Eres bienvenida gitana [Leena]

Hace tiempo ya en una noche de esas me habia aventurado a salir de mi mansión en busca de una princesa gitana a la que conoci en Londres, Leena era su nombre e inolvidable su belleza tanto que le prometi un encuentro futuro. La vez que la visite en su tienda sin embargo era un hombre diferente del que ahora soy, no sabia a donde nos llevaria esta noche pero de algo estaba seguro, le habia dado mi palabra y la cumpliria. Horas antes habia mandado a uno de mis esclavos a que mandara al carro por ella, todos mis sirvientes sabian muy bien el procedimiento, mujer que venia a mi casa tendría que hacerlo vendada durante todo el camino hasta llegar al interior de la casa, era muy cauto protegiendo la ubicación de mi mansión pues mi privacidad era uno de los aspectos mas importantes en mi vida. A mi morada quien no era invitado no era bien recibido a no ser por unas pocas excepciones contadas con los dedos pero ya sabria yo si alguna de esas dos vampirezas se les ocurriera visitarme.

Como todas las noches me habia sentado en la biblioteca a leer un rato, luego habia tocado el piano durante una hora mientras tomaba un vaso de whisky. La oscuridad reinaba como siempre, solo cuando tenia invitados mandaba a prender los candelabros y las velas porque si fuera por mi viviria en esa eterna oscuridad, donde me compenetraba, donde me contraba con mi amante mas fiel, la soledad. Amaba a esta señora, era fina y elegante, callada y siempre me escuchaba, estaba conmigo incluso cuando era humano, no se enojaba conmigo por tener otras amantes de carne y hueso, es mas, ella volvia fiel y serena despues de que todos se fueran y me quedara otra vez perdido en el vacio. Soledad, esa dama inmortal que habia acompañado a muchos ahora estaba conmigo, se acostaba conmigo, se alimentaba conmigo, compartia conmigo el sonido del piano, el sabor del whisky, los versos de un poeta maldito.

-Acaba de llegar- dijo uno de mis sirvientes interrumpiendome y excusandose a la vez por la interrupción. Hice una señal para que se retirara, aquel lugar donde estaba, en toda mi casa era mi salón personal, mi biblioteca, sala de música a la vez y cueva de condenado donde nadie mas que yo podia entrar. Deje de tocar y bebi lo último que quedaba de whisky en mi vaso, sali de mi espacio personal y me dirigi al vestibulo de entrada donde una silueta de princesa gitana me esperaba aún con los ojos vendados. Me acerque a ella con una sonrisa no muy entusiasta no porque no fuera bien recibida ni me alegrara de su visita, simplemente porque me veia desprovisto mi usual humor. Hoy era solo un hombre-vampiro que usaba una máscara de hielo aunque delante de mi tuviera a una hermosa aparición. Le quite las vendas de los ojos y la mire fijamente tratando de simular que era el de aquella vez -Esos ojos siguen tan brillantes como ayer, y esos labios tan frescos como los que bese una vez- dije mientras tomaba una de sus manos y depositaba un beso sobre ella -Bienvenida a mi humilde morada princesa gitana, si es que no te molesta que te llame asi- comenté torciendo un intento fallido de sonrisa.

Su rostro era tan hermoso que me felicitaba a mi mismo de tener el mejor gusto de entre todos los condenados, quien no viera esa mujer como una belleza que preservar realmente se perdia de lo bueno, despues de todo, era una princesa gitana y yo sentia adicción la sangre de la 'realeza', era como beber sangre azul, de la mejor estirpe aunque ella era gitana y no de un palacio lleno de bufones se podría decir que esa era una de las características que me atraia de ella, su ascendencia gitana, ella poseia ese aire mistico que le faltaba a mi vida, un poco de magia gitana no me haria mal en especial si ella empleaba su cuerpo en ello.

Sonrei ante su comentario de la poesia -A veces princesa, la poesia es una de mis amantes predilectas y cuya pasión nunca termina- respondi acercandome a ella para tomarla de la mano -Espero que el viaje no te haya resultado muy largo, tengo mis métodos de seguridad asi que disculparas el vendaje, prometo compensartelo en esta visita- continue, le guiñe y la conduci al interior de la casa, al gran salón donde mis sirvientes esperaban que entraramos para ofrecernos un dos copas de vino, la invite a sentarse con una seña y yo me sente al frente de ella mientras tomaba una copa con un contenido de color similar al de ella pero la mia era sangre, la de ella, simplemente uno de los mejores vinos de mi bodega.

-No me digas señor, Dorian esta bien y gracias por el comentario de la morada, le tengo un cariño especial a este lugar es por eso que no dejo que nadie mas que los que creo merecedores lo visiten- continue mientras sonrei y prosegui a darle otro sorbo a mi copa. La observaba detenidamente, se veia tan fragil que hasta me enternecia, las mortales siempre eran una atracción aparte, el color en sus mejillaz era encantador y su fragancia era aun mas deliciosa que la de las mujeres de mi especie en algunos casos, realmente habian mortales a las que era dificil resistirse.

En la residencia de un vampiro quedo una joven princesa gitana, de bellos ojos y una lengua avivada por los bajos instintos que un vampiro le provocaba. Escucharle me gustaba, era como una hermosa muñeca con su aire mistico de gitana, su pueblo que la tenia en alta estima no se imaginaba que a estas horas descansaba en mis brazos, en los mismos que podria encontrar un amante y un verdugo pero con las mujeres no solia ser este último -Si te gusta lo prohibido estas en el lugar ideal, tu pueblo podria llamar a una guerra pero dudo que puedan ganar, recuerda joven gitana que estas en un lugar que no esta en ningun mapa- comente mientras le acariciaba la espalda y bajaba mi mano hasta su cintura para apretarla.

Ella se acerco y me recordo en lo que habia quedado nuestro ultimo encuentro, me acerca mas a ella, hasta su oido -Recuerdo que dejamos algo pendiente pero ¿puedes recordarme que era?- susurre y seguido la bese en los labios mientras la seguia abrazando por la cintura alli sentados, ella sobre mi que lo hacia interesante mas como proseguir en esa postura seria algo que tendria que arreglar, estaba claro lo que los dos queriamos y si era asi tal vez convenia ir a un ambiente mas propicio. Sin embargo hasta que se diera seguia besandola con deseo claro de querer mas que sus labios, mi lengua invadia su boca reconociendo cada rincon dentro de ella, jugando con su propia lengua mientras mis labios provaban repetidamente los suyos.