Una cena para... ¿tres? [Calliope]

La iniciativa que había tenido en cuanto a mis sentimientos y las cartas eran de verdad impresionantes, nadie me había dejado tan encantada como lo había hecho el, desde que le vi por primera vez me dio buena impresión a demás de que sus ojos me atraparon de una manera que poco conocía, más bien que jamás había conocido. Cada palabra era una marca de mi corazón en papel, esperaba de verdad no ser tan cursi ni tan sosa para esas cosas, si hace poco que era una niña, por lo mismo lo único que parecía de adulta o más o menos era mi cuerpo, pero eso de sentimientos de amor y todo lo que lleva era más que nueva por lo tanto no sabía bien que se tenía que hacer más que de las historias que tanto me gustaban en los libros, las cartas de amor eran lo más importante de todo y al menos eso creía hasta que el sello fue pintado por mi en ese sobre, suspiré temprano, levantándome con alegría y nerviosismo, mordía mi labio de vez en cuando y revisaba la hora cada que podía. Tomaba miles de vestidos y me los volvía a quitar, ninguno me convencía del todo, quería estar perfecta para ese día, de verdad quería dar más que una buena impresión; esperaba que el sintiese lo mismo de verdad, suspiré mirándome al espejo recogiendo mi pelo en una pequeña coleta ondeada por mis risos dejando caer algunos mechones a mis hombros, miré un vestido que juré nunca ponerme, era para algo de gala pero sin duda esta era una ocasión muy especial.
Comencé a ponerme el dichoso corsé era una cosa innecesaria que la verdad me hacía sentirme demasiado incomoda, casi no podía respirar pero la clase alta no podía ir sin nada de eso, sería un delito y te castigarían con hablar de ti e inventar cosas, le pedí a mi muchacha que ayudará con los tirantes, esto era un lió, era lo malo de crecer. Apreté mis manos cuando el ultimo nudillo se jaló, mi cuerpo se veía más esbelto si pero me costaba aún acostumbrarme, coloqué el vestido en su lugar, tenia ondas que caian hasta casi tocar el suelo, el color era un rosa claro y era algo esponjado, coloqué aretes al color y un poco de colorete en los labios. Al mirarme al espejo quedé sorprendida, no me veía más como la niña si no como una mujer, una mujer que debía apresurarse, tomé mi bolsa y rocié un poco mi cuello con perfume de fresas, mi favorito, entonces me decidí, era hora para el encuentro, subí al carruaje y le indiqué la dirección, mis nervios se hacían más que presentes y las mordidas en mi labio inferior eran más seguidas, cuando por fin llegamos tomé la mano del cochero a la hora de bajar y me encaminé preguntando en la entrada por Monsieur St Jacques, mi corazón dio un brinco cuando comentó que había llegado hacía 5 minutos antes, sonreí amplia-mente y me conduje adentro mirando sobre las cabezas para encontrar la que quería, al verlo con una pequeña a lado sonreí más instantáneamente y me acerqué decidida, ya a unos dos pasos hice una reverencia leve mirando a ambos .
-Buenas tardes, perdón la demora-Comenté con la voz algo nerviosa y sin borrar mi sonrisa, mi corazón latía alocadamente y mi mente empezaba a divagar cosas del lugar, sin duda todo perfecto, cuando mis ojos se encontraron con el perdí el hilo de todo.