Jueguemos a las escondidas. [Libre - avisen por MP]

Esa mañana, por estar llena de nieve, la cual se empezaba a acumular en cada una de las aceras de las calles, le recordó mucho a los días en los que solía salir de paseo tomado de la mano de aquél hermoso ángel, su madre.

Ella siempre solía quedarse a ver como pasaba el río, mientras se reflejaba en su mirar una gran nostalgia y un poco de tristeza. Él siempre le preguntaba la razón de su sentir, pero ella no le respondía mas que con una tierna sonrisa, que hacía que el chico se molestara un poco.

-¿Es que no confías en mi?-él siempre le dirigía la palabra cual si se tratase de su fiel compañero, no sonaba como su hijo, pues nunca le decía madre, la llamaba por su nombre: Ellen
-sabes que siempre me tendrás para escucharte, solo te pido que no me ignores de esa manera, por favor, Ellen.

Verlo hablar de esa manera tan madura y superior para un niño de su edad le daba ternura a aquella mujer, quien mientras veía como se sentaba sin miedo en aquella alta barandilla, y se cruzaba inclusive de piernas y brazos, aprovechaba para acariciarle los cabellos y besar suave y amorosamente su frente.

-Estoy bien, cariño, no te preocupes tanto, y baja de esa barandilla que terminaras en el agua. ¡Ambos sabemos que no quieres eso, verdad!-acariciaba constantemente su mejilla, y después tomaba entre sus manos las suyas que eran mas pequeñas.

-Lo se-él, cediendo al final, por que después de esas tiernas caricias de maternales recibía un dulce y húmedo beso en los labios, que lo llevaba al cielo, se hacía chiquito y se comportaba como el niño de mamá que era. Tan solo para seguir viendo su sonrisa.

Y aunque ella no siempre lo trataba como él quería (como su amante) siempre terminaba haciendo tiernos pucheros que le causaban risa a la joven y hermosa dama.


-Siempre fuiste así, madre, tan dulce, tan mujer. ¡Y nunca comprendí como fue que llegamos a amarnos de tal manera!...tan profundamente-Al ver su rostro reflejadoo en aquél lago recordaba mucho los ojos de su musa en los suyos.
Ambos tenían el mismo brillo y color, parecían gemelos, solo que de diferente edad y tamaño fisico, sobre todo género.

Unos instantes después de haber contemplado con entera melancolía el paisaje nevado, escuchó a lo lejos el crujir de una madera, y un posible llamado de auxilio, (aunque no se escuchara sonido alguno de voces él tenía muy agudizados sus sentidos.)

Para averiguar de donde provenía el peligro se transformó, y siendo felino aprovechó y se escabulló entre la nieve, llegandose a confundir de las miradas de otros.
Así fue como descubrió que la personita en peligro era una pequeña, quien al parecer ¿huía de alguien?

El gatito, para tratar de ayudarla primero tomó su confianza, y curioso jugueteó con ella maullando alegremente.
La pequeña, al recordar que no debía hacer ningún ruido o de lo contrario perdería su juego, trató de callar al animalito acercandose con cuidado a él. Pero cuando quiso atraparlo por poco cae al agua.

Muy asustada descubre al minino jalando con sus colmillos su ropa, para evitar que resbalara más de lo que lo había hecho ya.