Los ricos son admirados porque han acumulado dinero || Privado

por **Joséphine Earhardt** Miér Ene 15, 2014 9:32 am

"El enemigo no es nuestro ambiente, está en nosotros mismos"

¿Qué era lo que pasaba? Estaba allí, en medio de la nada, con apenas su ropa interior, que consistía en una fina tela blanca, que cubría lo suficiente, como para no dejar libre las piernas de miradas pretenciosas — Hasta se llevaron mi hermoso corsé — zapateo, haciendo un notable berrinche. Su cuerpo ose estremeció totalmente al notar que hasta sus zapatos habían desaparecido y los guantes que siempre cargaba entre sus manos, para evitar la suciedad. Habían ido por un camino, con el carruaje de su padre, luego de haber ido a una fiesta de té, con otras jovencitas, prefirió no llevar a Dominique, hubiera sentido que sería un estorbo con su torpeza, vergüenza era lo que iba a pasar con ella.

Primero escucho un ruido extraño afuera, para ver como varios hombres rodeaban la carreta, noqueaban al cochero y comenzaban a sacar todo lo de valor del lugar, ella quiso correr, pero uno de los hombres la atrapo, notablemente enfurecida, Joséphine quiso defenderse con su filosa lengua, lo que acarreo con el castigo de darle todo lo que tenia de valor a los maleantes y para mal de ella, TODO lo que tenia encima tenia cierto valor, pues el vestido de diseñador, podría venderse por algunos francos, sus zapatos y joyas se veían finas y hasta sus finos guantes que le ayudaban a evitar la suciedad, todo termino en un robo, un total robo, pues hasta el caballo y la carreta se la llevaron, dejando al cochero y a ella en medio de la carretera, en donde probablemente otra aparecería en una media hora o más.

— Todo es tu maldita culpa — insulto al cochero — Llévame a casa, vamos! Para así poder despedirte y humillarte frente a mis padres, estúpido!— pero el pobre empleado, cansado de sus malcriadeces se canso y en vez de aceptar humildemente se destino, prefirió darle un escarmiento. — ¡Renuncio! — Grito exasperado, mientras caminaba hacia la dirección más conveniente dejando a la dama sola —No, no puedes renunciar, yo debo despedirte… ¡Estas despedido! — trato de sentirse superior, pero la verdad es que comenzaba a sentir miedo de estar sola. Pero su orgullo se interpuso, iba a ir detrás de el, pero prefirió adentrándose a caminar hacia cierto lugar, que parecía haber gente.

Abrió sus ojos en par en par — ¡Genial! — Grito exasperado — con razón que hemos sido robados, si cerca hay puros inmundos gitanos — noto que uno de ellos se dio cuenta de su presencia, quiso escapar, pero pudieron capturarla fácilmente —no me toquen — gritaba pataleando. Pero nadie le hacía caso, estaba en un mundo diferente al acostumbrado. ¿Qué iba a pasar de aquí en adelante?

por **Cătălin Mengheș** Jue Feb 13, 2014 2:45 pm

- ¡Elvis! ¿Dónde os habéis metido ?¿Y que tenéis en las manos? - preguntó ,inquirió y mal miró a sus tres hermanos ,que aparentemente, los tres tenían algo en sus manos .Algo que no les pertenecía en absoluto. Cada vez que el intentaba dar buena imagen sobre su gente siempre había algún estúpido que lograba hacer lo contrario y los estúpidos siempre eran sus hermanos :Stiven,Elvis y Giani. Apretó la mandíbula y sus labios se fruncieron acallando los adjetivos que de seguro les quedarían perfectos a cada uno. Apartó la mirada de ellos y observó las pertenencias y objetos que traían - Dadme eso- estiró su mano para recoger lo que parecía un vestido bastante caro. Los otros tres se miraron resignados y uno por uno soltaron lo que habían robado - No quiero hacer el papel del padre y todos sabemos eso. Nuestra creencia, nuestro motivo es diferente a todo esto - apretó con fuerza el vestido y el corsé,elevándolo y exhibiéndolo como ejemplo - Estamos aquí para hacer justicia pero no así. Cautelosos y meticulosos ¿entendido?- cada vez que hablaba su corazón latía por la justicia, por su hija y por toda aquella gente que ilegalmente tenía que vivir en zonas alejadas por el simple de hecho de ser un gitano, un mugriento gitano - Está bien,lo devolveremos a su dueña y si hace falta buscaremos en toda París .¿Queda claro?. A la próxima os meteré una buena paliza y no bromeo - enseñó con el dedo a Giani, que no paraba de sonreír divertido - Miruna está con las demás mujeres ,id a por ella y quedaos al lado del fuego yo voy a traer leñas - avisó y tras decir aquello les dio la espalda en busca del material necesario para calentar a todo su pueblo.

Lo llamaba su pueblo y su gente, porque de allí había nacido su ex mujer,la madre de Miruna. No supo cuanto estuvo metido en el bosque, a veces sus pensamientos se escuchaban alto y su tristeza le invadía desde lo más profundo. Pasaron un cuarto de hora y el volvió cargado de tanta leña que lograría mantener el fuego vivo durante una hora o dos más. Al volver vio a lo lejos, justo a la entrada del campamento a sus hermanos incordiando (como siempre) a alguien. Por la voz notó que era una mujer, una mujer en..¿ropa interior? - La madre que os parió..- murmuró entre dientes al caer en la cuenta de que aquella era la mujer robada . Dejó el montón de leña al lado y corrió hacía la escena,en un intento de tranquilizar a todo el mundo - No la toquéis - ordenó con serenidad - ¿Unde v-am zis sa va duceti ,idiotilor?.Plecati cu Miruna.Acum!!! *- habló en su lengua natal ,les insultó con total libertad.

Por primera vez miró a la joven a los ojos, el brillo del fuego y las sombras que lograban acercarse a ella le daba un toque especial . Era digno de apreciar aquella imagen pero el aura del gitano le indicaba que estaba tratando con una persona demasiado egocéntrica y rencorosa. Percibía el rencor hacía el y hacía todos del campamento con ligereza y ,por inercia,frunció sus cejas molesto - Por favor,venga a calentarse al fuego o bien espere aquí a que le traiga un abrigo y yo mismo la llevaré a casa - se ofreció aunque no supo el motivo - Tranquilícese, nadie le hará daño - intentó sonreír pero solo le salió una patética sonrisa burlona .

* ¿Dónde os dije que os quedarais,idiotas?.Ahora mismo,vais a ir con Miruna.Ahora!!!*

por **Joséphine Earhardt** Sáb Feb 22, 2014 8:34 pm

"El carácter de una persona lo determinan los problemas que no puede eludir y el remordimiento que le provocan los que ha eludido"

Era como un cachorro de león, indefenso, mas si no estaba cerca de sus padres, que son los que realmente tienen el poder y la fuerza, mientras ella sola, solamente podría ser una niñita sin sentido. Ella rodeada de tres hombres, parecía estar en grande problemas, gruñía suavemente, mientras trataba de ni ser tocada por ellos, pero para ellos, Josephine era solamente una mujer mas, con poca ropa. Un grito los hizo alejarse, la rubia quedo con los ojos abiertos, parpadeo incrédula, mientras un hombre comenzaba a hablar en un extraño idioma, sacudió un poco su cabeza, mientras se abrazaba ella misma aferrándose, mientras con la mirada fruncida, notaba que este mismo se fijaba en ella.

Bufo suavemente, quiso retroceder, pero no había lugar para resguardarse, tono también que el frunció el ceño, signo de su desagrado mutuo. — No necesito un abrigo gracias— alzo su cabeza en alto, mientras caminaba un poco, para dirigirse al fuego — ¿Dónde están mis pertenencias? — pregunto sin esperar mucho, estaba ansiosa, aunque no lo quisiera demostrar, también asustada, no era su ambiente, estaba como un extranjero, en un país diferente, en donde no su extracto social no valía nada.

Noto su sonrisa burlona, la hizo sonrojar, giro su cuerpo, para darle la espalda, su rostro prácticamente estaba desbordando vergüenza por estar prácticamente desnuda — ¿Me ofrecía un abrigo? C-creo que lo tomare, si no le molesta que cambie de opinión — cerró sus ojos fuertemente, como si eso permitiera que su pena se fuera a otro lugar. Suspiro suavemente, abriendo nuevamente sus ojos, desvió su mirada hacia donde estaba una fogata encendida, se dirigió a este lugar, sentándose sin decir ninguna palabra, el frio comenzaba a notarse en su cuerpo, temblaba un poco, haciendo que sus dientes tintineaban, ella trataba de evitarlo, pero era casi imposible, su cuerpo comenzaba a enfriarse, a causa de la noche parisina, una que no perdonaba a los indefensos.

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