Gusztáv Rákózci-Szöcs

DATOS BÁSICOS

DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA

¿Alguna vez has soñado que el infierno realmente existe? Gusztáv sí y él sería el Diablo. Reúne todas las cualidades deplorables de ser humano y sólo verás la sombra de lo que pasa por su cabeza. Despreciable, manipulador, sádico, destructor, sarcástico, letal, mortal, una pesadilla andante para todos los seres que existen en el planeta. Y muy pocos son conscientes de ello por un simple hecho: el respeto, el linaje y la jerarquía. Puede ser un autentico sociópata pero sabe cuál es su puesto y lo que cuesta mantenerlo, así como todo lo que se perdería sino lo hiciera. Fue creado porque buscaban un soldado inigualable que fuera el puño mientras que otros eran el cerebro. El resultado fue más que aceptable. Gusztáv siempre está maquinando, planeando pero temas que no pasan de la guerra diaria, de los enfrentamientos directos. Su cabeza está hecha para matar no para gobernar. Poco a poco va refinando el uso y creación de nuevas formas de tortura que podría doblegar al más fuerte, tiene el cuerpo y la cabeza para derribar las barreras inquebrantables de la mente ajena a través del dolor. Es despiadado, egoísta, posesivo y manipulador. Cree que por medio del terror se puede lograr todo, para empezar imponerse a los débiles: todos los seres que siguen vagando por el planeta Tierra.

HISTORIA

Humano

Mirando atrás, al principio, debí de darme cuenta que la muerte iba a estar de mi lado y que iba a ser su instrumento. Todo empezó con Aneska. La más pequeña de la familia, la niña de los ojos de todos, mi hermanita querida. Tan bella, tan distinta, tan única entre nosotros con su cabello colorado, sus ojos claros, sus sonrisas. la alegría de la casa... del mismo modo que fue la mayor de las tragedias. La fiebre se la llevó cuando era una princesita de cinco años. Nunca nada fue igual desde su marcha.

Pertenecí una antigua familia noble del Reino de Hungría y Bohemia, la más próspera. Fui el tercer hijo de una rama femenina que tenía cierta posición, importantes frente a los demás y frente a la Corona por la inesperada herencia que habían recibido. Mi padre jamás esperó ser quien sucediera legalmente a Ferenc II, pero tras la muerte de su último hijo en 1756, quedando tan sólo una nieta viva, y encima monja en un convento de Francia, los asesores del fallecido Príncipe electo de Transilvania, resolvieron dotar del apellido Rákóczi al más próximo descendiente de Julianna, la tercera hija de Ferenc I. En una familia en que la muerte infantil y las mujeres abundaban, sólo quedaba un candidato: Bátor Szöcs, nieto de Julianna, hijo de su hija mayor, Agnes, a quien nombraron Barón de Felsövadász. Bátor heredaba un apellido y una historia, mas nada de la fortuna o poder político que su pariente tuviera. El único bien material que le fue entregado, fue el castillo de veraneo en la meseta transilvana al que Ferenc solía llevar a sus amantes.

Yo no era rey ni príncipe, y aún siendo el menor de tres hermanos varones no puedo decir que lo pasara bien. En ocasiones mimado, en otras el objetivo de las bromas y burlas de mis mayores. No, no puedo decir que fuera una mala vida. Recibiendo la mejor educación en historia, leyes, arte y el arte de la guerra pues aún con demasiada herencia que pudieran dejar mis padres el tercer hijo debe buscarse las castañas y la mejor salida en esa época era llegar a general del ejército. Tuve la instrucción que todo muchacho que sueña con la armada imperial pero al acabar cualquier muchacho sería un soldado raso y yo un oficial de bajo rango o puede que de medio, todo dependía de lo que deseara mi padre. ¿Quién iba a decir que aquél muchacho enfermo, que no quería comer, piel y huesos, delgado como una muchachita acabaría en el ejército? Mi cuerpo cambió con la adolescencia y al mismo tiempo lo hizo mi forma de ver las cosas y a los que me rodeaban. Mis hermano tenían el camino fácil, mis amigos también, mis padres me miraban de reojo esperando que tras una infancia infernal diera alguna alegría.

Me quejo en exceso, lo reconozco siempre que pienso en mi vida humano lo hago. Pero entonces me sentía así. Joven desdichado con buenas amistades, con jovencitas a mis pies y sólo haciendo malabares por tener la atención de unos padres orgullosos, nobles y creyéndose capaces de alcanzar el trono imperial si sus hijos mayores hacían lo que debían y el pequeño no estorbaba cuando jamás les di un disgusto. Preferí cultivar mis amistades en la academia militar, un joven en especial que me recordaba al orgullo inicial por estar en el ejército llamó mi atención: Miklós Mészáros. Quería elevar el apellido familiar por encima de donde ya estaba situado por su bien y el de  su hermanita para no que acabara casada con un viejo asqueroso al que tendría que cuidar como una enfermera, que una vez muerto no podría evitar que fuera rifada como un regalo de feria entre los peores hombres del Reino para mantenerla a ella y a los niños que hubiera tenido con el viejo. En parte coincidíamos salvo que mi meta era hacerme mi propio camino y no el que me daba mi apellido. Reímos, discutimos, nos hicimos casi inseparables y eso que fuera del cuartel no nos veíamos aunque nos escribíamos cartas. En ese momento pensé que lo mejor era alejarse una temporada de la bulliciosa capital de Hungría. Por suerte mi familia tenía una casa en Transilvania y era normal que un joven en día de permiso se marchara fuera de la ciudad. Fue mi última escapada.

Las historias de terror que tiene protagonista a jóvenes ricos e importantes empiezan por la salida del mismo completamente borracho de un bar de mala fama en un callejón oscuro. Todo lo malo que le ocurre al joven es por culpa de su actitud esa noche. Yo me encontraba en la casa familiar de esa meseta leyendo a la luz de la chimenea. Hubo unos golpes en la puerta, no había tormenta, no había enfrentamientos por la región. Todo parecía normal. Simplemente fui a abrir la puerta. Un hombre con una herida en el pecho se desangraba en la entrada. Lo atendí dejando que entrara dentro, tumbando en el suelo y saliendo a buscar algo con lo que curarlo. Tenía ciertas nociones de primeros auxilios del ejército. Esperaba que sirviera de algo. Al regresar con el agua hirviendo y abrir la camisa en busca de la herida no encontré nada. Alcé la mirada para ver como se abalanzaba sobre mí con los dientes más propios de una serpiente.


Vampiro


Aquél hombre estuvo dando vueltas por el salón de aquella casa discutiendo consigo mismo que es lo que debía de hacer conmigo. No recuerdo mucho de ese momento, sólo sonidos, imágenes con un gran telón negro de fondo que era la consciencia abandonándome. El siguiente recuerdo es la agonía, el dolor, la muerte de mi cuerpo, en algún momento algo había cambiado y yo estaba cambiando, mutando, rasgando el tejido de mi propio cuerpo para que mi alma permaneciera en él eternamente. Aquél hombre me dijo lo que era, lo que hacía y que formaba parte de ellos por toda la eternidad. La rebeldía del joven humano que quería huir de su familia durante una temporada había acabado convirtiéndome en una bestia con ansias de poder. Mi actos de neonato me revelaron que efectivamente era un bestia, no salía en busca de presas, las cazaba. Pronto los vecinos de la zona hablaron de lobos, luego demonios y finalmente monstruos ocultos en los alrededores. empecé a aprender cuando mi creador perdió definitivamente la paciencia y me demostró que en la inmortalidad también se podía sufrir dolor, mucho dolor. La situación debía calmarse y lo mejor era regresar a Budapest mientras él solucionaba los problemas que había creado en la meseta transilvana. Fue un nuevo error.

Llegué a mi hogar cuando me había entretenido más del tiempo permitido por el permiso que había solicitado, de noche, con cara de "susto" así consideraron mi palidez y casi imposibilidad de hablar. Mi familia en vida era un delicioso bocado en la muerte y si no me había controlado en una región casi deshabitada como lo iba a hacer en la gran ciudad. Mi creador se había equivocado al mandarme allí... o lo tenía todo pensado. En menos de 24 horas ya había planeado la forma de matarlos, varias veces, hacer que pareciera el ataque de algún asesino y logrado quedar como único heredero. Mis sueños de joven humano se cumplían en menos de un año como vampiro. Fue una orgía de sangre y muerte. El joven Gusztáv sobrevivía intacto, pero conmocionado de tal forma que no podía quedarse en la ciudad. Solucionados los trámites regresé a la casa de campo. Nadie se extraño de mi regreso y digo nadie porque aquella casa se había llenado de otras criaturas de la noche. empezó mi auténtica educación. Mi predisposición a matar ayudó bastante, mi formación militar también. Era más fuerte, más resistente y más rápido que cualquier soldado o veterano. según aprendía los maestros desaparecían y todos coincidían en llamarme Vérnes Árnyék, El Imparable. Si alguien había nacido predestinado a ser un vampiro ese era yo. La muerte a las aldeas regreso, pero no de forma tan descuidada ni tan macabra como antes. No siempre cazábamos allí, viajábamos lejos en la noche o por temporadas. Era un orgulloso hijo de la sangre y lo deseaba todo para mí aunque en el inicio y en alguna de esas noches aprendía por la fuerza que había un orden que seguir y esperaba mi momento.

Mi primer momento vino en un invierno en el que estábamos todos tranquilos, me había quedado sólo en la casa esperando el siguiente paso. La educación había acabado y llegaba el momento de ser un soldado en activo en la guerra. ¿Pero qué guerra era? Aún la respuesta no había llegado. Por eso aquella noche cuando llamaron a la puerta esperé que fuera mi momento. No lo fue. Al otro lado del umbral mi viejo camarada humano, Miklós, esperaba que le permitiera entrar antes de quedar congelado. Accedí de nuevo, cometiendo un nuevo error. Parece ser que mi no-vida empezó y continuó con abrir la puerta a quien no debía. Intenté, realmente intenté ser el viejo joven humano, amable, sencillo que recibía a un amigo lejos de la ciudad. No era consciente de la criatura que ocupaba el cuerpo de ese joven que un día se llamó Gusztáv. Él sólo quería hablar con su amigo de los cambios de nuestras vidas desde que nos viéramos por última vez en el cuartel militar. ¿Pero qué podía contarle? "Estoy muerto, me alimento de sangre, maté a mi familia y como pases un minuto más serás en esta casa serás mi cena" Habría sido grandioso ver su cara ante esas palabras pero no las pronuncié. Esperé pacientemente mientras hablaba de los cambios de la ciudad, de su familia, de su vida. Lo ignoré todo con una sonrisa mientras procuraba hacerme más todavía el sordo y no escuchar su corazón. Tuvo que hablar de ella, de Stefánia, describiéndola como una joven de fuego que me hizo soñar con mis dientes en su cuello, llevándome ese calor al mismo tiempo produciendo en ella un calor superior al placer, algo que por otro lado seguro que la joven e inocente hermanita de mi amigo no había conocido aún. Ya había destrozado a mi familia, ¿tenía motivo para destrozar la suya? Sí, sus palabras, el hecho de rendirse por la lucha en mejorar su propia vida y la de ella. Por pensar en casarse y sentar la cabeza dejando a la pequeña en Viena al cuidado de la familia real. ¡Él! ¡Ellos! ¡Esa insignificante familia noble de segunda relacionándose con los propios emperadores! Todo se llenó de odio, de un odio color rojo sangre, la sangre de Miklós.

La misma estupidez que invadió a mi creador para no dejarme morir me hizo presa cuando no maté por completo al joven. Sufrí demasiado pronto lo que era educar a un recién creado cuando a mí aún no me había puesto a prueba. Al menos fui más consecuente, tal vez por el rastro de humanidad que se apoderó de mí al darle la vida eterna e informé a su familia sobre unas fiebres que habían hecho presa a pequeño Miklós durante el viaje de visita. Tremendo error pues toda la familia pensaba en ir a buscarlo. para entonces él ya sabía lo que era, lo que debía hacer y lo que no, así como toda la historia sobre mi transformación, mi venganza y mi poder sobre él si osaba ponerse en mi contra. También pudo ser testigo de lo que pasaba cuando desobedecías y convertir a alguien sin permiso era un gran pecado para los nuestros. sin embargo mi potencial era superior a mi pecado por lo que seguí con vida. De Miklós se hicieron cargo los mismo que se habían ocupado de mí. Regresé una vez más a arreglar lo que había armado por mis impulsos.

Fue extraño volver a la ciudad. No había pasado tanto tiempo pero era extraño. Sin familia, sin amigos, casi muerto para todos y recibido con los brazos abiertos por los Mészáros y medio reino. Las cartas rutinarias que en principio me habían obligado a escribir para seguir vivo en las altas esferas parecían haber dado sus frutos. ¿Por qué no me había fijado más en sus respuestas? Lo cierto es que me sentí poderoso y empecé a darme cuenta que la fuerza bruta no lo era todo. Podría haberlo actuado como siempre, matado a esas personas por todo el odio acumulado del poco caso que me hicieron cuando necesitaba sentirme más que el tercero en discordia de una familia con prestigio. Tal vez sería la tragedia de la pérdida de mi familia que vista desde los ojos mortales era un desgraciado desastre para el más pequeño de los hijos. No lo había visto así, ya no tenía perspectiva humana y la necesitaba. Alargué mi estancia más que a una noche para calmar a los padres, recurrí a los contactos de las criaturas que poblaban Budapest para tener excusas para ausentarme las horas del día. Y conocí a Tüz. No era la niña que las palabras de su hermano habían hecho que dibujara en mi mente. Mi corazón muerto dio un vuelco al verla la primera noche para la cena. Era puro fuego, un fuego que deseaba que me consumiera y consumir hasta el final de los días, era Aneska vuelta a la vida como nunca imaginé. Por ello, antes de cometer un error irreparable, me marché, tampoco podía dejar a Miklós enfermo mucho tiempo.

Fueron meses horribles, convertido en maestro mientras seguía mi propia educación. Todo se paga, incluso los errores y más si son para toda la eternidad. Pero por otro lado llegaba la hora de que el pequeño Miklós se recuperara de su enfermedad. No podía irse sólo, siendo quién era su creador, yo, y con mi fama estaba claro que mataría a la familia en medio segundo y la muerte de dos grandes familias casi por completo con un único superviviente cómo heredero daría que contar, por no hablar de todos los escándalos que ya había protagonizado. Lo malo del regreso era que debía convertirse en la sombra de Miklós, lo bueno era Tüz, poder estar cerca de ella, poder conocerla y poder tenerla.

Fui un caballero en todo momento, haciendo uso de una paciencia que creía haber perdido por completo, viví mi segunda humanidad a su lado. Todo iba bien aunque me atrevía a reclamar y dar caricias. Habría dado mi existencia para que hubiera continuado así para siempre. Pero el loco de su hermano perdió la paciencia viendo lo que pasaba allí, una noche el muy estúpido atacó cuando estaba conmigo. La pompa de jabón en la que se había convertido nuestra historia explotó. No quise perderla y a ella la seducía aquella idea de la inmortalidad. Pero mientras que la conversión de su hermano fue por un acto de humanidad, a ella la convertí por vanidad. Era mía, quería tomarla, posearla, hacerme su dueño, maestro y amante. Y mientras ella rogaba que no la dejara jamás, mientras que las sábanas se retorcían por el calor de nuestros cuerpos clavé los dientes en su cuello y lo que vino a continuación fue fue el dolor y el terror de dejar la mortalidad para vivir para siempre.

Una bonita reunión y visita todos esperaban a ver la joven que había "domesticado" al Imparable. Más de uno suspiró al ver su insultante belleza según había venido al mundo convertida en otra de los nuestros. Me sentí hinchado por completo de poder, un poder sobre ella. Todo había cambiado con su transformación, ya no era una joven delicada. era otra bestia, era mi bestia y yo era suyo. No podía pedir más... salvo que  todo era una trampa, mi conversión y entrenamiento así como la de ella. Alguien que miraba desde más alto de lo que jamás podíamos pensar tenía otros planes y estaba reclutando soldados, por eso mi creador fue creado y enviado a la casa familiar de la meseta para convertirme. Las casualidades en este mundo no existen. Transilvania nunca había sido una región de vampiros, sino una invasión a los terrenos de los lobos. ¿Cuánto podía soportar que la apartaran de mi lado? Lo suficiente para renegar de esas tierras y huir con ella a un mundo más civilizado: París.

DATOS EXTRA

Familiares.
Bátor Rákóczi-Szöcz. - Barón de Felsövadász. Padre. Noble. Hungría. (Fallecido)
Onella Szőcs. - Madre. Noble. Hungría (Fallecida)
Aneska Rákóczi. - Hermana menor. Noble. Muerta a los cinco años por culpa de la fiebre. (fallecida)
Jency Rákóczi. - Hermano mayor. Noble. Llegó a ocupar un cargo de cierta relevancia en la cancillería de guerra. (Fallecido)
Szabo Rákózci. - Hermano mediano. Noble. Terrateniente en la zona de Bohemia.( Fallecido)
Miklós Mészáros. - Mejor amigo durante su vida mortal. Creación y discípulo.
Stefánia Mészáros. - Creacción, discípula y pareja.

Árbol Genealógico Familia Rákóczi (datos históricos reales + aporte del user)Detalle Descendientes de Julianna Rákóczi

Datos adicionales: Es incapaz de alimentarse de jovencitas pelirrojas puesto que le recuerdan demasiado a su hermana muerta. Un trauma que le persigue ya que piensa que podría haber hecho algo por salvarla y más debido a su nueva naturaleza aunque fuera imposible en el momento en el que ella murió.

gracias a αgusτınα• de sourcecode