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AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Perdido en el bosque [Mikhaeila]
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Perdido en el bosque [Mikhaeila]
por Alejandro Máximo Dom Nov 24, 2013 6:09 pm
‘’Clak Clak Clak’’ hacían los pasos de mi caballo, resonando por el frío bosque en mitad de esa noche. Había decidido que yo y mi escolta nos dividiríamos para entrar por lugares distintos y no llamar la atención. No quería recibir la estúpida llegada pomposa que hacían los mandatarios franceses, estaba acostumbrado al duro tratamiento militar que había conocido en Alemania a lo largo de mi vida, y eso no iba a cambiar.
Había avanzado apenas había iniciado del norte para llegar a la Capital de Francia, pero, lamentablemente, no me esperaba encontrarme con el camino totalmente rodeado de nieve, por lo que tuve que tomar un desvío. Llegué a un bosque cubierto de nieve, por lo que avanzaba con mi capucha puesta, y el silencio de mi caballo al andar. Llevaba mi espada en su funda a mi costado y mi armadura liviana cubriéndome de ropa. Andaba con mi caballo a paso mediano, esperando poder en algo así como una hora a París.
Pero pasó una hora, luego otra, y finalmente otra más, y el bosque no se había acabado. Maldije entre dientes, tenía casi ochocientos años y seguía perdiéndome en los putos bosques. Recordaba la primera vez, cuando estábamos en Alemania, a eso de los diez y siete años, conjunto a unos amigos en medio de una cacería. Habíamos salido en la mañana de avanzada para la cacería, pues queríamos sorprender y quedarnos con la presa. O eso esperábamos.
Recuerdo que habíamos demorado medio día en darnos cuenta que nos habíamos perdido, pero por suerte llevábamos yesca y raciones secas suficientes para dos días. Cuando esto se nos acabó, decidimos entrenar nuestra suerte, y cada cierto tiempo fuimos capaces de cazar uno que otro pájaro, y por suerte, un ciervo, el cual nos logró durar dos días. Recordaba que habíamos terminado saliendo a una comarca que estaba a tres días de nuestra casa por el sendero real, y yo, pidiendo un poco de raciones al Lord de aquél lugar, volvimos hasta mi hogar, y la primera pregunta que me hizo mi padre fue ‘’¿Y cazaste a tu ciervo?’’.
Ahora, andaba alerta entre el paso, a ver si encontraba a un alma solitaria que fuera capaz de ayudarme a encontrar mi camino…era algo que me hacía verdadera falta aquella maldita noche, pues sabía que si quería salvarme de morir antes del amanecer, tendría que o enterrarme profundamente bajo la nieve, o bien, encontrar algún lugar extremadamente resguardado en aquel puto bosque.
Había avanzado apenas había iniciado del norte para llegar a la Capital de Francia, pero, lamentablemente, no me esperaba encontrarme con el camino totalmente rodeado de nieve, por lo que tuve que tomar un desvío. Llegué a un bosque cubierto de nieve, por lo que avanzaba con mi capucha puesta, y el silencio de mi caballo al andar. Llevaba mi espada en su funda a mi costado y mi armadura liviana cubriéndome de ropa. Andaba con mi caballo a paso mediano, esperando poder en algo así como una hora a París.
Pero pasó una hora, luego otra, y finalmente otra más, y el bosque no se había acabado. Maldije entre dientes, tenía casi ochocientos años y seguía perdiéndome en los putos bosques. Recordaba la primera vez, cuando estábamos en Alemania, a eso de los diez y siete años, conjunto a unos amigos en medio de una cacería. Habíamos salido en la mañana de avanzada para la cacería, pues queríamos sorprender y quedarnos con la presa. O eso esperábamos.
Recuerdo que habíamos demorado medio día en darnos cuenta que nos habíamos perdido, pero por suerte llevábamos yesca y raciones secas suficientes para dos días. Cuando esto se nos acabó, decidimos entrenar nuestra suerte, y cada cierto tiempo fuimos capaces de cazar uno que otro pájaro, y por suerte, un ciervo, el cual nos logró durar dos días. Recordaba que habíamos terminado saliendo a una comarca que estaba a tres días de nuestra casa por el sendero real, y yo, pidiendo un poco de raciones al Lord de aquél lugar, volvimos hasta mi hogar, y la primera pregunta que me hizo mi padre fue ‘’¿Y cazaste a tu ciervo?’’.
Ahora, andaba alerta entre el paso, a ver si encontraba a un alma solitaria que fuera capaz de ayudarme a encontrar mi camino…era algo que me hacía verdadera falta aquella maldita noche, pues sabía que si quería salvarme de morir antes del amanecer, tendría que o enterrarme profundamente bajo la nieve, o bien, encontrar algún lugar extremadamente resguardado en aquel puto bosque.
Alejandro Máximo- Vampiro/Realeza
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Re: Perdido en el bosque [Mikhaeila]
por Mikhaeila/Dharian Lun Nov 25, 2013 4:42 pm
~Blanca nieve que cae
Agua nieve que congela
Sobre mis telas fiel es
Aquel quien observa
Entre ramas y arboledas
Blanco sobre negro queda
Aquella lúgubre alma
Que viva ya no espera~
Agua nieve que congela
Sobre mis telas fiel es
Aquel quien observa
Entre ramas y arboledas
Blanco sobre negro queda
Aquella lúgubre alma
Que viva ya no espera~
Dharian había tomado posesión de mi cuerpo una vez más tras haberme enfrentado con algunos hombres en las cercanías del pueblo, cosa que realmente me había asustado, instándola a tomar medidas drásticas, haciendo que me dejasen en paz tras un par de trucos básicos de manipulación y otros tantos que incluso a mí me daban miedo. Mejor dejar las cosas así, ni siquiera yo quería pelearme con ella, ya había aprendido que mucho no podía hacer contra ella: se volvía cada día más fuerte y más fuerte.
El día estaba nublado y la nieve caía a montones, pero no tenía idea de hacia dónde estaba yendo, en qué dirección debía ir o de donde venia. Habían pasado días desde mi último recuerdo consciente, cosa que no era buena para mí. Caminaba pesadamente levantando las piernas sin importarme ya que mis vestidos estuvieran todos mojados, o que las pieles que traía antes no las trajera más encima. “Dharian”. Era lo único que surgía en mi cabeza, escuchando su risita burlona en lo profundo de mi mente. “Serás estúpida, mira donde hemos terminado: en el medio de la nada. Y encima me dejas toda la responsabilidad a mi” Solo titiritaba de frío.
Levante la mirada y solo veía la nieve caer y sentía esta derretirse por mi suave piel, pasando entre medio de las ramas de los arboles más bajos. Todo se veía igual para mí: arboles y mas arboles, esto no terminaba nunca. “Lero lero, andas caminando en círculos” Ignoraba esa vocecita en mi cabeza, cosa que se hacía difícil estando tan nerviosa y ansiosa.
El sol empezó a caer cuando ya calculaba había dado unos 2000 pasos hacia lo que yo consideraba el norte, tratando de encontrar alguna salida de aquel frondoso bosque, sin resultado alguno, y fui observando cómo las criaturas nocturnas iban tomando territorio de sus horas mientras el miedo nuevamente se cernía sobre mí, acelerando mi respiración y haciendo cada vez más constante la risa belicosa de mi otra yo. La odiaba. No entendía como podía vivir dentro de mí siendo tan contraria.
Di un par de pasos más, y ya cansada y en un descuido, corté mis telas con unas ramas bajas de unos arbustos que se escondían entre aquella mata profunda de nieve. Un dolor se hizo punzante en mis tobillos y bajé la vista. La sangre empapaba la nieve. Dolor. “Déjame esto a mí….” “No, otra vez no…” Y caí, de nuevo, en un vacío absoluto.
Por fin libre, de nuevo. Una sonrisa macabra surgió en mi rostro tieso y joven. Vi la pierna que sangraba y decidí arrancar un trozo de tela. “¿De que sirve, sino, ya todo mojado y rasgado?” A diferencia de Mikhaeila, yo no escuchaba su voz quejándose en el fondo de mi mente. Yo era una con ella, por lo que lo que decidía yo, era decisión unánime por la fuerza. Arranque con cierta dificultad una de las telas superiores y me apliqué un torniquete rápido, no quería perder mucha sangre: podía atraer a cualquier ser en aquellas altas horas de la noche.
A lo lejos, vi una roca cubierta de nieve, y, con cierta dificultad, pues la pierna realmente dolía ya que el corte había sido profundo, me arrastré hasta ahí. Por lo menos podía ver más con la luz de la luna en lo alto, plateada y bella como siempre. Me arreglé la capa. Por suerte ya había parado de nevar, pero hacia demasiado frio como para siquiera intentar dormir. Moriría automáticamente de hipotermia. “Maldición, debí haberla orientado en lugar de jugar con ella. Ahora estamos perdidas en el bosque” Gruñí.
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Mikhaeila/Dharian- Humano Clase Alta
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Re: Perdido en el bosque [Mikhaeila]
por Alejandro Máximo Lun Nov 25, 2013 5:03 pm
Miraba a mí alrededor, tranquilo, con mi caballo, la escena de árboles y ramas que se cruzaba a mí alrededor. Entonces, algo me llamó la atención. Vi unas pisadas de unos pies descalzos caminando por la nieve, por lo que como si nada, me puse a seguirlos, aunque realmente a tal distancia me parecía extraño que alguien fuera capaz de estar en un lugar como ese y descalzo a la mitad de la noche. Me pregunté si sería alguien perdido…
Me bajé del caballo, y me puse a estudiar la pisada; Obviamente era humana, y por el tamaño de la planta del pie, pude asumir que era una mujer. Un caminar errático, demostraba signos de perdición. Al parecer tendría comida esa noche…o quizás no.
Me decidí avanzar pacientemente siguiendo el rastro, y luego noté marcas de sangre ya media congelada. Aparentemente, la mujer se había hecho una herida, hasta que miré al frente y la note. Una chica bastante joven sobre una roca, a la distancia. Intenté caminar lentamente hasta ella, mientras que mi caballo hacia un leve resoplido, denotando mi presencia.
La verdad, a primera vista la mujer era hermosa, y me preguntaba como estaría allí a esa hora y en un lugar así. Cuando estuve a una distancia más corta, acercándome a paso lento para no asustarla, me saqué la gorra de la capa, y mirándola a los ojos comenté, con acento alemán;
-Mi lady, encontrar a una mujer como vos en un lugar así, en una noche así, y en medio de una perdición debe ser una gran coincidencia. Estoy buscando el camino de regreso a París, pues el camino principal se encontraba bloqueado, y realmente no lo conozco. He encontrado vuestras pisadas en mi paso, y he notado que lleváis caminando largo tiempo, ¿Necesitáis compañía? –Pregunté, mirándola a los ojos.
La estudié con la mirada. Su piel se veía rasgada y apenas llevaba un vestido, probablemente debía estar muerta de frío, eso me hizo preocuparme un poco, y como si nada, me saqué la capa, dejando entrever mi armadura ligera de cuero negro conjunto a el símbolo del ejército del Sacro Santo Imperio Romano y mi espada larga que se encontraba en mi cinto, y, acercándome poco a poco a ella conjunto a mi caballo, le dije, con palabras más suaves;
-No tengo comida que ofreceros, mi lady, pero tomad mi capa, creo que os ayudará a estar mejor en la situación que os encontráis. –Y acercándome hasta ella, le ofrecí la capa, puesta en mi mano.
Si quería ganarme la confianza de ella iba a actuar normal, como un caballero, pues esa era la mejor forma de actuar de mí. Y, después de todo, asumí al verla que debía conocer al menos la zona o el lugar…y ojalá que lo fuera, pues o sino seguiría tan perdido como antes.
Me bajé del caballo, y me puse a estudiar la pisada; Obviamente era humana, y por el tamaño de la planta del pie, pude asumir que era una mujer. Un caminar errático, demostraba signos de perdición. Al parecer tendría comida esa noche…o quizás no.
Me decidí avanzar pacientemente siguiendo el rastro, y luego noté marcas de sangre ya media congelada. Aparentemente, la mujer se había hecho una herida, hasta que miré al frente y la note. Una chica bastante joven sobre una roca, a la distancia. Intenté caminar lentamente hasta ella, mientras que mi caballo hacia un leve resoplido, denotando mi presencia.
La verdad, a primera vista la mujer era hermosa, y me preguntaba como estaría allí a esa hora y en un lugar así. Cuando estuve a una distancia más corta, acercándome a paso lento para no asustarla, me saqué la gorra de la capa, y mirándola a los ojos comenté, con acento alemán;
-Mi lady, encontrar a una mujer como vos en un lugar así, en una noche así, y en medio de una perdición debe ser una gran coincidencia. Estoy buscando el camino de regreso a París, pues el camino principal se encontraba bloqueado, y realmente no lo conozco. He encontrado vuestras pisadas en mi paso, y he notado que lleváis caminando largo tiempo, ¿Necesitáis compañía? –Pregunté, mirándola a los ojos.
La estudié con la mirada. Su piel se veía rasgada y apenas llevaba un vestido, probablemente debía estar muerta de frío, eso me hizo preocuparme un poco, y como si nada, me saqué la capa, dejando entrever mi armadura ligera de cuero negro conjunto a el símbolo del ejército del Sacro Santo Imperio Romano y mi espada larga que se encontraba en mi cinto, y, acercándome poco a poco a ella conjunto a mi caballo, le dije, con palabras más suaves;
-No tengo comida que ofreceros, mi lady, pero tomad mi capa, creo que os ayudará a estar mejor en la situación que os encontráis. –Y acercándome hasta ella, le ofrecí la capa, puesta en mi mano.
Si quería ganarme la confianza de ella iba a actuar normal, como un caballero, pues esa era la mejor forma de actuar de mí. Y, después de todo, asumí al verla que debía conocer al menos la zona o el lugar…y ojalá que lo fuera, pues o sino seguiría tan perdido como antes.
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Re: Perdido en el bosque [Mikhaeila]
por Mikhaeila/Dharian Jue Nov 28, 2013 4:46 pm
~Entre oscuros y miedos
Junto a aquel árbol espero
Observando entre las sombras
Aquella alma que asoma
Mirando el cielo
Las lágrimas afloran
Inentendible destino
Incertidumbre sola~
Junto a aquel árbol espero
Observando entre las sombras
Aquella alma que asoma
Mirando el cielo
Las lágrimas afloran
Inentendible destino
Incertidumbre sola~
Podía sentir el miedo de aquella miedosa dominarme, pero no la dejaría. No estando aquí solas y a la deriva en este bosque tan oscuro, sin una sola luz para guiarnos o una pista para salir del mismo. El tiempo pasaba lento y reptante, pareciéndome cada minuto una eternidad. La noche y sus ruidos característicos.
Volví a gruñir. La herida ya comenzaba a cicatrizar por sí sola, pero todavía ardía y no podía mover bien la pierna. “Bien, pequeña. Mira lo que has hecho, ahora estamos completamente indefensas. Ni correr podríamos. Pequeña tonta.” Me mordí el labio. El viento helado me congelaba la piel y los pómulos ya estaban tomando color por el mismo.
A lo lejos, escuché el resoplido de un caballo. “no… llega a ser un mozo de cuadra o algo así, y Mikhaeila no podrá mover el cuerpo.” Incluso a mí me daba miedo, cosa que no lo reconocía ante nadie, ni siquiera ante mí misma, porque de admitirlo para mí misma, Mikhaeila lo sabría, quedándose totalmente a la deriva. Yo era su protectora, aunque ella me odiara.
Intenté quedarme lo mas quieta posible, intentando no alertar a aquel que se acercara. Cada vez los resoplidos eran más y más fuertes. “Se está acercando”. Me retraje y alcé la guardia. Mikhaeila era mi responsabilidad, ahora más que nunca. Luego de unos minutos, vi a una silueta salir de entre medio de los arboles. No parecía mala persona, pero no debía confiarme. Era demasiado extraño que alguien apareciera a estas horas por estos bosques. Lo miré con fiereza. No dejaría que hiciera nada estúpido.
Esperé que me hablara para moverme siquiera, pero pareció quedarse a observarme de lejos. “Este hombre no me da buena impresión…” Me mordí mentalmente la lengua. Mejor callar que chillar. Relajé los hombros para parecer débil. “Es lo que haría Mikhaeila”, pero siempre en guardia. Tenía en desventaja el ser pequeña y estar lastimada. Lo vi acercarse cada vez más.
-Vaya, pues lo mismo diré de usted, señor. No es común encontrarse a alguien asi en medio de la noche en medio de un paraje tan hostil.- desestimé, arrogante, mirándolo a los ojos. “Alemán, ¿eh?” Un brillo emergió de mis ojos claros- ¿Con que esos fueron sus motivos? Interesante- Sus ojos me llamaban poderosamente la atención.- La compañía nunca es indeseada, Monsieur.- Una pequeña risa salieron de mis labios. Nervios. Malditos traicioneros.
Me fregué los brazos. Estaba toda mojada por la nieve y mi vestido ya hecho jirones. “Qué vergüenza aparecer así ante un noble” Me arregle las ropas pero la pierna me dio un tirón.
Lo vi sacarse la capa y mis ojos se abrieron de par en par. “Vaya…. Un soldado… “
-Bueno, muchas gracias, milord. La verdad es que llevo horas por estos lugares sin encontrar salida, y el clima no ha sido favorecedor para ninguna de nosotras…- Tragué saliva. Había metido la pata. Tosí, aceptando la capa y colocandola sobre mis hombros. Esta me quedaba bastante grande, pero todo abrigo era bien recibido. Aunque estaba fría.
“Bueno… Ya hice lo mejor que pude. Mikhaeila, ahora es tu turno… el podrá sacarte de aquí mejor que yo” pensé, y luego me retraje en un silencio abrumador.
Abrí los ojos. Instintivamente los volví a cerrar. “Actúa con naturalidad, no debe darse cuenta lo que pasa en tu cabeza Mikhaeila, sino estaremos en problemas” Dharian resonó en mi cabeza. No tenía idea de donde estaba, o quién era ese caballero sin capa. Me di cuenta enseguida que la tenía encima.
-Disculpe… ¿Pero usted quién es?- Le mostré una sonrisa más o menos tímida.- Que caballo más bonito- me levante e hice una mueca- Cierto, la pierna- susurré. “Demonios, Dharian, ¿en qué situación me has dejado?”
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Re: Perdido en el bosque [Mikhaeila]
por Alejandro Máximo Jue Nov 28, 2013 5:08 pm
Observé a la mujer a los ojos interesados, pues estos no demostraban miedo, menos inseguridad, si no que mostraban fortaleza, aun estando en un lugar tan extremo como ese. Sentí el aroma a sangre en el ambiente, una sangre dulce…pero me aguanté el olfato, y le presté atención a la mujer. No quería que fuera mi presa…quisiera encontrar una salida. Escuché sus palabras y le respondí;
-Pues tal como usted al parecer, mi lady, he perdido el camino de regreso a París. Iba conjunto a un grupo de compañeros pero decidimos separarnos, no soy un hombre de muchos formalismos, por lo que no me gusta recibir grandes recibimientos como me han hecho aquí en Francia. Si me permitís, subíos a mi caballo, no es una buena herida la que tenéis en la pierna, y el caminar podrá infectaros la herida. –Dije, mirándola a los ojos, interesado.
Lamentaba el no tener nada más allí que mi espada para ayudar a la mujer, pero a final de cuentas era un vampiro, si me hacía heridas lo único que tenía que hacer era que se curaran solas. Luego, cuando aceptó mi capa y se la puso me llamó la atención sus palabras y pregunté;
-¿Nosotras? ¿Habéis encontrado a alguien más en este paraje? Solo vi vuestras pisadas, mi lady. Y ya veo…lleváis horas perdida. Bueno, supongo que tendremos que encontrar los caminos juntos pronto…-Dije, con un tono de voz un poco preocupado.
Bueno, la mujer no me había ayudado mucho a encontrar mi camino…pero al menos era hermosa, por lo que como buena acción del día, la ayudaría a ponerse en su camino, y de pasada, a mí también. Miré hacia el cielo buscando la llamada ‘’Cruz del Sur’’ y decidí que tomaría esa señal para dirigirme hacia el destino. Luego, escuché sus palabras y le respondí;
-Oh, no soy nadie especial, mi lady, solo soy un caballero en busca de su camino de vuelta a París, podéis llamarme Alejandro, si deseáis. Si me permitís, subíos al caballo mientras yo lo guío, asumo que París estará hacia el sur, y si comenzamos nuestro camino ahora, y claro, no nos hemos desviado lo suficiente, podremos llegar allí, y en caso de que no lleguemos a París…bueno, saldremos a alguna otra ciudad cercana, aunque espero que eso no sea así. –Dije, comenzando a guiar el caballo hacia la dirección que indicaba (si ella se subía claro), y luego, como si nada, comencé a comentarle- ¿Cómo habéis llegado aquí, mi lady? Por vuestra herida y las pisadas asumo que lleváis bastante tiempo perdida, pues teníais un caminar errático cuando perseguí vuestro rastro. –Dije, caminando con facilidad, rompiendo de repente las ramas más alas para evitar que la mujer se golpeara con estas.
Sentir compañía y alguien con quien hablar a veces era mejor que tener el estómago lleno, a veces me gustaba olvidar la propia soledad que carcomía mi alma, todo lo que había perdido, la melancolía…a veces me gustaba olvidar por unos segundos quién era y todo lo que había pasado para enfrentar un futuro más real, y más próximo a lo que estaba viviendo, no un pasado eterno que consumía mi alma día a día.
La miré de reojo asegurándome de que fuera sana y salva con la capa tapada, y la miré con una sonrisa, para luego seguir andando hacia el frente, como si nada.
-Pues tal como usted al parecer, mi lady, he perdido el camino de regreso a París. Iba conjunto a un grupo de compañeros pero decidimos separarnos, no soy un hombre de muchos formalismos, por lo que no me gusta recibir grandes recibimientos como me han hecho aquí en Francia. Si me permitís, subíos a mi caballo, no es una buena herida la que tenéis en la pierna, y el caminar podrá infectaros la herida. –Dije, mirándola a los ojos, interesado.
Lamentaba el no tener nada más allí que mi espada para ayudar a la mujer, pero a final de cuentas era un vampiro, si me hacía heridas lo único que tenía que hacer era que se curaran solas. Luego, cuando aceptó mi capa y se la puso me llamó la atención sus palabras y pregunté;
-¿Nosotras? ¿Habéis encontrado a alguien más en este paraje? Solo vi vuestras pisadas, mi lady. Y ya veo…lleváis horas perdida. Bueno, supongo que tendremos que encontrar los caminos juntos pronto…-Dije, con un tono de voz un poco preocupado.
Bueno, la mujer no me había ayudado mucho a encontrar mi camino…pero al menos era hermosa, por lo que como buena acción del día, la ayudaría a ponerse en su camino, y de pasada, a mí también. Miré hacia el cielo buscando la llamada ‘’Cruz del Sur’’ y decidí que tomaría esa señal para dirigirme hacia el destino. Luego, escuché sus palabras y le respondí;
-Oh, no soy nadie especial, mi lady, solo soy un caballero en busca de su camino de vuelta a París, podéis llamarme Alejandro, si deseáis. Si me permitís, subíos al caballo mientras yo lo guío, asumo que París estará hacia el sur, y si comenzamos nuestro camino ahora, y claro, no nos hemos desviado lo suficiente, podremos llegar allí, y en caso de que no lleguemos a París…bueno, saldremos a alguna otra ciudad cercana, aunque espero que eso no sea así. –Dije, comenzando a guiar el caballo hacia la dirección que indicaba (si ella se subía claro), y luego, como si nada, comencé a comentarle- ¿Cómo habéis llegado aquí, mi lady? Por vuestra herida y las pisadas asumo que lleváis bastante tiempo perdida, pues teníais un caminar errático cuando perseguí vuestro rastro. –Dije, caminando con facilidad, rompiendo de repente las ramas más alas para evitar que la mujer se golpeara con estas.
Sentir compañía y alguien con quien hablar a veces era mejor que tener el estómago lleno, a veces me gustaba olvidar la propia soledad que carcomía mi alma, todo lo que había perdido, la melancolía…a veces me gustaba olvidar por unos segundos quién era y todo lo que había pasado para enfrentar un futuro más real, y más próximo a lo que estaba viviendo, no un pasado eterno que consumía mi alma día a día.
La miré de reojo asegurándome de que fuera sana y salva con la capa tapada, y la miré con una sonrisa, para luego seguir andando hacia el frente, como si nada.
Mortis, sanguinem et ignem, qui nunquam hostes euertere.
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Alejandro Máximo- Vampiro/Realeza
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Re: Perdido en el bosque [Mikhaeila]
por Mikhaeila/Dharian Sáb Nov 30, 2013 4:38 pm
~Entre tus ojos negros veo
Un alma oscura palpitar
Enrojecer por lujurias
Que la sangre ha de saciar
Buscar el amor de un alma
Cuya muerte ya pasó
Encontrar la luz del ser
Cual misterio se ocultó~
Un alma oscura palpitar
Enrojecer por lujurias
Que la sangre ha de saciar
Buscar el amor de un alma
Cuya muerte ya pasó
Encontrar la luz del ser
Cual misterio se ocultó~
El dolor se hacia cada vez mas fuerte y me sentía muy débil. “Dharian….” Pedi ayuda. No me sentí en condiciones de seguir la conversación con tan amable caballero. Pero ella no venia. “No iré, debes hacer que te saque del bosque, no estas en posición de poder defenderte, por lo que mejor te quedas junto a este caballero”. Bufé por lo bajo.
-Entiendo… Pues, mi situación no dista demasiado de la suya… Venía huyendo. Pero esos detalles son los de menos. Espero poder ayudarlo, conozco un poco la zona pero me he internado tanto en el bosque sin darme cuenta que ahora si estoy realmente perdida.- Arreglé la capa sobre mis hombros y caminé lentamente, para no forzar la pierna.
El viento me arremolinaba los cabellos y mi mente se hallaba totalmente confundida, al haber cambiado con Dharian tantas veces en una misma noche. No me sentía cómoda, habia algo que este caballero no me estaba diciendo, o prefería guardárselo para él mismo. No estaba interesada en develar sus secretos, o mas profundamente, su vida. Lo que no sabia era que todavía me faltaba mucho por conocer de este caballero tan aparentemente amable hacia con mi persona. Sonrei afablemente. ¿Sería acaso aconsejable fiarme de este hombre, tal y como decía mi otra yo? Si ella decía que si… Nunca habia fallado, al menos hasta ahora. Suspiré y caminé hacia el caballo.
-No, solo yo, pero el frio y la soledad me hace ver las cosas de otra manera…- bajé la mirada, algo avergonzada. No estaba acostumbrada a tratar con hombres de semejante carácter. No por mi pasado, el cual habia pasado sola y encerrada mucho tiempo, con mujeres que no me agradaban y hombres que no quería siquiera recordar. Tan solo pensar en eso me daba escalofríos. “Aquella noche… Era bastante similar a la de hoy” “No lo recuerdes, Mikhaeila, no ahora. Olvidate de eso. Ya pasó. Este no es el mismo viejo decrépito que instó a que yo naciera. Es totalmente otra persona” Eso me tranquilizó.- Y si, deberemos encontrar un lugar donde pasar la noche sino moriremos congelados en este invierno tan inhóspito.- Me temblaron los labios. “Qué manera tan horrible de morir…” pensé. Mi mente virgen e inocente no conocía otras maneras o no quería conocerlas.
-Alejandro… Un placer, milord. Pues vaya, usted entra a Paris y yo quería irme de allí, pero ya veo que no me fue buena la empresa-dije algo desanimada. Me subí con su ayuda al caballo, el cual negro y de cabellos sedosos, me recordaban al azabache, lustroso y bien cuidado. Me acomodé y el caballero siguió en tierra. –Muy noble de su parte...-susurré sin que me escuchara.-
Tomamos rumbo a lo que parecía ser el sur, tratando de guiarme bien por el camino, sin notar que mis pisadas ya habían desaparecido de la nieve, reemplazada por un poco de agua descongelada, haciendo que las pisadas del caballo quedasen profundamente marcadas. Aquello nos pondría en desventaja si alguien más nos estuviese siguendo, pero al volver a observar la espada en el cinto del hombre, me tranquilicé un poco más.
-Eso no es importante, lo bueno es que estoy a salvo. La herida me la hice con una rama en algún descuido caminando por el bosque y sus bajas ramas rasgaron tela y piel, causándome tamaño corte. Es algo doloroso y molesto, pero por suerte me las supe apañar- Sonrei, cabizbaja, pero él no me veía, ya que iba guiando al caballo- Llevo en el bosque desde antes de que anocheciera, pero no soy experta en bosques… Mi lugar está en casa, junto a mis padres… A la espera de que algún hombre se compadezca de mí y me tome como esposa… -susurré esto ultimo pero con un poco mas de voz, con miedo. –Cosa que veo poco probable.
Unas lagrimas salieron de mis ojos, me sentía una completa inútil, una completa estúpida.
“¿Quién me querria como esposa con mi maldición?” Dharian permanecía en silencio, observando la escena, vigilante. Sabía que si algo pasaba, ella me salvaría. Siempre lo hacía. Empecé a sollozar por lo bajo. Realmente estaba asustada, pero el haber hallado compañía logro que mis sentimientos aflorasen y tomasen posesión de mi cuerpo. Ya veía a Dharian negando, enojada. No tenía que ser tan débil, pero no podía ser mas fuerte. No era yo, no era capaz de nada. Siempre tenia que tener a alguien vigilándome, constantemente.
“no sirvo para nada….”
Mikhaeila/Dharian- Humano Clase Alta
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Re: Perdido en el bosque [Mikhaeila]
por Alejandro Máximo Sáb Nov 30, 2013 5:23 pm
La miré sorprendido al escuchar sus palabras ‘’ ¿Huyendo? ¿De quién huiría aquella hermosa joven?’’ me pregunté. No podía dejar aquel pensamiento de lado, por más que ella dijera ‘’que no importara’’ y por lo demás, siempre podíamos llegar a algún lugar, quizás no a Paris, pero tenía un largo camino aún para recorrer. La miré interesado y pregunté;
-¿Podría preguntaros de qué o quién huíais mi lady? Mi mente no puede llegar a comprender como una lady tan hermosa como vos podría llegaros a encontrarse en apuros. Si necesitáis defenderos de alguien, solo decidme, y haré que mi frío acero corte su cabeza como si se tratara de cortar una simple hoja. –Dije, con determinación.
No iba a permitir una injusticia tal en una joven tan bella, y la verdad, nunca permitía una injusticia grave, a menos que se tratara de una extrema necesidad, como cuando estaba muerto de sed de sangre y necesitaba de alguien para alimentarme, pero bueno, ese era otro tema. Luego escuché sus palabras y solté una carcajada, comentándole;
-Había escuchado que a las personas de las ardientes arenas recibían unas especies de alucinaciones por el calor, pero nunca había escuchado eso a causa del frío. ¡Tranquilizaos, mi lady! Yo me aseguraré de que para esta noche nos encontremos en París, y si eso no llega a resultar, os pagaré una habitación en el lugar que lleguemos para que podáis descansar sana y salva, y luego acompañaros a París. –Dije, con una amable sonrisa, intentando tranquilizarla.
A veces debía actuar como un caballero, y esa no sería una ocasión diferente. Me sentía feliz por la compañía de aquella mujer, que rompía la frialdad de la noche, acompañaba a mi antigua alma en su soledad eterna. Junto a ella me sentía extrañamente tranquilo, recordaba tanto esa sensación de estar con Leothir…cosa que cuando me di cuenta me sorprendió bastante, y me pregunté si eso no sería una alucinación, y me piñizqué el brazo izquierdo y al sentir el dolor y mirar a mi alrededor, observé que ella seguía allí, y suspiré tranquilo e intranquilo a la vez. Luego escuché sus palabras y la mire sorprendido;
-¿Por qué os ibais de París? Si realmente hubierais querido iros, habríais tomado el camino principal, y no el bosque…creo. –Dije con una amable sonrisa, para luego comentar- Por lo demás, no me habéis dicho vuestro nombre, mi lady. –Dije, mirándola con una sonrisa.
Ahora la historia de ella me empezaba a preocupar un poco más. ¿Por qué se estaría yendo de París? ¿Sería de algo o alguien que huía? Yo sabía que disponía de todos los recursos para ayudarla, y realmente, no me importaría desprenderme de algunos cuantos miles de francos si con eso lograba ayudar a un alma como la de aquella mujer. Luego escuché sus palabras con el tinte de tristeza, y le comenté;
-¿De qué habláis mi lady? Sois increíblemente hermosa, tenéis unos ojos celestes preciosos, claros como el cielo, un cabello que cae por vuestros hombros con hermosa forma, ¿De qué os preocupáis? Además, solo depende de vos cambiar lo que encontráis injusto e incorrecto, he visto personas en peores condiciones que vos y parecen estar más libres y feliz que usted. Y por cierto, ¡Cada frase vuestra es tremendamente importante! Si no fuera así, no os habría preguntado cómo habéis llegado aquí. Quiero asegurarme de que este bien, mi lady, o si no, no os habría ofrecido mi ayuda y compañía. Quitad esas malditas lágrimas de vuestro rostro, y mostrad una sonrisa, porque tenéis un futuro esperanzador. –Dije, con una sonrisa triste, dándome la vuelta y acercándome a ella, le quitaría la lágrima de la cara con un simple gesto de mi mano enguantada.
De cierta manera me daba muchísima pena en el alma escuchar unas palabras tan tristes de parte de aquella mujer. Me hacían tener temblores y de romper algo, intentando hacer lo que fuera por hacerla feliz. No era capaz de soportar las lágrimas de una mujer, sentía extremadamente fuerte la necesidad de ayudarla, y, aunque eso me volviera de cierta manera desesperado, creía que era algo extremadamente importante, y la ayudaría bajo cualquier costo. Sonreí mirándola y tomé de su mano por unos segundos mientras la miraba a los ojos, hasta asegurarme de que ella volviera a sonreír.
-¿Podría preguntaros de qué o quién huíais mi lady? Mi mente no puede llegar a comprender como una lady tan hermosa como vos podría llegaros a encontrarse en apuros. Si necesitáis defenderos de alguien, solo decidme, y haré que mi frío acero corte su cabeza como si se tratara de cortar una simple hoja. –Dije, con determinación.
No iba a permitir una injusticia tal en una joven tan bella, y la verdad, nunca permitía una injusticia grave, a menos que se tratara de una extrema necesidad, como cuando estaba muerto de sed de sangre y necesitaba de alguien para alimentarme, pero bueno, ese era otro tema. Luego escuché sus palabras y solté una carcajada, comentándole;
-Había escuchado que a las personas de las ardientes arenas recibían unas especies de alucinaciones por el calor, pero nunca había escuchado eso a causa del frío. ¡Tranquilizaos, mi lady! Yo me aseguraré de que para esta noche nos encontremos en París, y si eso no llega a resultar, os pagaré una habitación en el lugar que lleguemos para que podáis descansar sana y salva, y luego acompañaros a París. –Dije, con una amable sonrisa, intentando tranquilizarla.
A veces debía actuar como un caballero, y esa no sería una ocasión diferente. Me sentía feliz por la compañía de aquella mujer, que rompía la frialdad de la noche, acompañaba a mi antigua alma en su soledad eterna. Junto a ella me sentía extrañamente tranquilo, recordaba tanto esa sensación de estar con Leothir…cosa que cuando me di cuenta me sorprendió bastante, y me pregunté si eso no sería una alucinación, y me piñizqué el brazo izquierdo y al sentir el dolor y mirar a mi alrededor, observé que ella seguía allí, y suspiré tranquilo e intranquilo a la vez. Luego escuché sus palabras y la mire sorprendido;
-¿Por qué os ibais de París? Si realmente hubierais querido iros, habríais tomado el camino principal, y no el bosque…creo. –Dije con una amable sonrisa, para luego comentar- Por lo demás, no me habéis dicho vuestro nombre, mi lady. –Dije, mirándola con una sonrisa.
Ahora la historia de ella me empezaba a preocupar un poco más. ¿Por qué se estaría yendo de París? ¿Sería de algo o alguien que huía? Yo sabía que disponía de todos los recursos para ayudarla, y realmente, no me importaría desprenderme de algunos cuantos miles de francos si con eso lograba ayudar a un alma como la de aquella mujer. Luego escuché sus palabras con el tinte de tristeza, y le comenté;
-¿De qué habláis mi lady? Sois increíblemente hermosa, tenéis unos ojos celestes preciosos, claros como el cielo, un cabello que cae por vuestros hombros con hermosa forma, ¿De qué os preocupáis? Además, solo depende de vos cambiar lo que encontráis injusto e incorrecto, he visto personas en peores condiciones que vos y parecen estar más libres y feliz que usted. Y por cierto, ¡Cada frase vuestra es tremendamente importante! Si no fuera así, no os habría preguntado cómo habéis llegado aquí. Quiero asegurarme de que este bien, mi lady, o si no, no os habría ofrecido mi ayuda y compañía. Quitad esas malditas lágrimas de vuestro rostro, y mostrad una sonrisa, porque tenéis un futuro esperanzador. –Dije, con una sonrisa triste, dándome la vuelta y acercándome a ella, le quitaría la lágrima de la cara con un simple gesto de mi mano enguantada.
De cierta manera me daba muchísima pena en el alma escuchar unas palabras tan tristes de parte de aquella mujer. Me hacían tener temblores y de romper algo, intentando hacer lo que fuera por hacerla feliz. No era capaz de soportar las lágrimas de una mujer, sentía extremadamente fuerte la necesidad de ayudarla, y, aunque eso me volviera de cierta manera desesperado, creía que era algo extremadamente importante, y la ayudaría bajo cualquier costo. Sonreí mirándola y tomé de su mano por unos segundos mientras la miraba a los ojos, hasta asegurarme de que ella volviera a sonreír.
Mortis, sanguinem et ignem, qui nunquam hostes euertere.
Alejandro Máximo- Vampiro/Realeza
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