Imagenes psicodelicas |Libre... Aún(?)|

por **Aniëtt O'Claude** Mar Nov 19, 2013 5:53 pm

"Ay amor mío, que terriblemente absurdo es... estar vivo" Mencionaba una mujer antes de dejar a su amado, o eso suponía ella. Pues el hombre ya se hallaba casi sin vida sobre una de las bancas a las afueras del palacio.
La mujer ajena llevaba sus labios teñidos de rojos, buscando escapatoria por donde nadie la seguiría ni notaría salir, mientras ella, ni por sobrevisto tenía en mente seguirle, solo intentaba por parte casi imposible socavar cada palpito de su pecho, que se movía de formas irregulares ante lo visto. Y sí, conocía muy bien sobre otras creaturas sobrenaturales, pero aún no dejaba de causarle espanto el cómo con tanta frialdad, ellas, o ellos se encargaban de liquidar por completo las esperanzas de vida de otro ser vivo.

Fue allí, en medio de una pensamiento psicológico sobre lo que se debe y no se debe hacer, cuando a su mente venían imágenes camufladas de esos bebés recién nacidos. No era una santa, Sor Aniëtt, no, claro que no. Pues sus manos también estaban manchadas por el tinte rojo de una vida, o un par de vidas. En fin, no se trataba de eso.
Quizás lo recién visto solo era una pincelada de cómo comenzaba su noche...

La realeza o gran parte de ella había sido invitada a una de esas reuniones informales, donde se podían mezclar junto a personas de alta sociedad, cómo también, de clase media que claramente entraban por contrabando, solo usando un par de lindos trajes y un acento diferente al cotidiano.
Ella debía asistir, ordenes de la reina o del rey, no lo sabía con completa seguridad, pero negarse a una fiesta emblemática, no era una de sus opciones y menos cuando de representar a su querida Rumania se tratase.

Marco paso firmes a los interiores del palacios. Muchas damas y caballeros en la pista centro del baile. Hombres de cola larga y mujeres con altos peinados que demostraban algo quizás, mientras más alto el peinado, más clase social, bien. Ella solo llevaba un peinado casual, el vivir entre los bosques los últimos años no le favorecía en nada en cuanto al aspecto físico se tratase.

Spoiler:

Aborrecía este tipos de reuniones o fiestas, no era sociable, no era de sonreír a medio mundo y menos estirar su mano para ser besaba concediendo luego a un baile predecible.

Pero allí se hallaba ella, junto a uno de los mozos, tomando trago tras trago que se le era entregado a sus manos. Tenía una de sus manos rodeando su propia silueta mientras la otra se encargaba tan solo de llevar liquido a sus labios.
El fuego interno que le provocaba el alcohol, le hacía temer de no controlar sus fuerzas o de no controlar lo impredecible, pues, aún era joven para llevar con las transformaciones. Casi siempre o cuando se encontraba en momento incomodos ese Gueopardo real florecía desde su centro, sin importar el lugar o la situación.
Sus manos sudaban en frío mientras comenzaba a dar paso atrás, tomaba largas caladas de aire, viéndose casi imposible salir. El lugar estaba repleto y la desesperación por no llamar la atención la abrumaba, su mente se nublo y solo se cargo en el cuerpo de un desconocido, mascullando, casi implorando que la sacasen de allí lo antes posible...

por **Darío Ciancimino** Mar Nov 19, 2013 9:35 pm

“Énfasis sutil, y la noche con sus sorpresas…”

-Señor Ciancimino el carruaje ya está listo!-

Uno de sus sirvientes exclamo avisando que ya era hora de partir a la fiesta a la cual había sido invitado, a pesar de que no le gustaba asistir a ese tipo de reuniones debía hacer un pequeño esfuerzo e ir, ya que el relacionarse en estas le ayudaba a conseguir clientes y nuevos socios para los nuevos negocios que pretendía formalizar.

-Que esperen un momento-

Dijo con molestia, dejando ver la enorme pereza que cargaba encima. Terminando de arreglarse baja y sin decir ninguna palabra se monta en el carruaje esperando a que su chofer arrancase, pero el mismo estaba flirteando con la cocinera, y no se había percatado de que Darío se había montado ya, y estaba listo para irse.

-Vincent!!!-

Exclamo llamándole, de inmediato al escucharle el chofer casanova emprende veloz carrera hacia el carruaje y comienza a andarlo a prisa, por lo que Darío le dice con un tono de molestia.

-Cuando debías apresurarte no lo hiciste, ¿Por qué te apresuras ahora? Sabes bien que no me gustan este tipo de eventos, si deseas puedes ir despacio, así podré yo ver el camino y disfrutar de la belleza de la noche-

Si fuese por Darío, caminase hasta la fiesta, él prefería más el caminar que ir en carruaje, se sentía inútil, y en él no lograba poder disfrutar del ambiente, pero por obligación debía llegar a la fiesta en su carruaje, ya que el que llegase caminando generaría muchas críticas, y dudas en cuanto a su cuantiosa fortuna.

-Ya es…tamos lle-gando señor!-

Dice Vincent con voz temblorosa y entrecortada, dudoso, pensando que podía ser regañado nuevamente, ahora por su lenta manera de conducir, aunque la velocidad del viaje había sido asignada por Darío, tenía esa extraña sensación de que había hecho algo mal.

-Arribamos mi lord-

Ya llegando se baja y le abre la puerta del carruaje.

-Grazie Vincent-

Dándole una palmada ligera en el hombro se despide de él, y caminando hacia el palacio, se adentra al mismo observando a los demás invitados, algunos con vestimenta rara y extravagante para él, danzando y otros hablando entre sí, algunos le saludaban, y otros se detenían a presentarle a algún conocido interesado en sus negocios, ya después de un largo rato Darío se termina aburriendo y se dirige a una de las mesas donde se encontraban copas de licor.

-Es hora de una…-

Levantándola, aspira sus bordes y bebe un gran sorbo para luego ver a su alrededor, cuando de repente se fija en una joven que bebía con desenfreno, intrigado y con curiosidad se dirige hacia ella, y acercándose le saluda.

-Buenas noches mademoiselle-

Haciendo una pequeña reverencia para luego dejar a un lado la copa que tenía, y tomar otra de las que el mozo le servía a la joven.

por **Aniëtt O'Claude** Jue Nov 21, 2013 9:24 pm

Acotar algo al tema, ya para ella estaba de más, no se sentía bien, no estaba cómoda y ya había estado en ese lugar más del tiempo presupuestado.
Solo se sentía mareada y el beber, de hecho, no era de demasiada ayuda, solo la dejaba como una desesperaba, pues sabía lo que la gente pensaba sobre ella, por cómo la miraban o le sonreían de forma tan cínica que llegaba a tornarse algo divertido a pensamientos propios que ella llevaba en su cabeza.
Con una jocosa sonrisa recorrió sus cabellos a un lado de su cuello, cayendo por el hombro derecho para ser más precisos. Cargo parte de su cuerpo sobre la barra donde los tragos eran entregados, y jugando con la copa entre sus manos, humedeció sus labios lentamente. Saboreaba ese oscuro liquido hasta verse un tanto interrumpida por un extraño a su costado. Trago con levedad y una vez que ese sabor dejo sus gustos, marco la vista sobre los ojos ajenos.

Buenas noches, joven... ¿Conoce una salida más libre? -Dejo su copa vacía sobre la mesa. Desvió la mirada de ese hombre y busco nuevamente de forma fallida una salida más libre de todas esas personas de alta sociedad que la rodeaban.
Dio un paso nuevamente hasta su lado y fijo esta vez su mirada de forma directa contra los ojos ajenos. Presiono sus propios labios mientras el puente de su nariz se arrugaba levemente, casi de forma implorosa sentía cómo sus ojos pedían la ayuda que antes había mencionado.
La noche se volvía un tanto taciturna, la luna no daba reflejo contra los grandes ventanales aterciopelados de ese enorme lugar. Las luces bajas y él cómo cada vivía su extraño pero particular mundo la acongojaba de cómo se volvía tan monótona una noche en la cual quizás, parte de la realeza podría hasta solucionar problemas de escases en sus países más pobres. Y sí, quizás ella aun creía en lo imposible, pero que más daba, soñar aún era gratis.

Aunque siempre pasa lo mismo, dejaba volar su mente en momentos en los cuales debía estar preocupada de otro tipo de cosas.
Nuevamente volvió la mirada a su desconocido acompañante. Este la miraba con curiosidad. Pero logro notar en sus ojos algo que antes había pasado por alto. En ellos tenía esa frialdad de la cual siempre ella se había alejado ¿Y ahora le pedía ayuda? Mal ahí. Reflejaba en sus ojos el problema futuro, pero ya no había vuelta atrás, no podía seguir encerrada, necesitaba aire fresco y en el estaba su única salida de allí.

por **Darío Ciancimino** Sáb Dic 07, 2013 10:37 pm

"Nadie sabe lo que oculta siempre la oscuridad"

Escuchándole su manera de hablar no pudo evitar notar lo alcoholizada que estaba, y lo desesperaba que se encontraba por salir de allí, viendo a su alrededor buscando a alguien que pudiese encargarse de ella no logro divisar a nadie que pudiese hacerlo.

-Vamos que…-
Dijo para sí mismo acomodándose el cabello con su mano y levantándose de la silla.
-Disculpe, cada salida del lugar se encuentra congestionada, lo único que debe hacer es saber esquivar a cada quien que se encuentre en los pasillos-

Notando como le imploraba ayuda silenciosamente con su mirada no tuvo otra opción que llevarle al exterior del edificio, esta era una conducta atípica de Darío puesto que denotaba cierto desprecio siempre ante los seres afectados etílicamente
-Venga por aquí…-

Dijo tomándole de la mano ya que sabía que se perdería sino le guiaba de esa manera.
Observando cómo le miraba un poco extrañada se preguntaba si ya se había dado cuenta de su condición no humana, aunque en principio no le importaba ya que todo lo que la mujer viese en esa reunión ese día era de seguro que se le olvidaría al día siguiente.

Esquivando a todo aquel que se estuviese en medio, y a aquellos que buscaban detenerle para hablar con él fuese de negocios o de cotilleo, miraba de mala manera a quien se atravesase por el medio, en el camino a la salida se preguntaba el porqué de su acción, sencillamente pudo haber dejado a la mujer allí e ignorarle como si nada, pero si ya había tomado esa decisión no podía hacer nada más, ya que si los demás le veían abandonándole allí en medio comenzarían a decir chorradas sobre el tildándole de machista y hasta de abusador, porque no faltaría aquel que pensaría que el causante del estado de ebriedad de la misma era Darío.

-Darío, Darío-
Decía negando con la cabeza cuando ya casi llegaba a la salida
Empezó a pensar que tal vez podría ser una trampa, pero como saberlo, era muy extraño que una mujer que parecía de clase alta estuviese sola y en ese estado, pero a fin de cuentas ya era tarde como para realizar análisis sin sentido.
-Ya estamos fuera mademoiselle-

Saliendo del umbral de la entrada junto con ella observa lo oscura que se había vuelto la noche, con las calles desoladas y la neblina que les cubría adornando los faroles que apenas y lograban iluminarlas junto con la luna y la infinidad de estrellas que podían divisarse.

-¿Señorita?-

Pregunta viéndole al no obtener respuesta alguna tras lo dicho anteriormente.

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