AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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The demons meet [Privado]
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The demons meet [Privado]
La oscuridad nos envuelve a todos.
Anatole France
¿Siempre habían sido así de gratificantes las noches? No, por supuesto que no. Tiempo atrás las noches solo significaban perseguir y asesinar, efectuar sus cometidos con tal precisión que los sobrenaturales jamás tuviesen idea de que era lo que les había sucedido, de esa manera le había dicho Gregory que debían ser las cosas y Baptiste las acepto por años. Ahora las cosas eran diferentes y la oscuridad de la noche estaba perfumada con un aroma a muerte diferente al de antes porque la sangre que ahora corría por sus manos no era de las criaturas de la noche sino la de simples mortales; criaturas patéticas que solo estaban para alimentar y servir.
La gente era divertida al momento en que se daban cuenta de que estaban por morir y eso le causaba gracia. Todos implorando, pidiendo una nueva oportunidad para arreglar los errores del pasado y ser mejores personas, como si al vampiro le interesaran en lo más mínimo que tenían familias, que no volverían a engañar a sus esposas. Pecadores e inocentes, todos eran tomada sin distinción por el inmortal y esa noche no sería diferente.
Estaba preparando grandes cosas para su regreso a lo que era su hogar humano, volver a ver a su “preciada” familia y ver en lo que todos se habían convertido después de que fuera abandonado a su suerte, a morir en soledad. Pero antes de toda gran reunión familiar antes debía alimentarse debidamente y esa era precisamente la razón que le había llevado a avanzar entre las calles de París con andar tranquilo y despreocupado buscando un aroma que le indicase que existía un humano listo para alimentarle.
Afortunadamente no tuvo que andar mucho rato, pues por una serie de pequeñas callejuelas detecto los pasos y el aroma de una chica a la cual siguió de manera lenta. A momentos permitía que ella se diera cuenta de los pasos que le seguían solo para que su corazón bombeara con mayor intensidad la sangre de su cuerpo y para que el deseo de aquella sangre se incrementara en él. Aquel fue un juego del gato y el ratón por varias calles hasta que de un momento a otro decidió que era suficiente y usando la velocidad que poseía apareció frente a la mujer; que no era más que una adolescente de cabellos castaños y ojos verdes que intento gritar justo en el momento que Baptiste mordía su cuello, ahogando cualquier sonido que ella hubiese pensado hacer.
Los latidos de la chica pasaron de desesperados a más lentos, pausados. Hasta que el inmortal le soltó y el cuerpo de la chica cayo sobré la calle con una respiración meramente superficial y los latidos que cada vez disminuían más de intensidad hasta que se detuvieron por completo.
– Me pregunto ¿Cuánto tiempo piensas mantenerte en las sombras? – pregunto a la noche mientras que se giraba en dirección a un callejón – Si querías alimentarte un poco de ella debiste haberlo dicho que pude haber compartido contigo un poco – una sonrisa burlona se extendió por su rostro y con un dedo se limpió un poco de sangre que le quedaba en sus labios.
Anatole France
¿Siempre habían sido así de gratificantes las noches? No, por supuesto que no. Tiempo atrás las noches solo significaban perseguir y asesinar, efectuar sus cometidos con tal precisión que los sobrenaturales jamás tuviesen idea de que era lo que les había sucedido, de esa manera le había dicho Gregory que debían ser las cosas y Baptiste las acepto por años. Ahora las cosas eran diferentes y la oscuridad de la noche estaba perfumada con un aroma a muerte diferente al de antes porque la sangre que ahora corría por sus manos no era de las criaturas de la noche sino la de simples mortales; criaturas patéticas que solo estaban para alimentar y servir.
La gente era divertida al momento en que se daban cuenta de que estaban por morir y eso le causaba gracia. Todos implorando, pidiendo una nueva oportunidad para arreglar los errores del pasado y ser mejores personas, como si al vampiro le interesaran en lo más mínimo que tenían familias, que no volverían a engañar a sus esposas. Pecadores e inocentes, todos eran tomada sin distinción por el inmortal y esa noche no sería diferente.
Estaba preparando grandes cosas para su regreso a lo que era su hogar humano, volver a ver a su “preciada” familia y ver en lo que todos se habían convertido después de que fuera abandonado a su suerte, a morir en soledad. Pero antes de toda gran reunión familiar antes debía alimentarse debidamente y esa era precisamente la razón que le había llevado a avanzar entre las calles de París con andar tranquilo y despreocupado buscando un aroma que le indicase que existía un humano listo para alimentarle.
Afortunadamente no tuvo que andar mucho rato, pues por una serie de pequeñas callejuelas detecto los pasos y el aroma de una chica a la cual siguió de manera lenta. A momentos permitía que ella se diera cuenta de los pasos que le seguían solo para que su corazón bombeara con mayor intensidad la sangre de su cuerpo y para que el deseo de aquella sangre se incrementara en él. Aquel fue un juego del gato y el ratón por varias calles hasta que de un momento a otro decidió que era suficiente y usando la velocidad que poseía apareció frente a la mujer; que no era más que una adolescente de cabellos castaños y ojos verdes que intento gritar justo en el momento que Baptiste mordía su cuello, ahogando cualquier sonido que ella hubiese pensado hacer.
Los latidos de la chica pasaron de desesperados a más lentos, pausados. Hasta que el inmortal le soltó y el cuerpo de la chica cayo sobré la calle con una respiración meramente superficial y los latidos que cada vez disminuían más de intensidad hasta que se detuvieron por completo.
– Me pregunto ¿Cuánto tiempo piensas mantenerte en las sombras? – pregunto a la noche mientras que se giraba en dirección a un callejón – Si querías alimentarte un poco de ella debiste haberlo dicho que pude haber compartido contigo un poco – una sonrisa burlona se extendió por su rostro y con un dedo se limpió un poco de sangre que le quedaba en sus labios.
Raoul Zarkozi- Vampiro Clase Alta
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Re: The demons meet [Privado]
"Frío, todo me debes. Frío, no estamos en paz."
Conservar en los problemas sombríos y de abrumadora necesidad la alegría serena, es cosa harto difícil y, sin embargo, ¿hay algo más necesario que la alegría serena? Lo he dudado los últimos días en que he permanecido sola y en silencio. Me he alimentado apenas lo necesario y no he abierto mi boca en mucho tiempo más que para dejar que la sangre recorra mi garganta con el simple propósito de mantenerme con vida, si es que así se le puede llamar.
Las cosas no han sido fáciles, Anker aparece, Nathaly se marcha. Mi ser se divide entre lo que quiero, lo que tengo y lo que se ha ido y en esa medida soy un completo caos que recae en la misma soledad de siempre; esa a la que amaba y ahora no comprendo. Pero finalmente uno no elige la lluvia que le va a calar hasta los huesos y he de convencerme que tengo al menos la mitad de la culpa, así es más fácil.
Apenas el sol se ocultó, mis pies descalzos recorrieron el suelo frío en cuanto salí de la cama y contemplé por un buen rato a través de la ventana el blancor que se adueñaba de las ramas de los árboles a causa del invierno. Era mi estación favorita porque sentía que se parecía a mí. Venía justo cuando todo caía y se tenía que renovar, pero antes de ese cambio venía el frío, la muerte. Adentro el calor de la chimenea me hacía sentir cómoda, pero la realidad estaba afuera por más que disfrutara de ese delicado crujir de la madera mientras el fuego la consumía. Tras un suspiro y una última mirada me retiré de la ventana y me vestí como solía hacerlo cuando mi ánimo no era el mejor: ropas negras en su totalidad. Una vez afuera, el viento en mi rostro auguraba una tormenta de nieve, como la que hubo la semana pasada. El espantoso aguijón del frío me acompañaba por las calles desiertas y me hacía preguntarme que me habría llevado a salir de casa con aquella rugiente tempestad aún cuando luchaba por mantener el equilibrio y el "buen juicio". Pero estaba la euforia de ver las familiares calles empañadas de blanco, convertidas en un remolino de nieve y, claro, la sed.
El camino del bosque a las calles principales de París me llevó al menos una hora en la que caminé con calma, las manos en los bolsillos y la mirada baja como si intentara mantener el perfíl más bajo posible. No quería ser reconocida, no quería hablar con nadie, ni siquiera mirar a nadie. Para mi fortuna las calles no eran muy concurridas por esta época y mi trayecto fue en su mayoría silencioso. A mis oídos llegaba el aroma de las bebidas calientes que preparaban los humanos, el sonido de las vajillas al ser usadas y que por alguna razón me gustaba tanto y de nuevo el crepitar de las llamas a lo largo de las casas que recorrían el sendero que transitaba. Giré por un par de calles como si quisiera perderme y antes de cruzar por una de ellas escuché el forsejeo que producen los humanos a medida que se les apaga la vida. Un corazón latía como suele lo puede lograr el temor y luego, se apagó, como las llamas, poco a poco y casi que con lástima. Me detuve y me recosté contra una pared mientras el inmortal que fuera terminaba. Todo hacía parte de pasar desapercibida, esperaba que el silencio me diera la posibilidad de quedar en la nada y que aquél otro se fuera una vez terminada su cena. Pero lamentablemente el destino está ensañado conmigo y la voz de aquél llega clara a mí. Es una voz joven y aún cuando pregunta con cierta arrogancia me mantengo inmóvil, recargada contra la pared y de brazos cruzados.
-Sigue tu camino. Ignora mi presencia y vete de aquí...- respondí con serenidad, con una voz que distaba mucho de dar de una orden pero a la que no le faltaba seguridad para dejar claro lo que quería. No pensaba quitarle nada, poco me importaba el muerto y no cenaba jamás en compañía. Tampoco se me antojaba mirarlo, no reconocí su voz y como pasaba con la mayoría del mundo, él no me importaba.
Las cosas no han sido fáciles, Anker aparece, Nathaly se marcha. Mi ser se divide entre lo que quiero, lo que tengo y lo que se ha ido y en esa medida soy un completo caos que recae en la misma soledad de siempre; esa a la que amaba y ahora no comprendo. Pero finalmente uno no elige la lluvia que le va a calar hasta los huesos y he de convencerme que tengo al menos la mitad de la culpa, así es más fácil.
Apenas el sol se ocultó, mis pies descalzos recorrieron el suelo frío en cuanto salí de la cama y contemplé por un buen rato a través de la ventana el blancor que se adueñaba de las ramas de los árboles a causa del invierno. Era mi estación favorita porque sentía que se parecía a mí. Venía justo cuando todo caía y se tenía que renovar, pero antes de ese cambio venía el frío, la muerte. Adentro el calor de la chimenea me hacía sentir cómoda, pero la realidad estaba afuera por más que disfrutara de ese delicado crujir de la madera mientras el fuego la consumía. Tras un suspiro y una última mirada me retiré de la ventana y me vestí como solía hacerlo cuando mi ánimo no era el mejor: ropas negras en su totalidad. Una vez afuera, el viento en mi rostro auguraba una tormenta de nieve, como la que hubo la semana pasada. El espantoso aguijón del frío me acompañaba por las calles desiertas y me hacía preguntarme que me habría llevado a salir de casa con aquella rugiente tempestad aún cuando luchaba por mantener el equilibrio y el "buen juicio". Pero estaba la euforia de ver las familiares calles empañadas de blanco, convertidas en un remolino de nieve y, claro, la sed.
El camino del bosque a las calles principales de París me llevó al menos una hora en la que caminé con calma, las manos en los bolsillos y la mirada baja como si intentara mantener el perfíl más bajo posible. No quería ser reconocida, no quería hablar con nadie, ni siquiera mirar a nadie. Para mi fortuna las calles no eran muy concurridas por esta época y mi trayecto fue en su mayoría silencioso. A mis oídos llegaba el aroma de las bebidas calientes que preparaban los humanos, el sonido de las vajillas al ser usadas y que por alguna razón me gustaba tanto y de nuevo el crepitar de las llamas a lo largo de las casas que recorrían el sendero que transitaba. Giré por un par de calles como si quisiera perderme y antes de cruzar por una de ellas escuché el forsejeo que producen los humanos a medida que se les apaga la vida. Un corazón latía como suele lo puede lograr el temor y luego, se apagó, como las llamas, poco a poco y casi que con lástima. Me detuve y me recosté contra una pared mientras el inmortal que fuera terminaba. Todo hacía parte de pasar desapercibida, esperaba que el silencio me diera la posibilidad de quedar en la nada y que aquél otro se fuera una vez terminada su cena. Pero lamentablemente el destino está ensañado conmigo y la voz de aquél llega clara a mí. Es una voz joven y aún cuando pregunta con cierta arrogancia me mantengo inmóvil, recargada contra la pared y de brazos cruzados.
-Sigue tu camino. Ignora mi presencia y vete de aquí...- respondí con serenidad, con una voz que distaba mucho de dar de una orden pero a la que no le faltaba seguridad para dejar claro lo que quería. No pensaba quitarle nada, poco me importaba el muerto y no cenaba jamás en compañía. Tampoco se me antojaba mirarlo, no reconocí su voz y como pasaba con la mayoría del mundo, él no me importaba.
Lara Karstein- Vampiro Clase Alta
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Re: The demons meet [Privado]
¿Resucitan los muertos? Los libros dicen que no, la noche grita que sí.
John Fante
Miro la sangre en su dedo como si aquello fuese meramente un juego, ciertamente lo era. Los juegos mortales que llevaban a cabo humanos e inmortales eran fascinantes cuando los veías de una manera diferente a lo que siempre lo habías hecho, o al menos de esa manera le parecía a él que desde siempre debió pensar en que los sobrenaturales debían ser exterminados. Pero había sido un sobrenatural quien le había salvado aquella noche fatídica y pese a que antes se negaba a formar parte de aquella oscuridad que deambulaba por París, el Baptiste actual distaba mucho del que había muerto.
Se había dado cuenta desde el momento en que la mujer aquella se había detenido, le parecía bastante educado de su parte el que no le hubiese interrumpido antes pues aunque no lo pareciera, eso era algo que fastidiaba al vampiro. Le gustaba poder estar a solas con su víctima hasta que de sus ojos la luz de la vida se iba desvaneciendo poco a poco. Ese día quizás estuviera de mejor humor que otros pues ante las palabras de la mujer no hizo más que reír. Baptiste después de todo no era simplemente un vampiro con las habilidades típicas de su raza, sino que aun conservaba sus conocimientos de sus años como inquisidor; era eso lo que siempre le daba tanta seguridad al momento de que se topaba con alguien desconocido, pues aún en su humanidad fue capaz de matar tantos inmortales que ahora con su condición era como un juego de niños.
– ¿Irme? – con pasos calmados se acercó un poco más a aquel callejón. Aun lucía su sonrisa en los labios y sus manos estaban entrelazadas ahora en su espalda – No quiero hacerlo, estar aquí es divertido y de hecho tu fuiste la que llego a interrumpir mi… – observo el cadáver de la joven y río – cita… así que creo que lo más correcto es que quien se vaya seas tu – sus palabras eran nada más que tranquilidad, esa tranquilidad que no poseía su ser atestado de ganas de venganza y de sufrimiento – así que si eres tan amable y no quieres que terminemos en un desagradable encuentro lo mejor será que te vayas…
Dio la espalda entonces y se dirigió al cadáver. Aunque muchos otros inmortales se alimentaran y se fueran la verdad es que para Baptiste jugar con los cadáveres era una forma bastante entretenida de pasar la noche. Nada era mejor que dejar aquello como un pequeño juego personal entre la inquisición y él… más específicamente entre aquel que era su padre y lo que era ahora él.
– Ahora si me permites… tengo otras cosas que hacer, así que largate de una buena vez – sujeto entonces de los cabellos aquel inerte cuerpo y le levanto, pensando en cuál sería la manera más entretenida de dejar aquel regalo.
John Fante
Miro la sangre en su dedo como si aquello fuese meramente un juego, ciertamente lo era. Los juegos mortales que llevaban a cabo humanos e inmortales eran fascinantes cuando los veías de una manera diferente a lo que siempre lo habías hecho, o al menos de esa manera le parecía a él que desde siempre debió pensar en que los sobrenaturales debían ser exterminados. Pero había sido un sobrenatural quien le había salvado aquella noche fatídica y pese a que antes se negaba a formar parte de aquella oscuridad que deambulaba por París, el Baptiste actual distaba mucho del que había muerto.
Se había dado cuenta desde el momento en que la mujer aquella se había detenido, le parecía bastante educado de su parte el que no le hubiese interrumpido antes pues aunque no lo pareciera, eso era algo que fastidiaba al vampiro. Le gustaba poder estar a solas con su víctima hasta que de sus ojos la luz de la vida se iba desvaneciendo poco a poco. Ese día quizás estuviera de mejor humor que otros pues ante las palabras de la mujer no hizo más que reír. Baptiste después de todo no era simplemente un vampiro con las habilidades típicas de su raza, sino que aun conservaba sus conocimientos de sus años como inquisidor; era eso lo que siempre le daba tanta seguridad al momento de que se topaba con alguien desconocido, pues aún en su humanidad fue capaz de matar tantos inmortales que ahora con su condición era como un juego de niños.
– ¿Irme? – con pasos calmados se acercó un poco más a aquel callejón. Aun lucía su sonrisa en los labios y sus manos estaban entrelazadas ahora en su espalda – No quiero hacerlo, estar aquí es divertido y de hecho tu fuiste la que llego a interrumpir mi… – observo el cadáver de la joven y río – cita… así que creo que lo más correcto es que quien se vaya seas tu – sus palabras eran nada más que tranquilidad, esa tranquilidad que no poseía su ser atestado de ganas de venganza y de sufrimiento – así que si eres tan amable y no quieres que terminemos en un desagradable encuentro lo mejor será que te vayas…
Dio la espalda entonces y se dirigió al cadáver. Aunque muchos otros inmortales se alimentaran y se fueran la verdad es que para Baptiste jugar con los cadáveres era una forma bastante entretenida de pasar la noche. Nada era mejor que dejar aquello como un pequeño juego personal entre la inquisición y él… más específicamente entre aquel que era su padre y lo que era ahora él.
– Ahora si me permites… tengo otras cosas que hacer, así que largate de una buena vez – sujeto entonces de los cabellos aquel inerte cuerpo y le levanto, pensando en cuál sería la manera más entretenida de dejar aquel regalo.
Raoul Zarkozi- Vampiro Clase Alta
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Re: The demons meet [Privado]
"El que mucho habla, mucho yerra;
el que es sabio refrena su lengua."
el que es sabio refrena su lengua."
¿Acaso...? su voz sonaba como la de un adolescente, como si se hubiera quedado al borde de la adultez en el momento preciso de morir. Era una lástima de ser así, porque por más años que tuviera como inmortal siempre estaría atrapado en el cuerpo de un niño, o de un jovensito, que para el caso es lo mismo.
Me respondió con prontitud y sentí sus pasos cercanos a esa esquina donde yo estaba parada con la pared como soporte. Su modo de respuesta me permitió hacerme una idea del individuo a la vuelta y el impulso en su ser era obvio. ¿Cuánto llevaba como inmortal? claramente la sabiduría no hacía parte de sus palabras, así que no debía llevar demasiado, intuí. Buscaba divertirse y encontraba placer en el asesinato y, a largo plazo eso mismo sería su condena, nadie escapa del peso de su consciencia por más que se esfuerce en ignorarla; tarde o temprano, aparece. Decía que lo había interrumpido, así que supe que él había sentido mi presencia desde el principio por más que intenté mantenerme al margen y de ser posible invisible en todo sentido para él.
No necesité meditar demasiado para decidir devolver mis pasos y dejarlo en lo que sea que estaba haciendo. Sus primeras palabras pese a todo tenían algo de razón y yo no estaba para discusiones en ese momento. No obstante, como creí antes, él no tenía ni la más mínima intensión de ser sutíl y mucho menos educado y prosiguió con la palabrería. A veces es mejor decir sólo lo necesario, en ocasiones las palabras extras pueden costar demasiado. Su amenaza me detuvo en seco, era claro que él lo hacía sin siquiera conocer a su oponente ¿Tan seguro era de sí mismo? aquello me molestó y lo dejé terminar. Dejé que la juventud que yo suponía seguiera metiendo la pata, clavándose el puñal a sí mismo por no pensar antes de abrir la bocota. -¿Que me vaya? ¿Amenazas a alguien que no conoces? no sólo eres joven sino también estúpido- respondí con clara molestia y arriesgandome al afirmar mis suposiciones.
No iba a moverme, iba a esperar a que fuera a buscarme y mostrara en realidad el valor que le daba a sus palabras. Quería ver si era tan osado como ostentaba o si sólo alardeaba para prevenir y cuidar de sí mismo. Pero ahí estaba, se alejaba de nuevo pero su bocota se seguía abriendo con imprudencia. Hablaba y amenazaba, alardeaba e insistía... juventud, siempre juventud, la peor debilidad que puede tener un vampiro.
-Lo que hagas o dejes de hacer me da igual- dije al tiempo que abandonaba mi lugar de confort y entraba en aquella estrecha calle en la que el joven se encontraba. Al mirarlo corroboré mi teoría y sonreí al ver su apariencia. Parecía un niño con el cuerpo de un hombre que empieza a formarse. Maldito e imprudente mocoso, tomaba el cuerpo de la mujer como si fuera una marioneta y eso era una escena que me resultaba molesta, me daban ganas de tomar por los cabellos a aquella molestia con cara aniñada y arrojarlo tan lejos como me fuera posible y, ojalá que se le desprendiera la cabeza. Avancé cruzando por su lado, en silencio, esperando que no hablara de nuevo o se atreviera a tocarme, porque de ser así iba a cobrarle cada palabra con cada centímetro de su lengua.
Me respondió con prontitud y sentí sus pasos cercanos a esa esquina donde yo estaba parada con la pared como soporte. Su modo de respuesta me permitió hacerme una idea del individuo a la vuelta y el impulso en su ser era obvio. ¿Cuánto llevaba como inmortal? claramente la sabiduría no hacía parte de sus palabras, así que no debía llevar demasiado, intuí. Buscaba divertirse y encontraba placer en el asesinato y, a largo plazo eso mismo sería su condena, nadie escapa del peso de su consciencia por más que se esfuerce en ignorarla; tarde o temprano, aparece. Decía que lo había interrumpido, así que supe que él había sentido mi presencia desde el principio por más que intenté mantenerme al margen y de ser posible invisible en todo sentido para él.
No necesité meditar demasiado para decidir devolver mis pasos y dejarlo en lo que sea que estaba haciendo. Sus primeras palabras pese a todo tenían algo de razón y yo no estaba para discusiones en ese momento. No obstante, como creí antes, él no tenía ni la más mínima intensión de ser sutíl y mucho menos educado y prosiguió con la palabrería. A veces es mejor decir sólo lo necesario, en ocasiones las palabras extras pueden costar demasiado. Su amenaza me detuvo en seco, era claro que él lo hacía sin siquiera conocer a su oponente ¿Tan seguro era de sí mismo? aquello me molestó y lo dejé terminar. Dejé que la juventud que yo suponía seguiera metiendo la pata, clavándose el puñal a sí mismo por no pensar antes de abrir la bocota. -¿Que me vaya? ¿Amenazas a alguien que no conoces? no sólo eres joven sino también estúpido- respondí con clara molestia y arriesgandome al afirmar mis suposiciones.
No iba a moverme, iba a esperar a que fuera a buscarme y mostrara en realidad el valor que le daba a sus palabras. Quería ver si era tan osado como ostentaba o si sólo alardeaba para prevenir y cuidar de sí mismo. Pero ahí estaba, se alejaba de nuevo pero su bocota se seguía abriendo con imprudencia. Hablaba y amenazaba, alardeaba e insistía... juventud, siempre juventud, la peor debilidad que puede tener un vampiro.
-Lo que hagas o dejes de hacer me da igual- dije al tiempo que abandonaba mi lugar de confort y entraba en aquella estrecha calle en la que el joven se encontraba. Al mirarlo corroboré mi teoría y sonreí al ver su apariencia. Parecía un niño con el cuerpo de un hombre que empieza a formarse. Maldito e imprudente mocoso, tomaba el cuerpo de la mujer como si fuera una marioneta y eso era una escena que me resultaba molesta, me daban ganas de tomar por los cabellos a aquella molestia con cara aniñada y arrojarlo tan lejos como me fuera posible y, ojalá que se le desprendiera la cabeza. Avancé cruzando por su lado, en silencio, esperando que no hablara de nuevo o se atreviera a tocarme, porque de ser así iba a cobrarle cada palabra con cada centímetro de su lengua.
Lara Karstein- Vampiro Clase Alta
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Re: The demons meet [Privado]
Para qué querré yo la vida cuando no tenga juventud.
Rubén Darío
Escuchaba los pasos que comenzaban a alejarse de lo que estaba tomando en esos momentos como su territorio, aquel lugar en el que ninguna otra criatura de la noche tenia permitido entrar. Continuaba observando de manera fija aquel cuerpo femenino, era la muñeca de sus oscuros deseos , de las intenciones oscuras que tenía no en contra de la mujer en si, solo en contra de su familia. Varias ideas habían pasado por su mente cuando la voz de la mujer que se alejaba llego de nuevo hasta él y una mueca de molestia apareció en el rostro de Baptiste.
Joven. No podía negar lo obvio, incluso como vampiro era joven y para empeorar las cosas le dejaron en una edad no muy apropiada para ser un inmortal, aún así estaba agradecido de esa segunda oportunidad, de poder obtener venganza. A pesar de las amenazas existía un buen motivo por el cual no se inquietaba al no saber quien era aquella mujer, la razón era bastante sencilla; alguna vez, en su vida humana fue un soldado que servia al dios que le abandono a la muerte. Durante ese tiempo había aprendido lo suficiente sobre todas las razas de sobrenaturales ¿Por qué otra razón sino era de los soldados más jóvenes? No era simplemente gracias a su padre sino a la mortalidad de sus actos, y quien sabía, quizás aunque aquella mujer fuera mucho mayo en años y experiencia, confiaba en que podría darle una buena batalla como para terminar en un empate o de hecho ganarle.
– Te lo he pedido de manera amable – dijo entre una risa, no existía forma en que la manera de hablar con aquella dama hubiese sido amable – Amenazar… esas son palabras muy fuertes… prefiero decir que le he advertido después de todo tampoco me conoces y no dejes que la juventud te engañe he hecho más de lo que cualquiera puede pensar.
Aquella era su manera de ser o la que había desarrollado a partir de que cambiara. Nada del él de antes había y lo que mostraba con algo del viejo Baptiste, no era más que una mentira para poder moverse de manera normal o buscar atraer lo que tanto deseaba y estaba aún lejos de obtener.
La mirada del vampiro fue a parar a la mujer. Efectivamente como ella lo decía era demasiado joven a su lado, pero no tenia culpa en eso; además, también le resultaba practico porque nadie piensa que alguien con su aspecto terminara asesinando a todo aquel que se entrometa en su camino. Aquella inmortal le causaba una ligera molestia, si iba a irse que se fuera de una antes de que se le pasaran las ganas de jugar con el cadáver.
– Pues entonces, camine lejos de aquí – susurro mientras que ella se dirigía hacía él. No supo que fue exactamente lo que le molesto de aquel acto, quizás solo fuera que el aburrimiento llegaba hasta él y la joven que cargaba inerte del cuello ya no sería suficiente. Con un movimiento veloz fue que termino por lanzarle el cadáver a la dirección de aquella mujer y después de aquel acto de hecho a reír sin decir palabra. ¿Qué esperaba? Una pelea… tal vez.
Rubén Darío
Escuchaba los pasos que comenzaban a alejarse de lo que estaba tomando en esos momentos como su territorio, aquel lugar en el que ninguna otra criatura de la noche tenia permitido entrar. Continuaba observando de manera fija aquel cuerpo femenino, era la muñeca de sus oscuros deseos , de las intenciones oscuras que tenía no en contra de la mujer en si, solo en contra de su familia. Varias ideas habían pasado por su mente cuando la voz de la mujer que se alejaba llego de nuevo hasta él y una mueca de molestia apareció en el rostro de Baptiste.
Joven. No podía negar lo obvio, incluso como vampiro era joven y para empeorar las cosas le dejaron en una edad no muy apropiada para ser un inmortal, aún así estaba agradecido de esa segunda oportunidad, de poder obtener venganza. A pesar de las amenazas existía un buen motivo por el cual no se inquietaba al no saber quien era aquella mujer, la razón era bastante sencilla; alguna vez, en su vida humana fue un soldado que servia al dios que le abandono a la muerte. Durante ese tiempo había aprendido lo suficiente sobre todas las razas de sobrenaturales ¿Por qué otra razón sino era de los soldados más jóvenes? No era simplemente gracias a su padre sino a la mortalidad de sus actos, y quien sabía, quizás aunque aquella mujer fuera mucho mayo en años y experiencia, confiaba en que podría darle una buena batalla como para terminar en un empate o de hecho ganarle.
– Te lo he pedido de manera amable – dijo entre una risa, no existía forma en que la manera de hablar con aquella dama hubiese sido amable – Amenazar… esas son palabras muy fuertes… prefiero decir que le he advertido después de todo tampoco me conoces y no dejes que la juventud te engañe he hecho más de lo que cualquiera puede pensar.
Aquella era su manera de ser o la que había desarrollado a partir de que cambiara. Nada del él de antes había y lo que mostraba con algo del viejo Baptiste, no era más que una mentira para poder moverse de manera normal o buscar atraer lo que tanto deseaba y estaba aún lejos de obtener.
La mirada del vampiro fue a parar a la mujer. Efectivamente como ella lo decía era demasiado joven a su lado, pero no tenia culpa en eso; además, también le resultaba practico porque nadie piensa que alguien con su aspecto terminara asesinando a todo aquel que se entrometa en su camino. Aquella inmortal le causaba una ligera molestia, si iba a irse que se fuera de una antes de que se le pasaran las ganas de jugar con el cadáver.
– Pues entonces, camine lejos de aquí – susurro mientras que ella se dirigía hacía él. No supo que fue exactamente lo que le molesto de aquel acto, quizás solo fuera que el aburrimiento llegaba hasta él y la joven que cargaba inerte del cuello ya no sería suficiente. Con un movimiento veloz fue que termino por lanzarle el cadáver a la dirección de aquella mujer y después de aquel acto de hecho a reír sin decir palabra. ¿Qué esperaba? Una pelea… tal vez.
Raoul Zarkozi- Vampiro Clase Alta
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Re: The demons meet [Privado]
"Quien quiere acertar, aguarda"
Dicen que los años no vienen solos y para el caso de los vampiros también aplica. Durante décadas he conocido seres sumamente distintos a pesar de pertenecer a la misma especie y he tenido enemigos de todo tipo. Del mismo modo cada enfrentamiento es diferente y debo admitir que aunque me he ensañado a muerte con algunos, intento omitir la violencia hasta donde me es posible.
El niño frente a mí me inspiraba más ganas de abofetearlo como a un malcriado que cualquier otra cosa. Su destino, según intuía yo, no podría ser otro distinto a la muerte y lo lamenté por él, lo hice porque no contemplé nada peor que haber sido convertido a esa edad pese a que tampoco era en extremo jovensito. Sus años parecían haber sido suficientes para insuflarle esa osadía de la que hacía gala inutilmente, pero a que a ojos ajenos no era más que grosería. En mi avance caminé con calma, con la cabeza baja como si meditara cuando en realidad estaba hurgando en su mente. Por suerte para mí, no sólo contaba con la telepatía para saber lo que pensaba justo en ese momento, sino que mi habilidad con la memoria me permitía ir más allá para saber con quien estaba tratando realmente.
-Al parecer tus conceptos están algo errados- dije en un tono de voz tan bajo y calmo que me sorprendió a mí misma, sobre todo cuando él mentía. Estaba sumamente equivocado y enceguecido en esa sed de ego o de sentirse poderoso o lo que fuera. Respiraba orgullo, exhalaba soberbia y, yo simplemente estaba ahí, en el lugar equivocado y en una situación sumamente molesta que sacaba cosas que había olvidado de mí. -A las cosas hay que llamarles por su nombre, muchacho. Además, si crees que me dejo llevar por tu juventud, deberías ver que tu caes en el mismo error creyendo que puedes lograr lo que sea basándote en tu pasado- era claro que había irrumpido en su mente sin que él lo notara siquiera. Esa era mi mayor habilidad, mi mejor arma y de la cual haría uso si aquél imprudente me provocaba. No obstante, la manera en la que le hablaba, se comparaba con un anciano que pretende instruir a un nieto que ya se ha desviado del camino y que no oirá por más que se le den razones de peso y se le hable con tono sereno. La verdad, no esperaba nada bueno de él, ni siquiera que admitiera el más mínimo de sus errores, pero ahí estaba, hablandole con la paciencia que no me duraba mucho y que problabemente él no merecía.
-¿Crees que el mundo es tuyo, verdad? Es una pena, porque estas calles no te pertenecerán ni siquiera porque nazcas y mueras en ellas. No lo serán ni aunque mates a cada ser humano o sobrenatural que se te cruce en el camino y creas que invade tu espacio. No hay forma...- alcancé a culminar a tiempo antes de tomar en brazos el cadáver de la jovensita que me fue arrojado. La mantuve como si aún se pudiera hacer algo por ella aunque apenas era un cuerpo inerte. Podía sentir la tibieza desapareciedo a medida que corría el viento y ondeaba sus frágiles cabellos que jamás volverían a ser peinados. -Todo es sumamente efímero, Baptiste- pronuncié delicadamente su nombre aún mirando a la muchacha y sin importar lo que él creyera de mí. No iba a decirle que leía la mente, por supuesto. No mencionaría que podía indagar a fondo en ella y sumergirme lo suficiente para saber incluso lo que ocultaba, más bien, prefería que él se devanara la cabeza pensando si alguna vez me había visto o si era enviada por alguien que le conocía. El sólo imaginar qué ideas se haría él al respecto de los pequeños datos que le daba, me genero una ligera ansiedad que hizo que sonriera a medias. -¿Matas más por venganza que por sed?- pregunté dejándo el cuerpo de la jovensita en el suelo con cierto cuidado -Pues todo tiene su precio, créeme- afirmé. Yo era de aquellos que mantenía la ira durante mucho tiempo una vez la sentía, pero era consciente que la muerte era un tema delicado y la trataba con el respeto que merece el enemigo más implacable que tiene y tendrá cualquiera. Sin embargo no proseguí con aquella idea, no iba a desperdiciar mis palabras con un chiquillo rebelde y de oídos sordos, no hasta saber un poco más.
El niño frente a mí me inspiraba más ganas de abofetearlo como a un malcriado que cualquier otra cosa. Su destino, según intuía yo, no podría ser otro distinto a la muerte y lo lamenté por él, lo hice porque no contemplé nada peor que haber sido convertido a esa edad pese a que tampoco era en extremo jovensito. Sus años parecían haber sido suficientes para insuflarle esa osadía de la que hacía gala inutilmente, pero a que a ojos ajenos no era más que grosería. En mi avance caminé con calma, con la cabeza baja como si meditara cuando en realidad estaba hurgando en su mente. Por suerte para mí, no sólo contaba con la telepatía para saber lo que pensaba justo en ese momento, sino que mi habilidad con la memoria me permitía ir más allá para saber con quien estaba tratando realmente.
-Al parecer tus conceptos están algo errados- dije en un tono de voz tan bajo y calmo que me sorprendió a mí misma, sobre todo cuando él mentía. Estaba sumamente equivocado y enceguecido en esa sed de ego o de sentirse poderoso o lo que fuera. Respiraba orgullo, exhalaba soberbia y, yo simplemente estaba ahí, en el lugar equivocado y en una situación sumamente molesta que sacaba cosas que había olvidado de mí. -A las cosas hay que llamarles por su nombre, muchacho. Además, si crees que me dejo llevar por tu juventud, deberías ver que tu caes en el mismo error creyendo que puedes lograr lo que sea basándote en tu pasado- era claro que había irrumpido en su mente sin que él lo notara siquiera. Esa era mi mayor habilidad, mi mejor arma y de la cual haría uso si aquél imprudente me provocaba. No obstante, la manera en la que le hablaba, se comparaba con un anciano que pretende instruir a un nieto que ya se ha desviado del camino y que no oirá por más que se le den razones de peso y se le hable con tono sereno. La verdad, no esperaba nada bueno de él, ni siquiera que admitiera el más mínimo de sus errores, pero ahí estaba, hablandole con la paciencia que no me duraba mucho y que problabemente él no merecía.
-¿Crees que el mundo es tuyo, verdad? Es una pena, porque estas calles no te pertenecerán ni siquiera porque nazcas y mueras en ellas. No lo serán ni aunque mates a cada ser humano o sobrenatural que se te cruce en el camino y creas que invade tu espacio. No hay forma...- alcancé a culminar a tiempo antes de tomar en brazos el cadáver de la jovensita que me fue arrojado. La mantuve como si aún se pudiera hacer algo por ella aunque apenas era un cuerpo inerte. Podía sentir la tibieza desapareciedo a medida que corría el viento y ondeaba sus frágiles cabellos que jamás volverían a ser peinados. -Todo es sumamente efímero, Baptiste- pronuncié delicadamente su nombre aún mirando a la muchacha y sin importar lo que él creyera de mí. No iba a decirle que leía la mente, por supuesto. No mencionaría que podía indagar a fondo en ella y sumergirme lo suficiente para saber incluso lo que ocultaba, más bien, prefería que él se devanara la cabeza pensando si alguna vez me había visto o si era enviada por alguien que le conocía. El sólo imaginar qué ideas se haría él al respecto de los pequeños datos que le daba, me genero una ligera ansiedad que hizo que sonriera a medias. -¿Matas más por venganza que por sed?- pregunté dejándo el cuerpo de la jovensita en el suelo con cierto cuidado -Pues todo tiene su precio, créeme- afirmé. Yo era de aquellos que mantenía la ira durante mucho tiempo una vez la sentía, pero era consciente que la muerte era un tema delicado y la trataba con el respeto que merece el enemigo más implacable que tiene y tendrá cualquiera. Sin embargo no proseguí con aquella idea, no iba a desperdiciar mis palabras con un chiquillo rebelde y de oídos sordos, no hasta saber un poco más.
Lara Karstein- Vampiro Clase Alta
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Re: The demons meet [Privado]
La venganza es el manjar más sabroso condimentado en el infierno.
Walter Scott
Muchas cosas debían estar mal en Baptiste. Todo lo había estado desde un inicio en él y en la educación que le daba aquel que fuera su procreador humano y más aún su creador inmortal le había estancado en esa edad en la que cualquiera se sentía inmortal y poderoso. Esos aires de grandeza típicos de cualquier joven de esas edades de habían duplicado o triplicado en aquel inmortal. ¿Qué era más maravilloso que ser inmortal? Nada, mucho menos para alguien que de primeras, ya se creía de esa manera.
Soltó una risa que pudo considerarse de muy mal gusto y grosera ante las palabras de la mujer. Si pensaba que indagar en su pasado, en su mente y en lo que había sido y lo que planeaba le asustaba o le provocaba algo, estaba equivocada y demasiado. Realmente sus experiencias humanas le habían llevado a enfrentar todo clase de cosas y no existía algo a lo que Baptiste pudiera temerle ya.
Entrenado para asesinar sobrenaturales, enfrentado a situaciones que nadie de su edad debía enfrentarse, haber estado al borde de la muerte al punto de estar cerca de tocar una luz que le llevaría a un punto sin retorno; definitivamente ya no existía nada que creyera no haber enfrentado antes y aquella mujer no le daría motivos para comenzar a temer.
– Puede ser, pero yo hago solo lo que has hecho tu. No puedes culparme por seguir los patrones indicados por los mayores ¿o si? – sentía poder contra ella, claro que si. No existiría sobrenatural que pudiera derrotarle ahora que estaba sumergido en aquella en oscuridad, en aquella sed de venganza que solo se calmaría cuando cada uno de los miembros de su familia estuvieran sepultados al lado de su desdichada madre.
Chasqueo la lengua intentando callar todo lo que escuchaba de aquella vampiro, era tal vez demasiado vieja para saber lo que él pensaba realmente. Claro, ella quizás no paso todo lo que él antes y por tanto no era quien para saber de su ira y sus deseos de muerte.
– No quiero que el mundo sea mío, no te equivoques tan terriblemente – le observo con aquel cadáver en las manos; al final de la noche ella y él eran lo mismo, demonios con forma de humanos que buscaban la sangre de otros para vivir, desconocía el motivo de ella para mantenerse viva, pero el motivo de él, le parecía más fuerte que el de nadie – Tampoco me interesa París, a mi solo me interesa él – su voz se cargo de odio, la oscuridad en su interior se reflejo en sus ojos en pensar en aquel hombre que le dejo atrás.
Volvió a reír de las palabras ajenas y estiro ambos brazos, era una manera de mostrarse él mismo a aquella mujer.
– Yo más que nadie se que todo es efímero ¿Cómo si, no es que termine así? aunque creo que eso solo aplica cuando uno es humano– se dio cuenta de que sabía su nombre, solo un detalle más en aquellos de su raza. Como humano siempre le habían resultado despreciables los vampiros, pero ahora que era parte de ellos le parecían sencillamente fascinantes, al punto de llevarle a desear experimentar sus limites y los de otros. Escucho aquella pregunta y bajo los brazos pesadamente, un suspiro que sus muertos pulmones no necesitaban emitir salió de sus labios y ladeo el rostro para volver a mirarle – ¿No es obvio? Venganza… eso es lo que considero mi motor y no me importa a cuantos humanos o sobrenaturales deba pasar con tal de llegar a quienes deseo, ellos no van a poder librarse de mi tan fácilmente, no dejare que me olviden y me sepulten – río – Aun no he ido, pero estoy casi seguro de que en el cementerio debe existir una lapida con mi nombre pero sin un cuerpo… pero ya lo verán… ese mausoleo familiar será ocupado por quienes deben estar realmente ahí y no me interesa el precio que deba pagar, yo voy a hacerlo – enfoco su atención en el cadáver acomodado tan cuidadosamente para su gusto – ¿Aún te remuerde la consciencia ver gente muerta? – sonrío – Definitivamente pocos son criados como yo – hablaba con firmeza de todo aquello. Si bien no pudo cumplir los propósitos de su padre, aquella inmortalidad y crianza le servirían para cumplir los suyos.
Walter Scott
Muchas cosas debían estar mal en Baptiste. Todo lo había estado desde un inicio en él y en la educación que le daba aquel que fuera su procreador humano y más aún su creador inmortal le había estancado en esa edad en la que cualquiera se sentía inmortal y poderoso. Esos aires de grandeza típicos de cualquier joven de esas edades de habían duplicado o triplicado en aquel inmortal. ¿Qué era más maravilloso que ser inmortal? Nada, mucho menos para alguien que de primeras, ya se creía de esa manera.
Soltó una risa que pudo considerarse de muy mal gusto y grosera ante las palabras de la mujer. Si pensaba que indagar en su pasado, en su mente y en lo que había sido y lo que planeaba le asustaba o le provocaba algo, estaba equivocada y demasiado. Realmente sus experiencias humanas le habían llevado a enfrentar todo clase de cosas y no existía algo a lo que Baptiste pudiera temerle ya.
Entrenado para asesinar sobrenaturales, enfrentado a situaciones que nadie de su edad debía enfrentarse, haber estado al borde de la muerte al punto de estar cerca de tocar una luz que le llevaría a un punto sin retorno; definitivamente ya no existía nada que creyera no haber enfrentado antes y aquella mujer no le daría motivos para comenzar a temer.
– Puede ser, pero yo hago solo lo que has hecho tu. No puedes culparme por seguir los patrones indicados por los mayores ¿o si? – sentía poder contra ella, claro que si. No existiría sobrenatural que pudiera derrotarle ahora que estaba sumergido en aquella en oscuridad, en aquella sed de venganza que solo se calmaría cuando cada uno de los miembros de su familia estuvieran sepultados al lado de su desdichada madre.
Chasqueo la lengua intentando callar todo lo que escuchaba de aquella vampiro, era tal vez demasiado vieja para saber lo que él pensaba realmente. Claro, ella quizás no paso todo lo que él antes y por tanto no era quien para saber de su ira y sus deseos de muerte.
– No quiero que el mundo sea mío, no te equivoques tan terriblemente – le observo con aquel cadáver en las manos; al final de la noche ella y él eran lo mismo, demonios con forma de humanos que buscaban la sangre de otros para vivir, desconocía el motivo de ella para mantenerse viva, pero el motivo de él, le parecía más fuerte que el de nadie – Tampoco me interesa París, a mi solo me interesa él – su voz se cargo de odio, la oscuridad en su interior se reflejo en sus ojos en pensar en aquel hombre que le dejo atrás.
Volvió a reír de las palabras ajenas y estiro ambos brazos, era una manera de mostrarse él mismo a aquella mujer.
– Yo más que nadie se que todo es efímero ¿Cómo si, no es que termine así? aunque creo que eso solo aplica cuando uno es humano– se dio cuenta de que sabía su nombre, solo un detalle más en aquellos de su raza. Como humano siempre le habían resultado despreciables los vampiros, pero ahora que era parte de ellos le parecían sencillamente fascinantes, al punto de llevarle a desear experimentar sus limites y los de otros. Escucho aquella pregunta y bajo los brazos pesadamente, un suspiro que sus muertos pulmones no necesitaban emitir salió de sus labios y ladeo el rostro para volver a mirarle – ¿No es obvio? Venganza… eso es lo que considero mi motor y no me importa a cuantos humanos o sobrenaturales deba pasar con tal de llegar a quienes deseo, ellos no van a poder librarse de mi tan fácilmente, no dejare que me olviden y me sepulten – río – Aun no he ido, pero estoy casi seguro de que en el cementerio debe existir una lapida con mi nombre pero sin un cuerpo… pero ya lo verán… ese mausoleo familiar será ocupado por quienes deben estar realmente ahí y no me interesa el precio que deba pagar, yo voy a hacerlo – enfoco su atención en el cadáver acomodado tan cuidadosamente para su gusto – ¿Aún te remuerde la consciencia ver gente muerta? – sonrío – Definitivamente pocos son criados como yo – hablaba con firmeza de todo aquello. Si bien no pudo cumplir los propósitos de su padre, aquella inmortalidad y crianza le servirían para cumplir los suyos.
Raoul Zarkozi- Vampiro Clase Alta
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Re: The demons meet [Privado]
"Mataste las visiones más maravillosas y queridas de tu juventud;
volvieron tu espíritu inefable y pusieron en tu memoria una corona
que también ha sido tu maldición"
volvieron tu espíritu inefable y pusieron en tu memoria una corona
que también ha sido tu maldición"
-Por los mayores...- repetí en voz baja con una sonrisa que denotaba un diminuto triunfo; al menos él admitía ser demasiado joven y no necesité que dijera más al respecto. -Entonces ciertamente a alguien culpas. Así razonan todas las ovejas enfermas- le lancé una mirada seca y prácticamente acusadora -Y tal vez sea verdad, joven oveja: Alguien debe tener la culpa; pero tú eres el que tiene la culpa de todo esto; tú eres para ti mismo la causa de ti mismo- acoté metiendo las manos en los bolsillos del abrigo y avanzando unos pasos teniéndolo a él de costado. Mi analogía de la oveja le haría entender mi visión de su debilidad y no me refería estrictamente a la física sino más bien a la mental.
Su forma de razonar me resultaba extraña o quizás yo estaba viendo todo de una forma particular y con cierto orgullo metafísico que podría llegar a confundirlo. Baptiste también respondía con su orgullo y se mantenía aprobándose así mismo como si llevara mucho tiempo en volverse ácido y áspero. -¿Siempre emites tus juicios tan subjetivamente?- di media vuelta y regresé sobre mis pasos. Iba de un lado a otro, pensando, emitiendo mis juicios y leyendo la mente ajena en lo que iba acompasando la noche con el sonido de mis zapatos. El taconeo era lo único que se escuchaba aparte nuestras voces, por lo demás, nada. Era una noche extrañamente solitaria y fría y ni siquiera un perro de la calle se cruzaba varias cuadras a la redonda. Quienes vivían en las casas aledañas permanecían encerrados cual si sospecharan algo y la neblina los adormeciera a ellos y a cualquier esperanza de estar vivo afuera. Entonces... ¿Qué hacía aquella muchacha por la calle? -¿Él? supongo que esta joven tiene que ver con ese a quien mencionas con lo que parece ser una emoción no muy positiva. ¿La has traído desde otro lugar, no es así?- de reojo miré el cadáver que permanecía sentado, con la espalda cada vez más rígida contra la pared y la cabeza caída como si se tratara de un ebrio que se ha quedado dormido en una vereda cualquiera. A juzgar por sus ropas habían sido sacada de algún lugar en el que yacía más cómoda y tibia ¿La habría engañado para que fuera con él tan a ciegas? era probable, ese vampiro aunque joven parecía bastante inescrupuloso.
-¿Te das cuenta que te contradices? se dice que somos inmortales, pero ¿Realmente es así? ambos sabemos que no; para nuestra suerte o para nuestra desgracia se puede poner fin a nuestros largos días que en muchos parecen eternos. Tú lo has comprobado con tus manos, Baptiste ¿Porqué olvidas cosas a conveniencia?- aquél burlón me disgustaba de sobre manera pero algo dentro de mí me hacía continuar hablando, como si esa lástima que sentía por su edad de conversión necesitara eliminarse para poder atacarlo si me era necesario. De nuevo mi conciencia estaba ahí aunque se tratara de un inmortal sin guía. Lo miré de frente y una respuesta fue más rápida de lo que esperaba. En efecto, yo sabía que se trataba de una venganza, pero quería saberlo de sus labios, con la explicación que no podía deducir yo porque no todos odiamos de la misma manera. -Creo que eres demasiado emocional para obtener venganza- afirmé y me giré de nuevo para esta vez tenerlo de frente -No siempre es buena idea hacerles advertencias, pero tú tendrás tus métodos y motivos para acecharlos. Pero créeme, si eres tan obvio esa tumba vacía que lleva tu nombre ya no lo estará más, o no al menos sin el significado que la misma pretende- ¿Porqué le explicaba aquello? debí haberme ido hace rato en vez de estar alí, encogiendome de hombros de modo desinteresado al darle opiniones más abiertas al vampiro desconocido. Pero la curiosidad es de mis mayores fortalezas y al tiempo debilidades. Lo que no conozco me llama cuando tiene un aire de misterio y soberbia y cedo por mero orgullo.
Seguí su mirada burlona y tan llena de contradicciones hacia mí en cuanto se dirigió al cadáver. -¿Gente muerta? No, es más que eso.- Negué en un movimiento de cabeza leve -Sus cuerpos me dan lo mismo, pero apunto a otra cosa que quizás comprendas con los años.- volví la mirada a él de modo más tranquilo. -Afortunadamente no todos son criados como tú. Ni siquiera alcanzaste la adultez cuando ya estaban destruyendo tu adolescencia. Realmente lo lamento, aunque creas que fue lo mejor para ti los resultados que tengo frente a mí me dicen otra cosa- ¿Provocaría con aquello su ira? aunque le hablé con calma, sabía que si lo dominaban sus emociones en cualquier momento podría mutar y yo inevitablemente me vería obligada a hacer lo mismo.
Su forma de razonar me resultaba extraña o quizás yo estaba viendo todo de una forma particular y con cierto orgullo metafísico que podría llegar a confundirlo. Baptiste también respondía con su orgullo y se mantenía aprobándose así mismo como si llevara mucho tiempo en volverse ácido y áspero. -¿Siempre emites tus juicios tan subjetivamente?- di media vuelta y regresé sobre mis pasos. Iba de un lado a otro, pensando, emitiendo mis juicios y leyendo la mente ajena en lo que iba acompasando la noche con el sonido de mis zapatos. El taconeo era lo único que se escuchaba aparte nuestras voces, por lo demás, nada. Era una noche extrañamente solitaria y fría y ni siquiera un perro de la calle se cruzaba varias cuadras a la redonda. Quienes vivían en las casas aledañas permanecían encerrados cual si sospecharan algo y la neblina los adormeciera a ellos y a cualquier esperanza de estar vivo afuera. Entonces... ¿Qué hacía aquella muchacha por la calle? -¿Él? supongo que esta joven tiene que ver con ese a quien mencionas con lo que parece ser una emoción no muy positiva. ¿La has traído desde otro lugar, no es así?- de reojo miré el cadáver que permanecía sentado, con la espalda cada vez más rígida contra la pared y la cabeza caída como si se tratara de un ebrio que se ha quedado dormido en una vereda cualquiera. A juzgar por sus ropas habían sido sacada de algún lugar en el que yacía más cómoda y tibia ¿La habría engañado para que fuera con él tan a ciegas? era probable, ese vampiro aunque joven parecía bastante inescrupuloso.
-¿Te das cuenta que te contradices? se dice que somos inmortales, pero ¿Realmente es así? ambos sabemos que no; para nuestra suerte o para nuestra desgracia se puede poner fin a nuestros largos días que en muchos parecen eternos. Tú lo has comprobado con tus manos, Baptiste ¿Porqué olvidas cosas a conveniencia?- aquél burlón me disgustaba de sobre manera pero algo dentro de mí me hacía continuar hablando, como si esa lástima que sentía por su edad de conversión necesitara eliminarse para poder atacarlo si me era necesario. De nuevo mi conciencia estaba ahí aunque se tratara de un inmortal sin guía. Lo miré de frente y una respuesta fue más rápida de lo que esperaba. En efecto, yo sabía que se trataba de una venganza, pero quería saberlo de sus labios, con la explicación que no podía deducir yo porque no todos odiamos de la misma manera. -Creo que eres demasiado emocional para obtener venganza- afirmé y me giré de nuevo para esta vez tenerlo de frente -No siempre es buena idea hacerles advertencias, pero tú tendrás tus métodos y motivos para acecharlos. Pero créeme, si eres tan obvio esa tumba vacía que lleva tu nombre ya no lo estará más, o no al menos sin el significado que la misma pretende- ¿Porqué le explicaba aquello? debí haberme ido hace rato en vez de estar alí, encogiendome de hombros de modo desinteresado al darle opiniones más abiertas al vampiro desconocido. Pero la curiosidad es de mis mayores fortalezas y al tiempo debilidades. Lo que no conozco me llama cuando tiene un aire de misterio y soberbia y cedo por mero orgullo.
Seguí su mirada burlona y tan llena de contradicciones hacia mí en cuanto se dirigió al cadáver. -¿Gente muerta? No, es más que eso.- Negué en un movimiento de cabeza leve -Sus cuerpos me dan lo mismo, pero apunto a otra cosa que quizás comprendas con los años.- volví la mirada a él de modo más tranquilo. -Afortunadamente no todos son criados como tú. Ni siquiera alcanzaste la adultez cuando ya estaban destruyendo tu adolescencia. Realmente lo lamento, aunque creas que fue lo mejor para ti los resultados que tengo frente a mí me dicen otra cosa- ¿Provocaría con aquello su ira? aunque le hablé con calma, sabía que si lo dominaban sus emociones en cualquier momento podría mutar y yo inevitablemente me vería obligada a hacer lo mismo.
Lara Karstein- Vampiro Clase Alta
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Re: The demons meet [Privado]
Quisiera que mi última memoria fuese la de aquel amanecer en la playa y descubrir que todo este tiempo no ha sido más que una larga pesadilla.
Carlos Ruiz Zafón
Se encogió de hombros, restando importancia a todo aquello que salía de los labios de la inmortal que era demasiado mayor como para comprender quizás lo que aquel joven había pasado. Una vida arrebatada por el propósito de eliminar sobrenaturales a costa de todo, hasta de ellos mismos. Un padre que estaba cegado por sus propósitos y que busco por todas las maneras convertir a sus hijos en humanos dignos de ser inquisidores aún a una corta edad. La vida de Baptiste hubiera podido ser diferente si tan solo aquellas ambiciones no hubieran cegado parte del raciocinio de su progenitor.
– Una oveja – se río de aquello. En parte la mujer tenía razón, antes había sido una oveja enviada al matadero y ahora era lo mismo; su creador tenia planes para él, aunque la idea de buscar venganza esa era únicamente suya. El deseo de ver a Gregory y sus hermanos sepultados bajo tierra era únicamente su anhelo, únicamente suyo. No iba a tomar a consideración los pensamientos de aquella mujer que no era capaz de comprender la desolación de alguien que confiaba en otro de manera ciega hasta ser abandonado a su destino.
Agradecía que como vampiro no le fuera necesario el sueño pues estaba seguro de que si cerraba los ojos y se dejaba llevar a un mundo que antes era muy familiar para él, lo único que encontraría serían pesadillas. Una vez había intentado dormir y eso le arranco las ganas de tratar nuevamente. En la oscuridad de su mente, aquello que se podía llamar sueños se había visto a si mismo frágil, un chiquillo abandonado a las garras de la muerte que trato de luchar y que aún a pesar de su entrenamiento grito esperando que su padre apareciera para ayudarle; pero nada paso. Aquel recuerdo de si mismo apareció en su mente pero lo deshecho para volver a centrarse en la inmortal.
– Yo emito mis juicios de la manera en que se me da la gana – no tenia porque explicar sus acciones ante nadie, aunque algunas de las explicaciones las daba por el mero hecho de que le divertía y por eso fue que cuando pregunto por la muchacha aquella sonrío – Claro, apenas un susurro de mi voz y vino como una abeja a la miel y si, ella tiene que ver con él – miro aquel cuerpo – Estoy llamándole… ¿No es maravilloso? Los inquisidores ignoran por lo general a los vampiros que matan solo para alimentarse, es mentira que siguen a cualquier sobrenatural… solo persiguen a los que amenazan con destruir el equilibro o hacer dudar a la gente del poder de la inquisición; por eso llamare su atención, él no ignorara esto – dibujo con el dedo una cruz en el aire – ¿Crees realmente que Dios desea matarnos? – negó – antes lo creía firmemente, ahora lo dudo y la chica, bueno, ella estaba ayudándome a mi propósito, eso es todo.
– No lo he olvidado, pero no se puede estar más muerto de lo que estoy ahora ¿o si? Mi existencia se basa únicamente en lo que te he dicho ahora después – se quedo pensando unos segundos – después no tendré nada más porque existir. Quisiera ver el sol una ultima vez como cuando era humano – río – eso sería lo más conveniente para desaparecer, ver lo único que ya no puedo – permaneció escuchando a sus palabras sobre las advertencias y suspiro – es que tu no lo comprendes. Quiero que sepan que soy yo, que se den cuenta de que sigo sus pasos y que pronto estarán en mi poder – pensar en la cara de su padre al saber semejante noticia le satisfacía en extremo – además ya te dije que solo tengo ese propósito y después… el sol – estiro la mano al cielo, imaginando solamente para si mismo aquel calor que ya no sentía, la hierba alrededor de su cuerpo de un día soleado de verano.
Ella lo lamentaba y por la manera en que los ojos de ambos se encontraron, supo que lo decía de verdad.
– Si bueno, no todos tenemos padres ejemplares así que ahora esa educación me sirve para lo que estoy llevando a cabo – le dedico una sonrisa – este cuerpo es un inconveniente solo por la edad que aparenta. Pero también es una gran ventaja, siempre lo fue desde que fui a mis primeras misiones de la inquisición. ¿Quién creería que un niño es un asesino? Nadie y por eso era brillante – camino hasta el cuerpo de la mujer aquella solo darle una patada al notar que ya estaba más rígido que antes – esto ya no me sirve… tendré que buscar otro – miro en dirección a la vampiresa – por cierto ¿Cuál es… tu nombre? – le miro fijo.
Carlos Ruiz Zafón
Se encogió de hombros, restando importancia a todo aquello que salía de los labios de la inmortal que era demasiado mayor como para comprender quizás lo que aquel joven había pasado. Una vida arrebatada por el propósito de eliminar sobrenaturales a costa de todo, hasta de ellos mismos. Un padre que estaba cegado por sus propósitos y que busco por todas las maneras convertir a sus hijos en humanos dignos de ser inquisidores aún a una corta edad. La vida de Baptiste hubiera podido ser diferente si tan solo aquellas ambiciones no hubieran cegado parte del raciocinio de su progenitor.
– Una oveja – se río de aquello. En parte la mujer tenía razón, antes había sido una oveja enviada al matadero y ahora era lo mismo; su creador tenia planes para él, aunque la idea de buscar venganza esa era únicamente suya. El deseo de ver a Gregory y sus hermanos sepultados bajo tierra era únicamente su anhelo, únicamente suyo. No iba a tomar a consideración los pensamientos de aquella mujer que no era capaz de comprender la desolación de alguien que confiaba en otro de manera ciega hasta ser abandonado a su destino.
Agradecía que como vampiro no le fuera necesario el sueño pues estaba seguro de que si cerraba los ojos y se dejaba llevar a un mundo que antes era muy familiar para él, lo único que encontraría serían pesadillas. Una vez había intentado dormir y eso le arranco las ganas de tratar nuevamente. En la oscuridad de su mente, aquello que se podía llamar sueños se había visto a si mismo frágil, un chiquillo abandonado a las garras de la muerte que trato de luchar y que aún a pesar de su entrenamiento grito esperando que su padre apareciera para ayudarle; pero nada paso. Aquel recuerdo de si mismo apareció en su mente pero lo deshecho para volver a centrarse en la inmortal.
– Yo emito mis juicios de la manera en que se me da la gana – no tenia porque explicar sus acciones ante nadie, aunque algunas de las explicaciones las daba por el mero hecho de que le divertía y por eso fue que cuando pregunto por la muchacha aquella sonrío – Claro, apenas un susurro de mi voz y vino como una abeja a la miel y si, ella tiene que ver con él – miro aquel cuerpo – Estoy llamándole… ¿No es maravilloso? Los inquisidores ignoran por lo general a los vampiros que matan solo para alimentarse, es mentira que siguen a cualquier sobrenatural… solo persiguen a los que amenazan con destruir el equilibro o hacer dudar a la gente del poder de la inquisición; por eso llamare su atención, él no ignorara esto – dibujo con el dedo una cruz en el aire – ¿Crees realmente que Dios desea matarnos? – negó – antes lo creía firmemente, ahora lo dudo y la chica, bueno, ella estaba ayudándome a mi propósito, eso es todo.
– No lo he olvidado, pero no se puede estar más muerto de lo que estoy ahora ¿o si? Mi existencia se basa únicamente en lo que te he dicho ahora después – se quedo pensando unos segundos – después no tendré nada más porque existir. Quisiera ver el sol una ultima vez como cuando era humano – río – eso sería lo más conveniente para desaparecer, ver lo único que ya no puedo – permaneció escuchando a sus palabras sobre las advertencias y suspiro – es que tu no lo comprendes. Quiero que sepan que soy yo, que se den cuenta de que sigo sus pasos y que pronto estarán en mi poder – pensar en la cara de su padre al saber semejante noticia le satisfacía en extremo – además ya te dije que solo tengo ese propósito y después… el sol – estiro la mano al cielo, imaginando solamente para si mismo aquel calor que ya no sentía, la hierba alrededor de su cuerpo de un día soleado de verano.
Ella lo lamentaba y por la manera en que los ojos de ambos se encontraron, supo que lo decía de verdad.
– Si bueno, no todos tenemos padres ejemplares así que ahora esa educación me sirve para lo que estoy llevando a cabo – le dedico una sonrisa – este cuerpo es un inconveniente solo por la edad que aparenta. Pero también es una gran ventaja, siempre lo fue desde que fui a mis primeras misiones de la inquisición. ¿Quién creería que un niño es un asesino? Nadie y por eso era brillante – camino hasta el cuerpo de la mujer aquella solo darle una patada al notar que ya estaba más rígido que antes – esto ya no me sirve… tendré que buscar otro – miro en dirección a la vampiresa – por cierto ¿Cuál es… tu nombre? – le miro fijo.
Raoul Zarkozi- Vampiro Clase Alta
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Re: The demons meet [Privado]
"El verdadero modo de vengarse de un enemigo es no parecérsele."
Desde el primer momento supe que no me sería una situación fácil enfrentarme a ese muchacho y no lo digo en un sentido físico. Sus palabras, todas ellas, tenían una carga dolorida que quizás él no aceptara y muy posiblemente nuestra charla no fuera a ninguna parte. Pero mantuve por completo cierto disimulo, uno tan benévolo que parecía que no entreviera los móviles de sus acciones. Y así era mejor, la calma siempre precede la peor de las tormentas.
Unas gotas empezaron a caer lentamente como si acompasaran mis pensamientos, extendí la mano con la palma hacia arriba para tantear la fuerza de lluvia que se avecinaba y miré apenas hacia arriba durante unos segundos. -Por eso mismo son subjetivos- bajé la cabeza y la mano y clavé mis ojos seguros y confiados en los suyos que reflejaban más edad de lo que tenía su rostro. Noté entonces que ellos, esos ojos molestos, eran lo único que podía reflejar realmente lo que él significaba, pero la ambigüedad era demasiada como para dar por hecha tal afirmación. -Dudo que a quienes buscas caigan tan fácil como ella. No vendrán como esta abeja a la miel si son inteligentes, pero seguro te van a sorprender cuando menos lo esperes. Deberías saberlo ¿No? ¿Acaso no es así como funciona la inquisición?- la seguridad del muchacho era incluso aterradora y era el peor riesgo que podía correr. Nosotros, inmortales, somos en extremo hábiles, pero debo admitir que la inquisición ha permanecido ya un buen tiempo y tiene en su haber tantas muertes de "seres hábiles" que hay que concederles la efectividad hasta cierto punto. Además, cuentan con los condenados, la peor y más efectiva de sus armas.
Fruncí el ceño ligeramente cuando hizo la señal de la cruz sobre la chica como si realmente creyera en un ser superior; no es que yo no lo hiciera, pero me resultaba extraño viniendo de alguien como él, independientemente de haber servido a la iglesia desde muy temprana edad -Sólo puedo suponer que Dios no está muy feliz con nosotros, Baptiste. Pero ¿Realmente crees en él? me resulta contradictorio.- Di unos pasos hacia la chica, dándole la espalda con confianza al joven por un momento y recargué la espalda en la pared, justo al lado del cadáver que aún yacía sentado y con la cabeza gacha y me limité a escucharlo por un momento.
Lo que dijo a continuación me permitió verlo algo más sensible y de ese modo sus motivos se hicieron más transparentes. -Venganza, supongo- mascullé justo cuando él reía. Todo sonaba tan fácil, como si sólo tuviese una raíz sentimental y conceptual y luego de ello no hubiera nada. Pero la venganza es como un bolsillo donde se debe meter una cosa, la otra y a veces muchas al mismo tiempo. Por consiguiente, la venganza no es una cosa u otra sino más bien algo mucho más complejo. -A veces arrojarnos al sol es lo más inteligente que podemos hacer. Siempre alguien sale ganando con eso- "los humanos, sobretodo" terminé la frase en mi mente. -Sabes muy poco de venganza, muchachito. Lo que estás haciendo es defenderte casi involuntariamente como si estuvieses frente a una máquina que te ha dañado y debes destruir; y de verdad no dudo que lo haya hecho, tus palabras denotan eso. ¿El motivo primero que activó todo esto no es el instinto de conservación? no parece que pienses en ellos, sino sólo en ti. Actúas así no para causar daño a otro, sino para salir a salvo. Ahora ¿Vale la pena resguardarte del daño futuro si al final de todo piensas morir?- me crucé de brazos y de nuevo busqué sus ojos, jóvenes pero sedientos, de pocos años muertos pero con tanto en la mente que podían envejecerlos en apenas un parpadeo. -La venganza no recupera lo perdido, Baptiste. En todo caso estás buscando reparar tu honor- esa segunda teoría tal vez tuviera más sentido para él, pero en el fondo, la venganza era todo un poco de lo mismo.
-¿Utilizas tu educación para esto?- le dije con incredulidad enarcando la ceja mientras se acercaba y pateaba el cadáver, algo que no distaba mucho de cómo la había tratado en vida. -Pero seguramente hubieras elegido otra cosa si te lo hubieran preguntado primero ¿Me equivoco?- "pequeño soberbio..." pensé antes de responder nada más. -Lara- le respondí sin más y sin preguntarle también su nombre, pues yo ya había entrado en su mente lo suficiente como para saber quién era él y eso siempre había estado claro. -¿Te irás a buscar algo más para demostrar solamente que no tienes miedo? porque sinceramente eso es lo que creo que haces-
Unas gotas empezaron a caer lentamente como si acompasaran mis pensamientos, extendí la mano con la palma hacia arriba para tantear la fuerza de lluvia que se avecinaba y miré apenas hacia arriba durante unos segundos. -Por eso mismo son subjetivos- bajé la cabeza y la mano y clavé mis ojos seguros y confiados en los suyos que reflejaban más edad de lo que tenía su rostro. Noté entonces que ellos, esos ojos molestos, eran lo único que podía reflejar realmente lo que él significaba, pero la ambigüedad era demasiada como para dar por hecha tal afirmación. -Dudo que a quienes buscas caigan tan fácil como ella. No vendrán como esta abeja a la miel si son inteligentes, pero seguro te van a sorprender cuando menos lo esperes. Deberías saberlo ¿No? ¿Acaso no es así como funciona la inquisición?- la seguridad del muchacho era incluso aterradora y era el peor riesgo que podía correr. Nosotros, inmortales, somos en extremo hábiles, pero debo admitir que la inquisición ha permanecido ya un buen tiempo y tiene en su haber tantas muertes de "seres hábiles" que hay que concederles la efectividad hasta cierto punto. Además, cuentan con los condenados, la peor y más efectiva de sus armas.
Fruncí el ceño ligeramente cuando hizo la señal de la cruz sobre la chica como si realmente creyera en un ser superior; no es que yo no lo hiciera, pero me resultaba extraño viniendo de alguien como él, independientemente de haber servido a la iglesia desde muy temprana edad -Sólo puedo suponer que Dios no está muy feliz con nosotros, Baptiste. Pero ¿Realmente crees en él? me resulta contradictorio.- Di unos pasos hacia la chica, dándole la espalda con confianza al joven por un momento y recargué la espalda en la pared, justo al lado del cadáver que aún yacía sentado y con la cabeza gacha y me limité a escucharlo por un momento.
Lo que dijo a continuación me permitió verlo algo más sensible y de ese modo sus motivos se hicieron más transparentes. -Venganza, supongo- mascullé justo cuando él reía. Todo sonaba tan fácil, como si sólo tuviese una raíz sentimental y conceptual y luego de ello no hubiera nada. Pero la venganza es como un bolsillo donde se debe meter una cosa, la otra y a veces muchas al mismo tiempo. Por consiguiente, la venganza no es una cosa u otra sino más bien algo mucho más complejo. -A veces arrojarnos al sol es lo más inteligente que podemos hacer. Siempre alguien sale ganando con eso- "los humanos, sobretodo" terminé la frase en mi mente. -Sabes muy poco de venganza, muchachito. Lo que estás haciendo es defenderte casi involuntariamente como si estuvieses frente a una máquina que te ha dañado y debes destruir; y de verdad no dudo que lo haya hecho, tus palabras denotan eso. ¿El motivo primero que activó todo esto no es el instinto de conservación? no parece que pienses en ellos, sino sólo en ti. Actúas así no para causar daño a otro, sino para salir a salvo. Ahora ¿Vale la pena resguardarte del daño futuro si al final de todo piensas morir?- me crucé de brazos y de nuevo busqué sus ojos, jóvenes pero sedientos, de pocos años muertos pero con tanto en la mente que podían envejecerlos en apenas un parpadeo. -La venganza no recupera lo perdido, Baptiste. En todo caso estás buscando reparar tu honor- esa segunda teoría tal vez tuviera más sentido para él, pero en el fondo, la venganza era todo un poco de lo mismo.
-¿Utilizas tu educación para esto?- le dije con incredulidad enarcando la ceja mientras se acercaba y pateaba el cadáver, algo que no distaba mucho de cómo la había tratado en vida. -Pero seguramente hubieras elegido otra cosa si te lo hubieran preguntado primero ¿Me equivoco?- "pequeño soberbio..." pensé antes de responder nada más. -Lara- le respondí sin más y sin preguntarle también su nombre, pues yo ya había entrado en su mente lo suficiente como para saber quién era él y eso siempre había estado claro. -¿Te irás a buscar algo más para demostrar solamente que no tienes miedo? porque sinceramente eso es lo que creo que haces-
Lara Karstein- Vampiro Clase Alta
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Re: The demons meet [Privado]
– Sé que ellos no caerán tan fácilmente pero ante una amenaza como la que estoy pensando plantearle mandaran a los mejores – las gotas de lluvia que amenazaban con empaparlos completamente eran únicamente una ligera distracción de todo lo que estaban hablando – y los mejores son nada menos que mi familia – sonrió – ¿Crees que me sorprenderán? Espero que lo hagan, si no lo hacen entonces será mucho más aburrido de lo que espero. No quiero que no simbolicen un reto para mi, quiero que pierdan ante mi como los mejores que sepan que siempre seré el mejor de la familia aunque ellos ya no lo quieran así – ganar ante los débiles era un triunfo que le sabría a nada, que solo llenaría su mente de decepción y frustración por eso estaba empeñado en que fueran los Zarkozi, su familia humana los le encontraran. Aquella sería una hermosa reunión, la más memorable en todos sus años de existencia, ya fuera como humano o ahora como vampiro.
Chasqueo la lengua en un gesto de inconformidad al escuchar que Dios no estaba contento con ellos. Era algo complicado decir si creía o no, de humano juraba firmemente que existía un Dios que quería todo de determinada manera, pero cuando la esperanza abandona un cuerpo frágil y un corazón oscurecido las dudas lo embargan y lo convierten en algo que es prácticamente irreconocible.
– No es como que crea en él, pero tampoco puedo decir que no existe. Justo como los mortales tampoco saben si existe o no – miro con seriedad a la vampiresa – Supones que si existe no esta contento con nosotros, pero de existir y no estarlo nos hubiese eliminado porque es Dios. De existir él nos ha creado y como aún estamos esta contento con lo que hacemos; los mortales son los inconformes, ellos hablan de Dios y dicen saber lo que quiere pero en realidad matarnos es lo que ellos quieren. Todos nosotros lo sabemos pero no tiene caso hablar de cosas que son tan relativas – abandono el tema porque eran cosas que podían llevar días. Lo sabía bien porque había visto discusiones como esas antes, entre los inquisidores humanos y los condenados, quienes eran en gran medida obligados a estar bajo las ordenes de la inquisición y quienes por supuesto, no creían en Dios.
– La venganza siempre es el principio y el fin en la familia Zarkozi. A pesar de todo sigo siendo como ellos – abrió las manos mientras que las gotas de agua caían con mayor intensidad – Venganza, conservación, pensar en mi, el honor. Debe ser una mezcla de todo y quizás sea nada de eso. Puede que sea solo el peso de un apellido lo que guíe mis actos, o la envidia a mis hermanos, el odio a mi padre, el capricho – bajo los brazos – motivos hay muchos, finales posibles también. Si al final pienso morir es algo que he solo pensado pero no significa que después de matarlos vaya a hacerlo pero si lo hago, no sería mejor terminar con todos aquellos que han lastimado a tantos – le sonrío con amplitud, como el chiquillo que físicamente era y a quien ella veía en todo momento en que hablaban – No quisiera recuperar todo lo perdido, al final resulta que uno se acostumbra a ser lo que es y ve las cosas con una nueva perspectiva. Perdí cosas, pero he ganado otras.
– Si Lara, uso mi educación para esto. Destruir es lo único que conozco y que siempre he conocido; pero alguien como tu, seguramente con una educación diferente a la mía no comprende como es eso – termino por reír, ya con gotas de agua escurriendo por su cara, su cuerpo y cabellos estaban bastante mojados pero eso era algo más de lo que ya no estaba consciente, de lo que ya no podía sentir – Yo nunca tuve el poder de elegir y de haberlo tenido en aquellos entonces, hubiera tomado el mismo camino, porque eso era lo que deseaba – cuando estaba por irse, por dejar aquella charla que no le estaba llevando a ningún lugar que le gustara la palabra miedo retumbo en su mente y se acerco a Lara con lentitud, quedando cerca de ella – Puedes creer lo que quieras y si quiero demostrar que no tengo miedo es mi problema. Miedo es algo con lo que aprendes a lidiar y dejar de lado, es algo que es complicado sentir nuevamente cuando te deshaces la garganta gritando en la completa oscuridad e incertidumbre el nombre de alguien que juro protegerte y que ni siquiera se digno a buscar tu cuerpo para sepultarlo como era debido – y ahí estaba de nuevo, el rencor y el dolor de saberse olvidado, de saber que realmente no le importaba a nadie.
Chasqueo la lengua en un gesto de inconformidad al escuchar que Dios no estaba contento con ellos. Era algo complicado decir si creía o no, de humano juraba firmemente que existía un Dios que quería todo de determinada manera, pero cuando la esperanza abandona un cuerpo frágil y un corazón oscurecido las dudas lo embargan y lo convierten en algo que es prácticamente irreconocible.
– No es como que crea en él, pero tampoco puedo decir que no existe. Justo como los mortales tampoco saben si existe o no – miro con seriedad a la vampiresa – Supones que si existe no esta contento con nosotros, pero de existir y no estarlo nos hubiese eliminado porque es Dios. De existir él nos ha creado y como aún estamos esta contento con lo que hacemos; los mortales son los inconformes, ellos hablan de Dios y dicen saber lo que quiere pero en realidad matarnos es lo que ellos quieren. Todos nosotros lo sabemos pero no tiene caso hablar de cosas que son tan relativas – abandono el tema porque eran cosas que podían llevar días. Lo sabía bien porque había visto discusiones como esas antes, entre los inquisidores humanos y los condenados, quienes eran en gran medida obligados a estar bajo las ordenes de la inquisición y quienes por supuesto, no creían en Dios.
– La venganza siempre es el principio y el fin en la familia Zarkozi. A pesar de todo sigo siendo como ellos – abrió las manos mientras que las gotas de agua caían con mayor intensidad – Venganza, conservación, pensar en mi, el honor. Debe ser una mezcla de todo y quizás sea nada de eso. Puede que sea solo el peso de un apellido lo que guíe mis actos, o la envidia a mis hermanos, el odio a mi padre, el capricho – bajo los brazos – motivos hay muchos, finales posibles también. Si al final pienso morir es algo que he solo pensado pero no significa que después de matarlos vaya a hacerlo pero si lo hago, no sería mejor terminar con todos aquellos que han lastimado a tantos – le sonrío con amplitud, como el chiquillo que físicamente era y a quien ella veía en todo momento en que hablaban – No quisiera recuperar todo lo perdido, al final resulta que uno se acostumbra a ser lo que es y ve las cosas con una nueva perspectiva. Perdí cosas, pero he ganado otras.
– Si Lara, uso mi educación para esto. Destruir es lo único que conozco y que siempre he conocido; pero alguien como tu, seguramente con una educación diferente a la mía no comprende como es eso – termino por reír, ya con gotas de agua escurriendo por su cara, su cuerpo y cabellos estaban bastante mojados pero eso era algo más de lo que ya no estaba consciente, de lo que ya no podía sentir – Yo nunca tuve el poder de elegir y de haberlo tenido en aquellos entonces, hubiera tomado el mismo camino, porque eso era lo que deseaba – cuando estaba por irse, por dejar aquella charla que no le estaba llevando a ningún lugar que le gustara la palabra miedo retumbo en su mente y se acerco a Lara con lentitud, quedando cerca de ella – Puedes creer lo que quieras y si quiero demostrar que no tengo miedo es mi problema. Miedo es algo con lo que aprendes a lidiar y dejar de lado, es algo que es complicado sentir nuevamente cuando te deshaces la garganta gritando en la completa oscuridad e incertidumbre el nombre de alguien que juro protegerte y que ni siquiera se digno a buscar tu cuerpo para sepultarlo como era debido – y ahí estaba de nuevo, el rencor y el dolor de saberse olvidado, de saber que realmente no le importaba a nadie.
Raoul Zarkozi- Vampiro Clase Alta
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Re: The demons meet [Privado]
"De algún modo creí que sólo necesitabas que te amaran un poco.
Por más que intentaba, no podía dejar de verte como a un niño"
Por más que intentaba, no podía dejar de verte como a un niño"
Su ego era una cosa gigante. Era eso o fingía demasiado bien. Él mismo era su propio huracán, el más devastador de sus perseguidores y el más exigente de sus maestros. A leguas se notaba que era un sujeto complicado, un alumno difícil y un vampiro que no quería aprender de nadie más que de sí mismo y las experiencias que se iban sucediendo conforme pasaban los años.
-Tu familia. Ya veo. El daño que te hicieron parece irreparable y vaya que dieron en el blanco. Todo en ti es homicidio, el pasado, el presente y el futuro ¿No te cansas de lo mismo? Ya maldijeron tu eternidad, no lo hagas más denso. Lárgate o muere en vez de alimentar estos abscesos supurantes que corresponden tu venganza- aconsejé pese a que yo misma había labrado mi inmortalidad de un modo similar y lo había cincelado con un sinnúmero de nombres correspondientes a los licántropos que me arrebataron al que sería mi maestro, o al menos hasta donde sé. -¿Son sólo humanos?- quise preguntar teniendo en cuenta su pasado y queriendo medir de algún modo esa sed de venganza que brotaba por los poros del joven vampiro Zarkozi.
-Existe el libre albedrío. A eso nos dedicamos todos, a cargar las consecuencias de nuestros actos; a lidiar con lo que ese Dios del que especulamos nos permite.- negué con molestia al notar que no compartíamos absolutamente nada –Dices que quieren matarnos con tal molestia que me sorprende que no seas consciente que tú mismo eres un asesino. Uno que ahora mata para vivir y para satisfacer su odio y el mismo que antes persiguió a seres como en el que estás convertido ahora. Recuerdas lo que te place, ignoras lo que te conviene. Vaya acto tan estúpido- me quejé molesta, sin sutilezas ni sensibilidades que claramente él no merecía.
-Entonces eres eso mismo que detestas ¿No sería más lógico cambiar tu rumbo?- preguntaba porque me resultaba difícil comprender como es que uno se vuelve eso mismo que odia. Se amaba a sí mismo, los detestaba a ellos y todo en conjunto parecía una mezcla imposible de comprender para mí. Lucía lejano de toda lógica y su apariencia adolescente me resultaba aún más fuerte considerando que se comportaba como tal. –Esa mujer, a la que mataste…. ¿Era de tu familia también?- inquirí intentando atar cabos, cosa que, aunque no me incumbía, me resultaba interesante para mantener activa mi mente y mi noche que había cambiado drásticamente de rumbo.
-Quizás te comprenda más de lo que crees. Pero los años me han dado algo que te falta y que no comprenderás de seguir así. No durarás demasiado, alguien acabará contigo y sinceramente espero que sea pronto si has de continuar así. Estoy en esta ciudad, llena de inquisidores más que cualquier otra y no estoy dispuesta a permitir que se revelen verdades a los humanos por culpa de imprudentes como tú. Te mataría yo misma sin dudarlo un segundo y sería lo mejor que podría hacer. Aléjate de mí y huye cada vez que sientas mi presencia o recapacita y aprovecha que ahora sí tienes en tus manos el poder de elegir, de ser lo que tú quieras en el lugar que decidas.- todo sonó a amenaza y eso hacía. Cuando se acercó a mí me quedé inmóvil, mirándolo fijamente sin temor alguno pese a su entrenamiento y como si la lluvia que se iba acrecentando no me afectara en lo más mínimo. Sin embargo, lo que me hizo sentir estaba lejos de lo que seguramente él planeaba. Sentí lástima, no pude sentir menos que eso.
-Sé que tengo razón. Y la tengo de nuevo cuando te digo que no deberías confiar en nadie más aparte de ti. Vete ya, no quiero hacerte daño en esos momentos en que me resultas molesto y quiero arrancarte la cabeza. Apártate de mí, apártate de ti también y busca otro destino. Puedes ser mejor que ellos, anda…- dije de nuevo usando un tono tranquilo y que parecía reflejar más comprensión de la que era capaz de expresar, tratándolo de nuevo como a un pequeño que siempre ha permanecido huérfano.
-Tu familia. Ya veo. El daño que te hicieron parece irreparable y vaya que dieron en el blanco. Todo en ti es homicidio, el pasado, el presente y el futuro ¿No te cansas de lo mismo? Ya maldijeron tu eternidad, no lo hagas más denso. Lárgate o muere en vez de alimentar estos abscesos supurantes que corresponden tu venganza- aconsejé pese a que yo misma había labrado mi inmortalidad de un modo similar y lo había cincelado con un sinnúmero de nombres correspondientes a los licántropos que me arrebataron al que sería mi maestro, o al menos hasta donde sé. -¿Son sólo humanos?- quise preguntar teniendo en cuenta su pasado y queriendo medir de algún modo esa sed de venganza que brotaba por los poros del joven vampiro Zarkozi.
-Existe el libre albedrío. A eso nos dedicamos todos, a cargar las consecuencias de nuestros actos; a lidiar con lo que ese Dios del que especulamos nos permite.- negué con molestia al notar que no compartíamos absolutamente nada –Dices que quieren matarnos con tal molestia que me sorprende que no seas consciente que tú mismo eres un asesino. Uno que ahora mata para vivir y para satisfacer su odio y el mismo que antes persiguió a seres como en el que estás convertido ahora. Recuerdas lo que te place, ignoras lo que te conviene. Vaya acto tan estúpido- me quejé molesta, sin sutilezas ni sensibilidades que claramente él no merecía.
-Entonces eres eso mismo que detestas ¿No sería más lógico cambiar tu rumbo?- preguntaba porque me resultaba difícil comprender como es que uno se vuelve eso mismo que odia. Se amaba a sí mismo, los detestaba a ellos y todo en conjunto parecía una mezcla imposible de comprender para mí. Lucía lejano de toda lógica y su apariencia adolescente me resultaba aún más fuerte considerando que se comportaba como tal. –Esa mujer, a la que mataste…. ¿Era de tu familia también?- inquirí intentando atar cabos, cosa que, aunque no me incumbía, me resultaba interesante para mantener activa mi mente y mi noche que había cambiado drásticamente de rumbo.
-Quizás te comprenda más de lo que crees. Pero los años me han dado algo que te falta y que no comprenderás de seguir así. No durarás demasiado, alguien acabará contigo y sinceramente espero que sea pronto si has de continuar así. Estoy en esta ciudad, llena de inquisidores más que cualquier otra y no estoy dispuesta a permitir que se revelen verdades a los humanos por culpa de imprudentes como tú. Te mataría yo misma sin dudarlo un segundo y sería lo mejor que podría hacer. Aléjate de mí y huye cada vez que sientas mi presencia o recapacita y aprovecha que ahora sí tienes en tus manos el poder de elegir, de ser lo que tú quieras en el lugar que decidas.- todo sonó a amenaza y eso hacía. Cuando se acercó a mí me quedé inmóvil, mirándolo fijamente sin temor alguno pese a su entrenamiento y como si la lluvia que se iba acrecentando no me afectara en lo más mínimo. Sin embargo, lo que me hizo sentir estaba lejos de lo que seguramente él planeaba. Sentí lástima, no pude sentir menos que eso.
-Sé que tengo razón. Y la tengo de nuevo cuando te digo que no deberías confiar en nadie más aparte de ti. Vete ya, no quiero hacerte daño en esos momentos en que me resultas molesto y quiero arrancarte la cabeza. Apártate de mí, apártate de ti también y busca otro destino. Puedes ser mejor que ellos, anda…- dije de nuevo usando un tono tranquilo y que parecía reflejar más comprensión de la que era capaz de expresar, tratándolo de nuevo como a un pequeño que siempre ha permanecido huérfano.
Última edición por Lara Karstein el Dom Ago 24, 2014 8:53 am, editado 1 vez
Lara Karstein- Vampiro Clase Alta
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Re: The demons meet [Privado]
¿Cómo ser un niño?
Yo siempre fui un monstruo
Se encogió de hombros. Ni siquiera en su efímera humanidad se sintió cansado, siempre estuvo listo para lo que viniera, nunca dijo que no haría algo. Baptiste siempre cumplió con cada orden recibida de la manera en que era mejor. La inmortalidad era ahora solo un avance en la creación humana que fue antes, era únicamente un ser que conocía de sangre y de muerte, de maltratos y superioridad. No existía nada dentro de Baptiste que le dijera que su manera de llevar las cosas era incorrecta, quizás muy en el fondo una ligera voz se lo dijese, pero estaba sordo y las palabras de Lara no penetrarían su coraza, solo algo pudo penetrarla y eso le lleno de un deseo de venganza enfermizo.
– Hasta donde sé, lo son. Pero puedes esperar cualquier cosa de mi padre. Vendería su alma al mismo demonio si puede volverse más fuerte y si se trata de mis hermanos – rió – ellos siempre han sido un estorbo para él – Las esperanzas siempre estuvieron puestas en él, jamás en sus hermanos quienes estuvieron unidos siempre en contra de todo lo que simbolizaban los Zarkozi.
– Soy un asesino, siempre lo he sido y lo sé perfectamente; por eso uso mi libre albedrío para decidir que merecen morir. La extinción es lo único que puede satisfacer mi rencor – una sonrisa fue lo que dedico a la vampiresa, quien hablaba con seriedad y molestia. Los pensamientos de Baptiste estaban ocultos por la ira y los deseos de muerte, tal vez cuando aquello fuera acallado es que sería capaz de comprender lo que ella quería darle a entender pero hasta que eso no pasara, seguiría siendo el mismo, creyendo lo mismo y buscando exactamente lo que ahora.
– Cambiar tu rumbo, dejar de ser eso que eres, buscar el libre albedrío. Bla bla bla. Siempre das esa clase de sermones o solo es que mi apariencia te hace pensar que soy realmente un chiquillo que necesita que le guíen por el buen camino, que le indiquen las buenas costumbres y que la existencia es mejor de lo que siempre imagino porque esas son tonterías. No puedo simplemente cambiar de rumbo, mi apellido es conocido y cualquiera podría asesinarme su pienso en esas estupideces – sus ojos fueron a parar sobre el cuerpo de la mujer y negó – ella solo estaba en el lugar equivocado. Era demasiado frágil y demasiado inocente, hubiera muerto tarde o temprano así que solo apresure el ciclo de la vida un poco.
Una sonrisa se extendió por su rostro al escuchar aquellas palabras de parte de la vampiro. Estaba consiente de que la ciudad estaba plagada de inquisidores, por algo había sido uno y sabía perfectamente la manera de actuar de aquellos humanos y condenados que se encargaban de hacer cumplir los deberes de los altos mandos.
– No soy tan estúpido además ¿Cómo sabes que no conocen más verdades? – chasqueo la lengua – Muchos cantan como pajaritos y eso hace que conocer de nosotros sea mucho más sencillo de lo que imaginas. Respecto a ti – ladeo el rostro y le miro fijamente – Trata de matarme porque no huiré aunque sepa que será la ultima vez que pueda alimentarme de una estúpida humana, me quedare aquí y cuando sienta tu presencia me reiré de ti a ver si de esa manera te decides a asesinarme, haz lo que otros no se han atrevido y acaba conmigo – Lara le amenazaba y él aceptaba esa amenaza como la invitación más normal del mundo – Vete tu, yo no pienso irme así que ya te lo dije, arrancame la cabeza porque dudo que vaya a cambiar en algún momento.
No buscaba comprensión, no quería nada más que una vida normal, una que nunca tendría y a la cual tarde o temprano debería renunciar para volverse mejor que su padre.
Yo siempre fui un monstruo
Se encogió de hombros. Ni siquiera en su efímera humanidad se sintió cansado, siempre estuvo listo para lo que viniera, nunca dijo que no haría algo. Baptiste siempre cumplió con cada orden recibida de la manera en que era mejor. La inmortalidad era ahora solo un avance en la creación humana que fue antes, era únicamente un ser que conocía de sangre y de muerte, de maltratos y superioridad. No existía nada dentro de Baptiste que le dijera que su manera de llevar las cosas era incorrecta, quizás muy en el fondo una ligera voz se lo dijese, pero estaba sordo y las palabras de Lara no penetrarían su coraza, solo algo pudo penetrarla y eso le lleno de un deseo de venganza enfermizo.
– Hasta donde sé, lo son. Pero puedes esperar cualquier cosa de mi padre. Vendería su alma al mismo demonio si puede volverse más fuerte y si se trata de mis hermanos – rió – ellos siempre han sido un estorbo para él – Las esperanzas siempre estuvieron puestas en él, jamás en sus hermanos quienes estuvieron unidos siempre en contra de todo lo que simbolizaban los Zarkozi.
– Soy un asesino, siempre lo he sido y lo sé perfectamente; por eso uso mi libre albedrío para decidir que merecen morir. La extinción es lo único que puede satisfacer mi rencor – una sonrisa fue lo que dedico a la vampiresa, quien hablaba con seriedad y molestia. Los pensamientos de Baptiste estaban ocultos por la ira y los deseos de muerte, tal vez cuando aquello fuera acallado es que sería capaz de comprender lo que ella quería darle a entender pero hasta que eso no pasara, seguiría siendo el mismo, creyendo lo mismo y buscando exactamente lo que ahora.
– Cambiar tu rumbo, dejar de ser eso que eres, buscar el libre albedrío. Bla bla bla. Siempre das esa clase de sermones o solo es que mi apariencia te hace pensar que soy realmente un chiquillo que necesita que le guíen por el buen camino, que le indiquen las buenas costumbres y que la existencia es mejor de lo que siempre imagino porque esas son tonterías. No puedo simplemente cambiar de rumbo, mi apellido es conocido y cualquiera podría asesinarme su pienso en esas estupideces – sus ojos fueron a parar sobre el cuerpo de la mujer y negó – ella solo estaba en el lugar equivocado. Era demasiado frágil y demasiado inocente, hubiera muerto tarde o temprano así que solo apresure el ciclo de la vida un poco.
Una sonrisa se extendió por su rostro al escuchar aquellas palabras de parte de la vampiro. Estaba consiente de que la ciudad estaba plagada de inquisidores, por algo había sido uno y sabía perfectamente la manera de actuar de aquellos humanos y condenados que se encargaban de hacer cumplir los deberes de los altos mandos.
– No soy tan estúpido además ¿Cómo sabes que no conocen más verdades? – chasqueo la lengua – Muchos cantan como pajaritos y eso hace que conocer de nosotros sea mucho más sencillo de lo que imaginas. Respecto a ti – ladeo el rostro y le miro fijamente – Trata de matarme porque no huiré aunque sepa que será la ultima vez que pueda alimentarme de una estúpida humana, me quedare aquí y cuando sienta tu presencia me reiré de ti a ver si de esa manera te decides a asesinarme, haz lo que otros no se han atrevido y acaba conmigo – Lara le amenazaba y él aceptaba esa amenaza como la invitación más normal del mundo – Vete tu, yo no pienso irme así que ya te lo dije, arrancame la cabeza porque dudo que vaya a cambiar en algún momento.
No buscaba comprensión, no quería nada más que una vida normal, una que nunca tendría y a la cual tarde o temprano debería renunciar para volverse mejor que su padre.
Raoul Zarkozi- Vampiro Clase Alta
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Re: The demons meet [Privado]
"Bajo todo ese manto de apariencia ingenua se oculta una irrefrenable crueldad,
una perversidad callada y extrema que acecha...Lo siento mucho por él"
una perversidad callada y extrema que acecha...Lo siento mucho por él"
¿A quién le faltaba más para comprender al otro? En cierto modo ambos estábamos cerrados a entender razones y en el fondo yo reconocía algo de su fortaleza. Hay que ser fuerte, muy fuerte; para mantener a salvo la fragilidad.
En el fondo yacía un muchacho destruido desde que tuvo uso de razón. A leguas se notaba que nadie se había esforzado en hacerlo feliz y apenas había sido un objeto; primero para entrenar, luego para matar. –Entiendes mal el libre albedrío- bufé y volteé la mirada negando levemente. Hace mucho tiempo no me sentía tan exasperada con alguien como con ese muchacho.
-No es sólo tu apariencia, Baptiste. Luces como un niño, actúas como tal ¿Qué otra cosa podría pensar?- la molestia se me notó en el rostro. Si antes apenas había fruncido con levedad el ceño, ahora la ira parecía tomar lugar y abrí más los ojos como si le dijera con eso que cerrara la boca, que no me provocara porque el enojo en mí siempre terminaba en cualquier cosa. Por lo general era capaz de contenerme, de evitar matar en un impulso de la ira que destrozara lo que sea que tenía en frente. Lo intentaba una y otra vez porque siempre era fácil molestarme pero había aprendido a canalizarlo de modos diferentes. El joven vampiro debía callarse, largarse, yo no iba a poder contenerme durante mucho más tiempo y al final aquél encuentro terminaría en algo que jamás planeé. –Estupideces, claro…- repetí con evidente sarcasmo aunque en realidad quería llamarle estúpido. –Como todos los humanos, que excusas más idiotas utilizas- mis palabras perdían sutileza con velocidad. No sólo me había cambiado el rostro, sino que también decía cosas más directas y cortantes.
Aún así, en medio de todo entendí que los golpes que él tendría que lanzar deberían ser contra el rostro de su verdadero enemigo, ese que tenía una vida sin dejarlo vivir. Luego debería curar las cortadas que se hiciera con el espejo…
Su risa ya me irritaba pero cuando dijo que no era tan estúpido yo no pude evitar hacer lo mismo. Sonreí también, mirándolo bien a la cara, haciéndole entender a mi modo que me reía de él, de sus palabras a las que aún no les hallaba sentido, a la falta de eso, del sentido que tenía su existencia inmortal y de la cual dudaba que durara mucho tiempo. Pensé en las maneras de atacarlo, me visualicé arrojándolo al suelo y abriendo su tráquea con mis manos para deshacerle hasta las cuerdas vocales. Realmente quise arrancarle la cabeza y dejarla en el regazo del cadáver de la muchacha, pero finalmente caería en lo mismo que él y no iba a mancharme las manos cuando los suyos podrían perpetrar el sufrimiento y la agonía en él antes de la última despedida. Estaba segura que merecía algo como eso, pero no me correspondía a mí otorgarlo y no iba a hacerlo a menos que me fuera absolutamente necesario. Sin más, suspiré mirando al suelo, dando por sentado que nada allí tenía sentido. Ni mi estadía, ni la charla, ni él, nada. –He perdido mucho tiempo aquí. Eres un caso perdido y pronto serás un caso muerto. Anhelo profundamente arrancarte la lengua y hacértela tragar luego a la fuerza. Pero eso sería demasiado misericordioso para alguien como tú. Estamos muertos, pero tú lo estás más que muchos de los nuestros. Espero que esto sea un hasta nunca, Baptiste Zarkozi- musité y caminé hacia el lado contrario del callejón por el que había entrado. Él no había ganado, estaba demasiado perdido para lograr en su vida algo como eso.
En el fondo yacía un muchacho destruido desde que tuvo uso de razón. A leguas se notaba que nadie se había esforzado en hacerlo feliz y apenas había sido un objeto; primero para entrenar, luego para matar. –Entiendes mal el libre albedrío- bufé y volteé la mirada negando levemente. Hace mucho tiempo no me sentía tan exasperada con alguien como con ese muchacho.
-No es sólo tu apariencia, Baptiste. Luces como un niño, actúas como tal ¿Qué otra cosa podría pensar?- la molestia se me notó en el rostro. Si antes apenas había fruncido con levedad el ceño, ahora la ira parecía tomar lugar y abrí más los ojos como si le dijera con eso que cerrara la boca, que no me provocara porque el enojo en mí siempre terminaba en cualquier cosa. Por lo general era capaz de contenerme, de evitar matar en un impulso de la ira que destrozara lo que sea que tenía en frente. Lo intentaba una y otra vez porque siempre era fácil molestarme pero había aprendido a canalizarlo de modos diferentes. El joven vampiro debía callarse, largarse, yo no iba a poder contenerme durante mucho más tiempo y al final aquél encuentro terminaría en algo que jamás planeé. –Estupideces, claro…- repetí con evidente sarcasmo aunque en realidad quería llamarle estúpido. –Como todos los humanos, que excusas más idiotas utilizas- mis palabras perdían sutileza con velocidad. No sólo me había cambiado el rostro, sino que también decía cosas más directas y cortantes.
Aún así, en medio de todo entendí que los golpes que él tendría que lanzar deberían ser contra el rostro de su verdadero enemigo, ese que tenía una vida sin dejarlo vivir. Luego debería curar las cortadas que se hiciera con el espejo…
Su risa ya me irritaba pero cuando dijo que no era tan estúpido yo no pude evitar hacer lo mismo. Sonreí también, mirándolo bien a la cara, haciéndole entender a mi modo que me reía de él, de sus palabras a las que aún no les hallaba sentido, a la falta de eso, del sentido que tenía su existencia inmortal y de la cual dudaba que durara mucho tiempo. Pensé en las maneras de atacarlo, me visualicé arrojándolo al suelo y abriendo su tráquea con mis manos para deshacerle hasta las cuerdas vocales. Realmente quise arrancarle la cabeza y dejarla en el regazo del cadáver de la muchacha, pero finalmente caería en lo mismo que él y no iba a mancharme las manos cuando los suyos podrían perpetrar el sufrimiento y la agonía en él antes de la última despedida. Estaba segura que merecía algo como eso, pero no me correspondía a mí otorgarlo y no iba a hacerlo a menos que me fuera absolutamente necesario. Sin más, suspiré mirando al suelo, dando por sentado que nada allí tenía sentido. Ni mi estadía, ni la charla, ni él, nada. –He perdido mucho tiempo aquí. Eres un caso perdido y pronto serás un caso muerto. Anhelo profundamente arrancarte la lengua y hacértela tragar luego a la fuerza. Pero eso sería demasiado misericordioso para alguien como tú. Estamos muertos, pero tú lo estás más que muchos de los nuestros. Espero que esto sea un hasta nunca, Baptiste Zarkozi- musité y caminé hacia el lado contrario del callejón por el que había entrado. Él no había ganado, estaba demasiado perdido para lograr en su vida algo como eso.
Lara Karstein- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 18/10/2012
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Re: The demons meet [Privado]
¿Ves en mi errores?
Envidiales, son muestra de que aún poseo humanidad
Poco le importaba realmente si es que entendía las cosas bien o mal. Su manera de ver las cosas era lo que por fortuna o desgracia le había mantenido vivo hasta esos momentos y lo que pensara acerca de ello una inmortal que parecía estar más muerta que ningún otro, no le haría cambiar de opinión. Sonreía con burla porque creía que de esa manera podía hacerle despertar de lo que fuera que ella estaba atravesando, a ver si verdaderamente es que lo consideraba tan equivocado o es que solo necesitaba un pequeño empujoncillo para volverse lo que ambos eran, monstruos nocturnos, capaces de terminar con todo a su paso sin importar que la inquisición llegara o no.
Se encogió de hombros, conteniendo la molestia que le generaba ser tratado como un chiquillo. No iba a darle el goce de verle más molesto de lo que ya estaba.
– Debes verme de esa manera porque tu vejez y amargura te impiden ver las cosas más divertidas – soltó sin más, a sabiendas de que lo más factible era que estuviese equivocado; o quien sabía, probablemente diera justo en el blanco de lo que sucedía con aquella mujer. La mirada que le lanzaba comenzaba a gustarle, de esa manera es como le parecía interesante. Viva incluso en la muerte, no únicamente una inmortal que creyera en una “rectitud” que no existía. Le decía que usaba excusas como los humanos y rió – Tal vez sea porque soy más humano que tu aún – menciono con la seguridad de quien se sabe aún más cercano a las emociones humanas, a su historia. ¿Cuánto tenía ella? ¿Olvidaría ya como era en muchos aspectos ser humano? Baptiste pensaba que si – Tu por el contrario, pareces una roca. No te dejas llevar por las emociones – negó mientras reía – Dudo que las tengas aún.
Agradecía que aquella inmortal decidiera irse de una vez por todas. Tenía más cosas que hacer aunque al parecer sus planes se hubieran venido abajo desde ese momento y en adelante, todo gracias a ella. No prestaba atención a los gestos que ella pudiera generar, pocos le parecían reales y los demás meros actos de una marioneta demasiado bien entrenada. Los años hacían atrocidades con los inmortales y él planeaba no caer en esa aberración. Hizo una reverencia burlona únicamente para ella, sin apartar su mirada de ella ni un solo segundo.
– Mi lengua estará ansiosa de ver si es que nos topamos nuevamente – y por ultima vez rió – Siempre estaré más vivo que tu, de eso puedes estar segura Lara. Aguardare para el momento en que realmente seas el monstruo que deberías – le miro alejarse – en ese momento, serás verdaderamente interesante – susurró para él, volviendo entonces la mirada a la mortal que ya le era completamente inútil. No había más que hacer en ese lugar, todo estaba terminado.
Envidiales, son muestra de que aún poseo humanidad
Poco le importaba realmente si es que entendía las cosas bien o mal. Su manera de ver las cosas era lo que por fortuna o desgracia le había mantenido vivo hasta esos momentos y lo que pensara acerca de ello una inmortal que parecía estar más muerta que ningún otro, no le haría cambiar de opinión. Sonreía con burla porque creía que de esa manera podía hacerle despertar de lo que fuera que ella estaba atravesando, a ver si verdaderamente es que lo consideraba tan equivocado o es que solo necesitaba un pequeño empujoncillo para volverse lo que ambos eran, monstruos nocturnos, capaces de terminar con todo a su paso sin importar que la inquisición llegara o no.
Se encogió de hombros, conteniendo la molestia que le generaba ser tratado como un chiquillo. No iba a darle el goce de verle más molesto de lo que ya estaba.
– Debes verme de esa manera porque tu vejez y amargura te impiden ver las cosas más divertidas – soltó sin más, a sabiendas de que lo más factible era que estuviese equivocado; o quien sabía, probablemente diera justo en el blanco de lo que sucedía con aquella mujer. La mirada que le lanzaba comenzaba a gustarle, de esa manera es como le parecía interesante. Viva incluso en la muerte, no únicamente una inmortal que creyera en una “rectitud” que no existía. Le decía que usaba excusas como los humanos y rió – Tal vez sea porque soy más humano que tu aún – menciono con la seguridad de quien se sabe aún más cercano a las emociones humanas, a su historia. ¿Cuánto tenía ella? ¿Olvidaría ya como era en muchos aspectos ser humano? Baptiste pensaba que si – Tu por el contrario, pareces una roca. No te dejas llevar por las emociones – negó mientras reía – Dudo que las tengas aún.
Agradecía que aquella inmortal decidiera irse de una vez por todas. Tenía más cosas que hacer aunque al parecer sus planes se hubieran venido abajo desde ese momento y en adelante, todo gracias a ella. No prestaba atención a los gestos que ella pudiera generar, pocos le parecían reales y los demás meros actos de una marioneta demasiado bien entrenada. Los años hacían atrocidades con los inmortales y él planeaba no caer en esa aberración. Hizo una reverencia burlona únicamente para ella, sin apartar su mirada de ella ni un solo segundo.
– Mi lengua estará ansiosa de ver si es que nos topamos nuevamente – y por ultima vez rió – Siempre estaré más vivo que tu, de eso puedes estar segura Lara. Aguardare para el momento en que realmente seas el monstruo que deberías – le miro alejarse – en ese momento, serás verdaderamente interesante – susurró para él, volviendo entonces la mirada a la mortal que ya le era completamente inútil. No había más que hacer en ese lugar, todo estaba terminado.
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Raoul Zarkozi- Vampiro Clase Alta
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