-Bueno…te dejare aquí, atado hasta que decidas que hacer….o calmarte y hablar como personas civilizadas o quedarte en cautividad aquí…sin más que hacer que seguir gritando como un loco desgarrado, estando desnudo y cogiendo frio….aunque bueno aprovecharías para tener calor ¿No? –Inquirió burlona Lenneth mirándole con firmeza –Au revoir….-Termino por abrir las puertas de aquella habitación, ignorando lo que decía aquel sujeto, seguida de su doncella de bellos ojos azules -…Quédate…y haz todo lo que te diga EXCEPTO nada de quitarle las cadenas o si no ya sabes dónde te toca ir mañana por la mañana….-entrecerró los ojos observando con detención a la doncella -….No creo que los rayos uva del sol te puedan sentarte bien a tu enfermedad….y no quiero que enfermes de nuevo Amelia, eres buena, la mejor de mis doncellas y no quiero que nada ni nadie te manipule para su beneficio…-termino por acariciarle una mejilla-….Amelia…eres delicada y cuidaré a cada uno de mis sirvientes ya que sois mi única familia….-susurro aquello ultimo antes de darle un beso lento en la frente de la rubia.
La bella doncella casi se emociona, pero solo hace una reverencia y a escondidas oculta una sonrisa de dulzura y emoción por las palabras de su señora –Amelia…me ausento unos momentos…ya sabes lo que te he dicho…-La doncella dio media vuelta para volver a asentir antes de ver a su señora dirigirse a su habitación -…Por favor…-Dijo la doncella, Lenneth se paró para escuchar lo que tendría que decir-….No haga ninguna locura como la de la semana pasada….-murmura con firmeza refiriéndose a un intento de suicidio. Lenneth pensó que era muy dulce de su parte que se preocupara por ella, pero era algo osado pedirle aquello. Aunque tenía razón. Lenneth sonrió -….Solo voy a cambiarme…-Dijo mostrando sus vestimentas manchadas de sangre ajena. La doncella entonces vio como finalmente Lenneth terminaba por meterse dentro de la habitación, echándole el cerrojo.
La doncella Amelia suspiro.
Tendría que velar por ambos.
-Bueno…te dejare aquí, atado hasta que decidas que hacer….o calmarte y hablar como personas civilizadas o quedarte en cautividad aquí…sin más que hacer que seguir gritando como un loco desgarrado, estando desnudo y cogiendo frio….aunque bueno aprovecharías para tener calor ¿No? –Inquirió burlona Lenneth mirándole con firmeza –Au revoir….-Termino por abrir las puertas de aquella habitación, ignorando lo que decía aquel sujeto, seguida de su doncella de bellos ojos azules -…Quédate…y haz todo lo que te diga EXCEPTO nada de quitarle las cadenas o si no ya sabes dónde te toca ir mañana por la mañana….-entrecerró los ojos observando con detención a la doncella -….No creo que los rayos uva del sol te puedan sentarte bien a tu enfermedad….y no quiero que enfermes de nuevo Amelia, eres buena, la mejor de mis doncellas y no quiero que nada ni nadie te manipule para su beneficio…-termino por acariciarle una mejilla-….Amelia…eres delicada y cuidaré a cada uno de mis sirvientes ya que sois mi única familia….-susurro aquello ultimo antes de darle un beso lento en la frente de la rubia.
La bella doncella casi se emociona, pero solo hace una reverencia y a escondidas oculta una sonrisa de dulzura y emoción por las palabras de su señora –Amelia…me ausento unos momentos…ya sabes lo que te he dicho…-La doncella dio media vuelta para volver a asentir antes de ver a su señora dirigirse a su habitación -…Por favor…-Dijo la doncella, Lenneth se paró para escuchar lo que tendría que decir-….No haga ninguna locura como la de la semana pasada….-murmura con firmeza refiriéndose a un intento de suicidio. Lenneth pensó que era muy dulce de su parte que se preocupara por ella, pero era algo osado pedirle aquello. Aunque tenía razón. Lenneth sonrió -….Solo voy a cambiarme…-Dijo mostrando sus vestimentas manchadas de sangre ajena. La doncella entonces vio como finalmente Lenneth terminaba por meterse dentro de la habitación, echándole el cerrojo.
La doncella Amelia suspiro.
Tendría que velar por ambos.
Lenneth P. Stratowski- Hechicero Clase Alta
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Re: Los ángeles tambien bajan || Privado
Las primeras palabras que se escuchan solo enfurecen más a quien contra su voluntad tiene que estar retenido en un lugar que no es para nada de su agrado, al contrario le resulta completamente insulto aquello. Me sentía asqueado es la verdad estar en un lugar como ese todo lleno de opulencia con gente que haga tus labores de esa forma con miserables sueldos y siendo humillados en labores denigrantes como cambiar y alistar a sus amos. La monarquía me parecía fría e innecesaria.
Agité las cadenas con que aquella mujer de hielo me había encadenado mirando a la otra que se parecía mucho a la jovencita que había matado mi hermano por equivocación de la cual no encontramos su cuerpo, cuando la “Duquesita” se fue dejando a la doncella sola aproveché para intentar engañarla, le mire completamente para estar seguro que no fuera ella, el sueño volvía vencerme pero tenía que salir de ahí estaba seguro que Tara estaría echa una fiera sin saber de mi por varios días, así que algo debía hacer.
Agite nuevamente las cadenas la joven dio un brinco asustada –Ven, no voy a hacer nada con estas cadenas, mira tú “señora” dijo que hicieras lo que te pidiera verdad, bien quiero algo de agua solo eso por el momento y- agite las cadenas –la libertad para ir a casa con la única persona que entiende esta locura- bufe pensando en las palabras de aquella fiera de hermana que estaría en la casa caminando por todo lado y ya pensando en un plan para buscarme medio muerto –Mira tú señora no me quiere aquí y yo tampoco quiero estar aquí, es algo de mutuo acuerdo algo que los dos queremos que tal si lo haces eh- sonreí y traté que se simular a algo agradable pero no es lo mío aquello.
-No debería quejarse tanto hombre la Señorita Stratowski, ella es una buena Condesa no la juzgue por otros- Le quedé viendo fijamente con los ojos pasmados por sus palabras y aguante el poner la cara que siempre pongo ante respuestas como esas, era obvio que los sirvientes siempre dicen cosas buenas, no siempre una de mis nanas decía que era lo peor que le pudo pasar, y todavía lo dice cuando preguntan en casa por nosotros, pero ella es porque nos quiere y crio de esa forma, simule la risa con una tos, así que eso me dio una idea de cómo salir, contraje todos los músculos del cuerpo con fuerza haciendo presión en la herida, agité el cuerpo contra aquella cama y entre tanto forcejeo comenzó a sangrar nuevamente, la mancha roja apareció sobre las blancas sábanas la joven se apresuró a mirar la herida –Si me sueltas prometo no moverme, pero es incómodo estar así con esta herida, me quedaré tranquilo si atiendes esto- la joven lo pensaba mucho y al final decidió soltar las cadenas además de que puse cara de moribundo en últimos momentos, en algo debe servir matar a tantas personas, la doncella dejó caer mi cuerpo sobre las finas telas hasta que “estuviera” más vivo –Espere iré por agua y unas hierbas para cicatrizarle la herida, joven- le miré y me dio pena porque sabía que recibiría un castigo por mi culpa pero era eso o vivir en ese lugar –Isak, llámame Isak Mirković- esta vez la sonrisa fue más verdadera que la otra.
Cuando la joven cerró la puerta de la habitación esperé unos minutos, tomé todas mis ropas rotas, o sea la camisa echo jirones, y salí de ahí los pasillos eran como laberintos nunca me gustaron de niño y menos ahora, iba por un lado y estaba en otra ala de la casa, tomaba a la derecha y era otro rincón con cuartos, no había escaleras, decidí mejor entrar a una de las habitaciones para salir por la ventana, pero ni una quedaba cerca de un árbol, lo que no ayudaría pues no sé volar aun –Maldición Tsk- mascullo molesto entrando a la última habitación pero antes de siquiera cerrar la puerta recargue el peso sobre está dejando una mancha de sangre, había perdido mucha sangre en la batalla y hasta cuando me desmaye y luego con mi numero para salir de aquellas cadenas.
Sin darme cuenta la habitación tenía una roma ya conocido, un aroma de arrogante, una roma de la –Realeza- susurré mirando por la habitación pero las sombras nuevamente me cegaban veía ilusiones.
Agité las cadenas con que aquella mujer de hielo me había encadenado mirando a la otra que se parecía mucho a la jovencita que había matado mi hermano por equivocación de la cual no encontramos su cuerpo, cuando la “Duquesita” se fue dejando a la doncella sola aproveché para intentar engañarla, le mire completamente para estar seguro que no fuera ella, el sueño volvía vencerme pero tenía que salir de ahí estaba seguro que Tara estaría echa una fiera sin saber de mi por varios días, así que algo debía hacer.
Agite nuevamente las cadenas la joven dio un brinco asustada –Ven, no voy a hacer nada con estas cadenas, mira tú “señora” dijo que hicieras lo que te pidiera verdad, bien quiero algo de agua solo eso por el momento y- agite las cadenas –la libertad para ir a casa con la única persona que entiende esta locura- bufe pensando en las palabras de aquella fiera de hermana que estaría en la casa caminando por todo lado y ya pensando en un plan para buscarme medio muerto –Mira tú señora no me quiere aquí y yo tampoco quiero estar aquí, es algo de mutuo acuerdo algo que los dos queremos que tal si lo haces eh- sonreí y traté que se simular a algo agradable pero no es lo mío aquello.
-No debería quejarse tanto hombre la Señorita Stratowski, ella es una buena Condesa no la juzgue por otros- Le quedé viendo fijamente con los ojos pasmados por sus palabras y aguante el poner la cara que siempre pongo ante respuestas como esas, era obvio que los sirvientes siempre dicen cosas buenas, no siempre una de mis nanas decía que era lo peor que le pudo pasar, y todavía lo dice cuando preguntan en casa por nosotros, pero ella es porque nos quiere y crio de esa forma, simule la risa con una tos, así que eso me dio una idea de cómo salir, contraje todos los músculos del cuerpo con fuerza haciendo presión en la herida, agité el cuerpo contra aquella cama y entre tanto forcejeo comenzó a sangrar nuevamente, la mancha roja apareció sobre las blancas sábanas la joven se apresuró a mirar la herida –Si me sueltas prometo no moverme, pero es incómodo estar así con esta herida, me quedaré tranquilo si atiendes esto- la joven lo pensaba mucho y al final decidió soltar las cadenas además de que puse cara de moribundo en últimos momentos, en algo debe servir matar a tantas personas, la doncella dejó caer mi cuerpo sobre las finas telas hasta que “estuviera” más vivo –Espere iré por agua y unas hierbas para cicatrizarle la herida, joven- le miré y me dio pena porque sabía que recibiría un castigo por mi culpa pero era eso o vivir en ese lugar –Isak, llámame Isak Mirković- esta vez la sonrisa fue más verdadera que la otra.
Cuando la joven cerró la puerta de la habitación esperé unos minutos, tomé todas mis ropas rotas, o sea la camisa echo jirones, y salí de ahí los pasillos eran como laberintos nunca me gustaron de niño y menos ahora, iba por un lado y estaba en otra ala de la casa, tomaba a la derecha y era otro rincón con cuartos, no había escaleras, decidí mejor entrar a una de las habitaciones para salir por la ventana, pero ni una quedaba cerca de un árbol, lo que no ayudaría pues no sé volar aun –Maldición Tsk- mascullo molesto entrando a la última habitación pero antes de siquiera cerrar la puerta recargue el peso sobre está dejando una mancha de sangre, había perdido mucha sangre en la batalla y hasta cuando me desmaye y luego con mi numero para salir de aquellas cadenas.
Sin darme cuenta la habitación tenía una roma ya conocido, un aroma de arrogante, una roma de la –Realeza- susurré mirando por la habitación pero las sombras nuevamente me cegaban veía ilusiones.
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Re: Los ángeles tambien bajan || Privado
Fue fácil verle caer frente a la puerta de su habitación.
No había tardado mucho en quitarse las botas de montar en cuanto le vio caer y murmurar “Realeza” Lo único que pudo hacer es simplemente suspirar, quitarse el peinado que llevaba hasta ahora y acercársele un poco -…La verdad es que solo intento ayudarte…no quiero herirte…-De nuevo, con ayuda con la doncella, le volvieron a llevar a la habitación en donde había estado encadenado, solo que ahora no era así. Estaba inconsciente, nuevamente vendado y Lenneth tomaba un te tranquilamente con Amelia al lado mientras hacía punto de cruz.
Lenneth le corregía en voz baja cualquier desperfecto -…Si mantienes firme el pespunte, lograrás un hilado nítido..-Amelia hizo como le dijo Lenneth y voila! El dibujo de aquel colibrí, se veía más nítido. Demasiado tiempo había pasado ella haciendo punto de cruz, observando cada pespunte que hacía y deshacía. Viro su mirada hacia aquel que le había dicho Amelia que se llamaba Isak y solamente suspiro.
-…¿Qué haremos con él? –Pregunto Lenneth medio preocupada.
-Bueno, mi señora, está muy débil y debería descansar…-Susurro Amelia confidente con la condesa que aun degustaba su té tranquilamente sin interrupciones. El reloj de pie marcaba que era casi la hora de comer, pensó en despertarlo, pero ya lo haría él mismo e intentaría escapar seguramente.
-No le despiertes Amelia, no he dejado ningún arma cerca de sus manos, pero aun así, sus propias manos pueden ser armas contra ti por sobresaltarse y ahogarte…-suspiro intentando no pensar en lo que pasaría, no quería que nadie saliera perjudicado y menos Amelia.
-mmm...Esta bien…¿Le traigo más té? –Pregunto dejando el punto de cruz sobre la mesita de café, levantándose y esperando ordenes de su ama, pero la vio que negaba y esbozaba una sonrisa.
-Amelia, prepara la comida con Eduarda, seguro que hacéis algo rico para –miro a Isak que estaba a su parecer aun dormido-…él y para mí desde luego.
Amelia asintió a la vez que hizo una reverencia hacia Lenneth, pero antes de irse observo de lejos a aquel quien estaba en la cama y finalmente desapareció de aquella habitación, dejando sola a la Condesa y a Isak. En realidad como era muy temerosa, comenzó a montarse su propio circo en su cabeza, pero prefirió olvidarse de que había un hombre peligroso sin estar atado y una mujer de gran importancia para muchos.
No había tardado mucho en quitarse las botas de montar en cuanto le vio caer y murmurar “Realeza” Lo único que pudo hacer es simplemente suspirar, quitarse el peinado que llevaba hasta ahora y acercársele un poco -…La verdad es que solo intento ayudarte…no quiero herirte…-De nuevo, con ayuda con la doncella, le volvieron a llevar a la habitación en donde había estado encadenado, solo que ahora no era así. Estaba inconsciente, nuevamente vendado y Lenneth tomaba un te tranquilamente con Amelia al lado mientras hacía punto de cruz.
Lenneth le corregía en voz baja cualquier desperfecto -…Si mantienes firme el pespunte, lograrás un hilado nítido..-Amelia hizo como le dijo Lenneth y voila! El dibujo de aquel colibrí, se veía más nítido. Demasiado tiempo había pasado ella haciendo punto de cruz, observando cada pespunte que hacía y deshacía. Viro su mirada hacia aquel que le había dicho Amelia que se llamaba Isak y solamente suspiro.
-…¿Qué haremos con él? –Pregunto Lenneth medio preocupada.
-Bueno, mi señora, está muy débil y debería descansar…-Susurro Amelia confidente con la condesa que aun degustaba su té tranquilamente sin interrupciones. El reloj de pie marcaba que era casi la hora de comer, pensó en despertarlo, pero ya lo haría él mismo e intentaría escapar seguramente.
-No le despiertes Amelia, no he dejado ningún arma cerca de sus manos, pero aun así, sus propias manos pueden ser armas contra ti por sobresaltarse y ahogarte…-suspiro intentando no pensar en lo que pasaría, no quería que nadie saliera perjudicado y menos Amelia.
-mmm...Esta bien…¿Le traigo más té? –Pregunto dejando el punto de cruz sobre la mesita de café, levantándose y esperando ordenes de su ama, pero la vio que negaba y esbozaba una sonrisa.
-Amelia, prepara la comida con Eduarda, seguro que hacéis algo rico para –miro a Isak que estaba a su parecer aun dormido-…él y para mí desde luego.
Amelia asintió a la vez que hizo una reverencia hacia Lenneth, pero antes de irse observo de lejos a aquel quien estaba en la cama y finalmente desapareció de aquella habitación, dejando sola a la Condesa y a Isak. En realidad como era muy temerosa, comenzó a montarse su propio circo en su cabeza, pero prefirió olvidarse de que había un hombre peligroso sin estar atado y una mujer de gran importancia para muchos.
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Re: Los ángeles tambien bajan || Privado
El sueño, los recuerdos, el olvido, podía escuchar cada palabra de aquella mujer que se hacia la benevolente cuando sabía muy bien que era una déspota bruja capaz mandar a la horca a todos ellos, debería secuestrarla y hacerlo lo mismo que estaba haciendo conmigo, enseñarle lo que son los seres humanos que viven de sus trabajos a diario en los campos de cultivo sin poder sacar nada para ellos y todo para la corona. La ira de tener que estar con una gente como esa me había nockeado completamente solo en la mente estaba mi hermana “Tara” ella sabría bien que hacer en estas circunstancias, quizás ya hubiera golpeado a esa mujer de cabellos negros, bueno ver una función de dos mujeres peleando sería interesante pero conociendo a la fiera de Tara ella hubiera ganado a la primera.
Traté de levantarme, mover algo de mis manos o pies pero no podía seguía inconsciente pero podía escuchar a la mujer hablarle a la doncella sobre puntos cruz y cosas de mujeres finas ¿Cuándo aprenderán que hay algo más que eso?, nuevamente pierdo la consciencia lento.
Los ojos los abro de golpe viendo a todos lados, la vista estaba algo borrosa no podía distinguir nada, moví las manos, estaban bien, busque sentarme en la cama sintiendo que la herida ya no molestaba –Tsk, lo bueno es que ya no está el dolor- miro a todos lados pero no veo a nadie hasta que los ojos se centran en los castaños ojos de la duquesa –Tsk ya era hora que me liberaras- muevo las sábanas saliendo de la cama, ni la miro ni nada solo camino hasta la ventana estirando los músculos, una vieja costumbre de los Mirkoviović, es quizás para admirar el paisaje y ver si los enemigos no están cerca en este caso tenía al enemigo dentro de casa.
Cogí la camisa echa harapos riendo –Tsk vaya vaya, bueno ya que quieres hacer tu buena acción del día, no tienes una camisa que pueda llevar para ir a mi casa- limpié con esos harapos el torso y parte de la herida que ya no me dolía para nada solo cuando me la tocaba –Con eso desapareceré de aquí y nunca más nos tendremos que ver, gracias al dios que tanto le rezas- eso todo lo que solté –Así podrás redimir tus pecados ante Dios con la acción de buena samaritana- y con eso ultimo trato de no mirarle.
No recordé lo que ella había estaba hablando con la aquella joven, pero la mirada iba en toda dirección buscando a aquella que se parecía mucho a, a la mujer que dejé años atrás.
SUEÑO
Traté de levantarme, mover algo de mis manos o pies pero no podía seguía inconsciente pero podía escuchar a la mujer hablarle a la doncella sobre puntos cruz y cosas de mujeres finas ¿Cuándo aprenderán que hay algo más que eso?, nuevamente pierdo la consciencia lento.
Los ojos los abro de golpe viendo a todos lados, la vista estaba algo borrosa no podía distinguir nada, moví las manos, estaban bien, busque sentarme en la cama sintiendo que la herida ya no molestaba –Tsk, lo bueno es que ya no está el dolor- miro a todos lados pero no veo a nadie hasta que los ojos se centran en los castaños ojos de la duquesa –Tsk ya era hora que me liberaras- muevo las sábanas saliendo de la cama, ni la miro ni nada solo camino hasta la ventana estirando los músculos, una vieja costumbre de los Mirkoviović, es quizás para admirar el paisaje y ver si los enemigos no están cerca en este caso tenía al enemigo dentro de casa.
Cogí la camisa echa harapos riendo –Tsk vaya vaya, bueno ya que quieres hacer tu buena acción del día, no tienes una camisa que pueda llevar para ir a mi casa- limpié con esos harapos el torso y parte de la herida que ya no me dolía para nada solo cuando me la tocaba –Con eso desapareceré de aquí y nunca más nos tendremos que ver, gracias al dios que tanto le rezas- eso todo lo que solté –Así podrás redimir tus pecados ante Dios con la acción de buena samaritana- y con eso ultimo trato de no mirarle.
No recordé lo que ella había estaba hablando con la aquella joven, pero la mirada iba en toda dirección buscando a aquella que se parecía mucho a, a la mujer que dejé años atrás.
Isak & Tara Mirković- Cazador Clase Alta
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Re: Los ángeles tambien bajan || Privado
-Necesitaras comida en tu estomago y ropa limpia…Llamaré a Amelia para que te traiga lo que necesites para partir…-Lenneth intuyo que el cazador no necesitaba de su presencia así que solamente ella no se entristeció, al contrario, sonrió porque al parecer el cazador quería algo con su doncella -…ahora viene, por favor, quédate descansando…-fue directa al cazador, presiono con un dedo y vio que el sujeto no ponía buena cara -…descansa un poco mas….-Suspiro Lenneth intranquila, dejando al tipo ese a solas con su doncella.
-Amelia…Nuestro invitado quiere recibirte
-si señora…-Dijo elegantemente la doncella acercándose con las manos vacías hacia el interior de la habitación.
-Ah Amelia, antes de que entres dentro, por favor, tráele comida y ropa limpia. La apreciará.
-Si señora, enseguida…-Y dicho y hecho, después de media hora de búsqueda de nuevas ropas, comida y algo de aseo, entro en la habitación donde suspiro de alivio al ver al cazador aun ahí dentro. Fue dejando las cosas en una de las mesas -…Disculpe la demora señor, pero aquí tiene comida caliente, ropa y algo de aseo…-Con la mirada cabizbaja, Amelia hizo una reverencia pero Lenneth le dejo claro que no tenia que irse hasta que él se lo pidiera o no la necesitara para nada más.
Así que cuando Amelia estaba con el cazador, Lenneth estaba practicando su afición por la jardinería, recordando los viejos tiempos de cuando estaba con su madre en los jardines de palacio, ella solo suspiraba melancólica, pero también se estaría preguntando que estaría haciendo Amelia con aquel cazador descuidado. El Sol estaba poniéndose y pronto anochecería. Estaba pensando en si debería acercarse a la sala donde estaría Amelia con su invitado de honor. Pensó que no. Ya le estaría avisando Amelia a su invitado de que tres eran multitud.
Dejo la pala pequeña de plantar macetas cuando noto que unas gotas caían de alguna nube tonta que se había equivocado pero inmediatamente, vio como varias nubes formaban una mas oscura, consiguiendo así que comenzara una leve lluvia – Agh…vaya…-Se miro a si misma y su vestido estaba mojado y sucio de tierra –Traedme ropa nueva, por favor..-Ordeno a sus sirvientes y una doncella la ayudaba a quitarse la ropa con lentitud. Una de las doncellas chillo como cochinillo al ver que la condesa estaba sangrando en la espalda, de un corte que no había visto, pero que Lenneth era consciente de aquello -…María, es nada, solo un corte pequeño….-Murmuro Lenneth para calmar a su doncella y fue cuando sentaron a Lenneth en una silla del salón para que pudieran auxiliarle la herida. Estaba en corsé y aun con el vestido por las piernas, amontonado en su cintura ya que estaba sentada.
Desearía estar muerta en este instante. Estaba completamente sola y odiaba admitirlo. Aquel cazador tenía razón. Merecía morir como cualquiera de realeza. Quizás sus palabras las habría ignorado de frente pero seguía estando sola. No tenia pretendientes, nadie la deseaba y solo le quedaba el estar encerrada en su palacio.
-Amelia…Nuestro invitado quiere recibirte
-si señora…-Dijo elegantemente la doncella acercándose con las manos vacías hacia el interior de la habitación.
-Ah Amelia, antes de que entres dentro, por favor, tráele comida y ropa limpia. La apreciará.
-Si señora, enseguida…-Y dicho y hecho, después de media hora de búsqueda de nuevas ropas, comida y algo de aseo, entro en la habitación donde suspiro de alivio al ver al cazador aun ahí dentro. Fue dejando las cosas en una de las mesas -…Disculpe la demora señor, pero aquí tiene comida caliente, ropa y algo de aseo…-Con la mirada cabizbaja, Amelia hizo una reverencia pero Lenneth le dejo claro que no tenia que irse hasta que él se lo pidiera o no la necesitara para nada más.
Así que cuando Amelia estaba con el cazador, Lenneth estaba practicando su afición por la jardinería, recordando los viejos tiempos de cuando estaba con su madre en los jardines de palacio, ella solo suspiraba melancólica, pero también se estaría preguntando que estaría haciendo Amelia con aquel cazador descuidado. El Sol estaba poniéndose y pronto anochecería. Estaba pensando en si debería acercarse a la sala donde estaría Amelia con su invitado de honor. Pensó que no. Ya le estaría avisando Amelia a su invitado de que tres eran multitud.
Dejo la pala pequeña de plantar macetas cuando noto que unas gotas caían de alguna nube tonta que se había equivocado pero inmediatamente, vio como varias nubes formaban una mas oscura, consiguiendo así que comenzara una leve lluvia – Agh…vaya…-Se miro a si misma y su vestido estaba mojado y sucio de tierra –Traedme ropa nueva, por favor..-Ordeno a sus sirvientes y una doncella la ayudaba a quitarse la ropa con lentitud. Una de las doncellas chillo como cochinillo al ver que la condesa estaba sangrando en la espalda, de un corte que no había visto, pero que Lenneth era consciente de aquello -…María, es nada, solo un corte pequeño….-Murmuro Lenneth para calmar a su doncella y fue cuando sentaron a Lenneth en una silla del salón para que pudieran auxiliarle la herida. Estaba en corsé y aun con el vestido por las piernas, amontonado en su cintura ya que estaba sentada.
Desearía estar muerta en este instante. Estaba completamente sola y odiaba admitirlo. Aquel cazador tenía razón. Merecía morir como cualquiera de realeza. Quizás sus palabras las habría ignorado de frente pero seguía estando sola. No tenia pretendientes, nadie la deseaba y solo le quedaba el estar encerrada en su palacio.
Lenneth P. Stratowski- Hechicero Clase Alta
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Re: Los ángeles tambien bajan || Privado
Quien podía pensar en comida cuando lo único que pasaba por la mente era la histeria de Tara con un arma en mano saliendo a buscarme por toda Rusia mejor no era tentar al destino o esa mujer terminaría con más cadáveres que dinero y quizás hasta en la horca, negué con la cabeza no quería nada más que solo largarme de ahí era lo único en lo que pensaba, pero luego aquella muchacha entró su mirada estaba sonrojada de solo verme ahí mis ojos no se despegaban de aquellos cabellos, como me recordaba a ella pero sabía que no era.
Deje de luchar por un rato y la doncella trajo algo de ropa muy tímida me doy algo de recelo pelear con ella, así que tome las prendas para darle la espalda y poder vestirlas al cabo de unos minutos estuve listo, acicalado y mejor presentado de lo que estaba antes , la muchacha al verme se sonrojo aún más, acercándome levemente acaricie la cabeza de la muchacha –tsk tranquila tampoco soy una bestia además ya te dije que no me atraes, solo me recuerdas a alguien que murió hace tiempo así que no temas porqué te haga algo- la doncella agachó la mirada y entonces al fin en un rayo de iluminación comprendí ella deseaba que le hiciera algo.
Vaya las mujeres son impredecibles, alzando los hombros le tomé el mentón para plantar un beso en aquellos labios, los tenía bien suaves y sabían a duraznos ella se dejó llevar por unos segundos hasta que rompemos ambos el beso y me rio por su sonrojo –tranquila no le diré a tu señora de el beso que fue por agradecimiento ya que te tocó aguantarme más- antes de poder salir por la puerta la joven detiene mi mano –Quien hizo más fue mi señora no yo Isak- como me nombro con esos ojos bajos y esa tono tan dulce y cálido me hizo volver al pasado nuevamente pero esta vez no me aferre a él –Tu señora solo lo hizo por aparentar es de la realeza no lo hace de buen corazón como tú además jamás le daría las gracias a alguien como ella- zafé de su agarre dejándola con lágrimas en los ojos, no entendía por qué y no me importó al final solo salí de aquel lugar de regreso a mi morada donde el arma de Tara me esperaba al abrir la puerta.
Deje de luchar por un rato y la doncella trajo algo de ropa muy tímida me doy algo de recelo pelear con ella, así que tome las prendas para darle la espalda y poder vestirlas al cabo de unos minutos estuve listo, acicalado y mejor presentado de lo que estaba antes , la muchacha al verme se sonrojo aún más, acercándome levemente acaricie la cabeza de la muchacha –tsk tranquila tampoco soy una bestia además ya te dije que no me atraes, solo me recuerdas a alguien que murió hace tiempo así que no temas porqué te haga algo- la doncella agachó la mirada y entonces al fin en un rayo de iluminación comprendí ella deseaba que le hiciera algo.
Vaya las mujeres son impredecibles, alzando los hombros le tomé el mentón para plantar un beso en aquellos labios, los tenía bien suaves y sabían a duraznos ella se dejó llevar por unos segundos hasta que rompemos ambos el beso y me rio por su sonrojo –tranquila no le diré a tu señora de el beso que fue por agradecimiento ya que te tocó aguantarme más- antes de poder salir por la puerta la joven detiene mi mano –Quien hizo más fue mi señora no yo Isak- como me nombro con esos ojos bajos y esa tono tan dulce y cálido me hizo volver al pasado nuevamente pero esta vez no me aferre a él –Tu señora solo lo hizo por aparentar es de la realeza no lo hace de buen corazón como tú además jamás le daría las gracias a alguien como ella- zafé de su agarre dejándola con lágrimas en los ojos, no entendía por qué y no me importó al final solo salí de aquel lugar de regreso a mi morada donde el arma de Tara me esperaba al abrir la puerta.
Isak & Tara Mirković- Cazador Clase Alta
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