Anocheres para conocer... (Privado)

por **Michael/Häel Collingwood** Sáb Dic 07, 2013 9:29 pm

"Pero yo no le vi la cara, sólo su sombra que atravesaba el local. Una sombra sin metáforas, vacía de imágenes, una sombra que solo era una sombra y que con eso tenía más que suficiente."
Roberto Bolaño.

Linda tarde de otoño... tenia la suerte de contar con el día libre - Si se podía decir así, que mi padre no me llamara para algún pedido. - Así aprovechaba de ir a comer algo, a los nuevos y reconocidos restaurant`s de Francia, la comida francesa tenia la particularidad de ser afrodisíaca
o eso decían los visitantes y los dichos... - pensando en que no me pagaban para nada mal quise darme ese lujo y asistir a uno, solo... para variar... - pero algo era algo, y de seguro y solo tal vez, podría conocer a una señorita entre tanto restaurant elegante y cosas así.
Era por ese lado contrario a mi padre, el odiaba las situaciones como esta, pero me enseño a ser siempre un caballero y estar siempre formal ante cualquier situación, no se sabia cuando y donde podía aparecer una bella señorita a cambiar nuestras vidas, sobre todo uno que joven y todo ansiaba vivir con simpleza pero aventurando lo que se me permitía...

- Voilá... - llegue a un restaurant francés que me atrajo la atención, entre en un principio a pedir un café y me senté en una de las mesas en el exterior, ya casi bajaba la luna y era necesario encender un tabaco, tendía a fumar mucho casi por costumbre, ademas daba a encender cierta elegancia fumar un tabaco entre la sociedad francesa, me sentía identificado con esta sociedad, cosa que en Inglaterra avanzaba a pasos agigantados aquí aun se podía disfrutar bastante de esa elegancia

- Aquí llego su café, monsieur... - había llegado la mesera a servir mi café, era bastante dulce ella y me agradó la forma en que me atendió, pero espera... no intentaba pensar nada más allá... ella solo cumplía con su trabajo y yo respetaba aquello, punto final.
Me dispuse entonces a leer el periódico, no había grandes noticias si no de guerras que ocurrían en toda Europa y de una posible revuelta en París, hace tiempo se enfundaba el pánico después de lo sucedido acá, pero mientras el tabaco y el café calentaban con delicadeza el ambiente, podía tal vez escribir dulces poesías con un aroma a café... mientras llegara alguien.

"Un aroma de café, dulce aroma de café...
bañabas en crema la sensación de tu calor más delicioso
profundo en emociones que me recordaban porque estaba aquí
como si hubiese perdido algo, o a alguien...
Tal vez lo encontraría, mientras te bebiera fumando un tabaco de miel
aparecieras entre el humo dulce y azucarado
con tu mirada incandescente, buscando entrar en mi...
Entra en mi presencia, y toma una flor...
veras entonces que nada de lo que aquí bebemos...
me hará despertar de aquel bella ilusión...
Amour..."