Caminos confusos bajo la luna {Mikelangelo van Dort}

por **Mikhaeila/Dharian** Jue Dic 19, 2013 12:10 pm

Bajando por las escaleras
Un suave aliento tomé
Buscando fuerzas
Pero no las hallé

Suspiré por cuarta vez. No sabía qué hacer. Eran pasadas las once de la noche, y yo seguía despierta en mi habitación sin saber qué hacer. "Vamos... Baja... Habrá mucha gente despierta...” Me susurró Dharian, pero no le había hecho caso en todo el viaje, y había logrado controlarla. Por el momento. Esperaba no tener que pasar la vergüenza de tener que explicar el cambio radical que ocurría conmigo. Esperaba no tener que hacerlo. Miré el techo e inspiré. No podía seguir así, llevaba ya casi dos horas acostada, pero sin resultado.

Tomé un trago del vaso de agua que estaba al lado de la lujosa cama del hotel. Miré a mí alrededor. No había una sola luz prendida, pero podía ubicarme con perfecta lucidez. Siempre estaba en la misma habitación cada vez que me tocaba viajar al norte del país por alguna reunión familiar o algo así. Era uno de mis viajes preferidos, ya que podía permanecer allí semanas. A pesar de las incontables veces que nos hospedábamos allí, nadie nos conocía. Cada vez había gente distinta, gente diferente. Era agradable.

Me levanté de la cama lentamente para no marearme y fui hasta el baño a tientas a buscar la bata. No me molestaba salir así a ningún lado. Además, ¿qué podía pasar? Sonreí y volví a la habitación para salir por la puerta. Caminé por los pasillos tenuemente iluminados con velas, las cuales daban un aspecto casi mágico a los distintos ambientes, con sus pequeñas luces naranjas, haciendo brillar las paredes de un color borgoña exquisito. Caminé con paso lento y, justo en el momento en que nadie podía verme, en que nadie podía ayudarme, todo se oscureció. “Es mi turno Mikhaeila…”

Sonreí maliciosamente. Por fin me dejaba salir, por fin podía tomar el control. Estiré los músculos a los cuales ya me había desacostumbrado a manejar. “Así que con estas tenemos… “Me reí maliciosamente. “Dharian, no hagas nada de lo que me arrepienta luego, por favor” Escuché su inútil ruego en el fondo de mi cabeza. Me mordí el labio.

Bajé las escaleras con pasos casi etéreos, en puntas de pie, pues Mikhaeila se había olvidado de ponerse los zapatos. Negué, suspirando. “nunca aprendes a cuidarte niña…”. Llegué a la planta baja y solo había un par de alas del hotel iluminadas, pero no había nadie con quien me interesara hablar.

Saludé cordialmente a aquellos simpáticos caballeros completamente bebidos, que seguramente, si me hubiera detenido, hubieran llevado a Mikhaeila a la cama. Y no quería eso. No me apetecía para nada. Una vez pasado a todos los pequeños “obstáculos” paré en el piano de la sala. Me senté en el banquillo y vi que alguien lo había ejecutado recientemente. “Qué pena que no pude oírlo antes”. Estaba de acuerdo con ella. Pasé los dedos por las suaves teclas de marfil. Hermoso. Miré por los ventanales que daban a los jardines y decidí salir. Abrí lentamente las puertas y sentí la suave brisa nocturna que pasaba por mis cabellos sueltos. Era súper agradable. Sonreí.

Caminé unos cuantos pasos y vi una hermosa fuente de agua que nunca había visto. Me acerqué a ella y me senté en el borde, jugando con el agua. Una sonrisa adornó mis labios. “No pasará nada esta noche, Mikhaeila, relájate”

No vi que alguien me observaba a lo lejos.

Colores de Mikhaeila y Dharian:

por **Mikelangelo Van Dort** Lun Ene 06, 2014 4:31 pm

Aveces era insoportable tener que asistir a tantas reuniones políticas que se organizaban, aunque de todas formas no asistía a muchas, pues la mayoría de las cosas se decidían a costa del Rey, y eran muy pocas las veces que los Duques teníamos que hacer presencia, pero cuando habían cenas y festines de algún tipo, de protocolo teníamos que estar allí. Aunque la mayoría de las veces organizaban estas cosas durante el día, siempre tenía que buscar alguna excusa, osino reclamarles a todos, con ayuda de unos pocos que se dieran el tiempo de realizarlas en las noches. Ésta era una de esas ocasiones.

Después de haber estado en presencia de los más nobles y fingir que el alimento me ha gustado felicitando al chef del hotel en persona, pues decidí alejarme, más que nada para escaparme de tanto cinismo y charlatanería, que de por sí, yo también practicaba. Y había encontrado en el salón del hotel, un piano, donde pude interpretar una pieza de aquellos tesoros de la antigüedad que poseía aguardados en mi mente y corazón, observando por el ventanal la noche, y una simulada fuente de agua que contrastaba toda vista y paisaje desde el piano. Decidí, darme un paseo por aquel jardín buscando quizás un buen bocadillo, dado que tampoco mi sed era tan austera esa noche, en cuaqluier caso.

Ya llevaba unas cuántas horas de tiempo carnal, a través del tierno jardín, desde la charla con el chef, y mi interpretación con el piano.
Y entonces al quedarme sentado en una banca mirando a algunos aristócratas pasar, al igual que los de media clase, escuché a lo lejos a su vez, que sentí un aroma a sangre de alta clase traspasando el límite de mis fosas nasales y seguí el rastro...

Me detuve entonces en el paraje de un gran cubo de césped que adornaba los alrededores del jardín y divisé a una muchacha distraída observando la fuente y jugando con sus dedos en la dulce agua.
Quizás a mis ojos parecía una niña intentando recuperar el sueño através de las pequeñas olas que formaba con sus finas manos sobre al agua de esa fuente, un gesto tierno nació, muy oscuro y escondido tras de mi, y decidí no dejarme llevar...
Nunca le había visto antes, o en otra vida... siendo que recorría este lugar en cada rincón, en cada visita...
Ella andaba a pies descalzos, mientras yo alzaba un poco más la vista para observar su mirada agacha y distraída, y poder descifrarla, pero no pude. Era una simple muchacha distraída para mi.

Descansé mi cabeza inclinada, sobre aquel superficie sólida y a la vez suave del césped en forma de cubo y me crucé de brazos mientras mis ojos desviaban la mirada hacia las estrellas y volvían cada cierto tiempo a mirar a la joven, pues veía que la gente que paseaba por el jardín iba desapareciendo poco a poco sin volver, entonces comprendí que a altas horas de la noche no había tanta actividad nocturna en el hotel, siendo que en lugares asi siempre están más que activos. ¿Sería el frío que se avecinaba cada vez más en la noche?...¿Cuando se iría ella de allí?... -es lo que yo me preguntaba.

Entonces sentí como la mirada penentrante de la muchacha se encontraba con la mía bajo la oscura y silenciosa noche, donde podía escuchar el agua de la fuente caer y la respiración tranquila de la muchacha. Quizás mi percepción era mucha, pero había una extraña conexión en ella con otro ente superior, que sentía presente, justamente al observar el movimiento de sus manos jugando con el agua, casi como despreciando el tiempo. “...Pero qué extraño ser”-pensé.

-¿No crees que es un poco tarde para venir a jugar con el agua de la fuente, jovencita?- pronuncié resonante, tras ver que ya todos los demás habían dejado desolado el jardín y solo quedábamos ella y yo.

Me acerqué lentamente hasta a ella y le miré penentrante, sintiendo una lúgubre melodía tras al acercarse mis pasos hasta su suave y pura posición.
No me había dado cuenta de que la joven solo andaba en una sencilla bata, caminando bajo la noche.

-¿No tiene frío?- le pregunté sin apartar mi mirada profunda de sus cabellos largos cayendo por sus hombros, resaltados gracias al contraste de la blanca bata que llevaba puesta ligeramente. Su dulce cuello también era visible y fue lo que más disfruté.

Quedando frente a ella me incliné en una reverencia y tomé su mano mojada, posada en el borde de la fuente y la besé con cordialidad cerrando mis ojos. Una mano tan calida y delicada, a pesar de las gotas de agua que casi se hacían hielo en ella, tras haberle tocado con mi aliento y mis labios resecos y fríos.

-Mikelangelo Van Dort, mademoiselle... disculpe mi incumbencia, o si la he sobresaltado de alguna forma, pero me preguntaba; ¿Por qué tan solitaria bajo esta fría noche, junto a una fuente que no cumple ni un sueño?-reí un poco y solté suavemente su ligera mano y me quedé en cunclillas mirándole atento...

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