AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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•●Vayne Mercury│Mayordomo●•
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•●Vayne Mercury│Mayordomo●•
DATOS BÁSICOS
Edad: Novecientos veintidós años.
Edad Aparente: Veintisiete años.
Especie: Vampiro.
Facción a la que Pertenece: Ninguna.
Clase Social & Cargo: Alta; Mayordomo de los Ralph.
Orientación Sexual: Pansexual.
Lugar de Origen: Desconocido.
Habilidades & Poderes: Sigilo│Sentidos Aumentados│Buenos Reflejos│ Agilidad│Flexibilidad│Velocidad & Fuerza Sobrehumana│Sanación Acelerada│Percepción del Aura│Fortaleza│Ilusión│Manipulación de la Memoria.
DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA
Caracterizado por su silencio casi eterno simplemente se limita a no ser un tedio a su amo, hablando sólo cuando se le ordena, o bien cuando la situación lo requiere indiscutiblemente, llegando a actuar como una persona amable, elocuente, influyente, y bromista; esto último en caso que haga uso de su particular sentido del humor, el cual no carece de sarcasmo y ni mucho menos de inteligencia, siendo adornado con palabras hermosa y curiosas. Tampoco es ruidoso. Su voz fluye por cualquier sala y/o espacio como un fino lino por el cuerpo de una virgen cuidada y reservada, agradando a todo aquel que la escuche, y consiguiendo toda la atención que necesite. Por el contrario está su inquebrantable perfeccionismo, rallando lo enfermizo, pues está más que demostrado que no soporta que nada esté fuera de su lugar o que algún objeto posea ni siquiera una insignificante mota de polvo, siendo el caso que él mismo lo limpie de inmediato para poco después, y en privado, echar una tremenda reprimenda a la supuesta encargada de la limpieza de aquello. Esto nos lleva a su férrea ideología de la apariencia. Él es de los que piensa que todo se encuentra en la primera impresión, en el más mínimo detalle en el momento de conocerse, y que cualquier cosa, por más minúscula que sea, puede influir gravemente la idea de una persona al conocer a otra, por ello es que intenta mantener absolutamente todo limpio e impoluto y bajo su control a la hora de recibir visitas en la residencia Ralph, y/o en el instante previo a conocer a una nueva persona en su vida. Con esto viene un deseo patológico a agradar y cumplir. Jamás se encontrará una persona humana o demoníaca que hable mal de Vayne Mercury, puesto que es imposible que le caiga mal o tenga algún fallo con cualquiera, siendo sobrevalorado continuamente recibiendo elogios y bondadosas criticas a su persona y a su estimable trabajo hacia Lord Lucern Ralph. Esto último nos porta a una de las más intimas verdades en el moreno de aspecto implacable.
Siente una singular fidelidad hacia su amo y señor, siendo capaz de realizar cualquier orden que se le de con la máxima eficiencia haciendo uso de un imposible inteligencia y de sus cualidades sobrehumanas, camuflando sus movimientos con tremenda habilidad; esto, como es costumbre en la sociedad moderna, se ha asociado varias veces a una especie de atracción mutua entre ambos hombres, llegando a resultar casi homosexual, pero no es lo que se pueda pensar, lo que él siente por su estimado Lord Ralph no es más que un profundo respeto especiado con una fascinación que ralla la más inquebrantable devoción. Esto, cómo no, nos trae a un punto de no retorno en el cual se puede observar la más cruel y sádica apariencia del mayordomo al sentir o intuir que su amo está en peligro; es entonces, y sólo entonces, es cuando saca los comillos y las garras para defenderlo a muerte. Cuando llega un momento en el que su señor puede estar en algún peligro mortal, o ni eso, el moreno abandona por completo su comportamiento perfecto para defenderlo con el más atroz sadismo y la más férrea idea de salvación, utilizando a quien sea para garantizar que su Lord se encuentre a cubierto del riesgo. Esto también nos lleva a un punto que mantiene siempre, y es la de embaucador o manipulador, depende del contexto o prisma que se mire. Utilizará todos los métodos viables para rehusar cualquier atentado hacia el Conde, incluyendo la extorsión, el chantaje, o el asesinato, y siempre desde un punto invisible para el mismo señor, evitando que se le pueda asociar a él en cualquier acción ilegal por parte del mayordomo. También, y aparte de todo lo dicho, hay que destacar su postura ante los sirvientes y demás miembros de la Casa Ralph, a los cuales trata con cierta “paciencia”.
Utiliza a todos los empleados de la residencia de modo que sea útiles según la habilidad que tengan, improvisando muchas veces sus puestos cada día, e incluso realizando varias de sus tareas si los mismos se encuentran enfermos e indispuestos. Todo con la esperanza que su amo y señor lo encuentre absolutamente todo impoluto. Ahora, y en lo que a relaciones personales se refiere, es más cercano y afable siendo considerado por todos un buen amigo al cual siempre es agradable tener cerca, pues entiende que como simples seres humanos que son solamente se les ha de dar algo de tiempo para que se sientan estimados y reconocidos, y así aumentar su rendimiento dentro de la residencia. Pero esto nos lleva a Lady Ágatha. Con ella se muestra educado, servicial, y en ocasiones amigable. Como pasa con el servicio a ella también le muestra aquella sonrisa falsa de seguridad que dice: “todo va bien, tranquila”. Es conciente que Lady Ralph es una persona difícil y que siempre hay que ir con cuidado con ella, quizás por ello no intenta evadirla, ni mucho menos, sino que mantiene una relación bastante “humana”, después de todo es la esposa de su señor. Aunque hay que tener en cuenta una cosa, y esto se extiende a cualquier ser vivo del planeta, si intentase algo contra Lord Lucern Ralph, moriría inmediatamente a manos del moreno, el cual sólo tiene una palabra en mente al ver la belleza de su ama: “Macabra”. Entonces se aclara un punto muy interésate, y es su “palabra” para cada uno de sus seres cercanos, a los cuales les asigna uno por su relación con ellos o por su rasgo psicológico más distintivo. Obviamente aquí se le muestra a Lord Lucern con: “Perpetuo”, y a sí mismo con: “Demonio”, más que todo por su pasado y su autentica naturaleza diabólica y falta de pureza, sentido de la autoconservación, y prudencia.
Ahora bien, todo esto conviviendo con una ideología algo peculiar a su situación inmortal, puesto que al contrario que muchos de su especie, el moreno evita alimentarse de seres humanos, buscando alternativas animales siempre. Esto no se debe a una incapacidad a la hora de ir a cazar, ni tampoco en temor de ser pillado drenando la vida de cualquier ser humano, sino en algo más espiritual y religioso. El mayordomo guarda como un tesoro su humanidad, la poca que le queda, con el temor de que en algún momento de los siguientes mil años el Rapto caiga sobre el mantel de la vida en la Tierra y haga de esta un juicio eterno para salvar o castigar a las almas buenas o malas. Como es fácil de esperar esto es una contradicción en la personalidad anteriormente descrita del supuesto joven mayordomo, ya que si alguien es capaz de asesinar por tan sólo una orden no se espera que se preocupe por su espíritu, y es por eso que el muchacho se distingue del resto. Al contrario que casi todos los inmortales, el pelinegro sí reza, sí tiene piedad, y por supuesto que evita incumplir la mayoría del tiempo con las reglas de su propio credo. Esto último es curioso puesto que no sigue a la iglesia católica, ni tampoco a la protestante, sino una especie de creencia privada a la que guarda culto en secreto, adorando al padre celestial según su manera, creyendo que mientras lo venere todo será disculpado y aceptado. Es por este motivo, y alguno más vinculado a su pasado, por el cual no se alimenta de personas, y evita que otros se alimentes de ellos, aunque obviamente no puede ni hace nada cuando se trata de Lord Lucern, al cual permite estos actos haciendo la vista a un lado debido a su contrato. Pero tratándose de cualquier otra persona sí, y esto se ve reflejado en la hoja de su espada, la cual ha sido bañada múltiples veces con la sangre de inmortales. Así que en resumen, otro aspecto más oculto de su ser es el de piadoso, bondadoso, y protector de los débiles que sigue gracias a su singular cristianismo: “Credo Siniestro”.
Siente una singular fidelidad hacia su amo y señor, siendo capaz de realizar cualquier orden que se le de con la máxima eficiencia haciendo uso de un imposible inteligencia y de sus cualidades sobrehumanas, camuflando sus movimientos con tremenda habilidad; esto, como es costumbre en la sociedad moderna, se ha asociado varias veces a una especie de atracción mutua entre ambos hombres, llegando a resultar casi homosexual, pero no es lo que se pueda pensar, lo que él siente por su estimado Lord Ralph no es más que un profundo respeto especiado con una fascinación que ralla la más inquebrantable devoción. Esto, cómo no, nos trae a un punto de no retorno en el cual se puede observar la más cruel y sádica apariencia del mayordomo al sentir o intuir que su amo está en peligro; es entonces, y sólo entonces, es cuando saca los comillos y las garras para defenderlo a muerte. Cuando llega un momento en el que su señor puede estar en algún peligro mortal, o ni eso, el moreno abandona por completo su comportamiento perfecto para defenderlo con el más atroz sadismo y la más férrea idea de salvación, utilizando a quien sea para garantizar que su Lord se encuentre a cubierto del riesgo. Esto también nos lleva a un punto que mantiene siempre, y es la de embaucador o manipulador, depende del contexto o prisma que se mire. Utilizará todos los métodos viables para rehusar cualquier atentado hacia el Conde, incluyendo la extorsión, el chantaje, o el asesinato, y siempre desde un punto invisible para el mismo señor, evitando que se le pueda asociar a él en cualquier acción ilegal por parte del mayordomo. También, y aparte de todo lo dicho, hay que destacar su postura ante los sirvientes y demás miembros de la Casa Ralph, a los cuales trata con cierta “paciencia”.
Utiliza a todos los empleados de la residencia de modo que sea útiles según la habilidad que tengan, improvisando muchas veces sus puestos cada día, e incluso realizando varias de sus tareas si los mismos se encuentran enfermos e indispuestos. Todo con la esperanza que su amo y señor lo encuentre absolutamente todo impoluto. Ahora, y en lo que a relaciones personales se refiere, es más cercano y afable siendo considerado por todos un buen amigo al cual siempre es agradable tener cerca, pues entiende que como simples seres humanos que son solamente se les ha de dar algo de tiempo para que se sientan estimados y reconocidos, y así aumentar su rendimiento dentro de la residencia. Pero esto nos lleva a Lady Ágatha. Con ella se muestra educado, servicial, y en ocasiones amigable. Como pasa con el servicio a ella también le muestra aquella sonrisa falsa de seguridad que dice: “todo va bien, tranquila”. Es conciente que Lady Ralph es una persona difícil y que siempre hay que ir con cuidado con ella, quizás por ello no intenta evadirla, ni mucho menos, sino que mantiene una relación bastante “humana”, después de todo es la esposa de su señor. Aunque hay que tener en cuenta una cosa, y esto se extiende a cualquier ser vivo del planeta, si intentase algo contra Lord Lucern Ralph, moriría inmediatamente a manos del moreno, el cual sólo tiene una palabra en mente al ver la belleza de su ama: “Macabra”. Entonces se aclara un punto muy interésate, y es su “palabra” para cada uno de sus seres cercanos, a los cuales les asigna uno por su relación con ellos o por su rasgo psicológico más distintivo. Obviamente aquí se le muestra a Lord Lucern con: “Perpetuo”, y a sí mismo con: “Demonio”, más que todo por su pasado y su autentica naturaleza diabólica y falta de pureza, sentido de la autoconservación, y prudencia.
Ahora bien, todo esto conviviendo con una ideología algo peculiar a su situación inmortal, puesto que al contrario que muchos de su especie, el moreno evita alimentarse de seres humanos, buscando alternativas animales siempre. Esto no se debe a una incapacidad a la hora de ir a cazar, ni tampoco en temor de ser pillado drenando la vida de cualquier ser humano, sino en algo más espiritual y religioso. El mayordomo guarda como un tesoro su humanidad, la poca que le queda, con el temor de que en algún momento de los siguientes mil años el Rapto caiga sobre el mantel de la vida en la Tierra y haga de esta un juicio eterno para salvar o castigar a las almas buenas o malas. Como es fácil de esperar esto es una contradicción en la personalidad anteriormente descrita del supuesto joven mayordomo, ya que si alguien es capaz de asesinar por tan sólo una orden no se espera que se preocupe por su espíritu, y es por eso que el muchacho se distingue del resto. Al contrario que casi todos los inmortales, el pelinegro sí reza, sí tiene piedad, y por supuesto que evita incumplir la mayoría del tiempo con las reglas de su propio credo. Esto último es curioso puesto que no sigue a la iglesia católica, ni tampoco a la protestante, sino una especie de creencia privada a la que guarda culto en secreto, adorando al padre celestial según su manera, creyendo que mientras lo venere todo será disculpado y aceptado. Es por este motivo, y alguno más vinculado a su pasado, por el cual no se alimenta de personas, y evita que otros se alimentes de ellos, aunque obviamente no puede ni hace nada cuando se trata de Lord Lucern, al cual permite estos actos haciendo la vista a un lado debido a su contrato. Pero tratándose de cualquier otra persona sí, y esto se ve reflejado en la hoja de su espada, la cual ha sido bañada múltiples veces con la sangre de inmortales. Así que en resumen, otro aspecto más oculto de su ser es el de piadoso, bondadoso, y protector de los débiles que sigue gracias a su singular cristianismo: “Credo Siniestro”.
- Única Fotografía:
HISTORIA
“A partir de hoy te llamarás… Vayne… sí, me gusta…Vayne Mercury”.
Y así fue como empezó todo. La larga historia del soldado que soñaba ser inmortal reducida a un simple nombre, que pese a sonar noble, no escondía más que la suciedad de la derrota y la humillación de la deshonra. Sí, aquella noche ha quedado grabada en la memoria del moreno, que inquieto pasa sus días pensando y entrenando la manera de enmendarlo, aunque siempre compaginando con sus quehaceres dentro de la gran mansión Ralph. Recuerda muy bien el sonido de las espadas, el estruendo de los mosquetes, y el silencio de la respiración atrafagada. Rememora una y otra vez su última gran batalla una y otra vez busca sus fallos, cada noche, cada día, cada segundo en el que respira. Y a la vez intenta revivir en su mente los recuerdos de su anterior vida, aquella en la que morir era un temor continuo, y la de disfrutar un deseo efímero. Intenta saborear el pan de cada mañana, el agua de cada momento de descanso, o el simple olor del té después del baño. Todo ello no es más que un lujo que ya no puede poseer por más que desee, y os preguntaréis por qué, pero es que la respuesta es demasiado simple; porqué cambió los pequeños placeres de la vida por la eternidad. Cuando se es joven y ambicioso poco o nada tiene que ver los métodos para conseguir aquello que se desea, sea cual sea su precio, aunque ello signifique perder lo más preciado del ser humano, la mortalidad. Pero para aclarar toda esta telaraña de información debemos remontarnos varios siglos atrás, nueve y algo más para ser exactos, situándonos en la antigua Roma, dominante del mundo, y fiera guerrera de las naciones bárbaras que se escondían en el norte del mundo. Y es allí donde empieza nuestra historia, a finales del siglo II a.C., teniendo como protagonista a un tal Titus Fluvius Sextus…
Como era habitual en aquella época Titus era el noveno hijo de Arthurus “El Eterno”, un simple general romano caracterizado por su crueldad con los pueblos bárbaros, y por otros tantos chismes que no vienen al caso. Como noveno hijo el pobre Fluvius jamás tuvo la atención por parte de su padre que tanto necesitaba para crecer y mantener un fuerte lazo con él, por lo que desde temprana edad comenzó a buscarse modelos de padres a los cuales imitar, quedándose con un joven esclavo mauritano de unos veintitantos años que le enseño culturas distintas a la suya haciéndole apreciar todo aquello que era extraño y curioso, despertando en el pequeño una sed de conocimientos que iba avanzando hasta limites insospechados. Por aquel entonces Titus tenía a penas ocho años pero ya era todo un sabio. No carecía de ninguna información relevante a cuando a culturas extranjeras se refería, ya sean africanas o nórdicas, él sabía muchas más cosas que la mayoría de romanos a los sesentaialgo. Pero esto no lo llevo más que un gran problema con su padre y hermanos, los cuales poseían una gran tradición a las armas, puesto que no era habitual que un Sextus sea filósofo o político, sino que lo normal es que fueran fieros soldados despiadados a la vida. Claro, esto llevó al muchacho a entrenarse en el arte de la espada dejando de banda el arte de la sabiduría, cosa que con el tiempo comenzó a apreciar casi tanto como el leer y saber. A los catorce años, Titus el hijo listo de “El Eterno”, se fue directo a la legión africana en calidad de “voluntario” para ayudar a las tropas a sublevar las crecientes rebeliones en el sur; y nunca pudo hacer algo mejor que aquello. En poco tiempo expandió su conocimiento sobre la cultura árabe y nativa al mismo tiempo que afinaba y mejoraba sus habilidades combativas, destacando terriblemente sobre sus compañeros, quedando como uno de los pocos merecedores de ascender de rango y alcanzar la supremacía de una legión romana. Pero como es obvio habían varias personas que se negaban a ello, y obligaron al muchacho de diecisiete años a partir al vaticano, lugar donde se entrenó con los más letales y leales soldados del momento: “Los Guardianes del Papa”.
Durante su etapa con los guardias aprendió el significado de la fe, la misión de Dios en los hombres, y el por qué actuaban como lo hacían a favor de unos y otros dependiendo del momento y la situación. También conoció a varios de los Papas del momento, a los cuales siempre le pedía la bendición, a parte de un gran milagro que ninguno consiguió realizar; susodicho deseo que pedía a cada enviado del Señor era la aceptación de su padre y el reconocimiento de sus hermanos, pero como he dicho, jamás lo consiguió en vida. Poco después, y a la joven edad de veintidós años, el prometedor Fluvius Sextus alcanzó la capitanía de un escaso regimiento que ayudó enormemente a controlar una grave rebelión de esclavos al sur de la península itálica; esto lo elevó como la espuma, siendo elegido como el principal candidato a liderar la más joven de las legiones romanas, la del halcón dorado, con tan solo veintiséis años. Pero en un solo año su vida dio un vuelco dramático llevándolo a la desesperación y la rabia más explosiva jamás vista por el hombre. Su padre, al cual tanto odiaba, resultó víctima de un asesinato, junto a sus ocho hermanos, quedando en la más absoluta desgracia a ojos de senado. A la vez conoció a una mujer un tanto particular con la cual disfrutaba noche tras noche en una orgía de alcohol y peleas, dando un oscuro significado a su buen nombre ganado con años de esfuerzo, lo que acabo por decidir al viejo parlamento. Al cumplir sus veintisiete años, Titus Fluvius Sextus comandante de la legión del halcón dorado, quedó relevado de su cargo y expropiado de todas sus pertenencias por el delito de deshonrar al pueblo de Roma y manipular las mentes de las mujeres de otros generales y comandantes del a capital. Esto, como es normal era falso, y dado a entender que se había atentado contra él, pero nunca lo podría demostrar con los años de un ser mortal; fue entonces cuando hizo un pacto con el diablo, o mejor dicho, con una de sus múltiples emisarias en la Tierra. La dama con la que pasaba las noches de vagancia le ofreció un pacto que no pudo rechazar, la eternidad a cambio de su alma y sangre. Esto, como es normal, no sólo le otorgó el potencial para realizar su venganza sobre todos aquellos a los cuales consideraba traidores, sino también para llegar a un estatus de plenitud absoluta de la cual solamente disfrutó el tiempo necesario para añorar los placeres de la vida cotidiana.
Y fue en ese momento que comprendió lo que había hecho en honor de la venganza y la muerte. Cuando vio que no moría, que no sentía dolor alguno, y que solamente podía saciar su sed y su hambre con sangre, se dio cuenta del error que había cometido, pero ya era tarde y el pacto estaba cerrado. Insultado por su estupidez se alejo de Roma, de todo el imperio, ignorante de lo que pasaba a su espalda. Los años carecieron de importancia, al igual que el tiempo y las personas. Se alejó de todos ellos en una vida de peregrinaje y arrepentimiento que duró cien años. Pero entonces vio una oportunidad de perdonar sus pecados a los ojos de Dios y era evitando que el mal que propagase utilizando ingenuos como él. Aprovechó sus años de experiencia en combate y su conocimiento de la tierra romana para cazar y asesinar a todas aquellas almas, que como él, eran inmortales al filo del tiempo. Y así estuvo años, décadas, siglos… observaba indiferente el paso del tiempo a través de la sangre de sus victimas eternas, hasta aquella noche. Un día, como cualquier otro, en el que conoció a un joven de igual naturaleza que la suya. Estaba claro el guión a seguir. Debía matarlo a toda costa. Pero algo salió mal y perdió, acabó con una espalda clavada en el pecho, y otra en el estómago, a la vez que el muchacho le exigía rendirse… y fue entonces cuando sintió una emoción muy vieja que apenas recordaba, aquel sentimiento de mortalidad y miedo que lo llevó hacia atrás. Esa misma noche hizo un juramente en forma de contrato con su vencedor, en el cual estipulaba que le serviría fielmente con la vida, si él le obsequiaba algún día con un último combate de revancha a muerte, donde solamente uno de los dos acabaría bebiendo la sangre del vencido y quedando de pie frente a la posteridad, para siempre… Aquella noche nació VAYNE MERCURY, mayordomo del Conde Lucern Ralph.
Y así fue como empezó todo. La larga historia del soldado que soñaba ser inmortal reducida a un simple nombre, que pese a sonar noble, no escondía más que la suciedad de la derrota y la humillación de la deshonra. Sí, aquella noche ha quedado grabada en la memoria del moreno, que inquieto pasa sus días pensando y entrenando la manera de enmendarlo, aunque siempre compaginando con sus quehaceres dentro de la gran mansión Ralph. Recuerda muy bien el sonido de las espadas, el estruendo de los mosquetes, y el silencio de la respiración atrafagada. Rememora una y otra vez su última gran batalla una y otra vez busca sus fallos, cada noche, cada día, cada segundo en el que respira. Y a la vez intenta revivir en su mente los recuerdos de su anterior vida, aquella en la que morir era un temor continuo, y la de disfrutar un deseo efímero. Intenta saborear el pan de cada mañana, el agua de cada momento de descanso, o el simple olor del té después del baño. Todo ello no es más que un lujo que ya no puede poseer por más que desee, y os preguntaréis por qué, pero es que la respuesta es demasiado simple; porqué cambió los pequeños placeres de la vida por la eternidad. Cuando se es joven y ambicioso poco o nada tiene que ver los métodos para conseguir aquello que se desea, sea cual sea su precio, aunque ello signifique perder lo más preciado del ser humano, la mortalidad. Pero para aclarar toda esta telaraña de información debemos remontarnos varios siglos atrás, nueve y algo más para ser exactos, situándonos en la antigua Roma, dominante del mundo, y fiera guerrera de las naciones bárbaras que se escondían en el norte del mundo. Y es allí donde empieza nuestra historia, a finales del siglo II a.C., teniendo como protagonista a un tal Titus Fluvius Sextus…
Como era habitual en aquella época Titus era el noveno hijo de Arthurus “El Eterno”, un simple general romano caracterizado por su crueldad con los pueblos bárbaros, y por otros tantos chismes que no vienen al caso. Como noveno hijo el pobre Fluvius jamás tuvo la atención por parte de su padre que tanto necesitaba para crecer y mantener un fuerte lazo con él, por lo que desde temprana edad comenzó a buscarse modelos de padres a los cuales imitar, quedándose con un joven esclavo mauritano de unos veintitantos años que le enseño culturas distintas a la suya haciéndole apreciar todo aquello que era extraño y curioso, despertando en el pequeño una sed de conocimientos que iba avanzando hasta limites insospechados. Por aquel entonces Titus tenía a penas ocho años pero ya era todo un sabio. No carecía de ninguna información relevante a cuando a culturas extranjeras se refería, ya sean africanas o nórdicas, él sabía muchas más cosas que la mayoría de romanos a los sesentaialgo. Pero esto no lo llevo más que un gran problema con su padre y hermanos, los cuales poseían una gran tradición a las armas, puesto que no era habitual que un Sextus sea filósofo o político, sino que lo normal es que fueran fieros soldados despiadados a la vida. Claro, esto llevó al muchacho a entrenarse en el arte de la espada dejando de banda el arte de la sabiduría, cosa que con el tiempo comenzó a apreciar casi tanto como el leer y saber. A los catorce años, Titus el hijo listo de “El Eterno”, se fue directo a la legión africana en calidad de “voluntario” para ayudar a las tropas a sublevar las crecientes rebeliones en el sur; y nunca pudo hacer algo mejor que aquello. En poco tiempo expandió su conocimiento sobre la cultura árabe y nativa al mismo tiempo que afinaba y mejoraba sus habilidades combativas, destacando terriblemente sobre sus compañeros, quedando como uno de los pocos merecedores de ascender de rango y alcanzar la supremacía de una legión romana. Pero como es obvio habían varias personas que se negaban a ello, y obligaron al muchacho de diecisiete años a partir al vaticano, lugar donde se entrenó con los más letales y leales soldados del momento: “Los Guardianes del Papa”.
Durante su etapa con los guardias aprendió el significado de la fe, la misión de Dios en los hombres, y el por qué actuaban como lo hacían a favor de unos y otros dependiendo del momento y la situación. También conoció a varios de los Papas del momento, a los cuales siempre le pedía la bendición, a parte de un gran milagro que ninguno consiguió realizar; susodicho deseo que pedía a cada enviado del Señor era la aceptación de su padre y el reconocimiento de sus hermanos, pero como he dicho, jamás lo consiguió en vida. Poco después, y a la joven edad de veintidós años, el prometedor Fluvius Sextus alcanzó la capitanía de un escaso regimiento que ayudó enormemente a controlar una grave rebelión de esclavos al sur de la península itálica; esto lo elevó como la espuma, siendo elegido como el principal candidato a liderar la más joven de las legiones romanas, la del halcón dorado, con tan solo veintiséis años. Pero en un solo año su vida dio un vuelco dramático llevándolo a la desesperación y la rabia más explosiva jamás vista por el hombre. Su padre, al cual tanto odiaba, resultó víctima de un asesinato, junto a sus ocho hermanos, quedando en la más absoluta desgracia a ojos de senado. A la vez conoció a una mujer un tanto particular con la cual disfrutaba noche tras noche en una orgía de alcohol y peleas, dando un oscuro significado a su buen nombre ganado con años de esfuerzo, lo que acabo por decidir al viejo parlamento. Al cumplir sus veintisiete años, Titus Fluvius Sextus comandante de la legión del halcón dorado, quedó relevado de su cargo y expropiado de todas sus pertenencias por el delito de deshonrar al pueblo de Roma y manipular las mentes de las mujeres de otros generales y comandantes del a capital. Esto, como es normal era falso, y dado a entender que se había atentado contra él, pero nunca lo podría demostrar con los años de un ser mortal; fue entonces cuando hizo un pacto con el diablo, o mejor dicho, con una de sus múltiples emisarias en la Tierra. La dama con la que pasaba las noches de vagancia le ofreció un pacto que no pudo rechazar, la eternidad a cambio de su alma y sangre. Esto, como es normal, no sólo le otorgó el potencial para realizar su venganza sobre todos aquellos a los cuales consideraba traidores, sino también para llegar a un estatus de plenitud absoluta de la cual solamente disfrutó el tiempo necesario para añorar los placeres de la vida cotidiana.
Y fue en ese momento que comprendió lo que había hecho en honor de la venganza y la muerte. Cuando vio que no moría, que no sentía dolor alguno, y que solamente podía saciar su sed y su hambre con sangre, se dio cuenta del error que había cometido, pero ya era tarde y el pacto estaba cerrado. Insultado por su estupidez se alejo de Roma, de todo el imperio, ignorante de lo que pasaba a su espalda. Los años carecieron de importancia, al igual que el tiempo y las personas. Se alejó de todos ellos en una vida de peregrinaje y arrepentimiento que duró cien años. Pero entonces vio una oportunidad de perdonar sus pecados a los ojos de Dios y era evitando que el mal que propagase utilizando ingenuos como él. Aprovechó sus años de experiencia en combate y su conocimiento de la tierra romana para cazar y asesinar a todas aquellas almas, que como él, eran inmortales al filo del tiempo. Y así estuvo años, décadas, siglos… observaba indiferente el paso del tiempo a través de la sangre de sus victimas eternas, hasta aquella noche. Un día, como cualquier otro, en el que conoció a un joven de igual naturaleza que la suya. Estaba claro el guión a seguir. Debía matarlo a toda costa. Pero algo salió mal y perdió, acabó con una espalda clavada en el pecho, y otra en el estómago, a la vez que el muchacho le exigía rendirse… y fue entonces cuando sintió una emoción muy vieja que apenas recordaba, aquel sentimiento de mortalidad y miedo que lo llevó hacia atrás. Esa misma noche hizo un juramente en forma de contrato con su vencedor, en el cual estipulaba que le serviría fielmente con la vida, si él le obsequiaba algún día con un último combate de revancha a muerte, donde solamente uno de los dos acabaría bebiendo la sangre del vencido y quedando de pie frente a la posteridad, para siempre… Aquella noche nació VAYNE MERCURY, mayordomo del Conde Lucern Ralph.
DATOS EXTRA
- Vayne, como mayordomo, siempre lleva su uniforme negro con adornos grises y plateados, el cual incluye un juego de cuchillos lanzables muy útiles para la defensa personal y el asesinato silencioso.
- Aunque no suele utiliza mucha variedad de ropa posee tres conjuntos regalo de Lord Ralph. Estos se dividen en: un uniforme de mosquetero tintado de rojo, otro de paisano, y un último de gala, en el cual se puede apreciar el antiguo rango en el ejercito de su majestad de Vayne (Oficial de Infantería).
- Su animal preferido son los perros, siendo ellos el único punto flaco vulnerable del mayordomo, puesto que posee una especie de veneración por éstos. Los ama tanto que son el único motivo por el cual puede ignorar, brevemente, a su amo y señor.
- Siempre viste de manera impecable y siempre busca que los de a su alrededor hagan lo mismo, siendo muy exigente con el uniforme de los empleados, siendo incluso el diseñador de los mismos.
- Siempre, y pese a su condición de sirviente, lleva un estoque elegante hecho de acero muy resistente con detalles de plateado a conjunto con el de su señor. Se llega a decir que ambas espadas son hermanas gemelas y son la prueba irrefutable del contrato entre ambos hombres.
- Sólo existe una persona que sabe el gran secreto de Vayne Mercury, y es Lord Lucern Ralph; él es el único ser vivo que conoce la naturaleza eterna de su mayordomo, y como tal debe mantener el secreto toda la vida, ya que es parte del pacto que firmaron aquella noche.
- El contrato entre ambos vampiros recibe el nombre por parte de ambos de: "Velada Carmesí", y siempre se refieren a ella con el mismo nombre, siendo en clave para el resto de residentes de la mansión Ralph.
- Una de sus aficiones disimuladas del moreno es la de enseñar cosas, ya sea por experiencia o antiguo aprendizaje, a su señor, llegando a mostrarle verdades que ni en mil años hubiese podido descubrir por él sólo. Por eso le gusta pensar que en cierto modo él es un mentor para el Conde.
- Le encanta tocar los instrumentos musicales, lates como el arpa, el piano... pero su favorito con diferencia es el violín. Con susodicho instrumento es un virtuoso reconocido por todos, nadie dentro de la residencia Ralph se le iguala en el manejo de la herramienta sonora.
- Se podría decir que con diferencia es la segunda persona más letal de la casa Ralph, después obviamente de su señor, al cual niega rotundamente su derrota, evitando a toda costa hablar de ello en público y casi que en privado igual.
- Mantiene casi perpetuamente una sonrisa falsa para transmitir seguridad y tranquilidad a quienes le rodean. Se puede decir que es un método de camuflaje y defensa, además de un toque de ornamente bastante útil en la residencia, ya que tanta oscuridad es bastante lúgubre para los pobres empleados mortales que la habitan de día.
- No se molesta en esconder aquella palabra que utiliza para definir a cada uno de los habitantes de la casa, llamando a la misma Lady Ralph "Macabra" en ocasiones contadas, pero ni de lejos quedándose ahí. Por otra parte se define a sí mismo como "Demonio" para infundir miedo y con ello acelerar el ritmo de trabajo del servicio bajo, el cual venera casi a Vayne.
gracias a αgusτınα• de sourcecode
Última edición por Vayne Mercury el Dom Ene 12, 2014 2:16 am, editado 10 veces
Vayne Mercury- Vampiro Clase Alta
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FICHA EN PROCESO
POSTEA A CONTINUACIÓN CUANDO TERMINES TU FICHA PARA QUE UN MIEMBRO DEL STAFF
PASE A REVISARLA Y TE DE COLOR Y RANGO SI TODO ESTÁ EN ORDEN. GRACIAS.
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Doreen Jussieu- Hechicero Clase Alta
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TU FICHA ESTÁ CORRECTA, PERO ES NECESARIO QUE COLOQUES LA IMAGEN DE QUIEN DA VIDA A TU PERSONAJE, AUNQUE SEA EN UN SPOILER. CUANDO AGREGUES LO QUE TE PIDO, POR FAVOR POSTEA AVISANDO PARA QUE TU FICHA SEA APROBADA. GRACIAS.
TU FICHA ESTÁ CORRECTA, PERO ES NECESARIO QUE COLOQUES LA IMAGEN DE QUIEN DA VIDA A TU PERSONAJE, AUNQUE SEA EN UN SPOILER. CUANDO AGREGUES LO QUE TE PIDO, POR FAVOR POSTEA AVISANDO PARA QUE TU FICHA SEA APROBADA. GRACIAS.
Tarik Pattakie- Vampiro/Realeza
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Imagen añadida, se encuentra abajo del todo de la Descripción Psicológica. Con esto finalizo por completo el perfil, gracias.
Vayne Mercury- Vampiro Clase Alta
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FICHA APROBADA
BIENVENIDO A VICTORIAN VAMPIRES
TE INVITO A LEER LAS NORMAS QUE TENEMOS EN EL FORO PARA QUE ESTÉS BIEN ENTERADO DE CÓMO SE MANEJA TODO Y ASÍ EVITARTE FUTUROS MAL ENTENDIDOS, Y SI TIENES ALGUNA DUDA O ACLARACIÓN SOBRE CUALQUIER COSA, NO DUDES EN PREGUNTARME A MÍ O A OTRO ADMINISTRADOR, ESTAMOS PARA AYUDARTE.
QUE TE DIVIERTAS.
BIENVENIDO A VICTORIAN VAMPIRES
TE INVITO A LEER LAS NORMAS QUE TENEMOS EN EL FORO PARA QUE ESTÉS BIEN ENTERADO DE CÓMO SE MANEJA TODO Y ASÍ EVITARTE FUTUROS MAL ENTENDIDOS, Y SI TIENES ALGUNA DUDA O ACLARACIÓN SOBRE CUALQUIER COSA, NO DUDES EN PREGUNTARME A MÍ O A OTRO ADMINISTRADOR, ESTAMOS PARA AYUDARTE.
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Tarik Pattakie- Vampiro/Realeza
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