AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Dangerous Love [PRIV]
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Dangerous Love [PRIV]
Cada cierto tiempo, Lenneth visitaba a Thomas al orfanato. Se había vuelto todo un jovencito y hacían varias cosas juntos. Ella se sentía como la madre que nunca había tenido pero por motivos adversos, aún estaba manejando su magia, aun no sabía controlar su poder y seguramente le pondría en peligro. Asi que por el momento le visitaba en el orfanato como buena “casi” madre adoptiva que era, le contaba todo lo que hacia en el dia pues ella solo iba de noche al orfanato de vez en cuando. Menos de lo que en realidad si le gustaría ir. Para ella los niños son como los niños que nunca podrá tener, como la familia que acaba de recuperar pero no puede seguir adelante con ella debido a que esta sola en su mansión.
Se levanta cada mañana preguntándose cuál será el próximo movimiento que hara, que cosas la depararan en el día o que pasara al acostarse. Si se acostara sola como siempre lo hace o habrá alguna que otra excepción. Simplemente pensando en todo lo que ha vivido por ella misma simplemente cree que ya no podrá con más cosas. Lo último que le queda será la muerte, probablemente se quede sola para siempre y nunca nadie la recuerde.
Ahora estaba en la sala principal donde todos los niños nuevos, tres habían llegado nuevos al orfanato de Paris, y que se unieron a los cuentos que narraba la antigua condesa. Sí. Ya no era condesa y ahora era una bruja novata intentando adaptarse a sus poderes y en el círculo de la alta alcurnia. Su poder tenía que ser controlado, pero de todas maneras nadie sabía que ella era una brujita. Les contaba a los pequeños cuentos para irse a dormir. Thomas estaba en primera línea y escuchaba con atención. Detrás le seguían Emily y Jack estando al lado de un niño que era demasiado callado.
La noche transcurría con normalidad hasta que comenzó a escuchar sonidos extraños en la oscuridad de los pasillos.
Se levanta cada mañana preguntándose cuál será el próximo movimiento que hara, que cosas la depararan en el día o que pasara al acostarse. Si se acostara sola como siempre lo hace o habrá alguna que otra excepción. Simplemente pensando en todo lo que ha vivido por ella misma simplemente cree que ya no podrá con más cosas. Lo último que le queda será la muerte, probablemente se quede sola para siempre y nunca nadie la recuerde.
Ahora estaba en la sala principal donde todos los niños nuevos, tres habían llegado nuevos al orfanato de Paris, y que se unieron a los cuentos que narraba la antigua condesa. Sí. Ya no era condesa y ahora era una bruja novata intentando adaptarse a sus poderes y en el círculo de la alta alcurnia. Su poder tenía que ser controlado, pero de todas maneras nadie sabía que ella era una brujita. Les contaba a los pequeños cuentos para irse a dormir. Thomas estaba en primera línea y escuchaba con atención. Detrás le seguían Emily y Jack estando al lado de un niño que era demasiado callado.
La noche transcurría con normalidad hasta que comenzó a escuchar sonidos extraños en la oscuridad de los pasillos.
Lenneth P. Stratowski- Hechicero Clase Alta
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Re: Dangerous Love [PRIV]
La luna ya había salido cubierta de las nubes que habitaban a esas horas de la noche en el cielo parisino lo que quería decir que el trabajo empezaba en este nuevo día, observa a su alrededor los animales nocturnos comenzaban a salir, a despertar algunos buscando algo de alimento, el cantar del búho anunció la hora de empezar la cacería; dos hombres por los bosques van corriendo tras una bestia que lanza un gruñido junto a un tronco al menor de los hermanos, que con flechas ataca a aquella bestia para que su ira se muestre en las garras y los colmillos afilados presa del hambre admira jugosos a los inquisidores que le prepararon una trampa, la misma que falla para capturarlo gracias al Evan. La bestia escapa rumbo al centro de la ciudad, Keane está herido producto de la fallida trampa por lo que quien toma el lugar es el menor, ahora todo dependía de él.
Por las calles van atacándose, aquel ser arroja las tejas a su atacante que solo lo recibe con disparos de balas de plata y con flechas envenenadas, hasta que cerca el orfanato toma a uno de los niños como rehén, Evan corre tras ellos peleando cuerpo a cuerpo con aquel lycan al punto de este herirle en el costado pero antes de darse por vencido clava una de sus flechas en la pierna de lobo que aulla y huye de la escena, dejando al inquisidor mal herido, la pequeña niña que fue salvada ayuda a su héroe a ingresar al orfanato para curarlo, pero sus pequeñas manos no pueden hacer mucho por lo tanto, aquel hombre entre sonrisas se aleja de ahí no sin antes enmarañar los cabellos de la muchacha y otros niños que observaban sus armas y el cuerpo fornido del inquisidor.
Sus pasos lentos trataba de llevar para no ser escuchado en ese lugar, pero no precavió como su hermano que podría cruzarse en el camino con alguien que delataría su presencia y sobre todo su herida lo que le metería en muchos problemas sobre todo en aquel lugar poco apropiado para haber llevado a cabo una lucha.
La visión nublosa, sus pasos serpenteantes, y esa voz casi muda de un –Lo siento– es todo lo que deja por el momento antes de dejarse caer contra el suelo, o mejor dicho contra algo que estaba frente a él, algo que tenía una aroma cálido pero engañoso.
Por las calles van atacándose, aquel ser arroja las tejas a su atacante que solo lo recibe con disparos de balas de plata y con flechas envenenadas, hasta que cerca el orfanato toma a uno de los niños como rehén, Evan corre tras ellos peleando cuerpo a cuerpo con aquel lycan al punto de este herirle en el costado pero antes de darse por vencido clava una de sus flechas en la pierna de lobo que aulla y huye de la escena, dejando al inquisidor mal herido, la pequeña niña que fue salvada ayuda a su héroe a ingresar al orfanato para curarlo, pero sus pequeñas manos no pueden hacer mucho por lo tanto, aquel hombre entre sonrisas se aleja de ahí no sin antes enmarañar los cabellos de la muchacha y otros niños que observaban sus armas y el cuerpo fornido del inquisidor.
Sus pasos lentos trataba de llevar para no ser escuchado en ese lugar, pero no precavió como su hermano que podría cruzarse en el camino con alguien que delataría su presencia y sobre todo su herida lo que le metería en muchos problemas sobre todo en aquel lugar poco apropiado para haber llevado a cabo una lucha.
La visión nublosa, sus pasos serpenteantes, y esa voz casi muda de un –Lo siento– es todo lo que deja por el momento antes de dejarse caer contra el suelo, o mejor dicho contra algo que estaba frente a él, algo que tenía una aroma cálido pero engañoso.
Keane & Evan Caruso- Inquisidor Clase Alta
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Re: Dangerous Love [PRIV]
Las aves perdidas siempre caen en el olvido.
Las aves vuelan al unísono.
Las aves viven encerradas en un ciclo vicioso.
Teniendo en cuenta de que todo estaría perdido para ella solamente se quedó mirando a aquel que sujetaba con esfuerzo. Después la ayudaron con el desfallecido a que estuviera acostado sobre una comoda cama de reserva que tenían en una habitación del servicio, de los funcionarios del orfanato. Ella comenzó a reorganizar la habitación, a todos para que fueran a la cama y que el cuento seguiría después. Organizo toallas para que tuvieran listos para poder atender la herida que en realidad eran varias heridas por todo el cuerpo, ¿Cómo era posible? Era una locura como aquel extraño habia entrado en el orfanato pero no lo iban a dejar ahí tirado. En cambio, Lenneth lo tomo en sus brazos para poder acogerlo en su seno y sentirlo, protegerlo mucho que pudiera. Tenia curiosidad de su oficio aunque pudo deducirlo de sus ropas de cuero y destrozadas por lo que seria una gran pelea luchada momentos atrás. Sintiendose empatizada, solo pudo suspirar, retirarse los cabellos de su rostro y con ayuda de sus compañeras comenzaron a quitarle la parte superior del traje y dejarle en torso y pantalón de cuero. Tenia cicatrices por todos lados. Tenia que hacer algo y deprisa.
Las aves vuelan al unísono.
Las aves viven encerradas en un ciclo vicioso.
Teniendo en cuenta de que todo estaría perdido para ella solamente se quedó mirando a aquel que sujetaba con esfuerzo. Después la ayudaron con el desfallecido a que estuviera acostado sobre una comoda cama de reserva que tenían en una habitación del servicio, de los funcionarios del orfanato. Ella comenzó a reorganizar la habitación, a todos para que fueran a la cama y que el cuento seguiría después. Organizo toallas para que tuvieran listos para poder atender la herida que en realidad eran varias heridas por todo el cuerpo, ¿Cómo era posible? Era una locura como aquel extraño habia entrado en el orfanato pero no lo iban a dejar ahí tirado. En cambio, Lenneth lo tomo en sus brazos para poder acogerlo en su seno y sentirlo, protegerlo mucho que pudiera. Tenia curiosidad de su oficio aunque pudo deducirlo de sus ropas de cuero y destrozadas por lo que seria una gran pelea luchada momentos atrás. Sintiendose empatizada, solo pudo suspirar, retirarse los cabellos de su rostro y con ayuda de sus compañeras comenzaron a quitarle la parte superior del traje y dejarle en torso y pantalón de cuero. Tenia cicatrices por todos lados. Tenia que hacer algo y deprisa.
Lenneth P. Stratowski- Hechicero Clase Alta
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Re: Dangerous Love [PRIV]
Con el sueño del dolor y la sensación de olvido es por la cual aquel inquisidor se deja llevar lentamente, aunque aún en el estado de inconsciencia podía escuchar voces cual murmullos sobre su presencia incluso pudo sentir por unos segundos un cálido regazo que le recordó a su infancia, se sintió en su casa nuevamente siendo abrazado por su madre incluso los aromas parecían ser tan reales pero solo eran sueños, sueños de anhelos perdidos.
Una hora, dos horas han pasado cuando lentamente recobra el sentido, sus ojos se abren lento pero luego la reacción innata de un hombre de batalla es siempre estar alerta, se sienta en la cama con un poco de dolor en su costado tocándose donde estaba la herida pero siente las telas de una venda que le cubre toda la cintura, sus ropas están lavadas y limpias incluso tiene una camisa blanca que le aguarda mientras se secan las otras, lo único que lleva puesto son los pantalones y las botas, mira mejor donde está la camisa y observar un pantalón de tela, se ríe porque eso es algo que un Caruso no utilizaría.
Va en busca de la camisa mostrando las marcas de sus peleas en su cuerpo, además de las veces que he entrenado el mismo, sus ojos viajan por todo el lugar, la ventana y las paredes empedradas aunque se ve algo pequeña la habitación y modesta, aún es de noche y no sabe dónde está, hace recuento de lo último que recuerda –donde estoy, ¿en el orfanato? – queda pensativo caminando hasta la puerta aun sin ponerse la camisa solo con la venda que comenzaba a mancharse de sangre, el estrés abrió los puntos de su herida.
Una hora, dos horas han pasado cuando lentamente recobra el sentido, sus ojos se abren lento pero luego la reacción innata de un hombre de batalla es siempre estar alerta, se sienta en la cama con un poco de dolor en su costado tocándose donde estaba la herida pero siente las telas de una venda que le cubre toda la cintura, sus ropas están lavadas y limpias incluso tiene una camisa blanca que le aguarda mientras se secan las otras, lo único que lleva puesto son los pantalones y las botas, mira mejor donde está la camisa y observar un pantalón de tela, se ríe porque eso es algo que un Caruso no utilizaría.
Va en busca de la camisa mostrando las marcas de sus peleas en su cuerpo, además de las veces que he entrenado el mismo, sus ojos viajan por todo el lugar, la ventana y las paredes empedradas aunque se ve algo pequeña la habitación y modesta, aún es de noche y no sabe dónde está, hace recuento de lo último que recuerda –donde estoy, ¿en el orfanato? – queda pensativo caminando hasta la puerta aun sin ponerse la camisa solo con la venda que comenzaba a mancharse de sangre, el estrés abrió los puntos de su herida.
Keane & Evan Caruso- Inquisidor Clase Alta
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Re: Dangerous Love [PRIV]
Lenneth se preguntó cómo estaría el extraño que recogieron de la calle o más bien de la entrada. Cuando había terminado de ponerse el camisón y una bata semi de lana sobre su cuerpo, se encontró al “paciente” de pie, sintiéndose que había hecho una mala labor. Lenneth corrió hacia el extraño y le obligo a tumbarse sobre la cama de nuevo – No sé qué hace levantado….-Termino por poner una mano sobre la venda y entonces cuando la quito de en medio, observo los puntos – he conocido a personas….como usted, ¿sabe? Que son testarudas en mantenerse a salvo aunque sea una noche en cama…-Suspiro algo sarcástica, sintiéndose que tenía que quedarse entonces con aquel que volvía a coser las heridas. Echo un poco de alcohol sobre los puntos y después cerro del todo, tan solo cambiando un trozo de tela del vendaje.
“Es guapo” – Pensó su atolondrada y romántica mente como si fuera una chica tonta quien le susurrara a hacer cosas raras. Lenneth tan solo suspiro intentando evitar sonreír o ruborizarse por el hecho de que si, era verdad. Era un…seguramente un apuesto inquisidor que defendía los ideales de la iglesia y todo lo que eso conllevase, pero ahora que ella supo que su familia biológica eran brujos y ella también ahora estaba confusa. ¿Tenía que dejar la religión? Negó pensando en sus ideas y se dijo que ella seguiría siendo igual de fiel a sus tradiciones que siempre cuando estuvo con Paganini.
Temía seguir adelante pero no pudo evitarlo. Tuvo que preguntárselo.
-¿Es inquisidor? Debió salir herido de alguna pelea fuerte. Derramo demasiada sangre pero con un poco de reposo y comida, podrá mejorar rápidamente…-Evitaba mirarlo intensamente a los ojos- La iglesia no debe perder soldados tan valientes...-Lenneth se conocía y sabía que tarde o temprano la sonrisa tímida y ruborizada saldría en su rostro. Quería mostrarse fría y serena.
Acabó.
-Ya…esta. Debe descansar…-Termino arropando a quien no conocía su nombre – Me llaman Lenneth -Tosió - ¿Cómo os llaman?
“Es guapo” – Pensó su atolondrada y romántica mente como si fuera una chica tonta quien le susurrara a hacer cosas raras. Lenneth tan solo suspiro intentando evitar sonreír o ruborizarse por el hecho de que si, era verdad. Era un…seguramente un apuesto inquisidor que defendía los ideales de la iglesia y todo lo que eso conllevase, pero ahora que ella supo que su familia biológica eran brujos y ella también ahora estaba confusa. ¿Tenía que dejar la religión? Negó pensando en sus ideas y se dijo que ella seguiría siendo igual de fiel a sus tradiciones que siempre cuando estuvo con Paganini.
Temía seguir adelante pero no pudo evitarlo. Tuvo que preguntárselo.
-¿Es inquisidor? Debió salir herido de alguna pelea fuerte. Derramo demasiada sangre pero con un poco de reposo y comida, podrá mejorar rápidamente…-Evitaba mirarlo intensamente a los ojos- La iglesia no debe perder soldados tan valientes...-Lenneth se conocía y sabía que tarde o temprano la sonrisa tímida y ruborizada saldría en su rostro. Quería mostrarse fría y serena.
Acabó.
-Ya…esta. Debe descansar…-Termino arropando a quien no conocía su nombre – Me llaman Lenneth -Tosió - ¿Cómo os llaman?
Lenneth P. Stratowski- Hechicero Clase Alta
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Re: Dangerous Love [PRIV]
Y ahí estaba aquella herida que no le causaba una molestia, sabía que tenía que descansar pero sus obligaciones eran primero o mejor dicho para él su obligación era irse a descansar en su mansión en el techo o el jardín con eso tendría más que suficiente o sobre un árbol lo haría sentir mucho mejor. Ahí estaba el segundo hermano tan testarudo, era tan diferente a Keane el cual estando herido descansaría un poco siguiendo la lógica y lo planeado pero para Evan no, todo era “al diablo con las reglas” y si tenía que descansar lo haría a su forma, solo que esta vez tuvo que dejarse auxiliar.
Miró a la mujer curando sus heridas y cuando dejó el alcohol sobre él le hizo reacción en una pequeña risa, se dejó recostar mirando al techo contando los segundos para saber cuántos minutos se llevaba la chica pero para su sorpresa ella solo demoró cinco minutos, era hábil, según él. Le miró sentándose en la cama observándola con detenimiento, cada parte de su anatomía, de su figura, de su ser y había algo en ella que olía como la bastarda de su hermana. Ese pensamiento provocó que gruñera frunciendo el ceño, si algo detestaba Evan eran los brujos por una sola razón, siempre se cruzaba con nigromantes, brujos que usaban la magia negra para hacer mal a las personas inocentes, fue testigo de ello cuando estuvo en américa y por eso los odia a muerte.
Volvió a ver a la joven que tan amable le trataba, y decidió no seguir su instinto de ser grosero y preguntar si era una maldita bruja debido a que ella le había salvado la vida, aunque eso no quiere decir que tenía la guardia baja, los Caruso se destacan por tener siempre la guardia despierta y atenta a todo, hasta el mínimo movimiento. Miró a los ojos de la joven sonriéndole como muestra de agradecimiento, agitó sus cabellos con su mano alzando a penas la mirada –Bueno la verdad me suelen llamar de muchas maneras, perro maldito, bastardo mal parido, oh y mi favorita hijo de perra madre– se ríe como si fuera un chiste, quizás dentro de la inquisición lo era pero fuera no tendría ese efecto.
–A algunas personas testarudas como yo lo que nos hace falta es una buena mujer que se haga cargo de nuestros problemas, ya sabe somos hombres peleamos por todo y más cuando es parte del trabajo, siempre con la duda de si regresaremos al hogar, quizás con una mujer que me espere todo sería diferente– se ríe aún más sentándose el filo de la cama –Hay algo de beber y comer, disculpe que sea tan directo pero tengo hambre y sed quizás un ron o licor fuerte para dormir y soportar el dolor– enarca una ceja de curiosidad.
Miró a la mujer curando sus heridas y cuando dejó el alcohol sobre él le hizo reacción en una pequeña risa, se dejó recostar mirando al techo contando los segundos para saber cuántos minutos se llevaba la chica pero para su sorpresa ella solo demoró cinco minutos, era hábil, según él. Le miró sentándose en la cama observándola con detenimiento, cada parte de su anatomía, de su figura, de su ser y había algo en ella que olía como la bastarda de su hermana. Ese pensamiento provocó que gruñera frunciendo el ceño, si algo detestaba Evan eran los brujos por una sola razón, siempre se cruzaba con nigromantes, brujos que usaban la magia negra para hacer mal a las personas inocentes, fue testigo de ello cuando estuvo en américa y por eso los odia a muerte.
Volvió a ver a la joven que tan amable le trataba, y decidió no seguir su instinto de ser grosero y preguntar si era una maldita bruja debido a que ella le había salvado la vida, aunque eso no quiere decir que tenía la guardia baja, los Caruso se destacan por tener siempre la guardia despierta y atenta a todo, hasta el mínimo movimiento. Miró a los ojos de la joven sonriéndole como muestra de agradecimiento, agitó sus cabellos con su mano alzando a penas la mirada –Bueno la verdad me suelen llamar de muchas maneras, perro maldito, bastardo mal parido, oh y mi favorita hijo de perra madre– se ríe como si fuera un chiste, quizás dentro de la inquisición lo era pero fuera no tendría ese efecto.
–A algunas personas testarudas como yo lo que nos hace falta es una buena mujer que se haga cargo de nuestros problemas, ya sabe somos hombres peleamos por todo y más cuando es parte del trabajo, siempre con la duda de si regresaremos al hogar, quizás con una mujer que me espere todo sería diferente– se ríe aún más sentándose el filo de la cama –Hay algo de beber y comer, disculpe que sea tan directo pero tengo hambre y sed quizás un ron o licor fuerte para dormir y soportar el dolor– enarca una ceja de curiosidad.
Keane & Evan Caruso- Inquisidor Clase Alta
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Re: Dangerous Love [PRIV]
En realidad podría decirse que era como se describía el inquisidor. Pero tuvo su punto de gracia. Lenneth pudo sacar una pequeña risa que duro lo poco como para observar al desconocido, observarle un instante antes de no poder evitar sonrojarse y reir mirando al frente – Esto es un orfanato, Caruso –Dijo, tras haber recordado el nombre grabado en una de las solapas de la ensangrentada cazadora de cuero – Perdone, estaba jugando con usted –
Rió y solo negó – No hay nada de licor fuerte…en el orfanato pero no he dicho de que no hubiera en otras partes del edificio, ya…me entiende – Dijo levantándose de la cama en donde estaba sentada y fue al cajón del cual abrió con una llave – Pero tendrá que quedarse aquí –Sacó unas esposas que enseguida ató las manos del inquisidor al cabecero de hierro de la cama, habiéndole echado hacia atrás para poder atarle con lentitud y era evidente que tuvo que colocarse bien sobre aquella figura fibrosa y en estado de curación, su cuello tentador sobre los labios peligrosos ajenos mientras se concentraba en colocarle las esposas.
– Solo hasta que vuelva con el premio…si el niño se porta bien –Dijo con la poca tranquilidad que tenía en ese momento por estar en una posición algo “comprometida” sobre una persona herida – ahora vuelvo –Se fue separando del inquisidor, cerró el cajón donde tenía todas sus pertenencias personales como por ejemplo, el guardapelo de sus padres adoptivos, una carta de la realeza recién llegada hace unos días para poder ir a un baile ya por los viejos tiempos y una carta que se olvidó sacar que contenía una lista de ingredientes para una poción curativa y por último un sobre marrón con ciertos papeles para una posible adopción. Lenneth se fue rápidamente que se olvidó de cerrar el cajón, estaba llegando a la sala del estudio principal en donde en el interior fue sorprendida por Thomas, quien tenía un libro, SU libro que dono al orfanato y que estaba en romaní. Había perdido la cuenta de cuantas veces se lo había leído a Thomas.
-Pequeñín…-Solo pudo sonreír y esperar con ansias el informe con la autorización para poder obtener los dos papeles que le faltan y así al fin adoptar al único niño que quería cuidar como el hijo que nunca tuvo. Directamente fue hacia el pequeño, le quito el libro poniéndolo en la mesa y lo cogió en brazos, cubriéndole bien con la bata que llevaba puesta – Vamos a la cama –Susurro con tranquilidad pero enseguida se acordó del herido. Solo pudo darse prisa en llevar a la cama a Thomas y cuando lo hizo, volvió al estudio, abrió una caja envuelta secretamente por tres libros donde dentro contenía una botella de Whisky y tres pequeños vasos que cabían perfectamente. Cuando volvió a la habitación en donde estaría el herido, se sorprendio de no verle acostado y las esposas abiertas.
Solo pudo suspirar, agarro el libro trampa contra su pecho y espero que no estuviera en mal estado.
Rió y solo negó – No hay nada de licor fuerte…en el orfanato pero no he dicho de que no hubiera en otras partes del edificio, ya…me entiende – Dijo levantándose de la cama en donde estaba sentada y fue al cajón del cual abrió con una llave – Pero tendrá que quedarse aquí –Sacó unas esposas que enseguida ató las manos del inquisidor al cabecero de hierro de la cama, habiéndole echado hacia atrás para poder atarle con lentitud y era evidente que tuvo que colocarse bien sobre aquella figura fibrosa y en estado de curación, su cuello tentador sobre los labios peligrosos ajenos mientras se concentraba en colocarle las esposas.
– Solo hasta que vuelva con el premio…si el niño se porta bien –Dijo con la poca tranquilidad que tenía en ese momento por estar en una posición algo “comprometida” sobre una persona herida – ahora vuelvo –Se fue separando del inquisidor, cerró el cajón donde tenía todas sus pertenencias personales como por ejemplo, el guardapelo de sus padres adoptivos, una carta de la realeza recién llegada hace unos días para poder ir a un baile ya por los viejos tiempos y una carta que se olvidó sacar que contenía una lista de ingredientes para una poción curativa y por último un sobre marrón con ciertos papeles para una posible adopción. Lenneth se fue rápidamente que se olvidó de cerrar el cajón, estaba llegando a la sala del estudio principal en donde en el interior fue sorprendida por Thomas, quien tenía un libro, SU libro que dono al orfanato y que estaba en romaní. Había perdido la cuenta de cuantas veces se lo había leído a Thomas.
-Pequeñín…-Solo pudo sonreír y esperar con ansias el informe con la autorización para poder obtener los dos papeles que le faltan y así al fin adoptar al único niño que quería cuidar como el hijo que nunca tuvo. Directamente fue hacia el pequeño, le quito el libro poniéndolo en la mesa y lo cogió en brazos, cubriéndole bien con la bata que llevaba puesta – Vamos a la cama –Susurro con tranquilidad pero enseguida se acordó del herido. Solo pudo darse prisa en llevar a la cama a Thomas y cuando lo hizo, volvió al estudio, abrió una caja envuelta secretamente por tres libros donde dentro contenía una botella de Whisky y tres pequeños vasos que cabían perfectamente. Cuando volvió a la habitación en donde estaría el herido, se sorprendio de no verle acostado y las esposas abiertas.
Solo pudo suspirar, agarro el libro trampa contra su pecho y espero que no estuviera en mal estado.
Lenneth P. Stratowski- Hechicero Clase Alta
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Re: Dangerous Love [PRIV]
Y la mujer creyó que aquel sujeto se quedaría tan tranquilo luego de que lo esposara. En la mente de Evan aquella mujer fue desnudada varias veces y montada en varias posiciones pero no se atrevió a hacer o decir nada porque no estaba seguro de ella. Eran ciertos los rumores que algunos seres toman la apariencia de humanos solo para tentar a los hombres de buen corazón y él los había conocido en su viaje en las tribus de América en donde tuvo el placer y disgusto de amanecer con algunas para ellos están de recordatoria una que otra pequeña cicatriz que tenía en su espalda y pecho. El no negaba lo buena amantes que eran pero pésimas en las mañanas.
Rio al ver al a joven marcharse con la esperanza de traer algo más que simple agua, cuando escuchó la puerta cerrarse hábilmente se retiró las esposas riéndose aún más por la actitud de la mujer, se puso de pie vistiéndose, cubriendo su cuerpo al que le tiene vergüenza gracias a su ultima amante; tomó la silla sentándose con los pies sobre la cama y las esposas en el centro de esta –Si esta mujer pensó que podría esposara un inquisidor se equivocó, nos conocemos todos los trucos de estas cosas y somos mejores en torturar para conseguir confesiones, que novata– Pensó en la mujer y en cómo había sacado su apellido si para él era la primera vez que se cruzaba con aquel rostro y bondad, quizás. ¿Había conocido a su hermano? Fue un pensamiento en forma de pregunta pero así como vino de raudo se fue de igual manera porque él sabía que mujer que se cruza con él es tratada con el mismo filo de indiferencia.
Dejó de darle importancia y decidió mejor revisar más la habitación, en una de las fundas de almohada encontró bordado unas iniciales, las memorizó y siguió en su búsqueda hasta que en uno de los cajones un pequeño pañuelo de lino rosáceo apareció y en él el nombre bordado de “Lenneth”. El sonido de la puerta abriéndose y entonces el inquisidor hizo gala de sus dotes aprendidos en la iglesia –Habías demorado mucho Lenneth, pensé que te ibas a divertir tu sola con el agua bendita– una pequeña broma cuando voltea mostrando aquel trapo perfumado –pensaste que esas esposas serían útiles, por favor, estas solo sirven con humanos comunes y corrientes, lo que me hace pensar en algo que no te agradaría– nuevamente la risa y esta vez se recarga a la pared mirándola, como si la analizara, no, pues lo estaba haciendo.
Rio al ver al a joven marcharse con la esperanza de traer algo más que simple agua, cuando escuchó la puerta cerrarse hábilmente se retiró las esposas riéndose aún más por la actitud de la mujer, se puso de pie vistiéndose, cubriendo su cuerpo al que le tiene vergüenza gracias a su ultima amante; tomó la silla sentándose con los pies sobre la cama y las esposas en el centro de esta –Si esta mujer pensó que podría esposara un inquisidor se equivocó, nos conocemos todos los trucos de estas cosas y somos mejores en torturar para conseguir confesiones, que novata– Pensó en la mujer y en cómo había sacado su apellido si para él era la primera vez que se cruzaba con aquel rostro y bondad, quizás. ¿Había conocido a su hermano? Fue un pensamiento en forma de pregunta pero así como vino de raudo se fue de igual manera porque él sabía que mujer que se cruza con él es tratada con el mismo filo de indiferencia.
Dejó de darle importancia y decidió mejor revisar más la habitación, en una de las fundas de almohada encontró bordado unas iniciales, las memorizó y siguió en su búsqueda hasta que en uno de los cajones un pequeño pañuelo de lino rosáceo apareció y en él el nombre bordado de “Lenneth”. El sonido de la puerta abriéndose y entonces el inquisidor hizo gala de sus dotes aprendidos en la iglesia –Habías demorado mucho Lenneth, pensé que te ibas a divertir tu sola con el agua bendita– una pequeña broma cuando voltea mostrando aquel trapo perfumado –pensaste que esas esposas serían útiles, por favor, estas solo sirven con humanos comunes y corrientes, lo que me hace pensar en algo que no te agradaría– nuevamente la risa y esta vez se recarga a la pared mirándola, como si la analizara, no, pues lo estaba haciendo.
Keane & Evan Caruso- Inquisidor Clase Alta
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Re: Dangerous Love [PRIV]
Lenneth no sabía en realidad como lo había hecho, pero mientras no sangrara más de la cuenta, le parecía divertido – Vaya y tienes buen humor. No has venido contando chistes precisamente, más bien parecías un herido sin apenas ninguna estimación de vida – Dijo Lenneth dejando el libro - ¿Te gusta Las leyendas artúricas? Hay una protagonista que se llama Ginebra –Dijo siendo muy sutil antes de cerrar la puerta.
Termino por darse cuenta de que las cartas estaban sobre la mesa. Rápidamente, se fue hacia la mesa y lo guardo todo, sin darse cuenta de que se le cayó una fotografía en la que salían sus padres adoptivos junto con una carta de suicidio y un antiguo y pequeño conjuro sencillo para poder encontrar objetos perdidos. Sin embargo no se dio cuenta y no lo recogió.
-Dígame – No se había dado cuenta del pañuelo en las manos del inquisidor –Me dirás tu nombre? O quieres que te llame inquisidor? –Rio lo suficiente mientras abría el libro y sacaba una botella de alcohol y tres vasos, uno sobraba mientras que en los otros dos lo llenaron con aquel licor. Uno se lo ofreció a Caruso pero ella se quedó con su vaso en la mano, observando el interior del vaso con una sonrisa esperanzadora – Mi padre, que en paz descanse era inquisidor o bueno, lo fue, bueno más bien era un servidor de la iglesia pero se saltaba mucho las normas. Mi madre le….-sonríe- mi madre solamente no soportaba que hiciera eso y aburría a mi padre que no me daba buen ejemplo –Suspiro dándose la vuelta y colocando el vaso, sin ganas de tomar un trago para después acariciar su falda hasta poner un brazo en jarra y el otro acariciaba su colgante, mirando de lado hacia un lugar sin concretar en la cama, melancólica y después suspiro volviendo su menta y su vista a la realidad.
-Deberías estar en cama, reposando ¿No? O ¿Esto es como pasear por el parque? –Pregunto de un modo curioso aunque más siendo vacilante. Sabía que las heridas habían sido, terroríficas pero simplemente no podía esperar a que le pasara de nuevo. Sabía lo de sus poderes pero el inquisidor no. No quería que los supiera. Bien, ¿Qué tal si hacemos una hoguera? Oh, sí, ahora mismo, Lenneth se vestiría de gala para poder quemar viva. No, no quería ser descubierta – Caruso, bien, como solo se tu apellido te ordeno que te tumbes –Le cogió de las manos pero este no quería, así que ella desistió solamente para no parecer una desesperada – Llegaste muy, pero que muy herido. No quiero que se te abran de nuevo. Perdiste demasiada sangre –Dijo comenzando a sentirse preocupada por el inquisidor, pero solamente suspiró, ella no le convencería, tampoco estaba demasiado experimentada en mandar a gente mayor.
Solo con los niños funcionaban y ella no se dejaría tratar como un juguete.
Termino por darse cuenta de que las cartas estaban sobre la mesa. Rápidamente, se fue hacia la mesa y lo guardo todo, sin darse cuenta de que se le cayó una fotografía en la que salían sus padres adoptivos junto con una carta de suicidio y un antiguo y pequeño conjuro sencillo para poder encontrar objetos perdidos. Sin embargo no se dio cuenta y no lo recogió.
-Dígame – No se había dado cuenta del pañuelo en las manos del inquisidor –Me dirás tu nombre? O quieres que te llame inquisidor? –Rio lo suficiente mientras abría el libro y sacaba una botella de alcohol y tres vasos, uno sobraba mientras que en los otros dos lo llenaron con aquel licor. Uno se lo ofreció a Caruso pero ella se quedó con su vaso en la mano, observando el interior del vaso con una sonrisa esperanzadora – Mi padre, que en paz descanse era inquisidor o bueno, lo fue, bueno más bien era un servidor de la iglesia pero se saltaba mucho las normas. Mi madre le….-sonríe- mi madre solamente no soportaba que hiciera eso y aburría a mi padre que no me daba buen ejemplo –Suspiro dándose la vuelta y colocando el vaso, sin ganas de tomar un trago para después acariciar su falda hasta poner un brazo en jarra y el otro acariciaba su colgante, mirando de lado hacia un lugar sin concretar en la cama, melancólica y después suspiro volviendo su menta y su vista a la realidad.
-Deberías estar en cama, reposando ¿No? O ¿Esto es como pasear por el parque? –Pregunto de un modo curioso aunque más siendo vacilante. Sabía que las heridas habían sido, terroríficas pero simplemente no podía esperar a que le pasara de nuevo. Sabía lo de sus poderes pero el inquisidor no. No quería que los supiera. Bien, ¿Qué tal si hacemos una hoguera? Oh, sí, ahora mismo, Lenneth se vestiría de gala para poder quemar viva. No, no quería ser descubierta – Caruso, bien, como solo se tu apellido te ordeno que te tumbes –Le cogió de las manos pero este no quería, así que ella desistió solamente para no parecer una desesperada – Llegaste muy, pero que muy herido. No quiero que se te abran de nuevo. Perdiste demasiada sangre –Dijo comenzando a sentirse preocupada por el inquisidor, pero solamente suspiró, ella no le convencería, tampoco estaba demasiado experimentada en mandar a gente mayor.
Solo con los niños funcionaban y ella no se dejaría tratar como un juguete.
Lenneth P. Stratowski- Hechicero Clase Alta
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Re: Dangerous Love [PRIV]
La mujer mostró toda la preocupación que cabía por aquel que se lo la observaba, la mano de él se había directo a su mentón acariciándolo levemente, un reflejo de que estaba analizando y cuestionando cada palabra, cada gesto y movimiento de la mujer que tenía en frente, sopesa en varias telas si el poder creer o no en lo que ella decía. No se puede confiar a simple vista de las primeras personas aparecen en tu vida pretendiendo ayudar o mostrar que te ayudan porque pueden luego cobrártelas muy caro, y eso él lo sabía.
Tomó pues aquel vaso con el contenido de alcohol, lo meció con desconfianza acercándose a oler primero el contenido, no lo bebió de una sino que esperó pero metió el índice en el líquido y luego aguardó unos segundos. En eso su mirada bajó a lo que parecía un ¿libro?, se acercó a él agachándose a tocarlo, pero bajo este estaba una carta junto a un pedazo de papel con unas letras extrañas pero que se entendían claramente, el sufría de una especia de dislexia moderada lo que podía arreglar las palabras a su antojo y por ello era capaz de descifrar rápido mensajes ocultos.
Arrugó el papel en mano mientras se ponía de pie con el libro en la otra mano, la mujer le había dado la espalda pero él no le prestó atención simplemente comenzó a hacer su trabajo de inquisidor. Cuando la mujer le preguntaba y hablaba él no le estaba prestando atención a lo que ella decía solo en su mente venía el recuerdo de las palabras que había leído, entonces cuando ella terminó y el silencio inundó la habitación se volteó arrojando a la cama el pañuelo de ella junto al libro, en su rostro no había rastro alguno de broma o jocosidad, estaba templado, los músculos tensos y la mirada fría sin emoción alguna, el ceño fruncido y su zurda en puño con el papel dentro.
–Para qué quieres saber mi nombre, Lenneth– la nombra despectivamente –No me digas que necesitas eso para tus conjuros de media noche, así que piensas hechizarme y tenerme a tus pies como a otros hombres– rio con burla acercándose a ella hasta empujarla a la cama, miró que ella no había bebido y entonces tomó el pequeño vaso arrojándoselo a la cara –confiesa bruja ¿Qué es lo que quieres? No me digas que quieres cuidar mis heridas, no te creo, quieres mi sangre para algún conjuro tuyo verdad, por eso quieres curarme la herida, pues si tu padre fue inquisidor, tu madre entonces era una bruja, así que eres hija de brujos– se acercó tomándole del cabello con fuerza, su cuerpo sobre el de ella en aquella cama –Así que fornicas con el demonio cada noche y para eso quieres sangre inocente, creo que tendré que llevarte a la inquisición para arrancarte la confesión a base de torturas– se levanta de aquella cama y le arroja el papel con el conjuro.
–Crees que no sabría lo que eres, mentirosa y falsa. Más te vale decirme quién demonios era tu padre porque si mientes no me importará que seas mujer te llevaré a rastras a la inquisición para interrogarte. HABLA AHORA y sin trucos bruja o tendré que arruinar tu bonito rostro y sensual cuerpo– espeta furioso cerrando la puerta para evitar que la mujer escape de su interrogatorio inicial
Tomó pues aquel vaso con el contenido de alcohol, lo meció con desconfianza acercándose a oler primero el contenido, no lo bebió de una sino que esperó pero metió el índice en el líquido y luego aguardó unos segundos. En eso su mirada bajó a lo que parecía un ¿libro?, se acercó a él agachándose a tocarlo, pero bajo este estaba una carta junto a un pedazo de papel con unas letras extrañas pero que se entendían claramente, el sufría de una especia de dislexia moderada lo que podía arreglar las palabras a su antojo y por ello era capaz de descifrar rápido mensajes ocultos.
Señor que Posee lo que desaparece,
Oírme ahora y abrir tus oídos.
Encuentra para mí lo que ahora busco,
Por la Luna, el sol, la tierra, el aire, el fuego y el mar!
Invoco la ley de tres, lo que una vez se me perdió que vuelve a mí”
“La tierra, el aire, el agua, el fuego, por favor ayudarme a encontrar lo que yo deseo!
“Vela, copa, viento, semillas, ayúdame a encontrarlo”
Por los poderes de los hechizos de magia blanca, la Luna, Sol, Tierra, Aire, Fuego y Mar
lo que una vez se perdió que vuelva a mí.
Oírme ahora y abrir tus oídos.
Encuentra para mí lo que ahora busco,
Por la Luna, el sol, la tierra, el aire, el fuego y el mar!
Invoco la ley de tres, lo que una vez se me perdió que vuelve a mí”
“La tierra, el aire, el agua, el fuego, por favor ayudarme a encontrar lo que yo deseo!
“Vela, copa, viento, semillas, ayúdame a encontrarlo”
Por los poderes de los hechizos de magia blanca, la Luna, Sol, Tierra, Aire, Fuego y Mar
lo que una vez se perdió que vuelva a mí.
Arrugó el papel en mano mientras se ponía de pie con el libro en la otra mano, la mujer le había dado la espalda pero él no le prestó atención simplemente comenzó a hacer su trabajo de inquisidor. Cuando la mujer le preguntaba y hablaba él no le estaba prestando atención a lo que ella decía solo en su mente venía el recuerdo de las palabras que había leído, entonces cuando ella terminó y el silencio inundó la habitación se volteó arrojando a la cama el pañuelo de ella junto al libro, en su rostro no había rastro alguno de broma o jocosidad, estaba templado, los músculos tensos y la mirada fría sin emoción alguna, el ceño fruncido y su zurda en puño con el papel dentro.
–Para qué quieres saber mi nombre, Lenneth– la nombra despectivamente –No me digas que necesitas eso para tus conjuros de media noche, así que piensas hechizarme y tenerme a tus pies como a otros hombres– rio con burla acercándose a ella hasta empujarla a la cama, miró que ella no había bebido y entonces tomó el pequeño vaso arrojándoselo a la cara –confiesa bruja ¿Qué es lo que quieres? No me digas que quieres cuidar mis heridas, no te creo, quieres mi sangre para algún conjuro tuyo verdad, por eso quieres curarme la herida, pues si tu padre fue inquisidor, tu madre entonces era una bruja, así que eres hija de brujos– se acercó tomándole del cabello con fuerza, su cuerpo sobre el de ella en aquella cama –Así que fornicas con el demonio cada noche y para eso quieres sangre inocente, creo que tendré que llevarte a la inquisición para arrancarte la confesión a base de torturas– se levanta de aquella cama y le arroja el papel con el conjuro.
–Crees que no sabría lo que eres, mentirosa y falsa. Más te vale decirme quién demonios era tu padre porque si mientes no me importará que seas mujer te llevaré a rastras a la inquisición para interrogarte. HABLA AHORA y sin trucos bruja o tendré que arruinar tu bonito rostro y sensual cuerpo– espeta furioso cerrando la puerta para evitar que la mujer escape de su interrogatorio inicial
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Re: Dangerous Love [PRIV]
La sorpresa le llenó tanto de lleno que para cuando reaccionó, sus lágrimas ya estaban por la línea de su mentón yendo en gotas cristalinas cayendo en la seda de su vestido. Se sentó apoyada en la cama con las manos para poder observar el rostro enfadado del inquisidor. Su rostro estaba asustado y las lágrimas caían ya no muy de seguido. Estaba temblando y preparándose para hablar y su turno había por fin llegado a su momento.
-Mi padre, Duncan Paganini fue antiguo conde de Rumania y un inquisidor de fama por sus hazañas por lo frío que era con sus víctimas, le llamaban el sin corazón, pero estaba casado con mi madre, Maribelle Stratowski, hija del antiguo Zar Ruso. Mi padre como su legado mandaba, se convirtió a su vez en el líder de un poderoso clan de licántropos que ahora está en paradero desconocido y mi madre, asesinada por la sanguinaria fuerza de unos vampiros en la fiesta de mi decimoctavo cumpleaños el cual me arrebataron mi más preciada virtud, viéndome indefensa mientras un sanguinario asesino me violaba sin compasión…-rio- ¿Y me dices a mí de nacer con una deformidad como la magia? ¿Algo que no existe según a quienes creen en ella? ¿Cómo sé que no eres tú el que me hechiza con esa ira que veo en tus ojos? – La voz con la que relataba la verdad de su pasado oscuro era firme a trozos, pero lo hacía con convicción.
Quería convencer a Caruso de que este iba por el camino erróneo de juzgarla como lo que ella no era – Mi madre, era una humana corriente –Negaba incrédula aguantando el dolor que le producía hablar de ella – Puedes creerme o no. La imagen de mis padres conmigo de pequeña está cerca del libro que has puesto en la mesa y no, aún no he yacido contigo –Dijo aquello último como refiriéndose que aquel Caruso es el demonio con el que Caruso se refería que ella “había” fornicado.
Caruso ahora la miraba con la mirada feroz de un demonio al que habían descubierto o que enseguida se había puesto en alerta por si tenía que sacar su armamento contra de ella – Caruso, no estas con el enemigo – Actuó deprisa acerca de la nota – Aquí no hay hechizos o embrujos. Solo el extracto de una canción infantil que juegan los niños en el orfanato, pero ¿Por qué no veo señales de confianza? –Dijo con el temor en la voz, rozando los cantos de los dientes contra dientes.
-Mi padre, Duncan Paganini fue antiguo conde de Rumania y un inquisidor de fama por sus hazañas por lo frío que era con sus víctimas, le llamaban el sin corazón, pero estaba casado con mi madre, Maribelle Stratowski, hija del antiguo Zar Ruso. Mi padre como su legado mandaba, se convirtió a su vez en el líder de un poderoso clan de licántropos que ahora está en paradero desconocido y mi madre, asesinada por la sanguinaria fuerza de unos vampiros en la fiesta de mi decimoctavo cumpleaños el cual me arrebataron mi más preciada virtud, viéndome indefensa mientras un sanguinario asesino me violaba sin compasión…-rio- ¿Y me dices a mí de nacer con una deformidad como la magia? ¿Algo que no existe según a quienes creen en ella? ¿Cómo sé que no eres tú el que me hechiza con esa ira que veo en tus ojos? – La voz con la que relataba la verdad de su pasado oscuro era firme a trozos, pero lo hacía con convicción.
Quería convencer a Caruso de que este iba por el camino erróneo de juzgarla como lo que ella no era – Mi madre, era una humana corriente –Negaba incrédula aguantando el dolor que le producía hablar de ella – Puedes creerme o no. La imagen de mis padres conmigo de pequeña está cerca del libro que has puesto en la mesa y no, aún no he yacido contigo –Dijo aquello último como refiriéndose que aquel Caruso es el demonio con el que Caruso se refería que ella “había” fornicado.
Caruso ahora la miraba con la mirada feroz de un demonio al que habían descubierto o que enseguida se había puesto en alerta por si tenía que sacar su armamento contra de ella – Caruso, no estas con el enemigo – Actuó deprisa acerca de la nota – Aquí no hay hechizos o embrujos. Solo el extracto de una canción infantil que juegan los niños en el orfanato, pero ¿Por qué no veo señales de confianza? –Dijo con el temor en la voz, rozando los cantos de los dientes contra dientes.
Lenneth P. Stratowski- Hechicero Clase Alta
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Re: Dangerous Love [PRIV]
La risa apareció desde lo más hondo de su estómago reflejándose en una gran carcajada, si la mujer se sentía ofendida no le intereso en lo más mínimo, su diestra la colocó tras su nuca agitando los cabellos como si fuera un pequeño, era una manía de él cuando algo lo exasperaba y aquella mujer lo estaba haciendo. Se acuclilló frente al a puerta cerrada mirando el suelo unos momentos y luego se puso de pie directo donde había tomado el libro para ver aquel pedazo de papel que era la fotografía de los padres de la muchacha; volvió sobre sus pasos hasta donde estaba antes, frente a la puerta sin decirle nada. El silencio se apoderó de aquella habitación un silencio de horas y muy agónico.
Sus ojos se fueron hacia el caballero de aquella estampa, alto con barba y traje, muy elegante, el ceño fruncido y al parecer tenía una marcas en el cuello y en el rostro, muy pequeñas pero él las podía reconocer; sus ojos fueron a donde la mujer delgada con cabello largo recogido en tres vueltas, una sonrisa apenas escondida sentada tomando la mano de aquel hombre. Un matrimonio muy feliz al parecer. Lo examinó con cuidado cada parte de las ropas, de los rasgos de cada uno y entonces cuando finalizó con aquello en silencio se levantó acercándose a la cama para lanzarle la foto –He oído hablar de ese inquisidor aunque también de que se había casado con una bruja, no soy estúpido mujer y si crees que puedes engañar a un inquisidor la única estúpida aquí eres tú, sabes muy bien de sus trucos y tú niña debes venir de ascendientes brujos, tu madre o tu padre, o tus abuelos pero aun así tienes sangre de brujo y en algún momento ellos pactaron con el diablo, a mí no me interesa lo que hagas, solo si haces mal y la iglesia me pide tu cabeza, así que puedes danzar y dormir con el diablo cuantas veces te dé la gana– comenzó a vestirse con sus ropas con algo de dolor hasta llegar a la puerta –No te preocupes, no tendrías tanta suerte para dormir contigo, no me gustan las brujas y menos las de tu clase, prefiero algo más nativo, no te ofendas, y siempre estoy con el enemigo tú lo eres porque no se de ti y hasta no saber de ti siempre serás un enemigo– se ríe saliendo por el pasillo mirando a todos lados.
Unos niños aparecieron corriendo por aquel pasillo mientras él se guardaba las armas en el cinto de su pantalón y solo un grito le despertó a utilizarla, pero era solo una niña asustada por ver las armas del inquisidor, algo que lo desencajó porque a él no le gustaban muchos los niños.
Sus ojos se fueron hacia el caballero de aquella estampa, alto con barba y traje, muy elegante, el ceño fruncido y al parecer tenía una marcas en el cuello y en el rostro, muy pequeñas pero él las podía reconocer; sus ojos fueron a donde la mujer delgada con cabello largo recogido en tres vueltas, una sonrisa apenas escondida sentada tomando la mano de aquel hombre. Un matrimonio muy feliz al parecer. Lo examinó con cuidado cada parte de las ropas, de los rasgos de cada uno y entonces cuando finalizó con aquello en silencio se levantó acercándose a la cama para lanzarle la foto –He oído hablar de ese inquisidor aunque también de que se había casado con una bruja, no soy estúpido mujer y si crees que puedes engañar a un inquisidor la única estúpida aquí eres tú, sabes muy bien de sus trucos y tú niña debes venir de ascendientes brujos, tu madre o tu padre, o tus abuelos pero aun así tienes sangre de brujo y en algún momento ellos pactaron con el diablo, a mí no me interesa lo que hagas, solo si haces mal y la iglesia me pide tu cabeza, así que puedes danzar y dormir con el diablo cuantas veces te dé la gana– comenzó a vestirse con sus ropas con algo de dolor hasta llegar a la puerta –No te preocupes, no tendrías tanta suerte para dormir contigo, no me gustan las brujas y menos las de tu clase, prefiero algo más nativo, no te ofendas, y siempre estoy con el enemigo tú lo eres porque no se de ti y hasta no saber de ti siempre serás un enemigo– se ríe saliendo por el pasillo mirando a todos lados.
Unos niños aparecieron corriendo por aquel pasillo mientras él se guardaba las armas en el cinto de su pantalón y solo un grito le despertó a utilizarla, pero era solo una niña asustada por ver las armas del inquisidor, algo que lo desencajó porque a él no le gustaban muchos los niños.
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Re: Dangerous Love [PRIV]
-Tranquilo, no nos mates aún –Rio la misteriosa Agnés desde un sofá mullido y bastante cómodo, observando el espectáculo de niños que tenía alrededor el inquisidor – aún queremos vivir.. –Dijo con un poco de sarcasmo en la voz repitiendo a Evan que dejara de ser tan impulsivo ante todo.
Lo Caruso y Dalaras, caminaban vigilando el perímetro y finalmente llegaron a la santa sede de la inquisición. Son mandados a una nueva misión y en el camino hayan su objetivo pero el enemigo va reforzado con uno a dos más. Keane y Evan Caruso huyen por un lado con una bestia para cada uno, uno no aguanta y otra se dirige al centro junto con la que está persiguiendo Agnés. Por el filo del ojo puede ver a Evan perseguir una bestia en el lugar de su hermano, pero ella y el espíritu que domina su espada encantada se sincronizan para comenzar una pelea, la espada se extiende en un hermoso látigo de un fulgor púrpura, Agnés se siente preparada en la plaza central, los ciudadanos ya se percataron de la pelea y algunos huyeron, otros estuvieron atentos por puro morbo y enseguida, Agnés comenzó a batirse en duelo con la bestia que al estar tan confiada, le causó algunos cortes en el brazo, destrozando sus guantes de armadura, pero un puñetazo de hierro otorgó a la bestia en el gran hocico donde de su mandíbula salían unos colmillos atemorizantes, pero ella siguió peleando, siguió cayendo hasta que finalmente le rodaba y tiraba contra cualquier objeto que hubiera alrededor. Finalmente, tenía a la bestia rodeada con su látigo espada, alrededor de aquel peludo y grueso cuello para finalmente tirar con fuerza hacia ella dando una vuelta en el sitio y escuchar como el crujir del cuello resonaba como la victoria que venció hacia ella.
Los jadeos de la lucha en su cuerpo eran como resonancias del cansancio. Estaba tendida y arrodillada con la espada en su estado normal de punta en el suelo de la plaza central. Seguía jadeando y cuando sintió su corazón menos acelerado se levantó lentamente, observando a la gente como la miraba asustada, otros alucinados por la fuerza de Agnés. Por sus heridas se preocupaba poco debido a que se regeneraría enseguida. Observó su guante de armadura y solo pudo maldecir a los demonios de las bestias. Parecían que estaban sueltas o alguien las soltaba para causar terror. Era como si, alguien a escondidas, quisiera acabar con los inquisidores mandando bestias, parecía entrenada para matar sin piedad. Sin embargo, no veía a Evan por ninguna parte. Ni siquiera a Keane. Envaino su espada ahora sin fulgor alguno en su funda mágica y caminó sin la capa de inquisidor que debería de tener puesta, no debía mostrar todos sus “encantos” a gente que ni siquiera sabían de ellos…solo algunos, pero la solución le vino cuando estaba en el interior de un callejón y por la ventana salió una capa oscura. La cogió y se la puso de inmediato, sintiéndose segura ya que no enseñaba ni sus heridas ni su identidad como inquisidor.
Se detuvo en un puesto a comer un poco de castañas asadas para cuando olió el aroma de un compañero suyo. Pensó que sería Keane pero cuando siguió el olor, este le llevo a un orfanato y vio un rastro de sangre. Se alarmó, tocó la sangre y era fresca. Entró en aquel lugar y el olor se hacía más intenso, recorría unos pasillos hasta que vio a una mujer salir de una sala, se escondió en la esquina observando y la misma mujer volvió a entrar en la habitación.
No supo cuánto paso desde que entro pero enseguida escuchó jaleo en la habitación y unos niños la llevaban a un sillón, cómodo y mullido – Siéntese aquí a esperar. Lenny tiene un paciente.
-¿Lenny? –Agnés pregunto curiosa.
-Sí, es bruja ¿sabe? –Soltó Julie de repente.
-¿Así? –Sonrió de oreja a oreja – Que cosas….-Y entonces cuando no podía la vida sonreírle más, una niña soltó un grito viendo las armas de Evan, quien estaba de pie y en guardia con un arma en mano -Tranquilo, no nos mates aún, Caruso –Rio la misteriosa Agnés desde un sofá mullido y bastante cómodo, observando el espectáculo de niños que tenía alrededor el inquisidor – aún queremos vivir.. –Dijo con un poco de sarcasmo en la voz repitiendo a Evan que dejara de ser tan impulsivo ante todo.
Hace unas horas antes. . .
Lo Caruso y Dalaras, caminaban vigilando el perímetro y finalmente llegaron a la santa sede de la inquisición. Son mandados a una nueva misión y en el camino hayan su objetivo pero el enemigo va reforzado con uno a dos más. Keane y Evan Caruso huyen por un lado con una bestia para cada uno, uno no aguanta y otra se dirige al centro junto con la que está persiguiendo Agnés. Por el filo del ojo puede ver a Evan perseguir una bestia en el lugar de su hermano, pero ella y el espíritu que domina su espada encantada se sincronizan para comenzar una pelea, la espada se extiende en un hermoso látigo de un fulgor púrpura, Agnés se siente preparada en la plaza central, los ciudadanos ya se percataron de la pelea y algunos huyeron, otros estuvieron atentos por puro morbo y enseguida, Agnés comenzó a batirse en duelo con la bestia que al estar tan confiada, le causó algunos cortes en el brazo, destrozando sus guantes de armadura, pero un puñetazo de hierro otorgó a la bestia en el gran hocico donde de su mandíbula salían unos colmillos atemorizantes, pero ella siguió peleando, siguió cayendo hasta que finalmente le rodaba y tiraba contra cualquier objeto que hubiera alrededor. Finalmente, tenía a la bestia rodeada con su látigo espada, alrededor de aquel peludo y grueso cuello para finalmente tirar con fuerza hacia ella dando una vuelta en el sitio y escuchar como el crujir del cuello resonaba como la victoria que venció hacia ella.
Los jadeos de la lucha en su cuerpo eran como resonancias del cansancio. Estaba tendida y arrodillada con la espada en su estado normal de punta en el suelo de la plaza central. Seguía jadeando y cuando sintió su corazón menos acelerado se levantó lentamente, observando a la gente como la miraba asustada, otros alucinados por la fuerza de Agnés. Por sus heridas se preocupaba poco debido a que se regeneraría enseguida. Observó su guante de armadura y solo pudo maldecir a los demonios de las bestias. Parecían que estaban sueltas o alguien las soltaba para causar terror. Era como si, alguien a escondidas, quisiera acabar con los inquisidores mandando bestias, parecía entrenada para matar sin piedad. Sin embargo, no veía a Evan por ninguna parte. Ni siquiera a Keane. Envaino su espada ahora sin fulgor alguno en su funda mágica y caminó sin la capa de inquisidor que debería de tener puesta, no debía mostrar todos sus “encantos” a gente que ni siquiera sabían de ellos…solo algunos, pero la solución le vino cuando estaba en el interior de un callejón y por la ventana salió una capa oscura. La cogió y se la puso de inmediato, sintiéndose segura ya que no enseñaba ni sus heridas ni su identidad como inquisidor.
Se detuvo en un puesto a comer un poco de castañas asadas para cuando olió el aroma de un compañero suyo. Pensó que sería Keane pero cuando siguió el olor, este le llevo a un orfanato y vio un rastro de sangre. Se alarmó, tocó la sangre y era fresca. Entró en aquel lugar y el olor se hacía más intenso, recorría unos pasillos hasta que vio a una mujer salir de una sala, se escondió en la esquina observando y la misma mujer volvió a entrar en la habitación.
No supo cuánto paso desde que entro pero enseguida escuchó jaleo en la habitación y unos niños la llevaban a un sillón, cómodo y mullido – Siéntese aquí a esperar. Lenny tiene un paciente.
-¿Lenny? –Agnés pregunto curiosa.
-Sí, es bruja ¿sabe? –Soltó Julie de repente.
-¿Así? –Sonrió de oreja a oreja – Que cosas….-Y entonces cuando no podía la vida sonreírle más, una niña soltó un grito viendo las armas de Evan, quien estaba de pie y en guardia con un arma en mano -Tranquilo, no nos mates aún, Caruso –Rio la misteriosa Agnés desde un sofá mullido y bastante cómodo, observando el espectáculo de niños que tenía alrededor el inquisidor – aún queremos vivir.. –Dijo con un poco de sarcasmo en la voz repitiendo a Evan que dejara de ser tan impulsivo ante todo.
Agnés Dalaras- Condenado/Cambiante/Clase Alta
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Re: Dangerous Love [PRIV]
Una carcajada soltó cuando su arma se enfiló al rostro de la mujer que le había hablado, los gritos de los niños no se hicieron esperar hasta salir corriendo de ahí todos pidiendo auxilio hasta esconderse en lugares seguros para no ser asesinados aunque claro la intención de él no era lastimar a nadie, bueno a nadie que no fuera culpable. Aunque de vez en cuando se podía jugar con algo que no era de su agrado, algo que siempre lo hacía, apuntó justo a la frente de la mujer como retándola a que alce las manos, el gatillo hacia atrás listo para ser tirado –Dame un motivo, para volarte la cabeza y decir que fue en defensa propia– con sarcasmo escupe aquellas palabras justo cuando retira el gatillo y así guarda el arma una vez que estuvo a solas con la mujer acercándose a aquel mullido sillón mientras arreglaba su chaqueta
–Que te trae por aquí, no me digas que has perdido también a aquellos lobos, no que los de tu especie pueden con todo lo que se les atraviesa entre las piernas o es solo en la cama, porque de ser así conmigo has fallado, no me has tenido mucho tiempo entre tus sábanas de salvaje– se mofa de la mujer acercándose hasta poder extender la mano en un saludo, mismo que fue aceptado por aquella intrusa que bien la conoce –Ya puedes volver, no me han matado para desgracia de tuya y de los demás, los Caruso somos duros de asesinar niña, así que puedes volver a lo que estabas haciendo algo que es seguramente sucio, ¿estabas en la cama con alguien? O ¿estabas vendiendo a la iglesia con los de tu raza?– se acerca a la mujer para tomarle del cabello antes que diga algo y la levanta para llevarla a la pared cercana pegándola a ella, su espalda contra el pecho del inquisidor, sin importarle que saliera la dueña de aquel lugar, sin importar que aquella bruja viera aquel espectáculo tan íntimo y aguerrido entre los dos colegas.
–Así era como te gustaba verdad, como un animal en celo que te pones– se ríe apretándole la nalga para luego dejar un azote a este y alejarse riéndose con esa forma burlona tan característica de él –Ahora si puedes hablar ¿Qué te trajo aquí, Agnes?– susurra el nombre de ella, el esfuerzo cometido le causó algo de dolor en sus heridas por lo que se acercó al sillón dándole la espalda a la mujer para que no viera sus gestos de dolor y tocarse así la herida para presionarla un poco ajustando las vendas sobre esta para que se libere la presión que su cuerpo ejercía.
–Que te trae por aquí, no me digas que has perdido también a aquellos lobos, no que los de tu especie pueden con todo lo que se les atraviesa entre las piernas o es solo en la cama, porque de ser así conmigo has fallado, no me has tenido mucho tiempo entre tus sábanas de salvaje– se mofa de la mujer acercándose hasta poder extender la mano en un saludo, mismo que fue aceptado por aquella intrusa que bien la conoce –Ya puedes volver, no me han matado para desgracia de tuya y de los demás, los Caruso somos duros de asesinar niña, así que puedes volver a lo que estabas haciendo algo que es seguramente sucio, ¿estabas en la cama con alguien? O ¿estabas vendiendo a la iglesia con los de tu raza?– se acerca a la mujer para tomarle del cabello antes que diga algo y la levanta para llevarla a la pared cercana pegándola a ella, su espalda contra el pecho del inquisidor, sin importarle que saliera la dueña de aquel lugar, sin importar que aquella bruja viera aquel espectáculo tan íntimo y aguerrido entre los dos colegas.
–Así era como te gustaba verdad, como un animal en celo que te pones– se ríe apretándole la nalga para luego dejar un azote a este y alejarse riéndose con esa forma burlona tan característica de él –Ahora si puedes hablar ¿Qué te trajo aquí, Agnes?– susurra el nombre de ella, el esfuerzo cometido le causó algo de dolor en sus heridas por lo que se acercó al sillón dándole la espalda a la mujer para que no viera sus gestos de dolor y tocarse así la herida para presionarla un poco ajustando las vendas sobre esta para que se libere la presión que su cuerpo ejercía.
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Re: Dangerous Love [PRIV]
Lenneth enseguida se levantó de la cama en donde se había quedado. Los niños seguían saliendo de aquí y de por allí. Sabía que no acabaría con el ruido esa noche así que solamente le quedaba echarle, si se sentía tan bien ¿Por qué seguir atendiéndole? Que se fuera, pero para cuando salió de aquella habitación se sintió mal, escucho de nuevo a los niños gritar y los vio dentro de una habitación a salvo, pero después los gemidos de una mujer que no era ninguna del orfanato la llamo intensamente la atención. Fue al lugar de los hechos y veía a Caruso forzando a una mujer, que esta parecía estar a gusto con lo que hacia el otro.
Se quedó quieta y observando como la mujer miraba al herido que iba hacia el sofá, aun herido y en ese no pudo evitar sentir lástima, pero vio como aquella mujer volvía a acercarse a Caruso, vio como esta se sentaba al lado de Caruso y le dedicaba sonrisas al inquisidor, le sonreía y le acariciaba la rodilla siendo alguien que se insinuaba. Lenneth se sintió algo asqueada porque lo estuviera haciendo en un orfanato, quiso acercarse pero la que se vestía igual y se llamaba Agnes comenzaba un lento y extenuante beso sobre los labios de Caruso.
Lenneth se giró en el sitio para poder ir hacia donde estaban los niños, solamente espero en el sitio y vio que Thomas no estaba con el resto de los niños. Miro a ambos lados, reviso la sala pero nada, seguía sin aparecer. Temía que estuviera por la otra ala del orfanato, pero para ello tendría que traspasar por donde estaban los otros metiéndose mano. Así que sin más remedio, volvió sobre sus pasos para encontrar a la mujer de antes aún más sobre el inquisidor, dicha mujer la miro y Lenneth, aunque no se diera cuenta, su rostro estaba algo molesto – No, no se detengan, pero esto es un orfanato donde hay niños menores –Dijo con firmeza con la que después finalmente se dirigió hacia el otro sitio del orfanato, buscando todavía a Thomas. Pudo ver a Adelaine correteando sin más – Hey cariño –Cogió en brazos a la niña y siguió buscando a Thomas.
Para cuando volvió a la sala donde estaba la parejita de negro, Thomas estaba de pie, detrás de un sofá y acurrucado hecho una bola – Estabas ahí ¿todo el tiempo? –Lenneth dejo a Adelaine en el suelo para decirle que se fuera con los otros niños. Vio como la niña se iba, se dirigió hacia Thomas y cuando casi estaba a un milímetro, el cuerpo solido de Thomas desapareció como el aire para que el niño llamara a Lenneth a sus espaldas. Lenneth se dio la vuelta y salto asustada hacia atrás, quedándose pálida como la pared.
En realidad, el pequeño Thomas no era quien creía que era.
Era un fantasma del orfanato.
Lenneth comenzó a derramar lágrimas, Agnes enseguida sintió pena con lo que fue a abrazar a Lenneth ya que esta se estaba derrumbando, no la dejó caer al suelo de golpe, la sujetaba fácilmente mientras veía que el fantasma del niño, desaparecía nuevamente, teniendo entre los brazos de una inquisidora a una Lenneth llorona.
Se quedó quieta y observando como la mujer miraba al herido que iba hacia el sofá, aun herido y en ese no pudo evitar sentir lástima, pero vio como aquella mujer volvía a acercarse a Caruso, vio como esta se sentaba al lado de Caruso y le dedicaba sonrisas al inquisidor, le sonreía y le acariciaba la rodilla siendo alguien que se insinuaba. Lenneth se sintió algo asqueada porque lo estuviera haciendo en un orfanato, quiso acercarse pero la que se vestía igual y se llamaba Agnes comenzaba un lento y extenuante beso sobre los labios de Caruso.
Lenneth se giró en el sitio para poder ir hacia donde estaban los niños, solamente espero en el sitio y vio que Thomas no estaba con el resto de los niños. Miro a ambos lados, reviso la sala pero nada, seguía sin aparecer. Temía que estuviera por la otra ala del orfanato, pero para ello tendría que traspasar por donde estaban los otros metiéndose mano. Así que sin más remedio, volvió sobre sus pasos para encontrar a la mujer de antes aún más sobre el inquisidor, dicha mujer la miro y Lenneth, aunque no se diera cuenta, su rostro estaba algo molesto – No, no se detengan, pero esto es un orfanato donde hay niños menores –Dijo con firmeza con la que después finalmente se dirigió hacia el otro sitio del orfanato, buscando todavía a Thomas. Pudo ver a Adelaine correteando sin más – Hey cariño –Cogió en brazos a la niña y siguió buscando a Thomas.
Para cuando volvió a la sala donde estaba la parejita de negro, Thomas estaba de pie, detrás de un sofá y acurrucado hecho una bola – Estabas ahí ¿todo el tiempo? –Lenneth dejo a Adelaine en el suelo para decirle que se fuera con los otros niños. Vio como la niña se iba, se dirigió hacia Thomas y cuando casi estaba a un milímetro, el cuerpo solido de Thomas desapareció como el aire para que el niño llamara a Lenneth a sus espaldas. Lenneth se dio la vuelta y salto asustada hacia atrás, quedándose pálida como la pared.
En realidad, el pequeño Thomas no era quien creía que era.
Era un fantasma del orfanato.
Lenneth comenzó a derramar lágrimas, Agnes enseguida sintió pena con lo que fue a abrazar a Lenneth ya que esta se estaba derrumbando, no la dejó caer al suelo de golpe, la sujetaba fácilmente mientras veía que el fantasma del niño, desaparecía nuevamente, teniendo entre los brazos de una inquisidora a una Lenneth llorona.
Lenneth P. Stratowski- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 184
Fecha de inscripción : 31/10/2011
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Re: Dangerous Love [PRIV]
A Agnés le fue imposible no echarse a reír cuando la mujer pasó cerca de ellos cuando se estaban dando o casi el lote. La verdad que podía ver lo que quisiera, le daba completamente igual – Creo que se molestó –Dijo mirando con diversión a Evan, a quien se echaba más y más encima, pero la mujer que cuidaba a los niños volvió demasiado rápido, habiendo encontrado a una niña que esta enseguida encontró al otro crio perdido, pero algo en Agnés cambió. La mirada de la mujer al haber querido coger al crio, era blanca y asustadiza. Se separó de Evan, observando a la mujer detenidamente, esperando a que algo ocurriera y enseguida el niño estaba en la otra punta de la sala.
Era un fantasma.
El espíritu de un niño. ¡Nunca te fíes de los niños! A veces, la aparente inocencia de un niño esconde algo diabólico y retorcido. Este hecho no ha pasado inadvertido al que ha sabido explotar de manera magistral esa falsa imagen de bondad que puede caracterizar a un niño para hacernos sobrecoger, inquietos, ante verdaderos pequeños monstruos en películas de fantasmas, vampiros o zombis. Pero más allá de estos monstruos de aspecto infantil, existen algunos niños más sobrecogedores, precisamente por no ser monstruos en sí mismos, sino sólo niños. Puede que sean niños dotados de instintos asesinos, niños perturbados, niños poseídos por alguna entidad demoníaca o espiritual, niños dotados de enormes poderes psíquicos descontrolados, niños mutantes… pero niños al fin y al cabo.
Nadie sabe por qué sucedió , ni por que las monjas hicieron eso , solo se sabe que, un día , las monjas decidieron acabar con su establecimiento e iniciaron una terrible masacre contra las niñas , ninguna sobrevivió y se dice que , después de matar a las niñas las monjas se suicidaron una a una , provocándose la muerte de la misma manera que a las niñas a las que asesinaron . desde entonces se dice que , si osas pasar al edificio ( no ha sido derruido y se conserva como símbolo del pueblo) los espíritus de las monjas temerán que descubras su terrible secreto y se aseguraran de que no lo hagas, no te permitirán salir y te mataran del mismo modo que lo hicieron ellas y las niñas que asesinaron .
Agnés fue corriendo a sostener a Lenneth que esta se caía al suelo, no pudo pues solamente con mucho cuidado fue dejándola en el suelo, con mucho pero que mucho cuidado – Hey ¡REACCIONA! –Grito la cambia formas, miro a su compañero para que le echara un cable.
Era un fantasma.
El espíritu de un niño. ¡Nunca te fíes de los niños! A veces, la aparente inocencia de un niño esconde algo diabólico y retorcido. Este hecho no ha pasado inadvertido al que ha sabido explotar de manera magistral esa falsa imagen de bondad que puede caracterizar a un niño para hacernos sobrecoger, inquietos, ante verdaderos pequeños monstruos en películas de fantasmas, vampiros o zombis. Pero más allá de estos monstruos de aspecto infantil, existen algunos niños más sobrecogedores, precisamente por no ser monstruos en sí mismos, sino sólo niños. Puede que sean niños dotados de instintos asesinos, niños perturbados, niños poseídos por alguna entidad demoníaca o espiritual, niños dotados de enormes poderes psíquicos descontrolados, niños mutantes… pero niños al fin y al cabo.
Nadie sabe por qué sucedió , ni por que las monjas hicieron eso , solo se sabe que, un día , las monjas decidieron acabar con su establecimiento e iniciaron una terrible masacre contra las niñas , ninguna sobrevivió y se dice que , después de matar a las niñas las monjas se suicidaron una a una , provocándose la muerte de la misma manera que a las niñas a las que asesinaron . desde entonces se dice que , si osas pasar al edificio ( no ha sido derruido y se conserva como símbolo del pueblo) los espíritus de las monjas temerán que descubras su terrible secreto y se aseguraran de que no lo hagas, no te permitirán salir y te mataran del mismo modo que lo hicieron ellas y las niñas que asesinaron .
Agnés fue corriendo a sostener a Lenneth que esta se caía al suelo, no pudo pues solamente con mucho cuidado fue dejándola en el suelo, con mucho pero que mucho cuidado – Hey ¡REACCIONA! –Grito la cambia formas, miro a su compañero para que le echara un cable.
Agnés Dalaras- Condenado/Cambiante/Clase Alta
- Mensajes : 9
Fecha de inscripción : 14/03/2015
Re: Dangerous Love [PRIV]
No se inmutó cuando la mujer que estaba sentada junto al él le acariciaba la pierna o se acercaba más de lo que se le tenía permitido, para Evan eso no significó algo o problema alguno, la dejó hacer todo lo que quería ella igual el no correspondía porque sus manos estaban ocupadas en presionar las vendas de sus heridas viendo si se abrían o no. Sintió la mirada de alguien sobre él cuando sintió los dedos traviesos de su compañera muy cerca de su entrepierna, cerró los ojos y dejó escapar un suspiro junto a una risilla de complicidad. Justo cuando va a tomar la mano traviesa, aquella bruja se atraviesa mirándolos con reproche, alza los hombros restándole importancia a lo que s compañera comenta sobre el estado de ánimo –Que yo sepa no soy nada de ella y tu tampoco, así que ¿y? no me importa si esa bruja se cabrea o no, o quieres que me le folle contigo, eres una pervertida Agnes– ríe en burla alejando la mano de la mujer.
–Agnes, no has respondido mi pregunta, se puede saber qué demonios haces aquí– observa como la otra mujer se acerca a uno de los sillones y luego rompe en llanto, Agnes se había acercado a ella para darle consuelo, pero él no entendía lo que ocurría realmente, estaba completamente relajado acomodándose la camisa, cerrando los botones para cubrir las vendas de las heridas cuando su amiga grito en ayuda –Zarandela más fuerte– la mirada de ella en reproche y él alzando los hombros sin entender hasta que su colega murmuró la palabra “fantasma infantil” comprendió pero no le dio importancia –¿Qué quieres que haga, si ella está en shock– a regañadientes se levantó para tomar los brazos de la mujer levantándola, la zarandeo fuertemente –Niña no es real así que deja de llorar, está muerto y así estará siempre, se te aparecerá a ti y a otros tienes que aceptarlo– siente un golpe en la espalda producto de una amonestación –¿quieres que le mienta?– respondió molesto dejando ahí contra aquella pared.
No iba a golpearla, pero se alejó del pasillo hasta la sala principal, justo una de las ayudantes del lugar pasó –Me puedes dar un vaso con agua, rápido, mejor dame una jarra grande con agua– se ríe y la mujer corre por el pedido entregándole luego al hombre. Evan regresa y cuando las ve aprovecha y arroja la jarra a los dos mujeres que estaban juntas –Con esto será suficiente para sacarla de su estado– se ríe tirando las ultimas gotas sobre la bruja
–Agnes, no has respondido mi pregunta, se puede saber qué demonios haces aquí– observa como la otra mujer se acerca a uno de los sillones y luego rompe en llanto, Agnes se había acercado a ella para darle consuelo, pero él no entendía lo que ocurría realmente, estaba completamente relajado acomodándose la camisa, cerrando los botones para cubrir las vendas de las heridas cuando su amiga grito en ayuda –Zarandela más fuerte– la mirada de ella en reproche y él alzando los hombros sin entender hasta que su colega murmuró la palabra “fantasma infantil” comprendió pero no le dio importancia –¿Qué quieres que haga, si ella está en shock– a regañadientes se levantó para tomar los brazos de la mujer levantándola, la zarandeo fuertemente –Niña no es real así que deja de llorar, está muerto y así estará siempre, se te aparecerá a ti y a otros tienes que aceptarlo– siente un golpe en la espalda producto de una amonestación –¿quieres que le mienta?– respondió molesto dejando ahí contra aquella pared.
No iba a golpearla, pero se alejó del pasillo hasta la sala principal, justo una de las ayudantes del lugar pasó –Me puedes dar un vaso con agua, rápido, mejor dame una jarra grande con agua– se ríe y la mujer corre por el pedido entregándole luego al hombre. Evan regresa y cuando las ve aprovecha y arroja la jarra a los dos mujeres que estaban juntas –Con esto será suficiente para sacarla de su estado– se ríe tirando las ultimas gotas sobre la bruja
Keane & Evan Caruso- Inquisidor Clase Alta
- Mensajes : 57
Fecha de inscripción : 20/12/2013
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