AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Remembranzas [MIKHAEILA D'ANTHRE]
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Remembranzas [MIKHAEILA D'ANTHRE]
El vampiro había salido de la mansión de su familia, como siempre, a recorrer y reconocer un poco más los terrenos y las calles de París. Aquella vez, a pesar de su renuencia común, había decidido visitar el bosque y, tomando su capa y sombrero; se encaminó con tranquilidad guiándose con su bastón. Un bastón que llevase consigo desde hacía cuatro largos años.
El viento de aquella noche había dejado de lado su fuerza, el sonido que provocaba apenas sería audible para oídos humanos mas no para Mikael, quien lograba escuchar aquél agitar de ramas de los árboles, un movimiento bastante sutil y casi imperceptible. El hombre no conocía aquél camino debido a su renuencia a visitar el lugar, por lo que su andar era cuidadoso y tranquilo.
Los enormes árboles se elevaban dispersos a lo largo de todo el lugar albergando a las criaturas durmientes a esas horas nocturnas. El hombre podía sentir las hojas caídas de los mismos ceder bajo sus pies a medida que éste avanzaba y, de forma imperceptible para los ojos del mismo, la luna en lo alto iluminaba completamente el paisaje, colándose a través de las ramas, dibujaba en el suelo formas irreconocibles.
Igual a aquél día. Aquél día en el que Mikael fue condenado a la vida eterna, una vida que él jamás eligió y que, lamentablemente, estaba obligado a aceptar. Llevando un cúmulo de recuerdos en su mente, torturada en ese momento, el vampiro se detenía en un claro del bosque en el que hubiese encontrado un lugar para descansar y así lo hizo. Un tronco de árbol caído hubo servido de asiento un minuto después.
―"Eres mío..." ―Mikael cerró los ojos y tomó aire al recordar aquella frase que le taladraría la mente por toda la eternidad ―"Me perteneces" ―habían sido las palabras que escuchase de la mujer que le había dado su actual condición. Una condición a la que al hombre le costaba bastante adaptarse todavía.
El viento de aquella noche había dejado de lado su fuerza, el sonido que provocaba apenas sería audible para oídos humanos mas no para Mikael, quien lograba escuchar aquél agitar de ramas de los árboles, un movimiento bastante sutil y casi imperceptible. El hombre no conocía aquél camino debido a su renuencia a visitar el lugar, por lo que su andar era cuidadoso y tranquilo.
Los enormes árboles se elevaban dispersos a lo largo de todo el lugar albergando a las criaturas durmientes a esas horas nocturnas. El hombre podía sentir las hojas caídas de los mismos ceder bajo sus pies a medida que éste avanzaba y, de forma imperceptible para los ojos del mismo, la luna en lo alto iluminaba completamente el paisaje, colándose a través de las ramas, dibujaba en el suelo formas irreconocibles.
Igual a aquél día. Aquél día en el que Mikael fue condenado a la vida eterna, una vida que él jamás eligió y que, lamentablemente, estaba obligado a aceptar. Llevando un cúmulo de recuerdos en su mente, torturada en ese momento, el vampiro se detenía en un claro del bosque en el que hubiese encontrado un lugar para descansar y así lo hizo. Un tronco de árbol caído hubo servido de asiento un minuto después.
―"Eres mío..." ―Mikael cerró los ojos y tomó aire al recordar aquella frase que le taladraría la mente por toda la eternidad ―"Me perteneces" ―habían sido las palabras que escuchase de la mujer que le había dado su actual condición. Una condición a la que al hombre le costaba bastante adaptarse todavía.
Alam Lestrange- Vampiro Clase Alta
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Re: Remembranzas [MIKHAEILA D'ANTHRE]
Tenía tantas ganas de salir del castillo y dar un paseo, por lo que logro convencer a su nana de que le cuidase las espaldas para así ella poder transformarse en su forma felina y largarse del castillo. El clima estaba agradable, el viento soplaba y ella iba de techo en techo liberándose. Era una sensación fantástica para ella y el que pudiera hacerlo de noche lo hacía aun mejor.
Con agilidad se dirigió al bosque, donde sabía que no habría gente paseando. Era demasiado tarde y la noche estaba oscura, para pasar el rato en la naturaleza. En la entrada del mismo se des transformó y comenzó a andar, tranquila y respirando el aire puro y nocturno de los arboles. La luna lo iluminaba todo, creaba sombras y luces, pero esto no le importaba, estaba acostumbrada a andar entre las sombras, con el viento susurrándole al oído historias pasadas, historias futuras, tiempos remotos y tiempos oscuros.
Debía de andar con cuidado y cuidarse las espaldas por los inquisidores, no debían de verla en su forma felina transformándose en humana, se recordó. Bufo. Las injusticias del mundo afectaban a cualquiera, se dijo. –Bueno, mientras tanto, aquí estaré yo, viviendo mi vida-sonrió tranquila.
A lo lejos escucho unos pasos acercarse, pero eran leves, casi flotando entre medio de las hojas otoñales, ya secas por el ciclo de vida. –Que injusta es la vida- pensó, mientras con pasos cortos y lentos avanzaba a través del bosque hacia el claro que tan bien conocía, donde siempre iba a caminar, a despejarse. Ese era su lugar secreto y nadie lo conocía. Rogaba porque esto fuera así, pero no, se asomo entre los arboles gruesos y vio a un joven muchacho, bastante apuesto, sentado en el tronco que había caído en la tormenta anterior. Tenía un bastón en mano y la mirada distante…
-Acaso… ¿Quién será?-susurró mientras se escondía detrás, algo le decía que no la había visto, pero que sabía de su presencia. Tenía una presencia particular, no era humano, de eso estaba segura. Pero algo más lo diferenciaba de los demás. Mikhaeila no se quedaría quieta, lo averiguaría.
Salió hacia el claro, desde un costado y allí pudo observarlo mejor. Sus ojos eran celestes, pero casi blanco. “oh, es ciego” se dijo para sí.
-Buenas noches, caballero…-Salió de entre las sombras. Algo le inspiraba confianza en este hombre y confiaría en su instinto. Siempre lo hacía.-que hermosa noche tenemos aquí.-Miró al cielo estrellado y la luna plateada. Esto le daba un aspecto casi milenario al joven mozo que tenía delante, casi místico. Sonrió, aunque sabía que él no podría verlo. Con pasos cortos fue acercándose cada vez más al caballero ciego.
Con agilidad se dirigió al bosque, donde sabía que no habría gente paseando. Era demasiado tarde y la noche estaba oscura, para pasar el rato en la naturaleza. En la entrada del mismo se des transformó y comenzó a andar, tranquila y respirando el aire puro y nocturno de los arboles. La luna lo iluminaba todo, creaba sombras y luces, pero esto no le importaba, estaba acostumbrada a andar entre las sombras, con el viento susurrándole al oído historias pasadas, historias futuras, tiempos remotos y tiempos oscuros.
Debía de andar con cuidado y cuidarse las espaldas por los inquisidores, no debían de verla en su forma felina transformándose en humana, se recordó. Bufo. Las injusticias del mundo afectaban a cualquiera, se dijo. –Bueno, mientras tanto, aquí estaré yo, viviendo mi vida-sonrió tranquila.
A lo lejos escucho unos pasos acercarse, pero eran leves, casi flotando entre medio de las hojas otoñales, ya secas por el ciclo de vida. –Que injusta es la vida- pensó, mientras con pasos cortos y lentos avanzaba a través del bosque hacia el claro que tan bien conocía, donde siempre iba a caminar, a despejarse. Ese era su lugar secreto y nadie lo conocía. Rogaba porque esto fuera así, pero no, se asomo entre los arboles gruesos y vio a un joven muchacho, bastante apuesto, sentado en el tronco que había caído en la tormenta anterior. Tenía un bastón en mano y la mirada distante…
-Acaso… ¿Quién será?-susurró mientras se escondía detrás, algo le decía que no la había visto, pero que sabía de su presencia. Tenía una presencia particular, no era humano, de eso estaba segura. Pero algo más lo diferenciaba de los demás. Mikhaeila no se quedaría quieta, lo averiguaría.
Salió hacia el claro, desde un costado y allí pudo observarlo mejor. Sus ojos eran celestes, pero casi blanco. “oh, es ciego” se dijo para sí.
-Buenas noches, caballero…-Salió de entre las sombras. Algo le inspiraba confianza en este hombre y confiaría en su instinto. Siempre lo hacía.-que hermosa noche tenemos aquí.-Miró al cielo estrellado y la luna plateada. Esto le daba un aspecto casi milenario al joven mozo que tenía delante, casi místico. Sonrió, aunque sabía que él no podría verlo. Con pasos cortos fue acercándose cada vez más al caballero ciego.
Mikhaeila/Dharian- Humano Clase Alta
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Re: Remembranzas [MIKHAEILA D'ANTHRE]
Lejos de su condición vampírica, Mikael disfrutaba bastante de la soledad de ciertos lugares y, a pesar de que el bosque le causara su desafortunada condición y haber aborrecido frecuentarlo un tiempo, pronto comenzó sus acostumbradas caminatas una vez más. El semblante del hombre, ahora sentado en el tronco de un árbol caído, se veía totalmente sereno, muy lejos de mostrar aquello que ocurría en el interior de su mente.
Pocos sonidos, por no decir que mínimos, eran los que invadían el lugar esa noche, los animales nocturnos salían en su búsqueda diaria de alimento, mientras que descansaban aquellos que se activaran durante el día. El vampiro simplemente sujetó su bastón con firmeza e inhaló profundo, mientras su rostro se mantenía hacia el frente con sus ojos claros incapaces de distinguir forma alguna.
Pasaron los minutos y el ambiente continuó inalterable hasta que un ruido diferente lo hizo salir de su estado distraído. Mikael inclinó un poco su cabeza hacia un lado con gesto extrañado ante lo que acababa de escuchar. Se percató de un sonido muy sutil de pasos que se acercaban, lo que provocó que cierto recuerdo tormentoso emergiera con mayor fuerza que nunca.
―No... maldición... ―mencionó afianzando su bastón con firmeza.
El vampiro, hasta ese momento, había tenido la errada idea de que se encontraría cara a cara con aquella criatura que le diese la vida eterna por la fuerza, creencia que se disipó al momento del acercamiento de alguien bastante distinto. Mikael se puso de pie ante el saludo de la desconocida, ante la cual realizó una leve inclinación como reverencia y luego se dispuso a contestar al saludo de la misma.
―Señorita, buenas noches ―mencionó intentando sentir algo en la esencia particular de la joven, pero no obtuvo ningún resultado satisfactorio ―lo es, por supuesto ―continuó ―¿se encuentra bien?
Preguntó Mikael mientras sus sentidos se encontraban alertas aún. La presencia de la joven le causaba una sensación inusual, sin embargo no sentía temor alguno sino al contrario, el vampiro permaneció inmóvil, esperando el acercamiento de la misma sosteniendo su bastón con tranquilidad.
―Supongo conoce el riesgo de internarse sola en un lugar como éste ―finalizó esperando la respuesta de aquella mujer desconocida.
Pocos sonidos, por no decir que mínimos, eran los que invadían el lugar esa noche, los animales nocturnos salían en su búsqueda diaria de alimento, mientras que descansaban aquellos que se activaran durante el día. El vampiro simplemente sujetó su bastón con firmeza e inhaló profundo, mientras su rostro se mantenía hacia el frente con sus ojos claros incapaces de distinguir forma alguna.
Pasaron los minutos y el ambiente continuó inalterable hasta que un ruido diferente lo hizo salir de su estado distraído. Mikael inclinó un poco su cabeza hacia un lado con gesto extrañado ante lo que acababa de escuchar. Se percató de un sonido muy sutil de pasos que se acercaban, lo que provocó que cierto recuerdo tormentoso emergiera con mayor fuerza que nunca.
―No... maldición... ―mencionó afianzando su bastón con firmeza.
El vampiro, hasta ese momento, había tenido la errada idea de que se encontraría cara a cara con aquella criatura que le diese la vida eterna por la fuerza, creencia que se disipó al momento del acercamiento de alguien bastante distinto. Mikael se puso de pie ante el saludo de la desconocida, ante la cual realizó una leve inclinación como reverencia y luego se dispuso a contestar al saludo de la misma.
―Señorita, buenas noches ―mencionó intentando sentir algo en la esencia particular de la joven, pero no obtuvo ningún resultado satisfactorio ―lo es, por supuesto ―continuó ―¿se encuentra bien?
Preguntó Mikael mientras sus sentidos se encontraban alertas aún. La presencia de la joven le causaba una sensación inusual, sin embargo no sentía temor alguno sino al contrario, el vampiro permaneció inmóvil, esperando el acercamiento de la misma sosteniendo su bastón con tranquilidad.
―Supongo conoce el riesgo de internarse sola en un lugar como éste ―finalizó esperando la respuesta de aquella mujer desconocida.
Alam Lestrange- Vampiro Clase Alta
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Re: Remembranzas [MIKHAEILA D'ANTHRE]
La noche estaba tranquila, pero sentía el ambiente cargado de sentimientos encontrados de parte del caballero, supuso que lo había asustado. Dejo escapar un suspiro dulce y sonrio, sabía que aunque sea esto el podría sentir y bajar la guardia.
-Disculpe, no quería molestarlo, milord. Es que no esperaba a nadie por estos lares. Usualmente vengo sola y no acostumbro a estar acompañada a estas horas de la noche.- Se acercó unos cuantos pasos más, acomodando sus faldas. –Sí, lo estoy, no os preocupéis.
-Por favor, no os alarméis, no os haré daño, solo buscaba un poco de tranquilidad en el bosque, pues si, conozco los peligros, no soy ninguna insulsa. Se defenderme, no me crea una mujer indefensa, joven caballero. –Se arregló el cabello hacia la espalda y se paró frente al joven.- Por favor, siéntese. Lo observé desde los arboles y sinceramente ud. no me ha causado ninguna mala impresión. Sin embargo, me gustaría preguntarle a ud. que hace por aquí, siendo que es tan solitario este paraje. – dije con tono dulce y sincero. El viento jugaba con las hojas caídas y con las telas de mis vestiduras, haciendo una especie de música bastante sutil entre ambos personajes.
Puso su mano sobre el brazo del hombre con sutileza, tratando de tranquilizarlo, se dio cuenta de que el bastón era fielmente sujetado, era su única arma y guía, después de todo.
-que bello bastón, milord. Es algo bastante simple pero de varios usos, ¿no lo cree?- La luna iluminaba todo con su tenue luz blanca, los ojos del hombre sin embargo eran opacos. Lo miró directamente a los ojos y a pesar de la ceguera pudo ver su alma inquieta.
Se acomodo las faldas y fue a sentarse en el tronco donde anteriormente este estaba sentado. –¿Os gustaría algo de compañía? Al fin y al cabo estamos ambos solos y tan solo queremos paz. Digamos que las cosas se dieron así, e intuyo que ni ud. ni yo queremos largarnos de este lugar tan pacifico y apartado de la sociedad. Permítame presentarme, por favor. Mi nombre es Mikhaeila D’anthre.
El caballero no la miraba, pero no porque no quería, sino porque no podía. Y esto la llenaba de dulzura y ternuras.
-Disculpe, no quería molestarlo, milord. Es que no esperaba a nadie por estos lares. Usualmente vengo sola y no acostumbro a estar acompañada a estas horas de la noche.- Se acercó unos cuantos pasos más, acomodando sus faldas. –Sí, lo estoy, no os preocupéis.
-Por favor, no os alarméis, no os haré daño, solo buscaba un poco de tranquilidad en el bosque, pues si, conozco los peligros, no soy ninguna insulsa. Se defenderme, no me crea una mujer indefensa, joven caballero. –Se arregló el cabello hacia la espalda y se paró frente al joven.- Por favor, siéntese. Lo observé desde los arboles y sinceramente ud. no me ha causado ninguna mala impresión. Sin embargo, me gustaría preguntarle a ud. que hace por aquí, siendo que es tan solitario este paraje. – dije con tono dulce y sincero. El viento jugaba con las hojas caídas y con las telas de mis vestiduras, haciendo una especie de música bastante sutil entre ambos personajes.
Puso su mano sobre el brazo del hombre con sutileza, tratando de tranquilizarlo, se dio cuenta de que el bastón era fielmente sujetado, era su única arma y guía, después de todo.
-que bello bastón, milord. Es algo bastante simple pero de varios usos, ¿no lo cree?- La luna iluminaba todo con su tenue luz blanca, los ojos del hombre sin embargo eran opacos. Lo miró directamente a los ojos y a pesar de la ceguera pudo ver su alma inquieta.
Se acomodo las faldas y fue a sentarse en el tronco donde anteriormente este estaba sentado. –¿Os gustaría algo de compañía? Al fin y al cabo estamos ambos solos y tan solo queremos paz. Digamos que las cosas se dieron así, e intuyo que ni ud. ni yo queremos largarnos de este lugar tan pacifico y apartado de la sociedad. Permítame presentarme, por favor. Mi nombre es Mikhaeila D’anthre.
El caballero no la miraba, pero no porque no quería, sino porque no podía. Y esto la llenaba de dulzura y ternuras.
Mikhaeila/Dharian- Humano Clase Alta
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Re: Remembranzas [MIKHAEILA D'ANTHRE]
El vampiro prestó atención a las palabras expresadas por la joven, su bastón aún era sostenido entre sus manos, las cuales le presionaban con cierta fuerza. Habían pasado pocos segundos, afortunadamente, para descubrir con alivio que no era necesario permanecer a la defensiva, ya que aquella dama desconocida le daba una cierta sensación de confianza.
―Pierda cuidado, señorita ―respondió a las mismas luego de que la joven hubo terminado ―realmente no ha molestado, confieso que me ha parecido un agradable encuentro.
Mikael permanecía escuchando con atención cada uno de los sonidos a su alrededor, lo cual lograba darle bastante información de aquello que se desarrollaba a su alrededor. El sonido del viento que chocaba contra las ramas de los árboles, el cual actuaba también sobre el vestido de la joven y de la suya propia logrando despeinar un poco sus cabellos también.
―Me alegra saber que se encuentra bien ―el vampiro asiente de forma sutil y luego da una profunda inspiración antes de continuar ―¿Capaz de defenderse? ¿De los fuertes peligros que rondan a este lugar solitario? Debo admitir que tal mención me ha dejado asombrado, pero complacido al saber que no se encontrará en dificultades con facilidad.
El vampiro tomó asiento una vez más, esta vez al lado de la joven quien le hiciese una grata compañía. Las manos que segundos antes permanecían aprisionando el extremo del bastón con fuerza, se habían relajado bastante ya, para posteriormente sufrir un sobresalto al sentir el tacto de la mano de aquella joven recién llegada. Recién llegada de la cual pudiese advertir una esencia diferente.
―Será un placer disfrutar de su compañía, señorita ―respondió el vampiro ante la pregunta de la joven segundos atrás, luego levantó el bastón al escuchar a la misma referirse a él ―le agradezco. Y así es, joven dama. Algo de protección y guía ―afirmó el vampiro incapaz de conocer la expresión de la misma, luego continuó la conversación ―también acostumbro caminar a solas por las noches... ―confesó.
Mikael permanecía tranquilo al lado de aquella agradable joven, experimentando aquella extraña sensación desde que la misma decidiera acercarse a él. Un lento parpadeo de aquellos ojos claros envueltos en la eterna oscuridad precedió a la sonrisa apenas visible que dibujaron sus labios.
― Es un verdadero honor conocerle Mikhaeila. Mikael Boulanger a sus órdenes ―se presentó con cortesía ―admito que la curiosidad en cuanto al porqué de sus paseos nocturnos en solitario me consume, señorita Mikhaeila. Lamento invadir éste su espacio privado, por cierto ―se disculpó el vampiro finalmente.
―Pierda cuidado, señorita ―respondió a las mismas luego de que la joven hubo terminado ―realmente no ha molestado, confieso que me ha parecido un agradable encuentro.
Mikael permanecía escuchando con atención cada uno de los sonidos a su alrededor, lo cual lograba darle bastante información de aquello que se desarrollaba a su alrededor. El sonido del viento que chocaba contra las ramas de los árboles, el cual actuaba también sobre el vestido de la joven y de la suya propia logrando despeinar un poco sus cabellos también.
―Me alegra saber que se encuentra bien ―el vampiro asiente de forma sutil y luego da una profunda inspiración antes de continuar ―¿Capaz de defenderse? ¿De los fuertes peligros que rondan a este lugar solitario? Debo admitir que tal mención me ha dejado asombrado, pero complacido al saber que no se encontrará en dificultades con facilidad.
El vampiro tomó asiento una vez más, esta vez al lado de la joven quien le hiciese una grata compañía. Las manos que segundos antes permanecían aprisionando el extremo del bastón con fuerza, se habían relajado bastante ya, para posteriormente sufrir un sobresalto al sentir el tacto de la mano de aquella joven recién llegada. Recién llegada de la cual pudiese advertir una esencia diferente.
―Será un placer disfrutar de su compañía, señorita ―respondió el vampiro ante la pregunta de la joven segundos atrás, luego levantó el bastón al escuchar a la misma referirse a él ―le agradezco. Y así es, joven dama. Algo de protección y guía ―afirmó el vampiro incapaz de conocer la expresión de la misma, luego continuó la conversación ―también acostumbro caminar a solas por las noches... ―confesó.
Mikael permanecía tranquilo al lado de aquella agradable joven, experimentando aquella extraña sensación desde que la misma decidiera acercarse a él. Un lento parpadeo de aquellos ojos claros envueltos en la eterna oscuridad precedió a la sonrisa apenas visible que dibujaron sus labios.
― Es un verdadero honor conocerle Mikhaeila. Mikael Boulanger a sus órdenes ―se presentó con cortesía ―admito que la curiosidad en cuanto al porqué de sus paseos nocturnos en solitario me consume, señorita Mikhaeila. Lamento invadir éste su espacio privado, por cierto ―se disculpó el vampiro finalmente.
Alam Lestrange- Vampiro Clase Alta
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Re: Remembranzas [MIKHAEILA D'ANTHRE]
Sentí el sobresalto del caballero apenas lo toqué en el brazo, por lo que lentamente retiré mi mano, volviendo a sonreír, viendo como se relajaba de nuevo.
-Me alegra haber encontrado a alguien que comparta mis mismos ideales y costumbres, caballero.- sonreí tranquilamente.- mas en una noche tan bella como esta- miré el cielo y solté un pequeño suspiro.
El viento jugaba con mis telas, despeinaba mi cabello y movía el traje del hombre que estaba sentado a mi lado, haciendo que esta escena pareciese irreal. Vi algunas luciérnagas rodearnos y lo miré. “que pena que no pueda ver la belleza que lo rodea, Monsieur” mis pensamientos me entristecían más y más.
Escuché su nombre y no pude recordar de donde lo había escuchado, pero asentí, complacida.
-Sir Boulager, entonces…. Pues es simple… Disiparme y olvidarme del mundo, ser libre. La noche me da la libertad que requiero, mis pulmones se oxigenan, mi mente logra despejarse de todo dilema que la aqueja. Solo busco dilucidarme. He ahí mi respuesta, tan clara como el agua, tan simple como una brisa.
Su disculpa me consumió.-No tiene que disculparse, Mikael, este lugar no es solo mío, este claro es propiedad del mundo, pero no es ciertamente mío. Me gusta compartirlo, si he de serle sincera, Monsieur. Me gusta pensar que no soy la única que lo usa, que no soy la única que pasea por sus bosques de forma libre y tranquila. Dígame, entonces, ¿que lo trae por estos lares? Lo he visto algo nervioso ante mi llegada- Mi mano reposaba a su lado, apenas rozando sus trajes.
Lo miré y observé su reacción. Era fácil para mí adivinar los pensamientos ocultos y secretos de los demás, me era fácil leer sus rostros, sus ojos, sus almas…
-¿Acaso esperaba la llegada de alguien más?- mi tono sonaba algo preocupado- Acaso... ¿Os he asustado de veras? Disculpe, no era mi intención- mi voz se había hecho más aguda por segundos, pero pronto recuperé la compostura.”¿Qué estará pensando ahora?”
Una libélula pasó enfrente del caballero y este ni se inmuto.
-entonces dígame, Mikael… ¿Disfruta de la soledad siempre que puede, o prefiere la compañía? –Cualquier cosa por sacar un tema de conversación, pero era algo que realmente me intrigaba. Parecía ser un caballero bien dispuesto a cualquier dama, quizá hasta estuviera interesado en alguna dama de las altas esferas, pero había algo distinto en el, algo que por más que indagara con la mirada no podía adivinar.
La noche seguía avanzando, pero parecía detenerse a la vez, podía ver una infinidad de mundos, infinidad de historias no contadas en sus ojos. Eternidades y vidas pasadas y sin salir a la luz. Era algo realmente interesante.
Jugué con la tela de mi vestido y lo miré mientras me hablaba, pacíficamente.
-Me alegra haber encontrado a alguien que comparta mis mismos ideales y costumbres, caballero.- sonreí tranquilamente.- mas en una noche tan bella como esta- miré el cielo y solté un pequeño suspiro.
El viento jugaba con mis telas, despeinaba mi cabello y movía el traje del hombre que estaba sentado a mi lado, haciendo que esta escena pareciese irreal. Vi algunas luciérnagas rodearnos y lo miré. “que pena que no pueda ver la belleza que lo rodea, Monsieur” mis pensamientos me entristecían más y más.
Escuché su nombre y no pude recordar de donde lo había escuchado, pero asentí, complacida.
-Sir Boulager, entonces…. Pues es simple… Disiparme y olvidarme del mundo, ser libre. La noche me da la libertad que requiero, mis pulmones se oxigenan, mi mente logra despejarse de todo dilema que la aqueja. Solo busco dilucidarme. He ahí mi respuesta, tan clara como el agua, tan simple como una brisa.
Su disculpa me consumió.-No tiene que disculparse, Mikael, este lugar no es solo mío, este claro es propiedad del mundo, pero no es ciertamente mío. Me gusta compartirlo, si he de serle sincera, Monsieur. Me gusta pensar que no soy la única que lo usa, que no soy la única que pasea por sus bosques de forma libre y tranquila. Dígame, entonces, ¿que lo trae por estos lares? Lo he visto algo nervioso ante mi llegada- Mi mano reposaba a su lado, apenas rozando sus trajes.
Lo miré y observé su reacción. Era fácil para mí adivinar los pensamientos ocultos y secretos de los demás, me era fácil leer sus rostros, sus ojos, sus almas…
-¿Acaso esperaba la llegada de alguien más?- mi tono sonaba algo preocupado- Acaso... ¿Os he asustado de veras? Disculpe, no era mi intención- mi voz se había hecho más aguda por segundos, pero pronto recuperé la compostura.”¿Qué estará pensando ahora?”
Una libélula pasó enfrente del caballero y este ni se inmuto.
-entonces dígame, Mikael… ¿Disfruta de la soledad siempre que puede, o prefiere la compañía? –Cualquier cosa por sacar un tema de conversación, pero era algo que realmente me intrigaba. Parecía ser un caballero bien dispuesto a cualquier dama, quizá hasta estuviera interesado en alguna dama de las altas esferas, pero había algo distinto en el, algo que por más que indagara con la mirada no podía adivinar.
La noche seguía avanzando, pero parecía detenerse a la vez, podía ver una infinidad de mundos, infinidad de historias no contadas en sus ojos. Eternidades y vidas pasadas y sin salir a la luz. Era algo realmente interesante.
Jugué con la tela de mi vestido y lo miré mientras me hablaba, pacíficamente.
Mikhaeila/Dharian- Humano Clase Alta
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Re: Remembranzas [MIKHAEILA D'ANTHRE]
Era curioso ante la forma de ver del vampiro cómo las personas, en su afán por una interacción más cercana, establecían contacto directo de forma física. Aquella mano que, para él fuese una razón de sobresalto y sensación de extrañeza al sentirla, significase para la joven una manera de mostrarse amigable. Esa mano que fuese retirada al presentir la reacción de Mikael.
―También para mí es totalmente satisfactorio, señorita ―responde el ser oscuro a las palabras de la misma ―es usted muy gentil ―finaliza mientras permanece a la escucha de aquello que le rodeaba, estando envuelto en aquél paisaje natural.
Para Mikael era verdaderamente agradable la sensación del viento contra su rostro, aquella frescura que le hacía experimentar la vida que, lamentablemente, le había sido arrebatada sin compasión. Aquellos paseos en soledad eran capaces, de forma casi mágica, de proporcionar una paz mental increíble. Una paz que no se había deshecho con la llegada la aquella jovencita en ese momento.
―Me alegra bastante saberlo... ya que mi intención, señorita ―continúa luego de permitirle hablar a la joven ―es bastante similar a la suya. La soledad y la quietud de estos lugares producen una sensación de paz... una sensación que me es imposible conseguir estando en otro lugar que no se encuentre totalmente aislado, y libre de aquél bullicio cada vez más creciente además...
El vampiro se mantenía sentado en su sitio todavía, sostenía el bastón entre sus manos mientras daba una profunda inhalación, para expulsar el aire que llenaba sus pulmones después. Ponía atención a las palabras de la joven y, en un par de ocasiones, una sonrisa apenas evidente se dibujaba en sus labios.
―Señorita ―dijo de pronto en respuesta a su pregunta de repente ―Mikhaeila, no... en realidad no esperaba que nadie se presentase. El motivo de mi sobresalto ha sido a causa del recuerdo de un suceso acontecido hace pocos años ―confesó el ser nocturno ―y como podrá imaginar, se mantiene bastante reciente en el interior de mi mente.
Aquella escena sería difícil de borrar de la mente del vampiro quien, siendo dominado a pesar de su evidente resistencia física, había terminado por convertirse en lo que ahora era, un ser que atacase para sobrevivir al saciarse con la sangre de los mismos. Esa necesidad era, para el vampiro que no aceptase su condición todavía, verdaderamente fuera de su comprensión y aceptación...
―Tal vez señorita... luego de mis anteriores palabras, pueda usted darse cuenta de que sí, disfruto bastante de mis momentos en soledad ―afirmó ―mas sin embargo, también me es agradable compartir momentos al lado de una agradable compañía ―finalizó Mikael, percatándose de los sonidos a causa de cada uno de los movimientos de la joven desconocida.
―También para mí es totalmente satisfactorio, señorita ―responde el ser oscuro a las palabras de la misma ―es usted muy gentil ―finaliza mientras permanece a la escucha de aquello que le rodeaba, estando envuelto en aquél paisaje natural.
Para Mikael era verdaderamente agradable la sensación del viento contra su rostro, aquella frescura que le hacía experimentar la vida que, lamentablemente, le había sido arrebatada sin compasión. Aquellos paseos en soledad eran capaces, de forma casi mágica, de proporcionar una paz mental increíble. Una paz que no se había deshecho con la llegada la aquella jovencita en ese momento.
―Me alegra bastante saberlo... ya que mi intención, señorita ―continúa luego de permitirle hablar a la joven ―es bastante similar a la suya. La soledad y la quietud de estos lugares producen una sensación de paz... una sensación que me es imposible conseguir estando en otro lugar que no se encuentre totalmente aislado, y libre de aquél bullicio cada vez más creciente además...
El vampiro se mantenía sentado en su sitio todavía, sostenía el bastón entre sus manos mientras daba una profunda inhalación, para expulsar el aire que llenaba sus pulmones después. Ponía atención a las palabras de la joven y, en un par de ocasiones, una sonrisa apenas evidente se dibujaba en sus labios.
―Señorita ―dijo de pronto en respuesta a su pregunta de repente ―Mikhaeila, no... en realidad no esperaba que nadie se presentase. El motivo de mi sobresalto ha sido a causa del recuerdo de un suceso acontecido hace pocos años ―confesó el ser nocturno ―y como podrá imaginar, se mantiene bastante reciente en el interior de mi mente.
Aquella escena sería difícil de borrar de la mente del vampiro quien, siendo dominado a pesar de su evidente resistencia física, había terminado por convertirse en lo que ahora era, un ser que atacase para sobrevivir al saciarse con la sangre de los mismos. Esa necesidad era, para el vampiro que no aceptase su condición todavía, verdaderamente fuera de su comprensión y aceptación...
―Tal vez señorita... luego de mis anteriores palabras, pueda usted darse cuenta de que sí, disfruto bastante de mis momentos en soledad ―afirmó ―mas sin embargo, también me es agradable compartir momentos al lado de una agradable compañía ―finalizó Mikael, percatándose de los sonidos a causa de cada uno de los movimientos de la joven desconocida.
Alam Lestrange- Vampiro Clase Alta
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Re: Remembranzas [MIKHAEILA D'ANTHRE]
No tenía ganas de arruinar el ruedo de mi vestido, pero ahí estaba, jugando por el mismo, prestando atención a las palabras de Mikael, abstracta en su suave tono de voz y en sus tan intensas palabras. Quizá no lo fueran, pero me sonaban así ya que era conocedora de aquel pequeño desperfecto en su persona. “Pero aun así sin ese toque humanizarte, parece incluso más humano que muchos de los que conozco”
-Si lo soy es porque el mundo me ha dado la oportunidad de serlo. Y sinceramente, he de agregar que Ud. también lo es, al permitirme estar aquí sin perturbar su paz, pues es cierto. No en otros lugares podemos encontrar semejante quietud y libertad, ni la paz que estos bellos parajes nos otorgan.
El viento ululaba al son del paso de la oscura noche, pero esto nos traía sin ningún cuidado a ninguno de los dos. Estábamos perfectamente bien así. Sentía la brisa fresca y húmeda de la noche enfriar mis pómulos, mas no dije nada. No quería preocupar al caballero.
-¿Con que algo lo preocupa? Bien es libre Ud. de contármelo y dejar que esto salga a la luz y relaje su mente, o guardárselo para Ud. mismo. No pondré objeción alguna, pero he de admitir que me gustaría escuchar alguna historia, no importa el contexto.
Mi mente era muy curiosa, y gustaba de escuchar las historias de aquellos que la habían vivido en carne propia, como también leerlas. Siempre era de su agrado conocer nuevos hechos por menos irrelevantes que fueran a su historia. Le ayudaban a dar cierta perspectiva de la persona que tenía enfrente y a fundamentar sus propias conclusiones.
Asentí y esbocé una pequeña sonrisa, aunque el caballero no pudiese verlo. Puse mi mano sobre su brazo de forma lenta y consiente, para que el caballero sintiera como me transmitía sus propias emociones.
-Lo escucho, Mikael…-dije en un pequeño susurro.
Estaba mentalmente preparada para cualquier historia que este joven caballero me relatase, moría de curiosidad; no en vano ciertos hombres se destacaban por la soledad y quizá algo de amargura. No distinguía bien el tono de su voz, no entendía lo suficiente de su historia para comprenderlo a fondo y poder indagar en su alma, sentía como que hubiese un velo blanco entre este hombre y el mundo real.
-Si lo soy es porque el mundo me ha dado la oportunidad de serlo. Y sinceramente, he de agregar que Ud. también lo es, al permitirme estar aquí sin perturbar su paz, pues es cierto. No en otros lugares podemos encontrar semejante quietud y libertad, ni la paz que estos bellos parajes nos otorgan.
El viento ululaba al son del paso de la oscura noche, pero esto nos traía sin ningún cuidado a ninguno de los dos. Estábamos perfectamente bien así. Sentía la brisa fresca y húmeda de la noche enfriar mis pómulos, mas no dije nada. No quería preocupar al caballero.
-¿Con que algo lo preocupa? Bien es libre Ud. de contármelo y dejar que esto salga a la luz y relaje su mente, o guardárselo para Ud. mismo. No pondré objeción alguna, pero he de admitir que me gustaría escuchar alguna historia, no importa el contexto.
Mi mente era muy curiosa, y gustaba de escuchar las historias de aquellos que la habían vivido en carne propia, como también leerlas. Siempre era de su agrado conocer nuevos hechos por menos irrelevantes que fueran a su historia. Le ayudaban a dar cierta perspectiva de la persona que tenía enfrente y a fundamentar sus propias conclusiones.
Asentí y esbocé una pequeña sonrisa, aunque el caballero no pudiese verlo. Puse mi mano sobre su brazo de forma lenta y consiente, para que el caballero sintiera como me transmitía sus propias emociones.
-Lo escucho, Mikael…-dije en un pequeño susurro.
Estaba mentalmente preparada para cualquier historia que este joven caballero me relatase, moría de curiosidad; no en vano ciertos hombres se destacaban por la soledad y quizá algo de amargura. No distinguía bien el tono de su voz, no entendía lo suficiente de su historia para comprenderlo a fondo y poder indagar en su alma, sentía como que hubiese un velo blanco entre este hombre y el mundo real.
Mikhaeila/Dharian- Humano Clase Alta
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Re: Remembranzas [MIKHAEILA D'ANTHRE]
La sensación experimentada por la compañía de aquella joven casi desconocida era bastante extraña para aquél vampiro quien acostumbrase a disfrutar los momentos de soledad. Ahora, mientras el viento continuaba soplando y sacudiendo las telas del los atuendos de ambos produciendo un sonido peculiar, el vampiro escuchó con atención a aquella que, lejos de experimentar temor, se había acercado con curiosidad.
―En ese caso, señorita, es una verdadera alegría el que la vida le haya dado tal oportunidad, ya que no suele ser tan benévola hoy en día con la gente en ese sentido ―menciona con seriedad, calla un momento para luego continuar ―y agradezco bastante el halago hacia mi persona también.
De pronto aquellos pensamientos que irrumpieran en su mente habían quedado en segundo término en ese momento. Si bien era cierto que la soledad era capaz de ayudar a una mayor claridad de pensamiento, la compañía hacía lo suyo disminuyendo su capacidad de lastimar y lo confirmaba ahí, bajo la luz de la luna que iluminaba las siluetas de ambos dejando las sombras dibujadas sobre el suelo.
―Señorita ¿Me escucharía usted? ―preguntó el vampiro de pronto, sintiendo extrañeza ante las palabras de la joven ―es bastante ordinaria la historia que pocas veces he tenido la intención y ocasión de contar... ―hizo una pausa posteriormente, dio una honda inhalación y luego continuó ―no es más que el recuerdo de mi reciente transformación, aquella que me fuese impuesta en contra de mi voluntad...
Mikael se sorprendió un poco posteriormente al sentir el contacto de la joven, cuando su mano se posara sobre su brazo con suavidad. Un lento parpadeo precedió a la sonrisa casi imperceptible que dibujaron sus labios, para posteriormente relajarse y dejarse llevar por aquél momento lleno de paz y tranquilidad como no experimentase en compañía de nadie desde hacía mucho tiempo atras.
―En ese caso, señorita, es una verdadera alegría el que la vida le haya dado tal oportunidad, ya que no suele ser tan benévola hoy en día con la gente en ese sentido ―menciona con seriedad, calla un momento para luego continuar ―y agradezco bastante el halago hacia mi persona también.
De pronto aquellos pensamientos que irrumpieran en su mente habían quedado en segundo término en ese momento. Si bien era cierto que la soledad era capaz de ayudar a una mayor claridad de pensamiento, la compañía hacía lo suyo disminuyendo su capacidad de lastimar y lo confirmaba ahí, bajo la luz de la luna que iluminaba las siluetas de ambos dejando las sombras dibujadas sobre el suelo.
―Señorita ¿Me escucharía usted? ―preguntó el vampiro de pronto, sintiendo extrañeza ante las palabras de la joven ―es bastante ordinaria la historia que pocas veces he tenido la intención y ocasión de contar... ―hizo una pausa posteriormente, dio una honda inhalación y luego continuó ―no es más que el recuerdo de mi reciente transformación, aquella que me fuese impuesta en contra de mi voluntad...
Mikael se sorprendió un poco posteriormente al sentir el contacto de la joven, cuando su mano se posara sobre su brazo con suavidad. Un lento parpadeo precedió a la sonrisa casi imperceptible que dibujaron sus labios, para posteriormente relajarse y dejarse llevar por aquél momento lleno de paz y tranquilidad como no experimentase en compañía de nadie desde hacía mucho tiempo atras.
Alam Lestrange- Vampiro Clase Alta
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