AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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----I'm on my ass again like every night before---Libre
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----I'm on my ass again like every night before---Libre
Ya estaba cansado de andar vagando en aquella noche, deambulando como un loco y mirando a mi alrededor como si no supiera donde iba pisando, mi mente me estaba jugando una mala pasada nuevamente, todo parecía irreal y los personajes que veía al rededor, saltando y contoneándose eran, según lo que siempre me dijeron, solo producto de mi imaginación, una jugarreta sucia de esa parte oscura que se aliaba con mi cuerpo y me hacía delirar, o simplemente era la falta de comida, si, debía ser eso, toda esa basura que pasaba por mi mente y que hacía que las personas se alejaran de mi la había dejado atrás una vez abandoné York, aquí estaba dispuesto a cambiar por completo, sin importar que eso significara probar que no estaba loco y las criaturas en las que creía realmente existían, consumarme al final con esa parte oscura y desquiciada que me había seguido toda la vida o...finalmente caer tan hondo en esta locura que ya nunca más pudiera salir.
El hambre que estaba pasando ya se estaba empezando a sentir, había trabajado duro esos últimos días, en la estación de trenes y las fabricas, cargando toda clase de cosas, también había tratado de vender algunos productos en el mercado, gracias a vendedores que conocía en mis otros trabajos, en el muelle o en la estación, que atraídos por mi "carisma" me pedían un poco de ayuda para la venta. (que idiotez, para unos soy carismático y para otros lunático, para mi es la misma porquería) Ya tenía una buena cantidad de francos en mi bolsa de piel, pero me abstenía de comer mientras no pudiera tener lo suficiente para conseguir un lugar donde reposar mi cabeza cada noche, eso era lo único que nunca me faltó en casa, pero aquí si no trabajo no tengo donde pasar la noche, y ya me tiene harto ese asunto, realmente necesito un lugar al que llamar hogar, así sea reducido y cochambroso, pero sería mío, la única cosa que sería realmente mía en toda mi vida, y lo necesitaba, estaba dispuesto a pasar hambre por poder ser propietario de un pequeño trozo de tierra.
Sin embargo, creo que de mis padres tuve que heredar algo, de mi madre de seguro fue esta maldita locura, que aún me niego a aceptar, y de mi padre, tenía que ser la única característica que tenía que yo no consideraba una virtud, no soy lo amoroso que era, o lo recatado, o lo letrado, tenía que ser esa intensa obsesión por buscar formas a huir de su realidad, habría probado la misma cantidad de cosas que eh probado yo si hubiese viajado lo que yo, o...si siguiese con vida, pero se esto porque siempre se le veía tan feliz cuando bebía, y nunca llegaba sobrio a la casa, bebía hasta caer dormido o hasta que se gastara todo el dinero, y yo lo hacía con el desde mis 12 años, tal vez por eso ahora mismo necesito mucho más licor para poder caer dormido, que es aún peor, porque en realidad no quiero acabar con el dinero que tan duramente trabajé.
Lo reflexioné un poco tarde pues, me di cuenta de ello cuando me encontraba en la barra con la mitad de una jarra de licor, fueron esos malditos duendes que me arrojaron al interior de esta cantina, se ríen de mi desde la entrada, malditos, ya verán cuando los ahogue en las lagunas de mi mente luego de otras tres jarras.
Trato de mantenerme en el lugar en el que me encuentro, porque esta noche no quiero averiguar si también heredé el afán de buscar una pelea cuando estoy ebrio, con estos tragos todo se va tranquilizando, y hasta extraño a ese viejo, ¿quien iniciara pleitos ahora que el no está? no creo que lo haga yo mismo, siempre creí que estaba allí para interceder y defenderlo, pero justo ahora, por la mitad de la segunda jarra, creo que algo dentro de mí desea algo de discordia y caos en este tan tranquilo lugar.
Aelric Ecrivain- Humano Clase Media
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Re: ----I'm on my ass again like every night before---Libre
Palabras y frases revoloteaban en mi cabeza; letras y más letras invadían mi cordura, enloqueciéndome con su complejidad etérea y confundiendo las situaciones y lugares que se presentaban frente a mí, como vagas piezas de un rompecabezas imaginario de mi rutina.
Y en mi distorsionado andar, divise una tabern. Era pequeño y viejo, nada de que presumir, pero estaba rebosante de gente. Hombres y mujeres salían y entraban del local, unos se tiraban borrachos al otro lado de la calle, otros adulaban a bellas cortesanas acorralándolas entre la pared y su cuerpo, otros pocos cantaban en grupo, confundiendo palabras y arrastrándolas, haciendo ciertamente inentendibles muchas de las melodías.
Me pregunte acerca de la veracidad de mi deseo para calmar los violentos pensamientos que me atormentaban esa noche, y a mi mente pareció importarle poco la calidad del lugar. Entonces entré, y el olor a alcohol y a tabaco no tardaron en encontrarse con mi olfato. Me hice paso entre la gente, y antes de llegar a la barra, sentí una gran y asquerosa mano en mi trasero. Voltee confundida y me encontré con un sujeto, gordo y sudoroso, con olor a ebrio y restos de comida atorados en su barba castaña. Volvió a darme una nalgada y reaccione, empujándolo hacia atrás.
Lo aleje a penas dos metros de mi, pues era bastante corpulento, y aun así, pareció molestarse de sobremanera. Se acerco nuevamente a mí, y se agacho hasta estar a mi altura.
—¿Por qué tan rabiosa, muñeca?
Su aliento pestilente sopló a pocos centímetros de mi rostro, cerré los ojos con asco y pensé rápidamente en hacer algo efectivo para deshacerme de él.
—No es de su incumbencia. Ahora, le doy la opción retirarse antes de que mi hermano llegué y le rompa la cara.
Escupí sin que nada perturbara mí deje despectivo y serio. En poca la palabras, lo había retado a que se atreviera a tocarme nuevamente. Él sujeto soltó una carcajada sonora que pudo escucharse claramente afuera del lugar. Entonces el furioso hombre me sujeto del hombro bruscamente.
—¿Y crees que tu hermanito vendrá a salvarte? Aun si eso pasara, podría hacerlo añicos con solo un apretón.
—Déjela en paz —Dijo voz masculina a mis espaldas. Era el tabernero, que había visto toda la escena— La dama no le ha hecho nada, ¡Déjela o tendré que echarlo!
El sujeto dudo. Pareció meditar la opción de irse, o de seguir molestándome y provocar una posible pelea dentro del bar. Al final me soltó y se dio la media vuelta; caminó pastosamente hacia la salida y desapareció tras la puerta.
Ahora me daba cuenta, que la mitad del bar había visto la escena y permanecía callada y desilusionada por no presenciar un poco de acción esa noche. Me voltee al tabernero, incomoda, y me senté en un banco frente a la barra.
—Gracias —Le dije en agradecimiento.
—No hay problema —respondió— Hay mucha gente buscando pleitos todas las noches y en todo momento, no es la primera vez.
—Sí, supongo que debe lidiar con tipos así todo el tiempo.
—Un poco, ¿Le traigo algo en especial?
No acostumbraba a consumir alcohol muy seguido, así que no sabía de tipos, ni marcas, ni sabores, era una completa ignorante en el mundo de los vicios. Voltee a todos lados y mire a un chico mi vecino, sentado a solo dos bancos de mí. Bebía de una jarra de licor ámbar, y tenía la vista perdida en la nada.
—Quiero eso. Quiero lo mismo que él toma.
El tabernero se retiro, y me quede en silencio. La taberna ya había vuelto a la normalidad, y aquel muchacho seguía igual. Tome el atrevimiento de acercarme a él, e interrumpir su muy importante meditación.
—Parece una linda noche, ¿no cree usted?
Lamento si mi respuesta no ha sido de tu agrado.
Y en mi distorsionado andar, divise una tabern. Era pequeño y viejo, nada de que presumir, pero estaba rebosante de gente. Hombres y mujeres salían y entraban del local, unos se tiraban borrachos al otro lado de la calle, otros adulaban a bellas cortesanas acorralándolas entre la pared y su cuerpo, otros pocos cantaban en grupo, confundiendo palabras y arrastrándolas, haciendo ciertamente inentendibles muchas de las melodías.
Me pregunte acerca de la veracidad de mi deseo para calmar los violentos pensamientos que me atormentaban esa noche, y a mi mente pareció importarle poco la calidad del lugar. Entonces entré, y el olor a alcohol y a tabaco no tardaron en encontrarse con mi olfato. Me hice paso entre la gente, y antes de llegar a la barra, sentí una gran y asquerosa mano en mi trasero. Voltee confundida y me encontré con un sujeto, gordo y sudoroso, con olor a ebrio y restos de comida atorados en su barba castaña. Volvió a darme una nalgada y reaccione, empujándolo hacia atrás.
Lo aleje a penas dos metros de mi, pues era bastante corpulento, y aun así, pareció molestarse de sobremanera. Se acerco nuevamente a mí, y se agacho hasta estar a mi altura.
—¿Por qué tan rabiosa, muñeca?
Su aliento pestilente sopló a pocos centímetros de mi rostro, cerré los ojos con asco y pensé rápidamente en hacer algo efectivo para deshacerme de él.
—No es de su incumbencia. Ahora, le doy la opción retirarse antes de que mi hermano llegué y le rompa la cara.
Escupí sin que nada perturbara mí deje despectivo y serio. En poca la palabras, lo había retado a que se atreviera a tocarme nuevamente. Él sujeto soltó una carcajada sonora que pudo escucharse claramente afuera del lugar. Entonces el furioso hombre me sujeto del hombro bruscamente.
—¿Y crees que tu hermanito vendrá a salvarte? Aun si eso pasara, podría hacerlo añicos con solo un apretón.
—Déjela en paz —Dijo voz masculina a mis espaldas. Era el tabernero, que había visto toda la escena— La dama no le ha hecho nada, ¡Déjela o tendré que echarlo!
El sujeto dudo. Pareció meditar la opción de irse, o de seguir molestándome y provocar una posible pelea dentro del bar. Al final me soltó y se dio la media vuelta; caminó pastosamente hacia la salida y desapareció tras la puerta.
Ahora me daba cuenta, que la mitad del bar había visto la escena y permanecía callada y desilusionada por no presenciar un poco de acción esa noche. Me voltee al tabernero, incomoda, y me senté en un banco frente a la barra.
—Gracias —Le dije en agradecimiento.
—No hay problema —respondió— Hay mucha gente buscando pleitos todas las noches y en todo momento, no es la primera vez.
—Sí, supongo que debe lidiar con tipos así todo el tiempo.
—Un poco, ¿Le traigo algo en especial?
No acostumbraba a consumir alcohol muy seguido, así que no sabía de tipos, ni marcas, ni sabores, era una completa ignorante en el mundo de los vicios. Voltee a todos lados y mire a un chico mi vecino, sentado a solo dos bancos de mí. Bebía de una jarra de licor ámbar, y tenía la vista perdida en la nada.
—Quiero eso. Quiero lo mismo que él toma.
El tabernero se retiro, y me quede en silencio. La taberna ya había vuelto a la normalidad, y aquel muchacho seguía igual. Tome el atrevimiento de acercarme a él, e interrumpir su muy importante meditación.
—Parece una linda noche, ¿no cree usted?
Lamento si mi respuesta no ha sido de tu agrado.
Cydonia Wolstenholme- Cambiante Clase Media
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Re: ----I'm on my ass again like every night before---Libre
El licor apenas empezaba a calentar mi garganta en la tercera jarra, mis sentidos empezaban a normalizarse y mi locura empezaba a desistir, empezaba a dormirse, irónicamente el licor me hacía más sobrio entre más lo tomaba, el olor a tabaco estaba seduciendo a mi olfato, y cuando llevé la mano a la bolsa de piel con mi dinero recapacité repitiendo para mi que no era astuto seguir gastando el dinero, el próximo tabaco que me fumara sería para celebrar que tenía una propiedad, no antes.....(una jarra más y ya está) pensé.
Tomé un largo sorbo y volví a hacer cuentas en mi cabeza, tratando de usar esa cordura que se me estaba brindando, recordaba las ofertas de vivienda del día anterior, las analizaba y trataba de ser positivo al respecto, pero de un momento a otro parecieron ser resueltas mis peticiones de principio de la noche, un estruendo sonó a mis espaldas y una chica vociferaba a un hombre corpulento y molesto, el bar entero se estremeció y algunos se pararon de sus mesas, tal vez deseando lo mismo que yo, yo solo me incorporé y observe, necesitaba más que una muchachita gritona para que iniciara algo de verdad, pero no sería yo quien intercediera por ella, una vez iniciada una trifulca se lo agradecería en silencio, por lo pronto no me importaba su bienestar, no la conocía, y ciertamente sus ropajes y su largo cabello rubio la hacía ver un tanto fuera de lugar, entre tantas mujerzuelas y borrachos. El tabernero se hizo partícipe únicamente para acabar con todo, valla aguafiestas, tantos de nosotros esperábamos algo de acción esta noche y todo había acabado antes de empezar, cuando el hombre tomó a la chica con delicadeza y la invitó a la barra yo volví a sentarme, apoyé los codos sobre la barra y rodee la jarra con mis brazos, dejé caer un poco la cabeza como decepcionado volviendo al mundo en el que me digo "hey, aprovecha que no estás viendo morsas moradas levitando y trata de poner orden a tu vida" cuando la chica masculló algo sobre mi licor, entonces callé la voz de mi cabeza y escuché.
-Parece una linda noche, ¿no cree usted?
No pude evitar esbozar una sonrisa de sorpresa, aunque evité mirarla de inmediato, era irónico que recurriera a hablarle al posible único hombre que no habría intercedido por ella, pero por supuesto, ella no podía saberlo, ¿que haría ahora? estaba ella dando el primer paso para acercarse a el, fuera por inseguridad, miedo o soledad, era ella quien hacía el acercamiento. La miré sin poder disimular mi sonrisa y pensé (no está tan fea después de todo, es más, esta bastante bien!, tomemos un rumbo distinto esta noche)
-No me había parecido tan "linda" hasta este momento, ¿se encuentra usted bien? parecía tener un aprieto allí atrás
La miraba con apatía, procurando no tener una sonrisa en la cara que pareciera de un asesino serial, mientras ella recibía la jarra de licor ámbar y pensaba (esta chica debe tener mucha experiencia con el licor, o no tener absolutamente ninguna, con una jarra y no sabrá donde está parada, pero por supuesto que no pienso advertírselo, así tal vez todo sea más divertido)
Tomé un largo sorbo y volví a hacer cuentas en mi cabeza, tratando de usar esa cordura que se me estaba brindando, recordaba las ofertas de vivienda del día anterior, las analizaba y trataba de ser positivo al respecto, pero de un momento a otro parecieron ser resueltas mis peticiones de principio de la noche, un estruendo sonó a mis espaldas y una chica vociferaba a un hombre corpulento y molesto, el bar entero se estremeció y algunos se pararon de sus mesas, tal vez deseando lo mismo que yo, yo solo me incorporé y observe, necesitaba más que una muchachita gritona para que iniciara algo de verdad, pero no sería yo quien intercediera por ella, una vez iniciada una trifulca se lo agradecería en silencio, por lo pronto no me importaba su bienestar, no la conocía, y ciertamente sus ropajes y su largo cabello rubio la hacía ver un tanto fuera de lugar, entre tantas mujerzuelas y borrachos. El tabernero se hizo partícipe únicamente para acabar con todo, valla aguafiestas, tantos de nosotros esperábamos algo de acción esta noche y todo había acabado antes de empezar, cuando el hombre tomó a la chica con delicadeza y la invitó a la barra yo volví a sentarme, apoyé los codos sobre la barra y rodee la jarra con mis brazos, dejé caer un poco la cabeza como decepcionado volviendo al mundo en el que me digo "hey, aprovecha que no estás viendo morsas moradas levitando y trata de poner orden a tu vida" cuando la chica masculló algo sobre mi licor, entonces callé la voz de mi cabeza y escuché.
-Parece una linda noche, ¿no cree usted?
No pude evitar esbozar una sonrisa de sorpresa, aunque evité mirarla de inmediato, era irónico que recurriera a hablarle al posible único hombre que no habría intercedido por ella, pero por supuesto, ella no podía saberlo, ¿que haría ahora? estaba ella dando el primer paso para acercarse a el, fuera por inseguridad, miedo o soledad, era ella quien hacía el acercamiento. La miré sin poder disimular mi sonrisa y pensé (no está tan fea después de todo, es más, esta bastante bien!, tomemos un rumbo distinto esta noche)
-No me había parecido tan "linda" hasta este momento, ¿se encuentra usted bien? parecía tener un aprieto allí atrás
La miraba con apatía, procurando no tener una sonrisa en la cara que pareciera de un asesino serial, mientras ella recibía la jarra de licor ámbar y pensaba (esta chica debe tener mucha experiencia con el licor, o no tener absolutamente ninguna, con una jarra y no sabrá donde está parada, pero por supuesto que no pienso advertírselo, así tal vez todo sea más divertido)
Aelric Ecrivain- Humano Clase Media
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Re: ----I'm on my ass again like every night before---Libre
—Parece una linda noche, ¿no cree usted?
Esperé una respuesta pero solo hubo silencio. El sujeto parecía aun ido, su cabello era largo y estaba enmarañado y mugriento, su mirada parecía perdida y sin vida, de hecho, lo hacía ver un poco loco, ¡Pero qué rayos! Muy posiblemente era la persona más cuerda de allí, claro, después de ver la gente que concurría aquel asqueroso lugar, cualquiera le podría parecer un ángel caído del cielo.
—No me había parecido tan ‘linda’ hasta este momento, ¿se encuentra usted bien? Parecía tener un aprieto allá atrás.
Abrí mi boca para contestar, pero el tabernero interrumpió lo que hubiera sido una creíble respuesta y me hizo ver como un pescado, con la boca abierta silenciosamente. Me tendió la jarra de licor y le agradecí con una mirada. Se retiro a atender a una cortesana del otro lado de la barra, y volví la mirada a mi acompañante.
—Estoy bien, realmente no fue nada.
Sonreí y mire la bendita jarra. La tome entre mis manos y la olí, amarga. La moví delicadamente en círculos, esperando que el liquido hiciera algo sobrenatural, o más bien, atrasando lo inevitable. Ahora que lo pensaba mejor, eso era mucho alcohol para mí y ahora sentía miedo de probarlo, mas ya no había nada que hacer, lo había pedido, ahora lo tenía que terminar.
Con mucho valor, acerque el vaso a mis labios y le di un gran sorbo. Lo mantuve en mi boca unos momentos y trague. No pude evitar hacer una mueca de asco cuando se deslizo por mis papilas gustativas.
Mientras me lamentaba de haber pedido eso, escuche una risa enfrente de mí. Aquel tipo me miraba con diversión, y no lo culpo, yo estaría tirada de la risa si hubiera visto mi cara. Pero en estos momentos, sentía una tremenda vergüenza. Mis pálidas mejillas se encendieron y baje la cabeza apenada.
Esperé una respuesta pero solo hubo silencio. El sujeto parecía aun ido, su cabello era largo y estaba enmarañado y mugriento, su mirada parecía perdida y sin vida, de hecho, lo hacía ver un poco loco, ¡Pero qué rayos! Muy posiblemente era la persona más cuerda de allí, claro, después de ver la gente que concurría aquel asqueroso lugar, cualquiera le podría parecer un ángel caído del cielo.
—No me había parecido tan ‘linda’ hasta este momento, ¿se encuentra usted bien? Parecía tener un aprieto allá atrás.
Abrí mi boca para contestar, pero el tabernero interrumpió lo que hubiera sido una creíble respuesta y me hizo ver como un pescado, con la boca abierta silenciosamente. Me tendió la jarra de licor y le agradecí con una mirada. Se retiro a atender a una cortesana del otro lado de la barra, y volví la mirada a mi acompañante.
—Estoy bien, realmente no fue nada.
Sonreí y mire la bendita jarra. La tome entre mis manos y la olí, amarga. La moví delicadamente en círculos, esperando que el liquido hiciera algo sobrenatural, o más bien, atrasando lo inevitable. Ahora que lo pensaba mejor, eso era mucho alcohol para mí y ahora sentía miedo de probarlo, mas ya no había nada que hacer, lo había pedido, ahora lo tenía que terminar.
Con mucho valor, acerque el vaso a mis labios y le di un gran sorbo. Lo mantuve en mi boca unos momentos y trague. No pude evitar hacer una mueca de asco cuando se deslizo por mis papilas gustativas.
Mientras me lamentaba de haber pedido eso, escuche una risa enfrente de mí. Aquel tipo me miraba con diversión, y no lo culpo, yo estaría tirada de la risa si hubiera visto mi cara. Pero en estos momentos, sentía una tremenda vergüenza. Mis pálidas mejillas se encendieron y baje la cabeza apenada.
Cydonia Wolstenholme- Cambiante Clase Media
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Re: ----I'm on my ass again like every night before---Libre
Se que habría podido reprimirla, pero decidí librar mi risa luego de ver la expresión de su rostro perdida en la amargura y la astringencia del licor, le dí una palmada suave y amistosa en el hombro.
-No te presiones, esto es demasiado amargo para ti, deberías endulzarlo un poco, así pasará más fácil
Como este último acto me confirmó que esta chica no estaba acostumbrada a esta clase de vida decidí recurrir a las maneras más económicas y eficaces de llevarla a ese resultado inminente por el que estaría tomando loqueseaquefuere lo que tomara el extraño chico de la barra, mezclar algo dulce definitivamente lo hacía más fácil de tomar, pero era muy engañoso, el dulzón te haría, tarde o temprano, absorber más rápido el alcohol, o algo así, al final el resultado era el mismo pero mucho más rápido.
Hice una seña para llamar al tabernero hacia nosotros, mientras saltaba sutilmente de asiento para estar más cerca de ella.
-¿Que tal un poco de miel para acompañar? a la señorita le resulta difícil lidiar el sabor
El hombre me miró con desdén, pero accedió y en un momento teníamos una taza con miel con una cucharilla dentro, se que ese hombre sabe que quiero embriagarla, o eso cree saber, pero accederá tal vez por que quiere ser quien acuda en su rescate por segunda vez, puedo jurar que se encuentra encantado con ella, con la poca frecuencia que debe encontrarse mujeres como ella trabajando en un lugar así.
-¿Me permite?
Le pregunto, sosteniendo la cucharilla con miel, la veo a ella, es algo frigida, y no se si es mi cordura flotando en el alcohol de mi torrente sanguíneo o mi naturaleza masculina protectora o algo de esa basura, pero realmente quisiera que me dejara ver una sonrisa en sus labios, mi parte benevolente esta emergiendo de muy dentro de mi, deben ser efectos del alcohol y, después de todo, esta chica esta aquí por una razón, y por una razón está sentada junto a mi, quiero creer que la razón es que esta noche le ha llegado la hora de desatarse un poco de la cotidianidad, para perder un poco la moral y sensibilizar un poco sus sentidos, liberar sus instintos salvajes, relajarse un poco, perder la cabeza, para eso soy bueno.
-No te presiones, esto es demasiado amargo para ti, deberías endulzarlo un poco, así pasará más fácil
Como este último acto me confirmó que esta chica no estaba acostumbrada a esta clase de vida decidí recurrir a las maneras más económicas y eficaces de llevarla a ese resultado inminente por el que estaría tomando loqueseaquefuere lo que tomara el extraño chico de la barra, mezclar algo dulce definitivamente lo hacía más fácil de tomar, pero era muy engañoso, el dulzón te haría, tarde o temprano, absorber más rápido el alcohol, o algo así, al final el resultado era el mismo pero mucho más rápido.
Hice una seña para llamar al tabernero hacia nosotros, mientras saltaba sutilmente de asiento para estar más cerca de ella.
-¿Que tal un poco de miel para acompañar? a la señorita le resulta difícil lidiar el sabor
El hombre me miró con desdén, pero accedió y en un momento teníamos una taza con miel con una cucharilla dentro, se que ese hombre sabe que quiero embriagarla, o eso cree saber, pero accederá tal vez por que quiere ser quien acuda en su rescate por segunda vez, puedo jurar que se encuentra encantado con ella, con la poca frecuencia que debe encontrarse mujeres como ella trabajando en un lugar así.
-¿Me permite?
Le pregunto, sosteniendo la cucharilla con miel, la veo a ella, es algo frigida, y no se si es mi cordura flotando en el alcohol de mi torrente sanguíneo o mi naturaleza masculina protectora o algo de esa basura, pero realmente quisiera que me dejara ver una sonrisa en sus labios, mi parte benevolente esta emergiendo de muy dentro de mi, deben ser efectos del alcohol y, después de todo, esta chica esta aquí por una razón, y por una razón está sentada junto a mi, quiero creer que la razón es que esta noche le ha llegado la hora de desatarse un poco de la cotidianidad, para perder un poco la moral y sensibilizar un poco sus sentidos, liberar sus instintos salvajes, relajarse un poco, perder la cabeza, para eso soy bueno.
Aelric Ecrivain- Humano Clase Media
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Re: ----I'm on my ass again like every night before---Libre
—¿Qué tal un poco de miel para acompañar? —Le dijo al mesero, que le dirigió una mirada asesina. El mesero se retiro e inmediatamente trajo una taza con miel y una cucharilla— ¿Me permite?
—Por supuesto.
Tomo la cucharilla y derramó su espeso contenido en la bebida. Vi como la bola de miel caía delicadamente por el líquido ámbar hasta descansar en el fondo de la jarra. Ese mismo proceso lo repitió varias veces y luego mezcló.
Cuando hubo terminado, tome la jarra entre mis manos y lo mire dudosamente como antes, pero supongo que él sabe lo que hace, y parecer ser el más confiable de toda la taberna. Entonces lo acerque a mi boca, y a comparación de la primera vez, esta vez le di un pequeño trago. El liquido paso y el sabor dulce-amargo quedo en mi boca. Un sabor muy raro a decir verdad, pero delicioso. Le di un trago más, y luego otros dos.
—¿Concurres mucho este lugar?
Pregunte, dejando la bebida en la barra, y lo mire. Era apuesto, aunque tuviera cara de chiflado. Sin embargo, parecía de esos chicos rebeldes a los que no les importa nada y hacen lo que quieren y cuando quieren, pero ¡Que se yo para juzgar a alguien que conozco hace cinco minutos! Y aunque lo acabara de conocer, percibía algo diferente en él: su aura.
Ser un cambiaformas tiene sus ventajas, y una de ellas es la percepción del aura, mas nunca había visto un aura como la de él. Era muy extraño, pero sentía inmensa curiosidad. Por una razón sentí que era más perceptible que los humanos comunes para las cosas desconocidas, tal vez sabía algo, o tal vez no. Simple y pura imaginación que me ayudaba a determinar su aura, o a confundirla más.
Me di una cachetada mental al darme cuenta que había desperdicio mucho tiempo observándolo, entonces dirigí mi mirada a la jarra, y bebí unos tres tragos mas.
Incomodo.
—Por cierto, me llamo Eowyn, Eowyn Govannen.
Lo mire y le sonreí. Volví a tomar otros tres tragos y por fin la relajación y calma que quería habían llegado a mí, aunque aun me faltaba más de la mitad para acabar con esa jarra, y temí por mí y mi probablemente cordura perdida de esa noche. Si con un par de tragos ya me sentía en exceso calmada, no me imaginaba que pasaría con más.
—Por supuesto.
Tomo la cucharilla y derramó su espeso contenido en la bebida. Vi como la bola de miel caía delicadamente por el líquido ámbar hasta descansar en el fondo de la jarra. Ese mismo proceso lo repitió varias veces y luego mezcló.
Cuando hubo terminado, tome la jarra entre mis manos y lo mire dudosamente como antes, pero supongo que él sabe lo que hace, y parecer ser el más confiable de toda la taberna. Entonces lo acerque a mi boca, y a comparación de la primera vez, esta vez le di un pequeño trago. El liquido paso y el sabor dulce-amargo quedo en mi boca. Un sabor muy raro a decir verdad, pero delicioso. Le di un trago más, y luego otros dos.
—¿Concurres mucho este lugar?
Pregunte, dejando la bebida en la barra, y lo mire. Era apuesto, aunque tuviera cara de chiflado. Sin embargo, parecía de esos chicos rebeldes a los que no les importa nada y hacen lo que quieren y cuando quieren, pero ¡Que se yo para juzgar a alguien que conozco hace cinco minutos! Y aunque lo acabara de conocer, percibía algo diferente en él: su aura.
Ser un cambiaformas tiene sus ventajas, y una de ellas es la percepción del aura, mas nunca había visto un aura como la de él. Era muy extraño, pero sentía inmensa curiosidad. Por una razón sentí que era más perceptible que los humanos comunes para las cosas desconocidas, tal vez sabía algo, o tal vez no. Simple y pura imaginación que me ayudaba a determinar su aura, o a confundirla más.
Me di una cachetada mental al darme cuenta que había desperdicio mucho tiempo observándolo, entonces dirigí mi mirada a la jarra, y bebí unos tres tragos mas.
Incomodo.
—Por cierto, me llamo Eowyn, Eowyn Govannen.
Lo mire y le sonreí. Volví a tomar otros tres tragos y por fin la relajación y calma que quería habían llegado a mí, aunque aun me faltaba más de la mitad para acabar con esa jarra, y temí por mí y mi probablemente cordura perdida de esa noche. Si con un par de tragos ya me sentía en exceso calmada, no me imaginaba que pasaría con más.
Cydonia Wolstenholme- Cambiante Clase Media
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Re: ----I'm on my ass again like every night before---Libre
La miel que puse en su jarra se empezó a combinar con el ámbar de el licor y este se hizo menos transparentoso, la chica tomó el primer sorbo algo insegura, temiendo volver a sentir ese amargo sabor, sin embargo, cuando la nueva mezcla llegó a su lengua parecía mucho menos amarga que antes, no era un almíbar, pero estaba notablemente más dulce, y tanto le gustó que dio un par de sorbos más, luego se percató, quizá que iba muy rápido.
—¿Concurres mucho este lugar?
El rubor en sus mejillas empezó a aparecer, y su pálida tez brillaba bajo las pálidas luces de la taberna, sus labios estaban húmedos por el licor y sus ojos brillaban, como si por un momento hubiese olvidado los problemas de su vida.
-No, realmente, ahora mismo no tengo mucho tiempo para estos vicios...- Empecé diciendo, pero ella parecía no poner mucha atención, estaba allí, sentada junto a mi, mirándome, como analizándome, me di cuenta que analizaba mi desaliñada apariencia, pues cuando dejé de hablar no se percató que había callado, así que sonreí, nunca fui muy encantador para las mujeres, o eso creo, en el pueblo de donde venia no resultaba encantador para nadie, y era, de alguna manera, reconfortante ver un rostro tan amigable que me mirara sin temor, decidí entonces no interrumpir sus pensamientos, pero entonces pareció apenada, creo que el alcohol ya estaba jugando con su mente, todo estaba saliendo de acuerdo al plan.
—Por cierto, me llamo Eowyn, Eowyn Govannen.
Me dijo luego de beber un poco más, eso está muy bien, Eowyn, acabemos con esta primera jarra.
Traté de tomar la jarra que me estaba tomando y me di cuenta que estaba más atrás en la barra cuando mi mano golpeó el aire, no recordaba que hacía un momento había saltado de silla, me rasqué la cabeza algo avergonzado, y alcancé finalmente mi jarra, me vi ridículo, lo se, pero si ella cree que estoy más borracho que ella tal vez se sienta más segura, volví a sus ojos, un poco sonrojado y ¡boom! allí estaba esa sonrisa que buscaba, bien, todo salía mejor de lo que esperaba, se desenvolvió un poco más rápido de lo que creía.
-Aelric Ecrivain...-Le extendí la mano para tomar la suya y presentarme como se presenta un "caballero", hay que mantener las apariencias.
-Pero no te dejes engañar por mi apellido, en realidad soy un forastero.
—¿Concurres mucho este lugar?
El rubor en sus mejillas empezó a aparecer, y su pálida tez brillaba bajo las pálidas luces de la taberna, sus labios estaban húmedos por el licor y sus ojos brillaban, como si por un momento hubiese olvidado los problemas de su vida.
-No, realmente, ahora mismo no tengo mucho tiempo para estos vicios...- Empecé diciendo, pero ella parecía no poner mucha atención, estaba allí, sentada junto a mi, mirándome, como analizándome, me di cuenta que analizaba mi desaliñada apariencia, pues cuando dejé de hablar no se percató que había callado, así que sonreí, nunca fui muy encantador para las mujeres, o eso creo, en el pueblo de donde venia no resultaba encantador para nadie, y era, de alguna manera, reconfortante ver un rostro tan amigable que me mirara sin temor, decidí entonces no interrumpir sus pensamientos, pero entonces pareció apenada, creo que el alcohol ya estaba jugando con su mente, todo estaba saliendo de acuerdo al plan.
—Por cierto, me llamo Eowyn, Eowyn Govannen.
Me dijo luego de beber un poco más, eso está muy bien, Eowyn, acabemos con esta primera jarra.
Traté de tomar la jarra que me estaba tomando y me di cuenta que estaba más atrás en la barra cuando mi mano golpeó el aire, no recordaba que hacía un momento había saltado de silla, me rasqué la cabeza algo avergonzado, y alcancé finalmente mi jarra, me vi ridículo, lo se, pero si ella cree que estoy más borracho que ella tal vez se sienta más segura, volví a sus ojos, un poco sonrojado y ¡boom! allí estaba esa sonrisa que buscaba, bien, todo salía mejor de lo que esperaba, se desenvolvió un poco más rápido de lo que creía.
-Aelric Ecrivain...-Le extendí la mano para tomar la suya y presentarme como se presenta un "caballero", hay que mantener las apariencias.
-Pero no te dejes engañar por mi apellido, en realidad soy un forastero.
Aelric Ecrivain- Humano Clase Media
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Re: ----I'm on my ass again like every night before---Libre
—Aelric Ecrivain. Pero no te dejes engañar por mi apellido, en realidad soy un forastero
¿Ah sí? Un forastero. La verdad no esperaba lo contrario, pues tenía un débil y apenas perceptible asentó que no podía identificar. Al fin y al cabo yo tampoco era Francesa, había nacido en las costas del mar negro en Bulgaria, siendo hija de una cortesana quien quedo accidentalmente embarazada en una noche de servicio y luego me trasladé a Transilvania, Rumania, donde viví mi niñez y adolescencia. Hace apenas tres años había llegado a Francia con fines de estudiar más allá de las leyendas de corren sobre criaturas sobrenaturales, y había logrado avanzar mucho en mi investigación.
Tome otro trago de mi bebida. Un sutil cosquilleo se instaló en las yemas de mis dedos, y un sopor cálido empezó a arrullarme. Mire mis dedos extrañada por aquella reacción. Volví a darle un par de tragos a mi bebida, y note que el bullicio de las calles había aumentado, con alaridos y gritos inentendibles.
—¿Podría saber a dónde pertenece?
Espere su respuesta y volví a tomar un par de tragos ¡Eso se sentía endemoniadamente bien! El cosquilleo aumento y recorrió desde la punta de mis dedos hasta mi espina dorsal y ahí se quedo, brindándome un calor abrazador. El sopor creció igual y no pude evitar bostezar, pero a pesar de eso, me sentía más despierta que nunca.
La bebida me sosegaba, me relajaba. Pero era un mero desprendimiento del arduo trabajo que me ha atado a la rutina. Y me sentí feliz, y libre…
Felicidad. Entonces recordé uno de los momentos más fríos y escalofriantes que haya visto jamás. En mi camino a Paris, recorrí muchas regiones, de las cuales logre aprender solo un poco y visitar sitios de mi interés. Llegue a la región de colindaba con el mar mediterráneo por el noreste, y visité los bosques del sur.
Ahí estaba yo, convertida en un pequeño gorrión piando y cantando por las ramas del espeso bosque. Ruidos extraños me alarmaron y los seguí cuidadosamente, saltando de copa en copa para no ser descubierta. Justo en medio del bosque había una prisión, oscura y tenebrosa donde el aire se volvía pesado, los arboles parecían trillados y misteriosas sombras se extendían a lo largo y ancho del bosque.
Cual fue la sorpresa al descubrir que era una guarida de brujos diestros en las artes oscuras. Vi como jugaban con las almas de los muertos y de los vivos, llevándolos de un lado a otro y sometiéndolos a su voluntad. Claro, que los lamentos y gritos eran la parte escalofriante; escaldaban tu alma hasta lo más recóndito de tu ser y aullaban agudamente hasta que cayeras en un letargo eterno.
—¿Por qué escogió esta noche para venir aquí?
Pregunte para desviarme de mis propios recuerdos. Ahora que me daba cuenta; estaba escuchando a mi acompañante, con los pelos de punta y la piel china y fría, y un escalofrió incesante recorría mi columna, quemándome. Rogué al cielo por qué no se hubiera dado cuenta. Tome la jarra y vertí el líquido ámbar por mi boca, el cálido sopor regresaba a medida que el liquido se terminaba y no me despegue de el hasta que la última gota de alcohol se hubo acabado.
¿Ah sí? Un forastero. La verdad no esperaba lo contrario, pues tenía un débil y apenas perceptible asentó que no podía identificar. Al fin y al cabo yo tampoco era Francesa, había nacido en las costas del mar negro en Bulgaria, siendo hija de una cortesana quien quedo accidentalmente embarazada en una noche de servicio y luego me trasladé a Transilvania, Rumania, donde viví mi niñez y adolescencia. Hace apenas tres años había llegado a Francia con fines de estudiar más allá de las leyendas de corren sobre criaturas sobrenaturales, y había logrado avanzar mucho en mi investigación.
Tome otro trago de mi bebida. Un sutil cosquilleo se instaló en las yemas de mis dedos, y un sopor cálido empezó a arrullarme. Mire mis dedos extrañada por aquella reacción. Volví a darle un par de tragos a mi bebida, y note que el bullicio de las calles había aumentado, con alaridos y gritos inentendibles.
—¿Podría saber a dónde pertenece?
Espere su respuesta y volví a tomar un par de tragos ¡Eso se sentía endemoniadamente bien! El cosquilleo aumento y recorrió desde la punta de mis dedos hasta mi espina dorsal y ahí se quedo, brindándome un calor abrazador. El sopor creció igual y no pude evitar bostezar, pero a pesar de eso, me sentía más despierta que nunca.
La bebida me sosegaba, me relajaba. Pero era un mero desprendimiento del arduo trabajo que me ha atado a la rutina. Y me sentí feliz, y libre…
Felicidad. Entonces recordé uno de los momentos más fríos y escalofriantes que haya visto jamás. En mi camino a Paris, recorrí muchas regiones, de las cuales logre aprender solo un poco y visitar sitios de mi interés. Llegue a la región de colindaba con el mar mediterráneo por el noreste, y visité los bosques del sur.
Ahí estaba yo, convertida en un pequeño gorrión piando y cantando por las ramas del espeso bosque. Ruidos extraños me alarmaron y los seguí cuidadosamente, saltando de copa en copa para no ser descubierta. Justo en medio del bosque había una prisión, oscura y tenebrosa donde el aire se volvía pesado, los arboles parecían trillados y misteriosas sombras se extendían a lo largo y ancho del bosque.
Cual fue la sorpresa al descubrir que era una guarida de brujos diestros en las artes oscuras. Vi como jugaban con las almas de los muertos y de los vivos, llevándolos de un lado a otro y sometiéndolos a su voluntad. Claro, que los lamentos y gritos eran la parte escalofriante; escaldaban tu alma hasta lo más recóndito de tu ser y aullaban agudamente hasta que cayeras en un letargo eterno.
—¿Por qué escogió esta noche para venir aquí?
Pregunte para desviarme de mis propios recuerdos. Ahora que me daba cuenta; estaba escuchando a mi acompañante, con los pelos de punta y la piel china y fría, y un escalofrió incesante recorría mi columna, quemándome. Rogué al cielo por qué no se hubiera dado cuenta. Tome la jarra y vertí el líquido ámbar por mi boca, el cálido sopor regresaba a medida que el liquido se terminaba y no me despegue de el hasta que la última gota de alcohol se hubo acabado.
Cydonia Wolstenholme- Cambiante Clase Media
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Re: ----I'm on my ass again like every night before---Libre
—¿Podría saber a dónde pertenece?
Por supuesto, creo que no es la gran cosa, en realidad, no volvería allí jamás, en todo caso
-York, Inglaterra.
Veía como se entregaba a a la autodestrucción sin saberlo, a juzgar por la mirada en sus ojos, por su mente estaría pasando imágenes de algún recuerdo de un oscuro pasado, se podía sentir ese miedo y aberración en la expresión de su rostro, estaba tratando de ahogar cualquier memoria en el licor porque empezó a beber desmedidamente de la jarra hasta terminarla, trató de despistarme con una pregunta algo fuera de lugar.
—¿Por qué escogió esta noche para venir aquí?
Hice una seña con la mano señalando ambas jarras, la de ella y la mía, para que el cantinero nos trajera dos nuevas, tomé de un sorbo lo que restaba para acabar con la mía y la corrí unos centímetros lejos de mi pecho en la barra. Dudaba sobre lo que pasaría por la mente de Eowyn, y aunque estuve a punto de decirle "vamos a ahogar esas angustias que te están agobiando la mente..." pero recapacité, no quería ni recordárselo, ni dejar una puerta abierta para que me contara al respecto, es como cuando ves a un amigo triste y le preguntarle que le pasa, lo considero algo estúpido, yo prefiero invitarle unos tragos y regalarle una noche de desorden, así, cuando este listo hablará, pero no tengo que recordarle lo que le esté pasando para que se sienta peor. Aunque mí análisis fue largo solo nos dio unos pocos segundos de silencio, al final abrí la boca y le dije:
-Mi vida es un completo azar....
Y lo es cuando de esto se trata, es como pasar por una taberna y que algo dentro te llame insistentemente, no pienso demasiado donde entrar ni que beber, es donde termina mi trasero cada maldita noche, que en realidad, siempre fueron mucho más alocadas que esta, pero creo que ese nivel de locura sería una bofetada para una chica como Eowyn, entonces empecemos por lo bajo, tal vez alcohol suficiente para que baile en la barra al ritmo de la música mientras todos aplaudimos su valentía, pero esa valentía se la tendrá que brindar la siguiente jarra, que la llega a la barra, la de ella ya viene con miel, bueno, parece ser que el tabernero también quiere ver hasta donde es capaz de llegar.
Aelric Ecrivain- Humano Clase Media
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