You are a dangerous type [Privado]

por **Morgan Strauss** Jue Dic 05, 2013 9:16 pm

Va a ser un asesinato sin más, a sangre fría.
Ian Fleming

En cuanto hubiera asesinado al brujo debía llevar una prueba de que le había asesinado y entonces recibiría la paga, en realidad a la germana no le importaba mucho el dinero pero el pensar en encargarse de un brujo, bueno esa había sido una idea que le fascino al punto de encandilarle después de todo necesitaba algo que le distrajera después de lo que había vivido al lado de la Del Balzo semanas atrás. Era extraña la manera en la que las aguas volvían a su cause, después de todo lo que pasaron con aquella mujer ahora debía regresar a casa y dejar la emoción que sufrió durante aquellos momentos; parte de eso le llevo a aceptar la propuesta de asesinar a aquel brujo, algo interesante quizá ocurriera al encontrarse con aquel individuo y si bien salió de la gran mansión en la que le dieron la misión reviso en su mente lo que le dijeron sobre el incauto que pronto terminaría durmiendo eternamente en el cementerio.

Lanington era el apellido de aquel individuo que liquidaría y aunque tanto el apellido como el nombre le sonaban, no encontró en su mente de donde lo había sacado. La Strauss calculaba que en una semana tendría la información necesaria sobre aquel sujeto para llevar a cabo el movimiento a modo de que nadie se diera cuenta de lo que estaba sucediendo o sucedería.

Alessa solo necesito husmear un poco en un sitió y otro para saber que aquel hombre pertenecía a la clase alta y supuso entonces que de ese modo escucho su nombre; en alguna fiesta debieron toparse pero jamás presto atención debida a él, ¿Qué más daba ya? Terminaría muerto para el final de esa semana.
Fingiendo ser un mujer que se había enamorado casualmente de uno de los sirvientes, de hecho más bien del cochero que era de las personas de más confianza del brujo y usando su cara de buena, sus mentiras y todo lo necesario saco el itinerario que llevaría esa semana, encontrando en las palabras de aquel ingenuo hombre la oportunidad que estaba buscando. Una salida a una cena importante que se llevaría a cabo en dos días y a la cual el brujo asistiría solo. La buena fortuna le sonreía, no podía ocultar su profunda alegría por eso pues después de haber obtenido aquella información solo necesitaba esperar.

La noche que el Lanington asistiría a aquella reunión Alessa ya estaba lista, llevaba los cabellos sueltos y algunas armas dispuestas en su corsé, además de su cochero que bien sabía a lo que se dedicaba su señora y no le importaba mientras ella les tratase bien. Debajo de la falda que lucía y que le volvía una dama refinada, llevaba unos pantalones de montar pues en el preciso momento en que los volados de aquella falda le fastidiaran se desharía de ella para tener mayor libertad de movimiento. Aquella mujer era astuta y no bastándole conseguir el día y la hora, había sacado al cochero la ruta que seguiría diciendo que quería dar un paseo a su lado y que su jefe no se enteraría de que ella iba sentada a su lado; el hombre no tuvo muchas opciones así que acepto y si quería tener una muerte rápida e indolora más le valía que no se atreviese a dejarle.

Su cochero se mantenía oculto mientras ella taconeaba molesta, no le gustaba esperar y eso estaba demorando más de lo esperado. Justo en el momento que se disponía a irse y buscar otra oportunidad de matarle, el ruido de un carruaje llegó hasta ella y sonrió.

El carruaje del brujo no se hizo esperar mucho tiempo y el cochero se detuvo apenas unos segundos para permitir que ella subiera, solo que contrario a lo que el hombre esperaba la germana subió efectivamente pero solo lo hizo para clavarle una daga por la boca y depositar un beso en su mejilla cuando el cuerpo del hombro se soltó por completo; solo entonces hizo una seña a su cochero que subió enseguida, mientras ella bajaba para terminar abriendo abruptamente la puerta del carruaje y subirse, con la daga aún llena de sangre en la mano.
Miro entonces al brujo, cerrando la portezuela mientras el carruaje se ponía de nuevo en marcha.
– Buenas noches Monsieur Lanington… lamentó irrumpir su viaje tan abruptamente pero, sus planes para esta noche han cambiado – y le mostró una sonrisa, al tiempo que ella limpiaba la daga en su falda.

por **Keith Lanington** Miér Dic 18, 2013 1:29 pm

Varios días habían pasado de aquel incidente o sorpresa en el palacio de invierno. Había dejado a Desari en su casa para su desgracia y ahora se encontraba de nuevo con más jaleo.

Una loca se había colado en su calesa, amenazándole seguramente de que sus planes habían cambiado, no para que siguiera viviendo, sino…para que muriera. De todas maneras, no sabría si vivir o pedirle a esa mujer que porque no le mataba. Si tenía ganas de hacerlo ¿Por qué se entretenía con entrantes?

-Solamente si deseas quitarme la cabeza…venga, estoy dispuesto a que lo hagas….-suspiro cansado de las múltiples amenazas con las que abusaban su buzón de correos cada semana, estaba claro que querían verle muerto pero aquellas cartas estaban escritas o firmadas con sangre. Algo extraño.

Se quedó mirando como si nada por la ventana de aquel carruaje que estaba parado en mitad del campo. Estaba cansado y tenía ganas de ir a su casa, bañarse y dormir hasta que pasaran varios días en los que él no quería aparecer por parís o por cualquier lugar, quería desaparecer, aunque lo había estado últimamente y todo el caos empezó cuando se cruzó con Desari en el mercado ambulante, cuando le regalo aquel llamador de ángeles que en realidad era un amuleto de protección contra fuerzas negativas. Le duraría con su padre ya que de hecho sabía cómo era. Entre las cartas, recibió una de sus padres la cual estaba situado el carmín del pintalabios de su madre. Típico, era tan coqueta que hasta a su hijo le mandaba besos “físicos” literalmente….

-Bien, ¿Qué vas a hacer? –Aun vio que aquella mujer que había irrumpido en su calesa no había hecho nada, la noche pasaría-…Mira…tengo ganas de llegar a mi hogar, darme un baño y dormir, he hecho un viaje de varios días, he tenido un percance…bueno el cochero y hemos estado dos días esperando en un pueblo para poder arreglar una de las ruedas…-suspira-…Estoy bastante cansado para que venga el ruido a hacerme compañía en estos instantes….-Saco de su bolsa de viaje un cuaderno-…Si quieres puedo darte mi dirección y quedar en algún sitio ¿sí? Así, creo que eres asesina por cómo te has manejado con mis sirvientes…-suspiraba y escribía recostado su dirección-….pero si necesitas atención de los demás…. ¿Por qué no pruebas a matarme en público? –Suspiro lentamente, obviamente le dio una dirección falsa, la de su peor enemigo que le debía dinero y si moría, él se lo quedaba – Toma…-Le tendió el papel-…Esta es la dirección de mi otra casa, podemos tomar una cena riquísima, después un vino, postre, sexo y quizás me puedas matar ahí…-encogió los hombros con bastante indiferencia, le dejo el papel en sus rodillas y guardo el cuaderno y la pluma. Se recostó de nuevo sobre la pared de aquella calesa y la miró.

-Ya puedes irte….-Se daba cuenta de que ya no tenia cochero-….Oh no, espera…-la toma del brazo, ambos salen de la calesa-….Dirígeme hacia aquella mansión de allá…-señalo al fondo donde se veía una mansión de piedra caliza, con hiedra alrededor de la arquitectura de dicho edificio.

-Tienes cinco minutos….-Volvió solo a la calesa. Sabía que no la convencería a la primera, pero quería ver como reaccionaba.

por **Morgan Strauss** Vie Dic 20, 2013 9:57 pm

Le pareció patético, por su mente había cruzado otra clase de encuentro más ahora que estaba frente a ese brujo que le habían enviado eliminar le parecía una completa perdida de tiempo. Él hombre solo permanecía ahí, diciendo que estaba dispuesto a que le quitara la cabeza. ¿Tan poco valoraba su vida? Eso era precisamente lo que ella estaba pensando, si bien Alessa siempre creía que cuando la muerte llegaba a uno era bueno abrazarla y decirle que se estaba listo, pero con ese gran respeto que sentía por aquella justicia única en el mundo. En cambio aquel hombre estaba entregado a ella de una forma diferente, como si la muerte fuera cualquier cosa, como si estuviera cansado de ella y por algún motivo desconocido la asesina se molesto.

– Pensaba hacer algo interesante pero me has quitado el animo de divertirme contigo – un suspiro de desanimo salió de sus labios mientras escuchaba lo que aquel brujo tenía para decir y justo como lo pensó no dijo nada interesante, cosas que se había esperado pero cuando menciono que la germana estaba necesitada de atención fue entonces que se río y le miro fijamente, balanceando la daga de un lado a otro como si fuese un juguete de lo más normal – Soy asesina en eso tienes razón, pero no me interesa la atención de los demás con la tuya me basta y con la de las personas que me enviaron a asesinarte aunque… es un desperdicio de mi tiempo, bien pudieron proponértelo y seguramente que te hubieses asesinado a ti mismo – observo el papel que reposaba en sus rodillas para terminar tomándolo y viendo la dirección – Aquí no vives… – tiro el papel – si hubiese sido la verdadera dirección hubiese pensado seriamente lo de matarte ahí… cena, vino postre… ese no es mi estilo – sonrió – quizás la parte del sexo, siempre es entretenido asesinar después de eso pero… – suspiro – me mentiste así que lo siento.

Su expresión se torno más sería, pero por el sencillo hecho de que en eso momentos no le parecía una amenaza fue que no le asesino en el preciso instante en que la toco, por el contrario cuando la puerta del carruaje se abrió; el cochero se detuvo creyendo que la mujer había terminado el cometido pero al mirarle estuvo a punto de ir con ella, a lo que la germana negó, dejando que el brujo le guiara hasta donde pudo observar la mansión que le indicaba y sonrió ante aquella forma de ordenar.
– Ya le escuchaste, ¿no? – miro a su cochero que le miraba sin comprender porque debían ir a donde aquel hombre indicaba y Alessa solo sonrió – Quizás resulte más entretenido porque hasta ahora no ha sido la gran cosa – el cochero asintió y aguardo hasta que la mujer subió nuevamente al transporte y se sentó frente al hombre – No sé que clase de capricho sea el que quieres cumplir ahí, pero te llevare solo porque espero que hagas algo y no permanezcas como un cadáver viviente.

Observo por la ventana, restando importancia visual a su acompañante más aún así sus sentidos estaban en su mayoría orientados a esperar algún movimiento.
– ¿Qué es lo que has hecho? – pregunto sin miramiento alguno – porque para mi pareces demasiado simple y desanimado como para haber hecho que quienes quieran matarte se tomaran tantas molestias – le miro de reojo – demasiado común… – suspiro mirándole esta vez fijamente – ¿Qué tienes que les hace enfadar tanto? – al menos esperaba usar aquello 5 minutos en algo productivo.

por **Keith Lanington** Jue Ene 16, 2014 5:53 pm

Una carcajada sarcástica salió entre dientes dejando más abierta su boca llena de satisfacción. Observaba a la joven con una sonrisa en sus labios, se peinó hacia atrás, bostezo tapándose la boca-…Y bien Alessa….-sonrió pues había descubierto su nombre sin necesidad de preguntárselo-…¿Cómo te va el negocio de la matanza? Porque parece que no has tenido suerte con…-Continuaría hablando, pero un disparo hacia el carruaje hizo que Keith se abalanzara hacia Alessa, un segundo disparo se clavó en el brazo que protegía a Alessa obstruyendo que dañaran a quien iba con él en el carruaje esa noche -…¡Agh!!-Gimió de dolor, no le había dado tiempo de hacer “Barrera” ya que se había abalanzado sobre ella, intento hacerla ahora, pero sería bastante débil. El carruaje enseguida llego a su destino, los guardias de la mansión de Keith salieron en su defensa, atrapando a aquel que había acertado en el brazo de Keith con un solo disparo.

-Dios…-Suspiro profundamente en lo que pudo alcanzar para sentarse al otro lado, jadeando, sintiendo su cuerpo llegar a una temperatura elevada mientras su mano se ocupaba de parar la hemorragia-…Joder….-Seguía con los jadeos pero no podía actuar por si solo. Varios sirvientes de Keith lo sacaron rápidamente de ahí, después una doncella y un sirviente más, tomo a Alessa de los brazos, sacándola del carruaje, poniéndola contra la pared, chequeándola por si tenía algún que otra arma escondida. No vieron nada así que la doncella se alejó, pero la dejo con el sirviente que la llevaba sujeta de los brazos hacia el interior, la puso unos grilletes y la dejo atada en el salón, sentada en un sofá. El mayordomo se sentó en otro sofá, vigilándola mientras su amo Keith estaba siendo atendido.

Dentro de las habitaciones….

Keith dormía tras haber sido curado y posiblemente adormecido para ayudar al dolor que había sufrido antes. Keith se despertó solo en su habitación, tenía la boca seca, tenía la vista nublada y el cuerpo le pesaba. Dio un respingo al ver a la doncella bella de ojos azules. Le sonreía - ¿Cómo se encuentra señor?
-¿Qué paso?
-Le dispararon en el brazo protegiendo a la asesina que está atada en el salón, pero en lo que se refiere a vos, está recuperándose favorablemente. Sufrió un desmayo en el proceso de curación, y su magia ha sido restaurada. Esta sanándose de buena manera…descanse…
-Traedla aquí….-Mando Keith con cierto enojo hacia la doncella, pero entendió que lo había hecho por el bien del brujo, pero el quería ver a Alessa.
-Yo….
-¡YA!

por **Morgan Strauss** Dom Ene 19, 2014 7:38 pm

Aquel brujo era extraño y Alessa no veía motivos por los cuales riera de aquella manera. Frunció el ceño cuando él le llamo por su nombre, aunque claro, no era extraño que los brujos supieran cosas como esas. Aún así le parecía algo justo, pues ella igual sabía su nombre… Keith; solo que no le agradaba tener que llamar con tanta familiaridad a alguien que debía terminar asesinando.

Enarco la ceja cuando pregunto sobre como le iban las cosas en la matanza. No le iba mal, de hecho le iba muy bien, pero no veía motivo alguno para decirle eso a alguien como él. Estaba por callarle y responder que aquello no era asunto suyo, pero antes de que cualquiera de ellos hiciera algo o dijera algo más un disparo atravesó la puerta del carruaje.
– Demonios… – la germana hizo una mueca. Sabía que no debía ser la única contratada para aquello pero esperaba llevar a cabo su cometido sin interrupción alguna. Iba a moverse, a decirle al cochero que les llevara a otro sitio en el cual pudieran esconderse y esperar a ver quienes eran los que se atrevían a atacar pero antes de que se levantara el cuerpo del brujo cayo sobre ella – ¿Qué haces? – apenas alcanzo a preguntar eso cuando una bala se impacto en el hombro de Keith. Una maldición salió de sus labios y sujeto al brujo aquel con una de sus manos, cerca de ella; nadie se atrevería a asesinar a alguien que ella ya tuviera como blanco – Eres un tonto…

Para fortuna de aquel hombre, el carruaje llego a donde había pedido el brujo que no era otro más que su hogar. El vestido de Alessa estaba manchando con la sangre de Keith pero aún así y como mero acto reflejo le había tapado la herida con su mano hasta que él mismo se alejo.
Una vez que las puertas del carruaje se abrieron pensó en que podría irse de aquel lugar, pero estaba equivocada. Ya que el brujo estuvo fuera uno de aquellos hombres que salió a recibir el carruaje le puso contra la pared mientras revisaba sus ropas y si bien Alessa tenía armas, aprendió desde niña a ocultarlas de todo y de todos así que no sería muy complicado escapar cuando existiera la oportunidad, solo que la germana no había esperado los grilletes o que le ataran así que solo pudo reír ante aquel triste y patético destino.

Fue guiada al salón, mientras que un hombre se sentaba frente a ella. No perdía de vista sus movimientos ni un segundo, aunque a momentos parecía concentrarse más en la sangre sobre su vestido.
– ¿Preocupado por tu señor? – el hombre le dedico una mueca de desprecio y ella solo pudo reír.

No estuvo segura del tiempo que permaneció en el salón aquel, pero el tiempo se le fue observando todo y viendo como gente iba y venia de donde antes habían llevado al brujo; al menos si moría tendría una molestia menos que eliminar. La germana también estuvo pensando en la manera en la que podría salir de ahí y se sumió tanto en sus pensamientos que solo reacciono cuando el hombre que le había revisado antes le tomo del brazo.
– El señor desea verla – Alessa le dedico una enorme sonrisa y se dejo guiar, pasando al lado de una doncella de enormes ojos azules que le miraba con desprecio, era fácil saber el motivo de eso así que quizás pudiera burlarse de eso después.

La asesina fue prácticamente lanzada dentro del cuarto, aun con las manos atadas y los grilletes. En aquel lugar solo estaba Keith; su tez era pálida y permanecía en la cama así que ella se acerco lentamente a él.
– Luces terriblemente mal, debiste dejar que la bala me diera a mi y de esa manera tu sirvienta se sentiría tranquila de tener al hombre que ama pero no puede tener, a salvo – le miro fijamente y entonces le mostró las ataduras – déjame decirte también que tu gente es demasiado ruda, mi vestido esta hecho un asco y aún así me tratan de esta manera – resoplo – los hombres no suelen atarme desde la primera vez y generalmente cuando lo hacen… estoy en una cama – su mirada se había tornado a una de molestia. De esa manera no podía sacar su arma o huir de aquella casa así que estaba a merced de aquel brujo al menos de momento.

por **Keith Lanington** Jue Feb 06, 2014 10:02 am

-Hoy en la vida llueve penas, con gotas de desesperación, las lágrimas son ríos venas, que desangran el corazón por simplemente con la memoria de una mujer que son los besos que uno recibe, por ejemplo de tus labios en los que seguramente algún varón desea vivir pero que por el olvido ya ha muerto….-Dijo con tranquilidad, evadiendo con la escucha las quejas, comentarios de quien tenía delante -…Siempre hay una primera vez….-Se bajó de la cama como si nada le hubiera pasado, se había recuperado, pero no del todo aunque ya podía valerse por sí mismo -….Como podrás ver, puedo valerme por mi mismo…-dijo acercándose a quien se llamaba por el nombre de Alessa, ella estaba con los grilletes.

Keith tomo sus muñecas y reforzó el cierre con magia y unas palabras en un idioma antiguo, solamente él podría quitarle esos grilletes…si se portaba bien lo haría, si ella jugaba con garras en juego, el simplemente sabría que la diversión acababa de comenzar -…Bien…Alessa….-sonrió quedándose frente a esa mujer que parecía destilar veneno por cada parte de su cuerpo, tendrías que tener cuidado en tocarla o al menos saber bien donde tocar.

Entonces, Keith se fue acercando mucho más, rodeando la cintura de aquella mujer para ponerla contra su cuerpo, sintiendo como ambos cuerpos se deseaban y más el siendo más arrogante de a como acostumbraba a ser, haciendo que la otra persona sintiera lo que tenía contra su falda-….Seguro que tu vestido esta de este modo por algún propósito…o simplemente porque no tuviste cuidado de poder mantenerte lejos de aquel que pueda ensuciar tu reputación…..-Sus labios enseguida comenzaron a rozar los ajenos, sintiéndolos, lamiéndolos mientras la seguía besando, rodeándola por fin con ambos brazos, manteniendo inmóvil esos brazos con los grilletes, dejándola la menor posibilidad de alguna movilidad. Separo sus labios de los ajenos para poder mirarla con una sonrisa que iba de lado a lado-….Se nota que la aventura corre por tus venas por la forma tan apasionada de tus mordiscos…-había notado algún que otro mordisco de ella pero le había dado igual.

Sinceramente, Keith no sabía lo que estaba haciendo. Muchas cosas habían pasado, había encontrado a sus padres y estos habían venido a verle, después quería olvidar a Desari para después estar abrazando a una mujer que parecía verlo muerto en vez de vivo-….Seguro que estas anhelando deshacerte de los grilletes y tenerme con un puñal en mi pecho…-susurro yendo por la piel de su cuello tras haber corrido un poco de sus oscuros cabellos hacia un lado con la mano contraria. Beso ese cuello lentamente para después lamerle un poco con la punta de la lengua por detrás de su oreja-….¿O no es así?

--En el salón--

-Cierta doncella está descontenta hoy…-Rio un sirviente mientras limpiaba una de las armas del brujo con lentitud, levantaba el arma para ver su estado y continúo limpiando hasta que pensó que bastaba. Después se tensó cuando dejo el arma en sus sitio, aquella doncella se le abalanzo sobre su miembro, lo puso contra la pared y comenzó a hacerle un favor a aquel sirviente-…Agh! ¡Caríele! –El sirviente se apoyó en la pared sintiendo como la otra le comía su polla con ganas, hasta que después de varios minutos había acabado dentro de la vagina de esta después de un desenfrenado polvo sobre el mármol de aquella sala. Tanto le gusto a aquel sirviente que se vistió nuevamente, la levanto del suelo y en contra de los deseos de aquella doncella, se la llevó a su habitación, una pequeña pero acogedora habitación en el primer piso que fue donde volvió a abusar de Caríele.

por **Morgan Strauss** Vie Mar 07, 2014 11:08 pm

No comprendió el motivo de aquella introducción aunque pos sus palabras podía interpretar varias cosas, sobre todo una que daba explicación a su aparente desinterés por la vida. El desamor. Patético que las personas se pasaran la vida de una manera tan miserable, sufriendo siempre por cosas que simplemente no podían ser y de no poder ser, solo restaba dejarles fluir.
Dio un paso más en dirección a él, dejando detrás la idea del desamor, porque sencillamente no le incumbía lo que le pasara a ese hombre, ella únicamente debía matarlo y cobrar el dinero por su cabeza, nada más que eso.
– ¡Bravo! Ya eres capaz de cuidarte. Deberíamos hablarle a tu doncella para que se alegre por ti y te ayude a quitar esa cara de amargado que cargas – hablaba con ironía y molestia, no quería escucharle solo deseaba quedar libre y hacer lo que debía nada más y nada menos que eso.

En su mente le llamó estúpido al ver como tomaba los grilletes y susurraba aquel hechizo que no comprendió para que era o si solo eran palabras al azar para hacerle creer que estaba haciendo algo. Igual seguía sin encontrar manera alguna de poder escapar aún, aunque no precisamente necesitaba las manos libres para poder asesinar a aquel brujo.
– Bien… Keith…– le devolvió la sonrisa de manera despreocupada – deberías seguir en cama y descansar, así me facilitarías las cosas y yo te dejaría descansar eternamente – pensaba volver a reír pero una de aquellas mano rodeo su cintura y le miro de manera fija, pues si intentaba hacer que se sintiera intimidada por su cercanía estaba actuando contra la mujer equivocada. No pudo evitar notar una chispe peculiar en aquellos ojos que le llamo la atención, así como todo aquel cuerpo que se encontraba tan cercano al de ella, separado únicamente por las ropas que ambos usaban – ¿Mi vestido? Lo único que esta es ensangrentado y así los uso siempre porque no creo que nadie sea capaz de ensuciar mi reputación – ¿Quién podía con una reputación ya sucia? Aquello le causaba gracia a la asesina y mucha más curiosidad. ¿Qué había llevado al brujo a actuar de esa manera? Ella deseaba matarlo y lo haría cuando tuviese la oportunidad y él, estaba tan cerca que de un segundo a otro, sujetando con firmeza los grilletes que la germana llevaba le beso.

Ante aquel acto le mordió esperando que le soltara, con todo y que realmente no le molestaba aquel beso, de hecho le parecía que el brujo besaba bastante bien. Sonrió cuando aquel hombre se separaba de sus labios pero no dejo de mirarlo e incluso se sentía halagada pos sus palabras.
– No han sido para que te gustaran pero al parecer te gusta sufrir brujo, hacer cosas inútiles y sin sentido – río – ¿Qué planeabas con ese beso? ¿Ver si tus encantos lograban dominarme? – la simple idea de que alguien pudiera dominarle le causo gracia. No existía nadie capaz de lograr eso a los ojos de ella misma.
Se mantenía inmóvil y apacible, mostrando que todo aquello que hacía sobre ella no le afectaba en lo más mínimo cuando en realidad un ligero cosquilleo le recorría el cuerpo entero.
– Claro que eso es lo que quiero o ¿Qué pensaste? – giro el rostro para besar la mejilla de Keith – ¿Qué diría que no te matare por un beso o lo que haces? No se con que clase de mujeres sueles toparte pero yo… no soy nada parecido a ellas – susurró suavemente, tornando su voz aterciopelada – y más vale que te alejes… – en un movimiento poso su rodilla sobre la entrepierna masculina – o haré que te arrepientas. Estoy presa por los grilletes pero aún puedo hacerte daño.

por **Keith Lanington** Miér Mar 26, 2014 12:14 pm

-Quien hacia adelante no mira, atrás se queda.

En realidad pensó que se iba a aburrir esa tarde, esa noche en donde estaba con aquella mujer tan “atrevida” -¿Algo más, estimada principiante a asesina? Si en realidad has venido a matarme, deberías pensar en hablar menos y en haber actuado mucho más rápido, hubieras sabido….-Fue acercándose a ella mientras iba quitándole espacio para respirar, poniéndola contra el poste de la cama, haciendo que su rodilla se incrustara dentro en su entrepierna aposta para ver la reacción -….como desatarte los grilletes….aunque no puedas...si estas bajo mi mando....-Con una mano fue levantando los volantes de aquella falda estropeada, rota y ensuciada de barro, fue metiendo la mano hasta apretarle una de las nalgas, subiendo más su pierna a la altura de su cadera para que ahora él tuviera el control de la situación, haciendo que sus caderas se rozaran con más ímpetu contra el centro de Alessa, la asesina que estaba en grilletes, siendo casi acosada aunque seguramente aquello no le molestaba en absoluto a la asesina.

Termino por darle la vuelta en el sitio tras bajar los volantes de aquella casi inexistente vestido, fue agachándose lentamente en busca de algún arma escondida, si, una en su tobillo, una pequeña daga que la cogió con un trozo de tela de aquel vestido, se la quitó para después ir subiendo las manos por el interior de los muslos, le abrió las piernas para después seguir cacheándola poco a poco, con un leve contoneo de la mano por la que él disfrutaba acariciando aquel interior hasta que se topó con lo que debilitaba a todas las mujeres-…Si tan ensangrentado tienes el vestido mejor que te lo quites….-Su mano fue hasta su cogote en donde empezaba las ataduras de aquel vestido, fue tirando un poco de uno de los lazos, siguió tirando hasta que el nudo ya no existía, pero mientras Keith estaba bien cerca de aquel cuerpo lleno de veneno que esperaba la oportunidad, él no se lo dejaría tan fácil.

El vestido estaba holgado o comenzando a despegarse de su primera piel de tez pálida.

Pensó -….Ahora vengo…-Dijo poniéndola más contra aquel poste de la cama, levantando sus manos, deshaciendo los grilletes, pero termino de nuevo por atar las manos con cuerdas mediante un hechizo sencillo -….Iré a por una cosa…-Fue lentamente yendo hacia su izquierda, justo donde había un armario enorme, dorado y con adornos barrocos que reflejaban un estilo muy ruso con aquel terciopelo. Abrió una de las puertas para ver el interior. Se fijó en que le faltaban la mitad de sus utensilios, pero sonrió con anhelo en cuanto se fijó en un mazo, pero dijo que no -…Aguanta…ya vuelvo…-Dijo antes de volver la mirada, vio que aún estaba ahí, su mirada volvió al armario hasta que encontró un látigo de cuero negro, con el mango de plata con rubíes y zafiros incrustados aleatoriamente. En el centro de aquel mango estaban incrustadas las piedras en las que se habían enlazado las almas antiguas de sus antepasados. Aquel látigo era especial, era un recuerdo de familia.

-Juguemos…-Dijo con una sonrisa en la cara, fijándose en el trasero de Alessa, levanto la falda para darse una alegría, aquellos ligueros de encaje negro atados cerca de un conjunto de ropa interior bastante provocativa -…Mmm vas a matarme…-Dijo bastante burlón, sacudió el látigo de cuero de ternera, con cuerdas a 3 capas de trenzado que salieron repentinamente como si estas tuvieran vida propia-…Disfrutaría esto con un cigarro entre mis dedos pero como bien has dicho antes…necesito descansar….-volvió a mirar su trasero el cual azoto comenzando con poco intensidad sobre una de aquellas pálidas nalgas.

Le dio un descanso de cinco segundos para que el picor amenguara el dolor del siguiente azote que comenzó a ser algo un poco más elevado -….Dime….puedo seguir así…o puedes ir respondiéndome a las preguntas…que te vaya formulando…-Con la luz de la luna a sus espaldas, el silencio reinando en la habitación, agradecían la apariencia de que entrara en acción los sonidos de los “latigazos”

Keith aún no había empezado a jugar.

Solo estaba calentando motores.

por **Morgan Strauss** Vie Abr 18, 2014 7:20 pm

Miro fijamente a los ojos del brujo pese a que el espacio entre ambos se reducía mucho más con cada segundo que pasaba. Las rodillas de ambos estaban sobre el otro y eso solo le incito a mover un poco la rodilla contra él.
– Claro que voy a matarte, pero ahora me has parecido divertido brujo. Quiero ver de lo que eres capaz o si es que me seguirás demostrando que al final eres un debilucho que se entrega a la muerte frente a cualquier imprevisto que se le presenta – sonrío – así como cuando la tal Desary te dejo – Alessa sabía de esa mujer, pero no había creído necesario mencionarla hasta ese punto en el que ahora se encontraban. Las manos masculinas recorrieron parte de la piel de sus piernas y ella solo permanecía mirándole fijamente, esperando a ver si hacía algún movimiento verdaderamente interesante o solo buscaba ver si era ella como las mujeres que seguramente alguna vez había tenido en su lecho. Sumisas, sufridas y abnegadas que se estremecían al primer roce. Río por la manera en que él la estaba tratando en esos momentos y acerco sus labios que rozo en el mentón ajeno – Interesante… tratarme como a cualquiera de las frágiles criaturas que han estado antes aquí – le mordió el mentón al tiempo que movía sus caderas contra él y volvía a reír – pensé que eras interesante pero al final eres otro aburrido más.

Su cuerpo termino de frente contra aquel poste, las manos de Keith examinaban cada rincón de su cuerpo y maldijo cuando aquel hombre encontró su pequeña daga escondida, ahora era definitivo que solo tenía su cuerpo y su ingenio contra aquel hombre. Al ir investigando por el cuerpo de la asesina, notaba el deleite que se daban aquellas manos e hizo una mueca cuando los dedos masculinos llegaron a donde hasta ese momento no se lo había permitido pero aún así no dijo nada hasta que él hablara de su vestido.
– Lo haría si es que pudiera pero creo que deberás ayudarme ya que cierto idiota me ha inmovilizado las manos y en estos momentos me es imposible hacer algo – la presión que el vestido ejercía sobre su cuerpo fue desapareciendo poco a poco, conforme las cintas que sostenían la parte superior eran liberadas lentamente – gracias… eso se siente mejor – dijo moviendo un poco los hombros y permitiendo que el vestido se deslizara un poco más hacía abajo de manera intencional.

Las manos de la asesina fueron liberadas y atadas nuevamente a aquel poste en el que estaba.
– Tranquilo, toma tu tiempo que no tengo nada más que hacer ni manera de irme de este sitio – soplo a uno de sus cabellos que le estaba cayendo en el rostro y giro un poco su rostro para ver su alcanzaba a darse cuenta de lo que Keith hacía pero solo alcanzaba a ver parte de la espalda del brujo y nada más que eso y la habitación o parte de ella. Una sonrisa picara se dibujo en su rostro al escuchar aquel “Juguemos” quizás por fin aquel hombre mostrara de que estaba realmente hecho – Te matare, pero no ahora – suspiro un tanto aburrida porque el juego no comenzara pero tampoco se hizo esperar mucho cuando su trasero recibió un golpe.

Aquel brujo era al pasar del tiempo más interesante cada vez porque ella nunca se había esperado algo así y mucho menos la manera en que la intensidad de aquellos azotes iban aumentando, haciendo que deseara golpearlo ella.
– ¿Responder a las preguntas? – termino por reír – no responderé nada de lo que quieras y anda… no sigas así… hazlo más duro que no he sentido nada aún. Intenta quebrarme, brujo. – si él estaba dispuesto a jugar, ella más que nadie quería verlo hacerlo, Alessa no hablaría aunque aquello significara la misma muerte, siempre había sido así y siempre lo sería.

por **Keith Lanington** Jue Mayo 08, 2014 7:05 pm

La “prisionera” podría decirse que quería hacer un baile por los postes de su cama si es que el juego de la fusta no le iba demasiado. Keith sabia de aquellos juguetitos sadomasoquistas que contenían en armario que siempre lo tenía bajo llave, pero esta noche era algo especial. No solo haría juegos al borde del sadomasoquismo, sino, que iría lentamente arrancándole gemidos de dolor y no de placer.

¿Dónde estaba su valor?

Keith solamente sin pensárselo demasiado, se dirigía de nuevo hacia el armario en donde estaban sus guantes de cuero negro, aquel que robo de su maestro y su captor, el cual tenía un secreto que a muy pocos había confiado. Unos guantes embrujados especialmente para soportar el calor de las llamas de una hoguera, podrían soportar el frio a bajas temperaturas e incluso podrían crear el caos en el interior del cuerpo enemigo del cual uno quisiera venganza. Estaba todo planeado, pero aun así con los guantes, tomaba lo poco que quedaba de aquel vestido y sin más, con una fuerza sacada de un hechizo y de aquellos guantes, lo arranco del cuerpo de aquella víbora de nombre Alessa, dejándola en ropa interior que igualmente le iban a durar bastante poco.

-….Sigamos jugando…-No mostraba mucho interés en lo que decía su “prisionera” Le mostraba tanta indiferencia que él mismo escuchaba solamente silencio alrededor hasta que aquellas palabras se juntaban entre sí, haciéndose una bola en su cabeza que llego a resultarle bastante molesto -….Dios santo, sí que necesitas un buen psiquiatra… -ríe- Si me quieres matar podrías haberlo hecho cuando estábamos en el carruaje, no que tuvieras a otro haciéndote la competencia….-Aquello le hizo reír hasta en una carcajada sonora, finalmente le golpeo en una de las nalgas azotándola con las tiras de la fusta anteriormente usada.

Muchas noches habían pasado desde que no encontraba diversión como la de la noche que vivían ahora mismo, pero ¿Quién se iba a esperar que el captor de esa noche fuera a ser rematado nuevamente?

Caríele estaba siendo atada por su hermano en la alcoba de debajo de donde estaban “jugueteando” ambas almas asesinas. A Caríele de algún modo le gustaba ese modo de jugar con su hermano, pero cuando sobrepasaba la línea, había que detenerlo por lo masoca que se volvía, pero solamente cuando estaban a punto de ponerse a jugar a algo más atrevido, unos disparos resonaron en toda la mansión y el grito desgarrador de su amo y señor resonó en toda la mansión. Ambos hermanos se miraron el uno al otro. Ninguno sabía que era lo que estaba pasando –Amo…-murmuro con temor Caríele aun atada, pero que enseguida su hermano la desato para que ella pudiera correr hacia arriba, llegar hasta la habitación de Keith y en cuanto la abrió, pudo ver algo que hubiera querido no ver jamás.

Keith, antes de seguir con el juego de “Domar a la bestia” su intuición apareció insegura haciendo que parase todo lo que estaba haciendo, desato el agarre al que Alessa estaba sometida y con un chasqueo de dedos y unas palabras en un idioma antiguo, hizo aparecer un vestido negro demasiado sencillo que cubría el cuerpo de Alessa y de la nada, varias figuras desconocidas vio a través del gran ventanal, parecían prepararse para disparar a alguien, las almas que controlaba le chivatearon que iban en busca de su persona. Desde donde estaba formulo en idioma antiguo palabras que hacían elevar a los cadáveres putrefactos de las profundidades de sus descansos eternos, escuchaba los gritos de dolor y de miedo de aquellos que se encontraban abajo esperando verle para que muriera, pero al tener las manos en alto, vio que aun llevaba los guantes puestos, aquellos que estaban embrujados y que intensificaban el poder de cualquier don mágico.

-…No! –Entonces la habitación comenzó a temblar de sobremanera que todos se estremecieran de terror, viendo que por la habitación, las baldosas se rompían entre sí para hacer aparecer esqueletos o cuerpos aun en descomposición, apartándole de la ventana, poniéndole en peligro, pero se dio cuenta que Alessa estaba aún en la habitación -….¡CORRE! –Mostro piedad por los muertos pero no dejaría que tocaran a Alessa -…¡DEJADME! –Finalmente pudo coger la fusta que estaba a mano y comenzó a quitar cadáveres de en medio, llegando hasta Alessa a quien cogió de la mano para sacarla de ahí, pero uno de los muertos indago su mano en el interior del cuerpo de Keith, justamente en donde se encontraba el hombro izquierdo, como si se tratara de la pantera que indaga sus zarpas en la carne humana, pero ahora era un cadáver sediento de magia y de carne al parecer de la de Keith - ¡AAGHHH!!! –Aquel gemido salió de sus entrañas, intento mover a Alessa fuera de la habitación, pero un corro de muertos los acorralaban contra los pies de la cama y justo en ese momento, Caríele y Phillipe se asomaron en el umbral de la puerta, asombrados por lo que veían.

-¡Basta! –Grito Caríele enfurecida y envalentonándose, tomando entre sus manos el hierro que había cerca de la chimenea para mover la leña, no tendría poderes mágicos, pero podía igualmente enfrentarse a esos monstruos. Los cadáveres iban cayendo bajo las llamas de la chimenea, quedando solo tres. Uno, el que estaba aún profundizando en el hombro de Keith y dos más que se lanzaban hacia ella, pero que con la fusta de su amo los golpeo contra la pared haciéndolos trizas. Phillipe se ocupó de aquel que había herido a Keith y después de aquello le quito con sumo cuidado los guantes negros y los volvia a poner dentro del armario.

Un golpe seco escucho a sus espaldas.

Keith había perdido la consciencia y solo podía mirar a aquella que había sido su prisionera.

-…Ayúdelo…por favor…-murmurando a modo de súplica, pidió por favor que ayudara a su amo, a aquel por el que se desvelaba cada noche por si se encontraba de nuevo en nuevas pesadillas.

por **Morgan Strauss** Miér Jun 04, 2014 6:47 pm

Estaba presa y a merced de aquel hombre, pero le resultaba todo tan divertido que estaba comenzando a desistir de buscar la forma de escapar de las garras de ese hombre; quizás pudiera seguir divirtiéndose de esa manera un buen rato más, mientras que él no se enfadara de ver que sus intentos eran absolutamente inútiles y que no obtendría más que burlas efe su parte y si es que sabía como hacer sus movimientos uno que otro gemido de ella, pero tampoco era sencillo sacarle uno, solo fingidos claro.

– Ahora si que me debes un vestido nuevo, brujo – dijo entre risas burlonas al notar como su piel estaba ahora casi completamente en contacto con el poste en el que se encontraba atada – Me gusta como suena eso del juego, pero ya te dije que más vale que hagas algo interesante o sino me aburridas increíblemente rápido – dicho eso, contoneo su cuerpo de manera sensual contra el poste, sin dejar de sonreír un solo momento. La germana sonrió al imaginarse a si misma con un psiquiatra, ¿Qué clase de cosas obtendría alguien experimentado de ella? Seguro lo que todos, una historia de vida que era idéntica a la que llevaba ahora, solo que de joven con sus padres y hermanos. Era probable que para un profesional le resultase normal la manera de ser de ella, ¿Quién sabía? Tal vez el único loco real, fuera Keith.

La “diversión” que estaba esperando pareció no llegar, de hecho, el agarre al que se encontraba sometida fue liberado y en su cuerpo unas finas telas formaron un vestido nuevo. Con extrañeza enarco la ceja y miro en dirección al brujo, quien debía estar planeando algo nuevo porque ella no tenía alguna otra idea de que era lo que esperaba ahora que le había dejado en libertad para hacer lo que deseara, como matarlo. Nadie le había informado a aquel hombre que no era necesario usar armas para asesinas a alguien; suspiro suavemente, pues parecía ser que nunca se lo dijeron y con unos cuantos pasos se acerco a Keith, solo para ver desde el punto donde él se encontraba, observando a un punto donde ella no veía nada.
Fueron los gritos los que le alertaron de que algo más estaba sucediendo, algo fuera de su vista.

–Vaya no eres tan inútil – aquella especie de cumplido extraño salió de sus labios antes de que la habitación entera pareciera estremecerse y viera en los ojos del brujo cierta alarma y preocupación que era incapaz de comprender – ¿Qué hiciste? Brujo idiota – su mano fue tomada de manera brusca mientras que un montón de cuerpo aparecían de diferentes lugares, rodeando a ambos y no dejando lugar para que escaparan. Chasqueo la lengua, aquellos cadáveres no parecían ir por ella, pero igual de haber tenido alguna de sus armas hubiese sido más sencillo abrirse camino y salir de ese lugar. Sus ojos miraban a Keith que tratando de armarles caminos para salir, fue herido nuevamente y un grito salió con intensidad. La germana le miro, los cadáveres no le prestaban atención pero tanto sus ojos como los de Keith estaban a ratos en el otro; Alessa no se movió, aguardaba ya porque aquellos muertos asesinaran al brujo y entonces su misión estaría cumplida. Era una lastima que ella no le hubiera eliminado, pero también apreciaba que el brujo fuera tan idiota como para llamar a quien terminaría con su existencia.

El rojo de la sangre del brujo teñía cada vez más a su alrededor y llamaba también más cadáveres; pero antes de que el cometido terminara, la sirvienta de antes y un hombre entraron y comenzaron a defender a su señor. Suspiro y cruzo los brazos mientras que todo llegaba a su fin, aquel par terminaron por destruir con fuego los putrefactos cadáveres y frente a ella, Keith cayo inconsciente. La sangre seguía fluyendo de su herida pero eso no era problema de ella, ahora era libre; tendría tiempo después para regresar y asesinar al brujo.
Dio la espalda a todos ellos, cuando la voz femenina de la doncella fue dirigida a ella.
– No tengo porque ayudarle, si se muere es mucho mejor para mi – sonrió y se giro a mirar una vez más en dirección a ellos. La doncella trataba de levantar a su amo para recostarle en la cama mientras que el hombre salió apresurado, quizás por lo necesario para volver a curarle.

La asesina movió la cabeza de un lado a otro y antes de que aquella doncella volviera a hablar, ya estaba a un lado de ella, ayudando a llevar al brujo a la cama.
Acomodaron al inconsciente brujo con cuidado y entonces Alessa miro a la joven.
– Ve a ayudar a … – señalo en dirección a donde había ido el hombre – quien sea ese para que traiga las cosas rápido – camino entonces hasta recoger parte de las telas de su vestido y fue al lado de Keith, sentándose en la cama y presionando para detener el flujo de sangre de la herida – Anda, rápido… – dijo a la doncella que salió disparada mientras que ella se quedaba, mirando al brujo – Vaya que eres idiota… – y aún con él inconsciente, sonrió.

por **Keith Lanington** Lun Jun 30, 2014 4:59 pm

-¿Y tú? Al parecer sigues aquí….-Aquella mujer que de nombre se llamaba Alessa tenia el peligro inscrito en su piel, en sus ojos conocía el dolor y las manos que sujetaba lo que fuera que paraba la sangre salir de la herida, conocía el manejo de como se manejaba un arma de fuego o probablemente de como manejaba una pequeña daga. De algún modo estaba previsto dificultar la situación con un poco mas de magia, pero en el estado que estaba, tenía serias dudas de poder hacer acto de sus propios poderes. ¿Qué sería lo que con sus poderes mostraría ante los ojos de la asesina de cabellos oscuros?

-¡amo! –Cariele había llegado al parecer a tiempo para ser atendido, pero los celos le corrieron por dentro al ver como su amo observaba con una sonrisa socarrona a la mujer que estaba a su lado -….amo… ¿La ama a ella? –Soltó sin darse cuenta de que lo dijo en voz alta, dándose cuenta en la habitación en la que ella estaba. En ese momento Keith miraba de una mujer a otra, se quedo observando a su doncella con cara de circunstancia, pensando en como formular su respuesta, obviamente sabia la respuesta pero su sonrisa volvió a su rostro.

- ¿Cómo? ¿No sabias que una bala puede interceder más rápido que una flecha de cupido? –Termino riendo como le permitían sus pulmones, pero hace un momento, él había estado sujetando la mano opuesta de Alessa a la que estaba obstaculizando el derrame de sangre de su herida y aun seguía sujetando aquella mano –Cariele…lárgate y procura ceñirte a tu trabajo….-Solamente con aquellas palabras llenas de sequedad y que fueron como arena en el paladar de Cariele, Keith y Alessa se quedaron solos, con una doncella llorona yéndose de aquella habitación -….Siempre la misma historia…-Suspiro mientras intentaba levantarse o al menos reincorporarse de lado sobre la cama, haciéndose apoyo en la mano de Alessa.

- …¿Te han dañado Alessa? –Pregunto en un momento cuando su mirada esquivo la de ella, se otorgo el derecho de toser hacia un lado -….-Inmediatamente soltó la mano que sujetaba, no se había dado cuenta hasta el momento -…Aunque esto lo sueles ver cada día ¿no? Digo, este tipo de desliz con cada brujo apuesto al que pretendes asesinar….- Entonces tras decir eso como si tuviera un rastrillo en la garganta, le recordó que aun no le había dicho nada y que su juego de tortura –el que había sido interrumpido- debían organizarlo de nuevo…aunque ahora no fuese el momento idóneo para aquello -…Cosa que me recuerda que te has escapado….-Señalo con el pulgar y el índice –Y estaba a esto de sonsacarte para quien trabajas…-Y en un momento de despiste, tomo la mano de Alessa, tiro de ella hacia él y rápidamente él ya estaba sobre ella.

-….¿Quieres seguir en esta pose? –Susurro lentamente sobre aquella oreja, retirando varios cabellos oscuros de su rostro, dejando libre la hermosa piel de aquel cuello, besándolo con sutileza hasta que finalmente sus manos seguían el camino de la perdición hasta la proximidad del suave tacto de aquellas nalgas que ya de por si, su vida corría peligro si seguía tocando mas allá del oscuro y hermoso conjunto de encaje –Dime Alessa…-siguió susurrando lentamente ahora por cada trozo de su piel, subió hasta quedar a su altura, llevando consigo los brazos de Alessa y volviéndolos a atar imaginariamente a la cama con la suficiente fuerza mágica que pudiera poseer en ese momento.

por **Morgan Strauss** Dom Jul 27, 2014 9:36 pm

Se concentraba en mantener la herida presionada, evitando de esa manera que la sangre continuara fluyendo del cuerpo del brujo. Dos veces durante la misma noche eran el limite para salvar la vida de alguien, aunque por aquel brujo, quizás lo hiciera una tercera, únicamente porque le divertía y le parecía poco usual la manera en la que se comportaba. Keith se mostró como nunca nadie ante la germana. No le había temido, le capturo y de hecho la salvo de terminar atrapada por los cadáveres que lo dañaron. Suspiro y apenas levanto la mirada de aquel rostro inconsciente cuando escucho la voz del brujo; una sonrisa se dibujo en los labios de la asesina.
– Aún puedo irme y dejarte morir si es lo que quieres, aunque de seguro tu sirvienta enamorada se molesta. Me ha pedido bastante desesperada que te ayudara, así que no es por mi gusto que este aquí – presiono un poco más la herida, con la intensión de lastimarle y quitarle esa seguridad que sus palabras siempre transmitían pero sobre todo la sonrisa de aquel rostro.

– Deja de moverte brujo – la voz de Alessa sobo molesta, mientras que al parecer con el uso de sus poderes mágicos, Keith hacía que la sangre se detuviera en parte, pero eso no implico que ella alejara la mano de donde se encontraba. Sus ojos observaban fijamente a Keith y estaba por decirle que no hiciera cosas innecesarias cuando la voz de la doncella retumbo en toda la habitación. La germana no pudo evitar reír por lo bajo, aquella situación era lo más extraño que se había visto enfrentando en todos sus años de vida – Anda Keith, responde… ¿Me amas? – una sonrisa burlona apareció en sus labios y se centro en observar a quien se suponía debía asesinar. Termino por reír mucho más ante la respuesta del hombre que estaba prácticamente bajo su cuerpo. No se había percatado de que el brujo sujetaba una de sus manos pero no la retiro, solo por el gusto de verle la cara de sufrimiento a la doncella que se alejaba con expresión herida.

– Le has roto el corazón a la pobre, ella que estaba tan preocupada por salvarte la vida. Ahora no deberé preocuparme, sino te asesino yo, seguro la despechada de tu doncella lo hará por mi – La sangre que fluía de la herida era ya solo una mínima parte a lo que antes brotaba. Suspiro cuando noto como volvía a moverse para quedar en una mejor posición – Vaya que tu quieres morir demasiado pronto – desvió la mirada, observando aquel cuarto en que ahora solo estaban ambos. El cuarto se encontraba hecho un desastre y cuando Alessa regreso la mirada al brujo, este pregunto algo que no se espero jamás y que le dejo sin palabras.

Las palabras que siguieron a aquella pregunta le hicieron regresar a la realidad y sonrió de manera juguetona.
– Claro, me pasa a diario toparme con brujos apuestos y siempre termino atada en sus habitaciones o evitando que mueran desangrados – Aquello que estaba viviendo al lado del brujo eran cosas que nunca antes experimento y que quizás después de él, no volviera a experimentar – Yo no me escape, me dejaste en libertad porque te preocupaba que mi bello cuerpo fuera lastimado por esas cosas que llamaste – suspiro – La verdad es que no puedes resistirte a mi y de hecho ahora deseas que sea yo quien te asesine más que cualquier otra persona – rió por lo bajo y ante su ligero descuido termino en la cama aquella, con el cuerpo de Keith sobre el suyo y la sonrisa juguetona en los labios. Aquel hombre era definitivamente diferente a todo lo que había visto antes, a todos cuanto probo antes.

Los labios del brujo siguieron su cuello, besándole de manera tentadora mientras que ella no oponía resistencia alguna.
– Por mi no me molesta – susurro también ella, cerca del oído del brujo. Sus manos habían ya abandonado aquel cuerpo y la sangre no fluía para nada de la herida en el cuerpo del hombre que se encontraba recorriendo las curvas de su cuerpo. Sus manos fueron elevadas y noto como algo rodeaba sus muñecas, no requirió ver nada, sabía que era la magia del brujo la que le impedía mover los brazos – ¿Qué quieres que te diga? – movió un poco la cabeza, observando los ojos de Keith y la cercanía de él. La asesina levanto el rostro, rozando con sus labios la mejilla ajena – ¿Qué tienes planeado hacer conmigo brujo? – y sin pensárselo mucho, rozo de manera lenta sus labios contra los de aquel hombre. Esperando a que actuara de alguna manera que volviera a sorprenderla.

por **Keith Lanington** Mar Jul 29, 2014 8:03 pm

No rechazaba ningún movimiento de Alessa cerca de su cuerpo. Keith, desde una mesita de noche, saco un poco hacia afuera uno de los cajones de la mesita de noche para sacar una mascara oscura que no contenía orificio alguno para poder ver algo. No era transparente, sino completamente opaco para que la vista estuviera obstruida. No se detuvo del modo en que se la puso, rozando rodilla contra el punto G de la asesina, atándosela con cautela para después ir con ambas manos hasta el vestido que deshacía con su magia, envolviéndola en un humo negro que la hizo aparecer en ropa interior -….No es tu cuerpo lo que anhelo en estos momentos….-

Un tic en su cuello apareció que le hizo encoger uno de los hombros, se masajeo la nuca con una de sus manos a la vez que la izquierda se deslizaba con lentitud por el vientre envuelto en ropa de encaje oscura provocativa, deteniéndose en parte de su centro al que insto apretando con dos dedos en su centro. No noto cierta libido en la asesina ¿Qué debería hacer? Se retiro de la mesa de juego en la que estaba atada la asesina, sobre su cama que era igual una mesa de juegos que podrían elevarse a algo más salvaje. Encontró aquella fusta de tiras de cuero, la cogió por el mango e inmediatamente se quedaba viendo a Alessa – Hermosa imagen –Se había olvidado de su “casi” curada herida del hombro. Ahora sentía como un cosquilleo le atacaba conforme movía el brazo. La fusta, oh si, la fusta.

La golpeo una vez en el interior del muslo, varias veces sin dejar que la sonrisa de su rostro le abandonase. En realidad el se excitaba de cualquier forma, hubiera deseado alguna vez que la sumisa ante él hubiera sido aquella dulce joven llamada Desari, pero al parecer quien fuera inmortal tenia todas las papeletas en el bolsillo para ganársela a pulso. Tenia en cuenta que ahora todo estaba mejor equilibrado. Jamás había conocido a una persona que estaba igual de loca que él. Odiaba admitirlo, pero Desari solo era una princesita que necesitaba alguien quien la cuidara….sobrio. Volvió a golpear a Alessa –bien, ¿Qué tal un nombre? Quizás después pueda untar algo mas que sangre en mis sabanas…si no me respondes –Aquellas últimas palabras las dijo con firmeza por cada silaba, mostrando en que iba en serio.

Comenzó a pasearse lentamente por la sala hasta que vio una de las armas de Alessa. La conocía. Una pistola pequeña, pero de poderosa pólvora y combustible. Lo nuevo en armas de fuego y municiones. Algo parecido a una bala pírica que se utilizaba para activar la conocida llama de fuego cuando se es principiante en brujería. Tomo el arma y se fue tumbando de lado junto a Alessa, coloco el cabezal de la pistola en mitad de sus piernas y lo restregaba mientras le susurraba palabras para encandilarla y así tener un poco de suerte en aquel interrogatorio.

por **Morgan Strauss** Miér Ago 13, 2014 4:51 pm

Lanzo una risa al aire cuando aquel brujo rozaba sus zonas más sensibles. Vaya que sabía la manera en la que a Alessa le gustaba jugar y esa clase de juegos siempre eran aceptados por parte de ella.
– Entonces ¿Qué es lo que planeas obtener de mi brujo? – sonrió con picardía, mientras la visión le era privada por aquella mascara que le impedía que siquiera un poco de luz entrara por ella – No creo que sea el momento apropiado para juegos, pero si es lo que estas buscando entonces, lo aceptare – la sonrisa se ensancho por su rostro. Las manos masculinas se deslizaban por su vientre, pero Keith debería esforzarse un poco más si es que buscaba alguna reacción más intensa por parte de ella, sabía que él era capaz de lograrlo, no tenía la menor duda al respecto.

– Las imágenes que ofrezco no siempre son hermosas, así que aprovecha estos momentos – no olvidaba el cometido principal que le llevo a estar en aquel lugar. Aún debía asesinar al brujo si es que deseaba la jugosa paga que darían por su cabeza, pero no existía nada que le impidiera divertirse algún tiempo con él, disfrutar de lo que Keith le ofreciera antes de dar el golpe certero que acabaría con la vida del hombre. El golpe que recibió con la fusta fue algo tan repentino que su cuerpo trato de moverse ante la sorpresa. Un golpe más y otro más, mientras que ella solo mordía un poco sus labios para no darle el gusto a aquel hombre de que dijera algo. Nuevamente las preguntas fueron formuladas y ella solo pudo reír antes de que la seriedad inundara el ambiente, pese a que le era imposible ver al brujo, podía notar en su voz la seriedad que conllevaban sus palabras – Un nombre, puedo darte muchos si es lo que gustas pero ninguno que te sirva – suspiro – sabes que no te diré nada, nunca. Pase lo que pase me llevare todo lo que sé hasta ahora a la tumba, así que pierdes tu tiempo brujo – no pensaba hablar para nada, si quería obtener algo debería buscar otras fuentes o convencerla de que lo mejor era cambiar de bando y ayudarle.

No tardo mucho en notar como el peso del brujo iba de un lado a otro y una sensación fría le rozaba entre las piernas. Una mueca de descontento se dibujo en sus piernas al notar que era su propia arma aquello que el brujo estaba usando pero si quería parte de espectáculo ¿Qué más podía hacer?
– Si te dijera que la verdad no se quien me ha contratado – mintió mientras elevaba un poco las caderas y trataba de mover los brazos – y de saberlo, no te lo diré. No hasta que me des una buena oferta – sonrió finalmente, buscando poder mover una de sus piernas para darle algún golpe certero a Keith – O al menos déjame ver con quien estoy tratando debidamente – la sonrisa se mantuvo en sus labios. Que aquel hombre le permitiera seguir viéndole así sabría mejor como actuar o que hacer – Lo merezco por haberme quedado a ayudarte ¿No lo crees?

por **Keith Lanington** Vie Ago 29, 2014 9:32 pm

Parecía que decía para Keith todo era de gustos imposibles y ella misma demostraba esa teoría con creces. No le iba a soltar el nombre de alguien que quería su cabeza, podría tener una idea pero podría estar fuera de las probabilidades a tomarse en cuenta. Era imposible de que su idea fuera factible, de que todo pudiera ser cierto. Solo le quedo suspirar, chasqueo los dedos, deshizo todos los agarres, se guardó la pistola de Alessa en el arsenal de su alcoba y solamente suspiro apoyando los puños en la madera. Del armario saco una camisa que se la puso con ciertos desaires, observando de reojo como ella estaba aún en su cama.

– Vístete…-Murmuro con sequedad- Seguro el que te haya contratado te estará echando de menos para matarte o a mi otra vez….-Antes de recoger todos los artilugios de tortura de bajo nivel fue fuera de la habitación por unos diez minutos, cogió un vestido oscuro de alguna de las doncellas y se lo entrego a Alessa, colocándolo sobre el colchón de la cama. Keith miraba la mirada de Alessa con firmeza, con templanza y severidad. Tenía que ver de qué madera estaba hecha y pensar si tendría que sacar los otros instrumentos de juego.

Keith, cuando estuvo secuestrado hace tiempo atrás entre Paris y Rusia por aquel que se hacía pasar por brujo, aprendió de las artes de la seducción y del sadismo. Por ello ahora él tenía un equipo lo bastante cualificado para poder hacer entender a una mujer de quien era propiedad, pero como no era el caso de Alessa, su plan tendría que llevar otro rumbo. Lo que hubiera hecho su antiguo secuestrador sería dejar escapar a la presa y sorprenderla cuanto menos se lo espera. Después someterla a una nueva forma de tortura que sería colgándola de nuevas cadenas en el aire, pero no, Keith no querría usar esos métodos tan sadomasoquistas que uso su secuestrador con él que casi lo llevo hasta la inconsciencia de tanto golpe que recibió porque resultaba que no llegaba a sus expectativas. Entonces probó con abusar de su propio cuerpo hasta usarlo en público solo para poder seguir fastidiándolo. No sabía que tenía con él, pero esperaba no volver a verlo jamás en la vida.

De todos modos, sentía como si la asesina llamada Alessa Strauss la conociera de antes, pero era extraño ya que la había conocido esta noche cuando ella atraco su carruaje a principios de la noche. ¿Qué hora seria ahora? Cuando se dio la vuelta se quedó observando a Alessa, solamente suspiro una vez más, masajeándose la nuca una y otra vez para poder pensar en el paso siguiente – Vamos…-Se acercó a ella y le quito la funda de los ojos, se quedó observando a esos ojos verdes llenos de misterio – Te traje un vestido de una de las doncellas…-Rio con lentitud y le mostro a Alessa que la magia en sus muñecas estaba desactivada – Si no quieres decirme para quien trabajas, no sé cómo voy a protegerte de la visión que he tenido hace unos segundos…-hace un gesto de mirarla orgulloso, como si llevara razón a pesar de que no había visto nada sobre ella, pero una cosa era cierto y era que al tenerla cerca, la atracción hacia ella se hizo más notoria.

No era por el peligro que sentía al estar cerca de ella, sino porque su corazón comenzó a palpitar rápidamente y eso le asusto un poco. No hizo gesto alguno para que ella viera que se delataba por sí solo, siguió neutro tal y como pretendía seguir. Seguramente la adrenalina estaba afectándole pues bien él necesitaba la energía de la naturaleza y de su deidad, de Gaia para subsistir con su espíritu mágico. Sentía que decaían sus energías. No había pasado media noche siquiera pero había habido demasiados eventos recientes a recordar y al parecer, aun no estaba curado del todo de la manera abrupta que cayó sobre la cama justo al lado de Alessa –Agh! –Gimió tocándose el hombro esta vez.

por **Morgan Strauss** Miér Sep 17, 2014 5:40 pm

Era un iluso si pensaba que la asesina cantaría cual pajarito al verse amenazada por él; no era digno que alguien que trabajara de la manera en que ella lo hacía fuera tan fácil de doblegarse y por eso se mantendría firme a pesar de todo lo que él dijera o hiciera, Alessa estaba preparada para lo que fuera que viniera de parte del brujo aquel. Una sonrisa entre satisfacción y decepción apareció en su rostro cuando las cadenas mágicas que le mantenían inmóvil desaparecieron, tal parecía ser que el brujo se daba cuenta de que eso no lo llevaría a ningún lado y optaba por cambiar estrategia a lo cual la germana se mantenía atenta, la vista impedida pero sus demás sentidos al tanto de todo.
– Vaya, pensé que era de mayor duración sus intenciones. Al parecer me he equivocado con usted Lanington, es como cualquier otro que opta por rendirse antes de conseguir algo; en esta ocasión no sé si felicitarle o darle mis condolencias por tal manera de actuar – decía desde la cama y cuando la voz masculina se torno mandona respecto a lo que debía hacer suspiro – Claro, voy a vestirme con la ropa que me has dejado. Que brillantes palabras brujo – se mantuvo en su sitio y escucho a las palabras atenta; pensando en que iba a responderle cuando el brujo camino a un sitio que no supo y ella se quedo ahí a solas, levantándose de aquella cama con calma para terminar sentada.

Los pasos volvieron a la habitación y entonces uso esos momentos para seguir explayandose, sin estar segura de si era Keith o alguien más.
– Quien me ha enviado a asesinarte no me matara, eso debes saberlo claramente – sonrió – Además aún no se ha dicho que he terminado mis intentos de terminar con tu vida, no te sientas tan seguro como para creer que te has librado de mi – la venda que cubría sus ojos desapareció y los ojos de la Strauss se posaron sobre los ajenos, con la sonrisa aún en los labios. La mirada severa que le dedicaba Keith le dejaba pensando en que era lo que pasaba por aquella misteriosa mente. Miro de rápido el vestido aquel – Gracias por el vestido, supongo – y segundos después volvía la mirada a aquel hombre – ¿Piensas que caeré en ese truco? Puedo deducir a la perfección que solo tratas de encontrar otro modo de obtener de mi información, no nací ayer Keith, no seas ingenuo – le sonrío – y si es que realmente has tenido una visión de mi bueno, si incluye mi muerte quizás ya era hora de eso, ¿no lo crees? así que, ¿quién soy yo para estar contra la naturaleza y sus designios – suspiro pasando sus dedos por aquellas telas del vestido que descansaba sobre la cama. Obviamente era el vestido de una doncella y eso le tenía sin cuidado – Por cierto, no se con que derecho te crees pero más vale que me devuelvas mis cosas, a menos que pienses pagarme por ellas – rió burlona, sin despegar la mirada de aquel brujo con quien tanto se estaba divirtiendo.

De manera sorpresiva, Keith se desplomo a un lado de ella sobre la cama, con la mano tocando la herida que antes recibiera y la asesina solo atino a negar suave.
– Te dije que era demasiado pronto para que te estuvieses moviendo, pero ahí ibas, terco – suspiro y una de sus manos fue a acariciar con parsimonia los cabellos del brujo – la próxima vez deberías escucharme Keith porque de esta forma solo quedas a merced de mujeres como yo – sin dar tiempo a nada se movió con velocidad hasta ponerse sobre él a horcajadas– me sería tan sencillo optar por asesinarte justo ahora, después de todo no se necesitan armas para matar – acerco sus rostro al del brujo divertida por la situación. Las manos de Alessa pasaron por el cuello de Keith – sería tan fácil acabar contigo justo ahora pero sería tan aburrido – sin más que decir se levanto de la cama, apoyandose de manera deliberada en el hombro herido de Keith para poder tomar el vestido y cubrirse finalmente el cuerpo. A paso lento regreso hasta donde el brujo se encontrada, lucía agotado y no era para menos después de todo lo acontecido. La germana se sentó a un costado de él y le sonrío – Que lastima que no pudimos encontrarnos de otra manera, hubiera sido un placer no tener que asesinarte – no dijo nada más, únicamente se acerco a aquellos labios para besarle y alejarse después de morderle el labio inferior – Descansa brujo, que quizás no veamos de nuevo.

Era hora de irse, de dejar a aquel hombre por el bien de la misión y de ella misma pero como todo durante esa noche, sus planes no saldrían tal cual lo pensó.

por **Keith Lanington** Lun Sep 29, 2014 7:31 pm

-You’re a dangerous type Alessa Strauss….-Le tomo de la cintura de un solo movimiento de su brazo hacia ella para tenerla bien cerca de su torso, su mano derecha había cogido la mano izquierda de Alessa para besarle el dorso con parsimonia, acariciando los dedos con el pulgar y sonriéndole – si te vas…procura que no te maten para que a la próxima vez tú y yo podamos encontrarnos como es debido y no de este modo…-Sin que se diera cuenta la germana, Keith con fácil habilidad, con los últimos poderes que le quedaban hizo aparecer una daga mágica, con la que le hizo un escueto corte por el interior de los muslos de esta, aprovechando que la había acercado hacia él – Así tendré vigilada a la abeja reina…un bicho con mucha miel en su colmena…y que algún día deseare succionar todo de ella….-Termino por besarla una y otra vez, acabando por soltarla pues notaba en ella la prisa inminente a irse de su lado.

Sabía que no podría retenerla por siempre en su mansión y entonces fue cuando Keith vio a su doncella molestarlos, molestarle a él precisamente. Vio como Cariele hacia unas reverencias hacia Alessa como modo de disculpe y del baño volvía con un barreño, toallas y agua limpia. Comenzó a limpiar las heridas de Keith, ignorando a la mujer de cabellos negros. Cuando termino, dejo allí el barreño y acompaño a Alessa hacia la salida de la puerta.

Cariele observo a Alessa - ¿Qué pretende con mi amo? –Cerró la puerta para que su mismo amo no las escuchara hablar. No quería que le dijera nada, ella seguiría cuidándole allí donde él fuera. La quisiera o no la quisiera. – Porque si en la próxima visita que le vas a hacer vas a matarlo, no sé por qué no lo has hecho cuando has tenido oportunidad de hacerlo…-Cariele suspiro- Debes de tener compasión al fin y al cabo pero no quiero volver a juzgaros…es más…no quiero que veas más a mi señor…ya que la próxima vez puede que no le vea más…-suspiro vagamente, mirándose la punta de sus desgastadas botas – y es un rollo tremendo buscarse otro empleo…-desvió la mirada para no mirar a la asesina.

No quería verla, no por lo que le haría a su amo, sino porque era mucho más hermosa que ella. Aquellos ojos claros con aquella belleza germana…era imposible compararse con ella. Alessa era más hermosa que ella misma o cualquier doncella de la mansión. Entonces, en un esfuerzo termino mirándola, le cogió de las manos para terminar rogando – Si alguna vez se cruza con mi señor….no le mate…-Suspiro y se acurruco en el pecho de Alessa - …. –suspiro sintiéndose intranquila – Él es un buen hombre y muy severo pero necesita la mano de una mujer…-se alejó para mirar a Alessa y terminar haciendo una reverencia – la de usted…-Cariele con aquellas palabras ¿Habría asustado a Alessa? O ¿La habría alentado para que se pensara el próximo encuentro con su señor?

-Tiene reservas de comida, algo de abrigo y un caballo que espera para que usted vaya a donde desee…-Con aquello último, la doncella enamorada de Lanington fue adelantándose a Alessa para que esta supiera donde estaba todo. Esperaba que al menos, comprendiera que para Cariele, Keith era importante pues no solo se había enamorado y no era correspondida por él, también para su hermano y ella que al final, ambos encontraron una familia junto a los Lanington desde muy, muy pequeños.

por **Morgan Strauss** Lun Oct 13, 2014 5:09 pm

– ¿Matarme? Divertidas palabras brujo, pero quien debe cuidarse eres tu porque seguramente pronto volveré por ti y entonces no tendrás tan buena suerte y sobrevivirías – sin darse cuenta, había recibido el corte de una daga y le araño la mejilla – Sigue soñando brujo – dijo cuando ya había abandonado la cercanía con el brujo y mientras maldecía por nuevamente haber sido descuidada y llevar ahora un corte que no sabía que intención real llevaba. No podía decir que no se iban a ver de nuevo, de ser por ella se encontrarían antes de lo que él esperara pero parte de ella le decía que verlo de nuevo le dejaría con pocas maneras de procedes después; debería matarlo o rendirse a esos “encantos” del brujo.

Se encamino a la salida, seguida de cerca por la doncella que no le apartaba la vista ni un segundo y que realmente comenzaba a molestarle seriamente. Creía poder salir de aquel hogar haciendo únicamente lo suyo y que todo quedaría pospuesto para un siguiente encuentro, pero las palabras molestas de la doncella del brujo le hicieron sonreír pese a que no tenia ganas de hacerlo.
– Lo que pretenda es algo que a una doncella como tu no le debe interesar en lo más mínimo. Alégrate de tenerlo vivo esta noche – se acerco a ella – Convencele de que estar contigo es buena opción porque esas ideas de mantenerlo a salvo son una vil mentira, estas tan enamorada de él que se nota que sufrirás cuando termine por matarlo. Disfrutalo mientras se mantenga con vida y no me interesa en lo más mínimo si me juzgas o dices que no le veré más – le sonrío y se alejo – Seguro encuentras trabajo pronto, no te desanimes aunque no puedo asegurarte que consigas un amo similar a ese brujo – estaba por alejarse entonces cuando su mano fue tomada y la sorpresa en la expresión de la germana fue mayúscula al escuchar todo aquello que decía – No se por quien me tomas. Yo nunca he dicho que quisiera estar cerca de él, mi misión es matarlo y nada de lo que puedas decirme cambiara ese asunto – termino por alejarle y avanzo entonces detrás de esa extraña doncella que le guió sin otro contratiempo hasta un caballo.

Era increíble la manera en la que había resultado todo aquello y aún con las dudas que acarreaba toda esa amabilidad acepto todo. Igual pensaba deshacerse del caballo y andar a pie cuando estuviera suficientemente lejos. No volvió a mirar a la doncella o si quiera en dirección a la mansión; Alessa tenía muchas cosas en las cuales pensar, muchas eran decisiones importantes y por lo tanto, mucho más complicadas que cualquier otra cosa en el mundo. Podía decir que no era cierto, pero las palabras de aquella doncella le habían dejado demasiado en que meditar. La oscuridad de la noche se comió lentamente los pasos de la germana y un nuevo día amenazo con aparecer, al igual que las nuevas resoluciones.

TERMINADO

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