En el final, todos mueren o viven. Todo depende de con quién acabes tu historia. [Privado]

por **Hades Brunetto** Jue Ene 09, 2014 3:21 pm

Cuando empezó a preocuparse por ella solo tenía pocos años de edad.

Solamente a ella la conocía mientras estaba con Simon, pero él mismo era un objeto que ella miraba al pasar ya que su vista estaba fija en Simon. Sinceramente cree que nunca puede encandilar a alguien con su apariencia, es un chico que ha ido de familia en familia, que se ha movido mucho pero que aun así ha estado durante mucho tiempo entre muchos recuerdos.

-…-suspiro sin más lanzando una piedra haciendo rebotes en el agua. Hizo varias ondas hasta que finalmente se sentó en el pasto que adornaba ese paisaje. Se acordó de Mimi, de Eleonor…de muchas personas que habían pasado por su mente hasta que finalmente pensó en que quizás estaba en el buen lugar al fin y al cabo. Su vida no era para decir, un cuento de hadas que podría ser relatado. No, su vida era una pesadilla que ahora estaba como en una pausa, causándole una rutina aburrida.

Al ser comerciante, miraba comercios y conocía a gente de muchos lugares. Menos mal que poseía fortuna en donde podía gastarlo a placer, ahora que lo pensó, se había gastado demasiado dinero en una tela de un lujoso estampado en el que le recordó a aquella tela en la que vistió hace tiempo a… Mimi. Cuando era pequeño, llego a la familia Brunetto, pero después conoció a Mimi y después Simon, él y Mimi como que habían hecho una pequeña piña de la cual nadie seguramente les separaría.

Saco un libro que tenía en su mochila para poder leer cuando estaba aburrido y estos momentos eran de esos en los que te podrías poner a filosofar y después quizás a leer el libro. Él leería y filosofaría en conclusiones nada precisas. Suspirando comenzó a leer con un farolillo que encendió antes - No temáis a la grandeza; algunos nacen grandes, algunos logran grandeza, a algunos la grandeza les es impuesta y a otros la grandeza les queda grande….. – Esta vez había tocado Shakespeare para leer, sujeto a los ideales del amor prohibido de su obra más reciente y ultima que había obtenido de la biblioteca de Paris, Hades comenzaba a leer una biografía de Shakespeare, hasta que finalmente, sin quererlo él, se quedó dormido contra la corteza del árbol, con el libro abierto de par en par y el farolillo dándole calor.