Ah...¿Hay que pagar? (Alejandro Máximo)

Luego de haber visto la mierda de jardín la noche anterior, como oficial y duque del Sacro Santo Imperio Romano, me había llegado una invitación a la famosa opera local. Lamentaba un poco el hecho de que tantas personas supieran de mi presencia, pues cada vez que me veían con mi séquito decían ‘’Oh, miren, el Duque Alejandro’’ y blablablá. Tantas personas hablando eran molestas, sobre todo, cuando me hablaban de nimiedades como sus hijos y políticas, joder, llevaba viviendo cerca de ocho siglos y la gente seguía hablando de las mismas mierdas por los últimos siglos.

Lo bueno, era la música. La música siempre cambiaba, siempre. Desde que yo nací hace tantos siglos atrás, existían solo los cantos de la Iglesia, en mis viajes junto a mi maestro Kael había aprendido de los famosos cánticos bárbaros, que eran lejos los que más me habían gustado en su época, y ahora, hace poco, habían salido cada vez mejores expertos musicales. Ahora, existía algo a lo que llamaban, la opera.

La primera vez que la había escuchado me había sorprendido, pues era algo difícil de captar, incluso para un vampiro, pero con el tiempo, me había dado cuenta de su importante belleza y armonía. Era sorprendente el cómo los músicos hacían que cada uno de los instrumentos fuera acorde conjunto al resto, entregando imágenes y cosas sorprendentes. Cada canción tenía un sentimiento o un quehacer distinto, los cantos vikingos imponían a la guerra, los cantos gregorianos invocaban a la santidad, pero la opera…la opera llamaba a tantas cosas al mismo tiempo que costaba muchísimo entenderla.

A veces, tomaba ritmos salvajes, demostrando un mundo lleno de primavera, de salvajismo, de animales…era como estar por las estepas libre, sin ninguna ciudad y atadura, más que el caballo y el yo mismo. Otras veces, era tan triste como la noche más lluviosa y más oscura, demostrando aquellos corazones rotos que poblaban los corazones de tantas personas…a veces incluso era capaz de resurgirse y formarse a sí misma en un conjunto de variaciones musicales fuertes y graves en un llamado de la guerra, fortaleciendo mi guerra y recordándome el cómo combatir a cada momento. Era hermoso, era lo único que me permitía recordar el hermoso cielo de una mañana…

Todos estos pensamientos me acompañaban mientras caminaba seguido por cuatro de mis guardias, en una pequeña procesión, mientras yo iba al frente. Llevaba un traje de oficial negro junto a una capa negra cubriéndome las espaldas, sin la capucha, mientras que el resto de mis acompañantes llevaban las vestiduras de soldados de élite. El lugar no quedaba muy lejos del hotel, por lo que nos habíamos decidido a caminar tomando un pequeño atajo por la calle lateral del lugar. Me sorprendí un poco al llegar como una mujer muy hermosa era echada de aquél lugar de una forma tan brusca, y con mi agudo oído, escuche sus palabras. Acercándome hasta ella en silencio, la miré desde arriba y le ofrecí mi mano enguantada en cuero negro;

-Mi lady, ninguna mujer debería ser tratada como usted, y menos por un querer tan noble. Si me permitís ayudaros, os ofreceré acompañarme a esta ópera, pues ningún ser humano merece perder tal belleza. –Dije, con una sonrisa, mirando a la joven que se encontraba en el piso.

Realmente me había dado pena el ver como una mujer tan guapa se encontraba en una situación como esa, y sobre todo, en general, me molestaba bastante la pobreza y la malversación de fondos a niveles de macro países. En lo que había estudiado a lo largo de mi larga vida, había encontrado formas eficaces de hacer que las personas que trabajaran para mí en mi ducado todas fueran de clase media, y eso había provocado que mi ducado fuera muy conocido por todos y por la ‘’benevolencia’’ del Lord, algo que ciertamente me enorgullecía bastante. Miré a la mujer con una sonrisa y esperé su respuesta.

Cuando noté que la mujer se empezaba a demorar en responder miré a mis compañeros rascándome la barbilla, como preguntándome ¿Qué le paso? ¿Se habrá muerto?, de hecho, mis compañeros me miraban con cara de casi ‘’ ¿Qué? ¿La confundiste?’’ a lo que a sus miradas acusadoras me encogí de hombros, hasta que la mujer comenzó a hablar.

Solté una carcajada ante sus palabras y una gran sonrisa iluminó mi rostro. Me agradaba el hecho de ver que alguien aún tenía un espíritu fuerte, aún en esas condiciones. Sonreí ante la tenacidad de la mujer, y mirándola a los ojos, le respondí;

-La música es un placer que todos debemos apreciar, y debería estar libre para todos nosotros, mi lady. Lamento escuchar que tengáis que pasar algo así, pues en Alemania esto se controla más, sobre todo para bellas almas como la vuestra, mi lady. Acompañadme, pues, mi lady, a escuchar esta preciosa opera. –Dije, ofreciéndole el brazo.

Me gustaba el encontrar alguien así luchando por lo que quería. Quizás luego de eso le regalaría algunos francos para que pudiera comer o algo así, pues realmente me había conmovido. Yo sabía que una vez que llegáramos al lugar nos mirarían extrañados, pero los guardias del teatro, al ver nuestras insignias, se moverían a los lados, haciéndonos pasar, y de hecho, uno se acercó al frente de nosotros y dijo ‘’Duque Alejandro, es un honor para con nosotros el tenerlo aquí de visita, por favor, pase a uno de los balcones principales, donde tendréis puestos para vuestros compañeros…y vuestra acompañante’’ con cierto tinte de repugnancia en la voz, pero eliminándolo casi de inmediato ante la mirada de él.

Subiría hacia allí acompañado de la mujer hasta ofrecerle un asiento y sentarse al lado de ella, observando todos los instrumentos que allí se encontraban, y ya apareciendo algunos músicos que estaban afinando estos mismos. Miraría a la mujer y le preguntaría;

-Pues bien, mi lady, ¿Quién es el honor de hacerme compañía esta noche tan oscura? –Dije, con una amable sonrisa, mirándola de reojo.

Intentaría no hablar mucho con ella, pues no era la primera vez que pasaba algo así, de hecho, aún recordaba la vez que me había encontrado con una mujer así y ella había huido simplemente porque no se esperaba ese actuar de mi parte. Al menos, ella, además de haberse quedado ‘’estática’’ unos minutos, había aceptado la invitación, cosa que me había hecho bastante feliz. La miré con una sonrisa encantadora esperando su respuesta.

Escuché las palabras de la mujer con una agradable sonrisa, de hecho, reparé en el hecho de como observaba el lugar emocionada. Era emocionante para una vieja alma como la mía hacer feliz a alguien, incluso con un gesto tan simple. A veces la vida de un vampiro siempre se veía marcada bajo muerte, mucha muerte…y luego solo quedaba el silencio. Un silencio vacío, sin alma, sin nada. Todo tarde o temprano se lo llevaba la muerte, y el no sería la excepción…si esta no lo había hecho ya. Miró a la mujer con una sonrisa y le respondió con una mirada triste;

-Siempre es para mí un honor ayudar a las personas, y sobre todo, si esto las hace tan feliz. Llamadme Nocturne, por favor, mi lady, prefiero dejar mi nombre solo para formalismos, cosa que vos no necesitáis conmigo. –Dije, mirándola.

Mis palabras eran ciertas. A lo largo había juntado tanto dinero que bueno…me sobraba. Por eso había aprendido a hacer buenas inversiones y negocios para hacer trabajos y ayudar a la gente que más lo necesitaba, para hacer feliz a la gente, para que todos tuvieran oportunidad de vivir la vida que los esperaba…era lo que me había dejado mi mujer hace siglos, cosa que aún no se me había olvidado…nunca lo olvidaría. Miró a la mujer presentarme y le sonreí, respondiéndole;

-A veces hay personas que viven la muerte eterna, mi lady Skylight. –Dije con una triste sonrisa, para luego comentar- Espero que disfrutéis esta velada, mi lady, es lo menos que puedo hacer por usted. –Dije, para luego mirar al frente.

Skylight. Su nombre resonaba por mi cabeza. Me recordaba algo, pero no podía recordar qué. Su nombre era un nombre ciertamente extraño para lo usual de las personas parisenses que había conocido por allí, pero era un nombre que no debía olvidar…quizás podía ocuparme de que ella algún día tuviera un negocio en aquél lugar para difundir la música a lo normal de las personas…siempre me gustaba trabar amistad y hacer que las personas que ayudaba trabajaran para mí, pues a largo plazo, estas eran siempre las más fieles. Uno nunca esperaba una traición de un corazón valeroso…o eso quería pensar. Luego, apareció una duda en mi cabeza y pregunté;

-¿Como conocíais de este autor si no podéis entrar al teatro? -Pregunté, interesado.

Era una duda que me había surgido de la nada, pero ciertamente tenía algo de razón, pues no había forma de que alguien hubiera sabido a simple vista de esto, a menos que ya lo hubiera escuchado con anterioridad, y las chicas de su estrato solían más estar preocupadas de otras cosas, como sobrevivir, antes de meterse a un teatro, por lo que escuchar su historia de como había descubierto la música era algo interesante.

Sonreí ante sus palabras; ¿Formalismos? ¿En una chica como ella? Esto estaba siendo divertido, pues demostraba conocimiento y forma de la cual una persona ‘’educada’’ como dirían en la alta sociedad debía comportarse, cosa bastante interesante. La miré a los ojos cuando ella me hizo aquella pregunta y le respondí, con simpleza;

-Nocturne es como me llaman en el ejército, mi lady, cada uno de nosotros posee un título de combate, ya sea por nuestras hazañas, o por cómo nos comportamos. Además, así evitamos los malditos modismos y cosas de la alta sociedad que tan aburridas son. Me sorprende que vos sepáis tanto de esta cultura, por lo demás, lady Skylight, yo creería que alguien de vuestra…situación no conocería tanto sobre esto. Por lo demás, quizás deberíais relajaros un rato, os encontráis con el Duque más joven de todos. –Dije, con una sonrisa, pensando en la palabra ‘’joven’’.

Mis palabras de cierta manera eran ‘’ciertas’’ pues representaba muy poca edad, a pesar de que mis ojos mostraran una antigüedad eterna…después de todo, vivir casi ocho siglos y no haber sido destruido ni traicionado por otro vampiro era algo bastante interesante…y ponía nervioso a muchos. Luego escuché sus palabras, mirando al piso y con una sonrisa…me recordaba lo que una vez me había dicho Leothir, cuando me había visto triste ‘’Jamás desfallezcáis, amado mío, pues de ti pende mi alma, y si vos estáis destruido, yo lo estaré por ti’’. Sonreí tristemente al resonar su voz en mi cabeza. Habían pasado siglos, y aún podía recordar su tono de voz, su aroma, su tacto…y luego las palabras de la mujer me devolvieron a donde pertenecía, y mirándola, le respondí;

-No me ofendéis, mi lady, y ninguna de vuestras palabras en ningún momento podrían hacerlo. Solamente vagaba en mis pensamientos…hay cosas que nunca se olvidan, aun cuando pasan los años. –Dije, con una sonrisa, para mirar por el borde hacia el público, viendo cómo se llenaba la sala, y luego, escuchando el resto de sus palabras, respondí- Pues me ha parecido obvio, mi lady. La forma en que os comportáis, el hecho de que habéis querido intentar aquí, lo demuestra. La mayoría de las personas de vuestra situación siempre está intentando conseguir el pedazo de pan del día siguiente, como vos habéis dicho, y jamás conocerían algo tan cerrado como este tipo de música. ¿Cómo habéis conocido a este autor y su música? –Pregunté mirándola interesado.

Ojalá leyera la mente, pensé, me serviría para hacer tantas cosas al mismo tiempo, arreglar tantas cosas al mismo tiempo, pero no había nada que hacer, más que conocer la forma de la cual actuaban las personas, guiarse por sus rasgos, la intuición, el entrenamiento…el tiempo me había enseñado eso, y a través de mi vida me había acostumbrado a seguirme por mi instinto. Sonreí ante sus palabras y esperé su respuesta.

Hice una mueca mientras lo miraba a los ojos y pensaba que decirle. Lo cierto, es que contarle mis penas no era mi plan, no quería aburrir a nadie. Seguía mirandolo a los ojos y sonreí sacando la lengua levemente mientras me rascaba la nuca con timidez y algo de verguenza.

-Pues...no se, monsieur, soy así. No voy a aburriros con mis historietas y las cosas aburridas de la vida, como comprendereis, estamos aquí para que sea una velada estupenda, una gran noche, y disfrutar de ello, ¿no? Pues eso, lo dicho, relajaos y no penseis en tantas cosas, o al final acabará por estallar esa cabeza adivina que poseeis.

Reí alegremente mientras me acomodaba más en la comoda butaca que ocupaba. Me acaricié nuevamente las manos, pensando y reflexionando en las palabras que me iba diciendo el joven Duque de vete tu a saber donde. Seguía insistiendo en saber de donde había sacado tanta información del músico y la obra. Me mordí el labio y lo volví a mirar.

-Si, me he colado más de una vez, aunque el nombre del autor y esta obra salió en un libro reciente que me encontré por la calle. La gente no lee...no sabe leer, al menos los de mi clase social, pero...ah, bueno, olvidaba que esas cosas no le interesan a nadie, ni siquiera me interesan a mi, agh! me haceis decir tonterias monsieur, por favor, dejad de preguntar esas cosas, y preguntad algo más divertido. Como por ejemplo, porque el nombre Skylight, tan extraño y curioso, o porque una chica como yo tiene el pelo tan sedoso...es debido al aceite de oliva, va muy bien.

Reí alegre y miré a mis pies. Había un pequeño cesto con un cachibache, supuse que, unos prismaticos para ver mas de cerca las escenas. Sonreí y los prové como una niña pequeña, mirando a mi acompañante.

-Bonita sonrisa, unos dientes muy blancos, me gusta, con que los laváis? Bueno, los míos tambien están bien e...

Rei de nuevo.

Solté una gran carcajada ante las palabras de Skylight, me estaba empezando a caer bien, tenía mucho ánimo para ser alguien de su estatuto, y a pesar de eso, quizás se debía en gran parte al estar allí esa noche. Era divertido ver a alguien feliz. Luego escuché sus palabras con atención y diversión, pues cada frase me dejaba entrever un detalle más de aquella chica;

-¿Así que vos sabéis leer? Eres una chica llena de sorpresas, Lady Skylight. ¿Por qué no me seguís contando sobre las cosas que no me queréis contar? ¡Parece que lo único que sabes hacer es sorprenderme! Y pues bueno, tenéis razón, me he estado preguntando porqué tenéis un nombre tan curioso como Skylight, ¿Me contaréis la historia? –Dije, escuchando sus palabras con una sonrisa.

Era divertido hablar con ella de forma tan amena, a pesar de que fueran cosas sin importancia absoluta, y que dé quizá, después de esa noche no la vuelva a ver, el recordar su nombre y su sonrisa me alegraría los días en los que solo me enfrascara en mis recuerdos, recordando aquella conversación tan graciosa con aquella hermosa joven. Luego, la observé usar los binoculares y su pregunta por mis dientes me dejó helado.

Por unos segundos me pregunté qué decir, pues realmente no tenía NADA que decir. ¿A caso aquella chica terminaría descubriendo que yo era un vampiro solamente a través de mis palabras y mi forma de actuar? Era sorprendente, pues esta sin darse cuenta de lo que hacía sacaba más y más respuestas de mi forma de actuar como si de nada se tratase. La miré y le respondí;

-Oh, pues nosotros disponemos de una especie de ‘’cepillo’’ o peine de madera con cabello de caballo con el cual nos limpiamos los dientes, el cual los deja bastante blancos, de esa manera tengo la dentadura así… ¿Cómo os fijáis en cosas tan simples, mi lady? –Dije, para luego reírme, mirándola a los ojos.

Tenía suerte de aún conocer bastante sobre la realeza y sus modas de hoy en día, por lo que ya sabía cómo ‘’algunos’’ se lavaban los dientes, pues la verdad eso era algo que no se veía hace varios siglos, si no que había aparecido aproximadamente hace tres…había sido bastante curioso la primera vez que lo había visto, pero era inservible para mí, pues a final de cuentas, no comía nada, solo bebía sangre. Luego, la miré interesando y le pregunté;

-¿Por qué no me contáis que hacéis para sobrevivir el día a día, mi lady? Me encantaría conocer la historia de una mujer tan aguerrida como usted, pues a pesar de haber sido echada varias veces del teatro, demostráis muchísimo ánimo. -Dije, mirándola con una gran sonrisa.

Esperaba que mi pregunta no la molestara en absoluto, aunque sabía que para algunos eso era realmente molesto. Me interesaba esa chica, y quería aprender más de ella, como se movía, como vivía…era como una mariposa que hubiera visto venir y del cual quería saber dónde había venido, pero claro, la diferencia con la mariposa es que ella hablaba.

Miré como se mordía el labio y sonreí, me gustaba ver como hacía eso cada vez que se preguntaba algo…era un gesto bastante sexy, pero miré a un lado para dejar de pensar en eso y prestar atención a las palabras de la mujer. Era impresionante que aquella mujer supiera leer y la historia de su nombre me causo gracia, y cuando dijo su última frase, negué con la cabeza, respondiéndole;

-Oh, por favor, lady Skylight, continuad hablando, me gusta escucharos hablar, vuestra vida me parece ciertamente interesante, y cada vez que ayudo a alguien como usted me gusta saber que es de su vida. Y en realidad la traducción de vuestro nombre es ‘’Luz de cielo’’. –Dije con una sonrisa, fijándome en sus ojos.

Realmente eran unos ojos profundos, no me había percatado en tal detalle. Me tomé unos segundos observando cada facción de ella…realmente sería una mujer hermosa joven si estuviera un poco más linda, aunque ciertamente, ya sin estarlo, lo era. Luego desvié la mirada otra vez esperando que con las lámparas que había en el lugar no hubiera visto el color rubí de mis ojos, puesto que o si no inmediatamente notaría lo extraño del color de estos, y quizá, llegara a sospechar sobre mi verdadera naturaleza. Luego escuché sus palabras y la miré sorprendido;

-¿Sabéis tocar el violín mi lady? ¡Vaya! Sois una chica llena de sorpresas. ¿Por cuánto tiempo tocaste el violín y como aprendiste a hacerlo? Esa es una habilidad que muy pocos poseen. ¡Por favor, permitidme regalaros un violín nuevo! Me encantaría escucharos tocar el violín, o al menos, una pequeña melodía, yo podría acompañaros tocando el piano, cosa que se hacer muy bien. –Dije, con una agradable sonrisa.

Me gustaba mucho el violín por el simple hecho de que la gran diferencia con el piano, es que este podía alcanzar notas extremadamente agudas, mostrando una tristeza absoluta que solo a través de complicadas tonadas en piano era posible, pero en cambio, para el violín, solo una simple nota era capaz de explicar el verdadero arte de la tristeza y la melancolía. Luego escuché sus palabras con una sonrisa, y le respondí;

-Oh, lady Skylight, yo os seguiré llamando así porque me siento cómodo llamándoos así, y no me pudráis quitar eso, tal cual como vos no podéis dejar de decirme ‘’monsieur’’. Me parece interesante vuestro día a día, Skylight. ¿Por qué no trabajáis para mí? Suelo crear pequeñas empresas y trabajos para gente necesitada, me gusta ayudar y hacer que la gente como tu tenga algo para vivir a base de un buen trabajo, eso he hecho bastante en mi Ducado y por eso soy muy ‘’conocido’’ en el Imperio Germánico. Además, así me aseguraría que una mujer tan hermosa como tú no muera de inanición. –Dice con una gran sonrisa.

Esperaba que mis palabras no la incomodaran, pero realmente me estaba gustando el hablar con ella, era simplemente dejar las palabras fluir y la conversación fluía como un río; ella tenía las ideas, y yo tenía las respuestas. Miré al frente como se hacía el último llamado para los asientos y observé como ya casi todos los músicos se encontraban en posición. Probablemente iba a ser una noche maravillosa, me puse a pensar de qué iría la obra que escucharíamos….siempre esas cosas eran todo un misterio. Miré a Skylight una vez más, y luego al frente otra vez.

Escuché sus palabras con una sonrisa continua, debí haber supuesto que la vida de la pobre chica debía de ser así…pero al menos ella tenía muchísimo ánimo, y demostraba querer dejar el triste sufrimiento atrás. Eso era algo bueno y que se debía aprender…lamentablemente había cosas que nunca se podían dejar atrás. Luego cuando ella me comentó lo del violín sonreí, y me sorprendí un poco, y le respondí;

-¡Pues entonces está hecho! ¿A sí que tu abuelo era violinista? Es muy interesante. Id una de estos días al Hotel Des Arenes, allí preguntad por mí, si vais de día os encontraréis con uno de los soldados que está a mi cargo, le decís vuestro nombre y le entregáis el violín, ah sí, y claro, le decís cual es vuestra dirección para que luego os lo entreguen allí. O si vais en la noche, probablemente me encuentres por allí, pues de día suelo estar muy ocupado trabajando. –Dije, mirándola.

Había mentido un poco, obviamente no le podía decir que era un ‘’vampiro’’, pues no podía arriesgarme a que luego anduvieran diciendo por allí que era un vampiro y tuviera que matar a alguien, pero al menos, podríamos tocar en medio de la noche tranquilamente. Iba a volver a practicar algunas canciones que había escuchado para piano y violín, y me prepararía para tener pensado que tocar con aquella hermosa mujer. Luego me alegré mucho al verla feliz y le comenté;

-Pues no conozco hasta ahora nadie más que tú para ayudar, lady Skylight, y espero ayudar a mucha gente así poniendo pequeñas empresas… ¿Qué te parecería tener una panadería? Es un negocio muy sencillo y bastante factible en una ciudad tan grande como Francia…o por lo menos, no he visto la suficiente cantidad de panaderías por aquí, a menos claro, que vos tengáis otra idea en mente, mi lady. –Dije con una sonrisa.

Ya había paseado un poco por aquella ciudad y ya sabía lo que faltaba; puestos esenciales, como de comida. En Alemania teníamos lleno de puestos de panaderías, así las personas no tenían que ir de un lado a otro para conseguir las cosas, y además, podíamos emplear los excelentes envíos del extranjero que se encontraban en el puerto para crear un segmento de panadería mucho mejor que el resto. Luego, con una sonrisa, me puse a escuchar en silencio como iniciaba la orquesta.

Un violín, un arpa…todo comenzaba con una pequeña armonía, pequeña, naciente, silenciosa…parecía la caída de la noche, el nacimiento de un nuevo ser, ¿Qué más cosas se podían parecer a aquel luto? La orquesta comenzó a recibir acompañamiento, movimientos, vida. El son de la tristeza se encontraba en el lugar, los violines y los contrabajos marcaban una belleza increíble…sentir ese sonido en mis oídos me provocaba escalofríos en todo el cuerpo.

Podía recordar mi vida en cada uno de los cambios musicales, mi nacimiento, mi juventud, la guerra, mi transformación, mi vida, mi encuentro con Leothir…la guerra contra el clan de los Diazlir, la muerte de Leothir…su posterior venganza, y luego el azote contra el resto de los clanes que nos habían traicionado…todo, para finalmente, cuando terminaba la orquesta, terminar en la paz absoluta.

Spoiler:

Lo escuché atentamente, siempre con mi sonrisa en los labios. Me brillaban los ojos. Que me ofrecieran trabajo era lo más parecido a tener una vida normal. Asentía sin decir nada, pues de la emoción, casi me había quedado sin habla. Tenía unas ganas inmensas de abrazarlo, pero debía ser educada. Lo mismo si que me daba trabajo, me ayudaba, reía conmigo, me escuchaba y me hablaba, pero seguíamos siendo de clases muy diferentes, y yo solo podía ducharme tres veces por semana. Yo si estaba limpia, pero mi ropa no tanto, y no quería que me tubiera asco. Me mordí más el labio con nerviosismo y me agarré las manos para contenerme. Las luces se habían apagado, y mi emoción por tener un trabajo saludable no me permitía cooncentrarme. Asentí. ¿Una panadería? Jamás me había imaginado trabajar en una, y no sabría como hacerlo, pero aprendería, dios, era la oportunidad de mi vida! Sonreí aún más y asentí casi llorando de la pura alegría. Miré el escenario, y los musicos empezaron, todos atentos al director de la orquestra. Al principio, la melodía era lenta, siempre como protagonistas, las violas y los violoncellos. Cerré los ojos por unos segundos, minutos incluso, y al final, la obra se aceleró y pegué un respingo. lo cierto es que me lo esperaba, pero había mucha resonancia. Reí leve y negué mientras volvía a mirar el escenario, y las primeras escenas se hacían publicas. M...estar allí y escuchar, ver y sentir todo aquello, me hacía pensar que, en realidad, no había sido para nada un mal dia, todo lo contrario. Había ganado más que una entrada a la opera. Sentía que mi vida renacía allí mismo, con aquel hombre que tantas oportunidades prometía. Mi sonrisa descendió al pensar que tal vez se echaba atrás, o quería tomarme el pelo. Lo miré. Él miraba atento el escenario. Seguí mirandolo fijamente y volví la vista de nuevo al escenario. ¿Y si solo quería algo en concreto? No...no podía ser. Se le veía que era un buen hombre, un trozo de pan...pero...a mi se me engañaba facilmente...

Offrol: siento que sea tan corto, mi user está malita, y necesita mucho estímulo para responder ^^ pd: me encanta que respondas tan rapido jajaja

Spoiler:

Y finalmente la opera acabo. Un llorar intenso y largo de violines marcó el fin de un concierto de más de una hora y media hecho por aquel músico que hizo vibrar las almas de todas las personas que allí se encontraban esa noche. Una vez el silencio se marcó presente, todo el público se levantó en ovación y aplausos para tan espectaculares músicos, los cuales realmente habían dado un panorama que había valido la pena. Me levanté de mi asiento a aplaudir, y observar cómo se retiraban todos los músicos y los instrumentos del lugar. Miré a Skylight y le pregunté;

-¿Te ha gustado tanto como a mí? Les ha salido espectacular. Espero volver a ver una opera como esta pronto. ¿Tenéis hambre, mi lady? Si queréis os puedo ofrecer una cena en mi hotel, probablemente una muy buena a esta hora de la noche, sobre todo porque se suele reunir muchas personas al terminar tamaños eventos. –Dije, mirándola con una sonrisa.

Si su vida era tan dura como me lo había señalado antes sabía que una cena le podría hacer muy bien a su estómago, y quizás sería una de las pocas veces que probara algo de real calidad. Iba a ser interesante verla comer allí realmente, por lo que la miraba con una sonrisa divertida, como también me encantaba ver el revuelo que causaría a ciertos personajes que estaban observando la ópera, era muy divertido ver como sus caras se caían al observar a alguien diferente encontrarse allí…por lo que sonreí para mis adentros, más calmado, ya pensando en cómo debería efectuar pronto los planes para empezar a crear el pequeño negocio de la panadería para Skylight. Tenía pensado contratar a lo menos cuatro personas más para iniciar el negocio, por lo que aún debía averiguar eso, y claro, alguien que les enseñara a hacer el oficio.

La opera terminó...y si por mi fuera, hubiera saltado del palco hacia el escenario, pero me conformé levantandome del asiento con efusvidad mientras aplaudia. Mi sonrisa no descendía ni un poco. Solo sentía emoción por aquel momento, momento en el que había disfrutado de una opera, sin saber si aquel hecho volvería a suceder. Miré con una sonrisa a mi acompañante y me aparté el pelo. Lo escuché con atención. Mis tripas estaban apunto de resonar en aquel lugar, y más si me hablaba de cena. Me acaricié el estomago y negué con una leve sonrisa.

-Monsieur, no me gustaría abusar de su hospitalidad...además, no estaría bien visto que vos..bueno...que yo entrara allí con vos. Ya habéis hecho mucho, ni os imaginais cuanto habeis hecho por mi hoy, jamás nadie había hecho tanto por mi en una sola noche...y nunca de hecho...os estaré eternamente agradecida, y además del ofrecimiento de trabajo, eso ya lo supera todo...

Miré el teatro. Poco a poco se vaciaba, y...por extraño que fuera, mantener las conversaciones que había tenido con aquel hombre, me había hecho sentir mas viva, y no quería que acabara...pero el se iba a cenar...y ...por una parte quería acompañarle, pero no debía. Nuestros mundos eran muy diferentes, y me tomarían como la rata que se ha colado.

Off_vaya...lo siento muchísimo monsieur u.u y siento la tardanza, mi user está en algo parecido u.u

Miré a la mujer a los ojos por unos segundos, y negué con una sonrisa,  aun manteniendo mi  expresión facial, y mirándola a los ojos directamente, le dije;

-Skylight, trabajarás para mí, serás una persona de mi confianza. Te ayudaré en todo lo que pueda, y si eso implica invitarte a comer, no me importa, además, deja de preocuparte por lo que piensa el resto mujer, si me preocupara de mi ‘’imagen’’ no estarías aquí conmigo.  Ahora vamos, que el Hotel Des Arenes está cerca, te mereces una cena, has pasado por muchas cosas hasta ahora. –Dije, mirándola con una amplia sonrisa, ofreciéndole mi brazo.

Esperaba que ahora Skylight tuviera menos vergüenza de estar junto a mí, pues le había dicho las cosas tal cual como eran; no me importaba un carajo como mirara el resto que es lo que yo hacía, después de todo…era un vampiro, así que todo siempre quedaba bien en su lugar. Estaba feliz, hasta ahora había pasado una velada interesante con una mujer interesante, probablemente la volvería a invitar en algún momento…quien sabía, pero ahora tenía que aferrarme al presente, y lo único que deseaba era llevarla a cenar, por lo que sonreí, y mantuve mi brazo a su rango para que se tomara de mí.

Spoiler:

Sonreí ante sus palabras y me sentí extrañado y especial a la vez. Era extraño que alguien se preocupara por lo que pensaba el resto de mí, o mayor aún, ¡Que alguien se preocupara de mí! Pero bueno, eso probablemente se debía a causa de que yo era un vampiro, pero bueno, eso lo averiguaría luego. La tomé del brazo y mientras mis hombres comenzaban a rodearnos para iniciar camino, le comenté a Skylight;

-Oh, pues iremos al hotel en el cual me alojo, claro está, el Hotel Des Arenes. No está a muchas calles de aquí, y por eso mismo me vine caminando con mis hombres hasta este lugar. Allí os ofrecerán una espectacular cena mientras yo os acompaño, para que paséis una noche muy feliz. –Dije, con una sonrisa.

Me alegraba de poder hacer a una persona como Skylight feliz, sobre todo con cosas tan simples como poder y la ópera, lujos que yo me podía dar todos los días. Luego, cuando esta me habló del violín le hice un gesto para que se calmara, y le comencé a explicar;

-Me alegro de ayudarte con algo para mi tan simple, Skylight, de verdad esto no es nada para mí, sobre todo por que tendré alguien con quien compartir canciones, no suelo tener nadie que me acompañe mientras toco el piano, y teneros a vos como acompañante es realmente espectacular. Espero que no hayáis perdido la práctica, mi lady. –Dije, mirándola con una gran sonrisa.

Era cierto, a veces uno perdía la práctica en ciertas cosas, o bueno, eso recordaba aún de mi vida humana. El ser vampiro provocaba que uno jamás olvidara nada, o al menos, nada que hacía en su larga eternidad…y esto era bueno y malo, porque las cosas más dolorosas jamás se olvidaban. Me alegraba de haber encontrado a Skylight esa noche, porque con ella podría armar la empresa que quería armar hace bastante tiempo para ayudar a los pobres; estaba pensando en crear una panadería, una florería, y quizás, con el tiempo, pudiera descubrir otros talentos que me permitieran hacer más cosas para las personas pobras de París, cosa de poderlas ayudarlas como hacía en mi ducado.