Victorian Vampires
El castigo del destino 2WJvCGs


Unirse al foro, es rápido y fácil

Victorian Vampires
El castigo del destino 2WJvCGs
PARÍS, FRANCIA
AÑO 1842

Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.

Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.

¿Estás dispuesto a regresar más doscientos años atrás?



NIGEL QUARTERMANE

ADMINISTRADOR

ENVIAR MP
NICOLÁS D' LENFENT

ADMINISTRADOR

ENVIAR MP
ESTACIÓN


Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24


COPYRIGHT/CRÉDITOS

En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.

Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.

Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.

Licencia de Creative Commons
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org


Últimos temas
» Savage Garden RPG [Afiliación Élite]
El castigo del destino NXLYMMiér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones

» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
El castigo del destino NXLYMMar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut

» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
El castigo del destino NXLYMMiér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane

» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
El castigo del destino NXLYMJue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar

» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
El castigo del destino NXLYMMiér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer

» l'enlèvement de perséphone ─ n.
El castigo del destino NXLYMSáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour

» orphée et eurydice ― j.
El castigo del destino NXLYMJue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour

» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
El castigo del destino NXLYMJue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke

» labyrinth ─ chronologies.
El castigo del destino NXLYMSáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour


<

El castigo del destino

2 participantes

Ir abajo

El castigo del destino Empty El castigo del destino

Mensaje por Johannes Z. Délvheen Vie Ene 10, 2014 4:02 pm

Los días habían transcurridos de forma extraña en París. A mi gusto demasiado rápido.
Pues, por un lado no hacia mas de un mes que habia llegado a París desde Mexico, y ya me encontraba con los lios y desmadres que ocurrían en el castillo en mi ausencia, como si realmente hubiera pasado mas tiempo.
Y es que todos parecían ir a lo suyo, no había nadie, no habia un mensaje...ni ruido, ni cosas rotas, nada. Y eso, era algo que se me hacia un tanto extraño en mi descabellada familia de locos.

Camine por el pasillo y posando las manos en la madera, abri de par en par las puertas para entrar al gran despacho de mi padre. Era ya entrada la noche, y había una brisa fresca que se colaba por las ventanas, mas todo seguia allí dispuesto como el lo había dejado.
Sobre el piano de cola descansaban las partituras, ordenadas con pulcritud. Y en la mesa del despacho reinaba el caos. Situandose alli un gran desorden de libros, pergaminos y manuscritos acumulados. Asi como un gran montón de cartas, correspondencia, facturas y paquetes enviados a su nombre. Mas no fue eso lo que llamo mi atención en el desacho, sino una carta que estaba clavada con un abrecartas en la pared tras el asiento de mi padre.

Me acerque a esa carta en cuestión, más que nada porque…¿a quien se le ocurre dejar una carta clavada en la pared cual nota macabra? -Tenia que ser a mi mismo padre, ¿a quien sino?-
Saque el abrecartas y leí la caligráfica y exquisita nota que mi padre me había dejado allí en su despacho, frunciendo el ceño nada mas empezar...

Carta de Jerarld:

Torcí una mueca ante esa última frase. Pues encárgate del castillo venia a significar algo asi como:
-Eres el dueño de casa y todo lo que pase en mi ausencia será tu culpa, pues eres en quien mas confío como para dejarle a cargo de mi casa.
-Encargate de que los siervos cumplan sus labores.
-Cuida a Biél y encárgate de que no se desmadre ni llegue tarde.
-Cuida a Kahlan y consiéntele los caprichos que quiera.
-Haz que Sam te ayude con las facturas para que todo este saldado y en orden cuando yo vuelva.

Y la peor de todas…
-En mi ausencia eres mi representante. Por lo que necesito que como representante de la casa Délvheen te hagas cargos de todos los asuntos correspondientes a mi titulo asi como asuntos legales.
Era un aprendiz de barón y no me gustaba mucho serlo. Eso me obligaba a estar en París y a fingir que me interesaban cosas que me resbalaban completamente.

Mire la hora, saque un cigarrillo y tras posármelo cerca de la comisura derecha, lo encendí mientras me sentaba en el asiento de mi padre. Posando los pies sobre su preciada mesa de roble importada, para ir abriendo cartas y cajas de su correspondencia.
Lo cierto, es que no pude evitar reírme con algunas facturas, sobre todo con las que tío Jäeger encasquetaba a mi padre con todo el descaro del mundo. Luego abrí algunos pequeños paquetes con presentes de otros miembros de la realeza y tambien de algunos miembros "destacables" de la sociedad. Había relojes, decorados pisapapeles de plata e infinidad de pipas. Eso siempre me dejaba con la duda. ¿Porque le regalaban pipas a mi padre si él no fumaba? Me encogí de hombros y después de dejar a un lado cartas de amor de admiradoras anónimas, junto a la coleccion de regalos absurdos de sus amistades, contemple a Sam entrar con un ultimo paquete en sus manos enguantadas de blanco.
Apague la colilla del tabaco mientras él me indicaba que alguien acababa de traerlo y dárselo a uno de los guardias de las afueras del castillo y que era para mi.
Aquello me sorprendió, pues no esperaba correspondencia de nadie, ninguna pieza del museo ni ningún instumental. Le agradeci al mayordomo y recibi el paquete el cual sopese curioso, pues apenas pesaba nada. Lo deje a un lado, pues era tarde. Podria mirarlo después, total. Sería mejor ir a buscar a Anhiel al museo antes de que se hiciera más de noche o se terminaría quedando a trabajar allí a altas horas de la madrugada como empezaba a ser la costumbre.
Aunque ahora que lo pensaba, quizas ella se quedaba hasta tan tarde para coincidir con mi horario nocturno de trabajo...

Me puse en pie y acomode un poco mi camisa, estirando mis cabellos hacia atrás. Mas cuando ya me encaminaba hacia la salida algo me hizo girarme para mirar el escritorio. Ni siquiera se porque volvi la vista hacia atras, ni tampoco porque la curiosidad me atrapó, pero volvi. Sin saber porque, volvi hacia el escritorio y tome el paquete, abriéndolo con cuidado. El aroma de la caja me hizo fruncir el ceño y entonces, cuando moví las solapas, me encontré con sangre….Sangre y mas sangre por doquier, y en el fondo de ella, unas esferas rodeadas de insectos junto a una nota.
Se me helo la respiración ante la macabra broma.
Tome la nota con rapidez.

Carta Anónima:

Deje caer la nota y la caja, observando cómo las esferas rodaban hasta casi llegar a la ventana, donde la luz de la luna ilumino el ahora pálido color de sus ojos, unos ojos que no quise ver y cuya imagen se clavo en mis retinas para siempre al percibirlos, al recordarlos y al asociarlos a la forma que tenían con su dueña.

Y es que aunque no quería verlo, lo supe…Eran sus ojos, eran los ojos de...

Ani...
...
¡¡¡ANI!!!

¡NOOOOOOOOOOOOOO! Aparte de un manotazo todo lo que se hallaba sobre el escritorio, destrozando la carísima pieza de madera antes de correr hacia la ventana, dando un salto por la misma en dirección al jardin, llegando de ese modo a la puerta del castillo.  ¡Y es que tenía que seguir el rastro en el aire de quien había traído la caja!
La ira, la rabia y la sed de simple y sencilla venganza, cegó mi racionalidad, mi coherencia y las alarmas que indicaban una más que inminente trampa. Y es que nada de eso importaba cuando sabias que alguien estaba jugando contigo y con aquellas cosas que mas querias.
Johannes Z. Délvheen
Johannes Z. Délvheen
Vampiro Clase Alta
Vampiro Clase Alta

Mensajes : 67
Fecha de inscripción : 30/03/2012

DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:

Volver arriba Ir abajo

El castigo del destino Empty Re: El castigo del destino

Mensaje por Arlette Sáb Ene 11, 2014 11:23 am

Pulgarcito, pulgarcito ¿dónde estás?
¡Aquí estoy! ¡Gusto en saludarte, gusto en saludarte!
El índice, el que indica ¿dónde estás?
¡Aquí estoy! ¡Gusto en saludarte, gusto en saludarte!
Corazón, el del medio ¿dónde estás?
¡Aquí estoy! ¡Gusto en saludarte, gusto en saludarte!
Anular, del anillo ¿dónde estás?
¡Aquí estoy! ¡Gusto en saludarte, gusto en saludarte!
El meñique, el pequeño ¿dónde estás?
¡Aquí estoy! ¡Gusto en saludarte, gusto en saludarte!
 
Iba cantando alegremente yo mientras esparcía los dedos de aquella mujer por el camino en el que andaba, saliendo de los bosques dónde se hallaba la madriguera de Ambrose. Deposité el dedo meñique sobre una piedra, salpicándola con la sangre ya coagulada y miré al frente, descubriendo la gran ciudad de París no muy lejos de dónde me encontraba. Nunca había estado en una ciudad como aquella, tan llena de luces pese a ser de negra noche. El aire traía a mis pulmones mil fragancias distintas, todas ellas provocándome salivera. ¿Me daría tiempo de ir a por un aperitivo y regresar al punto acordado para preparar el recibimiento del Délvheen que aguardábamos?
 
- Ni se te ocurra.
 
Chasqueé la lengua contra mi paladar y le fulminé.
 
- Klaus, antes eras más divertido.- señalé con desdén, cruzándome de brazos a la altura del pecho. El vampiro rió entre dientes, resoplando mientras sostenía el cuerpo de la joven entre sus manos.
 
- Ayúdame, vamos. Coge esas cuerdas.
 
Refunfuñé algo que ya ni recuerdo y obedecí su orden, usando las cuerdas que transportaba a su espalda para atar a la muchacha de pies y muñecas, porque manos lo que son manos, ya no tenía.
 
- ¿Qué ha pasado con eso de vendar a nuestras víctimas? ¿Ya ha pasado de moda?- bromeé mientras realizaba la tarea encomendada. Klaus volvió a reír.
 
- Ambrose prefirió sacarle los ojos que vendárselos.
 
Seguimos bromeando y riendo un buen rato más, al menos hasta que terminamos nuestra particular obra maestra. Retrocedí, llevando dos de mis dedos al mentón para valorar la posición en la que habíamos dejado a la humana. Su piel desnuda goteaba sangre proveniente de sus múltiples amputaciones. Toda ella estaba cubierta con el carmín de su elixir vital, aquél que ya le escaseaba. Me relamí los labios pero una vez más, mi compañero leyó mi mente antes de que yo misma entendiera lo que se cocía en mi cabeza.
 
- No es para ti, ya lo sabes.
 
Me mordí los labios y asentí una sola vez, sin quitarle los ojos de encima a la mujer inconsciente debido a la pérdida de sangre. De pronto, la voz de Klaus captó mi atención, haciéndola desviar hacia su persona. Por lo visto, tenía que volver a la guarida de Ambrose, pidiéndome que me encargara sola del asunto. Si la fastidiaba, me las vería con el mismísimo Ambrose y probablemente la siguiente en desaparecer de su mapa sería yo. Le miré desafiante, pues su duda me ofendió. Le saqué la lengua infantilmente y le vi marchar, dejándome a solas con mi prisionera. Reí para mí misma y me froté las manos, pero no me acerqué a ella... la tentación me superaba por momentos, debía admitir mi debilidad por la sangre, todavía. Así que dejé de respirar, le di la espalda y me senté sobre una roca cercana al camino por el que había venido, esperando impaciente a mi invitado. Como se retrasara mucho... sólo encontraría los huesos de su amada, me temía.
 
Cuando pasados varios minutos escuché alguien acercarse a la escena que protagonizaba junto a la pelirroja y el aroma que golpeó mi nariz supe identificarlo, puse en marcha el engranaje de nuestro maléfico plan.
 
Me subí a una rama del árbol más cercano, quedándome agazapada y conteniendo aun el aliento para no hacer ruido alguno, esperando el instante en el que un joven vampiro iracundo apareció, aproximándose hacia la muchacha atada a dos árboles justo en medio del camino que terminaba allí, formando su cuerpo una equis sangrienta. El vampiro gritó, aproximándose a ella para intentar liberarla o ayudarla, no lo sé bien.
 
Me moví rápida entre los árboles, saltando de uno a otro hasta situarme sobre él, saltando entonces a su espalda. Con el dedo índice toqué su hombro derecho y él se volteó con brusquedad, encontrándome así ante él. Sonreí dulcemente.
 
- Buenas noches, caballero. Le estaba esperando impacientemente. Bienvenido al banquete. ¿Desea hacer vos los honores?
 
E indiqué entonces a la muchacha moribunda, señalando su carne como si se tratara del pavo que se enfría tras sacarlo del horno. Pero por lo visto, mi invitado no tenía apetencia. Prefería jugar, así que decidí satisfacerle ante su primer golpe de recibimiento. ¿Así se saludaban ahora los seres civilizados? ¡Qué descorteses!
 

Así que empezamos a danzar alrededor de la presa como si estuviéramos realizando una macabra danza de la lluvia alrededor de una fogata, divirtiéndome con mi acompañante mientras él parecía perder el norte con el transcurso del tiempo.
Arlette
Arlette
Vampiro Clase Baja
Vampiro Clase Baja

Mensajes : 502
Fecha de inscripción : 14/08/2011

DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:

Volver arriba Ir abajo

El castigo del destino Empty Re: El castigo del destino

Mensaje por Johannes Z. Délvheen Sáb Ene 11, 2014 2:55 pm

Entrechoque mis dientes con ferocidad cuando me gire ante aquella que hurgo mi hombro con delicadeza. Girándome para alzar el antebrazo izquierdo golpeando el rostro y cuello de la macabra anfitriona con el dorso de mi mano, la muñeca y parte del antebrazo. El choque entre ambos sono seco, como dos rocas partiéndose cuando su cuerpo salió despedido, haciéndole girar en el aire antes de caer agazapada.  Mas no hubo un solo instante de reflexión ni duda en mis movimientos.

Me abalance sobre ella cuando no había pasado siquiera un segundo. Estaba fuera de mi, y mis ojos no veian mas que a su figura y a la sangre que quería derramar de ella.
Pero la ágil figura de la mujer tomo distancias enseguida. Parando los puños que yo acertaba contra ella. Pero, pese a que me esquivaba, le agarré por los ropajes, alzándole desde el suelo y gruñendo a su rostro cubierto por los cabellos rojizos que cubrían su semblante. Queria ir a traición y desgarrar su cuello para separar su pequeña cabeza de ese aparente frágil cuerpecito. Agarre su larga melena y estire su cabeza hacia atrás. Pero ella enredo sus piernas en mi cintura, doblándose hacia atrás para deshacerse de mi agarre. Nos retorcimos en una posición extraña que nos hizo caer el suelo, mientras yo giraba con ella en una extraña danza, hasta que logré posicionarme encima suyo. Conduje una de mis manos hacia su hombro, enterrando mis garras sobre su piel para afirmarla mientras que con la otra apuntaba con mis dedos hacia su rostro. ¿Ella queria jugar con los ojos ajenos? Ya veria el bonito juego que haría yo con los suyos.

La inmortal se removía esquivando mis manos mientras ambos nos arrastrábamos hacia atrás. Dejando un camino por el suelo con nuestros cuerpos que se arrastraban y dejaban hendiduras en la roca y el césped de aquel extraño y sombrio lugar de las afueras.
La sangre de su hombro comenzó a aflorar cuando enterre mis garras en ella, pero eso no parecía afectarle como debería ser. Y es que una escala “de daño”, a un humano le habría desgarrado todo el hombro y brazo en un solo instante, y en una inmortal, debería de tenerle casi atravesada por completo. Mas ella, pese a estar dañada, seguía estando bien.

Maldije los dones de la “frágil” inmortal. Quien después de asestarme un puñetazo bajo la barbilla, tuvo tiempo para cambiar las tornas, posicionándose encima mio.
Allí en el suelo, estire la cabeza hacia atrás, viendo boca abajo como el cuerpo de Ani seguía estando atado. No me había dado tiempo a desatarla, solo a apreciar sus heridas. Y es que en una situación asi, no veía grandes salidas. Tenía que convertirla cuanto antes o no habría tiempo de nada. No habría tiempo de salvarla o siquiera curar esas heridas. Pero empecé a asustarme, porque no tenía tiempo y el charco de sangre a su alrededor era demasiado grande…

Gruñi guturalmente, ¿Por qué contra Ani? ¿Que culpa tenia ella de nada? Le habia prometido que estaría a salvo a mi lado, que nada le faltaría, que nada la dañaría…
Menudo guardian de pacotilla. Mi palabra se diluía con su sangre derramada, enterrándose en la misma tierra hasta llegar a los infiernos.

¡COMO TE ATREVES…! ¿COMO TE ATREVES A PONERLE UNA MANO ENCIMA?

Revolcandonos en el suelo como bestias, logramos separarnos los suficiente como para tomar distancias y posicionarnos en pie una vez más.
Ella salto hacia la rama de un árbol, y yo la seguí en el acto, esquivando las patadas que dirigía veloces hacia mi vientre, saltando de rama a rama. Hasta que logre tomar su pie y hacerla caer hacia una rama más baja.

¿QUIEN TE ENVIA? ¡HABLA! Grite hacia la rama mas baja. Me puse de cuclillas como un depredador y le contemple mientras ella parecía hacer un atisbo de sonreir, pese a que su rostro siguiera estando en penumbra con su cabello.
Di un agil salto desde la rama hacia ella, apuntando a su pecho con la bota, y ella cayó conmigo desde unos diez metros. Mas no esperaba que al caer, me esperase la sorpresa de su propio recibimiento. Pues ademas del estruendo y el enorme agujero formado en el suelo, no solo se clavaron en mi carne las rocas, sino también las dagas de la anfitriona, que aprovechando la caída habia aprovechado para sacar de sus antebrazos, y que ahora se alojaban en mis costados haciendome gruñir con la boca llena de mi propia sangre, una que se derramaba por mis comisuras.

Alce mis manos hacia su torso y ella dio un salto hacia atrás. Arranque las dagas alojadas en mis costillas y me puse de cuclillas a la vez que paraba de respirar para evitar que mi sangre se escapara con mas facilidad al inhalar. Y fui una vez mas a la carga contra ella, haciéndole entrechocar la espalda contra un árbol. Sin darme cuenta de que era uno de los arboles que sujetaba a Ani.  

Pero entonces, mientras le mantenía asi, vi su rostro y aquellos ojos que encontré me dejaron petrificado. Pues el matiz claro de ellos me atravesó, mas su semblante rigido me hizo dudar de todo lo que pasaba.

¿Delia…?

Ella me miró en todo momento y estiró su brazo hacia un lado. Posando las yemas de sus dedos sobre el cuello de Ani.
Le solté y retrocedí de ella instintivamente. Temiendo a la gran trampa. Y es que debían de estar engañándome, manipulándome, ella no podía ser Delia, ella no podía ser aquella mujer de mi infancia y juventud. Ella no podía ser quien pensaba…Pero quien me manipulaba si que debía saberlo. Si que debía conocer mi pasado como para usar una forma como su rostro, una forma que yo conocía y que me había dejado como estaba ahora, de piedra, pese a  que hubieran pasado tantos siglos.

Maldición…En un solo segundo me habían estrujado el corazón al llevarme a otro tiempo, uno en el que había sido humano, uno en que había amado por sobre todas las cosas… Aquello era una broma cruel. Pero lo que no era ninguna broma, era su cercanía con Ani y su mirada fija en mí y en mis movimientos.
En aquel instante nadie tenia tiempo, ni yo para aguantar el tormento que sucedia bajo mi pecho ante ese rostro que me miraba, ni Ani ante el charco que se formaba a sus pies.

¿Que quieres de mi?
Johannes Z. Délvheen
Johannes Z. Délvheen
Vampiro Clase Alta
Vampiro Clase Alta

Mensajes : 67
Fecha de inscripción : 30/03/2012

DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:

Volver arriba Ir abajo

El castigo del destino Empty Re: El castigo del destino

Mensaje por Arlette Sáb Ene 11, 2014 5:08 pm

Dejé de sonreír vilmente y fruncí el ceño cuando dijo mi nombre, paralizándome al instante. Estreché los ojos, observando al hombre de abajo arriba, intentando encontrar una pista de quién era él y por qué conocía mi nombre si ni siquiera me había presentado todavía. Sin alejarme de mi víctima, hablé en alto para que me escuchara pese a su distancia prudencial, pues aunque me moría de ganas de hacer lo que había venido a hacer aquella noche, la curiosidad me superó. Mordí mis labios y finalmente, hablé.
 
- ¿Cómo sabes mi nombre? ¿Nos conocemos?
 
Ya nadie me conoce por ese nombre. Sólo lo usaban mis padres cuando yo era más pequeña, cuando era humana. Tras mi conversión... Ambrose me instó a que tomara mi segundo nombre. Ese fue mi nombre de pila desde entonces, Arlette. ¿Cómo diablos conoce pues mi nombre de juventud?, empecé a divagar entre pensamientos, desconfiando de aquél al que me enfrentaba.
 
Negué con la cabeza, pues no importaba de dónde me conociera. Quizás mi nombre había pasado fronteras por mi buena labor como guerrera, quizás sólo era eso, méritos bélicos. O quizás le había escuchado hablar a alguien de mí. Quizás nos conocimos antaño, ¿qué más daba? Lo importante era mi misión y aquello que debía lograr aquella noche. Así me puse firme, tomé posiciones y volví a sonreír para demostrarle que era yo quién tenía el poder ahora.
 
- Entrégate a mí y prometo liberar a tu amada. - le propuse al vampiro, acercando entonces mis dedos a la espalda de la joven que aun colgaba de las cuerdas, dispuesta a travesarle la piel para arrancar su corazón de cuajo.- Eso es lo que quiero de ti. Eso es lo que quiere Ambrose de ti.
 
El inmortal pareció vacilar por un instante, haciendo chirriar sus dientes y tensar sus mandíbulas, incluso sus músculos. Pero entonces, relajó su postura visiblemente atacante, suspirando. ¿Se estaba dando por vencido? Eso parecía. Sonreí más ampliamente, satisfecha ante mi logro. Finalmente, él asintió.
 
- Así me gusta, que seas cuerdo.- añadí con una risa, sacando de mis tobilleras otra daga que usé para cortar las  cuerdas que sostenían el cuerpo inmóvil de Anhiel.- Me preguntaba qué vería un vampiro como tú en una humana frágil como ésta. En un principio pensé que la usarías como bolsa de sangre, pero me fijé en que no tenía marcas de mordeduras. ¿Es posible que te encariñaras de ella?- reía, parloteando sin cesar mientras cortaba las cuerdas una tras otra, sonriendo al ver las primeras luces del alba asomarse tras las colinas que delimitaban París.
 
Tras el último corte, la muchacha cayó estrepitosamente sobre su propia alfombra de sangre, ahogándose en ella. El joven hizo ademán para acercarse a ella, pero yo se lo detuve mediante mi don mental, infligiéndole un punzante dolor en sus piernas que le hicieron doblegarse y caer sobre sus propias rodillas antes siquiera de tocar a la muchacha.
 
- ¿A dónde pensabas que ibas, insensato? El camino a casa está en la otra dirección.- indiqué, tomándole del brazo para alzarlo una vez detuve su dolor, guiándole por el camino que poco a poco iba clareando. Detrás de nosotros, los primeros buitres se lanzaban sobre la muchacha que, al verse atacada por los animales salvajes y hambrientos, despertó de su trance para gritar. De hecho, juraría haberla escuchado pedir ayuda. Pobre infeliz, qué muerte tan cruda la suya, pensé. Aunque poco tiempo tuve de apiadarme de ella, pues su compañero, al darse cuenta de la situación, pretendió zafarse de mi agarre y volver a por ella, algo que le impedí con todas mis fuerzas, reduciéndole como pude.- ¡Está amaneciendo, ¿no lo ves? Si vuelves a por ella serás un vampiro a la parrilla! ¡Camina, maldita sea! ¡Muévete!- le gritaba, tirando de él cuando más difícil me lo ponía.- ¡Ella ya estará muerta ahora, déjala!- insistía una y otra vez, preocupándome verdaderamente el hecho de tener el sol casi en lo más alto del firmamento. Faltaba poco para llegar, pero como el condenado me lo siguiera poniendo difícil, me arrastraría consigo mismo al infierno de cenizas.
 

¿Se dejaría morir abrasado por el sol o priorizaría su supervivencia?
Arlette
Arlette
Vampiro Clase Baja
Vampiro Clase Baja

Mensajes : 502
Fecha de inscripción : 14/08/2011

DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:

Volver arriba Ir abajo

El castigo del destino Empty Re: El castigo del destino

Mensaje por Johannes Z. Délvheen Sáb Ene 11, 2014 6:21 pm

¡ME DA IGUAL! ¡SUELTAME DELIA!

Gruñí a su rostro mientras me inclinaba para quedar a su altura. Zafándome de su agarre con brusquedad para salir al sol sin que me importara eso, cuando algunos de los guardias aparecieron para agarrarme de los brazos, forcejeando conmigo y empujándome a las sombras del reciento. Mientras mi rostro agónico miraba hacia la salida. Donde el sol me mostraba la imagen horrible de su figura retorciéndose ante alaridos. mientras mi cabeza caía de la pura vergüenza, de la humillación que sentía ante mi mismo en aquel momento. Pues había algo más importante que la supervivencia, y eso era la conciencia…
Ani desangrada y expuesta a animales…se consumía en el vacio, como si fuera condenada al olvido . Mientras que yo ahi, sin poder hacer nada me rompia por dentro. Y es que ¿de que me servía vivir la eternidad entera, si bajo mi conciencia pesaria para siempre la culpa de no haber podido impedir su muerte?

Me arrastraron sin que fuera consiente de cómo lo hacían hacia el interior de aquella fortificación. Mientras yo, turbado ante la escena que se habia grabado en mis retinas, intentaba centrarme pese a lo doloroso que era ser racional en aquel momento. Pues tal vez, yo fuera a ser el siguiente...¿Ya que mas daba?  

De que te conozco…
De que nos conocemos…
Maldita sea Delia, te has convertido en una harpía.
Delia Arlette ese es tu nombre, ¿como no lo voy a conocer si has sido tu la primera amiga que tuve, la única compañera de mi infancia?
Te conozco desde que tengo uso de razón. Cuando nos criamos en Alemania, tu como parte del servicio y yo como el protegido de ese maldito bastardo de Dhémian.  
Pero en fin…Ni siquiera se porque te digo eso, tu no eres ella. Ella murió.
Indique girando el rostro para mirarle hacia abajo con desprecio y desdén. Tu solo eres un simple títere que tiene el descaro de tomar el dulce rostro de la que fue MI mujer.

Los guardias me sujetaron con más firmeza, golpeando mi cabeza, como si estuvieran indignados porque yo hablara así.
Me agarraban dos por cada brazo mientras yo les fulminaba, seguro de que les eliminaría en cuanto tuviera la mas mínima oportunidad. Pero mientras tanto, seguí caminando, dejando que me condujeran hacia dónde demonios me llevaran.

¿Quién es Ambrose? ¿Porque me llevas ante él?
Johannes Z. Délvheen
Johannes Z. Délvheen
Vampiro Clase Alta
Vampiro Clase Alta

Mensajes : 67
Fecha de inscripción : 30/03/2012

DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:

Volver arriba Ir abajo

El castigo del destino Empty Re: El castigo del destino

Mensaje por Arlette Sáb Ene 11, 2014 7:00 pm

Estreché los ojos ante su parloteo.
 
- Mi nombre es Delia Arlette, es cierto. Fui criada en Alemania y mis padres eran siervos de Ambrose, al que tú llamas Dhémian. Sin embargo, no te recuerdo. ¿No estarás obsesionado conmigo, verdad?- reí de pronto, alegrándome de ver a Klaus acercarse a nosotros por uno de los pasillos por el que transitábamos. Sin embargo, su rostro preocupado y sus manos ensangrentadas me dieron mala espina.
 
- Arlette, encierra al prisionero en la mazmorra. Ambrose ha tenido que salir por otro asunto y yo... bueno, digamos que la pelirroja ya está de parto. William está ahora con ella. Impide que se vean, ¿de acuerdo? Vendré a por él en cuanto Ambrose regrese, así que mientras tanto, tendrás que quedarte con él y vigilarle.- y añadió en un susurro, cerca de mi oído.- No le infravalores y sobretodo... no le dejes solo.
 
Asentí con desgana, poniendo los ojos en blanco. Quise entonces preguntarle por lo del parto, ¿qué harían con el niño? ¿Ambrose estaba al corriente de esta situación? Tenía muchas preguntas y sin embargo, Klaus se despidió con una palmadita en mi hombro -que por cierto, manchó de sangre de la humana-, y se marchó, dejándome de nuevo con el vampiro retenido y los cuatro guardias que esperaban una orden mía. Sopesé entonces las opciones y me decanté por una de ellas.
 
- Llevadle a la celda 221.
 
Los guardias asintieron y en silencio lo fueron guiando por más pasillos, descendiendo hasta llegar a la parte más húmeda y oscura del castillo, alumbrándonos simplemente por unas antorchas colocadas a lado y lado de las paredes del pasillo. Al final de éste, en la celda más alejada, se encontraba el destino de Johannes.
 
Los guardias se encargaron de maniatarlo con una cadena fijada del techo y cuyos engranajes permitían mediante una palanca que el sujeto fuera elevado del suelo. Así lo hice, dejando que colgara a unos centímetros del suelo y sus manos unidas férreamente atadas por unas cadenas a prueba de la fuerza vampírica. Los guardias cerraron la celda conmigo dentro, marchándose de aquella ala para darnos cierta privacidad, tal y como les había ordenado. Al menos, dispondría de una hora hasta el supuesto regreso de Ambrose, suficiente para sonsacarle cierta información a mi víctima mientras le vigilaba de cerca. Aunque Klaus me había advertido sobre los peligros de infravalorar al inmortal, lo cierto es que para nada me pareció peligroso, pues más bien parecía dispuesto a acatar la pena capital. Sorprendente, sin duda.
 
Con los brazos cruzados caminé alrededor de él, palpándole para asegurarme de que no llevaba armas encima ni nada que pudiera usar como tal. Finalmente, decidí despojarle de sus ropajes, dejándolo prácticamente en ropa interior. No pude evitar deleitarme con su físico de escándalo, mordiéndome los labios por ello. Desvié la mirada, situándome ante él y recostando mi espalda contra los barrotes, observándole en silencio durante un buen rato, hasta que me aburrí y decidí tomar la palabra.
 

- Mi amo, Ambrose, dice que tienes un poder especial que él anhela, pero me pareces de lo más normal que he visto. ¿Cuál es tu don? Quizás si me cuentas tu historia, pueda responderte a tu pregunta sobre la razón por la que mi señor te reclama ante su presencia, ¿no crees?- le propuse, sonriéndole con sorna mientras esperaba que me entretuviera durante ese rato de espera.- Dice que tienes una marca como la mía en tu cuerpo, pero no la he encontrado. ¿Dónde la escondes?
Arlette
Arlette
Vampiro Clase Baja
Vampiro Clase Baja

Mensajes : 502
Fecha de inscripción : 14/08/2011

DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:

Volver arriba Ir abajo

El castigo del destino Empty Re: El castigo del destino

Mensaje por Johannes Z. Délvheen Sáb Ene 11, 2014 8:27 pm

La mención de que ambrose fuera Dhemian me helo la sangre, pero lo disimule, asi como disimule la rabia que me hacia temblar ante la simple idea de que mi creador estuviera vivo.

Sonrei y le mire ladeando el rostro cual psicópata.

¿Un poder especial?...¿Yo que voy a tener un poder especial? Mirame, soy como cualquier hijo de vecino. Tu y tu marionetista estais equivocados.
Os compadezco.

Indique haciendome el ignorante al ver que mi sospecha se confirmaba.Y es que…¡maldición! Sabia exactamente a lo que se refería la ladrona de rostros, la leyenda que hablaba que hablaba del hijo de la noche que podía andar bajo el sol; el portador de Daeg... Disimule una mueca de disgusto.

¿Mi historia? ¿Que quieres que te cuente?...
He sido criado por un psicópata demente con aires de grandeza. Sin conocer a mis padres ni a mi familia. Sin poder vivir con los mios. Sin conocer nada mas que lo que aquel a quien tu llamas Ambrose me enseñó. Educandome con una disciplina y una tirantes innecesaria, una que sin duda alguna, me ha convertido en el perverso hijo de perra que soy hoy en dia.


Le mire casi percibiendo la sonrisa torcida de su rostro, mientras ella me miraba con atención de arriba a bajo, a veces distrayéndose con el “abajo” de mi cuerpo.

Pero si que es cierto que la tengo…
Ella me miro fijamente, captando su atención inmediatamente.
La marca de nacimiento…La runa de Daeg…Arque una ceja mientras miraba hacia abajo señalándome. Ella avanzo hacia mi mientras yo apretaba los labios.
Esta ahí abajo..Debajo de mi ropa interior, a la altura de mi cadera izquierda. Ella me miro intrigada y entrecerrando los ojos, acerco sus dedos hacia el borde de mi ropa interior, bajándola uno o dos centímetros mientras yo torcia una mueca, indicándole que era mas abajo, por lo que ella cambio su rostro y siguió bajando la tela con lentitud. Mientras apoyaba su otra mano sobre mi vientre, erizándome la piel ante aquel sutil contacto. Cosa que me extraño realmente, quitándole importancia.

Pero entonces, cuando ella bajo aun mas la tela, y casi podía percibir la tensión de su rostro, aproveche la distracción para enredar mis piernas en su torso. Aprovechando ese agarre para flexionarme y dar un fuerte tiron al techo con todo mi cuerpo en tensión. Pero Delia se safo de mis piernas, dándome el impulso necesario para balancearme con las cadenas, flexionando mis rodillas, haciendo una nueva flexion en la que levante el peso de mi cuerpo hacia arriba, apoyando como pude mis rodillas en el techo para dar el ultimo tiron a las cadenas. Soltándome por entero y girando en el aire antes de caer en el suelo delante de aquella mujer.

Las cadenas estaba intactas y por entero. Lo que no era a prueba de fuerza vampirica era el techo. Las muñecas ya las podía tener toda la eternidad atadas, que no habían parado a pensar en que el techo se detruiria ante un buen estiron.
Con las muñecas juntas, sujete las cadenas y comencé a caminar en círculos junto con ella. Cada cual como depredador con su presa.

¿Y tu? ¿Que tal si me hablas mas de ti pequeña “Arlette”…? ¿Cuanto tiempo hace que estas al servicio de ese payaso? ¿Cuanto hace que has robado esa cara? Y porque esa? ¿porque precisamente esa cara?
Johannes Z. Délvheen
Johannes Z. Délvheen
Vampiro Clase Alta
Vampiro Clase Alta

Mensajes : 67
Fecha de inscripción : 30/03/2012

DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:

Volver arriba Ir abajo

El castigo del destino Empty Re: El castigo del destino

Mensaje por Arlette Sáb Ene 11, 2014 9:00 pm

Gruñí, mostrándole mis colmillos a medida que rondaba la celda en círculos, frente a él.
 
- ¿Eres corto de mente o es que no me entiendes? ¡Yo no he robado nada! ¡Esta es mi cara! ¡MI CARA!- insistí, mostrándosela bien e indicándosela con mi dedo índice.- ¿Qué diablos te pasa conmigo? ¿Por qué ese rencor? ¿Y ese tonito? ¡Bájate los humos y no me tomes por tonta! ¿Crees realmente que podrás salir de aquí? ¡JÁ! Nunca nadie ha salido con vida de éste castillo que no fuera el Ejército o los siervos de Ambrose.
 
Resoplé, visiblemente irritada ante los problemas y quebraderos de cabeza que aquél vampiro me aportaba, por lo que esperaba que mi amo volviera pronto y se acabara aquél asunto. Tomé entonces impulso y me abalancé sobre él, quedando encima suya y colocando mi brazo sobre su garganta, ahogándole, asfixiándole, acercándome a su rostro para que me viera bien.
 
- ¿Me ves ahora, zopenco? ¿Sigues pensando que no es mi rostro real? ¡Vamos, tócame! ¡TÓCAME!- le gruñí, haciendo caso omiso a su forcejeo o a la sonrisa pícara que de pronto pareció cruzarle el semblante. No lo dudé un solo instante y le aticé un bofetón que el giró la cara, quedando ahora mirando hacia los barrotes de la celda.
 
Aun sentada sobre su cadera respiré agitadamente, apartando los cabellos que se habían apegado a mi rostro por el sudor. Coloqué mis brazos en jarras, contemplándole desde encima suyo.
 
- Oye, no tengo nada en contra tuyo, ¿sabes?-admití cuando el silencio logró sosegarnos al fin.- Sólo cumplo las órdenes de mi señor, nada más.
 
Me erguí entonces, poniéndome en pie y limpiando el polvo que había manchado mi ropa, dándole la espalda por un momento mientras seguía hablándole con más calma.
 
- Lamento la pérdida de tu amada, pero era parte del plan. Ella tenía que ser el señuelo para que aparecieras solo y fuera de sí, un blanco fácil al que atacar y lograr convencer para que volvieras a Ambrose. Yo sólo fui el brazo ejecutor.- comentaba con cierto desdén en mi voz mientras me acomodaba los guantes.- Pero tranquilo, mi amo amainará tu dolor, suele hacerlo para conseguir que los demás sean más manejables a su antojo. Mírame a mí, lleva haciéndolo desde que me convirtió.- reí con tristeza, ladeándome hacia el muchacho que ahora se mantenía en pie y me escuchaba con atención.- Hace casi ochocientos años que sirvo a Ambrose, desde que era yo una niña. Cuando las cosas se le torcieron tuvimos que marcharnos de Alemania, separándome de mi familia para instruirme como guardiana. Cuando me vio capacitada, me convirtió y siguió amaestrándome hasta ahora. Siempre dijo que tenía un plan para mí. Dijo que yo sería una pieza clave, que tenía el don de la luna tatuado en mi piel. Supongo que se refiere a la mancha de nacimiento que tengo en forma de runa.- argumenté.- Pero como digo, hace siglos que espero mi esperada actuación en este circo y hasta ahora, sigo siendo solamente una más de su enorme e infinito Ejército.- suspiré, ladeando luego la cabeza y sorprendiéndome ante una idea que cruzó entonces en mi mente, haciéndome vibrar por un instante.- ¿Y si tuvieras algo que ver conmigo? ¿Y si mi destino está ligado al tuyo? ¿Y si que ambos tengamos esas marcas en la piel significa algo?- balbuceé atropelladamente, presa de la emoción.
Arlette
Arlette
Vampiro Clase Baja
Vampiro Clase Baja

Mensajes : 502
Fecha de inscripción : 14/08/2011

DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:

Volver arriba Ir abajo

El castigo del destino Empty Re: El castigo del destino

Mensaje por Johannes Z. Délvheen Miér Ene 22, 2014 4:41 pm

Aquella inmortal debía de estar desquiciada.
Ese fue uno de mis tantos veredictos. ¿Porqué sino se comportaría como una demente psicópata para luego mostrarse así de entusiasmada?

Yo tampoco tengo nada contra ti. Comente con una sonrisa socarrona poniendo los brazos en jarras mientras me inclinaba para hablarle aun en tono burlesco.
Absolutamente nada. ¿Que iba yo a tener contra una loca desatada que atrapa a los míos y los tortura frente a mi?
Naaada absolutamente nada encanto.


Iba a seguir incordiando a la mujer roba caras. Hasta q de pronto algo en su muñeca me hizo fruncir el ceño.

¿Quien te dio eso? ¿Es que además de loca eres una ladrona? le Señale haciendo ruido con las cadenas que aun ataban mis muñecas. Ella entrecerro los ojos y retrocedio. Mientras mi semblante cambiaba por completo al contemplar el modo en que ella se mostró. Como si de algún modo quisiera proteger al objeto en cuestión de mi.

¿Es tuyo…? Le mire, y algo me hizo entender sin palabras siquiera que asi era. Cosa que me robo el aire al instante.

Es tuyo…
Me respondi a mi mismo,mientras avanzaba hacia ella. Ya no habia un aire burlon ni hubieron ganas de luchar contra ella cuando vi aquella pulsera. Y es que por primera vez en aquella noche me plantee la posibilidad de que ella fuera quien decía ser…Arlette…o mejor dicho Delia. MI Delia…

Trague saliva y le mire ceñudo, en parte indignado, en parte irritado, en parte colerico…en parte disgustado ante la misma posibilidad de que ella fuera quien parecía ser.
Y es que...me quede mirando su pulsera y perdí la noción del tiempo.
Hace mucho tiempo...En un prado de Alemania...

Coorre… vamos!
Ella jadeaba y me decía que la esperase. Le cogí de la mano y tire de ella mientras ambos corríamos, -casi escapándose nuestros corazones- ante tan alocada carrera.
Vamos, vamos que nos van a alcanzar!!
Aquella noche, una noche mas, nos habiamos escapado de la gran casa. Délia era mi mejor amiga y siempre jugabamos en el jardin trasero.
Nos encantaba escalar a los arboles y espiar a las aves. Mas, de vez en cuando nos colabamos en las habitaciones que se nos estaban prohibidas. Eran nuestras particulares aventuras. Y ese atardecer en particular habia insistido a Delia en que nos fueramos porque era el tercer dia que temia que Dhemian estuviera de mal humor. Pues eso implicaba que lo pagara yo.

Nos escondimos tras un arbol y nos arrodillamos alli, ambos ahogados y sudados.
De...Delia...
N...nos... ¡Nos van a pillar Jan!
No. Aun no. Es que tengo que darte algo! le rechiste mientras llevaba la mano a mi bolsillo y sacaba de el una pulsera hecha por mi mismo con pequeñas esferas de piedras de colores. Piedras que habia robado a mi vater expresamente para hacerle aquel abalorio. Y es que durante muchas de aquellas noches castigado -pues cada noche era castigado por algo distinto- Me habia dedicado a tallar en cada esfera una runa asi como las letras de nuestras iniciales.

abalorio:

Me acerque a ella y tome su muñeca anudando el brazalete. Es para ti, tenia que dartelo aqui. Tiene nuestras iniciales y las marcas que los dos tenemos en la piel. ¿ves? señale con el dedo indice en su nuevo abalorio.
Es para que te traiga suerte. y para que siempre te acuerdes de mi.
Ella se rio divertida y yo tambien, mirandola con una sonrisa de oreja a oreja.
Es como las joyas que llevan las mujeres cuando se casan!
¡Uh es cierto! entonces estamos casados.
Me rei bajito, temiendo que nos pillaran, pero Delia se puso roja como sus cabellos. Y despues de eso, me miro, se acerco a mi, me dio un beso en la mejilla y salio huyendo.
Abri los ojos como platos y me lleve la palma de la mano a la mejilla, sintiendome de pronto acalorado. Pero poco duro mi ensimismamiento cuando una mano fria agarro el cuello de mi camisa levantandome en el acto.

¡VATER!
Eres un niño muy perverso. Dijo Dhemian con sus largos cabellos ondeando al viento. Yo senti que mi corazon se disparaba. Entreabri mis labios una y otra vez ante su imponente figura y me dispuse a hablar, pero sus movimientos fueron mas rápidos. y es que antes de poder hacerlo su mano cruzo mi rostro, sangrando mi labio y mi nariz inmediatamente.
No me rechistes. Estoy teniendo demasiada paciencia...
Caí al suelo, pero solo estuve en él un segundo, pues me levanto como una pluma, siendo su mano la que agarró la mia. llevándome asi a rastras por la pradera de camino a casa. Mientras mi mejilla parecia querer estallar ante mi gesto ceñudo que se resistia a llorar. -pues me habia prometido no hacerlo nunca mas.-

...

Arlette me miro pero yo desvie la mirada, indignado con la idea de desconocer su existencia. furioso al entender que mi creador me habia vuelto a engañar...

Me giré -colerico- hacia las rejas y las patee, forcejeando con ellas, descargando mi rabia con aquel elemento. Gritando a mi enemigo invisible. forcejeando con aquellos barrotes que me encarcelaban como un demente...

¡TE OOOODIOOOO1
¡TE ODIO DHÉMIAN!
¡ERES UN BASTARDO, UN MALNACIDO, UN DESGRACIADO!....

Grite fuera de mi. realmente furioso.
SI ESTAS POR AHI, ESCUCHANDOME, VEN! ¡VEN A MI, ENCARAME COBARDE!

me habian robado la vida, me habia robado a mi familia y me habia robado a mi amor. A aquella que todo lo habia sido para mi, a aquella que tanto habia significado, a la que aun en sueños a veces se presentaba, preguntandome porque no habia llegado a tiempo a nuestro encuentro aquella noche...

Deje caer el peso sobre mis rodillas, apoyando mi frente en los barrotes mientras mi rostro seguia petrificado y rabioso.

Yo te conozco Arlette...Y tu me conoces a mi, mejor de lo que imaginas.
Yo te regale esa pulsera.
Yo fui el primer hombre al que amaste...
Yo fui el primero en señalar la luna que adorna tu pecho.
Soy yo...
Soy Jan.
...


Pasaron muchos minutos en silencio. -Quiero pensar que fueron minutos...puede que quizas fuera algo mas.- Fueran los que fueran, fueron demasiados.
Como si el ruido se hubiera acabado en el mundo.

Me puse en pie y mire a la extraña. que tan extraña ya no era para mi.
Me sentia casi traicionado, como si el hecho de que ella no me recordara fuera algo que ella hacia aposta. Como si lo deseara
Mire mis manos atadas y comence a forcejear con las esposas,contrayendo mis manos lo que mas pude para comenzar a zafarlas de aquel agarre. La sangre no tardo en aparecer ante el forcejeo y mis bruscas maneras de intentar colar mis manos por un espacio minusculo. Pero no habia sutilezas por mi parte y deje que mi piel se desgarrase mientra lograba zafarme de las esposas que deje caer en el suelo con un gran estruendo metalico. Mientras que Delia me miraba casi con un deje divertido en su semblante.

¿Te diviertes?
Indique con una sonrisa perversa. Acercandome hasta quedar frente a ella.
Porque antes si que nos divertiamos...
Pero no lo recuerdas. ¿verdad?


Le tome de los brazos y le estampe contra las rejas ante su sorpresa, siendo feroz con ella, mientras mostraba mis colmillos a su rostro cuando me acerque. Quizas debiera darte algo de lecciones. quizas debiera someter tu dura cabecita pelirroja a algo de remojo a ver si te refrescas. indique sujetando sus brazos y girandole de espaldas hacia mi, presionandola contra los mismos barrotes con dureza, aprisionandole por detras con mi cuerpo. Porque créeme, te terminaras acordando de mi...

Arlette forcejeo y giro la cabeza hacia un lado queriendo verme mientras yo le apretaba con mi cuerpo contra los barrotes, llevando mis manos a su torso, deslizando mis manos ensangrentadas por debajo de su ropa mientras ella se removia y yo subia por su torso llegando a sus senos, los cuales no dude en estrujar y masajear, entrometiendo mis manos por debajo de su corse ante el estremecimiento que la recorrio, uno que puso su piel de gallina y sus pezones erectos bajo las palmas de mis manos.
Sonreí cuando ella me gruñó un poco, escapándosele algún jadeo involuntario. Deje una sola de mis manos en su busto, utilizando la otra para bajar por su torso y deslizarse por debajo de sus pantalones. Y es que sin discrecion, ni tacto, ni disimulo alguno cole mis manos por debajo de su ropa interior, deslizandola por la suave y fria piel, torturandole con el paso lento de mis dedos que ahora con delicadeza llegaron a su sexo, acariciando los labios.

¿Esto no te recuerda a nada...a nada de nada querida?. Susurre a su oido aun con aquel deje perverso, disfrutando de aquella pequeña tortura a la que la sometia. mientras dejaba que mis manos siguieran bajando, entrometiendose poco a poco en la calides de aquel rincon, situandose directamente en cierto punto que le hizo dar un brinco y estremecerse con violencia. La humedad comenzó a aflorar rapidamente y es que mis dedos reseguian su sexo con suavidad, presionandole, acariciandole y masajeandole, haciendo incapié en su piel calida. Comenzando a mojarse mi mano con rapidez ante aquella caricia.Y es que...¿Como no humedecerla y sentir que yo mismo comenzaba a despertarme...si sabia exactamente a donde ir, y como hacer? ¿como no humedecerla si conocía cada palmo y rincon de aquel cuerpo que habia sido mío?
Johannes Z. Délvheen
Johannes Z. Délvheen
Vampiro Clase Alta
Vampiro Clase Alta

Mensajes : 67
Fecha de inscripción : 30/03/2012

DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:

Volver arriba Ir abajo

El castigo del destino Empty Re: El castigo del destino

Mensaje por Arlette Dom Ene 26, 2014 7:12 am

Alcé una ceja, cruzándome de brazos mientras contemplaba cómo el preso forcejeaba con los barrotes de la celda, blasfemando, gritando a un ser invisible. ¿Se había vuelto loco? ¿Lo estaría ya cuando le había atrapado? Le miraba yo con sumo interés, casi analizando cada uno de sus gestos y arrebatos coléricos. Como su escenita melodramática durara mucho, bien tendría que ir a por un aperitivo y una silla, pensé.
 
- Oye, hermoso, me da que tu amiguito invisible se ha ido a tomar unas copas por ahí. ¿Por qué no te relajas?- le invité pasivamente, pensando en sacar el látigo para tranquilizarle a mi modo. La idea me seducía, pero pronto capté su atención y ahora me hablaba a mí, balbuceando cosas que no comprendía muy bien. ¿Era posible que un vampiro pudiera emborracharse? ¿Estaría ebrio? ¿O era así de loco habitualmente?
 
Sin embargo, fruncí el ceño ante sus palabras a simple vista descabelladas. Por algún motivo, parecía saber más de mí que yo de él. ¿Cómo sabía la ubicación de mi runa? ¿Me conocería realmente? ¡No tenía sentido alguno! ¡Lo recordaría, yo era una buena rastreadora! ¿Cómo iba a olvidar su aroma? Le fulminé. ¿Me estaría tomando el pelo? ¿Pretendía confundirme? ¡Claro! ¡Eso era! ¡Aquella era su táctica! ¡Pretendía confundirme para que bajara la guardia! ¡Já!
 
- Jan... ¿Te han dicho alguna vez que tienes nombre de perro?- me burlé socarronamente, tirándole por tierra su plan. ¡Yo era más fuerte que eso! ¿Pretendía hundirme con algo así? ¿Con hablarme de amor y mencionar dos detalles de mi vida? ¡Ingenuo! ¡Yo era más lista que eso! - No te funcionará conmigo, querido. Ni mi pulsera fue un regalo tuyo ni nos conocemos de nada. De ser así, ya no vivirías para contarlo.
 
¡Encima me veía cara de estúpida! ¿Creía que no recordaría quién fue el que me brindó aquella pulsera? ¿Tan desmemoriada me creía?
 
- Y la pulsera fue un regalo de mi amo. Me la dio cuando era pequeña...- añadí, relatándole detalladamente cómo había sido mientras acariciaba el abalorio con delicadeza y ternura, sorprendiéndome de pronto su arrebato contra mí, pues me empujó contra los barrotes de la celda y me aprisionó con su propio cuerpo.- ¡Suéltame, miserable!- vociferé cuando sus colmillos rozaban mi mejilla, gruñendo con verdadero enfado ante su osadía.- No sé si yo me acordaré de ti... ¡pero te juro que tú de mí sí lo harás! ¡Te arrancaré la cabeza! ¡Maldita sea, suéltame, degenerado!- proseguía, forcejeando sin demasiado éxito cuando sus manos se inmiscuyeron bajo mi ropa, tocándome lascivamente, ignorando mis gritos rabiosos e iracundos, maldiciendo que fueran sus manos las que lograron arrancar de mi boca algún que otro gemido contenido.
 
- ¡Me recuerda cuánto te estoy odiando ahora, asqueroso bastardo!- respondí a su última pregunta, dándole un cabezazo cuando se acercó a mi oído para susurrarme.- Energúmeno fanfarrón... ¿no te parece triste tener que forzar a una mujer? ¿De tan poca hombría dispones?
 
Jan pareció ignorar mis palabras, bajando entonces por mi sexo hasta llegar al punto álgido de toda mujer, frotando sus dedos a su alrededor, tentándome, provocándome, humedeciéndome pese a mi resistencia. Elevé como pude mis manos por los barrotes para aferrarme a ellos, cerrando los ojos ante los espasmos de placer que me recorrían la espalda y me hacían temblar las rodillas como una niña pequeña ante un abismo. Apreté mis mandíbulas con fuerza, respirando agitadamente por la nariz, maldiciéndome por no contener mis propios instintos despertados.
 
Excitada. Así me sentía. Excitada y llena de morbo. Ansiaba ser satisfecha. Ansiaba sentirme mujer. Ansiaba liberar las tensiones acumuladas. Ansiaba deleitarme con el placer carnal. ¡Ansiaba tantas cosas que me eran prohibidas...!

Entonces grité. Grité con todas mis fuerzas, resonando mi rugido por todas las mazmorras, levantando algunas risas entre aquellos presos que se alojaban en el ala opuesta. Aparté mis manos de los barrotes y llevé mis brazos a mi espalda, encontrándome con el cuello de él más cerca de lo imaginado, no dudando en arañar su piel con ira, indagando en su carne hasta despellejarle, sintiendo cómo su sangre corría por mis manos. Torcí una sonrisa divertida cuando él aflojó su ímpetu en mí, momento que aproveché para concentrar la fuerza en mis músculos, dándome un pequeño impulso contra los barrotes para luego saltar hacia atrás con él agarrado aun a mí, chocando su espalda contra el muro de la celda, quebrándolo incluso por la fuerza invertida. Jan desprendió sus manos de mi ropa y yo me escapé de su agarre, situándome frente a él acuclillada, dispuesta a atacarle en cuanto se moviera un ápice.
 
- Estoy segura que Ambrose me perdonará por desobedecerle esta vez. Pienso torturarte hasta que me supliques la muerte.- señalé, mostrándole mis colmillos justo antes de abalanzarme sobre él, mordiendo su cuello con ímpetu, bebiendo de su sangre para debilitarle, arañando su pecho y enredando mis piernas alrededor de su cadera, sin importarme que ambos nos moviéramos por la celda a gran velocidad, chocando nuestros cuerpos contra los muros de la celda, rodando por el suelo a veces. A simple vista, aquello parecería un pequeño tornado destructivo cuya velocidad impedía ver de qué se trataba realmente.
Arlette
Arlette
Vampiro Clase Baja
Vampiro Clase Baja

Mensajes : 502
Fecha de inscripción : 14/08/2011

DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:

Volver arriba Ir abajo

El castigo del destino Empty Re: El castigo del destino

Mensaje por Johannes Z. Délvheen Dom Ene 26, 2014 6:56 pm

Gruñí guturalmente cuando sus colmillos se clavaron en mi yugular, mas, mi cuerpo se tenso casi por completo cuando sus colmillos se separaron de mi carne volviéndose a enterrar con suma brevedad en mi nuez ahora desgarrada.

Extrañamente pese a que me estaba desgarrando vivo, aquellos mordiscos fueron dolorosos, tortuosos….y endemoniadamente placenteros. Como si el hecho de que me mordiera suscitara cierto deseo frenetico de que ella bebiera de mi, que me degustara asi como yo queria probarla a ella...¡que demonios ocurría conmigo! ¿desvariaba ya, o es que me habia convertido en un sadico sanguinario? ¿Es que se heredarian tambien las tendencias sadomasoquistas? Porque si era asi, y miraba a mis padres.…estaría jodido por ambas partes; por la materna y por la paterna.

Un gran borboton de sangre salio por mi boca ensuciando mi cara ante su ataque. Cosa que me hizo gruñirle aun mas, enseñandole los dientes y mis colmillos ensangrentados ante su cara también roja por mi sangre.

¡Yo no me llamo Jan! ¡Me llamo Johannes! Ese estupido apodo me lo pusiste tu, ¡Tozuda desmemoriada!

Indique antes de agarrar sus hombros y girarme con ella, estampandola contra la pared repetidas veces, formando enormes grietas ante su silueta, creandole diversos rasguños que ahora si rasgaron su carne con los trozos de pared que se incrustaban en su piel.
Ella se removió, pero yo no le di tiempo a actuar, pues me abalance sobre ella asi como ella misma habia hecho conmigo, y es que sino bebía rápido, me desangraría como sentía que ya me ocurria ante las graves heridas de mi cuello.
Por lo que agarrando su torso, aproveche que sus piernas seguían aferradas a mi cintura para lanzarnos a ambos contra el suelo. Siendo su espalda la que recibió el golpe de mi impulso enterrándole en la fría roca del suelo.
Sujete sus muñecas por arriba de su cabeza y aprovechando que ella me gruñía yo lleve mis dientes al hueco entre su hombro y su cuello, enterrando con ferocidad mis dientes en su blanca y fría carne. La sangre oscura broto después de que mordiera una y otra vez hasta llegar al hueso. Siendo su aroma el que golpeo mi nariz cuando su sangre comenzó a derramarse por su pecho, siendo bebida con ansiedad por mis labios secos y sediendos de sangre.

Los sorbos fueron precipitados y profundos, breves y aun asi intensos.
Su sangre comenzó a derramarse por su pecho y a caer por el. Detalle que me cego por un instante.
Alce mi rostro ante ella y soltando sus muñecas me dispuse a llevar las manos a su torso, aferrando mis dedos a la tela y rompiéndola tras mi paso cuando mis garras desgarraron la superficie y el corse de cuero. Haciendo girones todo cuanto pasaba por mis manos hasta que su torso quedo al descubierto para mi. Dejandome que me acercara a aquella piel desnuda para poder al fin lamer sin disimulo ni vergüenza la sangre derramada por ella. Subiendo por su piel hasta encontrar la curva de su pecho, topándose mi lengua con aquel pezon erecto antes de llegar hasta la marca de nacimiento que ella poseía. Contemple la media luna saliendo de dudas completamente. Ella era Delia, era mi mujer…No podía existir error en ello.
No pude evitar depositar un efímero beso en aquella marca. Una que tanto me agradaba.

Su mano se alzo hacia mi, muy seguramente para abofetearme. Pero mi mano la cogió en el acto impidiendo su avance. Aprovechando para acercar su propia muñeca ante sus ojos.

¿Ves esto? esta pulsera te la regale yo.
¿Como puedes estar tan ciega para creerle a ese a quien llamas Ambrose?...Mirala. ¡Mira tu pulsera!
Indique subiendo su brazo y acercándoselo aun mas a la cara.
Cada una de esas esferas tiene un símbolo de runa grabado salvo tres esferas, dos que tienen dos iniciales. Una D. por tu nombre y una J. por el mio y una tercera… que tiene tu runa y la mia fusionadas…Esa runa no existe. Mirala bien tu misma… Le señale, sabiendo que de algun modo reconocería que aquella runa no existía.

Daeg-Laguz:

¿Porque tu creador iba a darte una pulsera con unas iniciales y una runa que no tienen nada que ver contigo o con él? Porque iba a regalarte nada? Y de hacerlo…porque iba a molestarse en darte algo tan simple como esto?
Aun agarrando su brazo, le contemple un instante antes de soltar su brazo con cierta violencia. Apoyando una mano en el suelo mientras le miraba hacia abajo llevando una mano a mi cuello para impedir la hemorragia mientras me sanaba.

No tengo por qué engañarte, no necesito hacerlo. ¿Crees que me molestaría en hablar contigo después de lo que has hecho sino fueras quien eres?...Crees que me molestaría en tocarte siquiera?... Torcí una sonrisa mientras le miraba entrecerrando los ojos.
Ni siquiera recuerdas donde esta mi runa. No debería ni molestarme contigo…Has estado tan ciega buscándola en mi cuerpo o en mi cadera, que ni siquiera te has parado a pensar en el lugar más simple y a la vista que puede haber…
Indique acercando mis dedos a su frente para apartar un rebelde mechón mientras ella se removía, quedando sus ojos anclados en el interior de mi muñeca derecha, cuando aprecio al fin en ella la marca de la runa Daeg. Una que no se habia visto debido a las esposas que ella misma me había puesto y que hasta hacia poco, la tapaban.
No invento absolutamente nada, todo lo que te digo es cierto…¿Oh es que me vas a negar que tienes lagunas, que hay cosas que no recuerdas, que hay situaciones que no entiendes o que no tienen sentido?...
Miralo por ti misma…te están engañando te están utilizando. Y en el fondo de tu ser lo sabes Delia Arlette…


Sus piernas se aferraban con firmeza a mi cadera bajando sin darse cuenta la unica prenda que aun poseia, mientras que yo la miraba fijamente, intentando controlar el feroz deseo por arrancar el resto de su ropa.

Ella me miraba fijamente cuando lleve mis dedos a sus labios, entrabriendo su boca ensangrentada, deslizando las yemas de mis dedos por su menton, bajandolas por su cuello y dejando que descendieran por su pecho hasta llegar a su vientre.
Y es que una parte de su mirada me decia que deseaba matarme y sacarme los ojos, mas otra brillaba como si deseara que continuara con aquel tortuoso juego.
Lleve mis dedos hacia el primer boton de su pantalon y luego hacia el siguiente, y luego hacia el tercero, desabotonandolos y bajandolos de su cadera para dejar a la vista su sexo mas que calido.
Sus piernas se aferraron mas fuertemente alrededor de mi cintura, ella no iba a rendirse y en cualquier momento reanudaria su ataque, pero entonces mientras ambos nos mirábamos fijamente a los ojos, ninguno actuó en contra del otro. Como si una extraña tregua de pocos segundos nos acompañara.

El roce de mi entrepiernas y la suya era mas que constante, y era mas que evidente mi excitación, tanto como la que habia podido comprobar yo mismo al hundir mis dedos en su carne húmeda.

Arlette entrecerro los ojos y sus dientes se juntaron ferozmente, como si la tregua de segundos de paz se hubiera acabado al fin. Mas mi tregua no había acabado. y aprovechando su instante en que ella deseo atacarme, yo aproveche para llevar mis manos hacia sus muslos, agarrándolos firmemente, abriendo sus piernas y sujetándolas contra el suelo, rompiendo definitivamente sus pantalones al hacer aquel brusco movimiento. Momento en que entre la tela desgarrada y mis manos que se aferraban a sus piernas, aproveche, gruñendo cuando sin dilación ni demora alguna mi miembro erecto la perforo bestialmente, arrancándole un profundo grito que le hizo arquear su espalda.  

sangre, sudor, placer y tortura...¿a donde conduciría todo esto?
Johannes Z. Délvheen
Johannes Z. Délvheen
Vampiro Clase Alta
Vampiro Clase Alta

Mensajes : 67
Fecha de inscripción : 30/03/2012

DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:

Volver arriba Ir abajo

El castigo del destino Empty Re: El castigo del destino

Mensaje por Arlette Mar Feb 11, 2014 6:40 am

Ni siquiera me paré a escucharle realmente. Él hablaba, parloteaba, insistía, y su voz martilleaba mi cabeza como si pretendiera empujar sus palabras por mis orejas hasta encasillarlas en mi mente. Probablemente sólo escupía burdas mentiras para confundirme como sólo aquél energúmeno sabía hacer, logrando despertar un sentimiento iracundo que me instaba a arrancarle uno a uno sus miembros, empezando por su virilidad, si es que así se le podía llamar a esa cosa viscosa y de tamaño monstruoso que había osado invadir mi cuerpo de aquél salvaje modo que, si bien he de admitir, me gustó.

Usé mis uñas entonces para arañar su pecho, haciendo su piel girones tras mi brusco paso, mostrándole mis colmillos y gruñéndole mientras intentaba zafarme de su posesivo y dominante agarre, pataleando y forcejeando sin lograr que se moviera un ápice, como si de hecho, eso sedujera a mi agresor. ¿Encontraría divertida aquella situación? ¿Le parecería morbosa, quizás? ¿Se sentía más hombre por ultrajarme? ¿Le hacía eso sentir fuerte y poderoso?

Solté una carcajada. Una risa larga y distendida en el tiempo, relajando del mismo modo cada uno de mis músculos, dejando de batallar contra su fuerza. Llevé mis brazos cruzados hasta mi nuca, recostado en ellos mi cabeza para que quedara levemente alzada, como si quisiera ponerme cómoda. Torcí una sonrisa sarcástica mientras movía uno de mis pies, como si me empezara a aburrir de lo que presenciaba. Fingí un bostezo y carraspeé teatralmente, logrando que las embestidas empezaran a menguar ante mi total descontento por su labor, captando así su atención de un modo que ni él mismo esperaba, seguramente. ¡Pobre inútil!

- ¿Ya has acabado? ¿O es que aun no has empezado?- inquirí con malicia, realmente divertida ante su rostro desencajado, preso de la confusión con la que la desaparición de los galones que él mismo se había adornado imaginariamente sobre sus hombros había supuesto para él.- Pobre pardillo... Ni siquiera sabes cómo hacer sentir mujer a una mujer.- reí, volviendo a carcajear, dejando que el eco de mi voz risueña invadiera y repiqueteara su cabeza como el ardor de un veneno cuya sangre transporta a caudales por el interior de las venas, paladeando el sabor de la agonía.- Permíteme que te adiestre.

Jan, Johannes o cómo diablos le hubiesen bautizado me miró interrogante por un instante, el suficiente que me permitiera tomar cartas al asunto y recuperar el control de aquella situación incoherente e impropia de mí. Así pues, me incliné vertiginosamente hacia su yugular, volviendo a morderle con verdadero ímpetu mientras su sangre se desparramaba sobre mí, bañándome en ella, saboreándola sin demasiado interés, pues mi concentración radicaba en sacármelo de encima y eso fue lo que hice, torciendo su cuello hasta conseguir pasar uno de mis brazos por encima de su hombro y alojar mis uñas en su espalda, rasgándola a tiras por mi propio peso, pues intenté hacerme paso entre su firme agarre para salir de su abrazo, arrastrándome dificultosamente hasta conseguir mi objetivo, alejar esa cosa erecta de mi vagina y de paso, saborear de nuevo mi libertad. Sus manos, sin embargo, tozudas zarpas, no me permitieron escapar por mucho tiempo, tomándome del muslo cuando prácticamente mi cuerpo había escapado de su cárcel, intentando que retrocediera hasta volver a la sumisa posición en la que él me había encadenado. Así que no me quedó otra que usar todas mis armas, arrancándole unos cuantos de sus cabellos mientras seguía torciéndole el cuello con tal de que se desangrara pronto y sus fuerzas menguaran considerablemente, viendo los frutos de mis esfuerzos al cabo de pocos instantes de forcejeo.

El vampiro empezó a soltar mi muslo y yo me situé ahora sobre su espalda, quedando éste bajo mí. Di un brinco con agilidad, retrocediendo por un momento para contemplar la situación en la que le había dejado, evaluándola y sopesándola. Luego volví a él, ayudándole a girar su cuerpo para quedar bocarriba. Me senté sobre su cadera sin dilación, sintiendo cómo su miembro volvía a adentrarse en mí mientras una satírica sonrisa se apoderaba de mis labios socarrones mientras empezaba a cabalgar sobre él, disfrutando de cada uno de sus gemidos, de cada uno de sus jadeos.

- ¿Lo disfrutas? ¿Sí? Me alegro, porque este será el último recuerdo que conservarás de tu insulsa vida, bastardo. Mientras fornicamos te desangras. ¿Adivinas lo que eso significa? Ajá... así es...- y añadí con retintín.-  Que te mueres. 

Y partir de entonces, mientras el muchacho se entozudía en seguir viviendo, yo me entretenía entre embestidas, golpeándole, abofeteándole, incluso pellizcando sus pezones como si de un juego se tratara, torturándole sin recordar hasta qué punto eso me excitaba realmente...
Arlette
Arlette
Vampiro Clase Baja
Vampiro Clase Baja

Mensajes : 502
Fecha de inscripción : 14/08/2011

DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:

Volver arriba Ir abajo

El castigo del destino Empty Re: El castigo del destino

Mensaje por Johannes Z. Délvheen Sáb Mar 01, 2014 5:53 pm

¿Pero qué demonios se creía aquella pequeña harpía?

Agarré sus manos juguetonas apretando sus muñecas hasta que sentí como estas crujían sin que su sonrisa amainara. Gruñí ferozmente a aquella mujer, que tan lejos se hallaba de la mujer que yo había amado. Dispuesto a atacarle mientras ella aun cabalgaba encima mío. Pero entonces un golpe de realidad me hizo soltar su agarre cuando note que mi vista comenzaba a perder nitidez, viendo sus contornos borrosos. Entrechoqué mis dientes con ferocidad. Furioso al sentir que estaba perdiendo demasiada sangre y que eso me estaba pasando factura. Lleve una de mis manos  a mi cuello intentando taponar la gran herida de mi piel desgarrada con una de mis manos, mientras tosía convulsionándome, cayendo la sangre por mis comisuras y por mis labios abundantemente, ensuciando mi rostro, mi mentón y mi cuello hasta darme el aspecto monstruoso e indigno de quien empieza a agonizar ante un enemigo.
No pensaba dejar que todo sucediera así. No cuando aun tenía que salir de ahí, ¡no cuando era mi propia mujer la que quería darme muerte! Si la manipulaban, si le lavaban el cerebro, no iba a ser yo quien la dejara ser un mero títere. – Ya si ella quería seguir siendo una mala pécora cuando recuperase su conciencia…ese sería su problema y no el mío...-

Pose mi mano libre sobre su vientre, jadeando de dolor y de placer, una tormentosa  y a mi pesar, excitante mezcla. Mientras ella seguía sonriendo con malicia, conteniéndose, pese a que sus propios muslos temblaran y su cuerpo diera saltos una y otra vez. Ella estaba disfrutando de aquel tortuoso baile tanto como yo.
Pero no había tiempo para seguir ahí, pues a cada embestida, a cada segundo, a cada gemido, mi sangre se desparramaba por el suelo, oscura y densa, haciéndome perder fuerzas y energía a cada instante.

Su mirada clavada en la mía se mostraba con un aire demencial que se me hizo familiar, así como con una chispa de lujuria y morbosidad…Pero su mirada que disfrutaba y su sonrisa de complacencia comenzó a disminuir, tornándose en una mueca extraña, siendo su mirada una que ahora me miraba con el ceño fruncido cuando mis ojos clavados en los suyos comenzaron a hacerle sentir ese extraño hormigueo, uno que comenzó casi como un cosquilleo para convertirse en el insufrible dolor de millones de agujas clavándose en su cerebro. Me centre en que sintiera los pinchazos en su cabeza y un calor abismal en el resto de su cuerpo, como si la estuvieran quemando por dentro. Creando un dolor mental en su cuerpo que le haría sentir ganas de arrancarse la piel con tal de aliviar el calor que la inundaba.

Me removí, soltando la herida de mi cuello y empujándola hacia atrás mientras ella me enseñaba los dientes intentando acomodarse y mantener su postura encima de mí, queriendo así dominarme pese al dolor que le estaba proporcionando. Pero pese a su considerable fuerza, había un detalle muy sencillo que me daba cierta ventaja sobre ella; Yo era más grande que ella y bastante más alto. Por lo que aprovechando un ligero empujón que di a su torso hacia atrás, tuve el impulso necesario para retroceder mínimamente, subir mis rodillas a mi pecho y situarlas posteriormente sobre su el torso de ella en la brutal patada que di a su cuerpo con ambas piernas. Ataque que la hizo no solo salirse de encima de mí, sino que la mando lejos hasta que su cuerpo choco contra la pared más cercana a nosotros.

Hice ademan de moverme pero el intenso dolor y la sangre que no paraba de manar de mi cuello me dejaron por un momento tal cual, estirado en el suelo.

Ahg…maldita… Mira lo que me haces después de prometerme que siempre cuidarías de mí... en la cascada… Bromee pese a no estar en condiciones de hacerlo, sin poder evitar rememorar aquel momento de nuestra infancia, en la que entre juegos y absurdeces nos habíamos “casado” …

Contemple a Delia…o Arlette, como se hacía llamar ahora. Sabiendo que ella volvería a atacarme en cualquier momento. Por lo que aumente el daño que estaba infringiendo a su mente hasta distraerla y hacerla gritar de agonia.

Me levante poco a poco, hasta que logre llegar delante suyo, donde ella sufría gracias a mi.

Esto no será mi fin, pues he superado cosas peores…Pero si te pones traviesa puede que sea el tuyo… Indique con una voz grave, monstruosa y gutural. Más digna de una bestia que de un hombre ante su mirada feroz.  Arlette se giro dándome la espalda, intentando alejarse, refugiarse pese a que su mente se estuviera viendo afectada. Pero yo no me iba a quedar de brazos cruzados. Y es que su ataque y el modo en que me había dejado no era algo que fuera a permitir. Ya que mi ley también era la del ojo por ojo… Por lo que mis colmillos se enterraron con ferocidad en su cuello cuando me abalance encima suyo por la espalda, bebiendo con fiereza de su piel pálida, tragando con verdadera sed y necesidad. Mientras ella estiraba el cuello hacia atrás, siendo mi mano la que le sujetaba ahora desde el cuello para que mis colmillos se enterraran en su hombro, bebiendo con ímpetu de ella a grandes sorbos. Intentando que de ese modo mi cuerpo aguantara un poco más.

Pero el juego no había acabado para ninguno, y es que aprovechando que estaba mermando sus fuerzas al beber de ella. Utilice el peso de mi cuerpo para llevarnos a ambos al suelo, cayendo ella de rodillas, mientras yo aprovechaba la situación y la postura para continuar torturándola pero ya no con la mente, sino con mi miembro que ahora la perforaba por un nuevo rincón, muy seguramente desconocido para ella. Aun atándola a mí con mis brazos, aun bebiendo de ella entre su cuello y su hombro, aun embistiéndola con ferocidad y dureza.
Pues ni la lucha estaba ganada ni la danza carnal había acabado aun…
Johannes Z. Délvheen
Johannes Z. Délvheen
Vampiro Clase Alta
Vampiro Clase Alta

Mensajes : 67
Fecha de inscripción : 30/03/2012

DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:

Volver arriba Ir abajo

El castigo del destino Empty Re: El castigo del destino

Mensaje por Contenido patrocinado


Contenido patrocinado


Volver arriba Ir abajo

Volver arriba

- Temas similares

 
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.