AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Veda de caza - Libre
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Veda de caza - Libre
La hierba y la tierra emitían pequeños sonidos a cada una de las pisadas que daba por aquél suelo virgen, prácticamente inexplorado aunque era un lugar concurrido, por lo menos por los cientos de pequeños, medianos o algo más grandes, todos acelerados, todos de bestias que no comprendían que un nuevo depredador se hubiera instalado momentáneamente en su territorio. Lo molesto para esas criaturas era que no podían echarme ya que no reconocían mi naturaleza. Un ser muerto, letal, que caminaba sobre dos patas y no podía ser alcanzado casi ni por el vuelo de las aves debido a la velocidad que desarrollaba, que era duro como una piedra, pero ligero como una pluma si así lo deseaba, que era frío como el invierno lleno de una furia ardiente propia del infierno. Por lo menos no cazaba el mismo tipo de presas que los animales.
Había pasado de soldado en mi hogar a invitado en un mundo extraño, en una casa extraña que me oprimía más que los grilletes que e prometían por haber desobedecido a mis “mayores” en Hungría. No hacer ruido, no molestar, no desobedecer, no faltar a las reuniones, no armar escándalo en la ciudad. París... una ciudad por siempre iluminada donde la noche era día por los fuegos de los encargados de hacer que el mundo fuera hacia adelante mientras que la más básica de las necesidades de un vampiro me era prohibida: la caza. Asentado en un palacio de lujo desfilaban ante mis ojos infinitos manjares que ni los propios dioses, si es que tuvieran necesidad de tomar sangre, rechazarían. Pero no soy un esclavo, no soy un señor de castillos, tampoco soy un caballero andante pero antes prefiero la espada o los puños que el ser cebado en celebraciones orgiásticas que ensombrecerían a las propias bacanales. Soy un cazador, soy un animal, soy un vampiro que necesita cazar para sentirse completo. Por ello escapo al bosque en busca de insensatos de cualquier condición que se esconden entre las ramas escapando de la ciudad, sus parientes, amigos, enemigos, de la compañía o de la soledad siendo la vida lo único que finalmente les deja cuando aparezco de entre las sombras de la profunda noche que cubre esos parajes. ¡Oh, cuanto disfruto!
Arnau puede saberlo, pero lo permite o no saberlo... algo que me importa bien poco, puede quitarme cualquier cosa, menos la diversión y este es mi espacio. A base de sangre humana marco mi territorio como harían otras criaturas con los desechos de su organismo. Deseará tanto no estar sólo, pero mi Ania prefiere otros lugares más sofisticados aunque sea un barrio pobre de la ciudad. Ella y yo, yo y ella, tan diferentes como el día y la noche, tan unidos como el amanecer y el anochecer. Eternos como el tiempo y efímeros como el aroma que despierta mi atención. Paso la lengua por la punta mis dientes y desciendo de la rama que uso como atalaya en aquél mi nuevo reino.
Había pasado de soldado en mi hogar a invitado en un mundo extraño, en una casa extraña que me oprimía más que los grilletes que e prometían por haber desobedecido a mis “mayores” en Hungría. No hacer ruido, no molestar, no desobedecer, no faltar a las reuniones, no armar escándalo en la ciudad. París... una ciudad por siempre iluminada donde la noche era día por los fuegos de los encargados de hacer que el mundo fuera hacia adelante mientras que la más básica de las necesidades de un vampiro me era prohibida: la caza. Asentado en un palacio de lujo desfilaban ante mis ojos infinitos manjares que ni los propios dioses, si es que tuvieran necesidad de tomar sangre, rechazarían. Pero no soy un esclavo, no soy un señor de castillos, tampoco soy un caballero andante pero antes prefiero la espada o los puños que el ser cebado en celebraciones orgiásticas que ensombrecerían a las propias bacanales. Soy un cazador, soy un animal, soy un vampiro que necesita cazar para sentirse completo. Por ello escapo al bosque en busca de insensatos de cualquier condición que se esconden entre las ramas escapando de la ciudad, sus parientes, amigos, enemigos, de la compañía o de la soledad siendo la vida lo único que finalmente les deja cuando aparezco de entre las sombras de la profunda noche que cubre esos parajes. ¡Oh, cuanto disfruto!
Arnau puede saberlo, pero lo permite o no saberlo... algo que me importa bien poco, puede quitarme cualquier cosa, menos la diversión y este es mi espacio. A base de sangre humana marco mi territorio como harían otras criaturas con los desechos de su organismo. Deseará tanto no estar sólo, pero mi Ania prefiere otros lugares más sofisticados aunque sea un barrio pobre de la ciudad. Ella y yo, yo y ella, tan diferentes como el día y la noche, tan unidos como el amanecer y el anochecer. Eternos como el tiempo y efímeros como el aroma que despierta mi atención. Paso la lengua por la punta mis dientes y desciendo de la rama que uso como atalaya en aquél mi nuevo reino.
Gusztáv Rákózci-Szöcs- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 17/12/2013
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Re: Veda de caza - Libre
Había llegado hace aproximadamente un mes a París y ya deseaba irse, pero no lo haría todavía, pensaba quedarse un tiempo más, era difícil averiguar la extraña razón que mantenía a la trotamundos en la ciudad del amor, pero evidentemente no era el amor lo que lo hacía, ya que Aria era una solitaria desengañada del amor. Era una época fría en la que siempre que la niebla inundaba la ciudad un inexplicable instinto animal tomaba a la joven, si, en el fondo la italiana no era más que un animal, una bestia dirían algunos. Pero aún así, civilizada, salvo algunos días de niebla, los días de niebla tenían un extraño efecto en ella, en ocasiones llenaban su corazón de alegría, nostalgia o ira... o simplemente en algunas ocasiones no ocurría absolutamente nada. Pero justo ese día la pelirroja se despertó aquella fría mañana con unas horribles e incontrolables ganas de cazar, añoraba aquellos tiempos en los que vivir en la selva convertía cazar en un simple juego de niños y una cosa más cotidiana que cualquier otra. Caminaba por las francesas calle de París entre aquella espesa niebla que se levantaba sobre París atenuando así la lúgubre imagen de una "inocente" joven que pasea por las calles pero que acechaba en busca de una presa alejada de la vista de las personas y con la que esta pudiese saciar su horrible antojo. Pero todo eran multitudes y con razón, últimamente habían sido encontrados desafortunados que habían sido brutalmente torturados y finalmente torturados (y según pensaba la joven sería obra de algún despiadado vampiro o licántropo).
Por esa razón se vio frustrado el ademan de una caza, algo increíblemente inusual en ella. Fue entonces cuando estando apunto de abandonar decidió probar suerte en el apartado bosque donde con suerte para la joven (evidentemente no para la desgraciada presa) podrían estar algunos imprudentes excursionistas. Llegó al bosque y encontró unas huellas en el suelo virgen de aquel lugar. Rápidamente se ocultó entre el follaje de los árboles de ramas bajas y adoptó la forma felina que hacía meses no tomaba agazapándose entre la maleza. Percibió un extraño olor que al principio pensó que pertenecería a alguna especie de alimaña. pero que más tarde relacionaría con un hombre que se encontraba en el camino. Su aspecto desde luego era propio de un humano pero no olía como toda. En él se percibía la muerte. Observándolo pudo notar su oscura aura. Con destreza subió a un árbol en el que observó y estudió con atención al extraño.
Bajo del árbol y caminó sigilosamente ocultándose entre la maleza dedicándole una serie de bufidos acompañados con una especie de pequeños rugidos. Estaba claro que aquel transeúnte no iba a ser la presa que saciara el capricho de la italiana y por lo tanto no entraría en su menú. ¿Qué será? era la pregunta que rondaba por su cabeza y atormentaba a la joven cambiaformas.
Por esa razón se vio frustrado el ademan de una caza, algo increíblemente inusual en ella. Fue entonces cuando estando apunto de abandonar decidió probar suerte en el apartado bosque donde con suerte para la joven (evidentemente no para la desgraciada presa) podrían estar algunos imprudentes excursionistas. Llegó al bosque y encontró unas huellas en el suelo virgen de aquel lugar. Rápidamente se ocultó entre el follaje de los árboles de ramas bajas y adoptó la forma felina que hacía meses no tomaba agazapándose entre la maleza. Percibió un extraño olor que al principio pensó que pertenecería a alguna especie de alimaña. pero que más tarde relacionaría con un hombre que se encontraba en el camino. Su aspecto desde luego era propio de un humano pero no olía como toda. En él se percibía la muerte. Observándolo pudo notar su oscura aura. Con destreza subió a un árbol en el que observó y estudió con atención al extraño.
Bajo del árbol y caminó sigilosamente ocultándose entre la maleza dedicándole una serie de bufidos acompañados con una especie de pequeños rugidos. Estaba claro que aquel transeúnte no iba a ser la presa que saciara el capricho de la italiana y por lo tanto no entraría en su menú. ¿Qué será? era la pregunta que rondaba por su cabeza y atormentaba a la joven cambiaformas.
Aria DeLarge- Cambiante Clase Baja
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Re: Veda de caza - Libre
La tierra, húmeda por el invierno, hace que los pasos sean lentos cuál animal agonizante, debido a que me quiero acostumbrar al terreno, hacerme pasar por cualquier mortal que ha decidido dar un arriesgado paseo por los desconocidos parajes de aquél bosque nocturno. Los búhos ululan, las ramas crujen y los susurros pretenden desvanecerse entre las sombras como si de la niebla se tratara. Si respirar me sirviera de algo tal vez el pecho estaría presa del pavor, si hubiera algo más peligroso que un servidor por los alrededores. Tal vez mis pasos llamen la atención a algo que me haga sentir la adrenalina olvidada en la batalla de la que dependía la vida y la muerte, todas anteriores a la no-muerte.
El sigilo es algo que ya pasó a mejor vida, en el mundo de los humanos todo es imprudente, como lo son los amantes de la medianoche, independientemente de su condición, que pretenden esconder sus pasiones entre los árboles. ¡Sería tan bonito darles un final lleno de sangre! Pero es mi propia lujuria y mi gusto por la sangre lo que me despista de lo que acontece a mi espalda. ¡Cazadores imprudentes por doquier! Me despisto, pero me avisan. Me relajo, pero me ponen en alerta. ¿Qué son esos sonidos? ¿Acaso un lobo? La delicadeza y elegancia desaparecen cuando me vuelvo hacia el lugar del que provienen esos bufidos y gruñidos. Doblo las piernas y apoyo una mano en el suelo húmedo mientras mis ojos y colmillos brillan ansiosos mientras se llenan de odio e instinto letal propio de un depredador. No hay restos del color rojo que lo llena todo cuando un lobo se acerca, tampoco es propio de esta especie el olor que llega hasta mi nariz.
- ¿Quién sois vos que os ocultáis en las sombras? ¿Tenéis miedo? Debisteis pensarlo antes de llamar mi atención. - el brazo que está en el aire apunta a los matorrales. - ¿Vais a hacer qué os saque de allí? – me quedo quieto, atento, como una estatua, una nueva gárgola que se encuentra entre el verde y marrón a la espera de los movimientos entre la hierba. Dispuesto a saltar, despedazar y matar ya que la noche es larga así como el aburrimiento supremo. ¡Qué otra cosa se puede hacer!
El sigilo es algo que ya pasó a mejor vida, en el mundo de los humanos todo es imprudente, como lo son los amantes de la medianoche, independientemente de su condición, que pretenden esconder sus pasiones entre los árboles. ¡Sería tan bonito darles un final lleno de sangre! Pero es mi propia lujuria y mi gusto por la sangre lo que me despista de lo que acontece a mi espalda. ¡Cazadores imprudentes por doquier! Me despisto, pero me avisan. Me relajo, pero me ponen en alerta. ¿Qué son esos sonidos? ¿Acaso un lobo? La delicadeza y elegancia desaparecen cuando me vuelvo hacia el lugar del que provienen esos bufidos y gruñidos. Doblo las piernas y apoyo una mano en el suelo húmedo mientras mis ojos y colmillos brillan ansiosos mientras se llenan de odio e instinto letal propio de un depredador. No hay restos del color rojo que lo llena todo cuando un lobo se acerca, tampoco es propio de esta especie el olor que llega hasta mi nariz.
- ¿Quién sois vos que os ocultáis en las sombras? ¿Tenéis miedo? Debisteis pensarlo antes de llamar mi atención. - el brazo que está en el aire apunta a los matorrales. - ¿Vais a hacer qué os saque de allí? – me quedo quieto, atento, como una estatua, una nueva gárgola que se encuentra entre el verde y marrón a la espera de los movimientos entre la hierba. Dispuesto a saltar, despedazar y matar ya que la noche es larga así como el aburrimiento supremo. ¡Qué otra cosa se puede hacer!
Gusztáv Rákózci-Szöcs- Vampiro Clase Alta
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Re: Veda de caza - Libre
Se movía entre la maleza y las sombras de los árboles observando a aquel ser, alertándolo de su presencia con sus bufidos y rugidos, una salvaje y despiadada bestia que acechaba a sus presas entre las sombras. El extraño se dirigió a ella "No hace falta que vengas a buscarme ni a sacarme de mi escondite entre las sombras" pensó la cambiaformas. Caminó escondida hasta ponerse a las espaldas de aquel ser del camino que se dirigía a ella y salió de entre la maleza con paso, firme, lento y sigiloso, como si tuviera la intención de cazarlo. Se mantuvo de pie y con postura firme a sus espaldas a sus espaldas unos segundos a la espera de que este se diera cuenta de su presencia, pero como este la buscaba entre las sombras no percibió su presencia hasta que soltó un sonoro rugido con el que darse a conocer ante aquel extraño ser. Al girarse este miro directamente a los ojos durante unos instantes, Aria quería transmitirle con sus expresivos ojos felinos que no le tenía ningún miedo, pero que atacarle no entraba entre sus planes. Comenzó a andar en círculos, rodeando al extraño, lo miraba atentamente, no sabía que era y la curiosidad la estaba matando. Pero su olor... desprendía un inconfundible olor a muerte, así que comenzaba a hacerse una idea de la raza de este y no le agradaba en exceso.
Clavó su felinas orbes en las suyas por una última vez y tomó forma humana de nuevo. Lo miraba distante, parada en mitad del bosque nublado aproximadamente a un metro de alguien que podía acabar con su vida con gran facilidad si a este se le antojara. -Sono un mutaforma- pronunció la joven en su lengua natal -¿A qué raza pertenece usted? porque créame, no soy ninguna ilusa y usted no es humano- añadió con frialdad. La cambiaformas estaba atenta a todos y cada uno de los movimientos de aquel ser, desde luego no le temía pero si tenía presente el peligro que corría su vida, pero... ¿acaso este la atacaría' ¿intentaría matarla? o ¿haría como si nada dejándolo pasar? no tenía ni idea pero desde luego se mantendría alerta hasta conocer la respuesta. ¿Qué tan cruel podría ser aquel vampiro? ¿le quedaría algo de compasión que pudo a ver tenido durante su vida como humano? ¿o nunca tuvo de eso? se preguntaba la joven. Por alguna extraña razón prefería no quedarse quieta y andaba rodeándolo mientras mantenía el contacto visual -¿vas a matarme?- preguntó de manera fría como si se tratase de una simple pregunta rutinaria, la joven hablaba con tranquilidad y frialdad.
Simplemente caminada con pasos firmes y a la vez sigilosos, dejando sus huellas por aquel suelo al parecer inexplorado, lo miraba y esperaba a sus respuesta para así poder sacar después sus propias teorías sobre él o tal vez volver a tomar su felina forma de tigre y correr, huir por su vida dejando atrás al vampiro o luchar con él en el caso de que este se pusiera agresivo e intentara atacarla para acabar con su vida. Callada respiraba por la boca, soltando así bocanadas de aire que con las bajas temperaturas podían confundirse con el humo del tabaco.
Clavó su felinas orbes en las suyas por una última vez y tomó forma humana de nuevo. Lo miraba distante, parada en mitad del bosque nublado aproximadamente a un metro de alguien que podía acabar con su vida con gran facilidad si a este se le antojara. -Sono un mutaforma- pronunció la joven en su lengua natal -¿A qué raza pertenece usted? porque créame, no soy ninguna ilusa y usted no es humano- añadió con frialdad. La cambiaformas estaba atenta a todos y cada uno de los movimientos de aquel ser, desde luego no le temía pero si tenía presente el peligro que corría su vida, pero... ¿acaso este la atacaría' ¿intentaría matarla? o ¿haría como si nada dejándolo pasar? no tenía ni idea pero desde luego se mantendría alerta hasta conocer la respuesta. ¿Qué tan cruel podría ser aquel vampiro? ¿le quedaría algo de compasión que pudo a ver tenido durante su vida como humano? ¿o nunca tuvo de eso? se preguntaba la joven. Por alguna extraña razón prefería no quedarse quieta y andaba rodeándolo mientras mantenía el contacto visual -¿vas a matarme?- preguntó de manera fría como si se tratase de una simple pregunta rutinaria, la joven hablaba con tranquilidad y frialdad.
Simplemente caminada con pasos firmes y a la vez sigilosos, dejando sus huellas por aquel suelo al parecer inexplorado, lo miraba y esperaba a sus respuesta para así poder sacar después sus propias teorías sobre él o tal vez volver a tomar su felina forma de tigre y correr, huir por su vida dejando atrás al vampiro o luchar con él en el caso de que este se pusiera agresivo e intentara atacarla para acabar con su vida. Callada respiraba por la boca, soltando así bocanadas de aire que con las bajas temperaturas podían confundirse con el humo del tabaco.
Aria DeLarge- Cambiante Clase Baja
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Re: Veda de caza - Libre
París había resultado un poco decepcionante con todo eso de tener que someterme a normas nuevas por un vampiro desconocido. Salir a cazar era ya un desafío aunque, de momento, procuraba mantener las formas no haciendo una matanza en las zonas céntricas. Para mí era ciertamente estimulante el poder perderme en lugares como aquél bosque ya que era propenso a encuentros algo interesantes como el de ese momento. Cosa que hacía que tomara cierta distracción como para perder momentáneamente la posición real de lo que fuera que se escondía en los arbustos. Por otro lado fue realmente predecible un intento de ataque por la espalda, por lo que el rugido sólo provoco que girara mi cabeza a la nueva posición de la criatura. Más sorprendente fue descubrir que se trataba de uno de esos felinos propio de parajes bastante más exóticos que París. - ¡Vaya! ¿Qué tenemos aquí? ¿He viajado al otro confín del mundo sin darme cuenta? - siempre me habían dicho que hablaba demasiado pero en aquella ocasión lo inesperado no hacía más que sucederse.
Pude ver a la fiera tornando en humano, por lo que me incorporé dejando de lado la posición de ataque para parpadear y frotarme los ojos. - Había oído hablar de hechiceros, pero creía que no eran más que trucos baratos de gitanos o humanos desesperados por ganarse el pan sin mover un dedo. – estiro una manos hacia ella. - Pero eso... bueno, sin ningún tipo de explosión de colores y humo, no creo que sea esa clase de magia. – acaricio mi mentón. - ¿O es alguna especie de lobo con cambia a felino? – me llevo la mano a continuación a la nariz. - Aunque no huele igual y, por supuesto, tampoco a humano. - luego río por su pregunta. - No, pequeña criatura, no soy humano, aunque lo fui en mi origen. Luego cambié. Morí. Para renacer y existir como lo que ves. - sonrío de medio lado. - Es una forma poética de decir que soy un vampiro.
Me empieza a molestar que no pare quieta, si pretende ponerme nervioso falla, pero también mi paciencia es muy limitada y que me acechen es algo que odio, por lo que comienzo a caminar en círculos en la dirección contraria a lo que lo hace ella. Mis sentidos están completamente alerta, ya no va poder intentar sorprenderme como la primera vez. Su pregunta hace que sea incapaz de contener una sonora carcajada. - ¿Matarte? - niega con la cabeza. - Si quisiera matarte... ya estarías muerta - entreabro mi boca para pasar la lengua de una forma visible por mis colmillos. - No suelo atacar salvo que tenga un motivo, algo que no me has dado. Tenga hambre, pero ya me alimenté. O no tenga nada mejor que hacer y de momento saber más sobre lo que eres despierta lo suficiente mi curiosidad como para dedicarme ha hacer otra cosa contigo. De ti depende que mi curiosidad continúe o desaparezca o lo que es lo mismo: tu vida está en tus manos. - pienso un segundo, alzo la mirada y la vuelvo a clavar en sus ojos de forma poco agradable, de nuevo con la malicia en ellos. - Punto uno, todas estas vueltas como animales que miden su fuerza me inquietan en cierta medida. Inquieto pierdo la paciencia y sin paciencia me vuelvo inestable... y supongo que puede imaginarse a que lleva eso. Así que propongo una charla tranquila. Quietos y manteniendo la distancia, si eso es que lo quieres. - me encojo de hombros dando a entender que de otra forma se puede imaginar a la perfección como va a acabar todo eso.
Pude ver a la fiera tornando en humano, por lo que me incorporé dejando de lado la posición de ataque para parpadear y frotarme los ojos. - Había oído hablar de hechiceros, pero creía que no eran más que trucos baratos de gitanos o humanos desesperados por ganarse el pan sin mover un dedo. – estiro una manos hacia ella. - Pero eso... bueno, sin ningún tipo de explosión de colores y humo, no creo que sea esa clase de magia. – acaricio mi mentón. - ¿O es alguna especie de lobo con cambia a felino? – me llevo la mano a continuación a la nariz. - Aunque no huele igual y, por supuesto, tampoco a humano. - luego río por su pregunta. - No, pequeña criatura, no soy humano, aunque lo fui en mi origen. Luego cambié. Morí. Para renacer y existir como lo que ves. - sonrío de medio lado. - Es una forma poética de decir que soy un vampiro.
Me empieza a molestar que no pare quieta, si pretende ponerme nervioso falla, pero también mi paciencia es muy limitada y que me acechen es algo que odio, por lo que comienzo a caminar en círculos en la dirección contraria a lo que lo hace ella. Mis sentidos están completamente alerta, ya no va poder intentar sorprenderme como la primera vez. Su pregunta hace que sea incapaz de contener una sonora carcajada. - ¿Matarte? - niega con la cabeza. - Si quisiera matarte... ya estarías muerta - entreabro mi boca para pasar la lengua de una forma visible por mis colmillos. - No suelo atacar salvo que tenga un motivo, algo que no me has dado. Tenga hambre, pero ya me alimenté. O no tenga nada mejor que hacer y de momento saber más sobre lo que eres despierta lo suficiente mi curiosidad como para dedicarme ha hacer otra cosa contigo. De ti depende que mi curiosidad continúe o desaparezca o lo que es lo mismo: tu vida está en tus manos. - pienso un segundo, alzo la mirada y la vuelvo a clavar en sus ojos de forma poco agradable, de nuevo con la malicia en ellos. - Punto uno, todas estas vueltas como animales que miden su fuerza me inquietan en cierta medida. Inquieto pierdo la paciencia y sin paciencia me vuelvo inestable... y supongo que puede imaginarse a que lleva eso. Así que propongo una charla tranquila. Quietos y manteniendo la distancia, si eso es que lo quieres. - me encojo de hombros dando a entender que de otra forma se puede imaginar a la perfección como va a acabar todo eso.
- Spoiler:
- Gusztáv nunca se ha encontrado antes con un cambiaformas y no sabe lo que son.
Gusztáv Rákózci-Szöcs- Vampiro Clase Alta
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Re: Veda de caza - Libre
Aquel extraño era un vampiro y no sabía lo que es un cambiaformas, la joven no pudo evitar soltar una carcajada ante aquella situación y los comentarios del vampiro en los que insinuaba que la pelirroja no era más que una simple ilusionista, lo que dibujo una falsa sonrisa en su rostro -bueno... ¿realmente cree usted que un simple ilusionista sería capaz de cambiar su forma de humana a felina con la misma facilidad que chasquear los dedos?- preguntó chasqueando los dedos al unisono que lo preguntaba -dígame ¿acaso un vampiro no conoce la raza de os cambiaformas? le preguntó alzando una ceja y fijándose en la extraña mezcla de confusión y seriedad en el rostro del vampiro, no pudo evitar reír un poco al ver que estaba en lo cierto. -Bueno, al parecer así es...- dijo -en ese caso permítame contarle a grandes rasgos las características de mi raza, pertenezco a la especie de los cambiaformas. Los cambiaformas tenemos el aspecto propio de los humanos, pero podemos tomar forma animal cuando nos plazca, no todos nos convertimos en tigre, pero al igual que yo, los hay que toman forma de... no sé... perro... o conejo- le explicó con la máxima claridad posible -bueno, ya sabe que soy pero no conoce mi nombre, puede usted llamarme Aria- se presentó.
Al oír lo molesto que era para él el constante movimiento en el que se encontraba simplemente paró, paró pero desde luego no por miedo a lo que este pudiera hacerle. Sonrió de medio lado y alzó una ceja clavando sus orbes en las del vampiro que se encontraba en el camino. -¿Intenta asustarme? si es eso lo que está usted haciendo, lamento comunicarle que no funciona conmigo, desde luego que lo respeto, lo respeto desde el momento en el que lo ví, soy consciente de con que facilidad podría acabar con mi vida, pero ese no es razón suficiente, ta que si lo fuero debería vivir con miedo. Y, como ya le he comentado anteriormente puedo tomar forma de tigre si me place, y, créame que dicha cualidad tambien tiene sus ventajas a la hora de un enfrentamiento o una huida. Y otra cosa es que le tema y otra es que no quiera problemas.- le explicó con un tono que expresaba total seguridad en sus palabras.
Ya una vez quieta para no molestar al vampiro seguía mirándolo, como le acababa de explicar, esta no temía al vampiro, pero no se fiaba de él, en realidad Aria no se fiaba de nada, en toda su vida solo había confiado en su padre, que tenía otra familia, en su madre que había fallecido a manos de unos cazadores y en un joven del que esta cayó locamente enamorada creyendo que este también lo estaba, de manera que le entregó su corazón pero más tarde este le demostraría que su amor no era sincero e inició una relación con otra joven, así que decidió no fiarse de nadie y ni mucho menos iba a fiarse de un completo desconocido del que ni si quiera sabía su nombre y además era un vampiro que intentaba que la pelirroja le temiera. Pero esta era tan fría que no lo iba a hacer ni por mucho que este la atacara o le mostrará sus largos colmillos que podría utilizar para acabar con ella y al menos si la mataba la cambiaformas moriría sin miedo. Así que simplemente se limito a mirar al pálido rostro del vampiro.
Al oír lo molesto que era para él el constante movimiento en el que se encontraba simplemente paró, paró pero desde luego no por miedo a lo que este pudiera hacerle. Sonrió de medio lado y alzó una ceja clavando sus orbes en las del vampiro que se encontraba en el camino. -¿Intenta asustarme? si es eso lo que está usted haciendo, lamento comunicarle que no funciona conmigo, desde luego que lo respeto, lo respeto desde el momento en el que lo ví, soy consciente de con que facilidad podría acabar con mi vida, pero ese no es razón suficiente, ta que si lo fuero debería vivir con miedo. Y, como ya le he comentado anteriormente puedo tomar forma de tigre si me place, y, créame que dicha cualidad tambien tiene sus ventajas a la hora de un enfrentamiento o una huida. Y otra cosa es que le tema y otra es que no quiera problemas.- le explicó con un tono que expresaba total seguridad en sus palabras.
Ya una vez quieta para no molestar al vampiro seguía mirándolo, como le acababa de explicar, esta no temía al vampiro, pero no se fiaba de él, en realidad Aria no se fiaba de nada, en toda su vida solo había confiado en su padre, que tenía otra familia, en su madre que había fallecido a manos de unos cazadores y en un joven del que esta cayó locamente enamorada creyendo que este también lo estaba, de manera que le entregó su corazón pero más tarde este le demostraría que su amor no era sincero e inició una relación con otra joven, así que decidió no fiarse de nadie y ni mucho menos iba a fiarse de un completo desconocido del que ni si quiera sabía su nombre y además era un vampiro que intentaba que la pelirroja le temiera. Pero esta era tan fría que no lo iba a hacer ni por mucho que este la atacara o le mostrará sus largos colmillos que podría utilizar para acabar con ella y al menos si la mataba la cambiaformas moriría sin miedo. Así que simplemente se limito a mirar al pálido rostro del vampiro.
Aria DeLarge- Cambiante Clase Baja
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Re: Veda de caza - Libre
Sabía que mis conocimientos y educación en los últimos años se habían desviado de lo que se podría llamar la intelectualidad o simplemente saber que se ocultaba del mundo, pero una criatura como a que tenía delante... no, no lo había visto nunca. Aún así su risa hizo que apretara dientes y puños. Las burlas tampoco me gustaban. - No, querida, quise decir que una ilusionista no podría hacer esas cosas, por eso pregunté luego que es lo que se supone que eres. – y cierto tono de ofensa llenaba mis palabras.
Luego me dediqué a asentir mientras contaba todo eso de hombres-animales que tanto me recordaba a los lobos. - Vamos, que hay más que hombres lobo en el mundo. Hombres-pájaro, mujeres-tigre... ¿Será que en mi hogar tenían suficiente con estar alejados de las guerras entre vampiros y lobo? - me pregunté más a mi mismo que a ella. Alcé la vista al cielo y me encogí de hombros, el mundo era demasiado grande como para conocerlo todo, además más de la mitad de las cosas me importaban bastante poco. - Encantado de conocerla señorita cambiaformas Aria. - dije con demasiada floritura y muy poco interés.
Inspiré profundamente por su forma de hablar, el contenido de sus palabras y la actitud del resto de su cuerpo. - Veamos... Aria, no soy de amenazar ni asustar, sólo aviso, digo como son las cosas, como funcionan, como actúo. Aviso, luego no soy traidor. Puedes hacer lo que desees y como desees siempre que sepas cuales van a ser las consecuencias. Además, tú tampoco me asustas, los osos son más grandes, menos predecibles y no me han matado. Además. Si quisiera asustarte te diría que todos los vampiros tenemos el olor de la muerte como compañía, pero los vivos tienen un matiz especial en su olor que los hace únicos. Resumiendo: podría encontrarte y atacarte en cualquier lugar mientras que tu no sabrías si soy yo, otro vampiro, o un muerto real que sacan de camino al cementerio. – me permito sonreír levemente ya que este juego siempre me distrae. - Pero sigamos siendo sinceros: ya te dije que si hubiera querido atacar o matar, ya lo habría hecho.
Relajo la tensión del cuerpo y la de mi mirada. Me siento algo interesado por saber más sobre esta especie desconocida por mí. - Bueno, cuentame más sobre los tuyos. Si nos conocemos bien te darás cuenta que no tengo razón para hacer que huyas. - desde luego ella no sabe mi problema con las mujeres que tienen su color de cabello. - Por mi parte puedo decirte que mu nombre es Guzstáv, que vengo del Reino de Hungría y que no nací vampiro. – y sonreí de forma amistosa, auqnue no recordaba muy bien como se hacía eso.
Luego me dediqué a asentir mientras contaba todo eso de hombres-animales que tanto me recordaba a los lobos. - Vamos, que hay más que hombres lobo en el mundo. Hombres-pájaro, mujeres-tigre... ¿Será que en mi hogar tenían suficiente con estar alejados de las guerras entre vampiros y lobo? - me pregunté más a mi mismo que a ella. Alcé la vista al cielo y me encogí de hombros, el mundo era demasiado grande como para conocerlo todo, además más de la mitad de las cosas me importaban bastante poco. - Encantado de conocerla señorita cambiaformas Aria. - dije con demasiada floritura y muy poco interés.
Inspiré profundamente por su forma de hablar, el contenido de sus palabras y la actitud del resto de su cuerpo. - Veamos... Aria, no soy de amenazar ni asustar, sólo aviso, digo como son las cosas, como funcionan, como actúo. Aviso, luego no soy traidor. Puedes hacer lo que desees y como desees siempre que sepas cuales van a ser las consecuencias. Además, tú tampoco me asustas, los osos son más grandes, menos predecibles y no me han matado. Además. Si quisiera asustarte te diría que todos los vampiros tenemos el olor de la muerte como compañía, pero los vivos tienen un matiz especial en su olor que los hace únicos. Resumiendo: podría encontrarte y atacarte en cualquier lugar mientras que tu no sabrías si soy yo, otro vampiro, o un muerto real que sacan de camino al cementerio. – me permito sonreír levemente ya que este juego siempre me distrae. - Pero sigamos siendo sinceros: ya te dije que si hubiera querido atacar o matar, ya lo habría hecho.
Relajo la tensión del cuerpo y la de mi mirada. Me siento algo interesado por saber más sobre esta especie desconocida por mí. - Bueno, cuentame más sobre los tuyos. Si nos conocemos bien te darás cuenta que no tengo razón para hacer que huyas. - desde luego ella no sabe mi problema con las mujeres que tienen su color de cabello. - Por mi parte puedo decirte que mu nombre es Guzstáv, que vengo del Reino de Hungría y que no nací vampiro. – y sonreí de forma amistosa, auqnue no recordaba muy bien como se hacía eso.
Gusztáv Rákózci-Szöcs- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 17/12/2013
Localización : París, Francia
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Re: Veda de caza - Libre
Miró los puños apretándose y pensó "Oh, parece que alguien está comenzando a perder la paciencia jajajaja ¿qué puede pasar si la pierde del todo? ¿me atacará? o ¿intentará matarme? dice que si quiera matarme ya lo habría hecho... pero es que todavía no lo he hecho enfadar... los vampiros son tan... no sabría como decirlo ¿raros? ¿especiales? aunque también los hay agradables... hay variedad como en todo". Rodó los ojos -si, somos hombres-pájaro, mujeres-tigre u hombres-lagarto- respondió ante su comentario. De repente el vampiro comentó algo sobre peleas entre hombres lobo y vampiros, algo sobre lo que la joven no tenía ni idea y por alguna extraña razón le interesba y quería saber más, preguntó con curiosidad -¿peleas entre vampiros y hombres lobo? ¿por qué?- le preguntó, al fin y al cabo ella le había contado las características de los cambiaformas, raza de la que el vampiro de orbes azules no tenía ni idea, así que sería lo mínimo por su parte responder a la pregunta de la pelirroja.
De nuevo el vampiro que al parecer se llamaba Gusztáv volvió a preguntar a la joven sobre la raza de los cambiaformas "¿Qué más cosas quiere saber? ya le he comentado lo más importante y el resto... sinceramente no le incumbe" pensó, pero como no buscaba problemas y prefería continuar manteniendo una calmada conversación en lugat de ordenar una trifulca le dedicó una sonrisa similar a la que él había esbozado y asíntió de medio lado -¿Más cosas?- preguntó. Colocó un mechón de su cabello trás la oreja mirando hacia el suelo y volvió a alzar la mirada a las azuladas orbes de Gusztáv -bueno... pues... me temo, Gusztáv que vas a tener que ser un poco más concfeto ¿qué más quieres saber- le respondió. Miraba al rostro del vampiro y a la sonrisa que para la cambiaformas era evidentemente falsa "está claro, yo no le agrado..." pensó "y él a mi... bueno, se podría decir que no lo veo como un amigo" pensó. La joven jamás se había encontrado en una situación similar, es decir la tensión y la hostilidad se podía palpar en el ambiente, pero al menos la joven veía que el vampiro Gusztáv no iba a atacarle. No estaba confiada ni mucho menos, ya que seguía alerta a todos y cada una de sus palabras, sus gestos, su tono de voz y sus expresiones.
La joven estaba inquieta y se moría de ganas por moverse, pero no lo hacía ya que al haberlo hecho antes había molestado al vampiro, así que no para de tocarse el cabello. Para la joven ese momento estaba siendo realmente horrible, como si no tuviera demasiado con no haber podido saciar su antojo de cazar ahora tenía que procurar moverse lo menos posible para Gusztáv el vampiro no se ponga nervioso. Se colocaba el cabello y suspiraba a todo momento. También alzaba la mirada y volvía a observar y examinar al vampiro "altura considerable, de tez pálida... lógico debido a su raza... orbes azules, cabello castaño claro..." se decía así misma "y personalidad... bueno, es un poco pronto para hablar sobre ello, pero... me resulta ciertamente arrogante, odio que la gente piense que puede intimidarme así como así... y menos aún cuando no tienen ni idea de quien soy... aaags... desde luego este no forma parte del grupo de los vampiros agradables desde luego... " se decía así misa "bueno... esperaré, puede que el vampiro me dé una sorpresa, pero lo dudo tanto..."
De nuevo el vampiro que al parecer se llamaba Gusztáv volvió a preguntar a la joven sobre la raza de los cambiaformas "¿Qué más cosas quiere saber? ya le he comentado lo más importante y el resto... sinceramente no le incumbe" pensó, pero como no buscaba problemas y prefería continuar manteniendo una calmada conversación en lugat de ordenar una trifulca le dedicó una sonrisa similar a la que él había esbozado y asíntió de medio lado -¿Más cosas?- preguntó. Colocó un mechón de su cabello trás la oreja mirando hacia el suelo y volvió a alzar la mirada a las azuladas orbes de Gusztáv -bueno... pues... me temo, Gusztáv que vas a tener que ser un poco más concfeto ¿qué más quieres saber- le respondió. Miraba al rostro del vampiro y a la sonrisa que para la cambiaformas era evidentemente falsa "está claro, yo no le agrado..." pensó "y él a mi... bueno, se podría decir que no lo veo como un amigo" pensó. La joven jamás se había encontrado en una situación similar, es decir la tensión y la hostilidad se podía palpar en el ambiente, pero al menos la joven veía que el vampiro Gusztáv no iba a atacarle. No estaba confiada ni mucho menos, ya que seguía alerta a todos y cada una de sus palabras, sus gestos, su tono de voz y sus expresiones.
La joven estaba inquieta y se moría de ganas por moverse, pero no lo hacía ya que al haberlo hecho antes había molestado al vampiro, así que no para de tocarse el cabello. Para la joven ese momento estaba siendo realmente horrible, como si no tuviera demasiado con no haber podido saciar su antojo de cazar ahora tenía que procurar moverse lo menos posible para Gusztáv el vampiro no se ponga nervioso. Se colocaba el cabello y suspiraba a todo momento. También alzaba la mirada y volvía a observar y examinar al vampiro "altura considerable, de tez pálida... lógico debido a su raza... orbes azules, cabello castaño claro..." se decía así misma "y personalidad... bueno, es un poco pronto para hablar sobre ello, pero... me resulta ciertamente arrogante, odio que la gente piense que puede intimidarme así como así... y menos aún cuando no tienen ni idea de quien soy... aaags... desde luego este no forma parte del grupo de los vampiros agradables desde luego... " se decía así misa "bueno... esperaré, puede que el vampiro me dé una sorpresa, pero lo dudo tanto..."
Aria DeLarge- Cambiante Clase Baja
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Re: Veda de caza - Libre
Me quedé pensando en las diversas especies y posibilidades de mezclar animales y hombres. Al que le tocara ser hombre o mujer-bicho lo debía pasar fatal por tener más posibilidades de morir que siendo humanos simplemente, pero duró poco, al fin y al cabo me importaba poco. El peligro era la chica pantera, no los otros “primos” que pudiera tener dentro de la raza a la que formaba parte. Mencionó los lobos y torcí una sonrisa burlona en mis labios. - Me llevaría toda tu vida contarte cualquier cosa sobre ese tema y el doble que lo llegaras a entender. Lo dejaremos en... asunto territorial. – al fin y al cabo todos eramos animales, unos más identificables que otros pero todos con esa idea de la propiedad demasiado desarrollada.
Alcé los brazos al cielo, ¿más concreto? ¡No había quedado claro que no sabía nada sobre ellos! Suspiré. - ¿Tenéis algún tipo de parentesco con los hombres lobo o no? ¿Son ellos la élite o los más conocidos o simplemente que dan más la cara? ¿Tenéis estructura social o no? Es decir, ¿vais en manadas o cada uno por su cuenta? ¿Siempre cambiáis al mismo animal o podéis variar? – permanecí en silencio algo pensativo. - Supongo que es un comienzo. No creo que quieras o puedas contestarme a cosas como si eres comestible para mi raza. – dije burlón y me reí, había que mantener siempre en alerta a las presas que había mostrado capacidad para defenderse, porque no había dicho que no me fuera a alimentar de ella ni todo lo contrario. Cualquier tipo de tregua que hubiera comentado se podía desvanecer como la niebla al amanecer en cualquier punto de Inglaterra.
Podía sentir su lenguaje corporal, realmente parecía una bestia enjaulada por las amenazas de mis palabras aunque hubiera negado que fueran tales mis intenciones pues el mandamiento número uno que me habían enseñado en mi nueva existencia era jugar con la comida aunque aún no supiera si podía ser o no un alimento adecuado para mí. - También te puedo contar más cosas si así lo deseas. Un intercambio de información. – sonreí con una amabilidad extrema, algo nuevo en mi rostro y evidentemente falso, pero abrí los brazos elegantemente como si quisiera mostrar que estaba abierto a todas las posibilidades.
Alcé los brazos al cielo, ¿más concreto? ¡No había quedado claro que no sabía nada sobre ellos! Suspiré. - ¿Tenéis algún tipo de parentesco con los hombres lobo o no? ¿Son ellos la élite o los más conocidos o simplemente que dan más la cara? ¿Tenéis estructura social o no? Es decir, ¿vais en manadas o cada uno por su cuenta? ¿Siempre cambiáis al mismo animal o podéis variar? – permanecí en silencio algo pensativo. - Supongo que es un comienzo. No creo que quieras o puedas contestarme a cosas como si eres comestible para mi raza. – dije burlón y me reí, había que mantener siempre en alerta a las presas que había mostrado capacidad para defenderse, porque no había dicho que no me fuera a alimentar de ella ni todo lo contrario. Cualquier tipo de tregua que hubiera comentado se podía desvanecer como la niebla al amanecer en cualquier punto de Inglaterra.
Podía sentir su lenguaje corporal, realmente parecía una bestia enjaulada por las amenazas de mis palabras aunque hubiera negado que fueran tales mis intenciones pues el mandamiento número uno que me habían enseñado en mi nueva existencia era jugar con la comida aunque aún no supiera si podía ser o no un alimento adecuado para mí. - También te puedo contar más cosas si así lo deseas. Un intercambio de información. – sonreí con una amabilidad extrema, algo nuevo en mi rostro y evidentemente falso, pero abrí los brazos elegantemente como si quisiera mostrar que estaba abierto a todas las posibilidades.
Gusztáv Rákózci-Szöcs- Vampiro Clase Alta
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