Buscando a una vieja amiga. (libre y/o Cherise)

Eran las vueltas de la vida las que te hacían caer en aquellos lugares que jamás creerías que ibas a pisar. Los burdeles de Francia eran famosos por sus hermosas mujeres, ni hablar puntualmente de los de París donde hombres de todas las nacionalidades venían en busca de un amor pasajero.

Me paré en seco en la puerta del burdel más famoso de París, siempre había querido entrar a uno, ya saben, de curiosidad morbosa, y ahora tenía la oportunidad.
Veran, cuando era pequeña recuerdo haber crecido con una niña que vivía no muy lejos mío, se llamaba Cherise Gautier. Fuimos inseparables hasta que su madre murió... A mi madre no le gustaba la compañía de su padre por lo que me prohibio verla, aunque claro, a veces la veía a escondidas
Luego el ataque Licantropo me impidió volverla a ver, al menos los primeros años. Cuando me repuse de mi nueva e incurable enfermedad ya había perdido todo rastro de ella. Y ahora, tal vez, con un poco de suerte, los rumores de que ella es una de las cortesanas del burdel sean ciertos.

Agité mi abanico, tal vez por los nervios, hombres de todas las clases sociales entraban y salían del lugar, algunas cortesanas también...pero yo, claramente no vestía como una y suponía que no solía haber clientas mujeres.

Me decidí a entrar como si aquello fuera lo más normal del mundo, había sofás, una luz tenue e incienso por todos lados. Muchos hombres lujuriosos y muchas hermosas mujeres que se ganaban la vida a su manera.
Por supuesto y de manera rara para la epoca, lejos de mi estaba juzgar a cualquier ser humano, o no humano. No sentía desprecio alguno por aquellas damas y mucho menos vergüenza por los hombres, cada uno era dueño de su vida y si Dios era capaz de perdonarlos, yo debía seguir su ejemplo.
Algunas mujeres me miraban raro, otras directamente me fulminaban con la mirada, me sentía perdida. Un hombre se me acercó con cara de amigos y antes de que me dijera nada me di vuelta y caminé al otro lado de la habitación. Bueno... tal vez si estaba un poco incomoda, pero definitivamente no dejaría que el miedo a lo desconocido me alejara de la posibilidad de reencontrarme con mi amiga.

Caminé adentrandome cada vez más y más... y ahora empezaba a preguntarme como reconocería a una persona que hacia mas de 7 años que no veía. Solo sabía que ella se había vuelto una de las cortesanas mas hermosas y codiciadas de la zona, que su bondad seguía intacta pese a que tuviera tan dificil trabajo.
-Disculpe Mademoiselle...- Me acerqué a una de las mujeres esperando encontrar alguna pista- Busco a una de las señoritas, su nombre es "Cherise Gautier", ¿Creé que pueda ayudarme a encontrarla?- Me imaginé lo tal vez raro que sería para una de ellas que una mujer preguntara por otra...

Realmente no esperaba una respuesta negativa, me había arriesgado y estaba ansiosa por reencontrarme con mi vieja amiga... La verdad es que también me sentí culpable por no haber hecho más para poder verla cuando su madre murió. Pero las reglas eran las reglas y más cuando eres una niña.

La noche apenas comenzaba para Cherise, hacia algunos minutos que habia terminado su arreglo y ahora ayudaba a las demas con el suyo, de risa facil y siempre optimista muchas de sus compañeras buscaban su compañia y ayuda pero tambien la protegian y cuidaban por que a pesar de ser la mejor tambien era joven y les despertaba el instinto fraternal.

-Cherise alguien pregunta por ti cariño, pero debes saber que es una dama, si no deseas estar con ella puedo decirle que no estas-le dijo una de las cortesanas.

Cherise estuvo a punto de asentir a la propuesta de la cortesana pero recordo lo que era y nego con un gesto mientras le sonreia agradecida.

-te lo agradezco querida pero somos lo que somos y un cliente es un cliente y con un poco de suerte solo es una mujer celosa de que su marido frecuente el lugar-contesto y se fue a donde la mujer le señalaba se encontraba quien habia preguntado por ella

-Madam, me informan que me busca, en que le puedo servir, yo soy Cherise Gautier, a su servicio-le dijo mientras la chica frente a ella volteaba a verla y se queda petrificada-tu...

Cherise no pensaba encontrarse a alguien de su pasado justo ahi, no sabia si correr a abrazarla o escapando de ella, jamas se habia avergonzado de lo que era, ella no lo habia elegido pero habia sido su destino y lo aceptaba pero verla a ella le recordo lo que hubiese sido.

La mujer a la que le hablé me miró de manera rara y luego se marchó sin decirme una palabra.. Unos minutos después una joven de pelo color ceniza se me acercó. Era esbelta y se vestía de manera provocativa. Ella se paró frente a mi y dijo unas palabras que no pude escuchar por lo sorprendida que estaba, era ella, de verdad era ella. Pareció haberme reconocido porque dejó de hablar. Se veía sorprendida y tensa, no era la reacción que yo esperaba.

Me tiré a sus brazos sin pudor o problema alguno. Temía que ella estuviera enojada por como lo había prácticamente abandonado luego de convertirme en lo que era. Sin embargo mi impulso y deseos de abrazarla era tan grande que no lo pude evitar
-¡Mira como has crecido y lo hermosa que estás!- Exclamé como si yo no hubiera crecido en todo aquel tiempo.

No me importaba si ella era cortesana, sabía la clase de persona que era y entendía que su trabajo solo era un infortunio en su vida y no una verdadera desición personal -¡Ha pasado tanto tiempo que apenas puedo creerlo!- Las palabras me salían alborotadas y nerviosas de la boca, el shock de ella tampoco me ayudaba a tranquilizarme.

Pude notar la mirada extrañada de muchas damas y hombres sobre nosotras, tal vez aquel no era el mejor lugar para reencontrarnos, pero las cosas se estaban dando así. Separé mi cuerpo del de ella y la miré esperando una reacción, una palabra, algo.

El shock de verla ahi, frente a ella la habian dejado paralizada, no podia creer que alguien como ella la hubiese ido a buscar, se obligo a si misma a corresponder a su abrazo luchando para que las lagrimas no salieran arruinando su maquillaje, la tomo de la mano y la saco del centro de atencion, una chica de su clase no debia ser vista en tan ligera compañia y Cherise no seria la culpable de arruinar su reputacion.

-Marie no debiste venir aqui, ven sigueme, vayamos a un lugar mas privado-le dijo mientras le pedia a una de las chicas que avisaran que estaba ocupada.

Una vez en el dormitorio le indico que se sentara en la cama junto a ella mientras lograba tranquilizarse, no habia vuelto a saber de ella en mucho tiempo y cuando su padre la vendio por unas monedas perdio la esperanza de volver a verla y ahi estaba frente a frente en su habitacion.

- ¡Oh Marie que haces aqui, como me encontraste, como has estado, dios Marie te he echado tanto de menos

Cherise me llevó a una habitación para estar más tranquilas, por lo menos de aquella manera no seríamos en el centro de atención y supuse que nadie le reprocharía estar hablando con amigas durante el trabajo.

Me senté en la cama mientras le acariciaba la espalda para que se tranquilice. No podía dejar de mirarla, ella estaba hermosa. No podía creer que mi pequeña amiga pelirroja ahora fuera esa gran y sensual mujer.

Reí por lo bajo al escuchar todas sus preguntas... yo también tenía muchas dudas pero esta vez estaba segura que tendríamos tiempo de sobra para aclararlas. No volvería a abandonar a mi amiga.

-Pues... escuché hablar a los sirvientes de este lugar y de una chica llamada Cherise...- No quería llevar a mayores la conversación para no incomodarla..- Imaginé que estarías en este lugar en particular porque se que las más atractivas están acá...- Y ahora venía algo aún más incomodo pero que no pasaría por alto- Cherise... nunca quise abandonarte... estuve....- Dudé entonces, no podía decirle que era una mujer lobo, creería que estoy loca y tal vez la asustaría... tuve que mentirle entonces- Estuve enferma...por muchísimo tiempo. Aún hoy en día debo guardar descanzo aislado unos días al mes....- Vaya, esperaba que no me preguntara el nombre de la enfermedad porque ni yo sabría que inventarle...- ¿Cómo ha ido tu vida?

Miré la habitación con atención... estaba manchada de humedad y se veía algo triste. Cherise de seguro no la había pasado bien en los últimos años... yo misma recordaba que su infancia no había sido de la más alegre.

Asi que un sirviente habia hablado de ella a otros, no cabia duda que era la mejor y le causaba cierta satisfaccion, mientras su amiga le acariciaba tiermamente como cuando eran unas niñas y jugaban juntas sin mas preocupacion que llegar temprano a casa o como ponerle a la nueva muñeca de Marie.
-No te preocupes Marie, supuse que tu mama finalmente te habia mandado lejos de mi y era logico, mi padre era un estupido borracho que podria haberte hecho daño, solo mira en lo que me convirtio por un poco de alcohol y yo era su hija, fue un alivio para mi saber que estando lejos no te enterarias de lo que Padre habia hecho...de haber sabido que estabas enferma hubiese ido a ti-le dijo mirandola con ese cariño que ni la distancia y el tiempo habian logrado romper.

Cherise miro a su rubia amiga, su cara no habia cambiado casi nada, parecia incluso mas fuerte que antes y tenia un aire diferente que ella no sabia identificar pero supuso que era por ser una dama de sociedad, la miro observar el cuarto y sintio verguenza pues distaba de ser un lugar lujoso, y supuso que no podia evitar pensar en todos los hombres que solian pagar por su compañia.

-Marie...se que te decepciona lo que soy pero no es que tenga opcion de ser otra cosa...entendere si no quieres saber mas de mi y lo entendere, sin rencores o reclamos...

Me levanté de la cama perturbada por las palabras de Cherise. Yo misma admitía ser una persona que salía de los conceptos de mujer de época. A mi no me importaba lo que ella fuera, de hecho admiraba su valentía y voluntad de mantenerse viva y hermosa llevando una vida tan difícil.
Caminé a lo largo de la habitación retorciéndome el volado de las mangas de mi vestido, como una niña pequeña frente a una situación incomoda. También me mordía el labio inferior con la mirada perdida. Tenía miles de cosas para decirle pero me era decil expresárselas a alguien que no había visto hace tanto tiempo. Sentía que mi cabeza iba a explotar de la cantidad de cosas que pensaba en aquel momento.
El silencio fue incomodo por un largo rato. Acomodaba algunas palabras, algunas ideas. Quería sacarla de ahí. Quería mostrarle que ella me importaba como si fuera mi hermana.

-Ven a vivir conmigo...- Musité. Sabía que sería difícil sacarla de una vida a la que había pertenecido tanto tiempo, pero ella no lo merecía. Por más de que no la veía hacía años, lo que habíamos vivido me demostraba y prometía que ella como persona no merecía vivir ahí.
Tal vez no iba a poder separarla del trabajo que tan acostumbrada estaba a hacer, pero le podía dar al menos una habitación más digna y una vista hermosa a los campos de vides. Le podía dar una vida de lujos al menos hasta que ella saliera adelante…- No quiero dejar de verte, no ahora que te encontré... con todo lo que me costó... No me decepciona lo que eres, me siento orgullosa de que hayas llegado tan lejos - Tragué saliva, me había arriesgado mucho para llegar ahí y no me rendiría tan fácilmente - No te digo que cambies... sabes que te quiero así, pero múdate conmigo.
La finca tenía innumerables habitaciones, los sirvientes dormían en una especie de granero y Alphonse, mi fiel amigo vampiro, dormía en la bodega donde fabricábamos los vinos.
Sabía que a mi madre no le gustaría la idea, pero yo era la dueña de la finca y lo más probable era que ella ni siquiera recordara a Cherise.

Las palabras de Marie resonaban en sus oidos, la estaba invitando a vivir en la finca con su madre, por un momento saboreo el lujo, la ilusion de vivir lo que por derecho le correspondia y que su padre le habia negado, pero ella no mancharia la reputacion de su amiga permitiendole llevar a su casa a una cortesana, jamas se perdonaria que la gente lastimara a la dulce Marie con su veneno.

Apenas se iba a negar cuando se le ocurrio algo mejor, sabia que la casa de su padre estaba aun de pie aunque abandonada, a pesar de tener bastante para comprar la vieja casucha, algunas personas se negaban a tratar con gente como ella pero si era Marie la que hiciera el trato...

[i]te lo agradezco cherrie, pero seria injusto para tu madre y para ti, aunque aun me puedes hacer un favor, ayudame a comprar mi antigua casa

La joven la miro esperanzada y despues fue al tocador donde guardaba sus cosas sacando un joyero y le mostraba lo que contenia

-mira tengo bastante ahorrado pero yo no puedo ir, no me lo querran vender pero a ti si, ¿lo harias por mi?

Me desanimo su pensamiento tan de época y el hecho de que se preocupara tanto por el que dirán y no de ella, yo misma estaba muy bien vista y muy mal vista en muchos lados, no me hubiera importando en lo más minimo pasar de una bolsa a la otra si ayudaba a mi amiga a cambio.

Tomé el joyero y revolví las halajas de oro, plata y perlas reales, realmente había mucho dinero ahí y el hecho de comprar una propiedad no me era para nada complicado, despues de todo los vendedores inmobiliarios solo querían relacionarse con gente de plata... y yo era conocida por poseer una jugosa cantidad.

-¡Claro!- Miré a mi amiga con aprovación - Claro que puedo, y lo haré lo antes posible- Le aseguré con tranquilidad mientras miraba su rostro. No terminaba de entender porque ella quería regresar a una cosa donde le hicieron tanto mal, de hecho ni yo misma creía poder estar incomoda en una casa así. Pero bueno, si esos eran sus deseos, con gusto le ayudaría a resolverlos.

Dejé el joyero de lado, tenía un pensamiento poco agradable revoloteando mi mente, y lamentablemente era el mismo pensamiento que rondaba cuando me acercaba emocionalmente demasiado a una persona. La verdad es que había abandonado a Cherise por lo peligrosa que yo le era en mi condición de Loba. Volverme a acercar a ella, significaba sin duda, arriesgar su vida. Y era algo que no me agradaba en lo absoluto. Y ni siquiera podía decírselo, porque sabía como reaccionaba la mayoría de las personas.
Lamentablemente yo era un monstruo.