A escondidas. [Eris]

por Invitado Vie Ago 27, 2010 12:29 pm

¿Como calmar este vacío?, no tiene solución.Me encontraba caminando por las oscuras calles de París, ese me lo había tomado con mucha calma, no estaba sediento, pero tampoco me negaba a un buen bocado. Era muy estricto con eso, no me alimentaba de cualquiera, al menos que sea necesario.
Me atavié con mis mejores ropas, aun que es de suponer que siempre voy bien vestido, no me gusta estar desaliñado ni parecer un obrero y me encantaban los típicos trajes de galas de aquella época. Dejé mis cabellos sueltos para que ondeasen con el viento, cosa que me encantaba; unos guantes negros escondían mis manos, odiaba cualquier contacto con gente desconocida.
En mi mano derecha siempre apoyaba mi bastón de roble con mango redondo de oro. Era un distinguido caballero de alta alcurnia para ojos humanos, para mi no dejaba de ser un monstruo nocturno y sanguinario.

Caminaba sin rumbo fijo dejándome llevar por mis andares silenciosos; pero en un ataque de delirante mis ojos creyeron verlo, creyeron encontrarse con la mirada de aquél hombre que anhelaba encontrar. Corrí hasta él y este empezó a escapar de mi, corrí como el viento, siendo imperceptible para los simples transeúntes, pero aún así no lograba alcanzarlo, vi como se adentraba en un callejón, mis ganas por creer que esa ilusión sea verdad se desvanecieron al ver que aquél lugar estaba vacío, vacío como me sentía yo en esos momentos.

Me recosté por la fría pared de piedra pegándole un puñetazo, "otra vez esas visiones, nunca me dejarán en paz", pensé mientras me sujetaba el puente de la nariz bajando la cabeza y sumiéndome en mis recuerdos. Odiaba creer que era él, que el encontrarlo se hacía realidad, pero todo era una treta de mi desquiciada cabeza, una treta para no olvidarlo, no, nunca lo olvidaría, eso estaba claro, lo amaba demasiado como para hacerlo.

Tan sumido en ello estaba que no me daba cuenta si alguien me observaba o no, ni si ningún otro ser como yo estaba rondando por aquellas calles dándome a conocer su repugnante presencia.

por Invitado Vie Ago 27, 2010 12:52 pm

Eris también paseaba por las calles parisinas, tan solitaria como de costumbre, tan nostálgica como siempre. Aquella noche ni siquiera tenía ganas de buscar una buena presa, la única sangre que habría aceptado beber procedía de cierta gitana con un hermano mal encarado, por lo que descartaba la posibilidad de alimentarse esa noche. Por el contrario, se limitaba a pasear, ignorando a los transeúntes y disfrutando de la suave brisa.

La vida de un vampiro era emocionante los primeros años, pero después tornaba aburrida y monótona. Las noches parecían todas iguales, las presas no diferían unas de otras, nada cambiaba, ni siquiera ella. Iba pensando en ello cuando una sombra pasó corriendo cerca de ella, a una velocidad que los humanos no podrían ni soñar. Era un vampiro, desde luego. Giró por un callejón y se quedó allí como hechizado, hasta que pareció salir del embrujo y golpeó la pared.

Eris alzó una ceja y se preguntó qué demonios estaría haciendo ese vampiro desquiciado, y por qué hacía gala de su velocidad aumentada donde cualquiera podría verle. Alzó una ceja y se quedó allí quieta, frente al callejón, mirando al vampiro. Era una chica más bien bajita, pero en ese momento, con su expresión arrogante y fría daba la impresión de ser alta como una torre, impenetrable y peligrosa.

La vampiresa supuso que ya habría percibido su preséncia, porque sino era un vampiro bastante ineficaz, así que se quedó allí sin decir nada, a la espera de que fuese el otro quien hablase o se largase, lo que ocurriese primero.

por Invitado Vie Ago 27, 2010 1:42 pm

Me disponía a dar media vuelta y marcharme cuando me fijé que detrás de mi había una mujer, la miré extrañado y al observarla mejor me di cuenta que era una vampiresa; su piel pálida y marmórea la delataba, aun que no tenía que fijarme en detalles para saberlo, su sola presencia me incomodaba.

Tenía el rostro de una niña, pero sus ojos eran como el hielo, inexpresivos y fríos, alcé un poco la cabeza obligándome a bajar la mirada, enarqué una ceja al ver que no pronunciaba una sola palabra pero seguía allí tan inexpresivamente seria y firme como una estatua.

-¿Deseas algo pequeña?- pregunté con un cierto deje de ironía en mis palabras, quería marcharme de ese callejón de los infiernos, pero mi curiosidad podía con migo, me encogí de hombros al no escuchar una palabra de ella ni entender su inexpresiva mirada, ni siquiera su mente me relataba nada, ¡ahhh! odiaba a las personas misteriosas, me sacaban de quicio y me llenaban de curiosidad, me llevé una mano a la cabeza y una tonta idea se acercó en mi mente.

Bajé la cabeza poniéndome muy cerca de su rostro y observar mejor sus ojos de hielo. Un intento de sonrisa se asomó por mis labios, de una forma un tanto irónica.
-¿Es que el ratón te comió la lengua?- pregunté entre dientes apenas moviendo mis labios y acercándome más y más a su rostro, en cambio ella no movía un pelo y sostenía su mirada en la mía.

por Invitado Vie Ago 27, 2010 2:00 pm

Eris se quedó allí de pie, calibrando hasta qué punto podía considerarle un vampiro poderoso. No le interesaba iniciar una lucha cuando no se había alimentado esa noche y se encontraba algo débil. Si empezaba una pelea era porque sabía que iba a ganarla, pero si no las tenía todas consigo, lo mejor era mantenerse al margen. Estaba a punto de dar la vuelta para ignorar a aquel vampiro medio loco, cuando su voz llegó a los sensibles oídos de la vampiresa.

Y las palabras que oyó no le gustaron ni un ápice. ¿Pequeña? La ira y la rabia contenida parecieron explotar en su mirada. No llegaron suavemente como el humo, no se derramaron sobre ella como agua, sino que explotaron desde su mismo interior y antes de que pudiese darse cuenta ya estaba poseida por esas peligrosas emociones. Tuvo ganas de darle su merecido, pero se contuvo.

Aún inexpresiva, Eris le vio acercarse a su rostro y percibió su aliento cuando habló de nuevo, como si tratase con una niña inofensiva. Ante esto, la vampiresa arrugó el labio superior y le mostró los colmillos en un gesto amenazante, soltando un suave gruñido para aumentar la sensación de peligro. Nadie jugaba con ella y salia indemne.

-Aléjese de mi o le arrancaré la suya.-Escupió ella, como si las palabras fuesen veneno en su boca que debía soltar cuanto antes. Se había negado a tutearle porque eso significaba cercanía, y prefería tener a ese vampiro cuanto más lejos mejor.-Y le recomiendo encarecidamente que no se deje llevar por las apariencias, sería un error que llegaría a lamentar más de lo que cree.-Añadió, clavándole la mirada como si fueran cuchillos de hielo.

por Invitado Vie Ago 27, 2010 2:15 pm

Sus colmillos aparecieron a través de sus finos labios, eso hizo que soltase una irónica risa. La pequeña vampiresa empezaba a ponerse de mal humor y eso era algo que frecuentaba entre las personas que me rodeaban, por alguna razón me pareció graciosa.

-Aléjese de mi o le arrancaré la suya.Y le recomiendo encarecidamente que no se deje llevar por las apariencias, sería un error que llegaría a lamentar más de lo que cree.- dijo clavando su fría mirada en la mía, inyectada en una tenue ira.
Seguí tan cerca de ella, sin mover un solo pelo, la vampiresa empezaba a notarse incómoda y enfadada.

-No te subestimo querida, pero antes de amenazarme recomiendo que te alimentes... si, puedo oler tu débil estado- musité entornando los ojos a su cuello, noté como su mandíbula se tensaba y los dientes le chirriaban ligeramente, volví a soltar una risa y aparté sus sedosos cabellos negros de su rostro.
-¿Sabias que la sangre de vampiro es mucho más dulce?- susurré en su oído, entreabriendo ligeramente la boca para que sintiese mis colmillos, olisqueé su suave aroma y un ligero "hmmm" salió de mi garganta.

Me aparté de ella de nuevo, poniéndome firme y obligándome a bajar la mirada para observar su rostro malhumorado. Reí por lo bajo e hice un ademán con la mano, me dí media vuelta y caminé dos pasos. Me detuve en seco mirando el oscuro cielo, giré la cabeza intentando ver a la mujer con el rabillo del ojo.

-Aliméntate primero y luego búscame para amenazarme- resoplé con tono irónico y por alguna tonta razón esperé alguna respuesta, la verdad no sabía por qué intentaba divertirme con otra vampiresa cuando el destino me había enseñado perfectamente a no hacerlo.

por Invitado Vie Ago 27, 2010 2:35 pm

Eris dejó que se acercara simplemente porque la alternativa era apartarle de un empujón y hacía escasos instantes que se había prohibido tajantemente tocar a aquel vampiro pasado de rosca. No fuera que su locura y descaro fuesen contagiosos. Sin embargo, cuando sus colmillos rozaron su oreja y le escuchó olisquear el aire a su alrededor, tuvo la impresión de que la cólera iba a escapar a su control y que uno de los dos iba a morir aquella noche.

Pero tantos años de autocontrol no habían sido en vano. Eris entrecerró los ojos y procuró mantener su respiración acompasada para recuperar la paciencia que parecía escaparse de entre sus dedos cada vez más rápido, como el agua. Aún no sabía cómo, pero el vampiro iba a pagarle todos esos atrevimientos muy caros. Oh, sí, tarde o temprano le haría pagar.

-Incluso en mi "débil estado" puedo acabar con un vampiro demente como usted. Parece un ser más bien mediocre.-Dijo airada, con el ceño fruncido y la expresión de enfado floreciendo en su joven y pálido rostro. No era cierto que pareciera mediocre, pero le pareció justo combatir el fuego con fuego.

Después, sintiendo que la situación volvía a sus manos suavemente, Eris se permitió que una mueca, ligeramente parecida a una sonrisa sarcástica, apareciera en su rostro helado. Pero pronto se encargó de borrarla.

-Sería un placer derramar esa sangre vampírica de la que habla cuando acabe con usted, pero la posibilidad de probarla me desagrada hasta tal punto que creo que viviré con la duda de si es o no más dulce.-Añadió en tono gélido, apretando los labios. No le soportaba. Había conocido vampiros irritantes pero a este no lo soportaba.-¿Qué le hace pensar que querré buscarle? Su presencia me resulta tan irritante que preferiría relacionarme con un licántropo rabioso.

por Invitado Vie Ago 27, 2010 2:58 pm

Dí media vuelta, girando en mis propios pies y mirándola altaneramente, reí ante su comparación, reí tanto que tuve que echar la cabeza hacia atrás.
-No hace falta llegar a esos extremos, mon cherí- dije enfatizando la última frase.

Miré a la joven con los ojos más serenos que pude, mi carácter bipolar terminaría volviéndome, ¿demente había dicho ella?, sí, supongo que sí. Me acerqué lentamente a ella y estiré mi mano enguantada, haciendo una reverencia exagerada.
-Perdone mi atrevimiento de hace un momento, realmente estoy... ¿Demente?, como me había llamado usted- tomé con cuidado una de sus manos, sin tocarla demasiado para que no se sintiera amenazada. -Je m'appelle Threishan - volví a decir soltando delicadamente su mano.

Hice un ademán con la cabeza y volví a mi postura firme esperando que la vampiresa dejara de sentirse amenazada, apenas llevaba un día en esta ciudad y ya me estaba ganando una enemiga, esto no puede ser, por el bien de los demás debería dejar de ser un tanto irónico, aun que me costara lo mío.

por Invitado Vie Ago 27, 2010 3:46 pm

Eris observó como se reía y tuvo el irritante presentimiento de que se estaba burlando de ella. Tuvo que hacer grandes esfuerzos por recordar que no debía atacarle...aún; Era una chica sensata y no iba a dejarse llevar por el enfado, aunque ganas no le faltaban. Si sólo se hubiese alimentado podría haberle enfrentado sin problemas, pero no era el caso, por lo que debía aguantar tan elegantemente como pudiera. Huir no era una opción por supuesto, no si lo que pretendía era conservar su dignidad casi intacta.

Le vio inclinarse ante ella, y ese gesto, a pesar de que estaba recubierto de burla, la hizo sentir mejor. Ver al chico desde arriba la hacía sentir poderosa de nuevo, aunque fuese durante unos escasos segundos. Sus dedos se crisparon ligeramente sobre el guante del vampiro cuando le cogió la mano, pero se concentró en no retirarla por muchas ganas que tuviese.

-Demente. Eso he dicho. ¿De qué otra forma se podría calificar su comportamiento?-Preguntó, alzando la barbilla en un gesto altivo. No sabía a qué se debía ese repentino cambio en la educación del vampiro, pero tenía la seguridad de que no era debido al miedo que sentía. Eso le hizo preguntarse si no se estaría volviendo blanda. Primero relacionándose con humanos y licántropos, y ahora esto. Era inaudito.

Eris hizo un pequeño gesto con la cabeza, como un asentimiento, cuando el vampiro se presentó, sin embargo, la vampiresa no le imitó. Sentía que eso, no decirle su nombre cuando el chico sí había revelado el suyo era como un rechazo directo, y la hizo sentir un poco más segura, como si hubiese recuperado parte del terreno perdido minutos atrás.

-Threishan...-Paladeó la chica, pronunciando lentamente, como si saboreara un trago de sangre para calificar su sabor. -Es un nombre tan extraño como su dueño.- Concluyó con aire ausente, casi como si hablase para ella misma.

por Invitado Vie Ago 27, 2010 5:35 pm

Efectivamente, extraño como yo - reí sarcásticamente entornando los ojos hacia la mujer. -Pero Eris tampoco es un nombre muy común- dije con tono divertido mientras los de la chicha se hacían más grande a causa de la sorpresa.

-No se me escapa nada, como puedes ver, no tratas con cualquiera- susurré con un deje de ironía, miré divertido a la joven. Su rostro impresionado ser tornó rápidamente malhumorado como antes, había topado con un ser con peor humor que el mío, ¡vaya puntería Threishan!, reí de nuevo y negué con la cabeza.

-¿Tan mal os puedo caer?- pregunté, aun que sabía perfectamente la respuesta, aquella mujer me había llamado demente, extraño y cobarde ligeramente, y en parte tenía toda la razón, era un demente y tan extraño que ni yo mismo me conocía del todo.

Esperé alguna respuesta por su parte mientras la miraba divertido, me encantaba bromear con las personas con mal humor, siempre era divertido hacerle perder los estribos.

por Invitado Vie Ago 27, 2010 6:11 pm

Si el corazón de Eris siguiera latiendo, probablemente se habría paralizado en cuanto oyó el nombre que no le había dicho de los labios de Threishan. No se lo había confesado, estaba segura, entonces sólo podía ser que...Eris frunció el ceño, profundamente ofendida. Entrar en su mente era como la peor de las violaciones a su intimidad, aunque sólo hubiese descubierto sus pensamientos más superficiales.

-Sal de mi mente. De inmediato.-Ordenó la vampiresa, apretando los puños. Se le habían olvidado las formalidades. Fue entonces cuando liberó su poder por primera vez delante de un vampiro. Pequeños hilos que se ataban a su conciencia y le daban poder total sobre el cuerpo del chico. Le mantuvo clavado en el suelo mientras Eris se acercaba un par de pasos.

-No parecías demasiado dispuesto a caerme bien, ¿no te parece? ¿O acaso has hecho otra cosa que reírte y burlarte de mi?-Preguntó, notando como las mejillas le enrojecían tanto de vergüenza como de enfado, y en sus pálidas mejillas ese fue un cambio muy brusco y notorio.

Acto seguido, retiró su poder y se dio la vuelta, alejándose un par de pasos pero permaneciendo en el callejón. Sus músculos habían relajado su tensión y su rostro había perdido toda expresión de cólera.

-No vuelvas a meterte en mi mente.-Murmuró la vampiresa, y esta vez no sonó como una orden, pero tampoco como una petición.

por Invitado Vie Ago 27, 2010 6:31 pm

La Vampiresa hizo que mi cuerpo se tornara tenso en el mismo lugar donde me hallaba, sonreí para mi y cuando dejó de actuar sobre mi mismo ese efecto me apoyé sobre el bastón, bajando al cabeza y riendo sonoramente.

-¿Como puedo salir de tu mente si tus pensamientos revolotean libres a mi alrededor?- dije haciendo un ademán con la mano como espantando moscas sobre mi cabeza, reí ante su postura de enfado y me acerqué dos pasos más a ella.

-Deja de pensar y así no tendré que estar en tu mente- volví a decir con un deje de ironía en mis palabras. Admito, sacarla de quicio me hacía gracia y me divertía ligeramente, su expresión se me tornaba de lo más divertida, pero su mirada, esa mirada gélida tenía su encanto. Un encanto que casi había olvidado ya...

Ladeé la cabeza mirando a la mujer inexpresivamente, sus pensamientos no me decían mucho, pero me gustaba hacerla creer que sí lo hacía, al menos así tendría con qué picarla.

por Invitado Sáb Ago 28, 2010 1:23 pm

Eris le miró como si delante suyo sólo hubiese un idiota hablando sin parar. Ya ni siquiera se sentía tan irritada por su presencia, así que se limitó a escucharle sin que ninguna expresión delatase lo que pasaba por su mente. Su primera reacción había sido montar en cólera al saber que el vampiro podía saber lo que estaba pensando, pero suponía que no era su culpa después de todo. Ella tampoco podía controlar lo que llegaba a sus oidos.

-Imagino que para tí es bastante fácil decir que deje de pensar. No parece que tú estés acostumbrado a hacerlo, a decir verdad.-Comentó, alzando una ceja.

Eris sabía que Threishan disfrutaba sacándola de quicio, por lo que no iba a darle ese gusto. No estaba en su actual naturaleza complacer a los demás sin pedir nada a cambio, así que se esforzó por permanecer tranquila y por ignorar todas las altanerías del vampiro. Dio un par de pasos atrás para mantener la distancia que tenían antes de que el chico se aproximase a ella e hizo una ligera inclinación de cabeza antes de hablar.

-Ahora, si me disculpas...tengo cosas que hacer.-Dijo, y en realidad no era cierto que tuviese cosas que hacer, pero Eris sentía que si permanecía mucho más tiempo allí Threishan podría llegar a saber cosas que le convenían para nada a la vampiresa. Mantener sus pensamientos a buen recaudo era lo único que le importaba en ese momento.

por Invitado Sáb Ago 28, 2010 2:55 pm

-Imagino que para tí es bastante fácil decir que deje de pensar. No parece que tú estés acostumbrado a hacerlo, a decir verdad.-Comentó ella y yo reí ante su intento de contradecir mis comentarios..

Ella se alejó un par de pasos, yo me quedé quieto, esperando a ver a qué se disponía, aun que ya lo supuse de ante mano, pero por el placer de no decirlo la seguí con la mirada.

-Ahora, si me disculpas...tengo cosas que hacer.- dijo dándose la vuelta y alejándose ligeramente.

-No me mientas, sé que no hay nada mejor en tus planes... pero, si no quieres que te lea la mente no lo haré- dije poniéndome a su lado en un abrir y cerrar de ojos. -Acompáñeme mademoiselle, prometo no leeros el pensamiento.- volví a decir mientras ofrecía mi brazo a la joven, estaba seguro que me respondería con alguna altanería aun que deseaba compartir la noche con una persona tan misteriosa como lo era Eris.

por Invitado Sáb Ago 28, 2010 3:22 pm

Eris se alejó un par de pasos antes de volver a notar la presencia del vampiro a su lado. Ni siquiera movió una ceja cuando apareció allí a una velocidad muy superior a la humana. Parecía decidido a no dejar que se fuera así como así, y aunque Eris bien podría haberle dejado atrás sin dar ninguna explicación, se detuvo a ver qué tenía que decir.

-¿Nada mejor que hacer? Incluso sentarme a mirar la nada ya es algo mejor que hacer.-Comentó en tono sarcástico. Sí, eso era lo que pensaba hacer: Sentarse en un sillón en la habitación de su hotel y disfrutar del silencio y la paz. No era precisamente una vampiresa muy dada a las fiestas.

Eris entrecerró los ojos ante esa promesa de Threishan. Ella era escéptica a creer que pudiese mantener su palabra, pero tuvo que reconocerse que el vampiro había ganado un par de puntos con eso. Un par de puntos que apenas significaban nada en comparación con los cientos que había perdido los minutos precedentes, se apresuró a apuntar Eris interiormente. No iba a darle más méritos de los que debía, puesto que seguía teniéndole en mal concepto.

Acto seguido, Threishan le ofreció el brazo y la vampiresa lo miró como si fuese la primera vez que veía uno. Después empezó a caminar nuevamente, como si no hubiese visto nada.

-Le acompañaré.-Respondió en voz baja, como si hubiese intentado impedir que esas palabras salieran de sus labios. Al menos habían vuelto a tratarse con algo de respeto.

por Invitado Sáb Ago 28, 2010 6:11 pm

No se asió de mi brazo, como lo imaginaba, caminó con pasos silenciosos y decididos a mi lado, la miré de reojo con un deje de ironía. Era una mujer insegura, incapaz de confiar en una persona a la ligera y eso era algo que ambos compartíamos.

-Dígame Madame Vasiliev, ¿qué le trajo a París y a qué se dedica?- pregunté de la forma más amable que pude, intentando romper el silencio, que sin duda se hacía incómodo y pesado, al menos para mi. Estaba seguro de que si permanecía mucho tiempo callado ella pensaría que estoy escudriñando sus pensamientos y aun que no sea verdad, me molestaría levemente, pues si de algo estoy completamente seguro es de nunca haber faltado a mis palabras.

Esperé tranquilo que dijera algo, pero aún se encontraba en desconfianza, bajé la cabeza para parecer algo más "sumiso", pero mi curiosidad por aquella mujer tan misteriosa trascendía abismos, luchaba contra mi propio deseo el bucear en sus recuerdos, ser parte de su memoria y saber todo lo que pudiera saber de ella a través de sus delicados y profundos pensamientos.

por Invitado Sáb Ago 28, 2010 6:38 pm

Eris caminó junto a él, pendiente de si sentía algo extraño, señal de que intentaba penetrar en sus pensamientos, pero no notó nada fuera de lo normal. Threishan probablemente no lo sabía, pero que la vampiresa hubiese aceptado acompañarle aún sabiendo que podía explorar sus recuerdos ya era una gran muestra de confianza. Eris se negaba con todas sus fuerzas a relacionarse demasiado tiempo con alguien por miedo a encariñarse, pero de vez en cuando debía hacer excepciones para no caer en la locura que la soledad le brindaba.

Escuchó la pregunta del vampiro sin inmutarse en apariencia, pero en su interior todo dio un vuelco brusco y violento. ¿Qué la había traído a París? Su honestidad la presionaba a decir la verdad, pero su desconfianza se oponía firmemente. Era una historia tan larga como dolorosa, de la que no tenía ganas de hablar.

-Vine en busca de respuestas.-Contestó simplemente, esperando que eso bastara para saciar la curiosidad del vampiro.-Y me dedico a...ver pasar los días. Aunque mis ropas digan lo contrario, pertenezco a la clase alta, así que no me veo en la obligación de trabajar.-Comentó, deslizándose suavemente hacia temas menos espinosos y comprometidos.

Desde que había huído de Rusia, su única ocupación había sido interrogar vampiros que pudiesen ayudarla a revertir el efecto de la mordedura que la transformó. Había buscado en mil libros la forma de volver a ser humana, pero cuando finalmente aceptó que aquel cambio era irreversible y eterno, todas sus motivaciones se esfumaron. Se limitaba a alimentarse y a jugar al ajedrez consigo misma cuando no conseguía un buen adversario. Nada más.

-¿Y usted? ¿Qué le trajo a París y a qué se dedica?-Eris le devolvió la pregunta. No es que le interesase especialmente la respuesta (aunque reconocía que sentía cierta curiosidad por saber qué hacía Threishan cuando no estaba cazando, tal vez regodearse en su locura), pero la educación obligaba.

por Invitado Sáb Ago 28, 2010 7:52 pm

-Lo mismo que a usted, madame y me dedico a lo mismo que usted - dije mirando el camino sin aparentar siquiera un mínimo de expresividad en mi rostro, mis palabras fueron suaves y precisas, como los pasos que dábamos los dos en aquellas oscuras callejas, -es curioso, ¿no?, tachándonos de locos y asociales, pero la verdad es que somos más parecidos que dos gotas de agua - volvía decir esta vez mirando a la joven en busca de alguna respuesta en sus ojos de hielo, ojos que me dejaban profundamente ensimismado.

Caminamos con bastante distancia el uno del otro, como si el simple contacto nos repeliera o nos haría estallar en pedazos y el hecho de pensarlo siquiera se me antojaba gracioso. La mujer tardó en decir algo más, tal vez estuviese pensando que le estaba tomando el pelo, pero de ser así no me contendría la risa; era verdad lo que le había dicho, en parte, vine en busca de otro vampiro y eso es buscar la verdad, al menos para mi y me dedico a pasear, a caminar ausente, como alma en pena por la ciudad escudriñando la mente de otras personas intentado encontrar así a mi querido Vithori, pero eso era solo mío y no tenía por qué compartirlo con una extraña y apática vampiresa, cuya personalidad se reflejaba enormemente en mi mismo, pues podía ser tan distante y apático como ella e incluso un cabrón, pero aveces dejarse llevar por la educación no estaba del todo mal.

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