AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Cena para dos || Alain Blair ||
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Cena para dos || Alain Blair ||
El último rayo de sol se escondía en el cielo y hoy me esperaba una cena con mi marido. Estaba nerviosa. Después de bajo toda esta careta de una mujer fría,dura y mala se escondía una niña que a pesar de cargar con una cantidad de años a su espalda,se escondía alguien que amaba a su marido. Y que le tenía mucho respeto. Pues jamás le había falta en todo lo que llevaban casados. Le admiraba. Por que se dedicaba a algo que su madre se había dedicado cuando llegaron a Francia. Y de verdad lo quería aún que no se lo solía decir mucho.
Suspire y me senté en el tocador. Mi cabello lucía lo más rojo posible. Como siempre. Me lo recogí, dejando una especie de flor roja a un lado. La cual se sostenía por una aguja para pelo. La cual era de plata y tenía un escrito decorado al final de esta. Me había maquillado levemente y ya me había vestido. Ahora sólo esperaba que mi marido saliera de trabajar.
Me había dicho que cenaríamos en algún lugar. Aún que yo no pidiera ingerir gran cosa de alimentos, esperaba poder pasar tiempo con el pies después de todo el trabajaba por el día y yo vivía por la noche y apenas coincidimos.
Me levante del tocador y fui al armario a por el abrigó pues estavamos en inverno y hacia bastante frío. Lo tomo en mis manos y me dijo al salón dejando este sobre alguna silla,y luego proceso a abrir las cortinas y después las ventanas. Dejando que el viento entre en las estancia,el cual remueve un poco mi cabello. Miró al patio y veo que mi marido desciende del carruaje y entra en casa.
En un par de segundos esta en la sala en la que estoy yo. Hoy me apetecía jugar a ser coqueta, no sé, me había despertado así,y mi atuendo y mi vestido negro y con encajé así lo denotaba. Tampoco me había pasado varias horas arreglando mi cabello,para que mi querido lo pasará todo por alto — Señor Blair se le ha perdido algo por casualidad — pregunte esbozando una sonrisa. Tenía ganas de besarle,pero quería saber que contestaba, mi faceta juguetona no solía salir todos los días a pasear y para una vez que hacia tal cosa habían que aprovechar.
Mis manos colocaron un poco el vestido,la luna comenzaba a salir y la luz comenzó a dar justo donde yo estaba. Bañando mi silueta en una luz completamente plateada.
Suspire y me senté en el tocador. Mi cabello lucía lo más rojo posible. Como siempre. Me lo recogí, dejando una especie de flor roja a un lado. La cual se sostenía por una aguja para pelo. La cual era de plata y tenía un escrito decorado al final de esta. Me había maquillado levemente y ya me había vestido. Ahora sólo esperaba que mi marido saliera de trabajar.
Me había dicho que cenaríamos en algún lugar. Aún que yo no pidiera ingerir gran cosa de alimentos, esperaba poder pasar tiempo con el pies después de todo el trabajaba por el día y yo vivía por la noche y apenas coincidimos.
Me levante del tocador y fui al armario a por el abrigó pues estavamos en inverno y hacia bastante frío. Lo tomo en mis manos y me dijo al salón dejando este sobre alguna silla,y luego proceso a abrir las cortinas y después las ventanas. Dejando que el viento entre en las estancia,el cual remueve un poco mi cabello. Miró al patio y veo que mi marido desciende del carruaje y entra en casa.
En un par de segundos esta en la sala en la que estoy yo. Hoy me apetecía jugar a ser coqueta, no sé, me había despertado así,y mi atuendo y mi vestido negro y con encajé así lo denotaba. Tampoco me había pasado varias horas arreglando mi cabello,para que mi querido lo pasará todo por alto — Señor Blair se le ha perdido algo por casualidad — pregunte esbozando una sonrisa. Tenía ganas de besarle,pero quería saber que contestaba, mi faceta juguetona no solía salir todos los días a pasear y para una vez que hacia tal cosa habían que aprovechar.
Mis manos colocaron un poco el vestido,la luna comenzaba a salir y la luz comenzó a dar justo donde yo estaba. Bañando mi silueta en una luz completamente plateada.
Cristina Blair- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 45
Fecha de inscripción : 17/09/2015
Edad : 28
Re: Cena para dos || Alain Blair ||
El trabajo siempre lo dejaba agotado. Había mucha gente a la que atender, muchas cuentas que revisar y muchos vestidos que contemplar. No había que malinterpretarle, le encantaba todo aquello pero aquel día tenía su mente puesta en otro sitio. Había quedado aquella noche con su mujer y deseaba que llegara el momento de salir de aquel lugar y volver a casa junto a ella.
Pero antes tenía algunas cosas que hacer, se dirigió a la joyería alegando que necesitaba despejarse del trabajo durante unos segundos. De todas maneras, él era el jefe, no tenía por qué darle explicaciones a nadie. Entre tantos collares por los que elegir, se quedó con una hermosa gargantilla negra con una lujosa piedra del mismo color. Quería que aquel día fuese especial y no iba a desaprovechar un momento a solas con su esposa para recordarle que la seguía queriendo como el primer día. Aunque no fuesen a través de las palabras.
Volvió al trabajo y se acercó hasta uno de sus empleados. Le susurró que necesitaba el traje que había guardado con tanto recelo. Este se lo entregó sin rechistar y Alain se fue a cambiar rápidamente. Sabía que la hora a la que habían quedado se aproximaba y no debía hacer esperar a una dama como aquella.
─Tiene mucha suerte de tener una esposa como ella─ le dijo uno de sus empleados mientras le ayudaba a alistarse─. Yo no la dejaría escapar.
Le sonrió por no soltar algunas palabras malsonantes. ¿Quién se creía que era para darle consejos? Era más que consciente de lo que tenía y no iba a dejarlo escapar ni aunque ella quisiera. Pero también debía comprenderse que parte del merito de que ella acabase con él era suyo. Es decir, era un hombre la mar de atractivo, cualquiera acabaría rendida a sus pies. Pero él solo deseaba a una en aquel momento.
Subió al carruaje y se dirigió a casa con el regalo guardado en el bolsillo interno de la chaqueta. Bajó y entró a la casa para encontrar a su mujer en la sala. Le sonrió y casi la devoró con la mirada. Estaba absolutamente espléndida. Ella siempre estaba espléndida sin siquiera proponérselo. Mostró una sonrisa pícara al escucharla hablar de aquella manera. Sí que quería empezar fuerte la velada. A él no le importaba saltarse la cena pero no sería digno de un caballero hacerlo. Se quedó a una distancia prudencial, sabía que si la tocaba su mente decidiría abandonarle y solo actuarían sus instintos más básicos.
─Verá, señorita, estoy buscando a mi esposa. ¿No sabrá dónde está por casualidad, verdad?─ le dijo haciendo una reverencia y desprendiéndose de su sombrero. Lo cierto era que le incomodaba cuando estaban en sitios cerrados, así que decidió apartarlo a un lado─Tengo algo aquí para ella─ dijo sacando la pequeña caja─. Pero dudo que lo quiera. ¿Usted qué opina? ¿Le gustará?
Su esposa. Cada vez que pronunciaba esas palabras le parecía increíble que fuesen verdad. Era suya, de su propiedad y de nadie más. Solo él la tocaba, solo él la besaba, solo él podía apreciarla como lo hacía...
Pero antes tenía algunas cosas que hacer, se dirigió a la joyería alegando que necesitaba despejarse del trabajo durante unos segundos. De todas maneras, él era el jefe, no tenía por qué darle explicaciones a nadie. Entre tantos collares por los que elegir, se quedó con una hermosa gargantilla negra con una lujosa piedra del mismo color. Quería que aquel día fuese especial y no iba a desaprovechar un momento a solas con su esposa para recordarle que la seguía queriendo como el primer día. Aunque no fuesen a través de las palabras.
Volvió al trabajo y se acercó hasta uno de sus empleados. Le susurró que necesitaba el traje que había guardado con tanto recelo. Este se lo entregó sin rechistar y Alain se fue a cambiar rápidamente. Sabía que la hora a la que habían quedado se aproximaba y no debía hacer esperar a una dama como aquella.
─Tiene mucha suerte de tener una esposa como ella─ le dijo uno de sus empleados mientras le ayudaba a alistarse─. Yo no la dejaría escapar.
Le sonrió por no soltar algunas palabras malsonantes. ¿Quién se creía que era para darle consejos? Era más que consciente de lo que tenía y no iba a dejarlo escapar ni aunque ella quisiera. Pero también debía comprenderse que parte del merito de que ella acabase con él era suyo. Es decir, era un hombre la mar de atractivo, cualquiera acabaría rendida a sus pies. Pero él solo deseaba a una en aquel momento.
Subió al carruaje y se dirigió a casa con el regalo guardado en el bolsillo interno de la chaqueta. Bajó y entró a la casa para encontrar a su mujer en la sala. Le sonrió y casi la devoró con la mirada. Estaba absolutamente espléndida. Ella siempre estaba espléndida sin siquiera proponérselo. Mostró una sonrisa pícara al escucharla hablar de aquella manera. Sí que quería empezar fuerte la velada. A él no le importaba saltarse la cena pero no sería digno de un caballero hacerlo. Se quedó a una distancia prudencial, sabía que si la tocaba su mente decidiría abandonarle y solo actuarían sus instintos más básicos.
─Verá, señorita, estoy buscando a mi esposa. ¿No sabrá dónde está por casualidad, verdad?─ le dijo haciendo una reverencia y desprendiéndose de su sombrero. Lo cierto era que le incomodaba cuando estaban en sitios cerrados, así que decidió apartarlo a un lado─Tengo algo aquí para ella─ dijo sacando la pequeña caja─. Pero dudo que lo quiera. ¿Usted qué opina? ¿Le gustará?
Su esposa. Cada vez que pronunciaba esas palabras le parecía increíble que fuesen verdad. Era suya, de su propiedad y de nadie más. Solo él la tocaba, solo él la besaba, solo él podía apreciarla como lo hacía...
Alain Blair- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 06/10/2015
Re: Cena para dos || Alain Blair ||
Apoyo mi trasero en el marco de la puerta y observó a mi marido, el cual hoy luce espléndido, gradiente,guapo. Tengo que admitir que no soy una santa y ni mucho menos una buena persona. Pero amaba a mi marido aunque no se lo dijera y hoy era una buena noche para hacerlo. No me gustaba que otras mujeres se le quedaran mirando. Muchas lo devoraban con la mirada. Otras tantas se imaginaban hiendo cosas sexuales con el. Y que pensaran eso me daba ganas de pegarles a todas un tajo en el cuello y dejar que murieran desangradas.
Suspire sacando esos horribles pensamientos de mi cabeza. No era el momento ni el lugar para pensar en aquello. Veo como dejas el sombrero sobre la mesa. Lo miro detenidamente ese acto hasta que vuelvo tu mi mirada de nuevo a ti. Alzó mi hombros y me acercó a ti. Para darte un beso en la comisura de tus labios. Esos labios que tantas veces había besado.
Era como caer en la fina tela que tejía una araña,por mucho que intentaba salir de sus enredos más me enredaba en ella. Así que desde hace un par de años intente dejar de hacer según que cosas y caí presa de su amor. Y creó que igual que el. Pues al principio nos casamos por obligación y cada uno pasaba un tiempo fuera de casa. Pasábamos el tiempo separados,sólo estábamos juntos para compartir lecho y muchas veces ni eso. Pero después de cambiar de opinión. Ambos nos profesavamos cariño.
Y ha día de hoy,mi marido es lo mejor que me paso,después de abandonar Noruega. Creó que jamás le conté la verdadera historia. — No se donde se puede encontrar su esposa. Que apariencia tiene. ¿Es hermosa? — pregunte con una sonrisa en los labios. Me encantaba "meterme" con mi marido. Se daban pocas ocasiones como estas.
Mire la cajita que estaba en tus manos y luego mire tus ojos. Adoraba que me regalarás cosas. Pero no quería que te gastaras el dinero en cosas como esas. Sabía que te sobraba el dinero y que podías hacer con el lo que tu quieras. Pero me sentía estúpida, yo no tenía nada para ti. — A ella le gusta todo lo que le regalas incluso una simple flor. — Dije tomando su brazo. —Pero tenerte en casa es lo que más me gusta. — volví a besar la comisura de sus labios, aunque me moría de ganas de besarle. Pero despacio y con calma.
Tome mi abrigo y luego su mano —¿Partimos querido ?
Suspire sacando esos horribles pensamientos de mi cabeza. No era el momento ni el lugar para pensar en aquello. Veo como dejas el sombrero sobre la mesa. Lo miro detenidamente ese acto hasta que vuelvo tu mi mirada de nuevo a ti. Alzó mi hombros y me acercó a ti. Para darte un beso en la comisura de tus labios. Esos labios que tantas veces había besado.
Era como caer en la fina tela que tejía una araña,por mucho que intentaba salir de sus enredos más me enredaba en ella. Así que desde hace un par de años intente dejar de hacer según que cosas y caí presa de su amor. Y creó que igual que el. Pues al principio nos casamos por obligación y cada uno pasaba un tiempo fuera de casa. Pasábamos el tiempo separados,sólo estábamos juntos para compartir lecho y muchas veces ni eso. Pero después de cambiar de opinión. Ambos nos profesavamos cariño.
Y ha día de hoy,mi marido es lo mejor que me paso,después de abandonar Noruega. Creó que jamás le conté la verdadera historia. — No se donde se puede encontrar su esposa. Que apariencia tiene. ¿Es hermosa? — pregunte con una sonrisa en los labios. Me encantaba "meterme" con mi marido. Se daban pocas ocasiones como estas.
Mire la cajita que estaba en tus manos y luego mire tus ojos. Adoraba que me regalarás cosas. Pero no quería que te gastaras el dinero en cosas como esas. Sabía que te sobraba el dinero y que podías hacer con el lo que tu quieras. Pero me sentía estúpida, yo no tenía nada para ti. — A ella le gusta todo lo que le regalas incluso una simple flor. — Dije tomando su brazo. —Pero tenerte en casa es lo que más me gusta. — volví a besar la comisura de sus labios, aunque me moría de ganas de besarle. Pero despacio y con calma.
Tome mi abrigo y luego su mano —¿Partimos querido ?
Cristina Blair- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 45
Fecha de inscripción : 17/09/2015
Edad : 28
Re: Cena para dos || Alain Blair ||
Recibió el beso de su esposa con gusto. Aunque le supo a poco. Si simplemente pudiese quedarse en casa y estar tumbados en la cama, simplemente abrazados. Pero eso no era algo que debía hacer como esposo. Tenía que llevarla a cenar, porque se lo merecía. Le daba igual no poder perseguir a alguna criatura aquella noche, por ella sacrificaría cualquier cosa.
Rodó sus ojos al escuchar su pregunta y rodeó su cintura con su brazo, atrayendola más cerca de él. La mujeres necesitaban escuchar piropos de vez en cuando, menos mal que ella se lo pedía solo a él y no iba mendigando para escuchar palabras bonitas en boca de otros hombres.
─Es la más hermosa de todas. Si intentas buscarla en una multitud, no tardarás nada porque tiene un brillo especial que te hace fijarte en ella lo quieras o no─ le dijo con una sonrisa. Después de recibir otro beso por su parte, cogió la caja y la abrió para mostrarle la gargantilla─¿Crees que puedes ponértelo hoy? Seguro que te queda muy bien.
A penas le dio tiempo para responder, se colocó detrás de ella y le puso la gargantilla. Al terminar, acarició un poco su cuello y le dio un beso en él. Era increíble el efecto que una simple mujer tenía sobre él. Estaba atrapado y sería imposible escapar de ella. Le apretó la mano y le sonrió.
─Vamos─ le sonrió y comenzó a andar─ ¿Qué tal el día, cariño?─ le preguntó levantando su mano y besando el dorso. Quería que le hablase, quería deleitarse con el sonido de su voz, aunque lo que dijese no fuese gran cosa. Todo lo que salía de su boca podía valer oro.
Rodó sus ojos al escuchar su pregunta y rodeó su cintura con su brazo, atrayendola más cerca de él. La mujeres necesitaban escuchar piropos de vez en cuando, menos mal que ella se lo pedía solo a él y no iba mendigando para escuchar palabras bonitas en boca de otros hombres.
─Es la más hermosa de todas. Si intentas buscarla en una multitud, no tardarás nada porque tiene un brillo especial que te hace fijarte en ella lo quieras o no─ le dijo con una sonrisa. Después de recibir otro beso por su parte, cogió la caja y la abrió para mostrarle la gargantilla─¿Crees que puedes ponértelo hoy? Seguro que te queda muy bien.
A penas le dio tiempo para responder, se colocó detrás de ella y le puso la gargantilla. Al terminar, acarició un poco su cuello y le dio un beso en él. Era increíble el efecto que una simple mujer tenía sobre él. Estaba atrapado y sería imposible escapar de ella. Le apretó la mano y le sonrió.
─Vamos─ le sonrió y comenzó a andar─ ¿Qué tal el día, cariño?─ le preguntó levantando su mano y besando el dorso. Quería que le hablase, quería deleitarse con el sonido de su voz, aunque lo que dijese no fuese gran cosa. Todo lo que salía de su boca podía valer oro.
Alain Blair- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 06/10/2015
Re: Cena para dos || Alain Blair ||
Sonreí ante aquello que decía,si miraba a sus ojos los veía iluminados con aquello que estaba saliendo por su boca. Y es que nuestra relación empezó siendo tortuosa,no fue fácil, tengo que ser sincera. Que ni me parecía nada adequado y mi padrastro no se como consiguió que yo terminara con alguien como Alain. Pero al principio no nos llevábamos nada bien. Y ahora éramos inseparables.
Se colo por detrás de mi espalda y anudo la gargantilla a mi cuello,sonreí ampliamente y asentí levemente cuando me la puso. Mi mano se dirigió a ella y la note fría a mi tacto —Muchas gracias mi amor — esta vez le di un beso,aunque fue apenas un leve roce de labios. Más que una beso en si. Pero no lo iba a dar todo ahora. Me agarró de su brazo y comienzo a andar con el.
¿Como había ido mi día? Todos transcurrían igual,no solía dormir, y a mi pesar me solía despertar aún cuando era de día. Así que me internaba en la biblioteca. El único lugar de esta enorme casa la cual parecía que no tenía ninguna venta. Al menos podía estar ahí sin terminar de achicharrarme. Ya casi me había terminado de leer todos los libros que se escondían ahí dentro de poco acabaría siendo un lugar repetido. Así que muchas veces sólo me sentaba ahí. Y no hacia nada,tan solo esperaba a que el sol acabase de ponerse y poder salir a respirar un poco de aire frío.
Igual que todos los días. Aunque bueno,el día de hoy a sido entretenido. La casa de enfrente, parece que sus ocupantes no se llevan muy bien. Ya sabes. Las típicas peleas. Pero esta vez se han sobrepasado,sus gritos se metían dentro de casa. Y para que...al terminar vino lo peor. Se pusieron a fornicar y a gritar aun más si cabe.— moví la cabeza lentamente. No Podía salir de mi casa. Pero eso no quería decir que quisiera escuchar a una jodida perra en celo gemir.
Y mi padrastro. Lleva sin aparecer por la casa más de una semana. Temo el día que vuelva a aparecer por aquí.— mire hacia otro lado. Salimos al porche y me puse el abrigo. El cochero me abrió la puerta para poder entrar, una vez dentro y después de haber dicho la dirección del local al que nos íbamos a dirigir hoy. Tu te sentaste frente a mi. Y yo iba tan tranquila que no me pude agarrar,el carruaje cogió un bache, haciendo que callera encima tuyo...
Se colo por detrás de mi espalda y anudo la gargantilla a mi cuello,sonreí ampliamente y asentí levemente cuando me la puso. Mi mano se dirigió a ella y la note fría a mi tacto —Muchas gracias mi amor — esta vez le di un beso,aunque fue apenas un leve roce de labios. Más que una beso en si. Pero no lo iba a dar todo ahora. Me agarró de su brazo y comienzo a andar con el.
¿Como había ido mi día? Todos transcurrían igual,no solía dormir, y a mi pesar me solía despertar aún cuando era de día. Así que me internaba en la biblioteca. El único lugar de esta enorme casa la cual parecía que no tenía ninguna venta. Al menos podía estar ahí sin terminar de achicharrarme. Ya casi me había terminado de leer todos los libros que se escondían ahí dentro de poco acabaría siendo un lugar repetido. Así que muchas veces sólo me sentaba ahí. Y no hacia nada,tan solo esperaba a que el sol acabase de ponerse y poder salir a respirar un poco de aire frío.
Igual que todos los días. Aunque bueno,el día de hoy a sido entretenido. La casa de enfrente, parece que sus ocupantes no se llevan muy bien. Ya sabes. Las típicas peleas. Pero esta vez se han sobrepasado,sus gritos se metían dentro de casa. Y para que...al terminar vino lo peor. Se pusieron a fornicar y a gritar aun más si cabe.— moví la cabeza lentamente. No Podía salir de mi casa. Pero eso no quería decir que quisiera escuchar a una jodida perra en celo gemir.
Y mi padrastro. Lleva sin aparecer por la casa más de una semana. Temo el día que vuelva a aparecer por aquí.— mire hacia otro lado. Salimos al porche y me puse el abrigo. El cochero me abrió la puerta para poder entrar, una vez dentro y después de haber dicho la dirección del local al que nos íbamos a dirigir hoy. Tu te sentaste frente a mi. Y yo iba tan tranquila que no me pude agarrar,el carruaje cogió un bache, haciendo que callera encima tuyo...
Cristina Blair- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 45
Fecha de inscripción : 17/09/2015
Edad : 28
Re: Cena para dos || Alain Blair ||
Le gustaba mucho que le diese las gracias aunque no era necesario. Solo con saber que lo llamaba "amor" era suficiente recompensa para él. No importaba cuántos francos se gastase para contentar a su esposa, nunca serían ningún problema. Le compraría incluso la luna si aquello fuera posible, se la merecía.
Escuchó de buen grado lo que le contaba. Y se rió al ver que su esposa utilizaba palabras impropias en una joven como ella. Por eso era por lo que la quería. Era capaz de ser ella misma cuando estaba a su lado. Era capaz de tener ese desparpajo y no tener ningún tema por tabú.
─Mantener una discusión es una excusa muy buena para fornicar de una manera salvaje─ le comentó entre risas. Aunque esa sonrisa se borró al escuchar el tema de su padrastro. Era extraño, ese hombre era el que le había entregado a su Cristina pero no sabía si le apreciaba o si prefería evitarlo a toda costa. Era mejor que no viniese a verla─. No te preocupes por eso, cariño, disfruta del tiempo que estés sin él─ quería que aquella noche no pensase en nada que lograra nublarle la mente.
Ambos se subieron al coche y le indicó la dirección al cochero. Se sentó enfrente para poder tener aún una mejor vista de su mujer. No se cansaría nunca de mirarla. La carretera últimamente no estaba muy bien arreglada y el cochero seguro que iba pensando en sus cosas, tanto que logró que su mujer cayera sobre él. La cogió justo a tiempo por la cintura para que no se chocara con las paredes del coche. Lo primero que pensó fue que tendría que aumentarle el sueldo a aquel hombre por regalarle aquel acercamiento.
─Sí que vas lanzada hoy. Vale que hayas escuchado follar a los vecinos pero no sabía que estabas desesperada─ le dijo con una sonrisa y comenzó a depositar besos en su mejilla, era una simple broma y esperaba que su mujer se lo tomara como tal─. Creo que pediré un coche más pequeño, me gusta estar tan cerca de ti─ le dijo para acabar su oración con un beso apasionado, lo había necesitado. Solo esperaba saber parar a tiempo o dejaría a su instinto que actuase.
Escuchó de buen grado lo que le contaba. Y se rió al ver que su esposa utilizaba palabras impropias en una joven como ella. Por eso era por lo que la quería. Era capaz de ser ella misma cuando estaba a su lado. Era capaz de tener ese desparpajo y no tener ningún tema por tabú.
─Mantener una discusión es una excusa muy buena para fornicar de una manera salvaje─ le comentó entre risas. Aunque esa sonrisa se borró al escuchar el tema de su padrastro. Era extraño, ese hombre era el que le había entregado a su Cristina pero no sabía si le apreciaba o si prefería evitarlo a toda costa. Era mejor que no viniese a verla─. No te preocupes por eso, cariño, disfruta del tiempo que estés sin él─ quería que aquella noche no pensase en nada que lograra nublarle la mente.
Ambos se subieron al coche y le indicó la dirección al cochero. Se sentó enfrente para poder tener aún una mejor vista de su mujer. No se cansaría nunca de mirarla. La carretera últimamente no estaba muy bien arreglada y el cochero seguro que iba pensando en sus cosas, tanto que logró que su mujer cayera sobre él. La cogió justo a tiempo por la cintura para que no se chocara con las paredes del coche. Lo primero que pensó fue que tendría que aumentarle el sueldo a aquel hombre por regalarle aquel acercamiento.
─Sí que vas lanzada hoy. Vale que hayas escuchado follar a los vecinos pero no sabía que estabas desesperada─ le dijo con una sonrisa y comenzó a depositar besos en su mejilla, era una simple broma y esperaba que su mujer se lo tomara como tal─. Creo que pediré un coche más pequeño, me gusta estar tan cerca de ti─ le dijo para acabar su oración con un beso apasionado, lo había necesitado. Solo esperaba saber parar a tiempo o dejaría a su instinto que actuase.
Alain Blair- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/10/2015
Re: Cena para dos || Alain Blair ||
Le mire y alce una ceja. — Yo creó que para eso no hace falta ponerse a chillar y a hacer que los gritos se instalen en mi casa. Como si estuviera observando de cerca la escena. Desde luego no sabia donde meterme. Y luego la segunda sesión. Eso ya ha sido horrible.— Bufe. Mi marido no lo sabía,pero tenía un oído muy fino y semejantes gritos hacían que mi cabeza entrara en un estado de descontrol. Me dejaba totalmente aturdida. Y hacia que me doliera. Y menos mal que el show término tempranos. Si no...no se que habría sido de mi.
Le vi fruncir el ceño y acaricie su mano. — Si voy a disfrutar del tiempo que tengo sin el. Y también quiero disfrutar del tiempo contigo. Que ya es hora,estas siempre trabajando y apenas disfrutó de ti — le miré y sonreí. Es cierto que trabajaba mucho, se iba a primera hora y siempre era el último en salir de ahí. Pero le comprendía. A mi madre le pasaba exactamente lo mismo. Así que no me quejaba. Sólo quería pasar más momento íntimos como estos con el. Pues yo era una persona muy superficial. Pero con el no,con el era otra persona. Era la persona que un día fui. Y me gustaba recordar viejos tiempos. Así era,sólo con el.
Las calles estaba fatal. Se debía al invierno las lluvias hacían estragos en ellas. Y a mi suerte cuando el cielo estaba tapado y parecía que no había sol podía salir a la calle de día. Pero tampoco me tiraba mucho tiempo fuera por que no quería tener que correr por cualquier lugar y me acabasen pillando. Es más cuando era de día solía tirarme horas y horas dándome placeres. Me solía dar baños largos,me cepillaba el pelo. Vamos los cuidado que una persona quisiera darse. Y ya luego por la noche suelo salir y tomar aire. Y por supuesto alimentarme. A suerte ayer me alimente. Y yo tenía una dieta algo estricta. Me alimentaba un día si y un día no. Y hoy no tocaba. Hoy quería disfrutar de mi hombre.
Ya te gustaría a ti que yo estuviera desesperada. Y no ha sido nada gratificante.—le di un leve golpe en el brazo .— Señor Blair el vocabulario. A suerte,querido me das lo que necesito y no tengo que ponerme a gritar. Soy una señorita y no hago tal cosa.— Sonreí y me senté en tu pierna, me hacer que a tu oído y te susurré —¿No creó que tu quisieras que nuestros vecinos me escuchen verdad?— recibí con buen agrado tus besos y sonreí como una tonta por ello.— Si pídelo yo tam...—No puede terminar la frase por que tuve tus labios encima,me besabas con ganas,con pasión con ansias. Y yo no te rechace,acepte tu beso y me deje llevar. Agarre la solapa de tu chaqueta,y a tu brazo, pues no quería salir despedida como me había pasado antes...
Le vi fruncir el ceño y acaricie su mano. — Si voy a disfrutar del tiempo que tengo sin el. Y también quiero disfrutar del tiempo contigo. Que ya es hora,estas siempre trabajando y apenas disfrutó de ti — le miré y sonreí. Es cierto que trabajaba mucho, se iba a primera hora y siempre era el último en salir de ahí. Pero le comprendía. A mi madre le pasaba exactamente lo mismo. Así que no me quejaba. Sólo quería pasar más momento íntimos como estos con el. Pues yo era una persona muy superficial. Pero con el no,con el era otra persona. Era la persona que un día fui. Y me gustaba recordar viejos tiempos. Así era,sólo con el.
Las calles estaba fatal. Se debía al invierno las lluvias hacían estragos en ellas. Y a mi suerte cuando el cielo estaba tapado y parecía que no había sol podía salir a la calle de día. Pero tampoco me tiraba mucho tiempo fuera por que no quería tener que correr por cualquier lugar y me acabasen pillando. Es más cuando era de día solía tirarme horas y horas dándome placeres. Me solía dar baños largos,me cepillaba el pelo. Vamos los cuidado que una persona quisiera darse. Y ya luego por la noche suelo salir y tomar aire. Y por supuesto alimentarme. A suerte ayer me alimente. Y yo tenía una dieta algo estricta. Me alimentaba un día si y un día no. Y hoy no tocaba. Hoy quería disfrutar de mi hombre.
Ya te gustaría a ti que yo estuviera desesperada. Y no ha sido nada gratificante.—le di un leve golpe en el brazo .— Señor Blair el vocabulario. A suerte,querido me das lo que necesito y no tengo que ponerme a gritar. Soy una señorita y no hago tal cosa.— Sonreí y me senté en tu pierna, me hacer que a tu oído y te susurré —¿No creó que tu quisieras que nuestros vecinos me escuchen verdad?— recibí con buen agrado tus besos y sonreí como una tonta por ello.— Si pídelo yo tam...—No puede terminar la frase por que tuve tus labios encima,me besabas con ganas,con pasión con ansias. Y yo no te rechace,acepte tu beso y me deje llevar. Agarre la solapa de tu chaqueta,y a tu brazo, pues no quería salir despedida como me había pasado antes...
Cristina Blair- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 17/09/2015
Edad : 28
Re: Cena para dos || Alain Blair ||
Aquella situación le resultaba divertida. Estar hablando con su esposa de los vecinos era bastante entretenido y más al sentir la indignación que la embriagaba.
─Seguro que solo querían que tú te enterases de lo que estaban haciendo. Definitivamente, algunas personas no tienen ni una pizca de respeto─ le dijo negando con la cabeza.
Asintió sabiendo que lo que decía era verdad. Por el día, apenas tenía tiempo para pasar por casa y, por si fuera poco, algunas noches se escapaba para cazar algunas criaturas. No era que le encantase guardar ese secreto a su esposa pero sabía que no era seguro que ella lo supiera. La podría poner en un gran peligro si un vampiro la utilizaba como amenaza contra él... No comentó nada más del padrastro, lo mejor para ambos era dejar el tema.
Rió con ganas ante sus palabras. Usaba un vocabulario vulgar a veces pero si no lo hacía la vida era muy aburrida. Tantas formalidades le agobiaban, si a su mujer no podía hablarle como él lo hacía, ¿ a quién podía dirigirse sino de esa forma?
─Si con eso significase que supieran que estamos por encima de ellos, sí, estaría encantado de que nos escucharan─ le dijo. Al comentar lo de estar por encima de ellos solo se refería al nivel de relaciones, si se peleaban seguro que no sería una gran pelea. No podría gritarle a Cristina, al menos no por el momento. No le había dado motivo alguno.
Le encantaba acallarla en medio de una frase. Lo haría una y otra vez. El beso era demasiado tentador como para dejarlo a un lado tan pronto así que le profundizó aún más mientras sujetaba la cabeza de la joven y enredaba sus dedos a su cabello. Pronto perdería la compostura si no para pero no quería, no deseaba hacerlo.
No se dio cuenta de que el coche había completado su destino hasta que la puerta se abrió y el cochero se quedó a cuadros al ver la escena. Carraspeó y aquello hizo que Alain dejase de besar a su mujer. Le dedicó una mirada al cochero y le mostró media sonrisa.
─Ya hemos llegado, señores─ dijo con un hilo de voz y Alain le indicó a su mujer con su brazo que podía bajar ella primero. Cuando lo hizo, se bajó él y pagó al cochero mientras le decía a qué hora deseaba que los recogiera.
─Vaya─ se acercó a su esposa y le ofreció el brazo─. Eso ha sido...intenso─ le susurró, se había puesto algo nervioso a causa del beso y el calor lo estaba asfixiando.
Entraron en el restaurante y él se dirigió a la mesa que había reservado, acompañados por un hombre que les guiaba el camino. Cuando llegaron al lugar, él separó la silla de la mesa y esperó a que su mujer se sentara.
─¿Qué es lo que quiere cenar hoy mi reina?─ le preguntó cuando ambos estaban sentados─. Podemos empezar con un buen vino.
─Seguro que solo querían que tú te enterases de lo que estaban haciendo. Definitivamente, algunas personas no tienen ni una pizca de respeto─ le dijo negando con la cabeza.
Asintió sabiendo que lo que decía era verdad. Por el día, apenas tenía tiempo para pasar por casa y, por si fuera poco, algunas noches se escapaba para cazar algunas criaturas. No era que le encantase guardar ese secreto a su esposa pero sabía que no era seguro que ella lo supiera. La podría poner en un gran peligro si un vampiro la utilizaba como amenaza contra él... No comentó nada más del padrastro, lo mejor para ambos era dejar el tema.
Rió con ganas ante sus palabras. Usaba un vocabulario vulgar a veces pero si no lo hacía la vida era muy aburrida. Tantas formalidades le agobiaban, si a su mujer no podía hablarle como él lo hacía, ¿ a quién podía dirigirse sino de esa forma?
─Si con eso significase que supieran que estamos por encima de ellos, sí, estaría encantado de que nos escucharan─ le dijo. Al comentar lo de estar por encima de ellos solo se refería al nivel de relaciones, si se peleaban seguro que no sería una gran pelea. No podría gritarle a Cristina, al menos no por el momento. No le había dado motivo alguno.
Le encantaba acallarla en medio de una frase. Lo haría una y otra vez. El beso era demasiado tentador como para dejarlo a un lado tan pronto así que le profundizó aún más mientras sujetaba la cabeza de la joven y enredaba sus dedos a su cabello. Pronto perdería la compostura si no para pero no quería, no deseaba hacerlo.
No se dio cuenta de que el coche había completado su destino hasta que la puerta se abrió y el cochero se quedó a cuadros al ver la escena. Carraspeó y aquello hizo que Alain dejase de besar a su mujer. Le dedicó una mirada al cochero y le mostró media sonrisa.
─Ya hemos llegado, señores─ dijo con un hilo de voz y Alain le indicó a su mujer con su brazo que podía bajar ella primero. Cuando lo hizo, se bajó él y pagó al cochero mientras le decía a qué hora deseaba que los recogiera.
─Vaya─ se acercó a su esposa y le ofreció el brazo─. Eso ha sido...intenso─ le susurró, se había puesto algo nervioso a causa del beso y el calor lo estaba asfixiando.
Entraron en el restaurante y él se dirigió a la mesa que había reservado, acompañados por un hombre que les guiaba el camino. Cuando llegaron al lugar, él separó la silla de la mesa y esperó a que su mujer se sentara.
─¿Qué es lo que quiere cenar hoy mi reina?─ le preguntó cuando ambos estaban sentados─. Podemos empezar con un buen vino.
Alain Blair- Cazador Clase Alta
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Re: Cena para dos || Alain Blair ||
Reí por ambas cosas. Me gustaba estar por encima de los demás. Siempre,pero no me gustaba la idea de que nos escucharán, pues aquella mujer no le quitaba los ojos e de encima a Alain y me repugnaba. No me guataba el echo de que pusiera su mirada de furcia sobre algo que no le pertenencia. Puse los ojos en blanco - No le caigo bien. Pero realmente no me importa. Y sinceramente ni quiero que nos escuché a esa mujer le gustas y seguro que pensaría cosas contigo y no...- Dije mientras apretaba los labio algún día la mataría y haría que todo fuese como un simple accidente.
Aquel beso iba en aumento era caliente y te estaba gustando demasiada,lo notaba de lejos y me gustaba. Me gastaba saber que no había perdido el encanto después de haber pasado tantos años sabía que seguía siendo la misma joven que con esfuerzo había conseguido enamorar a este apuesto hambre, que estaba haciendo que me entraran ganas de hacer cosas obscenas con el. Semejarnos un poco a los vecinos que esta mañana me habían fastidiado unas cuántas horas.
De haber sido un humano me tendría que haber separado para respirar. Pero se me olvidaba de que ya no lo era. Pero el que detuvo el beso ardiente fue el fichero,haciendonos saber que ya habíamos llegado. Ya de que no ser así me habría lanzado sobre el. Esta vez para ser nosotros los que harían cosas obscenas. Pero me tenía que comportar,ya cuando estuviéramos en nuestra casa haríamos todas esas cosas que queríamos.
Me agarre a tu brazo y bajé del carruaje. Muchas mujeres se te quedaban viviendo,pero también muchos de los hombres que había ahí me miraban también. Sonreí de forma pícara y me pegue más a tu brazo. Siguen do al hombre que nos estaba guiando a nuestro sitio. Me senté en la mesa observandote,a la luz de las velas tenías un aire tentador y estabas muy apuesto.-De momento comencemos con el vino.
La decoración de este lugar era sublime,nada recarga,clásica sería. Y el toque que le daban las velas era encantador. Me acomode el pelo y te observé. Que bonitas vistas tenía hoy. Sin lugar a dudas lo mejor de la noche. Y es que la tenue luz te hacia ver extremadamente sexy.
Aquel beso iba en aumento era caliente y te estaba gustando demasiada,lo notaba de lejos y me gustaba. Me gastaba saber que no había perdido el encanto después de haber pasado tantos años sabía que seguía siendo la misma joven que con esfuerzo había conseguido enamorar a este apuesto hambre, que estaba haciendo que me entraran ganas de hacer cosas obscenas con el. Semejarnos un poco a los vecinos que esta mañana me habían fastidiado unas cuántas horas.
De haber sido un humano me tendría que haber separado para respirar. Pero se me olvidaba de que ya no lo era. Pero el que detuvo el beso ardiente fue el fichero,haciendonos saber que ya habíamos llegado. Ya de que no ser así me habría lanzado sobre el. Esta vez para ser nosotros los que harían cosas obscenas. Pero me tenía que comportar,ya cuando estuviéramos en nuestra casa haríamos todas esas cosas que queríamos.
Me agarre a tu brazo y bajé del carruaje. Muchas mujeres se te quedaban viviendo,pero también muchos de los hombres que había ahí me miraban también. Sonreí de forma pícara y me pegue más a tu brazo. Siguen do al hombre que nos estaba guiando a nuestro sitio. Me senté en la mesa observandote,a la luz de las velas tenías un aire tentador y estabas muy apuesto.-De momento comencemos con el vino.
La decoración de este lugar era sublime,nada recarga,clásica sería. Y el toque que le daban las velas era encantador. Me acomode el pelo y te observé. Que bonitas vistas tenía hoy. Sin lugar a dudas lo mejor de la noche. Y es que la tenue luz te hacia ver extremadamente sexy.
Cristina Blair- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 17/09/2015
Edad : 28
Re: Cena para dos || Alain Blair ||
Se sorprendió al oír que a esa señora que había molestado a su esposa, podía pensar cosas con él. Lo cierto es que no tenía nada de qué sorprenderse. Era normal que todas se fijasen en él. Pero había notado quizá una punzada de celo en la voz de su mujer. No eran celos... más bien, rechazo hacia la mujer que podía pensar en algo que era solo de Cristina. Él podía ser muchas cosas pero ¿mujeriego? ¿Infiel? Nunca.
A nadie se le pasaba desapercibido la pareja tan extraordinaria que hacían. Un par de jóvenes apuestos entrando en aquel lugar, era algo que se tenía que apreciar. Él estaba orgulloso de poder llevar a aquella señorita del brazo y que todos les envidiaran y que ellas se sintieran celosas de Cristina... Eran una pareja tan envidiable y eso le encantaba.
Pidió un vino, el mejor a ser posible, y miró la carta de comida. ¿Qué le apetecía a él? Lo cierto era que estaba hambriento, no sabía cuándo había sido la última vez que había probado bocado. Se decantaría por un pescado quizá, tenía que mantenerse sano. Trajeron el vino y se lo sirvieron. Él levantó su copa y miró a su mujer.
─Brindemos─ le sugirió─. Por mucho más tiempo juntos─ chocó su copa con la de su esposa y le dio un trago─. Creo que pediré el pescado, ¿qué opinas tú?
Lo tenía claro. La próxima vez que cenasen, lo harían en un sitio privado. Contrataría a un chef si hiciera falta. Quería poder hacer cosas que la sociedad no veía conveniente hacer en sitios públicos, como agarrarle de la mano o darle algún que otro beso rápido. Al menos aún podían jugar con sus pies, recibiendo bajo la mesa.
A nadie se le pasaba desapercibido la pareja tan extraordinaria que hacían. Un par de jóvenes apuestos entrando en aquel lugar, era algo que se tenía que apreciar. Él estaba orgulloso de poder llevar a aquella señorita del brazo y que todos les envidiaran y que ellas se sintieran celosas de Cristina... Eran una pareja tan envidiable y eso le encantaba.
Pidió un vino, el mejor a ser posible, y miró la carta de comida. ¿Qué le apetecía a él? Lo cierto era que estaba hambriento, no sabía cuándo había sido la última vez que había probado bocado. Se decantaría por un pescado quizá, tenía que mantenerse sano. Trajeron el vino y se lo sirvieron. Él levantó su copa y miró a su mujer.
─Brindemos─ le sugirió─. Por mucho más tiempo juntos─ chocó su copa con la de su esposa y le dio un trago─. Creo que pediré el pescado, ¿qué opinas tú?
Lo tenía claro. La próxima vez que cenasen, lo harían en un sitio privado. Contrataría a un chef si hiciera falta. Quería poder hacer cosas que la sociedad no veía conveniente hacer en sitios públicos, como agarrarle de la mano o darle algún que otro beso rápido. Al menos aún podían jugar con sus pies, recibiendo bajo la mesa.
Alain Blair- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/10/2015
Re: Cena para dos || Alain Blair ||
Aquél ambiente me había conquistado. A o esa del murmullo de la gente hacia que aquello se pasará por alto. Yo no solía comer comida como los humanos. Aquello estaba mas que claro. Y era lógico. Hacia mucho años que dejé de ingerir comida como una persona normal. Mi vida giraba al rededor de una sed constante. Un palpitar continuado de constante hambre. Pero no habían forma de escapar de aquella rueda. Hacia mucho tiempo que había perdido dejado de pensar en eso.
Aprecio de un nuevo el hombre que nos había guiado hasta nuestra mesa. Ahora hacia enterada con la botella que mi marido le había pedido. Este nos sirvió una copa de vino.-Brindemos. Por muchos años mas a tu lado.-Dije de igual forma. Sonreí de manera plena. Luego tome la carta entre mis manos. Y antes de poner en observable te escuché.Seguro que estará exquisito. Yo por mi parte no se que pedir.-Te sonreí y me puse a observar la carta . Y fue inevitable sentir sentir los murmullos de las persona de antes. Comentarios alagadores hacia tu persona. Sonreí Y seguí observando mi carta.
Realmente no sabia que pedir. No solía ingerir otra cosa que no fuera sangre. Así que me pase observando la carta un par de minutos. Finalmente alce la vista.-Lo tengo.-Puse la carta sobre la mesa y señale un plato.-Esté.-La luz de las velas impactó sobre la alianza de boda. Dándole esta vez protagonismo a ella.-Coq au vin. Seguro que esta bueno.-Ése plato era pollo al vino. El señor de antes hizo acto de presencia de nuevo y nos tomó nota.
Me acomode el cabello,del cuales habían escapado varios mechones. Me coloque buen las mangas del vestido. Las cuales eran negras de encaje. Eran de manga francesa por lo tanto no me cubrían todo el brazo. El vestido en si constaba de un corpiño de color negro. Con algún encaje y una falda lisa,con algo de volumen. Yo no era de esas personas que llevaba vestidos pomposos ni mucho menos. No me gustaba llamar la atención de según que maneras.-Deja que guarde tu imagen en mi retina. A la luz de las velas te ves hermoso.-Dije de golpe y sin que viniera a cuento. Pero se veía bien. Apoyé mi cabeza en mi mano y te observ.
Aprecio de un nuevo el hombre que nos había guiado hasta nuestra mesa. Ahora hacia enterada con la botella que mi marido le había pedido. Este nos sirvió una copa de vino.-Brindemos. Por muchos años mas a tu lado.-Dije de igual forma. Sonreí de manera plena. Luego tome la carta entre mis manos. Y antes de poner en observable te escuché.Seguro que estará exquisito. Yo por mi parte no se que pedir.-Te sonreí y me puse a observar la carta . Y fue inevitable sentir sentir los murmullos de las persona de antes. Comentarios alagadores hacia tu persona. Sonreí Y seguí observando mi carta.
Realmente no sabia que pedir. No solía ingerir otra cosa que no fuera sangre. Así que me pase observando la carta un par de minutos. Finalmente alce la vista.-Lo tengo.-Puse la carta sobre la mesa y señale un plato.-Esté.-La luz de las velas impactó sobre la alianza de boda. Dándole esta vez protagonismo a ella.-Coq au vin. Seguro que esta bueno.-Ése plato era pollo al vino. El señor de antes hizo acto de presencia de nuevo y nos tomó nota.
Me acomode el cabello,del cuales habían escapado varios mechones. Me coloque buen las mangas del vestido. Las cuales eran negras de encaje. Eran de manga francesa por lo tanto no me cubrían todo el brazo. El vestido en si constaba de un corpiño de color negro. Con algún encaje y una falda lisa,con algo de volumen. Yo no era de esas personas que llevaba vestidos pomposos ni mucho menos. No me gustaba llamar la atención de según que maneras.-Deja que guarde tu imagen en mi retina. A la luz de las velas te ves hermoso.-Dije de golpe y sin que viniera a cuento. Pero se veía bien. Apoyé mi cabeza en mi mano y te observ.
Cristina Blair- Vampiro Clase Alta
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Edad : 28
Re: Cena para dos || Alain Blair ||
Le sonrió al escuchar su brindis. Ojalá fuese así... No, nada de ojalá, sería así. Estaría todo el tiempo que la vida le permitiese a su lado. Eran jóvenes aún les quedaban muchas experiencias en la vida por la que pasar.
Esperó a que ella se decidiera antes de llamar al camarero. Al final lo hizo y creyó que su elección era muy apropiada. Realizaron sus pedidos y, en ese instante, solo quedaba esperar a que le trajesen la comida. Entre ese rato tenía algo de tiempo para centrarse solamente en su mujer. Cuando viniera la comida, tendría que compartir su atención entre dos placeres de la vida: su mujer y la comida.
Que ella también le dedicase algunos halagos le gustaba de sobremanera. No todos tenían que salir de su boca, ella también debía pensar algo de su marido; ya fuese bueno o malo. Le sonrió y se dedicó a contemplarla mejor. No se imaginaba cómo ella podría envejecer, seguro que no perdería su encanto, sería incapaz de hacerlo. Eso lo tenía seguro.
─Seguro que no me veo igual que tú─ podrá haber dicho simplemente que sí, que él era atractivo pero las palabras le salían solas cuando estaba a su lado.
Se llevó la copa a los labios cuando se dio cuenta de que un par de hombres la estaban devorando con la mirada. Esas miradas lo estaban matando. Ojalá pudiera quitarles esa estúpidas expresiones de la cara con solo un simple puñetazo. Pero no podía, no era típico de caballeros hacerlo y menos en un restaurante.
─Demasiado hermosa como para que los hombres más simples no entiendan lo que están viendo─ se lo decía más para él pero ya lo aprovechó para comentárselo a su esposa.
Esperó a que ella se decidiera antes de llamar al camarero. Al final lo hizo y creyó que su elección era muy apropiada. Realizaron sus pedidos y, en ese instante, solo quedaba esperar a que le trajesen la comida. Entre ese rato tenía algo de tiempo para centrarse solamente en su mujer. Cuando viniera la comida, tendría que compartir su atención entre dos placeres de la vida: su mujer y la comida.
Que ella también le dedicase algunos halagos le gustaba de sobremanera. No todos tenían que salir de su boca, ella también debía pensar algo de su marido; ya fuese bueno o malo. Le sonrió y se dedicó a contemplarla mejor. No se imaginaba cómo ella podría envejecer, seguro que no perdería su encanto, sería incapaz de hacerlo. Eso lo tenía seguro.
─Seguro que no me veo igual que tú─ podrá haber dicho simplemente que sí, que él era atractivo pero las palabras le salían solas cuando estaba a su lado.
Se llevó la copa a los labios cuando se dio cuenta de que un par de hombres la estaban devorando con la mirada. Esas miradas lo estaban matando. Ojalá pudiera quitarles esa estúpidas expresiones de la cara con solo un simple puñetazo. Pero no podía, no era típico de caballeros hacerlo y menos en un restaurante.
─Demasiado hermosa como para que los hombres más simples no entiendan lo que están viendo─ se lo decía más para él pero ya lo aprovechó para comentárselo a su esposa.
Alain Blair- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/10/2015
Re: Cena para dos || Alain Blair ||
Te ves igual que yo o mejor eres un hombre que tienes más de una seguidora y lo sabes tan bien como yo. — dije esbozando una sonrisa amplia.
Escuchaba murmullos,de una conversación bastante interesante. Pero hoy no venia a meterme en las conversaciones ajenas que tuvieran los simples mortales como aquellas personas. Mire a los ojos de mi marido y alargue la mano para acariciársela con un leve roce. Me sentaría en una de sus piernas. Le daría un beso pero estavamos en la calle. Y hacer eso fuera no estaba bien visto.
Así que decidí no insistir más en lo que no se puede. Y después de que el camarero hiciera su entrada con la botella de vino y las sirviera en las respectivas copas. La tome entre mis manos y bebí de ella. Estando viva podría decir muchas cosas del sabor de un buen vino. Pero ya no lo estaba y lo único que podía saborear mi paladar era la sangre caliente de un buen humano.
Y eso le quitaba emoción a la vida. Con lo divertido que era comer y en estos momentos me tenía que conformar solo con un único plato en mi dieta.
Sonreír — Querido eres tu el único que entiende los que ve. Eres la única persona que se queda embaviado miranfome,y el único que puede articular palabra estando así. — tenía que reconocer que si el era creído. Por que lo era y mucho. Y era eso lo que me gustaba de el. Por que si el lo era,yo también. Y me encantaba que mi marido me dijera cosas bonitas al oído.
A quien no le gustaba eso...
Off:Siento que sea tan corto.
Escuchaba murmullos,de una conversación bastante interesante. Pero hoy no venia a meterme en las conversaciones ajenas que tuvieran los simples mortales como aquellas personas. Mire a los ojos de mi marido y alargue la mano para acariciársela con un leve roce. Me sentaría en una de sus piernas. Le daría un beso pero estavamos en la calle. Y hacer eso fuera no estaba bien visto.
Así que decidí no insistir más en lo que no se puede. Y después de que el camarero hiciera su entrada con la botella de vino y las sirviera en las respectivas copas. La tome entre mis manos y bebí de ella. Estando viva podría decir muchas cosas del sabor de un buen vino. Pero ya no lo estaba y lo único que podía saborear mi paladar era la sangre caliente de un buen humano.
Y eso le quitaba emoción a la vida. Con lo divertido que era comer y en estos momentos me tenía que conformar solo con un único plato en mi dieta.
Sonreír — Querido eres tu el único que entiende los que ve. Eres la única persona que se queda embaviado miranfome,y el único que puede articular palabra estando así. — tenía que reconocer que si el era creído. Por que lo era y mucho. Y era eso lo que me gustaba de el. Por que si el lo era,yo también. Y me encantaba que mi marido me dijera cosas bonitas al oído.
A quien no le gustaba eso...
Off:Siento que sea tan corto.
Cristina Blair- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 17/09/2015
Edad : 28
Re: Cena para dos || Alain Blair ||
Le sonrió a su esposa. ¿Quién podía negarle eso? Nadie. Era más que evidente y decirle lo contrario sería mentirle y él no era un hombre que mentía sin una buena razón de peso. La verdad ante todo, menos en casos extremos.
Por fin, la botella de vino estaba sobre la mesa. Cogió la copa y comprobó el color que se adueñaba de aquel delicioso pecado. Se acercó la copa a la nariz para poder apreciar mejor el aroma que desprendía. Y, finalmente, lo probó. Era exquisito. Hacía tiempo que no probaba uno así y todo porque si no estaba su mujer no merecía la pena tener lo mejor. Ella hacía que el vino estuviese aún más delicioso. Solo con estar presente, ella era capaz de hacer algo así.
─Lo logro solo para poder decirte lo que es más que evidente. Brindemos─ dijo alzando su copa─. Por los dos.
Cuando hubo chocado la copa con su esposa se llevó de nuevo la copa a los labios pero algo lo hizo detenerse, sin que el vino cayese sobre su boca. La había visto... ¿Cómo era posible? ¿Cómo era posible que alguien así se presentase en aquel local, donde estaba él? Debía de rectificar, ¿cómo algo así se presentaba ante él en el momento menos esperado? Allí estaba aquel ser de las tinieblas. Una mujer que ya había dejado de ser humana tiempo atrás. Alain le había estado siguiendo la pista durante varias semanas, estudiando cada paso que daba. Se había propuesto acabar con la no-vida de esa pobre infeliz pronto pero jamás pensó que pudiese estar en la misma habitación que él... Y menos en un momento íntimo con su mujer.
Su interior ardía al estar tan cerca de su objetivo y no poder alcanzarlo. Pero no podía poner a su mujer en un peligro semejante. Ella no debía conocer esa parte asesina de él, ese mal que inundaba su interior. Adoraba ver la sangre de esos infelices derramada por el suelo. Adoraba ver cómo suplicaban o cómo intentaban luchar por sobrevivir. Pero tenía que calmarse, tenía que hacerlo por su mujer... Aquel no era el momento aunque lo desease con tantas ganas. Se aferró al cuchillo que tenía sobre la mesa y trató de aparentar normalidad pero era bastante difícil. Debía hablar. Sí, algo que lo distrajese de aquellos pensamientos.
─Pronto te traeré un nuevo vestido. Ya verás, es hermoso─ empezó diciendo, intentando controlar el tono de su voz─. Creo que te quedará demasiado bien, es de un rojo intenso.
“Como la sangre” pensó y se maldijo internamente por aquel comentario. Solo necesitaba relajarse pero aquella mujer se había sentado en la mesa justo detrás de su radiante esposa y estaban cara a cara. Era guapa, por supuesto pero no era humana y, por supuesto, no era tan atractiva como su esposa. Solo pensar en el hecho de que era casi un monstruo, le revolvía el estómago. Carraspeó y le mostró una sonrisa a su esposa, quería que supiese que todo iba bien pero él era consciente de que Cristina no era tonta, todo lo contrario.
Por fin, la botella de vino estaba sobre la mesa. Cogió la copa y comprobó el color que se adueñaba de aquel delicioso pecado. Se acercó la copa a la nariz para poder apreciar mejor el aroma que desprendía. Y, finalmente, lo probó. Era exquisito. Hacía tiempo que no probaba uno así y todo porque si no estaba su mujer no merecía la pena tener lo mejor. Ella hacía que el vino estuviese aún más delicioso. Solo con estar presente, ella era capaz de hacer algo así.
─Lo logro solo para poder decirte lo que es más que evidente. Brindemos─ dijo alzando su copa─. Por los dos.
Cuando hubo chocado la copa con su esposa se llevó de nuevo la copa a los labios pero algo lo hizo detenerse, sin que el vino cayese sobre su boca. La había visto... ¿Cómo era posible? ¿Cómo era posible que alguien así se presentase en aquel local, donde estaba él? Debía de rectificar, ¿cómo algo así se presentaba ante él en el momento menos esperado? Allí estaba aquel ser de las tinieblas. Una mujer que ya había dejado de ser humana tiempo atrás. Alain le había estado siguiendo la pista durante varias semanas, estudiando cada paso que daba. Se había propuesto acabar con la no-vida de esa pobre infeliz pronto pero jamás pensó que pudiese estar en la misma habitación que él... Y menos en un momento íntimo con su mujer.
Su interior ardía al estar tan cerca de su objetivo y no poder alcanzarlo. Pero no podía poner a su mujer en un peligro semejante. Ella no debía conocer esa parte asesina de él, ese mal que inundaba su interior. Adoraba ver la sangre de esos infelices derramada por el suelo. Adoraba ver cómo suplicaban o cómo intentaban luchar por sobrevivir. Pero tenía que calmarse, tenía que hacerlo por su mujer... Aquel no era el momento aunque lo desease con tantas ganas. Se aferró al cuchillo que tenía sobre la mesa y trató de aparentar normalidad pero era bastante difícil. Debía hablar. Sí, algo que lo distrajese de aquellos pensamientos.
─Pronto te traeré un nuevo vestido. Ya verás, es hermoso─ empezó diciendo, intentando controlar el tono de su voz─. Creo que te quedará demasiado bien, es de un rojo intenso.
“Como la sangre” pensó y se maldijo internamente por aquel comentario. Solo necesitaba relajarse pero aquella mujer se había sentado en la mesa justo detrás de su radiante esposa y estaban cara a cara. Era guapa, por supuesto pero no era humana y, por supuesto, no era tan atractiva como su esposa. Solo pensar en el hecho de que era casi un monstruo, le revolvía el estómago. Carraspeó y le mostró una sonrisa a su esposa, quería que supiese que todo iba bien pero él era consciente de que Cristina no era tonta, todo lo contrario.
Alain Blair- Cazador Clase Alta
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Re: Cena para dos || Alain Blair ||
El local se inundó de golpe de ese olor que desprende los que están condenados como yo. Unos los disimulan mejor que otros. Desde luego,vi que mi marido se ponía nervioso. Me le quede mirando y una sonrisa pícara se esbozo en mi boca. Me levante de la forma más sutil que podía. Mi vestido negro de encaje callo como una pluma al suelo. Tras soltar su amarre. Fui caminado y mi mano,sin querer le dio a la copa de la señorita. La cual acabo tumbada y con su contenido regando toda la mesa.
La señorita se puso en pie y me mostró los colmillos. Yo hice lo mismo,a suerte estaba de espaldas a mi marido y no se dio cuenta por lo tanto. El simple echo de esbozar mis colmillos no sé si la relajo o la enfado más de lo normal. La mujer me miraba con ojos llenos de furia,mientras el camarero limpiaba su mesa y ella se dirigía al tocador. Los hombres que compartían mesa no muy lejos de mi se quedaron mirando. Les sonreí y tomé de nuevo asiento en mi silla.
Iba camino al tocador,ha sido sin querer.—mentí — Pero creo que ahora me esperare. Esta ahí dentro la señora y no quiero que acabe conmigo.— Dije tomando de mi copa de nuevo. —Se que las has mirado desde que ha entrado. Y por lo nervioso que te has puesto. Alain. —dije acariciando cada una de las letras de su nombre — Puedo deducir que la conoces. ¿Acaso me estas ocultando algo?—terminé preguntando.
Le miré.— Querido, no hace falta que me regales todos los vestidos nuevos que saques,a éste paso yo tendré más ropa que tu. Y por el momento vamos los dos ahí ahí. No quiero tener que usar dos armarios.—dije de una forma tranquila. Al desaparecer la señorita,parecía que mi marido se había clamado. Pero sabía que la mujer,no tardaría en venir. Y a saber que haría cuando hiciese aparición.
Mi mente no había caído. Había dicho que el vestido que me iba a regalar era rojo intenso...huum como la sangre. Me imaginaba la sangre de mi marido,corriendo por su yugular. Muchas veces me lo imaginaba cuando estábamos en la cama. Y ahora pensar en eso me picaban los colmillos. Así que me termine la copa.
Se me habían dilatado los ojos. El negro se había comido el color de mis ojos. Eso solo significa dos cosas. O hambre o ganas de jugar con mi marido. Y no sé muy bien por cual de las dos decidirme.
La señorita se puso en pie y me mostró los colmillos. Yo hice lo mismo,a suerte estaba de espaldas a mi marido y no se dio cuenta por lo tanto. El simple echo de esbozar mis colmillos no sé si la relajo o la enfado más de lo normal. La mujer me miraba con ojos llenos de furia,mientras el camarero limpiaba su mesa y ella se dirigía al tocador. Los hombres que compartían mesa no muy lejos de mi se quedaron mirando. Les sonreí y tomé de nuevo asiento en mi silla.
Iba camino al tocador,ha sido sin querer.—mentí — Pero creo que ahora me esperare. Esta ahí dentro la señora y no quiero que acabe conmigo.— Dije tomando de mi copa de nuevo. —Se que las has mirado desde que ha entrado. Y por lo nervioso que te has puesto. Alain. —dije acariciando cada una de las letras de su nombre — Puedo deducir que la conoces. ¿Acaso me estas ocultando algo?—terminé preguntando.
Le miré.— Querido, no hace falta que me regales todos los vestidos nuevos que saques,a éste paso yo tendré más ropa que tu. Y por el momento vamos los dos ahí ahí. No quiero tener que usar dos armarios.—dije de una forma tranquila. Al desaparecer la señorita,parecía que mi marido se había clamado. Pero sabía que la mujer,no tardaría en venir. Y a saber que haría cuando hiciese aparición.
Mi mente no había caído. Había dicho que el vestido que me iba a regalar era rojo intenso...huum como la sangre. Me imaginaba la sangre de mi marido,corriendo por su yugular. Muchas veces me lo imaginaba cuando estábamos en la cama. Y ahora pensar en eso me picaban los colmillos. Así que me termine la copa.
Se me habían dilatado los ojos. El negro se había comido el color de mis ojos. Eso solo significa dos cosas. O hambre o ganas de jugar con mi marido. Y no sé muy bien por cual de las dos decidirme.
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Re: Cena para dos || Alain Blair ||
Se tensó al ver a su mujer levantarse y acercar se a la vampiresa. Resopló, sabía que lo había pillado mirándola. Dudaba de que estuviese celosa, si era así sus pensamientos iban demasiado mal encaminados. No sabía lo preocupado que estaba por ella en ese mismo instante. Si ese asqueroso ser le tocaba un solo pelo, se aseguraría de que no viviese ni una noche más. Se relajó un poco al ver que no ocurriría nada, de momento. Aún así, las palabras de su adorada mujer le supieron bastante mal.
─Tranquila, cariño─ le dijo intentando aliviar la situación─. No es nada de lo que quiera hablar. Algunos... clientes se comportan indebidamente y esa señorita es de lo más horrenda─ le comentó. Lo cierto era que no le estaba diciendo algo que no fuese cierto. Simplemente le ocultaba algunos datos importantes.
Le sonrió a su esposa mientras bebía de nuevo de su vino. No le diría nada, sabía que tenía muchos vestidos pero todos eran poco para ella. Lo mejor resultaba ser que el vestido que más le gustaba a Alain era la desnudez de su mujer. Ese sin duda era uno que no podía comprar. Se relamió el labio inferior y desvió su mirada intentando calmar sus pensamientos.
─¿Por qué le has tirado la copa de vino?─ le pregunté, más que regañarle le quería advertir de que no era muy bueno enfrentarse con ella─. Nunca se sabe cómo puede reaccionar. No quiero una pelea de damas... Si te sientes celosa porque miro a otras, no necesitas tirarle sus copas de vino. Sabes de sobra que no existe mujer más guapa que tú─ solo quería tranquilizar la situación y tranquilizarse a él mismo. Odiaba encontrarse con un vampiro en la sala...
─Tranquila, cariño─ le dijo intentando aliviar la situación─. No es nada de lo que quiera hablar. Algunos... clientes se comportan indebidamente y esa señorita es de lo más horrenda─ le comentó. Lo cierto era que no le estaba diciendo algo que no fuese cierto. Simplemente le ocultaba algunos datos importantes.
Le sonrió a su esposa mientras bebía de nuevo de su vino. No le diría nada, sabía que tenía muchos vestidos pero todos eran poco para ella. Lo mejor resultaba ser que el vestido que más le gustaba a Alain era la desnudez de su mujer. Ese sin duda era uno que no podía comprar. Se relamió el labio inferior y desvió su mirada intentando calmar sus pensamientos.
─¿Por qué le has tirado la copa de vino?─ le pregunté, más que regañarle le quería advertir de que no era muy bueno enfrentarse con ella─. Nunca se sabe cómo puede reaccionar. No quiero una pelea de damas... Si te sientes celosa porque miro a otras, no necesitas tirarle sus copas de vino. Sabes de sobra que no existe mujer más guapa que tú─ solo quería tranquilizar la situación y tranquilizarse a él mismo. Odiaba encontrarse con un vampiro en la sala...
Alain Blair- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 06/10/2015
Re: Cena para dos || Alain Blair ||
Le sonreír, pero esa mujer era como yo y su nerviosismo no me había gustado. Y no en si por la mujer,si no. Porque si había notadon su naturaleza quizás no tarde en descubrirme a mi o a mí padrastro. Y entoces todas las mentiras de los años saldrían a la luz.— Tienes que tener mucha paciencia. Por el mundo hay repartidos muchas personas como ellas. He incluso peores. Pero confío en ti y en tu fuerza interior.—Moví la silla y me senté a su Lado. A mi las normas no me gustaban y siempre quería estar cerca de mi marido. Y a más en estos momentos me necesitaba
Mire una de mis mangas del vestido. Y el encaje negro estaba manchado de vino. Tome una servilleta y me seque la piel del brazo,la cual quedaba bajo el tejido empapado.—Realmente me preguntas eso. No quieras saberlo cariño. Nunca te quiero ver molesto,enfadado,nervio y ya por ponerme en una situación extrema excitado por otra persona que no sea yo. Ya que soy yo quien tiene todos esos privilegios.—Te mire y Alce los hombros. Era así.
El echo de que fuera mi marido me daba todas las opciones sobre el. Que otras mujeres no tendrían. Yo era la única que le podía hacer enfadar,que perdiera los nervios todas las cosas que una mujer normal no podría hacer. Pero hoy me había dado cuenta de que las cosas no eran así. Y quizás hoy me había dado cuenta de que las cosas no eran como yo pensaba.
Se como pueden reaccionar. Pero alguien como ella no me da miedo. Realmente crees que soy débil. Pro soy más fuerte de lo que te piensas. En mi corta vida. Jamas me he rendido ante nadie. Incluso mi padre...—Creo que era la primera vez que mencionaba a mi padre biológico frente a el. Yo había conocido a mi suegro ya en el lecho de muerte. Y me daba mucha pena,realmente me habría gustado conocerle más a fondo,pero no puedo ser así.
Cogí su mano entre las mías,y se la bese. Con el siempre era una persona tierna. Pero solo con el.—Soy un poco alocada. No me preocupa su reacción. No le tengo miedo a nada.—sonreí y le bese en la comisura de los labios.
Mire una de mis mangas del vestido. Y el encaje negro estaba manchado de vino. Tome una servilleta y me seque la piel del brazo,la cual quedaba bajo el tejido empapado.—Realmente me preguntas eso. No quieras saberlo cariño. Nunca te quiero ver molesto,enfadado,nervio y ya por ponerme en una situación extrema excitado por otra persona que no sea yo. Ya que soy yo quien tiene todos esos privilegios.—Te mire y Alce los hombros. Era así.
El echo de que fuera mi marido me daba todas las opciones sobre el. Que otras mujeres no tendrían. Yo era la única que le podía hacer enfadar,que perdiera los nervios todas las cosas que una mujer normal no podría hacer. Pero hoy me había dado cuenta de que las cosas no eran así. Y quizás hoy me había dado cuenta de que las cosas no eran como yo pensaba.
Se como pueden reaccionar. Pero alguien como ella no me da miedo. Realmente crees que soy débil. Pro soy más fuerte de lo que te piensas. En mi corta vida. Jamas me he rendido ante nadie. Incluso mi padre...—Creo que era la primera vez que mencionaba a mi padre biológico frente a el. Yo había conocido a mi suegro ya en el lecho de muerte. Y me daba mucha pena,realmente me habría gustado conocerle más a fondo,pero no puedo ser así.
Cogí su mano entre las mías,y se la bese. Con el siempre era una persona tierna. Pero solo con el.—Soy un poco alocada. No me preocupa su reacción. No le tengo miedo a nada.—sonreí y le bese en la comisura de los labios.
Cristina Blair- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 17/09/2015
Edad : 28
Re: Cena para dos || Alain Blair ||
Adoraba que su esposa odiase seguir el protocolo. El hecho de que se sentase a su lado, logró que algunos ojos se posasen sobre ellos. Pero le importaba muy poco lo que el resto del mundo pensase. Le sonrió al escucharla hablar de esa manera. Él era suyo y de nadie más, eso estaba claro. Pero una pequeña parte, pertenecía a la de protegerla a ella. Eso era lo que hacía. Acababa con esos seres del infierno para poder protegerla y para acallar aquel instinto que en ocasiones inundaba todo su ser.
Por mucho que insistiera, lo que había hecho estaba mal. Y no porque le había tirado la copa de vino a alguien. Eso hubiese sido hasta cómico pero era un vampiro de quien hablaba. Un vampiro que él estaba siguiendo para acabar con su vida. Podía decir casi todos los pasos que daba ese ser durante la noche. Estaba a punto de acabar con esa infeliz pero esa noche no sería. Primero estaba su mujer y luego, el resto de mundo.
─Me da igual lo que digas y los mimos que me des para que cambie de idea. Sé que no le tienes miedo a nada pero hay personas que mejor no acercarse ni provocarlas y ella es una de esas. ─ la vio en ese momento salir del baño y se volvió a tensar. Vigilaría todos sus movimientos y si se le ocurría acercarse la llevaba clara, acabaría con ella en menos de tres segundos─. Más te vale de que no venga hacia aquí porque si no... tendremos una cena muy poco tranquila
Parecía que no. Simplemente les contempló durante unos segundos y siguió con la velada tranquilamente. Esperaba que no le hubiese reconocido. Y si lo había hecho, debía saber que le tenía que temer.
─No soportaría que alguien te hiciese daño. Lo pagaría demasiado caro aquel que te atreviese a tocarte─ dijo mirándola de manera seria─. ¿Podríamos, por favor, continuar con nuestra cena tranquilos? Sin mujeres que nos estropeen la velada─ solo quería olvidar la presencia de aquella mujer, aunque sería inútil intentarlo siquiera pero siempre podía fingir que le era indiferente.
Por mucho que insistiera, lo que había hecho estaba mal. Y no porque le había tirado la copa de vino a alguien. Eso hubiese sido hasta cómico pero era un vampiro de quien hablaba. Un vampiro que él estaba siguiendo para acabar con su vida. Podía decir casi todos los pasos que daba ese ser durante la noche. Estaba a punto de acabar con esa infeliz pero esa noche no sería. Primero estaba su mujer y luego, el resto de mundo.
─Me da igual lo que digas y los mimos que me des para que cambie de idea. Sé que no le tienes miedo a nada pero hay personas que mejor no acercarse ni provocarlas y ella es una de esas. ─ la vio en ese momento salir del baño y se volvió a tensar. Vigilaría todos sus movimientos y si se le ocurría acercarse la llevaba clara, acabaría con ella en menos de tres segundos─. Más te vale de que no venga hacia aquí porque si no... tendremos una cena muy poco tranquila
Parecía que no. Simplemente les contempló durante unos segundos y siguió con la velada tranquilamente. Esperaba que no le hubiese reconocido. Y si lo había hecho, debía saber que le tenía que temer.
─No soportaría que alguien te hiciese daño. Lo pagaría demasiado caro aquel que te atreviese a tocarte─ dijo mirándola de manera seria─. ¿Podríamos, por favor, continuar con nuestra cena tranquilos? Sin mujeres que nos estropeen la velada─ solo quería olvidar la presencia de aquella mujer, aunque sería inútil intentarlo siquiera pero siempre podía fingir que le era indiferente.
Alain Blair- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 06/10/2015
Re: Cena para dos || Alain Blair ||
Me encantaba que mi marido me mirará así. Muy pocas personas sabían como hacerlo y he de reconocer. Que el era la única persona que hacía que en mi se despertasen cosas que pensé que habría perdido para toda la vida.
A suerte la eternidad con sexo. No era tan mala como se pintaba.
Aquella dama,salió del lavabo,había conseguido quitar gran parte de la Mancha de su tejido. Pero no todo,una verdadera lástima. Por que aquel vestido era bonito a rabiar. Sonreí. Ella no tenia mas A los que yo. Se me daba bien reconocer a las personas.
Yo podía saber nada más miraralas si me pasaban o no,eso se sabía por como eran,y está. En especial,no lo era. Yo había estado caminado más que ella por estos lares. Pero eso no me importaba. Lo que realmente me tenía preocupada era el estado en tensión en el que se volvió a sumir mi marido cuando la vio aparecer de nuevo.
Oh por dios,cielo. No parece tan fuerte cómo dices. Será la damisela en apuros de siempre. No es que yo me haya criado en la calle y sea un barbara. Pero ella tampoco lo es.—Y era verdad. Yo venia de una familia acomodada. Venía de un rey de Noruega. Pero era una hija bastarda. Una hija nacida fuera del matrimonio real. Por lo tanto. Nada importaba. Mi madre tomo una decisión y me.crié en París. Hasta que mi padrastro truncó mi camino. Al pensar en aquel día no puede evitar ponerme más blanca de lo que ya era.
No lo hará, ya veras. No seas tan radical. Con esa cara que tienes de mal humor la espantaras.—Le acaricie la mejilla.—Pero mejor, así nadie se te acerca y no me tendré que enfadar.— Sonreí.—Y esa mujer no sabe como se las gastan las mujeres como yo. no sabré mucho, pero las noruegas eran mujeres fuertes. Supongo que algo me queda,no crees.
Aquella mujer no era una damisela en apuros,pero yo tampoco lo era. Yo no era una barbara pero si me tocaban las narices entonces no sabrían con quien se enfrentaban.
Yo había nacido bajo el símbolo conocido como Ygrgugnir (lanza terrible) que representa a la lanza Gungnir del dios Odin, la cual llevaba en un medallón de oro colgado al cuelo. Siempre,no importaba que hiciera o que me pusiera,ese medallón iba conmigo siempre. Y por sus significado,mi ella ni nadie podrían hacerme daño.
Es mas,estaba impregnado en un líquido que había surgido de un echizo protector. Echo por uno de los druidas del pueblo de mi madre. Esa era la única reliquia que me quedaba de la familia Gray. Aquel medallón se perdía por entre la ropa...por entre mis pechos.
Claro que sí, tendremos una velada tranquila,prometo no hacer nasa más. Pero si me disculpas,iré un segundo al tocador. —me levante y fui en dirección allí, sin saber que alguien más también lo hacía.
A suerte la eternidad con sexo. No era tan mala como se pintaba.
Aquella dama,salió del lavabo,había conseguido quitar gran parte de la Mancha de su tejido. Pero no todo,una verdadera lástima. Por que aquel vestido era bonito a rabiar. Sonreí. Ella no tenia mas A los que yo. Se me daba bien reconocer a las personas.
Yo podía saber nada más miraralas si me pasaban o no,eso se sabía por como eran,y está. En especial,no lo era. Yo había estado caminado más que ella por estos lares. Pero eso no me importaba. Lo que realmente me tenía preocupada era el estado en tensión en el que se volvió a sumir mi marido cuando la vio aparecer de nuevo.
Oh por dios,cielo. No parece tan fuerte cómo dices. Será la damisela en apuros de siempre. No es que yo me haya criado en la calle y sea un barbara. Pero ella tampoco lo es.—Y era verdad. Yo venia de una familia acomodada. Venía de un rey de Noruega. Pero era una hija bastarda. Una hija nacida fuera del matrimonio real. Por lo tanto. Nada importaba. Mi madre tomo una decisión y me.crié en París. Hasta que mi padrastro truncó mi camino. Al pensar en aquel día no puede evitar ponerme más blanca de lo que ya era.
No lo hará, ya veras. No seas tan radical. Con esa cara que tienes de mal humor la espantaras.—Le acaricie la mejilla.—Pero mejor, así nadie se te acerca y no me tendré que enfadar.— Sonreí.—Y esa mujer no sabe como se las gastan las mujeres como yo. no sabré mucho, pero las noruegas eran mujeres fuertes. Supongo que algo me queda,no crees.
Aquella mujer no era una damisela en apuros,pero yo tampoco lo era. Yo no era una barbara pero si me tocaban las narices entonces no sabrían con quien se enfrentaban.
Yo había nacido bajo el símbolo conocido como Ygrgugnir (lanza terrible) que representa a la lanza Gungnir del dios Odin, la cual llevaba en un medallón de oro colgado al cuelo. Siempre,no importaba que hiciera o que me pusiera,ese medallón iba conmigo siempre. Y por sus significado,mi ella ni nadie podrían hacerme daño.
Es mas,estaba impregnado en un líquido que había surgido de un echizo protector. Echo por uno de los druidas del pueblo de mi madre. Esa era la única reliquia que me quedaba de la familia Gray. Aquel medallón se perdía por entre la ropa...por entre mis pechos.
Claro que sí, tendremos una velada tranquila,prometo no hacer nasa más. Pero si me disculpas,iré un segundo al tocador. —me levante y fui en dirección allí, sin saber que alguien más también lo hacía.
Cristina Blair- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 17/09/2015
Edad : 28
Re: Cena para dos || Alain Blair ||
Le sonrió, con su esposa a su lado no había manera de concentrarse ni siquiera de enfadarse. Ella era todo luz y valentía. Quizá eso era lo que amaba de su carácter; no era una damisela en apuros, podría con todo lo que le viniera pero eso no quería decir que iba a permitir que se enfrentase a ello. No, tenía el deber y el derecho de protegerla de todo mal. No era bueno que una cara tan bonita, acompañado de un cuerpo como aquel, apareciesen expresiones de disgusto.
─Puedo confirmar que eres una mujer de armas tomar pero es preferible que esa pobre infeliz no lo sepa nunca. Ya está, me relajo, el trabajo debe quedar a un lado─ le afirmó sin volver a mirar en ningún momento a aquel ser de las tinieblas.
Todo aquello estaba siendo surrealista. Su secreto estaba en peligro. ¿Qué diría su mujer si se enterase de lo que él hacía? ¿Se asustaría por esa parte sanguinaria que mantenía oculta? Era lo último que deseaba: que su mujer le temiera. No sería justo para nadie por eso era mejor mantenerlo en secreto. Una doble vida de la que nadie debía estar enterado, era casi divertido.
─No tardes─ le aconsejó al ver que se iba al tocador.
La siguió con la mirada hasta que la perdió de vista. Sonrió y sacudió su cabeza, como ella no había dos. Sin embargo, esa mujer decidió levantarse para seguir a su esposa. Eso solo olía a problemas... ¿Cómo iba a cuidar a su mujer si le prohibían la entrada a aquel lugar? Se levantó casi de un salto y logró interceptarla antes de que decidiera dar un paso más.
─Apártese, ¿qué cree que está haciendo?─ le contestó la mujer de mala manera sin siquiera él haberle dirigido la palabra.
─Disculpe, señorita pero prefiero que mi esposa esté tranquila en el tocador─ no iba a permitir que esas dos mujeres estuviesen solas.
─Su querida esposa ha derramado una copa sobre mi vestido─ se quejó ella empujando un poco a Alain que logró mantenerse en su sitio.
─No es su culpa. Verá es que es ver a alguien desagradable y volverse torpe... No lo soporta─ le sonrió con malicia, cómo deseaba acabar con aquella pobre infeliz, cortar su cuello y dejar que la sangre recorriese sus manos.
Esa pequeña distracción fue más que suficiente para que ella lo aprovechase y escabullirse para entrar en el tocador. Alain recibió casi el portazo en sus narices y se quedó allí, esperando a oír algo que lo hiciese entrar. Ni por un momento dejaría que su mujer se enfrascase en una disputa con esa... ese ser.
─Puedo confirmar que eres una mujer de armas tomar pero es preferible que esa pobre infeliz no lo sepa nunca. Ya está, me relajo, el trabajo debe quedar a un lado─ le afirmó sin volver a mirar en ningún momento a aquel ser de las tinieblas.
Todo aquello estaba siendo surrealista. Su secreto estaba en peligro. ¿Qué diría su mujer si se enterase de lo que él hacía? ¿Se asustaría por esa parte sanguinaria que mantenía oculta? Era lo último que deseaba: que su mujer le temiera. No sería justo para nadie por eso era mejor mantenerlo en secreto. Una doble vida de la que nadie debía estar enterado, era casi divertido.
─No tardes─ le aconsejó al ver que se iba al tocador.
La siguió con la mirada hasta que la perdió de vista. Sonrió y sacudió su cabeza, como ella no había dos. Sin embargo, esa mujer decidió levantarse para seguir a su esposa. Eso solo olía a problemas... ¿Cómo iba a cuidar a su mujer si le prohibían la entrada a aquel lugar? Se levantó casi de un salto y logró interceptarla antes de que decidiera dar un paso más.
─Apártese, ¿qué cree que está haciendo?─ le contestó la mujer de mala manera sin siquiera él haberle dirigido la palabra.
─Disculpe, señorita pero prefiero que mi esposa esté tranquila en el tocador─ no iba a permitir que esas dos mujeres estuviesen solas.
─Su querida esposa ha derramado una copa sobre mi vestido─ se quejó ella empujando un poco a Alain que logró mantenerse en su sitio.
─No es su culpa. Verá es que es ver a alguien desagradable y volverse torpe... No lo soporta─ le sonrió con malicia, cómo deseaba acabar con aquella pobre infeliz, cortar su cuello y dejar que la sangre recorriese sus manos.
Esa pequeña distracción fue más que suficiente para que ella lo aprovechase y escabullirse para entrar en el tocador. Alain recibió casi el portazo en sus narices y se quedó allí, esperando a oír algo que lo hiciese entrar. Ni por un momento dejaría que su mujer se enfrascase en una disputa con esa... ese ser.
Alain Blair- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/10/2015
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