Amante de la luna | Eris & Nadezhda.

por Invitado Dom Ago 22, 2010 6:47 pm

-Maldita sea, maldita sea.- susurré, saliendo apresuradamente de la carreta y corriendo al bosque.
No podía quedarme cerca de la carreta, estaba a punto de caer la noche, y estaba completamente seguro de que la luna llena haría aparición aquella noche, podía sentirlo.
Para mi desgracia, la noche cayó mucho antes de lo que yo había calculado, y cuando llegué al bosque, la transformación fue inminente.

Otra vez esos dolores, esa perdida de consciencia. Ahora ya no era yo, ya no sabía que hacer o a donde ir.
Gruñí, cuando ya era tan solo un animal, un animal que no tenía control de sus actos y que a penas recordaba quién era o de donde venía. Las ropas que antes llevaba desaparecieron, y el pelo cubrió todo mi cuerpo.

Me hallé corriendo por el bosque, buscando comida, o algún claro donde poder aullar a la luna.

por Invitado Dom Ago 22, 2010 8:43 pm

Me encontraba cepillando a ambos caballos y llenando sus cuencos de agua. La noche estaba cayendo y el fresco otoñal empezaba a notarse. Cogí los cepillos y me dirigía hacia mi carreta cuando veo que Sasha sale corriendo de la suya y se dirige al bosque.

"¿Qué demonios...?" pensé. Solté los cepillos y con pasos silenciosos y rápidos seguí a Aleksandr. Cuando creí que lo cogía él adelantó mis pasos.
Me adentré en el frondoso bosque que había cerca de donde teníamos el campamento, intentando encontrar el rastro de mi hermano por alguna parte, pero fue inútil; caminé sin rumbo varios minutos susurrando por lo bajo el nombre de mi hermano, temía que saliera alguna criatura indeseable por aquel lugar y me diera caza, en aquellos momentos se me ocurrían mil y una forma de acabar muerta, teniendo en cuenta que no hacía menos de una semana que había conocido a una vampiro de verdad.

-Sasha...- repetí varias veces alzando un poco más la voz y caminando por el oscuro lugar. La oscuridad lo impregnaba todo y mi agudo sentido para perderme me decía que estaba caminando en círculos.
Estaba segura que había pasado al menos una hora desde que salí en busca de mi hermano por llenar la curiosidad de saber qué hacía en el bosque a altas horas de la noche, pero al no encontrarlo y embarcarme en un estado de alerta y miedo, el cansancio se apoderó de mi rápidamente.

Llegué a un pequeño claro donde unas rocas grandes y lisas adornaban el verde y oscuro campo, me posé en una de ellas tomando aire sonoramente y bajando la cabeza. "¿Donde te metes Sasha?", pensé para mi y me recosté en la roca. El cansancio me había inundado y para ser sincera ya no tenía la más mínima idea de como llegar a las carretas de nuevo.

por Invitado Vie Ago 27, 2010 5:01 am

Eris había despertado pronto aquella noche. El sol apenas había empezado a descender en el horizonte y no tuvo más opción que quedarse tras las cortinas en su habitación de hotel hasta que cayera la noche. La impaciencia no tardó en aparecer, por lo que cuando el último rayo de sol desapareció del paisaje, salió de la habitación como alma que lleva el diablo y empezó a recorrer las calles algo más rápido de lo que lo habría hecho un humano común. Debía alimentarse rápido y encontrar cuanto antes el rastro de Nadezhda, puesto que esa noche había luna llena. Ergo habría un puñado de licántropos sueltos por las afueras de París.

La vampiresa frunció profundamente el ceño, con la ira estallando en sus ojos de hielo. Más le valía a Sasha estar a varios kilómetros alejado de la ciudad, porque como le encontrase remotamente cerca de su hermana no sabía si podría contener sus instintos homicidas. Con eso en mente, se resignó a alimentarse de un hombre calvo y corpulento que apestaba como un demonio y que sabía aún peor, pero que por su constitución le dio más energía que cualquier chica refinada. Se notaba que había estado bien alimentado.

Justo después, Eris se dirigió a la zona en la que estaban situados los campamentos gitanos, sin siquiera cambiarse la ropa en la que habían salpicado un par de gotas carmesíes. Allí no le fue difícil detectar el olor de la joven y seguirlo. Al principio no quiso aceptarlo, pero bien parecía que Nadezhda se había adentrado en el bosque. Si no tuviese su condición de vampiresa, Eris palidecería aún más.

Sin pensarlo más, Eris entró también en el profundo bosque, dejando atrás metros y metros de arboleda, hasta que llegó a un claro. Y nada pudo tranquilizarla más que la visión de la joven allí recostada, pero no era una persona muy dada a demostrar sus emociones.

-¿Se puede saber qué haces aquí a estas horas?-Preguntó en tono severo, aproximándose a ella con pasos lentos.-¿Nadie te ha dicho que eso es lo más peligroso que puedes hacer? ¿No te dije que había criaturas más salvajes que yo allí fuera?-Inquirió, y la última pregunta salió como ácido de entre sus labios.-Tenemos que volver, aquí corres más peligro del nunca podrías imaginar.-Añadió, mientras su tono se iba calmando y suavizando poco a poco hasta quedar en uno casi dulce y protector.

por Invitado Vie Ago 27, 2010 8:37 pm

Tras perder el control la bestia que había en mí tomó en control.
Me dediqué a correr por el bosque, alimentándome y corportándome como un animal, olvidando que en realidad aún era un hombre.
Me llevó un rato comerme el ciervo que con tanto esmero había cazado. Aullé a la luna en el primer claro que encontré y me mantuve alejado de las zonas con gente.
Me costaba mucho darme órdenes a mí mismo cuando era un lobo, pero de tantas veces que me repetía que no debía dañar a ningún humano parecía que mi lado animal acataba esa idea como una órden.

Mucho más relajado, caminé hacia un campillo de hierbas altas. Gruñí al sentir muy cerca la presencia de uno de esos monstruos no muertos cerca. No debía acercarme a aquella zona, porque solía haber humanos, pero no podía dejar vivir a aquel desdichado y maldito ser.

Corrí velozmente tras su rastro y le encontré, con una joven de cabellos rojizos que parecía afectar en mi interior, pero que no sabía quien era.

por Invitado Sáb Ago 28, 2010 12:45 pm

-¿Se puede saber qué haces aquí a estas horas? ¿Nadie te ha dicho que eso es lo más peligroso que puedes hacer? ¿No te dije que había criaturas más salvajes que yo allí fuera?Tenemos que volver, aquí corres más peligro del nunca podrías imaginar.- esa voz hizo que diera un brinco y me pusiera de pie, no esperaba que nadie estuviese cerca y me asusté ligeramente al ver de quien se trataba, no tuve muchas oportunidades de saber como era ella realmente, así su sola presencia me estremecía ligeramente.

-Estaba siguiendo a mi hermano, pero lo he perdido- contesté rápidamente con los ojos abiertos como platos, mi respiración empezaba a agitarse y se me erizaban los bellos de la nuca, el temor me acechaba, pero mantenía la cordura ligeramente, sobretodo para no parecer desesperada.

-¿Cual es vuestro nombre?- pregunté a la mujer para intentar despejar mis pensamientos temerosos, relajé los músculos todo lo que pude e intenté parecer serena, aun que a decir verdad no tenía mucho mérito en ello y por otra deseaba saber con quien estaba tratando, llamarle vampiresa no me parecía correcto... del todo...

No me percaté de nada a mi alrededor, ni siquiera de si los ruidos provenientes del arbusto eran de un animal o de Sasha, aun que si era él y me viera allí entablando conversación con aquella mujer me mataría, eso sería poner en peligro mi vida y era algo que él no toleraba.

por Invitado Miér Sep 15, 2010 3:41 pm

Eris se acercó hacia la chica con pasos firmes y expresión intimidante, sin molestarse en ocultar su evidente irritación. Cuando llegó con ella, la cogió del brazo con lo que un humano consideraría fuerza aunque para la vampiresa apenas era una caricia y poco menos que la arrastró por el camino de vuelta. No quería entreabrir los labios por temor a que se le escapase una impertinencia mayor de lo que Nadezhda podría perdonarle, o algún secreto referente a su hermano.

La miró de reojo y la soltó cuando estaban a punto de salir del claro para adentrarse en el bosque. Suponía que podía permitirse el lujo de revelarle el nombre a la chica, especialmente cuando ella se tomaba todas las libertades que le apetecía. Con un suspiro, Eris se cruzó de brazos y se detuvo frente a ella, observándola con cuidado. No parecía el tipo de persona que iría divulgando su nombre a diestro y siniestro, porque aunque fuese uno falso, los vampiros debían cuidarse mucho de mantenerse en el anonimato.

-Eris. Vasiliev.-Dijo, soltando los nombres entre dientes como si le costase físicamente. Hacia tanto tiempo que no se presentaba de forma cordial ante nadie que había perdido la costumbre, pero imaginaba que eso a Nadezhda no le iba a importar mucho.-Y ahora, señorita Kuznetsova-se había tomado la molestia de investigar un poco sobre ambos hermanos, hasta descubrir sus apellidos- vayámonos de aquí cuanto antes. Sin excusas.-Advirtió, dándole la espalda para empezar a caminar fuera del claro.

Podía oler el apestoso hedor que los licántropos dejaban detrás, pero Eris trató de convencerse de que podía ser el olor de un lobo común. Ojalá fuese así.

por Invitado Miér Sep 15, 2010 10:45 pm

Estaba claro, mi olfato no me había engañado. Era una vampiresa que tiraba de la joven de cabellos rojizos, la que parecía crear alguna extraña sensación en mí que no lograba comprender.
Me lancé sin pensármelo contra la vampiresa, derribándola para tirarme sobre ella y amenazarla enseñándole los colmillos, si así no le quedaba claro que no le dejaría matar a aquella joven, le atacaría sin pensármelo dos veces.

Miré un momento a la joven de cabellos rojizos, poniendo una pata sobre el pecho de la vampiresa impidiendo así que pudiera atacarla.
La chica me miró atemorizada, como si estuviera viendo un monstruo. No le enseñé los dientes, pues a ella no quería amenazarla, pero gruñí haciendo un gesto con la cabeza para que se fuera de allí, no estaba seguro de poder acabar con aquella vampiresa ni de poder prometer su seguridad.
Volví a mirar a la vampiresa, que seguía inmovilizada, y clavé mis ojos en los suyos, esperando que se decidiera a dejar en paz a la chica y a largarse.

por Invitado Miér Sep 15, 2010 11:06 pm

-Eris. Vasiliev. Y ahora, señorita Kuznetsova, vayámonos de aquí cuanto antes. Sin excusas.- Dijo la vampiresa mientras me cogía del brazo estirándome, luego me soltó y miró a su alrededor, su mirada me atemorizaba y su fría forma de decir las cosas no me agradaban en lo más mínimo, ¿pero que podía hacer una simple humana contra un ser como ella?, su fuerza era descomunal, lo pude percatar cuando empezó a tirar de mi brazo sin ningún problema y el simple hecho de que llevara los colmillos guardados por aquellos finos labios rojizos, me hacían tragar saliva.

-¡No me iré sin Sasha!- me aventuré a exclamar mientras seguía con pasos firmes hacia la profundidad del bosque. Los ojos gélidos de aquella mujer se clavaron en mi, obligándome a parar en seco, por temor a que sucediera algo...

Y ese algo llegó como si lo estuvieran llamando... Una especie de animal, semi hombre, semi lobo; salió de aquella inmensa oscuridad, derribando a la vampiresa y aprisionándola contra el suelo con sus patas. Un grito ahogado salió de mis labios, mientras la sorpresa y el temor se apoderaban de mi, odiaba aquellas sensaciones, por que hacían que mis movimientos se volviesen torpes e imprecisos a causa del susto, me llevé una mano a la boca, mientras aquel animal, si podría ser considerado como algo así, clavaba su mirada en la mía, haciendo gestos con la cabeza.

Caminé de espaldas hasta unos matorrales, torpe y tropezándome con todo cuanto encontraba allí, me puse a gatas y empecé a buscar un lugar segur en el tronco de un grueso y robusto árbol, para poder así resguardarme de aquellas dos bestias que me rodeaban. Temblorosa, rodeé mis rodillas con los brazos, balanceándome cada tanto y observándolos desde la oscuridad de los matorrales, pues temía salir de allí y también temía que Sasha llegara de repente y esas bestias le hicieran algún daño. Mirando a ese hombre lobo que se encontraba encima de Eris, me di cuenta de las palabras que había pronunciado anteriormente... "¿No te dije que había criaturas más salvajes que yo allí fuera?", sacudí la cabeza, pues ella tenía razón, ahora las peores pesadillas se hacían presentes y ambas, las más temibles, estaban en mi más cercano entorno...

por Invitado Jue Sep 16, 2010 9:57 am

Eris olfateó el aire y percibió aquel olor acercándose, sólo tuvo tiempo de escuchar la voz de Nadezhda proclamando que no se iría sin su hermano y a ladear la cabeza para contestar algo que no llegó a salir de sus labios. El licántropo había llegado a la fiesta sin invitación. A la vampiresa no le dio tiempo a protegerse, por lo que la bestia la derribó sin problema y la aprisionó con sus patas contra el suelo. No podía asegurarlo, pero Eris habría jurado que estaban manteniendo una conversación puramente visual. Cuando habló, su voz salió ahogada, a causa de la pata del lobo en su pecho.

-Maldita bestia...¡Espero que no creas que esto va a quedar así!.-Exclamó, alzando la voz cada vez más hasta que las últimas palabras acabaron siendo un grito furioso en mitad de los árboles.

Así, Eris alargó una mano que se cerró como un puño de hierro entorno a la pata del lobo y se liberó de él con un empujón sobrehumano. Con agilidad, se puso en pie y se masajeó el pecho con suavidad. De haber sido humana, probablemente tendría algo roto. Eris frunció el ceño profundamente y levantó el labio superior para dejar entre ver los afilados colmillos mientras retrocedía de espaldas hacia donde Nadezhda se había ocultado, sin perder de vista al licántropo.

-¡Ocúltate, Nadezhda! ¡Ocúltate y no salgas hasta que yo vaya a buscarte!-Exclamó en un tono que bien podría haber pasado por orden.- Tendrás que hacerme caso si quieres salir de aquí del mismo modo en que entraste.-Añadió, sin mirarla aún.

Interiormente Eris se repetía que no estaba arriesgando su vida por una humana, sino por su comida. No dejaba de repetírselo noche y día, cada vez que seguía su rastro para confirmar que estaba bien, cada segundo que pasaba sin saborear su sangre, Eris se convencía de que sólo estaba reservando el plato especial, pero a cada momento ese argumento iba perdiendo peso. De todos modos, tampoco es como si tuviese que darle explicaciones a alguien sobre lo que hacía o lo que dejaba de hacer, y si le apetecía luchar contra un licántropo enfurecido por salvarla...pues bien, eso era lo que haría.

por Invitado Jue Sep 16, 2010 7:04 pm

La escuché gritarle a la joven como si yo fuera la verdadera amenaza. ¿Yo? ¡Ella era la amenaza! Habría engatusado a aquella pobre chica con alguna excusa para luego simplemente, arrebatarle la sangre y con ello la vida.
Sus afilados colmillos me parecieron una patética amenaza, así que corriendo me volví a abalanzar sobre ella, esta vez golpeando su cuerpo con mi cabeza, haciendo que se golpease directamente contra un árbol.
Si la había dejado algo aturdida como esperaba, tenía tiempo de correr hacia la chica y obligarla a salir del lugar. Y así fue.

Corriendo me acerqué a aquella chica de pelos rojizos y la miré a los ojos, sintiendo una extraña sensación interiormente. Apoyando mi cabeza en su espalda la empujé con suavidad, obligándola a dar un par de pasos y comenzar a salir del bosque. Pensaba enfrentarme con ganas a aquella vampiresa, y no quería que aquella chica saliera malerida. Ella no tenía nada que ver en una pelea de razas que se odiaban desde años lejanos.

Cuando se halló casi fuera del bosque, giré la cabeza para volver a mirar a la vampiresa, sintiendo el frío de la noche acariciando mi pelaje. Aquello acababa de comenzar.

por Invitado Jue Sep 16, 2010 10:02 pm

Me resguardé tontamente en aquellos arbustos, observando como el feroz hombre-animal atacaba a la vampiresa, golpeándola contra los árboles. Mientras yo era presa del pánico y temblaba como hoja cayendo del árbol, cuando me distraje por unos segundos perdí de vista al licántropo, y de repente un hocico frío se pegó a mi espalda.

Di un pequeño brinco a causa del susto, pero aquel extraño ser no me hizo nada como yo creí que lo haría, simplemente me empujaba suavemente, yo solté un pequeño grito y me apresuré a alejarme de la criatura, no pensé en anda ni me atreví a mirar sus ojos, todos mis sentidos estaban puestos en sus grandes fauces y feroces garras.

Troté lejos del alcance de aquellos dos seres nocturnos de pesadillas, pero solo rodeé el claro, poniéndome cerca para observar mejor la escena, empezaba a temer por aquella vampiresa y me sorprendí a mi misma con aquel pensamiento, pero luego otro me inundó. ¡¿Donde demonios estaba Sasha?! no quería que le pasara nada... ¿Y si aquel hombre lobo se topó antes con él?... ¡NO!. Sacudí la cabeza intentando alejar aquel pensamiento de mi y divisé el rostro malhumorado de la mujer.

-Eris...- susurré, esperaba que saliera bien de aquella batalla y podamos escaparnos de ese ser, para ir en busca de mi hermano... ¿donde estás Sasha?.

por Invitado Sáb Sep 18, 2010 11:13 am

Eris vio al lobo correr hacia ella y preparó sus defensas para protegerse de un mordisco. Pero no fue eso lo que el animal tenía en mente, y para cuando Eris cayó en la cuenta ya era tarde para apartarse de su trayectoria. Lo siguiente que sintió fue un mazazo en el abdomen causado por el empujón del lobo y la corteza de un árbol en su espalda, deteniéndola. La vampiresa apretó los labios para que ningún sonido de dolor abandonase su boca y se recompuso como pudo, sacudiendo la cabeza.

Sin embargo, Eris sabía que no podía despistarse ni un segundo, por lo que sus ojos barrieron el lugar en busca de la gran figura del lobo y el pequeño cuerpo de Nadezhda. Ambos estaban más cerca de lo que a ella le gustaría, pero por suerte la chica se alejó corriendo de la escena. Bien, sería mejor que no estuviese cerca cuando estrangulase a aquel lobo apestoso con sus propias manos. Sasha iba a lamentar haberse cruzado en su camino esa noche.

Así, con el ceño fruncido y los puños fuertemente apretados, Eris se giró hasta quedar frente a frente con el licántropo. Sus ojos de hielo parecían arder de pura ira contenida, y su expresión jamás resultó tan imponente como en ese momento, mientras indagaba en los ojos oscuros del animal.

-¿A qué esperas, chucho? Ven aquí y muérdeme si puedes.-Le invitó la vampiresa, agazapándose con suavidad para recibir el posible ataque del lobo. Esta vez no iba a pillarla desprevenida.

por Invitado Sáb Sep 18, 2010 2:59 pm

-¿A qué esperas, chucho? Ven aquí y muérdeme si puedes..
Gruñí mostrando los colmillos ante sus palabras, y saltando para pasar por encima de ella, me situé en su espalda y mordí una de sus piernas para lanzarla varios metros lejos, haciendo que se golpease contra el suelo.
Corrí luego hacia ella y me situé sobre ella, amenzandola con los colmillos para luego dar un fuerte mordisco en su cuello. No sabía si eso serviría de algo, pero lo estaba intentando, estaba intentando vencerla.
Me alejé luego de ella, con aquel asqueroso sabor a sangre en la boca, y esperé a que reaccionara, gruñiendo furioso. Aquella vampiresa no iba a matar a aquella chica inocente.

por Invitado Sáb Sep 18, 2010 5:13 pm

El lobo se abalanzó contra la vampiresa y yo no sabía qué hacer, yo no podría contra ninguno de los dos, pero temía salir en busca de mi hermano sola y no encontrármelo, preferiría pedir ayuda a aquella mujer a la que temía tanto que ver algo que pudiera destrozarme entera yo sola, pero mientras aquél licántropo siguiera empeñad en matarla no podría acercarme a ella, necesitaba distraerlo. Junté un par de piedras y corrí hasta ellos, quedando detrás del lobo que seguía mordiendo y cargando contra ella.

-Eris, ayúdame...- susurré para ella mientras alzaba una mano y tiraba las piedras una detrás de la otra al lomo del feroz animal. -¡No se te ocurra tocarla, maldito perro!-grité mientras este volvía su cabeza hacia mi, yo no sabía qué hacer así que me llevé las manos a la cabeza y empecé a correr entre el bosque, pretendiendo que me siguiera y dejara en paz a la mujer, para que esta así pudiera atacarlo de nuevo y así poder salir de allí en busca de Sasha...

por Invitado Sáb Sep 18, 2010 5:52 pm

Eris notaba los mordiscos como cuchilladas en su fría y dura piel, pero ni un gemido salió de sus labios blanquecinos. Sin embargo, cuando notó la dentellada del animal en su cuello, algo en su mente se activo como un resorte. Eris se llevó la mano al cuello y la retiró para mirar la sangre resbalando por sus finos dedos. Intolerable. La vampiresa apretó la mano ensangrentada y se levantó de un salto, entreabriendo los labios para dejar que un agudo chillido saliese de sus labios, como un arañazo en una pizarra. Si conocía algo de vampiros, aquello iba a atravesarle el cerebro de oído a oído, aturdiéndole.

Sin embargo, cuando estaba a punto de correr hacia él y golpearle, vio como Nadezhda salía de su escondite y empezaba a tirarle piedras al licántropo para distraerle. La sangre se le heló en las venas y abrió mucho los ojos, deseando que no fuese cierto. Pero lo era. Eris vio como el lobo se giraba hacia ella y como la chica salía corriendo para que la siguiera. Claro que la vampiresa no iba a permitírselo.

-¡¡NADEZHDA!!-Gritó, con una nota de miedo en su tono de voz. Al instante, Eris se lanzó a la carrera tras el lobo y saltó sobre él, clavándole los largos colmillos en el hombro recubierto de pelaje, como un par de puñales. Acto seguido, se alejó de él a la espera de que volviese a fijar su atención en ella y dejase en paz a la frágil humana.

por Invitado Vie Sep 24, 2010 6:16 pm

Al bajar la guardia, la vampiresa se me escapó, y para cuando tuve conciencia de donde estaba, escuché un grito agudo que perforó mis oídos. La chica de cabello rojizo apareció de pronto detrás nuestra y comenzó a lanzarme piedras.

-Eris, ayúdame...- susurró mientras continuaba lanzándome piedras, ¿por qué arremetía contra mí si intentaba protegerla?. -¡No se te ocurra tocarla, maldito perro!.- gritó cuando me giré a mirarla confundido. De pronto pareció no saber que hacer, y echándose las manos a la cabeza salió corriendo.
Me quede algo atónito, ¿pretendía que la siguiese? ¡Pero si intentaba defenderla!

-¡¡NADEZHDA!!- gritó preocupada, y sentí como en mi confusión, me clavaba los colmillos.
Gruñí de dolor y me olvidé de la chica para correr a atacar a aquella vampiresa. Estaba dispuesto a hacer lo que fuera para evitar que matara a aquella chica.
Me abalancé sobre ella y di varios zarpazos en su vientre y pecho, esperando que ese bastase para detenerla de una dichosa vez.
Gruñí luego mostrándole los dientes, con una clara intención de morderle si asi era necesario.

por Invitado Mar Sep 28, 2010 6:31 pm

Pude distraer al licántropo para que Eris se tirara sobre él y pudiera salir de esa pelea, pero no pude hacer nada más, esperé que me siguiera, pero por lo visto yo no era interesante para él, pues su atención estaba centrada en aquella vampiresa, aún así corrí por aquél oscuro bosque, esperando poder escapar de ambas criaturas, que aun que una de ellas no sea precisamente de mi desagrado, pero no podía dejar de sentirme intimidada ante ella.

Miré a mi alrededor y ya no veía nada, había corrido tanto que no me fijé si quiera a donde me dirigía, corrí por el bosque, sumiéndome en su profunda oscuridad, ¿me echaría en falta aquellos dos seres amantes de la luna?, esperaba que no, aun que para ser sincera la idea de pasar sola en la oscuridad del bosque me agradaba aún menos que el estar en compañía de una poderosa depredadora... ¿qué haría ahora perdida en aquel frondoso lugar?

Observé mi alrededor sin siquiera poder mirar, pues la oscuridad lo impregnaba todo y la luna apenas alumbraba poco a causa de los altos árboles. Caminé cautelosa, llevándome las manos a los brazos para poder darme calor, ahora ya ni los estruendos que las dos criaturas causaban lo escuchaba ya. Empecé a arrepentirme de el echo de haber escapado de esta forma... ¿pero es que acaso preferiría morir que estar sola?... definitivamente la noche y lo ocurrido empezaba a afectarme.

por Invitado Sáb Oct 02, 2010 6:31 pm

Eris se cubrió con los brazos para impedir que las garras del licántropo llegaran a rasgarle las ropas, pero hubo un par de arañazos que le fueron imposibles de esquivar. Cuando el animal se apartó, la vampiresa observó su pecho y vientre, cuya marmórea piel ahora se encontraba parcialmente a la vista y sus ojos adoptaron un brillo de odio glacial, con el licántropo como único objetivo. Se acabaron los juegos.

Sin retirar la mirada del hombre lobo, la joven vampiresa llevó una de sus manos a los bajos de la larga falda que vestía y desgarró la tela de un rápido tirón, liberando parte de sus piernas para facilitarse el movimiento. Aquel chucho apestoso iba a lamentar el haber destrozado sus ropas y haberla golpeado en repetidas ocasiones, eso podía asegurarlo. No tenía pensado matarle, y no por falta de ganas, sino por el simple hecho de que despues de todo, seguía siendo el hermano de Nadezhda. Aquella simple gracia de la genética, que les unía por un lazo inquebrantable, era lo que le salvaría esa noche de la ira de la vampiresa.

Así, Eris llevó una de sus manos a la cintura de la destrozada falda y sacó un pequeño puñal de empuñadura plateada y diseño simple que la joven sólo esgrimía en ocasiones muy puntuales. No era un arma con balas de plata, pero serviría para divertirse con el licántropo mientras continuase empeñado en arremeter contra ella. Al parecer no tenía intención de dejarla salir del bosque, igual que ella no tenía planeado huir sin Nadezhda.

-Tú lo has querido, Sasha..-Murmuró, pronunciando el nombre del licántropo como si fuese un terrible insulto. Ahora que la humana no estaba presente para conocer el verdadero aspecto que presentaba su querido hermano las noches de luna llena, Eris se sintió libre de pronunciar su nombre y atormentarle con él, utilizándolo para recordarle el estado salvaje en el que se encontraba inmerso.

Acto seguido, la vampiresa corrió directamente hacia el lobo con el puñal en alto, pero justo antes de alcanzarle fintó con rapidez para cambiar el ángulo de ataque y asestarle un golpe desde el lado izquierdo, con tanta fuerza que logró desestabilizarle y hacerle caer al suelo. De ese modo, la vampiresa se cernió sobre el lobo y alzó el puñal, dispuesta a desgarrar el pelaje que recubría el pecho del animal.

por Invitado Sáb Oct 09, 2010 1:05 pm

La muchacha de rojizos cabellos había corrido tanto que su figura era ya imperceptible. Aquello me dio una extraña calma, pues no deseaba que aquella vampiresa acabase con su vida cruelmente.
Volví la mirada para fijarme de nuevo en la vampiresa, y observé el glacial tono de sus ojos. Debía estar realmente furiosa, así que no debía dejarla huir en busca de la jovencita de rojizos cabellos.
Una de sus manos se dirigió a los bajos de su falda y con ésta, arrancó parte de la tela de un rápido y fuerte tirón, ¿qué hacía? Acto seguido, su mano sacó un pequeño puñal de empuñadura plateada. ¡Plata!
Retrocedí un par de pasos de forma involuntaria, mi naturaleza me hacía odiar la plata y temerla hasta un punto casi absurdo.

-Tú lo has querido, Sasha..-murmuró, ¿Sasha? ¿Quién era Sasha? Aquel nombre produjo una extraña sensación en mí, como si fuera un nombre conocido, uno importante. Pero y qué importaba eso entonces si aquella maldita vampiresa poseía un puñal de plata. ¡Qué iba a hacer!

La ví correr hacia mí con el puñal en acto. ¡Debía moverme!
Una fuerte puñalada en mi lado izquierdo me hizo caer dolorosamente. Gruñí dolorosamente por la puñalada y la cercanía con la que me había rozado la plata. Todo iba a terminar entonces, lo sabía por veces anteriores, la plata acababa conmigo, me hacía perder la consciencia.
Cerniéndose sobre mi cuerpo, alzó el puñal en disposición de atacarme. Intenté defenderme con las patas, golpeando con torpeza su rostro para sentir al instante como mi cuerpo se encogía dolorosamente, perdiendo su forma. Estaba ocurriendo. ¡Demonios...!

-E-Eris....- susurré al ver a la vampiresa sentada sobre mi cintura con un puñal alzado para atacarme. ¿Qué había pasado? -¡A-ah...!.- gemí dolorosamente al notar una herida en mi brazo izquierdo que sangraba abundantemente. Maldije en ruso casi a voz de grito, confuso y dolorido, sin entender qué había pasado o cómo había llegado a aquella situación. -¿Qu-qué ha pasado...?.- acerté a preguntar mientras apartaba su brazo alzado con el puñal para limpiar la sangre que manaba de una leve herida en su mejilla. Al momento me sobresalté, percatándome al fin y de forma muy torpe, que acaba de limpiar las heridas a una vampiresa que estaba sentada sobre mí, ¿qué clase de locura era aquella? Intenté separarme de ella, pero sentí mi cuerpo completamente desnudo debajo del suyo y me avergoncé sonrojándome bruscamente. -Dios mío....- murmuré avergonzado dejando de forcejear por separarme de ella.

por Invitado Sáb Oct 16, 2010 11:16 am

Eris escuchó el gruñido adolorido del licántropo, pero ni siquiera le importó demasiado. Decidida a a dejar caer la hoja del puñal nuevamente sobre el cuerpo del animal, la vampiresa alzó el labio superior para mostrar los afilados colmillos y bajó el arma en dirección al pecho. No obstante, el ataque quedó interrumpido por la más que oportuna transformación. Poco a poco, Eris fue capaz de observar como el cuerpo del licántropo cambiaba de forma, perdía pelaje y reducía su tamaño. Nunca había visto nada parecido, al menos tan cerca, y aunque le quitó importancia al asunto, le resultó realmente sorprendente.

Así, la joven vampiresa dejó caer el puñal, que quedó clavado en la tierra reblandecida y abandonó la posición amenazante, quedando simplemente sentada sobre Sasha como si eso fuera todo lo que podía hacer. Tampoco se sintió con fuerzas para apartar la mano del chico cuando le limpió la herida de la mejilla suavemente, se limitó a clavar sus ojos de hielo sobre los de él, sin saber muy bien qué querían transmitir aquella vez. ¿Odio, repulsión, agradecimiento, compasión? No podía asegurarlo. Claro que esta tranquilidad no duró mucho, hasta que percibió el estado de desnudez del joven y de la falda rasgada que portaba ella misma. Demasiada cercanía, demasiado contacto físico.

De ese modo, Eris se apartó con rapidez vampírica del cuerpo de Sasha, quedando sentada de rodillas unos metros más lejos. Y aunque no pensaba reconocerlo mientras viviera, la chica tuvo que utilizar gran parte de su orgullo y fuerza de voluntad para no bajar la mirada del cuello del chico, negándose en redondo a concederle una sola ojeada al pecho desnudo del recién transformado.

-¿En qué demonios estabas pensando? ¿Te das cuenta de lo cerca que has estado de atacar a tu hermana, maldito lobo descerebrado?-Preguntó, frunciendo profundamente el ceño. Estaba tan enfadada que ni siquiera tuvo ganas de moderar sus malos modales.-Te lo advierto, Sasha: Si se vuelve a repetir no dudaré ni un instante en atacarte. Y te aseguro que no tendrá nada que ver con el jueguecito de esta noche.-Añadió, mientras su expresión se tornaba siniestra y amenazante.

Eris pensaba continuar con su pequeño monólogo, pero una extraña sensación la hizo enmudecer. Un cosquilleo. Y luego calor. La vampiresa abrió los ojos desmesuradamente y se giró para mirar lo que más temía: Los primeros rayos de sol colándose tenuemente entre los arbustos de los que estaban rodeados y bañando su fría piel. ¿Cómo? ¿Cómo no había relacionado la transformación del chico con el amanecer? La respiración de Eris se aceleró y el dolor que le provocaron aquellos letales rayos de luz la obligaron a tumbarse sobre el que antes había sido el campo de batalla, con una innegable expresión de sufrimiento. No tenía fuerzas suficientes para volver al hotel y refugiarse de la luz, ni ningún lugar seguro donde esconderse hasta que la noche cayera de nuevo.

La vampiresa tragó saliva y fijó los ojos en Sasha, sólo para no olvidar el último rostro que vería en aquella vida, para recordarlo cuando ambos se reuniesen en el infierno.

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Amante de la luna | Eris & Nadezhda.

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