Descubre el pecado [Bard]

por **Theodore Morandé** Dom Ene 05, 2014 1:08 am

“El poder de existir va más allá de un latido del corazón. ¿Notas el estremecimiento de la tierra cuando un espíritu camina por allí? ¿Sientes el latido de su alma cuando llora por un rumor vacío?”

El versículo sofisticado de mi alma vagaba en penumbras por la maldita noche de angustia. Sola en un lugar sin sentido, de repente, me sentía completamente fuera de lugar. ¿Qué era el mundo en realidad? ¿Para qué existíamos, si en meras conclusiones solo concluíamos en un efecto de entrega y devolución? Quería ir, decapitar a algún ser que estuviese en mi camino, jugar con sus entrañas mientras malgastaba mi día a día. Una simple rutina, no había más que eso. Mis padres me habían hecho estudiar durante toda la vida y aun así, jamás había hecho ningún trabajo. Me tenían miedo, desconfianza. De alguna forma tenían razón. Yo misma, sabía que no estaba bien de la cabeza. ¿Pero, que podía hacer yo para en mediarlo? Si yendo al caso, no me interesaba para nada cambiar mi forma de vivir. Tenía todo lo que quería y eso era muy poco. Jugaba con magia negra, abusaba de los que eran menos que yo. Y aun así no me sentía satisfecha con el mundo. La muerte era lo único que me excitaba. Pensar que me arrebatarían la vida en algún momento era lo único que me incitaba a vivir.

— Malditos cadáveres, doce años, ¿por qué viviste tan poco? ¿Tuviste una buena vida? ¿Sabes que hay seres que viven durante toda la eternidad? Ahhh… Es tan tarde, ¿crees que vendrán a buscarme? Seguro mis padres están preocupados, malditos inútiles, solo les interesa que me case con algún idiota para llenarlos de oro. — Me quejaba al despiste con una lápida de un pequeño niño. Al parecer había muerto hace algunas semanas. La envidia recorría mis venas al saber que alguien podía encargarse de esos cuerpos, acomodarlos y meterlos en el cajón para así hundirlos en las profundidades de la tierra. Yo deseaba hacer más. Quemar todo el lugar, hacerlo un desierto para que ninguna planta viva pueda comer de los órganos de esos humanos. Verlos pudrirse lentamente. ¿Por qué eso parecía algo malo? Nadie lo entendía, era ciencia, era un espíritu para descubrir nuevas cosas.

Gemí con decepción, al tiempo que escuchaba el crujido de unas ramas cerca de mí. ¡Malditos animales del bosque! Siempre terminaban arañándome el rostro, odiándome y por eso mismo yo los acuchillaba y desmenuzaba. Miedosa como solo yo era, tomé una rama puntiaguda que estaba cerca de la lápida, me giré y miré hacia todos lados. Un pájaro salió volando y un grito que de mi boca crujió lo hizo volar más alto. Estaba enojada y por ello tiré la rama, que difícilmente alcanzó un metro de altura. Los odiaba, los detestaba a todos. Alcé las manos y escondí mis ojos que eran de un color tan claro que difícilmente se distinguía que color era. Quizá como el humo del infierno, quizá verde, aunque en realidad se decía que eran del color de un cielo del pecado. Mis labios se curveaban, tan inofensivos que parecían no dar al caso con su mera existencia. Un cuerpo delgado, tan fino que cualquiera podría quebrarlo a la mitad. No deseaba comer, nada me motivaba. ¿Razones? No las tenía. El hecho de que ninguna persona viva o muerta pudiese enmendar mis ataduras me hacía sentir frustrada, por siempre arrasada por la inhumanidad. — No había nadie… Luna maldita, ¿Quién te piensas que eres para hacerme creer esas cosas? ¡Algún día, estarás acabada! — Chillándole a aquella esfera blanca me tiraba en la tierra, con un vestido largo, ajustado y poco voluminoso, para poder pasar por entre medio de las ramas sin terminar desnuda por los tirones de la naturaleza.

“Y aun así, pienso seguir existiendo para siempre.”

por **Bard Blase** Jue Ene 09, 2014 3:35 am

por **Theodore Morandé** Jue Ene 16, 2014 12:44 pm

“Escatimo sensaciones, porque es más fácil pensar en que los demás tienen la culpa.”

¿Podía pensar alguna forma coherente de reaccionar ante tales apariciones? Mis ojos, tan claros que relucían en la oscuridad lo miraron inquisidoramente, era un hombre extraño. Alto, erguido y con un aura que me dio el impulso de salir corriendo para perderme en la noche. ¿Era mi destino acabar siempre encarcelada por seres sobre naturales? Chillé con una vibración apenas perceptible a los oídos humanos y me agarré el pecho, con ambas manos me agazapé mientras miraba a un lado y al otro. Buscaba una nueva presencia que no fuese la ajena y con aire altivo me acerqué. Lo hice lo suficiente como para que el otro pudiese observarme claramente y sin tuteo alguno levanté uno de mis dedos. — ¿Piensas que te tengo miedo? Llegar de la nada… ¡No significa nada para mí! ¿Qué hacías? No estás llorando. La gente viene aquí a llorar. — Como si con eso pudiese acusarlo, me crucé de brazos y volví a alejarme, sintiendo como mis ojos se dilataban con la anomalía de la situación.

Había olvidado la última vez que me había topado con un ser humano, sin contar los de mi mansión, claro estaba. Había pasado por dos secuestros en lo que iba de mi vida y todos con finales para nada felices. Siempre terminaba viva, por alguna razón nadie quería darme el final que yo estaba esperando. Quizá ese era mi castigo por desearlo más que nadie. Mis largos y escuálidos dedos se estiraron un poco, agarrándose con fuerzas al árbol que tenía a mi lado, como si quisiera arrancarle aquella rama que tenía, pero hasta un maldito perro se daría cuenta que no tenía las fuerzas suficientes para arrancar siquiera una flor de su planta.

Me quejé con un ruido rasposo en mi garganta y observé al muchacho una vez más, miré la lápida con la que anteriormente estaba hablando y luego a la luna que me iluminaba con la molesta luz de sus noches. — No parecéis un hombre de clase. Si lo que buscáis es dinero, entonces puedo darte unos francos. ¿O no queréis eso? — Paranoica busqué más allá de aquel hombre, tragando saliva, esperando que de repente salgan más hombres de allá atrás. Había oído que las masacres y violaciones estaban elevadas ese último tiempo, pero yo no quería morir así. Deseaba hacerlo en los brazos de alguien que me diera el placer y el odio necesario. Quería fallecer de una manera tan dramática, que mi alma no se despegara de esta tierra. ¿Había alguna forma de que eso fuese posible? Si, solo si algo me quedaba pendiente en este mundo. Quizá era mi cordura, la que había perdido hacía demasiado tiempo como para poder encontrarla.

El ruido de la campana, lejano, nos avisaba que era muy tarde, probablemente las once de la noche en punto. Pensé en que probablemente mis padres ya habrían enviado a alguien a buscarme y bostecé, frotándome con una mano los ojos, de una forma casi tierna. Mi cabello ya no estaba recogido caía de una forma montañosa sobre mis hombros y espalda. Fueron segundos, los que olvidé la compañía ajena y me quedé petrificada en la sombra observando un cuervo negro que miraba desde lo alto. Los cuervos siempre eran malos presagios. — Traen la muerte, ¿lo sabes? — Murmuré dedicándome a observar a aquel hombre que estaba a una distancia prudente de mí. — Soy Éléonore… De la casa de los Coste-mess. —

“Solo es una pérdida de tiempo para aquellos que imploran vivir un día más.”

por **Bard Blase** Vie Ene 31, 2014 4:18 am

Una desconocida el medio del cementerio, su apariencia mostraba glamour, se encontraba muy bien vestida y arreglada, una mujer hermosa, pero tal vez traumada por algún acontecimiento reciente, algunas personas no pueden superar la muerte de alguien cercano, se aferran a este tipo de cosas y pierden parte de su cordura, a veces es difícil asumir que la realidad es mucho mas dura de lo que pensamos y mucho mas dolorosa de lo que soportamos, esta noche no seria una de las típicas noches, esto de venir al cementerio de noche trae sus sorpresas.

Observe entonces como la chica se acerca, mis músculos se tensaron un poco y entonces recordé de la existencia de criaturas sobrenaturales, muchas de estas asechan en la noche y buscan lugares solitarios como estos para sus guaridas, si esta mujer era una de ellas entonces podría estar corriendo peligro, observe entonces con detalle esperando ver una aura sobrenatural, su aura era inusualmente caótica, no era consistente en ningún aspecto, presentaba ciertas vetas de diferentes patrones, pero no era sobrenatural, solo una humana con un interior bastante distorsionado.

Luego de esto su voz refinada dejo salir unas palabras que aunque trataban de ser fuertes por su forma de hablar sonaba hasta un poco gracioso -¿Pero que dice?- sonreí un poco -¿A quien voy a asustar con esta cara tan inocente?- esta ves esboce una gran sonrisa mientras escucho sus palabras -No todos vienen a llorar, hay personas como nosotros- moví mi mano sutilmente haciendo énfasis en que hablaba de los dos -Que venimos a otras cosas- sigue luego de esto a la joven con la mirada mientras se alejaba de mi y luego de esto volvió a hablar, estas ves insinuando que venia a asaltarla.

Note entonces como ella se quedo observando los alrededores y me fije entonces que se encontraba totalmente sola, esto paresia ponerse mas extraño aun, ¿que hacia sola y a estas horas? -No es dinero lo que busco precisamente- comencé entonces a caminar alrededor de la chica, a estudiarla un poco con la mirada -No debería usted salir a solas a estas horas- me acerque un poco mientras giraba -Podría venir un hombre de entre las sombras con la intención de aprovecharse de usted- sonreí entonces, aunque la idea era descabellada realmente estábamos solos, una mujer hermosa y vulnerable, no se que mas se me podría ocurrir.

Un cuervo la perturbaba y sus palabras nuevamente me sacaron una sonrisa leve -Por supuesto que lo son, le llevan la muerte a esos insectos o animalillos que se comen- comente para entonces terminar de girar y quedarme frente a ella mientras esta se presentaba, -Es un placer para mi Éléonore, soy Bard Blasé- le dije acercándome un poco mas a ella -Once campanadas y nosotros solos- la mire a los ojos mientras le hablaba.

por Contenido patrocinado

Descubre el pecado [Bard]

Descubre el pecado [Bard]

Re: Descubre el pecado [Bard]

Re: Descubre el pecado [Bard]

Re: Descubre el pecado [Bard]

Re: Descubre el pecado [Bard]