AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Cena para dos. [Privado]
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Cena para dos. [Privado]
Café de Paix. Hora 21.00
La noche ya habia caido. Estaba frio y llovizanba levemente. Sinéad luego de buscar unos libros y pagar unas cuentas. Decidio que era un buen momento para sentarse en un café a apreciar la noche. Tenia un abrigo de piel muy bonito color negro, guantes de cuero y llevaba el cabello atado hacia atras, una cascada de rulos enmarcaba su rostro sin cubrirlo. Tenia los labios rojos y las mejillas rosadas. Maquillaje. Las maravillas que hacia el maquillaje.
Tomo el diario y releyo sin mirar al tiempo que escuchaba los chismes que otros transeuntes. Que el perro de Sissi es mas lindo, que el abrigo de Mary es caro, que aumentaron los impuestos, que Monet estaba exponiendo. Se detuvo en Monet. Tenia que ir a ver alguna obra de Monet. Habia escuchado de Van Gogh, un holandes que no habia tenido mucho exito. Habia visto un par de sus pinturas y sin ir mas lejos habia adquirido una. Siempre que se levantaba por la mañana la contemplaba.
-Un cafe y una porcion de souffle de chocolate. Mercy.- pidio y despacho al mozo. Mientras se disponia a abrir su nueva adquisicion, cuando vio arribar al cafe a una joven que le llamo profundamente la atención. Penso que quizas se abria perdido... o que buscaba a alguien.- Disculpe mi intromision... ¿puedo ayudarle?
La noche ya habia caido. Estaba frio y llovizanba levemente. Sinéad luego de buscar unos libros y pagar unas cuentas. Decidio que era un buen momento para sentarse en un café a apreciar la noche. Tenia un abrigo de piel muy bonito color negro, guantes de cuero y llevaba el cabello atado hacia atras, una cascada de rulos enmarcaba su rostro sin cubrirlo. Tenia los labios rojos y las mejillas rosadas. Maquillaje. Las maravillas que hacia el maquillaje.
Tomo el diario y releyo sin mirar al tiempo que escuchaba los chismes que otros transeuntes. Que el perro de Sissi es mas lindo, que el abrigo de Mary es caro, que aumentaron los impuestos, que Monet estaba exponiendo. Se detuvo en Monet. Tenia que ir a ver alguna obra de Monet. Habia escuchado de Van Gogh, un holandes que no habia tenido mucho exito. Habia visto un par de sus pinturas y sin ir mas lejos habia adquirido una. Siempre que se levantaba por la mañana la contemplaba.
-Un cafe y una porcion de souffle de chocolate. Mercy.- pidio y despacho al mozo. Mientras se disponia a abrir su nueva adquisicion, cuando vio arribar al cafe a una joven que le llamo profundamente la atención. Penso que quizas se abria perdido... o que buscaba a alguien.- Disculpe mi intromision... ¿puedo ayudarle?
Sinéad Van Eyck- Vampiro Clase Media
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Re: Cena para dos. [Privado]
Estaba cansada. El encierro me ponía paranoica. Que iba a saber yo que las mujeres de las cuales bebí poseían un puesto importante en la aristocracia. Dos mujeres de clase alta que al parecer iban a pasar formar parte de la realeza; consentidas por un par de nobles –como si me fuera a importar la diferencia-. Pero… lo que sí me importaba era el número creciente de alimañas en buscarme. Y eso que ya creía suficiente el enfrentarme con un par.
Sonaba tan gracioso y la vez incrédulo pensar que las había elegido al azar, como si fuera una buena partida. Estaban solas, aparentaban ser dos más del montón, y encima el lugar presentaba un vacío deliciosamente perfecto. ¿Dónde tengo que pasar a buscar mi medalla a la más ingenua?
Debía pensar en un refugio momentáneo, a pesar de que nunca me hubiera imaginado en esta posición. ¿Huir?, sonaba ser la cosa más cobarde que hubiese hecho los últimos años, más viniendo de mí. Pero existía una realidad, y era que aún no conocía los rostros de mis captores… aún. Y sí me concentraba en intentar defenderme a cada paso que daba, de seguro aniquilaría mínimamente a más de la mitad de la población sólo para asegurar mi resguardo, y no era exactamente lo que quería. Además, sería algo muy tonto de mi parte, ya que solamente conseguiría más cuerpos sin vida. Y mi identidad como “asesina de pretendientes” pasaría a descubrirse. Así terminaría muerta de todas formas.
Fue como entre tantos negocios vistosos, deslumbré un gran, pero a la vez bastante imperceptible, bar. Café de Paix...Tal vez una parada allí no me vendría mal, sin aclarar por supuesto que me cubriría por un rato.
Al entrar vi en su mayoría a hombres, claro, y a tan sólo unas pocas mujeres. Me estremecí un poco allí al sentir esa sensación, ese aroma a testosterona. Acto seguido me alejé intentando buscar con mis ojos un apartado lo suficientemente cómodo y callado.
Aunque el silencio sólo fue cuestión de segundos.
Observando la carta del menú, alcancé a escuchar una voz femenina en mi dirección, una dama se dirigía hasta donde me encontraba.
Se trataba de una joven de rizos dorados, ojos cafés, de esbelta figura y de una tez blanca porcelana, lo precisamente pálida como para llegar a ser comparada conmigo. Disculpándose, me preguntaba si me podía ayudar en algo.
Que extraño… ¿Sería ella una vampiresa?
Ya, suficiente. La idea de encontrar a alguien de mi especie seguía constante. Tanto que esperanzaba por cualquier estupidez, era obvio que necesitaba hablar con algún poseedor de colmillos. Investigarle, saber... como demonios hacían para pasar desapercibidos en este mundo de gente.
-No, no necesito ayuda, gracias. Tan sólo buscaba dónde podía apartarme de tanta “hombría”. –me limité a contestar irónicamente.
Sonaba tan gracioso y la vez incrédulo pensar que las había elegido al azar, como si fuera una buena partida. Estaban solas, aparentaban ser dos más del montón, y encima el lugar presentaba un vacío deliciosamente perfecto. ¿Dónde tengo que pasar a buscar mi medalla a la más ingenua?
Debía pensar en un refugio momentáneo, a pesar de que nunca me hubiera imaginado en esta posición. ¿Huir?, sonaba ser la cosa más cobarde que hubiese hecho los últimos años, más viniendo de mí. Pero existía una realidad, y era que aún no conocía los rostros de mis captores… aún. Y sí me concentraba en intentar defenderme a cada paso que daba, de seguro aniquilaría mínimamente a más de la mitad de la población sólo para asegurar mi resguardo, y no era exactamente lo que quería. Además, sería algo muy tonto de mi parte, ya que solamente conseguiría más cuerpos sin vida. Y mi identidad como “asesina de pretendientes” pasaría a descubrirse. Así terminaría muerta de todas formas.
Fue como entre tantos negocios vistosos, deslumbré un gran, pero a la vez bastante imperceptible, bar. Café de Paix...Tal vez una parada allí no me vendría mal, sin aclarar por supuesto que me cubriría por un rato.
Al entrar vi en su mayoría a hombres, claro, y a tan sólo unas pocas mujeres. Me estremecí un poco allí al sentir esa sensación, ese aroma a testosterona. Acto seguido me alejé intentando buscar con mis ojos un apartado lo suficientemente cómodo y callado.
Aunque el silencio sólo fue cuestión de segundos.
Observando la carta del menú, alcancé a escuchar una voz femenina en mi dirección, una dama se dirigía hasta donde me encontraba.
Se trataba de una joven de rizos dorados, ojos cafés, de esbelta figura y de una tez blanca porcelana, lo precisamente pálida como para llegar a ser comparada conmigo. Disculpándose, me preguntaba si me podía ayudar en algo.
Que extraño… ¿Sería ella una vampiresa?
Ya, suficiente. La idea de encontrar a alguien de mi especie seguía constante. Tanto que esperanzaba por cualquier estupidez, era obvio que necesitaba hablar con algún poseedor de colmillos. Investigarle, saber... como demonios hacían para pasar desapercibidos en este mundo de gente.
-No, no necesito ayuda, gracias. Tan sólo buscaba dónde podía apartarme de tanta “hombría”. –me limité a contestar irónicamente.
Jenna Saltzman- Vampiro Clase Alta
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Re: Cena para dos. [Privado]
No. Una respuesta tajante que no daba mucho lugar a mucha conversacion o cosa similar. No parecia ser una mujer que meditara mucho lo que salia de su boca sino mas bien que disparaba aquello que le venia a la mente. Bueno tampoco es que hubiere sido descortes, simplemente declino con elegancia suficiente la oferta de Sinéad. Sin embargo la muchacha de cabello castaño parecia una oveja que esta encerrada entre mucho leones. Miraba con inquietud todo a su alrededor y por momentos las aletas de su nariz se abrian mucho dejando entre ver cierto nerviosismo.
Sinéad inco el tenedor en su suoffle y se llevo un bocado a la boca, pretendio comer. Y luego se dedico a mirar con reserva todo a su alrededor, a escuchar y persibir todos los olores. Alli, en aquel cafe estaba su presa de esa noche. Necesitaba comer.
Se encontro con los ojos marrones de la jovencita a quien con anterioridad le habia prestado atencion con la intencion de ayudarle.
-Oh... pense que quizas estaba perdida o extraviada, debido a que al entrar parecia no saber bien que estaba haciendo o a quien dirigirse. - tomo con delicadeza la taza de cafe y se la llevo a los labios. Pretendiendo beber. Se limpio los labios con la servilleta. Ritual. Todos sus movimientos eran un ritual. Dejo a un lado el periodico del dia y miro a la muchacha.- ¿Quiere sentarse conmigo?
Sinéad inco el tenedor en su suoffle y se llevo un bocado a la boca, pretendio comer. Y luego se dedico a mirar con reserva todo a su alrededor, a escuchar y persibir todos los olores. Alli, en aquel cafe estaba su presa de esa noche. Necesitaba comer.
Se encontro con los ojos marrones de la jovencita a quien con anterioridad le habia prestado atencion con la intencion de ayudarle.
-Oh... pense que quizas estaba perdida o extraviada, debido a que al entrar parecia no saber bien que estaba haciendo o a quien dirigirse. - tomo con delicadeza la taza de cafe y se la llevo a los labios. Pretendiendo beber. Se limpio los labios con la servilleta. Ritual. Todos sus movimientos eran un ritual. Dejo a un lado el periodico del dia y miro a la muchacha.- ¿Quiere sentarse conmigo?
Sinéad Van Eyck- Vampiro Clase Media
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Re: Cena para dos. [Privado]
¿Por qué tanta cortesía? Me preguntaba débilmente, dedicando un leve movimiento al aire con mis ojos. Es claro que los modales eran propios de la época -o de siempre-, pero este sitio en el cual me encontraba viviendo acunaba una cortesía de segunda mano. O cómo decirlo mejor, mmm... digamos que algo insulta, hipócrita, falsamente llamativa. Pero, reconocía que aún mis instintos funcionaban a la perfección, y podía describir en sus gestos y tono de habla, que se trataba algo sincero. Algo realmente alarmante, ¿verdad?
Calma, eso era lo que reflejaba la fémina al expresarse y al realizar cualquier fuera su movimiento. La observaba de reojo mientras veía como se "alimentaba" con su souffle; masticaba lo bastante apacible, como si pretendiera parecer que disfrutaba tan sólo de otro alimento del arte culinario. Me pregunto si en realidad fuera así para ella.
Nuestras miradas se volvieron a juntar un par de veces más, haciendo más incómodo el ambiente. No sabría decir si era fue la causa la que la llevó a preguntarme si quería sentarse en su mesa. Y sinceramente no sonaba tan mal la idea al ver el postre en su plato. No me apetecía en lo absoluto como lo haría una buena dosis de liquido sanguíneo. Pero debía, quizás, intentar ingerir un par de bocados, tan sólo para apaciguar momentáneamente las ansias. Y ahora, el lugar poco a poco se iba vaciando, así que me ayudó a dudar menos acerca de la reacción que tomaría.
Me levanté tranquilamente de mi puesto decidida a sentarme en el lugar de enfrente y a escuchar a la muchacha, porque estaba segura que no sólo se trataba de educación. Podía percibir la muerte a su alrededor, su aura lo aclamaba a gritos mediante cada paso dado. Ni el maquillaje, que solía dar el acabado solicitado por cada usuario, pudo haber camuflado aquello que quería esconder de otros.
Y su cara, tan lívida, dejaba a un lado preguntas innecesarias.
Tal vez me serviría para algo... Tal vez habría notado mi parecido en cuanto se refiere nuestro no-color de piel. Además, notaba como poco a poco mi ser se va transformando en uno mucho más frío, sin estimaciones. Debía mejorarlos, o al menos ocultarlos.
-La misma orden que ha pedido ella. -dije al mozo antes que pudiera seguir avanzando hacia nuestros lugares.
Una vez alejado con la orden, clavé la vista en ella, sin intentar dar desvío alguno.
-Me dirás... ¿Por qué tanta cortesía?
Calma, eso era lo que reflejaba la fémina al expresarse y al realizar cualquier fuera su movimiento. La observaba de reojo mientras veía como se "alimentaba" con su souffle; masticaba lo bastante apacible, como si pretendiera parecer que disfrutaba tan sólo de otro alimento del arte culinario. Me pregunto si en realidad fuera así para ella.
Nuestras miradas se volvieron a juntar un par de veces más, haciendo más incómodo el ambiente. No sabría decir si era fue la causa la que la llevó a preguntarme si quería sentarse en su mesa. Y sinceramente no sonaba tan mal la idea al ver el postre en su plato. No me apetecía en lo absoluto como lo haría una buena dosis de liquido sanguíneo. Pero debía, quizás, intentar ingerir un par de bocados, tan sólo para apaciguar momentáneamente las ansias. Y ahora, el lugar poco a poco se iba vaciando, así que me ayudó a dudar menos acerca de la reacción que tomaría.
Me levanté tranquilamente de mi puesto decidida a sentarme en el lugar de enfrente y a escuchar a la muchacha, porque estaba segura que no sólo se trataba de educación. Podía percibir la muerte a su alrededor, su aura lo aclamaba a gritos mediante cada paso dado. Ni el maquillaje, que solía dar el acabado solicitado por cada usuario, pudo haber camuflado aquello que quería esconder de otros.
Y su cara, tan lívida, dejaba a un lado preguntas innecesarias.
Tal vez me serviría para algo... Tal vez habría notado mi parecido en cuanto se refiere nuestro no-color de piel. Además, notaba como poco a poco mi ser se va transformando en uno mucho más frío, sin estimaciones. Debía mejorarlos, o al menos ocultarlos.
-La misma orden que ha pedido ella. -dije al mozo antes que pudiera seguir avanzando hacia nuestros lugares.
Una vez alejado con la orden, clavé la vista en ella, sin intentar dar desvío alguno.
-Me dirás... ¿Por qué tanta cortesía?
Jenna Saltzman- Vampiro Clase Alta
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Re: Cena para dos. [Privado]
Terminó de dar un ultimo bocado, se limpio los labios con la servilleta y la llevo a su falda nuevamente. Delicadamente apoyo los codos en la mesa y apoyo el menton sobre sus dedos entrelazados. Ladeo la cabeza hacia la derecha y sonrio con satisfaccion.
-Porque somos dos mujeres preciosas rodeadas de un monton de gemas de segunda mano, porque ante todo hay que mantener las buenas maneras y mas importante porque ud y yo somos similares, compartimos una naturaleza que nadie podria entender. Sin mencionar que aqui las que mejor huelen somos tu y yo.-alejo el souffle y luego agregó.-Comer esto es un asco, espero no enfermarme, pero por esa misma razon solo como dos o tres bocados.- rio entredientes, bajo la mirada un momento.- Pero bueno, no me atreveria a esto sino hubiera ingerido previamente algo de comida de "verdad".
Observo a la señorita frente a ella unos instantes. Era positivamente hermosa, unos labios rojos bien definidos, cejas que enmarcaban bellamente esos ojos cafe, y cabello brillante. Y ese aroma tan distinguido. No habia muchas dudas de la naturaleza de aquella mujer de hermosas facciones.
-¡Ah! Y me olvidaba la última y prima razon: Porque siempre es grato disfrutar de buena compañia.- dijo mientras arrancaba del centro de mesa unos petalos y disimuladamente se las llevaba a la boca.- Actue natural, como si estuviera tan viva como ellos, sin temores ni miedos. Discreta y elegante. Sea la mujer mas hermosa y bella del mundo cada vez que entre a un recinto, hagales saber que es deseable y que tiene el mundo a sus pies. - rio entre dientes nuevamente. - Mi nombre es Sinéad, un placer señorita....- y espero que la muchacha completara la frase.
-Porque somos dos mujeres preciosas rodeadas de un monton de gemas de segunda mano, porque ante todo hay que mantener las buenas maneras y mas importante porque ud y yo somos similares, compartimos una naturaleza que nadie podria entender. Sin mencionar que aqui las que mejor huelen somos tu y yo.-alejo el souffle y luego agregó.-Comer esto es un asco, espero no enfermarme, pero por esa misma razon solo como dos o tres bocados.- rio entredientes, bajo la mirada un momento.- Pero bueno, no me atreveria a esto sino hubiera ingerido previamente algo de comida de "verdad".
Observo a la señorita frente a ella unos instantes. Era positivamente hermosa, unos labios rojos bien definidos, cejas que enmarcaban bellamente esos ojos cafe, y cabello brillante. Y ese aroma tan distinguido. No habia muchas dudas de la naturaleza de aquella mujer de hermosas facciones.
-¡Ah! Y me olvidaba la última y prima razon: Porque siempre es grato disfrutar de buena compañia.- dijo mientras arrancaba del centro de mesa unos petalos y disimuladamente se las llevaba a la boca.- Actue natural, como si estuviera tan viva como ellos, sin temores ni miedos. Discreta y elegante. Sea la mujer mas hermosa y bella del mundo cada vez que entre a un recinto, hagales saber que es deseable y que tiene el mundo a sus pies. - rio entre dientes nuevamente. - Mi nombre es Sinéad, un placer señorita....- y espero que la muchacha completara la frase.
Sinéad Van Eyck- Vampiro Clase Media
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Re: Cena para dos. [Privado]
Las palabras de la doncella manifestaban comodidad bajo mi persona, como si se tratara de un speech duramente practicado. Francamente no podría esperar menos en cuanto nos referimos a la elocuencia de un ser que ha pasado años, tal vez siglos, aprendiendo sobre comunicación. O quizás no; esta nueva forma de vivir nos brindaba, debo admitir, un fácil acceso a la persuasión. La maldita persuasión por la que algunos caen rendidos. Y por rendidos me refiero a la muerte. Pero claramente aquello no aguardaba relación a este tan no-inesperado encuentro.
Me limité a entrecerrar levemente la mirada mientras escuchaba el discurso de la tal Sinéad. La belleza de la fémina parecía querer alardear entre los demás rostros del lugar. Y por otra parte, su convincente habla daba a que pensar. Pero, por los momentos, mi mente no presentaba injerencia alguna -al menos no una muy profunda- en sus asuntos. Por lo que mostré sobre la mesa las pocas teorías que ella transmitía a cualquier oyente que no perteneciera al mundo de los vivos.
-Jenna… -dije mientras observaba su plato de comida -Mi nombre es Jenna.
>>Así que, señorita Sinéad, aún no me ha quedado claro su interés por entablar esta “conversación”. No deseo, francamente, que me tome como alguien a la que se le puede sacar palabras fácilmente, ni a la que se le puede engañar. Como bien sabe podemos ver el aura de todo el mundo, identificando hasta especies. Y también ha de saber que precisamente en París se encuentran muchos colmillos, ¿no es verdad? -solté un suspiro antes de seguir -Y, permítame adelantarme, no se encuentran entre mis deseos tampoco el que me tache como a alguien descortés o desconsiderada; por lo que le ofrezco mis disculpas de antemano, porque no se trata sobre usted.
Mientras iba enarbolando una respuesta conforme a como la podía formular, el mozo se acercó a dejar la orden. Por lo que tuve que bajar la voz a medida que terminaba la oración.
Agradecí amablemente con la intención de despacharlo rápido. Y fue entonces cuando recordé la frase que me había enmarcado a lo último: “Siempre es grato disfrutar de buena compañía”.
Aquello dio en el nervio. Ahora estaba claro porque su interés en buscar diálogo. Puesto a que me encontraba lo demasiado inútil psicológicamente como para usar mi telepatía, tenía las esperanzas de que fuera lo que expondría próximamente, algo que menos me transmitiría algo de empatía.
-Aguarda… ¿Tu eres nueva en París… O al menos en esta condición? ¿No es así?
Me limité a entrecerrar levemente la mirada mientras escuchaba el discurso de la tal Sinéad. La belleza de la fémina parecía querer alardear entre los demás rostros del lugar. Y por otra parte, su convincente habla daba a que pensar. Pero, por los momentos, mi mente no presentaba injerencia alguna -al menos no una muy profunda- en sus asuntos. Por lo que mostré sobre la mesa las pocas teorías que ella transmitía a cualquier oyente que no perteneciera al mundo de los vivos.
-Jenna… -dije mientras observaba su plato de comida -Mi nombre es Jenna.
>>Así que, señorita Sinéad, aún no me ha quedado claro su interés por entablar esta “conversación”. No deseo, francamente, que me tome como alguien a la que se le puede sacar palabras fácilmente, ni a la que se le puede engañar. Como bien sabe podemos ver el aura de todo el mundo, identificando hasta especies. Y también ha de saber que precisamente en París se encuentran muchos colmillos, ¿no es verdad? -solté un suspiro antes de seguir -Y, permítame adelantarme, no se encuentran entre mis deseos tampoco el que me tache como a alguien descortés o desconsiderada; por lo que le ofrezco mis disculpas de antemano, porque no se trata sobre usted.
Mientras iba enarbolando una respuesta conforme a como la podía formular, el mozo se acercó a dejar la orden. Por lo que tuve que bajar la voz a medida que terminaba la oración.
Agradecí amablemente con la intención de despacharlo rápido. Y fue entonces cuando recordé la frase que me había enmarcado a lo último: “Siempre es grato disfrutar de buena compañía”.
Aquello dio en el nervio. Ahora estaba claro porque su interés en buscar diálogo. Puesto a que me encontraba lo demasiado inútil psicológicamente como para usar mi telepatía, tenía las esperanzas de que fuera lo que expondría próximamente, algo que menos me transmitiría algo de empatía.
-Aguarda… ¿Tu eres nueva en París… O al menos en esta condición? ¿No es así?
Jenna Saltzman- Vampiro Clase Alta
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Re: Cena para dos. [Privado]
Sinéad alzo una ceja. Era bonita si, sin duda, pero parecia que sospechaba de que la joven tuviera segundas intensiones. La blonda dejo sobre la mesa la servilleta, jugueteo con los cubiertos tocandolos con la llema de los dedos sin levantarlos de la mesa y mientras escuchaba lo que la morocha decia, movia la cabeza hacia un lado y luego finalmente le miro a los ojos con una seriedad fria y petrea.
-Disculpeme ud. Al parecer mi elocuencia le ha molestado. No esta en mis planes sacarle informacion señorita Jenna.- luego echo hacia atras el cuerpo, se cruzo de brazos y miro a la doncella frente a ella con una cara disconforme. El mozo vino, dejo el pedido y Sinéad lo mato con la mirada. Estaba molesta de alguna forma.- No imagine que disfrutar de la compañia de un par seria algo tan molesto. Y no mon a mi, llevo algunos siglos viviendo en el seno de la noche. Y si, estoy conciente de que hay muchos como nosotros. Sin ir mas lejos uno de mis trabajos es el teatro.
Guardo silencio. Estaba molesta, sentia que la trataban como a una niña. Como si recien naciera. Tenia unas fuertes ganas de levantarse e irse, rapido y devorar, destajar y mutilar el primer humano que encontrara desprevenido en las callejuelas de París.
-Me disculpo si le incomode. Cometi el error de pensar que quizas necesitaba ud compañia, pero quizas quien queria la compañia, para pasar la velada, era yo.- el semblante duro y sombrio parecio ablandarse y volvio a mostrarse calida y dulce.
-Disculpeme ud. Al parecer mi elocuencia le ha molestado. No esta en mis planes sacarle informacion señorita Jenna.- luego echo hacia atras el cuerpo, se cruzo de brazos y miro a la doncella frente a ella con una cara disconforme. El mozo vino, dejo el pedido y Sinéad lo mato con la mirada. Estaba molesta de alguna forma.- No imagine que disfrutar de la compañia de un par seria algo tan molesto. Y no mon a mi, llevo algunos siglos viviendo en el seno de la noche. Y si, estoy conciente de que hay muchos como nosotros. Sin ir mas lejos uno de mis trabajos es el teatro.
Guardo silencio. Estaba molesta, sentia que la trataban como a una niña. Como si recien naciera. Tenia unas fuertes ganas de levantarse e irse, rapido y devorar, destajar y mutilar el primer humano que encontrara desprevenido en las callejuelas de París.
-Me disculpo si le incomode. Cometi el error de pensar que quizas necesitaba ud compañia, pero quizas quien queria la compañia, para pasar la velada, era yo.- el semblante duro y sombrio parecio ablandarse y volvio a mostrarse calida y dulce.
Sinéad Van Eyck- Vampiro Clase Media
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Re: Cena para dos. [Privado]
Esto parecía ser sin más un capítulo de alguna novela dramática. O tal vez, haciendo referencia a su trabajo recién mencionado, una escena de alguna obra de teatro. Quizás tan sólo no sabría analizar correctamente personalidades dispares a la suya, por lo que no era mi intención sacarla de quicio. Y oh, eso claramente estaba demostrado, la había hecho enfadar. Hubo una transformación en su rostro; de sensualidad y jubilo a uno lo suficientemente amenazador. Como si mis palabras le hubiesen herido la más pura amabilidad, dejando restante la sombría y filosa mirada de ahora. Interesante e inestable.
Me resultaba algo difícil poder canalizar del todo su aparente empatía. Realmente, no era algo usual encontrar a un vampiro o vampiresa que fuera sociable. ¡Y ahora es el momento de cubrir mi boca! Yo habría estado haciendo lo mismo desde mi llegada a la ciudad. Con la diferencia de estudiar un poco a la persona con la cual entablaría conversación. Así que puede que tenga razón, al parecer quería solamente compañía. Aunque no obstante, aún defendía mi primera teoría como algo posible.
Siendo un momento inoportuno, el mozo se acercó con el pedido. El pobre había sido despotricado por la mirada de la joven, tomando mi lugar en el momento de dejar el encargo en la mesa. Un par de comensales a mi alrededor habrían mirado de reojo contra la rubia.
Esbocé delicadamente una sonrisa ante ello, siendo lo más imperceptible posible para que la dama no tomara ventaja en malinterpretarlo. Asentí luego al mozo en señal de “Está todo en orden, gracias”, a la par que fruncía los labios para contener una pequeña risita que quizás se me hubiese escapado al momento. Por último luché por volver a mi anterior semblante inquisidor. Demasiada excentricidad para un par de vampiresas, creo.
-Señorita Van Eyck…
Resoplé.
-Vuelvo a tomar hincapié en mis disculpas de “antemano”, por si no han quedado claras. Creo reconocer que mi habla, a pesar de expresarme con retórica sincera, no la haya convencido del todo. También creo, si me permite, que debería asimilar mejor el hecho de que no todos pueden llegar a mostrar entusiasmo ante todo a primera vista –afirme con calma y apacibilidad. Tomé luego un trozo de la orden para empezar a degustarlo en tanto mi paladar lo permitía -. Con que el teatro, ¿eh?
Realicé un ademán con la mano para invitarla a que cambiara esa postura con los brazos. Estaba segura que su última expresión dulce en el rostro no era una en sí propia, sino una sarcástica con ánimos de hacerse mostrar triunfante.
Me resultaba algo difícil poder canalizar del todo su aparente empatía. Realmente, no era algo usual encontrar a un vampiro o vampiresa que fuera sociable. ¡Y ahora es el momento de cubrir mi boca! Yo habría estado haciendo lo mismo desde mi llegada a la ciudad. Con la diferencia de estudiar un poco a la persona con la cual entablaría conversación. Así que puede que tenga razón, al parecer quería solamente compañía. Aunque no obstante, aún defendía mi primera teoría como algo posible.
Siendo un momento inoportuno, el mozo se acercó con el pedido. El pobre había sido despotricado por la mirada de la joven, tomando mi lugar en el momento de dejar el encargo en la mesa. Un par de comensales a mi alrededor habrían mirado de reojo contra la rubia.
Esbocé delicadamente una sonrisa ante ello, siendo lo más imperceptible posible para que la dama no tomara ventaja en malinterpretarlo. Asentí luego al mozo en señal de “Está todo en orden, gracias”, a la par que fruncía los labios para contener una pequeña risita que quizás se me hubiese escapado al momento. Por último luché por volver a mi anterior semblante inquisidor. Demasiada excentricidad para un par de vampiresas, creo.
-Señorita Van Eyck…
Resoplé.
-Vuelvo a tomar hincapié en mis disculpas de “antemano”, por si no han quedado claras. Creo reconocer que mi habla, a pesar de expresarme con retórica sincera, no la haya convencido del todo. También creo, si me permite, que debería asimilar mejor el hecho de que no todos pueden llegar a mostrar entusiasmo ante todo a primera vista –afirme con calma y apacibilidad. Tomé luego un trozo de la orden para empezar a degustarlo en tanto mi paladar lo permitía -. Con que el teatro, ¿eh?
Realicé un ademán con la mano para invitarla a que cambiara esa postura con los brazos. Estaba segura que su última expresión dulce en el rostro no era una en sí propia, sino una sarcástica con ánimos de hacerse mostrar triunfante.
Jenna Saltzman- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 07/12/2013
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Re: Cena para dos. [Privado]
Levanto una ceja. Se enderezo en la silla, bajo el menton un poco y luego entorno los ojos. Suspiro, llevo ambas manos a su falda. Miro en derredor y luego de un "respirar profundo" volvio sus ojos a la doncella frente a ella.
-No tiene que jugar mi juego sino quiere.- comenzo diciendo.- Sin ir mas lejos soy conciente de que a muchos de los nuestros no les gusta socializar con sus pares. Algo entendible. - hizo un gesto señalando en derredor.- Un paso mal dado y somos historia. Tambien es cierto que debo disculparme pues me moleste al esperar que las cosas se dieran de un modo y que no pasaran asi.- ahogo una risa. Se acomodo algunos mechones rubios que se rebelanban en permanecer con el peinado.- Un pensamiento infantil debo admitir.- sonrio para si y luego con la misma sonrisa miro a su interlocutora.- Si, el teatro. No me tocan grandes roles, pues es claro que me falta mucho camino y quizas me falte un poco de pasion, o talento. Deberia apegarme mas a mis papeles, no cree?.- finalizo sonando un tanto dulce en su hablar.
Sinéad guardo silencio y observo durante largo rato a la señorita Saltzman. Volvio a mirarla, con mas atencion, recorrio cada rincon de su rostro, las curvas de sus hombros, la sinuosidad de sus labios, lo respingado de su nariz, sus dedos largos y finos, la tonicidad de su mortecina piel. Recayo finalmente en sus ojos marrones y en su cabello castaño. En sus dias de mortal debio de ser una joven esbelta y llena de vida. A Sinéad le gusto el color rojizo oscuro en los labios de la muchacha.
Habia sido medida y precavida, muy educada en su andar y en su hablar. Sin duda todas sus acciones habian sido varias veces pensadas, meditadas. Habia y no parecia haber abruptos en la forma de ser en la mujer frente a Van Eyck.
-Definitivamente ud no necesita creer que va encima del resto.- solto de pronto al tiempo que apoyaba su menton sobre la parte opuesta de su mano derecha.
-No tiene que jugar mi juego sino quiere.- comenzo diciendo.- Sin ir mas lejos soy conciente de que a muchos de los nuestros no les gusta socializar con sus pares. Algo entendible. - hizo un gesto señalando en derredor.- Un paso mal dado y somos historia. Tambien es cierto que debo disculparme pues me moleste al esperar que las cosas se dieran de un modo y que no pasaran asi.- ahogo una risa. Se acomodo algunos mechones rubios que se rebelanban en permanecer con el peinado.- Un pensamiento infantil debo admitir.- sonrio para si y luego con la misma sonrisa miro a su interlocutora.- Si, el teatro. No me tocan grandes roles, pues es claro que me falta mucho camino y quizas me falte un poco de pasion, o talento. Deberia apegarme mas a mis papeles, no cree?.- finalizo sonando un tanto dulce en su hablar.
Sinéad guardo silencio y observo durante largo rato a la señorita Saltzman. Volvio a mirarla, con mas atencion, recorrio cada rincon de su rostro, las curvas de sus hombros, la sinuosidad de sus labios, lo respingado de su nariz, sus dedos largos y finos, la tonicidad de su mortecina piel. Recayo finalmente en sus ojos marrones y en su cabello castaño. En sus dias de mortal debio de ser una joven esbelta y llena de vida. A Sinéad le gusto el color rojizo oscuro en los labios de la muchacha.
Habia sido medida y precavida, muy educada en su andar y en su hablar. Sin duda todas sus acciones habian sido varias veces pensadas, meditadas. Habia y no parecia haber abruptos en la forma de ser en la mujer frente a Van Eyck.
-Definitivamente ud no necesita creer que va encima del resto.- solto de pronto al tiempo que apoyaba su menton sobre la parte opuesta de su mano derecha.
Sinéad Van Eyck- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 12/12/2013
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