AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Angels vs Demons {Privado}
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Angels vs Demons {Privado}
Las nubes estaban cubriendo el sol. Los gitanos estaban sujetados de manos y pies, arrodillados sobre el fango humedecido por la lluvia que caía sobre sus hombros. Todos estaban en fila, uno al lado de otro. Ionus solamente miraba a la inquisidora que había atraído su mirada, Seelei, pero volvía a moverla hacia abajo, hacia la tierra para que ella no estuviera en más problemas por su culpa. Los inquisidores estaban moviéndose alrededor del grupo de gitanos, todos estaban esperando la muerte o el perdón, pero uno en especial se paró delante de Ionus como si la misma historia estuviera repitiéndose de nuevo. Ionus con la mirada hacia abajo todavía fue levantado por dicho inquisidor, parecía el hermano de Seelei por como la regañaba por estar juntándose con chusma como Ionus – según las palabras del inquisidor- pero cuando fue obligado a mirar a los ojos al inquisidor miró a Seelei con una sonrisa tierna pero al mirar al que tenía delante lo miro desafiante y lo siguiente que recibía era una gran paliza por otros inquisidores mientras miraba como Seelei era alejada de su lado por la fuerza de su hermano
Nada parecía más inerte que la respiración de Ionus en aquella noche de primavera. Él se despertaba lentamente. Se estiró mostrando todos los tatuajes que se había hecho durante sus viajes de escapada hasta que por fin se quedó en París. Ionus fue entonces con ropas limpias hacia el lago para poder limpiarse las impurezas de su alma y de su cuerpo que llevaba varios días sin poder ir al lago debido a que las gitanas siempre lo vigilaban muy atentas y eso a Ionus le molestaba en demasía. Conforme pasaba sus pies calzados con chancletas por las hierbas húmedas del bosque, Ionus pensaba en su antiguo amor, en aquel amor que él defendió y por ello se llevó de gratis el nombre de fugitivo, dejando sin remedio que tener que huir de donde vivía y viajar por todo el mundo en busca de tranquilidad aunque de algún modo sabría que el pasado le encontraría.
De momento, Ionus seguía pensativo en sus pensamientos mientras caminaba con lentitud por los bosques, levantaba la mirada, se echaba el pelo hacia atrás como un auto reflejo y suspiraba conforme sus ojos se iban despertando poco a poco. Cuando llegó al lago vio que estaba completamente solo. Camino un poco más para ver que estaba completamente solo y así era. En donde se detuvo, se desvistió de su ropa interior y de un salto se metió en el interior de aquel lago, sintiendo con cada fibra de su piel el cosquilleo del agua helada de primavera. La luna en estado creciente estaba igual de bella que de costumbre y hasta que Ionus no estuvo limpio del todo, no salió del lago. Por su cuerpo desnudo caían las gotas de agua hasta morir en la tierra del bosque, enseguida se secó con la toalla que tenía a mano y cuando estuvo seco, este se vistió de manera un poco más abundante con unos pantalones anchos, camisa y chaleco además de una chaqueta de lana que encontró tirada en las calles de Paris.
Se calzo con lo que vino, llego a su tienda y se encontró que le habían donado ropas un poco más elegantes de las que tenía puestas. Trataban de unos pantalones marrones de tela fuerte, chaleco y chaqueta. Había más ropa debajo. Ionus encontró lo que parecía ropa de inquisidor, bastante usada. Una mala sensación le entro por la columna vertebral a modo de cosquilleo, pero el cuero era algo que a Ionus le encantaba además de que abrigaba un poco más que sus ligeras camisas de algodón. La persona que estuviera otorgándole ropa usada era muy amable, hasta Ionus sonrió pero por otro lado sentía que hacía algo más. Tomo la ropa pero la de inquisidor la guardo dentro de uno de sus baúles de madera que él se dedicaba a hacer en sus ratos libres.
Nada parecía más inerte que la respiración de Ionus en aquella noche de primavera. Él se despertaba lentamente. Se estiró mostrando todos los tatuajes que se había hecho durante sus viajes de escapada hasta que por fin se quedó en París. Ionus fue entonces con ropas limpias hacia el lago para poder limpiarse las impurezas de su alma y de su cuerpo que llevaba varios días sin poder ir al lago debido a que las gitanas siempre lo vigilaban muy atentas y eso a Ionus le molestaba en demasía. Conforme pasaba sus pies calzados con chancletas por las hierbas húmedas del bosque, Ionus pensaba en su antiguo amor, en aquel amor que él defendió y por ello se llevó de gratis el nombre de fugitivo, dejando sin remedio que tener que huir de donde vivía y viajar por todo el mundo en busca de tranquilidad aunque de algún modo sabría que el pasado le encontraría.
De momento, Ionus seguía pensativo en sus pensamientos mientras caminaba con lentitud por los bosques, levantaba la mirada, se echaba el pelo hacia atrás como un auto reflejo y suspiraba conforme sus ojos se iban despertando poco a poco. Cuando llegó al lago vio que estaba completamente solo. Camino un poco más para ver que estaba completamente solo y así era. En donde se detuvo, se desvistió de su ropa interior y de un salto se metió en el interior de aquel lago, sintiendo con cada fibra de su piel el cosquilleo del agua helada de primavera. La luna en estado creciente estaba igual de bella que de costumbre y hasta que Ionus no estuvo limpio del todo, no salió del lago. Por su cuerpo desnudo caían las gotas de agua hasta morir en la tierra del bosque, enseguida se secó con la toalla que tenía a mano y cuando estuvo seco, este se vistió de manera un poco más abundante con unos pantalones anchos, camisa y chaleco además de una chaqueta de lana que encontró tirada en las calles de Paris.
Se calzo con lo que vino, llego a su tienda y se encontró que le habían donado ropas un poco más elegantes de las que tenía puestas. Trataban de unos pantalones marrones de tela fuerte, chaleco y chaqueta. Había más ropa debajo. Ionus encontró lo que parecía ropa de inquisidor, bastante usada. Una mala sensación le entro por la columna vertebral a modo de cosquilleo, pero el cuero era algo que a Ionus le encantaba además de que abrigaba un poco más que sus ligeras camisas de algodón. La persona que estuviera otorgándole ropa usada era muy amable, hasta Ionus sonrió pero por otro lado sentía que hacía algo más. Tomo la ropa pero la de inquisidor la guardo dentro de uno de sus baúles de madera que él se dedicaba a hacer en sus ratos libres.
Última edición por Ionus Petri el Mar Sep 18, 2018 3:57 pm, editado 2 veces
Ionus Petri- Gitano
- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 05/04/2018
Re: Angels vs Demons {Privado}
Seelie, había soportado mucho desde que llegara a la inquisición, no solo porque un ser de la noche la había elegido para ser su guía, su aprendiz. Sino también porque, con el correr de los años, y al volver a encontrar a sus hermanos, éstos, también se habían convertido en Inquisidores y parecían haber olvidado todo aquello que sus padres les habían enseñado, el aceptar a los demás, fuesen humanos, o sobrenaturales. En cambio ella, jamás lo había olvidado, a pesar de que su mentor había intentado hacerla cambiar de pensamiento, jamás pudo ver a los sobrenaturales como sus enemigos, y menos aún a esos humanos que poseían ciertos atributos, que los mantenían en un estado intermedio, entre simples humanos y peligrosos sobrenaturales.
Ese cariño, y aceptación a todas las razas, le había hecho conocer a un hombre muy especial, a un gitano del que se enamoró, y por quien deseó dejar la orden, volverse una trotamundos como él. Pero su familia descubrió sus sentimientos por él, por lo que pidieron ayuda a otros inquisidores y realizaron una redada, que no estaba autorizada, pero que tampoco sería impedida, puesto que los dirigentes de la Inquisición, no veían con buenos ojos, a la comunidad romani. Así, una tarde, se le pidió, que acompañara a su hermano en una redada, una rutina que en muchas ocasiones había hecho. por lo que no sospechó nada. La noche anterior, se había encontrado con Ionus, acordando huir en unas noches mas, cuando el hermano de Seelie, tuviera que viajar a una misión a los Paises Bajos. Por lo que la inquisidora no sospechó la traición que haría su hermano.
Fue así, que al entrar al bosque, pudo ver que el grupo de inquisidores se dirigían a un lugar especifico, no fue muy difícil sacar las conclusiones, y menos cuando al llegar al lugar, y hacer la redada, poniendo a todos los gitanos en fila, ella, pudo contemplar al gitano, que arrodillado con la mirada un tanto altiva, le miraba por momentos, para luego desafiar al inquisidor, que no era otro que el hermano de la Loganach. La desesperación se apoderó de la inquisidora cuando vio, mientras era arrastrada por el brazo, por su hermano, como otros inquisidores se divertían moliendo a palos a su enamorad. Esa fue la última vez que le había visto, por mas que lo buscó, que investigó cualquier noticia sobre Ionus, no pudo dar con él. Hasta que unas semanas atrás, le vio en mitad de la plaza Tertre. Seelie, se había quedado helada, asustada, se había escondido, pero luego, cuando su corazón volvió a latir con tranquilidad, se dedicó a seguirlo, hasta que descubrió que se había refugiado con los gitanos del campamento. Allí, entabló una amistad con una de las gitanas, quien le fue dando noticias de quien había sido su amor.
Esa tarde, Seelie, había llegado al campamento, vestida como una gitana mas, solo que con ayuda de su amiga, había entrado en la carpa de Ionus, dejado un atado de ropas, puesto que le había visto, realmente desabrigado, y temía por su salud. Pro lo que había tomado ropas de su prometido, y de su propio hermano, para traérselas. Cuando estaba a punto de dejar la carpa. Le vió entrar en ésta, por lo que se apresuró a esconderse, temblando, mordiéndose los labios, y suplicando que él no la encontrara.
Ese cariño, y aceptación a todas las razas, le había hecho conocer a un hombre muy especial, a un gitano del que se enamoró, y por quien deseó dejar la orden, volverse una trotamundos como él. Pero su familia descubrió sus sentimientos por él, por lo que pidieron ayuda a otros inquisidores y realizaron una redada, que no estaba autorizada, pero que tampoco sería impedida, puesto que los dirigentes de la Inquisición, no veían con buenos ojos, a la comunidad romani. Así, una tarde, se le pidió, que acompañara a su hermano en una redada, una rutina que en muchas ocasiones había hecho. por lo que no sospechó nada. La noche anterior, se había encontrado con Ionus, acordando huir en unas noches mas, cuando el hermano de Seelie, tuviera que viajar a una misión a los Paises Bajos. Por lo que la inquisidora no sospechó la traición que haría su hermano.
Fue así, que al entrar al bosque, pudo ver que el grupo de inquisidores se dirigían a un lugar especifico, no fue muy difícil sacar las conclusiones, y menos cuando al llegar al lugar, y hacer la redada, poniendo a todos los gitanos en fila, ella, pudo contemplar al gitano, que arrodillado con la mirada un tanto altiva, le miraba por momentos, para luego desafiar al inquisidor, que no era otro que el hermano de la Loganach. La desesperación se apoderó de la inquisidora cuando vio, mientras era arrastrada por el brazo, por su hermano, como otros inquisidores se divertían moliendo a palos a su enamorad. Esa fue la última vez que le había visto, por mas que lo buscó, que investigó cualquier noticia sobre Ionus, no pudo dar con él. Hasta que unas semanas atrás, le vio en mitad de la plaza Tertre. Seelie, se había quedado helada, asustada, se había escondido, pero luego, cuando su corazón volvió a latir con tranquilidad, se dedicó a seguirlo, hasta que descubrió que se había refugiado con los gitanos del campamento. Allí, entabló una amistad con una de las gitanas, quien le fue dando noticias de quien había sido su amor.
Esa tarde, Seelie, había llegado al campamento, vestida como una gitana mas, solo que con ayuda de su amiga, había entrado en la carpa de Ionus, dejado un atado de ropas, puesto que le había visto, realmente desabrigado, y temía por su salud. Pro lo que había tomado ropas de su prometido, y de su propio hermano, para traérselas. Cuando estaba a punto de dejar la carpa. Le vió entrar en ésta, por lo que se apresuró a esconderse, temblando, mordiéndose los labios, y suplicando que él no la encontrara.
Seelei Loganach- Inquisidor Clase Alta
- Mensajes : 63
Fecha de inscripción : 29/03/2015
Re: Angels vs Demons {Privado}
Muchas obligaciones de repente, muchas ganas de acabar.
Ionus escuchó un ruido a su derecha, supuso que fue una rata que estaría por ahí, pululando entre los rincones de su tienda de campaña. Cuando estaba observando el interior de la estancia en la que dormía sentía que algo no estaba bien, que algo parecía haber cambiado de manera drástica y distante.
El aire, oscuro que en el exterior parecía que iba a crearse la mayor de las tormentas, todos pensando en disfrutar de los alrededores que la ciudad en sí pudiera brindar consigo, pero Ionus era experto, no era brujo, pero por experiencia la calma avecinaba tormenta de la cual llevara consigo tragedias a su paso. A muchas personas no le agradaban el sentir una tormenta al pie de sus talones, puedes refugiarte entre los muros de tu casa, pero de los sonidos que solamente se meterán por el interior de tu cuerpo, arrancándote cada ánimo de calma que haya en tu interior, convirtiéndolo en un inminente temor viviente.
De un momento a otro, Ionus se refugió en el interior de su tienda, observando que unos cabellos cobrizos como el fuego en verano se estaban asomando por detrás de un mueble colocado en su tienda. Fue cuando al acercarse se dio cuenta de quién era aquella muchacha que le resultaba muy pero que muy conocida – Seelie – Dijo con total seriedad, preocupándose por ambos de que su hermano, es decir, el hermano de Seelie viniera con bastantes hombres para destruir el pequeño campamento por la culpa del mismo, el hermano inquisidor no creería ninguna de las palabras del gitano, por lo que estaba esperando que Seelie entrara en razón, pero por otra parte, agradecía verla en ese rincón.
- Vamos sal pequeña traviesa – Dijo con su tenue calma de siempre que el gitano tenía solamente para la pelirroja, era tan....tenía la muchacha un aura tan especial que le era imposible de actuar de otra manera. Estaba hipnotizado de ella pero probablemente sería mejor ocultar ese sentimiento por no encontrarse con problemas venideros y que pudieran llevar a la ira del hermano de Seelie o de cualquier conocido en particular.
Ionus escuchó un ruido a su derecha, supuso que fue una rata que estaría por ahí, pululando entre los rincones de su tienda de campaña. Cuando estaba observando el interior de la estancia en la que dormía sentía que algo no estaba bien, que algo parecía haber cambiado de manera drástica y distante.
El aire, oscuro que en el exterior parecía que iba a crearse la mayor de las tormentas, todos pensando en disfrutar de los alrededores que la ciudad en sí pudiera brindar consigo, pero Ionus era experto, no era brujo, pero por experiencia la calma avecinaba tormenta de la cual llevara consigo tragedias a su paso. A muchas personas no le agradaban el sentir una tormenta al pie de sus talones, puedes refugiarte entre los muros de tu casa, pero de los sonidos que solamente se meterán por el interior de tu cuerpo, arrancándote cada ánimo de calma que haya en tu interior, convirtiéndolo en un inminente temor viviente.
De un momento a otro, Ionus se refugió en el interior de su tienda, observando que unos cabellos cobrizos como el fuego en verano se estaban asomando por detrás de un mueble colocado en su tienda. Fue cuando al acercarse se dio cuenta de quién era aquella muchacha que le resultaba muy pero que muy conocida – Seelie – Dijo con total seriedad, preocupándose por ambos de que su hermano, es decir, el hermano de Seelie viniera con bastantes hombres para destruir el pequeño campamento por la culpa del mismo, el hermano inquisidor no creería ninguna de las palabras del gitano, por lo que estaba esperando que Seelie entrara en razón, pero por otra parte, agradecía verla en ese rincón.
- Vamos sal pequeña traviesa – Dijo con su tenue calma de siempre que el gitano tenía solamente para la pelirroja, era tan....tenía la muchacha un aura tan especial que le era imposible de actuar de otra manera. Estaba hipnotizado de ella pero probablemente sería mejor ocultar ese sentimiento por no encontrarse con problemas venideros y que pudieran llevar a la ira del hermano de Seelie o de cualquier conocido en particular.
Última edición por Ionus Petri el Mar Sep 18, 2018 3:56 pm, editado 1 vez
Ionus Petri- Gitano
- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 05/04/2018
Re: Angels vs Demons {Privado}
Sentir su perfume, ese que no provenía de colonias, ni fragancias costosas, como las que podían usar muchos de los amigos de su hermano, o de aquel hombre que se suponía su prometido, le hizo estremecer, era una mezcla a flores del campo, al olor único de su piel, al tabaco, a diferentes aromas que le hacían único e irrepetible. Un hombre, que se había metido en el alma de la joven y que le había hecho su enamorada. ¿Que podía hacer para romper ese hechizo? nada, no porque fuera un conjuro, no porque él tuviera la habilidad de un brujo, sino porque ella deseaba permanecer así, amándole en silencio, a escondidas.
Oírle decir su nombre, para luego, escuchar que le pedía que saliera de su escondite, la hizo morder sus labios. Estaba segura que ya la había visto, que no faltaría mas de dos pasos para que él se parara delante de ella, por lo que negó con su cabeza, - No, no quiero salir... Ionus... quiero quedarme aquí... contigo - suspiró, angustiada, puesto que no deseaba volver a su hogar, a ese lugar que no le pertenecía, porque, no tenía nada de lo que ella adoraba, que era la simpleza de la gente sencilla, como la que diariamente vivía con su amado gitano. Las lagrimas mojaron sus mejillas, pero no hizo nada por sacarles, como tampoco se movió de su lugar, ni levantó su mirada que mantenía fija en el piso de tierra, en donde sus botas de cuero, se mojaban lentamente por ls lagrimas que caían sobre ellas.
-Solo unas horas, te prometo que me iré, antes que ellos se den cuenta - estrujó nerviosa sus manos en el vestido, - ¿acaso no deseabas verme, como yo lo he deseado, desde el día en que nos separaran? - el tono angustioso en su voz, la manera en que su cuerpo temblaba por el llanto, y su mirada que lentamente se dirigía a enfrentar la ajena, le decía que por mas que ella lo intentase, si Ionus, decidía alejarla de él, no habría nada en el cielo, o en el infierno, para salvar el amor que sentía por él.
Oírle decir su nombre, para luego, escuchar que le pedía que saliera de su escondite, la hizo morder sus labios. Estaba segura que ya la había visto, que no faltaría mas de dos pasos para que él se parara delante de ella, por lo que negó con su cabeza, - No, no quiero salir... Ionus... quiero quedarme aquí... contigo - suspiró, angustiada, puesto que no deseaba volver a su hogar, a ese lugar que no le pertenecía, porque, no tenía nada de lo que ella adoraba, que era la simpleza de la gente sencilla, como la que diariamente vivía con su amado gitano. Las lagrimas mojaron sus mejillas, pero no hizo nada por sacarles, como tampoco se movió de su lugar, ni levantó su mirada que mantenía fija en el piso de tierra, en donde sus botas de cuero, se mojaban lentamente por ls lagrimas que caían sobre ellas.
-Solo unas horas, te prometo que me iré, antes que ellos se den cuenta - estrujó nerviosa sus manos en el vestido, - ¿acaso no deseabas verme, como yo lo he deseado, desde el día en que nos separaran? - el tono angustioso en su voz, la manera en que su cuerpo temblaba por el llanto, y su mirada que lentamente se dirigía a enfrentar la ajena, le decía que por mas que ella lo intentase, si Ionus, decidía alejarla de él, no habría nada en el cielo, o en el infierno, para salvar el amor que sentía por él.
Seelei Loganach- Inquisidor Clase Alta
- Mensajes : 63
Fecha de inscripción : 29/03/2015
Re: Angels vs Demons {Privado}
El gitano la observaba con el rostro divertido. Sus pesadas botas crujieron la goma cuando este se agachó y tomó las lágrimas de su pequeña hada sobre el canto de sus dedos, retirándolas con suavidad y sonriendo a su vez del sentimiento de ternura que le transmitía esta. Lo siguiente que hizo fue atraerla hacia él tras tomarla de las manos, se puso en pie y consigo mismo la levantó también a ella, la observó detenidamente, observó sus ropajes de gitana para poder encajar en su campamento, odiaba que se estuviera arriesgando tanto por verle pero en el fondo agradecía que alguien le viera con diferentes ojos. Hace tiempo que no se sentía de esta manera, tan…nervioso, tan cauteloso, tan casi débil ante Seelie. Termino por rodearla con los brazos alrededor de su fina cintura, teniéndola bien cerca de su persona para sentir el cuerpo de esta, para sentirla cerca después de lo que pasaron ambos hace unos días, semanas podría ser.
- Me gusta que estés aquí – Rio – No saques cosas de donde no las hay, Seelie – Suspirando acercó su olfato hasta la roja cabellera de Seelie, la olió y pudo notar como algo en su entrepierna se removía respondiendo al deseo de la necesidad de estar con alguien como le hacía sentir Seelie, por lo que terminó por rodearla más y oliendo más profundamente su cabellera, su cuello, su corazón se estaba acelerando considerablemente en un ardor de deseo inminente pero no la quería mancillar de esa manera tan lasciva, por lo que acabó por besarla de manera apasionada en los labios rosados de Seelie y con las mismas fue separándolos para terminar en un beso en la frente de esta. Ionus rompió el abrazo alrededor de la cintura de este y sonriendo se fue alejando pasos hacia atrás, precisamente hasta una pila de cojines que tenía en una esquina - ¿Ves cómo me gusta que estés aquí? Un poco más y tenía que secuestrarte – Dijo con una sonrisa, alzando una mano para que se acercara hacia donde estaba él, pero algunos gritos le alertó y rápidamente se levantó y a Seelie la metió dentro de un baúl enorme con agujeros especialmente para la respiración del tejido – Dame cinco minutos para ver qué acontece en el exterior – Dijo para besar de nuevo los labios de Seelie y cerrar (no del todo) la tapa del baúl en la que escondió a Seelie.
Ionus asomó ligeramente sus ojos azules a través de la tela de su tienda hacia el exterior, observó que en el pequeño campamento que estaba habían llegado gitanos de otro campamento, tan solo cuatro, dos hombres y dos mujeres. Estos parece que iban con malas intenciones y estaban destruyéndolo todo a su paso. De alguna manera, podía sentir el aura de las pocas personas que componían el campamento además de él y Sybelle. Decidió salir y enfrentar a los gitanos que estaban destruyendo la paz conseguida en el pequeño campamento, estos cuatro lo miraron, las mujeres lo vieron con aire lascivo, no hacía falta leerles el aura para saber eso. Fue entonces cuando uno de los gitanos lo reconoció de hace tiempo, lo señaló como aquel que había asesinado al noble pero que además había salvado la dignidad de una antigua gitana. Fue entonces cuando se sorprendieron el resto para bien, Ionus preguntó que qué querían, qué estaban haciendo aquí destruyéndolo todo. El que parecía el líder de los cuatro comento que estaban siendo desterrados de las tierras que con tanta paz habían vivido durante tanto tiempo, que estaban siendo empujados por nobles que compraban parcelas de tierra para hacerse muchos más hogares encima de las de los gitanos. Era evidente que Ionus se enfadó pero de nada le iba servir ir a quejarse porque seguramente lo reconocerían de lo que hizo en el pasado.
Pidió una semana al cuarteto para pensar si deberían quedarse con el pequeño campamento y poder convivir en armonía, el cuarteto accedió y cuando estos se fueron, Ionus corrió a destapar el baúl en donde se encontraba Seelie, pero en cuanto vio el baúl vacío se pensó lo peor y fue cuando vio el rastro de unas uñas a ras del suelo de tierra y barro, dirigiéndose hacia el otro lado de la tienda.
- ¡MIERDA! ¡Una distracción! – Dijo para sí mismo alarmado de lo que había deducido y fue corriendo en busca de Seelie hasta que por fin la vio en manos de otros gitanos que estaban junto con el cuarteto de antes - ¡Soltadla! ¡No os debe nada! – Dijo intentando mantener la calma.
- Me gusta que estés aquí – Rio – No saques cosas de donde no las hay, Seelie – Suspirando acercó su olfato hasta la roja cabellera de Seelie, la olió y pudo notar como algo en su entrepierna se removía respondiendo al deseo de la necesidad de estar con alguien como le hacía sentir Seelie, por lo que terminó por rodearla más y oliendo más profundamente su cabellera, su cuello, su corazón se estaba acelerando considerablemente en un ardor de deseo inminente pero no la quería mancillar de esa manera tan lasciva, por lo que acabó por besarla de manera apasionada en los labios rosados de Seelie y con las mismas fue separándolos para terminar en un beso en la frente de esta. Ionus rompió el abrazo alrededor de la cintura de este y sonriendo se fue alejando pasos hacia atrás, precisamente hasta una pila de cojines que tenía en una esquina - ¿Ves cómo me gusta que estés aquí? Un poco más y tenía que secuestrarte – Dijo con una sonrisa, alzando una mano para que se acercara hacia donde estaba él, pero algunos gritos le alertó y rápidamente se levantó y a Seelie la metió dentro de un baúl enorme con agujeros especialmente para la respiración del tejido – Dame cinco minutos para ver qué acontece en el exterior – Dijo para besar de nuevo los labios de Seelie y cerrar (no del todo) la tapa del baúl en la que escondió a Seelie.
Ionus asomó ligeramente sus ojos azules a través de la tela de su tienda hacia el exterior, observó que en el pequeño campamento que estaba habían llegado gitanos de otro campamento, tan solo cuatro, dos hombres y dos mujeres. Estos parece que iban con malas intenciones y estaban destruyéndolo todo a su paso. De alguna manera, podía sentir el aura de las pocas personas que componían el campamento además de él y Sybelle. Decidió salir y enfrentar a los gitanos que estaban destruyendo la paz conseguida en el pequeño campamento, estos cuatro lo miraron, las mujeres lo vieron con aire lascivo, no hacía falta leerles el aura para saber eso. Fue entonces cuando uno de los gitanos lo reconoció de hace tiempo, lo señaló como aquel que había asesinado al noble pero que además había salvado la dignidad de una antigua gitana. Fue entonces cuando se sorprendieron el resto para bien, Ionus preguntó que qué querían, qué estaban haciendo aquí destruyéndolo todo. El que parecía el líder de los cuatro comento que estaban siendo desterrados de las tierras que con tanta paz habían vivido durante tanto tiempo, que estaban siendo empujados por nobles que compraban parcelas de tierra para hacerse muchos más hogares encima de las de los gitanos. Era evidente que Ionus se enfadó pero de nada le iba servir ir a quejarse porque seguramente lo reconocerían de lo que hizo en el pasado.
Pidió una semana al cuarteto para pensar si deberían quedarse con el pequeño campamento y poder convivir en armonía, el cuarteto accedió y cuando estos se fueron, Ionus corrió a destapar el baúl en donde se encontraba Seelie, pero en cuanto vio el baúl vacío se pensó lo peor y fue cuando vio el rastro de unas uñas a ras del suelo de tierra y barro, dirigiéndose hacia el otro lado de la tienda.
- ¡MIERDA! ¡Una distracción! – Dijo para sí mismo alarmado de lo que había deducido y fue corriendo en busca de Seelie hasta que por fin la vio en manos de otros gitanos que estaban junto con el cuarteto de antes - ¡Soltadla! ¡No os debe nada! – Dijo intentando mantener la calma.
Ionus Petri- Gitano
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